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Salida Foro BMW
Sábado 24/11/2012
El día amaneció fresco, propio del mes otoñal en que nos encontramos. Salí del parking con la
moto y me fui rápidamente a la gasolinera para llenar el depósito. Aunque iba bien de tiempo,
siempre me gusta llegar pronto. Una vez realizado el lleno me dirigí al primer punto de
encuentro por la solitaria Gran Vía. Detuve la moto en la plaza frente al centro comercial y
dispuse a colocarme los complementos térmicos. Mientras estaba en dicha operación apareció
sonriente Jordi cinco minutos antes de la hora convenida. Mayor puntualidad imposible.
Estupendo. Nos saludamos y en cuanto volví a la moto nos pusimos en marcha hacia el
segundo punto de encuentro, la antigua gasolinera de San Cristóbal en la vieja autopista antes
de Molins de Rei.
Dejamos atrás la gran urbe, pasamos el nuevo estadio del Español y tranquilamente llegamos
al segundo punto de encuentro. En la gasolinera distinguimos la figura de dos foreros que
estaban charlando. Detuvimos nuestras motos e iniciamos las presentaciones, conociendo a
Primario con su GS amarilla y a Marc con una F 800 R. Aunque no sabíamos si teníamos que
esperar a más gente, Primario propuso esperar cinco minutos de cortesía por si se nos unía
alguien. No hizo falta esperar más, en nada escuchamos el sonido ronco de otra 800. Perfecto,
así conocimos al cuarto acompañante, Carlos. Nuevas presentaciones y sin más premura nos
pusimos en marcha.
A un ritmo bastante tranquilo nos introdujimos en la autopista y antes de pasar la salida de
Molins nos adelantó una R que nos fue saludando a cada uno de nosotros para desaparecer
camino de Martorell. Nosotros cogimos el desvío de la AP-7 camino del Vallés y aunque eran
poco más de las ocho de la mañana la circulación comenzaba a ser significativa. Avivamos un
poco el ritmo para recorrer la tediosa autopista y salimos en la gasolinera de Baricentro, tercer
y último punto de encuentro. Al llegar, lo primero que nos dimos cuenta es que todo el mundo
había quedado en dicha gasolinera pues había varios grupos de motos. El día era ideal para
montar en moto y muchos aprovechamos el momento. Paramos nuestras motos cerca de
otras BMW pero tampoco sabíamos si eran nuestro grupo. Descendimos de nuestras monturas
y seguimos a Primario, quien al parecer ya conocía a alguien del primer grupo de los que había
allí reunido. Vuelta a las presentaciones y rueda de instrucciones para establecer las pautas de
marcha. No hay prisa y la mayoría prefiere circular a un ritmo tranquilo y dentro de la
legalidad, me parece perfecto. No hay orden de marcha pero se solicita que cada uno vaya
pendiente del que le sigue y hay que estar atentos en los cruces en los que haya duda para que
el grupo de diez no se pierda. Vilarenc se ofrece a ser la moto escoba con su imponente RT. Me
parece estupendo, tanta precisión y organización parece de corte germánica, debe ser que la
tecnología alemana de las BMW se traspasa también a sus propietarios. Genial.
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Con muchas ganas y sin perder más tiempo nos ponemos en marcha e intento recoger el
momento de salida con el grupo ya definitivo y cerrado. Nos incorporamos a la ya abundante
circulación de la AP-7 y en nada salimos de ella para dirigirnos hacia nuestro objetivo, el
Montseny. La larga fila de diez moteros circulando tranquilamente era impactante y pasamos
una serie de cruces, rotondas y pequeñas poblaciones dejando atrás el Valles. Paralelamente a
la A-2 fuimos acercándonos a Cardedeu y recuerdo haber visto por el retrovisor a la moto
escoba y dos nuevos integrantes. El primero pronto nos fue pasando uno a uno, era un tío
enorme que llevaba una GS y un poco más tarde nos pasó una vieja 90 RS que no tenía muy
buen aspecto.
Callejeamos por el centro de Cardedeu hasta que la ruta nos dejó en la carretera que asciende
sinuosamente hasta el gran macizo del Montseny. Aunque previamente habíamos comentado
que teníamos que tener cuidado con los ciclistas, lo cierto es que no nos encontramos
demasiados. Supongo que es la suerte de madrugar e ir temprano. Tampoco tuvimos que
adelantar muchos vehículos de cuatro ruedas. Aunque en uno de esos adelantamientos y entre
tanta curva el grupo de deshizo y quedó cortado durante un buen rato. La temperatura era
agradable y el firme estaba en buen estado. No recuerdo demasiados puntos oscuros o
húmedos en donde no llegase el sol y peligrosos de deslizamientos. Una vez superados los
cuatro latas el grupo volvió a unirse y poco a poco llegamos a nuestro objetivo. Un tranquilo
merendero en el que íbamos a almorzar a cuerpo de reyes.
Aparcamos nuestras motos todas juntas y nos dispusimos a realizar la primera foto de grupo.
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Y como el hambre acuciaba corrimos como alma que lleva al diablo para poder saborear
suculentos manjares y mantener distendidas conversaciones y más de una carcajada. Para que
luego digan que los moteros somos gente aburrida.
Una eficiente camarera nos atendió y nos dispuso dos mesas para que pudiéramos colocarnos
cual piezas del tetris. Mientras almorzábamos estuvimos muy a gusto pero casi al final llegó
mucha más gente y aquella terracita interior parecía el camarote de los hermanos Marx. Ni
cabía más gente ni podíamos movernos todos a la vez. Pero bueno, lo importante es que
saciamos nuestro apetito matutino y que todos disfrutamos del buen ambiente reinante y
mejores conversaciones. Recuerdo en especial la anécdota de Alberto cuando comentó cómo
consiguió la moto después de ocho años intentándolo. Un buen día su mujer apareció y le
sorprendió diciéndole que debería comprarse la moto… Todos, por prudencia callamos pero
pensamos lo mismo… y un segundo más tarde comentó él que su respuesta fue instantánea y
que confirmaba lo que cada de uno de nosotros estábamos pensando al decir, “tú me engañas
y por eso quieres que desaparezca en moto…” Todos explotamos en carcajadas. También
recuerdo cómo hablamos de la moto de Jordi pues Vilarenc tiene otra como la suya y de ahí
pasamos a hablar de las clásicas, etc…
Y después de los cafés y ni una sola gota de alcohol pero con un poco más de colesterol en
nuestros cuerpos nos pusimos en marcha. Mientras estábamos pagando aparecieron tres
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circuiteros con sus raidos y ajados monos de cuero. El local se había llenado con más clientes,
algunos moteros, ciclistas y otros clientes amantes de la naturaleza y de los paisajes
majestuosos del Montseny.
Mientras nos perpetrábamos los guantes, bragas y cascos, aproveché para colocar la cámara
on board y recoger la ruta hacia Tona. Poco a poco cada uno de nosotros iba dejando el
aparcamiento y en perfecto orden nos situábamos al borde de la calzada esperando
pacientemente hasta que el grupo estuvo perfectamente formado.
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Reanudamos la marcha y las curvas y los bonitos paisajes iban sucediéndose. En alguna que
otra curva y entre árboles otoñales pude divisar la gran inmensidad de la montaña y la verdad
es que me hubiera gustado detenerme para admirar las vistas sobre el prelitoral desde aquella
altura pues el día era magnífico y las vistas espectaculares. La verdad es que es una auténtica
maravilla poder disfrutar de algo así a dos pasos de Barcelona. La circulación había aumentado,
tanto en nuestro sentido como en el contrario. Nos cruzamos con algunos moteros en sentido
contrario y nos saludábamos entre curva y curva. También recuerdo una parte del bosque
muerta por incendios estivales. Una desgracia que no encajaba con el resto del paisaje otoñal.
A pesar de los mosquitos de mi último viaje puede distinguirse las siluetas de otros BMWistas en sentido
contrario
El grupo volvió a separarse y llegó un momento en que Vilarenc se cansó de ser la moto escoba
y, lógicamente, quería disfrutar con tanta curva, así que nos adelantó y desapareció más
adelante, turnándonos José y yo en las labores de cierre.
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Pasado Tona nos encontramos al grueso del grupo esperándonos pacientemente en un lado de
la carretera, en las proximidades de la autovía C-17. Detuvimos nuestras motos junto al resto y
rápidamente me advirtieron que tuviese cuidado con la moto pues ya se había caído una de las
800 por culpa del desnivel del firme.
Después me enteré que la segunda GS tuvo un pequeño percance en una curva lenta y oscura,
llena de hojarasca y mucha humedad. Vallirana resbaló y la moto deslizó cayendo al suelo. Por
suerte no fueron palabras mayores y todo se saldó con un buen susto y algunos arañazos sin
importancia para una mastodonte e irrompible GS. Y más de uno comenzó a inmortalizar el
momento y comenzó el baile de motos para poder realizar la última foto de grupo como Dios
manda, con nuestras fieles monturas.
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Todos Preparados frente a nuestras máquinas para inmortalizar el momento
Ya era mediodía y el tiempo apremiaba, así que hablé con Jordi y me despedí de todos y cada
uno de los integrantes. Algunos continuaban ruta y otros teníamos obligaciones familiares de
inexcusable atención. Jordi y yo nos pusimos en marcha y en nada cogimos la autovía que nos
llevaría a casa. Al principio quise seguir el ritmo de un par de motos que iban delante de
nosotros pero por el retrovisor vi que Jordi no aparecía, así que ralenticé la marcha y esperé a
que me cogiese. Le dejé pasar y me adapté a su ritmo más tranquilo. No mucho más tarde se
unió a nosotros Vilarenc y estuvo todo el rato cerrando el trío hasta que cogió el desvío hacia
el Vallés y nos despedimos los tres en marcha. Un poco más tarde llegamos a Barcelona y en la
Gran Vía nos despedimos Jordi y yo después de algo más de doscientos kilómetros recorridos
en la que conocí a una gente estupenda y en la que disfruté mucho con el paisaje otoñal del
Montseny y en la que me reí mucho mientras almorzábamos. Gracias, amigos, hasta la
próxima…