Post on 14-Mar-2016
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La silla de ruedas para una persona con parálisis cerebral
constituye un elemento muy íntimo porque a ella están unidas
todas sus actividades vitales (desplazarse, comer, aprender y
por supuesto, relacionarse con los demás)
El fin de la silla de ruedas es garantizar la sedestación correcta
y convertirla en un sistema de posicionamiento que le permita
el desarrollo de esas actividades.
La silla de ruedas cumplirá una serie de objetivos:
POSTURALES:
Reducir la influencia de los reflejos primitivos, entre otros
los reflejos cervicales
Normalización del tono postural, evitando las posturas que
faciliten la hipertonía, el patrón extensor de tronco y
miembros.
Control del patrón del movimiento anormal.
Facilitación del desarrollo neuromotor normal
Evitar en lo posible la aparición y/o desarrollo de
deformidades
Evitar la aparición de zonas de hiperpresión, para lo que
debe estar perfectamente repartido el peso del cuerpo
FUNCIONALES: encaminados a potenciar la adquisición de
habilidades motrices y manipulativas
Mejorar el control de cabeza, mediante un correcto apoyo
del tronco.
Mejorar la función de los miembros superiores, mediante la
estabilización de la pelvis, tronco y cinturas escapular.
Mejorar la función cardiorrespiratoria, mantener la cabeza
erguida, el tórax sin deformidades, facilitando la toilette
bronquial.
Máximo confort y seguridad.
Facilitar y mejorar las capacidades visuales y perceptivas,
control visomanual, etc.
Desarrollo de las habilidades cognitivas.
(Los pictogramas han sido realizados por la Escuela de Arte de
Valladolid para el centro Asprona-Obregón)
BUENAS PRÁCTICAS EN LA SEDESTACIÓN DE LAS PERSONAS
CON PARÁLISIS CEREBRAL EN SILLA DE RUEDAS
La posición de mi cuerpo al sentarme en la silla debe ser simétrica. La cabeza, alineada con el tronco y la pelvis. Hombros y caderas alineadas a la misma altura.
Necesito un buen apoyo en los pies, la
zona lumbar, los glúteos, los muslos y,
cuando se precise, también en la cabeza,
para evitar posturas inadecuadas.
Mi silla debe ser de la talla adecuada:
¡Qué no sobre ni falte espacio!
Mis caderas y mis muslos deben quedar
alineados y separados por igual.
Evita que el asiento de mi silla sea
flexible.
Necesito que la base del asiento sea
rígida y estable para no resbalarme.
Si mi pelvis queda rotada o inclinada, mis caderas y mi espalda sufrirán mucho. Siéntame en la silla, con el culete bien atrás, y ajusta la cincha pélvica para evitar que me descoloque.
Evita que mis pies queden colgando o demasiado altos. En caso contrario, no tendré estabilidad y acabaré adoptando una mala postura. Si ajustas las tiras de los reposapiés y colocas mis caderas y rodillas flexionadas en ángulo recto, me ayudarás un montón.
Los reposabrazos de la silla deben estar a una altura que me permita mantener los hombros relajados y los codos flexionados a 90º. Cuando lleve tirantes o chaleco de hombros, colócamelos, así sufriré menos y mi postura será más funcional.
Ajusta el reposacabezas de la silla a mi altura para evitar que mi cabeza que demasiado extendida hacia atrás y, para poder mantener la vista al frente.
Necesito tumbarme en los tiempos
de descanso y de atención indirecta.
Utiliza el sistema basculante de mi
silla para reclinarme y que mi
espalda no sufra.
La sedestación adecuada en silla de ruedas es confortable. Me ayuda a mejorar mi funcionalidad y evita la aparición de problemas físicos, como deformidades y problemas respiratorios.