Post on 16-Feb-2018
7/23/2019 seleccin meschonnic
1/24
enri Meschonnic
TICA Y POLTICA
DEL TRADUCIR
7/23/2019 seleccin meschonnic
2/24
Meschonn
ic,
Henri
18.2
CDO
Erica
y
polri
ca
del rraducir. -
la
ed. -
Buenos Aires : Leviatn,
2009.
200
p. ;
20xl4
cm.
Traduc
id
o por:
Hu
go Savino
ISBN
978-987-514- 16
9-8
l
Lingsrica.
2.
Traduccin
.
l
Savi
no
,
Hugo erad.
11.
Ttulo
Ce r
ou
vrage, p u b l i ~ dans le cadre du
Programme d'Aid.e la Publication Victoria
Oca mpo, b n ~ l i c i e du souri
en
du Minisrre
f r a n ~ i s des Affaires u a n ~ r e s e1 du Service
de c o o p ~ r a r i o n
er d'acrion
cuhurdle
de
l'Ambassade de France
en
Argentine.
O uvrage publi avec
le
conrows du Mlnisrere
f ~ i s c h ~ de
la
culrure- Cencre narional
du
livre
Esra
obra
publ icada en el marco del
Programa de Ayuda a la Edicin Vicroria
Ocampo
recibe
el
apoyo del Minisrerio
francs de Asunros Exrranjeros
y
del Serv
ici
o
de cooperacin
de
accin cultural de la
Embajada de Francia en Argentina.
Obra publicada con el apoyo del Minisrerio
francs a cargo de la cu lrura - Cenero
Nacional del Libro
F HCE
Biblio
teca
Cen
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3/24
III
TICA DEL LENGUAJE, TICA
DEL
TRADUC
IR, UR
GENTE
Por qu
ur
gente
1
?
Se podra
continuar
as. Pero
es
justamente
porque no
se
ve
el
mal que se hace, que se
le
hace a los otros, y a
s mismo, p
or
nuestras maneras de hacer,
con
el
lenguaje.
Y en primer lugar que lo que comamos por lenguaje no es ms
que una representacin del lenguaje.
Cuando
uno opone, como se
hace corrientememe, como hace Bergson, por ejemplo, pero no es
el nico, roda
un
a tradicin filosfica lo hace, cuando se opone el
lengu
aje
a la vida
se
cree oponer
el
lenguaje a la vida, pero no se
hace ms que oponer una representacin del lenguaje a una repre
sentacin de la vida. Y no se lo sabe. Y no se sabe que no se sabe.
Esta representacin del lenguaje, es lo que los li
ng
istas lla
man el signo. Del significante y el significado, o de la forma y el
contenido, o del sonido y
el
sentido. Y
el es
tilo, lo que se
ll
ama
as, no es ms que lo que el signo permite pensar acerca de eso
que hace lo que
se
llama
un
poema, o la literatura.
Que
se pone
aparte de lo que se llama
el
lenguaje ordinario.
No
solamente
1
Aparecido en Revue d ' thique et de thiologie
mora/e Le
suppliment n
23
, septiembre del 2004. TeX[o corregido y a
um
enra
do
.
16
aparte, sino que incluso se opone comnmente el lenguaje po
tico al lenguaje ordinario.
Como
una desviacin.
Ahora bien hay que mostrar que esas maneras de hablar en
primer lugar no son ms que maneras de hablar. Luego, que es
tn viciadas y son falsas y que otro punto de vista puede mostrar
que no existe eso que se llama lenguaje ordinario. Sobre todo si
es
para desvalorizarlo en relacin a
un
lenguaje potico que se
pretende celebr
ar
. En los dos casos no se sabe lo que se dice. Y
no se sabe que no se sabe lo
qu
e se
di
ce.
Pero inmediatameme va n a preguntarse de dnde hablo para
hab l
ar
as, el por qu y el cmo de semejante arrogancia o de se
mejante locura.
Y
bien
es
a partir de
un
a experiencia, que es
tr
i
ple, una experiencia del poema,
un
a experiencia de la teora del
lenguaje, una experiencia del traducir. Y es capital que el poe
ma est all, es el pivote desde el cual hacer que bascule
un
saber
que, l s, es arrogante, porque slo se conoce a s mismo, y es
un
maestro de
la
sordera.
As, en cuanto a codo lo que se repite acerca del lenguaje or
di nario y sobre
un
cie
rr
o
nmero
de fi lsofos, ms que
los
lingistas. Malinowski estaba ms cerca de entender lo que se
dice cuando se habla
por
hab lar, para hablarse, e incluso en apa
riencia para no decirse nada, no decirse nada que
uno
ya no sepa,
sino por el contacto, y es l quien descubre o inventa, como se
di
ce de aquellos que encuentran
un
tesoro, eso que
ll
amaba la
funcin ftica. Mientras
qu
e un seudo-pensamiento, pero recibi
do co
mo
sublime en
el
pensamiento, ustedes ya entendieron
qu
e
hablo
de
Heidegger y de todos sus seguidores,
difund
a y conti
na difundiendo a la vez
un
desconocimiento despreciati
vo ha
cia el lenguaje or
din
ario, l que suponen
inaut
ntico, en el con
traste y la correlacin con un desconocimiento de la poesa esen
cia
li
zada, sacra
li
zada. Es el tono noble en filosofa, que tiene vi
gencia en mucha ge
nte.
7
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Por los daos producidos por esta representacin, a los cuales
se
agrega el dao correlativo que consiste en impedir la especi
ficidad del traducir reducida nuevamente al comprender en ge
neral, y puesro que todos esos efectos de teora son tomados en
una esencializacin de la lengua y
un
impensado del sujeto, se
gn una reaccin en cadena, que
se
globaliz, planteo que se
puede observar ah
una
forma del signo.
Con
sus efectos particulares, que los heideggerianos incmo
dos dejan en el pasado, sobre la esencializacin de la len
gua
ale
mana directamente enlazada a la de la Grecia antigua c omo len
gua de la filosofa, y esta esencializacin era tambin
una
esen
cializacin poltica.
De
ah que los heideggerianos dividen a su
Heidegger en dos, el gra n pensador el nazi insignificante , y
hablan del silencio
de
Heidegger. Pero nunca hubo silencio por
parte de Heidegger, como se compadecen estas buenas almas,
porque
el
maestro deca justamente que callarse
es
un
haber di
cho,
schweigen ist ein gesagt haben .
El silencio
es
el silencio
de
los
heideggerianos , que l
es
da
un
pensamiento dbil.
l
pensaba el
lenguaje, la poesa y lo poltico
con un
solo pensamiento.
Tenemos ah una variedad particular, especialmente pernicio
sa, por eso insisto, de las maneras de pensar el l
eng
uaje,
se
ins
cribe totalmente
en
la binarizacin del signo. Una pseudo-tica
de
lo
autntico y de
lo
inautntico. Doblemente pseudo.
El problema, con el signo,
es
que como pasa por ser la naturale
za
misma del lenguaje, impide pensar
el
lenguaje. Confu ndido con
el
funcionamiento
del
lenguaje con su descripcin,
el
signo im
pide reconocer que l consiste, por lo que puedo
ver
en seis para
digmas. Ahora bien, hasta donde
s
los especialistas del lenguaje lo
consideran como un modelo lingstico. Pero tambin implica
un
paradigma filos
fico
que opone las palabras y las cosas. Luego un
paradigma antropolgico, que opone la voz v
iva
a lo escrito,
la
le
tra muerta o
la
letra que mata,
es
tambin la oposicin entre el es-
8
priru y la letra, y algunos dicen incluso la came de
la
s palabras ,
que desde luego
se
opone al alma. Y al respecto, naturalmente, o
sea culruralmente, aparece su ms bella, quiero decir su cara ms
repulsiva
el
paradigma teolgico, que no
es
un universal, como los
otros, sino un particular que
se
globaliz,
es
el paradigma que
mejor permite ver cmo funciona
el
signo: no simplemente una for-
ma y
un
contenido, yuxtapuestos, sino un significado tal que basta
para representar
un
significante a la
vez
escamoteado y mamenido,
y
por
consiguiente como tambin no
es
ms que una parte del sig
no, pasa por el todo, y
es
loco cmo el paradigma teolgico se pa
rece a lo que ocurre en la traduccin corriente, y se ha reconocido,
estoy seguro, la teologa que opone
el
Antiguo Testamento, en
el
papel del significante, al Nuevo Testamento, en el papel del signifi
cado, algo que
no
deja de tener consecuencias ticas y polticas.
h
se agrega
un
paradigma social, que opone el individuo a la socie
dad.
En
fin, un paradigma poltico, que opone, en una bella apora,
una minora a una mayora segn
el
esquema simblico que descri
bi Jean-Jacques Rousseau, el de la identificacin al Soberano.
Es todo eso,
eL
signo. Ya lo dije pero uno no lo dice lo sufi
ciente. Puesto que l reina. Si uno trata de observar sus efectos,
el
primero es que
no
parece que est pensado como una repre
sentacin.
Su pluralidad interna, o ms bien
la
multiplicidad
de
sus dualidades, no
es
reconocida en su coherencia. El segundo
efecto es
por
cierto
la
heterogeneidad de las categoras de la ra
zn, que compone todo
lo
que
el
siglo
XIX
llam las ciencias
hu
manas, y que constituye nuestras
di
sciplinas universitarias.
Pensamos como
un
sa lame cortado en fetas, en caso de que el
sa
lame pensara.
De
hecho, casi
no
valemos mucho ms.
Lo que muestra nuestro
comportamiento con
el lenguaje.
Tamo
con su teora como con sus prcticas. lo que rene rodo
el
pensamiento del problema, tanto para reconocerlo como para
intentar pensar de otra manera, para hacer de otra manera, para
19
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traducir de
oua
manera, no
es un
as
un
to de saber, es un
asun
to de tica.
La tica, cuestin de comportamiento.
on
uno mismo y con
los otros. La tica, es lo que se hace
con
uno, y con los ocros. Es
un actuar, es hacer valor. Y el va lor no puede ser ms que el su
jeto, lo que inmediatamente no puede tener ms que un sentido
doble, hacer
de uno
mismo
un
sujeto, hacer que los otros sean
sujetos, reconocer a los arras como sujems. Y slo hay sujeto si el
sujem es
l
valor de la vida. Haciendo que aparezcan en el indivi
duo todos los sujetos que lleva en l. Una docena y ms
2
Es algo
distinto a la moral, teologizada o no, como codificacin social de
lo
s mandamientos y prohibiciones, del bien y del mal.
Si
la tica es lo que hace sujeto, la tica es necesariamente no
minalista: cada individuo es esta coleccin de sujetos. Es lo que
deca Montaigne: Todo hombre lleva en s mismo la forma en
tera, de la humana condicin. Y el individuo-sujeto es intermi
tente, como lo muestra Groethuysen en Anthropologie philosophi-
que. Ningn progreso aqu. La defensa de un capitn insignifi
cante en
el
famoso Proceso era nominalista, como la defensa del
honor del Ejrcito (an a riesgo de hacer
una
falsificacin) era
realismo poltico-lgico. Un realismo haca de
las
masas l sujem
de la historia. Otro tatuaba nmeros sobre los brazos. Un realis
mo de la lengua hace de la lengua el sujem, que no habla, segn
Heidegger, sino cuando le responde a la lengua.
Es roda la potencialidad tica y poltica de esa vieja pareja no
cional, generalmente dejada a la lgica, a la metalingstica, a la
quere
ll
a de los universales.
La relacin con uno
mi
smo, co n
el
pensamiento,
con
los
otros, pasa, vuelve a pasar incesantemente por
el
lenguaje. Por
2
Me permiro remirir, para
l
deralle de esro, a o l i t i q u ~
du
r y t h m ~
politi-
que du sujet,
Verdier, 1995.
.20
consiguiente no hay tica si no hay una tica del lenguaje, si la
ti
ca
no es una tica del lenguaje, por l incesante pas
aje
del yo al
t inclus
iv
e
l
ausente,
el
l
Lo que lleva a encontrar la famosa
fra
se
de Rimbaud: en todos
los
sentidos yo es otro.
As la tica es inevitablememe
una
cuestin de lenguaje.
No
se erara de apreciaciones subjetivas, de cuestiones de gusm o de
emocin. Se rrata de saber cmo uno se comporta con
l
lengua
je, cmo
comportarse con
el
lenguaje. Y es algo que
se ve
en el
resultado. Pero en primer lugar eso supone pensar el lenguaje, y
cmo pensarlo.
Pensar el lenguaje, es algo distinto a un sab
er,
a los saberes. Es
algo que recae sobre lo que no se sabe que se dice cuando se habla
de saber vivir. Y Benveniste escribi que el lenguaje si rve para vi-
vir .
De
ah hay que sacar un cierto nmero de consecuencia
s,
para
el
lenguaje, y para lo que se puede
ll
amar vivir. Lo que
ne
cesaria
mente implica que pensar,
es
en primer lugar inventar pensamien
to, y al mismo
ri
empo pensar
la
relacin entre
el
lenguaje y el vi
vir. Y si damos este sentido fuerte a lo
qu
e se llama pensar, tambin
se puede comprobar que es inimaginable hasta qu punto vivimos
en una cultura que no
s.
habita a no pensar. Y no sabemos nada de
eso. No hacemos ms que despachar los asuntos corrientes.
Vivimos en
una
heterogeneidad de las categoras de la razn.
Ella produjo saberes, pero saberes que a la vez yuxtaponen regio
nalismos del saber y no dan los medios de saber lo que esos sabe
res
impiden saber, y que en primer lugar cada saber produce
una
ignorancia especfica, que l no conoce, y que no sabe lo que no
sabe. De esa manera impide saber que borra que borra lo que bo
rra. Por su programa mismo. Y es muy curioso, l se parece, tam
bin l, y l en primer lugar, punto por punto, a lo que la traduc
cin corriente hace. Lo muestro un poco ms adelante.
Inm
edia
tam
ente, y a contra-Platn , este problema de los sa
beres, este problema del conocimiento, es un asunto de teora del
21
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lenguaje. En el sentido mltiple en que la teora es una reflexin
ace rca de lo desconocido, justamente sobre lo que nuestros sabe
res nos impiden saber, por razones cada vez distintas, donde pen
sar, es pensar a la vez, y
el
uno por
el
otro, vivir y
el
lenguaje.
Inmediatamente, este pensar-para, pensar para vivir,
es un
pensar-contra.
Contra
los saberes.
No
contra la necesidad de sa
ber, sino contra la organizacin cultur al de los saberes. Pensar
es un
combate, no una gestin de los asuntos corrientes. Lo que
toma a contra-saber codo lo
que
nuestras disciplinas, como se
dice, han ordenado cuidadosamente: el lenguaje de los negocios
de los especialistas del lenguaje a los que se llama lingistas, la li
teratura
de
los negocios de los especia
li
stas de la literatura, la ti
ca tal como se ocupan de ella los especia
li
stas
de
la tica, la filo
sofa como dominio que tiene sus especialistas, igual que la
ob-
servacin de la sociedad
es
el oficio de los socilogos, y el hom
bre en general
es el
objeto de los antroplogos, as como los sal
vajes son
ob
servados por los etn
lo
gos. Apenas si exagero los ras
gos, para resaltar Je qu manera estas compartimentaciones per
petan justamente
una
enormidad, y tan grande que no se la ve.
Adems
di
stribuida como est en subdominios: el lenguaje en es
pecialistas de las lenguas, la litera tura en especialistas
de
las lite
raturas, y hay tambin comparatistas que comparan,
como
tra
ductores de
una
lengua a
la
otra que traducen, de
ah
se extrajo
una disciplina pretendidamente autnoma que se llama traduc
rologa.
Todo
eso parece perfectamente razonabl
e.
Es justamente lo que llamo no pensar:
conf
undir el saber, los
saberes, con el pensamiento. Cada
uno
en su regionalismo. Es el
mantenimiento del orden.
Porque no le opongo a esto
un
absurdo. Todo eso es legtimo y
necesario. As en lingstica, uno se especializa en fonologa , o en
fontica, o en lexicologa, o en sintaxis. Generalmente para una
lengua en particular. Estudios cuya tecnicidad es indispensable,
22
pero que justamente es tn sometidos al cerco relativo de su tec
nicidad.
Lo
que produce
es
ta paradoja de que las ciencias del len
gu
aje
no son, no producen la teora del lenguaje.
No es el
objeto
de ellas. Lo mismo para la literatura, esta o aque
ll
a literatura, pero
segn una relacin a menudo mezclada, cuando no confusa, entre
una historia de
la
literatura, indiscutiblemente necesaria, y lo que
se llama la crtica literaria, este eclecticismo que mezcla de diver
sas maneras crtica del gusto, psicologa del autor, esttica, retri
ca y estilstica. Es lo que predomina en la enseanza de la litera
cura. Y aparte de algunos que practican pasarelas, la lingstica es
un
asunto de los lingistas, y ellos no se ocupan de la literatura.
La gramtica generativa era categrica al respecto. Y los profesores
de letras dejan la lingstica a los lingistas. Es normal.
En c
uanto
al inventor
de la
pragmtica,
u
srin, declaraba
por su parte que la poesa
como
empleo del lenguaje formaba
paree de los empleos parasitarios del lenguaje
3
. Algo que bas
ta, d
es
de e l punto de vista con el que miro
el
lenguaje, para
po-
nerlo en lo
qu
e Horkheimer llamaba una teora tradicional, en
el museo de los regionalismos del pensamiento. Me quedo en es-
ros ejemplos.
No
me hago
ninguna
ilusin:
el
problema sera
apuntar
un
da a transformar en rruismos
una
serie
de
paradojas.
Una
serie
no en
el
sentido de un cierto nmero, sino en el sentido de
un
pensamienro serial, de
un
pensamiento de
la
sisremaricidad in
terno a lo que significa pensar, en
el
sentido donde pensar es ne
cesariamenre pensar el lenguaje, y pensa r la interaccin entre
lo
que significa pensar el lenguaje y pensar lo que se llama vivir.
Donde tomo dos puntos de apoyo. El primero, en cuanto a
lo que entiendo
por
vivir, es la definicin que da Spinoza en el
J
L Au srin, uand dire
c es
t foire d. Du Scuil, 1970,
p
116 (rraduc
cin de How to
do
7hings with Words 1962).
23
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Tratado politico
v,
v):
Por consiguiente, como hemos dicho, que
el
mejor Estado, es aquel
en el
cual los hombres pasan su vida
en
la concordia,
una vi
da
humana
quiero decir, que
no se
define
por la sola definicin de la sangre, y otras cosas, que son comu-
nes a todos los animales, sino
por
la razn, la verdadera virtud, y
la vida del Espritu
. El
segundo apoyo,
en
c
uanto
a
lo
que hay
que
entender por teora del lenguaje , lo tomo del pensamiento
de Saussure, tal com o algunos escritos recientes
5
confirman que
es necesario aprender a entender que todo lo que el estrucmralis-
mo
del siglo
XX
ense, y que los lingistas,
no
lingistas sino
los lingistas, que yo sepa, continan masivamente enseando,
es un inmenso contrasentido acerca de Saussure,
no
una conti-
nuidad
de Saussure
en
el estructuralismo. Porque sistemtica-
mente
el
esrructuralismo separa lo
que
Saussure pensaba
como
interaccin, empezando
por la
lengua y
el
habla.
En una
conti-
nuidad
de
Humboldt
a Saussure.
En
este sentido, hablar de teora de lenguaje supone a la vez
una
primaca del
punto
de vista y
una
sistematicidad interna de
las cosas del lenguaje.
Entonces
se
puede
empezat
a pensar lo que las ciencias del
lenguaje
no
piensan, lo
que
los especialistas de la literatura
no
piensan, lo
que
los especialistas de la esttica
no
piensan, lo que
los especialistas de la tica no piensan, como tampoco los espe-
cialistas de la filosofa poltica. Siento ser desagradable, y parecer
arrogante, es una cuestin de urgencia. Justamente desde hace
mucho riempo.
4
um
ergo
dicimus illud imperium optimum esse ubi homines concordit-
er vitam transigunt vitam humanam intelligo qu ae non solA sanguinis circula-
tione
6
aliis quae omnibus animalibus s
unt
communia sed quae maxime ra-
tione
ver t
Me
mis
virtttte 6 vita definittlr:
T
adujc
el
francs
la
[raduccin
de
Meschonnic de es(e pasaje,
N.
d.T)
Ferdinand de Saussure, fcrits
de Linguistique gnrrtle
Gallimard, 2
002.
24
Sin embargo es simple. Se trata de tener presente que la tica
es el lugar mismo de la relacin entre el lenguaje y el vivir, entre
la teora del lenguaje, las prcticas del lenguaje, y el pensamien-
to de lo que puede o debe ser una vida humana.
Dicho de otra manera, la tica y la teora del lenguaje son in-
disociables. Incluso ellas no hacen ms
que
una sola actividad de
pensamiento. Algo
que
no
deja de tener consecuencias.
La primera es que la tica es interminable, a la vez
una
siste-
maticidad interna y algo interminable. Lo que muestra inmedia-
tamente que esta sistematicidad no tiene nada que ver con eso
que en el siglo XIX llamaban sistemas, conjuntos doctrinarios,
dogmticos y cerrados sobre ellos mismos. Se trata al contrario
de explorar todo lo
que
no se conoce de las relaciones entre
un
cuerpo y un lenguaje, de las relaciones entre una obra de pensa-
miento y una lengua, de las relaciones de una manera tal en que
no son las lenguas las que son maternas sino las obras
las
que son
maternas, relaciones de interaccin entre el lenguaje, la tica y lo
poltico de tal manera que la tica ya no sea la misma cuando se
la piensa sola en ella misma o cuando se la piensa como actividad
de lenguaje, igual
para
lo poltico, igual
para
la poltica.
Pensar
su
necesidad
reG.proca
sita enseguida al eclecticismo
como
un
compuesto socialmente encantador de oportunismo, de
cobarda y de ausencia de pensamiento.
Como cuando
se afana-
ban
en casar a la fenomenologa con el estructuralismo. No olvi-
dar
que
el
casamentero es
un
personaje cmico.
Pero
van
a decir que deliro, que desafiar
de
esta manera
el
es-
tado
razonable de los saberes
no
es ms que
una
fogata artificial
de absurdidades.
No
es
en
cualquier utopa
una
fogata
con
el
lenguaje estereotipado que es
el
del signo.
Una
cuestin de
punto
de vista, por consiguiente, si
se
presta un poco de atencin.
Desde
el punto
de vista desde
el que
hablo, es
el
signo, esa
acumulacin familiar de saberes, que aparece al contrario como
25
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8/24
una esquizofrenia completa, una locura total, cuando el que vive
nos muestra a cada instante que la supuesta separacin entre la
forma y el contenido o el cuerpo y el alma no es y no fabrica ms
que cadveres.
Es aqu
donde
traducir tiene todo
su
lugar, y su papel em
blemtico. Porque segn lo
que
se va traducir, lo que equivale
a
cmo
segn lo
que
se hace
con
la palabra o la lengua, tradu-
cir muestra la diferencia entre San Jernimo, parrn
de
los tra
ductores, y Caronre,
que
transporta
a las almas
por
la
laguna
Estigia. La diferencia est
en
lo que llega a la otra orilla.
Donde
resulta que es insuficiente ver a los traductores como pasadores
{la metfora de predileccin
de
los traductores) ya que
aronte
tambin
es un
pasador. Una vez ms hay que ser exigente acer
ca del estado en el cual llega lo
que
se ha pasado, lo
que
pas
de
lo que haba que pasar. Es algo
muy
distinto a hacer pasar
un
mensaje.
Si
l
problema
es una
cuestin de puntos de vista, si acerca
del lenguaje no hay ms que puntos de vista, estamos totalmente
en el caso de lo que
Kuhn
deca de las teoras cientficas: hay que
preferir la que
es la
ms fuerte, la que da cuenca mejor que otra
de lo que se debe comprender. Y el signo
es
una teora dbil. La
prueba es su compartimentacin del pensamiento, sus regiona
lismos, la incapacidad en la que se encuentra de pensar el conti
nuo cuerpo-lenguaje, el continuo lenguaje-poema-tica-poltica.
Hay que pensar lo que el signo
no
permite pensar.
Porque de qu hay que
dar
cuenca?
De
lo que se hace
con
el
lenguaje como facultad de conjunto. Mauss deca que el ritmo es
una facultad de conjunto. Y
uno
hace en y por el lenguaje que se
invente el pensamiento y la prctica de las relaciones a s mismo
y a los otros. Por consiguiente es
un
problema de tica. Un pro
blema que transforma la tica as como ella transforma
el
pen
samiento del lenguaje.
Una
hisroria de la tica sera una historia
26
del lenguaje, una historia del lenguaje
es
una historia de
la
tica,
con sus efectos poticos y polticos.
Para hablar con emblemas, como algunos nombres estn car
gados de toda
una
hisroria, cumplida o incumplida, y por con
siguience de
un
poder de direccin, se contina pensando Hegel
y no se piensa, o todava no, Humboldt, se contina pensando
Descartes, incluso De euze, y no se piensa Spinoza. Aclaro que
uso estos nombres como adverbios, no como complementos
de
objeto del verbo pensar. Porque se trata de modos de invencin
del pensamiento, no del estudio histrico o del comencario de lo
que esos artistas del pensamiento han pensado.
Esto
es el
combare del signo y del poema.
Llamo poema a la transformacin de
una
forma de vida por
una forma de lenguaje y a la transformacin de
una
forma de
lenguaje por una forma de vida, ambas inseparablemence , o in
cluso dira
una
im
e
ncin de vida en y por una invencin de len
guaje, o incluso un mximo de intensidad de lenguaje. Vida en
l
sentido de una vida humana.
Esta definicin misma,
en
parte, ya
es
una transformacin de
la nocin habitual, cultural, formal, de poema. Pero, yo dira,
ms en apariencia que en pa-rte. Porque yo planteo que
un
poema
siempre fue eso, que
es un
universal potico, al cual Mallarm
se
aproxima, o que implica alusivamente
y
ah, parcialmente, cuan
do
opone nombr r a
sugerir en
su respuesta de 1891 a la encues
ta literaria de Jules Huret.
De
esta definicin salen, a
mi
juicio, cuatro secuencias.
La primera es que
un
poema es un acto tico. Porque hace su
jeto, nos hace sujeto. De quien lo escribe, en primer lugar, fun
damentalmente, pero tambin, y mucho ms, de quien lo lee y
eventualmente
es
transformado
por
l. Si
es un
acto tico,
un
poema no es un poema ms que si en primer lugar es este acto
tico, que transforma a la vez una vida y
un
lenguaje y de esa
27
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forma tambin la tica:
es
una tica en acto de leng uaje. Su po
tica no
es
otra cosa . Toda la diferencia con la esttica.
La
segunda consecuencia
es
que, ya que es la definicin mis
ma del poema
6
, lo que se
ll
ama la poesa o ms bien la historia
de la poesa, est llena de ellos, ya que ella est hecha de poemas,
y
lo
verifica constamememe. Lo que
ya
debera consriruir
un
cri
terio para reconocer
un
poema de aquello
qu
e hace todo para pa
recerse a la poesa. Pero no, porque la historia
de
la poesa est
tambin llena de eso que hace todo por parecerse a la poesa. As
la
cuestin de los criterios cabe emerameme en la nocin misma
de valor. Toda la diferencia con los productos del mercado o de
la moda. La potica es la tica del poema.
Tercer efecto, esta definicin del poema desborda la defini
cin tradici
on
al , que es esencialmente una definicin formal: los
poemas de forma fija. Ella engloba todo lo que se puede llamar
artes del lenguaje. En este sentido una nove
la
no
es
una novela
ms que si tiene poema en ella. En ca
da
frase. Y eso no es ms
que un ejemplo porque todo eso que llamamos gneros literarios
est incluido all. Y otro tanto para aquello que corresponde al
arte del pensa miento, que
ha
ce
un
poema del pensamiento.
Lo que hace aparecer una cuarta consecuencia. Por su defi
nicin misma, el poema encuentra y recomienza la invencin de
vida como pasaje del principio de vida de roda criatura viva, tal
como el comienzo del Gnesis (1, 24-25; 2,7; 6,7) hace su rela
to fabuloso. Y en eso la invencin de vida del poema participa,
como toda vida, de lo divino.
El
poema que
es
poema partici
pa de es ta forma de
una
potica de lo divmo en lo humano, cui
dando de no identificar este divino que es
el
pasaje de vida con
Sobremiendo la diferencia que Porr-Royal hace enrre definicin de cosa
y definicin de palabra. Tengo el derecho de ha ce r
es
ra definicin,
qu
e se r
juzgada por sus consecuencia
s.
28
un Dio
s,
cualquiera que sea. La paradoja es aqu la desteologiza
cin de lo divino.
De ah la nocin aparentemente extraa de un ates
mo
de
lo divino, o de una ateolgica de lo divino de la vida, que
no
es
orra cosa que un humanismo radica l, des teologizado, que hace
de una tica del sujeto un universa l antropolgico potico, que
hace de la antropologa
una
potica,
de
l
potica una antropo
loga. Y de la potica de lo divino el infinito de la historia,
el
in
finito del sentido.
El signo hace una antropologa de la totalidad, o de rotali
zacones ta
le
s como que cada vez uno ms uno es igual a rodo,
como la forma y
el
contenido son
el
todo del signo. Pero
el
poe
ma es el infinito del sujeto, y el infinito del se ntido.
De ah otra consecuencia de la tica del lenguaje y de la tica
del poema, es la necesidad de una tica del traducir.
Traducir -anrropolgica
ment
e una de las
m
s
viejas
activida
des del lenguaje, desde las listas bilinges de los Sumerios. Tcnica
de pasaje de una lengua a la otra. A pesar de las gramticas con
trasti
vas,
masivamente, traducir casi no ha cambiado. Lo sagrado
sacra
li
zaba
el
calco. Luego
se
pas de la palabra a la fra
se.
Vino la
bella infieF . florin le sataba fragmentos a Cervantes y cargaba
las rim
as
con otros de su cosecha. Despus el romanticismo
de
las
espec
ifi
cidades nacionales trajo el gusto por la alteridad.
Per
o,
desde siempre, lo que
se
traduce
es el
signo. De dos ma
neras que
se
dan
la es
palda, pero ambas mantienen el signo: o
apuman a la forma, o
apuntan
al contenido. El semitico en jefe
7
Traduccin de una ob ra
lireraria de
manera
eleganre pero inexacra .
Las
be/les
infide es rraducciones
que
se
conforman
a l
gusro
del p
blico y a las reglas de urbanidad de la poca. Son traducciones de aurores
gr iegos y larinos revisadas y corregid as para obrener una bella traduccin.
Aparecen en
el
siglo
XV
II , mo menro en
que
la lengua francesa se
impo
ne en Europa N .d.T).
29
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de este pensamiento del traducir Eugene Nida teoriza esta dua
lidad como equivalencia formal y equivalencia dinmica.
Otros
hablan de lengua-fueme y de lengua-meta de fuentistas y metis
tas. Cualquiera sea
la
terminologa el comportamiento
es
el mis
mo prestarle atencin a
la
lengua de partida
es
prestarle atencin
a la forma prestarle atencin a la lengua de llegada es prestarle
atencin al contenido. Traducir la poesa dada
la
definicin for
mal de la poesa es prestarle atencin a la forma t raducir todo el
resto con libertad para pretender a lo narural para que
la
traduc
cin no renga la apariencia de una traduccin de ser el calco de
una lengua exrranjera.
El desafo es doble. Por una parte
la
mira en
el
contenido ve
rifica que se transmite un mensaje: traducir muestra que la nocin
de comunicacin pasa por el lenguaje.
Lo
que refuerza el semiotis
mo del signo e ilustra que la nocin de comunicacin
es
un obst
culo mayor para pensar
el
lenguaje para dejar que pase
el
lengua
je un obstculo epistemolgico un obstculo potico un obst
culo tico un obstculo poltico. Pero
el
signo no lo
ve
Por otra parte la mira en el contenido muestra y enmasca
ra a la vez que el desafo
es
la identidad contra la alteridad. La
anexin.
Y
todo eso
se
hace con la nica idea de que es la lengua
lo que se traduce. La lengua el signo dos razones para no saber
lo que se hace. Y doble error.
nvertir la anexin como descentramiento pero permanecien
do en la unidad lengua de lengua a lengua sera otro error y
equivale a permanecer en el signo proyectndose en
una
mitolo
ga de las lenguas y del lenguaje que contina ignorando el dis
curso el poema.
Porque de la lengua slo se tienen discursos. ada vez un ha
bla.
Y
si es poema incluso poema del pensamiento lo que hay
que traducir y no
se
traduce ms que
el
signo
se
perdi
el
poe
ma. Donde se sitan algunas ideas preconcebidas famosas acer-
0
ca de lo i n t r d ~ c i b l e c ~ r ~ de lo indecible. Es que entre lo que
hay que traductr y elmdmduo que traduce est la representacin
del lenguaje y de la poesa de quien traduce. Es su representacin
del l e ~ g u j e lo que un traductor proyecta sobre lo que hay que
rraduetr
es
su representacin del lenguaje lo que en primer lugar
muestra roda traduccin.
Planteo
que
lo imraducible es el efecto
de
teora del signo
confundido con el poema que un poema es cada vez lo que des
plaza y desborda lo indecible otra inrerferencia del signo.
Si para traducir un poema se traduce una forma no se tra
duce un poema sino
una
representacin de
la
poesa lingstica
y poticamente falsa: lingsticamente porque las unidades tra
ducidas son las de la lengua; poticamente porque un poema
es
algo distinto a una forma y a un contenido. a unidad potica
es
el poema no las unidades lingsticas que l contiene.
Lo que muestra la historia de la traduccin la historia de los
poemas la historia de los grandes poemas es que la identidad no se
opone a la alteridad sino que la identidad slo adviene por la alteri
dad. As el pasaje de la anexin
al
descentramiento poticamente
no puede seguir siendo pensado en trminos de lengua sino en los
trminos de lo que una obra le hace a su lengua de lo que traducir
en esta relacin con
la
alteridad le hace a
la
lengua de llegada.
Lo
que pone en el pasado tericamente el borra miento del traductor y
el borramiento de la alteridad. A menos que nos limitemos a
la
len
gua y al signo. Entonces ms valdra abstenerse del poema.
El signo
en
lugar del poema es sin embargo la calamidad que
producen dos situaciones del traducir. Una es el semiotismo es-
tablecido que auronomiza
el
traducir para hacer del pensamien
to del traducir una rraductologa. Ya que esta autonoma es fa laz.
En realidad traducir
es
entonces visto enteramente y practicado
como una hermenutica referido a los conceptos de la hermenu
tica traducir es por consiguiente una forma de la hermenutica.
3
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En este semido, no hay uaductologa. Y
la
hermenutica es una
prctica del semido que slo conoce el signo. Por ms legtima que
sea la hermenutica en ella misma, compruebo, desde l
pumo
de
vista del poema, que ella se equivoca doblemente cuando reduce
un poema a una verdad o a un sentido, o a varios semidos. Porque
l sentido
es
solamente del signo . A esro se suma mro error can
nico,
l
que consiste en atribuir la polisemia a
la
poesa, mientras
que la polisemia es la banalidad misma, en lengua.
O una vez ms,
la
hermenutica aplicada a las cosas de la tra
duccin termina en una psicologa del traducror,
la
de sus estados
anmicos, y no repite ms que
la
s banalidades acerca de la fideli
dad o la naicin, sobre el hecho de que hay connotaciones, y con
funde el traducir con la posibilidad de hablar del
lenguaje-
el me
talenguaje- para terminar de constatar, a pesar del motivo de lo
intraducible, que la traduccin existe. Pero es una constatacin, no
es una tica. Y segn la oposicin emre la letra y
el
espriru.
La hermenutica, por esta razn misma, descuida el poema y
la
tica. Confunde
la
tica del poema,
la
tica del continuo cuer
po-lenguaje, forma-sujeto, con el literalismo. Porque no conoce
ms que
el
signo.
La
otra situacin calamitosa, pero al mismo tiempo sutilmen
te cmica, desde el pumo de vista de
una
tica del traducir,
es
la empresa que consiste en yuxtaponer un entendido en la len
gua, por consiguieme un entendido en contenidos, y un artista
de
la
lengua, poeta, escritor, que va a aportar el estilo, porque la
encarnacin misma del signo se da en dos personas. Sin olvidar
el
efecto taimado que
el
supuesto palabra a palabra que da aquel
que conoce la lengua al que no la conoce no es ms que un
u -
rer decir
Es
justamente por eso que el
Cd
igo de deontologa
del traductor literario
8
,
cuando habla de obligaciones morales
Di la referencia en e l caprulo Una
t
ica del traducir , l
32
y de normas ticas , inscriba en su artculo I: Cualquiera que
ejerza
la
profesin de 'raductor afirma de esa manera poseer un
conocimiento muy seguro de
la
lengua a partir de la cua l l
na
duce [ .. y, en su artculo 2, se abstiene de traducir un texto
del cual no podra dominar la escritura o el campo de conoci
mientos que l implica .
Sin embargo
es
una prctica difundida, en
lo
s poetas,
y
en
tre poetas, y pa;ticularmeme para un texto llamado sagrado
,
como
la Biblia.
La
prccica es muy
comn
en ingls, en espa
ol. Tambi n se lo vi en francs. Lo
qu
e inmediatamente sus
cica un problema tico. Hay dos clases de traduccin : traduccio
nes en lengua corriente, e incluso bsica, para pblico poco cul
to, y aquellas donde imervienen poetas, escritOres, para
un
p
blico ilustrado.
Pero este horror tico no parece perturbar a los religiosos,
porque la traduccin que busca la lengua corrieme
en
primer lu
gar busca la clientela. Ya que se trata de convertir. Nida cita la
palabra de un indgena de Amazonia: No saba que Dios habla
ba mi lengua. Un tpico cristiano. Y
ah
se acumulan dos modos
opuesros de desescritura, y de ausencia de tica. El de la lengua
bsica desescribe el poema, el recitativo de esros textos, deprecia
dos
al
rango de instrumemos al servicio de lo religioso. El otro,
reescrito por escritores, reemplaza al poema por la poetizacin ,
una poetizacin que deja intactos los ideologismos de lo religio
so, que pertenecen a lo teolgico-poltico. Dos formas opuestas
de instrumemalismo,
ll
enas de buenas
in t
enciones.
La cuestin que tan a menudo se agita acerca de las razones
para retraducir, y justameme eso que
se
ll
aman
los grandes tex
tos (a los otros, no se los retraduce) podra verse, desde el pun
to de vista de una tica del lenguaje, de
una
tica del poema,
como un desplazamiento de la tica hacia un desafo esttico, o
poltico-religioso, y los dos juntos para un texro
como
la Biblia,
33
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f ~ n ? a ~ o r
del Occidente c
ultur
al, sobre todo si
se
compara el
dommw
francs con
el
domino ingls, que
ri
ene ese logro de la
King James Version, y con el alemn, que hizo Lutero. La ven
taja de volver a ve r esto como una cuest in de tica del poema,
de
t
ica del lenguaje, es que la tica mantiene todo junto, contra
el desconocimiento del continuo lenguaje-poema-tica-poltica.
Lo que
la
hermenutica no puede ver, ya que est en
lo
discon-
rinuo del signo.
A di f
erencia de la hermenutica traduciente,
qu
e
no pue
de producir ms que el borramiento del continuo, la tica del
traducir es una escuch a del c
untinuo en el poema
, la escucha
no de eso que
di
ce sino de eso que
un
poema
ha
ce, y
que
lle
va
en
su contenido lo que dice. Porque si no se ve ms que lo
que dice, slo se tiene lo que dicen las palabras, se hace her
m e n ~ u t i c a sin saberlo. As
como
no hay
poema m
s que si hay
una
et1ca del
poema
, no hay
t
ica del traducir
m
s que en esta
escucha.
Lo que se puede ver ms de cerca si se reconoce que un poe
ma es lo que un cuerpo
le ha
ce al lenguaje:
una
semntica serial.
Es
el
ritmo c
omo
organizacin del movimiento de
un
a palabra,
(y
ya no su definicin cls ica,
qu
e es la del signo, como alternan
cia binaria de lo mismo y de lo diferente) en el continuo ritmo
sintaxis-prosodia, en el encadenamiento de todos los ritmos, rit
mo
de
ataque, ritmo de las finale
s,
ritmo de posicin, ritmo de
repeticin, ritmo prosdico, ritmo sintctico.
Esta atencin no es habitual, no se la ensea, hasta donde s9.
Hablar de lo
qu
e un cuerpo
le
hace al lenguaje puede parecer
ex-
trao e incomprensible. Sin embargo hay
un eje
mplo concreto, en
lo que dice Marina Tsvietieva: a fuerza de gritar, de saltar, de an-
p .
G'
mno
, e
nrr
c orros, a cra rd Dessons-Henri Meschonnic,
Trait du
rythme Des
vers
et
es proses
Dunod , 1998.
34
dar por ah, llego hasta el sentido
1
. Y en un carnet de 1940: mi
dificultad (para escribir versos y tal vez, para otros, la compren
sin) es t en la imposibilidad de mi problema, por
ej
emplo, con
palabras (
es
decir pensamientos) decir un gemido: a-a-a. 1
Con
pa
labras, pensamiemos, decir un sonido. Para que en los odos quede
solamente
a-tt-a .
P
or qu
semejantes problemas?
Donde lo notable es que Marina Tsvietieva invierte lo que
yo llamara el pr0blema de Wittgenstein, cuando Wittgenstein,
ya no
s dnd
e, observa
que
con palabras,
con el
lenguaje, si
digo que me duele
un
a muela, no pue
do
co
muni
car
mi
dolor, no
hago ms que hablar de l, y
es
roda
la
heterogeneidad tradicio
nal em re el lenguaje y la vida, lo abstracto y lo concreto. Y desde
el
punto de vista del poe
ma
, la famosa ob
se
rvacin de Adorno
en
1949,
que es brbaro e imposible escribir poemas despus de
Auschwitz no hace ms que llevar al extremo la misma incapaci
dad de entender lo
qu
e hace un poema. A lo cual, idea preconce
bida contra idea preconcebida, se opone la poesa
de
Paul Celan.
Adems, Adorno
most
raba tal vez, sin saberlo, que la incapaci
dad
de sostener la tica del poema estaba acompaada
de
una
incapacidad de lo poltico, situado en un eclipse de la razn .
Pensar la tica del poema
mu
es tra que las dos incapacidades son
una sola y la
mi
sma. Entonces dira, paradjicamente, que si uno
no piensa
l
poema tampoco piensa lo poltico. Sino como
una
categora autnoma, un paradigma del signo.
Es la fuerza de esta meditacin de Marina Tsvietieva, que
tambin riene esta
not
able propiedad de invertir
otra
represen-
10
Rilke, Pasre rnak, Tsvera ieva,
Correspondance a trois t 1926
Gallimard, 1983, p.208 .
11
En
Tsvetaiva A Pictorial Biography
ed irada por Ellendea Proffer,
Ann
Arbor, Ardis, 1
980
p.35. Para ms deralles remiro a
La rime et l vie
Verdier,
1990, p.208-231.
35
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racin comn, que pondra el gemido del cuerpo ntes
de
su ex
presin por el pensamienro, mientras que ella plantea que es l
efecto mismo del poema, es su retroactividad lo que deja or l
cuerpo.
La
queja.
Y si el poema, como habla de l Marina Tsvierieva, es nico
en hacerle al lenguaje lo que le hace, sera un error
es el
mismo
error cannico - ver all
un
desvo, una desviacin, en relacin .
al lenguaje ordinario. Para no volver a caer ah tontamenre, bas
ta con atenerse a la sisremaricidad especfica de lo continuo, que
no se opone al lenguaje ordinario , por la razn de que eso que
se llama as es una multiplicidad
de
otras sisrematicidades, y que
no tienen para nada
la
misma tica.
La tica del traducir,
es
traducir
la
subjetiv
ac
in mxima de
un
sistema de discurso que
un
poema
ha
ce. Dicho de
otra
ma
nera, es
el
signo lo que se traduce. Dejar
el
poema activo, si no,
traducir es destruir.
Y por oposicin a la antropologa de la totalidad que el signo
hace, traducir un poema a poema participa del infinito. Traducir
un
poema a un enunciado, en los trminos y los medios del sig
no,
es ll
evar
el
infinito a la totalidad.
El
poema desapareci por
que
la
tica del poema desapareci. Despus, vienen l
as
lgrimas
de cocodrilo acerca de lo intraducible.
Por eso yo dira que el nico medio, no de salir del signo, ese
juego de sociedad de los aos sesenra y los que siguen, cua ndo se
agicaban los seuelos de Bataille y
de
Arraud (ellos son todo sal
vo
seuelos,
se
haca de ellos seuelos),
el
nico medio de pensar
lo
s lmites del signo, es pensar el poema como la tica ms fuerte
del lenguaje, precisamente porque
el
poema
es el es
labn dbil de
la racionalidad del signo: el signo se rompe en el poema.
La sistematicidad interna de la teora del lenguaje, llevada a
su intensidad mxima por el poema, segn su encade
nami
ento
lenguaje-poema-tica-poltica, hace del poema un acto
de
vida.
36
Lo que permite reconocer eso de lo cual algunos regmenes
polticos ofrecen por ellos mismos la i l u s t r c i ~ y la o n f i r m ~ -
cin, que la tica del lenguaje, que hace una mvenc10n
conn-
nuada de vida, se opone a todo lo que es un atentado a una vida
humana.
Donde
conviene particularmente reconocer lo teolgi
co-poltico como
una
cu ltura del odio. Lo que pone a Hegel en
el
museo: ya basta de la configuraci
n
que en l
opo
na
una
re
ligi
n
del amor a una religin del odio. Nos acordamos que as
designaba al cristianismo y
al
judasmo.
Fuera del dualismo del signo, entonces podemos des plazar el
paradigma teolgico. Desde el punto de vista de la tica del len
guaje, de la
t
ica del poema, el paradigma teolgico es el paradig
ma que opone lo teolgico-poltico a
una
desceologizacin radi
cal de la tica,
es
decir paradjicamente a la vez de lo divino de
lo humano. La tica del lenguaje, a contra-cultura, contra todo lo
que conduce este mundo, ms o menos a su prdida, trabaja en
ronces en
desteologicopolitiz r
el lenguaje, el poema, la tica la
poltica. Eso de lo cual, naturalmente,
nu
estra cultura del signo ya
no tiene ni idea puesto que ella no tiene teora del lenguaje.
Lo cmico que no
s e
percibe de la situacin, lo veo en la tra
duccin,
por
ejemplo, de los textos religiosos por los religiosos.
asca con que ellos vean all su verdad para dividir en dos la ti
ca del lenguaje a traducir: la verdad, necesariamente su residuo,
la forma.
De
esa manera debilitan y destruyen el objeto mismo
de su devocin.
No
traducen
el
poema, se persignan.
Pensar no es pensar sin la teora del lenguaje, pensar, es tra
bajar en transformar el pensamiento. De lo contrario, es el man-
tenimiento del orden. Pensar, entonces es actuar sobre la socie
dad, o no es nada. Es decir que pensar y la tica, es todo uno,
la tica del lenguaje, contra los cu ltos de la muerte en nombre
de
un
Dios o no, es el sentido de
una
vida
humana
.
37
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Toda la diferencia entre
rtc
tividad
y
prod
ucto
Que saco de
Humboldt. Y que hace que la modern
idad
J e una obra no sea su
ca rc ter nue
vo
o reciente s
in
o su capacidad de ser activa indefini-
damente y de ese modo estar indefinidamente presente en
l
pre-
sente. De eso hago inmediatamente la definicin de la escritura.
Nada que .ver con
l
estado de lengua, que puede ser antiguo.
Las lv tl y Una Noches
de Ga
ll
and, o la King James Version
de 161 1, o el Edgar Poe de Baudelaire, por ejemplo, duran como
obras. Son escri[Uras.
_ Es inm ediatamente, lo contrario de eso que se ense-
Ensen
ar
la
a n ~ p a c i a l
nico efecro de signo, es ense-
nar a hacer desescn[Ura, cuando hay una escritura. Por consi-
guiente
s e ~ r
a hacer malas traducciones. La paradoja es que
son las excepciOnes es decir
lo
s logros, las que deberan marcar
la pauta.
Qu
ley? La ley de la subjetivacin mxima de
un
sistema de
por el cual, cua lquiera
qu
e sea el gnero literario, e in-
~ v e
los textos filosficos, s i hay lo que llamo
un
poema, in-
clusive un poema del pensamiento, est la transformacin de una
forma de lenguaje por
una
forma de vida y la transformacin
de
un
a
f o r ~ a
de vida
por
una forma
de
lenguaje. Es lo
qu
e hace
una escmura la invencin de una oralidad.
Y
que
es
capa de los forma
li
smos de la estilstica y
de
la ret-
nca que refieren todos a una representacin del lenguaje como
lengua y signo.
Traducir el signo en lugar de
tr
a
du
cir el poema, es desescribir.
Es claro pues que escribir supone repensar toda la teora del
lenguaje.
Y
que
tr
a
du
cir es la prctica
qu
e, m
s
que cualquier
orra, la pone en juego.
La
conclusin
es q1 1e
el desafio del rraducir
es
transformar toda
la teora del lenguaje. S
una
verdadera revolucin cultural.
84
V
FIEL
INFIEL
CASI
LO
MISMO
GRACIAS MI
SIGNO
Digo gracias mi signo como se dice gracias Dios mo.
Una
manera
de deci
r: fiel
, infiel, todo eso son antiguallas.
A
qu su-
jeto se dirigen esas palabra
s?
Todo este as
umo
es una cuestin
de punto de vista.
Hago esta reflexin nicamente sobre y a partir de eso que
se llama corrientemente traducir, aparentemente de una lengua
a otra.
Es decir
qu
e la primera cosa que hay que encontrar, la con-
dicin previa terica, es hacer e
nt
e
nd
er que
l
obstculo mayor
es la asim
il
acin imprec isa, metafrica, entre
entender
y
traducir
heredada de la esencializaci
n
del lenguaje en Heidegger. Seg
n
la cual, co mo en los dos casos hay
interpretacin
entender es ya
traducir, y
tr
aducir, desde luego, supone e
nt
e
nd
er. Pienso en al-
g
uno
s
fi
lso
fo s
e incluso en cierra elaboracin
fi
losfica,
Paul Ri cre
ur
repres
enta
a la pe
rf
ecci
n
, por ejemplo en su
lt-
bro Sobre la traduccin que
ya
cit, y donde retomaba a George
Steiner. Misma especialidad para decir banalidades con un tono
profundo: remover las ideas preco ncebidas de fid elid ad y trai-
cin. Lo que explica tal vez
l
efecto meditico, la respuesta para
85
7/23/2019 seleccin meschonnic
15/24
d h
o_
rizontt: p e c t a t i Riccc
ur
;tdel
ama
pues
como
dcscu-
rlllllcmos ljlte es nor
7/23/2019 seleccin meschonnic
16/24
vida, ambas insepar.tblcmentc. Lo que hace eventualmente del
pen sa miento un poema,
y
que se pueda hablar de un poema del
pensamiento. Si hay un poema del pensamiento, hay que tradu
cir este poema, no
el
signo. Cuando se traduce en los trminos
del signo, no es lo que hay que traducir lo que se traduce, es su
propia representacin d
el
lenguaje,
en
los trminos del signo. A
partir
de all, ya no s
si
lo que a
nun
ciaba como
un
a buena noti
cia
es
una buena noticia, porque
el
problema
es
mucho ms dif
cil de
lo
que uno cree ame un texro a traducir. Y
el
traducir uo es
lo nico que puede resolverlo. Pu
es
to que es el problema de roda
nuestra represe
nt
aci
n
del lenguaje,
y
ella es t hecha de tal ma
nera que no nos da ni razones ni medios para resolverlo.
Segundo golpe
precisamente, mostrar que lo que tomamos por
la
natur
a
le
za del lenguaje, seg
n
los medios del signo, no
es
ms
que una representacin. Por una parte, es posible a partir de
la
antropologa,
la
que nos permite salir del tarro en
el
que nos agi
tbamo
s,
y a partir de la experiencia del poema; y por otra par
te
es
necesario para tomar
not
a de los efectos del signo,
y
de sus
lmites . Se trata pues de hacer la crtica del signo, donde nada
ms que la asociacin de los
do
s trminos muestra lo que hay
qu
e entender por crtica Es
el
estudio del funcionamiento y de
los efectos de teora. En lo cual la crtica es constructiva lo digo
ya
qu
e a lgunos creen que ella es destructiva, cuando no la con
funden c
on
la polmica e incluso los hay que
di
cen que es
ju-
da), y
es tambin, por
es
o mismo,
el
trabajo de reconocimiento
de los efectos en l
as
prcticas,
por
los cuales se desprende la di
ferencia
ent
re
las teoras dbiles
y
las teoras fuertes. C uestin de
ren
dimi
e
nt
o.
El signo es un conjunto cultural omnipresente, desde hace
casi
do
s mil quinientos ao
s.
Tiene
la
fuerza de
lo
familiar refor
zado por las ciencias del lenguaje, en su estado general. Est re
presentado de
man
era corriente segn
el
dualismo de la forma
y
88
del co
nt
enido, de la letra
y
del espritu, donde se inscribe la di
ferencia de las lenguas, a traducir eve
ntualm
ente . Estn las gra
mticas
y
estn los diccionarios. Esta dualidad tambin caracte
riza a la repre
se
ntacin lingstica. As pues, cuando se traduce,
se traduce de
un
a lengua a otra lengua,
es
la evidencia.
Aq
u
hay dos efectos de teora. Uno es que las ~ o s a s dell.en
guaje - es decir del signo tomado co
mo
l
~ e n g u a J
-
u ~ u -
yen un modelo
lin
gstico. Es
l
asunto
m1
sr:'o
l.as c1enc1as
del lenguaje, de la lingstica general y de l
as
lmgu1s
t1ca
s
~ g u a
por lengua. El otro efecto es que este tal
c o ~ o ~ s t a
re
presentado, segn los trminos de los hnglllstas, en
s g m f i c a n ~ e
y significa
do
, no hace ms que yuxtaponer,
como
dos heteroge
neos
uno
con
el
otro,
el
sonido y el
se
ntido.
Y lo que mues
tr
a la crtica del signo, desde
l
p u ~ t ~
de vista
en
el que me sito, es que
l
signo no es
en ab.sol.uro u n c ~ m e n r e
un
modelo lingstico, sino un modelo consmllldo
de se1s
para
digmas, to
do
s binarios, de manera que el signo
es
seis veces
~ o s
igual a do
s;
y por otra parte,
de es
tos dos consmuyentes del. sig
no,
uno
roma empricame
nt
e
el
lugar del otro , .que
c u n o ~ a -
mente a la vez escamoteado y mantenido. Los
se1s segun
la mis-
ma
homologa
1
Pero el signo, por
l
mismo, no lo deja ver. , .
Los efectos de teora del paradigma lingstico son la reronca
de lo propio y de lo figurado,
el i m o l o g i s m ~
en aquellos
q ~ e to -
man el origen por el sentido (como Chouraqm en su traducc1on de
la Biblia) y
es la
oposicin entre prosa
y
poesa, de la cual Shelley
deca en
efense
o Po
etry
que era
un e r ~ ~ r
vulg:C. Es
t a ~ ~ i n
lo que Sau
ss
ure llamaba las division
es
tradiciOnales y que cnuca
ba: lx ico, morfologa, sintaxis. Es la primaca de la
l e n g ~ a lo
que
impide pen
sar el
disc
ur
so. Es
el
lenguaje potico conceb1do como
' Reenvo a
rica del lenguaje,
dca
del traducir,
ur
genre ,
JI.
89
7/23/2019 seleccin meschonnic
17/24
una desviacin
en
relacin al lenguaje ordinario - lo que agrava la
vieja pareja, a la Heidegger, de
lo
aurntico y de lo inautntico,
ah
d?nde Malinowski descubra
la
funcin Hrica. De
sde el punto
de
s ta en el que me sito, lenguaje potico y lenguaje ordinario son
dos entidades
reales-
fantasmas de pensamiento. Raro efecto
de
lenguaje, que
el
rea
li
smo produzca fantasmas.
Luego est el paradigma filosfico, que, al oponer las cosas y
las palabras, c rea el viejo problema, que hay que retomar en sus
implicaciones ticas y polticas, del realismo y del nominalis
mo. Veamos a Hegel: la palabra es la muerte
e
incluso el asesina
to de
~ o s a .
Co.n ese viejo Guiol que es la cuestin del origen.
Pero el Siempre Juega: por ejemplo Merritt Ruhlen: 1he Origin
ofLanguage 1
994 traducido
en 1997
con el rtulo
de L Origen
de las
Lenguas.
Subttulo:
En las huellas de
la
lengua madre.
Y se
confunde origen y funcionamiento , arbirrario y convencin . Es
uno de
l ~ s
lados cmicos.
El
otro
es
que no se retienen ms que
pareCidos. : e ~ o lo que ms cuenta son las diferencias: hay que
fiprse en los stnonimo
s.
Y el para digma antropolgico opone el lenguaje a la vida, lo
general a lo
panicular
, pero tambin, en Lvy-Bruhl, lo civiliza
do Y
lo
primitivo. All tambin hay razones para reconocer que se
opone no el lenguaje a
la
vida -como
ha
ce Wittgenstein , como
hace ~ ~ o r n o sin.o una representacin del lenguaje a una repre
sentacwn de la v1da. Hay all necesariamente repercusiones so
br
e
el
pen
samie
nto
y la
pr
ctica del
tradu
cir. Y sobre la
conf
u
sin
ent
re palabra y c
on
cepto.
Pero es algo qne no termin. El academicismo se renueva.
Lvy-llruhl opona
el
adulto normal
ma
sculino civilizado blanco
no solamente al primitivo, sino al conjunto de la mujer, del loco,
del nio, del salvaje y del poeta. En es ta lgica est
7/23/2019 seleccin meschonnic
18/24
S, wdo eso es para aborrecer.
Pero el signo, es
t m b i ~ n
su paradigma social, la oposicin del
individuo a la soc iedad. El tambin tie
ne
sus ideologismos, sus
teologismos: como el individualismo destrucror de la sociedad
occidental, para socio-telogos como GiBes Lipovetski o Luis
Dumonr. Para quien el modelo de la jerarqua es la sociedad
de
las castas
en Indi
a y el seg
undo
relaco
de
la Creacin, en
el
Gnesis la historia de la costilla.
En la medida en que este
paradigma
tuvo efecros literario
s
es
tambin
a la vez un
paradigma
del lenguaje y un
marcador
del traducir.
El ltimo
paradigma
del dogma es
una
apora de lo poltico,
l
oposicin propia del Co
ntrato social
entre
minora
y mayo
na
que cumple perfectamente la maniobra del escamoteo-mante
nimiento
de
la minora. Es un convencionali
smo
poltico. Donde
se inscribe el mico literario del horizonte de expectativa. Que
plantea
tamb
in el problema
de
la inteligibilidad del
pr
ese
nt
e, de
la
impr
evisibilidad del pasado, efectos de poder del
nmero
ms
~ r n d e
sobre las ideas preconcebidas, donde se inscriben eso que
tienen de reve
lador
las demoras de la traduccin:
LTJ Lingua
Tertii lmperii)
de Vctor Klemperer, traducido con el ttulo de
La lengua
del
Reich
en 1996, tard cuarenta y nueve aos en
ser traducido en Francia, mientras que era un xito
de
librera en
Alemania desde 1947. Ejemplo-tipo de la poltica del traducir, las
demora
s o las celeridades de la traduccin.
El signo, es rodo eso, y que se sostiene. Es una fuerza, una
o ~ n i p r e que
determina
una desco mposicin del pensa
mtenro: del pensamiento del lenguaje, del pensamiento del poe
ma , del pensa
miento
de l tica y del
pensamiento
poltico.
Ahora
bien traducir trabaja en la crtica del signo, por su his
toricidad propia. Traducir no est aislado en
un
a autonoma de
pro
ce
dimientos. La transformacin de las lgicas imerculturales
92
(la descolon iLacin, el primit ivismo) y la
tran
sFormacin en l
pensam ienco del lenguaje,
por
la nocin
de di
scurso,
han
trans
formado, o rrahajan para tra nsformar
el
traducir.
Pero hay que reconocer que
lo
que rein
a
en el pensamiento
del traduci r, es la lingstica de l traduccin, con la expansin
de las nociones de equivalencia formal y de equivalencia din-
mica, seg
n
Eugene
Nida. Lo
que equivale a la s
obrcimpo
sicin
de la ~ o r m s
obr
e la lengua de
partida
y del contenido sob re la
lengua de llegada. Lo binario del signo donde la pragmtica no
hace ms que agregar el
acop
lamienro estmulo-respuesta sobre
el acopla
mi
enro forma y se
ntid
o. El empirismo tanto como la
hermenutica refuerzan este esquema. Y
sin embargo
este esque
ma
que reina, es malo para l traduccin.
Quiero hacer que se o iga que lo fami liar, lo aparentemen-
te razonable, lo que se ensena como la verdad y la naturaleza,
el
signo, es una locura una esquizofrenia del lenguaje. Tal vez
se olvidaron,
pero
es el cer golpe. La paradoja , si se piensa
en
Iza ra, en Anton in Artaud , es que l relacin con el cuerpo y
con el
grito pasa por es
tar
cerca de la locura. Mientras que lo
que es un a locura es la separacin del lenguaje en dos elcmen
ros radicalmente heterogneos uno co n el otro. Lo que hace
que luego se confecc
ionen
pasajes: el
simbo
lismo de las sonori
dades que conForma un originismo, o un a motivacin
por
ex
presividad, o la duda prolongada enrre el sonido y el senrido
como dice Valry. Mientras que desde el
punto
de vista de la
experiencia de pensamiento que es el
po
ema, y que desborda
rodo
experimenralismo
y
toda m
stica,
en
el lenguaje
hay
t
an-
to di sconrinuo, como tambin hay cominuo. Pero el signo no
lo sabe, e
impide
saberlo.
El
signo es el ejemplo mayor de que cada saber produce una
ignorancia especfica, no lo sabe y esconde por consiguiente que
esconde
lo
que esconde.
93
7/23/2019 seleccin meschonnic
19/24
En eso
el
signo se parece perfect:l me me a lo que hace la tra
duccin corriente, a l
que
ll
amo
una borrante.
Enronce\ hay que provocar, partiendo de la experiencia del
poema y de l experiencia de traducir un poem:1, una crisis de
signo. Crisis de signo: alusin, desde luego, a
Crisis de
verso de
Mallarm
.
Pero el desafo
es
forzar m:s, y ms all de una dife
rencia de {poca,
un
malestar. Se trata de reconocer
un
universal
ocultado por
el
desco
no
cimiento,
y
un
a coherencia hasta
aqu
desapercibida.
Se trara de perturbar
al
signo, esta locura del lenguaje.
Y,
so
cialmente, esta locura de perrurbarlo. Y mostrar
la
f t ~ e d d
en la
ilusin Jc lo ilimitado,
es
decir su lmites, es
la
utopa y
la
profe
ca de la teora del lenguaje: utopa, porque ella no tiene lugar y
porque se la desva; profeca, porque rechaza las ideas preconce
bidas. Estas dos condiciones le dan su libertad.
Desestabilizar al signo. Sin repet ir la seudolocura de los aos
sese
nta
qu
e propona
una
salida fuera del sig
no
. Ese nietzsch is
mo literario que, Je una manera bastardeada,
es
prolongado por
el
descontruccionismo. O, mostrar la fuerza,
y
las debilidades,
del signo. Dar un golpe de Biblia en el signo. Un golpe de ritmo.
Un golpe del ritmo, del poema. El signo se rompe en el poema.
Su
es
labn ms dbil. Un golpe de historicidad radical contra su
esencializacin, su dualizacin en cadena. Para desencadenar una
precipitacin de sus paradigmas que poco a poco perderan sus
elementos como, en los dibujos del humorista Ronald Searle, los
libros perderan sus letras. Para dar lugar a O(fOS paradigmas.
Un nuevo elogio de la locura, tal vez.
Y
el
colmo de la uro
pa: no quedarse fuera de lugar, descalificar la inc
ompetencia
insta lada.
Tambin
es
mostrar los lmites de la hermenutica, no porque
no
haya necesidad de ella, s
ino
para
mo
s
trar
que cuando ella se
roma por todo lo que se puede decir y hacer, con el sentido, est
94
por entero en el signo. De ah
la
debilidad de la auLOnomizacin
Jel traducir en traducLOioga.
Al respecto hay que intentar un nuevo golpe, el cuttr IO, de
nunciando
una
impostura que dur demasiado, y que por lo
qu
e
s todava reina,
es
la idemi
fl
cacin del estrucwralismo lingiisti
co
con Saussure. Se da a Saussure como el inventor del estructll
ra
lismo, y sera su cominuidad. Pero
el
esrrucrural ismo es, co
mo
ya se puede estar seguro desde
la
publicacin en
el
2002 de los
.tscritos inditos un
conjunto, los he contado, de nueve contra
sentidos sob
re
Saussure.
Un
macizo de cont rasentidos
2
Todo eso es lo que hace la sistemaricidad de l
as
cosas del len
guaje, vista desde
el
punto de vista de Saussurc, que yo hago mo.
Es por eso que planteo que hay que pensar Humboldt hoy. Porque
la difusin del esrructura
li
smo, al reforzar
el
signo de su aparente
cientificidad,
no
puede no tener efectos de teora y de prctica so
bre
el
acto de traducir, y
el
resultado
que
s
urg
e de all.
Entonces hay que dar
el
quinto golpe: construir, contra la co
herencia del signo, la contra-coherencia
de lo
continuo.
Donde
slo puedo indicar las cosas rpidamente.
Porque planteo un primer continuo que
es
el
cuerpo-leuguaje.
No se trata de carne
-esa
charcutera- ni de neuronas en un poe
ma.
Pen
sar el cuerpo-lenguaje, es pensar de nuevo la relacin en
rre el lenguaje y la vida, a partir de
la
definicin de
la
vida
hu
mana segn Spinoz.a, en el Tt-atado poltico (V,V), no por
la
cir
culacin
de
la sa ngre pero sobre todo
por
la razn,
la
verdade
ra virrud y la vida del
Espriw-
se
d maxime ratione,
ver
vlentis
virtute,
6
vitt2".
Como eso supone necesariamente el lenguaje,
eso se opo ne a la oposicin comn entre el lenguaje y la vida.
2
Aqu cambin reenvo a El senciJo del lenguaje, no el senci
do
de las pa
labras ,
V.
Y para Spi nota, en
el
cap1 ulo
ll l
, cica del leng uaje, cica del
nadu cir, urgcnce .
) j
7/23/2019 seleccin meschonnic
20/24
En el discurso, lo que yo propongo reconocer como un sis
tema de discurso es una semmica se rial que tome como conti
nuo ritmo, simaxis y prosodia:
el
ritmo como organiLaci
n
del
movimienro de
la
palabra, y por consiguieme los ritmos: ritmo
de posicin, ritmo de ataque, ritmo de las finales, ritmo de re
peticin, ritmo sintct ico, ritmo prosdico. Se ve que ya no son
las palabras, y que ya no es
el
signo la unidad. La consecuencia
es que no son las lenguas
la
s maternales, las obras son materna
le
s. Es por eso que yo digo y vuelvo a decir que es la Biblia la
que
hace
el hebreo, no el hebreo el que hace la Biblia. No
es
ms
que un ejemplo.
Se enriende que las consecuencias son ineluctables para la tra
duccin. Pero tambin sobre lo que es leer. Apenas dos ejemplos.
En
Potica deL
traducir-\ tom el ejemplo de dos versos de
Homero
( Lada
VII I, 64-65) que muestra lo que las palabras no
dicen, la igualdad entre la palabra que dice el grito de desgracia
de aquellos a los que
se
mata (oimogue), tres largas, y
el
grito de
triunfo de los asesinos
(eukh/e).
Y
esta igualdad rtmica, escon
dida en la mtrica del hexmetro, encuentra lo que la antropolo
ga homrica descubre.
Pero en Spinoza, hay un ejemplo que me parece
panicu
lar
mente cmico, desde mi
punto
de vista, desde luego. Spinoza
emp
ieza
el Tiatado
poLtico por Ajfectus quibus conjlictamur con
cipiunt
PhiLosophi
. .. yo traduzco: Los Afectos, por los cuales
estamos en conflicto, los Filsofos los conciben como vicios
...
Ajfectus
es
la primera palabra de la frase,
la
primera palabra del
libro. Es
un
concepro mayor en Spinoza. Ahora bien Pierre
Fran
7/23/2019 seleccin meschonnic
21/24
co
nmero de tccnicidades para lingistas, la potica un forma
lismo, la tica es un pensamiento abstracto de los valores,
la po-
ltica es el cinismo de la fuerza.
En este caso, traducir es tambin un acro rico, es traducir la
tica potica del poema.
Esra sistemaricidad impone rever
la
cuestin-del-sujero. Para
dar un sexto golpe
Ah
rambin se trata de una situacin interesan
re, porque en lugar de un sujero, ese genrico indistinto, esta siste
maticidad da a luz trece sujetos por
el
precio de una docena.
Hasta
aqu
no haba hecho
m
s que enumerarlos
Detallo
un
poco: el sujeto filosfico, consciente
unitario
volunrario, mejor
que no escriba poemas, porque si sabe
lo
que hace, hace
lo
que
sabe; el sujeto psicolgico, que riene emociones, si escribe un poe
ma, no puede ms que enunciar, nombrar, describir lo que siente,
mejor que se abstenga, pero es verdad
que
las libreras estn lle
nas
de
sus producciones;
de
spus, el sujeto
de
l conocimiento
de
las cosas, sujeto de la ciencia, y el suje to de la dominacin de las
cosas, sujeto
de la
tc
nica
ellos hacen lo
que
tienen que hacer,
nada
qu
e ver
con un
poema; y el sujeto del conocimiento de
los
otros,
que
invenr la etnologa,
poco
que ver con el sujeto de la
dominacin de los otros, invent la esclavitud y
la
coloniza
cin; despus el sujeto del derecho, sujeto
cap
ital, por
l
artculo
I de
la
declaracin de los derechos de l789: Todos los hombres
nacen y permanecen libres e iguales
en
derec
ho
s .. , no era ver-
dad, no siempre es verdad, pero es un verdadero imperativo cate
grico, un universal, que muestra inmediatamente lo que ocurre
cuando
se confunde lo universal con la universalizacin del mo -
delo occidental, para rechazarla, asunto
de
Blancos , y rechazar
a la
ve L
lo universa
l:
despus Diderot invent
l
sujeto
de la fClici-
dad, en
d
prefacio de la
:ncicloped
ia
-
Heidegger seguido de sus
4
En el
caprulo V,
El ~ e m i d o
del lenguaje,
no el
scmido de las palabras .
98
u i d o r l : s
no conoce
que
la dominacin y la cuestin-de-la
tcnica, pero
de
rodas formas no piensa
l
sujeto, puesto que
hombre, para
l,
slo habla cuando
le
res ponde a la
l ~ n g u a ;
j
s t a
l
s
uj
eto de la historia, pasivo o activo, y para
_los _ r ~ a i l s m o s u m c ~ -
meme las masas o las naciones son sujetos,
l
mdt vtduo
no
es mas
que
un
nmero, al que a veces se tatt'ta en el brazo;
~ e s p u s
e ~ t
l
sujeto locucor de la lengua, que se transforma en S
UJeto
del ts
cu rso de sde que abre la
bo
ca, no sabe.nada de
_eso
pero tiene
importancia, es tanto sujeto a como
SUJeto
de;
v 1 ~ n e
por u_ltuno el
sujero freudiano , pero somos codos sujetos freudtanos,
y SI
lo bus
camos en un texto literario, lo encontraremos, por dos razones, la
primera es que
l
est
ah como
las letras estn
en
palabra Y
palabras en
una
fiase,
la seg
unda
razn es
q u ~ b u s ~ ~ ~ o l o
se aplt
can all necesariamente los conceptos del pstcoanalts ts, por con
siguiente se encuentra all lo que se
pu
so,
ninguna
diferencia con
l
gramtico
que
va a encon trar verbos, a d j e t i v o ~ y
comp
lementos
y que por otra parte no riene el derecho de dectr otra cosa,_ y _so-
bre todo no tiene
l
derecho de decir si es un poema o
una
tmtta
cin no riene los medios para hacerlo, o entonces es que por ser
t i c o no
es menos hombre, o mujer, y como
co
nclusin si
l
sujeto freudiano se encuentra en
un
poema, l no es el que hace
que sea un
poema
o una imitacin. . ,
De
tal manera que despus de esta enumerac10n, de la que de
ninguna
manera afirmo que sea complera, estoy obligado a
c o ~ -
clu ir que ni
uno
de
estos sujetos escribi
un
poema. Por const
gu ieme debo
postu
lar un sujeto nmero trece, al que llamo su-
jera del poema.
Y no
es el autor, esa nocin psicolgica-jurdica,
ni
el
individuo al
que
se le
da una
palmada en
l
hombro, lo que
entiendo por sujeto del
poema
es la subjetivacin
mxima
de un
sisrema de disc
ur
so, que hace que la oralidad ya
no
sea
sono_ra.
Lo que se oye es sujeto. Sujeto
t r a b a j a d ~
t r ~ ~ s f o r m a d o
La
111-
ve
ncin de un a es pecificidad y de una
lusronw
.lad.
99
7/23/2019 seleccin meschonnic
22/24
A partir de ah, lo que hay que uaducir es este sujeto, hay que
hacer que se escuche.
Dicho de otra manera, es el sptimo golpe dado, lo
que
hay
que traducir es la escucha, que consiste en escuchar lo que no
se sabe que
se
escucha (como
la
expansin del nombre Ofe/ia
en
las palabras
que
lo rodean, lo mostr en Potica del traducir), y
eso desborda roda hermenutica: es una significancia desemioti
zada. De donde, vastO programa, habra
que
retraducir todo lo
que slo fue traducido segn
el
signo. Lo que implica una crtica
de la transparencia tanto como del calco, no seguir oponiendo
una alteridad a una identidad si
no
hacer
que
se escuche
una
al
teridad que transforme a una identidad.
Y all el ritmo, los ritmos desempean un papel mayor. Que no
tiene nada que ver con una forma, ni con es
ta
metfora bronquial
de
la
respiracin. Hay muchos ejemplos.
Haba
evocado el caso
de lsaas (40,3), la voz en el desierro5 donde el lugar del acento
disyuntivo mayor durante mucho tiempo fue puesto tal como en
Le Maistre de Sacy: Se oy
la
voz de aquel que grita
en
desierto:
Preparen la va del Seor , para qo/ qore bamidbarpanu drekh
adonnai: Y la King James Version tradujo: The voice of
him
that
crieth in che wilderness, Prepare
ye
the way
of
the Lord
,
despus
la Septuaginta, y despus Mateo (3,3) y Juan (1,23). Desde hace
dos siglos prcticamente todas las traducciones restablecieron
el
ritmo que hace
el
sentido, y por ejemplo la Biblia de Jerusaln tra
duce: Una voz grita: E n el desierto abran el camino de Yav...
Yo traducira: Una voz grita // en el desierto 1abran el
camino
de
Adona'i.
..
Pero la traduccin viciosa dur bastante tiempo como
para
dar
un refrn: precher dans le dsert
(p
redicar en el desierto),
discourir sans erre cour (d iscurrir sin ser escuchado) Grand
arriba, en El desafo del traducir es rransformar roda
la
teora del
lenguaje , 1V.
lOO
. ise y la
rraduc
7/23/2019 seleccin meschonnic
23/24
grado.
Cuando
Heidegger. intefl)reta a l f
olderlin
"
.r
W . "
r ,
u s
: ~ e t tKe
set
mem ort s a ~ r a d o sea mi palabra",
como
un indicativo
y
no
como un subunnvo-optativo, confunde
los dos, lo
que
no deja
de
tener consecuencias
para
la tica .
1o ~ i : i n o es pasaje de la vida
del
pri nci
pi
o cread
or
de v
ida
a
las
mtnJmas
cnaturas
vivientes.
o d a v a
no est lo
.
L
J
. . , 'l . re g
10
so. o
Jvtno e ~ L ~ e
mtsmo
fundido
co
n lo sagrado.
Lo d tvtno se separa de lo sagrado en t xodo 3 14 cua d
1 d 1 b ' , n o,
en
L ~ g a r e
nom
re
que
pide Moiss, Dios res
pond
e
co
n
un
verbo
1
raduzco: "Ser que ser ", reanudacin de la promesa del
culo
12. La supresin del nombre provoca
in m
ediatamente
una
ruptura
lo fusiona de lo sagrado, una trascendencia absolu
ta
de
lo
dtvmo en
relacin a lo
hu m
ano.
De un
a so la vez la t
1 y , eo
ogta
n e g a n ~ a
. a paradoja es
que
es lo
divino
, as entendido, el
que
hace
.el. mfinuo de
la
hi