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DISTRITO FEDERAL, A TREINTA Y UNO DE JULIO DEL
AÑO DOS MIL OCHO.
V I S T O S para resolver los autos del toca 149/2008,
relativo al recurso de apelación interpuesto por el sentenciado
********** y su defensor particular, contra la sentencia decretada el
treinta y uno de marzo del año en curso, por el Juez Decimosexto
de Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal,
en la causa 24/1998, por los delitos de Privación ilegal de la
libertad, previsto y sancionado por los artículos 366, fracción I,
inciso a), en relación con la fracción II, incisos a), b), c) y d), del
Código Penal Federal; y Robo calificado, porque fue cometido en
un edificio y departamento destinados para la habitación, previsto
y sancionado por los artículos 367, 370 párrafo tercero y 381 bis,
del Código Penal Federal, todos los preceptos citados vigentes en
la época de los hechos; y
R E S U L T A N D O:
PRIMERO.- **********
SEGUNDO.- **********
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO.- **********
SEGUNDO.- **********
TERCERO.- **********
CUARTO.- En principio, el Titular de este Tribunal de
segunda instancia considera que en el caso a estudio se
encuentra demostrado el delito de PRIVACIÓN ILEGAL DE LA
LIBERTAD, previsto y penado en el artículo 366, fracción I, inciso
a) y fracción II, incisos a), b), c) y d) del Código Penal Federal,
aplicable en la fecha de la comisión de los hechos, como
correctamente lo determinó el A quo.
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Cierto, del análisis de las pruebas que integran el juicio de
origen, valoradas tanto en lo individual como en su conjunto al
tenor de los artículos 280, 284, 285, 286, 288 y 289, del Código
Federal de Procedimientos Penales, son suficientes y eficaces
para tener por acreditados los elementos objetivos, subjetivos y
normativos del mencionado delito de PRIVACIÓN ILEGAL DE LA
LIBERTAD.
El artículo 366, fracción I, inciso a) y fracción II, incisos a),
b), c) y d) del Código Penal Federal, vigente en la época del
evento delictivo, en lo conducente, establecía:
“Artículo 366. Al que prive de la libertad a otro se le
aplicará:
I. De diez a cuarenta años de prisión y de cien a quinientos
mil días multa, si la privación de la libertad se efectúa con el
propósito de: …
a) Obtener rescate...
II. De quince a cuarenta años de prisión y de doscientos a
setecientos días multa, si en la privación de la libertad a que se
hace referencia en la fracción anterior concurre alguna o algunas
de las circunstancias siguientes:
a) Que se realice en camino público o en lugar desprotegido
o solitario;
b) Que el autor sea o haya sido integrante de alguna
institución de seguridad pública, o se ostente como tal sin serlo;
c) Que quienes lo lleven a cabo obren en grupo de dos o
más personas;
d) Que se realice con violencia, o
e) …”
Por tanto, del artículo transcrito, en términos de los artículos
168 y 180 del Código Federal de Procedimientos Penales, se
obtienen los siguientes elementos, objetivos o externos, subjetivos
y normativos del delito en estudio.
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a) Que dos o más personas priven de la libertad a otra;
b) Que se realice en la vía pública y con la finalidad de
obtener rescate;
c) Que el autor sea miembro de una institución de seguridad
pública o que se ostente como tal; y
d) Que se lleve a cabo de manera violenta.
En esa tesitura, de los elementos de prueba que obran en
autos, dado su contenido, valorados al tenor de lo dispuesto en
los artículos 280, 285, 286, 287 y 289 del Código Federal de
Procedimientos Penales, permiten establecer que en el caso a
estudio se acreditan todos y cada uno de los elementos que
integran el delito en análisis, con los cuales queda acreditado que
más de dos sujetos activos, aproximadamente a las doce horas
del diez diciembre de mil novecientos noventa y siete, en una vía
pública como lo fue la avenida Contreras, en la colina San
Jerónimo Lídice, ostentándose como integrante de una institución
de Seguridad Pública, ya que algunos iban con vestimentas de
color negro y las iniciales PJF, que correspondían a la entonces
Policía Judicial Federal, a bordo de la camioneta **********,
interceptaron el automotor **********, conducido por **********, en
el cual viajaba **********, a quien mediante la violencia física lo
privaron de su libertad subiéndolo a la aludida camioneta y lo
mantuvieron cautivo en el “Motel *********”, así como en el “Motel
*********”, para posteriormente dejarlo en libertad porque cobraron
un rescate de ********** pesos, de modo que transgredieron el bien
jurídico tutelado por la norma, que en el caso lo es la libertad
ambulatoria de las personas.
Sirve de apoyo a lo anterior la tesis, sustentada por el
Segundo Tribunal Colegiado Del Sexto Circuito, en la Octava
Época, visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XIV, Julio de 1994, Materia Penal, página 710,
del tenor literal siguiente: “PLAGIO O SECUESTRO.
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CONFIGURACION DEL DELITO DE. El bien jurídico protegido en
el delito de plagio o secuestro es la libertad externa de las
personas, la libertad de obrar y moverse, y como elemento
subjetivo del tipo distinto del dolo se requiere que la privación
ilegal de la libertad personal del sujeto pasivo tenga por finalidad
el pedir un rescate o el causar daños y perjuicios al plagiado o a
las personas relacionadas con éste. En otras palabras, es
indispensable, para la configuración del delito de referencia, que
el sujeto activo no sólo quiera directamente la producción del
resultado típico que es la privación ilegal de la libertad del pasivo,
sino que el objeto de dicha privación debe ser con el propósito de
tratar de obtener un rescate o de causar daños y perjuicios”.
Lo anterior se demuestra, principalmente, con lo expuesto
por el denunciante **********, quien manifestó que el día y lugar
del evento delictivo cinco sujetos, todos armados con pistolas tipo
escuadra, con vestimenta de color oscuro, algunos de ellos
utilizaban gorras y botas del mismo color, interceptaron el
vehículo en el cual viajaba en compañía de su chofer **********, y
con lujo de violencia lo proyectaron contra la pared le pegaron en
los tobillos, y le preguntaron que si no tenía alguna arma, para
posteriormente subirlo a una camioneta **********, lo colocaron en
la parte trasera, le preguntaron su nombre, lo tiraron boca abajo y
le cubrieron su cara y cabeza con un objeto tipo lona; y se lo
llevaron privado de su libertad a un motel de nombre “**********”
ubicado en el Estado de México, del cual lo sacaron y después lo
trasladaron a otro conocido como “**********” en donde realizaron
diversas llamadas telefónicas con el papá del ofendido y le
pidieron primero la cantidad de ********** pesos y después
********** a cambio de su libertad, cantidad que les fue entregada
a los activos el once de diciembre de mil novecientos noventa y
siete.
Que antes de eso le dieron un teléfono celular para que le
indicara a su hermana *********, que estaba bien, que al día
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siguiente se verían; luego, marcaron al número de su chofer,
respondiéndole su esposa, con quien le dejó dicho que al día
siguiente se verían en su casa, de nueva cuenta se detuvo la
camioneta, de la que bajaron todos los sujetos, así como él,
ignorando el lugar donde se encontraba así como la hora; uno de
los sujetos le indicó que descansara pues al día siguiente harían
una llamada; posteriormente se percató que lo sacaron de ese
lugar y lo subieron a un vehículo, ignoraba si era el mismo,
circularon por veinte minutos aproximadamente, descendieron y lo
metieron a un lugar, sin poder precisar si era el mismo u otro;
luego un sujeto le preguntó cuánto tenía en sus cuentas
bancarias, respondió que en una cuenta tenía ********** y en la
otra no había nada; después de cuatro horas sintió que un sujeto
lo levantó, lo subieron a un vehículo, le pidieron el número de su
celular para que hablara con su chofer, su padre contestó la
llamada, pero colgó; posteriormente, dichos sujetos estuvieron en
comunicación con su padre a través de su celular número
**********, que su chofer ********** llevaba en su automóvil, no
escuchó las primeras pláticas que los sujetos tuvieron con su
padre, pero después de un tiempo escuchó que para obtener su
liberación le pidieron a su padre ********** pesos y un vehículo
**********, momento en el cual se enteró que tenían en su poder
dicho vehículo, pues exigieron que entregara la factura; les indicó
que ese documento lo tenía una de sus hermanas que se
encontraba de viaje por Europa, en ocasiones también le pasaron
a su papá para que le dijera que entregara todo lo que le pedían;
aunque hubo varias comunicaciones, finalmente escuchó que le
pidieron a su papá quinientos mil pesos en efectivo, así como un
vehículo **********; le preguntaron que si podía conseguir el dinero
que le solicitaban, a lo cual contestó que lo conseguiría su novia
de nombre **********, con quien le permitieron comunicarse, le
pidió dinero, pues ella tenía ********** pesos en su cuenta
bancaria; también lo comunicaron con el gerente de Bancomer,
sucursal ********** número **********, para que suscribiera unos
cheques y los cobrara su chofer; finalmente no se enteró cuales
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fueron las condiciones de pago para su liberación, sólo escuchó
que los secuestradores indicaban a su padre las calles por las que
debía circular cuando hablaban por teléfono; luego lo pasaron a
otro vehículo y le quitaron la venda de sus ojos, se percató que se
trataba de un automóvil Jetta, el cual se detuvo de repente, le
dijeron que se saliera y no volteara porque le darían un “plomazo”,
dándose cuenta que se encontraba en la calle de Amores, entre
Ángel Urraza en la colonia del Valle, tomó un taxi y se trasladó a
su domicilio, veinte minutos después llegó su padre y le dijo que
pagó ********** pesos por su liberación, así como su automóvil
**********, relojes, en especial **********, así como la factura del
automóvil **********, a nombre de **********, documentos
personales y la factura correspondiente al vehículo **********, así
como dinero en efectivo, documentación personal, como
pasaportes, cartilla, certificados de estudio, chamarras de piel,
camisas de seda, teléfonos celulares, cargadores; que lo liberaron
el jueves once a las veintitrés horas.
Que también se percató que la camioneta se detuvo y
escuchó que se cerraban una cortina como las que se utilizan
para moteles de paso, lo bajaron y lo condujeron a una habitación,
lo sentaron en la cama y al darle de beber una botella de agua, en
ésta aparecía una etiqueta que decía “Motel **********”, se quedó
ahí dos o tres horas para luego sacarlo y subirlo otra vez a la
camioneta, después de diez minutos se detuvo en un lugar con
las mismas características, lo llevaron a una habitación en la cual
estuvo toda la noche; al día siguiente escuchó que entró una
persona a quien le decían “**********” dando órdenes a los demás;
accedió a hacer una llamada a su novia para que le hiciera un
préstamo de lo que tuviera en sus cuentas, y al hacerla se
comunicó con su chofer para que fuera a verla y la llevara a retirar
el dinero, después lo comunicaron a la oficina de ella, quien le
señaló que podía prestarle ********** pesos y que pasaría su
chofer para que retirara del banco el dinero; después lo
comunicaron con una ejecutiva de Bancomer de nombre **********,
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a quien le informó que iba a retirar dinero para salir de viaje;
después al haberlo comunicado al celular con su chofer, contestó
su padre a quien le colgaron por desconocerle la voz, volvieron a
comunicarse con su padre sin saber los términos, ese mismo día
al anochecer lo comunicaron con su padre, desde el interior de la
camioneta en donde le dijo que ya tenía el dinero completo y lo
llevaron a la habitación, se quedó el sujeto llamado “**********”
hablando con su padre y después lo subieron a la camioneta e
inició la marcha durante cuarenta minutos sin saber en dónde se
encontraba, porque le habían vendado los ojos, posteriormente,
un sujeto le dijo “ya estuvo, vas a vivir”, arrancó la camioneta y
circuló unos minutos para luego detenerse y bajarlo, lo subieron a
otro vehículo que inició su marcha, le quitaron la venda de los
ojos, se percató que era un vehículo Volkswagen Jetta, color
oscuro, de modelo reciente, iban con él tres personas dos
adelante y otra junto de él, le dijeron que le había ido bien y que
se cambiara de domicilio porque lo tenían ubicado.
También agregó que cuando sus secuestradores lo
sacaron del hotel, lo llevaron a un estacionamiento en donde
esperaron dos horas aproximadamente, de ello se percató debido
a que cuando estuvo acostado en la parte trasera de la camioneta
pudo levantarse la venda que le cubría los ojos y ver por el vidrio
trasero hacia arriba una estructura de lámina acanalada, color
blanco y luz fluorescente de lámparas de tubo, luego lo sacaron y
recorrieron tres o cuatro cuadras aproximadamente, lo pasaron a
un vehículo compacto tipo Jetta, lo dejaron a unas cuadras
adelante, es decir, en las calles de Amores, entre Xola y Viaducto.
En diligencia de identificación en la cámara “HESSEL” de
diez de marzo de mil novecientos noventa y ocho, **********,
reconoció a ********** como una de las persona a que hizo
referencia en sus declaraciones ministeriales.
Deposado que reúne los requisitos del artículo 289, del
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Código Federal de Procedimientos Penales, pues es claro y
preciso, sin dudas ni reticencias, versa sobre la sustancia del
hecho, que conoció por medio de los sentidos, pues fue el sujeto
pasivo del ilícito, es decir, la persona que fue privada de su
libertad; por tanto, adquiere valor de indicio, en términos del
artículo 285, del Código Adjetivo del fuero y materia.
Sirve de apoyo la jurisprudencia publicada con el número
II.2o. J/8, sustentada por Segundo Tribunal Colegiado Del
Segundo Circuito, consultable en la página 51, del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación, que a la letra dice:
“OFENDIDO, VALOR DE LA DECLARACIÓN DEL.- Es
inatendible el argumento que niega valor probatorio a la
declaración del paciente del delito, pues tanto equivaldría a
sostener que era innecesario en la investigación judicial, el
examen de la víctima de la infracción. En estas condiciones, la
prueba de responsabilidad de determinados delitos, que por su
naturaleza, se verifican casi siempre en ausencia de testigos, se
dificultaría sobremanera, pues de nada serviría que la víctima
mencionara el atropello si no se le concediera crédito alguno a
sus palabras. La declaración de un ofendido tiene determinado
valor, en proporción al apoyo que le presente otras pruebas
recabadas durante el sumario; por sí sola podría tener valor
secundario, quedando reducido al simple indicio, por cuanto se
encuentra robustecida con otros datos de convicción, adquiere
validez preponderante”.
Testimonio que se robustece con la declaración de
**********, quien en su carácter de chofer del ofendido dijo el diez
de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
aproximadamente a las doce horas con veinticinco minutos a
bordo del vehículo **********, al circular sobre la avenida
Contreras, en forma sorpresiva se le cerró un vehículo **********,
de la cual descendieron cuatro sujetos vestidos de negro,
ostentado en los brazos de su vestimenta el escudo nacional,
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recibió la orden del señor ********** de echarse en reversa por que
los iban a asaltar; obedeció en forma instintiva y al echarse de
reversa a unos cien metros, los sujetos les dispararon con armas
de fuego en seis ocasiones aproximadamente, se topó con una
camioneta que le impidió seguir circulando en reversa y otro taxi
le impidió seguir hacia delante, lo que ocasionó que ********** se
desesperará y optara por bajar y huir del lugar, después de que se
quitó el taxi pudo huir, se dirigió a la colonia Pedregal, por donde
trabaja su hermano **********, y le pidió que lo acompañara en su
vehículo para acudir al lugar en que ocurrieron los hechos; ahí
dejo el vehículo Ford Contour, al llegar al lugar de los hechos, al
pasar frente al domicilio del señor **********, se agachó y fue su
hermano quien le comunicó que unos sujetos subían bolsas al
vehículo Mercedes Benz, propiedad del señor **********, sin haber
visto más, para nuevamente regresar al lugar y darse cuenta que
el Mercedes y los sujetos ya no estaban; al pasar por el
restaurante “Vips”, de San Jerónimo se percató que el Mercedes
estaba estacionado.
Agregó que en el vehículo Contour se había quedado el
teléfono y el viper del señor **********, que dudó en comunicarse
con los familiares de éste, pues no quería alarmarlos, tenía la
esperanza de encontrarlo o que le hiciera una llamada, siendo las
catorce horas con treinta minutos de ese día su esposa le mandó
un mensaje a través de su biper en donde le decía que se
comunicara a su casa, y una vez que lo hizo le dijo que había
hablado el señor *********, quien dejó dicho que se fuera a
descansar que estaba bien y que al otro día se veían donde
siempre; que cuando habló lo hizo en forma nerviosa, cuando
estaba obscureciendo la hermana del señor ********** le pidió que
se comunicara con ella; luego se dirigió a la casa de los padres de
**********, ahí le platicó todo lo sucedido a ********** y se esperó
toda la noche para ver si se sabía algo de su jefe **********.
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Señaló que al día siguiente por la mañana recibió una
llamada proveniente del teléfono celular de **********, la cual tomó
**********, padre de aquél, quien escuchó que una voz dijo,
“**********”, por lo que contestó “no, soy el papá de **********”, se
cortó la llamada, pero después de tres minutos volvió a sonar el
teléfono, contestó, una voz le dijo que le pasaría a **********, quien
le ordenó que fuera a la oficina de **********, que la llevara al
banco y ella ya sabía lo que debía hacer; pero el padre de
********** dijo que no lo obedeciera, que sólo fuera por **********;
una vez que regresó con ella volvió a sonar el teléfono celular de
********** y al contestarlo una voz le dijo “DEJA DE ESTAR
HACIENDO PENDEJADAS TE ACABAN DE VER EN LA PGR
QUE ESTÁS HACIENDO ALLÁ”; respondió que no era cierto; le
dijeron que no hiciera lo que le habían indicado, y que le iban a
pasar ********** quien le dijo que por favor hiciera las cosas como
se las había dicho; posteriormente acompañó a las señoritas
********** y ********** al banco, cuando regresaron contestó otra
llamada en la que le indicaron que él iría a dejar las cosas en el
carro verde, él respondió que estaba bien, pero en ese momento
el padre de ********** le arrebató el teléfono y habló directamente
con los sujetos.
También obra la declaración de **********, quien dijo que el
diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete, en la
privación de la libertad de **********, intervino un grupo de diez
personas; ocho de ellos vestían uniforme de color negro, dos de
ellos portaban un chaleco azul marino con las iniciales S.S.P, de
la Secretaria de Seguridad Pública, a quienes no identificó pero
recordaba que ocho de ellos vestían con uniformes de color
negro, uno de los sujetos vestido de color azul marino, agilizó él
transito, luego abordó la camioneta marca Chrysler tipo Cherokee,
y se dirigió rumbo a la avenida Luis Cabrera, toda vez que en el
lugar de los hechos se encontraba el vehículo correspondiente a
seguridad pública; precisó que el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, a las doce horas treinta minutos
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aproximadamente, cuando circulaba sobre la avenida Contreras; a
la altura de la Casa Hogar para Varones esquina con calle de
Redención, colonia San Jerónimo Lídice, observó una
movilización policíaca en la cual perseguían a píe a una persona
que iba corriendo delante de ellos, a quien voltearon a la pared; a
cinco metros de distancia, se percató que se trataba de su primo
**********; lo reconoció porque tenía la cara hacia el costado
derecho; y al tratar de enterarse de lo que sucedía, se dio cuenta
que en el lugar de los hechos se arrancaron dos vehículos, una
camioneta **********, que llevaba unos anuncios luminosos de
color azul y rojo, de los llamados códigos, el otro vehículo era una
camioneta **********, ambas carecían de registro oficial y se
dirigieron al Sur; a las diecinueve horas de ese día, entabló
comunicación vía telefónica con su padre **********,
comunicándole lo sucedido a su primo.
Asimismo, se cuenta con la declaración de **********, papá
del ofendido, quien señaló que el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, aproximadamente a las catorce
horas con cuarenta y cinco minutos, se encontraba en la ciudad
de Oaxaca, Oaxaca, donde recibió una llamada telefónica de su
hija **********, quien le informó que varios sujetos del sexo
masculino, con lujo de violencia, se habían llevado a su hijo
**********; después recibió una llamada de su hija **********, quien
le confirmó el dicho de aquélla y agregó que las personas que se
habían llevado a ********** eran judiciales, que el vigilante del
edificio en donde vivía **********, ubicado en la avenida **********,
número **********, colonia San Jerónimo Lídice, les informó que
cuatro sujetos lo obligaron a abrirles la puerta de acceso al edificio
y acompañarlos al departamento de **********, donde se
escondieron a fin de que la sirvienta **********, sólo viera al
vigilante y abriera la puerta; una vez adentro bajaron al vestíbulo a
la sirvienta y al vigilante, les advirtieron que no hicieran nada o de
lo contrario los perjudicarían; se apoderaron de una caja fuerte
con diversos objetos y artículos personales, los metieron al
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vehículo de su hijo **********, marca Mercedes Benz **********, que
se encontraba en el estacionamiento del edificio.
Agregó que se trasladó a la ciudad de México, para ver que
pasaba, donde su hija ********** le informó que ********** se
comunicó vía telefónica de manera nerviosa, diciéndole que
estaba en una fiesta y que no se preocupara ni avisaran a nadie,
colgó de inmediato sin dar tiempo a preguntarle nada, por lo que
se dirigió a la Dirección de Investigaciones de la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal, en donde le informaron
que no sabían nada respecto de la detención de su hijo; agregó
que cuando ocurrieron los hechos se encontraba presente
**********, chofer de su hijo **********, quien le manifestó que en
una camioneta **********, iban cuatro sujetos y una mujer, los que
hicieron varias detonaciones.
Aduce que se enteró que su hijo había sido detenido
aproximadamente a las doce horas con veinticinco minutos, a dos
calles de distancia del departamento de **********, sobre la misma
avenida, a la altura de un centro comercial, cuando una
camioneta, **********, le cerró el paso y se percató que se trataba
de cuatro hombres y una mujer, uniformados de negro, que
portaban las insignias de la bandera nacional, y las letras “PGR y
“PJF”; aunque el chofer le dijo que trató de evadir a los agresores
y condujo en reversa, ********** se desesperó y abandonó el
vehículo, y trató de alejarse corriendo; al darse cuenta los
agresores de que éste huía, realizaron disparos con arma de
fuego, por lo que se detuvo; en esos momentos vio que lo
sometieron y con lujo de violencia lo subieron a la parte trasera de
la camioneta con la que le habían cerrado el paso al automóvil.
Posteriormente se enteraron que los hechos también los
presenció **********; siendo las diez horas con cuarenta y cinco
minutos del once de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
se encontraba con **********, cuando sonó el teléfono celular
propiedad de **********, contestó ********** y alcanzó a escuchar
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que la voz sonaba furiosa, alterada y amenazante, por lo que le
pidió el teléfono, quien hablaba era la persona que tenía a su hijo
y al darse cuenta de que hablaba con el padre de **********,
cambió radicalmente el tono de voz, tornándose calmada y
negociadora, le dijo que tenían a su hijo ********** quien contaba
con un antecedente de crimen, y para dejarlo en libertad le solicitó
la cantidad de **********, a lo cual le contestó que le creía, pero
que deseaba saber si su hijo estaba bien, respondió su
interlocutor que sí, y que se lo iba a poner al teléfono; escuchó
que su hijo le señaló “papá, estoy bien, haz todo lo que ellos
dicen”, y en ese momento se cortó la comunicación; empezó a
tratar de reunir la cantidad solicitada con el fin de liberar a su hijo;
a las catorce horas con treinta minutos recibió otra llamada a
través del teléfono celular de **********, el mismo interlocutor le
dijo que ya había arreglado con su hijo que el pago ya no iba a ser
de ********** pesos sino de ********** pesos, preguntó si deseaba
hablar con él, pero contestó que no era necesario; en virtud de
ello envío al banco a su hija **********, para retirar más dinero.
Que como a las dieciséis horas se volvieron a comunicar
con él, por la misma vía, el interlocutor ya no fue el mismo, sino
que era una voz más gruesa y ronca, preguntó si ya habían
reunido el dinero, respondió que sí, le indicó que el pago debería
ser en el automóvil Ford Contour, color verde, les manifestó que
en ese momento no se encontraba el auto en la casa, contestó
que lo localizará luego cortó la comunicación; volvió a llamar diez
minutos después, siendo la voz de la primera persona que había
negociado para preguntarle si ya había recibido instrucciones, le
informó que sí, pero no pudo localizar el Contour verde, pero que
tenía un Chevrolet Cavalier rojo, el interlocutor le contestó que le
diera el número de placas y el tiempo en que saldría de la casa;
contestó que partiría en cinco minutos, para luego cortar la
comunicación; cuando salió recibió otra llamada, le indicaron que
tomara rumbo al aeropuerto, por avenida Churubusco, y más
adelante le darían instrucciones; tomó la desviación de la vía corta
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a Texcoco, recibió la orden de que al llegar a la caseta de cobro,
diera vuelta en “U” y tomara la primera calle a la derecha, que no
fuera a apagar su celular; recibió una nueva llamada, le
preguntaron en donde se encontraba porque no lo habían visto
pasar, ”que no tratara de pasarse de listo”, enseguida le habló su
hijo ********** para decirle en tono desesperado que siguiera las
instrucciones y que no fuera a hacer nada porque sino lo iban a
matar, respondió que las seguía al píe de la letra, que iba sólo; se
le indicó por otra llamada, que no había gustado “a su gente su
actuación”, que regresara a su casa, que ellos lo vigilarían hasta
que llegara, por el momento no se haría nada; entonces regresó a
su domicilio, pasó por la parte de atrás del aeropuerto y en esos
momentos recibió otra llamada para preguntarle en donde estaba,
le indicaron que buscara una calle sola y se estacionara, así lo
hizo les dio los nombres de la calle en donde se estacionó; el
agresor le señaló que esperara veinte minutos.
Que llegó un Contour de color café oscuro, del que
descendió un sujeto del sexo masculino de complexión robusta de
aproximadamente entre treinta y ocho a cuarenta años, de tez
morena clara, cabello quebrado, negro y corto, frente y cejas
regulares, nariz y boca regular, ojos oscuros, mentón oval, sin
seña particular, le dijo que le entregara el paquete, se agachó
para sacar el dinero que estaba abajo del asiento, el cual venía en
fajillas de ********** pesos, preguntó si estaba completo por que lo
iban a contar; cuestionó al sujeto sobre su hijo, a lo que le
respondió que cuando contaran el dinero lo soltarían; minutos
después recibió una llamada de **********, abogado de la familia,
quien le dijo que ya había llegado ********* a su domicilio, y al
estar de regreso a su casa recibió otra llamada de los sujetos que
habían privado de la libertad a su hijo, le dijeron “cumplimos como
hombres, deje prendido su celular, después le llamaremos para
negociar lo demás”, sin que se hayan vuelto a comunicar, a
excepción del quince de diciembre de mil novecientos noventa y
siete, cuando llamaron al teléfono particular de su hija para
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indicarle que habían abandonado el auto Mercedes Benz, en el
estacionamiento del Samborn’s de la Villa.
De igual manera el diez de marzo de mil novecientos
noventa y ocho, en diligencia de identificación en la cámara
denominada “HESSEL”, **********, reconoció a **********, como
una de las personas a que hizo referencia en sus declaraciones
ministeriales.
Lo que se corrobora con la declaración ministerial de
**********, quien refirió que el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, aproximadamente a las catorce horas con
cincuenta minutos, recibió una llamada al domicilio de su padre,
de parte de **********, quien es empleada doméstica de su
hermano **********, informándole que en el domicilio de éste se
habían metido al parecer ocho personas, mismas que llevaban
chamarras negras, con logotipo; estas personas habían sacado
del departamento como cuatro maletas y se llevaron el coche
Mercedes Benz de su hermano; además, le habían dicho que
llevaban a ********** en la camioneta; aproximadamente una hora
y media después, le llamó ***********, quien le indicó que le había
llamado **********, su primo, y le dijo que había visto a **********
corriendo sobre Magdalena Contreras, pero luego lo subieron a
una camioneta **********; después marcó “el pin” de **********,
pero le contestó **********, el chofer de su hermano, comentándole
que se le cerró una camioneta rumbo al Vips, que ********** bajó y
que él logró escapar, por lo cual le indicó que se trasladara a su
domicilio de Coyoacán. ********** le dijo que había alcanzado a ver
las placas 131; aproximadamente a las veinte horas del mismo
día diez, recibió una llamada de ********** para decirle que no se
preocuparan que se encontraba en una fiesta, que estaba bien.
Exhibió copia simple de los recibos telefónicos con fecha de
vencimiento treinta de enero de mil novecientos noventa y ocho,
relativos a los números telefónicos **********y **********, siendo
este último en donde entraron las llamadas de **********.
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De igual manera, se cuenta con la declaración de la novia
del ofendido **********, quien señaló que cuando ocurrieron los
hechos prestó la cantidad de ********** pesos, al padre de
**********, con la finalidad de reunir la cantidad total del rescate a
fin de que lo dejaran en libertad; cantidad que entregó
físicamente a ********** el once de diciembre de mil novecientos
noventa y siete; para ello realizó el retiro en “Bancomer”, sucursal
**********.
Obra en autos lo declarado por **********, quien dijo que el
diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete, entre las
veintiuna y veintidós horas, se encontraba en su oficina ubicada
en el interior del “Hotel **********”, donde la recepcionista le avisó
que dos camionetas en las que se encontraban varias personas,
se introdujeron a las habitaciones tres y cuatro, y no querían
pagarlas, motivo por el cual le dijo que hablara a la policía; a los
diez minutos aproximadamente, llegaron cuatro patrullas de la
policía municipal de Tlanepantla, se entrevistó con el comandante
********** y le hizo del conocimiento la situación; el comandante se
encaminó hacía esas habitaciones sin llegar a ellas, ya que fue
interceptado por dos sujetos que se encontraba en la puerta de
entrada del motel; escuchó que el comandante les dijo que quería
hablar con su jefe, se encaminó ese sujeto hacia una de las
habitaciones y regresó acompañado por otro individuo, quien
manifestó ser de P.G.R, que tenía un operativo y en virtud de ello
iban a ocupar diversas habitaciones en los hoteles cercanos; el
exponente le dijo al comandante que no quería que esas
personas ocuparan dichas habitaciones, que se fueran a otro
hotel; lo cual reprodujo el comandante al supuesto jefe, mismo
que vestía una chamarra color negro con las insignias PGR y PJF,
y una bandera en el brazo izquierdo, motivo por el cual las
personas que ocupaban las habitaciones antes señaladas optaron
por retirarse, sacaron las camionetas que habían introducido,
siendo éstas una de color claro y otra de color oscuro.
149/2008. 17
Una vez que le pusieron a la vista diversas fotografías
correspondientes a la camioneta Dodge Ram Van, color blanco,
placas **********, reconoció que era una camioneta de las
características de las fotografías y que tenía vidrios polarizados,
ya que únicamente las vio de costado; que estas personas a las
que se refirió algunas se encontraban en el patio, no permitieron
que se acercara persona alguna a las habitaciones y su
comportamiento era como si estuvieran ocultando algo; en ningún
momento anotó las placas de las camionetas a las que se refirió,
ya que esas personas no pagaron las habitaciones y se
encontraba en esos momentos la policía, los cuales tomaron
conocimiento de los hechos, recordó que dos de los elementos de
la policía municipal se quedaron en el motel hasta que se retiraron
dichos sujetos abordo de las camionetas; agregó que no
recordaba los rasgos fisonómicos de las personas que estuvieron
el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete en su
motel.
De igual forma, se destaca el testimonio de **********, quien
se desempeñaba como encargado de la limpieza del “Hotel
**********”, ubicado en la autopista México-Pachuca y que el once
de diciembre de mil novecientos noventa y siete, se percató de
que había dos camionetas estacionadas, lo cual le llamó la
atención porque una de las dos ocupaba el espacio destinado al
cuarto dieciséis, y la otra estaba estacionada afuera entre los
cuartos quince y dieciséis, y frente a la otra camioneta, la primera
era color blanco, tipo Ram y la otra una Suburban color blanco
con verde; una persona del sexo masculino vestido de civil se le
acercó y le dijo que si le podía hacer el favor de lavar la Suburban
y de aspirar la otra camioneta; después de un rato aspiró la
camioneta blanca tipo Ram, para lo cual pasó el cable de una
aspiradora por una ventana del cuarto dieciséis, una persona
desde adentro lo conectó por lo que subió a la camioneta y
comenzó a aspirarla, tenía vidrios rotos en la parte de atrás,
149/2008. 18
posteriormente aspiró los asientos; los tripulantes de esos
vehículos, que eran seis aproximadamente, se fueron a las seis
de la tarde, aproximadamente.
Después de tener a la vista las fotografías que obraban a
fojas “ciento treinta y tres y ciento treinta y seis”, en las que
aparece la camioneta Ram Van, color blanco, con placas
**********, la reconoció plenamente como la misma a que hizo
referencia en su declaración, la que aspiró el día once de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, además tenía un
vidrio roto con fragmentos en el piso.
Se cuenta con la declaración de **********, quien refirió que
el diez de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, entre las
veintidós y veintitrés horas, se encontraba en su oficina ubicada
en el interior del “Hotel **********”, el velador del Motel de nombre
********** le dijo que se iban a ocupar dos habitaciones, la quince y
la dieciséis de la planta baja, le entregó el dinero y en dichas
habitaciones se iban a quedar en cada una dos hombres, los
cuales venían abordo de una camioneta de color blanco; después
de haber visto diversas fotografías correspondientes a la
camioneta Dodge Ram Van, color blanco, con placas **********, la
reconoció como la misma que fue introducida al motel; esas
personas se quedaron dos días, siendo el día diez y once de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, desocuparon dichas
habitaciones el día once; aproximadamente a las catorce horas
mandó a una persona de nombre ********** a cobrarles, le dijeron
a éste que ya se iban a ir, desocuparon las habitaciones entre las
dieciséis y diecisiete horas, por lo que no les fue cobrado el
importe de los cuartos; agregó que no vio a las personas que
ocuparon las multicitadas habitaciones, únicamente la camioneta
referida, pero no la otra que también entró al Motel.
Asimismo, es de considerar la declaración de **********,
quien el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
149/2008. 19
declaró que como Comandante de la Policía Municipal del Estado
de México, adscrito a Tlalnepantla de Baz, el diez de diciembre de
mil novecientos noventa y siete, aproximadamente a las veintidós
horas, recibió una llamada de la central de la Dirección de
Seguridad Pública Municipal, se le dio indicaciones de que se
trasladara al Hotel “**********”, debido a que en esa central
recibieron una llamada telefónica en la que solicitaron auxilio,
pues al parecer unas personas no querían pagar, por lo cual se
trasladaron a dicho Hotel, ubicado en la autopista México-
Pachuca, casi enfrente de la entrada a San Juan Ixhuatepec,
arribaron diez minutos después aproximadamente; una vez ahí, el
encargado del hotel manifestó que había unas ocho o diez,
personas que no le querían pagar las habitaciones, los que se
encontraban en dos camionetas; en esos momentos comenzaron
a salir dichas personas de las habitaciones, se percató de que
éstas iban vestidas de negro, uniformados con chamarras que
ostentaban las siglas PJF y PGR, con los emblemas del Escudo
Nacional, motivo por el cual procedió a solicitar refuerzos;
preguntó quién se encontraba al mando, se acercó una persona
para informarle que era el Comandante y se encontraba a cargo
de lo que él denominó “operativo norte”, le mostró una
identificación de color verde en la que se apreciaban las letras
PGR de color dorado al centro, sin que alcanzara a ver el nombre
debido a que sólo se la mostró un instante, le comentó, además
que se encontraban “campaneando” a una persona, pero que ya
se iban a retirar; esos sujetos encendieron dos camionetas que
tenían en los estacionamientos de los cuartos, una de ellas era de
color oscuro, en esa ocasión iba en compañía del oficial **********.
Después de tener a la vista copias certificadas de la identificación
de **********, lo reconoció plenamente y sin temor a equivocarse
como la misma persona que se ostentó como el comandante a
cargo del operativo denominado “norte”.
Atesto que ratificó durante la etapa de instrucción, en tres
de junio de mil novecientos noventa y ocho, y agregó que ni él ni
149/2008. 20
ninguno de sus diez o doce compañeros ingresaron al “Hotel
**********”, pues se quedaron en la entrada; a pesar de que los
ocupantes de esas habitaciones estaban uniformados, solicitaron
refuerzos por su propia seguridad; vio que las camionetas estaban
estacionadas en la entrada de los cuartos, media unidad adentro y
media afuera; la persona que le informó era el Comandante,
vestía de negro; no contó a los uniformados que se encontraban
en el “Hotel *********” pero eran de ocho a diez personas; el
acuerdo a que llegó el encargado del hotel con los federales,
consistió en que se quedaran los que pagaran, pero ignoraba si
pagaron o no; en su informe de las “veintidós veinticinco horas”
citó que únicamente se quedaron seis federales en acuerdo con el
encargado porque la persona que dijo que era el comandante le
comentó que se iban a quedar seis personas; la visibilidad en el
“Hotel **********”, por donde circularon los vehículos, era clara;
que en la fecha a que se refiere no llevaba anteojos, pues solo los
usa para leer; no se elaboró ningún informe, sólo realizó una
bitácora que se llevaba en radio operador, donde se indicaba si
había novedad o no, y ese informe se quedó archivado en las
oficinas de la central, el cual únicamente fue suscrito por el radio
operador; la bitácora era una hoja común y corriente en la que se
anota lo relativo a los reportes de las unidades, de las bases y los
números de las unidades, sin anotar el nombre de los agentes
que las conducían; la última vez que observó la bitácora fue ese
día; supo que eran aproximadamente las veintidós horas cuando
recibió la llamada por radio, por que al ver la bitácora vio la hora
anotada; cuando platicó con el Comandante, la visibilidad era
clara; conocía a **********, porque era su compañero, y además
estuvo con él el día de los hechos, así como **********; al
momento de llegar al “Hotel **********”, aparte del encargado del
hotel y él, no había más personas; no se percató del número de
los cuartos donde se encontraban los sujetos; por primera vez vio
a los sujetos que no querían pagar las habitaciones, cuando
llegaron; antes de que arribaran los refuerzos solicitados, dialogó
con el Comandante; se encontraba en la puerta del hotel cuando
149/2008. 21
llegó su compañero **********; la camioneta oscura tenía vidrios
polarizados; los cuartos donde se encontraban los judiciales
estaban a la entrada del hotel al lado derecho de donde estaba él,
las puertas estaban al norte; después de que tuvo a la vista las
fotografías que obran a “fojas ciento treinta y cinco, ciento treinta y
ocho y ciento treinta y nueve”, manifestó que cuando estuvo con
el comandante, vio la camioneta, no así las placas.
Concatenado a lo anterior se encuentra la declaración de
**********, del cuatro de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
en la que declaró que como jefe de turno de la Policía Municipal
del Estado de México, adscrito a Tlalnepantla de Baz, el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, aproximadamente a
las veintidós horas, recibió una llamada de la central de la
Dirección de Seguridad Pública Municipal, por medio de la cual le
dieron indicaciones de que se trasladaran al “Hotel **********”,
debido a que unas personas que al parecer eran policías
judiciales no querían pagar la cuenta, por tal motivo se trasladaron
a dicho hotel que se encontraba ubicado en la autopista México-
Pachuca, arribaron aproximadamente diez minutos después;
cuando llegaron, el encargado del hotel expresó que había unas
ocho o diez personas que no querían pagar las habitaciones, las
que se encontraban en dos camionetas que estaban en los
estacionamientos de los cuartos, en esos momentos empezaron a
salir las citadas personas de las habitaciones, se percató de que
iban vestidas de negro, uniformados con chamarras que
ostentaban las siglas PJF y PGR, con los emblemas del Escudo
Nacional, motivo por el cual solicitaron refuerzos; el Comandante
*********** preguntó quién se encontraba al mando, acercándose
una persona que le informó que era el Comandante y que se
encontraba a cargo de lo que él denominó “operativo norte”, les
mostró una identificación de color verde en la que se apreciaban
las letras “P.G.R” de color dorado al centro, sin que alcanzara a
ver el nombre debido a que sólo se la mostró un instante,
comentó que se encontraban “campaneando” a una persona de
149/2008. 22
apellido **********, procedieron a solicitar a dichas personas que
se retiraran del hotel, encendieron el motor de dos camionetas
que tenían en los estacionamientos de los cuartos (TODO ESTO
ES CASI COPIA DEL ANTERIOR, OJO); luego, esos sujetos se
trasladaron al “Hotel **********” que se encontraba a un costado
del primero.
Después de tener a la vista copia certificada de la
identificación de **********, lo reconoció como uno de las personas
que se encontraban en el grupo de los que dijeron ser judiciales
federales. El diez de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
reconoció a **********y a **********, como las personas a las que
hizo referencia en su deposado ministerial. El trece de marzo de
mil novecientos noventa y ocho, después de tener a la vista a
**********, lo reconoció como la misma persona que el diez de
diciembre mil novecientos noventa y siete, en el hotel “**********”,
le indicó que era comandante de la Policía Judicial Federal, y le
mostró una identificación de color verde que en el centro tenía las
siglas “PGR”.
También se cuenta con lo manifestado por **********,
persona que expresó que como jefe de turno de la Policía
Municipal del Estado de México, adscrito a Tlalnepantla de Baz,
Estado de México, el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, escuchó que por radio comunicaba el jefe de
turno ********** que avanzaba con dirección hacia el “Hotel
**********”, ya que al parecer había elementos de la policía judicial;
aproximadamente diez minutos después llamó por el radio
nuevamente el jefe de turno ********** y solicitó apoyó, motivo por
el cual se dirigió al citado hotel, mismo que se encuentra ubicado
sobre la autopista México-Pachuca; y al llegar se percató de que
se encontraban en el lugar el jefe de turno ********** y el
Comandante **********, quienes estaban dialogando con unas
personas vestidas de color negro con overol, uno usaba traje
oscuro con corbata, y otro estaba vestido de tipo vaquero,
149/2008. 23
recordando que esta persona tenía una cicatriz del lado derecho
del rostro, del tipo de las que ocasionan las quemaduras, misma
que le cerraba prácticamente el ojo y le jalaba la boca (ESTO NO
LO SEÑALAN LOS OTROS DOS OJO); el Comandante **********
preguntó al encargado del hotel que si estaba de acuerdo en
alquilar las habitaciones a esas personas, pero indicó que no, por
lo que les solicitaron se retiraran del hotel, entonces salieron en
dos camionetas y se dirigieron al “Hotel **********”.
Después de que tuvo a la vista la copia certificada de la
identificación de **********, lo reconoció plenamente como una de
las personas que se encontraban en el grupo de los que dijeron
ser judiciales federales; identificó a la persona que aparecía en la
fotografía marcada con el número cuatro, como una de las
personas que se encontraban en el “Hotel **********”; después de
que observó la copia certificada de la identificación de **********, lo
reconoció como la misma persona que se ostentó como
comandante y que se encontraba a cargo del operativo. Durante
la instrucción al ampliar su declaración, de fecha tres de junio de
mil novecientos noventa y ocho, ratificó sus anteriores deposados,
además, manifestó: las camionetas a que hizo referencia en su
declaración ministerial eran de modelos recientes, una Dodge
Ram, blanca, con vidrios polarizados, con luces del tipo torreta
dentro de la camioneta, y la otra una Suburban de color rojo, con
vidrios obscuros, rines deportivos, no se percató del número de
placas; las personas que dialogaron con el jefe de turno y el
comandante salieron del hotel; permaneció en el Hotel “**********”
aproximadamente diez minutos; las dos camionetas salieron en
sentido contrario y se dirigieron al “Hotel **********”; el dialogo que
sostuvieron ********** y ********** con las personas vestidas de
negro era pacífico; el comandante ********** les pidió a las
personas de negro que se retiraran del hotel porque el encargado
no los aceptaba; desde que llegó hasta que se retiró tuvo a la
vista a la persona que vestía tipo vaquero.
149/2008. 24
A los testimonios referidos con anterioridad, para los
efectos de acreditar el delito en estudio, se les confiere valor
probatorio de indicio conforme a lo establecido por el numeral 285
del Código Federal de Procedimientos Penales, al cumplir con los
requisitos previstos en el ordinal 289 de la propia legislación, ya
que fueron rendidos por personas mayores de edad, con
capacidad e instrucción, con el criterio necesario para apreciar el
hecho.
Cobra aplicación a lo anterior, la tesis de jurisprudencia que
sostiene el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, de la
Octava Época, visible en el Semanario Judicial de la Federación,
Tomo IX, enero de 1992, página 267, que a la letra dice:
“TESTIGOS. APRECIACIÓN DE SUS DECLARACIONES. Las
declaraciones de quienes atestiguan en proceso penal deben
valorarse por la autoridad jurisdiccional teniendo en cuenta los
elementos de justipreciación concretamente especificados en las
normas positivas de la legislación aplicable, mediante un proceso
lógico y un correcto raciocinio que conduzcan a determinar la
mendacidad o veracidad del testimonio.”
Deposados que son congruentes con el Parte informativo
de investigación de veintiséis de febrero de mil novecientos
noventa y ocho, suscrito por ********** y **********, agentes de la
Policía Judicial Federal, en el que en lo conducente informaron:
“...se obtuvieron los nombres de **********, ********** (el **********),
los que aparentemente estaban involucrados con el secuestro de
**********, efectuado el día diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, con la colaboración de los licenciados ********** y
**********, este último en especial con la Procuraduría General de
Justicia del Distrito Federal y en el Cisen-Secretaría de
Gobernación, para lo que utilizaron una Suburban blanca con
franjas verdes, placas ********** y Ram tipo Van, color blanco,
placas **********, propiedad de la Procuraduría General de la
República, asignadas al licenciado ********** y utilizadas por
149/2008. 25
**********; existe otro individuo de nombre ***********, alias
“***********”, que utiliza la clave “***********” del CISEN; ***********,
se le ubica como la mano derecha del licenciado ***********, esta
persona también trabajó en la Procuraduría General de Justicia
del Distrito Federal y en el CISEN; además, *********** tenía bajo
sus órdenes a ***********, supuesto comandante que tenía a
cuatro elementos subalternos, a los que identificó por su alias:
*********** “***********”, que tenía cicatrices en cara y manos
debido a un accidente y coincidía con la filiación proporcionada
por los denunciantes; *********** “***********”,*********** “El
***********” y el “***********”, que usa la clave “***********” del
CISEN, quienes por cierto ya no se presentaron en las
instalaciones de la Procuraduría, después de ocurridos los hechos
investigados. El tres de marzo de mil novecientos noventa y ocho,
en la ampliación de parte informativo, agregaron: **********,
encargado del Motel “***********”, ubicado en el Kilómetro 2.5 de la
Carretera México-Laredo, colonia de San Juan Ixhuatepec,
Estado de México, les informó que el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, aproximadamente a las veinte horas,
unas personas vestidas con uniforme de color negro, entraron al
Motel en forma violenta y agresiva para ocupar la habitación tres,
en un vehículo tipo Ram Van, color blanco, al parecer con varias
personas adentro, les solicitó abandonaran el lugar, a lo que
argumentaron que realizaban un operativo, por lo cual pidió ayuda
de la policía municipal, cuyos elementos llegaron
aproximadamente a las veintidós horas con quince minutos en
varias patrullas y el comandante de dicha corporación solicitó a
los sujetos quienes portaban armas que se identificaran, a lo que
dijeron pertenecer a la Policía Judicial Federal, aproximadamente
una hora después abandonaron el lugar; que el denunciante
***********, reconoció el Motel ***********, porque uno de los
secuestradores le proporcionó agua en una botella con una
etiqueta que traía el nombre de esa negociación; posteriormente
se entrevistaron con el encargado del Motel ***********, **********,
el que los presento con el encargado de la limpieza **********,
149/2008. 26
quien a su vez les informó que el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, entraron a ese hotel dos vehículos
uno Ram Van y una camioneta tipo Suburban, color blanco con
una franja verde o azul y ocuparon los cuartos 15 y 16, ambos
ubicados en la planta baja y se percató que vestían uniformes
negros; al día siguiente, once de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, les limpio y aspiró los vehículos, de modo que se
percató que traían comida y agua, sin que pudiera especificar a
que hora abandonaron el Motel, debido a su horario de trabajo,
posiblemente se percató de sus actividades el vigilante **********.
resaltaron que dicho Motel fue reconocido por el denunciante
***********, así como la habitación dieciséis en la que estuvo
secuestrado: una vez que acudieron a las oficinas de la
Coordinación operativa de la Zona Oriente de la Dirección de
Seguridad Pública en Tlalnepantla, Estado de México, se
entrevistaron con el comandante **********, quien le ordenó a
**********, les proporcionara la información correspondiente a los
hechos investigados, quien les dijo que efectivamente el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, a las veintiuna
horas con cincuenta y ocho minutos, recibieron una llamada
telefónica de auxilio por parte de **********, encargado del “Motel
***********”, por lo que enviaron a varios elementos de seguridad
pública, al mando del comandante **********, quien al llegar a la
negociación, pidió a los sujetos que se ostentaban como agentes
de la Policía Judicial Federal, se identificaran, pero éstos
argumentaron que se encontraban en un operativo, por lo que
reportó los hechos a su superior, mismos que quedaron anotados
en la bitácora de la guardia de la coordinación operativa, en
donde se indica que en el Motel **********, se encontraban seis
supuestos elementos de la Policía Judicial Federal; durante la
investigación y con la media filiación proporcionada en la
averiguación previa se obtuvieron datos respecto a las mujeres
que participaron en ese evento, quienes al parecer trabajaban en
la Dirección General de Coordinación Interinstitucional de la
Procuraduría General de la República, las cuales se asemejan a
149/2008. 27
**********y **********, ambas agentes del Ministerio Público de la
Federación, esta última fue identificada por el denunciante
***********, como la misma que lo detuvo el diez de diciembre de
mil novecientos noventa y siete; que el alias “**********”
corresponde a ********** quien trabajaba por honorarios en la
Dirección General de Coordinación Interinstitucional…”.
Parte informativo que si bien es cierto no fue ratificado por
sus suscriptores ante la autoridad ministerial, también lo es que es
dable concederle valor de indicio por tratarse de un medio de
prueba que no va contra el derecho y es conducente para
dilucidar los hechos que se investigan, por estar debidamente
adminiculado con los demás medios de convicción que integran el
sumario.
Al respecto, es aplicable por identidad, la jurisprudencia
sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo
Circuito, Novena Época, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XIII, marzo de 2001, Página 1789, cuyo rubro y
texto rezan: “PARTE INFORMATIVO DE POLICÍA JUDICIAL
FEDERAL, NATURALEZA JURÍDICA DEL. ES LA DE UN
INDICIO CUANDO NO ES RATIFICADO MINISTERIALMENTE.
El artículo 206 del Código Federal de Procedimientos Penales
establece que se admitirá como medio de prueba, en términos del
numeral 20, fracción V, de la Carta Magna, todo aquello que se
ofrezca como tal y que a juicio del Juez o tribunal no esté en
contra del derecho. Por su parte, en el capítulo relativo al valor
jurídico de la prueba, el precepto 287, último párrafo, de la ley
adjetiva penal federal, señala que las diligencias practicadas por
agentes de la Policía Judicial Federal o Local, tendrán el valor de
testimonios que deberán complementarse con otras diligencias de
prueba que practique el Ministerio Público, para atenderse en el
acto de la consignación, pero en ningún caso se podrá tomar
como confesión lo asentado en aquéllas. De lo que se colige que
el parte informativo que rinden elementos de la Policía Judicial
149/2008. 28
Federal, como consecuencia de la investigación de un hecho
delictuoso, tiene el valor de un testimonio; sin embargo, cuando
no es ratificado ministerialmente debe considerarse como una
instrumental de actuaciones, debido a lo sui generis de sus
características, porque se trata de una pieza informativa que se
encuentra integrada a las constancias del sumario; por tanto,
debe estimarse que su naturaleza jurídica es la de un indicio que
genera presunción, que adminiculada con otros medios
probatorios, conforman la prueba circunstancial, lo cual permite
concluir que el Juez de Distrito ajusta su actuación a lo previsto
por el artículo 78 de la Ley de Amparo, al valorar jurídicamente
con otros medios, un parte informativo que no fue ratificado
ministerialmente para tener por acreditada la probable
responsabilidad del acusado”.
Lo que se relaciona con la Fe ministerial de fecha
veinticinco de junio de mil novecientos noventa y ocho, se
constituyó el actuario judicial adscrito al Juzgado Tercero de
Distrito en el Estado de México, en cumplimiento al proveído de
fecha dieciséis de junio de ese año, dictado dentro de los autos
del exhorto número 166/98-III, deducido del diverso 18/98, del
índice del Juzgado Primero de Distrito en Materia Penal en el
Distrito Federal; diligencia en la que se hizo constar que los
hoteles “***********” y “**********”, se encuentran en la carretera
México-Laredo, kilómetro 2.5, San Juan Ixhuatepec, Tlalnepantla,
Estado de México, dio fe sobre las condiciones de vialidad para
ingresar a los Moteles, así como la circulación que existía dentro
de éstos; entre ambos lugares, hay una distancia de cincuenta
metros, separados por dos predios; para ingresar a los Moteles
********** y **********, tienen acceso de entrada y salida, y las
separa una pared con jardín; la circulación del “Motel **********” es
de un sólo sentido y existen señalamientos que indican la salida;
la parte central del “Hotel **********” es de doble sentido, pero el
acceso a las habitaciones tres y cuatro, es necesario regresar en
el mismo sentido que se entró, pues el espacio de circulación es
149/2008. 29
reducido; en la salida de ambos moteles se encuentran ubicadas
del lado izquierdo las oficinas de administración de esos moteles.
Respecto a si existe doble sentido a la circulación de los hoteles,
en el “Motel **********”, la circulación es únicamente de un sentido,
de entrada salida, se indica la circulación con flechas pintadas en
el piso y en la pared, se señala la circulación y salida; en relación
al “Motel **********”, su parte central es de doble sentido y en
ubicación de las habitaciones tres y cuatro, es necesario regresar
por el mismo sentido en que se entró, se indica la salida con
flechas pintadas en el piso. En relación a la iluminación que
impera en los hoteles para la identificación de personas, no se
pudo apreciar dicha luminosidad, no obstante que los moteles
“***********“ y “**********”, tienen una luminosidad mínima, en sus
habitaciones; por información del personal, la maniobra que se
realiza es decirle a los conductores de los vehículos que entren en
tal habitación y en ese instante se baja la cortina del garage, se
realiza el pago por una rendija pequeña, ya que sus patrones les
impedían ver a las personas que entraban, por lo que sólo se
registra el número de placas de los vehículos. Sobre la
verificación si en las habitaciones del Hotel “***********” tienen
como servicio agua embotellada con el nombre impreso para el
consumo de los huéspedes; al estar en habitaciones tres y cuatro,
a un lado de los baños, sobre una mesa, se encontró una botella
de plástico de quinientos mililitros de agua natural, membretada
con letras de color rojo que dice “Motel **********”, y letras de color
azul “Restaurant & Bar”.
Diligencia que al haber sido practicada por funcionario
investido de fe pública y con los requisitos señalados en los
artículos 208 y 209 del Código Federal de Procedimientos
Penales, tiene valor probatorio pleno en términos del numeral 284
del ordenamiento legal citado, y por haber sido realizada por
autoridad competente en ejercicio de las funciones investigadoras
que le otorga el artículo 21 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
149/2008. 30
Sirve de apoyo a lo anterior la tesis 4922, sustentada por el
Segundo Tribunal Colegiado del Quinto Circuito, en la Octava
Época, visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-2000, Tomo II, Materia Penal, Precedentes
Relevantes, Volumen 3, página 2497, del tenor literal siguiente:
“MINISTERIO PÚBLICO. FACULTADES CONSTITUCIONALES
DEL. EN LAS DILIGENCIAS DE AVERIGUACIÓN PREVIA.
INSPECCIÓN OCULAR.- No es atendible el argumento de un
inculpado en el sentido de que la inspección ocular y fe ministerial
practicadas por el Ministerio Público Federal, carecen de valor
probatorio porque no fueron confirmadas ni practicadas en el
periodo de instrucción. Al respecto debe mencionarse que la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República, en su
artículo 3, fracción I, reglamenta las facultades que sobre el
particular concede la Constitución al Ministerio Público Federal,
para allegarse medios que acreditan la responsabilidad de los
infractores. El valerse de medios para buscar pruebas es una
facultad de origen y eminentemente privativa del Ministerio
Público, porque de no ser así, se encontraría imposibilitado para
acudir a los tribunales a ejercer la acción penal;
consecuentemente, a dicha institución le está permitido practicar
toda clase de diligencias tendientes a acreditar el cuerpo del delito
de un ilícito y la responsabilidad del acusado. Dentro de la
potestad se halla la prueba de inspección, la cual puede ser la
mas convincente para satisfacer el conocimiento para llegar a la
certidumbre de la existencia del objeto o hecho que debe
apreciarse, la que puede recaer en personas, cosas o lugares, y
su práctica corresponde a los funcionarios del Ministerio Público
en las diligencias previas al ejercicio de la acción penal, otorgando
la ley adjetiva pleno valor probatorio a dichos actos; por lo que no
se requiere que sea confirmada o practicada durante el periodo de
instrucción.”
149/2008. 31
Es de precisar que otro de los elementos del cuerpo del
delito en estudio, como lo es la violencia física, se demuestra con
el certificado médico de trece de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, suscrito por **********, perito médico adscrito a la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, en el que se
concluyó que **********, presentaba lesiones de las que por su
naturaleza no ponían en peligro la vida y tardan en sanar menos
de quince días.
Por tanto, la prueba documental pública antes mencionada
sirve para demostrar otro de los elementos del cuerpo del delito,
esto es, el consistente en que la conducta de los activos la
llevaron a cabo por medio de la violencia física que ejercieron en
la persona del sujeto pasivo.
Experticial que cumple con los requisitos establecidos en los
artículos 234 y 235 del Código Federal de Procedimientos
Penales; además, son acordes con el resto del material
probatorio, en tanto fueron emitidos por órgano especializado de
prueba, en esa virtud adquieren el valor probatorio que establece
el artículo 288 del Código Federal de Procedimientos Penales.
Es aplicable al respecto la jurisprudencia emitida en la
Octava Época, por el Segundo Tribunal Colegiado del Quinto
Circuito, visible en la página 298, del Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XI, Febrero de 1993, de rubro y texto
siguientes: “PERITOS. VALOR PROBATORIO DE SU
DICTAMEN. Dentro del amplio arbitrio que la ley y la
jurisprudencia reconocen a la autoridad judicial para justipreciar
los dictámenes periciales, el juzgador puede negarles eficacia
probatoria o concederles hasta el valor de prueba plena, eligiendo
entre los emitidos en forma legal, o aceptando o desechando el
único o los varios que se hubieran rendido, según la idoneidad
jurídica que fundada y razonadamente determine respecto de
unos y otros”.
149/2008. 32
Los anteriores elementos de prueba son aptos y suficientes
para demostrar que el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, a las doce horas aproximadamente, sobre una vía
pública como lo es la avenida Contreras, colonia San Jerónimo
Lídice, ********** fue privado de su libertad con lujo de violencia
por más de dos sujetos, cuando circulaba a bordo de su vehículo
marca Ford, tipo Contour, justo en el momento en el cual los
tripulantes de una camioneta Dodge Ram, blanca, con placas
**********, lo interceptaron y lo subieron a la misma para privarlo
de su libertad, para posteriormente dejarlo libre a cambio de la
cantidad de ********** pesos que entregó el padre del ofendido.
De la misma forma, los medios de prueba antes referidos y
valorados, son suficientes para demostrar el elemento subjetivo
del delito, es decir, que la privación de la libertad de la víctima fue
con la finalidad de obtener dinero a cambio de su rescate, pues
los activos solicitaron a **********, padre del sujeto pasivo, la
cantidad de ********** pesos para que el once de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, ********** fuera liberado.
El aludido pago por el rescate, se encuentra demostrado
con las declaraciones del padre del ofendido **********, lo
manifestado por el chofer **********, lo referido por la novia del
pasivo **********, las cuales quedaron precisadas y valoradas con
anterioridad, así como con la Ficha de retiro de Bancomer del
once de diciembre de mil novecientos noventa y siete, por la
cantidad de ********** pesos de la cuenta bancaria **********, con
número de cuenta **********, a nombre de **********, así como con
la diversa ficha de retiro de Bancomer por la cantidad de **********
pesos a cargo de la cuenta bancaria **********, de **********, de
once de diciembre de mil novecientos noventa y siete; también
con el estado de cuenta expedido por Bancomer referente a la
cuenta bancaria ********** a nombre de **********, donde se
aprecia un retiro por ********** pesos del once de diciembre de mil
149/2008. 33
novecientos noventa y siete; y con la copia del estado de cuenta
bancaria **********, a nombre de **********, donde se observó un
decremento por la cantidad de ********** pesos.
Instrumentos que adquieren el carácter de prueba
documental privada, por tal motivo se les otorga valor de indicio,
en términos de lo dispuesto en el artículo 285 del Código Federal
de Procedimientos Penales.
También quedó demostrado el elemento del cuerpo del
delito consistente en que los activos hayan sido integrantes de
una institución de seguridad pública o se hayan ostentado como
tal, pues uno de ellos se ostentó como tal, circunstancia que se
demostró con las declaraciones del ofendido **********, lo
manifestado por los testigos de los hechos ********** así como con
lo referido por los policías del Estado de México, **********, pues
del contenido de sus deposados se advierte que varios de los
acusados se hicieron pasar como miembros de la Procuraduría
General de la República, dada su vestimenta e identificación que
uno hizo ante los policías del Estado de México, así como con los
nombramientos de diversos activos como trabajadores adscritos a
la Procuraduría General de la República.
De igual manera, en la causa obra el oficio CA/178/99, de
tres de febrero de mil novecientos noventa y nueve, suscrito por el
Coordinador Administrativo de la Unidad Especializada en
Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la
República, por el cual remitió copia del resguardo interno del
vehículo marca Chrysler, tipo Ram Wagon **********, donde se
aprecia con el carácter de resguardante a **********. Así como el
oficio 0341/99, de fecha dieciséis de febrero de mil novecientos
noventa y nueve, signado por el Director de Transporte y
Armamento de la Procuraduría General de la República, por el
que remitió copia certificada del resguardo interno
correspondiente al vehículo de la marca Chrysler, tipo Ram
149/2008. 34
Wagon, color blanco, **********, de catorce de septiembre de mil
novecientos noventa y siete, donde apareció como resguardante
del mismo **********, Director General de Coordinación
Interinstitucional de la Procuraduría General de la República,
quien lo tuvo a su cargo el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete.
Documentales que se encuentran estrechamente vinculadas
con las copias certificadas del control de dotación de vales de
gasolina relativas al vehículo Ram Wagon, **********, color blanco,
del que se aprecia que los vales correspondientes a ese
automotor, los recibieron ***********, *********** y **********. Así
como la bitácora del vehículo Marca Dodge, Tipo Ram Wagon,
color blanco, **********, de veintinueve de octubre de mil
novecientos noventa y siete, suscrita **********, encargada de la
Administración de la Dirección General de Coordinación
Interinstitucional de la Procuraduría General de la República, en el
que aparece como usuario ***********.
Pruebas públicas a las que se les confiere valor probatorio
pleno, en términos de los artículos 280 y 281 del Código Federal
de Procedimientos Penales, toda vez que fueron expedidas por
funcionario público en ejercicio de sus atribuciones dentro del
marco de su competencia, con las cuales, se reitera, se corrobora
el carácter de servidores públicos de algunos de los participantes
en el delito en análisis.
Sustenta lo anterior, la tesis de jurisprudencia número
XX.303 K, del Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, publicada
en la página 227, del Tomo XV, Enero de 1995, del Semanario
Judicial de la Federación, del siguiente rubro y texto:
“DOCUMENTO PÚBLICO. QUE DEBE ENTENDERSE POR. Se
entiende por documento público, el testimonio expedido por
funcionario público, en ejercicio de sus funciones, el cual tiene
valor probatorio y hace prueba plena, ya que hace fe respecto del
acto contenido en él.”.
149/2008. 35
Igualmente, del contenido y análisis de las pruebas descritas
y valoradas con anterioridad, se actualiza la agravante relativa a
que el delito se cometa en un camino público, pues el mismo
sucedió en Avenida Contreras, colonia San Jerónimo Lídice,
Delegación Magdalena Contreras, calle que al ser de acceso a
toda persona es considerada como pública y es la misma donde
los activos del ilícito interceptaron al pasivo para privarlo de su
libertad a cambio de un rescate.
QUINTO.- Por otra parte, en cuanto al delito de ROBO
CALIFICADO, previsto y sancionado en los artículos 367, 370,
párrafo tercero, y 381 bis, todos del Código Penal Federal,
aplicables en la época de los hechos, el Titular de este órgano
jurisdiccional determina que, como acertadamente lo sostiene el A
quo en la sentencia que se revisa, en el caso a estudio se
encuentra demostrado dicho ilícito, atento a lo que a continuación
se expone.
En efecto los artículos 367, 370 y 381 bis, todos del Código
Penal Federal, vigente en la época de la comisión del ilícito,
establecían:
“Artículo 367. Comete el delito de robo: el que se apodera
de una cosa ajena mueble, sin derecho y sin consentimiento de la
persona que puede disponer de ella con arreglo a la ley.”
“Artículo 370. Cuando el valor de lo robado exceda de cien
veces el salario mínimo, se impondrá hasta dos años de prisión y
multa de hasta cien veces el salario.(...)
Cuando excede de quinientas veces el salario, la sanción
será de cuatro a diez años de prisión y multa de ciento ochenta
hasta quinientas veces el salario.”
“Artículo 381 Bis.- Sin perjuicio de las sanciones que de
acuerdo con los artículos 370 y 371 deben imponerse, se
149/2008. 36
aplicarán de tres días a diez años de prisión al que robe en
edificios, viviendas, aposento o cuarto que estén habitados o
destinados para habitación, comprendiéndose en esta
denominación no sólo los que están fijos en la tierra, sino también
los movibles, sea cual fuere la materia de que estén construidos.
En los mismos términos se sancionará al que se apodere de
cualquier vehículo estacionado en la vía pública o en lugar
destinado a su guarda o reparación.”
Conforme a la estructuración de los preceptos legales
insertos, en términos de los numerales 168 y 180 del Código
Federal de Procedimientos Penales, el delito que nos ocupa se
integra con los siguientes elementos objetivos o externos, el
subetivo y los normativos:
a) Que los activos se apoderen de una cosa ajena mueble;
b) Que la conducta se despliegue sin derecho y sin
consentimiento de quien legítimamente puede disponer de ella
conforme a la ley; y
c) Que el apoderamiento se realice en casa habitación.
Los anteriores elementos que integran el cuerpo del delito
de robo calificado, se demuestran con la declaración del ofendido
**********, quien en lo conducente señaló que el diez de diciembre
de mil novecientos noventa y siete, aproximadamente a las doce
horas, cuando se encontraba a bordo de su vehículo cuando
circulaban sobre la Avenida Contreras, en compañía de su chofer,
una camioneta marca Chrysler, tipo Van, color blanco, placas
**********, con vidrios polarizados, los interceptó y de la cual
bajaron cinco sujetos que portaban pistolas tipo escuadra, con las
que los amagaron, lo golpearon y lo subieron a la parte trasera de
la camioneta, lo tiraron boca abajo, le cubrieron la cara y cabeza
con un objeto tipo lona, se retiraron del lugar abordo de ese
vehículo; luego uno de los sujetos le preguntó quién estaba en su
casa, cuáles eran los objetos de valor que había en ese lugar, si
149/2008. 37
traía las llaves; les dijo que en su departamento había una señora
que hacía la limpieza, luego le preguntaron la combinación de la
caja fuerte y se las proporcionó.
En posterior comparecencia el ofendido agregó que fue
informado de que varios sujetos entraron a su departamento de
donde sustrajeron diversos objetos de valor de su propiedad,
consistentes en: **********; con un valor aproximado de **********
dólares, que contaba con las facturas correspondientes;
asimismo, cuatro chamarras **********; dos chamarras de gamuza,
tres camisas **********; cuatro teléfonos celulares de diferentes
marcas con pila y cargador correspondientes; un arma de fuego
tipo pistola, calibre .380 Walter P.P. Objetos todos éstos con un
valor aproximado de ********** dólares; **********; objetos estos
últimos con un valor aproximado de ********** dólares. En total el
valor total de los objetos es de ********** dólares,
aproximadamente.
En la diligencia de identificación de diez de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, que se realizó en la cámara
denominada “HESSEL”, ***********, reconoció a **********, como la
misma persona a que hizo referencia en sus declaraciones
ministeriales.
Además, la anterior declaración se robustece con lo
manifestado por **********, vigilante del edificio donde se ubica el
departamento propiedad del ofendido, quien señaló que el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, aproximadamente a
las trece horas con treinta minutos, en dicho lugar se presentaron
cuatro sujetos, tres de ellos vestidos de negro con las siglas
“P.G.R.”, en color amarillo tocaron la puerta del edificio, entreabrió
la puerta de acceso y les preguntó que deseaban, un sujeto
vestido de civil, con traje de color gris claro, camisa blanca y
corbata negra, le dijo que llevaban una orden de cateo para el
departamento del señor **********, solicitó que le enseñaran la
149/2008. 38
orden, pero el sujeto se negó a mostrársela, lo empujaron con
violencia y se introdujeron al edificio, al tiempo que le pidieron las
llaves del carro de **********, el que se encontraba estacionado en
el sótano del edificio, les indicó que no tenía las llaves porque
nunca se las dejaban, ese mismo sujeto le ordenó que le
entregara las llaves del departamento, pero tampoco las tenía, por
lo que otro individuo vestido de negro lo jaló del brazo y le dijo que
mejor le diera las llaves porque sino lo iban a acusar de ser
cómplice de **********; también le preguntaron si había alguien en
el departamento, contestó que no sabía, por ello lo subieron al
departamento y estando enfrente, uno de los sujetos le dijo que
tocara la puerta y manifestara que era el de vigilancia para que le
abrieran, en tanto que otro tapaba con la mano la perilla de
observación, otro más se agachó viendo hacia el interior del
departamento, debajo de la puerta, por lo que procedió a tocar
dos veces el timbre, salió la sirvienta a quien jalaron hacia el
pasillo, luego se introdujeron tres sujetos al departamento y dos
los llevaron a la planta baja por el elevador, sin enterarse qué
pasó en el departamento; ya ahí, trató de ir con el conserje del
edificio, pero el sujeto que vestía el traje gris, se lo impidió, le dijo
que no se espantaran ya que solamente era un cateo; después se
percató de que los tres sujetos bajaron con tres maletas y las
llevaron a donde estaba estacionado el carro de **********, las
metieron al automóvil el cual se llevaron cuando se retiraron.
Después de que el aludido testigo tuvo a la vista a **********,
lo reconoció como la misma persona que el día de los hechos
vestido con traje color gris, la barba un poco más larga, le indicó
que llevaba una orden de cateo y entró por la fuerza al edificio
que custodiaba, el cual era llamado como “***********”, por otras
personas que vestían uniforme de color negro. Manifestaciones
que ratificó ante el juzgador y a preguntas de las partes
respondió: aproximadamente cuarenta y cinco minutos antes de
que llegaran las personas, vio salir del edificio al señor ***********;
se presentaron aproximadamente seis personas, tres de ellos se
149/2008. 39
retiraron en el coche del señor ********** y las demás rumbo a la
cerrada que esta frente al edificio; cuando bajaron las personas, al
que decían “**********” le indicó la sirvienta que se retirara a su
casa, no tenía nada que hacer, ya que no podía tener acceso al
departamento; de los seis sujetos que entraron al edificio, cinco
eran hombres y una mujer.
De igual manera, se cuenta con lo declarado por **********,
quien dijo ser empleada doméstica de ********** y manifestó que el
diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete, cuando
desempeñaba sus labores en el domicilio ubicado en la avenida
*********** número ***********, departamento ***********, colonia
San Jerónimo Lídice, aproximadamente a las doce horas, su
patrón salió en compañía de su chofer **********, y después de
quince minutos aproximadamente tocaron y acudió a abrir la
puerta pues pensó que ********** había mandado algún objeto con
el vigilante; al abrir se encontró con varias personas que no
conocía, las cuales iban acompañadas del vigilante del edificio,
una de ellas vestía traje gris, éste le indicó que se saliera del
departamento porque lo iban a inspeccionar para seguridad, la
metieron al elevador junto con el vigilante; dos personas, un
hombre y una mujer, los llevaron hacia la planta baja en donde les
indicaron que esperaran, y una vez en ese lugar se percató que la
mujer y el hombre que los acompañaban subían y bajaban hacia
el departamento y que entraban y salían del edificio; después le
dijeron que hicieran como si no hubieran visto nada y que no se
metieran en problemas, sin permitirles subir; que reconoció a la
persona que aparecía en la fotografía marcada con el número
cuatro, por parecerse al que vestía traje gris el día de los hechos.
Ante el Juez manifestó que durante el desarrollo de los
hechos, en ningún momento se quedó sola con el vigilante del
edificio, pues permaneció un señor y una señora que entraban y
salían; cuando tocaron por primera vez, la perilla estaba tapada
149/2008. 40
pero preguntó por el interfón quien tocaba, aunque la segunda vez
ya no preguntó.
Asimismo, obra la diligencia de identificación de diez de
marzo de mil novecientos noventa y ocho, que se realizó en la
cámara denominada “HESSEL”, en donde la testigo **********,
identificó a ********** y *********** como unas de las personas a
que hizo referencia en sus declaraciones ministeriales.
También se cuenta con el deposado de **********, portera
del edificio, quien refirió que aproximadamente a las trece horas
del diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete, se
percató que en la calle Cuauhtémoc estaban estacionadas dos
camionetas, una color blanco con azul en la que había una
persona con uniforme color negro, con los logotipos amarillos
“PGR” y dos personas vestidas de traje gris con azul estaban de
pie junto al vehículo, esos tres individuos portaban radios de los
llamados “walkie talkie”; la segunda camioneta era al parecer de
color negro, sin alguna sigla o número que la pudiera identificar;
cuando ya se encontraba en el interior del edificio donde vivía
observó que el carro Mercedes Benz, color gris, de **********, se
encontraba estacionado con la cajuela abierta, cuatro sujetos, tres
vestidos de uniforme negro con logotipos de la “PGR”, en las
chamarras del lado izquierdo, en la parte trasera con letras
grandes y en la camisa; otro con traje gris claro y corbata negra
con camisa blanca, metían varias maletas al auto y vio que uno de
los sujetos vestidos de negro se dirigió al del traje gris diciéndole
“ya estuvo jefe”; estas personas abordaron el vehículo y se
retiraron del lugar, motivo por el cual le preguntó al policía que
vigilaba qué sucedió, le contestó que esas personas le solicitaron
las llaves del carro del “señor **********”, le dijeron que era un
cateo, pero que a él no le pasaría nada, que le dieron un golpe en
la espalda; el sujeto vestido de gris subió con ellos al
departamento; en el estacionamiento de visitas del edificio se
encontraba una mujer joven.
149/2008. 41
Declaración que ratificó durante la etapa de instrucción y
agregó que las maletas que refirió en su declaración eran de
varios colores, eran petacas como deportivas con cierre; se
encontraba a una distancia de tres o cuatro metros cuando
observó que metían las petacas al vehículo, entró al edificio pero
se detuvo a ver cómo metían las maletas y pensó que **********
iba a salir de viaje; conocía de vista a **********, porque era la
persona que hacía el aseo de **********; conocía a **********,
porque era el vigilante que estaba ese día de guardia; el tamaño
de las letras de la Procuraduría General de la República que vio
en la parte trasera de las camisetas de los sujetos eran grandes,
abarcaban toda la camiseta, las cuales se encontraban en la
mitad; esos sujetos estuvieron en el edificio seis o siete minutos,
pues cuando ella llegó aquéllos ya se iban, y nunca habló con
ellos.
De igual forma, obra la declaración de ***********, quien en
lo conducente manifestó que el día de los hechos se encontraba
en la ciudad de Oaxaca, cuando recibió una llamada de su hija
***********, quien le informó que unos sujetos desconocidos se
habían llevado a su hijo *********** con lujo de violencia; llamó a su
hija *********** para corroborar lo anterior y aquélla le manifestó
que las personas que se habían llevado a *********** eran
judiciales y que el vigilante del edificio donde vivía ***********
había sido obligado a abrir la puerta de acceso al edificio, bajaron
a la sirvienta y al vigilante al vestíbulo y les advirtieron que no
hicieran nada, en el interior del departamento, esos sujetos se
apoderaron de la caja fuerte y objetos de valor, por
aproximadamente doscientos ochenta y dos mil quinientos pesos
y de diversos objetos personales propiedad de ***********; los
cuales sacaron del departamento en bolsas de basura de color
negro y dos maletas del mismo color, los metieron a un vehículo
Mercedes Benz, modelo mil novecientos noventa y siete, que se
149/2008. 42
encontraba en el estacionamiento del edificio, propiedad de su
hijo.
Lo que se adminicula con la declaración de **********, quien
afirmó que conocía a ***********, desde hacia diez años
aproximadamente, y tenía en su domicilio ubicado en Avenida
*********** número ***********, departamento ***********, Delegación
Política Magdalena Contreras, en esta ciudad, dentro de sus
pertenencias contaba con lo siguiente: ********** todos ellos con
un valor aproximado de ********** dólares, y que contaba con las
facturas correspondientes, asimismo cuatro chamarras de piel de
la marca **********; dos chamarras de gamuza, tres camisas de la
marca **********; cuatro teléfonos celulares de diferentes marcas
con pila y cargador correspondientes; un arma de fuego tipo
pistola, calibre .380 Walter P.P.; objetos todos éstos con un valor
aproximado de ********** dólares; **********; objetos estos últimos
con un valor aproximado de ********** dólares; objetos todos que
llegó a ver en dicho departamento del señor ***********, los que
después del diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
ya no se encontraban en dicho lugar.
Deposados que, como acertadamente lo señala el juzgador,
cumplen con las exigencias previstas en el artículo 289 del
Código Federal de Procedimientos Penales, por lo cual se les
otorga el valor probatorio que le confiere el diverso artículo 285
del mismo ordenamiento procesal, ya que los testigos de que se
trata son mayores de edad, por su capacidad cuentan con el
criterio necesario para apreciar la objetividad del acto; por la
independencia de su posición se les considera imparciales; no se
advierte que hayan sido obligados por fuerza o por miedo, ni
impulsado por engaño, error o soborno para conducirse en los
términos en que lo hicieron, al no existir en autos elementos de
convicción que indiquen esa circunstancia.
149/2008. 43
Cobra aplicación a lo anterior, la tesis de jurisprudencia que
sostiene el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, de la
Octava Época, visible en el Semanario Judicial de la Federación,
Tomo IX, enero de 1992, página 267, que a la letra dice:
“TESTIGOS. APRECIACIÓN DE SUS DECLARACIONES. Las
declaraciones de quienes atestiguan en proceso penal deben
valorarse por la autoridad jurisdiccional teniendo en cuenta los
elementos de justipreciación concretamente especificados en las
normas positivas de la legislación aplicable, mediante un proceso
lógico y un correcto raciocinio que conduzcan a determinar la
mendacidad o veracidad del testimonio.”
Testimoniales que se encuentran adminiculados con el
dictamen en materia de valuación, de fecha veintitrés de marzo
de mil novecientos noventa y ocho, suscrito por ********** y
***********, peritos de la Procuraduría General de la República, en
el que se concluyó:
“…que asciende a la cantidad de ********** el valor
intrínseco total global de los bienes consistentes en:
El vehículo Mercedes Benz, modelo mil novecientos noventa y
siete, Elegance, E 320, de color gris plata, cuatro puertas, sun
roof, eléctrico, vestiduras e interiores en piel color negro, de
transmisión automática, equipo de sonido en sistema Bosé de
audio, con aire acondicionado, control eléctrico de cristales y
seguros, con placas de circulación **********, del Distrito
Federal, número de identificación vehicular **********, en buen
estado de conservación con un valor de **********.
Tres camisas de la marca **********, con diseño en estampado
floreado, talla extra, con un valor de **********.
Cuatro teléfonos celulares, dos de ellos Motorola, uno nokia, y
uno nec, cada uno con su respectiva pila y cargador con un
valor de **********.
Una pistola, calibre .380, de la marca Walter P.P. con dos
cargadores y treinta cartuchos útiles, con un valor de **********
149/2008. 44
Una cadena de **********, tipo tejido, **********, con un valor de
**********.
Una cadena de **********, de eslabones cortos, ********** su
valor de **********.
Una cadena de **********, de eslabones largos, con una
medalla que portaba la imagen de la Virgen de Guadalupe y
otros dijes, **********, con un valor de **********….”.
Experticial que cumple con los requisitos establecidos en los
artículos 234 y 235 del Código Federal de Procedimientos
Penales; además, es acorde con el resto del material probatorio,
en tanto fue emitido por órgano especializado de prueba, en esa
virtud adquiere el valor probatorio que establece el artículo 288
del Código Federal de Procedimientos Penales.
Es aplicable al respecto la jurisprudencia emitida en la
Octava Época, por el Segundo Tribunal Colegiado del Quinto
Circuito, visible en la página 298, del Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XI, Febrero de 1993, de rubro y texto
siguientes: “PERITOS. VALOR PROBATORIO DE SU
DICTAMEN. Dentro del amplio arbitrio que la ley y la
jurisprudencia reconocen a la autoridad judicial para justipreciar
los dictámenes periciales, el juzgador puede negarles eficacia
probatoria o concederles hasta el valor de prueba plena, eligiendo
entre los emitidos en forma legal, o aceptando o desechando el
único o los varios que se hubieran rendido, según la idoneidad
jurídica que fundada y razonadamente determine respecto de
unos y otros.”.
En relación con la agravante prevista por el artículo 381
bis, del Código Penal Federal, relativa a que el robo se cometa
en un inmueble destinado a la habitación, en el caso concreto
el departamento número **********, ubicado en el número **********
de la avenida **********, de la colonia San Jerónimo Lídice,
Delegación Magdalena Contreras, en el Distrito Federal, se
149/2008. 45
encuentra corroborado con la inspección practicada por el
Ministerio Público en tal lugar, con el dicho del ofendido **********,
así como de los testigos **********, probanzas que han quedado
transritas y valoradas con anterioridad, las cuales permiten
determinar que el lugar donde se consumó el robo fue un
inmueble destinado a casa habitación, precisamente donde
habitaba en forma permanente el sujeto pasivo del ilícito.
En cuanto a la agravante de la violencia física en el delito
de robo, como lo sostiene el A quo en la sentencia que se revisa,
la misma no se actualiza porque si bien es cierto el ofendido
********** el día y hora de los hechos fue agredido físicamente por
los activos, también lo es que esa agresión tuvo como fín cometer
el ilícito de privación ilegal de la libertad, cuya calificativa la tuvo
por demostrada el A quo y, por ende, el diverso delito de robo no
puede ser considerado con la agravante de violencia física.
Así las cosas, es dable concluir que con las probanzas
existentes en autos, valoradas en lo individual y en su conjunto,
son aptas y suficientes para comprobar el delito de ROBO
CALIFICADO, previsto y sancionado por los artículos 367, 370,
párrafo tercero, y 381 bis, del Código Penal Federal, aplicable en
la fecha del evento delictivo, pues de su valoración y
adminiculación, conforme a las reglas contenidas en los artículos
280, 284, 285, 288 y 289 del Código Federal de Procedimientos
Penales, son eficaces jurídicamente para tener por demostrado,
en términos del artículo 168 del ordenamiento legal antes citado,
el delito en comento, medios de convicción que nos conducen de
la verdad conocida a la que se busca, al ponerse de manifiesto
que los sujetos activos, el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, aproximadamente entre las doce y las trece horas
con treinta minutos, en el interior del domicilio del ofendido
ubicado en la avenida ********** número **********, departamento
**********, colonia San Jerónimo Lídice, Delegación Magdalena
Contreras, del Distrito Federal, se apoderaron de diversos bienes
149/2008. 46
muebles consistentes en; **********; Así como cuatro chamarras
de **********; dos chamarras de **********, tres camisas **********;
cuatro teléfonos celulares; un arma de fuego tipo pistola,
calibre .380 Walter P.P.; una cadena **********; una cadena
**********; una cadena ********** de eslabones largos con una
medalla de la Virgen de Guadalupe y varios dijes de **********
aproximadamente; así como del vehículo Mercedes Benz, color
gris de cuatro puertas, con placas **********, modelo mil
novecientos noventa y siete, apoderamiento que llevaron a cabo
sin derecho y sin consentimiento de quien podía disponer de los
mismos con arreglo a la ley, conducta con la cual lesionaron el
bien jurídico tutelado por la norma, que en el caso lo constituye el
patrimonio de las personas, ya que ingresaron al interior de la
casa habitación del ofendido y sustrajeron los bienes muebles que
han quedado precisados con anterioridad.
SEXTO.- Ahora bien, respecto a la plena responsabilidad
penal del acusado **********, en la comisión de los delitos de
PRIVACIÓN ILEGAL DE LA LIBERTAD y ROBO CALIFICADO,
este resolutor estima que los agravios hechos valer por la defensa
del sentenciado son esencialmente fundados, aunque suplidos en
su deficiencia conforme al artículo 364 del Código Federal de
Procedimientos Penales, en los cuales aduce que las pruebas
existentes en autos resultan insuficientes para acreditar la referida
responsabilidad penal, atento a lo que a continuación se expone.
Se reitera que si bien quedaron demostrados los delitos
mencionados, por los cuales ejerció acción penal la
Representación Social de la Federación en contra del sentenciado
**********, lo cierto es que, en el presente caso, no se encuentra
acreditada plenamente su participación en la comisión de los
mismos, pues este Tribunal de segunda instancia considera que
en el asunto de nuestra atención nos encontramos en presencia
de la figura jurídica de la duda razonable y, en consecuencia,
debe aplicarse a favor del reo el principio de derecho in dubio pro
149/2008. 47
reo, el cual se encuentra implícito en los artículos 14, párrafo
segundo, 16, párrafo primero, 17, segundo párrafo, 19, párrafo
primero, 21, párrafo primero, 23, y 102, apartado A, segundo
párrafo, de nuestra Constitución.
Es aplicable a lo anterior la tesis 1a. LXXIV/2005,
sustentada por la Primera Sala de nuestro más alto Tribunal de
justicia, publicada en el Tomo XXII, Agosto de 2005, página 300,
Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que señala;
“PRINCIPIO IN DUBIO PRO REO. ESTÁ PREVISTO
IMPLÍCITAMENTE EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. El Tribunal en Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que de los
artículos 14, párrafo segundo; 16, párrafo primero; 19, párrafo
primero; 21, párrafo primero, y 102, apartado A, segundo párrafo,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
deriva el principio de presunción de inocencia, y de esta
inferencia, relacionada con los artículos 17, segundo párrafo, y 23
del citado ordenamiento, se concluye la existencia del principio in
dubio pro reo, el cual goza de jerarquía constitucional. En ese
tenor, conforme al principio constitucional de presunción de
inocencia, cuando se imputa al justiciable la comisión de un delito,
éste no tiene la carga probatoria respecto de su inocencia, pues
es el Estado quien debe probar los elementos constitutivos del
delito y la responsabilidad del imputado. Ahora bien, el artículo 17,
segundo párrafo, constitucional previene que la justicia que
imparte el Estado debe ser completa, entendiéndose por tal la
obligación de los tribunales de resolver todas las cuestiones
sometidas a su conocimiento, sin que les sea lícito dejar de
pronunciarse sobre alguna. Por su parte, el referido artículo 23, in
fine, proscribe la absolución de la instancia, es decir, absolver
temporalmente al reo en una causa criminal cuando los elementos
probatorios aportados por la parte acusadora durante el juicio no
149/2008. 48
resultan suficientes para acreditar su culpabilidad; por lo que la
absolución debe ser permanente y no provisoria, además de que
el propio artículo 23 previene que no es lícito juzgar dos veces a
alguien por el mismo delito (principio de non bis in idem). En este
orden, si en un juicio penal el Estado no logra demostrar la
responsabilidad criminal, el juzgador está obligado a dictar una
sentencia en la que se ocupe de todas las cuestiones planteadas
(artículo 17, segundo párrafo), y como ante la insuficiencia
probatoria le está vedado postergar la resolución definitiva
absolviendo de la instancia -esto es, suspendiendo el juicio hasta
un mejor momento-, necesariamente tendrá que absolver al
procesado, para que una vez precluidos los términos legales de
impugnación o agotados los recursos procedentes, tal decisión
adquiera la calidad de cosa juzgada (artículo 23).”
Y la diversa tesis P. XXXV/2002, que sostiene el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página
14, Tomo XVI, Agosto de 2002, Novena Época, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, la cual establece;
“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. EL PRINCIPIO
RELATIVO SE CONTIENE DE MANERA IMPLÍCITA EN LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. De la interpretación armónica y
sistemática de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo
primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado
A, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, se desprenden, por una parte, el principio del
debido proceso legal que implica que al inculpado se le reconozca
el derecho a su libertad, y que el Estado sólo podrá privarlo del
mismo cuando, existiendo suficientes elementos incriminatorios, y
seguido un proceso penal en su contra en el que se respeten las
formalidades esenciales del procedimiento, las garantías de
audiencia y la de ofrecer pruebas para desvirtuar la imputación
correspondiente, el Juez pronuncie sentencia definitiva
declarándolo culpable; y por otra, el principio acusatorio, mediante
149/2008. 49
el cual corresponde al Ministerio Público la función persecutoria
de los delitos y la obligación (carga) de buscar y presentar las
pruebas que acrediten la existencia de éstos, tal y como se
desprende de lo dispuesto en el artículo 19, párrafo primero,
particularmente cuando previene que el auto de formal prisión
deberá expresar "los datos que arroje la averiguación previa, los
que deben ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y
hacer probable la responsabilidad del acusado"; en el artículo 21,
al disponer que "la investigación y persecución de los delitos
incumbe al Ministerio Público"; así como en el artículo 102, al
disponer que corresponde al Ministerio Público de la Federación
la persecución de todos los delitos del orden federal,
correspondiéndole "buscar y presentar las pruebas que acrediten
la responsabilidad de éstos". En ese tenor, debe estimarse que
los principios constitucionales del debido proceso legal y el
acusatorio resguardan en forma implícita el diverso principio de
presunción de inocencia, dando lugar a que el gobernado no esté
obligado a probar la licitud de su conducta cuando se le imputa la
comisión de un delito, en tanto que el acusado no tiene la carga
de probar su inocencia, puesto que el sistema previsto por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos le
reconoce, a priori, tal estado, al disponer expresamente que es al
Ministerio Público a quien incumbe probar los elementos
constitutivos del delito y de la culpabilidad del imputado.”
Continuando con el análisis del referido proverbio legal, el
Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano, del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México, Editorial Porrúa, 1ª edición, México, 2001, pág. 2991,
define el principio de presunción de inocencia en los siguientes
términos:
“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. I. Derecho de toda
persona acusada en la comisión de un delito, a ser considerada y
149/2008. 50
tratada como inocente, en tanto no se establezca legalmente su
culpabilidad.”
De igual forma, el autor Eugenio Florian en su obra “De las
pruebas penales”, Tomo 1, De la Prueba en General, Trad. de la
3ª edición original por Jorge Guerrero, Temis, Bogotá, 1968,
página 335, define el mencionado concepto como: “La presunción
de inocencia no puede significar otra cosa sino que en la duda no
es permitido condenar, y así, para que pueda dictarse absolución,
no habrá que esperar que resulte probada la negación del hecho
que se imputa, sino que bastará que no se haya obtenido la
comprobación de ese hecho”.
En ese sentido, la razón de ser de la presunción de
inocencia es proporcionar seguridad jurídica al acusado de un
ilícito, es decir, la necesidad de garantizar a toda persona
inocente que no será condenada sin que existan pruebas
suficientes que destruyan tal presunción, esto es, que demuestren
su plena responsabilidad penal y que, además, esos medios de
convicción justifiquen una sentencia condenatoria en su contra.
Sin embargo, si la valoración de las pruebas en las cuales
se sustenta la acusación y también los motivos de defensa, crean
en el ánimo del juzgador la indeterminación entre dos juicios
contradictorios, por falta de mayores argumentos para decidir por
alguno de ellos, deberá emitir su resolución pronunciándose
siempre a favor del reo, es decir, ante la duda razonable debe
absolver al acusado atendiendo al mencionado proverbio “in dubio
pro reo”.
(LIZ)
Resulta aplicable a lo anterior la jurisprudencia VII. P. J/37,
emitida por el Tribunal Colegiado en materia penal del Séptimo
Circuito, consultable en la página 63, Tomo 75, Marzo de 1994,
149/2008. 51
Octava Época, de la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, con el rubro y contenido siguientes;
“DUDA ABSOLUTORIA. ALCANCE DEL PRINCIPIO IN
DUBIO PRO REO. El aforismo "in dubio pro reo" no tiene más
alcance que el consistente en que en ausencia de prueba plena
debe absolverse al acusado.”
Cierto, para el catedrático Cafferata Nores, José, en su libro
“La prueba en el proceso penal”, 2ª edición, Depalma, B.A., 1994,
pág. 10; “La dua (lato sensu), que al comenzar el proceso tiene
poca importancia (vrg., sólo la improbabilidad impide la
convocatoria coactiva a prestar declaración indagatoria), va
cobrándola a medida que se avanza, aumentando el ámbito de su
beneficio (vgr., ya no sólo la improbabilidad, sino también la duda
stricto sensu, impendirán el procesamiento o la elevación a juicio),
hasta llegar a la máxima expresión de su alcance en el dictado de
la sentencia definitiva (en la cual la improbabilidad, la duda stricto
sensu, y la probabilidad, impedirán la condena del imputado). En
este último momento es cuando se evidencia con toda su amplitud
este principio, pues, como ya se vio el sistema jurídico vigente
requiere que el Tribunal, para poder dictar una sentencia
condenatoria, logre obtener, de la prueba reunida en el juicio, la
certeza acerca de la culpabilidad del acusado. De ello se sigue
que en caso de incertidumbre, éste deberá ser absuelto: in dubio
pro reo.”
Precisado lo anterior, es de señalar que en la sentencia
sujeta a revisión, en el considerando quinto, el A quo sostiene
literalmente lo siguiente; “…que los medios de prueba valorados
en el considerando anterior”; es decir, se refiere a los medios de
convicción que le sirvieron para demostrar los delitos en estudio,
los cuales, según el juez de la causa, también son suficientes
para acreditar la plena responsabilidad del acusado **********, en
la comisión de los ilícitos atribuidos, lo que sostiene con base en
149/2008. 52
las ciento diecinueve pruebas que en su resolución enumera,
valora y transcribe, en lo conducente, dentro de las cuales el
propio juzgador de primera instancia destaca, por su importancia,
las siguientes;
- Lo declarado por el ofendido **********, quien, en lo
conducente, señaló: el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, entre las once y doce horas, cuando a bordo del
vehículo tipo Contour **********, el cual conducía **********, sobre
la avenida Contreras, fueron interceptados por una camioneta tipo
Van **********, de la cual descendieron varios sujetos que
portaban armas tipo escuadra, y se acercaron para amagarlos, no
obstante que el chofer hizo maniobras para huir, no le fue posible,
por lo que descendió del vehículo, después de avanzar tres o
cuatro metros, escuchó balas cerca de su persona, por lo que
ante el temor de que lo privaran de la vida decidió detenerse; un
individuo lo pegó hacia la barda, le abrió las piernas y brazos, lo
esculcó y le preguntó si el era **********, luego lo llevó a la
camioneta mencionada donde le cubrieron el rostro con un lona;
después le preguntaron quién estaba en su casa y qué objetos de
valor guardaba en la misma; posteriormente, uno de los agresores
le preguntó la combinación de la caja fuerte, la cual proporcionó;
el vehículo inicio su circulación por alrededor de treinta minutos,
sin percatarse de la dirección y el rumbo, ya que se encontraba
cubierto por una lona, los agresores le llevaron al lugar que ellos
denominaron el “nido”, uno de ellos le comentó “ya llegamos a la
“procu”, en cuanto suba el Comandante dile que te haga el paro,
“ofrécele dinero porque tienes un broncón”; después, lo
comunicaron a casa de sus hermanas, contestando ********** a
quien le explico, por indicaciones de esos sujetos, que se
encontraba en un fiesta y que estaba bien; se percató que la
camioneta estaba en circulación, se detuvo a la media hora y
escuchó que se cerraba un cortina, como las que se utiliza para
los moteles de paso, lo bajaron y lo condujeron a una habitación,
al darle de beber en una botella de agua, en está aparecía una
149/2008. 53
etiqueta que decía “Motel **********”; lo dejaron ahí dos o tres
horas para luego sacarlo y subirlo otra vez a la camioneta,
después de diez minutos se detuvo en un lugar con las mismas
características, donde lo llevaron a una habitación en la cual
estuvo toda la noche; ante la insistencia de sus captores accedió
hacer un llamada a su novia para que le hiciera un préstamo de lo
que tuviera en su cuenta; al enlazarlo al celular con su chofer,
contestó su padre, a quien le colgaron por desconocerle la voz;
ese mismo día al anochecer, lo comunicaron nuevamente con su
progenitor para preguntarle si ya tenía el dinero completo,
después lo subieron a la camioneta e inicio la marcha durante
cuarenta minutos, sin saber dónde se encontraba porque le
habían vendado los ojos; después lo subieron a otro vehículo para
luego detenerse y bajarlo. Posteriormente, ante la autoridad
ministerial, a través de la cámara de Hessel, identificó al diverso
coprocesado **********.
- Lo manifestado por **********, quien en su carácter de
chofer del ofendido, dijo: que el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, aproximadamente a las doce horas,
circulaba bordo del vehículo de su patrón **********, y en
compañía de éste sobre la avenida Contreras, cuando fueron
interceptados por el vehículo Ram **********, del cual
descendieron sujetos vestidos de negro, quienes ostentaban en
los brazos de su vestimenta el escudo Nacional, trato de huir;
puntualizó que al día siguiente, a través del teléfono celular de
**********, recibieron una llamada de los secuestradores, quienes
al parecer le pidieron dinero al papá de su jefe, pues este le
ordenó que llevara a su hija la banco, con la finalidad de reunir el
dinero. Declaraciones, que ratificó el catorce de diciembre de dos
mil cinco, en diligencia desahogada vía exhorto ante la Juez
Noveno de Distrito en el Estado de Baja California, con sede en
Tijuana, en la que también dio respuesta a las preguntas
formuladas por el agente del Ministerio Público de la Federación,
así como por defensor particular del enjuiciado **********, en
149/2008. 54
relación con la mecánica de los hechos, consistentes en el
secuestro de su ex patrón *********, al circular sobre la avenida
San Jerónimo, con dirección a Periférico, también dio referencia
de cuatro disparos que realizaron los agresores hacia el automóvil
que conducía el día de los hechos; también precisó haberse
percatado de los bienes referidos en declaraciones anteriores, en
razón de que **********, le tenia confianza y le platicaba de sus
cosas.
- El testimonio de **********, quien en síntesis, manifestó que
el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
aproximadamente a las catorce horas con cuarenta y cinco
minutos, cuando se encontraba en la ciudad de Oaxaca, recibió
una llamada de su hija **********, quien le informó que unos
desconocidos con lujo de violencia se habían llevado a su hijo
*********, dato que le confirmó su hija ********* y agregó que
quienes se había llevado a ********* eran judiciales; añadió que
por esa razón se trasladó a la Cuidad de México, donde **********,
chofer de su hijo *********, le relato la forma en que este fue
detenido y llevado a bordo de la camioneta Dodge **********; que
fue al día siguiente, aproximadamente a las diez horas con
cuarenta y cinco minutos, cuando los secuestradores se
comunicaron al teléfono celular de su hijo, para pedirle un rescate
por la cantidad de ********** pesos; no obstante ello, como a las
catorce horas con treinta minutos, recibió otra llamada, en la que
le dijeron que el rescate era de ********** pesos, cantidad que
reunió y entregó en un lugar ubicado en la parte posterior del
Aeropuerto, a un sujeto de complexión robusta y edad aproximada
de entre treinta y ocho a cuarenta años. Lo que se complementa
con el resultado de la diligencia de careos procesales de veintitrés
de marzo de dos mil cuatro, con el coprocesado *********; en la
que el testigo sostuvo que el coinculpado, es la persona que
conducía el vehículo utilizado por los secuestradores de su hijo
para recoger el dinero solicitado como rescate.
149/2008. 55
- Lo señalado por **********, quien refirió que el día de los
hechos, al circular sobre la avenida Contreras, observó una
movilización policíaca, donde unos sujetos perseguían a pie a una
persona que corría delante de ellos, percatándose que el sujeto
que perseguían era su primo ********** y al tratar de enterarse qué
era lo que había sucedido, vio que lo subieron a una camioneta
marca Ram **********. Manifestaciones que ratificó, en diligencia
de veintiocho de septiembre de dos mil cinco, ante este órgano
jurisdiccional, en la que dio respuesta a los cuestionamientos
formulados por la defensa del procesado **********, referente a los
hechos que percibió al momento de circular por la avenida
Magdalena Contreras, el día diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete; manifestó que se desplazaba a una velocidad de
veinte kilómetros por hora, y precisó que la distancia existente
entre la camioneta Ram **********, respecto del lugar que su primo
**********, fue detenido y puesto contra la pared, era de
aproximadamente diez metros, es decir, lo ancho de la calle.
- Lo manifestado por **********, quien en relación con los
hechos señaló, que el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, durante el desempeño de sus labores en el
domicilio ubicado en **********, aproximadamente a las doce horas
con quince minutos tocaron el interfón, al abrir se encontró con
varias personas que no conocía, las cuales iban acompañadas del
vigilante del edificio, una de ellas vestía traje gris, quien le indicó
que se saliera del departamento porque lo iban a inspeccionar
para seguridad, la metieron al elevador junto con el vigilante. A
preguntas de las partes, respondió que reconoció a la persona
que aparecía en la fotografía marcada con el número cuatro, por
parecerse al que vestía traje gris el día de los hechos. En
diligencia de veintinueve de mayo de mil novecientos noventa y
ocho, ante el entonces Juzgado Primero de Distrito en Materia
Penal en el Distrito Federal, **********, ratificó su declaración
ministerial. A preguntas de las partes, manifestó: el sujeto que
vestía traje gris le dijo “madre sálgase y métase al elevador”, sin
149/2008. 56
ser grosero, a lo que hizo caso en virtud de que iba con el
vigilante; además, porque le manifestaron que iban a inspeccionar
el departamento para seguridad; durante el desarrollo de los
hechos, en ningún momento se quedó sola con el vigilante del
edificio, pues permaneció un señor y una señora que entraban y
salían; luego de los sucesos se retiró a su casa; “la señora” fue
quien le indicó que ya se podía retirar; no estaba muy clara la
visibilidad en el lugar donde se encontraba el vigilante y las
personas que tocaron la puerta.
En posterior diligencia, **********, ratificó sus anteriores
declaraciones. A preguntas del agente del Ministerio Público de la
Federación, contestó: la persona de traje gris a la que se refiere
en su declaración sí se encuentra presente en este recinto; acto
seguido el Secretario certificó: la testigo de que se trata, al dar
respuesta a la pregunta que antecede, señaló a la persona que se
encuentra tras la reja de prácticas de este Juzgado, quien de viva
voz dijo llamarse **********. A preguntas del defensor particular del
procesado **********, la ateste, respondió; identifica a *********, ya
que lo vio cerca, y los otros estaban parados atrás de éste, quien
se encontraba encuclillado en la puerta.
En ampliación de declaración **********, ratificó sus
anteriores declaraciones. A preguntas de las partes, respondió: en
cuanto a la firma que reconoció como suya a foja 413 de la causa,
es totalmente diferente de las firmas que aparecen también como
suyas en sus diversas declaraciones, porque es la que utiliza
como firma ocasionalmente y en otros pone su nombre; que en
esa ocasión pensaba poner su nombre, pero se le hizo más fácil
hacerlo así, es decir, los rasgos; por el transcurso del tiempo no
recuerda, si antes de que se llevara a efecto la diligencia de
confrontación, el día diez de marzo de mil novecientos noventa y
ocho, alguien le explicó en qué iba a consistir dicha diligencia;
tampoco recuerda cuantas personas le fueron puestas a la vista
en la diligencia de confrontación, dado el tiempo transcurrido
149/2008. 57
desde aquella fecha; al momento de la diligencia de confrontación
recuerda que le fueron puestas a la vista en dicha diligencia
cuatro o cinco personas, y sólo una se parecía a la persona que
se encuentra tras la reja de prácticas en este momento. Acto
seguido el Secretario certificó que la persona que se encuentra
tras la reja de prácticas y a quien señala la testigo es el inculpado
**********; reconoció a la persona que aparece en dicha fotografía
como la que al parecer vestía el traje gris el día de los hechos “por
su forma de la cara”.
- Lo referido por ********, quien en audiencia de nueve de
noviembre del año dos mil cinco, reconoció al procesado
***********, ya que se encontraba en ese momento tras las reja de
prácticas de este Juzgado; agregó que respecto a la forma en que
tuvo conocimiento del nombre del señor *********, es porque en el
acta se mencionó el nombre del señor **********, en cuanto a la
forma que se encontraba vestido el procesado, lo recuerda porque
era la única persona que iba vestida de traje gris y corbata negra.
- Lo declarado por **********, quien en lo conducente señaló
que el día de los hechos, se percató que dos camionetas
estacionadas, una de color blanco con azul en la que estaba una
persona con uniforme color negro y logotipos en amarillo de la
“PGR” y dos personas con radio comunicadores, ya estando en su
domicilio se percató que la cajuela del Mercedes Benz, propiedad
de **********, se encontraba abierta y junto a ella habían cuatro
sujetos, tres con uniforme negro y otro vestido con traje gris claro,
corbata negra y camisa blanca, percatándose que metían en la
cajuela varias maletas, y escuchó que uno de los sujetos de negro
le dijo al de traje gris “ya estuvo jefe”.
- Lo aseverado por **********, quien refirió que el día de los
hechos, fue informada por su primo **********, que **********, corría
por la avenida Contreras y luego lo habían subido a una
camioneta tipo Ram**********; así como que posteriormente le
149/2008. 58
llamó el chofer de su hermano **********, quien le informó los
detalles de la detención de ********** e igualmente le reiteró que lo
subieron a un vehículo tipo Ram ********; refirió que **********, le
informó que varios sujetos se habían metido al domicilio de su
hermano ********** y se habían apoderado de cuatro maletas, así
como del automóvil Mercedes Benz.
- La declaración de **********, quien en lo conducente
manifestó: conoce a **********, a quien le prestó ciento cincuenta
mil pesos, para pagar su rescate; agregó que en el mes de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, el ofendido tenía en
su domicilio en **********, y dentro de sus pertenencias se
encontraban los siguientes objetos: **********; objetos que vio en
el departamento de **********, pero después del diez de diciembre
de mil novecientos noventa y siete, ya no estaban.
- Lo aludido por **********, ante la autoridad ministerial
investigadora señaló que se desempeñaba como Comandante de
la Policía Municipal del Estado de México, adscrito a Tlalnepantla
de Baz; que el diez de diciembre de mil novecientos noventa y
siete, aproximadamente a las veintidós horas, recibió una llamada
para que se trasladaran al Hotel “**********”; una vez ahí, el
encargado del hotel manifestó que había unas ocho o diez,
personas que no le querían pagar las habitaciones, los que se
encontraban en dos camionetas; en esos momentos comenzaron
a salir dichas personas de las habitaciones, se percató de que
éstas iban vestidas de negro, uniformados con chamarras que
ostentaban las siglas “P.J.F.” y “P.G.R.”, con los emblemas del
Escudo Nacional, motivo por el cual preguntó, quién se
encontraba al mando, se acercó una persona para informarle que
era el Comandante y se encontraba a cargo de lo que él
denominó “operativo norte”, le mostró una identificación de color
verde, en la que se apreciaban las letras “PGR”, de color dorado
al centro, le comentó, además que se encontraban
“campaneando” a una persona, pero que ya se iban a retirar; esos
149/2008. 59
sujetos encendieron dos camionetas que tenían en los
estacionamientos de los cuartos, una de ellas era de color oscuro,
en esa ocasión iba en compañía del oficial **********.
Atestos que ratificó durante la etapa de instrucción, en tres
de junio de mil novecientos noventa y ocho, y aclaró que ni él o
alguno de sus diez o doce compañeros ingresaron al “Hotel
**********”; ya que se quedaron en la entrada; a pesar de que los
ocupantes de esas habitaciones estaban uniformados, solicitaron
refuerzos por su propia seguridad; señaló haber observado que
las camionetas estaban estacionadas en la entrada de los
cuartos, media unidad adentro y media afuera; la persona que le
informó era el Comandante, vestía de negro; no contó a los
uniformados que se encontraban en el “Hotel **********” pero eran
entre ocho y diez personas; precisó que la visibilidad en el “Hotel
**********”, por donde circularon los vehículos, era clara; que en la
fecha a que se refiere no llevaba anteojos, pues sólo los usa para
leer; conocía a **********, porque era su compañero, y además
estuvo con él el día de los hechos, así como **********, dialogó con
el Comandante; se encontraba en la puerta del hotel cuando llegó
su compañero **********; señaló que la camioneta oscura tenía
vidrios polarizados; los cuartos donde se encontraban los
judiciales estaban a la entrada del hotel al lado derecho de donde
estaba él, las puertas estaban al norte; después de que tuvo a la
vista las fotografías que obran a “fojas ciento treinta y cinco,
ciento treinta y ocho y ciento treinta y nueve”, manifestó que
cuando estuvo con el comandante, vio la camioneta, no así las
placas.
- El testigo**********, ante el agente del Ministerio Público de
la Federación, dijo que durante el desempeño como jefe de turno
de la Policía Municipal del Estado de México, adscrito a
Tlalnepantla de Baz; el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, aproximadamente a las veintidós horas, recibió
una llamada por medio de la cual le dieron indicaciones de que se
149/2008. 60
trasladaran al “Hotel **********”, cuando llegaron, el encargado del
hotel expresó que había unas ocho o diez personas que no
querían pagar las habitaciones, las que se encontraban en dos
camionetas que estaban en los estacionamientos de los cuartos,
se percató de que iban vestidas de negro, uniformados con
chamarras que ostentaban las siglas PJF y PGR, con los
emblemas del Escudo Nacional; el Comandante **********,
preguntó quién se encontraba al mando, acercándose una
persona que le informó que era el Comandante y que se
encontraba a cargo de lo que él denominó “operativo norte”,
comentó que se encontraban “campaneando” a una persona de
apellido “**********”, luego, esos sujetos se trasladaron al “Hotel
**********” que se encontraba a un costado del primero. Al tener a
la vista copia certificada de la identificación del acusado **********,
lo reconoció como uno de las personas que se encontraban en el
grupo de los que dijeron ser judiciales federales.
Posteriormente, el diez de marzo de mil novecientos
noventa y ocho, **********, reconoció entre otros, al procesado
**********, como una de las personas a las que hizo referencia en
su declaración ministerial. Atesto, que ratificó durante la
instrucción del proceso, en tres de junio de mil novecientos
noventa y ocho, y señaló que llegaron cuatro o cinco patrullas
aproximadamente al “Hotel **********” para proporcionar auxilio; al
llegar al hotel lo recibieron tres personas al frente quienes se
identificaron como de la “P.G.R.”, uno como Comandante y los
otros se quedaron en la parte de atrás; no se entrevistó con quien
dijo ser Comandante de la P.G.R., quien lo hizo fue el
Comandante **********; aquél Comandante le decía al
Comandante **********, que tenían un operativo llamado “Norte”, a
lo que su comandante contestó que estaba ahí porque se habían
quejado; se percató que una camioneta era blanca con cristales
normales, la otra tenía vidrios polarizados; cuando rindió su
declaración ministerial, le fueron puestas a la vista cuatro o cinco
fotografías; la persona de la fotografía número cuatro, usaba
149/2008. 61
barba, medio canoso del cabello, estatura baja, lo refiere así
porque es la misma persona que se presentó ante ellos el día de
los hechos y dijo que era el comandante, éste llevaba uniforme
negro, botas tipo militar, siglas doradas de la P.G.R y Escudo
Nacional en uno de los brazos; una de las tres personas que lo
recibieron cuando llegó al hotel, era de uno setenta y cinco a uno
setenta y ocho metros de estatura, complexión regular, no precisó
el color de los ojos porque estaba oscuro, tipo jarocho, cejas
semipobladas, boca delgada, nariz aguileña, cabello oscuro
semiquebrado; la segunda persona era de uno setenta o setenta y
dos metros, complexión robusta, moreno claro, ojos ovalados
color negro, ceja regular, labio un poco grueso, cabello quebrado
de color castaño oscuro, nariz semiaplastada, presentaba una
cicatriz del lado de la ceja derecha; la tercera de uno setenta a
uno setenta y seis, complexión regular, nariz recta, ojos
semihundidos, no se percató de su color, ni el de la piel, labios
delgados, cara afilada corte de pelo tipo militar, canoso y en
medio presentaba un mechón blanco lacio; a la primera persona
la vio como a cuatro o cinco metros, la segunda como a ocho
metros y a la tercera como a doce o trece metros, ésta era la que
vestía traje y tenía el mechón blanco; vio personalmente las
camionetas estacionadas frente a los cuartos, pero no las revisó.
En ampliación de declaración, el tres de noviembre del año
dos mil cinco, **********, ratificó sus anteriores declaraciones, y a
preguntas de las partes, identificó a la persona que responde al
nombre de *********; mismo que se encontraba en ese momento
tras la reja de prácticas de este Juzgado, es la persona que en
ese entonces se encontraba el día de los hechos. El Secretario
certificó, que la persona a la que se refiere el testigo, es el
procesado **********.
- El testimonio de **********, del cuatro de marzo de mil
novecientos noventa y ocho, ante la autoridad investigadora de la
Federación expresó: se desempeñaba como jefe de turno de la
149/2008. 62
Policía Municipal del Estado de México, adscrito a Tlalnepantla de
Baz, Estado de México; el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, escuchó que por radio comunicaba el jefe de
turno **********, que avanzaba con dirección hacia el “Hotel
**********”, ya que al parecer había elementos de la policía judicial;
aproximadamente diez minutos después llamó por el radio
nuevamente el jefe de turno ********** y solicitó apoyó, motivo por
el cual se dirigió al citado hotel; y, al llegar se percató de que se
encontraban en el lugar el jefe de turno ********** y el Comandante
**********, quienes estaban dialogando con unas personas
vestidas de color negro con overol, uno usaba traje oscuro con
corbata, y otro estaba vestido de tipo vaquero, recordando que
esta persona tenía una cicatriz del lado derecho del rostro, del tipo
de las que ocasionan las quemaduras, misma que le cerraba
prácticamente el ojo y le jalaba la boca; el Comandante **********,
preguntó al encargado del hotel que si estaba de acuerdo en
alquilar las habitaciones a esas personas, pero indicó que no, por
lo que les solicitaron se retiraran del hotel, entonces salieron en
dos camionetas y se dirigieron al “Hotel **********”. Después de
que tuvo a la vista la copia certificada de la identificación del
coencausado **********, que obra en autos, lo reconoció
plenamente como una de las personas que se encontraban en el
grupo de los que dijeron ser judiciales federales.
Al ampliar su declaración, en diligencia de fecha tres de
junio de mil novecientos noventa y ocho, ratificó sus anteriores
deposados, además, manifestó: las camionetas a que hizo
referencia en su declaración ministerial eran de modelos
recientes, una Dodge **********, y la otra una Suburban **********;
las dos camionetas salieron en sentido contrario y se dirigieron al
“Hotel **********”; el dialogo que sostuvieron **********y
**********con las personas vestidas de negro era pacífico.
- La diligencia de identificación, de fecha diez de marzo
de mil novecientos noventa y ocho, practicada ante la autoridad
149/2008. 63
ministerial, en la que ********** y **********, reconocieron
plenamente a **********, quien se desempeñaba como Director
General de Coordinación Interinstitucional de la Procuraduría
General de la República, como uno de los individuos que tuvieron
a la vista, el día y en el contexto de los hechos (sic).
- Lo manifestado por **********, quien en torno a los hechos
puso de manifiesto que el vehículo Chrysler **********, estaba
asignada al acusado **********, entonces General de Coordinación
Interinstitucional de la Procuraduría General de la República, y de
acuerdo con el registro de control de dotación, de vales de
gasolina recibieron vales para ésta, los coprocesados **********,
********** y **********.
- Lo referido por **********, quien en su carácter de
Coordinador Administrativo de la Dirección General de
Coordinación Interinstucional de la Procuraduría General de la
República, refirió que la camioneta Chrysler **********, desde el
mes de septiembre a octubre de mil novecientos noventa y siete,
se asignó al justiciable **********, y desde noviembre se le
proporcionó al coprocesado **********, en su carácter de
Subdirector de la Coordinación Interinstitucional de la
Procuraduría General de la República; además agregó que
**********, era auxiliar y estaba con el Subdirector **********.
- La fe del vehículo, practicada por el agente del Ministerio
Público, respecto de una camioneta marca Chrysler **********, la
cual según constancias de autos fue utilizada para interceptar el
vehículo en el que viajaba el ofendido **********, y privarlo de su
libertad; lo que se relaciona con la fe del vehículo marca Ford
**********, donde se apreció en la parte trasera del costado
derecho, una fisura con corrimiento de materiales de atrás hacia
adelante, de aproximadamente cinco centímetros de largo;
vehículo en el cual se trasladaba el ofendido antes de ser privado
de su libertad.
149/2008. 64
De las declaraciones transcritas y demás pruebas en las
cuales sustenta el A quo la responsabilidad penal del acusado
*********, en la comisión de los delitos de privación ilegal de la
libertad y robo agravado, se desprende que las únicas personas
que lo señalan e identifican como uno de los sujetos que participó
en los eventos delictivos, son los testigos de nombres **********.
Sin embargo, contrario a lo sostenido por el juez del proceso
y como correctamente lo hace valer la defensa en sus agravios,
del análisis del contenido de las declaraciones emitidas por los
mencionados testigos se advierten serias dudas, reticencias y
contradicciones que crean incertidumbre de la veracidad de sus
imputaciones en contra del sentenciado de mérito.
En efecto, es de destacar que si bien la testigo **********
ubica al acusado ********** como una de las personas que robaron
en el departamento de **********, a quien identificó primero en una
fotografía supuestamente marcada con el número cuatro, como el
sujeto que al parecer vestía de traje gris el día de los hechos; sin
embargo, después lo identifica tras la cámara de Hessel
(diligencia que por cierto es dudosa por haber quedado
demostrado pericialmente que la firma que aparece como de la
testigo no es de su puño y letra); y posteriormente lo reconoció
tras la reja de practicas del juzgado de origen.
Empero, las versiones que proporciona la testigo durante
sus deposados crean incertidumbre en cuanto al pleno
reconocimiento que hace del inculpado de mérito en la
participación de los delitos imputados, pues, en un principio, lo
reconoce por medio de una fotografía que supuestamente tuvo a
la vista recién sucedidos los hechos, destacando que en ese
momento señaló que se “parecía” (nunca afirma) al que vestía de
traje gris, fotografía que según se advierte de las constancias que
integran la causa penal de origen, no existe ninguna foto
identificada con el número cuatro, lo cual se corroboró con el
149/2008. 65
Dictamen en materia de métodos de identificación judicial,
Descripción Fisonómica, Antropométrica y Comparativa de cara
(fojas 582 y 583 del tomo XIII).
Además, durante su ampliación de declaración ante el A
quo, a preguntas de las partes, quedó plasmado lo siguiente; “…
reconoció a la persona que aparece en dicha fotografía como la
que al parecer vestía de traje gris el día de los hechos ““por su
forma de la cara””…” ; es decir, insiste en señalar que la persona
que identificó al parecer era quien vestía de traje, lo cual significa
que en ningún momento afirma categóricamente que haya
identificado al acusado sin temor a equivocarse como la persona
que vestía de traje gris el día de los hechos.
En ese sentido, para el supuesto de que la testigo se refiera
a la fotografía número cuatro como una de los retratos hablados
que constan en el juicio natural, es de destacar que corre
agregado a la causa el dictamen citado en el párrafo anterior, su
ampliación y ratificación del mismo, en donde el perito que lo
suscribió concluyó que los retratos hablados que obran en autos,
por las características asentadas en los mismos, describen a
personas diferentes de *********** y al no estar asentado en cada
uno de los retratos el nombre de la persona que proporcionó las
características descriptivas se pueden considerar dudosos, pues
se trata de un simple trabajo artístico, el cual sólo tiene el sello o
firma del artista, pero no su nombre (fojas 564 a 592, 620 a 632 y
633 a 634 del tomo XIII).
Otro dato que crea inseguridad de lo veraz de la
identificación que del acusado hace la testigo **********, es que en
sus primeras declaraciones señaló que; “…no estaba muy clara la
visibilidad en el lugar donde se encontraba el vigilante y las
personas que tocaron a la puerta…”; de ahí que sea dable afirmar
que por esa circunstancia, al identificar en fotografía a *********
como el sujeto que vestía de traje gris el día del evento delictivo,
149/2008. 66
lo señale de manera probable (al parecer) y no de modo
contundente (es él).
De igual manera, el reconocimiento que hace la testificante
********** de **********, se contrapone con lo manifestado por el
testigo **********, pues aun cuando éste también reconoce al
acusado al tenerlo tras la reja de practicas del juzgado, lo cierto
es que su versión es contradictoria, tanto con la de la testigo
como con la de él mismo, porque durante sus primeras
declaraciones (foja 486 del tomo I), al tener a la vista y no en
fotografía a **********, lo reconoció ante el Ministerio Público
como la persona que el día del evento delictivo vestía de traje
gris y a quien los demás coinculpados le decían “jefe” cuando
estaban robando el departamento del ofendido **********.
Asimismo, del contenido de la primera declaración
ministerial de **********, se advierte que esta persona fue quien
durante el robo tuvo mayor tiempo trato directo con el sujeto que
el día de los hechos vestía de traje gris (**********, según sus
primeras declaraciones) y, a pesar de esa circunstancia, de
manera rara el Ministerio Público investigador no lo citó para que
compareciera a reconocer a la persona de traje gris a través de la
cámara de Hessel, lo cual era importante para poder corroborar la
identificación que del acusado ********** hizo la testigo **********, y
extrañamente citó a **********, quien a pesar de haber
proporcionado las características físicas de la persona que vestía
de traje gris el día del evento delictivo (fojas 68 a 70 del tomo I), al
tener a la vista en la cámara de Hessel a **********, no lo
reconoció como uno de los sujetos que participaron en la comisión
del delito de robo en agravio de ********** (fojas 412 a 413 del
tomo I).
En este punto, en cuanto a la diligencia de identificación del
acusado, también es importante señalar que de autos se
desprende que el testigo **********, en su carácter de empleado
149/2008. 67
del Hotel **********, fue la persona a quien un sujeto vestido de
civil, el día once de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
le solicitó que lavara las camionetas donde trasladaron al
secuestrado, por tanto, dicho testigo tuvo contacto directo con uno
de los secuestradores y, por ende, la representación social lo
debió citar para que en la cámara de Hessel, o bien en
constancias de autos, reconociera al presunto secuestrador y con
ello aportar mayores datos para que el juzgador deslindara
responsabilidades, empero, raramente el Ministerio Público no
llamó al testigo a la diligencia de reconocimiento.
En otro aspecto, tampoco puede afirmarse que durante los
sucesos delictivos fuesen dos las personas que vestían de traje
gris, ********** o **********, pues los testigos coinciden en
manifestar que era sólo una persona la que iba ataviada de esa
forma.
Destacando además que durante sus declaraciones
ministeriales, ninguno de los dos testigos de mérito, al
proporcionar los rasgos fisonómicos de **********, hicieron
mención a una seña particular que tiene, es decir, no refieren que
el citado acusado tenía un mechón de canas en la frente, en
cambio, también se contradicen pues **********dice que quien
vestía de traje gris era una persona gorda de cara redonda y
********** refiere que el de traje gris era delgado con cara delgada.
Conforme a lo antes expuesto, si bien es cierto que los
testigos ********** y **********, ante el órgano investigador y ante el
juez del proceso tras la reja de practicas de dicho juzgado,
reconocen al acusado ********** como el sujeto que vestía de traje
gris el día en que se cometió el delito de robo en agravio de
**********, también lo es que existen serias dudas, reticencias y
contradicciones en sus declaraciones, lo cual crea en este
resolutor la incertidumbre en cuanto a la veracidad del
reconocimiento que hacen del referido inculpado, atento a lo
149/2008. 68
señalado en párrafos precedentes y, por ende, no se puede
otorgar plena credibilidad a la imputación en su contra; además, la
testigo **********, en ampliación de declaración ante el juez de la
causa, al cuestionarla del motivo por el cual acudió a declarar,
manifestó que lo hizo por ayudar a las personas para las que
estaba trabajando, lo cual significa que tuvo parcialidad al
momento de deponer en contra del acusado.
Máxime cuando también quedó acreditado en la causa
penal de origen, mediante dictamen en materia de Grafoscopía
(fojas 200 a 219 del tomo XIV), que la firma estampada
supuestamente por **********, durante la diligencia de
identificación a través de la cámara de Hessel, no era de su puño
y letra, aun cuando la testigo pretenda reconocer esa firma bajo el
argumento de que era la que en ocasiones utiliza y en otras pone
su nombre, sin embargo, por una parte, ello no está probado en
autos porque en todas las diligencias en que compareció tanto
ante el Ministerio Público como con el juez del proceso, puso su
nombre completo y, por otro lado, se contrapone con la copia de
su credencial de elector en la cual consta que su firma se
compone de su nombre completo (foja 129 del tomo XIV) y no
como la supuesta firma que obra en la citada diligencia, en la cual,
incluso, el Representante Social ni siquiera se tomó la molestia de
anexar copia de la identificación de la compareciente para darle
credibilidad a su deposado (fojas 412 y 413 del tomo I).
Aspectos que de igual manera hacen dudar en cuanto a que
efectivamente la testigo ********** haya estado presente en el acto
de reconocimiento del acusado, pues de haber sido así, por lo
menos se debió agregar copia de su identificación y, por otro lado,
para corroborar el reconocimiento del inculpado el Ministerio
Público debió requerir la presencia del testigo **********, ya que
estas dos personas fueron quienes tuvieron a la vista al acusado
durante la comisión del robo y, de ser así, entonces no hubiese
quedado duda de la identificación que pudieron haber realizado al
149/2008. 69
tener a la vista tras la cámara de Hessel a **********, y no
reconocerlo por medio de una fotografía o varios años después de
sucedidos los hechos tras la reja de practicas del juzgado.
Ahora bien, en cuanto al reconocimiento que hacen los
testigos **********, ********** y *********, respecto a la participación
de ********** en la comisión de los delitos en estudio, también
existen serias dudas, reticencias y contradicciones en sus
deposados que hacen inverosímil la imputación en contra del
sentenciado de alusión.
Lo anterior es así, pues el testigo **********, en primeras
declaraciones ministeriales afirma que en su carácter de
comandante de la policía municipal del Estado de México, el día
diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete, acudió al
“Hotel **********” porque le habían solicitado apoyo debido a que
unas personas no querían pagar las habitaciones rentadas; que al
llegar al lugar se percató que se encontraban dos camionetas y
comenzaron a salir varias personas vestidas de negro,
uniformadas con chamarras con las siglas PJF y PGR, con
emblemas del escudo nacional, por lo que en ese momento se
entrevistó con un sujeto que dijo ser comandante y que iba a
cargo del operativo para lo cual le mostró una identificación verde
con las letras PGR de color dorado; que iba en compañía del
oficial **********; que al tener a la vista ante el Ministerio Público la
copia certificada de la identificación de **********, lo reconoció
como la persona que dijo ser el comandante a cargo del
operativo; también, en copia de una fotografía marcada con el
número cuatro, reconoció a un sujeto que se encontraba en el
lugar el día de los hechos (nótese que no refiere la característica
de que este sujeto vistiera de traje gris, ni el mechón blanco de
canas) (fojas 380 y 381 del Tomo I).
Resaltando que el testigo **********, al tener a la vista en la
cámara de Hessel al acusado **********, el diez de marzo de mil
149/2008. 70
novecientos noventa y ocho (tres meses después de sucedidos
los hechos), no lo reconoció como alguna de las personas que
participaron en la comisión del delito de privación ilegal de la
libertad y extrañamente con posterioridad lo reconoce y hasta
hace mención del mechón de canas.
Mientras que en ampliación de tres de junio de mil
novecientos noventa y ocho (fojas 265 a 271 del tomo II) dijo que
las patrullas que acudieron en apoyo se quedaron a la entrada del
hotel sobre la autopista; que no recuerda cuántas fotografías le
pusieron a la vista ante el Ministerio Público; que la persona de la
foto cuatro era chaparro, gordo, con chamarra gruesa con las
iniciales de la PGR, barbón, cara ovalada o redonda, nariz
espigada, ceja poblada, cabello rizado y oscuro (de nuevo no
hace mención a que la persona de la foto cuatro tuviese un
mechón de canas en la frente); que sus compañeros estaban a
más de medio metro cuando se entrevistó con quien dijo ser
comandante y que éste iba de negro; que ninguno de sus
compañeros ingresaron al hotel porque se quedaron a la entrada;
que de la entrada de las habitaciones a la entrada del hotel son
aproximadamente trece metros; que no se percató de lo que hizo
**********en el hotel; que sus compañeros estaban presentes
cuando se entrevistó con el comandante; que el sujeto de la
fotografía cuatro se presentó con él de manera normal; que una
de las personas que acompañaban al que dijo ser comandante
era alto, gordo, vestía de traje, con una cicatriz en la cara, cabello
oscuro lacio con una mancha de canas, a quien tuvo de frente
(aquí ubica al de traje gris con una cicatriz en la cara y ésta
corresponde al codetenido **********, aunque también refiere al de
traje gris como el del mechón de canas que corresponde a
**********, luego entonces tiene confusión de la persona que el día
de los hechos vestía de traje gris y a quien cuenta con un mechón
de canas blancas).
149/2008. 71
En ampliación de declaración de fecha tres de noviembre de
dos mil cinco, ********** manifestó que físicamente no recuerda a
********** porque han transcurrido casi ocho años que lo vio, que
lo ubica porque el día de los hechos se identificó con ese nombre
y como comandante mostrándole una “charola” (extraño que si
hubiese sido así no lo reconoció en la cámara de Hessel a tres
meses de sucedidos los hechos); que lo recuerda porque como
seña particular el día de los hechos tenía un mechón blanco en la
frente (no lo dice así en primeras declaraciones y ni siquiera por
esa característica lo reconoció en la cámara de Hessel).
Por su parte, el testigo ********** ministerialmente manifestó
que el día diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
acudió en apoyo al Hotel ********** porque unas personas no
querían pagar la renta de los cuartos; que el comandante
********** preguntó por el encargado del operativo y se le acercó
un sujeto que dijo ser él; que al tener a la vista copia certificada de
la identificación de ********** lo reconoció como una de las
personas que se encontraban en el grupo de los que dijeron ser
judiciales federales, así como a otro sujeto de la fotografía número
cuatro (fojas 383 y 384 del tomo I) (el testigo no reconoce en
copia a ********** y en la fotografía cuatro ubica a otra persona que
no es el sentenciado, mientras que ********** fue al revés, es decir,
en copia fotostática ubica a *********** y en la fotografía cuatro,
que no está en autos, a **********).
En ampliación de declaración de tres de junio de mil
novecientos noventa y ocho (fojas 271 a 277 del tomo II), dijo que
cuando se entrevistan los comandantes estuvo como a cuatro o
cinco metros (********** dice que a un metro y medio); que no
ingresaron al hotel sino que se quedaron en la entrada; que no se
percató de las características de las camionetas porque estaba
oscuro; que las características físicas de la persona de la
fotografía cuatro es que usaba barba, medio canoso del cabello,
estatura baja y es la misma persona que se presentó ante ellos
149/2008. 72
como comandante, llevaba uniforme negro botas de militar, siglas
doradas de la PGR y el escudo nacional en uno de los brazos (es
decir que no pudo haber sido ********** porque éste vestía de gris,
según otras declaraciones); que como a trece metros de distancia
vio a la persona que tenía un mechón blanco y vestía de traje; que
era poca la visibilidad cuando se llevó a cabo la platica entre los
comandantes (resulta poco creíble esta versión porque en un
principio al de la foto cuatro ya no lo ubica como ********** como lo
hizo ********** por el mechón y, además, cómo es posible que a
trece metros de distancia ubique a un sujeto con el mechón
blanco cuando hay poca visibilidad y cuando no menciona ese
mechón en sus primeras declaraciones, ni cuando lo reconoce en
la cámara de Hessel). También lo reconoce tras la reja de
prácticas del juzgado ocho años después.
En cuanto al testimonio ministerial de **********, éste refirió
que el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete
acudió al Hotel ********** en apoyo porque le informaron que
varios sujetos no querían pagar las habitaciones rentadas; que en
el lugar, ********** y ********** estaban dialogando con unas
personas vestidas de color negro con overol, uno de traje oscuro
con corbata y otro tipo vaquero (estos dos datos no los aportaron
********** ni **********); que al tener a la vista copia certificada de la
identificación de ********** lo reconoció como una de las personas
que se encontraban en el grupo de los que dijeron ser judiciales
federales (no dice que ********** sea el de traje gris o que se
identificó como comandante, ni que tuviera un mechón de canas,
como sí lo señala **********), así como al de la fotografía número
cuatro; también, al tener a la vista copia certificada de la
identificación de *********, lo reconoció como la persona que dijo
ser comandante a cargo del operativo (fojas 386 y 387 del tomo I).
En su ampliación de declaración de tres de junio de mil
novecientos noventa y ocho (fojas 277 a 281 del tomo II),
********** adujo que estaba como a cinco metros de distancia de
149/2008. 73
donde platicaban los comandantes (cuando ********** dice que a
medio o un metro); que el comandante ********** le pidió que lo
acompañara al Ministerio Público a declarar y le narró lo que
sucedió el día de los hechos cuando se encontraban en su sector,
que fue donde le explicó; que no sabía donde estaba el
encargado del hotel porque se quedó afuera y que la visibilidad en
el hotel era entre oscuro y claro (reafirma que había poca
visibilidad).
En ampliación de declaración de ocho de diciembre de dos
mil cinco (fojas 16 a 17 del tomo XIII) ********** adujo que no
conoce a **********, que es la primera vez que lo ve; que no
recuerda como identificó a ********** en copia de la identificación si
nunca lo había visto, lo reconoció porque el comandante **********
así se lo había dicho; que no recuerda haber visto a **********
entre el grupo de personas el día diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, porque no tuvo acercamiento con
ellas.
En su ampliación de declaración de uno de agosto de dos
mil seis (fojas 522 a 524 del tomo XIII), ********** refirió que el
comandante ********** desde la primera ocasión que iban a
declarar le dijo que tenía que identificar a la persona que usaba
barba; que tanto a él como a ********** les dijo que “le echáramos
la mano” ya que por instrucciones del mando “le ayudáramos” en
el sentido de que el comandante había tenido contacto con las
personas que tenían que identificar (esto no es una retractación ni
aclaración vaga porque desde su primera declaración ministerial
señaló que ********** les pidió que fueran a declarar, empero, su
versión se ve robustecida por la circunstancia de ser dudoso que
a tres meses de sucedidos los hechos del secuestro, ********** no
reconoció a *********** en la cámara de Hessel).
De las declaraciones precisadas, se reitera, se advierten
serias dudas, reticencias y contradicciones en su contenido, las
149/2008. 74
cuales las hacen inverosímiles en cuanto a las imputaciones que
hacen en contra de **********, en cuanto a su participación en el
delito de privación ilegal de la libertad en agravio de ********** y,
por ende, no se les puede dar valor probatorio al no cumplir con
los requisitos previstos en el artículo 289 del Código Federal de
Procedimientos Penales.
Cierto, es de destacar que el testigo **********, al tener a la
vista ante el Ministerio Público copia certificada de la identificación
de *********, lo reconoció como la persona que el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, dijo ser el
comandante a cargo del operativo por el cual lo cuestionó,
mientras que en copia de una fotografía marcada con el número
cuatro (la cual por cierto no corre agregada en los autos de la
causa) reconoció a otro sujeto que se encontraba en el lugar el
día de los hechos, sin embargo, en sus primeras declaraciones
ministeriales no refiere que éste sujeto vistiera de traje gris, ni que
tuviera el mechón de canas, como lo señaló mucho tiempo
después del evento delictivo, en tanto, a tres meses de acontecido
el delito, el propio testigo, al tener a la vista en la cámara de
Hessel al acusado **********, no lo reconoció como uno de los
participantes en el ilícito de privación ilegal de la libertad y de
manera por demás extraña con posterioridad lo ubica
perfectamente.
De ahí que esas circunstancias crean incertidumbre a este
juzgador, y hacen inverosímiles las declaraciones del testigo, en
cuanto a la identificación que en un principio no hace del
inculpado, mientras que tiempo después y hasta ocho años
posteriores de sucedidos los hechos, realiza por la característica
particular del mechón blanco, cuando bien lo pudo haber
identificado de inmediato y plenamente como uno de los
participantes del secuestro, principalmente cuando lo tuvo a la
vista tras la cámara de Hessel.
149/2008. 75
Del mismo modo, las imputaciones del mencionado testigo
**********, son dudosas y reticentes porque ocho años después
dice reconocer a ********** porque el día del evento delictivo se
identificó con él por su nombre y con una credencial “charola”, lo
cual es extraño porque en primeras declaraciones ubicó a
********** como el comandante con quien se entrevistó y se había
identificado con una credencial “charola”, reiterando este resolutor
que extrañamente no reconoció a ********** en la cámara de
Hessel recién acontecidos los hechos.
Además, el citado testigo también confunde al sujeto que iba
vestido de traje gris el día de los hechos, pues lo ubica como la
persona que presentaba una cicatriz en la cara, cuando en autos
está demostrado que esta característica física corresponde al
codetenido **********, mientras que, de igual manera, describe al
de traje gris como el del mechón de canas blanco, es decir,
**********; en tanto, el propio testificante cita que la persona de la
foto número cuatro iba vestida con chamarra gruesa con las siglas
de la P.G.R., sin mencionar el mechón blanco, por ende, la
persona que reconoce el testigo de la foto cuatro tampoco puede
ser ***********; luego entonces, su declaración es contradictoria y
confusa para poder identificar plenamente al acusado **********.
De igual manera, lo manifestado por el testigo **********
contiene indecisiones de su veracidad, ya que si bien al tener a la
vista a ********** en la cámara de Hessel lo ubicó como uno de los
sujetos que se encontraban presentes en el Hotel ********** el día
de la privación ilegal de la libertad de **********, lo cierto es que se
contrapone con lo referido por **********, quien, en primer lugar, no
reconoció al acusado en la referida diligencia cuando fue la
persona que tuvo contacto directo con los sujetos que lo
atendieron cuando los cuestionó de su presencia en el operativo
del Hotel **********, en segundo lugar, es reticente en su versión
debido a que en sus declaraciones señala que a trece metros de
distancia reconoció al sentenciado como el sujeto que tenía un
149/2008. 76
mechón blanco, empero, en sus primeras declaraciones en ningún
momento adujo esa característica física del inculpado y,
raramente, tiempo después agrega que a trece metros de
distancia y con la luminosidad “poco clara” que existía en el hotel,
aduce que el acusado presentaba un mechón blanco, lo cual no
es creíble dada la distancia y la escasa visibilidad del lugar.
Otro aspecto que deja lugar a dudas de la identificación que
del acusado hace **********, lo constituye las declaraciones del
diverso testigo **********, pues éste último, desde sus primeras
versiones aduce que el comandante ********** pidió a los dos
testigos de mérito que fueran a declarar ante el Ministerio Público
en cuanto a los hechos sucedidos en el Hotel ********** el diez de
diciembre de mi novecientos noventa y siete; agregando en
deposados ante el juez de la causa, que el propio ********** le
requirió tanto a él como a ********** que le “echaran la mano” para
que por instrucciones del mando “le ayudaran” para identificar a la
persona que usaba barba (se refiere a **********) como uno de los
participantes en el delito de secuestro, petición de reconocimiento
que es creíble porque de no haberse preparado a los testigos, lo
más seguro es que el propio ********** debió haber reconocido a
********* al momento de tenerlo en la cámara de Hessel recién
acontecidos los hechos, lo que no sucedió de esa manera,
eventos que crean incertidumbre en cuanto al reconocimiento
pleno que hace con posterioridad a sus primeros deposados.
Por lo que hace al testimonio de **********, también contiene
dudas y reticencias en cuanto al reconocimiento de **********
como uno de los participantes en el delito de privación ilegal de la
libertad, ello es así porque, en principio, aporta datos que los otros
dos testigos no refieren en sus primeras declaraciones, es decir,
********** identifica a varios policías judiciales en el Hotel **********,
así como a una persona que vestía de traje y otro tipo vaquero
que estaban dialogando con el comandante **********, éstos dos
sujetos se supone platicaron con el referido comandante, sin
149/2008. 77
embargo, éste no menciona que hubiese dialogado con una
persona de traje ni otra vestida de vaquero.
También ********** refiere que el día de los hechos se
encontraba como a cinco metros de distancia cuando el testigo
********** dialogaba con los sujetos que vestían de negro y se
decían policías judiciales, siendo que el aludido testigo señaló que
********** estaba a metro y medio de distancia de él cuando
platicaba con las personas, empero, el testigo señalado en
segundo término dice que no recuerda haber visto a **********
entre el grupo de personas el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, porque no tuvo acercamiento con
ellos, sino que lo identificó a petición del comandante **********, lo
cual no puede considerarse una retractación debido a que desde
sus primeras declaraciones adujo que compareció a declarar ante
el Ministerio Público porque así se lo pidió el aludido comandante,
y estando en su sector de trabajo le explicó lo sucedido el día de
los hechos y que debían identificar a la persona de barba
(**********).
En el mismo orden de ideas, en cuanto al reconocimiento de
**********, que mediante copia fotostática de su identificación
realizan unos testigos y otros en una fotografía marcada con el
número cuatro, como uno de los sujetos que participó en la
comisión de los delitos en estudio, debe marcarse la necesidad de
habérseles mostrado varias fotografías y que éstas fuesen de
suficiente calidad, lo cual no sucedió en la especie porque, por un
lado, los testigos no manifiestan veraz y coincidentemente el
número de fotografías que se les pusieron a la vista y, por otro
lado, en los autos del juicio natural no obra la famosa fotografía
marcada con el número cuatro, misma que debió ser agregada
por el Ministerio Público investigador para mayor credibilidad de la
identificación del acusado por parte de los testigos, pues era
necesario verificar la antigüedad de la fotografía porque ello
constituye un dato destacable porque puede ser que el sujeto
149/2008. 78
identificado por este medio pudo haber modificado su fisonomía,
bien para ocultar el parecido o bien pudiera ser que en el
momento de los hechos no guardara parecido con la o las
fotografías exhibidas para tal efecto.
Lo que era importante porque, Según el tratadista Davidoff,
L., “el testigo que tenga un recuerdo vago y confuso (suele
completar erróneamente la imagen mental al ver la fotografía de
una persona que tenga un ligero parecido al sospechoso) cuando
ésta imagen de la fotografía queda fija en la mente se produce un
vicio de memoria que identifica al individuo según se parezca o no
al retrato” (Introducción a la psicología, Ed. Mc Graw Hill. Méjico
1980, pág. 310).
Por tanto, no puede otorgarse valor convictivo pleno al
reconocimiento que los testigos hacen mediante copia fotostática
de la identificación de **********, así como en la fotografía cuatro,
en virtud de que, por una parte, no obra en la causa de origen
alguna copia de identificación o fotografía marcadas con el
número cuatro y, por otro lado, porque ese reconocimiento resulta
inverosímil por las circunstancias narradas con anterioridad.
En ese tenor, se insiste, las declaraciones de los testigos de
cargo contienen serias incertidumbres, son confusas y
contradictorias, respecto a la sustancia del hecho narrado por
ellos mismos, esto es, en cuanto al reconocimiento que hacen de
********** como uno de los sujetos que supuestamente participó en
los hechos perpetrados el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, en los delitos de privación ilegal de la libertad y
robo agravado, ambos en perjuicio de **********.
Bajo ese contexto, si del análisis de las imputaciones que
hacen los testigos **********, **********, **********, ********** y
**********, en contra de **********, se desprenden serias
incertidumbres, reticencias y contradicciones en cuanto al
149/2008. 79
reconocimiento que hacen como una de las personas que
participó en la privación ilegal de la libertad y en el robo agravado
en contra de **********, luego entonces, contrario a lo que sostiene
el A quo en la sentencia que se revisa, sus deposados no
cumplen con los requisitos señalados en las fracciones II, III y IV
del artículo 289 del Código Federal de Procedimientos Penales,
por ende, no es dable conceder valor probatorio pleno en cuanto a
la supuesta identificación que hacen de **********.
Lo anterior es así, porque en el proceso penal al testigo se
le exige no solamente una versión cualquiera de los hechos, sino
una narración que retenga lo que la persona ha percibido por sí
misma y no por inducciones de otro, por tanto, durante la
valoración de la prueba testimonial el juzgador tiene la obligación
de atender a los aspectos particulares del testificante, es decir, los
impulsos que lo llevaron a declarar, su espontaneidad, su
independencia y su claridad, ello con el fin de determinar el
descubrimiento de un auténtico testimonio de los acontecimientos
de los cuales tuvo conocimiento a través de sus sentidos.
Cobra aplicación a lo expuesto la tesis II.2o.P.204 P,
sostenida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Segundo Circuito, visible en la página 1518, Tomo XXIV,
Septiembre de 2006, Novena Época, del Semanario Judicial y su
Gaceta, la cual es del tenor literal siguiente:
“PRUEBA TESTIMONIAL EN MATERIA PENAL. EL
JUZGADOR, AL VALORAR UN TESTIMONIO, DEBE ATENDER
A LOS ASPECTOS PARTICULARES Y LOS "IMPULSOS
MOTIVADORES" O A LA ESPONTANEIDAD E
INDEPENDENCIA DEL TESTIFICANTE. Se considera como
característica de la prueba testimonial dentro del proceso penal, el
que sea una expresión narrativa, es decir, que no puede reducirse
a una simple exposición de respuestas (sí o no). Al testigo le es
exigible, no una exposición cualquiera (que pudiera incluso
149/2008. 80
vincularse con aspectos imaginarios), sino una narración que
evoque lo que la persona ha percibido o captado, es decir, una
narración de tipo histórico, con el fin de lograr la constatación de
las cuestiones relativas a: "dónde", "cómo", "cuándo", "quién",
etcétera, cumpliéndose así el objeto de la prueba testimonial, que
no es sólo el de permitir una simple información, sino la
posibilidad de la construcción intelectual del hecho constatado por
el testigo, es decir, el acto comprendido y captado en la mente del
declarante. Derivado de lo anterior, la narración de tipo testimonial
se representa como una "reactualización" de la experiencia vivida
por el testigo, esto es, una exteriorización de la representación
mental del testificante, de la experiencia vivida por él, de modo
que resulta un mediador del pasado (hecho) y el presente o futuro
socialmente relevante en cuanto al proceso al que dicha narración
se incorpora. Lo anterior es denominado por la doctrina como
"reproducción nemónica" de la experiencia vivida empíricamente,
de donde se sigue la naturaleza "histórico-crítica" en donde de
manera inherente participa el testimonio, de tal suerte que la
realidad captada acaba por manifestarse como "realidad
interpretada". Por ello, el testimonio debe entenderse también
como un acto que no se separa de la naturaleza humana (actus
humanus) y, por ende, el centro de atención es, sin duda, la
persona del testigo, pero ese reconocimiento no debe conducir a
la simplista resignación de que el testimonio es un hecho
personal, y pretender cerrar los ojos a lo que pueda hallarse
debajo de ese juicio personal del sujeto, pues ello no resulta
moral, ni legalmente válido, por el contrario, el reconocimiento
sobre la imposibilidad de dividir, prima facie, la realidad de la
construcción crítica del testigo, conlleva a la obligación del
juzgador, en el plano de la valoración, a respetar la exigencia de
atender los aspectos particulares del sujeto y los "impulsos
motivadores" o la espontaneidad e independencia del testificante,
tal como lo establecen los artículos 246, párrafo primero, 247,
párrafo primero, 248, 249, párrafo primero y, especialmente, en
las fracciones I, II, III y V del artículo 289, todos del Código
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Federal de Procedimientos Penales, disposiciones legislativas
que, precisamente, como medidas de seguridad en cuanto a las
reglas de valoración del testimonio y reconociendo los aspectos
de la naturaleza humana remiten a la obligada atención de la
persona del testigo, ello con el fin de establecer, en lo posible, el
hallazgo de un verdadero testimonio del hecho frente a la
irrelevancia de un juicio personal de quien diciéndose testigo no
pasa de ser un simple "portador" o "relator" de sus propias
conjeturas o de lo que otras personas le indujeron a creer.”
En otro aspecto, en contraposición a las pruebas de cargo
antes precisadas y las restantes que integran la causa penal de
origen, cabe señalar que existen otros medios de convicción cuyo
contenido beneficia al acusado **********, dentro de las cuales se
encuentran las siguientes;
- La declaración de **********, quien en su carácter de
Coordinador Administrativo de la Dirección General de
Coordinación Interinstitucional de la Procuraduría General de la
República (lugar donde trabajaba el acusado **********), en lo
conducente dijo que el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, se dedicó a ver lo de los pasajes, viáticos y
organización de la comida de fin de año de la Dirección General,
percatándose que el licenciado **********, llegó aproximadamente
a las diez o diez horas con treinta minutos, ya que la oficina del
declarante se encuentra a dos puertas de la de dicho licenciado
(fojas 208 a 209 del tomo I).
- Lo manifestado por **********, quien en lo que interesa refirió
que conoce a **********, también a sus hijos, quienes responden a
los nombres de ********** y **********; quienes se encuentran
inscritos en el **********; que **********, cursa en ********** y **********
**********, similar a **********, su horario es de **********; es maestra
de **********; por lo general quien recoge a los niños es su mamá y
excepcionalmente su papá; los días nueve, diez y once de
149/2008. 82
diciembre de mil novecientos noventa y siete, los niños fueron
recogidos por su papá porque habían operado a su esposa,
inclusive el día lunes anterior a esas fechas, faltó la niña, porque
ese día fue precisamente en que la operaron; que ella realizó la
entrega física de la niña, desconociendo quién lo hizo respecto del
niño; la hora aproximada en que entregó a la niña los días nueve,
diez y once de diciembre fue entre la una y una y media. En
ampliación de declaración a preguntas de las partes contestó que
las personas autorizadas para recoger a los menores alumnos
********** y **********, eran la mamá y el papá (fojas 819 y 820 del
tomo I y 457 y 458 del tomo XIII).
- Testimonial a cargo de **********, persona que en lo
conducente señaló que el día diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, llegó al domicilio del licenciado
********** alrededor de las nueve y media de la mañana, saliendo
con el licenciado al veinte para las diez, con dirección a la
Facultad de Derecho, porque estaba arreglando lo de su tesis
doctoral; que de aquél lugar salieron a las once y cinco de la
mañana para dirigirse a **********, oficina del licenciado,
aproximadamente hasta las doce y media, aclaró que el tiempo
puede variar entre cinco o diez minutos; que de este lugar salieron
para dirigirse al colegio de sus hijos, de nombre **********, ubicado
en **********, llegando entre trece quince y trece treinta, para luego
dirigirse al domicilio particular de éste; recuerda que durante el
trayecto a su casa, el licenciado sostuvo varias llamadas
telefónicas con distintos procuradores, entre ellos el de **********;
del colegio salieron aproximadamente a las trece treinta horas y al
domicilio llegaron a las trece cuarenta y cinco horas
aproximadamente, donde permanecieron hasta las quince treinta
aproximadamente; que de la casa se trasladaron a la oficina del
licenciado, sin recordar cuánto tiempo permanecieron ahí, pero
que también salieron tarde, alrededor de las doce y una de la
mañana; los días nueve, diez y once de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, los acompañaba **********, y el
149/2008. 83
licenciado **********, éste último los acompañó en algunos
momentos; que el día once se dirigieron a **********, en el que
permanecieron hasta las quince o quince treinta, para luego
dirigirse al domicilio del licenciado; se retiró de ahí y regresó como
a las dieciocho horas; de ahí se trasladaron a **********, donde el
licenciado se entrevistó con el profesor **********, por un tiempo
aproximado de dos horas; de este lugar se dirigieron a la oficina
permaneciendo un rato, sin recordar cuanto tiempo, pero llegaron
al domicilio del licenciado entre las once y una de la mañana, y de
ahí se retiró (fojas 821 vuelta a 824 del tomo I).
- Testimonio de **********, quien en lo que interesa refirió que
es chofer del licenciado ********** en su casa ubicada en la calle
**********; el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete
se presentó a ********** de ocho a ocho y media de la mañana,
saliendo a la Universidad acompañando al licenciado ********** y
su compañero **********, llegando ahí entre diez y diez y media,
que al parecer fueron a ese lugar porque el licenciado iba a ver a
una persona que era su Sinodal de un doctorado que está
haciendo aquél, estando aproximadamente media hora, saliendo
de ahí como a las once de la mañana para dirigirse a la oficina del
licenciado **********, lugar en donde permanecieron hasta las doce
y media o cuarto para la una, porque tenían que dirigirse por los
niños del licenciado, llegando a la escuela de nombre **********
aproximadamente entre la una y veinte y una y media de la tarde;
permaneció en el vehículo, en tanto su compañero y el licenciado
********** se bajaron del mismo, entrando únicamente el licenciado
a la escuela para recoger a los niños, porque piden una credencial
para el acceso, que se dirigieron a ese lugar en el vehículo
Pathfinder **********, y que la escuela se encuentra localizada en
**********, tardando en ese lugar como diez o quince minutos, para
dirigirse a la casa del licenciado; que se dirigieron con él a la
oficina, llegando alrededor de las seis horas con treinta minutos,
saliendo de ella alrededor de las diez treinta de la noche, para
llevar al licenciado a un restaurante San Ángel Inn, en la avenida
149/2008. 84
Altavista, saliendo como a la una o una y media de la mañana, sin
recordarlo con precisión, permaneciendo su compañero y él
afuera del restaurante, y una vez que salió el licenciado lo fueron
a dejar a su casa (fojas 824 a 826, Tomo I). Ampliación de
declaración de **********, a preguntas de las partes el testigo
respondió: fue chofer de ********** en la mañana del diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, en la casa del
licenciado **********, aproximadamente a las catorce horas
regresó el licenciado ********** a comer a su casa (fojas 849 a 852
del tomo I).
- Lo referido por **********, quien dijo que el tipo de trabajo
que realizaba para el licenciado **********, consistía en redactar
oficios y pasarlos para su firma, contestaba llamadas de
secretarios particulares de delegados, procuradores o de otras
dependencias, checaba correspondencia y se encargaba de
distribuirla, estando a su cargo la agenda de reuniones del
licenciado **********; que el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete llegó el licenciado **********, sin recordar la hora,
pero fue tarde, pidió enlaces con algunos Procuradores, recuerda
que fue por los niños a la escuela que esta por el Sur, porque a su
esposa la habían operado; por la tarde, como a las veinte horas
tenía cita con ********** en la oficina y antes de él estuvo la
reportera de la revista Milenio; llegó como al cuarto para las siete,
e iba a una entrevista con el licenciado **********, y cuando se
informó al área de la Dirección de Comunicación, les dijeron que
no era posible que se diera en ese momento la entrevista; en ese
momento se retiró la reportera y llegó el **********; terminando
esta cita, el licenciado ********** se fue con el **********, ya que la
cita era como al cuarto para las nueve mas o menos; después de
ahí tenia una cita para una cena al parecer en el restaurante San
Ángel Inn; el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete,
el licenciado **********, estuvo aproximadamente a las once horas,
tiempo en el que se hicieron los enlaces con los procuradores, y
después se fue por sus hijos como a las doce y media o una;
149/2008. 85
posteriormente regresó aproximadamente a las dieciocho treinta
horas o a las dieciocho cuarenta y cinco horas. A preguntas de las
partes contestó: salió con **********, porque siempre sale con él;
los días nueve diez y once de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, el Licenciado **********, no tuvo acuerdo con el
licenciado **********, porque esos días estuvo en SEDENA y en
esa semana no hubo reuniones del programa PAISANO, que son
con el licenciado ********** (fojas 826 a 828 del tomo I).
- La declaración de **********, quien manifestó, en lo
conducente, que ********** fue su superior dentro de la Dirección
General de Coordinación Interinstitucional, ya que era su
secretario auxiliar; sus funciones consistían en tener el control de
la documentación que llegaba diariamente de todas las llamadas
directas al Director General, a partir del uno de noviembre de mil
novecientos noventa y siete, ya que él y ********** llevaban el
control de la agenda de trabajo y personal del licenciado **********,
así como el control de sus llamadas de entrada y salida; que el
lugar físico donde se encontraba su oficina en relación con la de
***********, se encontraba exactamente afuera a un metro de
distancia, que durante su horario de labores tenía acceso visual
de entrada y salida del licenciado **********; que el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, vio en su oficina a
**********, a la hora que llegó y salió, lo que ocurrió como a las
once de la mañana y salió como a las doce y media de la tarde;
después lo vio que regresó de comer como a las dieciocho
cuarenta horas y se retiró alrededor de las veintidós horas; que a
las nueve de la mañana se comunicó con ********** para
informarle que tenía que acudir a las diez de la mañana a la
UNAM, con el **********, porque es su sinodal y le iba a solicitar el
voto de su doctorado, que también tenía la obligación de recoger
a sus niños porque habían operado a su esposa; por eso salió
como a las doce y media para recogerlos a la una quince de la
tarde y que se fue a comer a su casa, supo esto porque era el
encargado de realizar los enlaces que el licenciado sostenía con
149/2008. 86
los procuradores, refiriendo que el licenciado permaneció de las
dos quince hasta las dieciocho horas; que regresó a la oficina
porque tenía tres reuniones, una con un grupo especial a las
diecinueve horas, otra con el **********y la otra con el **********,
que a los dos primeros los recibió en su oficina, y al tercero tuvo
que acudir a Reforma número setenta y cinco, para su cita a las
veintiuna horas; regresó a su oficina como a las veintidós horas,
para tomar sus cosas y retirarse, sin saber nada más. A preguntas
de las partes, contestó: el diez de diciembre de mil novecientos
noventa y siete, durante el tiempo de la comida, esto es, de las
dos a las seis de la tarde, llamó como cinco veces al domicilio del
licenciado **********, a efecto de recordarle sus citas, esto es, a las
dos, dos y media, tres, tres quince y tres y media
aproximadamente; una vez que se le puso a la vista las fojas 193
a 207, dijo: son relativas al cuaderno que llevaba en esas fecha
para anotar control de llamadas, confirmar citas y recepción de
todas las llamadas de entradas y salidas del Director General
licenciado **********, y es letra del declarante; no es la agenda de
trabajo de la oficina, se trata de su cuaderno de apuntes en el que
apoyaba la agenda oficial de trabajo; el treinta de enero de mil
novecientos noventa y ocho, el licenciado **********, me solicitó
ambos documentos en original para entregarlos en forma
inmediata al agente del Ministerio Público Federal, encargado de
continuar con las investigaciones del caso a que se refiere; que en
la fecha en que rendí mi declaración ante el licenciado **********,
Subdelegado Zona Centro de la Delegación en el Distrito Federal,
me mostró el original de mi cuaderno y de mi agenda los cuales
obraban en la averiguación previa; el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, el licenciado **********, realizó sus
actividades en compañía de ********** y otro de sus guardias sin
saber quién (fojas 828 vuelta a 831 del tomo I).
- Lo declarado por **********, quien en lo que interesa
manifestó que el diez de diciembre de mil novecientos noventa y
siete, recuerda que el licenciado ********** llegó a bordo de una
149/2008. 87
camioneta “Pathfinder” al parecer color negro, a fin de realizar una
revisión de manera rutinaria, ya que constantemente llegaba al
domicilio ubicado en calle Camelia si no mal recuerda es el
número 28, colonia Guerrero, donde se ubicaba la base del Grupo
Nacional Antisecuestros denominado “Yaki”; como las
instalaciones eran de lámina y estaban muy a la intemperie,
recuerda que especialmente ese día el licenciado ********** llevó
unos calentadores para estar más confortables; el licenciado
********** estuvo en ese lugar alrededor de unos quince o veinte
minutos aproximadamente, es todo lo que recuerda. A preguntas
de las partes contestó: normalmente en la policía pasan lista a las
once horas, recuerda que ese día, se pasó lista como todos los
días; recuerda que el licenciado ********** llegó aproximadamente
unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos después de que pasó
lista, es decir, serían pasadas de las veintidós horas; el licenciado
********** por el cargo que tenía, es decir, como Director
Interinstitucional de la Procuraduría General de la República,
podía llegar a cualquier hora para realizar la revisión de rutina; las
características físicas del ahora procesado **********, el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y siete, invariablemente
vestía de traje oscuro y camisas blancas normalmente y su
apariencia física recuerda que usaba bigote en ese entonces
(fojas 563 a 565 del tomo XIV).
- Lo referido por **********, quien ante el juzgador de primera
instancia a preguntas de las partes respondió: conoce a **********,
desde enero de mil novecientos noventa y siete; cuando trabaja
normalmente está fuera de la casa; el diez de diciembre de mil
novecientos noventa y siete, se presentó a trabajar a las siete
horas con treinta minutos, y todo el día permaneció fuera de la
casa porque la señora no salió, ya que acababa de salir del
hospital; que **********, salió a comer a las dieciséis horas y
regresó a las dieciocho; que el licenciado **********, regresó a
comer el diez de diciembre de mil novecientos noventa y siete a
las dieciséis horas, junto con sus hijos; desempeñaba sus labores
149/2008. 88
en un carro de color rojo; en el mes de diciembre el licenciado
**********, se desplazaba en una camioneta blanca grande; el diez
de diciembre de mil novecientos noventa y siete, **********, utilizó
la camioneta blanca, con la que fue a dejar a los niños a las ocho,
regresó a las nueve y ya no salió sino hasta las trece horas,
cuando fue a recoger a los niños en la misma camioneta; salió
acompañado de los chóferes ********** (fojas 852 vuelta a 854 del
tomo I).
- Las propias declaraciones del acusado **********, quien
desde su comparecencia ante el Ministerio Público investigador
ha venido negando su participación en los hechos imputados, tan
es así que solicitó la duplicidad del término constitucional durante
el cual ofreció diversas pruebas con las cuales pretendió
demostrar su inocencia, incluso en ese tiempo el entonces A quo
emitió auto de libertad por falta de elementos para procesar, bajo
el argumento de que no se encontraba demostrada su
participación en los eventos delictivos.
Expuesto lo anterior, cabe señalar que el valor de la prueba
testimonial es de gran importancia en el proceso penal, sin que
pueda dejar de considerarse que este medio de convicción es de
aquéllos en los cuales existe mayor posibilidad del error en su
apreciación, ya que en la declaración de una persona pueden
jugar un papel importante diversas circunstancias que lo motiven
a manifestar los hechos que narra, tales como el propósito de
engañar al juzgador, la amistad o la enemistad íntima con el
acusado, la inducción que tuvo para hacerlo, la claridad con que
lo haga, la memoria que guarde del evento, entre otros, por ello, el
artículo 289 del Código Federal de Procedimientos Penales
establece una serie de requisitos para que pueda otorgársele
pleno valor convictivo a un testimonio.
Cierto, en la aplicación del derecho si bien la persona que
comparece a declarar en el proceso penal es, al menos
149/2008. 89
teóricamente, un auxiliar del juez en la búsqueda de la verdad, en
la práctica cotidiana suele ser, también, un enemigo astuto de esa
verdad, por ende, resulta, a la postre, antes que un elemento que
arroje luz sobre los hechos que se investigan, un obstáculo al
conocimiento de la realidad sin distorsiones.
Con base en los comentarios antes referidos, como se
advierte del contenido de las testimoniales transcritas en párrafos
precedentes, si bien lo declarado por los testigos de descargo en
algunas de sus versiones pueden observarse ciertas dudas,
reticencias y contradicciones, como bien las destaca el juez en su
resolución, lo cierto es que, por una parte, se encuentran en un
plano de igualdad con lo manifestado por los testigos de cargo, en
cuanto a la inverosímil identificación que hacen de ********** como
uno de los sujetos presentes en el lugar, día y hora de los hechos
delictivos.
Sin embargo, por otra parte, los deposados que benefician
al sentenciado, coinciden en lo general al ubicarlo en lugares
diversos en los horarios en que se cometieron los delitos de
privación ilegal de la libertad y robo agravado, ambos en contra de
***********, es decir, lo sitúan en su domicilio particular y
posteriormente en su lugar de trabajo precisamente en el día y las
horas en que varias personas perpetraron dichos ilícitos, incluso
sus deposados encuentran cierta justificación con los dictámenes
a los cuales se hará referencia más adelante.
Bajo ese contexto, cuando existen declaraciones
contradictorias sobre cuestiones de relevancia entre diversos
testigos que han declarado en un proceso penal, el juzgador se
encuentra frente a la siempre difícil obligación de discernir cuál de
las versiones es la más fidedigna, mientras que si resulta
imposible otorgar más credibilidad a unas que a otras, como
sucede en el presente caso, se acogerá a lo más benéfico para el
reo.
149/2008. 90
En ese sentido, cabe precisar que las declaraciones de los
testigos de descargo se robustecen con los diversos dictámenes
que corren agregados en los autos de la causa penal de origen,
entre otros, los siguientes;
- Dictamen pericial en materia de Criminalística, de fecha
veinticuatro de noviembre de dos mi seis, firmado por **********,
perito propuesto por el procesado **********, en el cual, de manera
general, concluye que la identificación que hacen los testigos de
cargo; “técnica y pericialmente es indudable, que tanto las medias
filiaciones proporcionadas por los testigos relativos en sus
respectivas declaraciones ministeriales; así como las reseñas
gráficas y descriptivas de los retratos hablados elaborados por la
pericial oficial contenidos en a fojas 303 y 304 de fecha 10 de
febrero; 319 de fecha 16 de febrero; 327 de fecha 25 de febrero;
378 y 379 de fecha 3 de marzo; y 401, 402 y 403 de fecha 4 de
marzo, respectivamente de 1998; no corresponden a los
caracteres físicos y fisonómicos del ahora procesado **********...
en tal virtud, de las medias filiaciones proporcionadas por los
testigos y de los retratos hablados elaborados por la pericia oficial,
surgen imágenes faciales de individuos hasta ahora no
identificados y cuyas identidades siguen en incógnita y fuera de
proceso jurisdiccional...” (fojas 236 a 364 tomo XIV).
- Dictamen en materia de Transito Terrestre, de trece de
septiembre de dos mil cinco, emitido por los expertos ********** y
**********, quienes concluyeron que; “Como resultado de los
elementos que han sido objeto de estudio y de acuerdo a los
aspectos analizados se llega a dictaminar que la Universidad
Nacional Autónoma de México, no se encuentra cerca del lugar de
los hechos que es **********.” (fojas 129 a 146 del Tomo XII).
- Dictamen en materia de tránsito terrestre de veinticuatro de
octubre de dos mil cinco, emitido por el **********, designado por el
agente del Ministerio Público de la Federación adscrito, quien
149/2008. 91
concluyó: “PRIMERA. En el primer recorrido utilizando un
automóvil marca Nissan, **********, del punto de origen hacia el
punto de destino se empleo un tiempo de dos minutos.
SEGUNDA. En el segundo recorrido utilizando una camioneta
marca Dodge, **********, del punto de origen hacia el punto de
destino se empleo un tiempo de catorce minutos” (fojas 653 a 659
del Tomo XII).
- Dictamen pericial en materia de Criminalística, de fecha
cinco de noviembre de dos mi seis, firmado por **********, perito
adscrito al Departamento de Criminalística de Campo de la
Dirección General de Coordinación de Servicios Periciales de la
Procuraduría General de la República, perito propuesto por el
agente del Ministerio Público de la Federación, en el que
concluyó: “ÚNICA. Partiendo de lo estudiado, si bien está
plenamente identificado que el vehículo Ram **********, en la fecha
de los hechos pertenece a la Procuraduría General de la
República y en especifico asignada a la Dirección General de
Coordinación Interinstitucional, es sabido que dicha unidad NO
estaba asignada directamente como de uso personal al hoy
procesado; de igual manera, no existen elementos de orden
técnico concretamente de identificación fisonómica y que de
manera contundente liguen al procesado con el hecho que se le
imputa; por lo que se determina que desde el punto de vista
Criminalístico NO EXISTEN ELEMENTOS DE TIEMPO, MODO Y
LUGAR EN EL HECHO DELICTIVO QUE SE ESTUDIA, QUE
PUEDAN RELACIONARSE CON EL HOY PROCESADO
**********” (fojas 185 a 199 del Tomo XIV).
- Junta de peritos celebrada el siete de septiembre de dos mil
cuatro, en donde el experto **********, en lo conducente señaló;
“que al escuchar las conclusiones de los dictámenes emitidos por
la perito oficial **********, coincide con dicha profesionista en que
los testigos no expresaron debidamente la mecánica de los
hechos… considerando que la pericial de referencia es
149/2008. 92
coincidente con la suya en el sentido o al menos así lo entiende
de que la declaración de los testigos no se apegó a la verdad
histórica; por lo que respecta a la pericial del perito oficial
**********, considera que le faltó tiempo para terminarla, pues no
hay discusión técnica y sólo se emite una conclusión, misma que
resulta ser cierta, pero además lógica, sin embargo, si se hubiese
hecho referencia al resultado de los informes de policía judicial,
dicho perito, hubiera podido llegar a la conclusión de cuáles
personas eran las verdaderamente involucradas, de las cuales
hicieron búsqueda, pero casualmente no fueron presentadas ni
declaradas, situación que además ocurrió con respecto a una
mujer, que de igual forma fue debidamente identificada pero no
declarada, por lo que en su opinión, si obraran las fotografías de
las personas que se mencionan en los informes policíacos, más
de alguna coincidiría con los rasgos de los ahora procesados, sin
embargo, hasta donde se dio lectura a las constancias de autos
dichas fotografías nunca fueron exhibidas, por lo que en su
opinión la última de sus conclusiones es en el sentido de que se
realice una confronta aplicando los sistemas de identificación. Por
su parte la perito **********, indicó que llegó a la conclusión que
manifiesta en su dictamen porque una vez revisado el expediente
se puede observar que no existen elementos de índole
criminalístico para poder considerar, una secuencia lógica de los
hechos, toda vez que dentro del expediente en cuestión no
existen dictámenes en materia de criminalística y balística,
realizados momentos inmediatos a ocurridos los hechos. Por su
parte el perito ********** indicó que … tampoco lo hay en sistemas
de identificación, con el cual se establezca una confronta y el
resultado de la misma con los rasgos fisonómicos de los retratos
hablados y con todos y cada uno de los procesados, pero menos
aún con los probables implicados según informe de policía,
aclarando que los retratos hablados sólo están agregados en
autos y no se dio fe de quién o quiénes proporcionaron los
datos… por lo que está de acuerdo con dichos dictámenes, en
virtud que la perito oficial **********, precisa que de los hechos que
149/2008. 93
se investigan no se puede establecer el modo en que incurrieron,
considerando el suscrito que esto se debe a que los testigos
presenciales de los hechos no fueron constantes en su
declaración…” (fojas 10 a 16 del tomo IX).
- Dictamen pericial oficial en materia de criminalística, tercero
en discordia, en el cual, en sus conclusiones cuarta y quinta se
determinó lo siguiente; “CUARTA: LOS TRES DIFERENTES
DICTÁMENES PERICIALES SUJETOS A ANÁLISIS
CRIMINALÍSTICO DEMUESTRAN LA PREPONDERANTE
NECESIDAD DE DESARROLLAR UNA RECONSTRUCCIÓN DE
HECHOS EN EL LUGAR DE LOS HECHOS, CON EL
PROPÓSITO DE PODER DETERMINAR LA VEROSÍMILIDAD O
INVEROSÍMILIDAD DE LAS DECLARACIONES DE LOS
SUPUESTOS PARTICIPANTES. QUINTA: DEBIDO A LA
AUSENCIA DE DIVERSAS PRUEBAS PERICIALES DENTRO
DEL PRESENTE EXPEDIENTE, SOLAMENTE SE PUEDE
ESTABLECER LA MECÁNICA DE LOS HECHOS, QUE SE
INVESTIGAN, MEDIANTE LA CONFRONTA DE CADA UNA DE
LAS DECLARACIONES DE LOS PARTICIPANTES DURANTE
LOS HECHOS. CONTRA EL LUGAR DE LOS HECHOS.
UTILIZANDO PARA ELLO LA PRUEBA PERICIAL EN
RECONSTRUCCIÓN DE HECHOS, FOTOGRAFÍA FORENSE,
BALÍSTICA FORENSE, CRIMINALÍSTICA DE CAMPO Y
SISTEMAS DE IDENTIFICACIÓN.” (fojas 107 a 130 del tomo IX).
- Dictamen en materia de métodos de identificación judicial,
(Descripción Fisonómica, Antropométrica y Comparativa de cara),
en el cual el perito concluyó; “PRIMERA.- Los retratos hablados
que obran en autos, por las características asentadas en los
mismos, describen a personas diferentes de **********.
SEGUNDA.- Al no estar asentado en cada retrato hablado o
dibujado el nombre de la persona que proporcionó las
características descriptivas se pueden considerar como dudosos,
pues en sí se trata de un simple trabajo artístico, el cual sólo
149/2008. 94
tiene el sello o firma del artista, pero no su nombre.” (fojas 582 y
583 del tomo XIII). Así como su ampliación en donde el perito
concluyó: “PRIMERA.- Los retratos hablados que obran en autos,
no se elaboraron conforme a los requisitos y las técnicas
establecidas en los Sistemas de Identificación, mismas que han
quedado ampliamente descritas, lo que afecta la veracidad de
los datos contenidos en el capítulo de “características” y del
dibujo mismo. SEGUNDA.- Los datos proporcionados como media
filiación o descripción de personas que obran en autos, no
corresponden ni describen la media filiación o rasgos fisonómicos
que en el momento de los hechos tenía el procesado **********.”
(fojas 620 a 632 del tomo XIII).
Dictámenes que crean en el ánimo de este juzgador la duda,
en cuanto a la posibilidad de que ********** haya estado presente
en los lugares y horas en que sucedieron los eventos delictivos
que se le imputan, en tanto, por otro lado, también crean
incertidumbre respecto a la identificación que los testigos de cargo
hacen del propio sentenciado, como uno de los sujetos que
supuestamente participaron en los delitos atribuidos, pues, como
se advierte, esas experticiales concluyen que con base en los
datos que obran en el juicio natural, no se puede establecer la
veracidad de la narración de los hechos por parte de los testigos
presenciales de los mismos, y tampoco existen elementos
suficientes con los cuales se lleve a cabo el reconocimiento pleno
de los involucrados en los delitos.
En ese orden de ideas, para otorgar mayor credibilidad a un
testigo que a otro, debe tomarse en cuenta la congruencia que
exista entre sus testimonios y la relación que guardan con otras
pruebas, siendo que en el caso a estudio lo declarado por los
testigos de descargo encuentra mayor sustento que las de cargo,
analizando el contenido de los diversos dictámenes señalados
anteriormente, con independencia de las dudas y reticencias en
que incurren; además, debe considerarse la tenacidad del propio
149/2008. 95
testimonio, destacando que son más persistentes los testigos de
descargo en el sentido de que el acusado se encontraba en
lugares distintos en las horas de los hechos, pues los de cargo
sólo afirman que reconocen al inculpado como uno de los sujetos
que se encontraba en los lugares de los eventos delictivos,
empero, sin precisar circunstancias que hagan creíble esa
identificación dadas las ambigüedades sustanciales en que
incurren y conforme al contenido de los dictámenes antes citados.
Con base en lo plasmado en párrafos precedentes, según el
criterio de este resolutor y contrario a la determinación del A quo,
nos encontramos incuestionablemente ante la duda razonable o el
estado subjetivo de duda en la cual se puede topar el juzgador en
cuanto a la participación o no de una persona en la comisión de
un ilícito, misma que se actualiza cuando las pruebas existentes
en el proceso natural, lejos de ser insuficientes, son bastantes
para dubitar sobre dos resultados distintos, posibles y eficaces
con base a un mismo argumento, pues en esa hipótesis, con
acierto, podría sostenerse tanto una decisión como otra y, en tal
supuesto, se obliga al impartidor de justicia a resolver a lo más
favorable al reo, es decir, a su absolución.
Sustenta lo antes señalado la jurisprudencia I.2o.P.J/54,
emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en materia penal del
Primer Circuito, consultable en la página 28, Tomo 75, Marzo de
1994, Octava Época, de la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, que cita;
“DUDA Y PRUEBA INSUFICIENTE, DISTINCION ENTRE
LOS CONCEPTOS DE. En el aspecto de la valoración de la
prueba, por técnica, es claro que existe incompatibilidad entre los
conceptos de prueba insuficiente y duda absolutoria, ya que
mientras el primero previene una situación relativa a cuando los
datos existentes no son idóneos, bastantes, ni concluyentes para
arribar a la plena certidumbre sobre el delito o la responsabilidad
de un acusado, esa insuficiencia de elementos incriminatorios
149/2008. 96
justamente obliga a su absolución por la falta de prueba; en tanto
que, el estado subjetivo de duda, sólo es pertinente en lo que
atañe a la responsabilidad o irresponsabilidad de un acusado, y
se actualiza cuando lejos de presentarse una insuficiencia de
prueba, las hay en grado tal que son bastantes para dubitar sobre
dos o más posibilidades distintas, asequibles y congruentes en
base al mismo contexto, ya que con facilidad podría sostenerse
tanto un argumento como otro, y en cuyo caso, por criterio legal y
en términos del artículo 247 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal, se obliga al resolutor de
instancia, en base al principio de lo más favorable al reo, a su
absolución.”
Así como la diversa tesis de jurisprudencia sostenida por el
entonces Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, visible
en la página 424, Tomo XII, Agosto de 1993, Octava Época, del
Semanario Judicial de la Federación, la cual dispone;
“DUDA SOBRE LA RESPONSABILIDAD DEL REO. Duda
es la indeterminación del ánimo entre dos juicios contradictorios,
por falta de Mayores razones para decidirse por alguno de ellos,
por lo que si la responsable inclina su convicción y estima
probada la responsabilidad del acusado, deja de existir la
"indeterminación" y no puede exigírsele tal estado de ánimo y
menos puede decírsele que viola la Constitución, por no haber
dudado, por lo que se llega a la conclusión de que, al través del
juicio de amparo, pueden reclamarse las violaciones que el juez
natural comete al apreciar las pruebas, contra los principios
lógicos o contra las normas legales, mas no la "duda", reservada
exclusivamente al juez natural, por el precepto que rige a nuestro
derecho penal sobre que "en caso de duda debe absolverse".”
Por ende, como quedó señalado al inicio del presente
considerando, ante la indeterminación en el sentido de que tanto
las pruebas de cargo como las de descargo crean en el ánimo de
149/2008. 97
este resolutor entre dos juicios contradictorios, por la falta de
mayores motivos para decidir por uno de ellos, derivado de las
dudas, reticencias y contradicciones contenidas en la versión de
los testimonios que conocieron de los hechos, en los cuales se
sustenta la sentencia condenatoria, es incuestionable que se debe
aplicar a favor del acusado el principio fundamental de derecho in
dubio pro reo, pues nos encontramos ante la regla general en
materia probatoria, conforme a la cual la prueba completa de
responsabilidad del acusado debe ser suministrada por el órgano
de acusación, imponiéndose la absolución si ésta no queda
suficientemente demostrada.
Es aplicable al anterior razonamiento la tesis de
jurisprudencia I.4o.P.36 P, emitida por el Cuarto Tribunal
Colegiado en materia penal del Primer Circuito, consultable en la
página 2295, Tomo XXV, Enero de 2007, Novena Época, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, bajo el rubro y
texto siguientes;
“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. ESTE PRINCIPIO SE
CONSTITUYE EN EL DERECHO DEL ACUSADO A NO SUFRIR
UNA CONDENA A MENOS QUE SU RESPONSABILIDAD
PENAL HAYA QUEDADO DEMOSTRADA PLENAMENTE, A
TRAVÉS DE UNA ACTIVIDAD PROBATORIA DE CARGO,
OBTENIDA DE MANERA LÍCITA, CONFORME A LAS
CORRESPONDIENTES REGLAS PROCESALES. De acuerdo
con la tesis P. XXXV/2002, publicada en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVI, agosto de
2002, página 14, de rubro: "PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. EL
PRINCIPIO RELATIVO SE CONTIENE DE MANERA IMPLÍCITA
EN LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.", este principio aparece
implícito en los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo primero,
19, párrafo primero, 21, párrafo primero y 102 apartado A, párrafo
segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como en los diversos principios de debido proceso
149/2008. 98
legal y el acusatorio dando lugar a que el acusado no esté
obligado a probar la licitud de su conducta cuando se le imputa la
comisión de un delito, en tanto que no tiene la carga de probar su
inocencia, sino que incumbe al Ministerio Público acreditar la
existencia de los elementos constitutivos del delito y la
culpabilidad del inculpado. Al tenor de estos lineamientos se
colige que el principio de inocencia se constituye por dos
exigencias: a) El supuesto fundamental de que el acusado no sea
considerado culpable hasta que así se declare en sentencia
condenatoria; lo que excluye, desde luego, la presunción inversa
de culpabilidad durante el desarrollo del proceso; y, b) La
acusación debe lograr el convencimiento del juzgador sobre la
realidad de los hechos que afirma como subsumibles en la
prevención normativa y la atribución al sujeto, lo que determina
necesariamente la prohibición de inversión de la carga de la
prueba. Ahora bien, el primer aspecto representa más que una
simple presunción legal a favor del inculpado, pues al guardar
relación estrecha con la garantía de audiencia, su respeto impone
a las autoridades, entre otras obligaciones, que en el juicio que se
siga, se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento,
para garantizar al acusado la oportunidad de defensa previa al
acto privativo concreto; mientras que el segundo se traduce en
una regla en materia probatoria, conforme a la cual la prueba
completa de la responsabilidad penal del inculpado debe ser
suministrada por el órgano de acusación, imponiéndose la
absolución si ésta no queda suficientemente demostrada, lo que
implica, además, que deben respetarse los lineamientos
generales que rigen para la prueba en el proceso penal y su
correcta justipreciación, pues los elementos de convicción que se
consideren para fundar una sentencia de condena, deben tener
precisamente el carácter de pruebas y haber sido obtenidos de
manera lícita. Así, la presunción de inocencia se constituye en el
derecho del acusado a no sufrir una condena a menos que su
responsabilidad penal haya quedado demostrada plenamente, a
través de una actividad probatoria de cargo, obtenida de manera
149/2008. 99
lícita, conforme a las correspondientes reglas procesales y que
sea capaz de enervar al propio principio.”
Ello es así, porque del contenido de la tesis antes aludida,
se puede afirmar que la presunción de inocencia es un derecho
fundamental de todo acusado en la comisión de una conducta
delictiva, que se ha elevado a rango de garantía constitucional,
para no sufrir una pena corporal a menos que su responsabilidad
quede plenamente demostrada con las pruebas aportadas por el
órgano acusador durante la averiguación de un delito y en el
desarrollo del proceso penal, lo que no sucedió en el caso a
estudio.
Resulta aplicable a lo anterior, la tesis 2a. XXXV/2007,
sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, visible en la página 1186, Tomo XXV, Mayo de
2007, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, del tenor literal siguiente:
“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. ALCANCES DE ESE
PRINCIPIO CONSTITUCIONAL. El principio de presunción de
inocencia que en materia procesal penal impone la obligación de
arrojar la carga de la prueba al acusador, es un derecho
fundamental que la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos reconoce y garantiza en general, cuyo alcance
trasciende la órbita del debido proceso, pues con su aplicación se
garantiza la protección de otros derechos fundamentales como
son la dignidad humana, la libertad, la honra y el buen nombre,
que podrían resultar vulnerados por actuaciones penales o
disciplinarias irregulares. En consecuencia, este principio opera
también en las situaciones extraprocesales y constituye el
derecho a recibir la consideración y el trato de "no autor o no
partícipe" en un hecho de carácter delictivo o en otro tipo de
infracciones mientras no se demuestre la culpabilidad; por ende,
otorga el derecho a que no se apliquen las consecuencias a los
149/2008. 100
efectos jurídicos privativos vinculados a tales hechos, en cualquier
materia.”
En esas condiciones, al resultar esencialmente fundados los
agravios aducidos por la defensa del sentenciado, por las razones
vertidas en el presente considerando, lo procedente es revocar la
sentencia condenatoria impugnada y absolver a ********** de la
acusación ministerial, ante la duda razonable en cuanto a su
responsabilidad penal en la comisión de los delitos de Privación
ilegal de la libertad, previsto y sancionado por los artículos 366,
fracción I, inciso a), en relación con la fracción II, incisos a), b), c)
y d); y Robo calificado, previsto y sancionado por los artículos
367, 370 párrafo tercero y 381 bis, todos del Código Penal
Federal, vigentes en la época de los hechos, ambos en agravio de
**********.
Por tanto, se ordena la inmediata y absoluta libertad de
********** sólo por cuanto a los mencionados delitos se refiere, sin
perjuicio de que quede interno por diversos procesos o ilícitos.
Debiendo girar oficio con copia certificada de esta
determinación al Director del Reclusorio Preventivo Varonil
********** Sur de esta Ciudad, donde se encuentra recluido el
acusado a disposición del juzgado de origen, para los efectos
legales a que haya lugar.
Por lo expuesto, y fundado y con apoyo además en lo
dispuesto por los artículos 363, 364 y 383 del Código Federal de
Procedimientos Penales; se,
R E S U E L V E:
PRIMERO.- Se REVOCA la sentencia emitida el treinta y
uno de marzo del año en curso, por el Juez Decimosexto de
149/2008. 101
Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal, en
la causa 24/1998.
SEGUNDO.- Ante la duda razonable en cuanto a la
responsabilidad penal de **********, en la comisión de los delitos
de Privación ilegal de la libertad y Robo calificado, ambos en
agravio de **********, se ordena la inmediata y absoluta libertad
del mencionado acusado, sólo por cuanto a los mencionados
delitos se refiere, sin perjuicio de que quede interno por diversos
procesos o ilícitos. Debiendo girar oficio con copia certificada de
esta determinación al Director del Reclusorio Preventivo Varonil
********** Sur de esta Ciudad, donde se encuentra recluido el
acusado a disposición del juzgado de origen, para los efectos
legales a que haya lugar.
TERCERO.- Envíese copia certificada de esta resolución al
Director General de Prevención y Readaptación Social, tal como
lo establece el artículo 531 del Código Federal de Procedimientos
Penales.
Notifíquese personalmente a las partes; háganse las
anotaciones correspondientes en el libro de gobierno; dése de
baja este asunto en la noticia de estadística; expídanse las copias
necesarias; con testimonio de esta resolución, devuélvase el
original de la causa, así como el disco con el archivo electrónico
de la resolución impugnada, al Juzgado de origen; asimismo en
términos del artículo 531 del Código Federal de Procedimientos
Penales gírese oficio con los insertos necesarios al Director
General de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de
Seguridad Pública Federal; recábese acuse de recibo y, en su
oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
Así lo resolvió y firma el Licenciado JESÚS GUADALUPE
LUNA ALTAMIRANO, Magistrado del Tercer Tribunal Unitario en
149/2008. 102
Materia Penal del Primer Circuito, ante el Secretario, quien
autoriza y da fe.
JGLA/RLR/