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7/25/2019 Sobre Musica Sagrada Pio El Doce
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2. Entre los muchos y grandes dones naturales con que Dios, en quien se halla
la armona de la perfecta concordia y la suma coherencia, ha enriquecido al
hombre creado a su imagen y semejanza [2], se debe contar la msica, la cual,
como las dem!s artes liberales, se re"ere al gozo espiritual y al descanso del
alma. De ella dijo con raz#n $an %gustn& '(a msica, es decir, la ciencia y elarte de modular rectamente, para recuerdo de cosas grandes, ha sido
concedida tambi)n por la liberalidad de Dios a los mortales dotados de alma
racional* [+].
ada e-trao, pues, que el canto sagrado y el arte musical /segn consta por
muchos documentos antiguos y modernos/ hayan sido empleados para dar
brillo y esplendor a las ceremonias religiosas siempre y en todas partes, aun
entre los pueblos gentiles0 y que de este arte se haya ser1ido principalmente el
culto del sumo y 1erdadero Dios, ya desde los tiempos primiti1os. El pueblo de
Dios, librado milagrosamente del ar 3ojo por el poder di1ino, cant# al $eorun himno de 1ictoria0 y ara, hermana del caudillo ois)s, en arranque
prof)tico, cant# al son de los tmpanos, acompaada por el canto del
pueblo [4]. !s tarde, cuando el %rca de Dios fue conducida desde la casa de
5beded#n a la ciudad de Da1id, el rey mismo y todo 6srael danzaban delante
del $eor con instrumentos hechos de madera, ctaras, liras, tambores, sistros
y cmbalos [7]. El mismo rey Da1id "j# las reglas de la msica y canto para el
culto sagrado [8]& reglas que, al 1ol1er el pueblo del destierro, se
restablecieron de nue1o, guard!ndose luego "elmente hasta la 1enida del
Di1ino 3edentor. 9 en la 6glesia fundada por el di1ino $al1ador, ya desde el
principio se usaba y tena en honor el canto sagrado, como claramente loindica el ap#stol $an :ablo, cuando escribe a los de Efeso& '(lenaos del Espritu
$anto, recitando entre 1osotros salmos e himnos y cantos espirituales* [;]0 y
que este uso de cantar salmos estu1iese en 1igor tambi)n en las reuniones de
los cristianos lo indica )l mismo con estas palabras& 'ue suceda lo mismo despu)s de la edad
apost#lica lo atestigua :linio, cuando escribe c#mo los que haban renegado de
la fe a"rmaban 'que )sta era la sustancia de la culpa de que les acusaban& que
solan reunirse en das determinados antes de la aurora para cantar un himno a
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nue1as formas de canto sagrado, se e-cogitaron nue1as clases de cantos, cada
1ez m!s perfeccionados por las Escuelas de canto, especialmente en 3oma.
$egn la tradici#n, uestro :redecesor, de f. m., $an regorio agno, recogi#
cuidadosamente todo lo transmitido por los mayores, y le dio una ordenaci#n
sabia, 1elando con leyes y normas oportunas por la pureza e integridad delcanto sagrado. :oco a poco la modulaci#n romana del canto, partiendo de la
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doctrina y riqueza de argumentos, e-hortaba de modo particular a los 5bispos
para que por todos medios prohibiesen los reprobables abusos indebidamente
introducidos en la msica sagrada [B2]. $iguieron el mismo camino uestros
:redecesores (e#n F66, :o 666 [B+], regorio F6, :o 6F y (e#n F666 [B4]. as,
con raz#n se puede a"rmar que fue uestro :redecesor, de i. m., $an :o F,
quien lle1# a cabo la org!nica restauraci#n y la reforma de la msica sagrada,1ol1iendo a inculcar los principios y normas transmitidos por la antigIedad y
reorden!ndolos oportunamente conforme a las e-igencias de los tiempos
modernos [B7]. Hinalmente, como uestro inmediato :redecesor, :o F6, de f.
m., con la
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acciones mani"esten, en alabanza y gloria del
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=. (a msica sagrada, en 1erdad, est! m!s obligada y santamente unida a
estas normas y leyes del arte, porque est! m!s cerca del culto di1ino que las
dem!s bellas artes, como la arquitectura, la pintura y la escultura& )stas se
cuidan de preparar una mansi#n digna a los ritos di1inos, pero aqu)lla ocupa
lugar principal en las mismas ceremonias sagradas y o"cios di1inos. :or esta
raz#n, la 6glesia debe tener sumo cuidado en alejar de la msica, precisamenteporque es sier1a de la liturgia, todo lo que desdice del culto di1ino o impide a
los "eles el alzar sus mentes a Dios.
:orque la dignidad de la msica sagrada y su altsima "nalidad est!n en que
con sus hermosas modulaciones y con su magni"cencia embellece y adorna las
1oces del sacerdote que ofrece, o del pueblo cristiano que alaba al %ltsimo0 y
ele1a a Dios los espritus de los asistentes como por una fuerza y 1irtud innata
y hace m!s 1i1as y fer1orosas las preces litrgicas de la comunidad cristiana,
para que pueda con m!s intensidad y e"cacia alzar sus splicas y alabanzas a
Dios trino y uno. racias a la msica sagrada se acrece el honor que la 6glesia,unida con
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Gmsica religiosaG. Esta clase de msica sagrada /que naci# en la 6glesia
misma y prosper# felizmente bajo sus auspicios/ puede ejercer, como ensea
la e-periencia, un grande y saludable inJujo, usada ya en los templos para
actos y ceremonias no litrgicas, ya fuera del recinto sagrado para mayor
esplendor de solemnidades y "estas. :orque las melodas de dichos cantos,
escritos con frecuencia en lengua 1ulgar, se graban en la memoria casi sinningn esfuerzo y trabajo, y a una con la meloda se imprimen en la mente la
letra y las ideas que, repetidas, llegan a ser mejor comprendidas. De donde los
nios y nias, que aprenden los cantos sagrados en temprana edad, logran
ayuda e-traordinaria para conocer, gustar y recordar las 1erdades religiosas0 y
gran pro1echo deri1a de ello el apostolado catequstico. % adolescentes y
adultos ofrecen esos cantos religiosos un deleite puro y casto, mientras les
recrean el !nimo y dan a las asambleas y reuniones m!s solemnes cierta
majestad religiosa0 m!s an& lle1an a las mismas familias cristianas alegra
sana, sua1e consuelo y pro1echo espiritual. (uego si la msica religiosa popular
ayuda grandemente al apostolado catequstico, debe culti1arse y fomentarsecon todo cuidado.
BB. %l poner de relie1e el 1alor mltiple de la msica y su e"cacia en el aspecto
del apostolado, hemos querido e-presar algo que ser!, sin duda, de mucho
gozo y consuelo para todos cuantos en una o en otra forma se consagran a
culti1arla y promo1erla. :orque todos los que, segn su talento artstico,
componen, o dirigen, o ejecutan oralmente o con instrumentos msicos,
realizan, sin duda alguna, un 1erdadero y genuino apostolado, de muy di1ersas
formas, y son acreedores a los premios y honores de ap#stoles, que
abundantemente dar! a cada uno
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B+. (a msica debe ser santa. >ue nada admita /ni permita ni insine en las
melodas con que es presentada/ que sepa a profano. $antidad, a la que se
ajusta, sobre todo, el canto gregoriano que, a lo largo de tantos siglos, se usa
en la 6glesia, que con raz#n lo considera como patrimonio suyo. En efecto, por
la ntima cone-i#n entre las palabras del te-to sagrado y sus correspondientes
melodas, este canto sagrado no tan s#lo se ajusta perfectsimamente aaquellas, sino que interpreta tambi)n su fuerza y e"cacia a la par que destila
dulce sua1idad en el espritu de los oyentes, logr!ndolo por Gmedios musicalesG
ciertamente llanos y sencillos, mas de inspiraci#n artstica tan santa y tan
sublime que en todos e-cita sincera admiraci#n0 y constituye, adem!s, una
fuente inagotable de donde artistas y compositores de msica sagrada sacan
luego nue1as armonas.
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regorianas m!s f!ciles y m!s usadas, y sepan usarlas tambi)n en los
sagrados ritos litrgicos, de modo que aun en esto resplandezcan cada 1ez
m!s la unidad y uni1ersalidad de la 6glesia.
B7. $in embargo, all donde una costumbre secular o inmemorial e-ige que en
la misa solemne, luego de cantadas en latn las sagradas palabras litrgicas, seinserten algunos c!nticos populares en lengua 1ulgar, los 5rdinarios de los
lugares podr!n permitirlo 'si, atendidas las circunstancias de personas y
lugares, estiman que es imprudente suprimir esta costumbre* [22], mas
obser1ada por completo la ley que prescribe que los te-tos litrgicos no sean
cantados en lengua 1ulgar, segn ya antes se ha dicho.
:ara que cantores y "eles entiendan bien el signi"cado de las palabras
litrgicas sobre las que se apoya la meloda musical, os place repetir la
e-hortaci#n de los :adres del
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se lle1e a feliz t)rmino as en lo doctrinal como en lo pr!ctico, de tal suerte que
tambi)n los alumnos pertenecientes al 3ito 5riental, educados perfectamente
en el canto sagrado, puedan, cuando ya fueren sacerdotes, contribuir tambi)n
con ello e"cazmente a aumentar la hermosura de la casa de Dios.
B;. i se crea que, al e-poner estas ideas en alabanza y recomendaci#n delcanto gregoriano, sea intenci#n uestra el desterrar de los ritos de la 6glesia la
polifona sagrada, que, si est! hermoseada con las debidas propiedades, puede
ayudar mucho a la magni"cencia del culto di1ino, e-citando piadosos afectos
en las almas de los "eles. adie, ciertamente, ignora que muchos de los cantos
polif#nicos, compuestos principalmente en el siglo F6, se distinguen por tal
pureza de arte y tal riqueza de meloda, que son plenamente dignos de
acompaar los sagrados ritos de la 6glesia, y darles realce. $i en el correr de los
siglos ha decado poco a poco el genuino arte polif#nico, y no pocas 1eces se le
han mezclado elementos profanos, en estos ltimos decenios /gracias al
incansable empeo de competentes maestros/ puede decirse que se halogrado una feliz restauraci#n, al haber sido estudiadas e in1estigadas con
ardor las obras de los antiguos maestros, quedando luego propuestas a la
imitaci#n y emulaci#n de los compositores modernos.
9 as sucede que tanto en las baslicas y catedrales como en las iglesias de
religiosos se interpretan, con sumo honor para la sacra liturgia, magn"cas
obras de los antiguos autores junto a las composiciones polif#nicas de los
modernos0 m!s an, sabemos que hasta en iglesias m!s pequeas se ejecutan,
y no raras 1eces, cantos polif#nicos m!s sencillos, pero dignos y
1erdaderamente artsticos. (a 6glesia ampara con su fa1or todos estos intentos,pues, como deca uestro :redecesor, de i. m., $an :o F, ella 'culti1# sin cesar
el progreso de las artes y lo fa1oreci#, admitiendo para la 1ida pr!ctica
religiosa cuanto de bueno y hermoso in1ent# el ingenio humano a lo largo de
los siglos, sin m!s restricci#n que las leyes litrgicas* [24]. Estas leyes
ad1ierten que tan gra1e asunto se 1igile con toda prudencia y cuidado, para
que no se lle1en al templo cantos polif#nicos tales que, por cierta especie de
modulaci#n e-uberante e hinchada, se oscurezcan con su e-ceso las palabras
sagradas de la liturgia, o interrumpan la acci#n del rito di1ino, o sobrepasen, en
"n, no sin desdoro del culto sagrado, la pericia y pr!ctica de los cantores.
B=. Estas normas se han de aplicar tambi)n al uso del #rgano y de los dem!s
instrumentos de msica. Entre los instrumentos a los que se les da entrada en
las iglesias ocupa con raz#n el primer puesto el #rgano, que tan
particularmente se acomoda a los c!nticos y ritos sagrados, comunica un
notable esplendor y una particular magni"cencia a las ceremonias de la 6glesia,
conmue1e las almas de los "eles con la grandiosidad y dulzura de sus sonidos,
http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn24http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn247/25/2019 Sobre Musica Sagrada Pio El Doce
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llena las almas de una alegra casi celestial y las ele1a con 1ehemencia hacia
Dios y los bienes sobrenaturales.
:ero, adem!s del #rgano, hay otros instrumentos que pueden ayudar
e"cazmente a conseguir el ele1ado "n de la msica sagrada, con tal que nada
tengan de profano, estridente o estrepitoso que desdiga de la funci#n sagradao de la seriedad del lugar. $obresalen el 1ioln y dem!s instrumentos de arco,
que, tanto solos como acompaados por otros instrumentos de cuerda o por el
#rgano, tienen singular e"cacia para e-presar los sentimientos, ya tristes, ya
alegres. :or lo dem!s, sobre las melodas musicales, que puedan admitirse en
el culto cat#lico, ya hablamos os mismo clara y terminantemente en la
encclica Mediator Dei:
'!s an, si no tienen ningn sabor profano, ni desdicen de la santidad del
sitio o de la acci#n sagrada, ni nacen de un prurito 1aco de buscar algo raro o
mara1illoso, se les deben incluso abrir las puertas de nuestros templos, ya quepueden contribuir no poco a la esplendidez de los actos litrgicos, a lle1ar m!s
en alto los corazones y a nutrir una sincera de1oci#n* [27]. $in embargo, casi
no es necesario ad1ertir que, donde falten los medios o la habilidad
competente, es preferible abstenerse de tales intentos, antes que producir una
obra indigna del culto di1ino y de las reuniones sagradas.
B?. %dem!s de esta msica, la m!s ntimamente relacionada con la sagrada
(iturgia de la 6glesia, e-isten /como decamos antes/ los c!nticos religiosos
populares, escritos de ordinario en lengua 1ulgar. %unque nacidos del mismo
canto litrgico, al adaptarse m!s a la mentalidad y a los sentimientos de cada
pueblo, se diferencian no poco unos de otros, segn la ndole di1ersa de los
pueblos y las regiones. :ara que estos c!nticos produzcan fruto y pro1echo
espiritual en el pueblo cristiano es necesario que se ajusten plenamente a la
doctrina de la fe cristiana, que la presenten y e-pliquen en forma precisa, que
utilicen una lengua f!cil y una msica sencilla, que e1iten la ampulosa y 1ana
prolijidad en las palabras y, por ltimo, aun siendo cortos y f!ciles, presenten
una cierta dignidad y una cierta gra1edad religiosa.
tipo, nacidos de lo m!s ntimo del alma popular, mue1en intensamente los
sentimientos del alma y e-citan los efectos piadosos, y, al ser cantados en los
actos religiosos por todo el pueblo como con una sola 1oz, le1antan con grande
e"cacia las almas de los "eles a las cosas del cielo.
:or eso, aunque hemos escrito antes que no se deben emplear durante las
misas cantadas solemnes sin permiso especial de la $anta $ede, con todo en
las misas rezadas pueden ayudar mucho a que los "eles no asistan al santo
sacri"cio como espectadores mudos e inacti1os, sino que acompaen la
sagrada acci#n con su espritu y con su 1oz y unan su piedad a las oraciones
http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn25http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn257/25/2019 Sobre Musica Sagrada Pio El Doce
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del sacerdote, con tal que esos c!nticos se adapten bien a las di1ersas partes
de la misa, como con grande gozo sabemos que se hace ya en muchas
regiones del orbe cat#lico.
En las funciones no estrictamente litrgicas pueden tales c!nticos religiosos, si
reunieren las debidas cualidades, contribuir mara1illosamente para atraer conpro1echo al pueblo cristiano, instruirlo, e infundirle una piedad sincera y hasta
llenarlo de santa alegra0 y eso, tanto dentro como fuera del recinto sagrado,
sobre todo en procesiones y peregrinaciones a santuarios tradicionales, as
como en los congresos nacionales e internacionales. Aambi)n pueden ser
singularmente tiles para educar los nios en las 1erdades cat#licas, as como
para las agrupaciones de los j#1enes y para las reuniones de las asociaciones
piadosas, segn bien y m!s de una 1ez lo ha demostrado la e-periencia.
2C. :or ello no podemos menos de e-hortaros ahincadamente, enerables
Lermanos, a que con el mayor cuidado y diligencia promo1!is este cantoreligioso popular. i os faltar!n peritos que, si antes no se hubiere ya hecho,
cuiden oportunamente de recoger tales c!nticos, sistematiz!ndolos a "n de
que los "eles puedan aprenderlos m!s f!cilmente, cantarlos con m!s
familiaridad y retenerlos m!s "jos en la memoria. (os que se consagran a la
educaci#n de los nios no dejen de usar debidamente estos medios tan
e"caces0 los
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los misioneros tienen una a"ci#n mara1illosa a la msica0 y realzan con el
canto sagrado las ceremonias del culto idol!trico. o es prudente, por lo tanto,
que los heraldos de
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pr!ctico del canto gregoriano, mediante profesores e-celentes en el arte, los
cuales sean respetuosos con la tradici#n y "eles en todo a los preceptos y
normas de la $anta $ede.
24. $i se descubriere entre los alumnos del $eminario o
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perfeccionar! hasta los esplendores genuinos de santidad y de belleza0 y de
parte suya felizmente suceder! que los hijos de la 6glesia, con robusta fe,
esperanza "rme y ardiente caridad, rendir!n a Dios Mno y Arino, en los
sagrados templos, el debido tributo de alabanza, traducido de una manera
digna y en una sua1e armona0 m!s an, que, hasta fuera de los templos
sagrados, en las familias y sociedades cristianas se realice lo que deca $an
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[?]:lin. $. BC, ?8, ;.
[BC]
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como las dem!s artes liberales, se re"ere al gozo espiritual y al descanso del
alma. De ella dijo con raz#n $an %gustn& '(a msica, es decir, la ciencia y el
arte de modular rectamente, para recuerdo de cosas grandes, ha sido
concedida tambi)n por la liberalidad de Dios a los mortales dotados de alma
racional* [+].
ada e-trao, pues, que el canto sagrado y el arte musical /segn consta por
muchos documentos antiguos y modernos/ hayan sido empleados para dar
brillo y esplendor a las ceremonias religiosas siempre y en todas partes, aun
entre los pueblos gentiles0 y que de este arte se haya ser1ido principalmente el
culto del sumo y 1erdadero Dios, ya desde los tiempos primiti1os. El pueblo de
Dios, librado milagrosamente del ar 3ojo por el poder di1ino, cant# al $eor
un himno de 1ictoria0 y ara, hermana del caudillo ois)s, en arranque
prof)tico, cant# al son de los tmpanos, acompaada por el canto del
pueblo [4]. !s tarde, cuando el %rca de Dios fue conducida desde la casa de
5beded#n a la ciudad de Da1id, el rey mismo y todo 6srael danzaban delantedel $eor con instrumentos hechos de madera, ctaras, liras, tambores, sistros
y cmbalos [7]. El mismo rey Da1id "j# las reglas de la msica y canto para el
culto sagrado [8]& reglas que, al 1ol1er el pueblo del destierro, se
restablecieron de nue1o, guard!ndose luego "elmente hasta la 1enida del
Di1ino 3edentor. 9 en la 6glesia fundada por el di1ino $al1ador, ya desde el
principio se usaba y tena en honor el canto sagrado, como claramente lo
indica el ap#stol $an :ablo, cuando escribe a los de Efeso& '(lenaos del Espritu
$anto, recitando entre 1osotros salmos e himnos y cantos espirituales* [;]0 y
que este uso de cantar salmos estu1iese en 1igor tambi)n en las reuniones de
los cristianos lo indica )l mismo con estas palabras& 'ue suceda lo mismo despu)s de la edad
apost#lica lo atestigua :linio, cuando escribe c#mo los que haban renegado de
la fe a"rmaban 'que )sta era la sustancia de la culpa de que les acusaban& que
solan reunirse en das determinados antes de la aurora para cantar un himno a
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$egn la tradici#n, uestro :redecesor, de f. m., $an regorio agno, recogi#
cuidadosamente todo lo transmitido por los mayores, y le dio una ordenaci#n
sabia, 1elando con leyes y normas oportunas por la pureza e integridad del
canto sagrado. :oco a poco la modulaci#n romana del canto, partiendo de la
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:redecesores (e#n F66, :o 666 [B+], regorio F6, :o 6F y (e#n F666 [B4]. as,
con raz#n se puede a"rmar que fue uestro :redecesor, de i. m., $an :o F,
quien lle1# a cabo la org!nica restauraci#n y la reforma de la msica sagrada,
1ol1iendo a inculcar los principios y normas transmitidos por la antigIedad y
reorden!ndolos oportunamente conforme a las e-igencias de los tiempos
modernos [B7]. Hinalmente, como uestro inmediato :redecesor, :o F6, de f.m., con la
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di1ino arquetipo y orientar en tal direcci#n todas sus facultades de alma y
cuerpo, orden!ndolas rectamente entre s y sujet!ndolas debidamente a la
consecuci#n del "n. :or lo tanto, tambi)n el arte y las obras artsticas deben
juzgarse por su conformidad al ltimo "n del hombre0 y el arte ciertamente
debe contarse entre las manifestaciones m!s nobles del ingenio humano, pues
tiende a e-presar con obras humanas la in"nita belleza de Dios, de la que escomo un reJejo. En consecuencia, el conocido criterio de Gel arte por el arteG /
con el cual, al prescindir de aquel "n que se halla impreso en toda criatura, se
a"rma err#neamente que el arte no tiene m!s leyes que las deri1adas de su
propia naturaleza/ o no tiene 1alor alguno o in"ere gra1e ofensa al mismo
Dios,
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dem!s bellas artes, como la arquitectura, la pintura y la escultura& )stas se
cuidan de preparar una mansi#n digna a los ritos di1inos, pero aqu)lla ocupa
lugar principal en las mismas ceremonias sagradas y o"cios di1inos. :or esta
raz#n, la 6glesia debe tener sumo cuidado en alejar de la msica, precisamente
porque es sier1a de la liturgia, todo lo que desdice del culto di1ino o impide a
los "eles el alzar sus mentes a Dios.
:orque la dignidad de la msica sagrada y su altsima "nalidad est!n en que
con sus hermosas modulaciones y con su magni"cencia embellece y adorna las
1oces del sacerdote que ofrece, o del pueblo cristiano que alaba al %ltsimo0 y
ele1a a Dios los espritus de los asistentes como por una fuerza y 1irtud innata
y hace m!s 1i1as y fer1orosas las preces litrgicas de la comunidad cristiana,
para que pueda con m!s intensidad y e"cacia alzar sus splicas y alabanzas a
Dios trino y uno. racias a la msica sagrada se acrece el honor que la 6glesia,
unida con
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la e-periencia, un grande y saludable inJujo, usada ya en los templos para
actos y ceremonias no litrgicas, ya fuera del recinto sagrado para mayor
esplendor de solemnidades y "estas. :orque las melodas de dichos cantos,
escritos con frecuencia en lengua 1ulgar, se graban en la memoria casi sin
ningn esfuerzo y trabajo, y a una con la meloda se imprimen en la mente la
letra y las ideas que, repetidas, llegan a ser mejor comprendidas. De donde losnios y nias, que aprenden los cantos sagrados en temprana edad, logran
ayuda e-traordinaria para conocer, gustar y recordar las 1erdades religiosas0 y
gran pro1echo deri1a de ello el apostolado catequstico. % adolescentes y
adultos ofrecen esos cantos religiosos un deleite puro y casto, mientras les
recrean el !nimo y dan a las asambleas y reuniones m!s solemnes cierta
majestad religiosa0 m!s an& lle1an a las mismas familias cristianas alegra
sana, sua1e consuelo y pro1echo espiritual. (uego si la msica religiosa popular
ayuda grandemente al apostolado catequstico, debe culti1arse y fomentarse
con todo cuidado.
BB. %l poner de relie1e el 1alor mltiple de la msica y su e"cacia en el aspecto
del apostolado, hemos querido e-presar algo que ser!, sin duda, de mucho
gozo y consuelo para todos cuantos en una o en otra forma se consagran a
culti1arla y promo1erla. :orque todos los que, segn su talento artstico,
componen, o dirigen, o ejecutan oralmente o con instrumentos msicos,
realizan, sin duda alguna, un 1erdadero y genuino apostolado, de muy di1ersas
formas, y son acreedores a los premios y honores de ap#stoles, que
abundantemente dar! a cada uno
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B+. (a msica debe ser santa. >ue nada admita /ni permita ni insine en las
melodas con que es presentada/ que sepa a profano. $antidad, a la que se
ajusta, sobre todo, el canto gregoriano que, a lo largo de tantos siglos, se usa
en la 6glesia, que con raz#n lo considera como patrimonio suyo. En efecto, por
la ntima cone-i#n entre las palabras del te-to sagrado y sus correspondientes
melodas, este canto sagrado no tan s#lo se ajusta perfectsimamente aaquellas, sino que interpreta tambi)n su fuerza y e"cacia a la par que destila
dulce sua1idad en el espritu de los oyentes, logr!ndolo por Gmedios musicalesG
ciertamente llanos y sencillos, mas de inspiraci#n artstica tan santa y tan
sublime que en todos e-cita sincera admiraci#n0 y constituye, adem!s, una
fuente inagotable de donde artistas y compositores de msica sagrada sacan
luego nue1as armonas.
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regorianas m!s f!ciles y m!s usadas, y sepan usarlas tambi)n en los
sagrados ritos litrgicos, de modo que aun en esto resplandezcan cada 1ez
m!s la unidad y uni1ersalidad de la 6glesia.
B7. $in embargo, all donde una costumbre secular o inmemorial e-ige que en
la misa solemne, luego de cantadas en latn las sagradas palabras litrgicas, seinserten algunos c!nticos populares en lengua 1ulgar, los 5rdinarios de los
lugares podr!n permitirlo 'si, atendidas las circunstancias de personas y
lugares, estiman que es imprudente suprimir esta costumbre* [22], mas
obser1ada por completo la ley que prescribe que los te-tos litrgicos no sean
cantados en lengua 1ulgar, segn ya antes se ha dicho.
:ara que cantores y "eles entiendan bien el signi"cado de las palabras
litrgicas sobre las que se apoya la meloda musical, os place repetir la
e-hortaci#n de los :adres del
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se lle1e a feliz t)rmino as en lo doctrinal como en lo pr!ctico, de tal suerte que
tambi)n los alumnos pertenecientes al 3ito 5riental, educados perfectamente
en el canto sagrado, puedan, cuando ya fueren sacerdotes, contribuir tambi)n
con ello e"cazmente a aumentar la hermosura de la casa de Dios.
B;. i se crea que, al e-poner estas ideas en alabanza y recomendaci#n delcanto gregoriano, sea intenci#n uestra el desterrar de los ritos de la 6glesia la
polifona sagrada, que, si est! hermoseada con las debidas propiedades, puede
ayudar mucho a la magni"cencia del culto di1ino, e-citando piadosos afectos
en las almas de los "eles. adie, ciertamente, ignora que muchos de los cantos
polif#nicos, compuestos principalmente en el siglo F6, se distinguen por tal
pureza de arte y tal riqueza de meloda, que son plenamente dignos de
acompaar los sagrados ritos de la 6glesia, y darles realce. $i en el correr de los
siglos ha decado poco a poco el genuino arte polif#nico, y no pocas 1eces se le
han mezclado elementos profanos, en estos ltimos decenios /gracias al
incansable empeo de competentes maestros/ puede decirse que se halogrado una feliz restauraci#n, al haber sido estudiadas e in1estigadas con
ardor las obras de los antiguos maestros, quedando luego propuestas a la
imitaci#n y emulaci#n de los compositores modernos.
9 as sucede que tanto en las baslicas y catedrales como en las iglesias de
religiosos se interpretan, con sumo honor para la sacra liturgia, magn"cas
obras de los antiguos autores junto a las composiciones polif#nicas de los
modernos0 m!s an, sabemos que hasta en iglesias m!s pequeas se ejecutan,
y no raras 1eces, cantos polif#nicos m!s sencillos, pero dignos y
1erdaderamente artsticos. (a 6glesia ampara con su fa1or todos estos intentos,pues, como deca uestro :redecesor, de i. m., $an :o F, ella 'culti1# sin cesar
el progreso de las artes y lo fa1oreci#, admitiendo para la 1ida pr!ctica
religiosa cuanto de bueno y hermoso in1ent# el ingenio humano a lo largo de
los siglos, sin m!s restricci#n que las leyes litrgicas* [24]. Estas leyes
ad1ierten que tan gra1e asunto se 1igile con toda prudencia y cuidado, para
que no se lle1en al templo cantos polif#nicos tales que, por cierta especie de
modulaci#n e-uberante e hinchada, se oscurezcan con su e-ceso las palabras
sagradas de la liturgia, o interrumpan la acci#n del rito di1ino, o sobrepasen, en
"n, no sin desdoro del culto sagrado, la pericia y pr!ctica de los cantores.
B=. Estas normas se han de aplicar tambi)n al uso del #rgano y de los dem!s
instrumentos de msica. Entre los instrumentos a los que se les da entrada en
las iglesias ocupa con raz#n el primer puesto el #rgano, que tan
particularmente se acomoda a los c!nticos y ritos sagrados, comunica un
notable esplendor y una particular magni"cencia a las ceremonias de la 6glesia,
conmue1e las almas de los "eles con la grandiosidad y dulzura de sus sonidos,
http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn24http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-sacrae.html#_ftn247/25/2019 Sobre Musica Sagrada Pio El Doce
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llena las almas de una alegra casi celestial y las ele1a con 1ehemencia hacia
Dios y los bienes sobrenaturales.
:ero, adem!s del #rgano, hay otros instrumentos que pueden ayudar
e"cazmente a conseguir el ele1ado "n de la msica sagrada, con tal que nada
tengan de profano, estridente o estrepitoso que desdiga de la funci#n sagradao de la seriedad del lugar. $obresalen el 1ioln y dem!s instrumentos de arco,
que, tanto solos como acompaados por otros instrumentos de cuerda o por el
#rgano, tienen singular e"cacia para e-presar los sentimientos, ya tristes, ya
alegres. :or lo dem!s, sobre las melodas musicales, que puedan admitirse en
el culto cat#lico, ya hablamos os mismo clara y terminantemente en la
encclica Mediator Dei:
'!s an, si no tienen ningn sabor profano, ni desdicen de la santidad del
sitio o de la acci#n sagrada, ni nacen de un prurito 1aco de buscar algo raro o
mara1illoso, se les deben incluso abrir las puertas de nuestros templos, ya quepueden contribuir no poco a la esplendidez de los actos litrgicos, a lle1ar m!s
en alto los corazones y a nutrir una sincera de1oci#n* [27]. $in embargo, casi
no es necesario ad1ertir que, donde falten los medios o la habilidad
competente, es preferible abstenerse de tales intentos, antes que producir una
obra indigna del culto di1ino y de las reuniones sagradas.
B?. %dem!s de esta msica, la m!s ntimamente relacionada con la sagrada
(iturgia de la 6glesia, e-isten /como decamos antes/ los c!nticos religiosos
populares, escritos de ordinario en lengua 1ulgar. %unque nacidos del mismo
canto litrgico, al adaptarse m!s a la mentalidad y a los sentimientos de cada
pueblo, se diferencian no poco unos de otros, segn la ndole di1ersa de los
pueblos y las regiones. :ara que estos c!nticos produzcan fruto y pro1echo
espiritual en el pueblo cristiano es necesario que se ajusten plenamente a la
doctrina de la fe cristiana, que la presenten y e-pliquen en forma precisa, que
utilicen una lengua f!cil y una msica sencilla, que e1iten la ampulosa y 1ana
prolijidad en las palabras y, por ltimo, aun siendo cortos y f!ciles, presenten
una cierta dignidad y una cierta gra1edad religiosa.
tipo, nacidos de lo m!s ntimo del alma popular, mue1en intensamente los
sentimientos del alma y e-citan los efectos piadosos, y, al ser cantados en los
actos religiosos por todo el pueblo como con una sola 1oz, le1antan con grande
e"cacia las almas de los "eles a las cosas del cielo.
:or eso, aunque hemos escrito antes que no se deben emplear durante las
misas cantadas solemnes sin permiso especial de la $anta $ede, con todo en
las misas rezadas pueden ayudar mucho a que los "eles no asistan al santo
sacri"cio como espectadores mudos e inacti1os, sino que acompaen la
sagrada acci#n con su espritu y con su 1oz y unan su piedad a las oraciones
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del sacerdote, con tal que esos c!nticos se adapten bien a las di1ersas partes
de la misa, como con grande gozo sabemos que se hace ya en muchas
regiones del orbe cat#lico.
En las funciones no estrictamente litrgicas pueden tales c!nticos religiosos, si
reunieren las debidas cualidades, contribuir mara1illosamente para atraer conpro1echo al pueblo cristiano, instruirlo, e infundirle una piedad sincera y hasta
llenarlo de santa alegra0 y eso, tanto dentro como fuera del recinto sagrado,
sobre todo en procesiones y peregrinaciones a santuarios tradicionales, as
como en los congresos nacionales e internacionales. Aambi)n pueden ser
singularmente tiles para educar los nios en las 1erdades cat#licas, as como
para las agrupaciones de los j#1enes y para las reuniones de las asociaciones
piadosas, segn bien y m!s de una 1ez lo ha demostrado la e-periencia.
2C. :or ello no podemos menos de e-hortaros ahincadamente, enerables
Lermanos, a que con el mayor cuidado y diligencia promo1!is este cantoreligioso popular. i os faltar!n peritos que, si antes no se hubiere ya hecho,
cuiden oportunamente de recoger tales c!nticos, sistematiz!ndolos a "n de
que los "eles puedan aprenderlos m!s f!cilmente, cantarlos con m!s
familiaridad y retenerlos m!s "jos en la memoria. (os que se consagran a la
educaci#n de los nios no dejen de usar debidamente estos medios tan
e"caces0 los
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los misioneros tienen una a"ci#n mara1illosa a la msica0 y realzan con el
canto sagrado las ceremonias del culto idol!trico. o es prudente, por lo tanto,
que los heraldos de
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pr!ctico del canto gregoriano, mediante profesores e-celentes en el arte, los
cuales sean respetuosos con la tradici#n y "eles en todo a los preceptos y
normas de la $anta $ede.
24. $i se descubriere entre los alumnos del $eminario o
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perfeccionar! hasta los esplendores genuinos de santidad y de belleza0 y de
parte suya felizmente suceder! que los hijos de la 6glesia, con robusta fe,
esperanza "rme y ardiente caridad, rendir!n a Dios Mno y Arino, en los
sagrados templos, el debido tributo de alabanza, traducido de una manera
digna y en una sua1e armona0 m!s an, que, hasta fuera de los templos
sagrados, en las familias y sociedades cristianas se realice lo que deca $an
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