Post on 19-Dec-2015
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Sobre el género realista en Cambaceres.Pot-pourri, éxito de escándalo.
En este trabajo, a partir del análisis de algunos fragmentos de la obra Pot-pourri. Silbidos de un
vago de Eugenio Cambaceres, intentaré ofrecer un acercamiento personal al género de esta
obra. Como punto de partida en la formulación de esta hipótesis de trabajo se encuentra el
gran éxito que obtuvo la obra cundo se publicó y el debate que abrió en el ámbito literario. El
camino de este recorrido parte del escándalo que provocó la obra. Tiene dos puntos principales,
por un lado, el escándalo en cuanto a la polémica del género y por el otro, en cuanto a la crítica
social que podemos ver en la reconstrucción sociológica que realiza la obra.
La aparición en escena de esta obra en 1882 generó un gran alboroto, podemos verlo
claramente en la recopilación que realiza Claude Cymerman en La obra política y literaria de
Eugenio Cambaceres (1843-1889): del progresismo al conservadurismo. Allí encontramos
notas de diferentes periódicos del país que se ocuparon de opinar sobre temas puntuales que
generaron agitación, entre ellas, la rapidez en que se agotó la obra a pocos días de publicarse;
el tema del autor anónimo, que se dejaba descubrir fácilmente a través de las líneas de su libro
y la crítica específica de la obra literaria.
Una de las posibles respuestas para explicar el escándalo que suscitó su aparición podría
comenzar su recorrido en uno de los caminos que conducen a la cuestión del género. En
algunas de las diferentes notas periodísticas que recopila Cymerman, encontramos distintas
formas de clasificarlo, desde el realismo, naturalismo, memorias íntimas, cuento con
digresiones, escritos de costumbres, causerie, chismografía, hasta clasificaciones más
específicas como realismo criollo hasta realismo pornográfico. Esta variedad nos de ver que
existe una dificultad para inscribirlo dentro de un género. Si tenemos en cuenta que durante el
periodo que abarca desde 1879 a 1887 se produce una intensa polémica, en la Argentina,
alrededor del naturalismo que involucra a la prensa periodística, la correspondencia personal y
a la producción literaria Argentina, podemos encontrar sentido a esta diversificación de
clasificaciones con respecto a la obra de Cambaceres.
Alejandra Laura en El tiempo perdido de la ficción habla de este tema y de la constante
producción literaria argentina de esta época que permite que se realicen polémicas con ellas
desde la perspectiva del naturalismo.
Estas posturas diferentes con respecto al género de la obra tiene su eje en posturas
contrapuestas bien definidas, los pronaturalistas y los asociados con el neorromanticismo y el
costumbrismo, desde esa base aparecen criticas a favor y en contra de la novela. Otra
problemática en la crítica de Pot-pourri fue que las polémicas que se habían desarrollado hasta
ese momento, giraban entorno a obras europeas debido a la inexistencia de un corpus nacional
con esas cualidades. Por lo tanto, aplicar esas categorías que proponía el naturalismo y
fundamentalmente la obra de Zolá, punto de partida sobre la polémica de este género, era un
trabajo que implicaba un proceso de reflexión original sobre la literatura argentina.
Esta figura que representa Cambaceres como el chismoso de la vida privada de la clase alta, en
realidad deja al descubierto algo mucho más ingenioso si se observa con mayor formailidad.
Los marcos formales muestran un sistema coherente producto de un trabajo intencionado sobre
el material. La técnica utilizada por Cambaceres adquiere importancia porque expresa una
crítica a la sociedad de esa época. Los materiales y el lenguaje que utiliza para construir esta
ficción son la descripción, la narración, el lenguaje de la sociedad porteña y el lenguaje teatral.
Este principio de mediación que deja al descubierto toma características novedosas y nos
demuestra que en ese momento de producción literaria en Argentina los medios de producción
estéticos estaban en proceso de cambio. El trabajo que realiza Cambaceres consiste en
introducir al narrador en primera persona para que seleccione y relacione los diferentes
elementos, de esta manera articula lo que considera relevante en una totalidad. Los personajes
principales de la obra: Juan y María son personajes típicos de la sociedad patricia. De esta
manera la subjetividad del narrador se convierte en una mediación entre la realidad a la que
hace referencia y la forma artística que desarrolla, la cual logra sus efectos de inmanencia al
criticar las conductas y costumbres de los personajes principales, y tiñe la obra de un matiz
político que cobran sentido en su mismo sistema. En el comienzo de la novela nos presenta a
un amigo joven que decidió casarse, inmediatamente introduce su opinión con respecto al
casamiento:
“… Sabes que no se me ha ocurrido nunca casarme. Más, que he huido siempre de la
tentación como un griego de un inglés o un gato de agua fría: cuestión de temperamento de
procedimiento; pero sabes también que acepto, que justifico el matrimonio como una
necesidad social y soy el primero en batir palmas cuando los otros se casan.”1
1 (Cambaceres, Eugenio, 2001, Pot-pourri. Silbidos de un vago: 26, AGEA, S.A, Barcelona.)
A lo largo de la obra, el narrador mantiene esta visión crítica con respecto al casamiento en
consonancia con las situaciones que se van desarrollando. El casamiento, el sometimiento de la
vida conyugal por parte de la mujer y el tema del amante son elementos que están en
concordancia con una visión negativa del casamiento y una aprobación del divorcio.
Cambaceres toma determinados elementos característicos de la época y de la sociedad que
quiere representar y que le permiten crear la ilusión de que lo que escribe es una realidad
similar a la realidad cotidiana de la elite argentina. Estas características son propias de una
novela realista consciente de que los efectos de lectura producen en el lector una ilusión
referencial. En el capitulo IX dice:
“En cuanto a su faz moral, ofrezco a ustedes el siguiente par de escenas de las que son muy
dueños de sacar, como hice yo, la consecuencia que se les antoje.”2
Seguidamente, introduce un dialogo entre el narrador, Juan y María, produciendo el efecto de
verosimilitud, pretendiendo que la literatura es capaz de reflejar la realidad de manera
especular, con una capacidad objetiva igualando a las ciencias científicas del positivismo. Esta
ilusión de objetividad es uno de los principales intereses de Cambaceres. En la cuarta carta que
le escribe a Cané declara que su interés literario está enfocado hacia el naturalismo y explica lo
que entiende por aquel término:
“Entiendo por naturalismo, estudio de la naturaleza humana, observación hasta los tuétanos.
Agarrar un carácter, un alma, registrarla hasta los últimos repliegues, meterle el calador,
sacarle todo, lo bueno como lo malo, lo puro, si es que se encuentra, y la podredumbre que
encierra,…zamparle al público en la escena personajes de carne y hueso en vez de títeres
rellenos de paja o de aserradura…sustituir a la fantasía del poeta o a la habilidad del faiseur,
la ciencia del observador, hacer en una palabra verdad, verdad hasta la cuja como dice Ud.”3
Esta opinión de Cambaceres donde el naturalismo es minucioso y pretende lograr la ilusión
novelesca mediante el rigor científico, basada en la creencia supuesta de que la literatura puede
reflejar pasivamente la realidad de hecho. Sin embargo su proceder artístico en la obra
analizada, difiere de los presupuestos teóricos que el autor de propone al momento de escribir.
Tal vez aquellos presupuestos manifiestan una pretensión de adhesión a las corrientes europeas
que eran vistas como prestigiosas por las escuelas intelectuales de latinoamérica. Teniendo en
2 ibídem: 82.3 Carta del 24/12/83, fechada en París. Es la cuarta de las cuatro cartas a Miguel Cané que reproduce Claude Cymerman en su libro sobre Eugenio Cambaceres (Cymerman, 1972 y 1993)
cuenta la importante influencia que tenía el comentario del autor sobre su propia obra en la
instancia de recepción de la misma.
El escándalo que se produce alrededor de la obra queda explicito en la primera carta que le
escribe Cambaceres a Cané desde París a pocos días de publicarse la obra, cuando dice que con
ella provocó un “tole-tole”. Este escándalo fue iniciado principalmente por las esferas
aristocráticas de familias acomodadas, y demuestra la impresión realista de la obra, ya que
aquella clase sintió una clara referencia a su estilo de vida, cultura e idiosincrasia, los cuales
son vistos de forma despectiva. El mundo que en la novela se ponía en tela de juicio había sido
percibido como un símil del cuadro social de la época, y el impacto que generó la masiva
difusión del texto fue el factor detonante para que los círculos sociales de elite se vieran
señalados.
En resumen, según el análisis que propongo de la obra, Pot-pourri no se encuentra dentro de
los marcos del naturalismo, porque no se trata de una literatura mimética, capaz de reproducir
la realidad de hecho produciendo una realidad estética escrita. Esto se debe a una imposibilidad
semiológica que reproducir la realidad por medio de un sistema de signos. Sí, en cambio,
estamos en condiciones de afirmar que el autor de Pot-pourri realiza una selección de
elementos relevantes extraídos de la sociedad, por ejemplo el lenguaje porteño, que deja en
evidencia una intención por parte del autor de provocar un efecto determinado, se trata de un
efecto sociográfico, generado mediante técnicas formales propias de la escritura realista, es
decir, un sistema de representaciones que producen un efecto de realidad. Realismo como un
correlato estético dinámico de los factores ideológicos que actúan en la sociedad exterior,
mediado voluntariamente por una serie de mecanismos formales de representación.
Micaela Anchuvidart.