Post on 25-Jul-2015
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J E S Ú S P L A T E R O B R I ZJ E S Ú S P L A T E R O B R I ZJ E S Ú S P L A T E R O B R I ZJ E S Ú S P L A T E R O B R I Z
T E LLA MA RÉ NU N C AT E LLA MA RÉ NU N C AT E LLA MA RÉ NU N C AT E LLA MA RÉ NU N C A
M I N I A T U R A SM I N I A T U R A SM I N I A T U R A SM I N I A T U R A S P O É T I C P O É T I C P O É T I C P O É T I C AAAA SSSS
J E S Ú S P L A T E R O B R I Z
T E L L A M A R É N U N C A
M I N I A T U R A S P O É T I C A S
O C T U B R E , A Ñ O D E N T R O . S E Ñ O R D E 2 0 1 0
ÍNDICE
Riazor (1) Somos (3) Moraleja (4) Confesiones (5) Recuento (6)
Introspectiva (7) Vivir (8) Desidia (9) Acontecimiento (10) Cenizas (11)
Ritual (12) Miniatura I (13) Tiéntame (14) Miniaturas II (16) Superviviente
(17) Espectador (18) Miniaturas III (19) Miniaturas IV (20) Voluntades (21)
Mareas (23) Miniaturas V (24) Miniaturas VI (25) Miniaturas VII (26)
Miniaturas VIII (27) Extática (28) Miniaturas IX (29) Desembarco (30)
Miniaturas X (31) Miniaturas XI (32) Miniaturas XII (33) Quizás (34)
Miniaturas XIII (35) Distancias (36) Imprevistos (37) Anhelos (38)
Cenicienta (39) Maullidos(40) Debilidad (41) Ardiendo (42) Adioses (43)
Recaída (44) Adagios (45) Aceptación (46) Ideales (46) Incurable (47)
Inconsciencia (48) Consuelos (49) Celebración (50)
***************
Me reservo las principales dedicatorias, alguien las supondrá. Estas
páginas se escribieron entre Arteixo, Utiel y Zaragoza, triángulo de las
Bermudas aterrador y adorable. A tod@s vosotr@s si podéis con ello.
Te llamaré Nunca
Me traen sin cuidado tus pendientes,
tu rímel de sueños, no me fijé
si estás guapa o si precisas llorar,
ni me quedé con tu aliento al besarnos.
Caminamos de aquí para allá pero
no encontré una mínima eternidad
en los trayectos o en tu sombra de ojos.
Piénsalo, será mejor que no vengas,
que no nos veamos. No te desnudes,
aleja ese cuerpo, sería infiel,
nada más tocarlo me tragaría
la marea atlántica, dormirías
desolada aunque yaciera a tu lado,
la costa incomprensible de mi amor
traería tu angustia y tu vigilia.
Lo sé, estas sábanas están sucias
de soledad y no te dejaré
cambiarlas, mi almohada es un paseo
marítimo que espera otra visita,
su océano no eres tú, ni su lluvia,
1
Te llamaré Nunca
no ocupas ni el comienzo ni el final
de sus cigarrillos. Entre el insomnio
todavía habita un discreto hostal
del noroeste, los desasosiegos
de las cañerías y el resplandor
de un almuerzo coruñés que se arrastra,
entre la multitud, tras la piedad
o el rostro de aquella doncella sueva.
Un café de Riazor donde no sirven
chocolates y donde yo remuevo
despistado mi tazón y vacío
en mi boca todas las ilusiones. (Riazor)
2
Te llamaré Nunca
Somos el yacimiento de una excusa,
la transparencia de moluscos
en la sequía de un niño,
los párpados desagüe de lo tenue.
Somos añoranza
y ostracismo en los peluches,
dones de niebla que encierran
un nosotros de peripecia biliar,
de carbón de ayer
y escarcha defraudada.
Somos el ángel
que emerge de un salmo en los zapatos,
un sudario ancestral,
un cainita año cero.
Somos la oscuridad de un alfiler sediento,
unas manecillas rotas
como premonición.
Somos un manojo de sueños,
estamos hechos con mentiras
de espinas y abrazos,
como nómadas inmundos. (Somos)
3
Te llamaré Nunca
Tragabas los licores de la noche
imaginando un cuento de fervor
y entrega, vivías hasta la aurora
fumando la confianza para que ella
no se quedara con la muerte, sino
contigo, y se resolviera esta fábula
con un desenlace feliz. Pues bien,
tienes los intestinos embargados,
en tu garganta ya sólo reside
el mismísimo diablo, ¿qué aguardabas,
que volvieran las negras golondrinas,
que se hiciera habitable tu Atlántida,
que fuera, a su lado, la estación próxima
y se celebrara el merecimiento,
junto a la carnalidad, en un tiempo
sin tiempo que indemnizara a todas
las mudas caricias coleccionadas?
Aquel reloj ni fue, ni volverá.
Bebe, fuma tranquilo esos augurios.
Es cierto, no obtendrán su mediodía. (Moraleja)
4
Te llamaré Nunca
Soy el asiento impaciente
de un evento
que no comparecerá,
la caída sobre el pulgar
de una mano imaginada.
Se ausentó la carne de mis personajes.
Demasiado discurrir,
demasiada luna para embelesarse.
Me hice una burbuja
de signos pobres como astillas.
Quisiera reventar las ideas
de esta isla,
la supuesta humildad de su lumbre.
Quisiera calarme en el mundo,
callarme y ser el obsceno discreto
que no piensa más
cuanto vive, cuánto desea.
Miento demasiado,
con este traje de miedo
no hay quien haga paños. (Confesiones)
5
Te llamaré Nunca
El enebro exhausto frente
al último signo. La tribulación
en los pareceres cristalinos.
La agitación, el recipiente que trepida,
las lámparas ausentes sobre los lazos.
El secreto y los otros, la ignominia,
los llantos. El desertor, la duna
de la seducción precipitada.
Las ruinas y la extirpación
de la palabra. La omisión
en el nombre sencillez, la necesidad
y el sigilo, la sombra que tuvo su estancia
en lo que todavía no. La luna,
sus continentes malogrados y el aliento,
la longitud de lluvia que abastece
el abismo. Las cortezas, el sueño,
lo ígneo del propósito. (Recuento)
6
Te llamaré Nunca
Anoto raído el símbolo
como un ser corriente,
padezco la lóbrega maceración
de la vigilia,
preparo el recuento y la desidia
en las adjudicaciones del amparo.
Me ausculto así,
como consto,
remontando los reptiles
de la duración,
provisto del aliento equivocado
en un miércoles de estiércol. (Introspectiva)
7
Te llamaré Nunca
Vivo muerto, vivo entre cenizas,
las noticias me confirman
que el desierto duele sin dolor,
que el delicado escombro…,
que el aroma intacto no cree
en el tacto posible, que la noche
como mano cenicienta, como retina
derribada, no amanece,
que cuando duermo
duermo sin cuando,
que las palabras se reunirán
como elefantes viejos y de esta odisea
nadie despierta, que la tabla hospitalaria
y el mañana para qué nombrarlos,
que el silencio esparce sus semillas
(hoy es el día de otra vez),
que no existe coraje que ascienda
más coros y ante esta losa
dios abandona y yo, simple mortal
sin ingenio, que este tren no volverá,
que se acabó el incienso y después
del crematorio no queda otro después. (Vivir)
8
Te llamaré Nunca
Estaba decidido,
seguro y con fe en sus argumentos,
se levantaría la tapa de los sesos,
despejaría así todas las incógnitas,
pero es un informal y cada tarde
lo pospone para la siguiente.
La irreverencia y la dejadez
frente a sus propósitos
lo mantienen con vida. (Desidia)
9
Te llamaré Nunca
Cuando el Acontecimiento
se dispuso a hablar, señaló:
ahora no me retengáis.
Tras su gesto se marchó
sin posibilidad de réplica,
sin compasión.
Alivio, sin palabras,
de los que sufrieron
el instante, silencio
tras el placer
de quienes lo gozaron.
Una objetiva carcajada,
aquí se resume todo. (Acontecimiento)
10
Te llamaré Nunca
La ceniza nos guarda
de los canes del tedio,
discreto sin lugar donde se reúnen
nuestras fechas, nuestros temores,
cada afán. La llama crepuscular
se abandona sin hacerse
eco de las miradas implacables,
se crece a polvo de muerte,
se vive con la esperanza
esparcida y desgajada.
La ventisca, la oscilación no visible,
desmiga la voz y los cuerpos.
El porvenir jamás ha sido,
volatilizamos a los dioses
de cartón indudable. (Cenizas)
11
Te llamaré Nunca
Al desconsuelo de una vela eléctrica
y unas estrellas que se lavaron las manos,
asumes el pasatiempo desechable
de la leyenda amorosa.
La noche es el absurdo donde apuras
la vocación redentora, clavas las rodillas
en el suelo y gimes: ¡bienaventuranza!
Como el que ignora las hemerotecas
en donde se recoge que dios
murió hace algún tiempo.
Tu insistencia en el ritual no tranquiliza,
no sales de hombre pobre,
irresoluble paradoja:
te presentas colmado de amor y gratitud,
mientras, te pudres piel adentro. (Ritual)
12
Te llamaré Nunca
Arrebatado,
se enterró en aquella melodía
con la confianza de tocarla.
Aquel tono de nostalgia mayor
sesgó sus venas.
Concluyó la actuación,
el desconcierto.
Sin aplausos.
*****
Despójate de las miserias
de la infinitud
y de su expansión generosa,
pon sobre el aséptico papel
todo aquello que creíste merecer.
Si no soportas las heridas
que proporcionan los desechos
de lo que aguardaste, piérdete
con ellos por el desagüe y deja
en paz el corazón propio y el ajeno.
(Miniaturas I)
13
Te llamaré Nunca
No salves el instante,
extiéndete por él.
Vamos, tiéntame,
no requieres de excusas
ni de altares para la alabanza,
no importa la torpeza
en el proceder.
Revela mi aroma intenso,
desentiérrate, despedaza la cáscara.
No hables,
no se puede asegurar
la provisionalidad de los contagios.
Adelante.
Siente, sintamos esta dichosa precariedad.
Curiosea la superficie
de esta metamorfosis,
lo más profundo que tenemos.
Dije tener y no,
esta balada no se asienta,
nos compone con un hálito perecedero,
14
Te llamaré Nunca
como una huella feliz y fugaz.
Cómeme.
Con el corazón en los dedos,
con tu lengua exiliada
en mis adentros.
Compartamos esta Babel intrusa,
no nos concibamos.
Daremos de baja nuestros nombres
y demoleremos cualquier agenda
de los propios anhelos.
¡Qué placer no depositarte
en las consecuencias de un reloj!
Venga, tiéntame,
el iustum pretium será el olvido. (Tiéntame)
15
Te llamaré Nunca
Después de un sueño la nada nos acoge
sin piedad.
*****
El insomnio les empuja a la súplica
y al desafío pero las constelaciones
son indiferentes a su búsqueda.
*****
Buscarte ha sido la forma
de no encontrarte.
*****
Aquél que nació y soñó con otra vida
acabó crucificado.
*****
No hay símbolo que se compadezca
de nosotros.
(Miniaturas II)
16
Te llamaré Nunca
Cada vez que eyacula
se extingue una civilización,
se neutraliza el calendario
de las promesas
y aparece abandonado
por la marea en una arena extraña.
Después de todo, abre los ojos,
no era un naufragio definitivo,
todavía queda otra oportunidad
para desvanecerse. (Superviviente)
17
Te llamaré Nunca
Pobre dios que no constas
o andas deambulando,
de sesión en sesión,
por los multicines de la existencia
en tu tiempo interminable,
y llevas las palomitas hechas
una ruina, de tanto llorar,
observador, voyeur impotente,
de todas las nimias películas
que componen nuestra vida.
Amen.
The End. (Espectador)
18
Te llamaré Nunca
No te preocupes por mí,
ya tendrás tiempo de concebirme
y abrazarme
cuando muerdas el polvo
como yo.
*****
Al final
entregamos el tiempo
y la revelación,
el rostro que no correspondía,
las odas inconclusas.
*****
Después de talar
todos los árboles de la voluntad
siempre queda la última
y más áspera de las voluntades.
(Miniaturas III)
19
Te llamaré Nunca
Ebriedad.
A veces el licor hace nostalgia
y nos deja el corazón hecho una sopa.
*****
Eco.
Continúa arañando el mármol,
la esperanza está intacta,
intacta, intacta…
****
La Razón y lo Real.
Cada uno por su lado y dios
en ninguna parte (o en el cine).
*****
Telegrama.
Estuvimos, nos amamos en ningún lugar,
imposible marcharse de aquí.
(Miniaturas IV)
20
Te llamaré Nunca
Por expreso deseo de la noche
y sus trastornos,
todo lo suscrito anteriormente
queda revocado.
La rosa, el aliento, la tumba dedicatoria.
El beso silenciado y el canjeable.
El vagabundo que miente en solitario.
El contable que no cree en sus rutinas.
El proyectista de proyectos inacabados.
La lluvia con aroma de mujer.
Las caderas nevadas por la ausencia.
La presencia o no y sus gusanos.
Las revoluciones conspiradas en la alcoba.
Las caricias del ángel exterminador.
La vida significativa
y el insignificante miedo de vivirla.
La identidad hecha pedazos
como principio creador.
21
Te llamaré Nunca
El llamarse algo inviable.
La religión del más allá y del más acá.
La buena y la mala conciencia.
El castigo a Dios o su invención.
Lo suscrito anteriormente
queda revocado
como última voluntad. (Voluntades)
22
Te llamaré Nunca
Para todas mis camisas soy un extranjero,
vine aquí para dejarme el corazón en tus paisajes,
para sacar un mar de los bolsillos,
pero no me di cuenta que tenías un océano
donde la duda era la muerte.
Vine a este lugar para amarte
y estabas cerrada por motivos personales.
Yo que sé, solamente me queda esta lengua
que desconozco, que besa piedras
como las bestias en una extraña sequía.
Me presenté en aquella playa,
hice un agujero en la arena donde cupieran
nuestros sueños, me introduje dentro y esperé
tu marea para ahogarme entre sus brazos.
Sobrevivió mi memoria
que guarda montañas de sal debajo de la cama.
El caso es que sólo quería bailar contigo
y hacernos estrellas con los labios,
todo se complicó
y ya no sé en que infierno preguntar por ti. (Mareas)
23
Te llamaré Nunca
La premonición de tu partida
se desveló en la alucinación,
bajo una supuesta ley inexorable
te retirabas junto a las galaxias,
en un crepúsculo anómalo
y frío de finales de agosto.
Viajé a las antípodas del Universo
pero la teoría resultó inexacta
(allí tampoco estabas).
Ahora, fuera de toda coordenada,
me queda un tibio suspiro, la morriña
de tu silencio imperfecto.
*****
Una garganta duda
en remontar
hasta la ignorancia de su afán,
hasta la pureza central
del abrazo inexistente.
(Miniaturas V)
24
Te llamaré Nunca
Adiós a aquellas noches
donde mi voz te ofrecía una tregua
y tus ojos se ponían en posición de soñar,
impregnándonos
de una calma amorosa, feliz.
*****
Padezco manchas de tristeza.
Estoy ebrio como nunca
y solo no sé muy bien porqué.
Hago gárgaras con el recuerdo,
te quiero hasta cuando mi alegría
no tiene qué ponerse.
Si llamaras…
(Miniaturas VI)
25
Te llamaré Nunca
Tú me despertabas,
daban las cuatro sobre tu almohada,
tenías que deshacerte
de tanto pavor incomprensible.
Ahora me aterra la señal imposible
de tu teléfono.
Tenemos algo en común:
la desaparición de una vida
que carece de sentido.
*****
Tú en los brazos de un cáncer
que te quema.
Yo calcinándome en la ausencia
de tus abrazos.
Tú, si quieres,
sigue el curso natural
de los acontecimientos.
Yo me he comprado una pistola.
(Miniaturas VII)
26
Te llamaré Nunca
Ya temía yo que esto
de concebir y entregar
la ternura,
en toda su pureza,
suponía no tocarte jamás,
nunca…
No alcanzo a ser místico,
cómo me revienta.
*****
Comencé a fumar
para cubrir los intervalos de la espera,
ahora sé que no espero nada,
sigo fumando, sigo muriendo,
y en esto tú no tienes nada que ver.
*****
Abrasarme en tus labios imposibles o morir
de hastío, al fin y al cabo vivir sin tocarte vida.
(Miniaturas VIII)
27
Te llamaré Nunca
Mi aridez natural
no hizo playa en tus colinas,
entre tu gruta carnal
y mi lengua excesiva
quedó un océano impenetrable.
Cómo olvidar el lecho
donde nunca yacieron
nuestras sombras,
la deserción del fulgor
y de la tez estremecida,
los bordes improbables
que nos sustrajeron
del común advenimiento.
Cómo evitar la visión,
el abandono en el éxtasis
sobre una melena
por siempre desconocida. (Extática)
28
Te llamaré Nunca
Con la eclosión de toda coordenada
y el obligatorio desahucio de la pasión,
me mantengo en la actitud mineral.
Fracasó la preocupación
y la vocación inquisitiva
del que quiso comprender.
Nacemos y morimos
en la opacidad del misterio.
*****
Incluso cuando el credo amoroso
anhelaba los abismos de la dicha
y la avidez auguraba un espacio
carnal común, sólo un cuerpo
yacía solo, sin traducción.
*****
Estábamos hechos de llama, no pudimos
tocarnos. Es trágica la despedida que no deja
unas manos, un rostro,
un olor en la añoranza.
(Miniaturas IX)
29
Te llamaré Nunca
Tras desembarcar en aquella playa
no había ningún soldado, ni lucha,
ni siquiera el cómplice tabernero
de la resistencia. El campanario
y aquel francotirador no existían.
Tú no paseabas en bicicleta,
nunca apareciste para cuidar
mi apuro y aquella alma sobre intrigas
de metralla, para darme cobijo
con tu impermeable, o tu tez rosada,
y borrar al traidor de mis zapatos.
Sin un cañón al cielo que abolir,
sin el milagro de tu fragancia íntima
sobre mi fatiga, el campo de heno
donde fundir las medallas pacíficas
de nuestra sangre no tuvo razón,
tampoco sentido. A este soldado
le ha llegado el final más indemne,
porque vino a la contienda con la única
ilusión de verte y ahora se halla
en la gloria de aquéllos que cayeron
sin reconocimiento. Ya no creo
que ocupemos un edén protector
sobre aquello que el viento ha deshojado,
tras el calor de todos nuestros sueños. (Desembarco)
30
Te llamaré Nunca
Mientras la voluntad se acogió
a la permanencia de la caricia
el tiempo consintió su extinción.
El nido lo hiciste junto a otro,
estas alas quedaron rotas, no hay retorno.
*****
La lubricidad reptó en la inconsciencia
de una forma soñada y una materia
que jamás compareció. Fue tanta
la irreverencia de adorarte
que la rectitud de mi silencio
será a partir de ahora tu corona.
*****
Si mi boca resucita en tu boca
y las salamandras de la seducción
envuelven de húmeda nostalgia
o de pálpito impaciente tu soñar,
no olvides que seré, por los siglos
de los siglos, la piedra de tu amor.
(Miniaturas X)
31
Te llamaré Nunca
Lo profundo y lo banal,
la expresión y lo inefable.
Todo lo enunciado,
¿tuvo algún sentido? ¿acaso fue?
*****
Efímeros y frágiles
contornos me desvelan,
emerge impalpable
esta sombra nuestra que nace
en la irreparable noche de tu elipsis.
*****
He cogido vez
en la combustión íntima
de mis pulmones:
nunca me tocará, no está,
nunca podrá alejarse,
en mis aristas el humo proyecta
el próximo y definitivo imposible.
(Miniaturas XI)
32
Te llamaré Nunca
Llorar para florecer
y luego marchitarse
junto a todos los nombres
que nos concibieron.
Devenir de amante
que siempre tuvo
su casa abandonada.
*****
Todos los amores cupieron
en un pasadizo lúgubre,
sin panorámicas hacia un mañana,
todas mis azucenas temporales
no pudieron ventilarse
con el talle incorregible
que alumbra
tu balcón o tus mercados.
Amontono este luto en la ebriedad
que se resiste a cambiar de color,
danza inamovible,
presunciones vanas.
(Miniaturas XII)
33
Te llamaré Nunca
No hacía falta casarse conmigo,
ni que me amaras hasta que la parca
nos llevara a su reino, o más allá.
Quizás no suponía tanto haberte
mostrado humana: con tu inspiración,
con tu transpiración, con tus traspiés
o tus aspiraciones, pues morirme
sin probar el sabor de tus molares,
o haber repasado con emoción
y paciencia cada una de tus vértebras,
es lo único que me aterra. Ese pánico
no me abandona ni en los burdeles,
ni en esos libros de teología
o en esas terapias para abordar
lo irremediable de la soledad.
Ya sé que el carro, las celebraciones
y cualquier resignación las empujas
con otro, ¿aunque tan raro es hacerme
familiar al tránsito de tus calles,
al plato de domingo que se sirve
en tu mesa o a la risa, sin culpa,
del niño que te devolvió a la vida? (Quizás)
34
Te llamaré Nunca
Abrázame, abrásame,
pero no me dejes
con este terrible noroeste
en los bolsillos.
*****
Me llevarás en el abismo
eterno de tu saliva.
Por fin el secreto tendrá su veredicto
en la quietud, en la voz desaparecida.
Lo que la palabra no unió
que el silencio lo haga inseparable.
*****
Creía que la decrepitud de la rosa
no vendría a nuestras sábanas,
que nuestra concupiscencia
era de unos dioses que gozaban
y jugaban por encima de todo mal.
Asumo que el país de nunca
mirarte es mi destino.
(Miniaturas XIII)
35
Te llamaré Nunca
El poema revelará el insomnio
sin que repose su danza en tus medias
de sábado. Nadie podrá sortear
los malos tragos de una madrugada
que no husmeó tus frascos de champú,
ni tuvo algún desliz sobre tu nuca.
Será de ensueño el cachorro de lluvia
que aullaba haciéndose una madeja
por tus curvas, un crucigrama de amor
sobre tu barbilla o entre tu escote
un lascivo y bello animal sin brújula.
Los intestinos quedarán perplejos
por la insalvable distancia. Las tazas
vírgenes por la invisibilidad
serán ahora conmoción, deleite
de anónimos lectores, mientras tú
y yo jamás desharemos los pétalos
y las sedas de nuestros edredones,
ni haremos la compra en el Carrefour.
Y nos arrojarán los calendarios
hacia las frías tundras del afecto. (Distancias)
36
Te llamaré Nunca
Llegó a la cita con barba de seis
mil años y un afecto glacial en el
rostro. Le reveló que el infierno
era lo no tocado, el cielo la caricia
transitoria y el resto un aburrimiento
que desbordaba sus pantalones.
¿Quién sería la próxima hembra
en el desfiladero de la esperanza?
Ella replicó: deja tus fantasmas
de la nostalgia, ponle un lienzo
de sueños a mi piel, trae la lluvia
e improvísame un río entre las bragas,
abandona por unos minutos la sequía
de tus labios, mientras me besas,
y tal vez así nos acoja el limbo,
el instante eterno de la ternura. (Imprevistos)
37
Te llamaré Nunca
El insondable anhelo recorría
minuciosamente las calles por si
algún tacón sonaba a ti o yacías
en los bares junto a una canción,
o pedían fuego tus medias desde
la mesa de al lado, o la camarera
nos sorprendía con la confesión
de haber besado en tu misma ciudad.
Quería confirmar que los trayectos
sin ti habían sido una estacional
ceguera curada por los desvelos
de tu blusa, por la luz de tu carne.
Ahora sé que aquel deseo sigue
recóndito e intacto, sin nosotros. (Anhelos)
38
Te llamaré Nunca
Cenicienta había zanjado el cuento
hacía algún tiempo, aunque aquel Príncipe
paseaba su inocencia de hotel
en hotel con el célebre zapato…
Aún vuelve a las sombras y se pregunta
dónde habrá metido ella el otro par
(curtido de lujuria en sus trastiendas,
entre la sacudida y los recelos
del escándalo). ¿Le desquiciará
la calabaza al regresar del sueño,
murió, finalmente, aquella princesa
y sus encajes de delirio? ¿Qué
pensará su marido o qué leyenda
ofrendará al crío que ahora acuna?
Mientras, él da brillo, con el betún
natural de su boca, a la nostalgia
de aquellos cueros, cumple con el vicio
más solitario junto a su fetiche. (Cenicienta)
39
Te llamaré Nunca
En el testamento parece claro
que el abismo espacial que no pudimos
abatir, ningún accidente futuro
lo podrá turbar. Me aparto de todo
lo que se creó bajo la voluntad
pero que únicamente descompuso
los lacrimales con el desconsuelo,
del envío postal con tus bordados
violetas que tentaban la vergüenza
(mejor callarnos). No dejo de amarte
(hasta en el infierno), lo que sucede
cielo es que estoy muerto, de risa estúpida
o de indigente cansancio, creció
sobre mi ventana tanta quimera
inabordable que al final me caí
en el llano impasible y concluyente
de este patio. Junto al gato sin firmes
convicciones que maullaba indolente
o de celo, desbordado por mis insólitos
himnos de tristeza, cuando el sofá
era un hostil domicilio sin ti
y tú andabas fuera de la mirada
felina y del revés de mi pijama. (Maullidos)
40
Te llamaré Nunca
Es esa sensación que ya no se pregunta
si vendrás, o si iré, pero que acompaña
mis farolas por las calles de la ebriedad
y la gratitud, hacia el hogar materno,
hasta esa chimenea ociosa que encendíamos
con los cantos de la piel para despojarnos
de los golpes y su desesperanza.
Es esa sensación que asciende a lomos
de un mediodía tranquilo y tararea,
más allá de un futuro sombrío
o redentor, el nacimiento de tu boca
sobre mis labios , la plenitud
con la que a veces nos seduce la vida.
Dicen que no existes, que tengo
que despojarme de estos sueños
para ser feliz, pero no comprenden que eres
la única que puebla mi cama, mis andenes,
mi aliento, que los proteges
del hastío, del mercurio en el rostro,
de las sombras de ser. (Debilidad)
41
Te llamaré Nunca
Qué hace viable la llama de mi piel
cuando fueron luz ciega nuestros rostros,
cuando el tallo y la flor no poseyeron
su rocío y sus espinas concretas,
cuando manadas de insaciables búfalos
no pastarán en nuestro dormitorio,
cuando nuestras pestañas no tendrán,
bajo el entusiasmo de tus mariñas,
su bendición. Qué hace entre mi saliva
la añoranza, con tanta intensidad,
poblando de antojos a medianoche
la región más inhóspita de mí. (Ardiendo)
42
Te llamaré Nunca
Dices que te marchas, estoy de acuerdo,
ojalá me destrozaras de verdad
el corazón, así sería libre
y me desbocaría con cualquiera
de vosotras sin los resentimientos,
sin las pasiones o la tentación
de haberme quedado en algún lugar,
en mi voluntad o en ti, por ejemplo.
Así, ni un símbolo me agarraría
al mundo, y tal vez respiraría
dedicándome a eso de vivir.
Con la pereza ante toda ambición
se liquidaría esta luna fúnebre
tan asidua desde que tú no estás. (Adioses)
43
Te llamaré Nunca
Toma buena nota en tu dietario:
¿Qué tal te viene tras hacer los baños?,
¿o entre la novela y el café vespertino
con el resto de mamás? Deja al niño
con la abuela o que aprenda la ceremonia
de ser hombre viendo la Champion League
con el papá y los amigos en el bar.
Pero no lo olvides, desata tus lazos,
despójate urgentemente de las sedas
y pon mi lengua a hacer espeleología.
Dile a tus ingles que me devuelvan al mundo
pues ando muriendo a cada rato
si no te como a caricias y se compone,
en los márgenes de tu agenda,
un archipiélago de felicidad. (Recaída)
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Te llamaré Nunca
Reproduzco en mis pentagramas diarios
la música de las esferas rotas.
La convulsión, la incógnita, lo efímero,
la apariencia eterna que no paró
sobre mi lengua: tu mueca, tu bálsamo,
la invasión de tus contornos felinos
o del aguacero íntimo y tonal
velado tras las hebras del pudor.
Éstos serán los adagios, las odas
al desencanto, la melancolía
inscrita sobre el desnudo cristal
por la llovizna. Ésta será la pausa,
al borde de la insumisión del signo,
donde tiene su ocaso la esperanza
y en el paladar se traza una voz
estéril, incapaz de congregar
a nuestras pieles: te llamaré Nunca. (Adagios)
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Te llamaré Nunca
No hablemos ya del reconocimiento
o de la malograda redención,
de las ciénagas del supuesto olvido
o de aquella intrigante facultad
de hacer memoria, no pongamos llanto
en las ventanas de lo irreparable,
o hundamos de vértigo cada arteria
sin detenerse en lo que fue o será.
Hagamos más natural lo vivido:
tus pechos nunca yacieron aquí. (Aceptación)
*****
Por sus ideales fueron verdugos
o cautivos de alguna voluntad,
lograron un galardón al humanismo
o su aliento cayó en un discreto
parque durante el resto de sus días.
Todos ellos buscaron transcender,
bajo el amparo de un horizonte
intocable como el de tu cintura
o el relieve inédito de tus labios. (Ideales)
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Te llamaré Nunca
Esta aridez no tiene remedio
muñeca, la hendidura que comienza
en mi pecho ha llegado hasta los Andes,
no hay quien la cosa: la soledad
de siempre, una nueva sed (distinta),
la novedad buscada en otras faldas…
Los orgasmos quizá sean muertes mínimas
aunque los míos se precipitaron
sin el dulce refugio de tu vientre,
sin tu indiscreción tras mi cremallera…
Y ahora con estos atropellados
epitafios no asoman tus pupilas
para salvarme, o para curarme
del dolor con el olvido de aquello
que jamás se contaron nuestras manos. (Incurable)
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Te llamaré Nunca
Llegará un día, antes de que el mundo
baje su telón sobre nuestros pasos,
donde se esfumen todos los prejuicios
puestos en tu sostén o en mis encías,
donde la habitación subterránea
y clandestina de nuestros afanes
venga como planeta acogedor
y un sol espléndido deje abatidas,
sin excepción, las mezquinas fronteras
que nos vieron como bestias de mal
mientras nos mojaba de bien el gozo.
Así es de inútil y perseverante
el inconsciente de mis madrugadas. (Inconsciencia)
48
Te llamaré Nunca
Estabas segura conmigo niña,
era como tu bala en la recámara,
la que siempre disparó tu alegría
mientras no podías imaginarla,
cuando las razones del universo
no te consolaban de tanto daño
imprevisto acechando tus adentros.
Era tu pólvora para la herida,
la justa envoltura contra el desánimo
que limpiaba tu lágrima o tu duda.
Ahora soy este proyectil vacío
que no sirve ni a su propia tristeza. (Consuelos)
*****
Sin cuerpo no hay delito, tampoco amor.
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Te llamaré Nunca
A veces nos conducen las deshoras
con una botella de ron que ahonda,
bajo la deliciosa conversación,
en todas las ocultas obsesiones
que nos parten las venas o las manos.
Fulminas mis amantes ideales,
mi severa insolvencia ante lo real,
confiesas tu zozobra o tu polémica
por ser miembro de honor en los aseos
de algún bar, o para no concebir
prematuros u hostiles tus reflejos
y otros cuerpos se apiaden, se desvivan
por la abundancia de tus entrañas,
te elijan prefiriendo tu ternura,
o tu inteligencia, a la superficie
que siempre es castigada por los años.
Y repasamos juntos un puntual
fracaso que parecía inmortal,
o ironizamos sobre la existencia
que brindamos incluso en el olvido. (Celebración)
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N O H A Y D E L I T O S I N C UN O H A Y D E L I T O S I N C UN O H A Y D E L I T O S I N C UN O H A Y D E L I T O S I N C U E R P O ,E R P O ,E R P O ,E R P O ,
T A M P O C O A M O RT A M P O C O A M O RT A M P O C O A M O RT A M P O C O A M O R