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El Derecho Concursal
La Junta de Acreedores
13/03/2014
Egilda Antonieta Pérez RodríguezC.I.Nº 18.877.915
SAIA/H
INTRODUCCION
Las relaciones de comercio siempre han estado unidas a las
sociedades desde el principio de la humanidad, y actualmente han
recorrido un largo camino para constituirse en una de las más importantes
instituciones del mundo actual.
Sobre este tema, el Derecho Romano contenía instituciones, tales
como la manus iniectio o la pigniris capio, tendente a dar satisfacción al
acreedor cuando un deudor resultaba insolvente. Estos procesos eran
iniciados y concluidos por un único acreedor a través de un sistema
procesal que podríamos considerar como ordinario.
Con ellos, apareció en Roma, más tardíamente, la missio in bona y
la bonorum distractio, como procedimiento en los que el deudor se ponía
de acuerdo con sus acreedores entregándoles todos los bienes de que
disponía para que se lo repartieran entre ellos.
Mientras que, en la baja Edad Media surgen procedimientos
judiciales aplicables a los mercaderes o a los comerciantes, basados en el
principio de la comunidad de pérdidas para dar satisfacción a los
acreedores de un comerciante, distinguiéndose la situación de aquellos
que tenían bienes suficiente pero carecían de liquidez, de los que no
habían tenido suerte en sus negocios, y de los que habían actuado con
temeridad o con mala fe y carecían de patrimonio para satisfacer sus
deudas.
Mientras que, hoy en día dentro del conjunto de normas legales
referidas a esta rama del Derecho, existen las relacionadas con las
atribuciones de derecho e imposición de deberes tanto para el deudor
como para sus acreedores, las cuales forman parte del Derecho
Sustantivo o Material.
Por otro lado, numerosas normas regulan el proceso de ejecución
colectiva indicando el camino a seguir para lograr la liquidación y
repartición del patrimonio, y dichas normas pertenecen al Derecho
Procesal o Formal. De tal forma que, una insolvencia del deudor se puede
tratar de Derecho Concursal y de Derecho Procesal Concursal, como
forma de solucionar los conflictos entre deudor y acreedor.
Se denomina junta o concurso de acreedores a la situación jurídica
que se origina cuando una persona física o jurídica se consigue en una
situación de insolvencia en la cual no puede hacer frente a la totalidad de
los pagos que adeuda. El concurso de acreedores abarca tanto las
situaciones de quiebra como las de suspensión de pagos o atrasos. En
nuestro país, el principio que rige la materia es el de la par conditio
creditorum, es decir, la condición de igualdad en que deben permanecer
los acreedores de la sociedad mercantil sometida al juicio de quiebra,
dicho principio se encuentra en su máxima expresión en el artículo 1468
del Código Civil, el cual establece lo siguiente:
“Los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores,
quienes tienen en ellos un derecho igual, si no hay causas legítimas de
preferencia”.
Del mencionado artículo se desprende lo referente al patrimonio
como prenda común de sus acreedores, y es así como en aras de lograr
la conservación, integridad y estabilidad del patrimonio del deudor y en
interés de sus acreedores, un Tribunal puede acordar todas aquellas
medidas de vigilancia que considere pertinente con el objeto de mantener
la igualdad entre los acreedores y la sociedad mercantil sometida al juicio
de quiebra. Siendo que el artículo 932 del Código de Comercio establece
como medida preventiva especial y típica del proceso concursal, la
ocupación judicial de los bienes del demandado. Por su parte, el Código
de Procedimiento Civil Venezolano recoge la institución del Concurso de
Acreedores como un procedimiento especial contencioso, dividiéndola en
dos: la Cesión de Bienes y el Concurso Necesario.
Por tanto, cuando el deudor se encuentra declarado judicialmente en
concurso, se procede a realizar un procedimiento concursal, en el cual se
examina si el deudor puede atender a parte de la deuda con su patrimonio
a las obligaciones de pago pendientes. También caben los acuerdos
colectivos entre el deudor y los acreedores con la finalidad de reducir o
aplazar el pago de algunas deudas, buscando la solución menos gravosa
para todos.
De esta manera, mediante el sistema de concurso, el ordenamiento
jurídico establece un sistema mediante el cual se procede a realizar el
reparto de bienes del deudor entre todos sus acreedores, en función de
prioridades y prelaciones de crédito que se establecen por ley. En tal
sentido, el Código de Comercio venezolano se ocupa extensamente de la
insolvencia en el libro tercero denominado “De los Atrasos y Quiebras”,
dedicándole desde el artículo 898 hasta el artículo 1081 inclusive.
En otras palabras, el concurso de acreedores es la figura a la que se
acoge el deudor, cuando no pueden pagar sus deudas. El concurso le
permite congelar el pago de los créditos. Un equipo externo evalúa si su
limitación financiera es pasajera o no, esto no supone la desaparición de
la empresa y permite su continuidad, a través de la venta ordenada de
activos., Por ejemplo la Cesión de Bienes.
Ahora bien, en el artículo 900 del Código de Comercio, explica que
la comisión de acreedores deberá estar conformada por tres de los
principales acreedores residentes, de los que figuren en el balance del
peticionario; estos deben ser convocados por prensa a una reunión al
octavo día y hora señalada, esta comisión es diferente a la que se nombra
con la sentencia que declara con lugar el beneficio de atraso. Asimismo,
esta comisión debe examinar todo lo relacionado al proceso que se
ventila; la solicitud con los recaudos, el patrimonio, las relaciones
económicas del deudor, para así informar en la reunión que se celebre al
tribunal y a los acreedores con antelación de que sea con lugar o no la
solicitud de atraso.
Mientras que, la comisión de acreedores que se designa con la
sentencia que declara procedente el beneficio de atraso, está destinada a
vigilar la administración y liquidación, así como informar sobre cuestiones
diferentes a la procedencia o improcedencia del beneficio.
Por su parte, en el artículo 902 C.c. La Asamblea de acreedores en
reunión prevista, junto con el síndico y la comisión de acreedores
establece el otorgamiento del beneficio de atraso. Asimismo, en la misma
reunión el artículo 901 C.c. indica que aquellos acreedores que se
encuentre en lugar distinto del tribunal de la causa, podrán ser
representados previa autorización, por sus respectivos apoderados o
agentes comisionistas o cualquier otro comerciante que preste caución
por alguno de ellos. En dicha reunión el síndico y luego la comisión de
acreedores, expondrán su opinión sobre la documentación acompañada
en la solicitud, sobre la verdad de cada uno de los créditos, la admisión o
negativa de la solicitud, el plazo que pueda acordase, las medidas de
conservación o liquidación y quienes deben componer una comisión de
consulta y vigilancia durante dicha liquidación. Establece la ley que el
solicitante del beneficio podrá intervenir en la reunión en todo aquello que
juzgue oportuno.
Por su parte, el ordinal quinto del artículo 937 del Código de
Comercio (C.c.), dispone que la decisión debe contener la orden de que
se convoque a los acreedores presente, para que concurran con los
documentos justificativos de sus créditos, para la primera junta general de
acreedores la cual debe llevarse a cabo a los quince días siguientes a la
publicación del fallo, luego de realizada las restantes órdenes contenidas
en los ordinales 6º, 7º y 8º del mencionado artículo, referida a la
convocatoria de los acreedores a juicio. Sin embargo, la tramitación
atenderá a la extensión, complejidad y circunstancias de cada caso, pero
el plazo para que se lleve a cabo la primera reunión de acreedores,
deberá obedecer a un término razonable Según lo establecido en el
artículo 1010 del C.c. que dice.
“Concluida la calificación de los créditos reclamados o acordadas la convocatoria para deliberar sobre convenio, en el caso del artículo 1008, el juez señalara día y hora con tal objeto, designando un corto plazo.
La fijación se publicará por edicto y por prensa, si fuere posible”.
De manera que, cabe destacar, que esta primera junta de
acreedores, tiene por objeto preparar el procedimiento de calificación y
graduación de los créditos, y entre las facultades de la junta pueden
mencionarse, exigir que la liquidación se realice por acreedores o a través
de sindicatura, por lo que en este punto deciden si ratifican o no al síndico
provisional. Al respecto señala el artículo 1.003 del C.c. que la junta
celebrada se levantará acta, la cual deberá identificar a cada acreedor, la
cantidad y la calidad del crédito que se reclama, y la admisión o
contradicción del crédito, expresando en el último caso, quienes lo
contradicen y los fundamentos de la contradicción, y finalmente será
fechada y suscrita por los que tomaron parte de la calificación, bien por el
deudor el juez o el secretario.
Con respecto, el artículo 1008 C.c. se refiere a que haya discusión
sobre la legitimidad de algunos créditos, por ejemplo, que estén o no
prescritos, que aparezcan sometidos a alguna condición suspensiva, que
el papel donde costa esté roto, entre otros. El juez tiene que decidir si en
estas circunstancias se debe proceder a la convocatoria de la junta de
acreedores con vista a un convenio.
No obstante, una vez que se sepa quienes son los acreedores del
fallido y por cuánto, es que se puede tratar sobre algún convenio para
preservar la continuidad de su negocio o para liquidarlo amistosamente.
Por tanto el convenio no puede intentarse al comienzo de la quiebra, hay
que esperar a que todo quede claro primero, pero el artículo 1009 C.c.
dice que el convenio puede celebrarse en cualquier estado de la quiebra
en el caso que haya unanimidad entre los acreedores. Una vez aprobado
el convenio obliga a todo los acreedores, incluso a aquellos que hayan
votado en contra. Los artículos 1009 al 1016 se dedican a estos puntos.
CONCLUSIÓN.
Como se ha señalado el concurso de acreedores se ha convertido
en un sistema de resolución de conflicto de índole económico una vez
producido una situación de insolvencia del deudor.
Considerando la importancia del concurso de acreedores, podemos
darnos cuenta que una vez que el deudor se encuentra en estado de
insolvencia, los acreedores de pleno derecho pueden exigir al deudor el
cumplimiento de su obligación, bien sea con el pago total de la deuda, y
en caso de quiebra la posible solución mediante su patrimonio, si así lo
considera el juez una vez introducida la solicitud a el tribunal competente
según sea el caso.
El deudor así como cuenta con derechos inherentes a el también
tiene obligaciones y la ley lo faculta al abandono voluntario a favor a sus
acreedores para la cesión de sus bienes desprendiéndose este no de la
propiedad como tal si no de la posesión de ellos, se basa en el mutuo
acuerdo entre las partes intervinientes en el proceso. Tomando en cuenta
que el tribunal esta facultado para la aplicación de medidas según los
efectos que se produzcan en el procedimiento concursal.
Finalmente este sistema busca la satisfacción de los acreedores, no
obstante, se trata de repartir un patrimonio insuficiente entre todos los
acreedores, y esto debe hacerse de acuerdo con determinadas regla de
que todos los acreedores deben recibir el mismo trato, salvo el que tenga
algún privilegio reconocido por la ley, en definitiva se produce una
comunidad de perdida.
BIBLIOGRAFÍA.
Burgos, J. (1985), La Quiebra en el Derecho Venezolano. Caracas:
Alva S.R.L.
Código de procedimiento civil y normas complementarias.
Eruditos Prácticos Legis 2003-2004.
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Couture, E. (1981), Fundamentos Del Derecho Procesal Civil
Sánchez, J. (2004), Comentarios a la legislación concursal, Volumen III, Editorial lex nova.