CAMBIOS

Los cambios pueden tomar lugar de forma tan gradual que tú no los notarías hasta que algo te ponga fuera de la rutina y los haga destacar. A veces cuando nos has visto a alguien por un largo tiempo, o cuando visitas un antiguo vecindario, pronto te das cuenta lo diferentes que son las cosas. Cuando te llegan los cambios, un día miras al espejo y en vez de simplemente ajustar tu ropa o peinarte, te miras a ti mismo. Barry, un chico de Texas de trece años nos dice:

“Un día cuando yo tenía unos nueve años, me eché un vistazo en el espejo de la sala mientras me preparaba para un juego de beisbol, vi a este niño grande, mascando chicle, vistiendo su uniforme de beisbol; y recuerdo que pensé: “Oye, ahora sí que soy un niño grande”. En ese instante me recuerdo sintiendo cómo había cambiado. Ya no era un pequeño, ya no más.”

Sólo pocos años después observas y notas que ya no eres ni siquiera un niño grande. Has dejado la infancia para dar paso a la adolescencia.Es entonces que los cambios comienzan tan rápido que es difícil no notarlos. Crece vello en donde nunca había estado. Los pechos se desarrollan; los músculos toman forma. La voz cambia. “Primicias” importantes toman lugar: primer beso, primera cita, primer trabajo, primeras libertades, primer sostén, primera eyaculación, primer periodo menstrual, primer amor. Por supuesto, esas cosas no ocurren a todos exactamente durante los ocho años que hay entre los doce y los veinte, pero ya sea que pasen antes o después, son pasos muy significativos. No hay ninguna guía que te enseñe donde, cuando o cómo actuar; tú sólo