Una locura de matanza innecesaria recorre el mundo.

Una locura de matanza innecesaria recorre el mundo.

Es la filosofía del aniquilamiento entronizado con el poder y con la

riqueza. Es el delirio del miedo arrastrándose a lo desconocido.

Es la filosofía del aniquilamiento entronizado con el poder y con la

riqueza. Es el delirio del miedo arrastrándose a lo desconocido.

R. Mella.

Un niño palestino...

recibió un balazo en la cabeza.

Un poco antes en el colegio...

él no se imaginaba lo que le iba a suceder.

¿Por qué?

Porque es un terrorista,

por eso.

Él tiene que saber que tirando piedras…

sólo conseguirá destrozar sus brazos.

Son unos terroristas y el mundo debe saber…

que frente a los niños, nosotros no disparamos.

Ni a la cabeza ni a la espalda.

En ninguna manifestación…

dispararemos.

Estos muchahos violentos sólo provocan su mal…

¿Cuántos más tendremos que matar?

La matanza es indefendible, así sea la sociedad, así sea el

individuo el ejecutor.

La matanza es indefendible, así sea la sociedad, así sea el

individuo el ejecutor.

R. Mella.

Los mataremos a todos. Barak dijo…

“Nosotros podemos derrotar definitivamente a un manojo de niños”.

Hey América, necesitamos más ayuda…

nuestras armas están anticuadas.

Nos enfrentamos con un grave peligro de jóvenes muchachos…

y sólo tenemos algunos tanques y pistolas.

Los mataremos mayores…

y los mataremos jóvenes.

De un disparo en la cabeza…

o en los pulmones.

Dispararemos a este niño…

y a estos dos.

Y si ellos siguen luchando…

¡Mataremos a éstos también!

Los hechos:

Más de 300 palestinos han sido asesinados

desde el comienzo de la Intifada.

Casi 100 de ellos menores de 15 años.

Miles están heridos en los hospitales.

Y allá en la lejanía, donde la muchedumbre rinde la vida sin

saber a qué ni por qué, repercute el rasguear de las

plumas belicosas que empuercan de sangre y cieno el papel en que escriben. La

sugestión convierte los borregos en lobos

Y allá en la lejanía, donde la muchedumbre rinde la vida sin

saber a qué ni por qué, repercute el rasguear de las

plumas belicosas que empuercan de sangre y cieno el papel en que escriben. La

sugestión convierte los borregos en lobos

R. Mella.

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Palestino