Post on 12-Jan-2016
description
Una Revolución en la Izquierda
para una
Revolución Democrática
Joaquín Villalobos
Octubre 1992
2
A la memoria de mi amigo, hermano y compañero de lucha, Rafael Antonio Arce Zablah, en ocasión de los 17 años de su caída en
combate.
Siempre recuerdo cuando insistía que la teoría política no debía convertirse en doctrina político-religiosa.
3
Introducción
Vivimos un momento de ruptura en la historia universal. Este momento comenzó hace más
de veinte años, cuando nacieron las corrientes revolucionarias que cuestionaron el
socialismo burocrático estatista y el liberalismo capitalista salvaje. La coincidencia entre la
primavera de Praga en Checoslovaquia y los acontecimientos de mayo del 68 en París, no
fueron casualidad, como tampoco fue casualidad la coincidencia en el inicio de la guerra de
El Salvador con la crisis de Polonia y que el día que se firmaba la paz en El Salvador,
terminaba su existencia la Unión Soviética. Se trata de dos hechos revolucionarios de
enorme trascendencia histórica. Se derrumbaba el socialismo estatista y era el principio del
fin del capitalismo pro-oligárquico, dependiente y anti-democrático de El Salvador que en
su última etapa adquirió formas muy sofisticadas. La bandera de la democracia pasa a
manos revolucionarias.
El FMLN es parte del proceso de gestación de un nuevo pensamiento revolucionario y
una nueva izquierda. Esta es una hora de prueba para los revolucionarios, es hora de
cambios, de romper dogmas, tabúes, ataduras teóricas y falsas premisas morales. Es
momento de avanzar equivocándose en los esfuerzos por construir un nuevo pensamiento,
en vez de hundirse en los viejos errores o quedarse paralizados por los miedos a
equivocarse. Es momento de propuestas para aprovechar el marco altamente positivo para
la revolución.
El FMLN, independientemente de su infancia dogmática, constituye la fuerza más
consecuentemente democrática y modernizadora de la sociedad salvadoreña y las simpatías
hacia él por parte de amplios sectores irán creciendo cada vez más.
El mayor problema a superar para el FMLN y la izquierda es su propia transformación
interna. El FMLN tiene como ventaja y como desventaja la complejidad de su composición
como partido revolucionario de nuevo tipo. La composición a partir de cinco estructuras
orgánicas diferenciadas, hacen que unidad y contradicción estén claramente dentro del
mismo cuerpo y proyecto político. La concertación le es inherente a su propia naturaleza y
la capacidad de concertación, negociación, dialogo y pacto son el arma política
fundamental en el futuro dentro de la sociedad civil.
La crítica contestataria extremista de izquierda y de derecha con todos sus absurdos no
tiene perspectiva en el nuevo debate y la nueva sociedad. Estamos frente a la oportunidad
histórica de acabar con el monopolio de la cultura y del poder económico. Una nueva
cultura de poder basada en la democracia real puede y debe nacer. La libertad de expresión
y la democracia política y de la propiedad para la verdadera libre competencia, deben ser
llevadas hasta las últimas consecuencias.
El FMLN debe ganar soltura y comodidad ética con el nuevo proyecto revolucionario.
Sin caer en el snobismo vergonzante de la crítica al pasado, hay que reconocer que así
4
como se hicieron méritos incomparables de lucha y creatividad, también, en otros
momentos, se hicieron planteamientos que pasaron el límite de lo absurdo a titulo de
ciencia histórica.
Desde Farabundo hasta nuestros días, la lucha de los revolucionarios estuvo movida por
una realidad dramática de injusticia social y opresión política y por lo mejor que tienen los
revolucionarios, su sentido de entrega plena y de sensibilidad ante la injusticia.
Si bien, el FMLN tiene una infancia dogmática como proyecto ideológico-político,
siempre tuvo madurez de valores morales que lo han mantenido buscando el camino para
hacer posible las ideas de una sociedad más justa. Con esa misma madurez debe, ahora,
debatir para encontrar el camino correcto de la más noble causa de la historia de El
Salvador. Esto implica aprender a debatir porque, en general, los revolucionarios o no
debaten porque callan para conspirar, sin decir abiertamente lo que piensan, o debaten con
sentido contestatario. No se trata de deliberar por deliberar o debatir por desahogarse y
protestar. Si así fuera, la democracia más perfecta tendría que ser el caos y la anarquía más
grande. El problema es debatir para construir, para pactar, para acordar y esto implica
proponer.
El aporte más importante del Chè, para los revolucionarios, fue haber movido a una
práctica consecuente a millares de jóvenes en todo el mundo. “Reaccionar frente a una
injusticia en cualquier parte y ser aventureros de los que exponen el pellejo para demostrar
sus verdades”, sigue teniendo validez. Sin utopía, sin ideales no puede haber lucha. La
lucha convierte los ideales en realidades sólo cuando se combina con la madurez y el
realismo, de lo contrario, sólo será expresión de problema y no fuerza transformadora y
ejecutora de los ideales.
5
I.
Socialismo
Democrático
Uno de los mayores problemas al plantearse la elaboración del programa y la interpretación
de los acuerdos, es la influencia que ejercen en el análisis los conceptos anteriores relativos
a revolución y socialismo. Esto ocurre aún y cuando no sean tales conceptos los referentes
ideológicos que se buscan.
Hay, en general, inercia a que se evalúe lo alcanzado en la negociación, así como la
propuesta de programa de la Revolución Democrática tomando como referentes los
conceptos anteriores. Obviamente, que bajo esos conceptos los resultados de la negociación
y el programa mismo resultan devaluados.
Se plantea, por ejemplo, que los acuerdos son una victoria parcial y que no son
revolución; conclusión que se deriva de tomar como referente el patrón de victoria total:
tomar el gobierno por asalto, desplazar a la burguesía del poder y cambiar todo el sistema.
La política de principios y la defensa de intereses, queramos o no, también aparece
vinculada a los viejos conceptos y referentes. Esto lleva a pensar, equivocadamente, que
hablar de mercado, de oposición y de pactos con la empresa privada son riesgos que afectan
o pueden desviar nuestro proyecto histórico.
Para determinar la profundidad y el alcance, tanto del programa como de los acuerdos,
debemos definir con claridad nuestro propósito general. No basta decir que queremos un
socialismo distinto al que se derrumbó. Recordemos que la lógica que prevaleció durante la
guerra fría fue la división del mundo en dos bloques; capitalismo y socialismo.
Conforme a este criterio, cualquier otro modelo que no se atuviera a los patrones del
socialismo de Europa del Este (socialismo real), no fue considerado como socialismo. Para
que un modelo fuera considerado como tal, había que eliminar la propiedad privada,
mantener el poder de forma permanente a partir de un estado centralizado y sin oposición
política alguna.
No se considero socialismo a la Revolución Popular Sandinista, ni a los cambios
operados en países europeos con sucesivos gobiernos socialdemócratas. Tampoco se
consideró socialismo los fenómenos revolucionarios de países africanos y árabes, a pesar
que estos últimos son formaciones económico-sociales más complejas que las occidentales.
Cualquier modelo que no se enmarcaba en los moldes del socialismo real era o es
calificado de reformismo o capitalismo modernizado.
Ahora que el socialismo real colapsó, se corre el riesgo de preservar una inercia
dogmática en la evaluación de nuestros logros y programas y que, por lo tanto, vivamos en
una ansiedad sin rumbo. Ésta claro lo que no debe hacerse. Sin embargo, los viejos
6
conceptos siguen presentes como un referente fantasma para lo que queremos construir, lo
que lleva a confundir capitalismo con mercado y democracia con hegemonía burguesa. De
esta confusión surgen falsos temores.
Quedarse únicamente en el rechazo de lo que se derrumbó, no tiene ningún sentido. Es
necesario definir lo nuevo. Si bien la meta debe ser siempre una utopia, ésta debe ser
claramente definida, razonable y lógica. De lo contrario, seria una lucha sin rumbo.
Similar situación se plantea con relación al rechazo a asumir posiciones institucionales
de poder porque se supone que éstas corrompen. Preocupación que es lógica. Sin embargo,
es un error rechazar tales posiciones porque a partir de ellas se puede y debe hacer justicia.
Mantener el rechazo a las posiciones institucionales de poder es asentar dos tesis:
primero, que nuestra única forma de luchar es mediante la desestabilización y la ruptura
del orden legal, aunque nosotros hayamos contribuido a construir ese orden. Segundo, que
la única forma de poder válido es el poder total, porque es supuestamente puro. Asumir
estas tesis nos vuelve contestatarios o totalitarios excluyentes.
Al ideal del socialismo se integran sin contraposición y como inherentes a éste, los
conceptos de democracia y mercado. La convivencia y competencia con otros sectores
políticos es fundamental para desarrollar y fortalecer la fuerza que conduce al proceso. Sin
oposición seria, en última instancia, siempre débil. A su vez, el mercado es el terreno donde
se pone a prueba la competitividad de la propiedad social que no puede ni debe depender
del Estado.
Estos conceptos, mercado y democracia, son el alma del debate entre los
revolucionarios. Son el punto donde se deslindan las nuevas posiciones. La propiedad
social no puede ser eficiente, ni desarrollar la sociedad, ni llevar bienestar y riqueza a los
trabajadores si no entra al mercado. Sin mercado, la propiedad social puede hacer justicia
temporal, pero no conduce al desarrollo ni genera riqueza.
La propiedad social al no entrar al mercado, a la larga se vuelve injusta. (El caso de los
países socialistas fue dramático). La defensa de los intereses de los trabajadores, la
posibilidad de que éstos puedan aliarse con otros sectores así como el fortalecimiento de su
proyecto histórico, reside en que la propiedad social sea competitiva y mantenga un juego
democrático en la economía a partir del mercado.
El mercado no es contradictorio con el socialismo. Su supresión es antidialèctica.
Suprimirlo es llevar a la sociedad al atraso. En un sistema sin mercado, los precios de los
bienes son decididos burocráticamente y se genera un paternalismo que deforma el poder
de la fuerza de trabajo. Esto redunda en aberraciones económicas que a la larga producen
miseria. (Ej.: en la desaparecida URSS, el pan era más barato que el trigo, de modo que los
cerdos eran alimentados con pan).
El mercado es anterior al capitalismo y es un componente de progreso de la civilización,
prácticamente una de sus primeras expresiones hace miles de años. Por otro lado, es
inherente al ser humano. Dejando de lado la alineación del consumismo, no se puede decir
7
que al ser humano le agrade vivir sujeto a un régimen de distribución de bienes en el que su
voluntad de escoger y de comprar y vender no entre en juego.
El socialismo real llevó la negación del mercado al absurdo, regresando sus economías
al trueque. Queriendo evitar el enriquecimiento, creó mecanismos burocráticos ineficientes
para la distribución de mercancías. Este sistema impactó directamente en la calidad de los
productos y por lo tanto, en el desarrollo de las fuerzas productivas, siendo en este aspecto,
superado enormemente por las economías de mercado. En la actualidad se ha confundido
mercado con capitalismo y estatismo con socialismo.
Fueron las injusticias y la anarquía del sistema capitalista, lo que llevó a pensar que su
antítesis era la negación del mercado y la estatización.
En el caso de El Salvador, con la creatividad y laboriosidad de los trabajadores
salvadoreños y con el enorme desarrollo del sector informal, lo que está establecido es una
lucha democrática, en el contexto del mercado, entre gran capital monopolizador y los
pequeños productores y trabajadores asociados.
No se puede hacer justicia social por decreto o por decisiones voluntaristas, sino
respetando las leyes del desarrollo histórico social. Lo que procede es la democratización
de la economía haciendo que los sectores populares participen en los mecanismos de
regulación del mercado.
El capitalismo salvaje idolatra al mercado y lo coloca por encima de todo. Niega la
justicia social o la deja reducida a simple caridad. El socialismo real, en un intento de hacer
justicia social, negó el mercado de manera absoluta, lo cual hizo retroceder las sociedades a
primitivas economías de trueque.
En igual sentido, la democracia política, las elecciones, el parlamento son los campos de
acción para mejorar las posiciones de poder en el gobierno y fortalecer la sociedad civil.
Sociedad civil que debe regirse por el consenso y no por coerción como lo hace un sistema
estatista. La democracia no es una categoría inferior al socialismo, como indirectamente se
plantea en la consigna por la democracia y el socialismo. No puede haber lo uno sin lo otro.
Socialismo autoritario es opresión y atraso. Democracia capitalista es miseria para las
mayorías y opulencia para pocos, por lo tanto, no es democracia real. Ser socialista es ser
profundamente democrático, ser democrático es ser profundamente socialista.
No confundir Poder con Gobierno
_________________________________________________
Es fundamental tener componentes estructurales permanentes de poder en el seno de la
sociedad civil. Tener esos componentes le da fuerza y sentido a la obtención de poder
institucional del Estado. No hay que confundir, sin embargo, poder con gobierno. Es
importante el poder del Estado si se tiene poder real en el seno de la sociedad. De lo
contrario, el poder del Estado no tiene mayor valor, o bien se vuelve indispensable la
8
permanencia en el gobierno y por consecuencia, se impone la dictadura como única forma
de poder.
Si no se consolidan los componentes de poder en los planos ideológicos, políticos y
económicos, no queda otro camino que la conversión en grupos de presión. La lucha de los
grupos de presión sirve para que los grupos de poder hagan cambios a su conveniencia.
En los 11 años de guerra hemos sido un poderoso factor de presión que provocó
cambios. Los acuerdos nos han colocado en una nueva situación, ahora como grupo de
poder en perspectiva, que en el marco de la democracia política y económica está sujeta a
riesgos. El riesgo es inherente a las características democráticas del cambio revolucionario.
No correr el riesgo de aceptar formas institucionales de poder civiles o privadas, implicaría
quedar como grupo de presión aparentemente más puro, pero sin perspectiva de poder real
para resolver el problema de las grandes mayorías.
Lo que no podemos hacer es arriesgar ingenuamente las posiciones estructurales de
poder ganadas en la negociación, ni permitir que se soslayen los cambios que harán
verdaderamente independiente y neutral al poder del Estado. Son estos elementos los que
permitirán construir la nueva fuerza que disputará la hegemonía a la oligarquía.
Debemos tener claro que los sectores más retrógrados de la oligarquía persistirán en la
idea de destruir al FMLN y al resto de la oposición democrática. En última instancia, la
oligarquía sólo puede aceptar a la oposición democrática como factor de presión
coyuntural, pero no como grupo de poder permanente que le dispute la hegemonía.
El factor de riesgo es un concepto clave para el socialismo democrático, porque es la
garantía de la oposición permanente. El debate político, la crítica y la plena libertad de
expresión, rompen las ideas rígidas y el dogmatismo de cualquier grupo. Hay en realidad,
un mercado político que asegura la calidad de las fuerzas conductoras del proceso.
La democracia y el mercado colocan al socialismo en el terreno de la democracia
política y económica y por lo tanto, en el riesgo de avanzar o retroceder. El riesgo es lo que
obliga a las fuerzas conductoras a luchar permanentemente por ganarse el apoyo del
pueblo.
Debemos concluir entonces, que el socialismo real tuvo ciertamente aspectos positivos:
la creación de un nuevo equilibrio mundial y la solidaridad con el tercer mundo. Por lo
demás, el llamado socialismo real fue una deformación contestataria de las ideas socialistas
que surgió en oposición al capitalismo salvaje, al fascismo, al colonialismo europeo y
norteamericano y a las dictaduras clásicas basadas en regimenes semifeudales.
Si bien subsisten políticas imperialistas bajo formas más sofisticadas de dominación, la
situación está objetivamente modificada. Incluso, hay quienes a raíz del derrumbe del
socialismo real temen un nuevo repunte del fascismo en Europa en medio de una realidad
compleja.
9
Una Revolución en el camino al
Socialismo Democrático
______________________________________________
Es necesario renovar conceptos y referentes. Para el caso, los resultados de la
negociación son un cambio de carácter excepcional: se reformó la Constitución; se
establecieron formas institucionales de participación en el gobierno para la transición,
formas que obligan al consenso; se logró que el proceso fuera auditado por la ONU, están
en proceso de disolución los Cuerpos de Seguridad; surgirán nuevas instituciones como la
Policía Nacional Civil, la Procuraduría de Derechos Humanos y otras; se están legalizando
los nuevos medios de comunicación y se obtendrá un paquete de beneficios en el plan de
reconstrucción, etc. Habría que preguntarse si todo esto se habría logrado ganando unas
elecciones.
Es claro que los acuerdos de la negociación marcan el inicio de la revolución
democrática. Constituyen cambios excepcionales y dramáticos que abren las condiciones a
una nueva correlación de fuerzas. De no ser cierto esto, significa que la revolución está
pendiente, que falta un nuevo momento de cambios bruscos, excepcionales y dramáticos
que rompan el orden establecido. Pensar de esa última manera, establece que la nueva
legalidad lograda en base a los acuerdos debe ser rota y que por lo tanto, hay que preparase
para una nueva confrontación.
Por lo único que podría regresarse a la confrontación y la guerra es el incumplimiento de
los acuerdos por parte del gobierno y la Fuerza Armada. La lucha hoy, es porque se
cumplan los acuerdos y esto implica defenderlos hasta las últimas consecuencias. Pero los
cambios que faltan, si bien son transformaciones revolucionarias, se lograrán gradualmente
por la vía cívica y utilizando los mecanismos creados en los acuerdos mismos.
Hemos alterado las reglas del juego político y el papel del Estado a favor de una
democracia real. Es esto, lo que posibilita que llegar a tener el gobierno en unas elecciones
sea un verdadero avance revolucionario.
En este contexto, el programa de la Revolución Democrática no es una simple reforma
del sistema capitalista. Desde el momento que el papel del Estado y la Fuerza Armada se
asienten en un sistema democrático y al fortalecer al mismo tiempo la propiedad social,
estamos avanzando al socialismo democrático a partir de una revolución.
Hemos abierto una perspectiva real de predominio de la sociedad civil. Esta es la base
de una revolución que acabará con la hegemonía y el monopolio del poder oligárquico, lo
que dará como resultado la configuración de un bloque de poder más amplio y pluralista.
Debemos corregir la idea de que el socialismo es la eliminación de la propiedad privada,
del mercado, de la oposición, etc. La meta del Socialismo Democrático es que se fortalezca
y se vuelva mayoritaria la propiedad privada social de los trabajadores; dentro de un marco
político y económico que asegure la eficiencia y que permita que el sistema se amplíe y
consolide, porque la mayoría lo desea y no porque el Estado lo impone.
10
En este marco es correcto asegurar que el enriquecimiento es lícito y contribuye al
progreso. Incluso es correcto afirmar que dentro de las fuerzas que luchan por el Socialismo
Democrático y en las mismas filas revolucionarias haya sectores con poder económico. El
requisito es querer acabar con la injusticia social y la pobreza por la vía de un sistema que
resuelva este problema de manera estructural, sin acabar con el derecho de acumulación de
riqueza individual.
Estos cambios en el pensamiento revolucionario, implican el rescate de valores que
erradamente fueron dejados de lado por los revolucionarios: familia, propiedad, nación,
religión, libertad individual, respeto a la naturaleza, democracia, etc.
Estos valores en nuestro país fueron deformados; a nombre de Dios se asesino a
arzobispos, sacerdotes y monjas. A nombre de la democracia se hicieron fraudes
electorales, se negó la libertad de expresión y organización. A nombre de la libertad
individual se violaron todos los derechos humanos. A nombre del derecho de propiedad y la
libre iniciativa se crearon monopolios, factor que impide la real competencia económica,
que bloquea el crédito y el acceso a la propiedad y la riqueza a otros sectores. A nombre de
la familia se explota y corrompe a los hijos de los más pobres y no se reconoce el valor real
del trabajo de la mujer.
Estamos frente a un sistema que en virtud de los intereses de los grupos poderosos y de
la ley de la máxime ganancia, destruye la naturaleza; crea anarquía ecológica que puede
terminar con nosotros mismos. La justicia aparece en contraposición al mercado. Un
sistema que no le importa generar miseria para producir riqueza y que no entiende de
solidaridad entre los hombres.
Es falso que la democracia y la libertad de expresión hayan sido llevadas
verdaderamente a la práctica. Existe el monopolio de los medios de comunicación y debe
terminar para que haya una auténtica libertad de expresión. Hemos vivido, en el país, una
dictadura sostén de un capitalismo salvaje, oligárquico y dependiente que no sabe nada de
democracia, ni de libertad.
Sin embargo, negar o rechazar de manera absoluta todo lo que el capitalismo hace o
pregona, seria un error histórico y no daría pie a la democracia ni en lo económico, ni en lo
político. No pueden existir modelos puros ni los conceptos deben entenderse de manera
absoluta.
11
II.
Un nuevo
Concepto de Poder
El Bloque de Poder Emergente
__________________________________________
La guerra obligó al FMLN a crear un aparato muy complejo, que superó al concepto de
partido político en el entendido de lo que éste debe significar en el momento actual para la
lucha política.
Durante el desarrollo de la guerra decíamos que se había generado un doble poder. La
única manera de explicarse la prolongación, dimensión y complejidad del conflicto es a
partir de un fenómeno de doble poder. La negociación misma fue una expresión clara de
doble poder.
El FMLN nace en 1970, a partir de organizaciones contestatarias de carácter político y
militar que luchan contra la dictadura en las ciudades, se fortalecen como fuerza social
urbana y mayoritariamente rural y a partir de esta última generan un ejército guerrillero,
controlan territorios, asumen la conducción de contingentes sociales, despliegan una
política internacional en los principales centros políticos del mundo, generan una gran
cantidad de instituciones ligadas a su base social, fortalecen gremios populares, montan
proyectos económicos sociales, desarrollan una batalla en el orden de la comunicación de
masas a través de medios alternativos, etc.
Concluida la guerra se vuelve evidente una realidad de poder emergente en lo social,
económico, político e ideológico que abarca a toda la oposición y en el cual el FMLN es
parte importante y se presenta como un fenómeno que supera el concepto de Partido
Político, ya que su estructura abarca al partido político como tal, a un contingente de
nuevos productores, su participación en la nueva policía y su expresión como fenómeno
histórico-cultural; debido a que la guerra, que recién termina, constituye el fenómeno social
más importante de toda la historia de El Salvador, por el tiempo y la dimensión cuantitativa
y cualitativa del conflicto y por los cambios que ha significado.
La única forma de aplicar el concepto de Partido al fenómeno global del FMLN, seria
que éste asumiera en el período de la post-guerra la concepción de partido centralizador y
propietario que conoció el socialismo estatista y la concepción tradicional de la izquierda.
El fenómeno de doble poder, no es de división de la nación. De lo que se trata es que
está emergiendo un nuevo equilibrio de fuerzas en todas las instancia de la sociedad y este
equilibrio de fuerzas es la base del actual proceso de democratización y modernización, y
por lo tanto, de la revolución democrática.
12
Por años, El Salvador estuvo monopolizado en todas las instancias de poder de la
sociedad, el Estado, la economía y por ende, en el plano ideológico. La forma fundamental
de dominación ha sido la coerción, la dictadura y el monopolio del poder económico.
En los últimos 12 años se fueron produciendo cambios, resultado de la presión social y
la guerra y hoy nos encontramos frente a una sociedad civil más desarrollada, con cambios
en la tenencia de la tierra y en la economía del país y con la perspectiva de un Estado
verdaderamente democrático a partir de los acuerdos de Chapultepec.
Estos cambios explican la complejidad de la estructura del FMLN, de la oposición y de
todas las instituciones surgidas en la lucha que forman parte de la sociedad civil.
Está planteada la democratización del Estado y el surgimiento de un nuevo bloque de
poder, que estará en condiciones de iniciar la disputa de la hegemonía al bloque oligárquico
tradicional, de mentalidad muy atrasada y que en el pasado ha contado con el apoyo del
ejército y los Estados Unidos. Es previsible una pugna entre democracia real basada en un
nuevo equilibrio de poder y democracia restringida basada en un reacomodo del mismo
bloque hegemónico de la oligarquía tradicional.
Para el FMLN la nueva situación representa una crisis de transición de presente incierto
y futuro positivo, que le viene creando dificultades para atender la compleja estructura
orgánica que le dejó la correlación final del conflicto y los acuerdos. El futuro de la
izquierda depende del acierto con que resuelva los acomodos ideológicos y políticos de la
transición.
Los problemas más comunes son el paralelismo existente entre las antiguas estructuras
de cuadros de las diferentes áreas y lo que algunos llaman nuevo Partido; la
democratización y la autonomía de gremios, el papel y la autonomía de instituciones que
fueron creadas, fortalecidas o apoyadas para diversas tareas durante la guerra, el futuro del
actual contingente de jefes militares, combatientes y de la base social militante de las zonas
conflictivas; el papel presente y futuro de la dirección histórica, la situación en que
quedarán los militantes que se integren a la nueva Policía Civil, etc. Todo esto se enmarca
en el reto de ser capaces de una nueva elaboración teórico-ideológica, que convierta a la
izquierda en alternativa real de poder y la saque de ser sólo factor contestatario de presión.
Esta problemática tiene múltiples manifestaciones, tales como, contradicciones entre
distintas áreas de trabajo, inseguridades de militantes y desconfianzas por no ver ni
entender el rumbo del proceso a partir de visiones parciales de sus áreas, impotencia al no
poder conducir todas las áreas de manera centralizada, por ser cada una de ellas de una alta
complejidad y requerir esfuerzos concentrados autónomos.
Esta problemática también se expresa en demandas de reestructuración, autonomía,
democratización interna. Terceros también detectan y se plantean interrogantes sobre como
va a resolverse esta situación en el FMLN, si piensa ser un Partido propietario centralizador
y controlador (una especie de mini estado) o si será capaz de reestructurarse y elaborar un
planteamiento programático atractivo para mover nuevos sectores, si será capaz de
construir una fuerza política que supere las características de los partidos tradicionales de
13
izquierda, si va a ganar o perder la batalla ideológico de post-guerra y que papel jugaran sus
bases en la esfera de poder económico.
Las izquierdas tradicionalmente ubican alrededor del Partido todo el problema del
poder, porque alrededor de la autoridad de éste, hacen girar toda decisión sobre cualquier
instancia y sólo conocen conceptos orgánicos o dogmático-ideológicos para la cohesión de
las fuerzas. Esto lleva a confundir poder con partido y poder con gobierno.
Aún cuando hay grandes cambios en el programa, hay inercia en este enfoque y se
requieren cambios conceptuales y de mentalidad, que permitan aprovechar de manera
óptima la correlación que ha dejado la guerra en todas las instancias de poder, para bien de
la revolución democrática en nuestro país.
El primer punto a tener en cuenta, es que no se puede continuar aplicando el concepto de
Partido centralizador. Si continuamos aplicando esa concepción, será contradictorio con el
actual proceso de expansión y desarrollo del FMLN como Partido Político que requiere
nuevas estructura, militantes, dirigentes, sectores y criterios de organización y también será
contradictorio con la fuerza propia que deben adquirir las instancias de poder económico e
ideológico de la sociedad civil. El problema surge, cuando se vincula orgánica y
verticalmente al FMLN como partido con las áreas económicas, con los excombatientes
convertidos en nuevos productores, con las instituciones, gremios, medios de comunicación
etc., que en realidad no son exactamente Partido sino componentes del nuevo bloque de
poder y de la sociedad civil que estuvieron ligados coyunturalmente al FMLN por la guerra.
La actual estructura que el FMLN llama partido y su cuerpo de dirección histórica
superan al concepto de partido político, es en realidad, una parte del bloque de poder
emergente. El actual trabajo de organización partidaria territorial constituye uno de los
componentes de ese bloque de poder.
El FMLN como partido político debe surgir de un proceso que involucre nuevos actores
y nuevas bases a partir de su programa, para constituirse en el representante político para la
lucha en los planos electorales y políticos de los sectores medios y populares. El partido
debe ser el cohesionador ideológico programático, pero no el centralizador de toda decisión
de instancias que ahora deben cobrar su propio perfil como componentes de la sociedad
civil.
Este concepto permite renovar y dinamizar plenamente la construcción del instrumento
político, al posibilitar la participación en la base y la dirección de un nuevo contingente de
militantes de todos los sectores sociales que supere la concepción estrecha y tradicional de
lo popular, ampliándolo a los sectores medios e incluso a grandes empresarios y militares
que están por cambios democráticos y justicia social. La experiencia y la capacidad, son
ventaja política, la antigüedad no debe ser un privilegio. Por otro lado, debe evitarse que el
FMLN, como partido político se limite a su cuerpo y base histórica, la clave está en su
crecimiento y en no estrechar su representatividad.
El asunto a resolver con todas la instancias con que el FMLN tiene relación, es la
superación del concepto orgánico de conducción para establecer la cohesión por vía
14
ideológica, asegurando en este período el máxima de desarrollo de un pensamiento político
que fortalezca las nuevas instituciones de la sociedad civil, del sistema económico y del
Estado democrático.
Por todas estas razones, el problema a resolver no es la hegemonía orgánica del partido,
sino la hegemonía de un pensamiento y una cultura democrática que garantice la
construcción del sistema político y económico en el que actuarán todas las fuerzas políticas
y sociales. Es fundamental entonces, un nuevo equilibrio de fuerzas en todos los órdenes y
la superación de la hegemonía del bloque de poder oligárquico tradicional militarista que en
la actual coyuntura buscará reacomodarse. Cada espacio que encuentre vacío lo tratará de
llenar y buscará que sus opositores queden reducidos a grupos de presión.
Vamos a movernos entre democracia restringida pro-oligárquica y modernización y
democratización real del país, a partir de un amplio concurso de fuerzas que incluye a un
importante sector modernizante de la empresa privada y las fuerzas armadas. No puede la
izquierda y el FMLN pretender ser “vanguardia única” del proceso democrático.
La Revolución Democrática:
Una Revolución de la Sociedad Civil
__________________________________
Nuestro concepto de revolución y socialismo democrático parte de tres elementos
básicos: la hegemonía de la sociedad civil, la lucha por la neutralidad del Estado como
expresión verdadera de su democratización y la búsqueda de la hegemonía de la propiedad
social privada en el marco de una economía de mercado.
Esto conlleva tareas que van más allá de la lucha por el poder del Estado, que ha sido lo
tradicional en las izquierdas. Es a partir de esto, que los acuerdos adquieren carácter
revolucionario, aun cuando no se haya cambiado el gobierno. Hay en realidad una apuesta a
elementos estructurales permanentes de poder en los planos económicos, ideológicos,
políticos y sociales que modifican la correlación de fuerzas en una proyección de más largo
plazo.
Si el FMLN y la izquierda no logran entender esto, aun cuando se viera favorecido
electoralmente, el poder del Estado sólo serviría para desgastarlo y destruirlo como una
alternativa de poder más permanente. Ganar el gobierno es importante, siempre y cuando se
tenga claridad de que será en función de un proyecto de poder permanente que no depende
del Estado. Cualquier estrategia que centre el problema del poder, en tener el Estado de
forma permanente, derivará en desgaste o en totalitarismo. No debe entenderse esto como
una negación a la lucha por ganar el gobierno democráticamente y sostenerlo
democráticamente, esto es inherente a los partidos políticos. Si estos no aspiran ni luchan
democráticamente por el gobierno tenderían a desgastarse y desaparecer. La reflexión
planteada es relativa a un concepto más global de poder que determina incluso la capacidad
de ser una fuerza electoral permanente. Partidos de izquierda democrática en América
Latina han ganado elecciones, gobernado y casi desaparecidos posteriormente, fruto del
15
desgaste y de la ausencia de un piso sólido de poder que no dependa de tener o no tener el
gobierno.
Cabe recordar dos cosas: apostar a reducir poder al Estado buscando democratizarlo y
empujarlo a la neutralidad, es congruente con la utopía de su abolición; fortalecer la
propiedad social sin que ésta dependa del Estado ni el colectivismo forzado, sino de las
exigencias del mercado, es trasladar de manera segura y directa la propiedad de los medios
de producción a manos de los trabajadores. ¿A caso no es esto socialismo?
La hegemonía de la sociedad civil implica reducir el peso del poder del Estado,
desmilitarizar la sociedad, fortalecer el poder del parlamento y dar poder a la opinión
pública, a la prensa y a todos los gremios y organizaciones de la más amplia diversidad
político-social-cultural y académica que se han desarrollado. La cultura del debate
democrático y la tolerancia entre la diversidad de posiciones, es la base del consenso y éste
debe llegar a convertirse en el mecanismo principal para producir decisiones.
La coerción debe perder fuerza y el Estado debe regirse por el consenso que construye
permanentemente la sociedad civil. Todo concepto de dictadura, directo o indirecto, para
imponer soluciones a los problemas de justicia social, es en las nuevas condiciones,
esencialmente antirrevolucionario y niega la lógica del proceso histórico. La nueva utopía
es construir un escenario en el que gobierne la razón y no la fuerza. En ese escenario, quien
tenga los mejores juicios, argumentos y el respaldo democrático de la mayoría, tendría la
posibilidad de enrumbar la sociedad sin imposición.
La democratización del Estado, es otro pilar básico de la revolución y se expresa
fundamentalmente en lograr la neutralidad de su poder coercitivo, estableciendo
mecanismos que permitan a la sociedad civil, intervenir con poder de decisión en los
problemas de la defensa nacional y la seguridad pública para asegurar su democratización y
la nueva mentalidad, evitando la unilateralidad y consolidando la nueva concepción y
doctrina.
Igual implicación tienen estos cambios para el sistema judicial y electoral que deben
garantizar su independencia y neutralidad. En síntesis, se trata de salirse de la polarización
Estado burgués-Estado proletario y luchar por la utopía del Estado democrático realmente
neutral que trabaje y gobierne a partir del consenso y no de la coerción.
En este marco debemos movernos construyendo a partir de la realidad concreta, con las
utopías de nuestro proyecto como referentes de rumbo. De la misma manera, que la
igualdad absoluta y la sociedad sin clases es imposible y que el igualitarismo es un
concepto primitivo, también un Estado sin coerción es casi imposible, sin embargo nos dan
la pauta permanente que debemos seguir. La lucha por la igualdad social es siempre la
meta.
Luchar por la hegemonía de la propiedad social no presupone acabar con los grandes
propietarios individuales como meta, sino luchar por demostrar que las relaciones de
solidaridad, cooperación y asociación entre los trabajadores y/o pequeños y medianos
16
productores son mejores para generar riqueza y desarrollo, y por lo tanto, para traer justicia
social y resolver la miseria.
Lo que debe lograrse, es que los trabajadores y pequeños productores en vez de competir
entre ellos por la sobrevivencia desarrollen grandes empresas de carácter asociativo,
solidario, autogestionario o cooperativo en el marco de la competencia del mercado. Los
productores asociados deben competir, no entre ellos, sino con el gran capital y probar que
la propiedad social es más eficiente y resuelve de mejor forma los problemas sociales.
No se trata de imponer por decreto la colectivización sino de probar que las relaciones
de solidaridad y cooperación, que mantienen la iniciativa y la acumulación individual, son
efectivas y más justas. Hasta hoy lo que se ha conocido es la propiedad estatizada que
desarrolló el socialismo real. Esa forma de propiedad no era directamente de los
trabajadores, en última instancia era el Estado o el partido el verdadero propietario. Los
trabajadores eran en realidad asalariados, receptores de bienes y servicios controlados por
el Estado sin mediar su voluntad. Las diferencias sociales eran normadas mecánicamente o
impuestas ilícitamente vía corrupción.
Por otro lado, el reformismo estableció políticas paternalistas que también bloquearon la
capacidad de generar riqueza de la propiedad social.
La otra forma de propiedad ha sido la gran propiedad privada que aniquila en el mercado
a los pequeños competidores y en países de tercer mundo como el nuestro, termina
poniendo a su servicio al Estado y prácticamente todas las instancias de poder.
La propiedad social, como forma de propiedad privada en manos de los trabajadores y/o
pequeños productores, todavía no han mostrado fuerza.
La fuerza misma del gran capital depende ahora de la socialización de una parte de la
propiedad, dando participación a los trabajadores. Esto es también un concepto
revolucionario que cierra el círculo del nuevo esquema que permitirá modernizar la
economía, resolver la miseria, ganar autosuficiencia y tener estabilidad, no de manera
impuesta y paternalista como lo pretendió el socialismo real, o hasta esperar el rebalse de la
acumulación como lo plantean los neoliberales. No será un proceso automático pero será un
proceso de bases sólidas para transformar la economía y hacer una sociedad más justa.
El concepto de propiedad social privada en alianza con la propiedad privada en función
social es altamente revolucionario y modernizador y son la base para alcanzar justicia
social y equilibrio en el poder económico.
Todo esto conlleva a una verdadera revolución en el concepto de partido, en las formas
de conducción y en la mentalidad de los militantes. Hay para los actuales cuadros
responsabilidades muy grandes en la esfera económica, política, ideológica e institucional.
La actual situación aísla y debilita toda mentalidad contestataria, característica principal de
las izquierdas y exige una visión de construcción de poder permanente y esto implica
pragmatismo, pactos, prioridades y riesgos.
17
La Crisis Ética de la Izquierda
______________________________________
Tradicionalmente el pensamiento de la izquierda ha sido de presión y protesta no de
construcción y propuesta. Esto la coloca en la disyuntiva de ser grupo de presión sin poder
o ser factor de poder, pero con responsabilidad, riesgo y prioridades en las decisiones.
La actual situación es de retos y riesgos y esto no encaja con la mentalidad tradicional.
Se juzga como derechización de la revolución aceptar los retos de la economía de mercado,
porque se cree que esto es por si mismo capitalismo. Se plantea que se perdió porque no
hubo asalto al poder. No hemos perdido nada porque no teníamos nada, y contrariamente
hemos ganado porque hoy tenemos instrumentos de poder y espacios para ampliar ese
poder en todos los órdenes. Hay que reconocer que este es un momento traumático en
términos de cambio de mentalidad, pero al igual que en otro virajes estratégicos, el
acomodo no será fácil y no todos se adaptarán.
Uno de los riesgos más grandes es la atomización de la izquierda, la parcialización de la
visión, la defensa de feudos, la inmadurez para enfrentar los nuevos retos revolucionarios,
fruto de tensiones ideológicas basada en falsas premisas éticas y políticas. Desde el punto
de vista lógico e intelectual se acepta que debe haber empresa privada, mercado y acuerdos
con otras fuerzas políticas, pero en el terreno concreto se generan reacciones morales e
ideologicistas que retardan el rehacer revolucionario. Se teme a la contaminación
ideológica y se duda permanentemente de todo. Aquí se mezclan inseguridades e
incapacidades para enfrentar la nueva situación.
Esta crisis ética le da más valor a la derrota ideológica del pensamiento tradicional de la
izquierda, que a la victoria revolucionaria concreta y a las grandes conquistas obtenidas en
el proceso de guerra y negociación. El FMLN es la única guerrilla de izquierda que en los
últimos diez años no fue derrotada y obtuvo una victoria con espacio de poder, en el marco
de la coyuntura internacional más adversa de toda la historia. Esto a pesar de que enfrentó a
un enemigo que sofisticó al máximo su plan contrainsurgente.
En teoría, si el FMLN se hubiera aferrado a dogmatismo estaría desde hace rato
derrotado y destruido. La mentalidad ideológica anti-sistema, resabio del dogmatismo,
bloquea la utilización óptima de la fuerza que se tiene.
El dogmatismo aparece como inercia, no se confiesa ni debate abiertamente, pero traba
con temores, impide dar soltura y audacia a los nuevos rumbos y decisiones, vive buscando
los errores de la nueva práctica para retardar el viraje, usa desde lo moral hasta lo político,
sobre todo, lo primero. Aparentemente no hay diferencias pero hay una resistencia
permanente a las implicaciones prácticas de los nuevos planteamientos.
Esto constituye uno de los problemas más difíciles que tendrá que resolver la izquierda,
acostumbrada al colectivismo, al igualitarismo, al paternalismo, al principismo y
depositaria de un sentido de la autoridad que es sobre todo, moral e ideológico. Sin duda,
los problemas internos para adaptarse a la nueva situación serán muy grandes porque
requerirán, en unas instancias, un concepto práctico y claro de jerarquía y autoridad que
18
rompa el igualitarismo, mientras en los niveles de partido político y gremios, los
requerimientos de democratización serán fundamentales para romper con el centralismo.
Donde se requiera autoridad, la inercia dogmática buscará democratizar y donde se necesite
democratizar, buscará centralizar.
El factor humano está formado de tal manera, que corre el riesgo de no adaptarse
fácilmente a un mundo práctico y concreto que necesita agilidad para ser eficiente en lo
político, económico e ideológico.
La gente con una concepción basada en la ideología, actúa por conciencia, por lo tanto,
por conciencia puede dejar de actuar, esto significa que la obediencia y la necesidad de un
criterio práctico de autoridad será una de las cosas más difíciles a resolver. El igualitarismo
hará difícil aceptar diferencias y organizar el poder acumulado de forma tal que, funcione
para beneficio del proyecto revolucionario.
El requerimiento moral, colectivista y las desconfianzas, pueden privar sobre el
problema político estratégico. Una falsa pureza puede volverse más importante que los
cambios revolucionarios logrados y visualizados positivamente por el resto de la sociedad.
La crisis ética explica por qué el FMLN experimenta un crecimiento, opinión favorable
hacia afuera, con la gente que ha vivido al margen de los valores tradicionales de la
izquierda, mientras, por otro lado, tiene problemas internos de sus bases para adaptarse.
Parte del trauma ético es la frustración por no poder resolver el problema de la pobreza
de un solo golpe. El socialismo estatista tampoco lo logró. La igualdad relativa del
socialismo estatista, fue a costa de la negación de la democracia y del individuo como fin
del cambio revolucionario, y también a costa de un enorme atraso económico que negaba
su propia teoría de desarrollar a las fuerzas productivas a un nivel superior al capitalismo.
El Socialismo resolvía parcialmente la miseria pero no generó riqueza ni desarrollo, es
decir, creó sociedades supuestamente igualitarias, pero en general, pobres y atrasada.
Sin embargo, la toma del aparato de Estado, el control centralizado de la economía y el
paternalismo hacían creer que se estaba resolviendo la pobreza por una vía rápida. La
historia probó que ese camino estaba equivocado y que, por querer ir rápido, se retrocedió.
Allí están los ejemplos dramáticos de Yugoslavia y la Unión Soviética.
El problema es construir al socialismo, manteniendo al individuo como fin y no como
instrumento de éste. El socialismo estatista fue un fenómeno que respondió a la existencia
del fascismo, del capitalismo primitivo y del colonialismo. Fue el temor a esas revoluciones
y a esas ideas lo que socializó Europa Occidental, y lo que provocó grandes cambios en
América Latina. Ello explica las simpatías que despertaron en su momento y como al
cambiar el contexto del mundo se fue reduciendo su respaldo político. El socialismo
estatista jugó un papel determinante en la derrota del fascismo, en la humanización de las
teorías económicas y en la generación de un equilibrio mundial que le permitió al tercer
mundo, defenderse del colonialismo. No puede verse estos procesos aislados de las
condiciones que los generaron y de los cambios que provocaron.
19
El nuevo concepto de poder y revolución establece una estrategia gradual para resolver
la miseria y el atraso, ganando la hegemonía de la sociedad civil y el estado democrático
para permitir así el máximo desarrollo de la propiedad social en el marco de la economía
de mercado y la inserción económica internacional.
Buscar resolver partiendo del individuo y su naturaleza, desplegar su creatividad,
fortaleciendo las relaciones de solidaridad, cooperación y asociación como elementos
generadores de mayor riqueza y desarrollo y no como elementos impuesto por el Estado y
la sociedad. Si el capitalismo fuera capaz de volver ricos a todos o por lo menos, de no
engendrar grandes desigualdades, habría que aceptarlo, porque no se trata de defender la
propiedad social por principio, sino porque indiscutiblemente la asociación de los
productores más pobres y de los trabajadores que participan en las empresas y en general, la
democratización de la propiedad, es superior al monopolio para generar desarrollo y
resolver la miseria. Por ello, este esquema no necesita negar a los grandes propietarios
individuales, sino que se concentra en fortalecer la propiedad de los trabajadores y
pequeños productores asociándolos en grandes empresas.
Es totalmente lógica la preocupación ética y moral en el sentido del peligro de que se
pierdan los valores de solidaridad y cooperación, sobre todo por la ofensiva neoliberal que
subliman la productividad y niegan dogmáticamente lo social.
Por ello, se necesita visualizar el profundo carácter revolucionario del cambio, a partir
de alcanzar eficiencia y productividad de la propiedad social, como forma de beneficiar
directamente a los trabajadores, ya no en un esquema paternalista estatista, sino en un
esquema libre que pruebe su capacidad para resolver el problema de la pobreza. La salud y
la educación, que han sido despreciadas por el neoliberalismo dogmático, deben ser
retomadas como los componentes fundamentales de la igualdad social y la tarea primordial
del Estado. La salud y la educación deben ser garantizadas para todos de manera eficiente y
gratuita. Sólo así puede hablarse de igualdad de oportunidades.
No puede haber generaciones que desde antes de haber nacido están condenadas al
analfabetismo y la ignorancia. De la misma forma, los problemas de enfermedades y salud,
que no admiten distingos sociales, pueden ser comercialmente tratados, estableciendo una
clara desventaja para los pobres, por muy capaces que estos sean. Pueden haber diferencias
y desigualdades en otros órdenes, ya que el esfuerzo y la creatividad individual deben
reconocerse y recompensarse. No todos trabajan y ponen el mismo empeño ni todos son
igualmente eficientes. El igualitarismo no reconoce esto y por lo tanto, no estimula el
desarrollo ni la generación de riqueza.
Los hombres pueden diferenciarse por el tamaño de su casa, por sus ropas o por otros
bienes, pero no deberían diferenciarse por sus oportunidades para educarse o para atender
sus problemas de salud. Esta es la base fundamental del concepto de igualdad. Por otro
lado, esto significa que a más acumulación individual y más poder económico, más
responsabilidad social. En este marco es que surge el debate del papel del Estado, el cual
tiene la obligación de asumir la responsabilidad social para sentar las bases de la capacidad
creadora de riqueza de la sociedad. Una sociedad dominada por la enfermedad, la
20
ignorancia y la ausencia de servicios a la mayoría de la población, es una sociedad limitada
para producir, está condenada al atraso y a una eterna inestabilidad.
La educación no es sólo un problema social, es un problema económico. A más bajo
nivel cultural, menos productividad del trabajo. Esta es la diferencia entre Japón y Estados
Unidos y es la barrera a romper para salir del atraso y el subdesarrollo.
Hay que ubicarse, que lo que se está planteando es un proyecto de un elevado nivel de
organización y de participación, no es el capitalismo mezquino o individualista. Es un
esquema basado en la solidaridad que respeta al individuo y su derecho a la acumulación de
riqueza por vías legitimas, pero que busca mostrar que los trabajadores y los productores
asociados resuelven de mejor forma. Asociarse para favorecer al individuo y no al colectivo
por si mismo. Por Ej.: enseñar al sector informal a crear empresas asociativas, es resolver
pobreza y generar poder económico popular. Está planteado construir el socialismo de
abajo para arriba y no decretarlo e imponerlo de arriba para abajo para que luego se caiga
por no tener cimientos sólidos.
Hay en realidad un trauma de no victoria e inseguridad porque no hubo asalto al poder.
La premisa más importante e innovadora de la revolución salvadoreña es que no hubo
victoria total de nadie. No hubo victoria insurgente ni victoria contrainsurgente, es una
guerra sin vencedor militar que estableció un nuevo equilibrio y reglas del juego para la
competencia política y económica y convirtió en vencedora a la sociedad civil.
Esta es una verdadera revolución y es en la inexistencia de victoria total y en la
preservación de sus contradicciones transformadas y reencauzadas, que está la dialéctica de
su propio desarrollo.
En las actuales condiciones, una victoria total era perder. Habría sido difícil o imposible
manejar el poder. Se ganaba la guerra pero se perdía la paz. Los análisis estarían plagados
de soberbia y no habría existido objetividad. Esto mismo, es lo que en el caso de Nicaragua,
le da sentido a la frase de Humberto Ortega, cuando afirma que el sandinismo ganó al
perder las elecciones. Perdió la ilusión del poder total y debió comenzar a consolidar su
poder real.
Para superar el trauma ético, hay que asumir ofensivamente el nuevo carácter de la
revolución y enfrentar los retos y los riesgos como las nuevas dificultades para la siguiente
etapa de lucha. Por ejemplo, liderar la propiedad social implica asumir una gran cantidad de
nuevos problemas que implican grandes esfuerzos y sacrificios, errores y victorias. Nada
será fácil, nada caerá del cielo ni será automático; pero cada logro será sólido y de largo
plazo.
Si la izquierda no logra superar la crisis ética y sigue entendiendo dogmáticamente que
la nueva concepción de poder y revolución es aburguesamiento, claudicación ideológica,
individualismo y descomposición, la rueda de la historia no se detendrá, surgirán nuevos
agrupamientos de fuerza y los protagonistas de la lucha serán desplazados por otros actores
que asumirán estas tareas. La predestinación de vanguardia de la izquierda, producto de su
soberbia dogmática, supuestamente basada en la verdad absoluta, no le garantizan
21
permanentemente su posición de ventaja si no hace cambios de fondo y forma en su
proyecto histórico, colapsará y quedará reducida a pequeño grupo de presión.
Es difícil aceptar la gran cantidad de errores cometidos pero en aceptarlos y en dar un
audaz viraje está la perspectiva revolucionaria. Si las tareas de hoy las realiza el mismo
contingente, aprovechando su mística, su entusiasmo, disciplina y espíritu de sacrificio, los
cambios serán más rápidos y más profundos, ya que nadie se compara a las fuerzas
revolucionarias en mística. Todo consiste en lograr el convencimiento del carácter
revolucionario del proyecto. El FMLN es la maquinaria humana organizadora con más
capacidad que existe en El Salvador y cuenta con una gran cantidad de cuadros de dirección
que, asociados con las capacidades intelectuales de toda la oposición democrática y la
sociedad civil, aventajan en mucho a la derecha del país.
Un ejemplo bastante claro de crisis ética es la situación de Nicaragua, donde no se
reconoce objetivamente la enorme transferencia de poder económico a los sectores
populares, por el bloqueo mental que ocasiona la inercia de los enfoques ideológicos del
programa del socialismo estatista que se frustró. Los enfoques éticos de lo que fue la
adaptación práctica y bajo presión a la nueva realidad, están desestabilizando al Frente
Sandinista.
La transferencia del poder económico del Estado a los trabajadores y nuevos
productores debió realizarse bajo la presión del tiempo y la crisis política originada por la
derrota electoral. Este fenómeno, de distribución de poder, fue apodado como la piñata,
incluso por sectores de izquierda. Obviamente, no podía ser un proceso ordenado y perfecto
con lo cual aparecieron casos de corrupción, pero el enfoque ético-ideologicista pone más
énfasis en este aspecto que en la enorme transferencia de poder económico directo a los
sectores populares (la más grande en toda América Latina). El trauma de la llamada piñata,
sin subvalorar la corrupción, es expresión del pasado de poder total e igualitario.
Igual trauma se produce cuando el ejército y la policial dejan de ser formal y
objetivamente instrumentos de partido y pasan a ser instrumentos nacionales; también en el
caso de los medios de comunicación (periódicos, radios, TV) que dejaron de ser voceros
oficiales. Todos estos cambios no dejan ver la dimensión de lo logrado por el Sandinismo,
la enorme fuerza de la propiedad social y la influencia en las principales instituciones de
poder del Estado y la sociedad civil. Todo esto resultado de aceptar un marco democrático
con economía de mercado.
En un contexto como el de Nicaragua y El Salvador debe plantearse un justo equilibrio
entre la presión político-social y la administración del poder logrado, porque una excesiva
presión que degenere en desestabilización, afecta la propia cuota de poder popular. Por ello,
es importante evitar que la visión contestataria se vuelva dominante. Los espacios
conquistados deben defenderse y ampliarse y esto implica presión, pero también necesitan
consolidarse, desarrollarse y volverse productivos y esto implica estabilidad.
El factor interno será un gran desestabilizador y quizás el más difícil de manejar para
que la izquierda logre aprovechar exitosamente la inigualable oportunidad histórica que
tiene para convertirse en factor determinante de poder.
22
La Transición
_____________________________________
Para entender los problemas de la transición, hay que ubicarse en que la situación de
guerra exigía centralización para administrar recursos y tomar decisiones. Sin esto, y sin la
mística ideológica revolucionaria, hubiera sido imposible librar la lucha, quizás todavía se
estaría deliberando sobre problemas teóricos. No se habrían cometido errores pero no se
habría hecho nada. Sin embargo, no sólo fue la situación de guerra la que incidió en los
criterios centralistas y verticalistas, sino la influencia, desde el nacimiento de la
concepción de partido con todos los resabios estalinistas que pesan sobre casi toda la
izquierda.
El centralismo ha tenido efectos positivos y negativo y es el sistema que ha estado
funcionando, su ruptura brusca puede ser perjudicial, y en otro orden, la construcción del
bloque de poder no se dará por inercia, necesita un marco cohesionador y coordinador. De
lo contrario, se corre el riesgo de la dispersión, de la disgregación de las instancias y de que
los individuos piensen sólo en ellos, se produzca la descomposición y por lo tanto, pérdida
de la posibilidad histórica de desplazar de la hegemonía al bloque oligárquico de poder.
Está claro que vamos hacia un marco donde la inorganicidad, la autonomía y la cohesión
ideológica privarán sobre la organicidad y centralización. Pero debemos tener en cuenta
que estamos frente a un bloque de poder desarrollado con instrumentos consolidados y que
además, cuenta con gran ventaja material.
Hay que romper el criterio centralista, pero sin caer en la inorganicidad total, ya que es
necesaria una coordinación horizontal de las instancias, ya no como partido, sino como
parte del proyecto histórico y del bloque de poder emergente. Esto dará una gran seguridad
a las distintas estructuras en la transición que sienten la necesidad de la autonomía pero
tienen la angustia de la orfandad.
Esto es válido para toda la oposición y fuerzas organizadas de la sociedad civil, porque
se requiere de una coordinación y cohesión estrecha para desplazar al bloque oligárquico,
alcanzar la hegemonía de la sociedad civil y democratizar al Estado. La dispersión seria
fatal para todo el proyecto. Es fundamental tener la garantía de que alguien está realizando
el trabajo que se requiere en cada área, sin que se descuide ninguna. En ese sentido, no sólo
los partidos políticos realizan tareas revolucionarias y es falsa la idea de que sólo se puede
hacer revolución con militancia política.
Las organizaciones de la sociedad civil, los intelectuales y profesionales tienen desde su
posición, una amplia labor revolucionaria en la comunicación social, la revolución jurídica,
la producción, la educación y otras áreas. La militancia con la revolución democrática no
implica necesariamente militancia con un partido, sino con un proyecto histórico, que en
este caso es de compleja elaboración y requiere del más grande esfuerzo intelectual y
creativo de toda la sociedad.
23
En términos generales lo que ha sido el FMLN y la izquierda, como acumulación
histórica revolucionaria, necesita desplegar esfuerzos en el plano económico, político,
ideológico e institucional, a partir de áreas de trabajo que deberán desvincularse
orgánicamente, adquirir formas organizativas propias y mantenerse vinculadas al proceso a
partir de un proyecto programático y de identidad ideológica.
24
III.
El Poder
Económico
Los nuevos
Productores y sus Instrumentos
________________________________________
Hay necesidad de ordenar, desarrollar y liberar el área económica que está dentro del
FMLN y la izquierda. En esta se alcanzan a ver claramente tres grandes estructuras: el
nuevo agrupamiento de productores en el que se integrará a todo el contingente de cuadros
militares, combatientes y base social de la fuerza militar; el sector de propiedad cooperativa
del movimiento social y, los proyectos económicos alternativos comunales, rurales o
urbanos en los que se tiene incidencia por razones de orígenes históricos. Esta instancia
debe luchar por integrar agrupamientos del sector informal y buscar relaciones con los
grandes productores ya que no se trata de crear polos aislados sino un sector integrado al
sistema económico nacional.
La mayor parte del contingente militar y su base social al pasar al área productiva deben
aprovechar su disciplina, energía, mística, deseo de superación y austeridad para consolidar
lo más rápidamente posible las empresas productivas. Los líderes comunales y ex-jefes
militares al radicarse en las zonas, deben darle proyección de poder y desarrollo a los
agrupamientos de nuevos productores y a las alianzas con otros. La competitividad y la
eficiencia no deben surgir sólo como necesidades de sobrevivencia en el contexto del
mercado, sino por una proyección revolucionaria de poder y en esto los cuadros deben
jugar su papel.
Dar este paso implica romper con el asistencialismo, el paternalismo, el colectivismo
forzado, el igualitarismo y desatar la creatividad, la iniciativa y el estimulo individual en el
marco de lo conceptos colectivos de asociación y solidaridad.
El ahorro, la inversión, la austeridad y la energía que antes estuvo en función de la
guerra hoy debe estar en función de la productividad. La eficiencia y el ahorro son
decisivos para capitalizar las cooperativas y empresas del sector de propiedad social. El
principio de, a cada cual según su participación, debe ser aplicado en la propiedad social
para dar derecho a la acumulación individual.
No basta la transferencia de tierras para que logremos resolver el problema de la miseria
y la injusticia social; el problema no reside en que la tierra proporciona muy poco poder
económico. Si la transferencia de poder económico a los sectores populares, producida en
el país desde el año 80 hasta los Acuerdos de Chapultepec, fracasa económicamente en el
nuevo contexto, lo más seguro es que la izquierda dejarà de ser alternativa de poder.
Tener éxito productivo es una tarea revolucionaria de la presente etapa. En la izquierda
existe la creencia de que la transferencia de poder económico es automática y siempre
vinculada con el poder del Estado y no al mercado, por ello, no había preocupación por la
25
productividad y la eficiencia. La ampliación de poder económico dependerá del éxito que
esta experiencia tenga en el marco del mercado y de los espacios que da la sociedad civil.
Para ampliar lo conquistado, son clave seis aspectos: Crear sistema financiero propio;
desarrollar planes de capacitación a gran escala; estructurar empresas propias de
comercialización interna y externa; desarrollar instancias de investigación y planificación;
crear, fortalecer y asociar los organismos no gubernamentales para potenciar la cooperación
externa, incentivar y luchar por lograr la capacidad de asociación pragmática de los
productores para crear fuerza y poder real, sin esto último están condenados a ser pequeños
grupos dispersos que pasarán implorando el crédito y no aprovecharán su propio potencial
económico, terminarán siendo proyectos que enriquecerán a otros y a la larga fracasarán.
El capitalismo ha creado múltiples mecanismos de asociación que llevaron a la
transnacionalización del capital y a la globalización de la economía, estos mecanismos no
deben verse ideológicamente. Hay que crear consorcios económicos de la propiedad social
y aprovechar a fondo sus propios mercados y su capacidad de gestión y representación
política para asegurar cooperación e inversión externa.
Para que todo esto sea posible el factor más importante es el liderazgo empresarial del
área de propiedad social. Hasta hoy hemos tenido liderazgo, fundamentalmente, político
gremial para la defensa de intereses en el conflicto, pero ahora, es fundamental el liderazgo
empresarial que lleve a los proyectos a tener éxito económico, a generar riqueza y
desarrollo y por lo tanto bienestar a nuestra base y a los sectores populares.
En el pensamiento tradicional, la palabra empresario y explotador son sinónimos. Esta
concepción debe terminar. Al igual que no todo el mundo puede ser un buen jefe militar o
un buen político para la lucha, sin buenos empresarios no hay productividad ni eficiencia.
Por lo tanto, debe desideologizarse, respetarse y reconocerse el papel que juegan los
empresarios y organizadores de la producción en las empresas de propiedad social o
individual.
Se dice que todo capitalista hace trampa, explota y roba para hacerse rico, pero en el
socialismo estatista supuestamente no debían existir ricos y los había fruto de la corrupción,
del control del Estado y el partido. No debe confundirse lo que es el funcionamiento lógico
de la economía, que necesita de empresarios y gerentes para generar desarrollo y riqueza,
con lo que son las deformaciones y delitos de cualquier sistema. El socialismo estatista
buscaba justicia social pero tenia un funcionamiento económico ilógico que no generó
riqueza ni desarrollo.
Hasta ahora, el problema de las fuerzas sociales ha sido la lucha reivindicativa y la
organización popular y para el FMLN la guerra. Eso ha vuelto a estas estructuras
dependientes de la solidaridad y de la cooperación externa, las cuales comprendían la
situación de guerra, pero eso ya terminó. La solidaridad y cooperación externa estarán hoy
basadas en proyectos productivos exitosos y rentables, el asistencialismo ya no tiene
espacio. La riqueza en tierras y organización social tiene que ser puesta en función
productiva y esto implica cambio de mentalidad para romper con la política de subsidios y
asistencia.
26
En esto hay problemas lógicos a resolver, por ejemplo: existen muchas gentes
desarraigadas de la realidad por lo prolongada que fue la guerra y no están aptas para
manejar su propia inserción económica y tienen inseguridad. Están más acostumbrados al
riesgo de muerte que a los riesgos de la independencia económica. Para ellos la
capacitación es fundamental.
Otro factor, es el concepto de propiedad colectiva que está metido en todo y por lo tanto,
no hay incentivos para cuidar los bienes, porque al ser de todos, la conclusión es que no son
de nadie y como no son de nadie a nadie le importa su cuidado. Esto vuelve la disciplina de
trabajo una disciplina ideológica que vulnera la autoridad y mete al partido y al colectivo en
todo, rompiendo con el mínimo de autoridad y disciplina que se necesita para una empresa
productiva. La producción es como lo militar necesita una línea de mando clara que sea
respetada.
Se debe romper con la falsa moral que rodea la necesidad de la acumulación individual
fruto del trabajo, el igualitarismo es un factor deformante para incentivar la producción. No
hay que confundir la lucha contra la injusticia social y la miseria con buscar igualitarismo.
Es lógico que se presenten resistencias a todos estos cambios ya que, la situación de
guerra generó deformaciones y habrá resistencia para asumir el liderazgo productivo, puede
resultar más fácil hacer presión política que producir. La presión política social debe estar
ligada a las necesidades de defensa de la tierra, el crédito, el trabajo y la producción. Un
escape para no asumir los retos y riesgos de este momento es declarar inconformidad con el
resultado del proceso. Donde se desarrolle producción habrá más cohesión ideológica,
fuerza y energía para luchar, donde no sea así, habrá frustración ideológica y descontento
pero sin fuerza y energía para presionar.
Es fundamental la creación de una o varias instancias financieras que agrupen y
reordenen todas las instituciones de asistencia económica que se encuentran en gremios y
en el sector comunal, para lograr la construcción de un sistema financiero alternativo para
la propiedad social, el sector informal y los medianos propietarios. Es decir, para
democratizar el crédito, que es el instrumento fundamental para la inversión y acumulación.
Actualmente existe gran dispersión de instrumentos y una estrecha visión del poder
acumulado.
En el orden del capital financiero, lo conocido, ha sido la banca monopolizada o la
banca estatizada. Actualmente el neoliberalismo en nuestro país está volviendo a
monopolizar la banca bajo formas más sofisticadas. Lo que se debe lograr, es socializar y
democratizar de forma segura el sistema financiero y una parte de esa lucha, es por la
creación de los instrumentos de la propiedad social en el sistema financiero, que
democraticen efectivamente el crédito, que prueben que el pobre es mejor para pagar que el
rico y que las empresas de pequeños productores y/o trabajadores asociados son
competentes, rentables y de gran progreso.
Todo lo anterior, debe sumarse a la lucha por cada vez mayores y estrictos controles
contra el monopolio de la banca. Sin un sistema financiero propio, difícilmente surgirá con
27
fuerza el nuevo agente económico popular el cual estaría permanentemente enfrentado a las
políticas de estrangulamiento que le lanzaran los grandes monopolios.
Es fundamental el fortalecimiento de las instancias de investigación y planificación
económica, para la generación de proyectos alternativos que ayuden a los productores a
mejorar capacidades en áreas no tradicionales, producción intensiva, agroindustria, estudio
de todas las experiencias de propiedad social en otras partes del mundo (Suecia, España,
Israel, Italia, etc.), para construir el mejor modelo para nuestro país. En este orden, son
fundamentales las relaciones con las instancias creadas para algunos de esos fines, por la
gran empresa privada que pueden aportar conocimientos y apoyos a los nuevos
productores. Este paso es importante para la integración al sistema económico y posibilita
alianzas que pueden ser de beneficio mutuo.
De nada serviría la transferencia de tierras si en ellas se siembra sólo maíz o cultivos
tradicionales. Se necesita desarrollar la producción intensiva y la agroindustria. Hay que
asumir la tarea de la modernización económica que no llevó adelante la oligarquía.
Un porcentaje muy alto de la cooperación externa no logró ser productiva por la guerra y
tampoco ha sido plena y eficazmente desarrollada.
Las instancias de gestión y cooperación externa, la solidaridad y las Organizaciones No
Gubernamentales (ONG) deben aprovechar la nueva realidad de paz y los esfuerzos por la
creación de un nuevo sector económico que contribuya a la democratización real del país.
La instancia de gestión es de suma importancia, no se puede ni se debe esperar todo del
gobierno, al contrario se necesita fortalecer mucho más la cooperación externa directa. Así
como el neoliberalismo proclama la ineficiencia de la burocracia del Estado y la necesidad
de la privatización, la izquierda con los mismos argumentos de corrupción e ineficiencia
debe proclamar la privatización de la cooperación externa, buscando que ésta llegue directo
a las comunidades y sectores sociales que la requieran.
El FMLN debe valorar la conversión de su aparato exterior, en un aparato de relaciones
para el proyecto económico popular, asumiendo tareas para la gestión de cooperación,
inversión, capacitación, comercialización reclutamiento de técnicos internacionalistas que
apoyen proyectos productivos.
La creación de empresas de comercialización interna y externa de los nuevos
productores, tanto en el orden de los insumos como en la distribución de los productos es
fundamental, sin ella no se producirá acumulación de los productores. Los productores
asociados pueden armar sus propias cadenas, de tal forma, aprovechen al máximo sus
recursos y desarrollen un proceso de acumulación lo más completo posible.
La capacitación debe ser planificada para el despegue con planes de corto plazo y para la
consolidación, mediante un proyecto de preparación de un contingente técnico intelectual a
mediano y largo plazo. La capacitación es uno de los puntos más importantes para el
cambio de mentalidad.
28
El reto más grande está planteado en el área económica, la cual constituye el pilar de los
componentes de poder. Si no se logra consolidar poder económico, la expresión política de
la oposición de izquierda democrática será contestataria y de presión. Lo más seguro se
radicalizaría o acomodaría.
La consolidación del esfuerzo en el plano económico significará luchar contra los que se
oponen a que, en nuestro país, surjan nuevos sectores económicos. La legalización y
transferencia de tierras constituirá un gran esfuerzo de negociación y de lucha política y
social. Las tierras deben defenderse y se necesita consolidar su tenencia contra toda
adversidad económica y política que se presente. La tendencia del gobierno y la oligarquía
tradicional será a dar migajas y evitar se potencie una base económica competitiva.
La ventaja de los nuevos productores, es la posesión efectiva de la tierra, el liderazgo
económico que pueden desarrollar y la cooperación externa directa. Lo fundamental es no
perder esa posesión e ir gradualmente avanzando en lo productivo; la legalidad podría
tardar más tiempo y adquirirá diversas formas.
En el esfuerzo por la creación del nuevo agrupamiento de productores son decisivas las
relaciones con el sector de empresarios más modernizante para que se asocien o apoyen los
proyectos de este nuevo sector. De ninguna manera deben crearse islas económicas, esto
llevaría al fracaso.
Esta es el área en la que menos conocimiento tiene la izquierda, pero no debe
subvalorarse la base de la que se está partiendo, en recursos y organización social y
productiva. No es lo mismo, pensar en éste esfuerzo en los años 70’, cuando no se tenia
absolutamente nada y el monopolio económico y político era total, que ahora.
El país fue cambiando en su base económica: el latifundio está bastante reducido y
extinguido prácticamente en algunas zonas, surgió y creció el cooperativismo, aparecieron
las remesas familiares producto de la migración de trabajadores y se convirtieron en el
primer ingreso nacional, la población urbana se convirtió en dominante y creció
enormemente el sector informal, representando en su conjunto un sector productivo y
empleador determinante para el país. Están dadas las condiciones para dar batalla por la
democratización de la propiedad y el crédito a partir de los nuevos sectores económicos,
asegurando así una verdadera libre competencia.
Todo este esfuerzo necesita de un empeño inicial y una conducción que es política, pero
su conclusión no es la creación de un sector de empresas de un partido. Un partido es por si
mismo mal empresario y por otro lado si busca centralizar repetiría en pequeño, el esquema
estatista.
El FMLN necesita buscar la inserción productiva de todas sus bases, cuadros y
dirigentes para evitar parasitar de la política y darle a la actividad política un sentido
claramente de servicio al pueblo. Las instancias que se generan en el área económica,
producto de todos estos cambios, son componentes autónomos de la sociedad civil; las
bases, cuadros y dirigentes que en ella participan deben hacerlo como parte de su inserción
29
en la sociedad civil, a nivel individual, como parte de un proyecto de cambios
revolucionarios y no como partido.
Los Gremios y el
Movimiento Social
_____________________________
Al igual que se modifica la relación partido-gremios, movimiento social, convirtiéndose en
una relación horizontal; el fin de la guerra y los acuerdos de la negociación establecen
condiciones que implican una revolución interna para los gremios que va desde cambio de
mentalidad hasta modificación de estructuras y democratización interna. Todos estos
cambios son tan traumáticos como los que debe dar el Partido. Si no se realizan, la
tendencia será a la atomización y extinción para ser sustituidos por nuevas estructuras
gremiales.
La existencia en el país de una dictadura que impedía el desarrollo de la sociedad civil,
luego la guerra y la confrontación social han influido la personalidad del movimiento social
de izquierda, como un movimiento de características altamente beligerantes, que mantuvo
capacidad de presión, renovación de contingentes para la lucha armada y apoyo material a
la guerra, pero, por esta situación, sufrió deformaciones que necesita corregir para
responder a las nuevas exigencias.
En primer lugar, por inercia, se corre el riesgo de posiciones radicalizadas, contestatarias
y bloqueo en el desarrollo de capacidad propositiva. El liderazgo ha tenido más papel
político que gremial reduciendo con ello, la capacidad de obtener logros concretos para los
sectores que representa.
En el pasado la lucha social estaba fundamentalmente regida por una estrategia de
propósitos políticos contra el sistema (esto sobre todo por los gremios influenciados por la
izquierda). Esto fue correcto dada la existencia de la dictadura y el conflicto. En ese
contexto y con el sobrecargo de planteamientos programáticos clasistas muy ideologizados,
se negaba el papel de los empresarios o de las instituciones creadas para ayudar a las
comunidades, ya que habían sido concebidas en planes contrainsurgentes. Desconfiar de
todo y de todos por principio es la norma.
Por otro lado, los empresarios negaban (y la gran mayoría niegan todavía) el derecho de
organización de los trabajadores. A la luz de esta lucha, surgieron en el sector laboral
gremiales pro-patronales y el solidarismo, que se convirtió en una forma de contrarrestar al
sindicalismo tradicional; al igual que otros planes concebidos con propósitos
contrainsurgentes, trajo beneficios a los trabajadores. Las corrientes más radicales del
movimiento sindical interpretaron esto, sólo en su contenido anti y no en su contenido pro-
trabajadores.
Existe una inercia a concebir la lucha como propósito por si mismo, dada la lucha
antidictatorial de la que estamos saliendo. En las nuevas condiciones el movimiento social
necesita asumir una personalidad más propositiva y constructiva que sepa combinar presión
30
y lucha con concertación y pactos, estableciendo prioridades y propósitos de corto y largo
plazo. Es importante saber cuando y como presionar a fondo y cuando se debe pactar. Se
necesita una dosis de pragmatismo y limpieza de excesos ideológicos para producir
resultados concretos que beneficien a los trabajadores y comunidades. Debe romperse las
barreras clasistas y entrar en la relación directa con sectores de la empresa privada o
instituciones del Estado para concretar proyectos.
No se puede continuar en una política de negación ideológica del adversario por
principio. La empresa privada es necesaria, y debe existir en el país. La definición como
enemigo a destruir, producto de los enfoques clasistas de la etapa anterior, debe terminar.
Por otro lado, no hay que pensar que esta política será concesión y que será fácil. La
derecha es sumamente atrasada y piensa que los sindicatos y la izquierda deben ser
destruidos; ganar la batalla de la concertación, los pactos y acuerdos concretos implicará
aislar a los derechistas recalcitrantes y permitirá sacar resultados de beneficio para los
sectores populares.
No se puede aplicar métodos de lucha de los 80, ahora, después de los acuerdos. Esto no
implica pasivismo sino medir la presión a partir de estar bien justificada o tener real
respaldo popular. El derecho a la vida y a la organización, es algo que debe asegurarse y
defenderse consecuentemente y en el plano reivindicativo se debe estudiar las plataformas
para que, con su margen de regateo, sean esencialmente propuestas negociables y realistas.
Para representar a los diferentes sectores sociales en este momento, se requiere adquirir
naturaleza verdaderamente gremial, con liderazgos que permitan fortalecer la posición
económica del sector popular. Hay que revisar si la lucha debe abarcar, sólo el salario o
debe integrar formas organizativas y relaciones con los empresarios y el Estado, que
permitan mejoras en el nivel de vida a través de otros mecanismos que posibiliten atender
problemas de salud, educación, vivienda y participación en las empresas.
Es un error considerar que es negativo que los trabajadores obtengan, por medio del
solidarismo, clínica, deportes, caja de crédito, educación, etc. Se trata de estudiar este
esquema para encontrar caminos alternativos y no sólo luchar por el salario. El solidarismo
puede, combinado con el sindicalismo tradicional, llegar a convertirse en una forma de
participación de los trabajadores en las empresas. Por otro lado, en un país donde la
mayoría de los empresarios niegan el derecho a organizarse y no pagan las horas extras,
este esquema organizativo implicará una lucha por llevarlo adelante. En ese sentido, el
solidarismo no debe verse en forma negativa y contestataria. Hay que tomarle la palabra.
El problema no es asumir el solidarismo como totalmente correcto, sino salirnos del
análisis contestatario sobre éste, tomarle la palabra como pensamiento que tiene fuerza
entre un sector de los trabajadores y los empresarios y que puede y debe de ser aprovechado
para ampliar la fuerza y el poder de los trabajadores.
No puede ser la negación la premisa básica de los análisis para la lucha del sector
laboral. Aquí, cabe también la lógica de retos, prioridades y riesgos para producir avances
concretos. Por otro lado, hay que asumir que existe un desgaste muy grande del
sindicalismo tradicional y que esto provocó un vacío que cada vez más tiende a ser
31
cubiertos por el socialismo. No se trata sólo de rechazar, sino construir y tomar en cuenta
este fenómeno que se ha desarrollado.
Los movimientos de carácter comunal, cooperativos y otros deben, igualmente, aprender
a concertar, a pactar y aplicar métodos que permitan aprovechar cualquier espacio y
producir resultados en sus demandas o relaciones con el Estado. La lucha contra la
mentalidad antisistema y los excesos ideológicos es fundamental para obtener resultados
que son los que en definitiva resuelven los problemas de injusticia y pobreza.
La democratización de los gremios y el movimiento social deben servir para que estos
asuman el liderazgo en la política de construcción del poder económico de los sectores
populares, esto implica conocer y dominar los problemas de la producción en cada área en
concreto. No basta ya ser un líder político, incluso la fuerza militar del
FMLN que pasará a gremializarse como sector productivo debe asociarse y construir su
propio espacio y representación gremial para hacer gestión, fortalecer el sector popular y
también construir el liderazgo económico de los nuevos productores, tanto de
excombatientes como base social.
Hasta hoy, la máxima realización de un gremio ha sido tener la capacidad de paralizar,
movilizar y hacer presión, esto es y seguirá siendo de gran importancia, pero en el nuevo
contexto, la capacidad de un gremio se medirá fundamentalmente por su poder y
organización económica vinculada a su base social en términos productivos y de beneficio
social. Es decir, que ya no se trata sólo de entender el gremio como una organización para
la lucha, sino también, como una organización para producir y resolver problemas sociales.
En esto, la interrelación con otros sectores y otros intereses resulta fundamental, el
aislamiento es debilidad.
32
IV.
Partido
Político
El cambio programático, la crisis ética y el problema de un nuevo concepto de Partido
son el más grande trauma para la izquierda. Acostumbrados a un partido centralizador
omnipotente y omnipresente, aun cuando se demande democratización y autonomía de
éste, las estructuras que se le han vinculado depende del paternalismo políticos y
conducción del partido.
Se proclama que el Partido debe descentralizarse, pero a su vez se quiere que sea
propietario y controle medios de producción o comunicación, para evitar los riesgos de
desviaciones ideológicas y el “enriquecimiento” individual (expresión de la crisis ética). Se
piensa que un Partido con un papel fundamentalmente en el plano ideológico es un partido
sin poder y un instrumento vacío.
De la misma manera, las posiciones de la izquierda en relación al papel del individuo y
el liderazgo político han sido extremas y contradictorias y van desde el culto a la
personalidad y el fanatismo hasta la existencia de posiciones colectivista e igualitaristas,
que en lo concreto no reconocen las diferencias de capacidades, el papel del individuo y su
peso específico. Este factor también tiene incidencia en el cambio del formato de partido
para su real democratización y descentralización.
La izquierda no tenía el concepto de revolución centrado en la hegemonía de la sociedad
civil, sino en la toma del aparato de Estado y la apropiación de los medios de producción.
La organización y casi construcción del tipo de partido que se requiere en las actuales
condiciones pasa por un cambio muy grande de mentalidad, porque si se considera que
aceptar el mercado es aceptar el capitalismo, cambiar el concepto de partido ya es casi
como traición.
Hay que tener en cuenta que es en la teoría del partido y el papel del Estado, donde está
el mayor porcentaje de los errores de la izquierda y no en los fundamentos de la dialéctica
como instrumento de análisis.
El partido como representante de los sectores populares democráticos y modernizadores
del país, es en las condiciones actuales el instrumento de cohesión ideológica vía su
planteamiento programático, el que promueve la gremializaciòn de los distintos sectores
medios y populares que se vinculan con el programa, es el coordinador horizontal entre
todas las instancias para construir el bloque de poder y asumir la representación política en
la lucha por el poder formal en las elecciones y es el interlocutor de los gremios y nuevos
productores con otros sectores, para las alianzas o para la gestión de los proyectos de las
33
distintas instancias del bloque de poder. Este último es el papel principal de la dirección
histórica y del liderazgo político que debe ser aprovechado y explotado por las bases, ya
que no es fácilmente construible ni sustituible, solamente mediante el desarrollo de planes
de mediano y largo plazo para la generación de nuevos liderazgos.
Todo esto significa que el nuevo concepto de partido no está vaciado de poder, ya que es
el referente principal para alianzas y pactos. Al obtenerse poder formal en el parlamento y
en el ejecutivo eleva mucho más su peso específico y consolida su posición como factor
central para la coordinación de todas las instancias.
Para que esto sea posible es necesario construir un partido que supere la imagen
contestataria tradicional de los partidos de izquierda y la desgastada imagen politiquera de
los partidos tradicionales. El aporte está no sólo en que nazca una forma de partido para la
nueva izquierda, sino que se establezca una nueva forma de hacer política basada no sólo en
los interese de partido sino en el fortalecimiento de la sociedad civil y el estado
democrático. Debe ganarse un verdadero parlamentarismo y un verdadero parlamento, una
escuela política que forme estadistas y no sólo lideres de fracciones políticas.
Para el cambio en la concepción de partido es fundamental: la reelaboración
programática, la democratización interna, nuevos métodos de organización y un concepto
pragmático de unidad.
Reelaboración Programática
____________________________________
Se necesita una elaboración ideológica programática que avance en la dirección ya
trazada por los acuerdos, que asuma la modernización económica y política del país a
partir del enorme vacío y rezago dejado por la oligarquía, que ha sido esencialmente
autoritaria, antidemocrática y retrógrada y excluyente en el terreno económico.
Si bien es cierto que la izquierda tiene vacíos en las definiciones para un nuevo modelo
de sociedad, las características históricas del país le dan la posibilidad de tomar en sus
manos la democratización y modernización económica y política. Por encima de
dogmatismos ideológicos se trata de hacer lo que la mayoría quiere para el país. En su
proyección de fondo podemos hablar de ir a fondo con la democracia en el plano político y
democratizar la propiedad en lo económico. Esto en definitiva es el socialismo.
Estas banderas tienen enormes posibilidades de captar amplios sectores sociales que van
desde los campesinos, obreros, el gran sector informal y hasta sectores modernizante del
gran capital.
La izquierda y oposición democrática están frente a un bloque de poder oligárquico
dividido y atrasado, al que sus propios componentes cuestionan. Este es el momento de
ampliar el concepto de lo popular a las capas medias, de abandonar las concepciones
contestatarias que piensan que la manera de luchar por los pobres es aislarlos social y
34
políticamente de las capas intelectuales dirigentes del país. La izquierda debe lanzarse sin
vacilación a una limpieza ideológica de la imagen radical y extremista que le dejó la guerra
y la propaganda del gobierno, para asumir el papel de la fuerza más consecuentemente
democrática del país al haber derrotado al militarismo y fortalecido a la sociedad civil.
Tratar de dar batalla ideológica para salvar conceptos como “comunismo”, “marxismo
leninismo” y otros similares, es un error. Esto es impolítico y antidialèctico con la actual
coyuntura de debate ideológico. El problema es la estrategia de poder y no el rescate de
conceptos por razones teóricas o morales. Esos conceptos fueron identificados
persistentemente en la guerra fría como los que representaban a un sistema opresor y como
agregado en toda Europa del Este ocurrieron verdaderas revoluciones democráticas
populares, persistir en esos símbolos es totalmente impolítico incluso hacia los más amplios
sectores populares. Es como auto negarse a crecer, a ser fuertes y a ser verdadero factor de
cambio. No se trata de negar la ciencia de la historia, sino de darle su papel de instrumento
y no de símbolo o dogma.
Hay que reconocer que el dogmatismo hizo creer a la izquierda que era poseedora de la
ciencia y verdad absoluta, negó su propio debate y el valor de otras corrientes de
pensamiento, incluso de otras interpretaciones de la teoría marxista. Se autodefinió a si
misma como buena por naturaleza y a su contraparte como perversa por naturaleza. Sacó
conclusiones morales de una teoría político-social. A la larga se demostró que esto es falso
ya que también del lado de las izquierdas ha habido corrupción, mezquindad,
enriquecimiento ilícito, ambición de poder, etc., y por otra parte hay valores humanos
positivos en los adversarios que no eran vistos por razones clasistas e ideológicistas. Es
decir, que tanto en el plano ideológico como moral ha habido aislamiento de la realidad y
por lo tanto, imposibilidad de aprovechar todas las corrientes de pensamiento.
La derecha salvadoreña ha sido igualmente dogmática y a pesar de haber mantenido
dictaduras y cometido grandes crímenes, quiere presentarse como democrática por su
alineamiento con Estados Unidos en la guerra fría, muy a pesar de que mantenía en el país
un sistema totalitario de ejército-partido-Estado. En lo económico, han sido prepotentes y
casi racistas, han maltratado a todos los sectores, considerándose clase especial
predeterminada a gobernar y poseedora del modelo perfecto. Por ello, asumir conceptos
flexibles y la política de concertación, son ventaja frente a una derecha políticamente
ignorante y socialmente insensible.
Democratización Interna
__________________________________
Hasta ahora la imagen que la gente tiene del FMLN como partido político, es la de un
partido ideologizado, centralista y militarizado en la disciplina y funcionamiento. A partir
de los pasos de inserción ya dados, esto va cambiando gradualmente pero se requiere mayor
celeridad. La imagen de flexibilidad del FMLN le ha hecho crecer rápidamente simpatías
pero necesita renovar su cuerpo interno.
35
Si se mantiene la imagen de partido centralista, es muy difícil que pueda ampliarse la
militancia del FMLN y ésta tenderá a quedarse en los sectores que tradicionalmente ha
influenciado. Un ciudadano común, aún y cuando simpatice con el FMLN, considera que
ganar la militancia en éste, es un proceso muy difícil y mucho más lo es llegar a tener una
responsabilidad de dirección.
El paso de la democratización está directamente vinculado con los cambios en el
planteamiento programático, ya que si no hay renovación en el funcionamiento orgánico,
muy poca credibilidad tendrían los cambios en el programa.
Este paso implica la integración de nuevos sectores a la base y a las estructuras de
dirección territorial y nacional, sin ningún tipo de preocupación por los problemas del
paralelismo con las antiguas estructuras cuya responsabilidad está no sólo en el partido sino
que se distribuye en todas las instancias del bloque de poder al igual que la dirección
histórica.
El Partido debe adquirir su propia personalidad y horizontalizar su relación con el
respeto de instancias. Esto permite la renovación de toda la estructura partidaria a través de
un proceso de democratización y organización interna propio de las nuevas condiciones.
A partir de este concepto se tendrá un crecimiento real y un efecto de multiplicación. Es
aquí donde debe cerrarse el paso a las conductas sectarias que le impidan al nuevo
instrumento político tener nueva imagen, nuevos militantes y nuevos dirigentes.
Esto implica aceptar nuevos sectores sociales. Por ejemplo: ¿puede un rico empresario,
que acepta el programa, ser militante y dirigente del partido político FMLN manteniendo su
condición como tal? La respuesta a esta pregunta es todo un debate en el que de nuevo
aparece el trauma ético y el pensamiento antisistema. Estos problemas deberán ser resueltos
para transformar al FMLN.
Nuevos Métodos de Organización
______________________________
Se necesita configurar un partido de actividad permanente, no sólo de actividad en
periodo electoral. En este paso es sumamente importante y guarda correspondencia con lo
que el FMLN ha sido como fenómeno político histórico, ya que mantuvo a lo largo de toda
la guerra una actividad organizativa y lucha política permanente. Esta ventaja no debe
perderla; es la más importante a su favor. Debe ahora consolidarla y adaptarla a las
condiciones de paz.
Por otro lado, debe constituir un partido que no sólo base su militancia en definiciones
orgánicas de carácter permanente, sino también en conceptos organizativos inorgánicos que
permitan captar y mover a individuos y a organizaciones sociales en una relación bien
estrecha con la actividad coyuntural, ya sea esta electoral o reivindicativa.
36
Hasta hoy el activismo y la propaganda han tenido el diseño contestatario tradicional y
fue correcto. El problema que está planteado ahora es el de la modernización del activismo
y la propaganda, de tal forma que haya un aporte del FMLN a las nuevas formas de lucha
cívica. El FMLN debe asumir la bandera de la reconciliación y el desarrollo de la cultura
democrática.
Debe mejorar su discurso con capacidad de síntesis e ideas básicas, aprendiendo a
combinar imagen y contenido. Un discurso basado en la propuesta más que la protesta. Es
más importante decir qué se es y qué se propone, que declarar todos los anti que ha sido la
tradición (anti-imperialista, anti-oligárquico, anti-capitalista, etc., etc.). Convertirnos en
solución más que en expresión de los problemas. Ganar la capacidad de atraer y no de creer
que se atrae por ser quien se es. Tradicionalmente las izquierdas y los políticos piensan que
la gente está obligada a escucharlos y no piensan que es el político el que está obligado a
ganarse la atención de la gente. Aquí imagen y contenido van juntos.
Hay que usar métodos y técnicas científicas para que se conozcan verdades y evitar los
métodos ideologizados que sólo aíslan de la gente. La retórica ya es cosa del pasado, la
complejidad de la lucha y la difícil visualización de las fronteras ideológicas en el mundo
actual dejan sin valor el discurso declarativo. La derecha no ha vacilado en tomar conceptos
y métodos a la misma izquierda para sus planes de propaganda.
Un Concepto Pragmático de Unidad.
_________________________________
Otro de los grandes retos que están planteados en las actuales condiciones, es si la
izquierda será capaz de mantener su unidad. La imagen tradicional es que las izquierdas
saben dividir y restar, pero no saben multiplicar y sumar. Hay que romper este mito como
se rompieron otros en el proceso.
El cambio programático y todas sus implicaciones ideológicas del carácter y forma de la
revolución, la crisis de valores anteriores que parecen no encajar con la situación actual y la
tendencia lógica de gremios e instituciones a hacer su propio espacio en la sociedad civil y
que antes parecían vinculadas orgánicamente con el FMLN dan un momento propicio para
fraccionamientos y reacción de feudos de la izquierda. Sólo una alta cuota de pragmatismo
como forma de defensa inteligente de los intereses populares garantizan la unidad.
La responsabilidad de construir poder obliga a pragmatismo para mantener la unidad en
torno al proyecto. Sin embargo, las posiciones contestatarias suelen ser irresponsables ya
que su razón de ser es protestar y no construir , por lo tanto, no les importa ser minoría, les
interesa más la “pureza” ideológica que el poder real y los cambios concretos, por lo tanto,
les resulta cómodo fraccionar, como bien dice, “poquitos pero sectarios”. Si esto ocurre en
pequeña escala es lógico. Seria un síntoma de gran fortaleza si no ocurriera. El problema es
que no se convierta en un cáncer que descohesione a toda la izquierda.
Este problema de descohesión interna lo tiene la derecha también, pero el que tenga más
capacidad de cohesión tiene indiscutiblemente mayores posibilidades de éxito.
37
A partir del desarrollo de la sociedad civil, es evidente que se acentuará la cultura de
debate democrático. El problema reside en que esto no lleve a la división, ya que
tradicionalmente pensar distinto entre la izquierda es motivo de división. En la
contradicción está el desarrollo y en la unidad el poder y la fuerza. La unidad tiene sentido
por la existencia de contradicción y diferencias.
Frente a esta situación, el planteamiento clave es aprender a administrar las diferencias,
de tal manera, que la izquierda sepa convivir con diferencias, manteniendo la unidad. Este
es el elemento más importante de la nueva cultura política, ya que de ahora en adelante
enfrentaremos un mundo de deliberación y diferencias que será la base generadora de las
nuevas ideas, de los pactos y las concertaciones hacia adentro y hacia afuera.
Uno de los problemas de la izquierda es que su concepto de unidad es dogmático-
religioso, por lo tanto, genera hipocresía política y ha convertido en tabú debatir intereses
de manera directa y concreta. La unidad es algo así como un santo del que se habla con
ritos y retórica y contra el que sólo se blasfema en privado.
No debatir intereses retarda la capacidad de pactos y acuerdos. La clave está en aprender
a manejar directamente intereses y posiciones en el debate. A veces dividen más los
principios entre amigos, que los intereses entre enemigos.
38
V.
En el
Plano Ideológico
Cristianos, Educación, Historia
_____________________________
En el contexto de la lucha social y la guerra, la sociedad ha vivido una gran
confrontación ideológica. El sistema dictatorial tiene fuertes arraigos, en el país existe una
cultura política primitiva. Las visiones que tienen importantes sectores del pueblo en
general, en su sentido común de lo que es hacer política se expresan en las tendencias a
autocensurarse, a la no participación, a la no organización, al conformismo. Estamos frente
a una cultura de poder militar, impunidad, miedo y corrupción que son vistas casi como
naturales.
Los acuerdos de Chapultepec, al fortalecer a la sociedad civil, son el principio del fin de
la cultura de la prepotencia y la sumisión y el inicio de una ideología de toda la sociedad
basada en la tolerancia, el debate democrático y la concertación. Hay en este momento una
oportunidad histórica para fortalecer un pensamiento y una cultura democrática como
ideología de toda la sociedad y esto implica destinar esfuerzos a fortalecer instituciones,
instrumentos y hacer elaboraciones que permitan ganar esta batalla.
Este esfuerzo es importante porque es la forma de ganar para siempre una sociedad
democrática y no depender solamente de un espacio coyuntural.
Está planteada una batalla ideológica y estamos partiendo de posiciones polarizadas. Por
ello, es sumamente importante tomar las banderas de la reconciliación y la cultura
democrática. Hay que desmontar la polarización desde el centro y no desde los extremos.
Hacer esto no es concesión, es contribuir a la construcción del marco democrático donde se
debatirán en el futuro los intereses populares. En el marco democrático, diálogo,
concertación y negociación son fundamentales y son un terreno que debe dominarse.
Diez años de guerra convirtieron la lucha militar, política y social de nuestro país, en un
fenómeno cultural que invadió la educación, la religión, las costumbres y todos los terrenos
de la actividad ideológica. La dictadura fortaleció y afinó sus instrumentos, el país sufrió
cambios muy grandes que van desde el desarrollo del periodismo hasta el surgimiento de
religiones alternativas al catolicismo para superar la confrontación entre la doctrina social
de la iglesia católica y el conservadurismo religioso conformista que acompañaba a la
dictadura militar. Proliferaron universidades y colegios privados para detener la
contaminación ideológica que se oponía a la dictadura.
En el proceso de generación de conciencia antidictadura se juntaron tres grandes
vertientes que movieron amplias capas de jóvenes y líderes comunales a la rebelión, por un
39
lado el trabajo universitario de los años 60, la doctrina social de la iglesia católica y el
trabajo magisterial.
Resultado de esa confrontación, la dictadura arremetió contra todo, la iglesia católica
perdió un arzobispo y más de una decena de sacerdotes y monjas. Iglesias fueron destruidas
y comunidades religiosas aniquiladas. La Universidad Nacional perdió centenares de
estudiantes, profesores, autoridades; sus instalaciones fueron bombardeadas, ocupadas y
saqueadas. El magisterio perdió más de 400 maestros y la Universidad Católica perdió toda
su dirección.
No se trata de que estas instituciones organizaron y promovieron el alzamiento como
piensa la oligarquía retrograda. Se trata de que las condiciones obligaran a estas
instituciones a promover la concientizaciòn. El rechazo y la represión a las ideas por parte
de los gobiernos militares fue la base real del alzamiento.
Las condiciones han cambiado, los sectores cristianos necesitan renovarse y poner
atención, ya que las religiones informales están llenando el vacío de la religiosidad en su
sentido más estricto con propósitos muchas veces alienantes y conformistas y por otro lado,
hay sectores cristianos sumamente radicalizados que necesitan adaptarse a la nueva
situación.
No se trata de instrumentalizar la religión como lo hacen los falsos predicadores o los
que, mientras promovían la persecución y el asesinato de religiosos, fomentaban el
conformismo con religiones informales.
Se necesita fortalecer la religiosidad nacional y el ecumenismo, asumiendo la tarea de la
reconciliación nacional desde las bases, buscando el desarrollo de una conciencia libradora
para las nuevas condiciones de paz.
El pensamiento cristiano que estuvo presente en toda la lucha puede y debe asumir las
bases éticas de la nueva forma de hacer política y servir a la sociedad. Debe llenar el vacío
dejado por la crisis ideológica, poniendo el humanismo cristiano como base ética de
principios que regule los requerimientos del pragmatismo en el quehacer político.
Es igualmente importante ampliar y fortalecer el trabajo en el área de educación, para
desplegar la conciencia critica de toda la sociedad. En las nuevas condiciones de paz y en el
marco del proceso de democratización cobra hoy una enorme importancia el trabajo
magisterial y universitario, para que aporte al desarrollo de la sociedad civil. La
instrumentalización del trabajo académico es negativa, de lo que se trata ahora es de lograr
su máximo desarrollo.
Instituciones como la Universidad Nacional, que durante el conflicto fueron desde
semillero de combatientes, hasta zona liberada e infraestructura conspirativa, ahora su tarea
central debe ser elevar su nivel académico y científico, mejorar su imagen física y
desarrollo como centro de estudios. Debe pasar a asumir un papel de vanguardia en la
formación del contingente intelectual, modernizar su pensamiento y aceptar el pluralismo
político-ideológico en el plano educativo, de lo contrario, bloqueará su propio desarrollo
40
científico como universidad y su aporte a la generación de una cultura de debate
democrático, y en su papel social para contribuir a combatir la injusticia y la pobreza. La
mediocridad y el oportunismo deben ser erradicados de la misma manera que la indisciplina
social interna generada por los años de guerra. La anarquía y el desorden de la Universidad
Nacional, ya no se justifican, hay que establecer un marco de disciplina que fortalezca su
papel social y académico. Esto es una tarea revolucionaria.
La reproducción de la cultura democrática y la sensibilidad social, necesita ser
fortalecida para frustrar los esfuerzos que harán los sectores oligárquicos por continuar
reproduciendo el pensamiento reaccionario primitivo.
Esto significa esfuerzos concretos en este terreno estimulando a las instituciones a que
se lancen a un gran esfuerzo de reconstrucción, fortalecimiento y desarrollo intelectual y
académico para ganar la batalla de la educación. Es fundamental crear el mayor potencial
intelectual posible y masificar la conciencia crítica y la cultura democrática basada en el
debate y el consenso. Sin potencial intelectual es imposible superar la hegemonía del
pensamiento oligárquico dominante, por ello, es fundamental la creación del contingente
intelectual.
El trabajo del magisterio debe, al igual que el universitario, integrar un plan de
superación académica que debe de ser parte de sus reivindicaciones y esfuerzos. Es
fundamental que los educadores asuman en la actual coyuntura, la responsabilidad
revolucionaria que tienen de mejorar el nivel académico de ellos y sus alumnos para incidir
en la batalla ideológica-cultural.
La reforma educativa pluralista, democrática y técnico científica es una gran necesidad y
el magisterio debe tomar esa bandera.
En el plano científico, cultural y artístico es necesario un gran periodo creativo de post-
guerra en todos los órdenes. Hay que fortalecer culturalmente a la sociedad y sacarla del
atraso en que la mantuvo el pensamiento oligárquico.
Entre más análisis y estudios se hagan sobre este período más se fortalecerá el
pensamiento democrático. Debe plantearse una gran ofensiva artística, cultural, y científica
para consolidar, perpetuar y desarrollar lo ganado. Hay que tener en cuenta que la guerra
obligó a desviar el carácter de estructuras e instituciones que hoy deben ir recuperando su
trabajo y planificando su proyección en el marco de la sociedad civil, para contribuir a esta
otra tarea revolucionaria que no es de partido sino de la sociedad civil.
Es un grave error crear movimiento culturales militantes, esto lleva a la mediocridad y a
lo panfletario. Lo importante es el desarrollo de la creatividad y el pensamiento critico
partiendo de la realidad y de la historia y no de la línea de un partido.
El estudio de este periodo histórico será decisivo para determinar el pensamiento
político nacional para todo el próximo siglo. Difícilmente va a repetirse un fenómeno de
tanta trascendencia como los últimos 20 años de lucha social y guerra. El país estará
marcado durante muchísimos años con este conflicto.
41
La trascendencia que tendrá esta etapa es todavía inimaginable para nosotros y lo será
para Centroamérica y América. Cobran importancia todos los aspectos que signifiquen
símbolos, a partir de hechos, fechas, hombres, lugares, tradiciones, etc. Nada debe quedar
olvidado, la memoria debe ser fortalecida y alimentada. Se producirá una batalla en la cual,
la oligarquía buscará usar la reconciliación y la unidad nacional para borrar la memoria
histórica y mantener su hegemonía. Sin romper con la reconciliación, debe fortalecerse la
memoria y asegurar que se conozca todo, los hechos represivos la historia de la guerra, los
protagonistas, etc. No debe quedar nada sin contarse, sin reproducirse y retransmitirse.
Esto es importante para la política de educación a las futuras generaciones, cuando en el
país se haya consolidado más el proceso democrático. La historia y su enfoque servirán
para terminar de hacer avanzar y consolidar el proceso. Los intelectuales, científicos y
artistas tienen aquí todo un mundo de trabajo que realizar.
El patrimonio histórico debe ser protegido porque a futuro será patrimonio nacional,
independientemente de que en este momento no será considerado así.
Los Medios de Comunicación
_______________________________
El primer problema que salta al hablar de este tema en la izquierda, es el del control
orgánico partidario de medios de comunicación y de comunicadores y el de la necesidad o
no de los órganos oficiales de partido. Este debate alcanza a la situación de las
radioemisoras Venceremos y Farabundo Martí después de ser voceros oficiales del FMLN.
Al igual que en el resto de instancias, el carácter de la revolución también tiene
implicaciones en este orden. Los medios de comunicación y los comunicadores son una
instancia importantísima de la sociedad civil. El problema en ese sentido, no es tener
medios propios, sino fortalecer una concepción y un sistema de medios de comunicación
social que garanticen la libertad de expresión y el debate democrático. Esto tiene mucho
más implicaciones que el tener un periódico o una radio como voceros oficiales.
Volver al Partido propietario o conductor de medios, es cerrar el espacio a que los
medios y comunicadores jueguen su verdadero papel en la sociedad civil. Hay que
plantearse la siguiente reflexión: ¿Que es mejor? Tener medios propios que polaricen la
comunicación de masas y que a la larga sólo servirían para autoconsumo, o luchar por
leyes, reglas y concepciones que liberen y comprometan a todos los medios de
comunicación de la sociedad alrededor de una amplia cultura de debate, de crítica e
irrestricta libertad de expresión.
Esto último convierte a la prensa en un poderoso factor de presión que puede, mediante
la crítica, modificar las posiciones del estado y/o las fuerzas políticas y sociales, cualquiera
que estas sean.
42
Esto parece una utopía, pero es la lucha por el reino de la verdad y es la meta más
revolucionaria y democrática en cuanto a medios de comunicación de masas y desarrollo
del periodismo. Una sociedad con medios monopolizados y controlados por una fuerza
política es antidemocrática, una sociedad con medios polarizados no podrá desarrollar su
cultura política y vivirá en el atraso.
Las radios y medios, al igual que los gremios, los productores y otras estructuras que
estuvieron orgánicamente pegados al FMLN en la guerra, ahora deben ser liberados y
favorecer, al igual que a los gremios, su desarrollo propio.
Los que fueron medios de comunicación del FMLN, ahora deben vanguardizar la lucha
por una cultura de comunicación democrática, pluralista y adaptarse al marco cultural de
paz del país; de esa forma, potenciarán y multiplicarán su alcance. Pluralismo,
profesionalismo y personalidad propia les darán su fuerza. Un enfoque sectario y
contestatario los convertirá en medios de grupos inofensivos, que por otro lado, jamás serán
autosostenibles y a la larga fracasarían. No podemos contentarnos con una política de
medios espejos o grabadora donde los mismos que elaboran se ven y se escuchan. La lucha
es por ser competitivos y tener gran alcance. Para esto no deben ser medios de Partido.
Por otro lado, hay que partir de que el problema principal es que existe una gran
desventaja en la comunicación de masas porque la oligarquía tiene monopolizados,
prácticamente, todos los medios. En las nuevas condiciones de lucha política, los medios de
comunicación son el componente principal en el plano instrumental para la lucha
ideológica. Nada valen las ideas sino hay forma de transmitirlas o si la desigualdad en la
comunicación es muy grande. Nuevamente se correría el riesgo de quedar con medios
alternativos cuando el problema es, cómo hacer para crear una nueva política y concepción
de la comunicación social que abarque todos los medios de comunicación se tenga o no
influencia en ellos.
Se impone una lucha contra el monopolio de la televisión y la publicidad, ya que este
último permite monopolizar indirectamente la radio y la prensa escrita. Esta batalla no
puede descuidarse, se corre el riesgo de que se genere una polaridad de monopolio versus
medios contestatarios alternativos radicales. Posiblemente en estas circunstancias los
propios monopolios podrían financiar a los medios alternativos para que den la idea de que
no existe monopolio y darle un juguete a la izquierda.
En este orden, son claves para una verdadera libertad de expresión: la ley del derecho de
respuesta, ley que proteja a los comunicadores para que puedan ejercer su trabajo con
independencia de la posición del propietario del medio; ley contra el monopolio de la
televisión; ley para regular la compra y venta de publicidad del Estado a los medios de
comunicación y la apertura de más medios de comunicación a nivel de radios, prensa
escrita, televisión, revistas, etc.
Estos medios sólo podrán desarrollarse si se rompe el monopolio de la publicidad, así sí
habría verdadera libre competencia. Por estas mismas razones, el desarrollo y éxito
económico de los nuevos productores es fundamental, de lo contrario sólo el gran capital
podrá tener grandes medios que los representen. No pueden los medios de comunicación
43
basar su sostenimiento en una política de subsidios, cooperación externa y solidaridad para
toda la vida. Requiere de una inserción a la realidad del mercado para sobrevivir. Por ello,
la necesidad de ser empresas no es asunto ideológico sino una conclusión de realismo.
Lo fundamental es empujar al centro a todos los medios de comunicación y convertirlos
en un verdadero poder, que como comunicadores no tengan ni censura ni autocensura y
como empresas estén protegidos del monopolio y se desarrollen en una libre competencia.
Todo esto dentro de una dominante cultural de debate democrático que conduciría al
fracaso a cualquier medio que se vaya a posiciones extremas, radicales y antidemocráticas.
Pero entrar a esta competencia tiene complicaciones para los nuevos medios, no basta
ganar el marco general, se necesita empresas y empresarios competentes, artistas y personal
altamente creativo, periodistas competentes para ejercer la crítica y elaborar análisis e
informar lo que pasa sin deformarlo. En ese orden, lo que fueron nuestros medios, deben
dar el paso aprendiendo a ejercer la critica a la izquierda desde la izquierda, formando
profesionalmente al personal antiguo que sea idóneo, ganando nuevo personal y reubicando
al personal que no califique para las nuevas condiciones.
En las actuales condiciones y como una expresión de fuerza de la sociedad civil, es
importante el desarrollo de corrientes que se conviertan en la conciencia critica del país en
todos los planos de la comunicación, desde le análisis hasta la sátira. Las fuerzas políticas
deben todas acostumbrase a convivir con la crítica y la presión del periodismo profesional y
este implica tener capacidad de debate.
44
VI.
La Lucha por el
Estado Democrático
Los acuerdos de la negociación han abierto la posibilidad de la democratización del
Estado. Tradicionalmente la izquierda ha considerado que para determinar el papel del
Estado hay que controlarlo y mantenerlo permanentemente. Fue esto lo que llevó a los
esquemas dictatoriales.
Es obvio, que es mucho mejor tener el gobierno que no tenerlo. Pero por encima de
tenerlo o no tenerlo, está tener poder real con o sin gobierno, para poder gobernar de verdad
cuando se ganen unas elecciones o para contrapesar a quienes gobiernen. Para esto es
fundamental el poder económico, el poder ideológico y la existencia de reglas del juego
democrático.
Para nuestro país, lo que está planteado es la refundación del Estado y la república fruto
de los acuerdos. Hay un cambio de sistema aún y cuando ideológicamente para algunos
resulta difícil verlo así, porque no se han salido del patrón capitalismo– socialismo.
Estamos saliendo de un sistema totalitario de ejército-partido–Estado, con economía
monopolizada a un sistema de Estado democrático, sociedad civil hegemónica con
economía de libre competencia que tendrá un fuerte peso de la propiedad social privada.
El pensamiento neoliberal de derecha se ha planteado por razones de su interés, reducir
la dimensión y el papel del Estado en la economía. Esto es relativamente aceptable si se
acepta la propiedad social como forma de propiedad privada y no como propiedad estatal.
Las diferencias surgen en el papel regulador y social del Estado; pero a su vez, es de
suma importancia que la derecha acepte la necesidad de la neutralidad real del Estado en el
campo jurídico-político para eliminar la coerción como forma fundamental de gobernar.
Así como plantea la derecha, que el Estado debe ser sólo arbitro en lo económico, también
debe aceptar que éste debe ser sólo arbitro en lo político para resolver por el consenso y no
por la coerción.
Para la burguesía neoliberal resulta fácil desburocratizar el Estado, reduciéndolo su
papel social que es estabilizador; sin embargo, le resulta difícil desmilitarizarlo y reducir su
poder represivo a pesar de que este aparato militar es totalmente improductivo y
desestabilizador.
En realidad, el supra-papel político y económico del Estado fue una deformación
antidemocrático del socialismo estatista y de las dictaduras militares capitalistas del tercer
mundo. En ese sentido, la democratización del Estado y la hegemonía de la sociedad civil
son una revolución. La desmilitarización de la sociedad, la independencia y neutralidad de
los poderes son la base del Estado democrático. Fruto de estos cambios, deben surgir no
sólo los políticos de nuevo tipo como servidores de la sociedad, sino los juristas, los
45
policías, los militares, etc., como carreras profesionales al servicio del Estado y de su
neutralidad, sometidos al interés de toda la sociedad y no de un partido.
La lucha por alcanzar el gobierno es de gran importancia y en el marco actual es todavía
más importante, porque puede contribuir a consolidar y mejorar las posiciones ganadas.
Pero debe tenerse en cuenta que en este momento está abierta la posibilidad de moldear
democráticamente las principales instituciones del Estado, sobre todo de su principal
componente que es el poder coercitivo.
Esta es una tarea que trasciende al FMLN, aún y cuando sea el peso negociador de sus
armas el principal factor de presión para los cambios, la elaboración de los cambios en el
plano jurídico y la lucha en el plano parlamentario involucra a todas las fuerzas políticas,
sociales y gremios de profesionales. Hoy más que nunca debe asumir toda la sociedad civil
esas responsabilidades.
Existen cinco áreas de importancia sobre las que se debe avanzar el máximo posible: la
reforma policial, la reforma militar, la reforma judicial y electoral y el fortalecimiento del
parlamento.
Reforma Policial
________________________________
En relación a la reforma policial, el primer problema que está planteado para la
izquierda es, cuál es el papel del contingente de excombatientes del FMLN que van a
ingresar a la nueva Policía Nacional Civil (PNC). En una concepción tradicional,
organicista, los excombatientes constituirían una especie de operación de infiltración en la
PNC.
Esto supondría que el FMLN tendría una fracción de la PNC, lo cual aún y cuando así
aparezca como resultado de negociación, seria un grave error pensar que así es
efectivamente. Nuevamente aparece la contradicción entre lo orgánico y la lucha por ganar
una concepción más amplia (igual que en medios, gremios, etc.) Es evidente que el
contingente de excombatientes es determinante para garantizar una nueva concepción y una
nueva mentalidad en seguridad pública. Sin ellos, esto seria extremadamente difícil, pero de
esto a concebir que el problema sea el control orgánico, hay una gran diferencia. La
diferencia ésta en que el control orgánico puede perderse, mientras que la concepción, si se
consolida, no se pierde y permite mantener mayores niveles de confianza en la institución
de parte de toda la sociedad, incluidos los adversarios políticos.
De la misma forma que debe evitarse una concepción de control orgánico, debe lucharse
y ser firmes en que no vaya a caer la nueva PNC en manos de la fuerza armada y la
derecha, que en esto serán persistentes y buscaran retardar y violar los acuerdos.
El esfuerzo en la construcción de la PNC no puede quedarse sólo en evitar que la fuerza
armada y la actual Policía Nacional (PN) la vayan a controlar y en ingresar excombatientes,
46
tiene que convertirse en un gran esfuerzo de elaboración ideológico-político que involucre a
otros sectores, fundamentalmente intelectuales y académicos, en el desarrollo y
fortalecimiento de una nueva doctrina de seguridad pública que tenga como propósito
alcanzar una verdadera neutralidad del poder coercitivo. Este esfuerzo no puede quedarse
limitado a la propia Academia y la PNC, implica un amplio debate sobre los problemas de
la seguridad pública y la educación de los nuevos policías. Este proyecto debe desarrollarse
mucho más en los próximos años.
A la nueva policía le tocará asumir tareas muy difíciles, que significarán
enfrentamientos con sectores de poder, ya que en nuestro país, la delincuencia organizada
por el narcotráfico, el contrabando, el robo y tráfico de vehículos, etc., están vinculados a
sectores de la fuerza armada y los ex cuerpos de seguridad. A esto, se sumarán los
problemas sociales de post-guerra que harán aumentar la delincuencia. El problema mayor
lo constituirá la lucha contra el narcotráfico, que cada vez se establece mucho más en el
país, aprovechando el caos de la post-guerra y la corrupción entronizada en la seguridad
publica, la fuerza armada y el poder judicial. La impunidad de los escuadrones de la
muerte, el narcotráfico y la delincuencia van juntos.
La aspiración de ser policía, en el pasado partía de necesidades económicas o por la
búsqueda de impunidad, esto llevó a la corrupción, a que la seguridad pública fuera
unilateral y defendiera los intereses de un sector minoritario contra los del resto de la
sociedad. Así se estableció la tortura, el asesinato y todo tipo de degradaciones morales,
violaciones a los derechos humanos y a las mismas leyes que se decía defender.
Los nuevos policías deben, desde el momento de ser aspirantes, tener otra mentalidad
basada en el deseo de servir a la comunidad en el respeto a la dignidad humana y a la
igualdad de los hombres ante la ley. Una buena policía es el principal componente de una
buena democracia. En nuestro caso, es el principal acuerdo de la negociación y el más
completo de todos. Todas las fuerzas políticas y sociales deben aprovechar el nuevo
contexto para ingresar jóvenes con sensibilidad a la actual PNC.
Reforma Militar
__________________________
Los acuerdos abren una situación excepcional para transformar el pensamiento de la
fuerza armada. Obviamente en la FAES predominan las más fuertes resistencia a los
cambios y es allí donde se dirimirá el dilema democracia restringida o democracia real. Por
ello, es fundamental utilizar este momento para promover la mayor influencia posible de la
sociedad civil y del pensamiento democrático en el seno de la Fuerza Armada.
Esto significa ir al encuentro de la corriente civilista que siempre ha existido dentro de la
fuerza armada y estimular los esfuerzos que esta corriente hará por salvar la imagen de la
institución transformándola. En ningún momento de la historia han existido condiciones
como las de hoy para acercar a la fuerza armada a la sociedad civil, desde una posición de
ventaja de esta última. En este orden, es importante tener en cuenta que la Fuerza Armada
47
está cercada por un conjunto de factores, que la obligan a su modernización y
democratización.
Perdió el control que tenía sobre el poder coercitivo del Estado, al pasar la seguridad
pública a manos de civiles. Con esto, su papel queda limitado a defensa del territorio, otros
papeles si bien aun se harán sentir, irán gradualmente reduciéndose por el peso que tomará
la sociedad civil. Este paso aparentemente negativo para la extrema derecha del ejército,
descarga a la institución de lo que más la desgastaba que ha sido ser instrumento de
represión al servicio de la oligarquía.
La reducción de sus fuerzas será cada vez mayor por la contraposición de sus gastos,
con las necesidades económicas y sociales. Esto obliga a la profesionalización de sus
miembros.
Perdió el servicio territorial y sus fuerzas paramilitares, que han sido la expresión más
clara del militarismo y el principal mecanismo junto a la seguridad pública para el control
de la sociedad civil.
La depuración de sus filas y aclaración de sus responsabilidades en violación de los
derechos humanos a partir de mecanismos civiles, tendrá un impacto positivo en la
correlación interna de la FAES, entre el pensamiento civilista-democrático y las corrientes
anti-democráticas y anti-civilistas.
La reforma en los planes educativos, con participación civil y la apertura al ingreso a sus
filas de gente de todas las corrientes de pensamiento político terminarán con el predominio
ideológico de la derecha sobre los militares. Esto tendrá gran impacto a mediano y largo
plazo.
Indiscutiblemente que este conjunto de medidas si son bien ejecutadas, pueden
transformar radicalmente al ejército, sobre todo si se tiene en cuenta el peso que tendrá la
sociedad civil con todos los acuerdos y la segura existencia de un pensamiento civilista en
el seno de la fuerza armada.
Está claro que esto no será fácil, que existen en la fuerza armada corrientes fanáticas de
tradición anticomunista y antidemocrática, hay cultura de prepotencia, de poder total, de
corrupción ilimitada y de impunidad. Estas corrientes buscaran intimidar, evitar la
depuración, seguir controlando, teniendo poder e impunidad. El FMLN debe ser la posición
de avanzada, para evitar que estas corrientes recuperen fuerza usando el poder negociador
de las armas. Una fuerza armada sin depurarse a fondo no genera el espacio de seguridad,
ni credibilidad para el desarme del FMLN.
La educación del oficial y la tropa, aparte de ser ideológicamente anti-civilista, ha estado
concebida para la pérdida de la dignidad y el valor de la persona humana.
Para asegurar disciplina, se prepara al hombre para violar los derechos de los demás,
educándolo en la obediencia ciega a partir de humillaciones, maltratos y persistentes
castigos físicos, como si se tratara de animales y no de personas. Sin embargo, éstos son
48
considerados lógicos y naturales en la formación militar. Se tienen concepciones totalmente
primitivas para la formación del hombre de armas, que lo convierten en una maquina de
matar. Estas fueron las concepciones de la oligarquía y la asesoría norteamericana durante
la guerra fría. Es una historia parecida a la de “Frankestein”, cuando vieron a sus militares
asesinar sacerdotes, secuestrar empresarios y meterse de lleno al narcotráfico y la
corrupción, se asustaron.
Por ello, muy a pesar de todas las resistencias e incluso riesgos que implica asegurar este
conjunto de cambios, es hoy el momento nacional e internacional de hacerlos, para bien del
país y de la propia institución.
No puede la sociedad civil permitir las trampas. Hay un argumento muy contundente
para que la propia fuerza armada entienda que ya no le conviene detentar poder político. El
Salvador tiene una sociedad muy compleja y desarrollada en lo político, económico y
social, la continuación de la intromisión de los militares en el poder, los desgastaría
muchísimo más y puede llevarlos a una crisis mucho mayor y de precios más altos para la
institución. Ya no está ni el mundo ni el país para aceptarlos gobernando por delante ni por
atrás del poder.
Es importante romper con la tradición de ingresos a la Escuela Militar motivados por la
búsqueda de privilegios e impunidad, promoviendo el ingreso a ésta, de jóvenes de buena
capacidad intelectual, pensamiento democrático y sensibilidad social. Hay que asumir la
tarea de transformar desde adentro y dejar el tabú de que ser militar es malo y patrimonio
de la derecha.
Igual importancia tiene la elaboración de trabajos sobre la nueva doctrina de la Fuerza
Armada que ayuden a la formación de los nuevos oficiales, la recuperación de la historia
del pensamiento civilista de la Fuerza Armada con sus figuras, hechos y fechas más
importantes y la promoción del contacto social, humano y político de la oficialidad de la
FAES con todas las fuerzas democráticas, con miras a la reconciliación verdadera y a la
apertura del pensamiento de la Fuerza Armada.
Parlamento,
Sistema Electoral, Poder Judicial
________________________________
Los cambios más determinantes para alcanzar el Estado democrático operan a nivel de la
reforma militar y policial por ser el poder coercitivo del Estado, pero estas no tendrían
sentido si no se realizarán cambios profundos en el poder judicial y el sistema electoral.
Igualmente, el parlamento debe adquirir su verdadero papel como punto de equilibrio ente
la sociedad civil y el gobierno.
Los planes contrainsurgentes sofisticaron el esquema dictatorial. La Democracia
Cristiana, que proclamó cambios democráticos, fue victima de las limitaciones al poder real
que dejaban los cambios operados, en tanto éstos solo modernizaban el militarismo y el
49
poder oligárquico. Incluso los Estados Unidos, con propósitos contrainsurgentes intentó ir
más allá en muchos de los cambios y debió conformarse con menos porque la estructura de
poder interna del país no se lo permitió. Fue así, como no pudo ser disuelta la Policía de
Hacienda, ni evitar que Arena controlara el sistema electoral, tampoco se pudo depurar ni
modernizar el sistema judicial. Esto sólo fue posible en la negociación.
Veamos, cuál es el cuadro de poder bajo el cual ha gobernado Arena. Si bien es cierto,
perdieron parte del poder económico, con la reforma agraria de 1980, impidieron la
realización de la segunda fase de ésta, reprivatizaron y remonopolizaron la banca que es el
alma del sistema económico, con el cual pueden controlar todos los sectores de la economía
y bloquear una verdadera libre competencia.
Han aprendido a realizar elecciones, que en términos formales son libres, pero
aseguraron el control del sistema electoral para darse capacidad de fraude técnico vía el
registro electoral; se aseguraron el control orgánico e ideológico del sistema judicial para
mantener la impunidad de forma más sofisticada. Los casos pueden investigarse pero el
sistema judicial se encarga de que no haya verdad ni justicia. Si bien, se superó
aparentemente el sistema ejercitó-partido-Estado, que existía con el partido de los militares
(PCN) en todas las décadas de la dictadura, la derecha mantuvo el predominio ideológico
anticomunista y anti-civilista dentro del ejército y le permitió a éste, mantener la seguridad
pública, impunidad, prerrogativas constitucionales y gran poder económico. En estas
condiciones a los militares ya no les importo ser o no ser presidentes.
El país entró en un período de aparente libertad de expresión, fruto de las
contradicciones y necesidades del plan contrainsurgente y de la presión de la prensa y
comunidad internacional, pero se han garantizado el monopolio de la propiedad de los
medios y de la publicidad privada y del Estado, con lo cual, controlan la televisión, radio y
prensa prácticamente en un 90 a 95%. Con este monopolio y la capacidad de guerra
psicológica, pueden construir o destruir imagen, manipular información a su antojo y
mantener el control de los periodistas con chantaje sobre sus empleos.
En el parlamento, el presidente de este poder, cuenta con un fondo especial secreto y una
franquicia ilimitada que le permite comprar diputados de las pequeñas o grandes fracciones
y esto sirve par definir las votaciones.
Evidentemente, que con este cuadro de dominio ideológico y orgánico de la derecha en
las instituciones, no se puede hablar de democracia. No seria posible detener la impunidad,
la corrupción, los fraudes electorales o lacras como el narcotráfico que pueden cobrar una
gran fuerza en el periodo de post-guerra. Ir a una elección, es como una batalla de
obstáculos, pelear en desventaja total en el uso de medios de comunicación, luego superar
los fraudes técnicos del sistema electoral y si acaso así se ganara, tener que negociar con el
ejército y el capital para que no desestabilicen y permitan de verdad gobernar.
Por lo anterior, es de suma importancia democratizar las instituciones del Estado y
asegurar una verdadera independencia de poderes. Para el FMLN terminar la guerra,
desarmarse y entrar en el juego político sin cambiar estas condiciones, seria como
suicidarse por vía política.
50
El sistema electoral debe ser renovado. Es inaceptable un sistema de registro elitista que
tarda seis meses en documentar a un ciudadano. Es un sistema hecho para que la mayor
parte de la gente no vote y para que algunos puedan votar muchas veces. El sistema
electoral debe llegar a ser un poder independiente, esto implica que al igual, en el sistema
judicial, se de espacio al surgimiento de un sector profesional independiente que esté al
servicio de la sociedad y no de un partido político. El camino para llegar a esto es partir del
pluralismo, el equilibrio y el consenso en la composición de las instituciones y en el
establecimiento de las normas.
En el caso del sistema judicial será imposible superar la impunidad, sino no se le depura
y se cumplen los acuerdos y proyectan nuevas medidas. En las actuales condiciones, el país
puede caer en manos de la presión de narcotraficantes o bandas de extrema derecha si no se
va a fondo en la reforma judicial. Una guerra sucia, si es respondida con otra guerra sucia,
llevaría gradualmente a una guerra total mucho menos controlable que la del pasado. Le
toca al sistema judicial evitar la guerra sucia cumpliendo su papel. Seria responsabilidad de
él, si se cae en una nueva espiral de violencia.
Hay en estos momentos una revolución jurídica en marcha que debe ser asumida por las
instituciones y gremios profesionales de la sociedad civil para empujar al parlamento y al
gobierno a concretar. Es insuficiente la presión del FMLN y los acuerdos para lograr todos
los cambios por la democratización del Estado, este es un momento de máximo despliegue
y aporte de terceras fuerzas para impulsar la modernización; igualmente, el parlamento está
en el mejor momento para ir a fondo con la revolución jurídica y sacar las decenas de leyes
y reformas que se necesitan, que están comprometidas en los acuerdos y que modificarán la
cultura parlamentaria del país. Quizá ninguna otra asamblea legislativa podría dejar tanto
para la historia del país como la actual. Por ello, la presión de la sociedad civil y el poder de
negociación de las armas del FMLN son la base para el cumplimiento de los acuerdos en
materia jurídica.
Es correcto pensar que para reformar al Estado hay que ganar las elecciones y tener el
gobierno y el parlamento, pero esto, no puede ser absoluto, sobre todo en el caso de El
Salvador a partir de los acuerdos de la negociación. El problema principal ahora, es el de la
construcción de las reglas del juego del Estado democrático, para que así, gobierne quien
gobierne, se garantice la democracia en el país. Ganar las elecciones y tener el gobierno es
importante para consolidar el sistema político, siempre y cuando se hayan asegurado las
reglas del juego. El cumplimiento de los acuerdos, es por ello, la tarea histórica más
importante de la sociedad civil y del FMLN como factor de presión y también como parte
que comienza a ser de la sociedad civil.
Para la izquierda, lo importante de todas estas reflexiones, es que de nada valdría haber
hecho una lucha política y militar de más de veinte años para terminar sólo ganando el
derecho de participar en una lotería electoral viciada. Es peligrosa la obsesión de que el
problema principal es tener el gobierno, porque sin llegar al gobierno no hay victoria plena
y por lo tanto, el esfuerzo principal debe ser la batalla por las elecciones del 94.
51
Indiscutiblemente, esas elecciones son decisivas, pero si no se ganan en esta etapa
componentes permanentes del poder en el orden económico e ideológico y si no se avanza
en la democratización del Estado con el cumplimiento de todos los acuerdos, de muy poco
podría servir ganarlas y sería fatal perderlas. Igualmente, si hay cambios, será una gran
victoria ganarlas, porque permitirían consolidar y proyectar la política de concertación y
democratización, haciendo un gobierno de concertación nacional con los mismos
adversarios de la derecha, ya que no podría ser un gobierno contra un sector, sino un
gobierno de unidad nacional. Esto aseguraría la democracia en el país para largo plazo,
rompería barreras ideológicas y lo prepararía para la alternabilidad en el poder sin peligro
de grandes conflictos político-sociales.