Transcript of UNIVERSIDAD VIRTUAL DE QUILMESinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/Chioza... · Web...
UNIVERSIDAD VIRTUAL DE QUILMES1.1.1. El punto de partida: el
conocimiento empírico 10
1.1.2.Viajes, descubrimientos y nuevas representaciones del Mundo
10
1.1.3.Una representación cada vez más precisa 15
1.1.4. Geografía, ciencia humana, disciplina científica 17
1.2. ¿Geografía o Geografías? 21
1.3. El Espacio Geográfico y las Sociedades 37
1.3.1. Epistemología, geógrafos y espacio geográfico 37
1.3.2. El Espacio Geográfico 40
1.3.3. ¿Cuáles son las propiedades del espacio geográfico? 42
2.La Organización del Espacio Geográfico 53
2.1. Localización 54
2.2. Escalas de análisis y relaciones espaciales de poder 62
2.3. El Paisaje 66
2.3.3. Flujos, sistema, «tiempo espacial» y fricciones 77
2.4. La Organización del Espacio Geográfico 82
2.4.1. Población, Sociedad y Territorio 86
2.4.2. La distribución de la población 91
2.4.3. Espacio geográfico y espacio económico: "los golpes de
hacha" 100
3. El Análisis del Presente 109
3.1. El modelado de una geografía humanizada 121
3.1.1. Técnica, Sistema, Tiempo y Espacio Geográfico 123
3.1.2. Las primitivas técnicas, las poblaciones humanas y la
ocupación del
territorio 128
3.1.3. Diferentes concepciones del espacio: el mito y el lugar
132
3.2. Técnica y Organización Social: evolución de los espacios
humanizados 136
3.2.1. Desigualdades de poder, decisiones políticas y expresiones
culturales 137
3.2.2. El análisis del presente desde los conceptos: Lugar, Técnica
y Paisaje 139
3.3. Geografía de la Totalidad: el espacio planetario y el lugar
149
3.3.1. La mundialización de la economía 151
3.3.2. Innovación tecnológica y espacio geográfico 157
3.3.3. Tendencias y reflexiones 166
Referencias bibliográficas 174
Introducción
Una introducción a la Geografía es, en verdad, una introducción al
conocimiento del espacio geográfico, entendido como la resultante
de las relaciones que la sociedad establece con la Tierra que
habita.
Una Geografía que entiende el espacio geográfico como la expresión
de las relaciones que las sociedades humanas establecen a lo largo
del tiempo con los distintos ámbitos del planeta que habitan.
Planeta que es, a la vez, su lugar de residencia, su fuente de vida
y tal vez debamos decir también su prisión. Ocurre que a pesar de
los extraordinarios avances que significan las inversiones en la
exploración del espacio extraterrestre no se ha logrado todavía la
instalación de una colonia humana en cualquier otro lugar del
universo.
Groseramente podría compararse al espacio geográfico con una obra
de arte, una escultura, en la que la Naturaleza constituye la
materia a modelar y la Sociedad es el artista que concibe y realiza
el modelo empleando las técnicas e instrumentos adecuados. Sin
embargo, la analogía no es correcta, porque a diferencia de la obra
de arte en la que el artista sólo se manifiesta por su genialidad,
en el espacio geográfico el artista es también parte de la obra
acondicionada para servirle de morada y de sustento.
Sintéticamente podemos decir que el espacio geográfico, objeto de
estudio de la Geografía, es Naturaleza modificada por la sociedad.
En consecuencia, el espacio geográfico es una construcción social y
la Geografía que lo estudia, una ciencia social.
Con esta Introducción a la Geografía queremos presentarle una
propuesta para recorrer algunos de los aspectos que presenta el
complejo análisis de la actual realidad social y territorial. Es
nuestro propósito introducirlo al análisis geográfico y,
paralelamente, dotarle de herramientas conceptuales. Herramientas
que, a partir de esta experiencia, podrá poner en juego en cada
análisis social de la realidad.
En función de nuestros propósitos, el módulo está organizado en
tres unidades en las que se desarrollan diferentes aspectos y
dimensiones que intervienen en la construcción social del espacio
geográfico. Ello explica la presente selección de contenidos, los
objetivos particulares de cada unidad, las actividades, los
estudios de cada caso y la selección bibliográfica.
En la primera unidad, Espacio Geográfico y Sociedades, le
proponemos revisar algunos de los aportes de la Geografía al
conocimiento científico de la realidad. También, nos iniciaremos en
el análisis de las múltiples características de un concepto
central, el espacio geográfico, concepto que se irá construyendo y
complejizando, lentamente, a medida que avancemos con el
curso.
En la segunda unidad, La Organización del Espacio Geográfico, le
presentamos una selección de conceptos básicos e indispensables en
el análisis geográfico: localización, tiempo y paisaje. En cada
propuesta de contenido se le ofrecerá una creciente complejidad y
formas de interrelación teórico-prácticas, con el propósito de
reflexionar sobre algunos rasgos que hacen a la actual geografía de
las desigualdades.
Por último, la tercera unidad, El Análisis del Presente, se refiere
a las funciones, reestructuraciones y diferenciaciones de los
actuales espacios geográficos y el papel de las innovaciones
tecnológicas a través de procesos sociales, históricos y
territoriales que se evidencian en la presente geografía del
planeta y siempre apoyándonos en el interjuego de las diferentes
escalas de análisis: planetaria, regional, nacional o local.
La unificación de la Tierra como campo de acción de las sociedades
europeas comenzó con los grandes descubrimientos de los siglos XV y
XVI, y se aceleró hacia fines del siglo XVIII y durante el siglo
XIX con la revolución industrial y la revolución de los transportes
y las comunicaciones. Otro salto en la integración planetaria se
dio con el avance de las telecomunicaciones, especialmente, después
de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, y a la "velocidad de
la luz", las innovaciones tecnológicas y la mundialización de la
economía modifican profundamente la organización del espacio
planetario hasta globalizarlo.
Las nuevas tecnologías se están configurando como uno de los
ámbitos más dinámicos de actuación humana para el siglo XXI; pero
no podemos olvidar que toda actividad humana se desarrolla en y con
el espacio geográfico, del que nos aprovechamos, sobre el cual
incidimos, pero que a su vez también nos impone
condicionantes.
Las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas no
actúan aisladamente. Es necesario detenernos y resignificar las
consecuencias inmediatas de este mundo cada vez más reducido, dicho
en sentido amplio. Reducido como efecto del avance de la tecnología
en las comunicaciones y el transporte que afecta y reduce la
relación tiempo- distancia; pero también reducido, en el sentido
literal del término, porque sólo el 20 % de la población mundial
tiene acceso a la calidad de vida que ofrecen los países
desarrollados. Es importante, para comprender las actuales
construcciones espaciales y territoriales comparar los círculos
sociales que estructuran la vida política, la vida económica y la
vida cultural de los pueblos.
Aprovechamos para reiterar que esta propuesta lejos está de
constituirse en un sofisticado recetario de fórmulas "aceptadas"
sino que, por el contrario, es una aproximación a una particular
interpretación que intenta superar las descripciones trilladas;
tratando de exponer y ofrecer elementos y herramientas conceptuales
que contribuyan a la búsqueda de explicaciones de los fenómenos
geográficos. Es nuestra intención generar el debate y la reflexión,
a través de este material, al que llamaremos: Introducción a la
Geografía, aunque pudo llamarse también, invitación a la Geografía.
La puerta queda abierta...
Objetivos
a. Revisar los aportes y contribuciones de los conceptos centrales
del saber geográfico realizados en el tiempo.
b. Analizar en el interjuego de escalas las relaciones entre
sociedad, espacio geográfico y territorio.
c. Reflexionar sobre la construcción del conocimiento geográfico
como saber y su importancia para la interpretación de la realidad
social.
Unidad 1
Objetivos
1. Reconocer los aportes de la geografía al conocimiento científico
de la realidad.
2. Analizar las características del espacio geográfico.
3. Reflexionar sobre la complejidad del espacio geográfico.
Cuando preguntamos qué es la Geografía; las respuestas,
generalmente, están asociadas con las experiencias escolares, ello
justifica que la identifiquen con inventarios de datos, nombres y
estadísticas, algo muy diferente de lo que es la disciplina en el
campo de la investigación científica. Algunas personas podrían
responder que los geógrafos tienen como principal tarea la
elaboración y empleo de mapas, relacionándola con itinerarios
(guías de viajes, descripciones físicas del paisaje, etc.), en los
que los protagonistas son los lugares.
Esta percepción está alejada tanto de la moderna concepción de la
geografía como de lo que en realidad hoy los geógrafos hacen, y en
especial de su producción científica. Esto no significa que el
geógrafo no necesite observar las características de los lugares
donde se localizan los fenómenos sociales. Durante mucho tiempo, la
Geografía tuvo como objetivo la descripción y la cartografía de los
lugares, teniendo un lugar central en la producción de conocimiento
que respondía a los intereses de imperios y estados en expansión.
Es decir, que la localización de los lugares, su descripción y el
trazado de rutas era una necesidad urgente de los estados a la que
la Geografía debió responder. La tarea de “inventariar” el mundo
estaba en manos de quienes podríamos llamar geógrafos, que pasaron
a ser minuciosos relatores de una geografía de sectores del planeta
hasta entonces desconocidos. Durante este largo período apenas
existía como disciplina pero, a partir de fines del siglo XIX, en
el marco de la expansión de las potencias europeas, del
nacionalismo, del auge de la revolución industrial, del poderío
militar y económico, los conocimientos de la Geografía serían
indispensables para el dominio planetario.
En el proceso de consolidación del Estado Moderno, la Geografía
como la Historia tienen un papel central como transmisores de los
valores de la época: contenidos y valores fundamentales para un
discurso necesario, difundido a través de la enseñanza, que lleva a
la construcción de la Nación.
La institucionalización de la Geografía
El conocimiento geográfico de América está ligado al proceso de
conquista y expansión colonial de España que proporciona crónicas,
memorias, informes y cartografía cuyas primeras manifestaciones han
sido recogidas en buena parte por Levillier en su obra América, la
bien llamada. Esa misma tradición se mantiene durante el siglo XIX
en el período de consolidación del Estado Nacional que culmina con
la eliminación de las fronteras interiores. La institucionalización
de la geografía en el ámbito de la enseñanza se produce a fines del
siglo XIX con el aporte de viajeros de diferentes nacionalidades y
orígenes y fue acompañada con la creación de la carrera docente en
el Instituto Nacional Superior del Profesorado Secundario, mientras
que la incorporación de la disciplina al ámbito de la investigación
académica se produce en el seno de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires al despuntar el siglo
XX.
El campo de las ideas geográficas ha sido muy fértil en aportes al
conocimiento de la realidad terrestre. Sus contribuciones a lo
largo de su historia se han centrado en varios tópicos, siendo el
concepto de espacio geográfico uno de los más discutidos y sobre
los que aún se mantienen fuertes debates. Hacer una descripción o
recortes del complejo devenir de las corrientes del pensamiento
geográfico no es el propósito de este curso; pero sí se tendrán
presentes, sintéticamente, algunas ideas o procesos que ayuden a
contextualizar los principales aportes del conocimiento geográfico
a través del tiempo.
Lo que procuraremos en esta unidad es aproximarlos a los conceptos
centrales que nos guiarán a lo largo del curso mostrando, a la vez,
algunos debates, reflexiones y avances en la producción del
conocimiento geográfico. En fin, nuestra propuesta es revisar y
reflexionar sobre aquellos conceptos que permitan introducirnos en
esta disciplina que se ha dado en llamar Geografía.
1.1. Introducción al conocimiento geográfico
1.1.1. El punto de partida: el conocimiento empírico
El punto de partida del conocimiento geográfico ha sido la
experiencia acumulada por las sociedades primitivas que exploran
las zonas que habitan reconociendo los lugares que le brindan
alimentación y refugio ¿Cuándo comienza esa experiencia? Tan lejos
en el tiempo como podamos datar la aparición del hombre.
Este conocimiento empírico del entorno permite responder a las
preguntas “¿qué?”, “¿dónde?” y “¿cómo?”; son preguntas que los
humanos se formulan para poder encontrar los medios de subsistencia
más propicios, y también para eludir lugares de riesgo. No
obstante, estos elementos no alcanzan para entender por qué la
relación con la naturaleza remite al terreno mítico.
Muchas personas en la actualidad no han sobrepasado el nivel del
“¿qué?” y el “¿dónde?”, y no han desarrollado la capacidad de
interrogarse sobre el “¿por qué?” e interpretar la realidad de la
que forman parte y en la que tienen -aunque no sean conscientes de
ello- un papel protagónico.
El conocimiento empírico sigue siendo tan necesario hoy como en su
momento lo fue para nuestros antepasados más remotos, sólo que en
lugar de una experiencia en gran medida dependiente del azar se ha
transformado en una instancia del conocimiento científico que debe
estar guiado, o tamizado, por los objetivos que perseguimos. De
esta manera, nuestra experiencia cotidiana, asistemática, se
transforma en una fuente de conocimiento científico a la luz de la
búsqueda de su “racionalidad” en el marco de una teoría que puede
ser confirmada o refutada, en este último caso, dando origen a
nuevas teorías.
1.1.2. Viajes, descubrimientos y nuevas representaciones del
Mundo
Hay una diferencia entre el contexto actual y aquella historia en
la que tienen su origen las primeras manifestaciones del
conocimiento geográfico, que no superan el nivel de lo que
efectivamente se puede conocer por experiencia, resumida en
inventarios, itinerarios y descripciones de lugares; en un comienzo
limitados al alcance del desplazamiento a pie y más tarde en
embarcaciones o a caballo, pero siempre en contacto directo con la
realidad. Otros medios de transporte como el tren o el automóvil
amplían el radio de desplazamiento a cambio de una visión fugaz de
los paisajes sacrificados a la velocidad en que cambia la ecuación
distancia - tiempo.
Hoy a la experiencia vivencial -y por eso espacialmente limitada
para la mayoría de los hombres- se suma la "experiencia" obtenida a
través de sensores remotos que hacen accesibles otras escalas
espaciales y permiten una reinterpretación de la realidad y el
acceso a rasgos que escapan a la escala local.
POBLACIÓN MUNDIAL POR CONTINENTE (%)
Fotografía aérea del Géminis: Foto del delta del Nilo
La necesidad de identificar y localizar los fenómenos geográficos
no es menos imperiosa en la época de la guerra de las galaxias de
lo que lo fue en la etapa de la constitución de los grandes
imperios del pasado. Como un subproducto de las experiencias
realizadas por el Programa Géminis de los Estados Unidos, destinado
a experimentar la posibilidad de realizar viajes espaciales
tripulados con retorno a la Tierra, los científicos de las Géminis
III obtuvieron el 23 de marzo de 1965 las 25 primeras fotografías
color de la superficie terrestre desde el espacio, por iniciativa
propia. Esa experiencia motivó la incorporación de un proyecto
fotográfico en los viajes de la Géminis IV (3 al 5 de junio) y la
Géminis V (21 al 29 de agosto del mismo año). La Géminis V fijó su
derrota en la franja que comprende las zonas limítrofes de Estados
Unidos y México, el Norte de África, el Cercano, Medio y Lejano
Oriente en esas latitudes. El equipamiento fue mejorado para
obtener información geológica, geográfica y meteorológica. De la
multitud de imágenes registradas por los investigadores de la NASA
y el U.S. Weather Bureau, hemos seleccionado dos fotografías, una
corresponde al sector occidental del Delta del Nilo cuya mancha
verde contrasta con los tonos ocres del desierto colindante. Sobre
la costa se distingue el Puerto de Alejandría y en el Delta, los
canales de riego y el curso del Brazo Rosetta en el borde inferior
de la zona fértil del valle. En el corazón del desierto se observa
un trazo fino que se identifica como una serie de lagos salados
ubicados bajo el nivel del mar alojados en el uadi el Natrun
(S-65-45736).
2. Foto del Valle del Río Grande
Fotografía aérea del Géminis: Foto del valle del Río Grande
La otra imagen reproduce un área captada anteriormente por la
Géminis IV en forma reiterada. Se trata del Valle del Río Grande en
el límite entre Chihuahua (México) y New México (U.S.A.). En el
centro aparece una zona neurálgica de interés para ambos países: el
área metropolitana de las ciudades fronterizas de Ciudad Juárez y
El Paso localizadas aguas abajo del punto en que el Valle se
estrangula y hace más fácil el vado del río. A lo largo del valle
se identifican las áreas de cultivo cuyo verdor contrasta con la
aridez de las zonas que lo enmarcan (S-65-45752).
Ambas fotografías han sido publicadas por la NASA y constituyen el
antecedente que más tarde dará origen al lanzamiento de satélites
no tripulados destinados al relevamiento de los recursos de la
Tierra (ERS 1, Lansat, etc.). El último intento de obtener un
registro de máxima precisión consiste en el lanzamiento de una
misión espacial iniciada el 11 de febrero del año 2000 y destinada
al relevamiento tridimensional de la superficie terrestre, a bordo
del transbordador espacial “Endeavour”. Se verifica una vez más que
en materia de conocimiento geográfico, saber es poder.
Conocer es una forma de posesión del objeto conocido, y darle un
nombre que lo identifique es reafirmar esa posesión: cordillera -
Andes; río - Amazonas; ciudad - México; mar - Tirreno, etc. Con la
experiencia surge un vocabulario que identifica los elementos de la
realidad y denota su singularidad con un topónimo.
Esas palabras forman parte del lenguaje cotidiano, pero su
incorporación al lenguaje científico exige una redefinición,
precisando los conceptos de modo que su significado sea el mismo
para toda la comunidad científica. Muchos términos tienen un uso
estrictamente local y su empleo demanda, con mayor razón, una
definición: por ejemplo, uadi, huayco, destacando que aunque tengan
similitud, no son lo mismo.
Para la geografía, además de identificar y nombrar los elementos de
la realidad y nombrarlos es necesario también representarlos,
acrecentar el dominio y hacer que los mapas mentales que surgen de
la experiencia sean inteligibles para otros mediante su expresión
gráfica.
Representar significa no sólo individualizar los elementos
significativos, sino también asignar a cada uno un símbolo y un
lugar. Con la representación pictórica asistimos a los albores de
la cartografía, cuya historia constituye un apasionante capítulo de
la ciencia y de la técnica, que busca todavía la definición de una
simbología universalmente aceptada.
Estos mapas, como reflejo de la realidad, adquieren rigor a medida
que la exploración del planeta y los instrumentos de medición
evolucionan simultáneamente para determinar distancias y altitudes.
Son los grandes viajes, inventos y descubrimientos que se
desarrollan a partir de los siglos XV y XVI los que llevan
finalmente a la confección de los mapas del mundo y de los globos
terráqueos que nos proporcionan un modelo que torna coherentes e
inteligibles las visiones fragmentarias que sirvieron de base para
su construcción. Eso significó resolver problemas de matemática y
geometría que dieron nacimiento a la geodesia.
Esa cartografía nos ha acostumbrado a una manera de mirar al mundo,
en un plano y desde el hemisferio Norte. Siempre nos asombra por
ejemplo, la rústica representación de las costas de América del
Sur, en el que el Estrecho de Magallanes está ubicado en la parte
superior de la misma en el mapa de Pigafetta en el que se aprecia
una visión de las Costas de América del Sur.
3.Mapa de Pigafetta: visión de las costas de América del Sur
1.1.3. Una representación cada vez más precisa
El progreso en la representación de los rasgos morfológicos fue
extraordinario al punto que, cuando pudo contemplarse la superficie
terrestre desde el avión, asombraba ver la correspondencia entre
formas de la realidad y mapas.
El mapa elaborado por los geodestas fue, hasta la Primera Guerra
Mundial, el medio más adecuado para integrar la experiencia de cada
investigador en un marco más amplio. El desarrollo de la aviación y
la toma de fotografías aéreas impulsaron el desarrollo y el
enriquecimiento de la cartografía con nuevos datos. La
aereofotointerpretación y el uso de aparatos que permiten recuperar
las formas de relieve dieron mayor precisión a los elementos
representados, pero a la vez pusieron al descubierto el vigor y la
riqueza de los rasgos de la impronta de la actividad humana sobre
la Tierra, y esto fue válido no sólo para la actividad presente
sino también para la del pasado remoto. La fotografía aérea se
convirtió en auxiliar no sólo de la Geografía, sino también de la
Historia y la Arqueología.
4. Foto aérea del puerto de Ostia
Foto aérea del puerto de Ostia
La fotografía aérea tuvo la virtud de mostrar la disposición
relativa de los objetos en el espacio y a la vez recuperar la
dimensión temporal del espacio geográfico, descubriendo los
elementos del mismo correspondientes a organizaciones espaciales
del pasado. Las técnicas de registro, lectura e interpretación de
las fotografías aéreas permiten alcanzar una profundidad histórica,
antes insospechada y establecer correlaciones entre las diferentes
dinámicas del medio natural y el medio social. Raymond Chevalier ha
prestado especial atención a la lectura y reconstitución de
antiguos paisajes. Entre otros casos analiza el del Puerto de Ostia
que fue el nexo de Roma con su imperio marítimo ubicado en la
desembocadura del Tíber, que fue segado y finalmente abandonado.
Una serie de restos superficiales, sin orden ni concierto aparente,
fueron resignificados por la fotografía aérea, que certificó la
real existencia y la ubicación de la ciudad y puerto imperial. En
la fotografía que se reproduce, Ostia ocupa el sector inferior de
la misma, y en el centro de la planta urbana se identifica
claramente el ámbito del teatro y otras construcciones domésticas y
oficiales ordenadas según un prolijo trazado de calles.
Tomado de Raymond Chevalier. L´avion à la découverte du passé.
Fayard, París. 1964.
En el presente puede decirse que ningún lugar de la Tierra, por
apartado, inhóspito y recóndito que parezca, es inaccesible al
conocimiento humano. Las imágenes captadas por los sensores
remotos, las determinaciones de posición y las medidas realizadas
por los GPS permiten hoy responder a las preguntas qué y dónde con
gran precisión. Queda responder por qué es así y por qué allí como
tarea del geógrafo que no podrá prescindir de la utilización (como
medios de aprehender el espacio geográfico -su objeto de
conocimiento-) de la experiencia, del dominio de un lenguaje
preciso y de las representaciones simbólicas de la realidad:
cartas, mapas, planos, fotografías e imágenes.
Sin embargo, eso no es todo. En su campo, el geógrafo no ha de
trabajar sólo en compañía de geodestas, cartógrafos y naturalistas,
sino también con quienes le proporcionen los medios necesarios para
acceder al conocimiento de las sociedades: se trata de la
diversidad de grupos humanos que tienen diferentes formas de
inserción social, cultural y económica, ya que cada uno imprime un
sello peculiar a su accionar sobre el planeta, llevando a la
configuración de espacios geográficos diferenciados.
Actividad Nº1
Los conceptos analizados hasta aquí muestran el papel estratégico
de las representaciones del mundo y su evolución en el tiempo.
Detecte las ideas principales e identifique y confeccione un
listado con los conceptos centrales que se desarrollaron.
1.1.4. Geografía, ciencia humana, disciplina científica
El trayecto de nuestra disciplina ha sido accidentado y sobre todo
muy cuestionado interna y externamente en el mundo científico.
Ricardo Figueira, en su introducción a la Geografía, ciencia humana
(1977), ha rescatado los conflictos por los que atravesó la
geografía como disciplina desde sus primeros pasos. En sus
palabras, podremos identificar la compleja construcción histórica y
el contexto científico en que se desarrollan los supuestos básicos
de la ciencia geográfica, los que por cierto irán transmutando a
través de las ideas y del tiempo:
"En el panorama de las ciencias del hombre la geografía es quizá la
única disciplina cuyo territorio suele aparecer difusamente fijado,
cuando no efectivamente discutido. La existencia de los geógrafos
no parece ser, claro está, razón de peso para confirmar la suya
propia. Ellos mismos lo ponen en evidencia con la casi infaltable
afirmación de su entidad en toda discusión metodológica o teórica.
Braudel, un historiador de la escuela sociológica francesa,
heredero del pensamiento de Vidal de La Blache, señalaba al
respecto: ‘la geografía (como la historia) es una ciencia muy
imperfecta, mucho más imperfecta que otras ciencias de lo social.
Tal vez tan imperfecta como la misma historia, esa otra vieja
aventura intelectual. Tampoco ella tiene métodos seguros ni, aún
menos, posee un dominio perfectamente reconocido. ¿A qué se debe
esta situación de inferioridad de una ciencia que nació en el mismo
ambiente y con la misma vitalidad que la sociología o la
antropología?.”
Varios factores parecen converger. La ciencia geográfica diseñó su
proyecto en medio de la poderosa marea romántica y en el marco del
positivismo: la última gran síntesis filosófica operativa de una
burguesía que quería racionalizar el mundo a su imagen; dentro de
ese mismo marco nacieron las otras ciencias del hombre y hallaron
su ubicación las de la naturaleza. El carácter sintético y
generalizador de la geografía, el mismo que definió su
especialidad, parece haber sido la causa de su flaqueza: ciencia
que debe acudir al aporte de todas las ciencias requiere, más que
otras, una razón general y totalizadora como la que brindó el
romanticismo o el positivismo comtiano. La crisis del universo que
sustentaba al positivismo acarreó la propia y con ella se alejó la
unidad del saber científico sobre el hombre, que se fue dividiendo
en ciencias especiales que, a su vez, se pulverizaron en estudios
más y más especializados, desarrollaron lenguajes propios y
racionalidades específicas. El proyecto de la geografía parece
haber sufrido entonces un triple proceso de deterioro: en primer
lugar, su labor científica se dificulta progresivamente porque los
campos de donde debe asimilar materiales se alejan por sendas más
apartadas; en segundo lugar, sus propios estudios se van
especializando y alejando de su proyecto original; en tercer lugar,
porque la labor crecientemente especializada y expansiva de otras
ciencias (la historia, la sociología, la economía, la demografía,
la ecología) descubre e incorpora parte de su ámbito y lo
reivindica con, aparentemente, el mismo derecho que el del geógrafo
dedicado a estudiar el mismo territorio. El cuarto motivo es
compartido con otras ciencias del hombre, pero en la geografía, que
se encuentra vinculada también con las ciencias de la naturaleza,
tiene mayor vigencia: es la atracción que ejerce el modelo
epistemológico de las ciencias físicas, que da lugar a
desnaturalizaciones y desgarramientos.
Claro está que la especialización cientificista, la pérdida de
vista de la unidad y del sentido de la ciencia no es atribuible a
la geografía, aunque en ella pese con más fuerza. En la versión
escolar, el objeto propio de su estudio parece ser sistemático
cajón de sastre de datos físicos y humanos provenientes de los más
diversos ámbitos y ordenados competitivamente según principios más
curiosos que racionales, y por otra parte el reemplazo de la
anquilosada ratio studiorum jesuítica por proyectos no siempre
irracionales no parece haber mejorado la situación. En la versión
mercantil, el objeto que se presenta como geografía suele ofrecer
pintorescas descripciones del mundo, mezcla más o menos equilibrada
de folleto turístico, historia natural del siglo XVIII, compendio
de curiosidades, guía Baedeker y almanaque del entresiglo.
Cuando hablamos de geografía no nos referimos a esas versiones
populares pero espurias, sino a lo que Pierre George caracteriza
como:
“Una ciencia que requiere conocer los métodos y resultados de
numerosas ciencias asociadas; que se afirma como modo de expresión
de valores que se aplican de modo continuo al conjunto del espacio
terrestre y a la que la variabilidad de sus orientaciones la hace
aparecer como una ciencia muy sensible a la coyuntura, que responde
a una necesidad de conocimientos globales, inherente a
preocupaciones utilitarias y circunstanciales.”
Según George, la geografía parte de la descripción para llegar a la
explicación a través de la observación analítica, la detección de
correlaciones y la búsqueda de relaciones de causalidad. Una de sus
originalidades consiste en estudiar relaciones espaciales que se
establecen entre hechos heterogéneos y diacrónicos: en un lugar
dado la realidad geográfica está constituida por la convergencia
ocasional de procesos evolutivos específicos, cada uno de los
cuales se diferencia de los otros por su dimensión y su ritmo tanto
como por su naturaleza. En consecuencia, la geografía es una
ciencia que debe aplicar métodos heterogéneos, tanto de las
ciencias de la naturaleza como de las del hombre, para acceder al
conocimiento analítico de los hechos que son objeto de su síntesis.
Esto, señala George, amenaza con fraccionar a la geografía y, ya
que la especialización es inevitable, es preciso que se dé en el
ámbito de una unidad de pensamiento que debe basarse en la
concepción de la geografía como ciencia humana. Si bien le parece
razonable aprovechar la sistematización matemática y modelística,
señala el carácter solamente indicativo de los modelos, que no
pueden ser más que una base sobre la que operar y no una imagen
representativa de la realidad. La sensibilidad a la coyuntura
histórica y la voluntad de acción concreta son, según George, los
componentes de la tercera característica de la geografía: “La
geografía tiene como objeto el estudio de las relaciones de hechos
y de movimientos cuyo conocimiento propio forma parte del dominio
de otras ciencias. No puede hacerse cargo de un objeto en
particular si no es ubicando en medio de esas relaciones la
inquietud por la existencia de los hombres. Los centros de gravedad
de su investigación estarán, por lo tanto, determinados por la
coyuntura vital de la sociedad y la necesidad de actuar sobre
ella".
En suma, ¿qué es conocer? Es identificar, describir el objeto,
interpretarlo, nombrarlo, e incorporarlo a la teoría. Hasta el
siglo XX fue lícito pensar en un espacio ecuménico, identificado
con el espacio habitado (modificado) por el hombre y, por
oposición, en un espacio anecuménico como espacio deshabitado. Al
finalizar el siglo XX esa distinción es superflua. La humanidad
habita la Tierra entera y por leve que sea la impronta que deja en
algunas partes y asombrosa que parezca su concentración en otras,
su actividad se deja sentir sobre la Naturaleza de todo el planeta
y ha desarrollado técnicas que le permiten habitar en condiciones
extremas para un ser de su condición biológica.
Es precisamente ese desarrollo técnico y la capacidad de sobrevivir
también en el espacio exterior, lo que ha llevado a algunos a
pretender incluir el espacio exterior en el espacio geográfico.
Esta inclusión significaría cambiar el objeto de la Geografía, que
es el espacio de la Tierra modificado por las culturas. Reconocemos
sí, que la conquista del espacio exterior ha significado la
adopción de ciertos lugares de la superficie terrestre para la
instalación de las plataformas de lanzamiento de naves y vehículos
espaciales, pero lo ha hecho como una más de las instalaciones que
el hombre desarrolla para hacer posible su traslado en la Tierra
(rutas, ferrocarriles, embarcaderos y puertos; aeropuertos, etc.).
Queda entendido pues que el objeto de estudio abarca el ámbito
terrestre organizado por las sociedades humanas, cuya extensión
remite al planeta entero, pero no más que él.
1.2. ¿Geografía o geografías?
"A principios del siglo XIX Humboldt y Ritcher determinan sus
fundamentos [de la Geografía] y la convierten en una ciencia
moderna. La enseñanza le concede un importante lugar. En resumen,
la geografía es una disciplina venerable, y a todos nos es familiar
desde nuestra infancia. Entonces, ¿por qué hablar de nueva
geografía? Desde hace principalmente cosa de una década esta vieja
disciplina ha experimentado una considerable mutación, muy poco
conocida fuera de un reducido número de iniciados” (Claval; 1979,
13). El punto anterior nos permitió introducirnos en un análisis
que llega a la década de los setenta, desde entonces hasta el fin
del siglo XX otras posturas han aparecido porque el debate
continúa.
¿Qué geografía se fue gestando desde fines del siglo XIX hasta la
actualidad?. La producción es impresionante y dista mucho de ser
lineal o simple, se caracteriza justamente, por su riqueza y
complejidad. Pero con el sólo propósito de situarnos en un contexto
más amplio, intentaremos definir algunas coordenadas que nos
orienten hacia nuestro destino, la geografía contemporánea.
Lectura recomendada
Para esta finalidad se apelará como esquema ordenador a la
propuesta que Horacio Capel y Luis Urteaga desarrollan en su obra
Las Nuevas Geografías (1982). Tanto este esquema conceptual como el
que expone Brisa Varela en Las Ciencias Sociales en la Escuela
(1999) se recomiendan para su lectura, por su claridad, alcance y
profundidad sobre estos temas.
Ahora bien, lejos de asumir una visión simple e ingenua se
presentará a continuación un particular recorte y esquema ordenador
que nos facilite visualizar las diversas corrientes de pensamiento
geográfico, muchas de las cuales coexisten simultáneamente en el
presente:
La Geografía como una vieja ciencia. Como hemos dicho, la geografía
se inicia en las culturas primitivas y en sus necesidades de
supervivencia. Las primeras descripciones e intentos de explicar
racionalmente el funcionamiento de la Tierra (ecumene) están
estrechamente vinculadas al mundo griego.
5. Mapa de Tolomeo
Desde el punto de vista de las representaciones, los periplos
(descripciones de las costas) fueron una fuente de gran importancia
para el conocimiento geográfico. Como comerciantes y marinos, los
fenicios y cartagineses precedieron a los griegos y el periplo de
Hannon testimonia la vuelta al África en el siglo VI antes de
Cristo.
Desde allí, en un interrumpido ir y venir se irán construyendo
representaciones de la Tierra a lo largo de siglos. El viaje de
Colón, fines del siglo XV, permitirá que el mundo europeo tome
contacto con otros territorios, el “Nuevo Mundo”, y ponga a prueba
las representaciones simbólicas de la Tierra. Con la navegación de
ultramar, los descubrimientos, aparecerán y transmutarán diferentes
visiones del ecumene, y la producción cartográfica se desarrollará
como nunca antes en su historia. Con la circunnavegación (1522)
queda instalada definitivamente la nueva imagen del mundo y, con
ello, se abre una nueva etapa de la historia de la Geografía.
6. Abraham Ortelius: Americae Sive Novi Orbis Nova Descriptio
Desde entonces, las limitaciones y las dificultades cartográficas
fueron siendo superadas, y la geografía tuvo un papel destacado en
la revolución científica del siglo XVII, que sentó las bases de la
ciencia moderna. “La geografía, como ciencia que se ocupaba de la
descripción y de la representación cartográfica de la Tierra,
formaba parte de las matemáticas. Era una ciencia matemática mixta,
como la astronomía, la óptica o la música, entre otras, y en las
universidades se enseñaba dentro de la cátedra de matemáticas. La
obra que mejor representa la relación de la geografía del siglo
XVII con los problemas de la revolución científica es la Geografía
General de Varenio, publicada en Leyden en 1650”. (Capel y Urteaga,
1984,12)
7. Carel Allard: Planisphaerium Terrestre
POBLACIÓN MUNDIAL POR CONTINENTE (%)
OCEANÍA
ANTÁRTIDA
En líneas generales, se recoge como una constante en las obras de
todos ellos el reconocimiento de un tránsito de la búsqueda del
conocimiento de la naturaleza terrestre, que dará origen a las hoy
llamadas Ciencias de la Tierra, y abrirá el paso hacia el interés
del conocimiento de las relaciones humanas con el planeta.
Los cronistas de América
Entre otros cronistas, el padre Cobo -en su minuciosa descripción
del mundo andino y su prolija enumeración de intercambio de plantas
y animales domésticos entre España e Indias- brinda importantes
elementos para comprender las características del mundo indígena y
los primeros contactos con los españoles.
La obra de los cronistas de América, deslumbrados a la vez por una
Naturaleza de rasgos desconocidos en sus países de origen y por el
mosaico de hombres y culturas cuyas realizaciones pueden compararse
sin desmedro con las de Europa, constituyen un capítulo esencial
para la historia de la Geografía, que aún queda por
escribirse.
La geografía moderna del siglo XIX se caracterizó por la producción
geográfica de Alejandro de Humboldt y Karl Ritter en el contexto de
la revolución industrial, el imperialismo europeo y la exploración
del territorio. Ambos compartían la filosofía idealista y el
romanticismo alemán y las ideas de Kant, Herder, Hegel, Schiller o
Goethe se identificarán en sus obras. “Aparece entonces una nueva
geografía, que se define como la ciencia que estudia las
distribuciones en el espacio y las interacciones entre fenómenos
físicos y humanos en la superficie terrestre. La herencia de
Humboldt es ahora plenamente recogida, y la geografía se configura
como una ciencia nueva y aparte, en competencia con naturalistas,
por un lado, y con historiadores, por otro”. (Capel y Urteaga,
1984, 19)
El positivismo y las ciencias naturales dominarán la escena
científica de este período; por consiguiente, la idea del
evolucionismo influyó ampliamente en los geógrafos en el momento en
que se produce la institucionalización de la geografía como
disciplina (1860-1890).
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
1500
1600
1700
1800
1900
1950
Serie1
Lectura recomendada
Se recomienda el análisis que realiza Carlos Reboratti (1993) en La
geografía en la enseñanza secundaria: De inventario intrascendente
a herramienta de comprensión, donde interpreta las características
de la enseñanza de la geografía en la Argentina desde su
institucionalización hasta la década de los noventa. Geografikós,
Año 3, Nº 4. Bs.As.
Estas ideas, y en especial la idea de evolución propuesta por
Darwin y Lamarck, se difundirán ampliamente en la disciplina. Un
claro exponente de este período es la obra de Friedrich Ratzel
(1844-1904) quien recibirá tempranamente el impacto de las ideas de
la selección natural de Darwin. Todo se conjuga, las ideas
positivistas, el triunfo de la biología y la máxima meta de la
ciencia, que es establecer con rigurosidad las causas de los hechos
y el descubrimiento de leyes. Todos estos elementos estarán en la
corriente del determinismo geográfico, preocupado por la influencia
del medio físico y la búsqueda de leyes que expliquen las
relaciones entre los factores físicos y humanos.
En esta línea de ideas, Brisa Varela (1999, 54) sintetiza:
"El modelo positivista tuvo además de los enfoques deterministas de
la escuela alemana -con fuerte arraigo en los geógrafos de los
EE.UU.- otra importante vertiente en la escuela francesa
posibilista con Vidal de La Blache, que signó una nueva forma de
concebir el objeto de estudio, los problemas y los métodos en
Geografía. Desde su cátedra de Geografía en la Sorbona y en la
Escuela Normal Superior de París planteará nuevos enfoques que
podemos sistematizar en los siguientes aspectos centrales:
1. Oponiéndose a la escuela determinista naturalista, Vidal
planteará un mundo que evoluciona desde los organismos inferiores a
los superiores con grados de libertad progresivos que en el caso de
las sociedades humanas les posibilita importantes niveles de
dominio sobre el medio natural, de modo que el medio condiciona a
las sociedades pero no las determina.
2. La acción humana es social, por lo tanto colectiva, y no
individual. Las decisiones sociales son, por otra parte, no un
fruto del espontaneísmo o del azar, sino conscientemente decididas
y concertadamente ejecutadas.
3. En el espacio geográfico coexisten cambios y permanencias. Vidal
le dio un importante peso, en la explicación del espacio social, al
segundo aspecto.
4. En relación con los procesos de cambio, el papel del geógrafo es
entonces descubrir las acciones sociales antes que la perpetuidad
de las permanencias geológicas o los comportamientos de los
fenómenos naturales. De este modo, el posibilismo de Vidal hace que
la geografía se articule fuertemente con las ciencias sociales y
especialmente con la Historia en la comprensión de los procesos
sociales de construcción del espacio.
5. En el marco conceptual y en el trabajo sobre estudios de casos
intentará articular los elementos de la geografía "física" con la
"humana" de modo de no escindir la disciplina sino de demostrar la
necesidad de integrar ambos componentes, evitando lo que Capel
(1981; 335) menciona como el peligro de disgregación entre la
geografía física y la humana.
6. La unidad de los aspectos del mundo de la naturaleza y el mundo
social se unifican en torno al concepto de región donde se combinan
ambos fenómenos. En este sentido a Vidal de La Blache se lo ha
considerado como el padre de la geografía regional francesa.
7. En el estudio de lo regional se incluyen no sólo los métodos
empiristas, experimentales e inductivos del positivismo sino claves
interpretativas procedentes del vitalismo. Se sostiene que es
necesario hacer jugar lo sensible para aprehender con profundidad
la región y su significación social.
8. El paisaje como reflejo de las relaciones sociales sobre el
medio natural se convertirá desde ese momento, en objeto central de
la investigación geográfica de la escuela francesa y el mapa, como
imagen de esa realidad, en un referente indispensable para su
interpretación”.
Los intensos cambios y acontecimiento históricos, económicos y
políticos del siglo XX fueron el escenario material e intelectual
de corrientes del pensamiento científico con abordajes cada vez más
complejos para el análisis de la realidad. También el conocimiento
geográfico se enriqueció en esta vertiginosa producción de ideas y
debates científicos. Como plantea Brisa Varela, hay dos aspectos
que merecen destacarse especialmente; la inserción indiscutida de
la disciplina en el campo de las ciencias sociales y la
proliferación de escuelas geográficas que se plantearon nuevos
problemas o abordaron los ya existentes desde distintas
perspectivas.
Lecturas recomendadas
Capel, Horacio. Filosofía y ciencia en la geografía contemporánea,
Barcanova, Barcelona, 1981.
Gómez Mendoza, J y otros. El pensamiento geográfico, Alianza
Editorial, Madrid, 1982.
Diversas escuelas y modelos explicativos en geografía coexisten en
la actualidad, entre ellos podemos nombrar: la geografía
cuantitativa, la geografía de la percepción y la geografía crítica.
Nuevos centros de interés aparecen, en las últimas décadas, en la
producción geográfica como la problemática ambiental o la del
género entre otros.
La revolución cuantitativa y la filosofía neopositivista dieron
origen a lo que se dio en llamar la geografía cuantitativa.
Dentro de la geografía cuantitativa, David Harvey buscó la forma de
expresar las singularidades en un lenguaje que pueda ser
universalmente interpretado. Y por ese camino se aproximó a la
formulación de modelos, pero fue consciente de que los modelos
tienen que reflejar la teoría que subyace.
Desde la década de los cuarenta y sobre todo después de la Segunda
Guerra Mundial se formarán geógrafos que introducirán los modelos
matemáticos para el análisis del mundo, y con ello buscarán el
descubrimiento de leyes y teorías que permitan explicar y predecir
los procesos de transformación territorial. La obras de Haggett
(1965), Harvey (1969) y otros marcaron, al final de la década de
los sesenta y al comienzo de los setenta, el auge del llamado
paradigma neopositivista de la "Nueva Geografía":
"La nueva concepción enlaza con el empirismo, pero, al igual que el
positivismo decimonónico, no considera científica la mera
recopilación de observaciones. Los hechos por sí solos no indican
nada, y para interpretarlos hacen falta teorías. El énfasis en la
teoría y la influencia de la obra del filósofo Karl Popper conduce
a la generalización de métodos deductivos (...) Los geógrafos
neopositivistas aceptan que, al igual que en la naturaleza física,
existen en la sociedad regularidades que es posible descubrir. Se
intenta así construir una física social y se aplican al estudio de
la realidad social teorías y conceptos procedentes de la física y
de la biología, como el de ecosistema, el de entropía, la teoría de
la gravitación y otras.” (Capel y Urteaga; 1984, 27).
Hasta los años sesenta, cuando estaba en su formación inicial el
movimiento de contestación a la geografía cuantitativa (o llamada
también teorética), una de las corrientes identificadas recibió el
nombre de behaviorista, en función del énfasis centrado en la
investigación, no ya del hombre esencialmente dirigido por lo
económico y por la racionalidad de sus decisiones; sino con un
comportamiento más empírico y con visiones del mundo propias de
seres humanos muy concretos, con sus prejuicios, limitaciones,
valores, etc. Rápidamente este movimiento creció en forma
considerable ampliándose y diversificándose, la que se manifestó en
forma sensible en el dominio de temas u objetivos realizada dentro
de ese movimiento general. Así es como la denominación
"behaviorista" fue superada por lo que se dio en llamar la
geografía de la percepción o del comportamiento preocupada, tanto
por el espacio urbano, como por el rural. La principal propuesta
sobre la que se construye este movimiento es la de valorizar el
peso de la subjetividad social en la interacción y construcción del
espacio geográfico. Esta subjetividad está directamente relacionada
con las experiencias de la vida y con la memoria histórica que ese
grupo posea. Cabe recordar que este enfoque estuvo fuertemente
influenciado por otras disciplinas como la psicología, la
sociología y la antropología. Entre los principales teóricos puede
citarse la obra de Kevin Lynch quien escribe un texto clásico, La
imagen de la ciudad. Una de las propuestas más innovadoras de este
enfoque son los mapas mentales línea desarrollada por Peter
Gould:
"A través de este desarrollo la geografía enlaza dos tendencias
fenomenológicas y existencialistas, que también influyen más o
menos contemporáneamente en otras ciencias sociales. Es el campo de
la experiencia personal realmente vivida lo que aparece ahora, y al
avanzar por él se avanza también en la crítica de las abstracciones
de los modelos cuantitativos. Aparece así, otra nueva geografía,
una geografía crítica frente a las concepciones cuantitativas y
frente a la realidad social, y radical en el sentido de que
pretende un cambio que llegue a la raíz de los problemas. (...)
Problemas nuevos aparecen con ello como temas de estudio
geográfico: la pobreza, la injusticia, el hambre, la enfermedad, la
contaminación, la marginación social. (...) Se considera una tarea
necesaria la crítica del orden espacial existente y la reflexión
sobre las nuevas ordenaciones que ayuden a una mayor felicidad de
los hombres. Para muchos, el marxismo aparece como un marco teórico
válido para abordar los problemas de una forma totalmente diferente
a la tradicional. Se trata de un marxismo con un fuerte sesgo
historicista, y en ello estos geógrafos coinciden con la otra gran
rama del movimiento radical, la llamada geografía humanista, que se
basa más directamente en el existencialismo y en la fenomenología.”
(Capel y Urteaga, 1984, 46).
Tres obras publicadas casi simultáneamente, a comienzos de los años
setenta, son acaso las más representativas del movimiento que se
conoció como la geografía radical o crítica. El filósofo y
sociólogo Lefebvre (1974), el sociólogo Castells (1972) y el
geógrafo Harvey (1973) fueron los autores que llevaron a la
"espacialización" del marxismo, y a la "marxización" de la
geografía. Algunos textos permiten realizar un recorrido por estos
paradigmas y sus discusiones implícitas.
Lecturas recomendadas
Santos, Milton. Por una geografía nueva, Espasa Calpe, Madrid,
1990.
La principal reflexión de este mosaico de enfoques, movimientos y
corrientes de pensamiento en geografía están orientados
epistemológicamente por lo que Kuhn define como el contexto de
investigación y el reemplazo de un paradigma por otro.
Sin embargo, la evolución reciente del pensamiento geográfico, por
su diversidad y complejidad, plantea dudas en cuanto a la validez
absoluta de la propuesta de Kuhn. Diversos geógrafos (y otros
intelectuales) están más inclinados a aceptar la propuesta
elaborada por Lakatos (1977), que admite la coexistencia y la
competencia entre paradigmas explicativos diferentes.
Para profundizar sobre el marco epistemológico y la producción de
conocimiento científico le proponemos la lectura de un texto de
Pilar Benejam.
La ciencia entendida como contexto de justificación
Los pensadores neopositivistas o empiristas lógicos, cuya
influencia ha sido dominante en el campo científico durante este
siglo, han supuesto y han defendido que existe una correspondencia
entre el mundo y el conocimiento científico del mismo. Esta manera
de entender la ciencia ha comportado diferenciar y separar
claramente el contexto de descubrimiento y el contexto de
justificación.
El contexto de descubrimiento trata de cómo, quien y por qué se
llega a determinado conocimiento, y es obligado reconocer en este
proceso influencias personales, sociales, ideológicas y hasta
metafísicas. El estudio de este contexto se ha considerado propio
de la Historia, de la Psicología, de la Sociología o de la Ética,
las cuales son en gran parte interpretativas y tienen un elevado
componente subjetivo por lo que admiten la duda, el debate y la
alternativa.
El contexto de justificación, en cambio, es propio de la teoría ya
elaborada y está orientado a comunicar el contenido científico a
los demás. Este contexto es propio de la epistemología, es decir,
de la ciencia pura la cual encuentra su fundamentación en los
hechos y en la correspondencia entre el mundo y el conocimiento
científico. Esta correspondencia se basa en la racionalidad más
estricta y la severa confrontación de las predicciones y de las
consecuencias de las teorías con la experiencia. La ciencia llega a
estas verdades aplicando un método riguroso, ya sea inductivo y
empirista o mediante un método racional, lógico, justificacionista
o falsacionista. Este conocimiento se ha entendido como propio de
las ciencias físicas, matemáticas y físico-naturales.
Como bien dice Echeverría (1988, 96), la tradición de Kant y la
separación tajante entre la filosofía pura y la filosofía práctica
ha pesado como una losa en el desarrollo de la filosofía de la
ciencia en el siglo XX. Sin embargo, esta concepción de la ciencia
que ha perdurado en muchos sectores hasta la actualidad, inicia una
crisis profunda a partir de la obra de Kuhn (1962), la cual supuso
una auténtica conmoción en la reflexión sobre el conocimiento
científico.
Según Kuhn, la ciencia no se desarrolla por adición de
descubrimientos e inventos individuales racionalmente construidos y
experimentalmente comprobados, sino gracias a cambios provocados
por la acción colectiva llevada a cabo por las comunidades
científicas sobre la base de creencias, métodos, concepciones y
valores compartidos, cuyo conjunto denominó paradigmas. Los
defensores de los diversos paradigmas pueden llegar a tener
percepciones heterogéneas del mundo, y el lenguaje que utilizan
diverso significado. Un astrónomo ptolomeico y uno copernicano, por
ejemplo, no ven lo mismo en sus observaciones empíricas ni dan el
mismo significado a su vocabulario. La teoría de Kuhn dio paso a un
fuerte relativismo científico que ha tenido gran influencia en los
años ´80 entre sociólogos de la ciencia.
El relativismo científico
La ciencia como producto social
La crítica del positivismo ha dado paso a los defensores de la
sociología del conocimiento científico y del constructivismo. Desde
su punto de vista, la ciencia se define como el conjunto de
respuestas que ofrece la comunidad científica a los problemas que
se presentan en cada momento. Parece claro que si la respuesta
científica a la teoría la brindan personas, éstas no pueden
liberarse de su contexto, es decir, sus respuestas quedan afectadas
por el conocimiento de los problemas que se tienen en cada momento
histórico, por las sugerencias sociales que obligan a centrar la
atención en determinadas cuestiones y por los intereses de las
estructuras de poder que dominan el mundo en cada época. Algunos
autores, como Barnes (1987), no sólo afirman que la ciencia no es
neutra, sino que señala que los intereses dominantes en cada
momento intervienen en la formulación de las observaciones
empíricas, en las evaluaciones de las teorías y, en general, en las
creencias compartidas por los científicos. Esta crisis de
pensamiento ha demostrado que la razón no es capaz de proponer una
verdad objetiva, segura y universal porque modelos racionales o
paradigmas lógicamente construidos pueden ser
contradictorios.
Los criterios de cientificidad
Durante los años 90 se ha vivido el intento de superar de alguna
manera el relativismo radical porque el reconocimiento de la
debilidad de la razón no ha invalidado su intrínseca potencialidad
reflexiva. En realidad, en esta capacidad de reflexionar se basa el
reconocimiento de la relatividad, la provisionalidad y la
complejidad del conocimiento y de toda la construcción humana y
social. La ciencia se interesa por el conocimiento, de manera que
diversos autores defienden la idea de que el valor del conocimiento
reside en cómo se justifica. Giere (1988), por ejemplo, sostiene
que la cientificidad de una interpretación, teoría o representación
del mundo procura en cada momento la suma de una serie de criterios
entre los que destacan tres: primero, la convergencia o
coincidencia de razones, evidencias, pruebas y opiniones; segundo,
la correspondencia o similitud entre las teorías y los fenómenos o
realidades que tratan de explicar y de interpretar, y tercero, la
resistencia del conocimiento ante la crítica y el debate.
Los contextos de la actividad científica según J.Echeverría
Echeverría propone una salida original a esta crisis de pensamiento
argumentando que la actividad científica es más amplia y variada de
lo que se supone al hablar solamente de descubrimiento y de
justificación. Distingue cuatro contextos científicos
interrelacionados entre sí, que interactúan y se influyen
recíprocamente: el contexto de enseñanza, de innovación, de
evaluación y de aplicación.
Pilar Benejam, El conocimiento científico y la didáctica de las
Ciencias Sociales Pág. 15-25.
1.3. El espacio geográfico y las sociedades
1.3.1. Epistemología, geógrafos y espacio geográfico
En torno al concepto de espacio geográfico se han formulado tantas
ideas como se han desatado profundas críticas a las diversas
propuestas teórico-conceptuales. Para reflexionar y representar
esta frondosa y entusiasta producción teórica, se transcriben
algunas ideas de geógrafos contemporáneos. Esta discusión es
central para la disciplina, ya que más allá del origen de las
ideas, todos los geógrafos convergen en la necesidad de construir
un campo teórico-conceptual en que se desarrollen aportes para su
caracterización y definición. Entre los textos seleccionados
están:
· A: una transcripción de la introducción de El Espacio Geográfico
de Oliver Dollfus;
· B: un fragmento de la entrevista que Geografikós realizó a David
Harvey en su paso por Buenos Aires con motivo del VI Encuentro de
Geógrafos de América Latina;
· C: algunas palabras que Milton Santos pronunció en la conferencia
de cierre del VI Encuentro.
A) "En su sentido más amplio, el ámbito del espacio geográfico es
la epidermis de la Tierra, es decir, la superficie terrestre y la
biosfera. En una acepción más restrictiva, es el espacio habitable,
allí donde las condiciones naturales permiten la organización de la
vida en sociedad. Hasta fecha reciente la oikuméne coincidía más o
menos con las tierras utilizables para la agricultura y la
ganadería. Pero esta noción debe ser revisada. El espacio
geográfico es el espacio accesible al hombre, usado por la
humanidad para su existencia. Por lo tanto, incluye los mares y los
aires. Es localizable, concreto, diríamos «trivial». Aunque cada
punto del espacio puede ser localizado, lo que importa es su
situación en relación con un conjunto en el cual se inscribe y las
relaciones que mantiene con los diversos medios de los que forma
parte. Ese espacio geográfico se forma y evoluciona partiendo de
unos conjuntos de relaciones, que se establecen en el marco
concreto de la superficie de la Tierra. El espacio geográfico se
presenta como el soporte de unos sistemas de relaciones,
determinándose unas a partir de los elementos del medio físico, y
las otras procedentes de las sociedades humanas que ordenan el
espacio en función de la densidad de poblamiento, de la
organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una
palabra, de todo el tupido tejido histórico que constituye una
civilización". (Dollfus; 1982, 7)
B) "La discusión sobre el espacio es muy rica e interesante. Surgen
muchas cuestiones cruciales alrededor de esta discusión. La primera
es que dentro de la geografía tenemos que tener cuidado de no
repetir siempre lo mismo pero con un nombre distinto. En el mundo
anglosajón la palabra región no es muy usada, la ‘Geografía
regional’ no es muy común; pero el concepto de lugar se ha vuelto
muy popular y surge una cuestión interesante que es cuando los
geógrafos hablan del lugar y la teoría del lugar, se refieren a
conceptos básicamente diferentes a lo que se entiende por región,
no le están dando un nuevo nombre a una misma cuestión. Y en tal
caso, ¿de qué serviría usar un nombre distinto si estamos hablando
de lo mismo? En la geografía aparece ese tipo de planteos. En mi
caso, prefiero el concepto de lugar al de región porque cuando
trato de teorizar acerca de la construcción social del espacio, la
relación entre espacio y lugar está profundamente arraigada en el
discurso filosófico e incluso en el matemático, y todo eso me
permite comprender la forma en que el espacio puede ser fluido y
cambiante; al mismo tiempo, los lugares están imbricados en esa
fluidez y ese cambio. Creo que la cuestión del espacio, en este
sentido, está en peligro de estancarse porque el espacio ha sido
considerado tradicionalmente como una estructura en la que se lleva
a cabo la acción no como algo que puede ser transformado por las
acciones que lo producen. Y es bastante difícil trabajar con esta
última concepción porque no contamos con muchos trabajos que
estudien eso.
La segunda cuestión que reviste gran interés es que en la teoría,
el espacio y la cartografía se usan como metáforas por medio de las
cuales se describe la realidad. Cuando Edward Soja habla del ‘giro
o cambio espacial’ se refiere a la manera en que la teoría social
trata de explicar las metáforas y entender la realidad. Existen
muchos libros actualmente que se refieren a "cartografías".
Nuestro desafío como geógrafos es el siguiente: podemos usarlas
como metáforas, pero lo que nos interesa es la realidad material
que define el significado de esas metáforas. Han surgido
interesantes debates acerca de la relación entre el espacio como
una metáfora idealista y el espacio como resultado de una
construcción y producción material. Aquí aparece un diálogo muy
interesante que no hace estática a la discusión sobre la
espacialidad, sino muy dinámica, relacionada al espacio como una
representación y al espacio como el producto de una actividad
material".
(Harvey; 1997:88)
C) "Nuestra disciplina, en lo que va del siglo, se ha enfrascado en
una interminable y casi vacía discusión alrededor de la palabra
‘geografía’. Me parece que no hay nada que reiterar de la
continuación de ese debate. El debate central, el debate que
permite un debate ontológico, no es alrededor de un nombre de
disciplina sino alrededor de un problema que sea ontológicamente
trabajado. A mi juicio, ese tema es el tema del espacio. Eso
significa que hay que enfrentar, al mismo tiempo, lo que existe
frente a nuestros ojos como realidad actual y el tiempo. El tiempo
debe ser datado de forma empírica, si queremos que sea compatible
con esa otra categoría empírica que es el espacio y que podría ser
definido brutalmente como el conjunto de cosas, de ideas y de
relaciones fundadas en cosas e ideas. Pero no únicamente cosas e
ideas de relaciones existentes, sino cosas e ideas de relaciones
posibles. En una época dada, ¿por qué no se puede trabajar,
enfrentar una situación contra aquello que llamábamos en el pasado
"la realidad" con enorme pretensión? Si no disponemos de conceptos,
fabriquémolos. Que esa fabricación esté de acuerdo con la
sistematización de lo real del mundo. Así incorporamos la historia
a nuestro raciocinio, y nos ponemos como geógrafos en el mundo,
frente al mundo. Hay que encontrar una definición que permita
hablar del presente, del pasado y del futuro. Porque si mi
definición no es abarcativa de esas cuasi dimensiones del acontecer
no sabremos cómo tratar lo que pasó, no sabremos cómo enfrentar las
situaciones y, por lo tanto, no estaremos en condiciones de
proponer. Estoy proponiendo, hace algunos años, que el espacio sea
definido como un conjunto indisociable de sistemas de objetos y
sistemas de acciones. Ni objetos separadamente, ni acciones
separadamente. Objetos y acciones conjuntamente.
Hay que hacer una definición operacional y que al mismo tiempo
incluya el pasado, el presente y el futuro. Los objetos son
creación del hombre en todos los tiempos y las acciones son algo
que en todos los tiempos marcan la posición de la historia hecha
sobre los objetos. Y significa que en esa definición, que la
complicamos después en la realidad del proceso de producción
teórico, nos tomamos la libertad de proponer algo sencillo. Lo
trabajamos, complicándolo, y volvemos al proceso de simplificación
que permite una primera discusión con nuestros interlocutores. Pero
no hay que insistir en el error fundamental de nuestra disciplina
que es trabajar desde afuera y no enfrentar la cuestión del espacio
desde adentro. Esto, junto a otra idea que no debe detenerse porque
está en las calles, la gente pobre sabe de eso. El espacio no es
sólo un resultado de la producción, sino un resultado de la
producción y de la vida. Esto nos permitirá pensar que una
epistemología que tenga en cuenta esa realidad supone ser una
epistemología existencial. (...)
Las acciones de hoy están enmarcadas por un fenómeno técnico a su
servicio como hallamos en sus dos fases. La técnica es la sociedad,
la sociedad es la técnica. Eso significa que si en nuestras
preocupaciones separamos técnica y sociedad, y frecuentemente
hacemos cuadros de todo, la geografía es una ciencia que parece no
poder desprenderse de los dualismos asesinos de la producción de un
conocimiento utilizable. Hay que liberarnos de esa herencia del
iluminismo y de la modernidad como propone Latourre, y, a partir de
esos híbridos, a partir de esas mezclas, trabajar de otra forma, y
la técnica nos permite esta operación metodológica si la
consideramos como sociedad y si consideramos a la sociedad como
técnica. El interés de este enfoque es exactamente éste: suprimir
las ambigüedades, los dualismos, los enigmas que perturban el
desarrollo de nuestro trabajo. Objetividad vs. subjetividad,
socialidad vs. individualidad, materialidad vs. socialidad y, sobre
todo, tiempo vs. espacio.
Tiempo-espacio que es, hasta hoy, el problema más grande de nuestra
disciplina. (...) No se ha podido encontrar la solución, primero
porque no incluimos la cuestión de la técnica: La técnica y el
tiempo; La técnica y el espacio. Las dos cosas. La manera como
definimos el acontecer en cada período histórico está relacionada
generalmente con lo que en cada período histórico es la técnica. La
construcción del espacio y la relación del hombre con la extensión
es igualmente marcada en cada período histórico por la técnica
correspondiente a ese período histórico. De ahí que la casi
totalidad, por no decir la totalidad, de los estudios geográficos
sobre el tiempo no tuvieran éxito, porque la ausencia de la noción
de técnica supone la imposibilidad de unir el tiempo y espacio,
aunque algunos geógrafos imaginen que han resuelto la cuestión".
(Milton Santos; 1997, 81)
Actividad Nº 4
Le sugerimos que de los tres fragmentos seleccionados identifique
los elementos convergentes y los divergentes.
A partir de la interpretación de sus resultados ¿qué reflexiones
aportaría en relación con el concepto de espacio geográfico?
1.3.2. El espacio geográfico
En este contexto de reflexión teórica y de múltiples perspectivas
sugerimos una propuesta que puede tener o no puntos de convergencia
o divergencia, pero que sin duda sus aportes son importantes para
avanzar en la construcción de nuestro concepto central: el espacio
geográfico. Tomando las palabras de Milton Santos (1996):
"El espacio [geográfico] debe considerarse como un conjunto de
relaciones realizadas a través de las funciones y de las formas que
se presentan como testimonio de una historia escrita por los
procesos del pasado y del presente. Es decir, el espacio se define
como un conjunto de formas representativas de las relaciones que
ocurren ante nuestros ojos y que se manifiestan por medio de los
procesos y funciones. El espacio es entonces un verdadero campo de
fuerzas cuya aceleración es desigual. Esta es la razón de que la
evolución espacial no se realice de forma idéntica en todos los
lugares”.
En otros términos, el mismo autor expresa: "El espacio debe
considerarse como un conjunto indisociable en el que participan,
por un lado, cierta combinación de objetos geográficos, objetos
naturales y objetos sociales y, por el otro, la vida que los colma;
es decir, la sociedad en movimiento". (Santos; 1991, 26)
En suma, el espacio geográfico es la configuración de la superficie
terrestre que resulta de la existencia del hombre en el planeta.
Esto conlleva la idea del carácter histórico de esas
configuraciones que responden a procesos de cambio asociados al
devenir de las sociedades humanas.
Como toda ciencia, la Geografía busca una descripción y explicación
causal de los procesos espaciales y la identificación de la
tendencia en esos procesos, sin olvidar que la evaluación de esa
tendencia es contingente porque es impredecible la evolución de la
sociedad humana en su conjunto
1.3.3. ¿Cuáles son las propiedades del espacio geográfico?
El espacio geográfico es localizable o localizado y tiene una
extensión. Este se caracteriza por la distribución y el tipo de
correlaciones causales existentes entre los distintos elementos que
la constituyen. Esas causalidades no siempre se explican por los
elementos localizados en él, lo que nos obliga a pensar que el
espacio debe ser analizado, no sólo en su concreta localización
sino también en el contexto de su posición a escala regional y
planetaria.
Estas condiciones de posición son las que sufren las mayores
variaciones a lo largo del proceso histórico y nos explican por qué
algunos lugares privilegiados en cierto momento pueden ser
abandonados en otros.
El espacio geográfico es localizado, tiene un referente territorial
con una ubicación, es decir, en términos geodésicos un ubi (dónde)
en términos de latitud y longitud (georreferenciado), ocupa un
sitio que remite a las propiedades del territorio y tiene una
posición que da su ubicación relativa, no ya respecto al sistema
hoy universalmente aceptado de coordenadas terrestres, sino con
relación a otras localizaciones que sean para él
significantes.
La posición lleva a la evaluación en otra escala, que remite a
espacios exteriores a lugares próximos o lejanos. Por ejemplo:
Buenos Aires, punto de contacto entre mar y tierra, rutas marítimas
y terrestres transcontinentales; posición fronteriza; zona
ecuménica, sirve a la salida de la producción pampeana de
exportación, etc.
La ubi es siempre la misma; el sitio se modifica por la dinámica
natural o social (por ejemplo puede haber mayor o menor
contaminación, construcción de barrios, etc.); la posición cambia
históricamente por la acción terrestre o la valorización
social.
Dado su contexto territorial estamos habituados a considerar el
espacio geográfico como una superficie, un polígono del que pueden
reconocerse puntos, formas y extensión. Esta concepción, arraigada
en una visión cartográfica adaptada a un plano, debe ser corregida
por nuestra experiencia de la realidad. El espacio geográfico no
sólo incluye el terreno como soporte, sino también el aire que
respiramos, lo que nos obliga a considerar el espacio como un
volumen, aún más cuando la construcción de rascacielos nos aleja
del nivel del suelo y la navegación aérea y las comunicaciones
implican el uso de las capas superiores de la atmósfera. Si la
ocupación y el uso de la atmósfera implican la concepción de un
espesor en altura, la ocupación y el uso del lecho del mar, así
como las excavaciones para el trazado de vías de circulación o
explotaciones mineras conllevan la consideración de los alcances
con profundidad.
El alcance de la real dimensión volumétrica de un espacio dado en
los ámbitos aéreo, del subsuelo terrestre o marítimo, más allá del
postulado de la legislación nacional e internacional, depende de lo
que efectivamente la sociedad del espacio en cuestión pueda
alcanzar. Un ejemplo evidente de esa limitación la da el hecho de
la circulación de naves espaciales fuera del alcance del control de
las sociedades cuyos territorios sobrevuelan. Toda una rama del
derecho se vincula con estas dimensiones.
En el caso de la aviación, por ejemplo, los vuelos regulares deben
encauzarse a través de "corredores aéreos" y las ciudades no pueden
sobrevolarse a menos de 500 m de altura. Otras consideraciones
podrían hacerse sobre el alcance de las comunicaciones radiales, la
telefonía, etc.
La estructura del espacio geográfico contiene puntos y líneas
áreas, que no se distribuyen al azar, sino respondiendo a la lógica
que les impone la sociedad que lo modela en su gestión de la
naturaleza que le da sustento. Estos elementos guardan entre sí
relaciones estructurales, de cuyo equilibrio depende el
funcionamiento y la persistencia del sistema.
La identificación de las estructuras es, sin duda, uno de los
puntos más delicados, significativos y relevantes del análisis,
necesarios además para la descripción e interpretación del espacio
geográfico como un geosistema localizado y abierto. Al decir
abierto, estamos señalando que pueden aparecer algunos elementos
nuevos que modifiquen en su debido momento la estructura vigente.
Por ejemplo, una autopista por la que fugan flujos sin conexiones
locales es un ingreso de energía que a la larga termina alterando
la estructura del sistema; igualmente testimonios del pasado que no
responden a la lógica locacional actual pueden ser considerados
como energía fósil, que incide sobre el sistema actual y puede en
el futuro ser vivificado por su incorporación al sistema como
patrimonio natural. Por ejemplo, las ruinas de Ostia, las del
Pucará de Quilmes o las de Muchu Pichu, entre otras, que son
revalorizadas para el turismo.
El espacio geográfico es dinámico. Es un sistema en equilibrio
sujeto a permanente transformación, impulsado por las dinámicas
social y natural cuyos ritmos, siendo diferentes, deben ser
coordinados para que el equilibrio, aunque cambiante, pueda
mantenerse. Como se dijo no se trata de un mecanismo de relojería
cuyas piezas teóricamente se mantienen iguales a sí mismas.
Lectura recomendada
Santos, M. "A noçao de Espaço", en: Milton Santos O Trabalho do
Geógrafo no Terceiro Mundo, Cuarta Edición, Editora Hucitec, San
Pablo, 1996, Capítulo 9.
En el espacio geográfico, sociedad y naturaleza están en
transformación perpetua e inevitable. Conocer sus dinámicas y
tendencias a futuro es la más delicada de las tareas del geógrafo y
la culminación de su labor profesional, cuyos logros pueden ser
útiles a otros investigadores y a la sociedad en la que se
inserte.
La dimensión temporal tiene diversas manifestaciones en el espacio
geográfico. Por un lado, el tiempo que transcurre ajeno a la
voluntad del hombre: la sucesión alternada de los días y las
noches, la sucesión de las estaciones y el ciclo anual, el tiempo
biológico, etc. Por otro lado, el tiempo asociado a la distancia
guarda relación con los medios y la velocidad en la que recorren
áreas y el lapso de tiempo-reloj que se emplea en ello. La
distancia métrica se convierte en distancia geográfica, más o menos
extensa según la velocidad del medio de circulación que se
emplee.
Pero hay otros tiempos que tienen que ver con las permanencias de
los sistemas sociales que interactúan con el espacio geográfico
(naturaleza más o menos modificada) y permiten establecer
periodizaciones: períodos de estabilización, de transformación o de
sustitución de un sistema socio-espacial por otro.
Ejemplos muy evidentes de la significación espacial de los cambios
del sistema sociocultural nos ofrecen los espacios geográficos
surgidos de la colonización hispánica. Si tomamos por caso el
espacio pampeano indígena cuyos rasgos aparecen definidos por una
sociedad nómade de cazadores y recolectores que actúan sobre una
llanura de abundantes pastos y animales silvestres. En función del
uso de los recursos, se dibujan las sendas que recorren, de aguada
en aguada, sin establecer asentamientos permanentes, con una tasa
de reproducción muy baja, controlada por la disponibilidad de
alimentos. Con la instalación europea se consuma la extinción
violenta de las culturas indígenas acompañada por la aparición de
asentamientos estables (ciudades y pueblos) conectados por un
sistema social, con apropiación y división de la tierra,
introducción de animales y plantas cultivadas de origen foráneo y
sustitución de la población por otra con una estructura social,
económica y política que mantiene su cohesión por la sujeción a los
valores, normas y conductas de la sociedad metropolitana. A lo
largo de un extenso período de al menos dos siglos, este espacio se
consolida y expande trabajosamente desde el litoral hacia el
interior repitiendo el modelado con variantes que hacen a las
condiciones de localización de diferentes lugares hasta que
factores de largo alcance, provenientes del exterior (es un sistema
abierto), llevan a cambios estructurales políticos y económicos de
la sociedad (apertura del puerto de Buenos Aires, creación del
Virreinato del Río de la Plata) que motivan la transición hacia un
nuevo período que a diferencia del tránsito del período indígena al
período colonial -que entrañó la sustitución de la sociedad y el
espacio indígena por la sociedad y el espacio colonial- el que
ahora se inicia perfecciona, acentúa y enriquece los rasgos del
período anterior. Y así, podríamos seguir el análisis a través del
tiempo histórico y descubrir como en un palimpsesto, los rasgos de
la escritura en el espacio a lo largo de cada período: las ciudades
y los pueblos, las chacras y colonias, los ferrocarriles y los
puertos, los caminos carreteras y las autopistas, los ramales
clausurados, los pueblos abandonados, los complejos industriales,
los clubes de campo... todo está allí y no podemos explicar por qué
ahí, si no identificamos a que período histórico pertenece, período
en el que esos elementos eran funcionales al espacio geográfico de
la sociedad que lo modeló.
Sin una correcta lectura de los tiempos que se manifiesta en el
espacio, no podremos captar su esencia: ¿qué es el centro de los
negocios de una ciudad metropolitana? ¿La desolación de las noches,
el tedio y el silencio de los sábados y los domingos? O el
hacinamiento, el ruido, el trajinar de las gentes en las calles, la
congestión de vehículos en las rutas de entrada y salida de la
ciudad a los llamados "días hábiles". ¿Qué nuevo significado dan al
espacio el uso de Internet, el correo electrónico y el trabajo a
domicilio? ¿Qué tipo de espacio está configurándose con estas
nuevas dimensiones del tiempo? Geógrafos, sociólogos,
historiadores, filósofos y planificadores reflexionan sobre este
tema; entre los que podemos citar a Milton Santos, Marc Augé,
Jacques Le Goff, Kevin Lynch, Ilya Prigogine, y otros.
Amposta, una permanente búsqueda de nuevos equilibrios
La dinámica natural como transformadora del espacio
La historia del Delta del río Ebro no se puede separar de la hist