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LA MOTIVACION DESDE EL PUNTO DE VISTA PSICOANALITICO Previamente al desarrollo de este tc- rna, conviene dejar sentada una aclara- cion tocante con el penultimo articulo de este conjunto: el de las "anormalida- des de la motivacion", Ya Freud, en sus primeras publicaciones sobre los meca- nismos de formacion de sintomas, "La etiologia de la histeria" (6), "La heren- cia y la etiologia de las neurosis" (7), "Sohre el mecanisme psiquico del olvi- do" (8), etc., obras correspondientes a los afios de 1396 a 1898, pero con mayor amplitud en tres escrrtos pertenecientes al lapso de 1900 a 1905, "La interpreta- cion de los suefios" (9), la "Psicopato- logia de la vida cotidiana" (10), y "El chiste y su relacion con 10 inconscien- te" (11), demostro la inexistencia de una linea demarcadora entre los feno- menos normales y los patologicos, ya que esta diferencia resulta ser de natu- raleza cuantitativa. A todo 10 largo de su trabajo con pacientes, que en reali- dad comprendia un estudio del "pOl' que" de 10 observado, de los motivos y de las causas de la conducta y de los sin- tomas, halM explicaciones tambien para una serie de hechos, trivialcs 0 impor- tantcs, pero siempre de interes para acla- rar aspeetos hasta entonces dcsconocidos en su esencia y que bien podian no tener un significado patologico. En los sueiios, en los actos fallidos, en el chiste, en fin, en 10 cotidiano y comun a toda la hu- manidad, comprobo mecanismos simila- res, interjuego de fuerzas, intervencion Dr. ALVARO VILLAR GAVIRIA de dcfensas 0 de formas de adaptacion, que pOl' su naturaleza no diferian de 10 comprobahle en relacion con los sinto- mas que pretendia curar 0 al menos ex- plical'. En el fondo de todo ello encon- tro un hecho comiin, que desde el punto de vista descriptive ha sido concehido hajo el termino de "conflicto psicologi- co", formulacion ultima y que vino a sustituir a una serie a partir de la no- cion inicial de "trauma" (12). Que el termino es desafortunado result a evi- dente, pOl' cuanto parece implicar una connotacion de anomalia; pero no es asi, En psicologia dina mica corresponde a una forma de interaccion entre el ello y el yo. Claro es que tamhien puede des- cribirselo como actuante entre el ello y la realidad, 0 entre el ello y el superyo; pero 10 primero ha de hacerse siempre a traves del yo, y en el segundo caso la ultima instancia mencionada procede de una diferenciacion del yo. Ademas, es simplista hablar de conflictos donde no tuviera un papel la realidad extern a, los seres, los ohjetivos libidinosos; como si fuera posible concebir a un sei' vivo sin esa vinculacion permanente (15). En igual forma, es simplista hablar de mo- tivacion con base en un aspecto teorico particular, dualidad de los instintos, nar- cisismo u otros, ya que consideraciones metapsicologicas coherentes auncuando en COl18tante evolucion, han llegado a superar esas parcialidades descriptivas, al integral' cabalmente 10 iniciado pOl'

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LA MOTIVACION DESDE EL PUNTO DE VISTAPSICOANALITICO

Previamente al desarrollo de este tc-rna, conviene dejar sentada una aclara-cion tocante con el penultimo articulode este conjunto: el de las "anormalida-des de la motivacion", Ya Freud, en susprimeras publicaciones sobre los meca-nismos de formacion de sintomas, "Laetiologia de la histeria" (6), "La heren-cia y la etiologia de las neurosis" (7),"Sohre el mecanisme psiquico del olvi-do" (8), etc., obras correspondientes alos afios de 1396 a 1898, pero con mayoramplitud en tres escrrtos pertenecientesal lapso de 1900 a 1905, "La interpreta-cion de los suefios" (9), la "Psicopato-logia de la vida cotidiana" (10), y "Elchiste y su relacion con 10 inconscien-te" (11), demostro la inexistencia deuna linea demarcadora entre los feno-menos normales y los patologicos, yaque esta diferencia resulta ser de natu-raleza cuantitativa. A to do 10 largo desu trabajo con pacientes, que en reali-dad comprendia un estudio del "pOl'que" de 10 observado, de los motivos yde las causas de la conducta y de los sin-tomas, halM explicaciones tambien parauna serie de hechos, trivialcs 0 impor-tantcs, pero siempre de interes para acla-rar aspeetos hasta entonces dcsconocidosen su esencia y que bien podian no tenerun significado patologico. En los sueiios,en los actos fallidos, en el chiste, en fin,en 10 cotidiano y comun a toda la hu-manidad, comprobo mecanismos simila-res, interjuego de fuerzas, intervencion

Dr. ALVARO VILLAR GAVIRIA

de dcfensas 0 de formas de adaptacion,que pOl' su naturaleza no diferian de 10comprobahle en relacion con los sinto-mas que pretendia curar 0 al menos ex-plical'. En el fondo de todo ello encon-tro un hecho comiin, que desde el puntode vista descriptive ha sido concehidohajo el termino de "conflicto psicologi-co", formulacion ultima y que vino asustituir a una serie a partir de la no-cion inicial de "trauma" (12). Que eltermino es desafortunado result a evi-dente, pOl' cuanto parece implicar unaconnotacion de anomalia; pero no esasi, En psicologia dina mica correspondea una forma de interaccion entre el elloy el yo. Claro es que tamhien puede des-cribirselo como actuante entre el ello yla realidad, 0 entre el ello y el superyo;pero 10 primero ha de hacerse siemprea traves del yo, y en el segundo caso laultima instancia mencionada procede deuna diferenciacion del yo. Ademas, essimplista hablar de conflictos donde notuviera un papel la realidad extern a, losseres, los ohjetivos libidinosos; como sifuera posible concebir a un sei' vivo sinesa vinculacion permanente (15). Enigual forma, es simplista hablar de mo-tivacion con base en un aspecto teoricoparticular, dualidad de los instintos, nar-cisismo u otros, ya que consideracionesmetapsicologicas coherentes auncuandoen COl18tante evolucion, han llegado asuperar esas parcialidades descriptivas,al integral' cabalmente 10 iniciado pOl'

Freud en su concepto de las "series com-plementarias" (13). POl' otra parte, co-mo 10 anota Hartmann (14), no todoproceso de adaptacion lleva implicit a lanocion de conflicto, como puede obser-varse en la percepcion, en la compren-sion del ohjeto, en el pensamiento, en ellenguaje, etc. Pero suhraya que esto noquiere decir que estas y otras activida-des no puedan ser invadidas pOl' conflic-tos mentales. Propone, de manera provi-sional, el termino de "iirea sin conflictodel yo", para aquellas Iuncioncs que enun rnornerrto determinado ocurren pOl'fuera del campo de los conflictos menta-les; y hace hinca pie en que no sc refie-re a un "provincia" de la mente no sus-ceptible a los conflictos, sino a aquelloshechos que en un individuo dado y enmemento dado permanecen, al menosemprricamente, pOl' fuera de la zona delconflicto.

EI desarrollo de la teoria freudianaacerca de los impulsos instintivos se de-hio entonces a 1a necesidad inicial deencontrar un senti do a los fen omen ospatologicos de sus enfermos, 10 mismoque a, las ideas irracionales, a las formasde conduct a no necesariamente patologi-cas, a acciones e ideas que no fueran larespuesta directa a un estimulo externoo a una variacion fisiologica. Y como 10sefiala Rappaport en un denso articulo,correspondiente al Symposium de Ne-hraska sobre motivacion, publica do en1960 (17), ninguna otra teoria ha ex-plicado satisfactoriamente este grupo deprohlemas. Sin embargo, puede compro-barse,. que los divers os enfoques resultanconfusos porIa diferenciacion explicita,como la hace el mismo Rappaport, en-tre motivacion y causalidad, siendo 1a ul·tima mas general y la primera de carac-tel' circunscrito. En todo caso, ambospropositos investigativos fuerzan a 1a psi-cologia a encuadrarse dentro del deter-minismo general de toda ciencia, y 1allevan tambien a la adopcion de un con-cepto dimimico. Dentro de la sintesis quea este respecto hace Fenichel (5), suh-raya la necesidad de abordar las mani-festaciones mentales como derivadas deuna propiedad esencial del organismo vi-

yo, cua1 es la irritahilidad. Los estimu-los, ya sean provenientes del propiocuerpo 0 del exterior, provocan un esta-do de tension que busca su descarga ycon esto el relajamiento. Hasta aqui,podria compararse el hecho con un actoreflejo; pcro es necesario considerar en-tonces las fuerzas que se oponen a ladescarga. 0 sea, que los fenomenos psi-quicos son resultantes de esa interaccionreciproca; con 10 cual, al concepto dina-mico afiade el genetico. Freud, en "Tresensayos sobre la teoria sexual" (13),aun cuando reconoce que la fuente delimpulso radica en procesos somaticos,admite que esa fuente no necesita ser co-nocida con fines de investigacion psico-Iogica. Cannon, citado pOl' Fenichel (5)introduce el concepto de homeostasis,que explica la tendencia de todo orga-nismo a mantener una constancia, unaestabilidad, pero afiade que la palabrahomeostasis no implica algo fijo e inmo-vil, sino que tiene un caracter elastico ;si bien el equilihrio se enfrenta a cons-tantes causas de perturbacion, tiende alibrarse de ellas tamhien en forma per-manente. Ahora, como dice Diel (4),"La finalidad biolOgica no es otra cosaque la tendencia evolutiva de la excitahi-lidad. La vida consciente, la finalidad in-tencional, la voluntad humana dirigidapOl' el pensamiento, es un caso especialde la finalidad biologic a, una eta"paavanzada de la evolucion". Pero sefialaacertadamente que la reaccion al esti-n1Ulo puede no presentarse de inmedia-to, al menos de manera comprobable,sino que puede permanecer suspendida.Para este aut or, la reaccion en suspenso,determinante de la actividad futura, es-ta en la base de la motivacion. ParaCombs y colaboradores (3), la necesi-dad humana fundamental es la busqne-da continua de adecuacion personal, queobviamente tiene como 11ltima base elprincipio homeostatico.

Claro esta que la fonllulacion de es-timulo - respuesta no pasa de ser un con·cepto simplista, aun cuando se halle en1a base de toda una serie de superestruc-turas de complejidad creciente cuandose estudia un aspecto determinado de un

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tipo de conducta, de un motivo 0 de unacausa. En esta ultima serie, la de las cau-sas, parece acertado adoptar las diferen-tes categorias propuestas por Bleger (2) :

1 - Monocausalidad unidireccional:presume una causa unica, con una direc-cion y una actuacion dadas hasta la ob-tencion del efecto.

2 - Monocausalidad en cadena: irii-ciada en una causa, unidireccional, elefecto se convierte en causa de un nuevoefecto ; esto puede repetirse, de maneraque se produce una serie sucesiva perosiempre con vinculos con la anterior eindirectamente con todas sus predeceso-ras,

3 - Policausalidad unidireccional:de comprobacion cotidiana en el estu-clio de los fenomenos, tanto pato16gicoscomo normales, tanto en los simples co-mo en los complejos, es el hecho de lasobredeterminacion ; muchas causasconfluyen para determinar un sintoma,un proceso ; y en ocasiones, cuando enapariencia se ha comprendido un hechopsicologico, surgen poco despues nuevaspistas, nuevos enfoques, que permitenagregar un dato diferente, explicativode una modalidad 0 de un aspecto pe-culiar. Logicamente, esta forma de poli-causalidad suele entremezclarse con laanterior; y no sohra recalcar que no so-lo con ella sino con las siguientes, comose desprende de los planteamientos an-teriores, de los cuales este es solo un es·quema.

4 - Policausalidad concentrica: di-fiere de la anterior en que la direccionde las fuerzas actuantes no es la misma,de manera que el resultado no es una su-rna sino el producto de una interacion;a esto se agrega la posibilidad de quelas diversas zonas de conflicto puedeninlhricarFe unas contra otras.

5 - Accion reciproca: este conceptose refiere a que los efeetos pueden vol·ver a actuar sobre las eausas. Estas y losefectos son instantes de Ia constante in-terdependencia, en un grupo dado decondiciones de esc instante, determinan-tes 0 suhordinadas.

6 - Causalidad gestaltica : este enfo-que no toma en cuenta, al menos en unprimer plano, las causas elementales,sino los productos considerados dentrode Ia estructura total. Causalidad histo-rica y a-historica : Lewin, citado porBleger (2), diferencia acertadamenteestos dos tipos de causalidad, en el sen-tido de que los hechos pasados no soncausa tinica de un fenomeno actual, yque elIas deben buscarse en la situaciondel momcnto de su ocurrencia. Pero nocomo una relegacion de 10 historico aun plano secundario, sino con una in-tencion de recabar en la idea hasica deque, si bien un hecho tiene raices en 10ocurrido anteriormente, en toda Ia evo-Iucion del individuo, no explica exacta-mente por que ocurre en un momentodado y no en otro,

Series complementarias: En "Tres en-sayos sohre la teoria sexual", (13) in-trodujo Freud esta nocion para exp'li-car, 10 mismo que en tantos otros pun-tos, Ia accion mutua, reciproca y multi.determinante en un hecho, de Iuerzas devaria procedencia, que redujo en su es·quema en hereditarios y congenitos, ex-periencias pasadas y factores actuales 0

desencadenantes, que acttian sohre ladisposicion; y esta result a a su vez delos elementos congenitos, hereditarios ehistoricos. Hizo la diferencia entre loshereditarios, transmitidos pOl' los genes,y los congenitos 0 adquiridos durante lavida intrautcrina al actual' sobre los pri-meros. El aspecto historico fue objetode una primordial atencion en las pri-meras etapas del desarrollo, pOl' consi-derar, con indiscutible acierto, que ladehilidad e indiferenciacion relativa delas cstructuras psiqui cas en esc enton-ces dahan lugar a una mayor- importan.cia de las influencias y a una mayor per-sistencia en el tiempo de los efectos su-fridos. El metodo psicoanalitico mismo,la hase explicativa en este sentido de losfenomenos neuroticos, no hizo sino ve-rificar paso a paso Ia trascendencia deestos determinantes y sus ramificacio-nes en todo el desenvolvimiento poste-rior. La primera serie complement ariaequivale a 10 <;.onocidocomo componen-

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te constitucional. Pero result a claro deeste planteamiento Ia false dad interpre-tativa de quienes sostienen Ia poca im-portancia concedida pOl'Freud a los fac-tores extern os ; solo que su trabajo elf-nico se prestaba para hacer enfasis enun campo hasta entonces menosprecia-do 0 pOl' 10 menos no tenido en cuentade manera suficiente. Y si bien es ciertoque las tres series se hallan presentes entoda conducta y en todo heche, normalo patologico, no es menos evidente quesiempre puede hablarse de un predomi-nio relativo de una de elIas sobre las res-tantes. Y es natural que, desde el puntode vista del proposito terapeutico, Ia po-sible relievante importancia de Ia pri-mera serie constituye una Iimitacion, Asu vez, 10 constitucional y Ia disposi-cion se prestan para hablar de una cau-salidad endogena, vale decir, con pre-dominio endogene, asi como para losfactores desencadenantes 0 inmediatospuede hablarse de una causalidad exo-gena: pero 10 exogeno no puede actual'sino sobre 10 endogene, y a Ia vez 10 en-dogeno ha sido en algun momento, exo-geno (Bleger). A este respecto, merecerecordarse nuevamente a Hartman (14),quien en su teoria de Ia adaptacion atri-buye un papel independiente a los esti-mulos externos en Ia determinacion deIa conducta, y a Ia interacion entre es-tos y los impuisos instintivos.

En llegando a este punto, no es redun-dante volver de nuevo al concepto yaexpresado de Ia diferenciacion entre mo-tivos y causas de Ia conduct a, con baseen l~na definicion que ya puede plan-tearse. Para Madsen, citado pOl' Rappa-port (I7), constituye "Todas las varia-bles que incitan, sustentan y dirigen Iaconducta". Los motivos en general, in-clusive los impuisos instintivos, explicanIa conducta esponhinea 0 las caracteris-ticas espontaneas de ella, 0 sea todo 10que no puede ser relacionado directa-mente con los factores externos 0 eoncondiciones somaticas especificas, talescon 0 Ia toxicidad. El mismo sutor Ia

define como "las fuerzas internas, dife-rentes dc los cstimulos cxternos, no equi-parables con procesos Iisiologicos espe-cificos". Esto Ia distingue de las causas,o sea que "Los motivos son las fuerzasinternas apetitivas", Resulta entonces deInteres precisar su concepto de "Apeti-tivo", a partir de sus caracterfsticas deperentoriedad, recurrencia ciclica, selec-tividad y la propiedad de ser desplaza-bles. La primera, la urgencia de su cum-plimiento, depende de peouliaridades delorganismo, asi como de las rest antes con-diciones de otros ordenes ; tengase encuenta que en el proceso del desarrollola posibilidad de aplazar cl Iogro 0 Iasatisfaccion crece 0 acepta sustitutosmas 0 menos completos y transitor'ios.La recurrencia eiclica sc explica poriaacumulacion y descarga energetic a de Iafuerza motivadora. Esto, con un caractereminentemente descriptive, puesto qucexisten numerosas variables dependien-tes de esas fuerzas y de los mecanismosde regulaeion que al mismo tiempo fa-vorecen y permiten Ia udaptacion. Encuanto a Ia selectividad, la direccion dcIa tendencia motivadora depende de suobjetivo, y depende tam bien de los cam-bios de este y de las variantes de las con-diciones mediante las cuales ha de obte-nerse cl fin huscado. POl' ultimo, el ca-racter de ser desplazable se halla co·nectado con Ia sustitucion; y opcra" talcomo el mecanismo defensivo 0 de adap.tacion descrito con el mismo nombrc,mediante Ia transferencia de Ia carga,del impuiso 0 de Ia tendencia, del obje.to interno actual a un sustituto exter-no (16). Al fin y al cabo, Ia posterga-cion no es sino un desplazamiento en eltiempo. Aqui, como en otros tantos pun-tos, Ia idea dc defensa esta intimamentcunida a Ia de adaptacion, ambas moti·vadoras de Ia conducta. En un sentido,Ia finalidad de Ia conducta reside en Iatentativa de encontrar soluciones comu-nes a las exigencias de los impulsos in-ternos y a las de los cstimulos externos,para adaptarse al mundo y al mismotiempo para adaptar el mundo a elIas.

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BIBLIOGRAFIA

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II FREUD, S.: EI chiste y su relacion con 10inconsciente. Obras completas. T. III. Ed.Americana, Buenos Aires, 1943.

12 FREUD, S.: Compendio del pslcoanaltsis.Obras completas. T. XXI. Ed. Santiago Rue.da, Buenos Aires, 1955.

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