? EL NERVION

4
? EL NERVION ® EDICION ESPECIAL ILUSTRADA AÑO I. BILBAO 29 DE SEPTIEMBRE 1907 >§< número v. (2.a Serie) menoDenems La temporada taurina está dando las boqueadas y los conserjes de todas las plazas dan la voz de «que se va á cerrar». Por eso nos hallamos en plena época de novilladas económicas; una espe cie de novilladas, al glicerofosfato de sosa, con exposición de tra jes á obscuras, del tiempo cuando se tocaba retreta en los cuarte les con violín. El empresario que hoy disfruta el anillo de Vista Alegre, es hombre que vale y organiza una de estas novilladas en menos tiempo que se hace un flan Huevol. El se dice lo del «Dúo de la Africana»: compañía de ópera ba rata; tres pesetas y dos perras gordas butaca; no hacen falta Obis- pi; con cuatro sacristanes basta; y siguiendo el ejemplo, ha reclu tado á todos los monaguillos que pululan por los alrededores del barrio de Triana. No me dejará mentir uno de los «siniestros» que nos acibaró la merienda el domingo último y que supongo estará ahora disfru tando de las delicias del hogar, del que nunca debió apartarse. Por lo demás, estas novilladas son de lo más cómicas y emo cionantes, y bien merece la pena de estar tres horas con el alma en un hilo por ver á un cornúpeto hacer juegos malavdres con algún apreciable sujeto, con traje color de cloro-anemia y golpes de mi neral de campanil. * * * Yo tuve la dicha de asistir á la corrida del domingo y disfruté lo indecible. A parte de las cosas que allí se vieron, dignas de un cinemató grafo, me tocó en suerte tener en el asiento sobre el mío á una respetable mamá con un niño de pocos meses, que sin duda, poco aficionado al arte de Montes, se pasó el rato haciéndome jeroglí ficos en el cogote con sus delicados deditos y dejándome en el cuello de la camisa señales inequívocas del alimento materno. A mi vera tenía una joven linda y muy nerviosa que á cada sus to, caida ó cogida sentía una convulsión que repercutía en mí, pues me metía el codo derecho por el hipocondrio izquierdo. Y como los sustos y las emociones eran frecuentes, la situa ción para mi se iba haciendo insostenible, Por fin, en una arremetida que me dejó sin aliento, tuve que decirla: Joven, otra vez para venir á este espectáculo, póngase ca misa de fuerza, ó venda los nervios á bajo precio, ó déjese usted los codos en su domicilio. El chiquitín de la vecina del piso de arriba quiso sin duda pro testar de que su madre le hubiera llevado á semejante Babel, tur bando su sueño reparador, y de pronto se sintió regadera y no quie ro decir á ustedes cómo me puso la americana. Aquello era la vía láctea. Pero, señora, la dije, ¿acaso le ha leido á este nene su papá alguna poesía de Rubén Darío, después de tomar teta, para que le cause esto? Porque hay padres verdaderamente criminales. La cosa no pasó á mayores porque nos llamó á todos la aten ción el ruido que hizo al chocar contra el foso la cabeza de un jo ven con quien andaba jugando á los bolos uno de los peloteros. En resumen, una tarde divertidísima. Estaba por decir que la mejor que he pasado en mi vida pero me arrepiento, tengo en mis memorias anotada otra mejor, deli ciosísima. La memorable de Santoña (¡Lagarto Lagarto!) que vi los toros estando con el chocolate y dos galletas, me bañé vestido, me inu tilicé una rueda y pasé la noche soñando con un risueño porvenir. * * * Hoy, si las nubes quieren, también hay novillada económica, pero de la clase extra , entre este género. Dos esperanzas del arte, jóvenes que prometen y además de casa, lucirán sus facultades y sus pantorrillas. Yo he visto los toros y me parecen muchos animales para esas dos menudencias taurinas. Gracias á que son Taberneros y es posible que hayan echado agua al vino y no sea sangre todo lo que reluce. Uno de ellos se llama Bolero y deseo firmemente que no baile ó haga bailar á ninguno de los dos «petites» astros coletudos. ¿Pero no tendrá miedo—me decia un señor de clases pasivas viendo los toros—Fernandito, que uno de estos bichos con la cabe za que tienen le arroje con fuerza al alto y le recoja al caer? No señor, le contesté; el chico es valiente, y además si uno de estos lo lanza por los aires con fuerza no puede recogerle al caer. —¿Porqué? —Por que para cuando caiga ya se ha terminado la corrida. Hay un aliciente en la corrida de esta tarde y es que se regala un capote de paseo para el que quede mejor de los noveles maes tros. ¡Que compromiso el del jurado! porque van á quedar (tambos como las propias rosas y habrá que partirle entre los dos. Yo pido á Dios de todo corazón que no haya que partirle para hacer vendas para los dos. ** También esta tarde tenemos Sport de moda. Dos valientes jóvenes se van á dar el gustazo de dar á todo correr quince vueltas al circo taurino. ¡María Santísima! ¡15 vueltas! ¡pero eso no son hombres son dos devanaderas'automóviles! Lo que no dice el programa es á donde irán esos simpáticos socios á echar el‘hígado después de la caminata. Y hago punto final y también echo la llave á los espectáculos económicos taurinos como fin de la temporada. P. P. El Concurso de ganadería en Deusto Señores del Jurado calificador: en la mesa, de izquierda á derecha: diputado provincial señor Ustara; vicepresidente de la Comisión provincial don Benigno Olavarrieta; presidente de la Diputación don Luis Salazar; alcalde de Deusto, [señor Mardáras; ¡secretario señor Hernandorena; director del servicio agrícola señor Larrea.-En el fondo tres concejales del Ayuntamiento de Deusto: el sindico del mismo y el director de la’ Escuela superior de Comercio de Bilbao don Cirilo Vallejo, espectadores del acto. (Fotografía (le Zorraquin). (Fotograbado de Delclaux é Hijo). Vista parcial del Concurso (Fotografía de D. Julio Anitua). (Fotograbado de Delclaux é Hijo;. L a s r u b i a s Abrió el capullo tímido su broche, y surgió de su cáliz pudibundo, mecido por el céfiro fecundo, que es el soplo del genio de la noche, el ser más bello, el ideal del mundo. El cielo bautizóle sin demora con cristalina gota de rocío, dióle sus galas la naciente Aurora, su brillo Febo, su fragancia Flora y su melancolía el lago umbrío. Y Dios, queriendo que aquel ser humano, de extrema perfección vivo modelo, fuese sublime, puso en él su mano y dióle un corazón del suyo hermano para ventura del terrestre suelo. Así formó á las rubias, bellos seres que recuerdan del día los albores, del verde prado las pintadas flores, de la ruda existencia los placeres y del iris los múltiples colores. Así formó á las rubias, inspirado en su propia grandeza y hermosura, y, aunque labró en la nieve su escultura, puso en su corazón apasionado la ardiente luz que en el volcán fulgura. Eco sublime de celeste lira fué el timbre melodioso de su acento, regio pomo aromático su aliento, que enloquece al dichoso que lo aspira y le inunda en raudal de sentimiento. Nacidas para amar, brindan amores que son del noble corazón orgullo. Ellas tienen del ángel los primores, y su alma, como el alma de las flores, se engendra, vive y muere en un capullo. F rancisco R oig B ataller . y*

Transcript of ? EL NERVION

Page 1: ? EL NERVION

? EL N E R V IO N ®E D I C I O N E S P E C I A L I L U S T R A D A

AÑO I. BILBAO 29 DE SEPTIEMBRE 1 907 >§< n ú m e r o v. (2.a Serie)

menoDenemsLa temporada taurina está dando las boqueadas y los conserjes

de todas las plazas dan la voz de «que se va á cerrar». Por eso nos hallamos en plena época de novilladas económicas; una espe­cie de novilladas, al glicerofosfato de sosa, con exposición de tra­jes á obscuras, del tiempo cuando se tocaba retreta en los cuarte­les con violín.

El empresario que hoy disfruta el anillo de Vista Alegre, es hombre que vale y organiza una de estas novilladas en menos tiempo que se hace un flan Huevol.

El se dice lo del «Dúo de la Africana»: compañía de ópera ba­rata; tres pesetas y dos perras gordas butaca; no hacen falta Obis- pi; con cuatro sacristanes basta; y siguiendo el ejemplo, ha reclu­tado á todos los monaguillos que pululan por los alrededores del barrio de Triana.

No me dejará mentir uno de los «siniestros» que nos acibaró la merienda el domingo último y que supongo estará ahora disfru­tando de las delicias del hogar, del que nunca debió apartarse.

Por lo demás, estas novilladas son de lo más cómicas y emo­cionantes, y bien merece la pena de estar tres horas con el alma en un hilo por ver á un cornúpeto hacer juegos malavdres con algún apreciable sujeto, con traje color de cloro-anemia y golpes de mi­neral de campanil.

** *Yo tuve la dicha de asistir á la corrida del domingo y disfruté

lo indecible.A parte de las cosas que allí se vieron, dignas de un cinemató­

grafo, me tocó en suerte tener en el asiento sobre el mío á una respetable mamá con un niño de pocos meses, que sin duda, poco aficionado al arte de Montes, se pasó el rato haciéndome jeroglí­ficos en el cogote con sus delicados deditos y dejándome en el cuello de la camisa señales inequívocas del alimento materno.

A mi vera tenía una joven linda y muy nerviosa que á cada sus­to, caida ó cogida sentía una convulsión que repercutía en mí, pues me metía el codo derecho por el hipocondrio izquierdo.

Y como los sustos y las emociones eran frecuentes, la situa­ción para mi se iba haciendo insostenible,

Por fin, en una arremetida que me dejó sin aliento, tuve que decirla: Joven, otra vez para venir á este espectáculo, póngase ca­misa de fuerza, ó venda los nervios á bajo precio, ó déjese usted los codos en su domicilio.

El chiquitín de la vecina del piso de arriba quiso sin duda pro­testar de que su madre le hubiera llevado á semejante Babel, tur­bando su sueño reparador, y de pronto se sintió regadera y no quie­ro decir á ustedes cómo me puso la americana. Aquello era la vía láctea.

Pero, señora, la dije, ¿acaso le ha leido á este nene su papá alguna poesía de Rubén Darío, después de tomar teta, para que le cause esto? Porque hay padres verdaderamente criminales.

La cosa no pasó á mayores porque nos llamó á todos la aten­ción el ruido que hizo al chocar contra el foso la cabeza de un jo­ven con quien andaba jugando á los bolos uno de los peloteros.

En resumen, una tarde divertidísima.Estaba por decir que la mejor que he pasado en mi vida pero

me arrepiento, tengo en mis memorias anotada otra mejor, deli­ciosísima.

La memorable de Santoña (¡Lagarto Lagarto!) que vi los toros estando con el chocolate y dos galletas, me bañé vestido, me inu­tilicé una rueda y pasé la noche soñando con un risueño porvenir.

** *Hoy, si las nubes quieren, también hay novillada económica,

pero de la clase extra, entre este género.Dos esperanzas del arte, jóvenes que prometen y además de

casa, lucirán sus facultades y sus pantorrillas.Yo he visto los toros y me parecen muchos animales para esas

dos menudencias taurinas.Gracias á que son Taberneros y es posible que hayan echado

agua al vino y no sea sangre todo lo que reluce.Uno de ellos se llama Bolero y deseo firmemente que no baile

ó haga bailar á ninguno de los dos «petites» astros coletudos.¿Pero no tendrá miedo—me decia un señor de clases pasivas

viendo los toros—Fernandito, que uno de estos bichos con la cabe­za que tienen le arroje con fuerza al alto y le recoja al caer?

No señor, le contesté; el chico es valiente, y además si uno de estos lo lanza por los aires con fuerza no puede recogerle al caer.

—¿Porqué?—Por que para cuando caiga ya se ha terminado la corrida.Hay un aliciente en la corrida de esta tarde y es que se regala

un capote de paseo para el que quede mejor de los noveles maes­tros.

¡Que compromiso el del jurado! porque van á quedar (tambos como las propias rosas y habrá que partirle entre los dos.

Yo pido á Dios de todo corazón que no haya que partirle para hacer vendas para los dos.

* *También esta tarde tenemos Sport de moda.Dos valientes jóvenes se van á dar el gustazo de dar á todo

correr quince vueltas al circo taurino.¡María Santísima! ¡15 vueltas! ¡pero eso no son hombres son

dos devanaderas'automóviles!Lo que no dice el programa es á donde irán esos simpáticos

socios á echar el‘hígado después de la caminata.Y hago punto final y también echo la llave á los espectáculos

económicos taurinos como fin de la temporada.P. P.

El C o n c u rs o de g a nad ería en D eusto

Señores del Jurado calificador: en la mesa, de izquierda á derecha: diputado provincial señor Ustara; vicepresidente de la Comisión provincial don Benigno Olavarrieta; presidente de la Diputación don Luis Salazar; alcalde de Deusto, [señor Mardáras; ¡secretario señor Hernandorena; director del servicio agrícola señor Larrea.-En el fondo tres concejales del Ayuntamiento de Deusto: el sindico

del mismo y el director de la’ Escuela superior de Comercio de Bilbao don Cirilo Vallejo, espectadores del acto. (Fotografía (le Zorraquin). (Fotograbado de Delclaux é Hijo).

Vista parcial del Concurso(Fotografía de D. Julio Anitua). (Fotograbado de Delclaux é Hijo;.

L a s r u b i a s

Abrió el capullo tímido su broche, y surgió de su cáliz pudibundo, mecido por el céfiro fecundo, que es el soplo del genio de la noche, el ser más bello, el ideal del mundo.

El cielo bautizóle sin demora con cristalina gota de rocío, dióle sus galas la naciente Aurora, su brillo Febo, su fragancia Flora y su melancolía el lago umbrío.

Y Dios, queriendo que aquel ser humano, de extrema perfección vivo modelo, fuese sublime, puso en él su mano y dióle un corazón del suyo hermano para ventura del terrestre suelo.

Así formó á las rubias, bellos seres que recuerdan del día los albores,

del verde prado las pintadas flores, de la ruda existencia los placeres y del iris los múltiples colores.

Así formó á las rubias, inspirado en su propia grandeza y hermosura, y, aunque labró en la nieve su escultura, puso en su corazón apasionado la ardiente luz que en el volcán fulgura.

Eco sublime de celeste lira fué el timbre melodioso de su acento, regio pomo aromático su aliento, que enloquece al dichoso que lo aspira y le inunda en raudal de sentimiento.

Nacidas para amar, brindan amores que son del noble corazón orgullo.Ellas tienen del ángel los primores, y su alma, como el alma de las flores, se engendra, vive y muere en un capullo.

F r a n c is c o R o ig B a t a l l e r .

y *

Page 2: ? EL NERVION

EL N E R V I O N

Nuestra información gráficaMucha atención ha sido dedicada por la prensa local, y por

una buena parte del vecindario de Bilbao, al Concurso general de ganadería celebrado el domingo último en la amplia plaza de Deusto. Y esa atención, y la grande importancia que tanto por el número de cabezas de ganado como por la calidad del mismo, ha tenido el Concurso, son pruebas indudables de que no resul­tan estériles los sacrificios que para el fomento de la industria pecuaria y de la agricultura, en nuestra provincia, viene reali­zando desde hace algunos años la Diputación de Vizcaya.

También aparecen bien evidenciadas la constancia y la inteli­gencia con que la Junta consultiva de Agricultura, dependiente de la Diputación, ha trabajado en favor del desarrollo que estos ramos de riqueza sólida é inacabable pueden y deben tener.

En los principales grabados de este número, concedemos, en toda la medida que nos es posible, la debida importancia á un Concurso que tantas y tan fundadas esperanzas ha hecho con­cebir á los que consagran sus generosos esfuerzos á la tarea de fomentar y mejorar la ganadería vizcaína.

La Diputación provincial proyecta publicar un álbum con más de cuarenta fotografías de hermosos animales que obtuvieron primeros premios, fotografías hechas por el jefe del cuerpo de miñones don Julio Anitua, ayudado por el conocido profesional señor Zorraquin. Esta obra sí que permitirá apreciar lo que fué el Concurso último, y al mismo tiempo servirá de pode­roso estímulo para los aldeanos que aspiren á provechosas esas recompensas.

De la importancia del Concurso dan alguna idea las siguien­tes cifras del resumen de concurrencia de cabezas de ganado:

Vacuno, 243; caballar, 39; asnal, 21; cerda, 21; lanar, 48. Total 372.

El nombre del marinero Julián San Miguel, ha aparecido acompañado de encomios, durante las dos últimas semanas, en casi toda la prensa. El joven tripulante del «Bazán», como es sabido, fué uno (le los cuarenta españoles que desembarcaron en Casablanca al iniciarse allí los terribles sucesos en los que Fran­cia ha hecho tan poderoso alarde de sus elementos guerreros destructores.

Con otros compañeros suyos, tan bravos como él, protegió la salida y salvamento de los frailes del convento de San Fran­cisco, atacado por los moros. Al día siguiente se distinguió en la defensa del Consulado español. Pocos días después, paseando en las inmediaciones del barrio moro, vió que un salvaje kabileño golpeaba furiosamente la custodia, producto del saqueo hecho en la iglesia del convento antes citado. Para rescatar el sagrado objeto, dió muerte al autor de la profanación.

Pasados varios días se vió en el caso de pelear con cinco moros, estando él resguardado tras de una esquina. De dos cer­teros disparos mató á dos; se le echaron encima los tres restan­tes. En la nueva lucha dió á dos la muerte y dejó herido al último de sus contricantes. Enseguida, y en un hermoso arranque de sus nobilísimos sentimientos, cargó con él y lo llevó para que lo curaran.

Julián San Miguel, que se encuentra desde mediados del mes corriente en Castro Urdíales, su pueblo natal, ha sido allí objeto de las más cariñosas y entusiastas demostraciones, y nte todas ellas ha hecho él demostración de una grandísima modestia, que es digno complemento de su valor y de su hidalguía.

A nuestro amigo el apreciado fotógrafo de aquella villa, se­ñor Ulacia, debemos la satisfacción de publicar el retrato del valeroso y noble marinero.

Bien conocida es la larga prisión preventiva que sufrieron en la cárcel de San Sebastián, por supuestos gritos subversivos, los jóvenes nacionalistas guipuzcoanos Aróstegui y Olasagasti, á los que se concedió la libertad provisional recientemente, cuando es­taba ya organizada una expedición en la que pensaban salir, sola­mente de Bilbao, más de dos mil jóvenes nacionalistas para pedir en la capital de Guipúzcoa, en unión de sus compañeros de oiras localidades, lo que pudo conseguirse antes de que se realizara tan importante manifestación.

La venida de los libertados á Bilbao, donde la Juventud Vas­ca y otras autoridades del partido han organizado actos para ob­sequiarlos, da carácter de actualidad á la fotografía que en otro lugar de este número reproducimos.

** *Otra nota gráfica que también recojemos por ser de actua­

lidad, es la vista del embarcadero dispuesto para el rey en su reciente visita á ia'isla de Cortegada.

EL M A C E R O DE LA ARTTADA JULIÁN SAN MIGUEL Que tanto se distinguió en los primeros sucesos de Casablanca

(Fotografía de don Pedro Ulacia, de Castro Urdíales)(Fotograbado de Delclaux é Hijo)

I

LOS G A T O S

«Vamos, cuéntenos usted el motivo de su antipatía hacia los gatos»—dijeron todos los presentes.—Entonces el poeta, son­riendo, replicó: No es antipatía lo que siento por los gatos, sino verdadero odio, aversión insuperable. ¿Quieren ustedes saber el motivo? Bueno, lo explicaré; pero debo advertirles que se trata de algo sentimental é íntimo que parecerá pueril á la mayor parte de los que me escuchan; algo así como una monomanía de poeta.

Realmente lo que á mi me sucede con los gatos es absurdo, ilógico, y yo soy el primero en reconocerlo. ¿Qué juicio forma­rían ustedes del que les dijese que aborrecía á los perros porque ladran y á los burros porque rebuznan, sin que su aborrecimien­to se limite al momento en que están ladrando, ó rebuznando, sino que se extiende á todos los momentos?

Esto, indudablemente, les parecería muy extravagante; pues bien, lo mismo, exactamente me sucede á mí con los gatos; su mayido es la causa del odio que les tengo. Calló un momento el narrador y alguien insinuó:—Pero lo sentimental y lo íntimo no lo vemos. Lo sentimental sobre todo—añadió otra vez—van ustedes á verlo, ó mejor dicho, á oirlo si tienen un poco de pa­ciencia.—Hubo entonces algunas toses y ruido de sillas que se acercan. Restablecido el silencio el poeta prosiguió: Hace de esto seis meses. Una tarde del mes de Octubre, llegué á un pueblo de la frontera francesa con el alma llena de visiones y rimas recogidas en mi viaje por las riberas del lago de Como. Yo me había fijado desde el tren en un palacio antiguo con un melancólico jardín de Rusiñol, situado en la carretera á unos diez minutos del poblado, y no teniendo nada que hacer resolví visitarlo.

Me abrió la verja una vieja de aspecto triste y simpático, la cual me dijo que no podía enseñarme el interior de la casa por­que los señores estaban ausentes y le habían ordenado que no dejara penetrar á nadie, pero que podía ver el jardín y el parque, y que la historia, si yo quería, me la contaría ella con todos sus detalles. Al decir esto se nublaron sus ojos y dos lágrimas se desprendieron de ellos. Intrigado por estas palabras presté toda mi atención, y he aquí el relato de la vieja:—¿Ve usted esa ven­tana, la tercera del segundo piso, empezando por la derecha? pues detrás de esos cristales se fué consumiendo como un pájaro la pobrecita, porque el señor había mandado clavarla como todas las de esta fachada. ¡Si usted la hubiera visto como yo, la noche que la trajeron, á la fuerza como si fuera un criminal, más pálida que la cera, sin hablar palabra! Cada vez que me acuerdo se me pone úna cosa en la garganta que parece como que me ahogo.

Es claro, con la pena que tenía y el coraje porque no la deja­ban hacer su gusto y además la congoja que sentía por no poder siquiera recibir cartas del señorito porque todas las cogía el señor, se empeñó en no comer para morirse, y á lo último se salió con la suya. Me parece que fué ahora mismo cuando una mañana vino Antonio corriendo á la huerta y me dijo:—La seño­rita ha muerto. —¡Pobre señorita Pilar, con 18 años y tan buena y tan preciosa como era!—Comenzó entonces á sollozar la vieja, y yo, después de preguntarle algunos detalles, le rogué que me dejara recorrer solo y á mi gusto las avenidas del parque.

Con el alma dolorida y agitada me senté en un banco de pie­dra. A mi espalda el follaje y la maleza se alzaban en misteriosa masa obscura; delante se extendían dos hileras de castaños de entrecruzadas copas que terminaban al pie mismo del palacio, en cuya ventana tercera del segundo piso tenía yo fijos mis ojos y mi pensamiento.

Anochecía. El silencio era absoluto y solemne. Solo el rumor de las hojas muertas que caian á intervalos de las ramas, turba­ba la calma de la naturaleza. Yo tuve en aquel momento la visión clarísima de la joven vigilada, tiranizada por un padre egoísta y cruel, muriendo de amor en aquel caserón triste y desierto, Yo veía sus ojos hundidos rodeados de círculos obscu­ros, su nariz afilada, sus mejillas marfileñas, su cuerpo exagüe desfalleciente, y de pronto tomando vigor en mi fantasía exalta­da el loco sueño, vi abrirse las dos hojas de la ventana y apare­cer la silueta de Pilar destacándose recortada sobre el fondo negro como una figura de Fray Angélico. Fijándose en la ave­nida de castaños me vió, y confundiéndome con el amado, tuvo un extremecimiento convulsivo y se echó hacia adelante con impulso violento. Púseme yo en pie, absorto, y en aquel instante, en aquel preciso instante, un repugnante gato, dando un mayido extridente, saltó de entre el follaje como un rayo y cruzó ante mí despertándome de mi divino sueño. Desde entonces odio á los gatos profundamente.

Los oyentes se miraron serios, y el gato de la casa que habia entrado en el salón sin ser notado, se plantó de un salto sobre las piernas del poeta.

E d u a r d o W a n g ü e m e r t .Septiembre de 1907.

En honor del bello sexoPENSAMIENTOS Y SENTENCIAS

La justicia de la madre ha de ser misericordiosa, como la jus­ticia de Dios.

C o n c e p c ió n A r e n a l .***

La sonrisa de la mujer infeliz y resignada, tiene suficiente virtud para ablandar las piedras.

B a l z a c .***

La naturaleza ha dicho á la mujer: sé bella si puedes; sé for­mal si quieres; pero sé siempre digna de estimación.

B e a u m a r c h a is .***

La vejez y la maternidad son una especie de sacerdocio de la naturaleza.

C h a t e a u b r ia n d .***

Los hombres tienen un fin en el amor, pero la duración de este sentimiento es el único bien de la mujer.

M a d . S t a e l .***

Se ha hablado mucho contra las mujeres y contra los médi­cos, y á pesar de ello se consulta á éstos y se ama siempre á aquéllas, porque la verdad y la naturaleza están siempre á favor de unas y otros.

J. A.

Kiosco de productos para curar las enfermedades del ganado (Presentado fuera de Concurso por el escritor y veterinario don Ramón Méndez Pallarás, el cual obtuvo mención especial y felicitación del Jurado)

i Fotografía de don J alio Anitua) (Fotograbado de Estévez y C.a)

Jugador arrepentidoSalió el caballo de copas, y Remigio, ahogando un grito

rabioso que pugnaba por brotar de su garganta, clavó las uñas en la bayeta verde de la mesa de juego al ver que el banquero recogía lentamente el último de los diez duros que un presta­mista le dió, media hora antes, á cambio de un medallón de oro y de una cadena del mismo metal.

En aquel instante, una mano grande, deforme, curtida por el sol y por el viento, tiró de Remigio y le condujo á uno de los rincones de la sala del crimen; y con voz áspera y ruda, en la que vibraban el dolor y la ira, exclamó: «La señorita... ¡se está muriendo!»

Remigio miró con la perfecta impasibilidad del imbécil al que acababa de darle tan triste noticia. Sus ojos, desmesuradamente abiertos, estaban viendo aún aquel maldito caballo de copas, aquella mano que cogía su última moneda... La voz áspera volvió á sonar, y le sacó esta vez de su ensimismamiento estúpido.

La fatal noticia no produjo alteración alguna en las facciones del jugador empedernido. Salió de la sala con inseguro paso, y antes de atravesar el dintel de la puerta, lanzó una mirada cente­lleante á sus compañeros de vicio que, insensibles, silenciosos, conteniendo la respiración, aguardaban la carta que había de producirles extremecimientos de rabia ó de placer.

* *El jugador y su acompañante, sin cambiar una sola palabra,

llegaron á una casucha de humilde aspecto, situada en el centro de angosta callejuela. Separáronse en el portal. Entró el segun­do en el zaquizamí que servía de portería, cocina y dormitorio, y subió el primero por la escalera del patio con gran precipita­ción, como si en aquel momento hubiera comprendido el signi­ficado de las frases que el hombre rudo le dijo con voz áspera en uno de los rincones de la sala de juego.

Al entrar en la reducida alcoba, donde no había más muebles que dos sillas, un baúl y el miserable lecho ocupado por la en­ferma, un señor bajo, regordete, de fisonomía simpática, le detuvo y le habló al oído... Hizo después un gesto de conmise­ración y le dió un apretón de manos, equivalente á un Le acom­paño á usted en el sentimiento. Cumplido este deber profesio­nal, el doctor Ramírez abandonó aquella casa, en donde eran perfectamente inútiles sus servicios.

—Juana...—murmuró la enferma al ver entrar á Remigio; y

Los jóvenes nacionalistas guipuzcoanos, Sres. Aróstegui y Olasagast

Page 3: ? EL NERVION

EL N E R V I O N

TOROJJbE CRUZnniENTODe padre normando, de la Diputación, y madre del país; edad dos años y nueve meses; peso 960 kilos. Propiedad de don Buenaventura Basabe,

vecino del caserío de Sagarriola, de Ajanguiz(Fotografía de don Julio Anitua) (Fotograbado de Estévez y C a)

BeRRACOS RAZA PURA EXTRANJERAPresentados por don Emeterio Idoyaga, de Forua. (Primer premio en el

Concurso general de ganadería)(Fotografía de don Julio Anitua) (Fotograbado de Estévez y C.a)

acabó de expresar su deseo con una mirada tristísima y con un leve movimiento de cabeza. Una buena mujer, una de esas muje­res que se identifican con los que sufren, que lloran como pro­pios los infortunios de sus semejantes, se separó entonces de la cabecera del lecho, salió de la alcoba y fué á reunirse con su marido, que la aguardaba en la portería, y que al verla gritó indighado: «¡Estaba allí!... Cuando se lo dije no le entró ni frío ni calor..', ¡el muy canalla!»

Quedáronse solos el jugador y la compañera de su vida. Ella le miró fijamente. Aquellos ojos, antes hermosísimos, habían perdido ya su brillantez, su poderosa fuerza expresiva... Y, sin embargo, no pudo él sostener la mirada, y bajó la cabeza con­fuso y avergonzado... Después se acercó al lecho... Con sus manos temblorosas y calenturientas cogió las de su víctima, que estaban frías como el mármol, y las besó repetidas veces... Al recibir tan respetuosa demostración de cariño del hombre que la martirizó con inaudita crueldad durante los últimos cinco años, extremecióse de pies á cabeza la pobre moribunda, cerró los ojos y balbuceó con voz apenas perceptible:

— ¡Te perdono!Y Remigio, extremeciéndose también al oir el dulce y com­

pasivo acento de la que tenía motivos poderosos para escupirle y maldecirle, hincó las rodillas en el suelo y sintió que un sudor frío bañaba su rostro, casi hundido en el duro jergón de paja donde su víctima luchaba con la muerte.

De las brumas de su conciencia brotó repentinamente una ténue claridad, que fué aumentando poco á poco, y á favor de ella vió con los ojos del alma una serie de cuadros que aparecían y desaparecían con rapidez vertiginosa...

¡Oh, qué recuerdos!... La alameda en donde se vieron por pri­mera vez; el banco donde se sentaron á los pocos días para con­fesarse mutuamente que se amaban; las dulcísimas entrevistas celebradas á la luz de la luna en aquel delicioso jardín donde ha­bía tantas rosas y tantos claveles; las tertulias invernales, ame­nizadas por el médico don Rufo, que tenía en la memoria un ver­dadero arsenal de chascarrillos andaluces, y por el boticario don Anselmo, que hacía hablar á la guitarra; los preparativos de la boda; el deseado dia de enlace, ¡un día primaveral, en que la na­turaleza y las más elegantitas muchachas del pueblo aparecieron vestidas con sus mejores galas!; la jira compestre; la loca ale­gría de los invitados...

¡Oh, qué recuerdos!... La salida de aquel hermoso rinconcito de Castilla la Vieja; la llegada á la Corte; la admiración con que ella contemplaba todas las bellezas y grandiosidades de la popu­losa capital; las mañanas del estío pasadas en el Retiro, hasta que el sol empezaba á caldear el ambiente; las noches de invier­no, pasadas en el gabinete, junto á la chimenea, él leyendo á ratos, y á ratos besándola en la boca, en las cejas, en la barbilla, en el lóbulo de la oreja; ella sonriente, juguetona, cariñosísima, exuberante de hermosura, pletórica de felicidad...

Tras de los cuadros alegres, matizados con los más brillantes

CARNERO RAZA PURA ¡)tl PAIS asentado por don Justo Alonso, de Gordejuela. (Primer premio en el

Concurso general de ganadería)fo tog rafía de don Julio Anitua) (Fotograbado de Estévez y C.*)

colores del iris, vinieron los cuadros tristes, en los que domina­ba la nota gris... El encuentro con un antiguo camarada, á la sa­zón esclavo de todos los vicios que colocan al hombre al nivel de la bestia; los días de cansancio y de mal humor; las frecuentes visitas al café cantante y á la casa de juego; las súplicas de ella, los desdenes de él...

Y después... Después una infinidad de escenas repugnantes, en las que aparecían mezclados los usureros y los agentes de la autoridad, los tahúres y las mujeres impúdicas, los arrebatos de placer de los sentidos y las convulsiones de la desesperación....!

Lanzó un gemido la moribunda, y volvió á la realidad el hom­bre que había envenenado, con grandes dosis de ingratitud y de infamia, la existencia de aquella pobre mártir. Alzó él la cabeza, y sus ojos, inmóviles y extremadamente abiertos, fijáronse en el rostro de su víctima. Le pareció sentir en la garganta los fríos dedos de una mano de hierro que pretendía ahogarle.

—¡Te perdono!—volvió á decir la enferma desahuciada. Y él, al escuchar la voz dulce de la generosa mujer que tantos motivos tenía para odiarle y maldecirle, hizo un supremo esfuerzo... Dió primero un grito ronco, inarticulado; rompió después á llorar, y besó, por último, á la pobre mártir, rociando sus cabellos, su frente y su boca con lágrimas que eran fiel expresión de la ver­güenza, del pesar y del arrepentimiento.

Como el doctor Ramírez no creia en los milagros, se permi­tió poner eu duda las categóricas afirmaciones del rudo portero, que entró á participarle la resurrección de la Srta. Nieves, y á rogarle por todos los santos de la corte celestial que no retarda­ra su visita... Lo cierto del caso fué que la moribunda se con­virtió en convaleciente y que el buen doctor empleó muchas ho­ras en hacer conjeturas y en anotar observaciones que, confron­tadas con los más modernos textos de medicina, sirvieron des­pués de base sólida á un notable estudio elogiado por la prensa profesional de varios países.

El aventajado discípulo de Hipócrates, al dar cuenta de aquel fenómeno fisiológico, podía haber completado su trabajo con da­tos interesantes acerca de otro fenómeno digno de ser conocido por cuantos se dedican al estudio de la psicología. Porque hubo dos resurrecciones: la de un cuerpo y la de un alma; la de un sér casi inanimado, y la de una conciencia que no funcionaba pa­ra el bien hacía ya mucho tiempo.

Remigio y Nieves, el verdugo y la víctima, volvieron á ser felices. El rudo portero y su excelente mujer cambiaban una mi­rada de satisfacción cada vez que les veían salir y entrar cogi­dos del brazo, alegres, con esa alegría que se manifiesta en to­dos los movimientos y en todas las palabras. La laboriosidad de él fué produciendo lo bastante para ahuyentar á la miseria de aquel modesto cuarto, donde vivió con despotismo avasallador durante seis años. Andando el tiempo, el nido del infortunio con­virtióse en nido de amor y de felicidad.

Y algunas veces, cuando por el cerebro de Remigio cruzaba una idea infame que pretendía romper los lazos del amor subli­me, para reemplazarlos con las ligaduras de la pasión del juego, el antiguo esclavo del vicio, acordándose de aquella noche, de aquella horrible noche en que alcanzó su redención, corría ha­cia su esposa y abrazándola con frenesí, exclamaba con entre­cortado acento.

— ¡No!... ¡¡no quiero que te mueras!!... ¡no quiero perderte!...Y ella, la generosa mujer que había redimido al culpable, le

estrechaba contra su seno... Y la idea mala, la idea infame, huia como huyen las nocturnas sombras al aparecer por Oriente los tenues resplandores que anuncian la salida del sol.

C.-------- • < > -----------

PENSAMIENTOEl éxito en la vida depende más del carácter y de la actividad

de cada uno que de un gran talento. Yo estimo en mucho la cons­tancia. Además comprendo cada día mejor, que el verdadero éxi­to no consiste en la acumulación de riquezas, sino en el justo em­pleo de las aptitudes que posea el hombre, y hasta de las ocasio­nes que se le presenten para contribuir á los fines más nobles que se refieren al bienestar de la humanidad.

J. S t o r is d r y .

EL RUISEÑOR

En la verde enramada de mi huerto, al pie de mi mansión,

cantaba dulcemente sus amores un arpado y canoro ruiseñor.

¡Cómo escuchaba embelesada el alma su plácida canción!

¡Cómo encontraba eco en mis oidos el purísimo acento de su voz!

El bosque le prestaba sus perfumes, su grata luz el sol,

su blanco rayo la dormida luna, su grata esencia la pintada flor.

Mas hoy, que el bello sol de mi esperanza en la noche se hundió,

que deshojadas por el suelo miro las codiciadas rosas de mi amor,no embelesa mi oído el dulce acento,

el armonioso sondel ave amante que marchó y no vuelve al grato nido que en mi pecho halló.

Que aquel himno purísimo, amoroso, del tierno ruiseñor, i

era un alma con alas gorjeando: la juventud que para siempre huyó!

F r a n c is c o G r a s y E l ía s .

Embarcadero real en la isla de Cortegada

V I S I TAD»Los Almacenes Amann

Grandes regalos.-Días de moda miércoles y sábados. Belosticalle, 12.-Sucursal, terrenos de la Concordia.

Entrada lit>r*e.

Page 4: ? EL NERVION

MESA REVUELTAR everle

¿Qué miras, pobre mujer, en la vacilante llama del hogar resplandecer, como luz que se derrama por las sombras del ayer?

¿Sueñas con el que te amó? ¿Sueñas con que volverá?¡No sueñes, no sueñes, nó!¡Ay del bien que ya pasó, porque nunca vuelve ya!

C. F. Shaw.

Iluminaciones eléctricas y de acetileno. Instaladora General, Gran Vía, 24, Bilbao.

C o ñ a c “ J B a r b i e r , ,

Después de una disputa conyugal, dice la mujer al marido:— ¡No puedo más! Me voy al pueblo, al lado de mi madre.— Como quieras.— No tengo dinero.— ¿Qué te hace falta?—Lo necesario para el billete de ida.... y vuelta.

Academia Com ereial-O saba.- Contador Monte Piedad. Cálculo Mercantil, Contabilidad, etc.

Ascao, 2 duplicado. 4." izquierda

Pan de lujo, exquisito, fabricado con todos los refinamientos de la industria y cubiertas todas las piezas con papel blanco de seda transparente y precinto de la casa. Panadería LA ESPE­RANZA. Teléfono 899. Servicio á domicilio.

Cubiertos de mesa garantizados. Plata Serrano, á 5 pe­setas par. Depósito de fábrica, Gran Via, E. A.

La ilusión nace con alas, y apenas nacida, vuela; el desengaño es de plomo, y donde nace se queda.

Al precio que se vende el Vermouth en los cafés, tiene dere­cho el público á exigir el legítimo Cinzano de Torino.

La tos ferina (coqueluche) desaparece á los pocos días de usar el Jarabe antiferino de Orive. Acreditado por sus positivos resultados. Véndese en la Farmacia Ascao, 7.

El hijo de Gedeón piensa dedicarse al comercio. —Sobre todo, le dice su padre, no te fíes de los mudos. —¿Por qué?—Porque no tienen palabra.

A NUESTROS LECTORES

El Nervión se halla de venta todos los días en los siguien­tes puntos:

Casco viejo: Plaza del Mercado, Estanco. Plaza Nueva, núm. 10, Estanco. Calle de la Estación, núm. 8, Estanco.

Ensanche: Alameda de Mazarredo, número 2, Estanco. Hurtado de Amézaga, número 14, Estanco de la señora Viuda de Piquero.

** *Los números de esta edición especial ilustrada, se hallan

también de venta en los citados puntos y en el Kiosko de María, en el Arenal.

TIPOGRAFIA DEL COMERCIO

V I N O

PinedoTónico nvitr'itivo

Premiado con diploma de honor, Cruz de Mérito y medalla de oro .n la Exposición Internacio­nal de Marsella de 1803 y en la Exposición Universal de Londres 1903. Grano Prix

(Kola, Coca, Guaran», Cacao y Fósforo asim ilable)C ura la anem ia raquitism o, enferm edades nerviosas y del corazón, afecciones ^ás-

tricas, digestiones difíciles, atonía in testinalindispensable á las señoras du ran te el em barazo, y A los (pie ef c túan trabajos

in telectuales ó físicos sostenidos Si rival para los niños y ancianos.Farmacia de Pinedo é Hijos T B IV V TB| /& O

Gran Vía, núm. 14 y Cruz, núm. 10 liffirifwu" PPídase en todas las farmacias y droguerías

Sociedad Anónima Instaladora GeneralPlata Serrano. Garantizada.

Una señora tomó el tren, y al llegar á la mitad del viaje se presentó el interventor en ruta.

La señora dió su billete y medio de la niña que le acompaña­ba.

El interventor miró á ésta y dijo:—Me parece que es demasiado crecidita para medio billete.—Sí—contestó la señora;—cuando tomé el medio billete la

niña era más pequeña; pero marcha el tren tan despacio que ha crecido durante el viaje.

COÑAC MARQUÉS DE BAR4MBI0Consejo ú tilísim o.—La pereza en las digestiones

causadas por disgustos, vida sedentaria ó por excesos, se corri­ge con el Elixir Estomacal de Sa iz de Carlos. Doce años de éxitos constantes. Exíjase en las etiquetas de las botellas la palabra S/omalíx, marca de fábrica registrada en Europa y América.

En un restaurant económico:El camarero sirve á un parroquiano una chuleta y al otro un

trozo de merluza. Este último exclama:—Hombre, ese pescado huele que apesta.Y contesta el doméstico:- Me parece que tiene usted mal olfato. Lo que huele tan mal

es esa chuleta.

R. CAMINA.--Especialista en las vías urinarias. Bai­lón, 9, 2.°

Plata Serrano. La mejor.

—Para médico es usted muy joven todavía.—Lo se, señora; por eso no asisto más que á niños.

Guayabas de Cuba, legítimas y superiores. Sucesores de Serrano. Calle de Bidebarrieta, número 5.

La Compañía de Maderas, B ilbao.--C alle Bue­nos Aires, 4. Teléfono 106.

InstantáneasPor todo lo del mundo no daría

el amor que me tienes todavía; en cambio, prenda amada, el que te tengo yo... lo doy por nada.

Me dices que no me queje,¡no me tengo de quejar!Puse en tí fe y esperanza y no encontré caridad.

M. V a l e r a G a r c ía .

Enferm edades del estóm ago.— E. Saenz Alonso, especialista.—Berástegui, 3, 2.°.—Consulta de 10 á 1.

Colegiales: Cajas aseo y piezas para las mismas. Bazar Bilbao, Sombrerería, 5.

En un barracón de feria.—Ahí tienen ustedes, señores, la gran serpiente boa, que pa­

ra almorzar se come un borrico entero. ¡Eh, saballero, tenga us­ted la bondad de no acercarse tanto!

Casa de confianza. Coloniales finos. Sucesores de Serrano. Calle de Bidebarrieta, número 5.

Hoteles, restaurants. Comestibles finos. Sucesores de Se­rrano. Calle de Bidebarrieta, número 5.

El encarnado clavel í.. . viene publicando agravios,

porque no le han hecho á él hermoso como tus labios.

Pates^de Foie-gras, especiales de los Sucesores de Serrano. Calle de Bidebarrieta, número 5.

COLEGIO DE SANTO TOMÁS (Portugalete)Quince años de existencia. Estudios de Bachiller, Náutica y

Comercio.

El jurado: ¿Qué es lo que os hizo pensar que los acusados fueran marido y mujer?

Testigo: Señor, que pasaban el día diciéndose improperios.

Oficinas y despacho; Gran Vía, 24.— Almacenes: Ledesma, 13.— Talleres: Ledesma, 11.— Teléfono 673.— BilbaoRepresentación exclusiva para las provincias vascongadas y Santander, de los renombrados ascensores y

montacargas sistema “Stigler,, eléctricos, hidráulicos é hidroeléctricos.Más de 5.000 ascen sores lleva instalados la casa “Stigler,, de Milán por su s m últip les ventajas

SUCESORES DE SERRANO ]C O M E S T I B L E S F I N O S

BIDEBARRIETA, NÚM. 5..... - — - ............ ------ ....................t-- ■ , . ■■ ■ - t ¿J

JOYERIA, PLATERIA Y RELOJERIA

VIVANCO y KLAUSÍES Cruz, 6 BILBAO <# Teléfono 1128 ¡EJ

S U R T I D O E N L O S T R E S R A M O S Servicio y gran colección

de bandejas en metal blanco plateadas

V IS SlflR Pl! COSER Cor"pa"™ 5ingerTODOS LOS MODELOS MÁQUINAS PARA COSER

Á pesetas 2.50 semanales E stab leeim ien tos p a ra la ven ta en BilbaoP ída se el aatá logo i lustrado, que ae dá gratis. Plaza Circular, 1.-Ribera, 5

SE RUEGA AL PÚBLICOvisite nuestras sucursales para examinar los bordados de todos los estiíos, encaje, realce,

matices, punto vainica, etc., ejecutado* con la máquina

DOMÉSTICA BOBINA CENTRALla misma que se emplea un i versal mente pava las familias, en las labores de ropa blanca,

prendas de vestir y otras similares. M á q u in a s p a r a to d a i n d u s t r i a

en q u e se e m p le a l a c o s tu r a

E L b l f l B O L ON U E V O S M O D E L O S

E. LASHERAS, Víctor 2, Teléfono 11311L ■ ............. ..................

ae Mueble?, Tejíaos, Relojes y otros objetos

de Lucio MartínezEstación, 2, Teléfono 674

VENTAS AL CONTADO Y Á PLAZOS

V:

SociEbñb A n ó n im a eb A N b U IZ f l 88 BILBAO 11Sucursal en Madrid, A lcalá, 4

J O Y E R I A P L A T E R I A R E L O J E R I AÚ ltim as novedades precios sin com petencia y garantía de todos los artículos de esta

Casa por ser de su exclu siva fabricación.VENTAS POR MAYOR Y MENOR-EXPORTACIÓN AL EXTRANJERO.

C O H i HAMBURGUESA\?¡ajes económicos á América

HRMBIIRQ RIAIKR LINIfVAPORES CORREOS

Á CUBA Y MÉXICO

= S A L I D A S =

El vapor Petrópolis saldrá de Bilbao el 18 de Septiem­bre, admitiendo carga y pasajeros, directo para Montevideo, Buenos Aires y Rosario de Santa Fe.

El vapor A lbingia saldrá de Bilbao el 4 de Octubre ad­mitiendo carga y pasajeros para Habana, Veracruz y Tampico.

Para informes dirigirse á los representantes y consignatarios

Edmundo Couto y Compañía, Bailón, 3.-Bilbao

Moto «fin inoLisnVAPORES CORREOS

INGLESESS A L I D A S

Saldrá de Bilbao directo para Montevideo, Buenos Aires y Rosario de Santa Fé, el 6 de Octubre el vapor Pardo: Admite carga y pasajeros.

Para Habana, Veracruz y Tampico saldrá de Bilbao el día 22 de Septiembre el vapor Sabor. Admite carga y pasaje de todas categorías.

Directo para Southampton saldrá de Bilbao el 19 de Sep­tiembre el vapor Segura. Admite carga y pasajeros de todas categorías.

Para informes, dirigirse al consignatario

Carlos de Maruri, Estación, 4 ,1.°