· hombre de la copla llegó a en m udecer. Pasaron unos minutos de panico terrible, hasta que al...
Transcript of · hombre de la copla llegó a en m udecer. Pasaron unos minutos de panico terrible, hasta que al...
CAPITULO PRIMERO
'Al zarpar el trasatlántico Cádiz del puerto de Tenerife , Pedro Vi la sintió un hondo escalofri0
'
de
emoción ; sus pulmones se dilataron al recibi r d elleno el aire del Atlántico , y como si descargase elpecho de un peso mortal , suspiró diciendo :fin ,
A medida que el buque se alejaba de las aguas jurisdiccionales de Canarias , último puerto español , el semblante de Pedro se iluminaba ; sus o jos ,perd idos en el infinito azul , miraban escrutadoresla
'
inmensidad de aquel mar tranquilo y plúmbeo ,como si pugnasen por descifrar el m isterio delm ás allá .
Cinco d ías llevaba navegando dentro de aquel buque, en el que embarcó en Valencia ; cinco d ias quese habian hecho eternos y en los que el temor a serdetenido no le dejó concil iar el sueño . Pero al fin podia descargar su pecho de aquel la angustiosa inqu ietud que le ven ía devorando . Ya nadie
“podría recla l
marle , pues allá lejos quebaba el último baluarte'
desu patria : Canaria
'
s .Y al sentirse libre de la justicia, no p udo menos
de entregarse al recuerdo *de lo que ' hab ia m otivado su salida de España .
6 J U L I O C O L A
Como una visión atormentadora agitábase en su
mente lo que antecediera a su hu ida .Gracias a aque lsecretario de Juzgado , excelente amigo , que con iidencia lm en te le enteró de haberse recibido un exhorto , pudo ponerse a salvo . Su articulo
,publi
cado en E l Pop u la'
r, habia s ido denunciado , y rá
pidam ente se impon ía una determinación : i r a lacárcel o emigrar . Pedro Vila optó por lo segundo .
Y cuando más se alejaba el buque , con tanta ma
yor in tensidad concen trábanse sus pensamientos enla ciudad querida que
,le vió nacer . Acud ían en tro
pel a su memoria los,sinsabores de su profesión de
periodista provinciano , en su ambiente de sacriñ
cio ; el recuerdo punzante de su último amor , aquelnoviazgo de la juventud que le hizo concebir las m as
dulces i lusiones , pero que acabó por hacerle apurarlas heces de una amargura infinitaNo obstante , bendecía aquel m al momento
'
en
que al <<azulear» de la mañana , en su mesa de 'Re
dacción , escrib io el articulo pol ítico que habia sidodenunciado
,y por el cual se hallaba ahora a bordo
del trasatlántico , con rumbo a AméricaLas referencias que ten ía sobre la Argentina eran
vagas , indeñnidas , inconcretas.
<<Era un pa is aquel—le hab ian dicho—donde seexigía al hombre trabajar mucho , com o bestia deca rga . Cantidad de producción ,
» m ás no calidad ,
era lo que se estimaba. En esto condensábase el ambiente del pa is .»La voz de un pasajero le sacó de su ensim isma
miento .
—¿Qué tal , mi amigo? ¿Qué hace usted tan
so lo?
LA RUTA p x_
L,os gonocrsm noaes 2í7
¡VolvióseVi la ,
y reconocié al em igrante , icon.q&ien
ya hab ía hablado otra a8í »se lla
maba, era ,andalu z , com 0
,de r treinta años ,
de faz cetrina y_facciones ,_fuertes ; hablaba con un
ceceo ¡meloso y r ítmico , mezcla ¡ de andaluz .y am e
ricano .
—Con éste van tres viajes que hago a Amér i ca, ysiempre sin poder ac lim atarm e . Igual me sucederáahora .
—¿Y en qué consiste ello?— in terrogó , con avi
dez, e l period ista .
—Es que América es muy triste , señor , paralos que hemos dejado
_
un país tan alegre y sosegado .
'Habló de sus excursion es por América del Sur .Conoc ía el Brasil , el Uruguay y la Argentina , y todoslos países los encontraba igualmente tristes . ¿Quétendría aquel ambiente que hac ía llo rar aún a l
hombre más duro de corazón?Alrededor del buque se formaba una densa niéº
bla , que hacía cada vez m ás difíc i l extender lamirada a la lejan ía. Parec ía como si el fenómeno adm osférico señalase a los pasa jeros la conven ienciade
'
que desechasen el pensar en visiones futuras,para concentrar su atención en el buque , en la vidai n terior que se agitaba
'
,en el peligro que alli existia ,
quizá en lamuerte,que
,bajo e l armazón del tras
atlántico , les acechaba .
La n iebla se hizo m ás den sa ; era una cerrazónde humo gris que envolvía la nave . La alarm
'
a cundió en el pasa je ; la marcha del buqu e fué haciendose m ás lenta, y a su perezoso caminar acbm panab
” '
el estentóreo pi tazo anunciando la ruta . Dijérasé
8 ¡ u r t o ºc oma
“
que aquella cerrazón y el atronador ruido del silbato habían infundido miedo en las almas .Pedro Vila , que por prim éra vez cruzaba el At
lantico , sintió cierto temor pór aquel fenómeno at
mosfér ico . C iertamente que un choque de ºbi1qúes
c on aquella n iebla sería espantoso—pensaba .
.Cuando el si lencio se había hecho absoluto y eltrasatlántico cabeceaba con m ás fuerza ,
"
la voz deun emigrante lanzó al viento la siguiente copla
Maresita demi vida ,cuánto teMaresita de mi alma
por ti me muero…
La alarma en el pasaj e subió de punto al oírse elgrito ronco y lastimero de la sirena de otro buqueque parecía acercarse . La tri pulación , alerta a lasórdenes que daba el capitán , las ejecutaba con presteza ,
¡
como si fuesen a evi tar con ello un serio pel i
gro . Los pasaj eros cada vez más sent ían aumentarsus ansias y temores ; sus ojos volvianse con espant ohacia el lugar de donde sal ía el pitar del buqueque llegaba ; miraban algunos los botes salvavida s ,como s i fuera llegado el momento de echarse sobreel los , ante un inminente Y hasta elhombre de la copla llegó a enm udecer.
Pasaron unos minutos de pan ico terrible , hasta
que al fin fué perdiéndose en la lejan ía aquel silbid o que tanta inquietud y . zozobra había
en la población fl otanteel peligro
, fué renac iendo la calma entretes , y muchos de ellos se entregaron con ,
que antes a sus bailes y canciones , como
LA RUTA »DE LOS comoursr anoam 9
si de ese ín odo descargasen sus pechos d el temor
sufrido .
Ram írezse acercó a Vi la , e invi tó a éste , en nom
bre de un grupo de em igrantes , a que les explicas:
algo de historia del descubrimiento de América , yles diese a conocer las princ ipales figuras de lacolonización y conquista de aquel pa ís a que se dirigían .
Ha lagó le al periodista el i nterés que demostraban
por in stru irse aquellas pobres gentes , y se acercó a
ellos,dispuesto a darles a conocer algunos hechos .
Pronto , alrededor de Pedro Vila , fueron congre :
gándose buen número de emigrantes , que conavidez esperaban el relato del publicista . Este co
m enz ó diciendo :—lnteresante es nuestra epopeya de América
uno de los acontecimientos m á s grandes del mundo , y que todo español debiera conocer ; pero biensé q u e en nuestras escuelas nada se enseña de éston i por el más elementa l l ibro . ¡ Vergú enz a es de laEspaña contemporánea , y principalmente de sus gobernantes l .
»Pues bien ; tened entendido que hemos sido u npueblo admirable de navegantes , conquistadores ycolonizadores . De la entraña del pueblo han salidosiempre esos grandes hombres . .
»Colón , sin*los alientos de los Pinzones'
, sin los esfuerz os de los tri pulantes españoles , que le acom pañaron—en su quimérica empresa
,no hub iera desc
'
a.
bierto el Nuevo Mundo . Hombres dispuestos a todo ,“
a navegar en pos de una º
visión ,sólo pudo hallar
los en España .»º
¡ 0 J U L I O ' C O BA "
El auditorio asintió con movimiento de cabeza alas afi rmaciones del periodista , como si comprend iesen todo el alcance de aquellas palabras .
—'
Colón, ¿no fué gallego?—se atrevió a preguntar Ramírez .
-í—No sosteñdré rotundamente que fuese Colónhijó de Galicia—repl icó Vila pero lo que si puede decirse es que no nació en Génova , como se supone , n i en otra parte , de Italia . Colón , según ha
podido comprobarse , ri o supo escribir en italiano , yuna
'
vez que quizo hacerlo lo hizo tan mal , que denotó la ausencia de ese
'
idiom a como propio . En
cambio , el portugués lo escrib ía a la perfección .
Extendióse después en narrar el primer viaje hécho alrededor del mundo
,in iciado por el portu
gués al s ervicio de España , Hernando de Magallanes , y llevado a feliz término por Juan Sebastiándel Cano . Fué señalando la ruta que trazara J uanDíaz de Sol ís, el que descubrió el Río de la Plata ,adonde la mayoría de los em igrantes se dirigían
,y
que llamó más propiamente Río Dulce ! Hab ló'
des
pués Ide los Adelantados que echaron los c im ientosde la fundación y plan de Buenos Aires ,—P edro deMendoza y Juan de Garay ; de las luchas que aquellos descubridores y conquistadores sbstu v ieron conlos indios , muriendo , la mayoría de ellos , a manosde los primi tivos . <<La ruta de los conquistadoresterminó diciendo—cs la q ue seguimos hoy , seducidos por la dorada leyenda , ,
que aún perdura : a .través
de los tiempos .
-
_
Es bien triste- exclamó Ram írez—que en todase sas ciudades que fundaron los españoles , se nos .
l lame a nosotros extranjeros .
LA RUTA DE LOS conoursn oonms i l
Ti ene usted razon ; es una'
ironía del Destinoque los hijos
º de los'
conquistadores, los criollos ,continúen tan obeecados ,
“
no estableciendo en"'
s iiS
.leyes preferencias para l os que iniegfan su raza…—Con éste van tres »viajes que l levo hechos a
América espanola—repuso Ram irez y todav ía noh e podido aclim atarm e , violen tado siempre por elpatriotismo de los ¡Ah , s i hubiese camino terrestre de la Argentina a España , cuántosmi lesd e compatriotas regresarían caminando
,a piel…
-
¿Y'
por qué tú Vu elves ,i'
Ram írez?— repuso uno
del grupo .
—¡Preguntais vosotros unas cosas !… Ya lo sa
brei s cuando hayais sufrido lo que yo… E l que se
e scapa una vez de casa ,
*
tenedlo entendido , vive es?
capándose siempre… y sino , al tiempo , am igos .Y tras una leve pausa , añadió—Conozco bien la Argen tina , las ciudades y el
campo , y también el Uruguay y el Brasil , y en to
dos estos países me he sentido triste,inadaptable
'
a
su vida . Desgracias de familia me han obligado denuevo a segu ir esta ruta , y Dios quiera que entreen buen pie en la Argentina
'ahora , para regresar
pronto , siquiera con unos ahorrillos , y quedarmeen mi pueblo , no en descanso , sino
¡Lástima me dai s los que al Brasil d irigís vuestroComo hermoso , lo es mucho , no os p o
déis formar u na idea , quiza sea lo más bello delmundo americano"; pero m uerde , pica , mata… ¡No
olvidéis , paisano s , misY encarándose con el periodista le interrogó—¿No recuerda usted , don Pedro ,
a qu ella cain
paña que hizo la Prensa sobre las tragedias de Ma”
i z i .u,i. i o C O L A
m ore?… Usted debe saberlo :—Ciertamente aquello fué —repuso
Vi la , entre la avidez de los concurrentes .“
—¡ Cuánto infeliz español …m urió en aquella ex
plotación ! Con deci r que se llegó a construir u n ferrocarril de cientos de k i lómetros , y al sacarse l acuenta de las vidas que había costado
,resultó que
en cada dos traviesas hab ía muerto un español .—¿Y nuestros representantes diplomáticos
—pre =
guntó uno del grupo— nó i ntervinieron?—Nuestros d iplomáticos . ¡ Libremos , señor , de
que nos ocurra algo en América ! Y menos en elBrasil , donde no hay garantías personales para l ainmigración . A ll í se mata a la gente impunemente .
Os relataré un suceso del que fu i testigo en un pueblo de Río Grande del Sur , para que os dei s cuen tade cómo las gastan por aquellos pagos .Escuchad : Atra ído por la curiosidad acud í un diaa presenciar cómo sentenciaba el Jurado a un reo
brasileño que había matado a su m u jer .,Com o e l
crimen había apasionado extraordinariamente a l aºpin ión ,
acudió un público i nmenso a presenciarel j uicio y conocer el fallo . La sala se hallaba abariºotada de gente , y la Polic ía había tomado tantas
º
precauciones que , para poder presenciar aquelacto ,
hube de hacer inaudito s esfuerzos .El reo permanecía impasible , indiferente a cuan
to se decía en la sala , mirando al público , distra ído, como si en él no fuera a recaer la sen tencia .
Lleg'
ó por fin el momento de dictar el fallo , y al terminar la lec tura de éste , en el que se condenaba
'
a
cadena pe rpetua al reo , varios del público se_aba
lanzaron sobre los guardias , y desarm ándolos deq
LA RUTA DE LOS cºmºm sº
raoºaas 13
sus machetes y pistolºnes , la emprendieron a tirºs
con los q ue compon ían <<o J urí» (el Jurado) y conlºs del públ ico , q ue nº h icieron la menor protesta :
quello fué una verdadera batalla , que duró 10que tardaron los revoltosos en desatar a l reo y huir
cºn él . En la sala quedaron varios muertos y heridºs, y yo pude librarme de ser agredido por una
verdadera casualidad .
Al siguiente d ía , cuandº abandonaba el pueblº ,
presencié el entierrº de las víctimas ,”dándºme la
impresión de que fuera yº una de ell a s .De aquel grupo de inmigrantes, que cºn tanto in
terés segu ía las palabras del andaluz , salió como unmurmullo de estupefacción al ºir el relato de Ram írez . Y éste , no queriendo extenderse más p or elmiedo que infund ia a lºs emigrantes que se d irigíanal Brasil , terminó diciendo
—Ea, amigos m íos , no sigo ; no quiero que m e
creais ietta lore ; divertiºs comº esos .qu e , alegres ,bailan y cantan . Venga lº que La Americ
'
a no es para e l que la busca… sinº para el que laencuentra .
Habíase term inado el baldeo,y limpia la cubierta
del barcº i nvitaba al esparcimientº . Una pareja deinfatigables emigrantes
,al son de sus gu itarras
'
y
pánderos , jaleadºs por el entusiasta palmoteo deunos
_
c uantos , bailaban alegre Lum a un d íaespléndido y cºn viento favorable , el Cádiz hac íauna buena m archa . Siete d ías llevaba de navegación y el pasaje aún no daba muestras de descontento . Y es que aquella vida sin l ucha , de sosiego ,quizá de ºptimismo
, flºtaba en el ambiente : eraque la nave caminaba con rumbº de
14 J U L I O : C O U A .1
Pedro :habíase si tuado junto a una pasajera , conla que sosten ía entretenid a conversación . Era éstauna li nda moza , de blancas carnes , negra cabelleray labios carm íneos ; llam abase Nati , y había emb arcado en el mismo puerto que Vi la . Desde el primermºmentº hab ían simpatizado . Acompañaba a laencantadora criatura su madre , una vieja en juta yde faz cetrina ; otra hermana m ás j oven , pero no tanseductora , y un hermanito cºmo de unos sieteaños .Ein igraban l lamados pºr e l hermanº mayºr , em
pleadº en una tienda de Buenºs Aires . El cabeza defamilia había renunciadº a acompaña
'
rles, pues desobra conºcía la Argentina y el Paraguay , y no leseduc ía volver de nuevº aaquel lºs países de sacrificio , d e vida aislada , de
'
trabajo const ante y sin lº s
encantos de las tertulias de amigos de España cºnquienes expansionarse .
—Cuando em barque por primera vez para América—decia Nati—senti una angustia mortal . Misamºres quedaban en aqu ella tierra ,
“ mientras amise me llevaba al Paraguay . Dicen que el cariño conla ausencia suele enfriarse ; yº puedo decir todo locºntrario : para m i era una devoción querer a m iprometido . ¿No ha querido usted así alguna vez?Vila guard ó silencio , cºmº si no le interesase res
ponder a aquella pregunta .
E lla , considerándolº as í , d i jº para cambiar suconversación—¿Y piensa usted dedicarse a periodista en Bue
nºs Aires?—¿Quién sabe…?
Un griteríº ensordecedor, que sal ía del pasaje de
LA RUTA DE LOS cºm m sn ºoas s t5
tercera clase , vino a i nterrumpir la conversación en
tre Nati y Vi la .
—¡A la barra , a la barra l
—vociferaban unºs cuantos emigrantes .
-
¡Que lº lleven a la - i n si st ían otrº s .—¡Cobarde… l ¡ Canalla !… ¡Tram posº !… ¡Mire
que pegarle a un ¡Hab rá pºd ido ese moza]
Vaya un e bochinche»—exclamó Ram írez .
Y cºmº la exaltación subía de pun t º y hasta los
más, irritadº s querían tomar la justi ci a , por su m anº ,la .presencia de un ºficial Vino a calma r un tantº lº s
¡7—¿Qué ¿Qué _
pasa?… se acercó diciendº .
Aquel grupo de alborotadores en teró al oficial d e
_lº ,sucedidº . Un mozalbete , aquel <<guapo mºzº»
que habia golpeado a ese viej º porque dij o que lehab ía hecho trampas con las cartas…—¡ A la ¡ A la barra ! .
El oficial reclamó calma a lºs más exal tadºs e invitó al joven causan te del albºrotº a que le siguiera .
Lº l levó a presenc ia de l capitán , quien , al enterarlede lo sucedidº , mandó fuese llevado a la barra eldelincuente .
Y al caer de la tarde , cuando sonó la hora del reparto de com ida a los pasajerºs de tercera , dos marineros llevaban a la barra al mozo aq uel que hab íamaltratadº al viejo .
E l populacho aplaudio la determinación del capitán . Se bahia hecho j usticia .
El Cádír detúvose en su marcha . El ru ido estre
pitºSº de la cadena ídel anco'
ra al anclar en la bah iadespertó al pasaje . Pedro Vi la miró desde la ven tan illa del camarote y no vió sino mar , la inmensi daddel ºpiélagº azul que se extendía a lo lejos . El buqueiba girandº pausadamente alrededºr de la cadena
,
hasta que al fin se divisó un pedazo de costa . De suc uriosidad le sacó la vºz de un camarerº que -
a voz
e n grito anunc iaba el pasaje .
—¡Señores pasajeros para Río de Janeiro !
Habían llegadº al Brasi l v habían puerto en l a capital fl uminense . La grata nueva había levantadº
gran revuelº en la población fl otante . Los pasa j eros ,al despertar , aseaban presurosos sus vestidos , ans iºsos de cºnocer el Brasil y de descan sar siquieraunas hºras en ti erra fi rme .
E l movimiento comenzó a 'bordo , y la multitudde emigrantes se agolpaba a las barandas del trasatlántico , con los ºjos puestos -en la ci udad , queallá lejos se d ivisaba envuelta en los ce laj es matutinº s .
l
Muy de madrugada , entre dºs luces , habíase baldeadº el buque , cºn mayor esmero qu e otros d ía s ,
pues la llegada a puerto exigía presen tar la patente
LA RUTA DE Lºs CONQU ISTADORES *i7
limpia. Afortunadamente en lo que l levaban”
dge tra
vesía , nº obstan te conduci r a bºrdo cerca -de' '
m il
emigrantes , no se había registradº una sola defun
Ocupáb'
ase la marinería en » recoger…cuerdas , do
blar lo nas y…levan iar las tablas de las bºdegas d est inadas a los equipajes ; la ºficial idad clasifi caba su smanifiestos, y el capitán , desde el puente , daba sus
órdenes por la bocina : abajo , a babor y a estr ibor ."El Cádiz esperaba , mientras tantº , en el ant
'
ep'
u ertº
la llegada del vapºrc ito de la Sanidad , para poderentrar en la dársena .
Vila subió a cubierta y vió la expectación que entre los emigran tes despertaba la llegada a Rio Jahe iro . Lº s grupºs que ºtrºs d ias j ugaban a los '
na i
pes y las tertulias de las familias habían desap atee i*
do;'
lafatención estaba puesta en tierra , en lºs perñles de las montaña s de la costa que, cºn el clareardel dia iban d ibujándose con más intensidad .
Un murmullo de espectación nació de la muc h edum bre al d ivisar el vapº rcitº de la San idad , que seacercaba velºz hacia el Cádiz» No tardó en l legar yde él subieron al trasatlántico las autºridades s an itat ias. En la popa del vaporcito ondeaba la
'
bande
ra verde , cº n su esfera central azul estrellada ; y e nla que pºd ia leerse : <<Ordem e progresso .»
E l periodista sintiº deseos de vi sitar aquella ci udad ; pero . el i r solo o acompañado de alguno de
aquellºs emigrantes , no le seducía . Reparó que cerca de él se hallaba Nati
,la encantadora pasa j era
cºn la que había departido amigablem ente . Acer cóse a saludarla , y p
“
arecióle » entonces que ha b ía a u,
mentadº su belleza .
1 8 ' L U L I O ' C O L A
7 —¿í)esearía usted ver Río de3.laneiro? —preguntóla vña 1
—Siempre he sentidº deseos de conocer esta ciudad , eu verdad que debe de ser interesante .. Perºmam á nº puede acºmpañarnºs , es tan vi ej aInsis tió el periodista , y al fi n Nati , acºmpañada
de su hermana , fuese en busca de su madre paracºmunicarle sus deseºs . Vila , mientras tantº , quedó cºntemplando aquel panorama que tomaba cadavez tºnalidades más bellas, a medida que se i ba acercandº el buque a la cºsta .
En extensa y brava bah ía estrellabase sus olassalpicando de espuma la ciudad ; enormes mºntañasfºrmaban cordi llera y se iban perdiendº a lº lejºsentre el azul del tºldo celeste ; en el centrº de la anchurºsa bah ia elevába5e con atrevidas prºm inenciasuna montaña , que parecía como el guardiánde l aciudad brasi leraRam írez ind icó a Vila que aquella enorme—m on
taña era el Pan de Azúca r .
Aquel espectáculo era em briagadºr . No se sabíaqué admirar más , si la inmensidad de la bah ía , quese extend ía al lado de la ciudad , o la pintoresca tie
“
rra del Brasi l . Una flora llena de exuberante vegetación matizaba el pa isaje , s us tonos de verde in tenso , al refl ejarse en el mar , daban a sus aguas unmatiz esmerald a .
Efectivamente—pensó Vi la—aquella era la América imaginada ; pa ís de fl ºra y fauna admirables ,de atrevidºs senderos en tre sus vírgenes bºscajes ; ynº la de las ciudades civiles y mºdernas de que lehabía hablado -el emigrante andaluz .
Los soberbios ediñcios que elevaban sus cúpulas
2 0
l a'
ntico ,a medida que el idior_n a castellano iba per
diéndose , se oía ,prºnunciar el portugués .obr igado » m enudeaba es ta frase .
Los ,excursionistas hab ían pisadº t ierra firme ,; y,
a un hallándºse en tierra parec ían encontrarse a bordo , tal era el marcº que experimentaban .
Dispon ían de tres horas . El vapor nº sal ia ¡hastalas cinco , pero que estuvieran una hora antes a bordº les bastaba para pºder ver aquella herm osa ,ciu:
dad . Iban caminandº por aquellas anchuro sas cal les , y cada vez que cruzaban una ¡ de ,
ellas le ían,en
la esquina : rua de Tal , rua de Cual . A l fin llegarºna la avenida central ; y leyeron rua de Ríº Brancº . El
a sombrº fué, grande . Calles como estas habían vis
to pocas ; en esta ºrua los edifi cios eran m ás notables
que en las ºtras calles que hab ían cruzado . ,Laganc hurosa via presentaba un a specto deslumbrador .En ella , por lo que veían , estaban l os mejores _
ediñciºs , las más importantes casas cºmerciales estab lecidas .
Don Fernando , el viejo mili tar, fué recordandº
q ue algunºs de aquellºs palaciº s lº s había ,vistº en
º tras capitales. Es cierto .
—exclamó cºm o hac iendom emoria ese teatro es cºpia de la Op era de Paris . Y ese lo he vistº en fotºgrafía , y está en NuevaYork . Es nºtable . 5 f
—¡Qué lástima—di jo el periodista,—que este pue
¿ .b lº guste de la imi tación ! ¡Cuántº:más bel lº y atra
yente nº sería si crearan cºsa s propias ! Nº adm i toese espíritu servi l de imitación en oestº s paises rque
s e l laman l ibres .Y dirigiéndose a don Fernando le dij o en tonº
v tj'i' I L“
!'
í
LA RUTAf-BE—LÓS GONQÓiSTADORES 2
¿¿Quieren ustede
'
s que'dejem os de ver im itacio
nes yvayamos en bífsca de las'
cosas t ípicas del pais?Seg
ºúram ente en lºs extrem os , en lºs'aledaños habra
cosas que ver . Les i nvitº a un paseo en coche, pu esde lo contrariº' nº
*
dispohdríam os"
de tiempº paracºnºcer esta ciudad:Les excursiºnistas tºmarºn el primer veh ículº ”
que pasaba“
;lun
"
au to“
espléndido que p ilºteaba un
chó ferzmulato . Dºn Fernandº se situó junto”a la
hermana de Nati , y“ éstaal lado de Pedro .
Habían cruzadº las ruas del centrº , y el autº , internándose por un paseo de palmeras los cºnduc íaahºra haciala parte lateral de la ciudad . E l espectat u lº era muy distinto : ve íanse a uno y otro ladopin tºrescºs edificios de estilo prºpiº , pintarraj eado sde colºres subidos , verdes ; rºsa rojº .
Esto es lº que puede interesarnos—duo el periºdista .
— Es la misma edificación que en Portugal—exclamó don Fernandº .
Pero el asombrº de lºs forasterºs fué grande al
entrar en u n“
anchurosº paseº que ten ia una desu margen el m ar, Una extensisim a bah ía de una
hermosura in cºmparable .
—¿Cómo se llama esta
favenidaP—preguntó , cºn
vehemencia ; Pedrº al chºfe r .% Beira—Mar—resp ondió éste .
Espectáculo más bello nº lo habían vistº en laAquello era encantador… Dudaban de que
e xi stiera otra ciudad m ás privilegiada por la NatuUna bah
_ia inmensa , de aguas de tonºs d i
versos, azul intensº , : eam eralda , blanco espum a yverdinegrº , se extend ía a lo largo de la ciudad bra
az J U L,I Q C O L A :
sileña . Aquello era ,de una poesía infin ita , arrobaEnormes y gigantescas palmeras a ambºs la
dºs del paseo inclinaban sus palm as,com o rindien
do un homenaje a tan ,encantadºr paisaje .
—Modere su -marcha , chofer—dijo don ¡Fernan
do Déjenºs gozar de este bellº paisaje…Acér
qu ese lo más que pueda alNati lanzó u n grito albo rozado que term inó cºn
una -prolongada risotada . Los ºcupantes del au to»hab ían recibidº sobre sus cabezas un enorme cha—j
Y es que las olas, que rºmpían en la bah ía ,salpicaban de espuma a los emigrantesAquel incidente tuvº su repetición , y Pedro , lie
no de amabil idad , se desprendió de su ; gabardina“
;
ºfreciéndosela a Nati , para que se resguardase de loschubascºs .
…Los ºjos de la niña se ilum i naron de agrad ecimiento .
—Es usted muy amable , Pedro—le dijo ,
'
acep
tando el ofrecim ientº Y no ihu bo terminado estaspalabras cuando un nuevº chubasco alegró en '
risas
a '
los?pasajerºVila , »obl igadº
'
pºr el i ncidente , hab ía reparadº“
con más interés que nunca en Nati . ¡Estaba tanxencantadºra !
Y no pudo menos de decirl e—¡Está usted muy interesante , Nati !
—Sin d uda el paisaje—replicó e lla'
i cº"
n vºz”
dulc isim a .
—Este epaisaje es dignº d e su Créalº usted . ¿Sería usted fe liz en este
“
—¡Fel iz ; feliz l
—replicó ella —¡Qúién sabe ! Y!
pºr sus o jos garzos pasó cºmo un*relám pagoº
de- y e
LA RUTA DE LOS'CONQUISTADORES 2 3 ;
¡Pedrº com mendió la : iáterisi£dad de sus palabras .
Efectivamente , aquella n iña que tan cruel desenga—Íñº amºrosº había experimentado, ¡ cóm o . iba a ser
feliz en un paisaje muy be llowpero sin el'
atractivº
de“otro .am ºr m ás hondº º
queº
la hiciese rev ivi r denuevº ! .Y sintióse el periodista de súbitº cºntagiadº del
mismº sentimentalism º de su c ompañera , al pensar en que lºs dos cºrrían el *
m ism º albur : el de lasuerte º la Ella , …la amargada niña , :
se alejaba de la patria , herida en el corazón… Ibahacia ºtro mundº y otros hºmbres ; quizá alguno deellºs la comprendiese . ¡Quién sabe si l legaría a serfeliz ! : El no -pºdía abrigar n i
'desechar n inguna espeCaminaba hacia—u n país que no
El .
—que en su…tierrá había ten ido s iempre , una palabra de superiºridad para j uzgarse as í mismo , nº pºdia ahora sinº decir que su vida era una incógn i ta ,que sólo pºdría descifrarla º el tiempº y su “ l ucha ,m ás o menºs acertada , en América . Por esº , sintiendose cada vez más atra ído por la hermºsura y las
prendas de Nati , no quería dem ostrárse lº ,nº fuera
que contribuyese a acibarar su alma .
Perº*
Nati, la hermosa niña que a su lado iba , sintiendo el rºce de sus vestidos
,merec ía que—algº s e
permane ce r impasible j untº atan encantadora criatura ! Aquel bello paisa je
'
con—3vid3 ba; a
“ que el am ºr»'
hiciese sus diabluras .
¡Estaba tan encan tadora l . Seducido Pedro pºrsus?ei1can tos , 'poco a º
poco“ ' fue acerc andose a s u
amiga , y quedamente le fdéscargó zal oídº íestas'pa
—¡Está usted encantadºra !
14: J U L I O C O L A .
—¿De veras?—replicó ' ella , haciendo un m ºhin
de sobresaltº .
w —Y, tan de veras , Nati .—Es u sted muy amable .
—No tan to cºmo lº que se merece usted . Antesdebiera h aberle expresado el cariño que hacia us
ted sientº .
Hubo un silencio , y los dºs se m iraron fijam en
te , como si lºs ojos se i n terrogasen acerca del sentim ientº que latía en sus almas .Al fin repusº ella .
—Ha quedadº tan escéptico m i cárácter , tan dolotido mi cºrazón por el desengañº sufrido en m iam orprimero , que difíci lmen te sa bré amar de nuevo…
—¿No cree usted , Nati , en m i cariño?
—¿Creer? ¿Me permite usted , Pedro , que le diga
lº que le ºcu rrirá en la Argentina?—Nadie mejºr que usted que conºce el pa ís—'
Pues verá u sted , Pedro . A medida que se habitue usted a aquel ambiente criollo y diga e vºs» pºrusted y lindº por bºn i to y tome usted emate amar
go» al despertar, y acuda a algún p ic-nic , y haga sus
amistades con gente recordará usted cºn
una sºnrisa de ind iferencia -
su declaración amºrºsade hºy .
—Por Dio s , Nati , me considera usted sum am en
te,
—veleidoso .
—Desconoc e usted que. las criºllas son m uy eafiº
lade ras»'
T"NO me crea usted tan fácil a la seducción . A pee-s
ser de mi j uventud , soy hombre reflexivo .
—¡ Refl exiºnes en el amº r !… Si precisam ente es
tºdº lº contrariº .
LA RUTA DE LOS [CONQUÍ STADORES 2 5
>+Quiero deci rle que :'
m i pasión porm stedwNáti ,
es rnacida de las s impa tías _ que su » carácter? » y"su
*
v ida han sabidº inspirarme .i ' í i v
'f l w ' 11 4
a—a—Pero ¡ s'i 'aperias me ha tratadº "¡ Uga
—Ba sta haber cºmunicado varias veces cºn una“
persºna para conocer sus sen timientos y susd eseºsen la vida . Y con usted lo pºcº que he conversado'
me ha dadº la idea de un cºrazón de oro , de unabºndad de carácter seductor . Cualidades sºn estasque no abundan en la mujer de hoy .
Nati escuchaba le con in terés , parec ía comº extasiarse cºn sus palabras . Pedrº contin uó .
—No sabe usted , Nati , lo mucho que me interesasu suerte . Quisiera hacerla feliz .
—Acaso no ha querido usted comº yo he quer idº ; pºr eso .
—¡Quién sabe ! ¿Qu ién no ha ten ido siqu iera una
página in ten sa de amor en su vida? ¡Desventuradºdel que no ha sabidº siquiera amar una sola vez !Perº el cariño , créam e , Nati , es como la llama deun incendio , que acaba pºr extinguirse .
Nati , por única cºntestación , miró a hurtadillasa Pedro , brindándºle una sonrisa . El periºdista ,arrobado por la expresió n radiante de su amiga , seacercó m ás a ella , tantº que acabó por percibir elhál i to de su cuerpº . Y viéndola tan hermºsa , tanapetecible , sus labios temblaron de emoción , su frieron como un escalºfrío pasional . E speró en acechoque volviese su rostro , y al hacerlº , le depºsi tó unbesº en sus
Rehaciéndose Nati , se apartó de Pedrº , sobresaltada y ºfend ida .
-
¡ Es usted un lºcº !…
2 6 .
Y. ; como . asomase a su s ºjºs una lágrima, Pedrose deshizo en súp l icas , pidiéndºle m il perdºnes porsu atrevimiento . n
—Quise demostrarle mi cariño , Nati . No se ófen
da »usted… ¡Es usted tanLºsidºs se miraron de hito en hito, y en sus mira
das i ntensas y profundas parecían cºmunicarse elsentimiento amºrosº que an idaba en sus inquietasalm as .
La siren a del Cádiz anunciaba a lºs pasajerº s la
próxima partida .
2 8 J U L I O C O L A
Ensimismado cºn estºs pensamientos estaba cuandº la voz de Ram írez le volvió a la real idad .
—Dºn Pedro—dijo el andaluz le veo a ustedcambiado .
—Cambiado ¿en qué?—repuso Vi la .
º
—¿Qu iere usted que se lo diga? ¿No lo tomará a
m al?—Habla ,—Pues , la verdad , que lo veo a usted
vamºs , cºmº por allá , pºr la Argentina , dicen .
—No creas… replicó Vila, pºr decir algo .
—Y le adviertº que hay m dros en la costa .
—Explicate , Ram írez , que cada vez te entiendomenos . .
—Pero está seguro que la n iña es tá pºr us ted…Si lo vengºj —Hable , hombre ; háblem e con franqueza . í .
—Pues ná , que a esa ricu ra de niña la'
viene ase
diandº alguien c ºn un in terés , que muchos hemº sadvertidº .
—¿De veras?—Y tan ciertº . Mire usted , al l í lº ti ene usted,en
cantado cºn la n iña . . Nº se lº dec ía a usted…Y le habla… A hºra le ºfrece unos anteojºs .
—No tiene nada de particular—in si stió Vila .
Efectivamente , un pasaj ero de primera estaba'
ha-1
blan'
do cºn Nati , y én »…éonversación , ambos se sdiri
gierºn hacia el sitiº en que estaba el periºd istaVi la sigu ió e n el m is
'
mo lugar , sin dar importan:
cia a lºs que llegaban .
Nati clavó lºs an teo jos en la capi tal b rasileña?
que iba quedandº lejºs , muy lejos . A l quitar la m i
LA RUTAv Lºs CONQUISTADORES 39
rada y reparar en .la presencia de Pedrº , se adercó a
saludarle cariñºsamente »… r i…» nº
Un moh in de?desagradº hizº el pasaj erº .
Nati y Vila siguieron en . anim ada cºnversación:.hasta que el pasajero , “ con u n pretexto r eti
… o.
Al pºcº'
rato , la » hermana'
de Nati llamó a ésta
de parte de la madre .
V i la acercóse a Ram írez ,“ycºn deseos de cºnver
sar le d ij º :—¿Y qué m ás has observado a bordo?
El andaluz locuaz fué extendiéndose en consideraciºnes:
—Mire u Sted,i don Pedro—decía un buque es: una ciudad . ¿sabe? Aqu í p asa lo que en tierra .
En el primer viaj e no se repara muchº ; perº en
cuanto unº ha pasado el <<charco» m ás de dos ve
ces ,…en segu idita se da“
unº cuenta .¡ Vea… ¿Usted
creerá que tºdos los d e a bordº van tristes y cºm
punjidos? .Ca . n i muy mucho… All í éstá aquellaciudadana . ¿De verdad que tiene una expresión triste , como si mucho hubiera llorado? Pues con .esa
carita de gata …abandºnada , anºche mismitº bien
qu e se confesó con el Lo vi. yo…
¡Por estas ! i : '
Y ºcom º el periodista se i n teresase por cuantº iba
diciendo Ram írez , éste prosiguió , d iciendº—º—Pues de :
,m“
i paisana , aquella m ºrºcha que estáusted viendº de charla cºn .
—c l. ºfi cial , nº: ¡Josú ! A esa , y zno exa¡ ero , .la ha .jaleado toita la…tri
pu lación .
; f—Pero has :visto tú . eso,
—repuso Pedro , un pocºam oscado .
30 r . J U L ' I O G O L A Á'
'…O d igº yº ;; dºn Pedrº ; que ? usted , nº se ha
dadº cuenta . . Las dos muchachas ven ían en terce .
ra , y , n i que decir ti ene, hºy ,*m ediante esºs favores , viaj an en segunda…
—Habrán pagado la diferencia .
—NO , nada de Han ven ido
¿Sabe? Y i subrayó Ramírez tantº aquello (de recºm endadas , que le llamó la atención a l = periºdista .
—Pues verá La s que vienen'
recomendadas
son aquellas que traen su carta de <<recºm endac iórt»
para'
c l ¿Entiende?…Más Un
desconºcido le escri be al mayordomo del barco :<<Mi distinguido señºr : Tengº el gustº de presen
tarle a mi hermana , parienta o amiga (segú n sea º
cºnvenga) que marcha en ese barcº a América , ycºmo es la primera travesía que hace y marcha sola,
nadiemejºr que a usted fíº su custod i a .
»Gracias mil de su afectísimo , s . 3 . q . e . s . m .
Fu lano de Tal .»Cºn esta presentación se dirige al mayordºmº ,
qu ien acostumbradº a esta clase de presen taciones ,sabe lo que hacerse .
O tras hay que no necesi tan de cartas , pues se recom iendan solas Y tºdas ellas las ve usted , a lºspocos d ias , cómº de tercera pasan a camarote de se
Y ellas d icen *que han pagadº la diferen
cia .
Créam e usted , donPedrº , para és tas es América .
A ll í la mu jer manda m ás que el hombre , y'todas
'
esta'
s <<furcias» son la s queiaila vuelta de muy pocºsañºs han <<hecho la América .»
Había sºnado la campanilla de la cºmida y—Ra
m irez se despidió de su am igº .
LA RUTA DE Lº s CONQTSTAOORES 3 1
Pedro Vila q uedó ºconio ensimism ado entre”
un
sin fin de refl exiones . Verdadei a inenté'que para un
periodista'
habíamucho que observar en un trasat
lántico ,dºnde una vida heterogénea se desenvol
v íaím isteriosa , sin que*lo advirtiese por vez primera
el fpasajero . Pero de súbito acudió” a su m em ºria el
recuerdo de Nati , la única que le interesaba de tºdaaquella c i udad ¡Era tan ¡Tan
que a la verdad m erec ía que pºr ella
se hiciese un sacr ificio .
Y se la imaginó más bella que nunca , conaque
l la devºc ión atend iendo, con aquel interés escuchan
do sus relatos , como si fuesen refle jos de su propia
vidaMás de dos semanas llevaba en el Cadíz , hacia un
rumbº que le era desconocido , y ante la incógn itade su vida en la Argentina , ¿a qué requerir de amdres a a quella criatura que había comenzado a interesarle ? Ciertamente nº hac ía bien . La n iña nº es
taba para perder el tiempo , según se había dejadºdecir la madre. Y aunque le h iriese hab ía que reconocer qUe estaba en lo ciertº quien tal
¡Nada , hab ía que desechar aquellºs amores en ciernes antes que tomasen hondas raices ! Tratariaen d ias sucesivºs , hasta que l legasen al puerto deBuenos Aires , de conversar lo
º
m enos pºsible con
Nati…Quizá ahºra estaba a tiempo,pues el viajan
te aq uel de primera parecía, según había ºbservadºRam írez , que le gustaba la m uchacha .
Y frotándose las manºs por la fren te , comºpa ra desechar aquellas preºcupaciones , fuese a darun paseo a ' lº largo del buque a fin deEra la ho ra del
“
repartº de comida a lºs pasajerºs
3 2 N,
. J JJ L I O f C O ¡ L A
de tercera . Algunos de ellos —conw nzarº“
n a protes£ 8 I .de su m ala ca lidad.
.w
¿-
¡ Esto yá es el colm o , señºres ll—rdec ia .un em i
. .C i f ,.i xa
—¡Cuatro d ías que lieaam os comiendº patatas
£ Qnibacalaº l—e xclamaban ¡Perº qué pata
tas! ¡ _Y, de bacalao no . se ven m ás q ue espinas l…que no puede —vociferaron unos
—¡Echar la cºmida al m ar ! —decian unos:
—Vamos a ver al cápitán—exclamaban otros . .
“El mºtín se habia prºmovido , y la confusió nsobre lº q ue debían hacer lº s
, pro,testam ee era
grande .
Ram írez se acercó a Vi la y ,le .di jº
—Esto , don Pedrº , es lo de todºs los viajes .
Cuando ,se han pasado más de dºs semanas
Comien do a bºrdo,hacen gusto hasta las cu
charas , . ¿sabe? Es que las gentes se , han cansadoyad e la cºmida , aunque sea mejor que el primerd ía .
*A I advertir un grupº a l andaluz , _ com enz aron adar vºces : ¡Ram írez l… ¡Ram írez l… ¡Venga, Ram írez
,qué vamos a ver al c apitán l .
“ Nº ; delego en ese .—y señaló a uno que era
e l que m ás vociferaba No veis que yo nº :tengo
derecho a hablar,porque como de la
…Y . lºs del mot ín se acercaron a Vila , .diciendoDígalo usted en .la Prensa , senºr v
¡Estº
es un abusº !
Mientras u nºs fuerºn a visitar_
al,capitán
“
ym trºs
echaban al mar la comida , otro,_grupo i ba recogían
» do las firmas en un .pliegº de
LA RUTADE Los CONbUiSTAOORES'i
'
g7g
El'
rhédicó de abºi—do acer'
tó fa*pas ar por delante'“ de Pedro Vila , y éste
'
le p'
rºe
'
gunntó:
cen a ustedC don Macari
“ “e$ós ai
L l ) ) , u c l
—En'£ el fondº , creame“ iiíst5d; Señor Vi la*
¡ jºf 1
'1
s& ténciºsafnénte 'el galeno—nº es una'
prOtesta directa Coffti*a lá mala c
'
ºndirhéntáción de *la comida,no , es m ás bien una protest
'
a deh —Es u sted, don Macariº, fi n gran ?
p$ ibóiogºrepuso el periodista .
y siete añºs de navegación danalgUn de'
reéiif)'
a conºcer a lºs ¿Nºl e parece?—¡CUahntº tend rá usted Observado !
amigo—'
J—contestó el m édicó“ '
cºn
c ierta serna En un barcó es en donde se estudiaa las gentes cºn toda naturalidad .
—Mire , señºr Vi la , a Usted , comº periodista, lelgi:inas ºbservaciºnes psicºlógicas sº
breel personal femen ino.
Y el viej o dºn Macan º , después de una
pausa cº in o S l esperase una ávida pregun l periodista , comenzó diciendo
':
r
—Un médico de hareb; j ovenynoma l parecidº ,
bri lla m ás ante lós ojos fem en inos que.
'el propioMe se es jºveny
apuesto se ve asediado por las damas. Las indisposiciºnes a bordo aumentan segú n el físicod uelas va a atender. Si el méd icº es viej o ,
“
comº losiendo desVentuPerº si*es j ove
súdárfPor estos q ues desfilan,asta la avenfturera de mayor Cdra
s ci'fadas en América quenº t ienen' desNiña
A
“!
j e
34 J U L I O C O L A .
º , que piden¿la cºnsulta al d ºctor» en cuanreparado si éste es e lindo ¡Nº crea
usted, am igº , que estº; que le d igo es coquetería deviejo , nº ; el dºn juanism º no reza a m is anºs . . . En
cuantº veº que una muc hacha anda ¡ ,
muy desen”
, C .
vuel ta y provºcadoray pone en pasaje, en4“
C
tonces me digº , hacia m is adentrºs, ,esta es unau l
candidata a la cºnsulta .
—,A las que usted habra asistido—duo cºn mali
cia el periodi sta .
Hecho a esta lºs d ías que fºrzºsamenteten
_
gº que de tenerme en un puerto , m e encuen trºfuera de m i Nada hay mas interesante
en un tiºasatlai
ntico para el,que gus ta de
a ºbservación . Hara próxim amente seisesta travesía , me ocurrió un casº verda
deram ente singular . . Verá usted . Desde Américasuelen muchos casarse con su novia provin ciana, ala quem andan embarcar apenas cumplidas las form a lidades matrimoniales . Pues b ien , una de esasmuchachas que iba para unirse al marido en América me fuéVi la asintió cºn una sonrisa .
- Habían transcurridº varios d ías de navegac ióncuando me pidió la niña una La h icevenir a mi camarote , y ci,iandº cre í que iba a eexponérm e el mal que la aquejaba , me habló de estamanera : <<Mire usted , doctor , voy a confesarle un
daderam ente grave . Me he casado por pam o usted sabe ; perº mi esposo ignora lºse mi vida
,
YO era nºvia delque actualmente esmi esposº , cuandº éstemarchó
¡ J l
a)13uenos Seguimos . carteándonos variºs
J_ ! Q*L A.
¡e l m arido des írm,e que ; aquella
te xy .tanlhm nau leyha
419ráfbrs/ m ás feliz ¿de l jmundº .…Y¡ .mesiempr__e las zatenciones que.tuve,para con ¿
su espºsa
º.º
'
ºl yjaiºn q &1 t sh ¡ H .u v
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o
A
i ?
Despues de haber hedho“el
'
Cáh'íg escala enMo'
fií
tevideo ,zarpó con ru
'
mbo a Buenos A i res , a dondel legaría al amanecer . En todo el pasaje ñó
'
tába'
se
e'
xtraord inaria animació'
n ,"dijér
'
ase que una íhqúiétud mezcla de alborozo e impaciencia por ll e
'
gar l fail
puerto deseado , invad ia a los pasajeros . Veintitan
tos d ias de navegación daban ya derecho al dis'
irute de pisar tierra firme . Por fin en la noche próxi3may a do rm iria en la ciudad porteña todo el pasaje .
'
Pédro V i la'
hab ía » telegrafiado desde la c api tal' uruguaya a un al que esperaba hallara su arribo a Buenos Aires ."Aleixandre , que
“
asi"'se
l lamaba , hab ía sido regente del diario del que V ilahabia sido redactor en la ciudad del Tu ria , y era laúnica persona
'
a quien podía dirigirse . ¿Le espera.
:ria
'
a ;su l legada? ¿Véría , al menos , al pisar tierra'
argentina a algu na cara conocida? C iertamente”
difeestono dejaba
'
de preocuparlb, puesto que su carencia de f
'
zi lta'
absolu ta de m oh'
édáºdel
38 J U L I O C O L A
pais a que iba a llegar le ponia en una si tuaciónverdaderamente inquietante .
Una noche , navegando por aquel inmenso rio delPlata , entre vientos , pamperos y niebla intensa , es
perando la hora del amanecer para divisar , aunquelargu ísima distancia , la costa de la ciudad de Bue
nos Aires .De pronto anc ló el trasatlántico ; habían l legado
a la rada y había que esperar a los vaporcitos de laSanidad y los prácticos . El río de la Plata parecíaun mar de aguas blancas y d u lces , sin que la vistaa lcanzase a d ivisar sus orillas . Por él cruzaban , como
por el Océano , poderosos trasatla'
nticos de distintasnacionalidades , sigu iendo el cauce que señalabanuna hilera interminable de boyas .
La n iebla i ba deshaciéndose a medida 1rrum pia
el sol , y a lo lejos se es_
fumaba el caserío informe dela
,gran u rbe portena .
A pesar de lo avanzado de la hora todo el pasaj eaparecía por cubierta . Den tro de poco , aquella multitud de pasajeros se esparcería p or la ciudad , cadacual iría en busca de su camino a seguir, de su derrotero a trazar, y quizá aquellas m ismas gentes ya ;no volverían a verse , perdidas en ,
—' la inme nsidad deaquella perimétrica
'
torre de Bab el .La ruta atlántica se acababa en aquel río , para
comenzar otra ruta terrestre por tierras nuey as , sin
duda más azarosa que la que durante unas se r
manas habian seguido…por m ar .
, ¿Qnién pudiera :descifrar, la, incógnita atormentadora que se le ; pre—
º
en el cam ino?
,
ntió , ._
con .tales reñexib_nes , m ás tristeque nun,
ca , ,vviendo en la soledad que se hal laba y a '
LA RUTÁ unºLos CONQÚ ISTADORES 3?
tan gran distancia . Aqúellaº*m u lhfud dé pasajerºs
que durante la travesia parecía una gran familia, alll egar al último pue rto denó
'
tábari desi nterés por elresto del pasaje, concentrados sin duda en las pre
ocumciones individuales de cada uno :“ ” “
La única'
atención , el único alborozo lo despertaba BuenosAires , la ciudad atrayente , a la que se i ban acercando cada vez m ás .
Pedro re paró en que el viajante hablaba con Natiy su familia . Sintió deseos de acercarse a ella,¡peroreprimió sus
'
inipulsos refl exivamente .
—No debo intercederm e en su cam ino— se dijo.
Nati advirtió al period ista,y mirándole fijamente
le saludó , hacie ndo un gracioso moh ín de cabeza .
Vi la devolvió el saludo sereñar'
nente , comosi“
'
qui
siese dominar los impetus de su corazón .
“
"A poco acefcósele Ram irez , que'
con su traje nuevo y a la moda—[ m ás que un
'
em'
igrante parec ía un*'
i ndiano enriquecido .
—Ya estamos , don Pedro ; en la ci udad de la esperanza . . . Dentro de poco nos l lamaráncomo si todos los espanoles hubiésemos nacido enGalicia . Y lo que ofende es que lo digan asi, en tonodespectivo ”
r º
—No deja 1'
de seruna"
i ngrati tud que ha tomado”:
carta de ciudadan ía argentina . ¿Acaso exié'
tifiahººl
ellos , como país'
civilizado,sin los esfuerz
ñcíos llev'
ado s a 'cabo pór los agallegos» ?racha de mal gusto que los nietos *ófendan a
l los ”
sos £ un k¿gallego» J—exclama el criollitode5preciativam ente
'
,
“cuando qu iere insultar a un es
panoL
49 .q l'
0 1 9
—¿Pero esos odios¿existi rán solamente entre gen
tes del bajo puebl o?,—Y
_
. entre n iños ., bien» . P
,oqui
_
to g ustazo no se
danesos aalm ibarados» n iños diciendo : “ gal legazo ,
- ¡Pe ro no serán los hijos de españoles los queasi se expresen !—Esoes lo t riste y lo que indigna , que hi jos de
gallegos sean los que m ás a satisfacción menosprecien la nacionalidad de su s pad res .
—¿Y esa hostilidad se manifi esta únicamente con
tra el español?—El criollo , d ígase lo que se quiera , no gu sta del
extran jero . Al italiano le llama <<macay también sufre lo suyo . Com o
_ ,española e
i taliana son las colegtividades más fu ertes ; de ahíque se las hostilice m ás ; son el blanco de l as i ras
pºpu lares . Tam bién_
salen hijos de.
que pobres de los padres .
—_Yo crei que esa an imosidad seria m ás bien a li
mento de la gente baja , ignorante y envidiosa…Contra nosotros se acentúa el odio por aque
llo de ,que fuimos conqui stadores .
—¿Y no tienen a orgullo descender de aqu ellas
gen tes qu e a sombraron con su acción al mundoentero?
—En cuanto usted entre en la ciudad, ,nó oirá ha…blar…de otra cosa , sinode Ayacucho , Maipú , Chacabuco , etc . , etc .
—Em fin , por lo que usted d ice , estándeslumbrados por los r esplandores, de la Indepen
dencia. .. Los cuatro siglos ,anteriores parece que
f
no les i nteresa .
LA RUTA nm,
LOS CONQUISTADORES 4 ;
…;Aqui hay que olvidarse , m uchas ,vece5…de q nees uno español si no ,qu ie,
re v er amargada su vida .
El Cádiz iba navegando hac ¡ a la dársena gu iadopor el remolcador de l práctico,
. Ya se divisaba con
toda claridad la escollera , y en el puerto , , se ; ve ia
com o u n cordón de, gentes…que esperaban ; la en
trada del buque .
El pasa je h allábas,e sobre la borda , con la ate n
ción puesta en aquel horm iguero de gentes que es
peraban en el puerto . Unos gritaban , como si fuesen
,
a co ntestarles ; otros lanzaban al aire sus pañuelos , como si saludasen a algún conocidoAl atracar el trasatlántico se hizo más confusa -la
gritería . La proa del buque ya llegaba a tierra ; yamarrado y tendida la plancha , comenzó a subir abo rdo el personal de
,
lnm igración
Pronto divisó Vila , ,
en tre la gente que esperaba ,a _ su amigo Aleixandre , q uien le saludaba dandograndes voces . La satisfacción que el periodista
*
ex
perim entó no es para descrita . ¡ Encontrar de spuésde tantos días de navegación a una persona am iga l
Aquello le confortaba el alma .
Preparó su equ ipaje y fuese despidiendo de sus ,
Conocidos de traves ía .
Don Macario tuvo palabras de alien to para el périodiSta . Esta fué su despedida.
'
- Usted llegará , no me cabe duda , amigo Vi la;es u sted de los elegidos . América es una escuela déenergia , y los que saben tem plar su alma al fra
gor de la lucha por En tri unfan…. Para esos qu ellegan y vencen esta es la ruta de los conqu istald
o i »
res . . . Un abrazo y a'
J uchar , pues , amigo .
Ram irez bajaba detrás de :…Vi la . COn su maletin?
J U L I O C O L A
en la mano parec ía un pasajerº : de primera clase .
Los dos conºcidºs "se'
despid ieron 'con un fuerteapretón de manos .
¡Que entre cºn buen pie es lo que le deseodºn Pedrº !—¡Mucha suerte , Ram irez , ; y hastá
'
que nºs vºl
vamos a ver .Detrás de ellos estaba la fam ilia ºde Nat i . Pedrº
cºnsideró '
opº rtuno desped irsede ella , aunque fuese con brevedad .
-Rl domicil io de mi amigo Aleixandre es éste ,
Córdºba , esquina a Libe rtad , es la casa'
quer
puede"
º frecerles .
Nati guardó aquella tarjeta , despidióndº lé cºnuna expresiva sºnrisa . La madre y hermana no pu—º
dierón ocultar su i ndi ferencia.
A corta distancia esperaba a hPedro Vila su ami
gº Aleixandre , quien le recibió efusivamente cºnlº s brazos—No se preocupe usted de baúles—déc ia Alei
xandre luegº vºlveremºs .
Y tºmarºn un cºche , y Aleixandre ind icó al au
—Mirá , ché , pº r la Avenida deMayo , ¿ sabés?
—Entraremos en Buenºs Aires pºr dºnde entranlos grandes. Por donde entró nuestrº insigne¿ compatriota Martin Yáñez entre aclamaciones y vivasde m ás de cien mil almas .
Y pº r el Paseº de Ju liº se di rigieron a -la Plazade Mayº , siguiendº por la Avenida .
El periodista estaba cºmo atónito ,“
pues el movim r€ntº =de coches , autºs y tranvías era tan extra
44 a º r a
au$ iguieron apºr Gal lao,n hermº sa avenida , de l 689
pléndidos ediñcios , y al llegar a la calle de Córdobaba jaron hasta sla ; de Li bertad, en “ dºnde vivía “Alei
xan'
dre n ' i º ”¿ i ¡ a l
a A l descender del coche ,*Vila sentíase cºm o. naa—ereado . En confusº trºpel acudía a su mente cuanto .habia vi stº , sin que…acertase a dar idea c lara/de
uma sº la .w sa i
e +—nYa hemºs l legadº—dijo su amigo Ahora, a
cºmer, a reparar las fuerzas ; después , a descansar ,a º lvidarºel m areo , y m añana , sºsegadam ente ;
xirá
u sted co nºciendo la capita l federal . N ,;—:Vila ,
"
m ás que de cºmer, sentía deseos de de3cansar , de echar un sueño largo q ue le hiciese ºlvidartanta impre sión atormentadora . ¿ch a
Al en trar en casa de Aleixandre , éste le d i jº a Pledrº : 1aAqu i tien e usted u ná casa , una mesa y unamigo . Nº se preºcupe usted . Esto es ella terreta» . Ahºra …si—dºrm ir, a descansar , x
qu e .bienlº necesita el cuerpo , después de veintitantºs d iasde navegación… Mañana a conºcer la realida d
"
.de
este pa ís , que tiene bas tante que ºbservar .v
( ¡ i íl'3 l
Aquel día despertóse Vi la cºn“
m ás deseos quenunca de vestirse prºnto y de echarse a la
'
calle.
Frºtóéé con las manºs la cara , como si qui'
siese olvidar cosas pasadas y darse cuen ta de la real idadpresente Ya' estaba en Buenos Ai res ,
'
en laperimetrica u rbe cºsmºpºl i ta , y ia que cam inar pºrsus calles para irse orien en aquella nueva
que empezaba . Hab ia lle'
gado faltó de recursos ,º arriban la m ayoría de los emigrante s , y , pºr
i'
iias qué Aleixandre , con su peculiar franqueza, le
habia brindadº casa y mesa hasta que consiguiesedólºcarse , no ºbstante sent ía la inquietud económica prºpia de su situación pºcº envidia ble.
a enél <<Rincó dé la ter'
reta»'
se hab ian levantahuéspedes para d irigirse a sus
Aleixandre tuvieselºs talleres de <<E Í Pú ebló Espa
pensó en que Vil lal ta ,
Rdía estaba de francº , bienpº
dría acºmpaBrió¿d ista
“
en sus andanzas pºrteñás .
o J -l t i ; ) í,pírí
º tardarºn , pues , en marchar hac ia lá"darsena
46 J U L I O C O L A
NorteVillalta y Ped ro , con el fin de recoger su equipaje el recién llegado .
Vil lalta era un joven como de veintici nco años ,ti pógrafo, que residía en el pa ís desde que una prolongada huelga del ofi cio , en Valencia , le empujóa la emigración . Según él habia entrado con buenpie ya que por mediación de Aleixandre había conseguido trabajar en los talleres del <<órgano de la colectividad» , lo que le permitió hasta la fecha podergirar mensualmente una cantidad a su madre
,para
que la pobre vi uda pudiese atender a su susten to .
En este país—decia el joven tipógrafo- hay quienen tra con estrella ; ¡ pero cCuando yo llegué , ¡ lo que es la suerte , donhabian cientos de tipógrafos parados , y en
yo me coloqué enseguida .
Y Vi llalta iba explicando al periºdista lades del oficio con el número considerable degrafos italianos que habia en aquella u rbe , miedtras caminaban a la dársena Norte .
—Ya que estamos aqui , si a usted le parece—dijoV i llalta después que veamos lo de su equipaje,vi sitaremos el Hotel de Inmigrantes .—Precisamente ardo en deseos de cºnocer
,el
_ ¡re
fugio de los que llegan .
El Hotel de Inmigrantes se levantaba jembarcadero . La Dirección , oficinas y pocupaban una extensiºn considerable de terreno .
Pedro Vi la presentó en la Jefatura su cárnet
riodista , y un empleado fué enseñándolespendencias del Hotel .—Vea , señor—ihdicºel esta es la sala
de descapso para mujeres
LA RUTA DE .LOS CONQUISTADORES 47
¡Y Vio una gran nave cºn bancos de p aseo ala:entroy laterales , con prº fusión de banderas de distin tºs
países , , entrelaz adas con la argentina . Pasa ron después al com edor
,para_
hºm bres , capaz para ,r . 2 oo¿ih
m igrantes , luego a :las salas—dorm itorio , een las cua
l es figuraban grandes literas como la de los trasat
la'
ntic_
os , y , finalmente , el pabellón de aparatos apli
,cabl _es a la econom ía doméstica y a .
la exposición
p ermanente .de productos agrícola-industriales,En el centro de este pabellón habia buen núm e
ro …de vi trinas , en las que se expon ían los productºsde
,la tierra
,y a un lado la maquinaria y aperos .
Ante la concurrencia de braceros varios em
pleados iban explicandºel funcionamiento de lam aquinaria , l a feracidad de los lejanos terri torios ,los productos que podrian cosecharse , etc . , etc .
__ Entre aquellos hombres que escuchaban recono
ció Vila a la mayoria de los llegados con él .a
bordo del Cádiz . Sugestionados por los relatosy aten tos a las manipulaciones en la maquina ria
,
toda aquella gente parecia sentir un intimo goce es
cuchando y viendo aquello que les daba idea de laim porta ncia que a
¡la Agricu ltura concedía aquel
pa ís . Observº el periodista que la prºpaganda quese le hacia al inmigrante tendía a encériñarle con
los terri torios inexplotados , virgenes a la .mano fecunda del hom bre Trataban los propagandistasde alejar de las c iudades a los que llegaban ,
iannadándoles , que sólo la ri queza la consegu irían en losconfi nes del pais , en aquella tierra v irgen , de la que
p odrían llegar a ser propietarios . Aquell o , no sóloera un refugio , sino ,que también una escuela educadora del recién v llegadº
á z u m o ' c'
o*
u zt
El periodista'
pensó eri que“
aquello mism o-
deberia
' hacerse en“
España, creando en tºdas las'
prºvii1
cias Expºsiciones permanentes de prºductos agricocolas e industriales . ¿Acaso nb
'
habian en [Espana tierras feraces que explotar?
'
Lo"que faltaba era que
los gobernantes se propusiesen resueltamente abordar el problema de la tierra , que era labase del eu
grandecim iento nacional . Y en aquel hºtel se veiarefl ejada la acción tutelar del Estadº que guiaba albrac
'
ero , le am paraba y le conduc ía hacia el l ugar
que e l progreso y la riqueza del pais demandaba .
Y las refl exiones que no pasaron por su mente ene l ibuque las sentía ahora , viendo a ºsus com patrio
t'
as baj o la tutela p ol itica -de la'
Argentina . »Tºda
aquella gente moza , -sana , fuerte que briosa l legabaal país para en él dejar su m ás precia da ec on sti tu ía un delito de lesa patria queE spaña?Indudablemente que algunºs , tras ináuditos*es
fuerz os , triunfarían ; pero , ¿y —la '
m ayoria' inmensa
qué fin se le reserva?… Aquellos hºgares ; trasplantados en masa a u n
*
pa i'
s en qº
ue e la vidá comenz aba con caracter
'
es'
durisimºs'
, y en .la”
que un icºs;
m p po litism o agresivo hac ía p'
el igrar la est'
abil ida'
dde <la familia , ¿pºr qué no merecía la atenc ión i del
Gobierno'español? º
Y nº sºlo debia considerarse la pérdida “de b razºsde los mayores , sino que había que pen sar en quelºs hi jos eran ciudadanos que restaba la patria ¡ deorigen .
"º'
era de ver cómo l legaban aquellas gentesl desarmadas para la lucha, sin una preparación
ladecua
da al pais a que sin'
que la escuela espa
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES
ñola les hubiese dado un conocimiento de nuestropasado históri co en relación con aquéllos paises .'
Una m asa de analfabetos fju zgaban a España por loque habían visto en su pueblo o
“
aldea . Nº ten ían
º tro conocimiento de la nación de procedencia quee l de los atropellos pol íticos , las explotaciones del
dueño de la tierra que cultivaban . Y con?
amargura en el alma y dolor en el corazón hab ianmalvendido los úti les d e labranza , seduci do s por eespejuelo de la
'
vida americana , y empujados porl a necesidad alli se dirigían .
Aquel espectáculo le llenó de tristeza , más , m u
c ho m ás que cuando viº apiñadas aquellas gentesen e l Cádiz .
—En éstos está el progreso y ri queza del pa isdecia Villalta , señalando a los emigrantes . Ya lo
p rofetizó un argentino il ustre : es pó
blar l»
—Esto es el cri so l—exclamó el period ista- en
donde se van fundiendo las almas de los que lleganpara forma r una nueva patria .
“
Y un tanto silenciosº s y pensativos abandonaronaquel gran hotel que tan sentida s refl exiones hab iasugerido a Vi la .
—Este es el problema que hay que conocer en larealidad argentina y que me propongo estudiar coninterés en la entraña de su vida americana.Caminaron por el Paseo de Ju lio bajo las arcadas
coloniales de aquel largo paseo . Iban mirando lospuestos de remate , las agencias de cambio ; cines ,boliches y bares , servidos por muchachas .Villalta en un momento de exaltación hubo de
exclamar :
50J t¿ L 1 0 C O L A
-No sé cºmo las ¡au toridades toleran estos negocios ¿Ve usted es
_
tº s puestos»de rem a te? Todos los
que,seagrupan frente al martillero y le ºfrecen pos
turas,son:gentes alquiladas , son los . ganchó s para
cuando entra .nn extran jero o pa i sano ,hacerle caer“
en la tentaciºn de ofrecerp ostura por uno de losobjetos que rematanAh í tiene usted º tro negºcio de timo , a puertas
abiertas : las age ncias de cambiº y'
º de'
pasa jes .
¡Cuántº infeliz llora sus ºperaciones lr.ºa m ar;
Y por más que la Prensa ; haya denunciado , re
petidas…veces , los ¿abusºs de conñanz aicometidos
por los…agencieros , ,y de sus timos hayan tomadº…»
nota losCom isarios , no se ha podidº proceder contra tales negociantes por satisfacer éstos su patentecomercial y estar .debidam en te autorizados .
f'
_ De estos, _
biógra fos por la cºnsumac i ón noº
ha*
blerños . Ah í se reúne toda el hampa social arribáda f
a Buenºs Aires , en convivencia con toda la gentemaleante de l os bajos fondos porteños. Mu jeres aja =
das y enfermas , que huyen de la higiene ,. son las
que sirven en,esos centros de sºrdidez y de ham pb
neriaTodas estas fondas que vamos viendo a l »paso ,
son lugares en los quefRinconet_ e y Cºrtadillo co
meten sus picarescos planes . ¡ Cu idado con los ta -J
teros , tendrian que poner a la en trada?
¡ Este es , pues , a grandes _rasgos , el fam oso :Paséo
de Ju lio'
Habían llegado cerca de la casa de Gobierno , y
Vilá preguntó a su pa isanº por un? ¿monumento que se levantaba mirando al edifi ciº gubernat ivo ¿y
5 2 J U L I O C O L A
—Estos son los que hacen por la patria- señalóVil lalta La mayoria sonm ucam
'
os , porteros , dependientes de almacén , empleados de tienda . Los
giros que estas gentes hacen a Espana representa unvalor anual de unos 2 00 millones de pesetas
¡Cuádias miles de famil ias viven'
con lo que estasgentes giran !Pedro Vila asintió con admiración a las palabras
d e su amigo , y al fi n dijo—¡Y los gobiernos de España sin querer ente
rarse l
A.lá salida del <<Banco de la Colectividad»—comodecia Villalta—detuviéronse frente al Banco de Gal icia .
—Este banco regional cuenta con m ás de ochenta mil h ijos de la región , solo en Buenos Aires .
Iban caminando por aquellas calles de gran tráfico de tranvías y coches . L os transeuntes marchaban a un paso acelerado , como si fueran a d ispatarse un premio pedestre . Pedro Vi la
'
ven ia observando que en muchas conversaciones se oía siem
pre » la palabra pesos… Los cientos, los miles depesos se barajaban con harta De nio
mento consideró que aquellas gentes , que así se ex
presaban , serian sin duda empleados de bancos ,
qu e“gozában sin duda , de exteriorizar a sus compa
ñeros las operaciones que realizaban las casas en
que'
prestaban sus servicios .Pe ro »a medida que se iban alejando - de aquella
arteri a en que estaban enclavadas las entid adesbancarias ,…Vi la no por eso dejó de oir alguno ,que
otro—¿comentario sobre bases de cientos de miles de
pesºs , hasta'
que por fin preguntó a su amigo :
LA RUTA DE LOS CONQUI STADORBS 530
He observado que en este pais se habla m uchode dinero , a
_
lo,qu _
e.repuso V i lla l ta—El alma del pais es esa : la plata , el peso ,
'
el ne
¡gomo . Es una enfermedad nacional que contagia alos m ismos extranjeros apenas pisan esta tierra . ,
Efectivamente : delante de ellos marchaban ¡ dºsem igran tes que a juzgar por su pelaj e no andaríanm uy sobrados . Sus ropas danotaban un estado ,
dem iseria que con trastaba con el buen aspecto quepresentaban la m ayoría de los Ha “
blaban también de operaciones , de ganar cientosd e miles de pesos , con una convicción y naturalidad que pasm aba .
¡Pobres contagiados l— exclamó Villal ta—aseguroque ese par de <<atorrantes» no se han desayunadoesta mañana .
Cuando llegaron al <<Rincó de la terreta» eranmás de las doce , y los pension istas ya estaban sentados a la mesa .
Aleixandre h izo la presentacion del periodista alos huéspedes y paisanos—E ste és un país—duo Aleixandre—de una vida
aceleran te , en que hay que consultar los m in utos yhasta los segundos . Aqu i se vive con el n udo a la
Uno de los huéspedes,un tal Sanz
,se atrevió a
preguntar al periodista sobre la impresiºn que lehabía producido Buenos Aires .
Hiz ose un leve si lencio de expectacxon alrededorde lo que iba a contestar Vi la . A]fin dijo éste
—Juzgar de momento vida tan compl eja comola porteña , es asunto harto d ificil, pero la im pre
54 J U L I O C O L A
s ión que al primer golpe de vista nos sugiere estaU6
'3itidard“
es”
de cierto empaque de fiebre de'
oro .
—De <<pura para'da» —se '
a'
p'
resurº a d ecir'
xaódre ;—Eso es , de
' una '
presentación“ seductora , qu izá
cuiden más de l as apariencia sº
qu e del fondo"
de las
personas o cosasf = —Ni que
—fuese ust'
e'
d —repuso S anzºe fusivam ente .
Habían quedado de sobremesa Vila , Aleixandre yVillalta
,haciendo comentarios sobre los agobios de
aquella vida porteña,cuando Vila vió cruzar la reja
de la pensión la figura de una mu jer que le era conocida . Volvió de nuevo a pasar , y en tonces acertóa recordar quién era .
Nati , la compañera de viaje .
Y pidiendo disculpa a sus amigos salió tras ellapara saludarla .
Cuando se acercó a Nati ésta hi zo un moh ín desorpresa
,y con una exclamación de alegría estrechº
la mano amiga . Ambos celebraron la feliz casualidad del encuentro .
—Cre í que no nos íbamos a ver más—exclamó elperiodista .
—Lo mismo yo supuse—di jo ella con cierto alborozo .
Y como d ij ese Nati que iba a “ casa de unos parien tes que le esperaban a almorzar , Vila se ofrecióa acompañarla , aunque se perdiese en la, ciudad .
—Sentiría que por mi culpa…
56 J U L I O C O L A
—Buenos Aires es un tablero de damas ; no haym ás que orien tarse un poco .
La conversac ión fué animándose . Menudearon
las preguntas sobre la impresión que les hab ía producido aquella capital tan perimétrica como cos
m opolita .
—Me gusta esta ciudad—dec ia Nati—por la l ibertad y respeto que gozamos las mu jeres . Podemosi r solas con la seguridad de que nadie nos moleste
,
y si alguien se atreve a fa ltarnos , la Policía procedeinexorablemente .
—Es, además , una ciudad m uy bien asfaltada y
limpia—¿Le gusta?Como ¡Qu1en sabe ! Se conside ra
nuo,tan aisladoEs cuestión de Cuando haga usted
sus amistades— repuso intencionadam en te Nativerá cºm o le seduce el pa ís…Los dos se miraron fij amente , como si la inten
ción de aquellas palabras fuese un interrogatorio asus almas .
Pedro reparó en la muchacha , que se hallabaradiante de belleza
,y tuvo una frase galante .
—Con buen pie debo de haber pisado esta tierra ,porque al fin la encuentro a usted .
—Muchas No ha perdido usted la'
ga
Y como se hiciese una larga pausa en la conversación , Vila , por decir algo , preguntó a Nati—¿Y usted ha entrado está vez con buen pie en
Buenos Aires?—Un
x
velo de tristeza parec ¡ o nublar los ojos de la
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES
herm osa'
niña , quien , pºr'
única respue€ta ,'
lanzº
un suspiro .
—¿Ha sufrido alguna con trariedad, Nati?
3 —Son cosas ín timas .
'A suntós familiares
,
Y como el periodista insistiese en conocer aquellos motivos de tristeza de su am iga , Nati le hiz
oesta confidencia—Recordará usted , Pedro , el d ía que salim os
”de
Río de Janeiro . Pues bien : desde entonces comenzópara m i una lucha atormentadora y cruel . No ha“
bra usted olvidado aquel pasajero que con tanta SO “
l ici tud acud ía a conversar conmigo . Era Mas'
grau,
un comerciante catalán establecido en Buenos Aires . Me declaró su amor , y hasta habló con mi familia , deseando formalizar sus pretensiones . Nopuede usted sospechar los disgustos que vengo soportando por mis negativas a ser la esposa de ese
hombre . Con decirle que todos los de mi fami liase han con j urado a que acepte su cariño
, y yo, porel contrario , cada d ía siento una antipatía m ás profunda por Masgrau .
Por la imaginación de Pedro refiejóse sú bitam en
te lo que acontecía a Nati con su familia ; el con stante tormento que sign ificaba vivir asediada , requerida en amores por un ser sin espiri tual idadque hab ía sido adiestrado , en una vida material deconstante fiebre y cálculo de negocios .—¿Qué le parece , Pedro , mi situacronP—i nsisti ó
Nati , con un dejo de profunda tristeza .
—¡Eu verdad que no es nada
'
¡Peroque puede decir un hombre que aún no ha experimentado la satisfacción
'
de ser alguien en este
58 J U L I O C O LA
—¿Cree usted que _debo acep tar las i m posiciones
de mi famil ia? r, u
Y rompiº a llorar .…—¡Por Dios , Nati, no se ponga así ! ¡Me da usted
mucha,pena !
Lapareja detú v_
ose un momento al en trar en una¡
de aquellas calles de gran tránsito . E l periodista su
plicó a Nati que reprimiese _
su disgusto , , pues pod ían l lamar la atención de los transeuntes en unpais en que no se hallaban familiarizados .Repuesta de la emoción Nati , le pid ió d isculpas a
Pedro,y al fi n le di jo—Ya estam os cerca de casa de mis t íos . All í , al
final de la cuadra .
—Mañana espero verla a usted a esta mismahora—requirió el periodista .
Sentiría distraerle , Pedro , con mi ami stad—te
puso Nati , con tono sentimental .— De ningún modo ; no olvide usted lo que le d ij e
en Beira-Mar .
Y se despidieron,esbozando en tre los labios una
dulce sonrisa amorosa .
Pedro Vi la , al quedar solo , quedó sumido en uns in fi n de pensamientos inquietadores . Pensó en su
situaciºn de desocupado,viviendo del favor de su
amigo Ale ixandre , sin la _e5peranz a de Una coloca
ción próxima . Pensaba en su bella amiga y sentíaun desaliento de renunc iación hacia aquella amistad amorosa , a la que nada pod ía ofrecer .
,Veía_
transcurrir los d ías sin conseguir entrar aformar
,parte de la Redacción de un periódico por
teno . Su desaliento era grande al considerar que ,no obstante ir recomendado por Claveria , secreta
60 J U L I O C O L A
¡Pobre Nati !— sol íá'
decirse hemos entr'
á'
do
conºm al pie en este país .
Aleixandre hacía cuanto pod ía , y le estaba m dyagradecido ; Claveria habíale recomendado a varios
periºdistas amigos ; pero la colocación , el deseadoempleo que le permitiese luchar en aquel país , no
l legaba , y Pedro Vi la hasta sentía envidia de'
aquellos compañeros d e pensión
'
que , aunque gente humilde , gozaban de un sueldo med iocre , y no
obstante , se consideraban triunfadores .
l
—Dentro de unos
)
años—sol ía deci r Aleixandrecoññdencralm ente al periodista—mi regreso a
'
la ler reta será un hecho . Necesito ahorrar , sacrifi carinepor más tiempo hasta que llegue a reun ir esa
'
cantidad que me permita desenvolverm e a mi retºrnoa Valencia .
Y pensando en el tiempo que le quedaba y en la”
cantidad que necesitaba ahorra'
r , se entregaba con
más fervor al traba jo .
Dichoso usted , Aleixandre , que puede pensar
Créam e usted , Vila , cada d ía m e parece unaño ¡Es tan triste esto ! Y aunque se gane m uéha
plata… ¿para qué sirve en este país? ¡ En cambio ,usted sabe
,allá lo que se d isfruta !
Y al deci r allá se refería a Valencia , e ideálizábade tal m odº su vida , la de su pueblo , la de toda
—Es
paña , que para él no hab ía país m ás sed uctor , nivida más atrayente que la de su patria .
Al evocar estos recuerdos , Vila se éñtristéc ía , ymás aún al reparar en lo desarmado que se hallabaen aquella ciudad , sin amistades valiosas que
,;se
i n teresasen por su suerte .
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 6 1
La única carta de recomendac ion que tra ía , parae l Directºr del <<órgano de lacolectividad» , al entregarla a este señor, le había d icho
—Aquel país era para inmigrantes braceros, agricultores y aspirantes a comercian tes . La gente depluma , los que de la int eligencia ten gan que vivir , lo harán mal , pues de éstos era poca la dem anda y mucha la concurrencia .
A cada buque que llega se me presenta un periodista español recomendado , figúrese u sted .»
Y salió de aquella entrevista m ás decepcionado
q ue nunca .
Pedro Vila sentía un desalien to extraordinario alpensar en la inuti l idad de aquella vida extraña asus . sen tim ientos . Un pa ís com o aquel , en que lostriunfadores eran los estancieros , los come rciantes ,los traficantes ; una vida como la argentina , que sedesenvolvía segú n la demanda de sus productosagrícolas o agropecuarios ; en que los g randes negoc ios ha bían quedado reservados a los enque los impulsos progresivos de la nación depend ían de los empréstitos exteriores que se h iciesen ,y en que la lucha individual de los que llegaban see steri lizaba contra la potencialidad económica ad
quirida por unos cuantos que contaba n en su ha
ber muchos años de permanencia en el país .
Mal había hecho en dirigirse a aquel pa ís deagricu ltores y Pero , ¿qué remediole queda ba? De haber demorado un d ía m ás en España , hubiera tenido que i r a parar a la cárcelY aquel artículo que le habían denunciado , <<La
fuerza bruta» , ten ía algunos años de celda .
ºz J U L I O C O L A
H u“ r
. la idea se me ocurre- di jo Aleixandre al pepara e
'
sp'
efanz arle un tanto .
Y como viera'
que Vila clavase fi j amente la mirada en e l ºregénte del <<órgano de colectividad» , es
perando que éste expusiese su idea , Aleixandre séinclinº a coger un diario , e hizo una más largapausa
—Vea , Pedro , lea usted esta noticia .
*E l . p'
eriodista leyó en voz alta<<E l xnove lísta Martin Yáñez ha regresado de Chile…
por el trasandino .»
—¡Eurek a ! - exclamó Aleixandre .
—¡Providencial !—repl icó Vila .
Vaya .usted ¡ a ; Expl íquele por qué ha .
salid,od
tu sted de Y si Martín Yánez …qu ie-x
º
¡Es tá—usted colocado !Y; com º.movido por un resorte , Pedro Vila ¿se le
vantó ; ,d ic iendo z
Ahora m ismo ! q.
,
Yº
.
Salió* del <<Rinc de la terreta» a gra ndes zan -vt
cadas , como s i de la rapidez de su m archa dependiera
,el
,éxito ,de su entrevista .
—La .úniea esperanza estaba ¡ cifrada…en a quellavrs1ta—iba diciéndose el periodista…Y wMartín cYá-ºae
ñez no me desatenderá al considerar mi situaciºn déf¡ pexpatriadop ersegu ido
'
pol íticam ente . Martín Yáñez ,aquel tribuno
,que tanto hab ía enardecido a las ma
sas con su verbo cáli do y arrebatador ; el noveli sta,i nsigne que tan ruidosos éxitos había conseguido ; 9 _
el con ferenci sta notable que tan extraordinaria acc qgida le había dispensado el país ; el fundador de Yaquella tr1buna
,p en odrst1ca valenciana , de la, que ¡ ,aél hab ía salido , no podrá negarse a atenderme .
LA RUTA DE 'LOS CONQUISTADORES 63
Con tales refl exiones hab ia llegado a la Avenidade Mayo, frente al gran Hotel iberia , donde se hos
pedaba el m signe”escritor
Un m omento estuvo dudando , hasta que'
al fin
traspas'
ó la puerta del hotel , y dirigiéndose"ál por
tero le preguntó por el novel ista .
—No sé si estará-º- repuso éste, con un tonode m
ferenc ia .—Un momento : ¿A quién anuncio? Y pqr;
teléfono preguntaron S l pod ía récibirle .
Aquell'
o'
s minutos de espera¡ fueron para Vila
inquietantes , angustiosos . ¿Se negaría a red
Pero el empleado de l hotel'
se'
dirigió al p eriódista
,e indicándó le el ascenso
'
r“ le di jo
—Primero,pieza 6 .
Pedro Vila respiró . .
—Pase , pase— dec ia desde dentro'
el novelista a lllamar Vi la con los nudi llo s en la puerta .
Y entró en la habitación,recibiéndo le Martin Yé
nez afablemente .
—¿Cóm o por aqu í?… Siéntese .
Y Pedro Vila relató los azares de su hu ida de Valencia em pocas horas
,en el primer buque que sa
lió de aqu el puerto . Lo mismo pod ia haberse d irigido a Buenos Aires que a Liverpool , que al Havre ;pero n i en Inglaterra n i en Francia hubiera encontrado alguien a quien d irigirse .
—Ha l legado usted oportunamente,Vila—di jo
con cierto optimismo el escri tor pues embarcopara España dentro de unos d ias
,y antes trataré de
colocar a u sted . Venga a verm e esta tarde .
El periodista , al oir aquellas palabras , experim en
tó un escalofrío de emoción que le llegó al alma .
6 4 J U L I O C O L A
B_g,eve fué la entrevista ; pero Vila , desp ués de la
grata nueva que hab ía recibido , necesitaba sali r ala calle a respirar l ibremente . Un m es de diarias deccpc iones y angustias habian apocado su espíri tu ,
yahora , al recibir esa halagadora esperanza de labiosd e aquel prohom bre , de aquel conquistador moderno , bien merecía mirar con optimismo la vida .
Y salió del hotel ; a grandes zancadas retornó al<<Rincó de la terreta» , donde Aleixandre y los huéspedes esperaban con avidez la llegada del period ista .
—Señores- di jo al entrar he visto y he hablado con .el ilustre
—¿YP.
—preguntó
º
con avidez Aleixandre .
—¡Hoy creo en Dios !
La Redacción de Gestos y M uecas , la revista m ásimportante y_ popular de Buenos Aires , daba unac omida íntim a de despedida al i lustre Martin Yé
ñez , con motivo de su próx imo regreso a España .
Cuando Vi la fué a visi tar al novelista , éste led ij o
—Venga usted esta noche al banquete; puede u sted venir como mi secretario , así irá conociendo alos periodistas argentinos .Pedro sintió gran alborozo al ver l a d istinción el
interés que le d emostraba el escritor pai sano . Todoe l dia lo pasó pensando en el fausto suceso que enla noche le All í podria codearse con laplana mayor del periodismo porteño , con aquellaRedacción tan celebrada por el gran público , lec tora siduo de la p0pu larisim a revista . Toda la planamayor de la prensa alli estaria , quizá el novelistahablasea alguno de ellos para que intercediesenacerca de algún director de d iario y se colocase .Cuando comunicó a sus compañeros del <<Rincó
de la terretá» , el fausto suceso que se le esperaba
66 J U L I O C O L A
aquella noche , todos lo celebraron , dándole palm aditas cariñosas en la espalda .
—¡ Eso si que es entrar , amigo , con buen piel…
—¡Ser presentado por aquel grande
¡Qué m ás se podía pedir !…Y Aleixandre , j ubiloso , dec ía—¿Qué tal m i idea , Pedro? ¿Era 0 no acertada?
¡Usted l legará , vaya si llegará !Pero de pronto recordó el periodista que estaba
mal de ropa , que el lustre de su traje gris no res
pondía a un acto como aquel , n i menos era paraacompañar como secretario a tan notable hp m bre .
un pais que se viste tan bien y que hasta
trajean como señores , ¡ cóm o iba ¿l a
presentarse de aquel modo !F
Aleixandre coincid ió al puntoen lo mismo .
º '—NO estaba bien que acompañaseal ihsigrieº
no
velista con un traj e deformado y con lustre enQlbs
codos .
w
Hab ía que solucionar aq'
uello… ¿Y cómo? ¡Ah ,si, se me ocurre una idea práctica…
Usted Vil lal ta , tiene tra j e negro. Quizá levenga
'
bien a Vila . ¿Por qué no se lo prueba , Pedro?
Efe<:tivamente , fué a la p ieza de Villalta y se metió el tra je que le brindaba su paisano ,
v cual no
sería su júbilo al ver que le sentaba admirablemente .
—¡Todo sale a las mil m aravillas l—no pudo me
nos de exclama r Aleixandre .
—Nó vaya a hacer tarde— repuso Villalta .
Y'
cOm o consultasen lds relojes , bonvinieroh losM “
!presentes en que
*ya era hora de parti r.
d u º
68
n del hotel , y con el auto que les espera
a l » U ¡
eron a'
¿Glestos y Mue
_
cas . Como endía de
conm em oracrones patrias ,!
el edificio permanec ía“ i ..
¡Bares de bombillaseléctriéas.¡En
central hOndeaban las batideras argentinaa . A l
'l legar al zaguán del ed ificioRedacción que había salido a reciCariñosa demostración
numeroso públicedifiCio de la popular q iáta a qué
se debía aquel festival. PrO'
n
'
to
c '
cor de qUeera Martin ñez é
_
l agasa ¡ ado .
r l 13 l l i l r ( t :
El novelista , con una afectuosidad_ propia de ca
das , i ba estrechando las¡manos dg“ los p_re
xteto de zinganos m terpretó ey la marcha Real Española al enen el salón destinado a serv1r elmesa , en forma de T , fueron tomala Redacción literaria y artística . A espa
del novelista figuraba un gran escudo argentino conlas dos manos entrelazadas ; una con disti n tivo es
pañól y OtraCOn argentino ,parecia presid irel acto .
En la mesa se levantaban detreého en“
trecho figurasdas a pluma , i nterpretativas de los m á s fa
m osos persoriajes de las novelas de Mart ín Yáñez .
El tarjetón del m enú lo consti tu ían vistas tomadase l diade su llegada . En la lista del m enú figurabanlos platos con los nombres de las obras del i lustreescritor .
'
Mart in Yáñez no pudo menos que celebrar consentidos elogios aquellas m uestras de ingenio y dea fecto .
…1
ALA RUTA DE
!¡fos CONQUISTADORES
animada s dono¡ dad
Vi la —en tre esr á
'
cuaenos es
rñef , sino el e
;
r
'flos otros ,
m e'
nsíales
'
estánm ás atentds al plafo que al
que'
lesíirºis
'
pira_:elMartin Yáñez ,S
Su derechaal d irector l itera rio , doctor Garcia Sol ,
'
y asu izquierda a l'
art istico señor Bao .
La comida se hizoº li
a'
rga ; mas que ba'
nquete fuéun motivo de reunión ín tima con el
'
novelista.
el Champan piº
odú jose un sise0 deespectación . Levantóse el doctorGar
'
éia Sol,
'
c_
alóse
sus lentes de carey , y sacando del bolsillo de su c'
o
rrécto chaqu et unas cuartil las , comenzó su leétdra ,
ofreciendo el acto'
a Mart ín Yáñez en correcto lenguaje castelarino .
Habló al“ cont inuación el artista Bao, quien matiz ó su corta perorata de m geniosas donó suras , quefueron celebradas del aud itorio .
ó'
desº
pu'
és Briñas, en nombre de los'fot
”
ó
Al levantarse a hablar el novelista fué obsequiado '
cOn una cariñosisim á ovación '
.
Martin Yáñez,en tono suave y fraternal , corrí
'
én
zó demostrando su grati tud ( pór aquel intimá horhenaje q ue se le tributaba .
Tuvo'
per íOdos felices , de Imágenes be llas , magistralrnentt_
ºí evocadas, trazadas por un hombre maesl
tro en: talestorneosorator10s .“
J
70 J …;
"¡CU L
tlmºb .
'
CK
“ L AATUñ A . !
_
Y, guandp m
chaba , al relatar; la pe
próx1m a
'
partida ,4<Mientras
de vosotros ,podté
_
d ejar .<<A hi tenéis a m i secretario , un se
ha formadoen m i periódico levan la,
que s i lo adm i t ís en vuestra amable cofmpañia será
un, ,compañero m ás dispuestb a sacrificar siempre
sus más,ju ve n iles entusiasm q s pjor ¡ /
Ge¿tos y Mue
cas .
Una entus iasta ovación ahogó, las ú ltimas palabras de l homenajeado .
Tan inesperada presentación produ jo un escalófrio d e emoción honda al tanto
,que es
tuvo a punto de sentirse deHizose una espectación y acto seguido se l evantó
el doctor Garc ía 8 01, quien , con su autoridad de director
,dijo :
—Queda admitido Pedro Vi la como redactor, de6 63 103 y Muebc
_
ts .
Y re pitieronse los aplausos .
El pe riod ista , no repuesto de la emoción , tu voque agradecer en breves palabras la distiución in
merecida de que hab ía sido obj eto .
Y a si i nició Pedro Vila su carrera period ística enla gran urbe porteñaAquella noche, la más memorable de su corta
vida argen tina, no pudo concil iar el sueño , tal era
su estado de emoción Al borozado por ,tan
'
halaga ídora notícia , sentía se ya miembro de aquella Redac
) ¡ t f j
c ión , tan envidiada có m o requerida por los perro
LA RUTA DE LOS, ,CONBUISTADORES 7)
un pensam ipp,t_o de recordación tuvola que i ría a ver tan pronto tom ase po
para hablarla con un tonp_
dp
Optim ismo que mucho habría de alegrarle .
Al dia siguiente, después de despedir, a MartinYáñez en la dársena. Norte , dirigióse a Gesto, , ,y
M uecas , dispuesto a comenzar su labor periodíst ica .
Presentóse al Di rector , y éste , con voz pausada ,como hombre que se escucha , tan característico entre los doctores del pa ís , le habló de
'
e ste modo :
_
K
3—Í-Usted , senor Vila , ded icara sus actividades y,su talento a la in teresan te tarea dehacer reportajes .
Motivos sobrados hallará usted en la vida porteñapara aderezar sus notas period ísti cas . Prefiriria laDirección crón icas amenas, repo rtajes pintorescos ,asuntos de cierta o riginal idad . Ya el secretario deRedacción , señor Robledo , i ndicara a usted el corte que hay que dar a esa ; c lase de traba jos .
Vila pasó a ocupar el escritorio que le indicó Robledo , dispuesto a recibir las inst rucciones de éste . .
Pero Robledo l lamó a Ortigosa,r edactor
,encarga
do también de hacer reporta jes , y a ambos les di jo
que se pusieran de acuerdo .
Era Ortigosa un j oven , español de nacimien to ,pero de educación crio lla . Llegó al pa is cpahdocontaba d iez años , y por su acento y modo de sernadie lo supondría s i no argentino .
,
—Si usted quiere , amigo Vila , pronto le imos trab ajos . Vea usted, aqu í tiene lasi último reportaj e . Basta que usted seao deD . Martin , a quien
,,
tanto admiV I ¡ "
ro , para que gustoso le oriente en cuanto pueda
7 2 J UL1 0'
C O L A
Y tras un largo cambiode impresiones sobreaquellos motivos que podrian ser. de gusto
'
de laDirecc ióny de aceptacióndel público de la revista ,Vila ºptó por hacer una nota que podría llama rse<<La vida en el matadero» .
Vila salió de la Redaccion rebosando Opt imis'
mo :La labór que se l e encomendaba leera fácil , no hallaba m ás dihcu ltad que su desconocimiento de lavida criolla , de sus palabras tipicas , los lunfardism os ,
las expresiones exóticas que habían tomado carta deciudadan ía , y que él ignoraba ; pero ante ese temorall í estaba su compañero Ortigosa
,que se le había
o frecido incondicionalmente . Y con estos pensamientos fuese por lo céntrico de la ciudad deseosode respirar a pleno pulmón el ambiente m etr
'
opo
l i tano , l ibre de preocum ciones .
La vida de Buenos Aires le parec ia“
áhorá m as i nteresante que a su lleg
'
ada .
Caminó por la calle de Florida , en la hora_
de“
la
tarde que está prohibido el tránsito de coches , po rque en ella se da cita lo más '
distingu ido de la so
ciedad porteña .
Laconcurrencia era extraordinaria . Se hal labarebosante de muchachas
,niñas <<bien» q
'
ue lucian'
trajes deslumbradores. E l l ujo de aquellas gentesno dejó de im presionarle . Realmente era asombroso ver cómo gastaban aquellas n iñas , qué presupuesto extraordinario tendrían que hacer su s fam il ias para sostener sus caprichos de ropa .
Y viendo a tanta muchacha atrayente y seductora , no pudo menos que caer en el recuerdo depobre Nati , de aquella encantadora paisanacorazón y espiri tualidad , que viv ía una vida de
LA RUTA DE'
Los couoursu ooaes 73
contrariedades y de amarguras .razón se inundaba de sentim en
arrepintiese de aquella d istgozaban sus ojos . Y como si ello fuesesin darse cuenta , de aquellas gentes , absorto el pensamiento en su bien querida Nati :
Camino al aza r, por una y otra calle , ccomo si
fuera a hablarla al paso , sintiendoque ya nada led istraia
,es más , le molestaba tanto tráfico,y hasta
las miradas de los franseuntes , al fijarse en él pare
cia como que le interrogasen sobre su abandóno
moral .
—H oy que deberia estar m ás satisfecho quenunca —se dec ía— siento en el alma una pesadez abrumado ra . ¿Sera esto el síntoma de lo mucho queme interesa Nati?Pe ro quizá su encantadora paisana ya no le per
ten eceria . Indudablemente que su familia habriavencido la resistencia de Nati a admitir como esposo a Masgrau . ¡Quién sabe…Y desalentado en su s esperanzas , absorto en tan
ta duda y preocupación , i ba hacia el <<Rincó de laterreta» , cuando al cruzar la calle de Lavalle , ¡Ohcasualidad ! advirtió a Nati .Como si temiese que aquello no fuese realidad ,
apresuró el paso , y ya cerca de ella la llamó por sunombre .
Al estrecharle la mano sintió un escalofrío deemoción , y al verse , frente a la n iña, renació suºptim ism o viéndola tan bella y seductora .
—Cuanto que he pensado en u sted Nati,desde
nuestra última ¡Han pasado tantascosas !
73 J u n i o) qoc» ¡
—repusoella con i n certidumbre .
fortunadamente !
¡celebroside hoy me tiene usted de redactor deGes
Los ojos de Nati se ilum iñaronde ¡ ubilo al conocer la grata nueva .
1
Laconversación siguio por los c auces de un Op
tim ism o fortá lec iente , sin el pe51m tsm o de otrasveces .
Ella también se hallaba más satisfecha , pues había conseguido varias alumnas de piano , y aquellºla dístra ia de preom paciones y sm sabores fami
'
liares .
Desde aquel momento quedaron ci tados para verse todos los d ías , all í en aquella plaza , y distraersus vidas , entrañas a aquel ambiente
76 ¡ u n o c o n .
m ás , por lo que habia visto , a ll í los directores ded iarios lo eran todo , mien tras la Redacción viviaen el m ás cam pleto anónimo ; no se ñrm aban reportaj es
,n i crónicas , n i secciones teatrales , n i depor
Los redactores eran con siderados como em
p leados , igual que los de la Administración y talleres , aunque peor retribuidos . Asi que cuando un
redactor perd ia su puesto y ten ía que sol icitar entrada en otro periódico , se le tomaba a prueba , so
m etiéndole a una especie de examen previo . Ciertamente que aquel pa ís
,no obstan te su gran <<para
da» , no era para intelectuales , sino para medes , comerciantes , ag
ricultores e industriales .
z órl tff_vo Mart ín Yáñez cuando le oyó deci r : <<Eu
ví ! v teste pa is hay que sentirse , mas que novelista , hombre de empresa , de negocios , si uno qu ie
lre que le
cónsideré n . . ¿Y qué pen saria su ilustre paisano, ,
cuangdl
o'
le di10 que <<a su vuelta haríanAbstraído se hallaba en estas refl exiones cuando
entró Ortigosa , y dirigiéndose a su i
la mano , al m ismo tiempo que se iluminaba el'
rostro de satisfacción .
—Una buena notic1a,m 1 am 1go… Manana em
pez arños en E l Lábar,o Ya sabe usted, conv1eneque preparemos algún original .Ortigosa profetizaba al nuevo diario espléndida
vida . Había plata de firme . S ería un póiiódico sensa
'
óio'
ria l, de actualidades gráfi cas asombrosas ,
intención p'
o_
l ítica r'
naqu iavélica , de“
préseritº
ác ióntistica i rrep
'
rochable . El dueño, u ri ta
_
l Vinaz'a
, h”
bia rém atado una fi nca porsólo para que el d iario fuese tiranddfpero
ӎstaba
1 5 Q “ p g t ¡dispuesto a sacrificar toda la plata que fuese
'
necesi
LA RUTA DE LOS cououmn nó RBS
l d irector , asi como le_ve ,
des un <<t
_
igia esperarse de Otapiéff t a ll frente la
por él inspirada.
$º'
s
dempr
m en , los anunciantes le solici tan ; es , en fin , el hom
btºe?.íe vº”“ Durante
'
todo el d ía¿O rtigosa y V*i1
“
a río hablaron
dé b tra cosa . I'ía única preocupación era E l Il
"
c_
íb'
a
ra; que al“ siguiente d ía iba aparecer, “ y del ºque
se hacían entre los profesionales cóntradic torios co
m'
ehtarios .
9”Ba Redacción de E l Lábaro aquella noche se 'Vió
condurt idisim a de amigos y period istas . Querían verel
'
prim er ejemplar de aquel gran rotativo gráfico encolores que pretend ía <<pisar el poncho» a los demáscol egas .
…E l h echo de ser el p rim er núm ero h izo andar decabeza a todo el personal , Había comenzado el ¿ arm ado» de páginas , .y casi todos los redactores se halla;ban en los tal leres . Ya hab ía comenzado la este
_
rotipia y algunas formas se i ban- colocando en la
m áquina cuando el Adm ini strador del periód icom andó traer unas botellas de champaña para celebrar el fasto natalicio , bautizando con un brindisexpresi aparición de E l Lábaro .
e , el número , salvo c iertos detallescción ,
¡
resu ltó espléndido Mereció unáni
m es elogios de los redactores y amigos .
Era de madrugada . y el director y propietario invitaron a la Redacción a tomar un ágape eri la
aAm istad» , bar en el que se reun ían periodistas deo tros d iarios terminadas sus tareas . All í hubo brindis , comentarios
,
halagñeños y hasta hú rras a E lLábaro .
w A'
1 UH A J
J U L I O C O L A
nera t
,“ g
h tu 5
, nº…—Es necesario que ustedes , los encargados dese;portaj e _
e informaciones de a ctualidad, ,se dej en dey N ada literario ,. nj ,me,ng f9
art ículos largos, que nadie lee… Hay que i nt…al lector con muchos suel tos , aunque se “ m acanjeg»
mucho . . E l periód ico ha gustado por…su, pgese%ción , pero lec
_
tores, Hay que m eterse
c on, los Bancos, .la Bolsa , laS ¡ grandes rem presaspdgnegocios, y volcar sobre las galeradas del, periódjqq
Usted , Vi la , ahori ta mismo se pone en campañaVea ; entérese de; esta
-
carta .y vaya ¡ en busca tde. esa
señora para :quede exponga cuan to le hau ocurriá e sEsé:sucesoxpú ede l evarttar a l
º
periódioobq s .: <<obsm
Pe dro Vil“
a7enteróse'
del cº
óntenido Ide'
la*carta as'
é
se le había“
entregado. Den'
unciaba'
al periódicoquehabiasido víctim a de la $ ustrac
'
c ión de alhajas del acaja de Caudales de un banco , habiéndosele pues
'
tootras ' iguales , pero falsas . Firmaba la"m isi va Zul€ma Ortiz de Zárate . S [c Azcue
'
naga .
'1 345
' “ ¡º
Acúciado por el i nterés qué“
despertaban álinéas , Vila encaminóse hacia la casa den unciante .
"3…l a€g
. (r
rate el periodista di j o que iba en nLJ l
º)
ba ro¿ H M e
" "m r m io
—_
Pase usted , no m as7dijo la mucpggpa
—qqe
voy' ¿
a avisar a laseñorita…Al poco rato comparecióla Ortiz de Zárate , una
”J 1 L
LA RUTA DE LOS CONQUI STADORE S 79
“finidaº"
mlu1új
'
eri
énvuelt'
a"
con tin.
batón lila , recamaado
da blanca .
1 gw :
qal periodis condujo
tj n gabinete intimo a coqueteríal
Pedro Vila estab a em ocio ante la¡ex
_
traórdi“
naria belleza de aquella niña .
- L “ U ! º f ” ":Í L'
. De cut is ligeramente sonrosado , esbelto cuerpo,
labios de grana , cabellosí rubios , dientes alabastriazul esmeralda envuelto su cuar
batadóra.
'
Aqtíella estu3e ¡de ojos perversos y fa 8
cinantes le hab ia
Recordó la profec ía de Nati , y al evocar su s ppalabrag.sintió una la'
stima ,infinitapon su paisana , que ,
comparada con la criolla , palidecían en' encantos .
Efectivamente , la campaña contra el Banco habiahecho aumentar la tirada de E l Lába ro , y el d irector satisfecho de Vi la , cada vez que le entregabacuarti llas
,l e deci :a
—¡Es usted un tigre , m i am igo ! ¡Déle , no m ás !
Y Vila , seducido por los encan tos de Zulema ,m ás animado que por las palabras de alien to de Otamend i, escribía y llenaba , diariamente , columnasde E l
—Mira , ché— le decia O rtigo_s_a—7 vos sos la salvación del d iario . Otamendi está satisfechisim o de tutrabajo . Pero, ¿no te la darán enVila no comprendió el significado de aquella pa
la¡rl
á…y
'
ín'
s iqu iera pensando só lo enla gran satisfacc ión que le
'
producía su trabaj o periodistiCo a la hech icera criolla .
Lo que le in teresaba era , que aquella campana
8 0 ¡ u n o c
'
b r al )
'
4 s i
durase mucho , pues con ese pre t exto diariam entevisitarla a Zulema.
Y pa saba las horas extasiado en el recuerdo deaqu ella hermosa niña queagradecida por sus delen
º
Sas periojdisticas , cada vez le recib ia con mayor agra
do , con más simpatia .
Su última e ntrevista hab ia sido lamasbiále i nvitado a té , y la c
'
onversación habt ado por derroteros intim o s .
—Me gusta vivi r l i bre , completamente li b re dea taduras Por eso no me he casadoLe ten go un horror al matrimon io , a losmaridos celosos , a las preocupaciones doméstica s Soy m en
dóciha , nacida en aquella fértil tierra de los Andes,
“
y*no he podido soportar la ciudad de mi cuna
por no sufrir las preocupaciones social es.
BuenosAires es otra cosa , Buenos Ai res con su
c osmopolitismo , es Aqu i nadie sabede la vida del vecino , nadie comenta lo que una
hace , ¡ hay en tanto que La ciudad grand e o el campo ; Buenos Aires o la Estancia , son m is
dos i l usiones…Yo , cuando me fastid ia mucho la ciudad , me lar
go a la All i monto a caballo , persigo alas avestruces , echo el lazo y derribó algún potrillo ,arreó a la tropa . En el campo me siento aún m ásfeliz que en la ciudad .
Todo esto le dec ía con tal desenfado , con una
*voz tan dulce y con un matiz criollo en el acento ,
que solo de recordarlo se sentia conmovido el per iodista ,
—¡Si consiguiese ¡Si me familiari
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 8 1
:zase con aquella ¡Zulem a va lía m ia -lo
Y, con estas refl exiones l legó ; a'
¿ casa . de.
-laa-crio
lla cómo de costumbre. Pero esta vez la encontró ;
t riste , con un sem blante que—¿Le ocurre a usted algo? —se atrevió a int erro
"'
U
Tras un instante de vacilación , Zulema—replicó
c on ,cierta pesadumbre .
—¿Y , a u s ted?—No com prendº—Q
,uizá .mañana comprenderá usted el motivo
d e m i ,tri
_stez a , ¿ sabe?
Por m ás ,q ueº
insistió Vila , l a criolla contestó ,con
e vasivas ; ñngo. ,despreocupación …y estu
'
v'
o reset*vada .
PedroVi la s alió cabizbajo y pensativo de aquellacasa en la que hab ia entrado m om entos
'
antes lle—xno de un ºptim ism o halagador .
¿Qué le habría ocurrido a Zulema , para habe rexperimentado cambio tan brusco? El dia a nteriortan comun icativa , tan amable , tan dulce , y , ahoratan reservada , tan Cuando él habíac re ído haber conquistado su con fianza su s ú ltimas
p alabras le denotaban todo lo con trario .
Y l legó a la Redacción de E l Lába ro, y de maltalante comenzó a em borronar cuarti llas
, pro sig uiendo su campaña contra el Banco .
A poco entró Ortigosa , y acercándose ca'
utelosamente a su compañero , le d i jo con cierta reserva .
—Tenemos que hablar Vila , ahora mismo , peron o a qu í , v le hizo señas para que le siguiese.Lo s dos periodistas abandonaron E l Lábaro .
8 2 1
. 5.u 1. t o C O L A J"
u —Vamos a un bar que no tenga gente.
"f º
Y caminaron un par de cuadras , hasta dar con
una especi e de boliche , con m ás moscas que parro¡ 1 1
( l º
t“
—¿Sabes lo que
'
ocurre , m i ¡amigo?oVilaºmovió la cabezaen form a
'
negativa .
—¡ Cómo te veo tan triste ! ¡Cre í que habías nó
Pues… ¿que acaba de a tranzar»'el per iódico?
—¿Te enteras?
—¡Tranzar… ¿En qué? No le entiendo
- Pues m ás claro ; q ue se ha acabó la campañacontra el Banco ¿Me comprendes ahora?
Eso no pu ede ser . Y no será—ex
clamó colérico el period ista levantina .
Ortigosa sonrió benévolamente .
—¡ l)lo “
fte rias , Ortigosa , que no será !—replicóiracím do -Vila .
—Escuchá, mi amigo . dejame MiráOtam end i , te fel ic itó ¿no es cierto? PuesEs ta tarde han dado el golpe… ¿Com prendés?
di jo cón i ntenció n .
- ?Y q ué?
—¡Pé
'
ro no seas miY como arm andose de paciencia Ortigo sa co
m enzó de nuevo diciendo .
—La campaña que vos segu ías , lo que menosimportaba a la di recciónera que triunfase el perió'
t J J
dico .
-v—No lo
El ' ñn '
que se p ropuso -Ot'
amendi loestaba con
'
siguiendo , y era, que se alarmase el d irec
C O L /A ..
P.onsu im aginación pasó el . recuerdo .dcrsu ; ú ltim a t
entrevista con Zulema , lo que h izo aum entar. su £ ón i
lera . Indudablemente que aquello no podía quedarasí . Necesitaba hacer algo sonado , su rno .le dabauna explicación O tamendi de lo ocurrido . ¿Perº
qué…explicac ión podia , darleñaYí»si se la d iese , ¿quéactitud deberia asumir? Vila cayó en un caos de.te rfl exiones, sin que se le dibujase 'una .solución .te lata ,
—w .m ….
Salió del <<Rincó de la terreta» , tsin .habersqpu esto de acuerdo con sus pensamientos .N aciland0 estuvo , si _
i r a ver a Zulema, para descargar ; el .pecbo
de tanta ; pesadumbre ; pero no era“ aquella hora la
indicada , puesto que ella le recibia ; de tarde . No ; ,
debo buscar a Otamendi al . director aquel que 'le
habia hecho juguete de sus Ah , si… Or
tigosa ¡me entera rá donde vive , y antes .de que visite a Zulema ya me habrá dado u na explicación .
En Gestos y M uecas encontró a Ortigosa,y le co
m unicó su s propósi tos .
—¡Déjate no más de,
No te dará ex
p licación No ves .que mo_
hay costumbre . El ' dírector manda unosempleados sin derecho a op inar .
—Pues me iré a otro periódico a proseguir m icam paña .
,O rtigosa sonr10 .
—¿A otro periódico , decis? Y por única contesta
ción se avalanzó a una mesa central para recoger losd iarios del dia . Los puso en orden y fué abriendolos uno por uno .
—Mirá , mi amigo . ¿Qué quiere decir ese aviso ,
de l Banco , de media página , aparecido hoy en todos
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 85
los diarios? Pues que guarden silencio . Comopara que vos les propongas la—Luego aqu i, como ciertos periódicos de Euro
pa , viven . .
—¡Pero , mi amigo , ahora te enterás ! ¡Aqu i a cal
deradas l
Al l legar a la Redacción de Gestos y Muecas se
encondró Vila con una carta . Miró al sobre , y no
reconociendo la letra la abrió con apresuramientoy leyó :
<<Mi familia me hace la vida insoportable . Desdenuestra última en trevista que no me han dejado sal ir de casa , y ahora , para colmo , me alejan de Buenos Aires . Marcho al Paraguay , a donde va colocado mi hermano a la sucursal del negocio de Mas
Si desea escribirme puede hacerlo a Asunción , Li sta de correos .
—Na ti.
Pedro sintió un escalofrío de emoción por tantocontratiempo .
Con Nati , la atormentada criatura , no hab ia pod ido hablar m ás ; Zulema , desde lo ocurrido conE Lába ro , hab ia desaparecico de Buenos Aires , sinduda habria marchado a su estancia
,si n d ia
rio , sólo dedicábase a hacer una infor n semanal para la Revista .
Poco tiempo llevaba en Buenos Ai res y , no obs
tante , su existencia ya habia sido amargada .
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 87
Cuando m ás abstraido estaba en estos recuerdos ,fué l lamado por el Doctor Garcia vSol, quien le no t ificó lo siguiente—Señor Vi la , ¿quiere usted hacer una gauchada?—Usted dirá, Doctor . …
Había que marchar aquel dia para Mendoza yhacer unas informaciones sobre los vi ñedos mendoc ¡ nos , ,
la elaboración de vinos ; la importancia vinatera de aquella provincia , etc . , etc .
Era asunto de varios días , pues en cada n úmerose iría publicando una informaci ón ilustrada .El periodista d ió su conformidad no sin experi
m entar un hondo alborozo . ¡ Salirº de Buenos
Aires , en aquellas circunstancias , que m ás pod íadesear !
—No hay que perder tiempo , '
p uesto que el tren
sale dentro de un par'
de horas . Acompañará a u s
ted,el fotógrafo Briñas
,así que pasen por la Admi
nistración a recoger el antici po para los gastos .
Y l os informadores de Gestos y M uecas , salieronde la revista para hacer ¡ sus preparativos »de via je
con la premura de tiempo de q u e d ispon ían .
—'Una hora después“
Vila y Briñas se hallan 'apo
sen tados en un compartim en to de l tren qu e :- sal iadela estación del Pacifico para! Mendoza .
Pasaron al coche restaurant , y mientras Briñaspedia unos vermouths , l e di jo su a migo :—En este viaje, mi am igo ; si no somos
podemos sacar m u cha plata . … a
— repuso escamado Vila—;Pues , veras Ap rovechando el viaje…para ha
“
c er…otras . i nformaciones para d iarios de'
Bu enos
Aires .
88 J ;U L I O C O L A
-:Crees tú eso .
—Y tan lo creo , como que n o vam os ' a Men'
ddza por gusto de la D irección , sino la pedido de
'
la
Asociación de vitivinicu ltores a.Ges
'
to y M uecas .
Mendoza sufría una crisis terrible conlaenorme cosecha obtenida de vino…Hasta las calles se
'
regaban
con; tan -»herm oso l íquido . y , no obstante , el ex
ceso de producción era tan grande,que val ían más
los transportes que la cosecha . Los bodegueros ; éstaban interesados , en que se hiciese propaganda delmal estar de Mendoza, y asi como pagaba
'
n in iles depesos a Gestos y M ueca s , de igual forma abonaríanlas i nformaciones que en otros periód icos se publicasen .
Pedro asentía a las palabras de su compañero ,mientras que reconcentrando su optimismo pensaba en que <<aquella enfermedad del negoci o» hab íacontagiado a todo el país , presentándose en el protoplasm a nacional con caracteres agudos e incu
'
rables
—Está bien Briñas , repuso por no contrariarle .
Por ser el primer viaje que emprend ía por la Arentina . Pedro no perdía detalle . El tren caminabaa una c eleridad vertiginosa y el com edor, como si
ti o de tertulia , se hal laba concurridísim o de v iaj eros . Las conversaciones que m enudeaban en aquelsalón
,versaban sobre ganadería y viñedos , y algu
no que otro ocupábase de pol ítica .
El periodista se sentia cada vez ! m ás '
extranjeroentre aquellas gentes heterogéneas ; algunas hablaban
.un :castellano'
macarrónico , denotando en loavanzado de la edad en que tuvieron -
que'
apren
derle
LA aura”
sa ¡ ¿Os lCÓN'
Q'
Ú I'
STADORES 89
Llegó la hora -de 'la comida y t'
odá$ 'las mesas delrestaurant sel lenaron En ¡un extremo del sa lónadvirtió Pedro que había tomadoasiento
'
una joven
que no le era desconocida y pugnó por recordardónde ! lá ¿ habiá visto antes ! Ve5tiá
'
corí í 'basw nte
—lu jo ¿pero"
.¿con una elegancia improvisada. Sifs
m odales, sus gestos ,ºno eran m uy propios' para la
r iqueza de sú*tra'jeí n 8 u <<toi letté» no estaba hecha
por una señori ta acostumbrada a estos'
menesteres .lbaaconipañada de im joven, pero éste perm anec ían—de espaldas :( l omo advirtiera
'
Briñas'
que su compañero sefi jaba m ucho 5e n la niña , le di j o en tono de confianza.
—¿Te gusta lá m orochita?… ¡Rica papa !
“
—Es que creo pero no acierto a tecordar dónde la he visto .
—Quizá en el ºRoya l o el Casino . Tiene"tipo de
artista o de g z'
ranta .
º
Y como se volvies'efel que'
estaba con el la , al punto lo reconoció Briñas .
Debe ser su hem britá .
—¡Ah , s í !—repuso Vi la—ya sé quién es ella . La
andaluza del barco…Efectivamente : aquella muchacha eraíla
'
quetanto
quehacer había dado a la oficialidad del“
Cádiz,.según expresión de Ramírez .
Valiente <<rana» e s' el que ¡ l a a
'
cofn paña_
exclamó Br iñas—Bienque'
explotará a lata» . Irá , sin d uda , a hacer negocio
“
con“
algún bodeguero . . . ¡ Es una fi ja !No obstante las miradas de Pedro
,la andaluza
fingió no conocerle .
H ubo una larga pausa El tren“
segu ia devoran
go J U L_
¡ 0 c o r a
do en ,vertiginosa marcha aquellas ,planicies que
nada .d_
ec ían a l os ojos del pensó en
_que a quellos campos ,de tierra roj iza , sin hierba
.rala ,lsi_n arboleda , tristes y solitarios , eran de u na
monotan ía extraordinar ia .,Horas y m ás ;.horas…el
tren caminaba por un páramo desierto ,, sin horidonadas , ni frondosidades , p isando una tierra 'deshecha en p olvo que con la m archa del tren se iba
fil trando por las rendijas del cochecomedor , pon iendo en perdición la ropa . ¡Qué desencanto experimentaba el periodista al ver aquel panoram a l ¿Y esto es América? ¡Qué diferencia de lafrondosidad que había vi sto en el Brasi l ! —Nouqu isocomunicar a su compañero la desi lusión que
'
_
expe
rim entaba por no herir , sin duda , sus—sentimientosa rgentinos .
-
_
Hay que hacerse estanciero , mi amigo , para com erse esas t :t.
.Vila hizo un movimiento de hombros como denotando indiferencia .
—Qué , ¿ la dejarías arar sola. .
¡ Qu esperanz a l—di jo maliciosam ente el fotógrafo .
La conversacxon recayó de nuevo sobre Mendoza .
Aquellas t ierras—decía Briñas antes de p lántar viñedos n o
_
va l ían .nada . La legua de campo la
daban cas i de balde . En . un depar tamento de aque
lla provincia se' hizo m i llonario un period ista que
había nfundado un pueblo .e s lo conoces , 'es .eld irector de el <<órgano de lac olectividad» . _ Es unaprovincia aquel la muy rica y de' 'gran porvenir ¿ La
crisisque sufría—era pasajera, .era la crisis de la abondancia de producción de vino .
, ,El…jhabía es_tado _
muchas veces . en Mendoza y. con
92 ZTví ) lú“ "fl
Ú
i nfi nita ; erar>un pa norama espléndido , de tunl zverde
i ntenso de hojas que formaban tupidol ej
'
os lsºseidivis'
aba un l ºcá se'
rón“
rodeado
era ¡ lá Estan ciaLucía un sol otoñal í que perm itía dibujarse
ºidsperfi lesde los -Ande s 'en el confin dé aquel extensoterri torio .
“ Antes de llegar al caserío salió a recibirles , morttado en su 2<ñete» el capataz de la E stancia¡, un mestizo de ojos oblic uas y Cabello negro y Sáludó a los recién llegados qu itáridosc e l chambergo , ycon voz melosa y de sumisión . <<Alli estaba para loque mandasen los patroncitós» .
Pasaron una tranquera, y por fin llegaron*frente
al caserío de la Estancia , descendiendo del coche .
El administrador , un viejo criollo , de barba blanca y tez cetrina , se acercó a saludar a los periodistas . Vestía pantalón de bam bacha , bota álta con es
puelas, del cinturón pend ia el facón y el rebenque .
Era un viejo gaucho .
—Los señores querrán un churrasqu ito , ¿no es
cierto?
Bri ñas, como criollo de pura cepa , celebró la i nvitación , diciendo—¿Ycómo no , viej o gaucho?
Pasaron al com edor a tomar asiento , y mientrasel capataz iba en busca de los churrascos , conversaron con Talero , que asi se llamaba el adm inistrador.
Una voz dulce y melodiosa , acompañada a pi ano ,oyóse en el in terior. Can taba una canción criolla ;una vida lita dulce y exp resiva .
LA aura :nm x.os CONQUISTADORES 93i
Briñas s e .atrevió º
aupregu'
ntan aT alero,sº
de quiéne ra aquella voz que con ¡ tanto sen tim iento ¡ cantabm—Z
—Es la señor .
—¿Podríamos saludarla? 0059
—Lo tiene prohibido el pat ron.
'
—¿Y?
Moviendo la cabeza sonrió maliciosamente el viejjo gaucho , com o. si
'
a nte.aquella*orden no se pudic
se replicar , ni . contradecir. .
S irviéron les el churrasco , que los recién llegadosd evoraron con alabanzas para el buen asador .
—Ahora probarán ustedes la fl or del vino deMendoza…Y salió en busca del capataz para qu etrajese lo mejor de laBriñas , dirigiéndose a su amigo
,le d ij o en voz
_baja :—Aqu i hay gata… encerrada . ¿Te has dado cuen
ta? Y como asintiese, añadió :La hem brita del viejo A z pirú . No le d ij e ; no
hay como tener plata…Y quedaron pensativos , sin tiendo en su interior
e l aguijon de la curiosidad por ver a la n iña .
¡Rico vino , compadre !…—Un vino superior ,…—Vino de diez años… Lo mejor d e Mendoza . Y
a l decir esto Ta lero , se llenaba de orgullo .
—Si han descansado los señores , podemos dar un
p aseo por la Estancia .
—Cuando qu iera , Ta lero .
Los caballos ensillados les esperaban,montaron en
e l los y emprendieron marcha siguiendo al viejo gauc ho que iba delante . Al alejarse de la casa
,Vila y
Briñas se volvieron varias veces mirando de donde
—"i i ”¡ I; D ÍA l ' a
salia ; l_
a vbz, oº
m'
e losa y d ulce , 'que segu ía entonandosu Sentim ental 'canción cnol la z
Palomita blanca ,vidalita ,
piq'
uito de oro .
L léval_
e esta carta,vidalita ,
"
al bien que …yo adoro.'
Al amanecer del º-siguiente diá, Briñas propu soa
Vila 10 sigu iente :Mirá, amigo , vos podés quedarte un par de
d ías en la Estancia , y yo ¿los aprovechará para vi
sitar la del gringo Colombo , y quizá la de Vargas ,no lejos de aqu í
*de las '
que puedo sacar informaciones y mucha plata . . . Nos pode
m os ver en Mendoza , ¿querés?
Deseosó Vila de conocer me jor aqu'
ella vida cam
pestiºé,
'
aceptó, con agrado , la propuesta de su com
pañer0 .
Y ºbien de m añanak
salió Briñas, montado'
enk
su
y acompañado del capataz , para la Estanci adel Colombo , d istante unas leguas de la de Azpirú .
Ped ro V i la , aquel d ía , sé Sentía feliz , rodeadodeaquella paz octaviana y de gentes rusticas y fuertesRecorrió los compartimientos destinados a la es
qu11a , amplio meson techado de paja brava ; los ranchos destm ados a la*peonada la bodega ; el tropicheDespu
'
és détver todo esto , iiivitóle Talero a haceruna excursión a caballo ; alli ten ia su <<fieté» l isto y
96 J U L I O C O L A
u n peoncito para acompañarle , pues él ten ía quei r a Mendoza a recibir órdenes de la Vitivin ícola .
Aceptó gustoso Vila , y mientras se despedía deTalero , hasta su vuelta , un peoncito negro y desc alzo , montado en su potrillo , se puso a sus órdenes .
Al poco rato el periodista y su acompañante iban
g alopando por praderas in'
cultas .
Llegaron a una plazoleta de viejos álamos y sed etuvieron ante un potrero . El negrito explicó aV i la cómo se domaban los potros en aquel lugar , yl o hermoso del espectáculo . No m uy lejos de all i,en una larga extensión de verde pastq pacentaba_
la
yeguada . Detúvose un momento el periodistamp .
rando a un gauchito, qqe“ hac ía ell e dirigia , p er
siguiendo a un potrillo para echarl lazo . Y pera
gúntóz .
El negri to , sou rSeñor , es la se entretiene .
¿La niña? Pero si'
era unhombre . .
da que se iba acercandose denotaba queaquel trajeescon
'
d ía a'
u n cuerpo femen inoDe prq
nto paró el caballoque montaba la seño
r itay llamó con el sombrero al negri to . Este acud ió pronto a sus indicac ione .sY al descubrirse la niña , Vi la reconoció aquella
faz y no pudo meno s de lanzar una exclamació nde asombro:
—¡ S i, es Zulema !
Había descend ido del caballo , y , entregandole
las riendas al negrito le hizo señas de que lo l levasea l potrero .
LA RUTA DE LOS X
CONQUISTADORES
Preso de esta sorpresa , Vila no sab ia qué hacer,tal era su emoción , hasta que al
¡ ' ñriºlevantó
'su
s'
o inbréro para saludarle . E lla contestó igualmen te
Y avanzaron ambos al encuentroº
3' ¡ ”Dº
5
—¿Usted por aqu i?
—Ya ve usted , señorita . Estoes providencial
¡ Quién iba a pensar hallar a u sted en este lu
gar !…
Zulema lo celebró con fuertes risas º
—¿No me había usted conocido con estas bom
bachas?'
y seguía riéndose , al Verse comparecer asi,con aquella fechaS entáronsé a la somb ra de unos
'
c0pudos alamos ,no sin an tes dar orden Zulema al negriritóí
'
de“que
lle vase al abrevadero a los caballos .
Ya sólos explicó el periodista todo lo ocurrido enE l lLa ba ro ; los chantages de su
f director…—No hablemos m ás de eso . . . Se lo 'suplico . Me
c ausaría enojo y no quiero entristecer tan inesperada y grata entrevista con tales recuerdos .
"
Vila reparó en la n iña,y aun con aquel traj e es
taba ar'
robadora Y viéndose junto a ella y en solitario lugar se si ntio más atrevido que nunca
¡ Cuánto que he pensado en
¿De vera'
s?— replicó ella con m al icia.
— Sentia , a la verdad, el contratiempo ocu rrido,
pdr que le hab ia privado de susgratas'
e interesantesentfevºiétas . ¡ Era tan sedu ctora yamable su conver
—No tanto .
'
Agradezco lagalanteria española . ¿No
es cierto? Y volvió a sonrei r con ñngido rubó'
r
—Uná gálaú teria que m e l lega al alma .
—¿De veras?
98 J U L I O C O L A
—Y¿tan de verás . Lo que daría yo por verla us
ted siempre , por: conservar su amistadY com o ella le mirase mimosa , como complacida
poraquellas palabras , añadió-
¡Es usted la m u jer más encantadora que hevisto
_l ¡Lo que da ría po r u sted !Y tras una leve pausa , en la qu e se entretuvo uju ;
gando con el rebenque , preguntó :—¿Y qué daria usted?
—¡Mi vida !
Y como baj ase los o jos picarescamente,V
_
ila,afre n
nético , se abalan zó sobre ella y le dió un beso .
—¡Qué hace usted !— exclamó , al mismo tiempo
que se i ncorporaba la criolla .
—Usted me perdone , ¡Es usted tan
—Y usted impagable . Y lanzó una carcajadaprovocativa .
El periodis ta se sintió empu jado de nuevo haciaella, y aprisionando su talle , la besó , esta vez repetidas veces en su s lab ios de brasa .
. Al principi o luchó Zulema ; pero seducida poraquel ím petu amoroso de Vila, se dejó vencercomouna gata que gusta del mimo .
Y asi sellaron su amistad , bajo aquellos viejo sálamos en un d ía espléndido y otoñal .Regresaba el negrito , y Zulem a , repuesta , explicó
a Vila la conveniencia de que no les vieran j untos .
Había que olvidar aquello ; ella volvería a_
la Estancia sola , y all í , como si no se conociesen ni se hubiesen hablado n .uncaY se alejó Zu lema , y Pedro y el n egrito, poco a
poco , fueron llegando a la Estancia .
ego wz uf'
u u, r o r» c o u a
de núevo Devorado por la im paciencielmiraba .
º
e l ( periodi staep0r la cerradura , sin £ver elob jeto a mado . De rpronto ¡Se apagó . la ' luz . ¿ Se ha
brám costado?—se dijo'
. Y volvió <aº ºl lam ar con m ás
fuerza , pen sando en que sus i lusiones se venían abaj o ¡
ti n
¡º
.
ºfTr as'
una larga pau sa vió ºcon inusitado alborozo
que s la º
pu'
erta'
se"
éntréabría ,&y una voz suave y» du l
ce , la deZulema , le requería a si lencio¡ Jé r—Sién teseá ah í '
1en'esta' »m arqu esita,q e no *se l e
vea con la » l uz » de la . ¡ Es usted ¡in atreVid0 2 i o . »
-P. :
'
ieu_
r m m º> ii r.…
trasparente , de f la ¿luna—eni su
p len itudg'
inu ndabada pie 2 a fde ' claridad.
—¿Ve
ºu sted aquel rarícho? , pueS'
en -él l duerm e laVieja s iervienta . .
,
º y podríaívernos .»Ab ídecir
'
esto se
adelantó »altb alcón Zulema , y la luz lum inosa »de la
luna ! dejó Ver e l ík im ono azu l.q ue vest ía;'
e l f“
cual er¿as ='
pa rentaba iel contorno» seductor de s
“
u fcuerpo.
0Lí usted m ás formal que esº.a —insinuó a ¡Pedro ,
“
con tono ' de reproche ;u ce—¡Me
' pide usted'únas
'5Ytsó nríó la criºl la…al ver la 1vóz de súplica »
que poa
n ía el periodista .
e l £ 4—¿Ha queri do ! usted al guna vez,f“Zu lem a?
Y<f'
sonriendo »oon m ás grac ia , ¡ dijof tras'
Una leve
paldsa :º » "J ín i0 13 t azl f ºi
l
-qu é que tanto se'
invo
balaagipara atraerse a…una»
petsona?»Yo fh
'
e estim adó»
,
pero !jam as he ¡querido .L as '
que locamente qú iereriº
,
sonrunas x
Pedro*no quiso»asentira euspalabras,prefiriendo
LA”
RUTA »DE . LOS couom sranoaas J o s
—¿No le parece a Ust ed , Pedro , :uña ridícu la; 4<pa;
va da» aquel la histor ia lespañola que nos relatan ) de
los. amantes Como , recuerdo ,' com o
cuen to ,—…q u iz á m
'
o ¡ esté . m al , pe ro como realidadejemplar creo no deberto
“
m arse enº -
¡Se vé que no se ha enamorado u sted*nunéa!…—¿Pero cree u sted a caso , que la mu jer »m odérna
se,enam orañSi», se enam ora del lujo , de las comod idades , de las ¡
diversione s , y estima:al hombre ,quese,h s .p roporciona . En países en q ueno entran los
aires modernos y libres ¡ _
en_la, mu jer , aceptog q ug
sólo se piense en el . hombre , y . hasta de él se ena
morenperd idamente . Pero no me negara usted,-
,
queeso
,es primi tivo , u ltram on tano,y no. reza con nues
º
tra civil ización .
Dios , Zulema , no siga usted hablando así .Es usted demasiado linda para comparecer tan penve rsa…
Y com o si hubiese consegu ido su intento , sonriótriunfalEn el ranchi to próximo se había apagado l a 1112 ;
la Vl e]a ch ina estaría ya durm iendo y no les asediaría . Zulema invitó a Pedro con un crgarr1]lo , .y élaprovechó este pretexto para abandonar su aposen
to distante de la linda criolla . Junto a la balaustrada del balcón se sentaron y prendie ron elco
¡cigarri llo . Pedro , por decir a !gó la inter
—¿Es usted fel iz?
Zulema volvióse hacia Vi la escorz andó el cuerpo ,
y al fin hizo un movimiento de hombros , comopara indicar la inutil idad *
dé*'
unarespuesta.
º'
ºGuarda ró n si lencio puestas sus¡ fm iradas en'
¡la
p erspectiva“
del campo , quizá“ en los viejos 'álamos
'
Í OZ f"J U A L I O ¡ C O L A"
que allá . lejos form abanluna ?isla ; y en donde aquell
'
a tarde se habían besadoe. . Pedro sent ía deseos dehacer lo mismo , pero
”
se No obstante estarZulema encan tadora con : aquel k im ono azul , quec ontorneaba sus carnesw búrneas .
-Si usted supiera como la admiro . ¡ Es usted lamujer mas seductora que he conocido !
—5Asi me habló usted esta tarde… Y al fin se pro
pasó —replicó con tono perverso .
—'
Es'
que hay momentos en que el hombre m áscorrecto , más frío , no puede responder de su s
”
ac
tós' Hu bo quien llegó a enamorarse d e Venus , ylloró al ver que estaba modelada en piedra , ¡cómoño sentir ard ientes impulsos ante
'
una belleza hechacarne , como es usted , Zulema .
Y como se sintiese halagada por el tono rem án
tico—de la "
conversación , continuó el periodista—El amor no es más que un deseo , un afán de
posesión de aquel sér que nos enciende el alma ,…Poetizar aquellos momentos que preced ían a la fus ión de los cuerpos , era misión de los sen tidos , paraque los órganos percibiesen algo ideal .
Está usted impagable, Pedro… Se siente'
ustedpoeta .
—¡ Y enamorado !
Y como Zulema sonriese con m aliciosidad , Vi lase dejó caer sobre ella y la abrazó frenético entresus brazos . .
t X
—No me haga usted l lamar a los ¡Qé
¡eme ¡Sea
¡Pero dec ia , estas palabras con ñngim iento , con
una m im osidad que aúnjen loquecia más .
y
MartínYáñez'
dirigió un radio desde _
el Cap Fer];r ico Auguste , anunciando a Pedro Vila su p róximoa rribo aBuenos Aires . E l periodista sintió un hál itode esperanza que le llenó de optimismo . <<Deseosten ía de que llegase el Maestro» . El periodismo enaquel país no merecía la pena de cultivarse , puestoque vivía con una indiferencia aterradora e indignamente retribu ido . Un periodista era simplementeun pobre empleado de aquellas grandes empresasde negocios .Al d ía siguiente acudió muy de mañana a la dár
sena , pues el Cap Feder ico Augusto , lo mismo pód ía entrar a las n ueve qu e a las doce . No tardó eltrasatlántico en hallarse en la rada , a la vista . Aldesembarcadero iban acudiendo los amigos íntimosde Martín Yáñez para saludarle a su l legada . All íestaba el Dou or Ma lagrida ,
con su gran calvicie ysus ojos inquietos y escrutadores ; Marquitos Avendaño , hij o de un ilustre Presidente del país ; Balboa , el rico estanciero español ; López Girona , d irector del <<órgano de la colectividad» ; Claveria , se
LA RUTA' DE LOS CÓNQUISTADORES ¡
'
ó5.
cret'
ario de'
Ré'
dacción ; y Benavides, puesto de*
chaº-
º
quet,y llamándose redactor del d iario español sih»»
quehubiese escritojamas una l ínea en dicho periódico . S l h8 b13 algu ien m ás él no lo conoc ía . ¡Ah
h
si, se le olvidaba Luis Alvarez, Redactor en Jefe de
Gestos y Muecas,y el que seguramente acud ía en
representación de la revi sta por ausencia del Di
rector.
Se acercó al grupo que"
form aban los ya citados y “
oyó cóm oel DoctorMalagrida comentaba el hechode los millares de almas que
'
a la llegada , por prim era vez de Martín
'
Yáñez , esperabanle en el des
barcadero .
-Aquel recibimiento marca una fecha en la Ar
gentina'—'
dijó Balboa .—Sólo es com parable al que
se le dispensó al general Mitre .
—Martiri Yáñez— exclamó López Girona -
'
es"
unconqu istador
,de haber nacido sig los antes , hdbie »
se sido Sin'*duda uñ*Atlonso de Ojeda, un Alvar
'—Nú) t
—ÍES
' el último Virrey¡! l _ exc lam ó Cláver fa ' ,iº_
Por fin el Cap Feder ico Aug'
i¿sto entraba eh la dársena .
'Ya'pronto atracaria . Basgentes oraban
su: l legada—agitabanº febrilir
'
1'
entéz'º los
ludandou
a los pasaj eros qeé'
écº asomaban'
¿ *la?
borda .
º
—¡All í está don Martín Yáñez— exclamó
'
Ben'
av'
ides y señalando con el sombrero ei lugar
fde lºbu_
que en que aparecía el novelista insistía : ¡A llíl .?f
¡A111! ¿Loºven ustedes? "
5 , bº
A tracó el trasaí láñtittó , y apéhaé se*cólocó
ohada fue ron subiendo los am igosHubo protestas”
por esta preferencia , perb se cal!
mob . J,U
,L t o C O L A .
m ó el murmullo público apm as,.com enzaron a b a
jar, los pasajerosfué despidiéndose de sus amistades ,
de a bordo , y por fin salió del Cap , acompañado des us amigos
—Gu_
arde bien esto indicó a Vila—y le d ió unbolso de viaje .
Tomaron un auto y se dirigieron al Hotel Real .
Poco a poco fueron concurriendo all í los amigos , yh ubo un momento en que la pieza del hotel se hallótotalmente invadid a de gente . Fueron desfilando ¡los
contertu lios y al fin quedó solo el novelista conBalboa .
Hablaron de tierras,como d ías antes de su mar
c ha a España ;_de la Patagonia ; de la irrigación en
Río Negro ; de viñedos ; de alfalfares . ,
—Y.o pienso—
_
decía el novelista— fundar una colonia
_ ¡ que perpetue el nombre del glorioso Mancode Lepanto . En este país no se le ha hecho
, justic ia ,
y yo quiero reparar esa ind iferen,
c ia , siqu iera con
una colonia que algún d ía llegue a ser una ciudad ,
q ue osten tará su nombre .
Déj ese d e l irismos , don Martín , y haga platadec ía Balboa, Con plata
,mi amigo , escribirá us :
ted tranquilo , sosegadº Y Se,le estimará m ás .
Convin ieron el plan a desarro llar , y por ,ñn se
despid ió Balboa .
Al quedar solo el novelista con Vila , le d i j o aé ste…—Yá usted , ¿qué tal le va » en la revista?… ¿Está
ustedssati sfecho? ¿Trabaj a m ucho?E l periodista expuso a grandes rasgos la labor rea
Alz ada,durante su ausencia . Su corta y desventurada
108 1
—¡ Indudablem ente l » Pregunte usted por
'
teléfo»
no si puedo i r a verle. s
,;Descolgó el aparato , ;Vila , y llamó al Hotel Iberia .i
Expuso los deseos de Mart ín Yáñez,y tras una pam
sa contestaron , que efectivamente estim aría , frecibirle
antes de medio d ía .
¿ El—escritor. y su secretario se encaminaron hacia;al ;Hotel Iberia . La e ntrevista con el Doctor Pidal ,gobernador de Corrientes , duró cerca de dos horas , ,
y al sali r de ella,el novel ista no pudo menos ¡qu e ;
deci r por lo ba jo a Vila : <<Es usted un hombre .»
,Mien tras a lmorzaron
, ;—Martín Yánez , entusiasma
do . por el…resultado obten ido , com u nicófa .Vilta »el'
plan a realizar . Ir ían a Corrientes a elegir ,…con dosperitos agrónomos del Gobierno , un cam po .apro
pósito para la fundación de la se
llamaría <<Nuevo L evante» . Con la primera expedj l- T
ción ! de , colonos. ,que llegasen de España , iría conellos Vila , para que tomasen posesión del terri torio :
.
Después,
ya vendria…el ingeniero , con sus p royectosde irrigación , su instalación de maqu inaria , canales,¿etcétera
,la rotu ración de tierras, su colon ización , la
agricultura , el cultivo i ntenso. Y la fantásía delnovel ista no se detenía en pequ eños detalles , sin oque se elevab a cada vez más , como si estuviese hásiendo la obra titánica que p royectaba. <<Dentro deunos años , lo que ahora son campos de pastoreb ,
”
tierras incultas de <<yuyos» y yerba rala , serán'
úríosí
vergeles que darán ópim os frutos…»
A l ; sit
gu iente'
d ía ! la*Prensa porteña , con"grandesti tu lares , se ocupaba de los proyectos de co lon izá l
l
ción: del novelistaº
»Martín º
.Yáñez . Vila…»creyó entonces en la realidad inmediata de aquellos proyectos ;
?
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 109
y s e sintió*
ta h fortalecid o por un ºptim ism o ,ºqu
'
ia
no pudo m enos que exd am arȼ'
hacia sus adentros:
el camino a seguir ! ¡ La ruta“ de los 'Con
qu istadorésº“
es la que señala Mart ín . Yáñez*l »'—º
i En ºla dársena su r em barcaronffa'ºlos pocos d ías
páraºCorrientes . El via je fl uvial resultaba m ás len
to,º pero “
e ra m ás ºcóm odo y pintoresco .
ºAqu e l río
Paraná, inmensamente largo y lde tan interesantesrecuerdos históricos , deseaba recorrerlo d e nuevY:el novelista fué evocando aquellas ºexpediciones
q tíe m andó Pedro de Mendoza para que lolexplora
s en' y ! exterid1esen los dominios del rey . Aquel
ºAyo
las, perd ido y descuartiz ado por los ind ios ,ºde spués
de ífuaidar Asunción del Paraguay ; el mando de Irala y su lucha “» »con Alvar Núñez Cabeza 'de Vaca ; el
paso atrevidí8im o de éste ºdesde Santa Catar ina ahasta Asunci ón , con ua u
lñado de hóinbres y sin
perder siquiera , en tan aventurada trave'
s ía, uno sólo
de su s sol dados . Lá intrepidez'asombrosa de ºaqlue*
oscurecidosol dado l lamado Alejo García, !que cru2 6 el Chaco ant es que otro y exploró los territorios
poblados -de salvajes hasta el Perú . ¡Quéº
proez'
as tangrande s ! ¡Qué haz añas tan
ºéxti aofdinarias las de
aquellos conquistadores , a los qu e no se les ha he '
cho la>dcbida justic ia !“ Ló que aquellos hombres lle
var on a cabo—fue tan grande y epopéyico como quiz ºál o deºPizarro
"
aúnó ué*e'
5téºa'
urelada'
su empresa pore11 hall
'
azgo“
ºde ! Potosí ,“alcanzase tal renombre,
'
qu e hizo oscurecer las demás cºnqu istasVila s e atrevió'a » terciar : <<En ºA su h c ión se ha con “
c eiit rado tódo"él i n terés hi stórico . Inició su vida elParagtiay
**con
'
p ronunciam ien tos,fcon
' '
s íiblevaciones
contra adelantados ; y aquella setºfiilla3rebelde sigue
u o …J p L i o C O L A
perdurando en tierra guaran í tanto , que a dos por
tres , que si los colorados , que si los gubernam enta
les : lo cierto . es que¡las revoluciones se suceden
unas con otras y no dejan progresa r al pa is .»
º
_
—El caudill ismo pol ítico , que degen era en'
» unmilitarismo bru tal y en que todos quieren ser gene
rales,. es el mal de América española . Mientras nose degraden a esos m ilitarotes no habrá paz n i pro
—ºgreso duraderos .
Hoy la conquista de América se afirma en el ara.do , en el levantamiento de las cosechas ; está en .lq s
frigoríficos , en los grandes almacenes de art ículosindustriales . Los modernos conquistadores de América son los colonos , decididos y tenaces , los quetras
,u na lucha inclemente y dura , roturan un terri
torio y lo s iembran , y la cosecha les dá una ll uviade oro . Los conquistadores de América son aque
'
llos que llegaron miserablemen te y que al fi n,se hi
cieron millonarios . El Irala del Paraguay es hoy Jor _
ba ;'
el Mendoza de la Argentina , es Yasí quedan representadas aquellas figuras h istóricaspor los hombres de la actual idad . ¡Ah, Si yo hubiese llegado a estos países diez años antes , cuántosm i llones no hubiese amasado !El Viaj e fl uvial en aquellos buques era por de
m as pintoresco y entreten ido . Era una embarcac
_
ión,
sem i-plana y lu josamente decorada , con su salón
.
de mus1ca y comedor esplénd idos , centro de reunión de los . pasajeros. Como en ¿un gran trasat
lántico gozábanse de todas las comodidades .
En las márgenes del río Paraná pod ía apreciarseuna fl ora exuberante iy una fauna digna de interés para el extraño .
n o ¡ l'
03 as i! m
l'
i o l .» i w n 'BU; : mº! l a!
l ( M
¡La fundación de la colonia, ,aNueva Levante»
había cón$ tituído unsuceso para, los colonos llega»
dps de la ci udad del Turia. …,Com epzaron a levan
ferma jds= saliacentro traz óse una plaza , y mirando a el la; de ,
frente, colocóse a presenc ia del Go trasa utoridades lapiedrafundam ental d o quese iba a levantar para Martín Yáñez .
memorable día h,ubocom ida,especia l paralos colonos , pues m enudearon las ¡ _paellas ,a la vá
,
lencianá, se excedieron en el vino , y hasta ,se…con
dirn¡entó la comida con aqeit_e. Lá típica ensalada
de, tomates y cebolla , con ; sus aceitunas picadas ytáperas traídas de la ti erra , no fal tó para postre .
La peonada criolla corrió sus <<fl etes» en im provisadas carreras , y los levan tinos no pudieron pormenos que bautizar aquel acto oliendo a pólvora ,a sí que también dispararon su traca valenciana .
Martín Yañez , a presencia de las autoridades
p rovinciales , pronunció unas palabras a los colonos , explicando la titán ica obra
_ que desde aquel
LA RUTA DE LOS corzoc lsm ooans
m om erlto ¡ ban a emprender las Vicisitudes“ largas
que esperaban ; los escol los que“ había que
'
Ven
c er; la lucha f
aq ue todos tendrían que entregarsehasta llegar a que triunfase la
”
colonia . All í est abalá tier
'
ra inculta en una extensión' de dos l egua s ,esperando su roturación ; las manos expe
'rtas deaquellos huertános sembrarían el campo,
"cu idarian
las cosechas ,'
y cuando éstas seº levantasen h
'
allaríanla º
corres'
pbndiente participación "
en laaquellos productos . Los humildes colonos de
“
e hoy ,
los fundadores , pasados los años'
constituirían laaristocracia de aquel pueblo .
Habló despu és el ingeniero D . José Hernández ,quien expuso a los co lonos su plan de irrigacióndónde iría situada la máquina de elevación deaguas del r ioParaná ; los canales que ibana trazarse ; la extensión de tierra que se le asi cadacolono; los
“ensayos de culti en la
granja eXperim e'
ntal . -Y en este ge'
st'
acióri'
d é'
la colonia,los colonos , a m ásº
'
del'ºcu1tivo de
secanoa que podrían dedicar'
se ,º lós
“
que'
qu isieran
ayudar en los trabajos de'
abr'
ir'
zanjas para el'
riegopercibirían un buen jornal .º
fLó'
s"primeros d ias - seguidos a
'
. la'
fu ridáº
c ión de'
<<Nºtíevo los su s tareas alegres y anim'osos : La
'
s'
canciones de la tierrasal ían potentes de sus labios ; el s
'
ém blante lse lés i_
luin itiaba de s atisfacc ión los ojos centelleaban deoptímism
'
o . La esperanza en aquel“ día que Martín Ya
ñ'
e2*les hab ía d ejado entrever , ºen que venturosos
y triunfantes constituirían ellos, i lósº3fuñºdadores ,
la aristocracia de aquel pueblo , se agitaba en su
n iente
C O L A
Pedro,Vila , ;en sus reuniones,noc
_turnas .
,con los
colonos, _eap0p íales lo que constituía…ej, valor de
una cosecha. ,,Tan t
'
os miles de pesos gqe , _djstribuí:
¿lo s en su_ parte correspondien te a
cerca ,demil duros . Varios años asi bastan
te los no muy, ambiciosos . ¿Pod ían esperar la m is
ma recompensa de continuar en el pueblo valenciano trab?]ando unas tierras arrendadas?_
No,había que olvidar que los colonos valepc1anoshabian entrado ,
en el pais de distinto modo a cornoarriban la i nmensa mayoría . Desde su llegadaapuerto se les ind icó el punto de destino , facilitan?doles su traslado terrestre y ña vial , evitandoles conello que tuvieran que deam bu lear por ,el terri toriºnacional pid iendo trabajo y sufriendo ese duro ,
c_al
va,r_io _
a que se hall an sometidos la, generalidad,
de
los emigran tes .
E l que hab ía recorrido en¿parte la¿Argen tina ,yconocía la reali dad agrícola de l pa ís, les aconsejabacon el afecto que
,.les i nspi raba el º
paisana_j
_
e , que
ap rovechasen aquel bien , que hallaría su recom pensa económica tras unos años de labor t enaz .
¡Que para cons eguir ese bienestarmaterial habiaque trabajar m ucho intensamente ! Así lo reclamabaaquella vida argentina , una lucha constante y, _
fatigosa, .ng consumir de , energías sm otra distracciónque trabajar , trabajar siempre .
Y 195 que no fueran hombres de y ocación al trabajo , los que mid iesen el cálculo de energías pprsu i nmediata recompensa , es
_
os preferible era aban,donasen _
el pa ís , pues ellos no les agu ardaba la, con ?quista º
El tío el m ás viejo colono de los ll9,¡
Si l
1 1 6 "'
i f '
e l barberillo y e ncargado de l uº
'
e parto de comestibles,los c olonos .
—V. aa .m
.… …l.—2 EStás solo , Bla€?—leºpr'eguntó &P º “ º:—a…
Y”como asintiese el de
m iento de cabeza; comenzó el barbe a decirleeu
'
voz baja lo que ocurría . La noche anterior se habíán reunido en la baiºfá
'
ca'
deºSalaúñó
'
s'
cúantbscolonos (y citó los nombres) para
'tom a
í_
r acuerdos .
Estos decid ieron convocar hoy a losºdem
”ás para de »
c lararse en huelga desde *mañanag'
rlfdtiñcándóle a
don'
Mártin Yáñez , que m ientras'fn
'
o ace'
ptas'
e '
las
condiciones*qu e'
ellos pe'
d ían ,ºcontinuarian
' '
de brazos caidos . ¿Qué te parece? º'
B las , después de íuna larga pausa, ¡ exclamó
c
no . asamos lo….. Y añadió después de otro largo si lencio: .c
—¿Y de quién ha salido esa propues ta?
—E l npadre de Sala , aquel viej o acriollád0 , habiae stado en la c iúdad .
'
8 egutam ente leb debierón hab lar unos doctores , que tienen estanciasfpues
'
dité
q ue le d ijeron , que las condiciones ; que . MartinYáñez ofrecia eran' tan insignificantes , que alli el losestaban para m ejorarlas . L os colónost que .
'
quieranaceptar condiciones buenas , .para ¡en
(unos . pocos
años…hacerse ricos , que lo ¿
”aceptaron to ;
dos .los , presentes ¿ o l , ¡ t l
:J vBlas ,'al oir'
aº
cjuello, = no»pudoñmenos ¡ de tatárea'
r
con cierta socarroheria huertana'
:…No te cor'n p'
on'
—¿Entonces tú no crees? .
*'Y"ál decir esto fueron aparecien88 por
*lai puerta
de'
la barraca los colonos de 'lareuniónº
con Sala , y
LA RUTA5 DE ) 1:OS '
CONQUJSTADORES ,r117
¿los fcomtertu lios asid ue s ia ' lq El v
viejo”
Sala…comparec ió el iú ltím .i » r i rw ; ri —s l ¡ ( “Í
—t—' 3FU6 Í OH_tom andº !asiento ; en tierra y en cucl illas ,
a l estilo árabe , y—:tras ºun largo silencio , Sa la ,vel joven , tomó la palabra , dirigiéndose principalm entem
_
rBlá8 t j .
—Se trataba del ¡porven ir de aquel las gentes—acom enz ó diciendo y esto era muy serio , y bien m e
¡ cd a de la voluntad y unión de todos . Nos hanofrecido condiciones para hacernos ¡ ricos , fuera de
lo Colonia , y; era asunto de hablar y ponerse deacuerdo…¿Qué le parec ía a Blas?
_
El de Burriana , com o de costumbre, hizo! ,una
pausa ante la pregunta que se le hacia , y despuéscontestó :—Cada cual podía pensar lo que qu is iese , por algo
era l ibre el pensamiento , pero él ten ía que decir lo
que sentía, aunque no estuviesen conformes lospresentes .
Poco ti empo llevaban en la Colonia , y hasta entor
'
1ces ,r no ten ían q ueja de don Martin Yáñez , pues
habían pedido'
cocinar con acei te , y*
ha sta esto s e les
había con'cedido . Si después'
de estudiar bien lasCondiciones que nos convengan , don Martín
'
no las
acepta , está "bien ]que cada cual tomase el m on
tahte'
—¿Pero 'para '
qu e las acepte— in terrumpió el vi ej oSala—es necesario q u e nos declaremos en hu elga
—¡En huelga ! ¿Y por qué? Yo creo lo contrario ,
creo que eso consti tuye u na impos ición y u naJ fa l tade
“seriedad . Puesto que se ofrecen condiciones m e
º
¡eres , si las .acepta don—Martin , ¿a qué dar tun e s
'
¡r
p8 J U L 0 041 A
¿ Y0'
que soy'
! en el f f'
paisl—replic55Sala—he visto que las cosas no comienzán *
í con es
cán'
da lo, no se S oniéta
se -º *
sir se f*acherdag“ ir'
a la huelga'
fzvºe
rán u stedes si *lo conseguimosY entablada la votación , la mayoría se expresó en
s e ntido radical ; de i r a la huelga .
:H*
En m*
an ifestación fsalieronnde la barraca dé? Blas ,
para comunicar el acuerdo *al'
Ingeniero y secretario¡ l e Martín Yáñez :”Pedro Vila ; al
"verl
í
és llegar, dijolé a“ doh*ílb€é
<<Algo ocurre» :
Habló de n uevo el viejo Sala , diciendo secamente
a
Pº 5
<<qu'
e hab ían acordado la Huelga , y que no vo lvef
rrtan
lasal traba;o mientras don Martín no les ñrm ase
n uevas Condiciones» .
Don José rec lam ó calma a los m ás exaltados , yaconsejó que no diesen un mal paso , pues habia5<gente que les si
_
no , que hablase Vila .
—Ciertamente ; alrededor ,dea quella colonizac ionhabía expec tación
r
,extraordinaria : . Habían l legado
; los ,colonos en son de conquistadores , para _
dem osv
trat ,a l país lo q ue los nativos , no habian hecho—y
e ra cultivar las tierras con .regadio y…produc ir cos e
chas que fueran el asombro de los paisanos . Debianesperar a que regresase, de a&uenoslAi res ºMa rtin Ya
ñez ,¡ y ! entonces proponerle ,,unas . condicione s
—¡ de
mejoram ien to , que si e'
,l—
_l as m onsiderába j ustas, la s
aceptaria segu ramente…—No ; el acuerd0 1tomado por
'
m ayó'
r iaa era ese =£
répuso el vieio Sala—L; yºeltlos ,1 que í íeran e
ya
y sabían cómo araban,no necesitaban consej o
f
s fde
r 2¡o C O L A
_
bierno , y , l q _que tbuscan, sone fectos po l iticos , sembrando la discordia entre esa gente .
Cuando ,Vi la regresó a <<Nuevo Levante»? el
ingeniero , le enteró de lo acaecido aquel d ía de suausencia . El viejo. Sala había reun ido a unos cuantos…de sus adeptos , y después de prender fuego , a su
barraca, .se había marchado , sin esperar _
la respuesta de don MartínVila comunicó a don José cuanto lehabíadicho
el gobernador. <<Estaba visto que aquel,viejo
_
Sa lase había vendido a los enemigos del ,Qobierno , arrastrando consigo a unos cuantos incautos.»
Al recibi rse el telegram a .de Martín Yáñez acep
tando, en parte , las condrcxones ,qu e se le pedían ,había en <<Nuevo Levante» la tercera parte , desus colonos ; lo s otros ya habían abandonado la Colonia .
Leyóseles el telegrama y para demostrarles mayorconñanz a , se le entregó a Blas , quien ante las dudasde una de sus palabras la consultó con su mamotreto , explicando su sentido y alcancega los colonosque habían decid ido correr la suerte dp_ g<Nuevo Le
van te»
Una revolución en el pa ís vecino del"Paraguayhabía hecho inmigrar a Corrientes a n umerosas fam i l ias que resid ían en
“
Asunción . El estall ido ¡"evolucionario paraguayo hubo de alarmar a Pédro Vila en el primer
"momento , pór hallarse en »la
'
capital
del pa ís col indante la encantadora Nati ; pero bienpronto desechó ese “ temor al saber que Nati y su
familia se habían refugiado en Corrientes .Al . sali r un d ia
'
el per iodi sta dela casa de ¿Gób ierl
no se encontró conNati'
. Una emoción intensa !“
sin*
tió Vi la a l tornar a verse con aquella bondadosan iña . ¡Hacia tantos meses que no se hab ían visto !…Dos o tres cartas , durante ese tiemp o , era lo únicoque les hab ía puesto en comunicación . El secretariodel novelista colonizador explicó
_a Nati lo ocurrido
en <<Nuevo Levante» ; la desbandada de co lonos ,las :lu
'
chas pol íti cas de los enemigos del Gobierno
qi1e se cern ian£sobre la Colonia ; el estado 'de lostrabajos ; la amarga decepción expe rimentada porMartin
'
Yáñei ,'
a l ver hecho realidad a'
quel adagio: <<críacuervos y te sacarán los oj os»
J U L I O C O L A
Tanto contratiempo ha decepcionado mi án imo,
hasta el extremo que ya dudo de las excelencias yriquezas del pa ís , pues si para conseguirla s ha desu frirse tan to , comprendo que casi todos desee na horrar el calvario , aunque para ello tengan que renu nciar a sentimientos morales .
<<No sé qué tiene esta tierra que transforma a loshombres . E l ya sentía ¡agresividad por aquel pa ísque hac ía de los hombres buenos seres
¡Será la ambición , la fiebre de oro , los deseos del legar pronto , sea como fuere , era lo que trastornalos sesos y endurecía el corazón del inmigrante !
1
;-.Nat,
ís habló después —con tanto …o'
m ayor, ; pési
,, q vida en ,—Asunci ón le ¡ era de una triste z a'
¡ in
ñn ita .¿Aquel pueblo ,sm …V ida deno…aislado , primitivo, se le —haoia insºportable .
“
U_
nos viajes había hecho ¿s er i n sua
tancia] y., antipático , paraw erla ; pero ella no pod íareprimir
.la ; indifereneia _que , le s egu ía…i nspirando
a quel ghom bre .
—¿Cómo ldesengañarle
-
;de .unat,vez
para , que» le dejase en paz?,
Y rdecia'
esto_con u na
am argu ra,que ,apenaba e l
f-
C ¿Seria ,usted , Nati…capaz —de tom ar un“
a ,deter
m inaciónP—le exal tado por aqu ellas ,pal ab
,ras .
unirnos para
emp cionada Nati por lo qUe, se letproponíalm iró fijamente a Pedro,gry, sin)p0det repr imi r , u de
susrojos ¡ro_
daran ¡dos lágrim as ,; balbuoeó n .
T Maáana nos veremos. .…Y: se 'despid ió ¿de“
;V i la ;e nj ugándose 108 OÍOS ¡m i ué1 u aa et ¿ov1 s z"
Fl<º4 0 4. A…
d e compartir el destino; ,que ÁC I
_
ÍCUPÍ CSB'
con la fbon
d adºsa Ou r, ,
'
i f“ —
_Í
f? )T050 fel día ¡ lo ¡ pasó con aqu ella l idea'
c lavada f en
la 'mente.= lPensó m ás de .una vez com u n icarle
ºa l =in
génieroslmque se'
pa
r0pon ía fl l levar. a“ cabo , pero -te
met-oso
“de qué don' José le “
disuadieéeº
, se concentrómás hondamente en sus pensamientos .
3 *
Lá casa de la cóm o l lamaban los colonosal caserón destinado a Martin Yáñez y su s empleados , estaba ya terminaída . Sé esperaba de un hi6ment o a otro la l legada del hóvelista para inaugttf"
Se hab ía comenzado la instalación demuebles ,la colocaciónde útiles para las o fi cinas el arreglóde las habitac iones destinadas a Martin Yáñez , al
ingen iero y a Pedro Vila .
, r r
Entre los colonos que quedaron en Nuevo Le
vante , i ncl uso el sentencioso Ellas , se ven ia notandoun desaliento extraordinario . Habían llegado nóti
cias de que algunos colonos de los que abandonaron aquel l ugar
, cultivaban ya tierras del estanciero
Toral , el más rico de la provinc1a y un ºpositor ¡ rre
ductible a la obra del Gobierno ,Don José había ya notado ese desal i ento , e sa tris
"
teza de los colonos , y an te: el temor de ,,u e apro
vechando su estado de an imo , pudiesen atraerle8
los dº ctores corren tinos,_ habló a Vila de la necesi,dad de reunirlos y exponer el estado delos traba
jos y la pronta term inación tde das obras .—Lo considero muy , co nveniente . y acertado
l3 UF'—wY ,por lanoche , en el nuevo edifi cio , se convocó
LA RUTA f DE*LOS CONQUISTADORES íí*2 5
a<los colonos“
, y el i ngeni ero ¿ fu'
ép detál lándoieé la
—La escavación al borde del Paraná , para'
laí ubi.
báción l ¡de la usina ¡ elevadorar de agu a , - 3está -ters
m ináhdo'
se .
'Ya la m áqu inaíhab ía n l legºado a—Bueno
A i resy —bien'
fpronto
"lo.estaría íen <<Nuevo L évante» .
Só lo =h'
abia que esperan su instalación , que se ha
ría 'ptbñto ,i páaesto q úe sé aumentaría el personal .
Nos encon tramos,pues , en el periodo crítico ;uen
esemºmento en qº
ue'
hace falta reavivar las e nergías'
y abrir el pecho a la esperanza. Lo malo ya se ha ;b ía pa sado; un poco m ás de paciencia , y el tri unfosería Don Martín Yáñez l legaría a l día
sigu ien te, ylhab ía que ,m ostrarse ante él an imo'
sos y'
entusiastas de laTomo la palabra Blas,g con laanuencia de don
Vila , y quiso exponer su, _
estado de áni
e sus— Nosotros hemos ten ido siempre fe en laobra de
<<Nueva Levante» , por eso hemos quedado dispues .
tos a correr la suerte de la Colonia ; pero ¡ era tantriste aquel pais ! ¡ tandescentrada aquella vi da can
*
¿
p estre l , que no podíanmenos de sentir é l a lniá”
u na
tri steza infinitaBlas h izo una pausa, y , como Si tomase alien tos
”
ex*
a
cpo
n'
Pliá'
s claridad , añadió ?
bordeaban el Riachuelo , segu ían inundadas cel prim er
'dia '
que l legaron Esta observac ión , y laobtenida durante las grandes lluvias,llchabiafhecho
nsecuencia; y era , de que aquel Campotardaba inuch
'
0 en absorber las agua s . s er íaaquello un s íntoma de que las t ierras
'
nlo'*ad .
1 2 6 A
m itíai3, regadío? ) ¿Por q ué no ; .nos a clara ,esto ,don
J osé , que quizá , lo mismo queobservado? »
l
,
—En .parte estaban ¡ en lo cierto—_d1¡ o el i ngenie
o tp ero…había dos —leguas de campo , y aú nquemedia legua no permitiese aprovecharse para el cul ttivo. intensivo , quedaba, no obstan te , ,una ín
'
o ades
preciable .extensión , que d el riego,se obtendr ía ,una
m
Terminó la entrevista al tas horas de ,l_a_ m adrugada , cuando Pedro _V.ila ten ía
cabal lo para ir a la estación a esperar. el ¡ tren en que—legaria Martin .Yáñez .
E l tren Ven ía con*gran retraso ; m ás de dos Hora sy Pedro dec id ió dar un pa seo por la ciudad a ver si
podia'
“
entrevistarse ¿:on Nati .5' '
I"
Noi*lé
'
l
fué difíci l enviarla un aviso ; y'
aiipoco rátb
l a encantado ra criatu ra, un“
preteXtó ,º
“
sa
'l ió en su'
encuen tro .
El rostro de Náti"denotába
”
haber sufrido unagran pesad illa ; estaba ojerosa , pálida,féntris
”
te5idaí
parecia que hubiese
x
soste_
nido una lucha¡consigo
misma ; que gran'
im i
presión , u n hondo contraste .
ºf
Vi la se acerco a
¿costumbre . ¿Le habra…contraria o
Después ,de , saludarse caminaron . .largo .trecho sin
pr9auacíarse 'palebra ; sin….attessrse—a Jºvamag lºsojos
_vereda, como ,si temiesenmirarse
gasa m n e.
1 fu lgorp ,…louque?SHtíºtn,
sus almas .u ,r. s b u n …¡ L' ( ¡ 119 t…
ag2 8 c o m a .
»
¡dec ididos e'
u*
rea lizarlo ,
'
staq pron to Natirrºecibíera
aviso del period is ta .
'
x.la
º
¡ 3 5 12 5
a¡D e'
pro nto sin tieron el -s'
rlbidod e u n i tren q'
ue-lle
gaba . Los dos amantes se estremecieron . Lah orade reom un icar sus propósitos a Mart ín Yáñez se ia
'
cer
aquel si lb ido el que les llam aba a: unan ueva vida… ?
Las luchas oposicion ista al Gobierno de Corrien
tes se acentuaron de tal modo , qu e éste ,'
al nopo
der satisfacer sus compromisos con Martín“
Yáñez ,tuvieron que paralizarse los trabajos en <<Nue
'
vo Levante .
Los colon0s que ingresaron a la estancia"de Toral
s e vieron defrau dados en sus esperanzas de riqueza
improvisada , pues al levantar las cosechas no se lescumplió ninguna de las condiciones conqueverbalm ente se les arrancó de la Colon ia .
Una desbandada de huertanos pululaban p or laciudad de Vera y Aragón , ofreciéndose en las obrasque se realizaban para las aguas corrientes , si n otraesperanza que vivir del modesto jornal que se lesofreciese .
Martín Yáñez hab ía marchado a París en buscade capi tal conque continuar su obra colon izadora,pues la si tuación de la Argentina no permitía unaa yuda monetaria . La palabra crisis m enudea
ha en todos los labios . Se avecinaba , pues , unas ituación económica de esas periódicas en el país ,
¡ 30 J U L I O C O L A
que fund ía negocios y empresas en proporcionesalarmantes .
Quedar en la campana cuando la s ituación económica se agudiza , no era conven iente , pues lascrisis argentinas sobreven ían a causa de la depreciacion de los produc tos del campo .
No había m ás que ver la infinidad , los miles detrabajadores que formando caravanas hambrientaiban de uno a otro departamento en busca de
”
pany de trabajo . ¡Ah , si de ésto quisieran enterarse LosGobiernos de España ! .Form aba hondo contraste la si tuación pau pérn
ma de los braceros sin trabajo que había en la Ar
gentina , con los miles de inmigrantes que segu íaarrojando al puerto Europa , y la mayoría de elloseran españoles .L legó a pensar
'
Vila qu e a nuestros representantes ofi ciales no les interesaba dar cuenta al Gobiernoespañol , de la situación precaria de nuestros compatriotas o si lo hacían acaso los gobernantes recib ían las notifi caciones sin concederles importancia . Sólo así se pod ía dar el triste espectáculo dever aquel rebaño de inmigrantes abandonados a susuerte
,muriendo de hambre en el campo .
Pedro Vila decidióse marchar a Buenos Aires .
¿Qué iba a hacer en <<Nuevo Levante» paralizadoslos trabaj os? No obstante la monoton ía de aquellavida vu lgar
,Ped ro se sen t ía feliz al lado de Nati , a
la que cada d ía quer ia m ás , dad o su buen corazóny el inm enso cari ño qu e le demostraba .
Los meses que durase la ausencia de Mart ín Yánez los emplearía l uchando en la capital federal . Elno. pod ía estar más tiempo esperando se descifrase
1 3 2 .J U L 1 0 '' C O L ! A '
pretensiones . .fEntonce
'
s e dióse exacta E"cueínta'
º5cf
ie'
la
rea l idad triste de, la'
ivida vargentiría .
'
NOJ bastaba) qu ee l hombre quisiese trabajar , faltaba la ocasión , la
'
o pdrtunidad.y : lw suerte z,Deínada s erv ía qu e afanosose entregase a buscar trabajo ;
'
era xinú til , pú'
és éste
no dlegaba hasta que cásua lm eríte se ofrecia al pa so .
"
En la i nmensa Babel de Buenos A ires '
9e lhal laban
m uchos .m iles'
de desºcupados . E l Gobierno'
vióse
e n la necesidad de tener que f ofrece ri com ida eri e l '
Hotel de Inmigrantes'
a los '
m ás 'necesitados ,
ºy hubo
tanta concurrencia , -que : tuv ieronv'
que estabiecer-l
se dos turnos ,*
tal fué el número dedos que7selaco
g ieron a esta generosidad ofi cial : ; e l“
Por más intentos que 'hizo -Vi la ¡ para? c oloca rse ,resultaron inútiles . El periodista pensó e
t
nique ¿¡ que
país constitu ía una ,nfata lidad'
zpara. el 'hom bre fq ue
l legaba con deseos de l uchar d ignamente . AquellaMetrópoli parec ía tener una m uralla en laf
que se
e strellaban las m ás justas aspiraciones ! Rec"
ordó'
en
tonce8 ¡ su lucha estéri l y angustiosa a su arribo , si nhalla r
'
empleo ; 10" mismo que ahora
'
se"repetía .
De qué le .valía ,' pues, haber ! estado en la m ásim
portante Revista del pa ís, si aquella labor—no le'
dabad erecho para que le aceptaran . ahora en cualquierd iario .
v -: a …r.—¡América , América
'
l—sol ía ¡ exclamar Vi la dei
cepcionado ¡ Cuanto dolor y amargura ollevas'
en
tus en tranas l Si los_
que vin imos sugestionado s portu áurea leyenda , hubiésemos sabid
'
o í la real idad detu vida dura e inclemente , ¡como nos h ubiéramosresignado a segui r este r umbo ! Mil veces—preferiblehubiera sido quedarse en Valencia y sufrir el cau
¡ iverio de un delito'
polí tico ! º
LA RUTA DE LOS GONQUISTADORE S ,l3 3
Abs_
orto en estas reñe5riones , caminaba un d ía por- la Avenida de Mayo ,muando ¡ desde un gran café ,c entro :de reun ión…de 11080espanoies , salió una voz
que le 'llamó con in sistencia z u f
'
Ek periodis_
ta volvióse i súbito ¡y recon oció. al m o
mento a Ramírez , el inm igranté» com pañero de via
j e en el Cádiz . Este mostró una alegría*infinita
de encontrarse con don Pedro . :
Interrogado Vila por su amigo , le fué trazandosu vida en el pa ís , sus luchas , contratiempos y adversidades . S u s esperanzas e i lusiones de que en
“ Nuevo Levante» consigu iese un rápido tri unfo económico . Finalmente le comunicó el último pasoque había dado : el de su unión matrimon ial conNati ,…la encantadora pasajera del Cádiz .
Ramírez , _
conocedor del ambiente argentino, se
d ió exacta cuenta de todo lo que sufriera su amigo ;hasta adivino la si tuación precaria del periodista .
—Y don Pedro es digno de mejor suerte—exc la
mó En este pa ís sólo tri unfan rápidamen te loscrápulas , los que no reparan en medios con tal dellegar a Así ve usted por el in terior de lpa í s a miles de inm igrantes que m archanjeñ buscade trabajo , astrosos y muertos de hambre . ¡ La s
escenas que yo he visto !Acabo de llegar de Bah ía Blanca y hay que
_
ver
los desocu pados que deam bulean'
por la p'
rovinciade Buenos A ires . Caminan por la v ía férrea con su
e linjera» al cue llo, recorriendo'
los departamentosbuscando pan y trabaj o: En Tres Arroyos fueronhallados tres inmigrant es muertos ; y al hacerlesla autopsia i se ( comprobó que en í su s es
'
tómagos
t 34 J U L 1'
O ' C O L A
no había m ás que yuyos : ¡ habían muerto de hámbre:» La Policía
'
trata a esas '
hum ildes gentes peºrquersi fueran bestias , y de un departamento los haceir a otro a pie , cuando no ' los
'
mete en los calabozo sde las Comisarías , m oliéñ
“doles
'
a pa los :¿Dónde está ,señor ; la justicia en estas Repúblicas que tantdb lason
'
an de l iberales? '
¡Esto clama albárbara !
Y añadió después , un tanto repuesto de su indig
—Yo he tenido suerte pero no por eso dejo de reconocer que este pueblo no tiene entrañas para losdesheredados que caen en la lucha . Me hice corredor de compra venta de casas
,hacienda y tropa , y
tuve la gran suerte de acertar en dos º peraciones ;
total , 30 .000 pesos que he pod ido sacarme de cº
misiones cuando no lo esperaba . Pero créam e , don
Pedro ; yo , que conozco el país , no me deslumbro
pot'el señuelo del resultado obtenido en estas ope
raciones . Ha sido una pura casualidad , y como deéstas poco se repiten , en c uantito no me vaya bi entomo el olivo y cruz y cuarto al pa ís . <<América ,'para los americanos» . Pero antes que llegue ese d ia
q ú13ero demostrarle mi aprecio por su qu i
s ¡ era que usted se decidiese por algún negocio enque yo pudiese ayudarle .
El period ista declinó el ofrecimiento que le hac íaRam írez co n toda modestia .
—Yo no soy hombre de negocios, ni estoy curtido
_
en la_vida mercantil ; así que agradezco el .ofre
cimiento que usted me hace
Quedó pensativo Ramírez, como si no diera nin
136 J U)
L I O .C O L A
país,de. una .farsa p ol ítica—p ermanente , , de
,apa
riencias chillonas de dem ocracia…de, chim , chim ,
patriotero a todo pasto ; de lu jo y—de …depravacióninsultante .y exagerado; ¡de explotación de energ íasdel hombre honrado ; de recompensa al crápulaPaís de un caudillism p_ pol ítico g auchesco_ en el queel poder gubernativ
_
o servía para explotar al quelevantaba la riqueza nac ional; país deque, cual aves negras caían devorantes sobre la propiedad del que tras miles de sacrifi cios había ;hechouna fortuna ; pa ís de aventureros , de vendavahconstante, de crisi s , de qu iebras y agios .S í,
_
un periódico ¡ que refl ejase la verdad escueta eslo que estaban pidiendo a voces los defraudados , losque ten ían ham bre .y sed de j usticia .
Quando Pedro regresó a su modesta pieza , dondele aguardaba su abnegada Nati
,sin tió como si una
corrien te eléctrica le hubiese dotado de una energíaj amás experimentada . Entusiasmado con el planque bull ía por su m ente , se dirigió , s ereno y »cari
ñoso , a su mujercita , y besándola en la frente , ledij o estas pala bras—Hay que triunfar , hay que trina
far , ¡ cueste lo que cueste !
La apan c16n de La Voz de E sp aña constituyó un
exito defi nitivo . Agotóse _la
_ prim er tirada y hubo
que am plíarla a varios m iles m ás en vi sta de laenorme demanda [ que los <<canilli tas» —vendedo
res— hacían del nuevo periód ico .
En las páginas del semanario refle ¡ abase valien
temente el estado del país ; , llam ábase la atención de los gobernantes argentinos y de nuestro re .
presentante ,español , sobre
,la si tuación precaria y
angustiosa que ven ían .padeciendó ;m iles de ec om pa
triotas abandonados a su infortun io ; denuncia'
banse
las_
agencias marítimas que hacían víctima al i ncauto
_pasajero ; relataba _
los abusos y explotaciones
que cometían los estancieros del interior al sol ic i tarsiempre de la Dirección de. Inmigración m ás braceros que los q ue necesitaban ,
'con el fin .
£ de que el…
exceso,de concurrencia permitiese abaratar los jornales
,y , daba un toqu e d e atención áfesa…prensa
por,tena poco escrupulosa , q ue hacía determinadas
cam pañas ,con y
,is tas; al chantage .
- El número no tiene desperdicio—:exclamó entu
1 3 J U L I O C O L A
s iasm ado Ramírez . Por eso se han agotado sus edid iciones . Y encarándose con el Director , añadió
—Ten ía usted , Don Pedro , la suerte en sus man os y no se hab ía dado ¡Animo y a luchar ;u sted es de los que se imponen , de los que lle
¿gan , no me cabeVila reclamó un poco de calma a Ramírez Toda
v ía era pronto para j uzgar el éxito del periódico . El
primer número siempre despierta curiosidad ; hayqué esperar pues ,a los números sucesivos, que elloslo d irán .
—Desengáñese usted , que si La Voz de E spaña
no hubiese entrado , del primer número no hubieº
vran hecho tres A mí que no me digan ,
pero cuando un periódico lo compra el públ ic o ad oble de su precio es porque ha gustado y si no atiempoComenzaron a solicitarse suscripciones en núme
ro extraordinario ; no había d ía que no se recibieseni n finidad de ellas , acompañadas de entusiastas comentarios de aliento a proseg uir por el camino—de—la verdad y de la justicia , la labOr ' period ística em
p rendida .
—¡NO lo está usted V iendo
, don Pedro !—en trado O no el periódico? ¿Qué me dice¿ Verdaderamente que el extraordinario
“
nú'
mefo—de suscriptores era… un ¡ síntom a inequ ívoco de que'
La ¡Voz había alcanzado éxito en la Colectividadr'Los huéspedes del <<Rincó de laº terretá» , y
'
al
fre nte de ellos Aleixandre , acudieron en comisiónfel icitar al pai san '
0' Vila , como si se tratase dé una
o bra en la que todos 7'
ellos'
hubiesen puesto su es
fuerzo individual .
¿_
i,s40 M M I
'
U L I ¡O( LIC O L A
Argentina,! perm itiérorise ini prim ir .unasdi oja€ clan¡destinas, Len :de una agresividad ve rgonzante i para lose spañoles . . Í .)
E llo dió motivo a que ciertos diarios porteños ,signifi cados -
.en . el :chantage . y en'
e l ex.terioriz aren , ¡ en im alévola campaña , su odio a los
Los diºf i08 .
*d€ la ! colectividad i ta l iana ,atentos s iem pre a zaherirnos ; terciaron en el
"
debatehaciendo
'“
i rón icos comentarios contra losbies g allegos » . El odio sórdido qu es e exterioriz abaen las columnas , de aquellos voceros , fué lo queexaltó extraordinariam ente l el carácter—' de P edroVila
,y éste , en un arranque-de justa i nd ignac ión ,
emprendi ó feroz campaña contra Prensa tan encana llada , que se gozaba en el insulto soez contra losespañoles .Esta fué una de sus mej ores luchas p eriod ística s :
valiente .y decid ido desenmascaró a ¡ una . chusmade alacranes del periodismo .
La Voz—de-'E spaña había llegado a u na tdifusión
de treinta mil ejemplares,y los…com entarios
'
de entusiasm o que , en torno del periódico se hacían , no
.pudieron por menos que halagar a Pedro Vi la .
De . número en número fue'
recrudeciéndose la
pó lém ica , hasta el extremo que entre las colectividades rivales exist ía una efervescencia y animosidadextraórdinarias .
—Más de un incidente callejero hubo.de lamentarse , pues los exaltados de u no
“
y'
“Otrobando l legaron los
“
e jemplare s que .
vend ían los a cam illitas» ,cuando éstos vociferaban
e l'
contenido del ¡ periód ico .
El :ú'
ltim o*de los artículos , <<Rl 5115e'
del moro» ,
aparecido en La Voz de E sp aña“
; fue el que ievantó
LA RUTA ' DE ¡Los CONQUiSTAOORES I4. I
g rantpb lvaredaéentre lOs tanto , que
“
; des—3
de entonces j uraron“
SO! O voce,íhacerl algo que fue
S l 'HI* ! t .
1,
'
i
De las intenciones3 agresiva5 f de ¡ ílosí> &g'Vila ve
'
n ía'
sospechando por l at infi nidaded.e9exal ta
dos anónim os que'
recib ía ; pero :jam ás ipensó ,e n
'
quea que llas gentes se decid iesen , en pai s extraño , a llevar a cabo su s planes destructores… :x. e n
Pero llegó una noche ; y cuando los com ercios»
comenzaban a cerrarse y la Íaglom efacióñ de“ público era 'mayor en ' ¡las principales arterías de la ci udad
,decidió un grupo de secundado
pon criollos= de sú :origen , im
'
provisar u na m anifes
tación que fué engrosando co'
n—los transeuntes . Y al
g rito de : ¡ abai á Voz! , se .dirigió aa la'Redacción '
de este periódico , con ánimo de asa ltarle .
Pedro Vila hallabase en aquellos momentos en laRedacción ,
"ypor más que fué advertido por un
compatri ota de l peligro que corría su presencia enaquel lugar , decid ió quedarse .
La manifestación se hab ía hecho imponente,has
ta el extremo de que las fuerzas de vigilancia publica no pudieron evitar que las multi tudes avanz asen hacia su objeto . Ya frente al edi fi cio de LaVoz de E sp aña, los ind ividuos que iban a la van
guard ia dieron mueras al periódico , a su d irector ya los Enardecidos de entusiasmo y deodio contra la hoja rebelde
,hicieron u na descarga
de golpes de bastones y piedras en las pu ertas,
Aquella avalancha de ' gente seguía cada vez conmás
“
furia y ardoresºbélicos lasacometidas al periód ico . Cayeron destrozados los rótu los
,
“ y com o se
142 J U L I O C O L A
hiciese un dispa ro , aumentó la confusión y la agresividad entre los manifestantes .
¡Porca eran las exclamaciones de aquella multitud…ebria de i ra .
Comenzaron a caer las puertas de la calle hechasas ti llas ; r ompieron con estrépi to los ,
cristales ; cayeron una lluvia de piedras y
“
cascotes en el in teriorde la Admin istración , y cuando los m ás decididosavanzaron. para a saltar el periódico y quemar su smuebles , Vila , que acechaba en la obscuridad , hizodos disparos de revólver , que hicieron retroceder a.los m ás decidos asaltantes .
La confusión , el grite'
río , las palabras de im pro
perio …contra los españoles aumentaron . Desde e l
grúpo*
de'
manifestantes , que cada vez era mayor ,se hicieron otros disparos , contestando a los que sehabían_
.hecho desde el interior de la Redacción .
—¡ Fuego l… ¡Fuego l… ¡Vamos a prenderle fue
gol— gritaron los más exaltados Los demás lessiguieron en su locura destructora .
Hab ían comenzado a arder las puertas de la Redacción ; la multi tud celebraba en tusiasmada su hazaña , y los aplausos de los que presenciaban el
espectáculo era reñejo del espíritu de d estrucción ,odio y rivalidad que sentían aquellas gen tes .
Empero no tardó en llegar un escuadrón de Seguridad . Al advertirlo los manifestantes prodú joseuna confusión extraord inaria , levantándose un griterío formidable apenas aparecieron los guardias atodo galope . De los manifestantes salieron silbidos ,y hasta piedras . atrevieronse a lanzar contra losdel orden público .
u44 J U L I O C O L A
El Gob ierno w
'
argentirid*no
'
acett'
abá'
a co'
njurar'
el
c onfl icto obrerº ; n'
i tomab a m ed idas para queer]Eurºpa
'
n'
d em barcase tanto'emigrante , te'
niiéñdb'
rsin
duda que taldeterm inac ión'
fuese de descrédito parae l país w
'
En7esta Ver de E sp aña in ició Un ple'
“
biséit0 féntre'
lds compatriotas?que se hallaban en la
i ndigencia y que deseaban regresar'a la Patri a:A va
'
rios m iles ascend ió el “
núm ero de petic ionarios , tantos; q ue lorgani
'
z óse una manifestac ión y ésta'
se
dírigió a la Em bajada *de España a pedir auxil io. Y
una comisión expuso a nuestro representante lo m ísero de su vida, el deseo de que se h iciese algo porque no muriesen de hambre .
»
”
V ien do aquel espectáculo com prom etióse el Embajador a cóm u
'
n icar ral'
Gobierno de España los graves caracteres que p resentaba el confl icto econó
micoCon
'stituyó un éxito más para 'e l periód ico al verc ómo el representante de España comunicaba alMinisterio de Estado la crisis económica que sufríala Argentina , y el consej o que se daba a los braceros españoles de que no fuesen , mientras la situac ión no mejorase en el pa ís .Nuestro Embajador había cum plido
“
con su deberal notifi car a su Gobierno la realidad de la vida ar
-gentin'
a , pero su nota produ jo hondo revuelo pol ítico en tre lo s gobernantes del Plata , ya que no
cre ían pertinente que se hablase así de una nación
embrionaria , que necesitaba del bracero extranjero
,para levantar su riqueza.
La Prensa <<chauvin ista» atacó la actitud sincera
d e nuestro Embajador sin otro fundamento'
que
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES 145
e l de hallarse zaherido su ºptim ism o argentino .
Ramírez loco de contento no cesaba de exclamar ;
¡Así se hace patria , amigo ! Y el entusiasmo fué inmenso entre los menesterosos al recibi rse en laEmbajada , órdenes del Gobierno español de quefuesen repat riando gratuitamente al mayor númerode inmigrantes, comenzando por los m as indigentes .
Cuando partieron los primeros repatriados deaquel puerto con rumbo a España , desde la cubierta del buque oíanse estentóreos ¡ viva s a La Vox! yde vez en vez sol ía también escucharse ¡Mueran los
g ringos» !
Habían transcurrido varios años y Vi la , aunquefatigado por el desgaste nervioso de tan vibrantescampañas period ísticas , no reclamaba un alto en lalucha .
Nati m ás de una v ez hubo de dec ir a Pedro-
¿Por
que no descansas? Es mucho sacrificio el tuyo . YO
sufro de ver cómo te agotas .
E l periodista no dejaba de reconocer que le asist ía razón a su esposa , puesto que aquello era agotador y estaba expuesto siempre a contrariedades profesionales , pero , ¡ qué iba a hacer ! ¿Dejar en manosde los redactores las campañas que daban vida a lperiódico?Un d ía Ram írez habló a Vi la de esta manera—Es necesario , mi amigo , de que ya pensemos
en nosotros . Hemos trabajado por diez años ; nosha acompañado la suerte
,y apesar de las crisis agu
das del país hemos reunido algunos miles de pesos ,los sufi cientes para permitirnos un merecido des
canso . Pues ea , a ello , a trazar el a seguir , no era asunto de dejar los huesos en el país .
I48 J U L I O C O L A
¡Verdaderamente era tan triste aquel se
acordó de sus d ías , deambulando por aquella'
Babe l
en bu sca de colocación , luchando después en la COlonia , en medio de un ambiente de m onotonia , en
que los paisanos sufrirán el mal de = la tristeza . …Yahora , él triunfante , c on una—media: situación r esuelta , se sentía igualmente triste en cuanto dejabade hacer cuarti llas para el periód ico .
—Mira , Pedro , al l í en Valencia , en la playade laMalvarrosa, , m irando…al mar Mediterráneo , alqui la
'
remos una casita y descansarem o&…All í fpuedes :escribir» tranquilo , sosegado ; baj
'o aquel cielor…áz u l
i ncomparable , y respirando l as marinas . quefortalecen el alma:»
El,periodista
'
accedió al fin a .la propuesta que sele hacía . Había que transigir :con :los deseos de su
m ujer , , ya que bastantes años llevaba sacrifica'
n'
dose
en c l a pais .Y pensó en España ; en aquellat ierra
º
tan diferen
te de la:Argentina'
. Aho ra ya …p0día .regresar s íií ¡pe ligro alguno ; hab íase .concedido -amn istía ia .2los delitos pol ít i cos y ,
adem ás“ retornaba victorioso , s iñ que
pudieran,tacharle
'de fracasado : Raz óm tenía'
Natinecesitabas reponer las energías perdidas,idescañsando una temporada en Va lencia, i en la trané¡ irilidad de la vida provinciana.
Lo que él había visto y sufrido en América , loreñejaría en un libro , seguiría su apostolado pe riod ístico abriendo los ojos a los que desconociendola real idad de América , se entregan desesperadós ala emigración , creyendo sin d uda hallar en …aqtiel los países el para íso apetecido . Y si no fuera aba s
tante su obra , y la labor period ística que se prom e
LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES
tia llevan a cabo en los &periódicos de 'Espana , dariaconferencias en los centros agrícolas de donde parte la emigración .
'l
“ Ramírez trazó su plan para España Con iaquella
plata que tantas fatigas le había costado ; m ontariaun res taurant , y cuando se acercase a su casa unhombre que no hubiese comido , se le servi ría elcubierto gratis. El sab ía lo que era el
“ hambre:' lapeor consejera , la »m ás triste de las en fermedades ,la que nos hace delirar , aun no teniendo fiebre . Laúnica virtud que le conced ía a la emigració n eraque ¿¡ los m ás zrebeldes contra
“
la *Pa'—tria los
'
¡hac ia
patriotas . Por ese lado era un bien la"
em igración ,pues aireaba los espíritus de otra Vida
'
y los concentraba al ñn »cori un cariño intenso por la tierra queles vió nacer .—Si yo fuera gobernante—le dec ía a Vila —
'
d'
eéfetaria
'
la em igración forzosa para las gen'
tes desnhcionalizadas , turbulentas y perturbadoras
*
del= orderi'º
ydel -p
'
rogreso nac ional . ¿No lo cree usted»
asi?'º
n —C iertamente que'ºel duro ¡pan de la emigración
excita los sentimientos nacionales del hombre m as
indiferente a la tierra que le vió nacer .Había llegado el d ía del an iversario de La Voz de
Esp aña , y com oj_en anos anteriores la Redacciónfestejaría con una comida intima la fecha d e laaparición del periódico .
Méndez Robella , el Redactor en'
Jefe , acompañado del reporter Miracle , andaban aquel dia preocu »
padosºcon el banquete conmemorativo .
”
La sala de Redacción se hab ía transformado encomedor , adornadoc on flores y Admin istrador Gal índez , segu ía las instrucciones deMén
'
t
¡159 .
C Ó L A
dez , >clasiñcando por ¡ orden las i nvi taciones a 165ín timos de la*casa Aquello rera muy 1m portante e nel país .Comenzaron a, recibirse félicitacionest de
”
compatriotas entusiastas del periódico .
Ramírez ordenó que se colocase en .el centro delcom ed
,or e l retrato del—Rey de España , com o pri
mer Jefe del Estado .Español .
En aquella memorable fecha , , com o ten la…de losd ías patrio s , ,
ondeaban en la fachada'
de La 1_Vog
dos banderas : la azul y blanca -de'la Argentina ua * lade
_,
recha , ly la roja .y gualda, de Esp'
aña ,”
al otrOxlado .
—Habrá que colocar m ás me$ as—difó G alínde z
aMendez —pues ,fa lta s i tio para seis cóm e
'
nsalesa w
—C iertam ente , este año .p asan ¡ de sesenta ; puesson muchos los amigos de la casa que. qu ieren
'
*
par
ticipar de ;la intimidad del acto . n ; i'
¿
- Ni que fuera esto un banquete de despedida:
Se acercaba la hora y los mozos se apresu raban*
a
arreglo de las mesas . Los invitados< iban .acu d iendoy en am igable tertul ia se encontraban en el ídespa
cho del Director .
Ramírez segu ía dando órdenes , distribuyendo los
si tios . Al o tro lado de Don Pedro , el Redactor Jefe ,luego el Admin istrador , después los demás redactores
,a conti nuaci ón los i nvi tados por . este orden
Beltrán , Bort , Sarachagá , Bagués , Hernández , etcétera
,etc . Y como el que ha terminado una difíci l
gestión,añad ía al fin : —
¿Hanredes?Con la—presencia de Nati terminó la tertul ia, y
fuérp nse sentando a la ,m esa los comensales :
r5z J U,L I O C O L A
<<YO acepto ,a unque con dolor , el deseo del am i
go.Rarnírez , que esº
tam bién el de m i e sposa , y doacepto por gratitud , pues no puedo olvidar que a
Ram írez _l_e debo la fundación de
“
este periódico ,
que , sin su…entusiasmo, sin su ayuda económica;esta hoja—quizá no .hubiese .El me
“
alentó—yla empresa .y ahora él me pide un desean 1
so,en la lucha . »
.gH,
abló después de su viaje a Espana del personalde l periódico , cómo, quedaría, del ascenso la subdi
rector,—deLa ,…Vor a Méndez ; de su próx1m a» laboren España , de sus ideas , de sus proyectos ¡a realizaren la Pen insu la .
Al levantarse los comensale s la conversación re
cayó ,sobre el f viaje a la p atria del Director . En m e
dio de la satisfacción q ue les había producidoáquel ,
acto,…un matiz ,
de_
tristez a se d ibujaba en ; to
dos los,semblantes . ¿Qué pasaba entre los p resentes? Reconocíase el merecido…descanso a que ten ía
derecho el pe riodista triunfante , pero all í, en aquella tierra hacía falta un hom bre , y ese hom bre, dem omento, no podia ser otro , quePedro Vila . ,
"i l .
m i a s i…!