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ÍndicePortadaSinopsisMapaPrólogoPRIMERAPARTE:Eldragón.Del12al20dejunio

Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6MapaCapítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12

SEGUNDAPARTE:Timbresinquietantes.21dejunioCapítulo13Capítulo14Capítulo15

TERCERAPARTE:Gemelodesaparecido.Del21al30dejunioCapítulo16MapaCapítulo17Capítulo18Capítulo19

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Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24

EpílogoAgradecimientosNotasCréditosSerieMillennium

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Sinopsis

Lisbeth Salander está cumpliendo condena en la cárcel de Flodberga, en la queintentaatodacostaevitarcualquiertipodeconflictoconelrestodelaspresas.Peroen el momento en el que Lisbeth se convierte en la protectora de la joven deBangladésqueocupalaceldavecina,lapeligrosalíderdelasinternaslacolocaensupuntodemira.

Holger Palmgren visita a Lisbeth y le explica que ha recibido una serie dedocumentos que contienen información relativa a los abusos que sufrió ella en suinfancia.SalanderacudeaMikaelBlomkvistyambosemprendenunainvestigaciónque puede sacar a la luz uno de los experimentos más atroces auspiciado por elgobierno sueco en los años ochenta.Los indicios los llevanhastaLeoManheimer,socio en la financieraAlfredÖgren, conquienLisbeth compartemuchomásde loquecreen.

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Prólogo

HolgerPalmgrenseencontrabaenlasaladevisitas,sentadoensusilladeruedas,ydijo:

—Siemprehequeridopreguntarteporquéestanimportanteparatieltatuajedeldragón.

—Tienequeverconmimadre.—¿ConAgneta?—Yoerapequeña,debíadetenerunosseisaños.Meescapédecasa.—Ah,sí,creoqueyameacuerdo.Habíaunamujerquesolíavisitaros,¿verdad?

Yqueteníaunaespeciedemarca.—Sí,eracomosisucuellohubieseardido.—¿Comosielfuegodeundragónselohubiesequemado?

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PRIMERAPARTE

Eldragón

Del12al20dejunio

En1489,StenStureelViejomandóhacerunaestatuaparacelebrarsuvictoriasobreelreydanésenlabatalladeBrunkeberg.

En la estatua—que se encuentra en Storkyrkan, la catedral de Estocolmo—, sanJorgeestámontadoenuncaballoy sostieneunaespadaenalto.Asuspieshayundragónagonizante.Y,juntoaéste,unamujervestidaconuntrajeborgoñés.

Lamujer representa a una doncella a la que el caballero acaba de salvar, y, segúnparece,tienelacaradeIngeborgÅkersdotter,laesposadeStenStureelViejo.

Aladoncellaselaveextrañamenteimpasible.

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Capítulo1

12dejunio

Lisbeth Salander volvía de las duchas tras haber estado en el gimnasio cuando ladetuvoAlvarOlsen,eljefedelosguardias,yempezóadarlelatabarra.Eraposiblequeelchicoseencontraraalgoexcitado.Gesticulabaconvehemenciaagitandounospapeles en el aire. PeroLisbeth no oía ni una palabra de lo que le decía.Eran las19.30.

EnlacárceldeFlodberga,las19.30eralapeorhora.Eralahoraenlaquepasabaeltrendemercancíasconunensordecedortraqueteoquehacíaretemblarlasparedes,lahoraenlaquelospasillossellenabandelruidosotintineodelasllavesydeunolorasudoryaperfume.Aningunaotrahoradeldíalaprisiónseconvertíaenunlugartanpeligrosocomoalas19.30.Eraentonces,alamparodelchirridodelasvíasdeltrenyenmediodelcaosgeneralqueseoriginabajustoantesdequesecerraranlaspuertas de las celdas, cuando se producían los peores ataques. En esos instantes,Lisbeth Salander se mantenía siempre alerta, paseando la mirada por todos losrinconesdelaunidaddeseguridad;poresonofueningunacasualidadque,justoenesemomento,vieraloqueleestabanhaciendoaFariaKazi.

FariaKazieraunachicajovenyguapadeBangladés.Estabasentadaensucelda,quequedabaalaizquierdadeladeSalander,yaunquedesdedondeéstasehallabasólosepodíadistinguirlacaradeFaria,nocabíadudadequelaestabanabofeteando.Lisbethviocómosucabezadabacontinuassacudidasy,apesardequelosgolpesnoparecían ser exageradamente fuertes, había algo en ellos que hacía pensar en unritual.Fueraloquefuese,aquellodebíadehaberseproducidodurantemuchotiempo;seadvertíaenlapropianaturalezadelagravioytambiénenlareaccióndelachica.Resultaba obvio, incluso a distancia, que se trataba de una coacción que habíaarraigadoprofundamenteenlavíctimayhabíaanuladotodaresistenciaporsuparte.

Ningunamanointentódetenerlasbofetadas,comotampoconingunasorpresaseaprecióensumirada; tansólounsilenciosoyperpetuomiedo.FariaKaziconvivíacon el terror. Lisbeth lo comprendió con sólo estudiar su cara. Eso concordaba,además,conloquehabíavistodurantelassemanasquellevabaenlacárcel.

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—¡Mira!—dijo,señalandolaceldadeFaria.Pero cuandoAlvarOlsen se dio la vuelta todo había terminado ya. Lisbeth se

alejódeallí,semetióensuceldaycerrólapuerta.Desdefueralellegaronunasvocesy unas risas apagadas, y luego el ruido del tren de mercancías, que no dejaba deatronary traquetear.Allídentro teníaunlavaboyunaestrechacama,asícomounaestantería y una mesa llena de una serie de cálculos de mecánica cuántica.¿Continuaría con ellos? ¿Con sus intentos por dar con una gravedad cuántica debucles?Semirólamano.Estabasosteniendoalgo.

SetratabadelosmismospapelesqueAlvaracababadeagitarenelairehacíatansólounmomento.Yentonces,apesardetodo,leentróciertacuriosidad.Peroresultóserunatontería:untestdeinteligenciacondosmanchasdecaféenlapartesuperiordelaprimerahoja.Resopló.

Odiabaquelapesaranoquelamidieran—delaformaquefuera—,asíquesoltólospapeles,quealcaersobreelsuelodehormigónformaronunaespeciedeabanico.DejódepensarenellosporuninstanteyvolvióaconcentrarseenFariaKazi.Lisbethno había llegado a ver quién la estaba golpeando. Pero lo sabía perfectamente.Porque,aunqueenunprincipioaLisbethlatraíasincuidadoelambientequehubieraallídentro,lociertoeraque,pocoapoco,ymuyasupesar,habíaidodescodificandolasseñales—tantolasvisiblescomolasocultas—ycomprendiendoquiénmandabaenrealidad.

Alaunidadtambiénselallamaba«lasecciónB»o«elmódulodeseguridad».Sela consideraba la más segura de todo el centro, y para el que acudía de visita orealizaba una rápida inspección, ésa era, sin duda, la imagen que daba. En ningúnotrositiodelacárcelhabíatantosguardias,controlesyprogramasderehabilitación.Peroaquienlaexaminaraconmásdetenimientolesurgiríalasospechadequeensuinterior algo estaba podrido. Los guardias aparentaban ser duros y autoritarios, einclusocompasivos,aunqueenrealidaderanunoscobardesquehabíanperdidotodaautoridad y permitido que el poder pasara amanos enemigas, a lamafiosaBenitoAnderssonyasussecuaces.

Eraciertoque,duranteeldía,Benitoactuabacondiscreciónysecomportabamásbien como una reclusa ejemplar, pero después de la temprana cena, cuando lasinternas podían hacer ejercicio o ver a sus familiares, ella tomaba elmando, y enningúnotromomentosupodereratangrandecomojustoantesdequelaspuertasdelas celdas se cerraran. Las presas se movían libremente por ellas y se susurrabanamenazasypromesas.YlabandadeBenitosequedabaenunlado,ysusvíctimas,enelotro.

Por supuesto, era toda una vergüenza que Lisbeth Salander se encontrara allí, en

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prisión.Pero esque las circunstanciasno le habían sidomuypropicias.Aunque, adecir verdad, tampoco era que hubiese puestomucho empeño en luchar contra loselementos.Aella todoaquelloseleantojabamásbienunestúpidoparéntesisensuvidaypensabaqueigualpodíaestarenlacárcelcomoencualquierotrolugar.¿Quémásdaba?

La habían sentenciado a dos meses de reclusión por apropiación indebida eimprudenciatemerariaenloshechosquesiguieronalasesinatodelcatedráticoFransBalder,cuandoella,porpropiainiciativa,escondióaunniñoautistadeochoañosyse negó a colaborar con la policía, ya que consideraba, con razón, que alguien delequipo de investigación estaba filtrando información. Nadie ponía en duda que suvaliosacontribuciónhubierasalvadolavidadelchico.Aunasí,elfiscaljefe,RichardEkström,llevóelprocesojudicialcongranentregaypasión,yalfinaleljuezsedejóconvencerporsusargumentos,apesardelasdiscrepanciasdeunodelosmiembrosdel tribunal. También la abogada de Lisbeth,AnnikaGiannini, realizó un brillantetrabajo, pero como Salander no colaboró demasiado, las posibilidades de ganar elcasofueronmuypequeñas.

Lisbeth permaneció callada y demal humor durante todo el juicio y se negó arecurrirlasentencia.Tansólodeseabaqueaquelespectáculoterminaracuantoantes,porloque,comoeradeesperar,acabóenelcentropenitenciarioderégimenabiertode Björngärda Gård, donde disfrutaba de muchas libertades. Sin embargo, notardaron en aparecer indicios de que su vida corría peligro, algo no del todoinesperadoteniendoencuenta lagentecon laqueLisbethsehabíametido.PoresemotivofuetrasladadaalaunidaddeseguridaddeFlodberga.

Noeratanrarocomoenunprincipiopodríaparecer.LociertoeraqueaLisbethlaobligaronaconvivirconlaspeorescriminalesdelpaís,peroellanopusoningunaobjeción.Estabarodeadadeguardiasentodomomento,yenaquellasecciónhacíayavariosañosquenoseabríanexpedientesporagresiónoactosviolentos.Elpersonalpodía presentar, incluso, unas estadísticas bastante impresionantes de reclusas quehabían sido rehabilitadas, si bien era verdad que dichas estadísticas databan en sutotalidaddelperíodoanterioralallegadadeBenitoAndersson.

Yadesde el principio,Lisbeth se encontró conmásdeunaprovocación, cosanadasorprendente. Ella era una reclusa que no pasaba desapercibida, famosa por haberaparecidoenlosmediosdecomunicación,asícomoporlosrumoresquecirculabansobreellaylosintercambiosdeinformaciónqueseproducíanenlospropioscanalesdelmundodelhampa.Tansólounpardedíasantes,Benitoenpersonalehabíadadounanotaquedecía:«¿Amigaoenemiga?».Lisbeth la tiróunminutodespués,y sitardó tanto enhacerlo fue,másquenada, porquedejó transcurrir unos cincuentay

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ochosegundosantesdeleerla.Ellapasabade luchasporelpoderydealianzasdeamistad.Seconcentrabaen

veryaprender,yhacíaescasos instantesquehabíavistomásquesuficiente.Ahoradirigíaunaausenteyfijamiradaalaestanteríaqueteníalostratadossobrelateoríacuánticadecamposquehabíapedidoantesdeingresarenprisión.Enelarmariodelaizquierda había dos juegos de ropa del centro penitenciario con las letras KV—Kriminalvården—,[1]asícomoalgoderopainteriorydosparesdezapatillas.Enlasparedesnohabíanada,nisiquieraunafotografíanielmásmínimorecuerdodequehabía vida al otro lado de aquellos muros. La decoración de aquel cuchitril leinteresabatanpococomoladesucasadeFiskargatan.

En el pasillo empezaban a cerrarse las puertas de las celdas, algo quenormalmente suponía una liberación para ella. Cuando ya no había ruidos y seinstalabalapazenlasección,Lisbethsolíasumergirseenlasmatemáticas—ensusesfuerzosporunirlamecánicacuánticaylateoríadelarelatividad—yolvidarsedelmundo exterior. Pero esa noche resultaba distinta. Estaba irritada, y no sólo por laagresióncometidacontraFariaKaziniporlacorrupcióngeneralizadadeaquellugar.

Lacausaeramásbienlavisita—seisdíasantes—deHolgerPalmgren,sututordurante aquella época en la que la sociedad consideró que ella no era capaz dehacersecargodesupropiavida.Lavisitahabíasidoundramayadeporsí;HolgernuncasalíadecasaydependíaporcompletodelosasistentesquelocuidabanensupisodeLiljeholmen.Peroélhabíainsistidoenacudirhastaallí,porloque—conlaayudadelserviciodetransportesparadiscapacitados—lollevaronhastalacárcel,endondeentrójadeando,ensilladeruedasyconmascarilladeoxígeno.Aunasí,fueunencuentrobonito;hablarondelosviejostiempos,yHolgersepusosentimentalyseemocionó.TansólounacosamolestóaLisbeth:HolgerlecontóquehabíarecibidolavisitadeunamujerllamadaMaj-BrittTorell,quehabíasidosecretariadelaclínicadepsiquiatríainfantildondeLisbethestuvoingresadadeniña.LamujerlahabíavistoenlosperiódicosyquisoentregarleaHolgerunosdocumentosquepensabaqueseríande su interés. Según él, eran unos hechos más que sabidos sobre cómo habíaninmovilizadoaLisbethysobre lomalquelahabíantratado.«Nadaquetengasquever»,sentenció.Noobstante,losdocumentosdebíandeconteneralgonuevo,porquecuandoHolgerlepreguntóporeltatuajedeldragónyLisbethlehablódelaseñoraqueteníaunamanchadenacimientorojacomoelfuego,éldijo:

—¿Noeraelladelregistro?—¿Dedónde?—Del Registro para el Estudio de la Genética y el Entorno. El que está en

Uppsala.Meparecehaberloleídoenalgunaparte.—Pueshabrásidoenlosnuevosdocumentos—sentencióLisbeth.—¿Túcrees?—preguntóHolger—.Nosé,talvezmeestéliando.

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Probablemente se estuviera liando.Holger era yamuymayor.A pesar de ello,Lisbethnopudodejardedarlevueltasaesedato.Rondabaporsucabezamientraslepegabapuñetazosalsacodeboxeodelgimnasioporlastardesycuandotrabajabaenel tallerdecerámicapor lasmañanas.Yahoraseguíaroyendosuinterioral tiempoquepermanecíadepieenmediodesucelda,conlamiradapuestaenelsuelo.

Eltestdeinteligenciadesparramadosobreelhormigónparecíahabercambiado;yanoleresultabaindiferente,sinounaprolongacióndeloqueHolgeryellahabíanestadocomentando,aunquealprincipionocomprendióporqué.Sinembargo,luegose levinoa lamenteque la señora con lamanchadenacimiento también lehabíadadodiferentestest,hechoquesiempreacababacongritosypeleas.HastaqueundíaLisbeth,yaharta,consóloseisañosdeedad,huyódecasaenplenanoche.

Aunasí,noeranlostest,nitampocoaquellahuida,loesencialdesupensamiento.Sinolasospechaqueyahabíaempezadoacrecerensuinterior;lasospechadequehabía algo fundamental en su infancia que no había comprendido, y llegó a laconclusióndequedebíaindagarmás.

Eraciertoqueprontolapondríanenlibertadyqueentoncespodríahacerloqueledieralagana.PerotambiénsabíaqueteníabienpilladoaAlvarOlsen,eljefedelosguardias.Noera laprimeravezqueel tipo fingíanover las agresionesqueallí secometían.Launidadquedirigía,consideradatodavíaunorgulloparatodoelsistemapenitenciario,sehallabaendecadenciamoral.PoresoLisbethsepreguntósiOlsenno la ayudaría a conseguir lo que nadie podía tener allí dentro: una conexión aInternet.

Escuchó con atención los ruidos del pasillo. Oyó murmullos en los que semezclaban palabras amables y tacos, puertas que se cerraban de un portazo, eltintineodelasllavesyunospasosalejándose.Luegosehizoelsilencio.Sóloseoíaelzumbidodelsistemadeventilación,aunqueenrealidadnofuncionaba.Elambienteeradelomássofocanteeinsoportable.LisbethSalanderbajólamiradayladepositóenlospapelesdeltestmientraspensabaenFariaKazi,enBenito,enAlvarOlsenyenlaseñoraconaquellamanchadenacimientorojacomoelfuegoenelcuello.

Seagachó,recogiólospapelesysesentóalamesaparacontestaratodaprisalaspreguntas. Cuando terminó, pulsó el botón del intercomunicador plateado que sehallaba juntoa lapuertadeacero.AlvarOlsencontestóalgonerviosoydubitativo.Lisbethledijoqueteníaquehablarconél.Inmediatamente.

—Esimportante—remarcó.

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Capítulo2

12dejunio

AlvarOlsenquería irseacasa.Queríamarcharsedeallí.Peroantesdebíahacer suturnodevigilancia,ponerseconelpapeleoy,comoeranatural,llamarasuhijaVilda,denueveaños,paradarlelasbuenasnoches.Comoibasiendohabitual,eraKerstin,latíadeAlvar,laquecuidabadelaniña.Éllehabíaadvertidodelaimportanciadecerrarsiemprelapuertadecasacondoblecerraduradeseguridad.

Alvar llevaba doce años siendo jefe de la unidad de seguridad deFlodberga, ydurante la mayor parte de ellos había estado orgulloso de su trabajo y se habíaconsideradoelhombreperfectoparaesecometido.Ensujuventud,habíasalvadolavida de su madre, gravemente alcoholizada, al conseguir que dejara la bebida.Siemprehabíacontadoconunanaturalyapasionadapredisposiciónparaponersedeparte de los desfavorecidos, de modo que no resultaba sorprendente que hubieradecidido entrar en la administración penitenciaria, ni tampoco que se hicieraenseguidaconunasólidaybuenareputación.Peroenlaactualidadapenaslequedabanadadeaquelidealismo.

Elprimergolpelellegócuandosuesposalosabandonó—aélyasuhija—parairse a vivir a Åre con su antiguo jefe. Sin embargo, fue Benito la que, de formadefinitiva,dioaltrastecontodassusilusiones.Alvarsolíadecirquesiemprehayalgobuenoentodoslosdelincuentes.PeroenBenitonohabíanadabueno,yesoqueeranmuchoslosquehabíanintentadoencontrárselo:novios,novias,abogados,terapeutasy psiquiatras forenses, e incluso un par de sacerdotes. Benito se llamabaoriginalmente Beatrice. Había cambiado de nombre en honor al conocido fascistaitaliano,yenesosmomentoslucíaeltatuajedeunaesvásticaenelcuello,llevabaelpelorapadoymostrabaunamalsanapalidezenelrostro.Peseaello,suaspectonoerademasiadoterrible.

Aunque tenía cuerpo de luchadora, irradiaba cierta elegancia, y no pocos sedejabanengatusarporloimponentedesufísico.Noobstante,loqueproducíaenlagranmayoríaeraunmiedodemuerte.Benitohabíaasesinado—esoeraalmenosloquesedecía—atrespersonasconunpardedagasa lasqueella llamaba«Kris»o

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«Keris»,ydelasquesehablabatantoquesehabíanconvertidoenparteintrínsecadelambienteamenazadorysofocantedelcentro.Unayotravez,serepetíaquelopeorquepodíapasarenelmóduloeraqueBenitodijeraqueteestabaapuntandoconsudaga, porque entonces estabas sentenciado a muerte, cuando no prácticamentemuerto.Yaunquelamayorpartedeesoscomentariosnoeranmásquechorradasypura palabrería—sobre todo teniendo en cuenta que esas dagas se hallaban a unatranquilizadoradistanciade lacárcel—, lociertoeraquedejabansu improntaenelambiente. El mito de las dagas, unido a la amedrentadora apariencia de Benito,sembrabaelpánicoenlospasillos.Todoaquelloconstituíaunaauténticavergüenza,ungranescándalo.YAlvarhabíaacabadoaceptándolo.

Nodeberíahabertemidoenfrentarseaella;Alvarmedíaunmetronoventaydos,pesabaochentayochokilosyeradecomplexiónfuerteymusculosa.Yadejovensepeleabaconborrachosycerdosquequeríanhacerledañoasumadre.Peroteníaunpuntodébil:erapadredeunaniña.NohacíaniunañoqueBenitosehabíaacercadoaélenelpatioylehabíasusurradoaloídoladescripcióndeunitinerario,unaprecisayescalofrianterelacióndetodosycadaunodelospasillosylasescalerasporlosqueAlvarpasabacadamañanaparallevarasuhijaalaclasede3.ºA,eneltercerpisodelcolegioFridhemdeÖrebro.

—Estoyapuntandoatuhijaconmidaga—leespetó.Nohizofaltaañadirnadamás.

Alvar perdió el control de la sección, y el caos producido por ello fueextendiéndosehastalosnivelesinferioresdelajerarquía.Alvarnodudabaniunsolosegundo de que algunos de sus colegas —como el cobarde de Fred Strömmer—habían empezado a comportarse de forma netamente corrupta.Ninguna otra épocadel año era peor que ésa, el inicio del verano, cuando la cárcel se llenaba deincompetentesyasustadossustitutosyelasfixianteairedelospasillosnohacíamásqueaumentarlairritaciónylatensión.Alvaryahabíaperdidolacuentadelasvecesquesehabíadespertadopor lamañana jurandoque ibaa reinstaurarelorden.Aunasí, no era capaz de lograrlo, y tampoco ayudaba mucho el hecho de que RikardFager,eldirectordelacárcel,fueraunidiota.AFagersóloleinteresabalafachada,yéstaseguíaestandorelucientecomounespejo,pormuypodridoqueestuviera todopordetrás.

Cadatarde,losojosdeBenitovolvíanaparalizaraAlvar,quien,segúnestablecelapsicologíadelaopresión,sevolvíamásdébilcadavezquesedoblegaba:eracomosi le sacaran la sangre.Pero lopeorde todoeraquenoconseguíaprotegeraFariaKazi.

FariahabíasidocondenadaporhabermatadoasuhermanomayorenSickla,alasafuerasdeEstocolmo,cuando,deunempujón,lotiróporunaventana.Noobstante,sucarácternoeraenabsolutoagresivoniviolento;pasabalamayorpartedeltiempo

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en su celda , leyendo o llorando.El hecho de que se encontrara en esa sección sedebía, más que nada, al riesgo de que se suicidara y a que, además, hubiera sidoamenazada.Fariaestabadestrozada;todoslahabíanabandonado,inclusolasociedad.Desdeluego,niadoptabaunaactitudchulescaenelpasilloniteníaunamiradafríaycortante que infundiera respeto; tan sólo contaba con una frágil belleza que habíaprovocadoquelasacosadorasylassádicasseapelotonaranasualrededor,yAlvarseodiabaasímismopornohacernadaparaimpedirlo.

Loúnicoconstructivoquehabíahechoúltimamenteerainteresarseporlanuevachica,LisbethSalander.Tampocosetratabadeunjuegodeniños:Salandereraunatía dura de pelar, y de ella se hablaba tanto como de Benito. Unas admiraban aSalander,otraslaconsiderabanunagilipollasqueibadesobrada,yluegoestabanlasque laveíancomounaamenazacontra laposiciónqueocupabanen la jerarquíadeallídentro.ElcuerpoenterodeBenito—todosycadaunodesusmúsculos—parecíaprepararse para la lucha de poder; Alvar no dudó ni un instante de que estabarecabandoinformaciónsobreSalanderconlaayudadesuscontactosexternos, talycomohabíahechoconélyconlosdemásmiembrosdelasección.

Sin embargo, hasta el momento no había sucedido nada, ni siquiera cuando aSalander, a pesar de su estatusdemáximaprotección, le permitieron trabajar en eljardínyenel tallerdecerámica.Enestoúltimo,Lisbeth resultabaseruncompletodesastre.SusjarroneseranlosmásfeosqueAlvarhabíavistoensuvida,ytampocose podía decir que fuera una mujer muy sociable. Apenas abría la boca. Daba lasensacióndevivirensupropiomundoylatraíansincuidadoloscomentariosolasmiradas que le lanzaban; ni siquiera los empujones ni los golpes que Benito lepropinabaahurtadillasparecíanalterarla.Lisbethselimitabaasacudírselos,comosifueranpolvoomierdadepájaro;laúnicapersonaporlaquemanifestabainteréseraFariaKazi.

Lisbeth lavigilaba,pues talvezyasehubieradadocuentade lagravedaddelasituación.Yquizáaquellodesembocaraenalgúntipodeenfrentamiento.EsoAlvarnolosabía.Perolepreocupaba.

Apesarde loscontratiempos,AlvarOlsensesentíaorgullosode losprogramasindividualesquehabíaestablecidoparacadareclusa.Anadieseleasignabaunatareaporpuroautomatismo.Cadaunadeellasteníasupropiohorario,dependiendodesusnecesidades y sus circunstancias.Algunas estudiaban a tiempo completo o parcial.Otras participaban en el programade rehabilitación y recibían ayuda psicológica yterapéutica u orientación profesional. A Salander deberían darle la oportunidad definalizar sus estudios, o al menos aconsejarla sobre ese asunto. No había ido alinstituto,nisiquierahabíaterminadolaenseñanzaprimariay,exceptuandounempleoenunaempresadeseguridadduranteunbreveperíodode tiempo,noparecíahabertrabajado en su vida. Por otra parte, no había dejado de tener problemas con las

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autoridades, aunque lo cierto era que nunca había sido condenada a prisión conanterioridad.Seríafácildespacharsucasocomoeldeunasimpleholgazana.Peroesaimagen,claroestá,noseajustabaalarealidad.Nosóloporladescripciónquehacíandeellalostabloides,quelaconsiderabancomounaespeciedeheroínadeacción,sinopor su apariencia general, y también por un acontecimiento que se había quedadograbadoenlamentedeAlvar.

Ese acontecimiento era lo único positivo o sorprendente que había ocurrido enaquel módulo durante el último año. Había tenido lugar unos días antes en elcomedor,despuésdelatempranacenadelascinco.Fueracaíalalluvia.Lasreclusashabíanrecogidosusplatosysusvasos,loshabíanlavadoyhabíanlimpiadolasala.Alvarestabasentadosolo,enunasilla,juntoalfregaderodelacocina.Enrealidad,nopintabanadaallí:élcomíaconlosotrosguardiasenotrapartedelacárcel,yelcomedor lo llevaban lasmismaspresas.Lasdosencargadasde lacocina, JosefinyTine—ambassecuacesdeBenito—,gestionabansupropiopresupuesto.Pedían losalimentos,lospreparaban,lomanteníantodolimpioyseasegurabandequehubierasuficienteparatodas.Serencargadaotorgabaciertoestatus.Lacomidadabapoderenlacárcel,asíhabíasidosiempre,yresultabainevitablequeaalgunas,comoaBenito,se les diera más cantidad que a otras. Por eso Alvar solía echar un vistazo en lacocina.Ademásdeporqueallíseencontrabaelúnicocuchillodelasección.Noeramuyafiladoyestabasujetoporuncabledeacero.Peroaunasípodíacausardaños,yesedíalomirabadereojodevezencuandomientrasintentabaestudiar.

Alvar deseabamarcharse de Flodberga.Quería un empleomejor. Pero para unhombre como él, que nunca había estudiado y que no había trabajadomás que encentrospenitenciarios,nohabíamuchodondeelegir;poresosehabíaapuntadoauncursodecienciasempresarialesadistancia.Ymientraselaromaatortitasdepatatayconfituraaúnflotabaenelaire,seguíaleyendoacercadecómosedecideelpreciodelasopcionessobreaccionesenelmercadofinanciero,aunque,adecirverdad,noseenterabadegrancosay tampocoeracapazdehacer losejerciciosdel libro.EnesemomentoaparecióLisbethSalanderenbuscademáscomida.

Ibacabizbajayparecíaestardemalhumorycomoenotromundo,peroAlvarnoqueríavolveraavergonzarsehaciendootrovanointentoderelacionarseconella,porloquecontinuóconsuscálculos.Noparabadeborraryemborronarlashojas,loquemolestóclaramenteaSalander,quienseleacercóylelanzóunamiradaairadaquelesacóloscolores.Amenudosentíavergüenzacuandoellalomiraba,demodoquesedispuso a regresar a sus tareas. Estaba a punto de levantarse cuando, de repente,Salanderlearrancóellápizy,actoseguido,garabateóunosnúmerosenellibro.

—Las ecuaciones de Black-Scholes siempre serán una mierda sobrevaloradamientras tengamos unmercado tan volátil—le soltó antes de desaparecer y haceroídossordosasullamadaavozengrito.

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Selimitóamarcharsecomosiélhubiesedejadodeexistir.Alvartardóuntiempoen comprender lo ocurrido. Fuemuchomás tarde, aunque esemismo día, cuando,sentado frente al ordenador, se dio cuenta de que ella no sólo había contestadocorrectamente los ejercicios del libro en cuestión de segundos, sino que tambiénhabía criticado, con una manifiesta autoridad, el modelo propuesto por Black yScholes para estimar el valor de derivados financieros por el que se les habíaconcedidoelPremioNobel.Paraél,que,porlogeneral,novivíamásquemomentosdederrotayhumillaciónenlasección,aquelloseconvirtióenalgogrande.Soñóconque ese hecho fuera el inicio de una relación, e incluso con la posibilidad de quesupusieraunpuntodeinflexiónenlavidadeSalanderenelqueellasedieracuenta,porfin,delamagnituddesutalento.

Reflexionó largamente sobre cuál debería ser su próximo paso. ¿Cómo podríamotivarlamás?Hastaqueseleocurrióunaidea:ledaríauntestdeinteligencia.Teníaeldespachollenodeviejostestyformulariosquehabíandejadotodoslospsiquiatrasforenses al pasar por allí en sus intentos de determinar el grado de psicopatía,alexitimiaynarcisismooloquefueraquepensaranquepadecíaBenito.

Élmismohabíarealizadovariosdeesos test,yestimóqueunachicaquepodíaresolver problemas matemáticos con tanta facilidad por fuerza debería salir bienparadaenuntestdeinteligencia.¿Quiénsabía?Talvezesosignificaraalgoparaella.Por eso hacía rato que la esperaba en el pasillo en un momento que él habíaconsiderado oportuno. Le pareció ver, incluso, una nueva expresión en su rostro,desprovisto ya de esa máscara impenetrable, por lo que empezó dedicándole uncumplido.Pensóqueyahabíaconseguidoestablecercontactoconella.

Lisbethcogióeltest.Peroderepenteocurrióalgo.Eltrenempezóaatronaryellase tensómientras un negro reflejo aparecía en sumirada.Alvar tartamudeó al vercómoelladesaparecía.Despuésordenóasuscompañerosqueseencargarandecerrarlaspuertasdelasceldasysedirigióasudespacho,quesehallabaunpocomásalládelpasillo,detrásdeunasólidapuertadecristal,enesapartede lacárcela laquellamaban«lasecciónadministrativa».Alvareraelúnicoguardiade laplantillaquedisponíadedespachopropio,undespachoqueteníaventanasquedabanalpatio,alaalambrada y al muro gris de hormigón. No era mucho mayor que las celdas nitampocomuchomásacogedor.Pero,adiferenciadeéstas,disponíadeunordenadorcon conexión a Internet y de un par de monitores que mostraban imágenes devigilancia de la sección, así como unos objetos decorativos que hacían la estanciaalgomásagradable.

Eran las 19.45. Las puertas de las celdas estaban cerradas. El tren habíadesaparecido rumbo a Estocolmo y había dejado de atronar, y los compañeros seencontraban charlando en la sala de descanso. Alvar se puso a escribir un par delíneaseneldiarioquellevabasobrelavidadeallídentro.Peroesonomejorógran

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cosasuestadodeánimo;lociertoeraqueloqueescribíayanoerafielalaverdad.No quiso continuar y dirigió la mirada hacia el tablón de anuncios, hacia lasfotografíasdeVildaydesumadre,quellevabamuertacuatroaños.

Fuera,eljardíncontrastabaconelrestodeláridorecinto,igualqueunoasiseneldesierto.Elcieloestabadespejado.Alvarconsultódenuevosureloj.Yaerahoradellamar a casa para darle las buenas noches a Vilda y decirle que descansara y un«hasta pronto,mi amor». Cogió el auricular del teléfono, pero no le dio tiempo ahacernadamás,puesel intercomunicadorempezóasonar.Almirar lapantallavioque era la celda número siete la que llamaba, la de Lisbeth Salander, lo que leprovocónosólocuriosidad,sinotambiéninquietud.Todaslasinternassabíanquenodebíanmolestaralosguardiassinoeraabsolutamentenecesario.Lisbethnuncahabíausadoel intercomunicadorconanterioridady,además,noparecíaprecisamenteunamujerquetendieraaquejarseporquesí.¿Habríaocurridoalgo?

—¿Quésucede?—preguntó.—Quieroquevengas.Esimportante.—¿Quéestanimportante?—Mehasdadountestdeinteligencia,¿no?—Esoes,penséqueunachicacomotúloharíabien.—Quizá tengas razón. ¿Quieres venir y comprobar el resultado? Ya lo he

acabado.Alvar volvió amirar el reloj. ¿Cómo coño había sido capaz de terminarlo tan

pronto?Imposible.—Mejormañana—dijo—.Asírepasastranquilamentelasrespuestas.—Peroesoseríahacertrampa—continuóella—.Tendríamuchomástiempo.—Vale,ahoravoy—asintióAlvar.Nosabíamuybienporquéhabíaaceptado,ynotardóenpreguntarsesinohabría

sidounadecisiónprecipitada.Claroque,porotraparte,sinoiba,seguroqueluegosearrepentiría;habíaalbergadograndesesperanzasenqueellaencontrarainteresanteeltestyenqueesofueraeliniciodealgo.

Seagachóysacóunahojaconlasrespuestascorrectasdelcajóninferiorderecho.Luego se arregló un poco antes de salir.Abrió las puertas esclusa de la unidad deseguridadconsutarjetaysucódigopersonalyechóaandar.Avanzóporelpasilloymiró las cámaras negras del techo y las lámparas amarillasmientras se palpaba elcinturón: llevaba su OC —el espray de pimienta—, la porra, el llavero, elradiotransmisorylacajitagrisconelbotóndealarma.

Talvezfueraunidealistairremediable,peronoerauningenuo.Imposibledentrodelsistemapenitenciario.Laspresaspodíanmostrarseimplorantesyhumildesconelúnicopropósitodeengañarlo.Alvarsemanteníaalerta,ycuantomásseacercabaalapuerta de la celda de Salander, más preocupado se hallaba. Debería haberlo

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acompañadootroguardia,talycomodictabaelreglamento.Por muy inteligente que fuera Lisbeth Salander, era imposible que hubiera

escupido las respuestas tan rápidamente.Sindudadebía de tener unmotivoocultoparaatraerlohastaallí.Cadavezestabamásconvencidodeello.Abriólaventanilladesuceldayechóunvistazollenodesuspicacia.Lisbethsehallabadepiealladodelamesay lededicóuna sonrisa, o almenos algoparecido auna sonrisa.EntoncesAlvarvolvióasentiruncautelosooptimismo.

—Deacuerdo,ahoravoyaentrar.Manténladistancia.—Claro.—Bien.Abrió la celda, todavía preparado para cualquier cosa, pero no pasó nada.

Salandernosemoviódelsitio.—¿Cómoestás?—preguntóAlvar.—Bien—respondióella—.Untestinteresante.¿Puedescorregirlotúmismo?—Éstassonlasrespuestas—lecontestó,agitandoelpapelenelaire.Ellanodijonada.Élañadió:—Teniendo en cuenta la rapidez con la que lo has hecho, creo que no debes

decepcionartesielresultadonoesmuybueno.Intentóesbozarunaampliasonrisa.Ellavolvióasonreírle.Sinembargo,Alvarya

noseencontrabatancómodocomounmomentoantes;sesentíaexaminadoynolegustaba ese oscuro brillo de sus ojos. ¿Estaba tramando algo? No le sorprenderíanadaquedetrásdeesanegramiradaseescondieraunplan infernal.Claroque,porotra parte, se trataba de una mujer pequeña y delgada, mientras que él era másgrande, iba armado y había sido entrenado para resolver situaciones críticas.Imposiblequeaquelloentrañaraelmásmínimopeligro.

Cogióel testconciertaprudenciaymostrándoleunarígidasonrisa.Luegoojeólas respuestas al tiempo que mantenía a Salander bajo vigilancia. Lo tenía todocontrolado.Ellaselimitóamirarloinquisitiva,comosiquisierapreguntarle:«¿Lohehechobien?».

Independientementedelresultadoqueobtuviera,loquequedabaclaroeraquenohabía cuidado mucho la presentación. El test estaba lleno de tachones y daba laimpresióndequelohabíarealizadodeprisaycorriendo.PocoapocoysinquitarleojoaLisbeth,Alvarfuecomparandolasrespuestasconlaplantilla.Alprincipionohizosinoconstatarquelamayoríadeellasparecíancorrectas; luegonopudoevitardejarseinvadirporelasombro.Inclusolaspreguntasmásdifíciles—lasdelfinal—lashabíacontestadobien,algoquenohabíahechonadieydeloquenisiquierahabíaoído hablar. El resultado era simplemente extraordinario. Ya estaba a punto dealabarlaconentusiasmocuando,derepente,fueincapazderespirar.

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Capítulo3

12dejunio

LisbethSalanderobservabadetenidamenteaAlvarOlsen,quesemanteníavigilante.Eraaltoymusculosoy,porsifuerapoco,enelcinturónllevabaunaporra,unbotedeespraydepimientaysucajitaconelbotóndealarma.Sindudapreferiríamorirdevergüenza antes que ser reducido. Pero también era consciente de que tenía suspuntosdébiles.

Resultaban ser los mismos que poseen todos los hombres, pero él, además,cargaba con una culpa. También era alguien que se avergonzaba con facilidad, unhecho del que ella podría aprovecharse. Lo golpearía y lo presionaría; le daría sumerecido.Entonceslomiróalosojosysefijóensuestómago:noeraunbuensitio;parecíaduroymusculoso, unamaldita tabletade chocolate.Perohasta ese tipodeestómagos tienen susmomentos vulnerables. Lisbeth esperó y acabó recibiendo surecompensacuandoAlvarrealizóunaprofundaexhalación,comodeasombro.

Justoeneseinstante,alperdersucuerpoconcentraciónytensión,ellalegolpeóen todoelplexosolar.Lediodosveces,congranprecisiónycontundencia,ehizounacosamás:apuntóasuhombro—aesepuntoexactodondeObinze,suentrenadordeboxeo,lehabíaenseñadoagolpear—ylepegóallíconunasalvajeydescomunalfuerza.

Comprendióenelactoquelohabíaconseguido.ElhombrosedislocóyAlvarsedobló.Jadeabasinnisiquierasercapazdeemitirungrito,perosenotabaqueestabaluchandopormantenerseenpie.Lologróduranteunsegundoodos.Luegoserindió.Cayódeladoysedesplomóenelsuelodehormigónconunruidosordo,yentoncesLisbethavanzóhaciaélparaasegurarsedequenocometieraningunatonteríaconlasmanos.

—Niunapalabra—leavisó.

Unaadvertenciainnecesaria:Alvarnopodíaarticularpalabraalguna.Nosóloporquesehubieraquedadosinaire,sinotambiénporqueelhombrolepalpitabadedoloryla

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vistaselenublaba.—Si te portas bien y no tocas el cinturón, no habrá más golpes —prosiguió

Salandermientrasalejabael testde inteligenciadelalcancedesusmanos,yenesemomentoaAlvarleparecióoírunruidolejano.

¿Erauntelevisorqueestabaencendidoenalgunadelasceldascontiguas?¿Otalvezcolegasquehabíanentradoenlasecciónyqueahorahablabanenelpasillo?Nopodía determinarlo. Se encontraba demasiado aturdido. No obstante, pensó en laposibilidad de intentar realizar alguna hazaña o, simplemente, de pedir socorro agritos. Pero no era fácil pensar, pues el dolor había asumido el control de suspensamientos.DeSalandernoveíamásqueunafiguraborrosa,ysesentíaconfusoyasustado.Apesardetodo,eraprobablequesusdedosbuscaranelpulsador,aunquemásbiencomounactoreflejoquecomounoconsciente.Nolediotiempoaactivarnada: depronto recibióotrogolpe en el estómagoque le hizoponerse enposiciónfetalmientrasjadeabaaúnmásqueantes.

—¿Hasvisto?—dijoellaenvozbaja—.Nohasidounabuenaidea.Pero¿sabesqué?Enrealidad,nodeseohacertedaño.¿Nofuisteunavezunpequeñohéroe?¿Elsalvadordetumamá,ounacosaasí?Algoheoído.Peroahoratodoestesitiosehaido a lamierdapor tu culpa, yhoyhasvuelto adejar en la estacada aFariaKazi.Deboadvertirtedequeesonomegustanada.

Alvarnosupoquéresponder.—Esachicayahasufridobastante.Yesotienequeterminar—sentencióella,y

entoncesAlvarasintióconunmovimientodecabezasinsabermuybienporqué.»Genial. Ya nos vamos entendiendo —continuó Salander—. ¿Has leído algo

sobremíenlosperiódicos?Alvarvolvióadecirquesíconlacabezamientrasprocurabamantenerlasmanos

bienalejadasdelcinturón.—Bien.Puesyasabrásquenomedetengoantenada.Nada.Perotalvezpodamos

llegaraunacuerdo.—¿Cuál?—masculló.—Yo te ayudo a poner unpocodeorden aquí ymeocupodequeBenito y su

bandanoseacerquennilomásmínimoaFariaKazi,ytú...túmedejasunordenador.—¡Esonunca!Mehas...—recuperóelaliento—mehasagredido.Tehasmetido

enunbuenlío.—No,erestúelqueestámetidoenunbuenlío—lecontestóella—.Aquídentro

haygenteacosadaymaltratadaytúnomuevesniunsolodedo.¿Tehacesunaideade lo escandaloso que es eso? ¡El orgullo del sistema penitenciario ha acabado enmanosdeunapequeñaMussolini!

—Pero...—intentó.—Nadadeperos.Yoteayudaréaarreglarlo.Claroqueantestienesquellevarme

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adondehayaunordenadorconconexiónaInternet.—¡Nidecoña!—dijoél,intentandohacerseelduro—.Haycámarasportodoel

pasillo.Estásjodida.—En tal caso, estamos bien jodidos los dos. Aunque a mí me da igual —

respondió ella.Y, al oír eso, el nombredeMikaelBlomkvist acudió a lamentedeAlvar.

Durante el corto tiempo que Salander llevaba internada en el centro, MikaelBlomkvistyalahabíavisitadodosotresveces,yloquemenosqueríaAlvareraqueBlomkvistsacarasustrapossucios.¿Quédebíahacer?Nopodíapensarconclaridad,ymenosaúnevaluar laposibilidaddequesalieraa la luzunreportajeenelquesesupiera loquedeverdadsucedíaallíconBenito.Teníademasiadodolorcomoparaser capaz de ordenar las ideas y pensar con detenimiento y lucidez, por lo que selimitóatocarseelhombroyelestómagopara,actoseguido,acabarrespondiendosinsabermuybienloquequeríadecir:

—Notegarantizonada.—Yoatitampoco,demodoqueestamosigual.¡Venga,levántate!—Seguroquenosencontramosaalguienenadministración—señalóél.—Puesteinventasalgo,comoquetenemosquehaceralgúnotrotestjuntos.Con

lobienquehemosempezadotúyyo,seríaunapenanoseguir.¿Nocrees?Alvar se levantóy se tambaleó.Labombilladel techo—comoun fuego fatuo,

unaestrellafugaz—dabavueltassobresucabeza.Estabamareado,ydijo:—Esperaunmomento,tengoque...Lisbeth le ayudó a erguirse y le atusó el pelo, como si quisiera verlo bien

arreglado.Acontinuaciónvolvió ahacerledaño.Él sequedóaterrorizado.Pero enestaocasiónnosetratódeningúngolpeviolento.Todolocontrario.Ellalepusoelhombroensusitioylealivióelintensodolor.

—Venga,vamos—dijoLisbeth.Él consideró la opción de gritar pidiendo ayuda y apretar el pulsador. Pensó

tambiénengolpearlaconlaporrayecharlegaspimientaconelespray.Sinembargo,tan sólo empezó a andar. Avanzó por el pasillo acompañado de Lisbeth Salandercomosinohubieraocurridonada.Abriólaspuertasesclusaconsutarjetaysucódigoesperando no toparse con nadie. No obstante —¿cómo no?—, se cruzaron conHarriet, su importuna colega, tan escurridiza que ni siquiera él tenía claro a québandopertenecía,sialdeBenitooaldelaley.Avecescreíaqueestabaenlosdos,queelegíabandoenfuncióndelprovechoquepudierasacarencadaocasión.

—Hola—saludóAlvar.Harrietllevabaelpelorecogidoenunacoletaymostrabaciertarigidezenlaboca

ylosojos.LaépocaenlaqueAlvarlaencontrabaatractivaquedabayamuylejos.—¿Adóndevais?—preguntóHarriet.

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Alvar se dio cuenta de que, por muy jefe que fuera, no podía con la miradainquisitivadeHarriet,demodoquemurmuró:

—Vamosa...Bueno,queríamosira...Exceptuandolodelostest,noseleocurriónada,peroélsabíaqueesonoibaa

colar.—...allamaralaabogadadeSalander—continuó.Alvarnotóqueellanolecreíayque,además,seguroquesehabíapercatadodesu

palidezydesuacuosamirada.Loúnicoquedeseabaeradejarsecaerenelsueloypedirayudaagritos,peronohizosinoañadirconunainesperadaautoridad:

—EsquelaabogadasevaaYakartamañanaporlamañana.IgnorabadedóndesehabíasacadolodeYakarta.Perosediocuentadequeeralo

bastanteexplícitoyrarocomoparaquefuerapercibidocomoverdadero.—Ah, vale, de acuerdo—dijo Harriet con un tono de voz más propio de su

posición.Luegolosdejócontinuar.CuandoAlvarseaseguródequeseencontrabanfueradesucampodevisión,siguieronendirecciónaldespacho.

Eldespachoerasuelosagrado.Lapuertasiemprepermanecíacerradaconllave,yallídentro las reclusasnopodíanentrar.Nimuchomenosutilizarsu teléfono.Perohaciaallí sedirigían.Conunpocodesuerte,odemalasuerte, loscompañerosdelpuesto central de vigilancia ya habrían descubierto lo ocurrido al otro lado tras elcierre de las celdas, por lo que seguramente no tardaría en bajar alguien parapreguntarquéestabasucediendo.Pasaraloquepasase,aquellonosaldríabien.Debíahaceralgo.Setocóelcinturón,aunquenopulsóelbotóndealarma.Sentíademasiadavergüenzaytalveztambién,ymuyasupesar,unaextrañafascinación.¿CuáleseranlosplanesdeLisbeth?

Abriólapuerta,ladejóentrary,depronto,eldesastrosoaspectodelaestancialesaltóalavista.Quépatético—sobretododespuésdehabersidoapodadoelniñodemamá—tenergrandesfotosdesumadreensutablerodecorcho,unasfotosqueerandemayor tamaño, incluso, que las de su hija Vilda. Hacía ya tiempo que deberíahaberlasquitado,haberrecogidoeldespachoyhaberdimitidoparanotenernadaqueverconlosdelincuenteselrestodesuvida.Peroallíseguía.CerrólapuertamientrasLisbethSalanderlocontemplabaconunamiradaoscuraydecidida.

—Tengounproblema—dijoella.—¿Ycuáles?—Tú.—¿Yquéproblematienesconmigo?—Si te hago salir, activarás la alarma.Y si te quedas aquí, te vas a enterar de

todo,yesotampocomegusta.—¿Vasacometerundelito?—preguntó.—Esprobable—contestóella.

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Yentonces,oalgodebiódehacerél,oellaestabarealmentelocadeatar,porquevolvióagolpearleenelplexosolar—ésaerayalaterceraocuartavez—yélcayódenuevo.Luchóporrecuperarelalientomientrassepreparabapararecibirmásgolpes.Peronopasónada,exceptoqueSalanderseagachóy,rápidacomounrayo,lequitóelcinturónylodejósobrelamesa.Acontinuación,élseincorporóy,pormuchoqueledoliera,sepusochuloylelanzóunamiradaamenazante.

Parecíaqueestabanapuntodeecharseunosobreotroyenzarzarseenunapelea.Peroellalodesarmóunavezmásaldirigirlamiradaalcorcho.

—¿Esadeahíestuvieja?¿Laquesalvaste?Élnocontestó.Aúnsopesabalaideadeabalanzarseencimadeella.—¿Estumadre?—repitió.Élasintióconlacabeza.—¿Estámuerta?—Sí.—Pero¿eraimportanteparati?—Sí.—Entoncesseguroqueloentenderás.Necesitobuscarciertainformación,ytúme

lopermitirás.—¿Yporquétendríaquehacerlo?—Porque la situaciónya se te ha idode lasmanos.Yporque, a cambio, yo te

ayudaréaaniquilaraBenito.—Esunatíacompletamentedespiadada.—Yotambién—dijoLisbeth.Quizáellatuvierarazón.Lascosasyahabíanidodemasiadolejos.Habíadejado

entraraSalanderensudespachoyhabíamentidoyengañadoasucompañera.Yanoteníamuchoqueperder,asíque,cuandoellalepidiólacontraseñadesuordenador,élse ladio.Miró lasmanosdeSalander.Lasmirócadavezmásperplejo: semovíancomounrayoporelteclado.Alprincipionoocurriónadafueradelonormal;ellanoentrómásqueenunpardepáginaswebdelaciudaddeUppsala:ladelauniversidadyladelhospitalAkademiska.

Continuóbuscandounbuen rato,aparentemente sinordenniconcierto,ynosedetuvo hasta que se topó con algo que le resultó un poco antiguo y trasnochadollamado «Departamento de Genética Médica». Entonces escribió un par decomandos.Actoseguido,lapantallaseapagó,sevolviónegra,peroellaniseinmutó.Permanecióinmóvil.Surespiraciónsonabapesadaysusdedosdudabancomolosdeunpianistaqueseestápreparandoparatocarunapiezadeespecialdificultad.

Luego,conunavelocidadasombrosa,tecleóalgoyunaseriedeletrasynúmerosblancos aparecieron en la pantalla.Unos segundos después el ordenador empezó aescribirporsísolounaluddesignos,códigosfuenteycomandos.Élnoentendíamás

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quealgunaqueotrapalabraeninglés:connectingdatabase,search,queryyresponsey luego la inquietante bypassing security. Ella esperó un momento, impaciente,tamborileandoenlamesaconlosdedos.«¡Mierda!»,soltó;enunaventanasepodíaleer:ACCESSDENIED.Volvióaintentarlounavezmásy,depronto,algoocurrió:enlapantalla apareció un movimiento ondulante, seguido de una sensación de sertransportadohaciadentroqueacabóenundestellodecolores.Ahoralasletraseranverdes:ACCESSGRANTED,yenelmismoinstanteempezaronapasarcosasqueAlvarnisiquieraconsiderabaposibles;fuecomosiellahubierasidoabsorbidahastaelinteriorde unos agujeros de gusano para salir luego a unos cibermundos que parecíanperteneceraotrostiempos,aunaépocamuyanterioralaexistenciadeInternet.

Revoloteó por viejos documentos escaneados y listas en las que figuraban unaserie denombres escritos amáquinao a bolígrafo.Por debajode ellos, númerosyanotacionespuestosencolumnas,resultados—pensóél—deevaluacionesytest.Enunpardeocasionestambiénadvirtióelsellode«Confidencial»enlosdocumentos.Vio el nombre de Lisbeth y el de otras personas, así como todo un conjunto deinformes. Era como si ella hubiese transformado el ordenador en una criaturaserpentina que se deslizaba silenciosamente por archivos secretos y recónditascuevas,yasísiguiódurantehoras.Incansable.

Sinembargo,Alvarnoacababadecomprender loqueellaestabahaciendo, tansóloque—fuera loquefuese—noconseguía llegarhastael final;se lonotóensulenguajecorporalyensusmurmullos.Trascuatrohorasymedia,ellaserindióyélpudo,porfin,suspiraraliviado.Necesitabairalbaño.Teníaqueiracasa,relevarasutía y cuidar deVilda, ydormir yolvidarsedelmundo.PeroLisbeth le ordenóquepermanecieraquietoyquecerraraelpico.Aúnlequedabaalgoporhacer.Apagólapantallayescribiónuevoscomandos,yAlvar,aterrado,sediocuentadequepensabaentrarenelsistemainformáticodelaprisión.

—Nolohagas—lepidió.—Notecaedemasiadobieneldirectordelacárcel,¿verdad?—Esoahoranoimporta.—Amí tampoco—prosiguióella,y luegohizoalgoqueélhabríapreferidono

ver.EntróenelcorreoyenlosarchivosdeRikardFagerysepusoaleerlos.Alvarno

se lo impidió; no sólo porque odiara al director y porque todo hubiera ido yademasiado lejos, sino también por la fascinación que sintió al verla utilizar elordenador, que se le antojó una prolongación de su cuerpo. Lo manejaba con unabsolutovirtuosismo,loqueprovocóqueélconfiaraenella.Quizáfuerairracional.No lo sabía.Pero ladejó seguiry realizarnuevosataques.Denuevo lapantalla setornó negra y luego blanca y, acto seguido, Alvar pudo leer otra vez las palabrasACCESSGRANTED.«Pero¿quécoño...?»

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Anteélaparecióelpasillodelaunidaddeseguridad,quenoquedabamuylejosdedonde ellos se encontraban.Seveía tranquiloyoscuro.Lisbeth trabajabaunayotravezconlamismasecuenciadelagrabación,comosilaprolongaraohicieraqueunfragmentoserepitiera.Duranteunbuenrato,Alvarpermaneciósentadodebrazoscruzadosyconlosojoscerrados,esperandoaqueaquelloacabaracuantoantes.

Lohizoala01.52.EntoncesLisbethSalanderselevantóymurmuró«gracias»,yAlvar,sincomentarniunasolapalabradeloqueellahabíahecho,laacompañóhastasucelda—pasandoporlaspuertasesclusa—yledeseóbuenasnoches.Despuéssemarchó a casa, donde apenas fue capaz de pegar ojo. Era ya casi de día cuandoconsiguiódormitarunpoco.SoñóconBenitoysusdagas.

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Capítulo4

17-18dejunio

ElvierneseraeldíadeLisbeth.Cadaviernesporlatarde,MikaelBlomkvistibaavisitaraLisbethSalanderala

cárcel. A él le hacía ilusión, especialmente ahora que, por fin, había aceptado loshechosyhabíadejadodeestarfurioso.Lehabíallevadosutiempo.

Tantolaacusacióncomolacondenalohabíansacadodequicioyhabíaarmadomuchojaleoenlatelevisiónyenlosperiódicos.PerounavezquecomprendióqueaLisbeth no le importaba lomásmínimo su situación, empezó a verlo todo con losojosdeella.ParaLisbethaquellonosignificabamucho.Sisólopodíadedicarseasufísicacuánticayasusentrenamientos,¿quémás ledabaestarallíqueencualquierotra parte?Además, era probable que considerara su estancia en prisión comounanuevaexperiencia,unperíododeaprendizaje.Enesesentidoerarara.Vivíalavidasegún le venía y aceptaba las cosas tal y como se le presentaban; a menudo selimitabaamostrarleuna sonrisacuandoél sepreocupabaporella, comocuando latrasladaronalacárceldeFlodberga.

AMikaelnolegustabanadaFlodberga.Laverdaderaqueanadielegustaba.Eraelúnicocentropenitenciariofemeninodelpaísclasificadoconseguridad1.Elhechode que Lisbeth hubiera ido a parar allí sólo se debía a que Ingemar Eneroth, eldirectorgeneraldelsistemapenitenciariodeSuecia,habíaafirmadoqueeraelsitiomásseguroparaellateniendoencuentalasamenazasquehabíandetectadotantolaSäpo como la DGSE, el servicio de inteligencia francés; unas amenazas querepresentabaqueprocedíandesuhermanaCamillaysuredcriminalrusa.

Talvezfueseverdad.Otalvezuncompletodisparate.PerocomoLisbethnotuvoningúninconveniente,asísehizo;encualquiercaso,yanolequedabamuchotiempodecondena.Eraposibleque, apesarde todo, la situaciónno estuviera tanmal.Elviernesanterior,Lisbethpresentabaunaspectoinusualmentebueno.Resultabaobvioquelacomidadelacárcellesuponíaunaauténticacuradesaludencomparaciónconlabasuraquesolíameterse.

MikaelibaeneltrendecaminoaÖrebrorepasandoensuportátilelnúmerode

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verano deMillennium que debía ir a imprenta el lunes siguiente. Fuera llovía acántaros.Sepronosticabaunodelosveranosmáscalurososdelosúltimostiempos,perohastalafechanohabíahechomásquejarrear.Lalluviacaíaundíasíyelotrotambién, y Mikael estaba ansioso por escaparse a su casita de Sandhamn paradescansar. Había trabajado duro. Después del reportaje en el que descubrió quedestacadosmiembrosde laNSA,el serviciode inteligenciaestadounidense,habíancolaborado con el crimen organizado de Rusia para robar secretos industriales entodo el mundo, la economía de Millennium se reforzó. La revista recuperó elliderazgodeantaño.Peroeléxitotambiénacarreabaproblemas:Mikaelyladirecciónde la redacciónsevieronobligadosadesarrollar lapartedigital,algoque,porotrolado,nosóloeramuybueno,sinomásquenecesarioenelnuevomundomediático.

No obstante, le robaba mucho tiempo. Las actualizaciones de la red y lasreuniones en las que hablaban de la estrategia que había que seguir en las redessocialesalterabansuconcentración.Eraciertoquehabíaempezadoatirardelhilodeunas cuantas buenas historias, pero no había podido investigar ninguna a fondo, ytampocoayudabamuchoquedigamosquelapersonaquelehabíapuestoenbandejaelscoopdelaNSAestuvieraenlacárcel.Mikaelsesentíaculpable.

Mirabaporlaventanilladeltrenesperandoqueledejaranenpaz,loquenoeranmásquevanasilusiones,pueslaseñoramayorqueseencontrabasentadaasuladoyque no paraba de acribillarlo a preguntas quería saber adónde se dirigía. Mikaelcontestabaconevasivas.Sindudaaquellamujersóloteníabuenasintenciones,comolamayoría de las personasqueúltimamente lo importunaban a todashoras, pero aMikael lesupusoungranalivio interrumpir laconversaciónal tenerquebajarseenÖrebro. Echó a andar a toda prisa bajo la lluvia para coger un autobús. Por muyridículamentecercaquesehallaraelcentropenitenciariodelasvíasdeltren,éstenohacíaningunaparadaallí,demodoquesevioobligadoapasarcuarentaminutosenunviejoautobúsdeScaniasinaireacondicionado.Eranlasseismenosveintecuandodistinguióelmurogris.

Medía siete metros de alto, tenía un tono apagado y estaba como curvado yondulado,comosi fueraunagigantescaoladehormigónquesehabíapetrificadoyque cometía un terrible abuso contra la extensa llanura. Sólo a lo lejos, en elhorizonte,seintuíaunbosquedepinos.Nohabíaniunsoloedificiodeviviendasalavista,ylapuertadeaccesoalacárcelestabasituadatancercadelasbarrerasdelavíadeltrenque,entreéstasylaentrada,nocabíamásqueuncoche.

Mikaelseapeódelautobúsyfueautorizadoaentrarenelrecinto.Sedirigióalpuesto central de vigilancia, donde depositó su teléfonomóvil y sus llaves en unataquillagris.Pasóporelcontroldeseguridad,donde,comotantasotrasveces,creyóquequeríanfastidiarloamalaidea.Unchicotatuadoydepelorapadodeunostreintaaños llegóa tocarle, incluso, laentrepierna.Porsi fuerapoco,aparecióun labrador

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negro, un chucho simpático y alegre, cierto, pero Mikael sabía muy bien que setratabadeunperrodetectordedroga.¿Realmentepensabanqueibaaintentarmeterdrogasenlacárcel?

Mostrósumejorcaramientrasavanzabaconotrochicomásaltoyunpocomásagradable por los largos pasillos. Las puertas esclusa fueron abiertas de formaautomática por los guardias que los estaban vigilando a través de las cámaras quecolgaban del techo. Tardó en entrar en la sala de visitas, pues se vio obligado aesperarbastantetiempofuera.Nosabríadecirconexactitudcuándosepercatódequealgoibamal.

TalvezfueracuandoaparecióAlvarOlsen,eljefedelosguardias.Olsen tenía la frente sudorosa y parecía nervioso y, antes de dejar acceder a

Mikael a la sala de visitas que había al final del pasillo, pronunció un par deesforzadas frases de cortesía. Entonces Mikael ya no albergó ninguna duda.Definitivamente,allípasabaalgo.

Lisbethllevabalaropadelcentro,desgastadaporelusoyloslavados,ytandadadesíquesiemprelequedabaridículamenteholgada.Porlogeneral,solíaponersedepie cuandoMikael entraba. Esta vez se quedó sentada; se la veía un poco tensa ycomoenalerta.Teníalacabezaalgoladeadahacialaizquierda,comosimiraraalgopordetrásdeél.Permanecíainusualmenteinmóvilysólocontestabaasuspreguntasconmonosílabosmientrasevitabaquesusmiradasseencontraran.HastaqueMikaelnopudoevitarpreguntarlesilehabíapasadoalgo.

—Esodependedecómoseinterprete—lecontestó.Élsonrióalgoexpectante;almenoserauncomienzo.

—¿Meloquierescontar?Noquería.«Ahoranoyaquítampoco.»Despuéssequedaroncallados.Porentre

las rejas de la ventana se veía caer la lluvia, que repiqueteaba sobre el patio y losmuros.Mikaelteníalamiradavacía,fijaenunraídocolchónquesehallabaapoyadocontralapared.

—¿Debopreocuparme?—inquirió.—Creoquesí—respondióellaconunamaliciosasonrisa.Noeraésa labroma

queaMikaellehabríagustadooír.Aunasí,leresultóliberadora,porloqueéltambiénsonrióparapreguntarle,acto

seguido,sipodíaayudarlaenalgo.Entoncesellasecallóydijo«quizá»,cosaquelesorprendió.LisbethSalandernoacostumbrabaapedirayudasinoeraabsolutamentenecesario.

—Québien.Harécualquiercosa...Bueno,casi—secorrigió.—¿Casi?Ellavolvióamostraresamaliciosasonrisa.—Preferiríanoviolarlaley—lecontestó—.Seríaunapenaqueacabáramoslos

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dosaquídentro.—Metemoquetendríasqueconformarteconunacárceldehombres,Mikael.—A no ser queme concediesen una dispensa para ir a Flodberga teniendo en

cuentamiencanto.¿Dequésetrata?—Ando con unas antiguas listas de nombres y hay algo que nome cuadra—

contóella—.Porejemplo,unchicoquesellamaLeoMannheimer...—LeoMannheimer—repitióMikael.—Esoes,tienetreintayseisaños.LoencontrarássinproblemaenInternet.—Vale,esuncomienzo.¿Yquéesloquequieresqueaverigüe?Lisbeth escudriñó la sala de visitas como si lo que Mikael debía buscar se

ocultaraallídentro.Luegosevolvióhaciaélyledirigióunamiradaausente.—Sitesoysincera,nolosé.—¿Yesperasquemelocrea?—Créeteloquequieras.—¿Cómoquemecrealoquequiera?—Sintióunarepentinairritación.Continuó

—:Deacuerdo,nolosabes.Peromepidesqueloinvestigue.¿Hahechoalgo?¿Oesquesimplementeteparecesospechososinmás?

—Seguroqueconoceslaagenciabursátilenlaquetrabaja.Peronocreoquevayamalunapequeñainvestigaciónsinprejuicios.

—¡Vengaya!—lelargó—.Tienesquedarmealgomás.¿Quésonesas listasdelasquemehablas?

—Listasdenombres.Todosonabatanmisteriosoyabsurdoqueporuninstantepensóqueellaleestaba

vacilando y que en cualquier momento empezarían a hablar de nuevo de todo unpoco,comoelviernesanterior.Pero,parasugranasombro,Lisbethselevantó,llamóalguardiaydijoquedeseabaregresarasuceldadeinmediato.

—Estásdecoña...—espetóélsorprendido.—No—contestóella.YentoncesaMikaelleentraronunastremendasganasde

protestar y proferir todo tipo de improperios y de echarle en cara las horas que lellevabairhastaallíyvolverasucasa,yqueseleocurríanmilcosasmásdivertidasquehacerunviernesporlatarde.

Perosabíamuybienquenoserviríadenada.Poresoselevantó,lediounabrazoyledijo,conciertaautoridadpaternal,quesecuidara,aloqueellarespondió:«Quizálohagaalgunavez».Élesperabaquehubierasidouncomentarioirónico,aunqueellayaparecíaabsortaenotrospensamientos.

La vio alejarse escoltada por el jefe de los guardias y no le gustó nada lasilenciosa determinación de sus pasos. A regañadientes, se dejó acompañar endireccióncontraria,hastalasesclusasdeseguridad,dondeabriólataquillayrecuperósumóvilylasllaves.Sepermitióelcaprichodecogeruntaxihastalaestacióncentral

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deÖrebro.Loúnicoque leyóenel trende regreso fueunanovelapolicíacadeunescritorllamadoPeterMay;enseñaldeprotestadecidiónoponerseainvestigaraúnaesetalLeoMannheimer.

AlvarOlsensealegródeque lavisitadeMikaelBlomkvisthubierasido tanbreve.TemíaqueLisbethleproporcionaraalperiodistaalgunainformaciónsobreBenitoyelmódulodeseguridad,peroresultabaobvioquenolehabíadadotiempoahacerlo,loqueleprodujoungranalivio.Porlodemás,nohabíamuchodeloquealegrarse.Habíapuesto todo suempeñoen intentar conseguirque trasladaranaBenitoaotraunidad.Sinningúnresultado.TampocoayudómuchoquevariosdesuscompañerosdefendieranaBenitoanteladireccióndelacárcelyafirmaranquenoeranecesarioadoptarningúntipodemedidas.

Demodoqueaquellalocurapodíacontinuareternamente.Porsuparte,Salandermanteníaciertapasividad,puesselimitabaaobservaryatomarnotas,aunqueaélledaba la impresión de que ella ya había iniciado la cuenta atrás y que estabaaguardandoelmomentomásoportuno.Lisbethlehabíaconcedidocincodías.CincodíasparaqueenmendaralasituaciónyseaseguraradequeFariaKaziseencontraseprotegida. Pero también lo había amenazado con intervenir si, transcurrido esetiempo,élnohabíaactuado.Ahoraelplazoestabaapuntodeconcluir,yAlvarnohabíasidocapazdehacernadaenabsoluto,másbienalcontrario,pueselambientede la sección se volvía cadavezmás tensoydesagradable.Algo terrible se estabafraguando.

Era como si Benito estuviera preparándose para la batalla. Pactaba nuevasalianzas, recibía más visitas de las acostumbradas —cosa que, por lo general,significaba que recababa más información de la habitual— y, sobre todo, daba laimpresióndehaberintensificadolasagresionesylaviolenciacontraFaria.EraciertoqueLisbethSalandernuncaseencontrabamuy lejos,yesoerabueno,suponíaunaayuda.PeroirritabaaBenito,quesemetíaconLisbethylaamenazaba.Unavezenelgimnasio,Alvaroyóloquelesoltó:

—Kazi es mi putita. ¡Sólo yo, y nadie más, va a conseguir que esa zorrainmigrataseretuerzadeplacer!

LisbethSalanderapretólosdientesyagachólacabeza.Alvarnosabíasisedebíaalplazoquelehabíaconcedidooalhechodequesesintieraimpotente.Seinclinabamásporestoúltimo.PormuyduraquefueraSalander,nocreíaquesalieratriunfanteenunenfrentamientoconBenito.Éstaera totalmentedespiadadaycumplíacadenaperpetua,demodoquenoteníanadaqueperder.Además,detrásdeellasiempreseencontrabansusgorilas,Tine,GretayJosefin,ydesdehacíaalgúntiempoaAlvarledabapánicopensarquepudieraaparecerunbrillodeaceroensusmanos.

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Alvar siempre estaba encima de los guardias que controlaban el acceso a lacárcel, donde se hallaba el detector de metales, y cada dos por tres les mandabaregistrarlaceldadeBenito.Perolepreocupabaqueesonobastara.AtodashorasleparecíaveraBenitoyasussecuacestrapicheandoconalgo;talvezfuerandrogasoarmasblancas.Otalveznofueramásqueunproductodesuimaginación.Aquellolotenía en ascuas, y el hecho de que, ya desde un principio, Salander estuviera enpeligroyhubierasidoamenazadanohacíamásqueincrementarsuzozobra.Cadavezque saltaba una alarma o que lo llamaban por radiotransmisor, temía que leinformarandequealgomalolehabíasucedidoaLisbeth.Poresointentóconvencerlade que se cambiara a una celda de aislamiento, pero ella se negó, y él no fue lobastante fuertecomoparacontradecirla.Laverdaderaqueno resultaba lobastantefuerteparanada.

Le podían la culpa y la preocupación, por lo que en todomomento se daba lavuelta para ver si alguien lo perseguía. Además, con las horas extras, pasabamástiempoallíqueensucasa,loqueentristecíaaVildayempeorabalarelaciónconsutíaysusvecinos.Estabaempapadodesudor;enaquellasecciónhacíauncaloryunbochorno insoportables. El sistema de ventilación era pésimo, y él se sentíamentalmenteextenuadoynoparabadeconsultarel reloja laesperadequeRikardFager,eldirectorde lacárcel, lo telefonearaparacomunicarlequeBenito ibaasertrasladada.Peronorecibióningunallamada,apesardequeAlvar,porprimeravez,lehabíainformadodelasituaciónsinomitirdetalle.ORikardFagereraunidiotaaúnmás grande de lo que él creía o también era un corrupto. Imposible saberlo. Elteléfonopermanecióensilencio.

Unavez cerradas las puertas de las celdas, entró en su despachopara tratar deordenar sus pensamientos. No por mucho tiempo: Salander lo llamó a través delintercomunicadorparadecirlequequeríavolverausarsuordenador.Fueabuscarlay, aunque intentó saber de nuevo lo que tramaba, no consiguió sacarle muchaspalabras. Ella tenía una oscuramirada. Esa noche también llegó a casa demasiadotardey,másquenunca,sintióqueseavecinabaunainevitablecatástrofe.

El sábado por la mañana, en su casa en Bellmansgatan, Mikael leyó, como decostumbre,eldiarioDagensNyheterenpapel,yTheGuardian,TheNewYorker,TheNewYorkTimesyTheWashingtonPost en su iPad.Desayunóuncappuccino y unespressoacompañadosdeyogurconmuesliysándwichesdequesoydepaté,dejandotranscurrireltiempotranquilamente,comosucedíasiemprequeErikayélconseguíanenviarlaspruebasdeMillenniumaimprenta.

Hasta pasadas una o dos horas no se sentó frente al ordenador para ponerse ainvestigaraLeoMannheimer.Sunombreaparecíaaveces,aunquenocondemasiada

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frecuencia, en las páginas de economía de los periódicos. Se había doctorado eneconomíaporlaEscueladeEconomíadeEstocolmo,yenlaactualidaderasocioyjefedeanálisisdelaagenciadebolsaAlfredÖgren,unaempresaqueMikael—comoLisbethhabíasupuesto—conocíamuybien.

Setratabadeunaagenciamuyreputadaentrelosricos,aunquelaformadeserdesu director, Ivar Ögren, un bocazas y un fanfarrón, no encajaba del todo con lapretensión que tenía la entidad de presentarse como discreta y comedida. LeoMannheimereraunhombredelgadoyesbelto,congrandesojosazules,pelorizadoylabiosgruesos,algofemeninos.Yerarico,porsupuesto,aunquenoexageradamente.Según su última declaración de la renta, su fortuna rondaba los ochenta y tresmillonesdecoronas,cosaquenoestabanadamal,desdeluego,aunqueresultabaserunaciframuydiscretaencomparaciónconlasdelospecesgordosdeverdad.Lomásdestacable —al menos a primera vista— era que, cuatro años antes, lo habíanpresentadoenunreportajedelDagensNyhetercomoalguiendotadodeunelevadocociente intelectual.Había realizadoel test en su infanciay, en sumomento,habíadespertado —decía el reportaje— bastante interés. Sin embargo, el propioMannheimer,nosinciertasorna,lequitabaimportancia.

«El cociente intelectual no significa nada—explicaba en la entrevista—.El deGöring también era alto. Y, aun así, uno puede ser un completo idiota.» Luegohablabadelvalordelaempatíaydelacapacidaddeponerseenlapieldelosdemás,ydetodoaquelloquelostestdeinteligencianomiden,yseñalabaqueeraindigno,rayanoenloinmoral,ponerleunacifraaltalentodealguien.

Nodaba la impresiónde serprecisamenteun sinvergüenza.Claroque,porotraparte,lossinvergüenzassonamenudoespecialistasenfingirserauténticossantos,asíque Mikael no se dejó impresionar ni siquiera por el hecho de que Mannheimerdestinara unas considerables sumas de dinero a obras benéficas y de que, por logeneral,parecieraserunapersonainteligenteyhumilde.

SuponíaqueLisbeth se lohabíamencionadoporotrosmotivosdistintosdeldequerer presentarlo como todo un ejemplo a seguir por la humanidad. Pero bueno,¿quiénsabía?...Debíainvestigarsinideaspreconcebidas,demodoqueallínocabíanprejuiciosnienunadirecciónnienotra.Comoparadesesperarse.¿PorquéLisbethlehacía siempre eso? Dirigió la mirada hacia la bahía de Riddarfjärden y se quedóabsortoensuspensamientos.Porunaveznollovía,yelsolseabríacaminoentrelasnubes; prometía ser una mañana maravillosa. Se preguntó si, a pesar de todo, nodebería salir a la calle y tomarse otro cappuccino en el Kaffebar, leer su novelapolicíacaypasardelasuntodeLeoMannheimer,almenosporloquerestabadefindesemana.Elsábadoposterioralaentregadelarevistaeraelmejordíadelmes,elúnico,enrealidad,enelquesepermitíanotrabajar.Pero,porotraparte...,selohabíaprometidoaSalander,asíquenodebíacederalapereza.

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Lisbeth no sólo le había dado el scoop de la década y había contribuido a queMillenniumrecuperarasuposiciónenlavidapúblicasueca,sinoquetambiénhabíasalvado la vida de un niño y había descubierto una red criminal internacional.Nocabía la menor duda de que el fiscal Richard Ekström y todos los miembros deltribunaleranunoscompletosidiotas.MientrasMikaeldisfrutabadehonoryfama,laverdadera heroína se encontraba en el trullo. Por eso siguió investigando a LeoMannheimer,talycomoSalanderlehabíapedido.

No dio con nada interesante, aunque pronto descubrió queLeo y él tenían unacosa en común: ambos habían intentado averiguar la verdad del ataque cibernéticocometidocontra lacompañíaFinanceSecuritydeBruselas.Eraciertoque lamitaddel cuerpo periodístico del país, así como todos los integrantes del mercadofinanciero, sehabían interesadodeunamanerauotrapor el asunto, sin embargo...Quizáahípudierahaberalgo,y—¿quiénsabía?—talvezLeoMannheimerguardaraalgúnqueotrodatonuevoosecretosobreaquelataque.

EnsumomentoyahabíahabladodeelloconLisbeth.Poraquelentonces,ellasehallabaenGibraltarparaocuparsedesupatrimonio.Fueel9deabril,pocoantesdeingresar en prisión, y a Mikael le dio la impresión de que Lisbeth se manteníainusualmenteindiferente,cosaqueleextrañóteniendoencuentalosucedido.Mikaelpensóquequizásedebieraaquequeríadisfrutardesusúltimosdíasdelibertadsinpreocuparse por las noticias, ni siquiera por aquellas relacionadas con la pirateríainformática. Pero lo lógico habría sido que se hubiera interesado por el asunto, yhastaeraposible—Mikaelnolodescartabadeltodo—quesupieraalgo.ÉlestabaenlaredaccióneldíaenelquesucompañeraSofieMelkerseacercóacontarlequelosbancoshabían tenidoproblemas con suspáginasweb, un temaque aMikael no lepreocupólomásmínimo.

Labolsa tampocoparecíareaccionar.Peroempezóaadvertirsequeelcomerciointerior de acciones había bajadomucho. Poco después paró del todo, y miles depersonas descubrieron que sus activos económicos no aparecían en la red. Ya nohabía dinero en las cuentas ni en los depósitos de valores. Se emitían continuoscomunicadosdeprensa:

Setratasolamentedeunproblematécnico.Seráresueltoenbreve.Lasituaciónseencuentrabajocontrol.

No obstante, la inquietud aumentó. El cambio de la corona bajó y, de repente,

comoun tsunami, se desató un aluvión de rumores que decían que el dañoque sehabíahechoeratangravequenuncaseríaposiblerecuperarensutotalidadlostítulosdelosdepósitosdevalores.Secomentabaqueexistíaunaltoriesgodequeunabuenacantidaddeimportantesactivoseconómicossehubieranesfumadoy,pormuchoquenumerosos entendidos en la materia hicieran caso omiso de esos rumores porconsiderarlosmerastonterías,lasituaciónnollegóacalmarse.Elmercadofinanciero

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se hundió. Se suprimió toda clase de actividad comercial, por los teléfonos no separabadepegargritosylosservidoresdecorreoelectrónicosecolapsaron.ElBancoNacionaldeSueciarecibióamenazasdebomba.Serompieronventanas.ElconocidofinancieroCarlafTrollelediounapatadatanviolentaaunaesculturadebroncequesefracturóelpiederecho.

Se sucedieron toda una serie de incidentes, un preaviso de algo que fácilmentepodría descontrolarse por entero. Poco tiempo después, todo había pasado. Losahorrosylasinversionesvolvieronaaparecerenlascuentas,yladirectoradelBancoNacional,LenaDuncker,afirmóquenuncahabíaexistidoningúnpeligro,cosaque,vistaconobjetividad,seguroqueeraverdad.Peroestavezlomásinteresantenofueelhechoensí—esdecir,lapropiaseguridaddelatecnologíainformática—,sinoeldesconciertoyelpánico.¿Quéhabíadesencadenadotodoaquello?

ResultabaobvioqueloqueantesseconocíacomoDepósitoCentraldeValores—unaempresadondeseregistrabanlasinversionesdecapitaldelossuecosyque,deacuerdo con las tendencias de los tiempos, se había vendido a la belga FinanceSecurity—,habíasidoobjetodeunataquededenegacióndeservicio, loqueyadeporsímostrabalavulnerabilidaddelsistemafinanciero.Peroesonoeratodo.

También estaba lo de los rumores, todo aquel circo de afirmaciones,exhortacionesymentirasquesehabíandifundidoporlasredessocialesyqueyaesemismo día provocaron queMikael se preguntara: «¿Qué pasa? ¿Es que hay algúncabrónintentandoquelabolsasehundaporcompleto?».

Durantelosdíasylassemanasquesiguieron,suteoríasereforzó.Pero,aligualquetodoslosdemás,nollegóhastaelfondo.Noseencontróaningúnculpable,asíque,alcabodeuntiempo,Mikaelabandonólahistoria.Yelrestodelpaístambiénlohizo.La bolsa volvió a subir.La bonanza económica dio sus frutos.De nuevo, unmercado alcista. Y Mikael buscó otros asuntos más importantes para susinvestigacionesperiodísticas: eldramade los refugiados enEuropay los atentadosterroristas,elcrecimientodelpopulismodederechasydelfascismoenEuropayenEstadosUnidos.Peroahora...

SelevinoalamentelasombríacaradeLisbethenlasaladevisitasdelacárcel,ypensóensuhermanaCamillaysubandadehackersybandidos,yenlasamenazasqueéstoslehabíanhecho,yentodotipodecosas.PoresocontinuóconsuspesquisasyleyóunartículoqueLeoMannheimerhabíaescritoparalarevistaFokus.Desdeelpuntodevistaperiodísticotampocoleimpresionómuchoquedigamos.Noaportabanada nuevo. Aun así, había partes del texto que ofrecían un profundo análisis delcomportamientodelosmercadoseneldesarrollodelosacontecimientosdelacrisisbursátil.Mikael vio queMannheimer estaba impartiendouna serie de conferenciassobre esta materia tituladas «La secreta preocupación del mercado». Justo al díasiguiente, domingo, iba a dar una charla en un seminario que la asociación

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Aktiespararna[2]habíaorganizadoenStadsgårdskajen.Durante uno o dos minutos, Mikael se quedó mirando las fotografías de

Mannheimer que había en la red intentando irmás allá de una primera impresión.Trasesehombreguapo,deperfectosrasgosfaciales,creyóintuirensusojosunairemelancólico que ni siquiera la sofisticada foto de la página web de la empresaconseguía ocultar.Mannheimer nunca afirmaba nada demanera categórica. Frasescomo «¡Vende!», «¡Compra!» o «¡Actúa ya!» no iban en absoluto con él. En sudiscursosiemprehabíaunaduda,unapregunta.Sedecíaqueeraanalíticoymusical,yquelegustabaeljazz,sobretodoelmásantiguo,elllamadohotjazz.

TeníatreintayseisañosyeraelúnicohijodeunaadineradafamiliadeNockeby,un barrio que quedaba al oeste de Estocolmo. Su padre,Herman, que lo tuvo concincuenta y cuatro años, había sido el director del grupo industrialRosvik y habíaocupado diferentes cargos en varios consejos de dirección. En la actualidad era eldueñodelcuarentaporcientode lasaccionesde,precisamente, laagenciadebolsaAlfredÖgren.

La madre, Viveka —de apellido de soltera Hamilton—, era ama de casa yparticipabacomomiembroactivoenlaCruzRoja.Dabalasensacióndeque,engranmedida,habíavividosóloparasuhijoysutalento.Enlaspocasentrevistasquehabíaconcedido se percibía cierto halo elitista. En el artículo delDagens Nyheter quehablaba del alto cociente intelectual de Leo, éste llegó a insinuar incluso que sumadrelohabíaestadoentrenandoensecreto.

«Creo que fui demasiado bien preparado para esos test», decía, para luegoexplicarquedurantesusprimerosañosdecolegiohabíasidounalumnoconflictivo,algo típico de los niños altamente dotados e infraestimulados, según el autor delartículo.

Porlogeneral,LeoMannheimerlequitabaimportanciaacualquierhalagoqueselededicara,loquequizápudierainterpretarsecomocoqueteríayfalsamodestia.PeroaMikaelledabamásbienlasensacióndequehabíaalgoquelepesaba:unaculpa,untormento,comosiLeopensaraquenohabíalogradocumplirconlasexpectativasquesecrearonensuinfanciaentornoaél.Sinembargo,nodeberíatenernadadeloqueavergonzarse; había defendido una tesis doctoral sobre la—así llamada—burbujainformática del año 1999 y, al igual que su padre, había llegado a ser socio de laagenciabursátilAlfredÖgren.Eraverdadquenuncahabíadestacadoniparabienniparamal—o,almenos,Mikaelnoloveía—yquelamayorpartedelafortunaqueposeíaparecíahabersidoheredada.

Lo más misterioso —si es que lo que Mikael debía buscar entrañaba algúnmisterio—eraque, enenerodel añoanterior,Leohabíapedidounaexcedenciadeseismesespara«viajar».Despuésvolvióal trabajo, empezóadarconferenciasyaaparecer, de vez en cuando, en televisión, aunque no como el típico analista

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financiero, sino más bien como filósofo, un escéptico de la vieja escuela que noqueríapronunciarsesobrealgotaninsegurocomoelfuturo.EnsuúltimaintervencióntelevisivaenlawebdelperiódicoDagensIndustri,enlaquehablabadelasubidadelascotizacionesdelabolsadelmesdemayo,declaró:«Labolsaesunpococomounapersonaqueacabadesalirdeunadepresión.Todoloqueunmomentoantesresultabadoloroso, de repente, se vive como algo muy lejano. No puedo hacer más quedesearlebuenasuertealmercado».

Setrataba,atodasluces,deunpequeñosarcasmo,comosicreyeraquelabolsanecesitara toda la suerte del mundo. Sin saber muy bien por qué,Mikael vio dosveces la entrevista. ¿Nohabría, aunqueno lopareciera, algo interesante allí?Creíaque sí. No sólo por lo poético de su forma de expresarse, atribuyéndole rasgoshumanosalmercadofinanciero,sino tambiénporsusojos.Teníanunbrillo tristeypícaro al mismo tiempo, como si en realidad Leo estuviera pensando en algodiferente por completo. Tal vez eso —su capacidad para pensar en varias cosassimultáneamente— formara parte de su inteligencia, pero recordaba un poco a unactorquequeríasalirdesupapelyrompersusmoldes.

Todoellonoloconvertíanecesariamenteenunbuenmaterialperiodístico;comomucho, quizá, en una personamás cercana,más real.Aun así,Mikaelmandó a lamierdasuideadecogerseeldíalibreydisfrutardelsol,aunquenofueramásquepordemostrarle aLisbeth que no se rendía así como así. Se levantó del ordenador, sí,pero sólo para volver a sentarse frente a él. Iba y venía como un alma en pena:navegabaporInternet,ordenabaloslibrosdelalibreríaorecogíalacocina.Peronoabandonaba el asuntodeLeoMannheimer.Hacia la unadelmediodía,mientras sehallabaenelcuartodebañodispuestoaafeitarsey,nosinciertodescontento,pesarseenlabáscula—unadesusnuevascostumbres—,exclamó:

—¡Joder,Malin!¿Cómo se le podía haber pasado?De repente cayó en la cuenta de por qué la

agencia de bolsaAlfredÖgren le sonaba tanto. Era el anterior lugar de trabajo deMalin.ÉstaeraunadesusantiguasamantesyahoratrabajabacomojefadeprensaenelMinisteriodeAsuntosExteriores.Eraunaapasionadafeminista;bueno,apasionadaen todo, la verdad. Ella yMikael habían hecho el amor y discutido con lamismaintensidadenaquellaépocaenlaqueellaacababadedejarsupuestoderesponsabledecomunicaciónenAlfredÖgren.

Malin tenía unas largas piernas y unos ojos preciosos, así como una extrañacapacidadparaponerseenlapieldelosdemás.Mikaelmarcósunúmeroyfuejustoalhacerlocuandosediocuentadequequizálaestuvierallamandotambiénporotrosmotivos:eldíaleresultabadelomásatrayente,ytalvezlaecharademenosmásdeloquehabríaqueridoadmitir.

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AMalinFrodenolegustabaelteléfonomóvillossábados.Deseabaqueesemalditotrasto se callaray la dejara enpaz.Pero formabaparte de su trabajo estar siempredisponible, demodo que no le quedabamás remedio que conformarse con lo quehabía e intentar sonar tan profesional y agradable como siempre. Cualquier díaexplotaría.

Enlaactualidaderamadresoltera,almenosenlapráctica.Niclas,suexmarido,secreíaunhéroecadaunodelosescasosfinesdesemanaqueseocupabadesuhijo.Malinacababadedejaralniñoconsupadre.

—¡Venga,diviértetecomotúsabes!—lesoltóél.Niclasserefería,suponíaella,atodasaquellasinfidelidadesdelaetapafinalde

sumatrimonio.Malinlerespondióconunaforzadasonrisa,abrazóasuhijo—Love,queteníaseisaños—ysedespidió.Actoseguido,llególarabia.Lediounapatadaaunalatadelacallemientrassoltabatodaclasedemaldiciones.Porsifuerapoco,eneseinstantesonóelmóvil;seguroquehabíaestalladounanuevacrisisenelmundo.Últimamentenohabíamásquecrisis.Perono...,eraalgobastantemásagradable.

EraMikael Blomkvist, y entonces no sólo sintió un gran alivio, sino tambiéncómounescalofríodedeseo le recorríael cuerpo.MiróhaciaDjurgårdenyviounsolitariovelerocruzandolabahía.AcababadellegaraStrandvägen.

—¡Perobueno,quélujodellamada!—dijoella.—Noespecialmente—contestóMikael.—Puesamísímeloparece.¿Quéestáshaciendo?—Trabajar.—¿Noesesoloquehacessiempre?Trabajarduroysudarlagotagorda.—Puessí,metemoquesí.—Megustasmáscuandoestástumbadodeespaldas.—Yotambiénloprefiero,laverdad.—Puestúmbate.—Vale.Ellaesperóunosinstantes.—¿Yaestástumbado?—Porsupuesto.—¿Ysinapenasropa?—Sinapenasropa.—Mentiroso.¿Aquédeboelhonor?—Businessparaempezar.—¡Joder,quéaburridoeres!—Yalosé—respondióél—.Peroesquenopuedodejardepensareneseataque

hackercontraFinanceSecurity.

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—Claroquenopuedes.Túnuncapuedesdejardepensarenalgo,anoserqueestemoshablandodelasmujeresquesecruzanentucamino,esobvio.

—Ésastampocosemevanfácilmentedelacabeza.—Sobretodo,segúnparece,silasnecesitascomofuentes.¿Quépuedohacerpor

ti?—He visto que uno de tus antiguos colegas también estuvo analizando esa

intrusióninformática.—¿Quién?—LeoMannheimer.—Leo—repitióella.—¿Cómoes?—Unchicomuyguapo,ydiferenteatienmuchosotrosaspectos.—Quésuertetiene.—Puessí.—¿Yenquésentidoesdiferenteamí?—Bueno,Leoes...Ellasesumióensuspensamientos.—¿Cómo?—Paraempezar,noesunasanguijuelacomo tú,quesólobuscas informacióny

criminales.Élesunpensador,unfilósofo.—Esquelassanguijuelassiemprehemossidobastantesimples.—Túeresunbuentipo,Mikael,ylosabes—continuóella—.Perotevamásser

unvaquero.NotienespacienciaparapasarteeldíadudandocomounviejoHamlet.—AsíqueLeoMannheimeresunHamlet...—Bueno, lo cierto en cualquier caso es que no debería haber acabado en el

mundodelasfinanzas.—¿Ydóndedeberíahaberacabado?—En el de la música. Es un dios tocando el piano. Tiene oído perfecto y un

talentoincreíble.Peroeldineronoleinteresademasiado.—Algonomuybuenoparauntíoquetrabajaenelmundodelasfinanzas.—Pues no, no mucho. Es probable que, ya de niño, llevara una vida

excesivamenteacomodadaquelehabríaimpedidoteneresaambiciónquesenecesita.¿Porquéteinteresa?

—Tieneunasideasmuyinteresantessobreelataquehacker.—Seguroquesí.Peronovasaencontrarningúncadáverensuarmario,sieseso

loqueesperas.—¿Porquélodices?—Porqueeramitrabajovigilaraesoschicos,yporque,parasertesincera...—¿Sí?

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—...dudoqueLeoseacapazdeserdeshonesto.Enlugardechanchullearconsucapital o dedicarse a otras estupideces, se queda en casa,melancólico, tocando supianodecola.

—¿Yporquéestáenesenegocio?—Porsupadre.—Elpadreeraunpezgordo.—Sí que lo era, sí. Pero también era amigo de Alfred Ögren y un idiota

egocéntrico.Se empeñaba enqueLeo se convirtiera enungeniode las finanzasyheredarasuparteenlaempresadesuamigoAlfred;deseabaqueLeoadquirieraunaposicióndepoderdentrodelaindustriasueca.YLeo...¿quéquieresquetediga?

—Puesnosé.—Es algo débil. Se dejó convencer, y no es que hiciera un mal trabajo, en

absoluto.Nuncahacenadamal.Peroquizáno fuerabrillante, o almenosno tantocomopodríahaberlo sido.Le faltanarrojoyganas.Unavezmedijoque se sentíacomosilohubierandespojadodealgomuyimportante.Tieneunaheridaabierta.

—¿Quétipodeherida?—Algunamierda de su infancia. Pero nunca pude acercarme lo suficiente a él

como para entenderlo del todo, aunque durante un breve período de tiempoestuvimos...

—¿Qué?—Nada,fueunatontería,unjuego.Mikaeldecidiónoindagarmáseneso.—Heleídoenalgúnsitioqueestuvoviajando—dijo.—Sí,traslamuertedesumadre.—¿Dequémurió?—Cáncerdepáncreas.—Jodido.—Aunasí,penséqueseríabuenoparaél.—¿Porqué?—Porquesuspadressiempreestuvieronencimadeél intoxicandosuexistencia.

Yoesperabaqueaprovecharalaoportunidadparaalejarsedelmundodelasfinanzasyqueempezaraatocarelpianooloquefuera.¿Sabes?,justoantesdequeyodejaraAlfred Ögren, Leo parecía como reconciliado con la vida. Se le veía pletórico.Aunquenuncaloentendídeltodo.Noquedabanirastrodeltíotristequehabíasido.Peroluego...

—¿Qué?—Sevolviómássombríoquenunca.Semepartióunpocoelcorazón,laverdad.—¿Ysumadrevivíatodavía?—Sí,peronopormuchotiempo.

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—¿Adóndesefuedespués?—Nolosé.Yoyamehabíalargadodelaempresa.Aunquefantaseéconlaidea

dequeaquelviajefueraelcomienzodesuprocesodeliberación.—PerovolvióaAlfredÖgren.—Porquenotendríaelcorajederompercontodoeso.—Yahorahaempezadoadarconferencias.—Talvezporfinhayaencontradosucamino—apostillóella—.¿Yquéesloque

teinteresaatidetodoesto?—Élhabladeciertaspautasdecomportamientopsicológico.Comparaelataque

deBruselasconotrasconocidascampañasdedesinformación.—Campañasrusas,sí.—Él las considera una moderna forma de hacer la guerra, y eso me parece

interesante.—Lamentiracomoarma.—Lamentira es unamanera de crear caos y confusión. Lamentira como una

alternativaalaviolencia.—¿NosellegóademostrarqueelataquehackerhabíasidodirigidodesdeRusia?

—preguntóella.—Sí,peroenRusianadiesabequiénestádetrás,yenelKremlin,naturalmente,

juranquesoninocentes.—¿Sospechasquesetratadetuviejabanda,delosSpiders?—Semehapasadoporlacabeza,sí.—MeresultadifícilpensarqueLeopuedaayudarteeneso.—Talvezno,peromegustaría...Derepente,sonóalgodesconcentrado.—¿... invitarmeaunacopa?—rematóella—.¿Colmarmedepiropos,halagosy

regaloscaros?¿LlevarmeaParís?—¿Qué?—París.UnaciudaddeEuropa.Dicenquetieneunatorremuyfamosa.—MañanaLeodaunacharlaenelMuseoFotográfico—continuóMikaelcomosi

nohubieraoídonadadeloqueellaacababadedecirle—.¿Vienes?Quizápodamosaprenderalgo.

—¿Aprender algo? ¡Joder,Mikael! ¿Eso es todo lo que puedes ofrecerle a unadamaenapuros?

—Demomento sí—respondió él de nuevo distraído, lo que hirió aúnmás lossentimientosdeMalin.

—¡Qué idiota llegas a ser, Blomkvist! —le espetó para, acto seguido, colgar.Permanecióquietaenmediodelaacera,conlasangrehirviéndolepordentroacausadeunaviejayfamiliarrabiaque,enciertamanera,estabarelacionadaconél.

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Pero se calmó pronto, aunque en realidad no se debiera a Mikael, sino a unrecuerdo,unareminiscenciadealgoquelentamentefueapareciendoensumente.Derepenteseacordódeaquellanoche,yatarde,enlaqueLeoestuvoescribiendoenunahojadepapeldecolorarenasentadoensudespachodeAlfredÖgren.HabíaalgoenaquellaescenaqueparecíallevarconsigounmensajequeseextendiócomolanieblasobreStrandvägen.Porunbrevemomento,Malinsequedóparadaenlacalle.Luegoechó a andar en dirección al Teatro Dramático Real y a los salones de Berns,maldiciendo, según avanzaba, a exmaridos, examantes y demás representantes delgéneromasculino.

Mikaelsediocuentadequehabíacometidounatorpezayreflexionósobresideberíavolverallamarlaparapedirleperdóneinvitarla,quizá,acenar.Sinembargo,nollegóadecidirse.Milesdepensamientosseagolparonensumentey,enlugardemarcarelnúmerodeMalin,marcó el deAnnikaGiannini, que no sólo era su hermana, sinotambién la abogada de Lisbeth. Quizá supiera algo de lo que Lisbeth andababuscando. Era cierto que no había nadie que se tomara tan en serio lo del secretoprofesional como Annika, pero seguro que hablaría con franqueza si veía que lainformaciónfavorecíaasuclienta.

Annikanocogíael teléfono.Mediahoramás tarde,sinembargo, ledevolvió lallamada y confirmó enseguida que Lisbeth había cambiado. Tal vez debido a lasituaciónqueexistíaenlaunidaddeseguridaddelaprisión,pensóella;quizáLisbethhabía abierto los ojos a la realidad y se había dado cuenta de que aquél no era enabsolutoun lugarseguro.PoresoAnnikahabía insistidoenque la trasladaran,a loque,naturalmente,Lisbethsehabíanegado.Teníacosasquehacer.Ynoeraella laqueestabaenpeligro,lehabíadicho,sino,sobretodo,unajovenllamadaFariaKazi,quehabíasufridoviolenciapormotivosdehonorensupropiodomicilioyqueahoratambiénestabasiendoacosadaenlacárcel.

—Es un caso interesante —le comentó Annika—. Y también pienso hacermecargo de él.Esmuyposible que tú y yo tengamos un interés común en todo esto,Mikael.

—¿Aquéterefieres?—Yotedoyunabuenahistoriaytúmeechasunamanoconlainvestigación.Me

daquehayalgoquenocuadra.Mikaelnoquisotirardeesehilo.Encambio,lepreguntó:—¿HassabidoalgomásdelasamenazasqueharecibidoLisbeth?—No, laverdadesqueno,apartedequeespreocupante lacantidadde fuentes

quehayydequesiempre semencionaa lahermana,a labanda rusaya lade losmoterosdeSvavelsjöMC.

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—¿Yestáshaciendoalgo?—Todoloquepuedo,Mikael.¿Túquécrees?Meheaseguradodequelacárcel

refuercelavigilancia.Demomentonoveoqueexistaningúnpeligroinminente.Peroesquehasucedidootracosaquepodríahaberlaafectado.

—¿Qué?—ElviejoHolgerlehahechounavisita.—¿Estásdecoña?—No,fueunauténticodrama.Peroélinsistíaenverla.Creoqueeraimportante

paraél.—PuesnosénisiquieracómoconseguiríallegaraFlodberga.—Yo le ayudé con el papeleo, y Lisbeth le pagó el taxi. Lo acompañó una

enfermera.Yentróenlacárcelensilladeruedas.—¿Yellasealterómuchoconlavisita?—Bueno,Lisbethnosealteraconfacilidad.PeroconHolger tieneunarelación

muyespecial,yalosabes.—¿NolehabrádichoHolgeralgoquelahayapuestoenacción?—¿Yquépodríaser?—Talvezalgodesupasado.Nadiesabetantodesupasadocomoél.—Puesnomehacomentadonada.Loúnicoquepareceinteresarleactualmentees

esachica,Kazi.—¿SabesalgodeunapersonallamadaLeoMannheimer?—Mesuenaelnombre.¿Porquélopreguntas?—Simplecuriosidad.—¿EsLisbethlaquelohamencionado?—Yatelocontaré.—Vale, pero si quieres saber lo queHolger podría haberle dicho a Lisbeth, lo

mejor esquehables túmismoconél—dijoAnnika—.CreoqueLisbethapreciaráquevayasavisitarlounpocomás.

—Sí,loharé.Nada más colgar, Mikael llamó a Holger Palmgren. Comunicaba. Durante

muchísimo tiempo, algo exagerado, y después nadie contestó al teléfono. MikaelpensóeniraverlodeinmediatoasucasadeLiljeholmenparatratareltemacaraacara.Peroluegopensóensusalud.Holgererayamuymayor,estabaenfermoysufríafuertes dolores. Necesitaba descansar mucho. Mikael decidió esperar un poco ysiguióconsuimprovisadainvestigación,sinplannimétodoalguno,sobrelafamiliaMannheimerylaempresadeAlfredÖgren.Encontróbastantescosas.

Siempre hallaba bastantes cosas cuando investigaba algo a fondo. Pero en esecasonohabíanadaque llamara laatenciónoquepudieravincularseconLisbethoconelataquehacker.Cambióde estrategia, debido,precisamente, aHolgery a los

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conocimientosqueéste teníasobre la infanciadeLisbeth.Mikaelpensóquenoeraimposible que Leo Mannheimer perteneciera, de alguna manera, al pasado deLisbeth,puesellahabíaestadohablandodeunasviejaslistasdenombres.Poresosuinvestigación se centró ahora en un tiempomás remoto, y empezó a indagar hastadonde se lo permitieron las bases de datos que había en Internet. Un artículo deldiarioUppsalaNyaTidningcaptósuinterés,untextoqueduranteuntiempolimitadohabíallegadoatenerciertadifusión,yaqueelmismodíadesuapariciónlaagenciadenoticiasTTemitióuncomunicadobasándoseenél.PorloqueMikaelpudover,elsuceso no volvió a comentarse nuncamás, tal vez por consideración para con losimplicadosyporelclimamediático,muchomenosagresivo,queenaquelentoncesaúnreinaba.Sobretodo,porloqueatañíaalasaltasesferasdelasociedad.

Elsucesoocurrióduranteunacaceríadealcesquehabíatenidolugar,veinticincoañosantes,enÖsthammar.ElgrupodecazadeAlfredÖgren,delqueelpadredeLeoformabaparte,seadentróenelbosque trasuna largacomida.Eramuyposiblequeaquellos distinguidos señores llevaran un par de copas en el cuerpo, pero lainformaciónqueelartículoproporcionabaerademasiadoparcaparadeterminarloconcerteza.Alparecer,hacíamuchosoly,pordiferentesrazones,elgruposedispersó.Aldescubrirdosalcesentrelosárboles,elambienteseanimóbastante.Empezaronadisparar y un señor mayor llamado Per Fält, que en esa época era el directorfinanciero delGrupoRosvik, declaró que el rápidomovimiento de los animales lehabíapuestonerviosoyquecalculómalladirección.Disparóyoyóaalguiengritarypedirauxilio.CarlSeger,unjovenpsicólogointegrantedelgrupodecaza,habíasidoalcanzadoporunabalaenelestómago,justopordebajodelpecho.Murió,casienelacto,juntoaunarroyo.

En la consiguiente investigación policial no se halló nada que apuntara en unadirección distinta de la de un trágico accidente, ni tampoco nada que indicara queAlfredÖgrenoHermanMannheimerestuvieranimplicados.Aunasí,Mikaelsiguióindagando,sobretodocuandodescubrióquetambiénPerFält,elquedisparó,fallecióunañodespués.Nodejabaniesposanihijos.Enunainsulsanecrológicaeradescritocomoun«fielamigo»ycomounentregadoylealcolaboradordelGrupoRosvik.

Mikaelmiró por la ventana y se sumió en sus pensamientos. El cielo se habíaoscurecidosobrelabahíadeRiddarfjärden.Eltiempoestabacambiando;derepente,lamalditalluviaempezóacaerdenuevo.Estirólaespaldaycomenzóamasajearseloshombros.¿TendríaalgoqueverconLeoMannheimeresepsicólogomuertodeuntiro?

Imposiblesaberlo.Talvezeraunapistafalsaqueconduciríaaunavíamuertao,simplemente,unaabsurdatragedia.Aunasí,Mikaeldecidióaveriguarloquepudierasobreél.Nodiocongrancosa.CarlSeger tenía treintaydosañoscuandofalleció,acababadeprometerseasunoviayunañoanteshabíadefendidounatesisdoctoral

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en laUniversidad deEstocolmo que versaba sobre la influencia que la percepciónauditiva ejerce sobre la noción que tenemos de nosotros mismos. «Un estudioempírico»,seleíaeneltítulo.

LatesisnoestabapublicadaenInternet,demodoquenopudoaveriguarcuálerael resultado o la conclusión de dicho estudio, aunque era verdad que el tema setrataba brevemente en otros textos escritos por Carl Seger que Mikael halló víaGoogleScholar.Enunodeellos,elpsicólogodescribíaunexperimentoclásicoquedemuestracómo,deentrecientosdefotos, losparticipantes identificanmásdeprisauna fotografía de ellos mismos si dicha fotografía ha sido retocadafavorecedoramente. Nos reconocemos con mayor velocidad si aparecemos másguapos de lo que en realidad somos, algo que tal vez hayamos heredado en laevolucióndelaespecie.Nuestrapropiasobreestimanosresultaprovechosaalahorade aparearnos o de aspirar al liderazgo de la manada, pero también entraña unpeligro:

«Unaexageradaconfianzaennuestrascapacidadesnosexponeaciertosriesgoseimpide nuestro desarrollo. La duda desempeña un papel decisivo para nuestramadurez intelectual», había escrito Seger. Algo que no era ni muy novedoso nioriginal.Loque sí, almenos, resultaba interesante era el hechode queCarl Segerremitiera a otros estudios en los que se destacaba la importancia que tiene laautoconfianzaparaeldesarrollodelniño.

Mikael se levantó y fue a la cocina para recoger la mesa y lavar los platos.Decidióacudira lacharlaquedaríaLeoMannheimeraldía siguienteenelMuseoFotográfico.Sepropusoirhastaelfondodelahistoriayolvidarsedecogerseunosdías libres. Pero algo interrumpió sus pensamientos. Estaban llamando a la puerta,cosaquenolegustónada.Leparecióquelocorrectoeratelefonearantes.Perofueaabrirysetopóconloqueluegodescribiríacomounasaltoentodaregla.

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Capítulo5

18dejunio

FariaKazi estaba sentada en su cama, ligeramente echada hacia delante y con lasmanos alrededor de las rodillas. Contaba veinte años de edad y —según laconcepción que tenía de sí misma— no era más que una pálida sombra que ibadesvaneciéndose. No obstante, muy pocos de los que se cruzaban en su caminopodíanevitardejarsecautivarporsubelleza,yasíhabíasidodesdeque,contansólocuatroaños,llegóaSueciadesdeDaca,Bangladés.

Faria se crio con sus cuatro hermanos, unode ellosmenor que ella, en unodeesos típicos bloques de apartamentos de Vallholmen, un barrio del extrarradio deEstocolmo.Alpoco tiempode llegaralpaís, supadre,Karim,abrióunacadenadetintoreríasconlasquealcanzóunniveldevidabastanteacomodado.NomuchosañosdespuéscompróunpisocongrandesventanalesenelbarriodeSickla.LainfanciadeFariatranscurrióconnormalidad.

Faria jugaba al baloncesto y era buena estudiante, destacaba especialmente enidiomas; le encantaba coser y dibujar cómicsmanga. Pero en su adolescencia viocómosulibertadibasiendorestringidacadavezmás.Alparecer,elloteníaqueverconsuprimeramenstruaciónyconlossilbidosqueledirigíanenelbarrio.Aunasí,ellaseguíaconvencidadequeelcambioprocedíadefuera,comoungélidovientodeleste.Lasituaciónempeorócuandosumadre,Aisha,fallecióacausadeunderramecerebral.Conello,lafamilianosóloperdióunamadre,sinotambiénunaventanaalmundoyunafuentedeserenidad.

Ahora, sentada en su celda, Faria recordaba aquella noche en la que HassanFerdousi, el imándeBotkyrka, leshizouna inesperadavisitaen sucasadeSickla.Farialoqueríamuchoyteníaunasenormesganasdehablarconél.PeroenaquellaocasiónHassanFerdousinohabíaidoparahablarconella.

—Habéismalinterpretadoelislam—leoyódecirdesdelacocina—.Siseguísasí,estoacabarámal,muymal.

Tras esa noche, Faria también se convenció de lo mismo. Había en sus doshermanosmayores,AhmedyBashir,unaseveridadyunodioqueleresultabancada

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vezmenossanos,yeranellos,ynoelpadre,quienesexigíanqueellallevarasunicabaunque sólo fuera para bajar a la tienda de la esquina a por un cartón de leche.Parecíanpretenderquesequedarasiempreencasapudriéndosedeasco.SuhermanoRazannoeratancategóriconiestabaparticularmentecomprometidoconlacausa.Élteníaotrosintereses,sibien,porlogeneral,obedecíaaAhmedyaBashir.Trabajabaen las tiendas del padre, donde era el responsable de las tareas de sastrería. Sinembargo,Fariatampocolocreíadesuparte;éltambiénlaobservaba.

Apesardelavigilancia,Farialogróencontraralgúnresquiciodelibertad,aunquefueraabasedementirasydeungraningenio.Todavíaconservabasuordenador,demodoqueundíadescubrióqueprecisamenteelimánHassanFerdousiibaadebatirenlaCasadelaCulturadeEstocolmoel temadelarepresiónreligiosadelamujercon un rabino llamado Goldman. Faria acababa de terminar el bachillerato en elinstitutodeKungsholmen.Estabanafinalesdejunioyllevabayadiezdíasencerrada.Ansiabatantosalirdecasaquesevolveríalocasinolohacía.PeronoresultabanadafácilconvenceralatíaFatima.LatíaFatimatrabajabacomocartógrafayerasoltera,ylaúltimaaliadadeFariaenlafamilia.Fatimasediocuentadeladesesperacióndesu sobrina y accedió a mentir diciendo que la invitaba a cenar. Por algunainexplicablerazón,loshermanosselocreyeron.

FatimarecibióaFariaensudomiciliodeTenstayladejómarcharseenseguidaalcentro.Ahorabien,Farianopodíapermitirsegrandeslibertades,puesdebíaestardevueltaa lasochoymedia,horaen laqueBashirpasaríaa recogerlapara llevarlaacasa.Perohastaesemomentopodríaestarfuera.Sutíalehabíaprestadounvestidonegro y un par de zapatos de tacón alto, una indumentaria algo exagerada para laocasión,puesnoibaaningunafiesta,sinoaundebatesobrelareligiónylarepresión.Noobstante,queríaestarguapa.Paraellaeraunmomentosolemne.Aunasí,apenasse acordaba del debate. Estaba demasiado ocupada limitándose a estar allí y aobservar a todos los asistentes. En un par de ocasiones se emocionó sin motivoaparente.Tras el debate se abrió un turno de preguntas.Alguien del público quisosaberporquélasmujeressiempresalenperjudicadascuandoloshombresfundansusreligiones.HassanFerdousirespondióentérminosmuyvagos:

—Meproduceunaprofundatristezaqueconvirtamosalsermásgrandedetodosenunaherramientadenuestrapequeñez.

Seencontrabapensandoenesaspalabrascuando,asualrededor,lagenteempezóalevantarseyunjovenvestidoconvaquerosycamisablancaseleacercó.Estabatanpocoacostumbradaaveraunchicodesuedadsinllevarsunicabosuhiyabquesesintiódesnudayexpuesta.Apesardeello,nohuyó.Permaneciósentadaylomiródereojo.Rondaríalosveinticincoañosynoeraniparticularmentealtoniparecíamuyseguro de símismo, pero le brillaban los ojos.Había una ligereza en su forma decaminarquecontrastabaconelpesoy lanegruradesumirada.Además,se leveía

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avergonzadoyperdido,cosaqueaellaleresultóreconfortante.Lehablóenbengalí.—EresdeBangladés,¿aquesí?—inquirióél.—¿Cómolosabes?—Meloimaginaba.¿Dedónde?—DeDaca.—Yotambién.Éllemostróunasonrisatancálidaqueellanopudoresistirseadevolvérsela.Sus

miradasseencontraron.AFarialediounvuelcoelcorazón,yseguroquesedijeronalgomás, pero ella sólo recordaba que salieron a Sergelstorg y que comenzaron aandar conversando, desde el primer momento, de forma totalmente abierta. NisiquierasehabíanpresentadoyélyaestabahablandodeunblogdeDaca,unblogqueluchabaporlalibertaddeexpresiónylosderechoshumanos,locualprovocabaalosislamistasdelpaís.Loscolaboradoresdelblogaparecíanenlaslistasdelamuertedelosislamistasyeranasesinadosunoauno.Matabanalosescritoresconmachetes,y ni la policía ni el gobierno hacían nada. «Nada de nada», recalcó. Por eso él sehabía visto obligado a abandonar a su familia, huir de Bangladés y pedir asilo enSuecia.

—Unavezmetocóvivirlodecerca.Yoestabaallí.Memanchéel jerseyconlasangredemimejoramigo—dijo,yaunqueellanoloentendiódeltodo,almenoseneseinstanteintuyóunatristezaenélqueerainclusomayorquelasuya,ysintióunacercaníaquenocreíaquefueraposiblesentircontantarapidez.

SellamabaJamalChowdhury.Ellalecogiólamanoycontinuaroncaminandoendirección al Parlamento.AFaria empezó a costarle tragar; por primera vez en unaeternidad, se sentía plenamente viva. Pero duró poco. No tardó en comenzar apreocuparseyenimaginarselosnegrosojosdeBashirmirándola.SedespidiódeélnadamásllegaraGamlaStan.Aunasí,aquellofuemásquesuficiente.Durantelosdíasylassemanassiguientes,serefugióenelrecuerdodeeseencuentroyloguardócomountesorosecreto.

PoresonoresultabararoqueFariatambiénseaferraraaeserecuerdoenlacárcel,sobretodoporlatarde,comoenesemomento.EltrendemercancíasvolveríaprontoatraquetearestrepitosamenteylospasosdeBenitoseacercarían;Fariasabíaqueesavezibaaserlapeordetodas.

Alvar Olsen se encontraba sentado de nuevo en su despachomientras esperaba lallamada del director de la cárcel. Pero el tiempo pasaba y allí no llamaba nadie.Maldijo su suerte y pensó enVilda: en realidad ése debía ser su día libre y habíaprevistoiraVästeråsparaverjugarasuhijaenuncampeonatodefútbol.Tuvoquecancelarlo todo.No se atrevía a ausentarse del trabajo, demodo que, por enésima

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vez,llamóasutía.Sesentíaelpeorpadredelahistoria.Pero¿quéibaahacer?SusplanesdetrasladaraBenitodelaunidadsehabíanidoalgarete.Sinembargo,

Benito estaba al corriente de ellos y le lanzaba miradas asesinas; toda la prisiónparecía hervir de la tensión que había dentro. Por todas partes se veían internassusurrando entre sí, como preparando una gran batalla u operación de liberación,mientrasAlvarmiraba sin cesar, como suplicante, a Lisbeth Salander, pues ella lehabíaprometidosolventarlasituación,algoque,enrealidad,lopreocupabalomismo—si no más— que el problema inicial. Por eso le había exigido que le dejaraintentarloantesaél.Salanderlehabíadadounplazodecincodías,yesoscincodíashabíanpasadoyélnohabíaconseguidonada.Estabamuertodemiedo.

Sinembargo, respectoaunade las cosasque lohabíanestadoatormentando sípodía respirar aliviado. Había temido que, tarde o temprano, fuera objeto de unainvestigación interna, porque estaba seguro de que en las grabaciones de vídeodescubriríannosóloqueSalanderyélhabíanentradoensudespachotraselcierredelasceldas, sino tambiénquehabíanpermanecidoallídentrohastabienavanzada lanoche.Durante los días posteriores estuvo convencido de que no eramás que unacuestióndetiempoquelollamarandedirecciónparacontestarapreguntasdelomásincómodas.Perolallamadanoseproducía,yalfinalnoaguantómás,porloqueseacercó al puesto central de vigilancia del edificio B con la excusa de que queríacomprobarunpardeincidentesreferentesalcomportamientodeBeatriceAndersson.Conlosnerviosaflordepiel,rebobinólagrabaciónhastalanochedemarras,laqueibadel12al13dejunio.

Alprincipionoentendiónada.Laechóhaciadelanteyhaciaatrásunayotravez.Pero allí no se veíamás que un pasillo silencioso y desierto; ni rastro de él ni deSalander. Estaba salvado, y aunque habría preferido pensar que se trataba de unaincreíble suerte—que por alguna extraña casualidad las cámaras habían dejado defuncionar justo en ese instante—, comprendió lo ocurrido. Él había visto cómoSalanderentrabaenelservidordelacárcelparamanipularlascámaras.Seguroquehabíaborradolassecuenciasgrabadasylashabíasustituidoporotras.Nocabíaotraexplicaciónposible,yeso,comoeranatural,lesupusoungranalivio.Perotambiénledio miedo. Maldijo cielo y tierra y volvió a mirar su correo electrónico. ¡Ni unapalabra, nada! ¡Joder! ¿Tan difícil era? Sólo había que coger aBenito y llevárselalejosdeallí.

Eranlas19.15.Fueracaíalalluviadenuevo.Definitivamente,deberíaacercarsehasta el pasillo y asegurarse de que no sucediera ninguna desgracia en la celda deFariaKazi.Deberíairallí,estarencimadeBenitoAnderssonymarcarladecercaentodomomento,eintentarconvertirsuvidaenuninfierno.Sinembargo,nosemovió,sehallabacomoparalizado.Paseó lavistaporeldespachoy ledio lasensacióndeque había algo diferente. ¿Podría Salander haber tocado algo la noche anterior,

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cuandoestuvoallí?Fueronunashoras extrañas.Ellahabíavuelto a indagar en susviejos registros, buscaba a alguien llamado Daniel Brolin. Era todo cuanto Alvarsabía,porquehabíaevitadomirarloquehacía.Noqueríaverseinvolucrado.Y,muyasupesar,acabóestándolo.Lisbethrealizóunallamadatelefónicanormalycorrientedesdesuordenador,ymientrasellahablabadeunosnuevosdocumentosquehabíanaparecido, él descubrió a una persona completamente diferente, amable y discreta.Trascolgar,Salanderquisovolverasucelda.

Ahora, veinticuatro horas después, Alvar se sentía cada vez más inquieto ydecidióiralmódulodeseguridad.Peroallevantarsedelasillasedetuvoenelacto:el teléfono empezó a sonar. Era el director de la cárcel,Rikard Fager, que por finllamaba, y tenía buenas noticias: el centro penitenciario de Härnösand ya estabapreparado para recibir a Benito al día siguiente, lo que, por supuesto, resultabafantástico.Sinembargo,Alvarnosintióelalivioqueesperabay,enunprincipio,noentendióporqué.Luegosepercatódequeeltrendemercancíasyaestabatronandoallífuera,loquelollevóacolgarsinpronunciarpalabrayasalircorriendo.

Mikaelsesintióasaltado.Claroque,porotraparte,eraunodelosmejoresasaltosdelos últimos tiempos. Frente a él se hallaba Malin Frode, hecha una sopa, con elmaquillaje resbalándole por las mejillas y con algo salvaje y determinado en lamirada.Mikaelnosuposiella sedisponíaapegarleunabofetadaoaarrancarle laropa.

Laverdadestabaamediocamino.Malinloempujócontralapared,locogiódelascaderasyledijoqueloibaacastigarporsertansosoytansexy,yporesto,porlootroyporlodemásallá.Yantesdequeaélledieratiempoaasimilarloqueestabaocurriendo, ellayaestabaen sucama, sentadaahorcajadas sobreél,yya sehabíacorridonouna,sinodosveces.

Acto seguido, ambos se tumbaron de espaldas respirando pesadamente. Él leacaricióelcabellomientrasledecíacosasbonitasytiernas,comolescorrespondealosbuenosamantes,ylohizoconunaatenciónyuntonodevozirreprochables.Locierto era que la había echado de menos. Fuera seguía lloviendo. Los velerosnavegabanporlabahía.Lalluviasedeslizabaporlostejados.Eraunmomentomuybonito.PeroMikaelnopudoevitarque suspensamientos acabaran transportándolelejosdeallí,algoqueMalinadvirtió,porsupuesto.

—¿Yateestoyaburriendo?—lesoltó.—¿Qué?No,no,quéva...Teheechadodemenos—lerespondió.Ylodecíade

verdad. Pero almismo tiempo se sentía culpable: unos instantes después de haberhechoelamorconunamujeralaquenohasvistoenmuchotiemponodebessumirteencavilacioneslaborales.

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—¿Cuándofuelaúltimavezquepronunciasteunapalabrasincera?—Siemprelointento.—¿YaestáspensandoenErika?—No,másbienenloquehemoscomentadoporteléfono.—¿Enelataquehacker?—Sí,entreotrascosas.—¿EnLeo?—Sí.—Joder,puessuéltaloya.¿Porquéteinteresatantoesetío?—Nisiquierasésirealmentemeinteresa.Sóloprocuroatarloscabossueltos.—Uy,yamelohasdejadoclarísimo,KalleBlomkvist.—Bueno,ya...—¿Setratadealgoquenopuedasrevelar,algorelacionadocontusfuentes?—

inquirióella.—Quizá.—¡Idiota!—Losiento.Malinrelajólaexpresióndesurostroyseapartóunmechóndepeloqueletapaba

unojo.—Bueno, yo también me he quedado pensando bastante en Leo después de

nuestraconversación—admitió.Se arropó con el edredón. Presentaba un aspecto bastante irresistible. Él le

preguntó:—¿Yquéhaspensado?—Meheacordadodequeprometiócontarmeporquéestaba tancontento.Pero

luegosualegríadesapareció,yyamediopenapresionarlo.—¿Porquéhaspensadoeneso?Ellapareciódudarunmomento.Miróporlaventana.—Talvezporquesualegríamegustaba,pero,almismotiempo,mepreocupaba.

Esqueeraunpocoexagerada.—Quizáestuvieraenamorado.—Eso fue precisamente lo que le pregunté, pero me lo negó en rotundo.

Estábamos en elRiche, lo que ya de por sí era todo un logro, puesLeo odiaba elgentío.Apesardeello,esedíaaccedióacomerallí.Enrealidad,habíamosquedadopara ver quién me sucedería en el puesto. Pero Leo era imposible. En cuantomencionéalgunosnombres,élcambióde temaysepusoahablardelamoryde lavidaymesoltóun largodiscurso sobre sumúsica.Me resultaba incomprensibley,para serte sincera, bastante aburrido. Algo así como que había nacido para amarciertas armonías y escalas, la seis menor... o como se llame. No le presté mucha

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atención.Se leveía tan felizyembelesadoconsigomismoquemesentíherida.Lepresionécomounaidiota:«¿Quéhapasado?Tienesquecontármelo».Peroélsenegóaentrarendetalles.Nopodíadecirnada,mecontestó,todavíano.Sólomedejóclaroqueporfinhabíaencontradoloquebuscaba.

—Quizásetrataradeunaredención.—Leoodiabatodolorelacionadoconlareligión.—Entonces¿quéera?—No tengoni idea. Sólo sé que se terminóunos días después, así, de repente,

igualqueempezó.Sedesinflóporcompleto.—¿Enquésentido?—Entodos.SucedióenmiúltimodíaenAlfredÖgren, justoantesdeNavidad;

harápocomásdeañoymedio.Fueenplenanoche,ensudespacho.Yocelebrabaunafiesta de despedida enmi casa a la que él no acudió, y esome entristeció.Es quehabíamostenidounarelaciónmuyespecial.

MiróaMikael.—Nohayningunarazónparaestarceloso.—Nomepongocelosocontantafacilidad—respondióél.—Yalosé.Yporesoteodio.Nohabríaestadomalquetesintierascelosodevez

encuando,aunquesólofueraparamostrartuinterés.Sitesoysincera,másomenosen laépocaen laque teconocí,Leoyyoestuvimosmedioenrollados.Despuésdedivorciarmeydetodoesejaleo,mividaseconvirtióenunauténticodesastre;talvezporellomemolestaratantoverenélesanuevafelicidadquenoencajabaenabsolutoconsuformadeser...Enfin,seacomosea,elcasoesquelollaméenplenanocheyresultóqueaún seencontrabaen sudespacho, cosaquemehirióaúnmás.Pero sedisculpócontantofervorqueleperdoné,ycuandomepreguntósiqueríatomarunacopa con él me acerqué a verlo de inmediato. No sé qué esperaba encontrar. Nientendíaquéhacíaallíaesashoras;Leonoeraprecisamenteunadictoaltrabajo.Yluegoesedespacho,quehabía sidode supadre...Algodemencial.Alucinarías.Deunade lasparedescuelgauncuadrodeDardely enun rincónhayunacómodadeHaupt.Leodecíaavecesqueledabavergüenza.Queeraunlujoescandaloso.Peroesanochecuandoentré...Apenassipuedodescribirlo;nosé,eracomosileardieranlos ojos, y en su voz había un tono nuevo, quebrado. Aun así, se esforzó pormostrarsealegre.Noparabadesonreír,peroteníalamiradaperdidaytriste.SobrelacómodadeHaupthabíaunabotelladeborgoñavacíaydoscopas, tambiénvacías;había recibido visita. Nos abrazamos, intercambiamos unas palabras amables, nosbebimos media botella de champán y prometimos mantener el contacto. Pero senotabaqueestabapensandoenotrascosas,hastaquealfinalledije:«Yanoparecesfeliz». «Soy feliz», me contestó. «Sólo que...» No terminó la frase. Permaneciócalladounbuenrato.Apurólacopadechampán.Seleveíadesconsolado.Dijoque

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pretendíahacerunaimportantedonación.—¿Aquién?—Notengoniidea,ymepreguntosinoseríaalgoqueselehabíaocurridoenese

momento. Pareció avergonzarse de lo que acababa de decir y yo no le hice máspreguntasalrespecto.Diolasensacióndeserdemasiadopersonal,ydespuésyanadafuecomoantes.Acabélevantándomeyentonceséltambiénselevantó,yvolvimosaabrazarnos y a besarnos, aunque sin demasiado entusiasmo. Tras murmurarle un«Cuídate,Leo»,salíalpasilloyllaméelascensor.Peronotardéendarmediavuelta,estaba enfadada. ¿Aquévenía ahora esa tonteríade andarse con secretos? ¿Qué lepasaba?Queríasaberlo.Noobstante,conformemeibaacercandomedicuentadequeloincomodaría.Meloencontrésentadofrenteasuescritorioescribiendoenunahojadepapel de color arena, y se notabaque se esforzaba en cuidar su letra.Tenía loshombrostensos.Ylágrimasenlosojos.Semecayóelalmaalospiesynomeatrevíamolestarlo.Élnollegóaverme.

—¿Ynosabesdequéibatodoaquello?—Supongo que estaba relacionado con sumadre.No sé si estarás al corriente,

peroellamuriódíasdespuésyélsetomóunaslargasvacacionesyestuvoviajandodurantemuchotiempo.Deberíahaberlollamadoparadarleelpésame,pero,comoyasabes,mividaseconvirtióenunauténticoinfierno.Empecéatrabajardíaynocheenminuevotrabajo,ymepeleabaconstantementeconmiex.Y,además,yameestabaacostandocontigo.

—Esodebiódeserlopeordetodo.—Sinduda.—¿Ynohasvueltoaverlodesdeaquellanoche?—Caraacara,no, sóloenunabreveapariciónquehizoen la tele.Creoque lo

teníaunpocoolvidado,oreprimidomásbien.Perocuandomehasllamado...Malindudó,comosilecostaraencontrarlaspalabras.—... ha vuelto a aparecer ante mí esa escena del despacho —continuó—, y

entoncesmehadadolasensacióndequehabíaalgoallíquenocuadraba.Aunquenosabíaexactamentequé.Sóloséquemeincomodaba;meirritabatantoqueacabéportelefonearlo.Perohacambiadodenúmero.

—¿Alguna vez te habló de un psicólogo al que dispararon por accidente en elgrupodecazadeAlfredÖgrencuandoélerapequeño?—preguntóMikael.

—¿Qué?No.¿Porqué?—CarlSegersellamaba.—Nomesuena.¿Quépasó?—Murió hace veinticinco años en una cacería de alces que se organizó en los

bosquesdeÖsthammar.Lepegaronuntiro;esprobablequefueraunaccidente.PeroelqueledisparóeraeldirectorfinancierodelGrupoRosvik,PerFält.

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—¿Ysospechasalgo?—Nodirectamente.Almenos,porahora.PeropenséquequizáCarlSegeryLeo

seconocieran.Lospadresapostaronfuerteporelchico,¿verdad?Loprepararonparahacertestdeinteligenciayotrascosas,yhevistoqueSegertieneartículosquehablandeloimportantequeeslaautoconfianzaparaeldesarrollodelosjóvenes,asíquemepregunté...

—CreoqueLeoteníamásdudasqueautoconfianza—leinterrumpióMalin.—CarlSegertambiénescribiósobrelasdudas.¿SolíahablarLeodesuspadres?—Algunasveces,aunquemásbiencondesgana.—Esonosuenamuybien.—Estoy segura de queHerman yViveka tuvieron sus buenosmomentos, pero

creoqueunadelasdesgraciasdeLeofuequenuncaseatrevióaenfrentarseaellos.Nuncaledejaronelegirsucamino.

—¿Quieres decir que se metió en el mundo de las finanzas en contra de suvoluntad?

—Bueno,lascosasnosonsiempretansimples.Digoyoqueéltambiénpondríaalgo de su parte. Pero estoy bastante convencida de que soñaba con romper esascadenas y escaparse de allí; quizá por ello me afectó tanto verlo escribir aquellanocheensudespacho.Medio la sensacióndequese tratabadeunadespedida,nosólodesumadre,sinotambiéndeotracosa,dealgomásgrande.

—AnteslohasllamadoHamlet.—Bueno, más bien para oponerlo a ti. Pero es verdad que le costaba tomar

decisionesyquesiempredudaba.—Hamletacabóvolviéndoseviolento.—Ja,ja,sí,peroLeonuncaseríacapazde...—¿Dequé?LacaradeMalinseensombreció.Mikaellepusounamanosobreelhombro.—¿Quétepasa?—preguntó.—Nada.—¡Vengaya!—Enunaocasiónlovivolversecompletamenteloco—explicóella.

Alas19.29,FariaKazisintióunestremecimientoquerecorriótodosucuerpocuandooyó losprimeros traqueteosdel trendemercancías.Sólofaltabandieciséisminutospara el cierre de las celdas. Pero hasta ese momento podían pasar muchas cosas.Nadielosabíamejorqueella.Desdeelpasillolellegabaeltintineodelosjuegosdellavesdelosguardiasyelmurmullodevariasvoces,yaunquenoseenterómuybiendeloquecomentaban,percibióunaexcitaciónenelambiente.

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Ignorabadequésetrataba,sóloadvirtiólasensacióndeurgenciaqueserespirabaallí dentro, y que era algo relacionado conBenito y con su inminente salida de lasección.Peronohabíanadaseguro,nisiquierasifuerallovíaono.Hacíaunahoraque amenazaba tormenta. Ahora lo único que llegaba del exterior era el terribleestruendodeltrendemercancías.

Losmurosparecíantemblarytodoelmundoibadeunladoparaotro,peronoledabala impresióndequesucedieraalgograve.¿Seríaposibleque,apesardetodo,esa noche la dejaran en paz? Los carceleros se mantenían mucho más atentos. YAlvar Olsen no la perdía de vista, fuera a donde fuese, y siempre parecía estarhaciendolaronda.¿Quiénsabíasialfinalélseríacapazdeprotegerla?¿Quiénsabíasialfinal—pormuchoscuchicheosqueallíhubiera—todosaldríabien?Fariapensóensushermanosyensumadre,yencómoelsoliluminabaelcéspeddeVallholmendurante su niñez. Pero sus ensoñaciones fueron interrumpidas por el sonidoinquietantemente familiar de unas chanclas que se acercaban por el pasillo.Ya nocabía ninguna duda. También percibió el aroma de un perfume dulce. Le costórespiraryquisoabrirunhuecoenlaparedyescaparsecorriendoporlasvíasdeltrenoesfumarsecomoporartedemagia.Peroallíestabaella,abandonadaydesamparadasobresucama.SesentíaigualdedesamparadaquecuandovivíaenSickla,eintentóvolver a pensar en Jamal. En vano. Ya nada la consolaría. El tren retumbaba, lospasos se aproximaban y el perfume ya se le había metido en la nariz. En brevesinstantes sería arrojada almismo agujero sin fondode siempre, y ya no importabacuántasvecessedijeraasímismaquedabaigual,quesuvidayaestabadestrozadayque no tenía nada que perder. Aun así, se quedaba aterrada cada vez que Benitoaparecíaporlapuertadesucelday,conunasonrisacomplaciente,ledabarecuerdosdepartedesushermanos.

NoteníaclarosiBenitoconocíaaBashiryaRazan,nisiquierasimanteníaalgúncontacto con ellos, pero Faria entendía esos recuerdos como amenazas demuerte.SiempreibanacompañadosdeunritualenelqueBenitolaabofeteabaylaacariciabaalternadamente: le tocaba lospechosy laentrepiernamientras la llamaba«zorra»y«puta inmigrata». Lo peor de todo, sin embargo, no eran ni los tocamientos ni laspalabras,sinolasensacióndequeaquellosóloeranlospreliminaresdealgomuchopeor;enmásdeunaocasiónllegóacreerqueencualquiermomentoveríaelbrillodelaceroenlamanodeBenito.Fariapensabaeneseaceroconasiduidad.

Toda la famadeBenito sebasaba enunasdagas indonesiasque ellamisma—decían— había forjadomientras pronunciaba una letanía demaldiciones y que—segúnsecomentaba—podíansentenciaraalguienaunamuerteseguraconelsimplehecho de que Benito apuntara a esa persona con ellas. El mito de las dagasacompañabaaBenitocuandopasabapor lospasillosde la cárcel comosi fueraunaura,unsiniestrohalo,ysemezclabaconsuperfume.Fariaimaginómuchasveces

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cómoBenitoseensañabaconellaconesasdagas.Habíadíasenlosquesentíaqueesoseríalomejor.

Aguzóeloídoy,porunmomento,alimentódenuevosuesperanza.Lospasossepararon.¿Lahabríandetenido?No,lospiessepusieronotravezacaminar,peroenesta ocasión iban acompañados. Lo supo no sólo por el oído, sino también por elolfato. El perfume de Benito se mezclaba con un olor más intenso a sudor y acaramelos dementa.EraTineGrönlund, esbirra y guardaespaldas deBenito. Fariacomprendióque,en lugardeun respiro,aquello significabaunaescalada.Acabaríamal.

Por la rendija de la puerta entreabierta pudo advertir los blanquecinos pies deBenito,consusuñaspintadasasomandoporencimade laschanclas.Al levantar lamirada, Faria vio que Benito llevaba arremangada la camisa, lo que dejaba aldescubierto sus tatuajesde serpientes. Ibamaquilladay sudaba,y teníaunamiradafría.Aunasí,sonreía.NadiesonreíadeformataninquietantecomoBenito.TrasellaaparecióTine,quienprocedióacerrarlapuerta,apesardequelosúnicosautorizadosparahacerloeranlosguardias.

—GretayLaurenestánahífuera.Demodoquenohaydequépreocuparse;nadienosmolestará—sentencióTine.

BenitoseacercóaFariamientras,porencimadelpantalón,toqueteabaalgoquesehallabaenunodesusbolsillos.Susonrisaseestrechóreduciéndoseaunasimpleinsinuación,una línea,yen supálida frente surgieronnuevasarrugas.Unagotadesudorasomóensulabiosuperior.

—Tenemosunpocodeprisa—dijo—.Esosperroscarcelerosquierenlargarmedeaquí,¿notehasenterado?Poresotúyyodebemosllegaraunacuerdoahoramismo.Noscaesbien,Faria.Eresmuyguapa,yanosotrasnosgustanlaschicasguapas.Perotambiénnosgustantushermanos.Ytushermanosnoshanpresentadounaofertamuygenerosa,yahoraquerríamossaber...

—Notengodinero—interrumpióFaria.—Bueno,unachicapuedepagardeotrasmaneras,ynosotras tenemosnuestras

propiaspreferencias,nuestrapropiadivisa,¿aquesí,Tine?Dehecho,Faria,hoytehetraídoalgoquecreoqueteayudaráamostrartemásparticipativa.

Benitovolvióamoverlosdedospalpandoloquellevabaenelbolsillo,peroestavezseledibujóunaampliasonrisaenloslabios,unasonrisaqueirradiabaungélidotriunfalismo.

—¿Quécreesquellevoaquí?—continuó—.¿Quépodríaser?NoesmiKeris,asíquetranquilízate.Peroesalgoquetienemuchovalorparamí.

Sacóunobjetonegrodelbolsilloy,actoseguido,seoyóunclicmetálico.Fariadejóderespirar;elobjetoeraunestilete.SequedótanparalizadaporelterrorqueleinfundióquenolediotiempoareaccionarcuandoBenitolaagarródelpeloyleechó

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lacabezahaciaatrás.Lentamente,muylentamente,lefueacercandoalcuellolahojadelanavajahasta

quelapuntaletocólaarteriacarótida,comosiBenitoquisieramostrarlecuáleraelmejor punto para que el corte resultara mortal. A continuación, entre susurros yescupitajos, pronunció unas palabras que parecían versar sobre la expiación de lospecadosconsangreysobreelrestablecimientodelhonorfamiliar.Farianoacababadeentenderdequéibatodoaquello.Sólosentíaeldulzordelperfumeensunarizyunalientoqueapestabaatabacoyaalgoviciadoynadasano.Noeracapazdepensarconclaridad.Poresotampocoentendióporqué,derepente,unanuevainquietudseinstalóallídentro.Luegorecordóquehacíatansólounmomentohabíaoídocómolapuertaseabríaysecerrabacasialinstante.

En la celda se encontraba otra persona. ¿Quién? Al principio, Faria no locomprendió.PeroeraLisbethSalander.Teníaunaspectoextraño,comosiestuvieraausenteysumidaenunsueño,ocomosinosupierarealmentedóndesehallaba.NisiquieraparecióreaccionarcuandoBenitoseleacercó.

—¿Molesto?—Delahostia.¿Quiéncoñotehadejadopasar?—Laschicasdeahífuera.Nohanprotestadodemasiado.—¡Idiotas! ¿No ves lo que llevo en la mano? —bufó Benito, blandiendo el

estilete.Lisbeth tomónotadeello,peronose inmutó.Se limitóadedicarleunamirada

ausente.—Asíquelárgatedeaquí,zorra.Oterajocomoauncerdo.—Noloharás.Porquenotevaadartiempo—contestóLisbeth.—¿Ah,no?¿Yeso?Unaoleadadeodiobarriólacelda.BenitoavanzóhaciaSalandernavajaenmano.

Peronollegómuylejos.TodosucediócontantarapidezqueFariaapenasconsiguióver loqueocurrió.Ungolpe,doscodazos...YBenitoquedócomoempotradaenlapared,inmóvilporcompleto,paralizada.Luegocayóhaciadelanteysediodebrucescontraelsuelodehormigónsinnisiquieraprotegerseconlasmanos.Actoseguido,sehizoelsilencio.Tansóloseoíaelatronadorruidodeltrendemercancías.

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Capítulo6

18dejunio

MalinyMikaelestabansentadosjuntos,apoyadoscontraelcabecerodelacama.Élleacaricióunhombroylepreguntó:

—¿Quépasó?—Leosevolvió locodeatar.Oye, ¿no tendrásporahíunbuenvino tinto?Me

vendríademaravilla.—Creo que tengo una botella de barolo —dijo Mikael para, acto seguido,

levantarseeirabuscarlaarrastrandolospies.Regresó con ella y dos copas, y se encontró aMalinmirandopor la ventanay

comoenotromundo.Lalluviaseguíacayendoenlabahía.Unaligeranieblaflotabasobreelmar,yalolejosseoíansirenas.MikaelsirvióelvinoybesóaMalinenlamejillayenlaboca.Ellaempezóacontarlelahistoriamientrasélcogíaeledredónparataparaambosconél.

—Comoyasabes,elhijodeAlfredÖgren,Ivar,esahoraeldirectorgeneraldelaempresa,apesardeserelmásjovendeloshermanos.SólolesacatresañosaLeo,ylosdosseconocendesdelainfancia.Peronosonamigosquedigamos.Másbienseodian.

—¿Yesoaquésedebe?—Alarivalidad,a loscomplejosde inferioridadycosasporelestilo. Ivarsabe

queLeoesmásinteligentequeél.SabequeLeolecalaenseguidacuandoseponeafanfarronear y amentir.Está llenode complejos, y no sólo intelectuales.A Ivar legustamuchocomeryvasiemprea restaurantescaros,ysehapuestogordoyfofo.Aúnnohallegadoaloscuarenta,perotieneaspectodeviejo,mientrasqueLeosaleacorrery,ensusmejoresdías,podríaaparentarveinticinco.Porotraparte,Ivaresmásfuerteytienemásarrojo,yademás...

Malinhizounamuecaytomóunsorbodelvino.—¿Qué?—Avecesmedavergüenza,porqueyoformépartedetodoeso.Porlogeneral,

Ivarerauntipomajo,exageradamentecampechanoquizá,yunpocobruto,peroun

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buen tío, al fin y al cabo. Aunque en algunas ocasiones podía ser infernal, algoterribledepresenciar,deverdad.CreoquetemíaqueLeolorelevaraensupuestodedirector.Habíamuchagente,inclusodentrodelajuntadirectiva,quequeríaqueasífuera.Enmiúltimasemanaenlaempresa—justoantesdeaquelencuentronocturnocon Leo—, tuvimos una reunión. Debíamos hablar de quién me sustituiría. Peroempezamosacharlardeotros temasy,bueno,viaIvar irritadoyadesdeunprimermomento.Sindudateníalamismasensaciónqueyo,quealgohabíapasado.EsqueLeosemostraba tan ridículamente feliz..., comosi estuvieraen lasnubes, flotandoporencimadetodoydetodos.Además,esasemanaapenashabíapisadolaoficinaeIvar semetió con él. Lo llamó «moralista», «vago» y «cobarde», cosa que, en unprincipio,Leoencajóbien;se limitóasonreíryaaguantar, loquesacódequicioaIvar y provocó que le soltara unas cosas horribles. Se transformó en un verdaderoracista.DijoqueLeoeraun«gitanacodemierda».Resultaba tanestúpidoquecreíqueLeoloignoraríaporcompleto.Encambio,selevantócomounrayodesusillayseabalanzósobreél.Locogiódelcuello,perodeverdad,comoparaestrangularlo.Yome eché sobre Leo y acabamos los dos en el suelo.Aquello era una auténticalocura.MeacuerdodequeLeomurmuraba«Somosmejores,somosmejores»,antesdequeporfinsecalmara.

—¿YquéhizoIvar?—Permaneciósentadoensusilla,enestadodeshock,mirándonosboquiabierto.

Luegoseinclinóhaciadelantey,muyavergonzado,pidióperdón.DespuésselargóyLeoyyonosquedamosenelsuelo.

—¿YquédijoLeo?—Nada, que yo recuerde. Todo aquello, ahora que lo pienso, fue de lo más

absurdo.—Bueno,llamarle«gitanacodemierda»fuetambiénbastanteabsurdo.—Ivaresasí.Cuandopierdelacabezasetransformaenunauténticocabróndelo

másprimitivo.Podríahaberlollamadootracosa,como«hijodeputa»o«cerdo».Ensumundoesmásomenos lomismo.Creoque lohaheredadodesupadre;enesafamiliahayunmontóndeasquerososprejuicios.Aesomerefierocuandodigoquemeavergüenzo.Jamástendríaquehaberpisadoesaempresa.

Mikaelasintiócon lacabezayapurósucopa.Deberíahaberlehechounpardepreguntasalrespecto,odedicarleunaspalabrasdeconsuelo,peroalgoseinterpusodenuevo en sus pensamientos.De entrada, no supoprecisar dequé se trataba, tansólosabíaqueestabarelacionadoconLisbeth.LuegoseacordódequelamadredeLisbeth, Agneta, tenía raíces romaníes. Su abuelo provenía de un grupo nómadaromaní, creía recordar, y por eso la madre de Lisbeth había figurado en ciertosregistrosqueluegollegaronaserilegales.

—¿Noserá...?—acabódiciendo.

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—¿Qué?—¿...queIvarsecreealguiensuperior?—Esoseguro.—Merefieroaqueconsideraqueessuperiorporsuslazosdesangreosuorigen.—Seríamuycurioso.La familiaMannheimer esde lomejorcitode lanobleza.

¿Adóndequieresiraparar?—Nolosémuybien.Malin parecía tranquila pero triste, y Mikael volvió a acariciarle el hombro.

Acababadesaberpordóndedebíaempezara tirardelhilo.Seremontaríaamuchotiempoatrás,recurriríaalosviejosregistrosparroquialessihacíafalta.

ElgolpedeLisbeth fueduro,quizádemasiado.Sediocuentadeello antesdequeBenito se precipitara al suelo o incluso de que su puño impactara contra ella. Locomprendió por la propia ligereza de los movimientos, por esa fuerza que noencuentra resistencia, por ese conocimiento que todo practicante de los deportesexplosivosposee:quelaperfecciónresideenaquelloqueapenassepercibe.

Le había propinado un buen derechazo de inesperada perfección justo en lalaringepara,actoseguido,pegarledoscodazosenlamandíbula.Después,Lisbethseechóaunlado,nosóloparadejarlacaer,sinotambiénparacontrolarlasituación.DemodoquepudoverperfectamentecómoBenito—sinnisiquieraprotegerseconlasmanos—cayódefrenteyestampóprimerolabarbillayluegotodalacaracontraelsuelo.Seoyóelcrujidodeunoshuesosqueserompían.Eramásdeloqueesperaba.

Benitoestabamal.Permanecíatumbadabocaabajoconelrostrotorcidoyrígido:unamuecahorrorosa.Noemitíaningúnsonido,nisiquierase laoíarespirar.NadielloraríamenoslamuertedeBenitoAnderssonqueLisbethSalander,perosideverdadestaba muerta las cosas se complicarían. Además, a su lado se encontraba TineGrönlund.

TineGrönlundnoeraprecisamentecomoBenito.Todolocontrario:parecíahabernacidoparaobedecerydejarsemandar.Peroeraaltayrápida,estabafibrada,ysusgolpes tenían un alcance nada fácil de calibrar, en especial cuando, como en eseinstante, llegabande lado.Lisbeth sólo loparóamedias.Lepitaban losoídosy leardíalamejilla,ysepreparóparaotrocombate.Peroselibró.Enlugardecontinuarla pelea, Tine se quedó mirando a Benito, que yacía en el suelo con un aspectobastantelamentable.Nosóloporlosrojosreguerosdesangrequesalíandesubocayseextendíansobreelhormigónformandounaespeciedegarra,sinotambiénporlaposicióndesutorcidocuerpoyelestadodesurostro.Benitoparecíaestardestinada,enelmejordeloscasos,apasarseelrestodesuvidapostradaenunacama.

—Benito,¿estásviva?—lesusurróTine.

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—Estáviva—dijoLisbethnomuyconvencida.No era la primera vez que dejaba KO a alguien, tanto dentro como fuera del

cuadrilátero, pero en esas ocasiones siempre había advertido—enmayor omenorgrado— gimoteos, quejidos o leves movimientos. En cambio, ahora reinaba untrágico silencio que se intensificaba con la inmovilidad del cuerpo y el vibrantenerviosismoqueflotabaenelaire.

—¡Joder,puesnosemueve!—Notienemuybuenapinta,esverdad—contestóLisbeth.Trasmascullarunaamenazayagitar lospuños,Tine saliópor lapuertaconun

peculiar movimiento de brazos que recordaba al de un pájaro batiendo las alas.Lisbethpermaneció inmóvil, concentradaycon laspiernasabiertas,ymiróaFariaKazi.Farialacontemplabaabsolutamenteperpleja.Sehallabasentadasobrelacamacon las manos alrededor de las rodillas y llevaba puesta una camisa azul que lequedabademasiadogrande.

—Voyasacartedeaquí—dijoLisbeth.

HolgerPalmgrenestabaensupisodeLiljeholmen,tumbadoensucamaarticuladaypensando en la llamada de Lisbeth. Le afligía no haber podido contestar aún a supetición. Sus cuidadores no le hacían caso, y él se encontraba demasiado débil yenfermocomoparabuscar losdocumentossolo.Sufríagravesdoloresencaderasypiernasyyanopodíacaminarniconelandador.Necesitabaayudaparacasitodo.Ensu casa había asistentes municipales a todas horas, pero la mayoría de ellos lotrataban como si tuviera cinco años. No parecía que les gustara su trabajo, nitampoco,porlogeneral,lagentemayor.Aveces,aunquenomuyamenudo—seguíasiendo un hombre orgulloso—, se arrepentía de no haber aceptado que Lisbeth lepagaraunaatenciónprivadamáscualificada.UnosdíasanteslehabíapreguntadoaMarita, esa joveny ruda cuidadora cuyo rostro siempre se torcía enunamuecadeascocuandoteníaquelevantarlodelacama:

—¿Tieneshijos?—Noquierohablardemividaprivada—leespetó,cortándoloenseco.A eso se había llegado, a que si él pretendía mostrar un poco de cortesía lo

tacharan de cotilla. La vejez era una humillación, un abuso. Así la veía él. Unmomentoantes,cuandonecesitóquelecambiaranelpañal,selevinoalamenteelpoemadeGunnarEkelöf«Deberíanavergonzarse».

No lo leía desde joven. Sin embargo, lo recordaba bastante bien, quizá noliteralmente,perosímásomenos.Hablabadeunhombre—talvezelálteregodelpoeta—queescribióloquellamóun«prólogodesumuerte»,enelqueexpresabasudeseo de que lo último que se viera de él fuese su puño cerrado flotando entre

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nenúfaresypalabrasquesubíanamododeburbujasdesdeelfondodelagua.AsídemiserablesehabíasentidoHolger, tantoqueesepoemaseleantojabala

únicaesperanzaquelequedaba:¡larebeldía!Eraverdadquesindudaempeoraríayquepronto sólopodríapermanecer tumbadoen lacamaenestadovegetal; cabía laposibilidad,incluso,dequeempezaraachochear.Yyasabíaquenoleaguardabamásquelamuerte,peroesonosignificabaquetuvieraqueaceptarlo;éseeraelmensajeyelconsuelodelpoema.Podíacerrarlamanoymostrarunpuñoenseñaldesilenciosaprotesta.Podíadejarsehundirhastaelfondodelagua,orgullosoyrebelde,yalavezquejarsedeldolor,lospañales,lainmovilidadytodalahumillaciónquesufría.

Aun así, en la vida no sólo había negrura. Todavía tenía amigos, sobre todo aLisbeth.Y luego estabaLulu, que no tardaría en llegar para ayudarle a buscar losdocumentos.LulueraunamujerdeSomalia,alta,bellayconunlargopelorecogidoenunatrenza.SumiradaresultabatanentrañablequeaHolgerledevolvíapartedelamorpropioquehabíaperdido.EraLuluquienlopreparabaparalanoche,quienleponía el parche demorfina y el pijama y quien lo acostaba.Aunque el sueco quehablaba no era todavía perfecto, sus preguntas resultaban auténticas. No decíatonteríasenprimerapersonadelpluraldeltipo:«Hoynosencontramosmejor,¿aquesí?».Preguntabapor lascosasquedeberíaestudiaryaprender, se interesabapor loqueHolgerhabíahechoensuvidaytambiénporloquepensaba.Ellaloveíacomounserhumano,nocomounviejosinhistoria.

Enlaactualidad,LulueraunadelaspocasalegríasdesuvidaylaúnicapersonaconlaquehabíahabladodeLisbethydesuencuentroenFlodberga.Lavisitafueunaauténtica pesadilla. La simple visión de los altos muros del penal lo revolvió pordentro. ¿Cómo habían podidometer a Lisbeth en un sitio como aquél? Ella habíahecho algo grandioso: había salvado la vida de un niño.Y, a pesar de ello, estabaencerradaconlaspeorescriminalesdelpaís.Unaindignanteinjusticia.Cuandolavioenaquella saladevisitasya seencontraba tanalteradoqueen laconversaciónquemantuvieronsefuedelalengua.

Empezó preguntándole por el tatuaje del dragón. Siempre había queridopreguntárselo.Además,élpertenecíaaunageneraciónquenoentendíaesaformadearte. ¿Por qué decorar tu propio cuerpo con algo que se quedará ahí para siempre,cuandolossereshumanosestamosenconstantecambioydesarrollo?

Lisbethcontestódeformabreveyconcisa,locualresultómásquesuficiente.FueentoncescuandoHolgerseemocionóysepusoarajardeestoydelootro,sinordenniconciertoy,comonopodíaserdeotramanera, lemetió todo tipode ideasen lacabeza. Resultaba estúpido, especialmente cuando ni él mismo tenía muy claroaquello de lo que hablaba. ¿Qué le pasaba? ¿Qué estaba haciendo?Bueno, a decirverdad, sabía el motivo. No sólo se debía a su edad y a su estado general deinsensatez:unpardesemanasanteshabíarecibidolavisitadeMaj-BrittTorell,una

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señoramayor de pelo blanco y cierto aspecto de pájaro.Torell era la secretaria deJohannes Caldin, el director de la clínica de psiquiatría infantil Sankt Stefan, enUppsala,cuandoLisbethestuvoingresadaallí.

A raíz de la aparición de Lisbeth Salander en los periódicos, Maj-Britt Torellhabía comenzado a consultar los montones de documentos, historiales médicos yapuntes con los que se había quedado al fallecer Caldin. Cabía aclarar —habíainsistido ella en señalar— que era la primera vez que violaba el derecho a laintimidad de un paciente. Pero aquí concurrían unas circunstancias especiales:«Comoustedyasabe,fueterriblecómotrataronaesaniña».PoresoMaj-Brittqueríaentregarleesospapeles,paraquetodosalieraalaluz.

Holgerlediolasgraciasysedespidiódeella;alrevisarlospapeles,sepusotristemás que otra cosa. La misma historia de siempre. De nuevo pudo leer cómo elpsiquiatra Peter Teleborian inmovilizó a Lisbeth con correas en la camilla y lasometióagravesabusos.Losdocumentosnoconteníannadanuevo;oporlomenosél no lo veía, pero quizá se equivocara. Habían bastado un par de palabrasimprudentesparaponer enmarchaaLisbeth,y ahora,por lovisto,habíadeducidoqueunavezformópartedeunestudiorealizadoanivelestatal.Elladijoqueconocíaa otros niños que habían participado en él, tanto antes comodespués de ella. Peroignoraba quiénes eran los responsables. Resultaba evidente que se habían cuidadomuchodequesusnombresnoaparecieranenInternetnienningúnarchivooregistro.

—¿Podríasecharotrovistazoaesosdocumentosparaversiencuentrasalgo?—lehabíapedidoLisbethporteléfono.YesoerajustamenteloqueharíaencuantollegaraLulu.

De pronto, procedente del suelo, se oyó el sonido de unos gruñidos y carraspeosseguidosdeunosescupitajos.Y,antesdequesetradujeranenpalabras,FariaKaziyasehabíadadocuentadeque se tratabademaldicionesyamenazas.MiróaBenito,queyacíabocaabajoconlosbrazosabiertos.Nomovíaningunapartedelcuerpo,nisiquiera un dedo; sólo la cabeza, que se levantó un centímetro, y los ojos, que sealzaronenoblicuoparafijarseenLisbethSalander.

—¡MiKeristeestáapuntando!Su voz sonó tan ronca y áspera que apenas si parecía humana. En los

pensamientosdeFaria,esaspalabrassemezclaronconlasangrequesalíadelabocadeBenito.

—Midagateestáapuntando.Estásmuerta.Eran auténticas sentencias demuerte. Por un instante, dio la sensación de que

Benitorecuperabaalgodesusuperioridad.Aunasí,Lisbethnomanifestódemasiadapreocupación. Se limitó a responder algo distraída, como si no hubiera prestado

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muchaatenciónaloqueBenitoacababadedecirle:—Pueslaquetienepintademuertaerestú,¿nocrees?Benitoyanoparecíaexistirparaella.Lisbethdirigiótodalaatenciónalpasilloy

Fariaprontoentendióporqué:unospasosrápidosyfirmesseaproximaban;alguienibacorriendohaciaallí.Y,actoseguido,alotroladodelapuerta,seoyeronvoceseinsultos,yluegolaspalabras:«¡Quitaosdeenmedio,joder!».Lapuertaseabriódeun tirón y allí apareció el jefe de los guardias, Alvar Olsen. Llevaba la habitualcamisaazuldesuuniformeyjadeabaconfuerza.

—¿Quécoñopasaaquí?—quisosaber.Paseólamiradaporlacelda:Benitoenelsuelo,LisbethsobreellayFariaensu

cama.—¡Diosmío!Pero¿quéhaocurrido?—inquiriósorprendido.—¿Vesesodelsuelo?—lepreguntóSalander.Alvar bajó lamirada y descubrió el estilete que en esemomento se hallaba en

mediodeuncharcodesangredelantedelamanoderechadeBenito.—¿Quécoño...?—Sesorprendiódenuevo.—Exacto.Alguienhaburladolaseguridaddevuestrosdetectoresdemetalyha

introducidounanavaja.Asíque loquehapasadoesque el personaldeuna cárcelmuygrandehaperdidosuautoridadyhafracasadoestrepitosamenteensuempeñodeprotegeraunapresaamenazada.

—Pero...Pero...¿Yeso?—murmuróAlvardesquiciado,señalandolamandíbuladeBenito.

—Esoesloquetúdeberíashaberhechohaceyamuchotiempo,Alvar.

Él se quedó mirando a Benito, que seguía tirada en el suelo con la cara torcida,destrozada,yconlasangrechorreándoleporlamandíbula.

—MiKeristeestáapuntando.Vasamorir,Salander—susurróBenitoconrabia.YentoncesAlvarsintiócómoelpánicoseapoderabadeél.Activó laalarmadesucinturónaltiempoquepedíaayudaagritos.

—Tematará—sentenció.—Éseesmiproblema—contestóLisbeth—.Meheenfrentadoapeorescabrones.—Noloshaypeores.En el pasillo se oían ya unos pasos aproximándose. ¿Esos idiotas se habían

mantenido cerca todo el tiempo? No le sorprendería lo másmínimo. Una enormerabiabrotóensu interior.PensóenVildayen lasamenazasquesehabían lanzadocontraella,ytambiénentodoelmódulo,quesehabíaconvertidoenunavergüenzatangrande.MiródenuevoaLisbethSalanderyseacordódesuspalabras:«Loquetúdeberíashaberhechohaceyamucho tiempo».Sintió instintivamenteque teníaque

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actuar. Debía recuperar su dignidad. Pero no le dio tiempo a nada. Sus colegas,HarrietyFred,irrumpieronenlaceldaysequedaronparalizados.MiraronaBenito,tendidaenelsuelo,y—aligualqueAlvarhacíatansólounmomento—oyeronlosconjurosquemurmuraba,aunqueconladiferenciadequeyanoeraposibleapreciarfrasescompletas.Sóloalgunassílabas,como«ke»o«kri»,resultabanperceptiblesensusmalvadasletanías.

—¡Mierda!—gritóFredalterado—.¡Mierda!Alvardiounpasoadelanteyseaclarólavoz.FueeneseinstantecuandoFredlo

descubrió.Susojosirradiabanmiedo.Teníasudorenlafrenteylasmejillas.—Harriet, llama a los enfermeros—le ordenóAlvar—. ¡Rápido, rápido!Y tú,

Fred...Nosabíamuybienquédecir.Loquepretendía,másquenada,eraganartiempoy

reforzarsuautoridad,cosaque,alparecer,nologró,porqueFredlointerrumpióconlamismaalteraciónenlavozqueantes.

—¡Joder!¡Menudodesastre!¿Quéhapasado?—Teníaunaactitudamenazanteysehapuestoviolenta—respondióAlvar.—¿Ylahasgolpeado?Deentrada,nocontestó.Peroluegoseacordódelaescalofrianteexactitudconla

queBenito había descrito el itinerario deVilda hasta el colegio. Se acordó de queinclusolehabíadichoelcolordesusbotasdeagua.

—Yo...—empezó.Dudó.Sintióquehabíaalgoen lapalabra«yo»que leasustabaa lavezque le

atraía.MiróaSalander.Ellanegócon lacabezacomosiadivinarasus intenciones.Peronopodíahacerlecaso;pasaraloquepasase,teníaquedarlacara.Leparecíalomáscorrecto.

—Nomehadejadootraopción.—Pero,joder,estotienemuymalapinta.Benito,Benito,¿cómoestás?¡Diosmío!

—se lamentó Fred.Y ésa fue paraAlvar la gota que colmó el vaso. Se acabó. Seacabarontantosmesesdecerrarlosojosymirarparaotrolado.

—En lugar de preocuparte por Benito deberías hacerlo por Faria—le soltó—.Hemosdejadoquetodoestemóduloseintoxiqueysedestruya.¿Veseseestiletedelsuelo?Benitohaconseguidometerloen launidad,ha introducidoclandestinamenteunamalditaarmaasesina,yestabaapuntodeatacaraFariacuandoyo...

Dudó de nuevo. Buscaba las palabras. Era como si en ese momento se dieracuentadelamagnituddesumentira,yvolvióamiraraLisbethSalander—estavezdesesperado— con la confianza de que lo salvara. La salvación, no obstante, noprovinodeella.

—Ibaamatarme—tercióFariaKazidesdelacama,señalandounpequeñocorteenelcuello,loqueanimóaAlvaraseguir.

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—¿Quéqueríasquehiciera?¿Esperaraversilolograba?—leespetóaFred.Yentoncesrecuperópartedesuseguridad,aunquealmismotiemposediocuenta,cadavezmás,dellíoenelqueseestabametiendo.

Peroyaeratardeparaecharseatrás:juntoalapuertaseagolpabanotrasinternas.Muchasdeellashastaempujabanparaintentarentrar.Lasituaciónsedesmadraríadeunmomento a otro. Fuera, en el pasillo, algunas presas chillaban exaltadas. Otrasaplaudían.Ungranalivio—osentimientodeliberación—seestabapropagandoporla unidad. Una mujer pegó un grito de alegría y las voces se convirtieron en unmurmullo, un manto de ruido que fue aumentando su intensidad, como en elmomentocumbredeunsangrientocombatedeboxeoodeunacorridadetoros.

Sin embargo, lo que se oía no era sólo alegría. En aquel tumulto también sedistinguían amenazas, unas amenazas que no iban dirigidas a él, sino a LisbethSalander, como si el rumor de lo que realmente había ocurrido ya se hubieraextendido. Alvar comprendió que tenía que actuar, debía mostrarse resolutivo.Declaróenvozaltaquehabíaqueinformardeinmediatoalapolicía.Sabíaquelosguardiasdelasotrasunidadesyasehallabandecamino—comosucedíacadavezquesaltabalaalarma—,perodudóentreencerraralaspresasenesemismomomentooesperaraquellegaranlosrefuerzos.DiounpasohaciadelanteendirecciónaFariaKazi mientras les decía a Harriet y a Fred que los enfermeros y los psicólogostambiéndebíanatenderlaaella.LuegosevolvióhaciaLisbethSalanderyleordenóqueloacompañara.

Salióconellaalpasilloypasaronpordelantedeungrupodeinternasexcitadasyguardiasqueseabríancaminoentrelamultitud.Poruninstantecreyóquetodoseiríaaltraste.Portodasparteshabíagentequegritabayquetirabadeellos.Lasreclusasestabanapuntodeamotinarse.Eracomosi esamezclade tensiónydesesperaciónque llevaba tanto tiempo germinando estuviera ahora a punto de estallar. Le costóDiosyayudallevaraSalanderhastasuceldaycerrarlapuerta,quefueaporreadadeinmediato mientras sus compañeros exigían orden a gritos. A Alvar se le salía elcorazón del pecho. Tenía la boca seca y no sabía qué decir. Lisbeth ni siquiera sedignóamirarlo:dirigió lamiradahaciasumesamientrassepasaba lamanoporelpelo.

—Megustaasumirlaresponsabilidaddemispropiosactos—dijoella.—Sólopretendíaprotegerte.—¡Yunamierda!Loúnicoquequeríaserasentirteunapersonaunpocomejor.

Peronopasanada,Alvar.¿Puedesirteya?Él deseó decir algo más, explicarse. Pero se dio cuenta de que lo único que

conseguiría sería hacer el ridículo. Al ir a abandonar la celda, ella murmuró a suespalda:

—¡Lehedadoenlalaringe!

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«Lalaringe»,pensóélaltiempoquecerrabalapuertaconllave.Yechóaandarporelpasilloenmediodeaqueltumulto.

HolgerPalmgrenesperabaaLulumientrasseesforzabaenrecordarloqueponíaenlos documentos. ¿Esconderían, realmente, algo sorprendente? ¿Hallaría algo nuevoenellos?Lecostabacreerlo;aparte,claroestaba,deesedatodelquesiemprehabíasidoconsciente:quehuboplanesparadaraLisbethenadopcióncuandoerapequeña,cuandolasituaciónconelpadreylasviolacionesdesumadre,Agneta,estabanensupeormomento.

Bueno, pronto se enteraría. Lulu siempre llegaba puntual—a las nueve— loscuatrodíasde la semanaen losqueacudía.Yesedíaeraunodeellos.Ansiabasullegada.Lululoacostaría,lepondríaelparchedemorfina,cuidaríadeélylesacaríalosdocumentosdelcajóninferiordelacómodadelsalóndondeloshabíametidolaúltimavezqueestuvoallí,despuésdelavisitadeMaj-BrittTorell.

Holgerjuróquelosleeríacontodasuatención.Quizálefueraconcedidalagraciade poder ayudar a Lisbeth una última vez.Gimió. El dolor volvió a recorrerle lascaderas.Nohabíaningúnotromomentodeldíaenelqueledolierantanto,yrezóunaoración:«QueridaymaravillosaLulu:tenecesito.Venya».Y,enefecto,nollevabamás que cinco o diezminutos tamborileando con lamano buena sobre el edredóncuandopercibióunospasosenlaescalera,unospasosqueleresultabanfamiliares.

Lapuertaseabrió.¿Habíallegadoveinteminutosantes?¡Quémaravilla!Peronooyóningúnsaludoalegredel tipo«Buenasnoches,queridoamigo», sinosólounospiesqueentrabancongransigiloenelapartamentoyseacercabanaldormitorio.Seasustó; algonadahabitual enél.Ésa eraunade lasventajasde la edad,queyanoteníamuchoqueperder.Y,noobstante,enesaocasión,unagraninquietudseapoderódeél,talvezproducida,precisamente,porlosdocumentos.QueríaleerlosconelfindeayudaraLisbeth.Derepentehabíaaparecidounmotivoparaseguirviviendo.

—¡Hola!—gritó—.¿Hayalguienahí?—Diosmío,¿estásdespierto?Esperabaquedurmieras.—¿Cómomeibaadormirsabiendoquevenías?—dijoHolger,manifiestamente

aliviado.—¿Esqueyasetehaolvidadolocansadoyagotadoquehasestadoduranteestos

últimos días? Por unos momentos pensé que esa visita a la cárcel te mataría —contestóLulualtiempoqueasomabaporlapuerta.

Teníalosojosyloslabiospintados,yllevabaunvestidoafricanodegrancoloridoybelleza.

—¿Tanmaloheestado?—Apenassepodíahablarcontigo.

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—Pueslosiento,intentarémejorar.—Sabesqueeresmipacientefavorito.Tuúnicodefectoesquepidesperdóncada

dosportres.—Perdona.—¿Loves?—¿Quépasahoy,Lulu?Tienesalgo,noséquées,peroteveomásguapaquede

costumbre.—HequedadoparatomarunacopaconunsuecodeVästerhaninge.¿Telopuedes

imaginar?EsingenieroytieneunchaléyunVolvonuevo.—Yquiereligarcontigo,claro.—Eso espero —le respondió Lulu mientras le colocaba bien las piernas. Se

aseguródeque apoyarabien la cabeza en la almohaday se dispuso a incorporarloelevandoelrespaldodelacama.

Mientraslacamasubíaconunzumbidosordo,ellaseguíahablandodelhombredeVästerhaninge,quese llamabaRoberto talvezRolf.Holgernoprestabamuchaatenciónasuspalabras.Lululepusolamanoenlafrente.

—Ay,perositienessudoresfríos,tonto.Deberíaducharte.Nadielollamaba«tonto»contantaternuracomoLuluy,aunquenormalmentele

encantabacharlarconella,esedíasesentíaimpaciente.Semirólamanoizquierda,sinvida;presentabaunaspectomáslastimosoquenunca.

—Perdona,Lulu.¿Podríashacerotracosaantes?—Siempretuservicio.—Siempreatuservicio—lacorrigió—.¿Teacuerdasdeesospapelesquemetiste

enelcajóndelacómodalaúltimavez?¿Puedessacarlos,porfavor?Necesitoleerlosdenuevo.

—Perosidecíasqueeranhorribles.—Yloson.Peronecesitovolveraverlos.—Vale,vale.Iréabuscarlos—zanjóella.Salióde lahabitacióny,alregresar, llevóunapiladehojasmuchomayorde lo

que él recordaba haber recibido. Quizá Lulu hubiera cogido también otros viejosdocumentossinquerer.Sepusootraveznervioso,nosabíasiporqueallínohallaríaninguna cosa quemereciera la pena o porque sí la encontraría, y entoncesLisbethvolveríaahacerdelassuyas.

—Pareces más animado hoy, Holger. Pero te noto algo ausente. ¿Ya estáspensandodenuevoenesaSalander?—inquirióLulumientrasdejabalospapelesenlamesilla,juntoasuscajitasdepastillasysuslibros.

—Sí,asíes.Fueterribleverlaenlacárcel.—Loentiendo.—¿Puedes traerme el cepillo de dientes, ponerme el parche de morfina y

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movermelaspiernasunpocohacialaizquierda?Esquesientocomosi...—¿...teestuvieranclavandocuchillos?—completóLulu.—Sí,comosimeestuvieranclavandocuchillos.¿Lodigosiempre?—Casisiempre.—¿Loves?Yaempiezoachochear.Peroesque luegoquiero leeresospapeles.

AsíyapodrásmarcharteaveratuRoger.—Rolf—lecorrigióella.—Bueno,Rolf.Esperoqueseabuenapersona.Esoeslomásimportante.—¿Ah,sí?¿Túelegisteatusmujeresporsubondad?—Almenosdeberíahaberlohecho.—Esoesloquedecístodos,yluegoosvaisconlaprimeraguapaqueseoscruza

enelcamino.—¿Qué?Ah,no,notecreas.Ya no prestaba demasiada atención. Le pidió a Lulu que le diera toda aquella

documentación;élnoteníafuerzasniparacogerlaconelbrazobueno,quetampocolefuncionabamuybien.SepusoaleermientrasLululedesabotonabalacamisaparaaplicarle el parche de morfina. De vez en cuando hacía un alto cuando ella lointerrumpía con alguno de sus quehaceres, y también de vez en cuando se sentíaobligadoadecirlealgoamableyanimado.SedespidiódeellaconmuchocariñoyledeseótodalasuertedelmundoconsucitaconRolfoRoger.Ocomosellamara.

Siguió hojeando y leyendo aquellos papeles. Tal y como recordaba eran, en sumayoría, unmontón de documentos del psiquiatra Peter Teleborian: protocolos demedicación,informesquehablabandepastillasquenohabíanpodidoadministrarseyde terapias durante las que la paciente se había callado y negado a colaborar,decisiones de tomar medidas coercitivas, recursos de apelación, respuestas ainstancias de consulta, nuevas medidas coercitivas, claras indicaciones —aunqueformuladasdeunmodoclínicamenteaséptico—depurosadismo...Enfin,todasesascosasque,ensudía,atormentarontantoaHolger.

Peronodioconnadade loqueLisbethqueríaaveriguar.¿Se lehabríapasado?Decidiórepasarlo todounavezmásy,porsiacaso,enestaocasiónutilizósu lupa.Examinó cada página conmucho detenimiento, y entonces se fijó en algo.No eragran cosa, sólo dos pequeñas anotaciones de Teleborian —clasificadas comoconfidenciales— de cuando Lisbeth ingresó en la clínica de Uppsala. Aun así, leproporcionójustoloqueellalehabíapedidoquebuscara:nombres.

Lasnotasdecían:

ConocidayaporelRegistroparaelEstudiodelaGenéticayelEntorno(REGE).ParticipantedelProyecto9.(Resultado:Deficiente.)Decisión tomadaporelcatedráticodesociologíaMartinSteinbergde trasladara lapacienteaunafamiliadeacogida.Imposible,noobstante,dellevaracabo.Propensaaescaparse.Ingeniosa.IncidentegraveconGenelpisodeLundagatan:sefugóconsóloseisaños.

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¿«Sefugóconsóloseisaños»?¿EraéseelincidentequeLisbethhabíacomentadoenlacárcel?Teníaqueserlo,nopodíaserotro.¿Ysería«G»lamujerconlamanchade nacimiento en el cuello? Posiblemente. Pero allí no se daban más detalles, demodo que no resultaba fácil decir nada concluyente. Holger se sumió en suspensamientos.Luego volvió a leer la nota ymostró, a pesar de todo, una pequeñasonrisaalterminardehacerlo.«Ingeniosa»,decíadeellaTeleborian.ÉsaeralaúnicapalabrapositivaqueeseidiotahabíaescritosobreLisbethentodasuvida.Hastaunasno acierta a veces... Sin embargo, era evidente quenohabíamotivo algunoparasonreír. La anotación confirmaba que estuvieron a punto de sacar a Lisbeth de sucasa.Holgercontinuóleyendo:

Madre:AgnetaSalander,congraveslesionescerebralestrasrecibirrepetidosgolpesenlacabeza.IngresadaenlaresidenciadeÄppelviken.AnteriormentehamantenidoencuentrosconlapsicólogaHildavonKanterborg,dequiensecreequepuedehabervioladoelsecretoprofesionalinformandosobreelregistro.Quenocontactemásconlapaciente.ElprofesorSteinbergyGhanprevistotomartambiénotrasmedidas.

«ElprofesorSteinberg—pensóHolger—:MartinSteinberg.»Habíaalgoenese

nombrequeleresultabafamiliar.Conmuchoesfuerzo—comocontodoúltimamente—, cogió elmóvil y buscó su imagen enGoogle. Enseguida lo reconoció. ¿Cómopodía habérsele pasado? No era que Martin y él fueran íntimos amigos, pero sehabían visto en varias ocasiones, la primera haría unos veinticinco años, cuandoSteinbergfuetestigopericialenunjuicioenelqueHolgerdefendióaunjovenconunterriblecuadrofamiliarquehabíasidoacusadodemaltratarasupadre.

Seacordabade locontentoquesehabíapuestopor teneraunaautoridadcomoSteinbergasulado.Elcatedráticoformabapartedeungrannúmerodeprestigiososcomitésycomisiones.Eraciertoquesusopinionesresultabanbastanteanticuadasymonolíticas. Pero, sin lugar a dudas, su participación fue muy valiosa: ayudó aHolger a conseguir que el cliente fuera absuelto. Tomaron una copa juntos tras eljuicio y después volvieron a verse unas cuantas veces más. Igual podría sacarlealgunaqueotrainformación.

Holgerestabaenlacamaconlaenormepiladepapelesaltiempoqueintentabapensarconclaridad.¿SeríaimprudentecontactarconSteinberg?Tanprontopensabaquesícomoqueno.Sequedócavilandoduranteunosdiezoquinceminutosmientraslamorfina le ibahaciendoefectoyeldolorde las caderas se le antojabamásbienalfilerazosquecuchillazos.¿Porquénollamarlo?Lisbethlehabíapedidoayuda,demodoquedeberíahacercuantoestuvieraensumano,¿no?Yaquehabíaconseguidolos documentos, debía sacarles el máximo partido, así que ideó una estrategia. Acontinuación,marcóunnúmeroy,mientrasesperabaquedescolgaran,mirólahora.Eranlasdiezyveintedelanoche,unpocotarde,perotampocoenexceso,pensó.Encualquiercaso, teníaqueprocederconmuchacautela.Noobstante,nadamásoír lasobriaautoridaddelavozdeSteinbergsedesanimóyhubodeesforzarsealmáximo

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paraquelasuyatambiénsonaraautoritariaalavezquedistinguida.—Leruegoquemedisculpe—dijo—.Esquemegustaríapreguntarlealgo.LaverdaderaqueMartinSteinbergnosemostróenabsolutodesagradable.Sin

embargo, dio la impresión de haberse puesto en alerta, y tampoco bajó la guardiacuandoHolgerlofelicitóportodalalistadeprestigiososnombramientosycargosderesponsabilidad que había visto en Wikipedia. El catedrático se interesócumplidamenteporlasaluddeHolger.

—¿Qué quiere que le diga ami edad?Me contento con que el cuerpo aún semoleste en doler y recordarme que estoy vivo—le respondió Holger, procurandoreírse.

Martin Steinberg también lo intentó, tras lo cual intercambiaron unas palabrassobrelosviejostiempos.LuegoHolgerexpusoelmotivodesullamada.Leexplicóque había hablado con un cliente y que necesitaba saber qué tipo de trabajo habíarealizadoSteinbergenelasíllamado«registro».Todounerror:lapreguntaprodujo,enelacto,ciertainquietudensuinterlocutor;unainquietudnoexentadenerviosismoque,sinmuchoéxito,intentóocultar.

—Puesnoséaquéserefiere—contestóelprofesorSteinberg.—¿Ah, no? ¿En serio?Qué raro.Es que he leído que tomó algunas decisiones

paraesainstitución.—¿Dóndehaleídoeso?—Enunospapelesquemehandado—respondióHolger,volviéndosecadavez

másimprecisoyaladefensiva.—Puesdígameenquélugarexactoporqueesunauténticodisparate—continuó

Steinbergenuntonosorprendentementesevero.—Nosé...,volveréamirarloconmásdetenimiento.—Sí,esoesloquetienequehacer.—Alomejormehehechounlíoynoloheentendidobien.Noseríalaprimera

vez—aseguróHolger.—Bueno,soncosasquepasan—señalóSteinberg,tratandodesonaramableyde

restarleimportanciaelasunto.Peroresultómásqueevidentequesehabíaalteradoyquenolograbadisimularlo;lopeordetodoeraqueadvirtióqueHolgersehabíadadocuenta. A modo de autodefensa, apostilló innecesariamente—: Bueno, también esposiblequehayaunerrorensusdocumentos.¿Quiéneselclientequehacontactadoconusted?

Holgerlecontestóquenoselopodíarevelaryseapresuróaterminarlallamada.Aunque ya mucho antes de colgar supo que esa conversación acarrearíaconsecuencias. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Había querido ayudar, y enlugardeesohabíametidolapata.Porsifuerapoco,conformepasabanlashorasylanochecaíasobreLiljeholmen,suestadodeánimoibademalenpeor.Laangustiay

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losremordimientosnocesabandeaumentarysesumabanasusdoloresdeespaldayde caderas. Una y otra vez se culpabilizaba por haber sido tan imprudente y tanidiota.

ElviejoHolgerPalmgrendabapena.

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Capítulo7

19dejunio

MikaelBlomkvist sedespertó tempranoyse levantóconsigiloparanodespertaraMalinesamañanadedomingo.Sepusounosvaquerosyunacamisagrisdealgodón,fueaprepararseuncappuccinobiencargadoysetomóunsándwichmientrasleíaelperiódico.

Luegosesentófrentealordenadorpreguntándosepordóndeempezar.Noteníaniidea. A lo largo de su vida había buscado información en todo lo imaginable:archivos, diarios, bases de datos informatizados, actas de tribunales, microfilmes,viejos legajos, inventariosdeherencias,declaracionesderenta,balancesanualesdeempresas,testamentos,relacionesdeingresoseimpuestos...

Habíarecurridoadocumentosclasificadoscomoconfidenciales,sehabíaacogidoalderechoqueledabalaleydeaccesoadocumentosoficialesyladelaproteccióndefuentes,yhabíadadoconpuertastraserasyresquicioslegales.Habíarebuscado,literalmente, entre la basura, estudiado con toda minuciosidad viejas fotografías,ensambladolaspiezasdepuzlescontestimonioscontradictorios,ysehabíametidoensótanosycámarasfrigoríficas.Peronuncahabíaintentadoaveriguarsialguienhabíasidoadoptadoohabíanacidofueradelmatrimonio.Raravezconsiderabaqueesoleincumbiera,yenesaocasióntampocoestabasegurodequeasífuese.Apesardeello,confiabaensuinstinto.IvarÖgrenhabíallamado«gitanacodemierda»aLeo,loquenosólo resultaba serun rancioy repugnante insulto racista, sinoque tambiénse leantojaba extraño. Si de lo que ese idiota presumía era de linaje o de una supuestapurezadesangresueca,lafamiliaMannheimerestabaaañosluzdelosÖgrenatodoslos niveles, pues su alta alcurnia se remontaba a familias nobles del sigloXVII. AMikael no le parecíadel todo improbablequehubiera algo en el pasado en loquemerecieralapenahurgar.

Nadamás empezar a buscar en la red, una sonrisa se dibujó en sus labios.Nosabíamuybienporqué,perolagenealogíasehabíaconvertido,atodasluces,enunauténticomovimientopopular.Existíanunainfinidaddearchivosenlosqueindagar,y era fantástico ver la cantidad de antiguos registros parroquiales, censos y datos

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sobre la emigración y la inmigración que se habían escaneado y digitalizado.Unaverdaderaminadeoro.Paraaquelquelodeseara,labúsquedapodíairhastatiemposbastantemásremotos,muchomásalládenuestrapropiahistoria,eincluso—conlaayuda de los bancos de datos genéticos— hasta nuestros antepasados africanos.Quiendispusieradedineroypacienciapodíallegartodololejosquedeseara,seguirlosdesplazamientosquesusancestroshabíanrealizado,atravésdelosmilenios,porestepasycontinentes.

Sin embargo, obtener información de adopciones más recientes resultaba másdificultoso.Respectoaesoexistíaunperíododeconfidencialidaddesetentaañosque—eracierto—podíarecurrirseanteeltribunaladministrativodeapelación,peroesederecho de apelación sólo se aplicaba a casos especiales, algo que difícilmentecontemplaríaelcasodeunperiodistacuriosoque,encima,nosabíaniloquebuscaba.Por la vía oficial, la puerta estaba cerrada, aunque él sabía mejor que nadie quesiempreexistíaalgunamaneradefranquearla.Sóloeracuestióndededucircómo.

Eran las siete ymedia de lamañana.Malin seguía durmiendo en la cama y elaspectodelabahíadeRiddarfjärdenprometíaunbonitodía.AlcabodeunashorassaldríandecasaparaasistiralseminarioqueibaacelebrarseenelMuseoFotográficode Stadsgårdskajen y en el que participaría Leo Mannheimer. Pero antes MikaelqueríaindagarafondoenelpasadodeLeo.Noleestabayendomuybien,ytampocoayudabamuchoquedigamoselhechodeque fueradomingo.Todoestabacerrado.Teníaqueadmitirque,traslaslargasconversacionesconMalindelanocheanterior,había empezado a cogerle simpatía al chico. Pero eso ahora no importaba, en susplanesnoentrabarendirse.Silohabíaentendidobien,deberíaempezarporsolicitarellibrodefamiliadeLeoenelArchivoMunicipal.Siselodenegaban,yatendríaunindicio de que sus sospechas no eran infundadas. Aunque eso en sí mismo noconstituíaningunaprueba:ellibropodríahaberseclasificadocomoconfidencialporotros motivos distintos de los de la adopción. Mikael se vería obligado a seguiradelanteypedirlosexpedientespersonalesdelospadresyeldeLeoparacotejarlos.En esos expedientes —que tan sólo en casos excepcionales se clasificaban comoconfidenciales— figurarían sus cambios de domicilio. Si Leo y sus padres noaparecían empadronados en el mismo distrito —en ese caso, el de Västerled, enNockeby— cuando Leo había nacido, ahí tendría la prueba: Herman y VivekadifícilmentepodríanserlospadresbiológicosdeLeo.

PorelloMikaelredactóunasolicitudparaobtenerdelArchivoMunicipalnosóloellibrodefamiliadeLeo,sinotambiénsuexpedientepersonalylosdesuspadres.Aun así, no se decidió a enviar la solicitud. Por su nombre; activaba todo tipo dealarmas.La gente se preguntaba por quéMikaelBlomkvist quería saber tal o cualcosa y luego empezaba a comentar: «MikaelBlomkvist ha estado fisgoneando poraquí».Sindudatodoelmundoseenteraría,yeso—siesqueallíhabíaenrealidad

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algodelicado—no seríanadabueno.Decidió esperar al día siguientey llamarporteléfono.Asípodríahacerusodelderechoalanonimatoqueserecogíaenlaleydeaccesoadocumentosoficiales.

Aunque, ahora que lo pensaba, quizáHolger Palmgren ya supiera la respuesta.Holger —en contra de todo pronóstico y sin duda en contra de todas lasrecomendacionesmédicas—habíaidoavisitaraLisbethalacárceldeFlodberga.Encualquier caso, sería un detalle llamarlo para ver cómo estaba. Mikael cogió elteléfono y consultó su reloj. ¿Era demasiado temprano? No, en absoluto; Holgersiempresedespertabaaprimerahoradelamañanaindependientementedeldíaquefuese,demodoquemarcó sunúmero.Peroalgoparecíapasarle almóvildelviejohombre:elnúmeroyanosehallabaenuso,decíaunavozgrabada.EntoncesMikaellotelefoneóalfijo.Tampocopudohablarconél.Estabaapuntodevolveraintentarlocuandoadvirtió lospasosdeunospiesdesnudosa suespalda,por loque sedio lavueltaconunasonrisa.

HolgerPalmgrenhabíadescubiertoquesumóvilhabíadejadodefuncionar,cosaqueselimitóaconsiderarcomoalgodentrodeloesperable;esqueyanadafuncionaba,nisiquieraélmismo.Seencontrabaenunestadolamentable.Llevabadespiertodesdeprimerahoradelamañana,angustiadoycongrandesdolores.¿Porquédiablosselehabríaocurridoanochehaceresallamada?

Estaba cada vez más convencido de que había sido un error garrafal. ¿Y siSteinberg,pormuchosprestigiososcomitésa losqueperteneciera,eraunauténticosinvergüenza? El mero hecho de que hubiese firmado la decisión de trasladar aLisbethaunafamiliadeacogidaencontradesuvoluntadyladesumadre...Sóloesoya...

Dios, qué estúpido había sido. ¿Qué podía hacer ahora? Ante todo, llamar aLisbethycomentarloconella.Peroelproblemaeraquesumóvilnofuncionaba.Yelfijohabíadejadodeusarlo,puesúltimamente sólo lo llamabanvendedoresygenteconlaquenoqueríahablar.Sepreguntósinolohabríadesconectado.

Sediolavueltaconmuchoesfuerzoypudoconstatarque,enefecto,laclavijanoestabaconectadaalarosetadelapared.¿Podríavolveraconectarlo?Estiróelcuerpoalmáximo,pasandoelpechoporencimadelabarandilladelacama,hastaquellególobastantelejoscomoparavolverameterlaclavija.Despuéssequedójadeandounratoantesdelevantarelauriculardelviejoteléfono,quesehallabaenlamesilla.Ledio tono.Algo era algo.De pronto, se sintió lleno de energía, por lo que llamó alserviciodeinformacióntelefónicaypidióquelepusieranconelcentropenitenciariode Flodberga. Como era lógico, no esperaba que en la centralita de la cárcel lerespondieraprecisamentemísterSimpatía,perosequedóperplejopor laarrogancia

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conlaqueaquellapersonasedirigióaél.—Mi nombre es Holger Palmgren —le dijo con toda su autoridad—. Soy

abogado.Hagaelfavordeponermeconlosresponsablesdelaunidaddeseguridad.Setratadeunasuntodemáximaimportancia—explicó.

—Puestendráqueesperar.—¡Nopuedoesperar!—soltóconbrusquedad.Sinembargo,nolequedómásremedio,ytrasinfinitosmareosyesperasporfinle

pusieronconunaguardiadelasecciónquesellamabaHarrietLindfors.Harrietsonósecayáspera,peroHolgerinsistióenlagravedaddelasunto.NecesitabahablarconurgenciaconLisbethSalander,explicó.Larespuestadelaguardialodejóhelado.Nosóloporsutonodevoz,llenodenerviosismo,sinotambiénporsuspalabras:

—No puede hablar con ella. Sobre todo, teniendo en cuenta las circunstanciasactuales.

—¿Hasucedidoalgo?—preguntó.—¿Trabajaustedconsurepresentantelegal?—No.Osí.—Esonoesunarespuestamuyclara.—Noestoyimplicadodirectamente.—Puesllameustedmástarde—zanjóHarrietLindforsparacolgarsinnisiquiera

esperarrespuesta,loqueenfurecióaHolger.Empezóagolpearlacamaconsumanobuenamientrasseimaginabaquehabíanocurridolascosasmásterribles,yentoncespensóquetodoeraculpasuya.Luegointentócalmarseydesterrardesumenteesasatroces especulaciones. Sin demasiado éxito. ¿Por qué diablos tenía que estar tanfastidiado?

Si no lo hubiera estado, se habría levantado y habría tomado las riendas de lasituación. Pero tenía los dedos atrofiados y rígidos, y el cuerpo torcido y medioparalizado.Nisiquieraeracapazdesentarseensusilladeruedassinayuda,cosaquenosoportaba.Silanochehabíasidosucalvario,ahorasesentíacomosiyaestuvieraclavadoenlacruz,esdecir,enesemalditocolchón.NisiquieraelbuenodeEkelöfysu puño cerrado entre nenúfares lo consolaban. Dirigió la mirada al teléfono fijo.MientrasloteníanenesperaenFlodberga,lehabíadadolasensacióndequealguienlo estaba llamando y, en efecto,MikaelBlomkvist lo había telefoneado y le habíadejado un mensaje en el contestador. Eso era positivo, Mikael podría ayudarle ycontinuarinvestigando.Holgermarcósunúmero.Nosepusonadie.Holgervolvióallamar, una y otra vez, hasta que por fin oyó la voz deMikael. Estaba jadeando,aunqueHolgersospechóenseguidaquesetratabadeunarespiraciónforzadabastantemásagradablequelasuya.

—¿Llamoenmalmomento?—preguntó.—No,enabsoluto—lecontestóMikael.

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—¿Tienescompañíafemenina?—No,no.—Claroquelatiene—seoyódeciraunamujer.—Venga,Mikael,nohieraslossentimientosdeladama.Incluso en una emergencia como ésa, Holger se mostró compulsivamente

educado.—Bueno,sí—admitióMikael.—Puesocúpatedeella.Llamaréatuhermana.—¡No,no!¡Espera!MikaeldebiódeadvertirlapreocupaciónenlavozdeHolger.—Queríahablarcontigo—continuó—.FuisteaveraLisbeth,¿verdad?—Sí,ymepreocupa—dijoHolgertrasuninstantededuda.—Amítambién.¿Quéesloquesabes?—Esqueresultaquequiere...EntoncesrecordóelviejoconsejodeMikaeldenocomentarsegúnquécosaspor

teléfono.—¿Sí?—Parecequequiereindagarenciertosasuntos—dijo.—¿Encuáles?—Esalgorelacionadoconsuinfancia.Perolopeordetodo,Mikael,esquecreo

quehemetidolapata.Queríaayudarla,deveras.Perolahefastidiado.¿Porquénotepasasporaquíytelocuento?

—Claroquesí,ahoramismovoy.—¡No,no,túnovasaningúnsitio!—seoyódeciralamujer.Holgerpensóenlamujer,fueraquienfuese.PensóenMarita,queprontoentraría

enlacasaestrepitosamente,yentodoelcomplicadoyhumillanteprocedimientoqueacabaríaconélsentadoensusilladeruedasybebiendounaguadocaféquesabíaaté,ypensóqueahoralomásimportanteeraponerseencontactoconLisbeth.

Deunauotramaneradebíacomunicarlequeresultabamásqueprobablequeelprofesor Martin Steinberg fuera el responsable del Registro para el Estudio de laGenéticayelEntorno.

—Quizáseamejorquevengasestanoche,apartirdelasnueve—dijo—.Asínostomamosunacopa.Lanecesito.

—Deacuerdo,muybien.Nosvemosestanoche—contestóMikael.HolgerPalmgrencolgóyvolvióaconsultar losviejosdocumentos,queestaban

en la mesilla. Luego llamó a Annika Giannini y al director de Flodberga, RikardFager.No logró contactar con ninguno de los dos.Unas cuantas horas después sepercató de que tampoco funcionaba el teléfono fijo y de que la repelente Maritaseguíasinaparecer.

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LeoMannheimer se acordaba con frecuencia de aquella tardedeoctubre.Tan sólocontabaonceañosdeedad.Erasábado.Sumadrehabía idoacomerconelobispocatólicoysupadreseencontrabacazandoenlosbosquesdeUppland.Enlagrancasareinabalapaz;Leoestabasolo.NisiquieraVendela,elamadellaves,sehallabaallíparavigilarlo,asíquepasódeestudiarydehacertodaslastareasquelasprofesorasparticulareslehabíanmandado.Estabasentadoalpianodecola,noparainterpretarsonatasoestudios,sinoparacomponer.

Llevaba poco tiempo haciéndolo y no había recibido demasiados aplausos quedigamos.Sumadredecíaquesuspiezaseran«unpocopretenciosas,cariño».Peroaélleencantabacomponersupropiamúsica.Loanhelabadurantelashorasdeclasesyde deberes. Esa tarde andaba liado con una canción melódica y melancólica quetocaríadurantetodasuvida,apesardeque,coneltiempo,descubriríaquelehabíasalidopreocupantementeparecidaaBaladaparaAdelinayentenderíaalaperfecciónlaspalabrasdesumadre.Noqueselashubieradirigidoaunniñodeonceañosqueacababa de empezar con algo que era muy importante para él, sino que,objetivamentehablando,habíaalgoenellas.

Susprimerascomposicionesresultabandemasiadopomposas.Noeranlobastantesofisticadas.Aúnno había descubierto el jazz, que le haría componer acordesmássuciose imperfectos,perosobre todonohabíaaprendidoaconvivircon todosesossonidosdeventiladores,insectos,arbustos,pasos,lejanosmotoresyvoces,contodoaquelloquenadiemásoía.

Noobstante,esedía,sentadofrentealpiano,erafeliz;todolofelizqueunchicocomoél podía ser.Siemprehabía estado soloyvigilado, y en realidadúnicamentehabíaunapersonaalaquequeríadeverdad:elpsicólogoCarlSeger.Cadamartesalascuatro,Leo ibaaBrommaparaasistir a sus sesionesde terapia,yamenudo lollamaba en secreto por las noches.Es queCarl lo entendía.Hasta discutía con suspadresparadefenderlo.

—¡Elchicotienequerespirar!¡Tenéisquedejarloserniño!Aquello,porsupuesto,noprodujoningúncambio.Noobstante,elpsicólogonose

rindióysiguiódandolacaraporél.CarlysunoviaEllenoreran losúnicosque lohacían.

CarlyelpadredeLeoerancomolanocheyeldía.Y,sinembargo,habíaalgoentrelosdosqueLeonoentendía.Esedía,porejemplo,Carllohabíaacompañadoacazar,apesardequenolegustabamataranimales.AojosdeLeo,CarlnoeracomosupadrenicomoAlfredÖgren.Nosesentíaatraídoporelpoder,noreíasonorayburlonamentemientras cenaba.Ni siquiera le interesaban los triunfadores, sino laspersonasdiferentes,lasquegraciasasucondicióndemarginadosveíanlascosasmás

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claras que los demás. Carl leía poesía, sobre todo francesa. Le gustaban Camus,Stendhal yRomainGary; le apasionabaEdithPiaf y tocaba la flauta. Se vestía deformasencilla,aunqueconun toquebohemioalgoestudiado.Ylomás importante:escuchabalosproblemasdeLeoyeraelúnicoqueconocíalamagnituddesutalento.Odesumaldición,dependiendodecómosevieraelasunto.

—Debes estar muy orgulloso de tu sensibilidad, Leo. Tienesmucho potencial.Todoiráamejor,telogarantizo.

LeobuscabaconsueloenlaspalabrasdeCarlysólodeseabaquellegaraelmartesy fueran las cuatrode la tarde.Susencuentros constituíanelmejormomentode lasemana. La consulta se hallaba en la casa de Carl, en la calle Grönviksvägen, decuyas paredes colgaban una serie de fotografías en blanco y negro con paisajesenvueltos en niebla del París de los años cincuenta. Allí había, asimismo, undesgastadosillóndecueroenelqueLeopermanecíasentadounahora—avecesdos—hablandodetodasesascosasquesuspadresysusamigosnocomprendían.Carleralomejordesuinfancia,aunqueLeo,porsupuesto,sabíaqueloidealizaba.

Trasesatardedeoctubre,Leodedicaríatodasuvidaaidealizarloyavolver,unayotravez,aaquellashorassentadofrentealpiano.Lededicómuchotiempoacadatono,acadamatizdelamelodíaylaarmonía,hastaque,depronto,oyóelruidodelMercedesdesupadreentrandoenelgaraje,momentoenelquedejódetocar.

Supadrenoteníaprevistoregresarhastaeldomingoporlatarde,demodoquesuprontallegadaerayadeporsípreocupante.Peroesonofuetodo.Fuera,eneljardín,seadvirtióunaparticularquietudenelaireyunaduda,ciertaprudenciaalabrirselapuertadelcoche,acompañadaalmismotiempo—contradictoriamente—deunarabiaalcerrarse.Lospasosqueatravesaronlacrujientegravillaseleantojaronpesadosycomodemorándoseunpoco.Larespiracióndesupadresonabaacelerada;Leooyóunossuspirosenelvestíbuloyelruidodeunosobjetosqueseguardaban,talvezlasescopetasylamaleta.

La curvada escalera de madera que conducía a la planta superior crujió. Leointuyóque se aproximabaunaoscuridadmuchoantesdeque la figurade supadreasomara por la puerta. Siempre recordaría ese instante. Su padre llevaba unospantalonesverdesdecazayunacazadoraimpermeable,yteníasudorenlacalva.Seleveíaangustiado.Enlassituacionesdifícilessolíareaccionarconarroganciayrabia.Pero ahora parecía asustado. Dio un titubeante paso hacia delante. Leo se levantóinsegurodelasilladelpianoyrecibióuntorpeabrazo.

—Losiento,hijomío.Losientomucho.Alolargodesuvida,Leonuncadudaríadelaautenticidaddeesaspalabras.Sin

embargo,allíhabíatambiénotracosa,algoquenosedejabainterpretarconlamismafacilidad pero que se intuía en la propia narración de los acontecimientos y en laincapacidaddelpadredemirarloalosojos.Algomuchomásterribleytácitoseleía

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entrelíneas.Peroeso,enaquelmomento,carecíadeimportancia.Carlestabamuerto,ylavidadeLeoyanuncaseríalamisma.

Apesardelbuentiempoquehacía,unasorprendentecantidaddegentehabíaacudidoal evento organizado por Aktiespararna en los locales del Museo Fotográfico. Esciertoque,ennuestrosdías,todoloquetengaqueverconaccionesbursátilesatraealagente,aunqueademás,enesaocasión,losorganizadoresnosólolatentabanconelsueño de amasar grandes fortunas, sino también con un poco de inquietud. «Laburbuja económica: ¿crecerá o estallará? Una jornada temática sobre la tendenciaalcista de la bolsa», rezaba el título del seminario en el que participaba todo unconjuntodeconocidaspersonalidades.LeoMannheimerdistababastantedeserunodelosprotagonistas.

Pero hablaba el primero, yMikael yMalin llegaron justo a tiempo para verlesubir al estrado.Habían atravesadoun calurosoy calmoEstocolmo a todaprisa, yconsiguieronsentarse justoal fondoa la izquierda.Malinsemostrabanerviosaporvolver aver aLeo.Mikael,por suparte, tras la conversación telefónicamantenidacon Holger Palmgren, estaba lleno de malos presagios, y apenas prestó atencióncuando Karin Laestander, la joven directora de Aktiespararna, pronunció sucorrespondienteintroducción.

—Nosesperaundíamuyinteresante—dijo—.Escucharemosatodaunaseriedeexpertos analistas que nos hablarán de la situación actual de los mercados. Peroprimero nos gustaría reflexionar sobre la bolsa desde un punto de vista filosófico.DemosungranaplausoaLeoMannheimer,doctoreneconomíayjefedeanálisisdelaagenciaAlfredÖgren.

Unhombrealtoyesbeltodepelorizadovestidoconuntrajeazulclaroselevantóde la primera fila y subió al estrado.Hasta ahí todo bien. Caminaba resuelto, conligereza y presentaba un aspecto que encajaba a la perfección con la imagen quesupuestamentedeberíaofrecer:ricoysegurodesímismo.Perodeprontoseoyóunchirridoenlasala,unaestridentedisonanciaqueproveníadelpúblico.Eraunasillaque se arrastraba con dificultad por el suelo.EntoncesLeo dio un traspié. Su caraperdióelcolorysetornógrisceniza.Inclusoparecióestarapuntodecaerse.MalincogiólamanodeMikaelysusurró:«Ay,no».

—Diosmío,Leo...¿Teencuentrasbien?—balbuceóKarinLaestander.—Sí,tranquila.—¿Seguro?Leoseagarróalamesaycogiócontorpezaunabotelladeagua.—Sóloestoyunpocotenso—lecontestó.Intentósonreír.

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—Quesepasqueeresmuybienvenido—respondióKarinLaestander,nodeltodoseguradesidebíaseguirono.

—Gracias,muyamable.—Encircunstanciasnormales,Leo...—...caminosintropezar.Unasrisasnerviosasseoyeronenlasala.—Exacto. Eres firme como una roca, y todo un pilar de referencia. Escribes

sabiosanálisiscoyunturalesbasadosenlosdatosdelosmercados,peroúltimamentehasempezadoadescribirlabolsadeunaformamás...¿Cómodecirlo?Másfilosófica.Lallamas«untemploparaloscreyentes».

—Bueno...Noacertóadecirnadamás.Inspiróhondoyseaflojóelnudodelacorbata.—¿Sí?—Quierodecirquenisiquieraesunametáforamía,yqueenrealidadesbastante

convencional.—¿Enquésentido?—Enelhechodeque...Recobróelaliento.—Enelhechodeque resultabaobvioque tanto elmercado financiero como la

religiónsebasanennuestrafe.Y,siempezamosadudar,sevienenabajolosdos.Esoes irrefutable—continuó,mientras corregía la postura y la cara iba adquiriendo sucolorhabitual.

—Perodudas tenemossiempre—apostillóKarin—.Dehecho,éseeselmotivoporelquenosencontramosaquí;nospreguntamossiestamosenunaburbujaoenlafasefinaldeunaaltacoyuntura.

—Lasdudasamenorescalahacenposible labolsa—explicóLeo—.Todos losdías hay millones de personas dudando, y esperando, y analizando. Eso esprecisamenteloquedeterminalosíndicesdecotización.Sinembargo,yohablodeladudaprofundayfundamental.

—¿DeDios?—De Dios también, ¿por qué no? Pero pienso más bien en la duda del

crecimientoyenladelosposiblesbeneficiosdelfuturo.Nadaesmáspeligrosoparaunmercadocotizadoalalzaquedejarqueunaprofundadudaarraigue.Untemorasípuedeproduciruncracysumiralmundoenunagrandepresión.

—Peronosonsóloesetipodedudaslasquepuedentraerseriasconsecuencias,¿verdad?

—No, también podríamos empezar a dudar de la propia idea en sí, de toda lacreaciónimaginaria.

—¿Imaginaria?

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—Creoqueestoyprovocandoamásdeunodelosaquípresentes,cosaporlaque,porsupuesto,pidoperdón.Peroesqueelmercadofinancieronoesalgoqueexistacomo tú, Karin, o como yo. O como esta botella de agua. El mercado es unaconstrucciónficticia.Enelmomentoenqueyanocreamosenél,dejarádeexistir.

—¿Noteparecequeestásexagerandounpoco,Leo?—No,no,túpiénsalo.¿Quéeselmercado?—Eso,¿quées?—Una simple convención.Hemosdecididoque sea justo ahí, en ese campode

batalla,dondedejarquetodanuestraansiedadytodosnuestrossueños,nuestrasideasynuestrasesperanzasdefuturodecidanelpreciodelasdivisas,delasempresasydelasmateriasprimas.

—Unaideaatrevida.—No,notanto,Karin.Ytampocotieneporquéimplicarqueelmercadoseapeor

omenos estable.Gran parte de lo que consideramos importante en nuestras vidas,como nuestro patrimonio cultural y nuestras instituciones, son, precisamente,creacionesdelaimaginaciónydelarazónhumanas.

—Ytambiénnuestrodinero,claro.—Sinlugaradudas,yahoramásquenunca.Quierodecirqueyanoescomoen

los tiempos del Tío Gilito, ya no nos bañamos en oro, ni siquiera lo escondemosdebajodelcolchón.Hoyendíanuestrosahorrosnosonmásquecifrasenlapantalladeunordenador,númerosquecambiandevalorsincesar.Y,sinembargo,confiamosplenamenteenellos.Peroimagínate...

Leo Mannheimer todavía no parecía haber conseguido controlar del todo surespiración.

—¿Sí?—Imagínatequeempezamosapreocuparnosporelhechodequeesosnúmeros

no sólo suban y bajen en función de las fluctuaciones de los mercados, sino quetambiénpuedanborrarse,comosiestuvieranenunapizarra.¿Quépasaríaentonces?

—Unacosaasísacudiríaloscimientosdenuestrasociedad.—Exacto,yesoesmásomenosloqueocurrióhaceunpardemeses.—¿Te refieres al ataque hacker de Finance Security, lo que antes conocíamos

comoelDepósitoCentraldeValoresdeSuecia?—Sí,yenesaocasiónestuvimosanteunasituaciónenlaque,duranteuntiempo,

nuestrosdepósitosdejarondeexistir.Asídesimple.Noselospodíaencontrarenelciberespacio,ylosmercadostemblaron.Lacoronacayóuncuarentayseisporciento.

—Aunasí, labolsadeEstocolmoreaccionóconunaasombrosarapidezycerrótodaslasplataformasdenegociación.

—Ahí debemos felicitar a los responsables, Karin. Pero la caída también fuelimitadaporelhechodequenadieenSueciapudierarealizartransaccionesdebidoa

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que ya no había fondos. Pero algunos —no lo dudes ni un instante— seenriquecieron, y la verdad es que eso es lo que más vértigo produce. ¿Puedesimaginarloquelagentequeprovocóelcracdebiódeganartrashaberapostadoporunacaídadelabolsa?Haríafaltaatracarmillonesdebancosparallegaraesassumasdedinero.

—Cierto, los periodistas escribieron mucho sobre el tema, entre otros, MikaelBlomkvist,deMillennium, a quien creodivisar al fondode la sala.Pero,Leo, consinceridad:¿hastaquépuntofueverdaderamentegravelasituación?

—De hecho, no demasiado. Tanto Finance Security como los bancos suecostienenampliossistemasdebackup.Peroconceptoscomo«enrealidad»ocomo,porejemplo, «objetivamente» no siempre son interesantes para unos mercados que sealimentandelaesperanzaydelmiedo.Logravefueque,porunashoras,llegamosadudardelapropiaexistenciadelcapitalenelmundodigital.

—Losciberataquesestuvieronacompañados,además,deunaenormecampañadedesinformaciónenlasredessociales.

—Sí, desde luego, nos bombardearon con tuits falsos que decían que nuestrosfondosnopodríanserrepuestos,loquedeformaaúnmásclararevelaqueaquellofueun ataque contra nuestra confianza más que contra el dinero, si es que ambos sepuedenseparar.

—Alparecer,haypruebasquedemuestranquetantolaintrusiónhackercomolacampañadedesinformaciónsedirigierondesdeRusia.

—Sí, y aunque creo que debemos evitar lanzar acusaciones demasiadocontundentes,quédudacabedequetodoestonoshahechoreflexionar.Talvezseaasí como se inicie un futuro ataque militar. Pocas cosas provocarían un caos tangrandecomolapérdidadeconfianzaenlaexistenciadenuestrodinero.Además,nodebemos olvidar que ni siquiera es necesario que nosotros mismos dudemos, essuficienteconquepensemosquelosdemáslohacen.

—Meparecequedeberíasdesarrollaralgomáseso,Leo.—Escomoestarenmediodeunamuchedumbre.Daigualquenosotrosmismos

sepamosquelasituaciónestábajocontrolyquenohasucedidonada.Sialagenteleempiezaaentrarelpánicoyechaacorrer,nosotrostambiénnospondremosacorrer.ElviejoKeynes,ellegendarioeconomista,comparóunavezlabolsaconunconcursodebelleza.

—¿Conunconcursodebelleza?—Sí, es un ejemplo bastante conocido. Keynes se imaginaba un concurso de

bellezaespecialenelquelosmiembrosdeljuradonoeligenalamásguapa,sinoalaquepiensanquevaaganar.

—¿Yesoenquésetraduce?—En que hemos de olvidarnos de nuestras preferencias para, en su lugar,

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reflexionarsobreelgustoylaspreferenciasdelosotros,opuedequenisiquieraeso,sinoquedebemosreflexionarsobreloquepensaránlosdemássobrelaspreferenciasdelosdemás.Unejerciciodemetarreflexiónbastanteavanzado.

—Mareaunpoco.—Quizá,peronoesmásextrañoqueloqueocurreenlosmercadosfinancieros

cada segundo. Es que la bolsa no sólo es el resultado de unos análisis de valoresfundamentales en empresas y en el mundo exterior. Los factores psicológicosdesempeñan un papel igual de importante, y no sólo los auténticos mecanismospsicológicos, sino también las conjeturas que se lanzan sobre ellos. Las conjeturassobre las conjeturas de los demás. Semira y se remira absolutamente todo porquetodosquierenirunpasopordelante,para,pordecirlodealgunamanera,poderecharacorrerantesquenadie,cosaque,telojuro,nohacambiadolomásmínimodesdelaépocadeKeynes.Todolocontrario:elcrecientecomercioefectuadoporrobotshaceque losmercadosseautoalimentencadavezmás.Losrobotsescaneanrápidamentelas órdenes de compra y venta de la gente y actúan en consecuencia, por lo querefuerzan pautas ya existentes. Y eso entraña un considerable peligro. Un rápidomovimiento de la bolsa puede acelerarse al instante y convertirse en algoincontrolable, y en una situación así resulta a menudo racional actuar de formairracional, es decir: correr a pesar de saber que es una locura.No te sirvedenadaquedarteparadogritando«¡Idiotas,zoquetes,nopasanada!»cuandotodoslosdemásestáncorriendoamásnopoder.

—Deacuerdo—asintióKarin—.Perosiesaestampidano tienefundamento,elmercadosuelecorregirse,¿verdad?

—Sí,asíes.Perolareacciónpuedetardarenproducirse;pocoimportaentoncesquellevesrazón.Puedesarruinarteigualmente.Puedestenerrazónhastalaruina,porvolveracitaraKeynes.

—Esosíquetienequeserfastidioso.—Pero hay esperanza, y reside en la capacidad del mercado para reflexionar

sobreunomismo.Elhechodequeunmeteorólogoestudieeltiemponoconllevaqueel tiempo cambie. Pero cuando estudiamos la economía nuestras conjeturas ynuestrosanálisisseconviertenenpartedelorganismoeconómico.Poresolabolsaescomo cualquiera de esos simpáticos neuróticos que hay por ahí. Es capaz deevolucionaryserunpocomásinteligente.

—Yporesoresulta,almismotiempo,imposibledepredecir,¿aquesí?—Exacto, igualqueyo sobreesteestrado.Unonunca sabecuándovaadarun

traspié.Enesemomentoseoyeronrisasdeverdad,unaespeciedecarcajadaliberadora.

Leo sonrió con timidez y dio un paso hacia delante para acercarse al borde de latarima.

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—En ese sentido, la bolsa es paradójica —comentó—. Todos queremosentenderla y ganar dinero con ella. Pero, si en verdad la entendiéramos, setransformaría gracias a nuestra comprensión. El definitivo modelo explicativo delmercado financiero cambiaría nuestramanera de relacionarnos con él, y enseguidaseríaotracosa,unvirusmutante.Podemosconcluir,sinningunaduda,quelabolsanofuncionaríasilacomprendiéramosdeltodo.

—Nuestrodesacuerdoeslapropiaalmadelabolsa.—Sí, se necesitan tanto compradores como vendedores, tanto creyentes como

escépticos, y eso es en realidad lo bonito del asunto.Amenudo, el coro de vocescontradictorias vuelve asombrosamente inteligente al mercado, que es mucho másperspicazquetodoslosqueestamosaquí,quedevezencuandointentamosjugaraser gurús en las tertulias de la tele. Cuando hay gente que piensa de formaindependiente en todo el mundo «¿Qué hacer para ganar la máxima cantidad dedinero?»; cuando, por así decirlo, existe un equilibrio perfecto entre conjeturas yconocimientos,entrelaesperanzadeloscompradoresylasdudasdelosvendedores,escuandopuedesurgirunainteligencia,unasabiduríacasiprofética.Elproblemaessólopodersabercuándoessabioelmercadoycuándosehavueltolocoyhaechadoacorrercomounamuchedumbreenpánico.

—¿Ycómopodemossaberlo?—Ése es el tema—contestó—. Yo acostumbro a decir —siempre que quiero

alardear—quesétantodelmercadofinancieroactualqueloúnicoqueséesquenoloentiendo.

MalinsusurróaloídodeMikael:—Noestánadamal,¿verdad?Élestabaapuntodecontestarcuandoempezóavibrarleelmóvilenelbolsillo.

ErasuhermanaAnnika.PensóensuconversaciónconHolger,murmuróunadisculpay salió de la sala, absorto en sus pensamientos. Por eso no advirtió que su salidacausaba inquietud en la cara de Leo. Pero Malin lo notó, y estudió a Leointensamente.Denuevoselevinoalamenteesanocheensudespachoenlaquelovioescribiralgoenunpapeldecolorarena.Habíaalgoimportanteyextrañoenesaescena. Cada vez lo veíamás claro, por lo que decidió acercarse a saludar a Leodespuésdelactoyhablardeelloconél.

Mikael había salido del museo y se encontraba ahora en el muelle, mirando endirecciónaGamlaStanyalPalacioReal.Labahíaestaba tranquila,ya lo lejosseacercabauncruceroquesedisponíaaatracar.DecidióusarsuteléfonoAndroidysu

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aplicación de encriptado Signal. Marcó el número de Annika, quien descolgó alprimer tono. Al oírla jadear, Mikael le preguntó si le pasaba algo. Había ido aFlodbergaysedirigíarápidamenteacasa,leexplicó.Lisbethhabíasidointerrogadaporlapolicía.

—¿Laacusandealgo?—Todavíano,yconunpocodesuertepuedequeselibre.Peroesserio,Mikael.—¡Puessuéltaloya!—Sí, sí, tranquilo. La mujer de la que te hablé, Benito Andersson, la que

amenazaba y se aprovechaba tanto de los empleados comode las propias internas,puesbueno,queesunasádicacerdamuchomásterriblede loqueyoimaginaba,yqueestáenelhospitaluniversitariodeÖrebrocongraveslesionesenlamandíbulayenlacabezatrashabersufridounviolentoataque.

—¿YquétienequeveresoconLisbeth?—Déjamequetelodigaasí:eljefedelaunidad,AlvarOlsen,hareconocidoque

sevioobligadoagolpearaBenitoporqueleatacóconunestilete.—¿Unestiletedentrodelacárcel?—Todounescándalo,claro.Estánllevandounainvestigaciónparalelaparasaber

cómopudointroducirselanavajaenlaprisión.Poresodiríaqueeldelitodelesionesen sí no es el problema. No resultará difícil considerar los golpes como legítimadefensay,además,OlsentieneeltotalapoyodeFariaKazi,lachicadeBangladésdelaquetehablé.FariaaseguraqueAlvarmásomenoslesalvólavida.

—Vale,pero¿quéproblemahayconLisbeth?—Paraempezar,supropiotestimonio.—¿Fuetestigodeloocurrido?—Déjamequetelocuentepasoapaso.—Sí,claro.—Existenalgunas contradicciones en los testimoniosdeFariaKaziydeAlvar.

AlvardicequelepegódospuñetazosaBenitoenlalaringe,mientrasqueFariadicequefueronmásbiencodazosyqueluegoBenitoseestampócontraelsuelo.Peronocreoqueesoconstituyaunproblema.Todoslosinvestigadoresconexperienciasabenque,confrecuencia,losrecuerdosdelosacontecimientostraumáticospuedenllegarasersorprendentementecontradictorios.Espeorloquemuestraelvídeodelacámaradevigilancia.

—¿Yquées?—Elincidentetienelugarpocodespuésdelassieteymediadelatarde,lahora

más conflictiva de la unidad de seguridad. Es justo antes del cierre de las celdascuandosuelenllevarseacabolamayoríadelasagresiones,ynadiehaestadonuncamásexpuestoqueFariaKazi;esoesalgoqueAlvarhasabidosiempre,aunquejamássehayaatrevidoahacernada.Élmismoloreconoce,esunbuentipo.Ysincero;he

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podido leer las actas del interrogatorio. Bueno, pues resulta que ayer, a las 19.32horas, estaba sentado en su despacho y recibe la llamada que tanto tiempo llevaesperando.LedicenqueBenitovaaser trasladadaaotrocentropenitenciario.Aunasí,cuelgadegolpesindecirnada.

—¿Porqué?—Porque acaba de darse cuenta de que son las siete ymedia, dice.Empieza a

preocuparse,saleprecipitadamente,abre laspuertasesclusaconsucódigoyechaacorrerporelpasillodelmódulo.Peroloextrañoes...

—¿Qué?—Que, justo en ese momento, una interna que se llama Tine Grönlund sale

corriendodelaceldadeFariaKazi.Enlaunidad,aTinelallaman«elperrofalderodeBenito», o su «guardaespaldas», y entonces, como es lógico, surge la pregunta:¿porquéabandonalaceldacontantapremura?¿PorqueoyeaAlvaracercarseoporalgún otro motivo? Alvar dice que no la ha visto, que bastante tiene con abrirsecaminoentretodaslaspresasqueseagolpanantelapuertadeFaria,yque,cuandoentra,descubreaBenitoconunestileteenlamano.Lepegaunpuñetazocontodassus fuerzas en plena laringe.Como en las celdas no hay cámaras, porque hay quepreservar la intimidad de las reclusas, no podemos corroborar su versión de loshechos.Aunquemediolasensacióndequeeralegalysincero.Pero,comoyatehedicho,alparecer,Lisbethyaseencuentraenlacelda.

—YLisbethnoesprecisamenteunapersonaqueperdoneunaagresióncometidaantesuspropiosojos.

—SobretodosiesaagresiónvadirigidacontraunamujercomoFariaKazi.Peroesonoeslopeor.

—Yentonces¿quées?—Elambientedelaunidad,Mikael.Comoeshabitual,eneltrullonadiehavisto

nada. Pero incluso de lejos se nota que aquello está que arde.Cuando pasé por elcomedor con Lisbeth, las internas empezaron a hacer ruido con los tazones. Esevidente que la ven como una heroína, pero también... también como una mujercondenada a muerte. Oí las palabras «Deadwomanwalking», y aunque eso en símismonohacemásqueaumentarsuestatus,esserio,nosóloporlodesagradabledelaspalabras,sinotambiénporquehacereflexionaralapolicía.SiresultaqueesAlvarOlsen la persona que le ha destrozado la cara aBenito, ¿por qué esLisbeth quienrecibelasamenazasynoél?

—Entiendo—dijoMikaelpensativo.—AhoraLisbeth tambiénestáaislada,y lamirancongransuspicacia.Escierto

que haymuchas cosas que hablan en su favor: nadie se cree que una persona tanpequeña como ella sea capaz de asestar un golpe tan tremendamente fuerte.ComotampoconadieentiendeporquéAlvarOlsenibaaasumirlaculpayademásarecibir

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elapoyodeFariaKazisinofueélquienledioaBenito.Pero,Mikael,parasertaninteligente,Lisbethestásiendoasombrosamentetorpe.

—¿Aquéterefieres?—A que no comenta ni una palabra de lo sucedido. Sólo tiene dos cosas que

contar,dice.—¿Ycuálesson?—QueBenitoharecibidosumerecido...—¿Ylaotra?—QueBenitoharecibidosumerecido.Mikael se rio, aunque no supo por qué. No veíamás que algo profundamente

preocupanteenlasituación.—¿Ytúquécreesqueocurrió?—preguntó.—Mitrabajonoconsisteencreer,sinoendefenderamiclienta—explicóAnnika

—. Pero déjame que lo formule de manera hipotética del siguiente modo: BenitoencajaalaperfecciónenelperfildepersonaquenocaedemasiadobienaLisbeth.

—¿Hayalgoquepuedahaceryo?—Deesoqueríahablarte.—Dispara.—PodríasayudarmeasabermáscosasdeFariaKazi.Comoyatecomenté,mehe

encargado tambiéndesucaso,apeticióndeLisbeth.Parecequeha indagadoenelpasadodelachica,ycreoqueatiyalarevistaosinteresaría.Seríaunreportajemuybueno y muy importante para vosotros. El novio de Faria, Jamal, murió al serarrolladoporelmetro...Oye,¿nosvemosestanoche?

—HequedadoconHolgerPalmgrenalasnueve.—Ah,puesdalemuchosrecuerdosdemiparte.Hevistoquemehallamadopor

teléfono... Pero, espera, ¿has dicho a las nueve? Entonces podríamos quedar antesparacenar.¿AlasseisenPaneVino,porejemplo?

—Deacuerdo—contestóMikael—.Muybien.Colgó y miró hacia el Grand Hôtel y los jardines de Kungsträdgården y se

preguntó si debía volver con Malin. Optó, no obstante, por realizar una serie debúsquedas en sumóvil y el tiempo se le pasó volando.Transcurrieron unos veinteminutosantesdequeentraradenuevoenelmuseo.

Regresó a toda prisa, y cuando pasó la mesa de venta de libros de la entradaocurrióalgoextraño.ChocóconLeoMannheimer.Mikaelquisoestrecharlelamanoyfelicitarloporlacharlaconunpardepalabrasamables.Peronosedecidió.LeoseleantojótanatormentadoqueMikaelsequedócalladoydejóquedesapareciera,conmovimientosnerviososyacelerados,entrelaluzdelsolquebrillabaallífuera.

Sequedóparadoduranteunminuto,absortoensuspensamientosyluegoaccedióalasalaparabuscaraMalin.Peroellayanoestabaensusitio,yMikaelseenfadó

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consigo mismo por haber tardado tanto. ¿Se habría impacientado y se habríamarchado?Paseólamiradaporellocal.Enelestradohabíaotroconferenciante,unhombremayorqueestabaseñalandocurvasy líneasenunapantallablanca.Mikaelnoleprestóatención.

Siguióbuscando aMalin entre el públicohasta que, por fin, la descubrió en labarra de la derecha, donde se alineaban unas copas de vino blanco y tinto paraofrecérselasalosasistentesduranteeldescanso.Malinhabíacogidolasuyaantesdetiempo.Parecíahundidaytriste.

Algohabíaocurrido.

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Capítulo8

19dejunio

FariaKaziseapoyócontralapareddelaceldaycerrólosojos,yporprimeravezenmucho tiempo deseómirarse en el espejo. Sintió una tímida esperanza, aunque elterroraúnhabitabaensucuerpo.Pensóenladisculpaquehabíarecibidodeljefedelosguardiasydesunuevaabogada,AnnikaGiannini,yenlospolicíasquelahabíaninterrogado.Y,porsupuesto,enJamal.

Introdujounamanoenunbolsillodelpantalón,dondeteníaunpequeñoestuchedecuerodecolormarrón.AllíguardabalatarjetadevisitaqueJamallehabíadadotraseldebatecelebradoenlaCasadelaCultura.

«Jamal Chowdhury —ponía en la tarjeta—, blogger, writer, PhD Biology,UniversityofDhaka», seguidodesucorreoelectrónicoydesunúmerode teléfonomóvil y, por debajo, con otro tipo de letra, la dirección de su página web:«www.muktomona.com». La calidad del papel era pésima. La tarjeta se hallabaarrugadaylasletrasseestabanborrando.Contodaseguridad,lahabíaimprimidoélmismo.Ellanuncaselopreguntó,¿porquéibaahacerlo?¿Cómoibaasaberqueesatarjetaseconvertiríaensuposesiónmáspreciada?Aquellamismanoche,acostadaensucama,sequedómirandofijamentelatarjetamientrasrecordabasuconversaciónyevocaba cada pliegue y cada línea de su rostro. Debería haberlo llamado.Deberíahabersepuestoencontactoconélenaquelmismoinstante.Peroerajoveneinocentey no quería dar la impresión de ser demasiado ansiosa; además, ¿cómo saber queprontoseríadespojadadetodo,delmóvil,delordenadoreinclusodelaposibilidaddeandarporsubarrioconelnicab?

Yahora,cuandounrayodeluzsefiltrabaensuvidaporprimeravezenmuchotiempo,acudiódenuevoasumenteeseveranoenelquesutíaFatimaconfesóquehabíamentidoporellayenelqueFariaseconvirtióenprisioneraensupropiacasa.Laencerraronylecomunicaronqueteníanprevistocasarlaconunprimosegundoalqueellaniconocíayqueeraeldueñode tresfábricas textilesenDaca, tres;yanorecordabacuántasveceslehabíanrepetidoesenúmero.

—Imagínate,Faria.¡Tresfábricas!

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AFaria la traía sin cuidado que fueran tres o trescientas treinta y tres. A ella,Kamar Fatali —así se llamaba el susodicho— sólo le producía repulsión. En lasfotografíasse leveíaarroganteymalvado;aFariano lesorprendía lomásmínimoque se declarara salafista y un férreo enemigo delmovimiento secular de su país.ComotampocolesorprendíaqueparaélfueseunacuestióndevidaomuertequeellasecomportaracomounabuenasunitaysemantuvieravirgenhastaqueélllegaraylarescataradelasgarrasdeOccidente.

EraciertoqueenesaépocaningúnmiembrodelafamiliaconocíalaexistenciadeJamal.Peroaparecieronotrosasuntosehistoriasqueseusaronensucontra,nosólolassospechasdeloqueenrealidadhabíahechocuandonoestuvoconsutíaFatima,sinotambiénotraspruebas,desdeviejasfotografíasdeFacebookdelomásinocenteshasta rumores y cotilleos, que, supuestamente, confirmaban que Faria «se habíaconvertidoenunaputa».

Lapuertadelacasasecerrabapordentroconllave,ycomodosdeloshermanos,AhmedyBashir,noteníantrabajo,siemprehabíaalguienenelpisoparavigilarla.Lavida diaria de Faria se limitaba a limpiar, cocinar y atender a sus hermanos, o aquedarseensucuartoleyendoloquehabíaparaleer:elCorán,lapoesíaylosrelatosdeTagoreylasbiografíasdeMahomaydelosprimeroscalifas.Peroloquemáslegustabaeraimaginarselejosdeallí.

ElsimplehechodepensarenJamallasonrojóylahizosentirsepatética.Peroéseera el legado que había heredado de su familia: al despojarla de toda fuente dealegría, incluso el recuerdo de un paseo por Drottninggatan podía hacer que sumundosellenaradecolores.Yaentoncesvivíaenunacárcel,peronuncasepermitióhundirseenlaresignaciónoeldesánimo.

Más que deprimirla, ese encierro la enfurecía. Y los recuerdos de Jamal laconsolaban cadavezmenos: lamera evocacióndeuna conversación entre Jamal yella —en la que las palabras volaban de un lado para otro, libres— hacía quecualquier frase que se pronunciara en su casa le resultara rígida y rancia, y Diostampocoeraningúnconsuelo.

Diosnoimplicabaespiritualidadoriqueza,almenosensufamilia.Eratansólounmartilloconelquemachacarlacabezadelagente,unaherramientaalserviciodelamezquindadylaopresión,talycomohabíadichoHassanFerdousi.Fariaempezóatener sensaciónde ahogoy a sufrir taquicardias; yano aguantabamás.Debíahuir,costara loquecostase.Yaestabanenseptiembre.Hacíamásfrescoenlacalle,y lamiradadeFariaadquirióunanuevaagudeza.

Susojosbuscabanconstantementeunasalida.Apenaspensabaenotracosa.Porlanochesoñabaconhuir,yduranteeldíaseguíasoñandodespiertaconlomismo.AmenudomirabadereojoaKhalil,suhermanopequeño.Éltambiénestabapadeciendolosuyo:yanoledejabanverlasseriesdetelevisiónestadounidensesoinglesasquele

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gustaban, ni tampoco a sumejor amigo, Babak, porque era chiita. A vecesKhalilcontemplabaaFariaconlosojosllenosdetantodolorqueeracomosientendieraalaperfecciónloquesuhermanaestabapasando.¿Podríaélayudarla?

Fariapensóenello.Estabacompletamenteobsesionadaconlaidea,ypocoapococomenzóaobsesionarsetambiénconalgomás:conlosmóviles,losdesushermanos,eldesupadreytodoslosquepudieranencontrarseasualcance.Empezóaseguirasushermanos—aunadistanciaprudente—portodalacasa.Sefijóenelmovimientodesusdedoscuandomarcabanloscódigos.Perosobretodosepercatódequeavecesdejaban los teléfonossobre lasmesasy lascómodas,oen lugaresmásraros,comoencimadeltelevisorojuntoalatostadoraolateteradelacocina.Enalgunaqueotraocasiónseproducíanenlacasapequeñaspeleascómicasporquesushermanosnolosencontraban.Entoncesse llamabanymaldecíanaúnmásaldarsecuentadequelosmóviles estaban en modo silencio, lo que los obligaba a intentar dar con ellosdejándoseguiartansóloporelahogadozumbidodelavibración.

Esosmomentosconstituíanunadesusgrandesoportunidades.Farialoteníacadavezmásclaro.Debíaaprovecharlaocasiónencuantoselepresentara,aunquesabía,porsupuesto,queerapeligroso:sufuganosóloponíaenjuegoelhonorfamiliar,sinotambién la economíade supadreyde sushermanos.Las tresmalditas fábricas lesvendríancomocaídasdelcieloy lesproporcionaríanprosperidad.Siella loechabatodoaperder,lasconsecuenciasseríanmuyduras,porloquenolesorprenderíanadaqueloshermanosleestrecharanellazodelasogacadavezmás.

Unvenenoseextendíaporlacasa,peroahorayanoerasólolahonraylaavaricialo que brillaba en los ojos de sus hermanos mayores. También había otra cosa:empezaban a tenerlemiedo a Faria. A veces la obligaban a comermás. No podíaadelgazar demasiado, ya que aKamar le gustaban lasmujeres entradas en carnes.Comoeraobvio,tampocopodíaserimpura.Y,definitivamente,nopodíaserlibre.Lavigilaban como halcones, un hecho ante el que ella debería haberse resignado yrendido. Pero la cosa llegó a sus últimas consecuencias. Sucedió una mañana demediadosdeseptiembredehacíayacasidosaños.EllaseencontrabadesayunandomientrasBashir,elhermanomayor,jugueteabaconsuteléfono.

Malinbebióun sorbode sucopadevino tinto juntoa la improvisadabarraque sehabíainstaladoenelMuseoFotográfico.Mikaellahabíadejadocontentayanimada,y ahora, cabizbaja y con la mano hundida en su larga melena, parecía una flormarchita.

—Ya estoy aquí —dijo en voz baja para no molestar al conferenciante quehablaba.

—¿Quiéntehallamado?—preguntóMalin.

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—Mihermana.—¿Laabogada?Mikaelasintióconlacabeza.—¿Hapasadoalgo?—quisosaberél.—¿Qué?No,laverdadesqueno.SóloheestadocharlandounpococonLeo.—¿Ynohaidobien?—Deputamadre.—Algomedicequenoesverdad.—Objetivamentehasidoperfecto.Noshemosdeshechoencumplidos.Quesiyo

estabamuy guapa, que si él ha estado genial, que si nos hemos echadomucho demenos...Yblablablá.Peroenseguidahenotadoquehabíaalgodiferente.

—¿Enquésentido?Malindudó.MiróasualrededorcomoparaasegurarsedequeLeonoestuviera

cercaypudieraoírla.—Todo me resultaba tan... vacío —explicó—. Como si todo fueran palabras

huecas.Parecíamolestoporverme.—Bueno, los amigos vienen y se van —la consoló Mikael con amabilidad

mientrasleacariciabaelpelo.—Sí,yalosé,ymelasapañomuybiensinLeoMannheimer,joder.Pero,incluso

así, me he mosqueado. Al fin y al cabo, fuimos..., bueno, durante un tiemporealmentellegamosa...

Mikaeltuvocuidadoalelegirlapalabra.—...intimar—zanjó.—Sí, intimamos. Pero no es por eso. Es que hay algo que me ha resultado

sospechoso.—¿Qué?—MehadichoquesehaprometidoaJuliaDamberg.—¿YquiénesJuliaDamberg?—AcostumbrabaatrabajarcomoanalistaenAlfredÖgren,yeraunachicamona;

diría,incluso,quebastanteatractiva,aunquenodemasiadolista.ALeonuncalecayómuy bien. La tachaba de infantil. Por eso nome entra en la cabeza que se hayanprometido.

—¡Quéputada!—Pero ¡¿qué dices?!—le soltó—.No estoy celosa, si es lo que crees. Lo que

pasaesque...—¿Qué?—Queestoyconfundida.Yanoséquépensar,sihedesertesincera.Hayalgoque

nomecuadra.—Terefieresaunacosadistintadelhechodequesehayaprometidoconlachica

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equivocada.—Aveceseresmuylerdo,Blomkvist.¿Losabías?—Sóloquieroentenderlo.—Puesdéjalo,porquenolovasaentendernunca—lesoltóellaconbrusquedad,

visiblementenerviosa.—¿Yporquénolovoyaentender?—Porque...Malindudó,noencontrabalaspalabras.—...porquetodavíanolotengoclaro—continuó—.Antesdebocomprobaruna

cosa.—¡Joder,noseastanmisteriosa!Ahorafueélquienperdió losnerviosysedirigióaellaconbrusquedad.Quizá

fuerainjusto,peroeraprobablequesedebieraaqueenesemomentoseleagolpabatodo en la cabeza: Lisbeth, la pelea de Flodberga, los problemas de la revista esaprimavera...Malinlomiróasustada.

—Perdón—seexcusóél.—No,perdónametúamí—dijoella—.Avecessemevalaolla.Mikaelseesforzóenrecuperareltonocomprensivoyamable.—Entonces¿dequésetrata?—Enrealidadeslomismoquelaúltimavez.—¿Yquées?—Lodecuandoloviescribiendoenaquellahojaenplenanoche.Esquehayalgo

quemedamalaespina.—¿Puedesintentarexplicármelo?—Para empezar, Leo tuvo que haberme oído cuando volví del ascensor y me

quedémirándolo.—¿Yporquétendríaquehaberteoído?—Porquesufredehiperacusia.—¿Dequé?—De una hipersensibilidad a los sonidos. Oye increíblemente bien, es casi de

risa:elmenorpasoquealguienda,lamáspequeñamariposaquerevolotea,cualquiermínimosonido...Noséporquémehabíaolvidadodeeso.Talvezporalgúntipodeconsideración inconscientehaciaél.Esqueélmismopiensaqueesalgofriki.Perocuandohaceunratoesasillasehaarrastradoyélporpocosecae,meheacordadodetodo.Bueno,Mikael,¿nosvamos?Yanoaguantomástodoesterollodecompraryvender—dijoellapara,actoseguido,apurarsucopadevino.

Faria Kazi estaba sentada en su celda, esperando a que volvieran a interrogarla,

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aunqueyanoledabatantomiedocomoantes.Nosóloporquehubierahabladoyadosveces de los abusos y las agresiones que se cometían en elmódulo, sino tambiénporquehabíaconseguidomentir.Aunquenolehabíaresultadofácil: lospolicíasnocesabandepresionarlaparaquecontaraloquesabíasobreSalander.

¿PorquéestabaLisbethallídentro?¿Cuálerasupapelenaquellahistoria?Fariahabríaqueridogritar:«¡FueellaynoAlvarOlsenlaquemesalvó!».Peromantuvosupromesa.Creíaqueera lomejorparaLisbeth.¿Cuándohabíasido laúltimavezquealguienhabíadado lacaraporella?No lo recordaba,yvolvióapensarenesedesayuno en su casa de Sickla con su hermanoBashir al lado jugueteando con sumóvil.

Había amanecido un día precioso. Fuera, en ese mundo que le estaba vetado,brillaba el sol. Por esa época hacía ya tiempo que la familia no estaba suscrita aningún periódico matutino, y mucho más todavía que su padre no les permitíaescucharlasnoticiasporlaradio.Lafamiliasehabíaaisladodelasociedad.

Bashirestabatomandotéylevantólavista.—SabesporquéKamartardatanto,¿no?—ledijo.Elladesviólamiradaalacalle.—Sepreguntasieresunaputa.¿Eresunaputa,Faria?Ellatampococontestóaeso.Nuncacontestabaaesetipodecuestiones.—Unputorenegadodemierdatehaestadobuscando.Farianopudoaguantarcallada.—¿Quién?—UnchicodeDaca,algúntraidordelapatria—respondióBashir.Quizádeberíahaberseenfadado:Jamalnoeraningún traidor,sinounhéroe,un

hombrequeluchabaporunBangladésmejor,másdemocrático.Perosealegró,ylaverdaderaquenohabíanadararoenello;habíantranscurridomeses,ylosrecuerdosylasemocionessedesvanecen,sobretodosiloúnicoquehashechoconélespasear.

QueellapensaraenJamaldíaynochenoleparecíaextraño,puesvivíaencerradaydisponíademuchotiempo.Porelcontrario,éleralibre,yseguroquenoparabadeacudir a recepcionesy seminarios.Podría haber conocido a otramujermuchomásinteresante que ella. Pero en ese instante,mientras escuchaba aBashir escupir susinsultos,FariacomprendióqueJamalqueríavolveraverla,yesoerafantástico.

Enaquelmundoaisladoenelquevivía,esoeramejorquecualquierotracosa.Sumayordeseoenesemomentoera retirarseparadisfrutara solasdeaquellaalegría.Peronobajólaguardia.Unasimpleinsinuacióndesonrojorepresentaríaunpeligrode muerte. Una cosa tan banal como un balbuceo o una mirada nerviosa podríadelatarla.Poresomantuvoeltipo.

—¿Quién?—inquirió—.¿Untraidor?¿Yamíquémeimporta?Selevantódelamesaysedirigióasucuarto,convencidadehaberobtenidouna

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pequeña victoria. Una vez recuperada de la fuerte emoción que le había supuestohaber vuelto a saber de Jamal, se concentró más que nunca en huir. Tenía queconseguirunteléfono.Nofuehastamuchosdíasdespuéscuandosediocuentadequehabíacometidounerror:ensupretensiónporfingirindiferenciahabíasobreactuado.

Seobsesionóconlaideadeescapar,yseguroqueselonotaron.BashiryAhmedempezaronavigilarlaconmásahíncoqueantesy,comoeralógico,nodescuidabanlosmóvilesnidejabanlasllavesporahí.Losdíaspasaronyllegóelmesdeoctubre.Un sábado por la tarde, la casa se llenó de vida y demovimiento. Faria tardó enentender lo que estaba sucediendo. Su relación con el resto de la familia era tanextremadamentefríaquenisiquieralainformarondequeloqueibanacelebrarerasupedidademano.Aunque«celebrar»quizánofueralapalabramásapropiada,puesnadieparecíamuycontento.Kamarnosehallabapresente.Teníaproblemasconelvisado.Faltabatambiénotragente,personasquehabíancaídoendesgraciaoquesehabían distanciado de los hermanos por la fe que profesaban. La fiesta puso demanifiestoelcrecienteaislamientodelafamilia.PerolaatencióndeFariasecentrabaenotracosa:enlascarasdelosinvitados.¿Podríaalguienayudarla?

NoencontróuncandidatomejorqueKhalil,suhermanopequeño.Teníadieciséisaños y se pasaba la mayor parte del tiempo a su aire, apartado de los demás ymirándola nervioso. Antes, cuando vivían en Vallholmen y compartían habitación,solíanquedarsedespiertoshablandoporlasnoches;todoloquepudierahablarseconKhalil, claro. Por aquel entonces, la madre acababa de fallecer y él aún no habíaempezadoasaliracorrerdurantehorasyhoras,peroyaeradiferente;eraunchicocalladoalqueloquemáslegustabaeracoserydibujar,yquedecíaamenudoqueañorabasutierra,unpaísdelquedifícilmentepodíaguardarrecuerdos.

Farialomiróysepreguntósidebíapedirlequelaayudaraahuirenesemismomomento,alamparodelbulliciodelafiesta.Perosepusodemasiadonerviosa,porloquefuealcuartodebaño.Sesentóahacerpipíy,afaltadeotracosa,ocomopartede su ya constante y habitual búsqueda, comenzó a escudriñarlo todo. En la partesuperiordelarmariodelastoallasdescubrióunteléfono.Alprincipionoselopodíacreer, pero se trataba realmente de un teléfono móvil, y no pertenecía a ningúninvitado, sino a Ahmed. Enseguida reconoció la narcisista fotografía del fondo depantallaenlaqueAhmedsonreíaconchuleríasentadoenunamotoquenisiquieraera suya. Su corazón palpitó acelerado mientras procuraba recordar —lo habíaobservado con toda minuciosidad— cómo solía mover los dedos para marcar elcódigo.Separecíaauna«L»:quizá1,7,8,9.Probóconesacombinación.Incorrecta.Lo intentó con otra. Tampoco. El miedo se apoderó de ella: ¿y si el móvil sebloqueaba?Oyópasosyvocesalotroladodelapuerta.¿Laestabanesperando?Elpadre y los hermanos llevaban toda la fiesta vigilándola de cerca.Debería dejar elmóvil donde lo había encontrado y salir de inmediato. Pero probó con una nueva

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variantey,depronto, fuecomosiunadescargaeléctrica recorriera todosucuerpo.«Clave correcta.»Hacía yamucho tiempoque no necesitaba la tarjeta de visita deJamal:sesabíasunúmerodeteléfonotanbiencomosupropionombre.Aterrada,sesubióa labañera,yaqueerael lugarquequedabamásalejadode lapuerta.Luegomarcóelnúmero.

Lediolasensacióndequelostonoseranseñalesdesocorrolanzadasenmediodeunnegroocéano.Y,derepente,seoyóunruidoenlalínea,alguienestabacogiendola llamada. Faria cerró los ojos y afinó el oído por si había alguna persona en elvestíbulo. Ya se disponía a colgar cuando oyó su voz y su nombre, y entonces lesusurró:

—Soyyo,FariaKazi.—Ah—contestóél.—Nopuedohablarmucho.—Teescucho—dijoél.Aloír lavozde Jamal se lehizounnudoen lagarganta.Pensóenpedirleque

llamaraalapolicía,peronoseatrevió.Loúnicoqueacertóadecirlefue:—Necesitoverte.—Me haría muy feliz que nos viéramos—respondió él. Y entonces ella sólo

quisogritar:«Hadicho“feliz”...Yomemuero».Fariacontestó:—Nosécuándopodré.—Yo estoy en casa casi siempre. Tengo un pequeño apartamento en

Upplandsgatan.Paso lamayorpartedel tiempo leyendoyescribiendo.Vencuandoquieras—dijoJamal,yledioladirecciónyelcódigodeentradaalportal.

Fariaborrólallamada,pusoelmóvilsobreelarmariodelastoallas,salióypasóantetodoslosfamiliaresyconocidoshastallegarasuhabitación.Allítambiénhabíagente. Les pidió que la dejaran sola, y ellos obedecieron mostrando incómodassonrisas.Luegosemetióenlacamaydecidióqueintentaríahuiracualquierprecio.Asífuecomoempezólahistoriamásfelizy,alavez,lamásdesgraciadadesuvida.

MalinyMikaelecharonaandarypasaronpordelantedelpúblicoyde lamesadelibrosde laentradapara, finalmente,saliralexterior.Siguieroncaminandofrentealos barcos del muelle, contemplando la colina que quedaba al otro lado de lacarretera. Permanecieron callados un buen rato. Hacía calor. Mikael se habíasacudido la irritación y estaba tranquilo, peroMalin parecía estar de nuevo con lacabezaenotraparte.

—Interesanteloquehascomentadodesuoído—dijoél.—¿Ah,sí?—Ellasonóausente.

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—CarlSeger,elpsicólogo,elquemurióenelbosqueporundisparofortuitohaceveinticincoaños,escribiósutesissobrelainfluenciaquetieneelsentidoauditivoennuestraautoestima—continuóMikael.

Ellalomiró.—¿QuieresdecirquelahizoporLeo?—No lo sé. Pero no parece un tema de investigación muy normal. ¿Cómo se

manifestabaesahipersensibilidaddeLeo?—Puesmira,enunareunión,porejemplo,yoloveíaaguzareloídoynoentendía

porqué.Yalcabodeunratoentrabaalguien.Esquelopercibíatodoantesquelosdemás. Una vez le pregunté acerca de ello, pero eludió la cuestión. Pasado algúntiempo, ya en mis últimos días en la empresa, me contó que su oído lo habíaatormentadotodasuvida.Meconfesóqueeraundesastreenelcolegio.

—¡Yyoquepensabaqueeraunlumbreras!—Yo también.Perodurante losprimeros añosnopodía estarsequieto, siempre

queríasalir.Eraunproblemagordo,ysihubierasidodeotrafamiliamásnormal,lohabrían trasladado sinduda auna claseparaniños connecesidades especiales o lohabríanconsiderado,simplemente,unniñoconflictivo.PeroeraunMannheimer,ysepusieron a su disposición todos los recursos imaginables. Se descubrió que poseíaunacapacidadauditivaextraordinaria.Poresonosoportabapermanecerenelaula,elmás mínimo zumbido o chirrido lo alteraba. Se decidió que le dieran clasesparticulares en casa; supongoque fue entonces cuando se convirtió en ese niñodealtísimococienteintelectualsobreelqueleísteaquelreportaje.

—Demodoquenuncasesintióorgullosodesuoído.—Nomedioesaimpresión,peroquizá...,nolosé,quizáloquepasabaeraquese

avergonzabadeelloyque,almismotiempo,loexplotaba.—Debíadesermuybuenoescuchandoaescondidas.—¿Y ese psicólogo escribió algo sobre las personas que tienen un oído

extremadamentedesarrollado?—Encierto sentido, sí—dijoMikael—,aunqueaúnnoheconseguidosu tesis.

Peropublicóalgunosartículosenlosquedecíaque,desdeelpuntodevistaevolutivo,lo que es útil en una época puede suponer una carga en otra. Cuando éramoscazadores,elqueoíabienenunbosquesilenciosoeraelquepermanecíamásalertayelqueteníamayorprobabilidaddellevaralimentosacasa.Enestos tiemposdondehaytodotipoderuidosenlasgrandesurbes,esamismapersonaseexponealriesgodeacabardesorientadaysobrecargada.Desermásreceptoraqueparticipante.

—¿Lodescribióasí:«másreceptoraqueparticipante»?—Creoquesí.—Quétriste.—¿Porquédiceseso?

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—PorqueesunaperfectadescripcióndeLeo.Élsiempreeraelobservador.—Exceptoaquellasemanadediciembre.—Exceptoaquella semana, sí.Hayalgoque tedamalaespinaenese incidente

delbosque,¿verdad?MikaeladvirtióunanuevacuriosidadenlavozdeMalin,loqueinterpretócomo

una buena señal. Quizá ella acabara dándole más detalles sobre lo que le habíaparecidotanraroaquellanocheenlaquefuealdespachodeLeo.

—Comopoco,empiezaainteresarme—contestó.

Leo nunca olvidó a Carl Seger. Incluso después de alcanzar la edad adulta habíamartesenlosquealascuatrodelatarde—cuandosolíaacudiralaconsultadeCarl— le invadía un repentino e intenso sentimiento de pérdida. En algunas ocasioneshastallegabaamantenerconversacionesconél,comosifueraunamigoimaginario.

Aunasí,lascosasmejorarony,talycomoCarlhabíavaticinado,Leoaprendióaenfrentarse almundoy a los sonidos conmayor eficacia.Amenudo, su capacidadauditivaysuoídoabsolutoeransólounprivilegio,nadamás.Comocuandotocaba.Durantemuchotiempoestuvotocandosinpararysoñandoconllegaraserpianistade jazz. Hasta que un día, ya al final de su adolescencia, recibió una oferta deMetronomepara grabar undisco, unaoferta quedeclinóporquepensóque aúnnodisponíadeunmateriallosuficientementebueno.

SuingresoenlaEscueladeEconomíadeEstocolmoloconsideróunparéntesisensu vida. En cuanto hubiera compuesto mejores temas, grabaría un disco y seconsagraríaporenteroalamúsicaparaserelnuevoKeithJarrett.Peroeseparéntesisseconvirtióensupropiavida,ynuncafuecapazdeexplicarporqué.¿Eramiedoalfracasoyadecepcionarasuspadres?¿Oeranlasdepresiones,quelesobreveníanconlamismacertezaquelleganlasestacionesdelaño?

Leo permanecía soltero, lo cual tampoco era fácil de entender. Despertaba lacuriosidaddelagente.Atraíaalasmujeres.Peroélnosesentíaatraídoporellascontantafacilidad.Encompañíadeotros,echabademenoselsilencioylaquietuddesucasa.PeroaMadeleineBardlaquisodeverdad.

Enrealidad,nuncaacabódecomprenderlo:noerandemasiadoparecidos.Y,sinembargo, tampoco creía que fuera una cosa tan simple como que él hubierasucumbidoasubellezaoasuriqueza.Ellaeraespecial—siemprelaveríaasí—,conesosbrillantesojosazulesqueparecíanesconderunsecretoyconesamelancolíaque,en alguna ocasión, había aflorado y revelado un deje de oscuridad en su hermosorostro.

Madeleineyélseprometieron,yduranteuntiempovivieronjuntosenelpisoqueLeoteníaenFloragatan.Élacababadeheredarlapartequehabíatenidosupadreen

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laagenciaAlfredÖgren,ylospadresdeMadeleine—alosquenolesfaltabaniunasoladelascaracterísticaspropiasdelesnobismo—loconsideraronunbuenpartido.Larelaciónnofuenadafácil.Madeleinequeríaorganizarcenasconstantemente.Leoseoponíatodoloquepodía,yentoncesllegabanlaspeleas.Avecesellaseencerrabaeneldormitorioyseechabaallorar.Peroeranrarasexcepciones.Podríahabersidoun matrimonio feliz. Leo estaba convencido de ello. Ambos ponían entusiasmo ypasiónnosólocuandohacíanelamor,sinotambiéncuandohablaban.

Apesardetodo,sobrevinolatragedia,loqueconfirmó,sinlugaradudas,queélhabíaestadoengañándosealverunaafinidadquenoexistía.Sucedióenagosto,enunacangrejadaencasadelosMörner,enVärmdö.Yadesdeunprimermomentoserespiraba tensión en el ambiente.Él estaba triste ymelancólico, y pensabaque losinvitadoserandelomásconvencionalyruidosos.Además,semostrabareservadoycallado, lo que provocó que Madeleine desplegara toda su forzada y exageradasimpatía.Paseabaentrelagentediciendoquelafiestaera«fantásticaymaravillosa»,ocosascomo«nomepuedocreerconquégustolohabéisdecoradotodo.¡Yeljardínes increíble! ¡Estoy taaaan impresionada!Esquenosdanganasdevenirnos aquí avivir,pero¡ahoramismo!».Enrealidadnoeraparatanto,ellatansólorepresentabasupapelenaquelteatroqueeralavida.

Hacialamedianoche,LeopasóporcompletodelafiestaysesentóaleerenunaapartadahabitaciónReallytheBlues,deMezzMezzrow,unlibroqueencontró—nosinciertasorpresa—enunadelaslibreríasdelsalón.Asíque,apesardetodo,noseloestabapasando tanmal.Enfrascadoen su lectura, se imaginóa símismoen losclubesdejazzdeNuevaOrleansyChicagodelosañostreinta.Pocoleimportabanyalascancionesqueacompañabanaloschupitosdeaguardienteytodoaqueljolgoriodelacasa.

Alcabodeunpardehoras,IvarÖgrenentróenlahabitaciónborrachocomounacuba—como siempre que había una fiesta—, vestido con un traje marrón que leapretaba lacinturay tocadoconun ridículo sombreronegro.Leose tapó losoídosporsiIvarteníaintencióndegritarodearmarjaleocomoerasucostumbre.Ivardijo:

—Mevoyallevaratunoviaadarunavueltaenbarca.Leo protestó: «Ni hablar. Has bebido». No le sirvió de nada, exceptuando el

hecho de que Ivar, a modo de concesión, le pusiera un chaleco salvavidas rojo aMadeleine.Leosalióalporcheysequedómirandofijamenteelrojochalecomientrasveíacómosealejabamaradentro.

El agua estaba comoun espejo.Era una noche de verano de cielos claros y seapreciabanalgunasestrellas.IvaryMadeleinehablabanenvozbaja,perodabaigual:Leopudooírcadaunadelaspalabrasdesuconversación.Nosetratabamásquedetonteríasyestupidecesseguidasderisitas.ALeoselerevelóunanuevaMadeleine,másvulgar,cosaqueledolió.LuegolabarcaseadentrócadavezmáshastaqueLeo

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yanofuecapazdepercibirloquedecían.Estuvieronfueraunascuantashoras.Cuandoregresaron, losotros invitadosyasehabían ido.Estabaamaneciendo,y

Leolosesperabaenlaorillaconunnudoenlagarganta.ViocómosubíanlabarcaatierraycómoMadeleineechabaaandarhaciaél.Decaminoacasaenel taxi,unamurallasealzóentrelosdosyLeononecesitómásparaentenderloqueIvarlehabíadichoaella.Nuevedíasdespués,Madeleinehizosusmaletasyloabandonó.El21denoviembredeesemismoaño,cuandolanieveyacaíasobreEstocolmoylaoscuridadsehabíainstaladoenelpaís,ellaseprometióconIvarÖgren.

Leocayóenfermodealgoquesumédicodescribiócomoparálisisparcial.Unavez recuperado,volvióal trabajo,pusobuenacaray felicitóa Ivarconun

fraternal abrazo. Asistió a su despedida de soltero y a la boda, y saludabaamablementeaMadeleinesiemprequelaveía.Mantuvolasaparienciascadamalditodía,fingiendoqueentreIvaryélexistíanfuerteslazosdeamistaddesdelainfanciaque sobrevivíanacualquieradversidad.Peroen su fuero internopensabade formabiendiferente:planeabasuvenganza.

IvarÖgren,porsuparte,sintióquesólohabíaobtenidounavictoriaparcial.LeoMannheimeraúnconstituíaunaamenazayunrivalenlaluchaporelliderazgodelaempresa.Habíaquedestruirloporcompleto,yyateníaunplan.

Malin no mencionó nada más de su encuentro con Leo. De pronto, se detuvo enHornsgatan—enlaparteantiguaquequedabaenunlateralporencimadelaactualcalle— sin queMikael comprendiera por qué. Hacía demasiado calor y bochornocomoparapermanecer allí parados a pleno sol. Pero allí estaban, vacilantes, comodudandoquéhacer,mientraslagentepasabayalolejosseoíaelclaxondealgunoscoches.MalinmiróhacialaplazadeMariatorget.

—Oye—dijoella—,tengoqueirme.Besó aMikael algo ensimismada y bajó apresurada la escalera de piedra para

cruzarlacalleydirigirseaMariatorget.Mikaelnosemovió,seencontrabaigualdedesconcertadoquehacíaunmomento.LuegosacósumóvilyllamóaErikaBerger,suíntimaamigaylaredactorajefedeMillennium.

Lecomentóqueestaríaunpardedíassinaparecerpor laredacción.Nopasabanada.Acababandeenviarelnúmerodejulioalaimprenta.ProntoseríaMidsommary, por primera vez en muchos años, habían podido permitirse contratar a dossustitutosdeveranoquealiviaríansucargadetrabajo.

—Tenototriste.¿Haocurridoalgo?—preguntóErika.—Ayer hubo una pelea en el módulo de Lisbeth y una interna sufrió graves

lesiones.—¡Vaya!¿Yquiéneslavíctima?

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—Una gánster, una auténtica mafiosa; es una historia bastante desagradable.Lisbethseencontrabapresente.

—Bueno,ellasueleapañárselasbien.—Esperemosqueestavez también.Oye..., ¿podríasecharmeunamanoenotro

asunto?—Sí,claro;¿quéquieres?—¿Puedes pedirle a alguien de la redacción, preferiblemente a Sofie, que vaya

mañanaalArchivoMunicipalparasacarlosexpedientesdetrespersonas?Dilequeseacojaalderechoalanonimato.

Lepasólosnombresylosnúmerosdeidentificaciónpersonalquehabíaanotadoensumóvil.

—ElviejoMannheimer—murmuróErika—.Estarámuertoyenterrado,¿no?—Desdehaceseisaños.—Depequeñame crucé con él un par de veces.Mi padre le conocía un poco.

¿TienequeverconLisbeth?—Talvez—respondióMikael.—¿Enquésentido?—Laverdadesquenolosémuybien...¿Cómoera?—¿Mannheimer?Uf,quédifícildeexplicar.Además,yoeramuypequeña.Pero

tenía fama de ser un viejo diablillo. Aun así, lo recuerdo como alguien bastanteamable.Mepreguntóporlamúsicaquemegustaba.Ymeacuerdodequesabíasilbarmuybien.¿PorquéteinteresaMannheimer?

—Luegotelocuento—lecontestóMikael.—Vale, como quieras—dijoErika para, acto seguido, pasar a comentarle algo

referentealpróximonúmerodelarevistaydelosanunciospublicitariosquehabíanentrado.

A Mikael le costó prestarle atención. Terminó la llamada de forma bastanteabruptaypusorumboaBellmansgatan.PasófrentealpubBishopsArms,bajóporlacuestadeadoquinesde lacalle, entróen suportaly subióhasta suático,donde sesentóanteelordenadorycontinuóconsusinvestigacionesmientrassetomabaunpardecervezasPilsnerUrquell.Secentró sobre todoeneldesgraciado incidentede lacaceríadeÖsthammar,peronoleaportónadanuevo.Siempreresultabaproblemáticobuscarinformaciónsobreviejoscasoscriminales;losabíaporpropiaexperiencia.

Nohabíaarchivosdigitalesenlosqueindagar—másquenadaparaproteger laintegridaddelaspersonas—y,encima,enelArchivoNacional,segúnlanormativade selección y eliminación de documentos, todo lo referente a la instrucción de lacausasedestruíaalcabodecincoaños.PoresodecidióacercarseaUppsalaaldíasiguiente,parairalosjuzgadosyhojearlosviejoslibrosdeactasdejuicios.Despuéstalvezpodríapasarporlajefaturadepolicíaovisitaraalgúnviejoinspectorjubilado

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queaúnseacordaradelcaso.Yalovería.TambiénllamóaEllenorHjort,laprometidadeCarlSeger.Notardóenadvertir

queeraunasuntoqueellahabíaborradoporcompletodesumente.NoqueríahablardeCarl.Era ciertoque semostró educaday amable en todomomento, peroyanotenía fuerzas —le confesó— para seguir removiendo el tema. «Espero que loentiendas»,sedisculpó.Aunasí,consiguióquecambiaradeopiniónyqueaccedieraaverloaldíasiguiente,cosaquenosedebióalviejoencantoperiodísticodeMikaelni tampocoahaber logradodespertar lacuriosidaddeEllenorpor loquerealmenteestaba investigando, sino al hechodequeMikael, enunúltimo intento, lanzado altuntún,mencionóelnombredeLeoMannheimer.

—¡Leo!—exclamóella—.¡Madremía!Hacemuchísimotiempoquenosénadadeél.¿Cómoestá?

Mikaelcontestóquenolosabía.—¿Teníaisunabuenarelaciónconél?—preguntó.—¡Ay,sí!Carlyyoloqueríamosmucho.Tras colgar, se dirigió a la cocina para recogerla un poco y se preguntó si no

debería llamar a Malin para intentar averiguar qué era exactamente lo que tantazozobraleproducía.Sinembargo,optópordarseunaduchaycambiarsederopa.Alas17.55horassaliódecasacondirecciónalrestaurantePaneVinodeZinkensdammparaencontrarseconsuhermana.

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Capítulo9

19dejunio

Ella se encargaría, dijo.No hacía falta queMartin se preocupara. Era la tercera ocuarta vez que hablaban en lo que llevaban de día, y tampoco en esa ocasión ellaperdió la paciencia. Pero al colgar, y antes de comprobar que tenía todo lo que lehabíaencargadoaBenjamin,murmuró:«Cobarde».

Rakel Greitz era psicoanalista y profesora universitaria de psiquiatría, y se laconocía por una serie de cosas, pero sobre todo, quizá, por su sentido del orden.Trabajabaconunaenormeeficacia,unaactitudquenohabíacambiadodesdequelediagnosticaroncáncerdeestómagoylahigieneseconvirtióenalgoprimordialparaella.Poresoselaveíatanobsesionadaenlosúltimostiempos:lamásmínimamotade polvo desaparecía como por arte de magia, y no había mesa ni fregaderomáslimpios que los que habían pasado por susmanos.Tenía setenta años y se hallabaenferma,perosemanteníaconstantementeocupada.

Ese día había estado inmersa en una actividad febril y las horas se le habíanpasado volando. Eran las 18.30, muy tarde en realidad. Debería haber actuado deinmediato, pero siempre sucedía lo mismo conMartin Steinberg; era una personanerviosa en exceso. Rakel se felicitó por haber ignorado sus protestas y haberseaprovechado —ya esa misma mañana— de sus contactos en las compañíastelefónicas y en la atención sanitaria. Sin embargo, no estaba segura de que esobastara: desde entonces podrían haber ocurrido muchas cosas. Ese viejo chaladopodría haber recibido la visita de alguien al que le habría revelado lo que sabía osospechaba. La operación conllevaba un alto riesgo, pero era la única alternativa.Habíademasiadoenjuego,ydemasiadascosashabíanidoyamaleneseasuntodelqueellaeralamáximaresponsable.

Se limpió lasmanos con gel hidroalcohólico y entró en el cuarto de baño. Sesonrióenelespejo,másquenadaparaconfirmarque todavíaeracapazdemostraralegría.Desde su punto de vista, lo que había sucedido no sólo eramalo.Llevabatantotiempoviviendoenuntúneldeenfermedadydolorquelaempresaquedebíaacometerahoraleproporcionabaasuvidaunaelevadaeintensasensacióndevivirel

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momento,unanuevasolemnidad.ARakelGreitzsiemprelehabíaatraídolaideadesentirse llamada por una vocación y de ponerse al servicio de una causa superior.Vivía sola en un piso de ciento ocho metros cuadrados de Karlbergsvägen, en elcentrodeEstocolmo.

Acababa de terminar un tratamiento de quimioterapia y se encontrabarelativamentebien.Habíaperdidopeloy,comoeralógico,loteníamásfino,peroaúnconservaba buena parte de él. El gorro hipotérmico que había utilizado durante eltratamiento había resultado eficaz. Seguía siendo una mujer elegante, de suavesfacciones, alta y esbelta, de espalda recta, y con esa indiscutible autoridad queirradiabadesdequesegraduóenmedicinaenelInstitutoKarolinska.

Tenía aquellamancha roja en el cuello, sí.Y aunque esamarca de nacimientohubierasidomotivodepreocupacióndurantesujuventud,lociertoeraqueaprendióaquererla y que ahora la lucía con orgullo; que acostumbrara a ponerse jerséis decuellovueltonoteníanadaqueverconquefueratímidaoconqueledieravergüenzaenseñarla.Esosjerséiscombinabanalaperfecciónconlaimagensobriayseriaqueelladesprendía:deunestilosencilloyrefinado,yenabsolutoostentoso.Rakelaúnllevabavestidos y trajes que se había hecho amedida en su juventudy quenuncanecesitómodificar.Aunquehabíaalgofríoyseveroensucarácter,laverdaderaque,en su presencia, todo el mundo se esforzaba por hacer bien su trabajo. Eracompetenteyrápida,ysabíaapreciarlalealtadnosóloalaspersonas,sinotambiénalasideas.Jamássefuedelalengua,nisiquieraconErik,sudifuntoesposo.

SalióalbalcónycontemplólaplazadeOdenplan.Apoyólamanoderechasobrelabarandilla,unamanoquenotemblaba.Volvióaentrarenlaviviendaysepusoalimpiarporaquíyporallá.Deunarmarioquehabíaenelvestíbulosacóunmaletíndemédicodecueromarrón.MetióloqueBenjamin—sulealamigoyasistente—lehabía conseguido durante el día y entró de nuevo en el cuarto de baño, donde semaquilló de forma inusualmente descuidada y eligió una peluca negra de bastantemalgusto.Porunmomentovolvióasonreír.Opuedeque tansólose trataradeuntemblor nervioso. Incluso ella, con toda su experiencia, fue invadida por unarepentinainquietud.

Mikael y su hermana se hallaban en la terraza del restaurante Pane Vino, enBrännkyrkagatan.Pidieronpastaconsalsadetrufaychianti,hablarondel tiempoycomentaron, brevemente, sus planes veraniegos. Luego, Annika hizo una rápida ysucinta descripción de cómo estaban las cosas en Flodberga, y así entró en elverdaderotemaquehabíamotivadoelencuentro.

—Parece mentira, Mikael, que los policías puedan ser a veces tan idiotas —empezódiciendo—.¿ConoceslasituacióndeBangladés?

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—Unpoco.—Bangladés tieneel islamcomo religiónoficialdelEstado.Almismo tiempo,

segúnlaConstitución,esunpaíssecularcongarantíasdelibertaddeexpresiónydeprensa,loque,porsupuesto,noesunacombinaciónimposible.

—Peronolesvamuybien.—El gobierno está presionado por islamistas y se ha visto obligado a aprobar

leyes que prohíben expresar cualquier opinión que pueda herir sentimientosreligiosos.Quepueda herir, dicen.Es evidente que, a poco que se quiera, siemprehabráalgoporloqueunopuedasentirseherido.Y,enefecto,lasleyesseinterpretanconseveridadyunagrancantidaddeperiodistashansidocondenadosalargaspenasdecárcel.Peroesonoeslopeor.

—No,lopeoresquelaleylegitimalosabusos.—Esoes.Laleyleshadadoalasalosislamistas.Losyihadistasylosterroristas

hanempezado,sistemáticamente,aamenazar,aacosaryaasesinaradisidentesy,sinembargo,muypocosdelosautoresdeesoscrímenessonllevadosajuicio.UnosdelosquemáshansufridohansidolosdelapáginawebMukto-Mona,quetrabajanporla libertad de expresión y de información y por conseguir una sociedad abierta ysecular.Muchosdesuscolaboradoreshansidoasesinados,perosonmuchosmásaúnlosquehansidoamenazadosy losquehanacabadoapareciendoen las listasde lamuerte. Entre ellos, Jamal Chowdhury, un joven biólogo que de vez en cuandoescribía en Mukto-Mona sobre la teoría de la evolución. Jamal fue condenado amuerteporelmovimientoislamistadelpaís,perologróhuiraSueciaconayudadelaPEN sueca.[3] Parecía que por fin podría respirar tranquilo. Almenos durante untiempo.Estabadeprimido, aunque fuemejorandopoco a poco, y undía acudió—aquí,enEstocolmo—aundebatesobrelarepresióndelamujerquesecelebróenlaCasadelaCultura.

—YahíconocióaFariaKazi.—Bien, ya veo que has hecho los deberes —continuó Annika—. Faria se

encontrabasentadaalfondodelasala.Es—ynoteexagero—unachicaguapísima;Jamalnopodíadejardemirarla,asíquealterminareldebateseacercóaella.Ésefueel inicio no sólo de una gran historia de amor, sino también de una tragedia, unaversiónmodernadeRomeoyJulieta.

—¿Aquéterefieresexactamente?—Puesaquees igual.ComoenRomeoyJulieta, las familiasdeFariay Jamal

pertenecíanabandosopuestosdelconflicto.JamalluchabaporunBangladésabiertoylibre,mientrasqueelpadreyloshermanosdeFariasemanifestabanafavordelosislamistas del país, sobre todo desde que a Faria, en contra de su voluntad, lacomprometieronconKamarFatali.

—¿Yésequiénes?

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—UnseñorgordodeunoscuarentaycincoañosqueviveenDaca,enunacasaenormeconunmontóndecriados.Nosóloeselpropietariodeunpequeñogrupodeempresastextiles,tambiénfinanciavariaskaumisdelpaís.

—¿Kaumis?—Escuelas coránicasque sehallan almargendel controldelgobiernoy en las

queseinstruyeideológicamentealosjóvenesyihadistas.KamarFataliyatieneunaesposa de su edad, pero se quedó embelesado con las fotografías de Faria Kazi yquisoconvertirlaensusegundaesposa.Sinembargo,comopuedes imaginar,no leresultabafácilobtenerunvisadoparaentrarenSuecia,porloquesufrustraciónfueenaumento.

—YencimaapareceenescenaJamalChowdhury.—Exacto, apareció Jamal, así que Kamar y los hermanos Kazi ya tenían dos

razones,comomínimo,paramatarlo.—Osea,queJamalnosesuicidó.¿Esesoloquequieresdecir?—Yo todavía no digo nada,Mikael. Sólo te estoy haciendo un resumen de la

historia,unabrevedescripcióndeloquehablamosLisbethyyo.Jamalseconvirtióen el gran enemigo, unMontesco. Él era musulmán y creyente, pero mucho másliberaly,al igualquesuspadres—profesoresuniversitarios losdos—,considerabaque toda sociedad ha de tener garantizados los derechos humanos. Esa simplecircunstanciayaloconvirtióenenemigodeKamary,porconsiguiente,delafamiliaKazi. Pero su amor por Faria constituía, por otra parte, una amenaza directa,máspersonal,nosólocontraelhonordelpadreydeloshermanos,sinotambiéncontrasueconomía.Habíaclarosmotivosparaquitarlodeenmedio;Jamalcomprendióprontoque estaba jugando con fuego.Peronopodía hacer nada.Escribió sobre eso en sudiario,queapareceenelsumarioporquelapolicíalomandótraducirdelbengalí.¿Teleounpoco?

—Sí,porfavor.Mikael tomóun trago de su chiantimientrasAnnika se agachaba para sacar el

sumariodesumaletínybuscarentrelashojas.—Aquí—dijo—.Escucha.Ellaleyó:

Desdequevimoriramisamigosytuvequeabandonarmitierratengolasensacióndequeelmundosehacubiertodeceniza.Todoloquecontemplohasidodespojadodesuscolores,yyanoleveoningúnsentidoacontinuarviviendo.

—Estaúltimafraseeslaquesehaalegadoafavordelaideadequesesuicidóen

elmetro—seinterrumpióAnnika—.Peroeltextosigue:

Aunasí, intentomantenermeocupado.En junioasistíaundebatesobre la represiónreligiosa.Noesperabanada.Loqueantesmeimportabatantomeprovocaahoraindiferencia;nisiquierapudeentenderqueelimán

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queinterveníaconsideraraquetodavíahabíamuchascosasporlasqueluchar.Yoyamehabíarendido.Yacíayaenmipropiatumba.Creíaqueamítambiénmehabíanmatado.

—Sí,yaséqueseponeunpocomelodramático—sedisculpóAnnika.—No,enabsoluto.Erajoven.Todoshemosescritoasí.Merecuerdaamipobre

colegaAndrei.¡Sigue!

Creíaqueestabamuertoyfueradeestemundo.Peroderepente,sentadaalfondodelasala,descubríaunachica jovenquellevabaunvestidonegro.Tenía lágrimasenlosojosyera tanbellaquemedolióverlaasí.Despertédenuevoalavida.Sentícomounadescargaeléctricaycomprendíquedebíaacercarmeaella.Dealgunamanerasupeyaeneseprecisoinstantequenospertenecíamosyqueerayoynadiemásquiendebíaconsolarla.Meacerquéy ledijealguna tontería; creíaquehabíametido lapata.Peroella sonrióy salimosjuntosdeallí,comosisiemprehubiésemossabidoqueesosucedería,yluegocontinuamosandandoporunacallepeatonalquepasabaporelParlamento.

—Bueno,creoqueessuficiente.Hastaesemomento, Jamalnuncahabía tenido

fuerzasparahablardeloquelesocurrióasusamigosdeMukto-Mona.SinembargoconFarialaspalabraslesalenaborbotones.Locuentatodo,quedamuyclaroeneldiario,ycuandoFaria,trasapenashabercaminadomediokilómetro,ledicequetienequeirse,élledasutarjetadevisitayellaleprometequelollamarápronto.Peronolohace.Jamalesperaydesespera.EncuentraelnúmerodemóvildeFariaenInternet,lallama y le deja un mensaje. Deja cuatro, cinco, seis mensajes. Pero ella no ledevuelvelasllamadas.Encambio,unhombrelotelefoneaylesueltaquenolallamenuncamás.«Faria tedesprecia, eresunmierda», lediceelhombre,y Jamalquedadestrozado. Hasta que poco a poco empieza a sospechar que allí hay algo raro einvestigael tema.No loentiende todo, claro, comoelhechodequeelpadrey loshermanoshayanconfiscadoel teléfonoyelordenadordeFaria,porejemplo,oquelean todos sus correos, controlen todas las llamadas y la tengan prisionera en supropiacasa.Peroentiendequealgovamal,muymal,por loque sedirigeal imánFerdousi,quetambiénafirmaestarpreocupado.Juntoscontactanconlasautoridades,aunque,comoesnatural,norecibenningúntipodeapoyo.Éstasnohacennada,nomuevenniun solodedo,demodoqueFerdousidecidevisitar a la familia,pero loechandecasa.Jamalyaestáapuntoderemovercieloytierracuandoderepente...

—¿Qué?—... Faria lo llama, desde otro número, y le dice que quiere verlo. Por aquel

entonces Jamal ha alquilado, en secreto, un apartamento en Upplandsgatan que laeditorialNorstedts le ha ayudado a encontrar. Lo que ocurre a continuación no haquedadodeltodoclaro.Sólosabemosqueelhermanopequeñodelafamilia,Khalil,ayudaahuiraFaria,yqueellavadirectamenteaUpplandsgatan.Fueunencuentrocomoelquesucedeen laspelículasoen lossueños.Hacenelamoryhablandíaynoche. Incluso Faria, que guardó silencio durante los interrogatorios, ha llegado aconfirmarlo.DecidenponerseencontactoconlapolicíayconlaPENdeSueciapara

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que los ayuden a esconderse. Pero luego... Es tan triste. Faria quiere despedirse, yconfíaensuhermanopequeño.QuedaconélenuncafédeNorraBantorget.Esundía frío de otoño.Ella llevapuestos unos pantalones vaqueros, unas botas de aguanegras y el plumas azul de Jamal, que tiene una capucha con la que se cubre lacabeza.Sinembargoelencuentronollegaaproducirse.

—Setratabadeunaemboscada,¿verdad?—Sinduda.Hayunpardetestigos.PeroniLisbethniyopensamosqueKhalilla

engañara.Másbiensospechamosqueloshermanosmayoresloestuvieronvigilandoy lo siguieron.EsperanaFariaenunHondaCivic rojoenBarnhusgatan,yenunarapidísima operación la introducen en el coche y se la llevan a casa, a Sickla. Alparecer,loshermanossopesanlaideadeenviarlaaDaca.Peroseguroquedesistenalverlosmuchosriesgosquecorren.¿Cómosesuponequelavanamantenertranquilaenelaeropuertoyenelavión?Tendríanquedrogarla.

—Demodoquedecidenqueellaescribaunacarta.—Exacto.Peroesacarta,Mikael,novalenada.EsciertoquelaletraesdeFaria,

aunquesenotaqueloshermanosoelpadrelehandictadocadafrase.Noobstante,Fariaintroducemensajessecretos.Escribe:«Yasabesquesiempretehedichoquenotequiero».Esoes,indudablemente,unmensajesecreto.Jamaldescribeensudiariocómotodaslasnochesytodaslasmañanassedeclarabansuamorunayotravez.

—Supongo que Jamal acudió a la policía para denunciarlo al ver que Faria noregresabadelencuentroconsuhermano.

—Claroquesí.Perolapolicíafueidiota.DosagentesdieronunarutinariavueltaporSickla, y cuando el padre, en la puerta de la casa, les aseguróque todo estababien, aparte del hecho de que Faria hubiera cogido una gripe, semarcharon. PeroJamalnoserindió.Llamóatodaspartes,ycreoquelafamiliafueconscientedequehabíaqueactuarconrapidez.

—Esonosuenamuybien—dijoMikael.—Puesno.Eslunes,9deoctubre.Jamalescribeensudiario—oeneseextenso

relatoqueseencontrótrasmorir—quesehadespertadoconunasensacióndemuerteen el cuerpo. Luego la policía, como es obvio, le otorgómucha importancia a esedetalle.Peroyonoloveoenabsolutocomounaresignación.EslamaneraquetieneJamaldeexpresarse.Sehapartidoendosyhaempezadoadesangrarse.Nopuededormir, ni pensar, apenas es persona. «Avanzo a trompicones», escribe, grita su«desesperación»almundo.Essuformademanifestarloquesiente.Yocreoquelosinvestigadoreslomalinterpretan.Ésaesmiopinión.Leyendoentrelíneas,loquesededuceesmásbienquequierelucharyrecuperarloquehaperdidoy,sobretodo,queestá muy preocupado. «¿Qué hará Faria ahora?», escribe. «¿Le estarán haciendodaño?»TampocomencionalacartadeFaria,niunapalabra,apesardeestarabiertasobrelamesadelacocina.Probablementesehadadocuentadelaspretensionesde

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esa carta desde el primermomento. Sabemos que intenta ponerse en contacto conFerdousi, quien se halla en Londres en un congreso. Llama a Fredrik Lodalen, unprofesor universitario de biología deEstocolmo del que Jamal se ha hecho amigo.LodalenloinvitaairasucasadeHornsbruksgatan,dondeviveconsumujerysusdoshijos.Jamalsequedamuchotiempo.Losniñosseduermen.Lamujerseduerme,yFredrikLodalenseencuentracadavezmásincómodo.SienteunagransimpatíaporJamal, pero tiene quemadrugar y, comomuchos de los que están atravesando unacrisis,Jamalserepiteeinsisteunayotravezenlomismoy,pasadalamedianoche,Lodalenlepidequesevaya.Leprometequealdíasiguientecontactaráconlapolicíayconelcentrodeacogidademujeres.Decaminoalmetro,JamalllamaalescritorKlasFröberg,alquehaconocidoatravésdelaPENdeSuecia.Klasnocontesta,yJamal entra en la estación de metro de Hornstull. Son las 00.17 horas de lamadrugadadelmartes10deoctubre.Elvientoarreciayamenazatormenta.Llueve.

—Osea,quenohaymuchagenteenlacalle.—En el andén hay tan sólo una mujer, una bibliotecaria. La cámara de

videovigilancia graba a Jamal justo cuando pasa por delante de ella: se le veextraordinariamentetriste.Peroloraroseríaquenoloestuviera.ApenashadormidodesdequedesaparecióFaria y se siente abandonadopor todos.Y, aun así,Mikael,aunasí...JamalnodejaríasolaaFariasabiendoqueellalonecesitamásquenunca.Una de las cámaras del andén está estropeada, y puede que sea una circunstanciadesafortunada,vale.Peronocreoqueseaunacasualidadqueunjovensedirijaalabibliotecaria —en inglés— en el mismo momento en el que el tren entra en laestaciónyJamalcaealavía.Lamujernoveloqueocurre.EllanotieneniideadesiJamalhasidoempujadoosehatirado,yeljovenconelquehahabladonohapodidoseridentificado.

—¿Yquédiceelconductordeltren?—SellamaStefanRobertssonysu testimoniohasidodecisivoparaqueel juez

hayasobreseídoelcasoylohayaconsideradosuicidio.RobertssonaseguraqueJamalse tiró, aunque el pobre hombre se hallaba en estado de shock, y yo incluso meatreveríaadecirquelehicieronpreguntascapciosas.

—¿Enquésentido?—Enrealidad,elquedirigíaelinterrogatorionoparecíaquererverningunaotra

posibilidad.EnelprimertestimoniodeRobertsson—antesdequesucerebrocrearaun relato más coherente— habla de unos exagerados aspavientos, como si Jamaltuvieramuchosbrazosypiernas.Peronohavueltoamencionarlos,ysumemoria—quécurioso—vamejorandoconformepasaeltiempo.

—¿Ylosempleadosdelastaquillasdelaentrada?Alguiendeberíahabervistoalposibleautordelcrimenbajarysubir.

—El taquillero, que estaba viendo una película en su iPad, dice que pasaron

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algunaspersonas.Peronosefijóennadieenparticular,creequelamayoríaeragentequesebajóenesaestación.Tampocotienemuyclaralahora.

—¿Allíarribatambiénhaycámaras?—Sí,lashay;dehecho,heencontradounacosa.Nadaextraordinario,peroseha

podido identificar a lamayor parte—prácticamente a todos—de los que suben, aexcepción de un hombre joven, según parece, y larguirucho. Llevaba agachada lacabeza,porloquenoselevelacara.Peroactúadeformanerviosayesquiva;esunavergüenza que no se hayan dedicado más esfuerzos a identificarlo, más que nadaporquesusmovimientossonmuybruscosypeculiares.

—Entiendo.Leecharéunvistazo—aseguróMikael.—Y luego tenemos el crimen de Faria, el que la llevó a prisión —continuó

Annika. Iba a empezar a contarlo cuando les sirvieron la comida. Por un instanteperdieron la concentración, no sólo debido al camarero y a sus atenciones con losplatos y el queso parmesano, sino también porque pasó una pandilla de ruidososjóvenesquesedirigíanalacolinarocosadeSkinnarvikporYtterstaTvärgränd.

HolgerPalmgrenestabapensandoenlaguerradeSiriayentodotipodedesgracias:en el dolor de sus caderas, que era como si le clavaran cuchillos, en la estúpidallamadaquehizolanocheanterioryenlaterriblesedquetenía.Nohabíabebidocasinada,y tampocohabíacomidograncosa.Porsi fuerapoco,Lulu tardaríaen llegarparaayudarleconlosritualesnocturnos.Siesquellegaba.

Esedíanadaparecíafuncionar.Losteléfonosestabanestropeados,ynosehabíapresentadoningunadelascuidadoras,nisiquieraMarita.Sehabíapasadotodoeldíatumbado, cabreado, y alterándose cada vezmás. A decir verdad, debería pulsar elbotóndealarmaquellevabacolgadodelcuelloconuncordón;aunquenolegustabautilizarlo,lediolasensacióndequeyaerahora.Teníatantasedqueapenassipodíapensar.Además,hacíamuchocalor.Nadiehabíaacudidoaabrirunasolaventanaentodoeldía.Nadiehabíaacudidoahacernadadenada,yalbordedeladesesperaciónaguzóeloído.¿Noeraelascensorloqueseoíaenlaescalera?Bueno,elascensorseoíasiempre.Lagentesalíayentraba.Peroasucasanoibaniunalma.Maldijosusuerteyseremovióenlacamamientrassufríayseatormentaba,sobretodoporunacosa.EnlugardehaberllamadoaMartinSteinberg—unperfectocanalla,sinduda—,deberíahabercontactadoconesapsicólogaalaquetambiénmencionabanenesasanotaciones secretas, esa tal Hilda von Kanterborg, de la que se decía que habíavioladoel secretoprofesionalparahablarledel registroa lamadredeLisbeth.Ellapodríahaberloayudado,¡ynoel responsablede todoaquelmalditoproyecto!¡Québurro había sido! ¡Y qué sed tenía! Pensó en pedir socorro a gritos, vociferar contodassusfuerzashacialaescalera.Quizáalgunodelosvecinoslooyera.Aunque...

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Unmomento...Volvióapercibirunospasosqueseencaminabanhaciasupuerta.Unaampliasonrisasedibujóensucara.DebíadeserLulu,sumaravillosaLulu.

—¡Hola,hola.Bueno,Lulu,yameestáscontandocómotefueenVästerhaningecon...¿Cómosellamabaesetipo?!—gritócontodassusfuerzasmientraslapuertaseabríaysecerrabayunoszapatosselimpiabanenlaalfombrilla.Nohuborespuesta,yentonces advirtió que los pasos eranmás ligeros que los de Lulu, más rítmicos yenérgicos.Buscóconlamiradaalgoconloquedefenderse.Luegorespiróaliviado.Por la puerta asomó unamujer alta y esbelta que vestía un jersey negro de cuellovuelto y que le dedicaba una amplia sonrisa. Rondaría los sesenta años, quizá lossetenta, y tenía unas facciones finas y afiladas. Su mirada irradiaba una discretacalidez.Llevabaunmaletíndemédicoqueparecíaserdeotraépocaycaminabaconlaespaldaerguida.Habíaunadignidadnaturalensupersonayteníaunasonrisamuyrefinada.

—Buenastardes,señorPalmgren—saludó—.Lululepidedisculpaspornopodervenirhoy.

—Esperoquenolehayapasadonada.—Ah,no,tranquilo;motivospersonales,nadaserio—dijolamujer.Holgersintió

unapunzadadedecepción.Y tambiénotracosa.Perono supomuybienqué.Estabademasiadoaturdidoy

sediento.—¿Podría traerme un vaso de agua? —preguntó. Y entonces la mujer le

respondió: «Por el amor de Dios, pobrecito mío», las mismas palabras que solíadecirlesuancianamadre.

Actoseguido,ellasepusounpardeguantesdeplásticoydesaparecióparavolverenseguida con dos vasos. El agua lo devolvió a tierra firme. Bebió con manostemblorosas y tuvo la sensación de que el mundo recuperaba los colores claros.Después levantó lavistaymiróa lamujer.Susojosseguían resultándolecálidosyafectuosos.Peronolegustabanesosguantesdeplástico,nitampocosucabello;eraespesoynegro,ydesentonabaconelrestodesupersona.¿Llevabapeluca?

—Ahorasesientemejor,¿verdad?—dijoella.—¡Mucho mejor! ¿La llaman a usted cuando hay que hacer sustituciones?—

inquirióél.—Hago pequeñas salidas de emergencia de vez en cuando. Pero tengo setenta

años,demodoqueyavansiendomenoslosdíasquemellaman—contestólamujer,quesepusoadesabotonarelpijamaqueestabaempapadodesudortrasellargodíadecama.

Ellasacóunparchedemorfinadelmaletínmarrón,elevóelrespaldodelacamay,conunaboladealgodón,procedióalimpiarunpuntoconcretodelapartesuperiorde laespaldadeHolger.Susmovimientoseranprecisosyatentos.Eraeficiente,de

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eso no cabía duda. Estaba en buenasmanos. No había ni rastro de esas pequeñastorpezas que cometían las demás cuidadoras. Pero eso también hizo queHolger sesintiera desamparado, amerced de ella, como si la profesionalidad de lamujer lohicierasentirsepequeño.

—Notandeprisa—dijo.—No, no se preocupe, tendré cuidado.He leído su historial y sé que le duele.

Debedeserterrible.—Bueno,voytirando—contestóHolgerpensativo.—¿Tirando?—repitió ella—. De eso nada. La vida debe ser algo más que ir

tirando.Hoy le pondré una dosis un pocomás fuerte. Creo que han sido un pocotacaños.

—Lulu...—empezó.—Luluesunachicaestupenda.Peronoesellalaquedecideladosisdemorfina.

Esonoentradentrodesuscompetencias—leinterrumpiólamujery,consusdiestrasmanosysuindiscutibleautoridad,leaplicóelparche.

AHolgerleparecióquelamorfinaempezabaahacerleefectoenelacto.—Ustedesmédica,¿verdad?—No,nolleguéatanto.FuienfermeraoftalmológicaenSophiahemmetdurante

muchosaños.—¿Ah, sí? ¿Deverdad?—inquirióHolger, y advirtió algonervioso en ella, un

espasmoentornoalaboca.Peroquizánoresultaratanextraño.Intentó convencersede ello.Aunasí, nopodíadejarde examinar su rostro con

másdetenimiento.Seveíaunamujerconmuchaclase,¿no?Nodesentonaríaenlossalonesmássofisticados.Loquenoteníamuchaclase,sinembargo,erasupeinado.Nilascejas:elcolornolepegaba,nielestilotampoco,yambascosasparecíancomopuestas a toda prisa. Holger pensó en el extraño día que había pasado y en laconversacióndelanocheanterior.Miróeljerseydelamujer.Habíaalgoraro,¿no?No entendía muy bien qué, hacía demasiado calor y bochorno. Sin apenas serconscientedesusmovimientos,sellevólamanoalcolgantedeemergencia.

—¿Podríaabrirunaventana?—pidió.Ellanorespondió.Leacaricióelcuelloconungestosuaveydecidido.Luegole

quitóelcolganteyledijoconunasonrisa:—Lasventanaspermaneceráncerradas.—¿Qué?La contundencia del comentario le resultó tan desagradable que le costó

asimilarlo. Se limitó amirarla fijamente con ojos perplejos,mientras pensaba quéhacer.Peronoerafácil.Ellalehabíaquitadoelpulsador.Élestabatumbado,yellateníasumaletínmédicoytodasueficaciaprofesional.Además,lepasabaalgomuyraro.Lamujer se le antojóborrosa, comodesenfocada.De repente lo comprendió:

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veíaborrosatodalahabitación.Se estaba yendo. Se iba adentrando en un estado de inconsciencia.Y entonces

empezó a luchar con todas sus fuerzas. Sacudió la cabeza, agitó la mano buena,aceleró la respiración.Pero loúnicoqueesoprodujo fueque lamujersonrieraaúnmás. Se la veía sonreír triunfante mientras aplicaba otro parche de morfina en laespaldadeHolger.Luegolepusoelpijama,leacomodólacabezaenlaalmohadaybajóelrespaldodelacama.Loacaricióylomimó,comosiahoraquisieramostrarseeldobledeamable.Comounaespeciedeperversacompensación.

—Vasamorir,HolgerPalmgren—dijo—.¿Noteparecequeyavasiendohora?

AnnikayMikaelbebierondesuscopasdevinoal tiempoquemirabancalladosendirecciónalacolinadeSkinnarvik.

—Sinlugaradudas,FariaKazitemíamásporsupropiavidaqueporladeJamal—continuóAnnika—.Pero losdíaspasabanynadaocurría.Esciertoquesabemosmuypocodeloquesucedíaeneldomiciliofamiliar.Fariapermaneciólamayorpartede los interrogatorios sin abrir la boca, mientras que el padre y los hermanosofrecieronunrelatotancoincidente,coherenteytanadornadoquenopodíasermásquefalso.Peroestáclaroqueenelpisodebíadehabermuchatensión:losrumoresseextendíanylasdenunciaspolicialessesucedían,yseguroquenofueningúnjuegodeniños mantener controlada a Faria. Los hermanos se darían cuenta de que debíanactuarcontodarapidez.

—Entiendo—dijoMikaelreflexivo.—Sólosabemosunpardecosasconcerteza—prosiguióAnnika—.Sabemosque

Ahmed, el hermanomayor, se encuentra frente a los grandes ventanales del salón,pocoantesdelassietedelatarde,undíadespuésdequeJamalhayasidoarrolladopor el tren. La casa se halla en una cuarta planta. Faria se acerca a su hermano.Intercambianunasfrases.Parecenmantenerunabreveconversación,yderepente,debuenas a primeras, Faria se vuelve loca. Se abalanza sobreAhmedy lo tira por laventana.¿Porqué?¿PorqueéllehacontadoqueJamalestámuerto?

—Tienesentido.—Sí,cierto.Pero¿sehaenteradodealgomás,algoquehacequevuelquetodasu

rabiaytodasudesesperacióncontrasuhermano?—Ésaesunabuenapregunta,sí.—Y,sobretodo,¿porquénohabladeellodespués?Tendríatodaslasdeganarsi

locontara.Aunasí, se calla comounmuerto tantoen los interrogatoriospolicialescomoeneljuicio.

—ComoLisbeth.—Sí, como Lisbeth, pero de otramanera. Faria se encierra en una profunda y

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silenciosatristeza,seniegaarelacionarseconelmundoynoreaccionaanteningunadelasacusaciones.

—ResultafácilentenderporquéaLisbethnolegustaquesemetanconesachica—constatóMikael.

—Yalosé,yesomepreocupa.—¿LisbethhatenidoaccesoaunordenadorenFlodberga?—¿Qué?No, no—dijoAnnika—. En ese aspecto sonmuy estrictos. Nada de

ordenadores,nimóviles.Registranatodoslosvisitantesmeticulosamente.¿Porquélopreguntas?

—MedalasensacióndequeLisbethsehaenteradodemáscosasdesuinfancia.AunquealomejorselashacontadoHolger.

—Puestendrásquepreguntárselo.¿Cuándohasquedadoconél?—Alasnueve.—Mehaestadollamandoestamañana.—Sí,melohasdichoantes.—He intentado devolverle la llamada. Pero tenía algún problema con sus

teléfonos.—¿Consusteléfonos?—Sí,lohellamadoalmóvilyalfijo.Ningunodelosdosfuncionaba.—¿Elfijotampoco?¿Aquéhoralohasllamado?—inquirióMikaelpensativo.—Sobrelaunamásomenos.Mikaelselevantóyelevólamiradahacialacolina.Algoausente,ledijo:—¿Teimportaríaencargartedelacuentaestavez,Annika?Creoquedeboirme.DesaparecióescalerasabajoporlabocadelmetrodeZinkensdamm.

HolgerPalmgrenvioatravésdeunacrecientenieblacómolamujerlecogíaelmóvilylosdocumentosdeLisbethqueestabanenlamesillaylosintroducíaensumaletín.La oyó hurgar por cómodas y cajones. Pero fue incapaz de moverse. Tenía lasensacióndequesehundíaenunnegromar,yporunmomentocreyóqueseleibaaotorgarlagraciadequetansólolodejaransumergirseenaquelsopor.

Sinembargo,deprontosesobresaltó,presadelpánico,comosielairesehubieravueltotóxico.Sucuerposearqueó.Luegoyanopudorespirarmás.Elmarvolvióaabrazarloyélsefuehundiendo,ypensóquetodosehabíaacabado.Apesardeello,percibió algo como en nebulosa. Un hombre, alguien que le resultaba familiar, learrancó la chaqueta del pijama y los parches de la espalda, y entonces Holgerreaccionó. Se concentró profundamente y, desesperado, luchó como si fuese unbuceadorqueseencontrabaenelfondodelmaryquedebíasubiralasuperficieantesdequefuerademasiadotarde.Teniendoencuentaelvenenoquellevabaenelcuerpo

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ysudificultadrespiratoria,esosuponíaunaasombrosahazaña.Abriólosojosyconsiguiópronunciarcincopalabrasquedeberíanhabersidoseis,

peroqueaunasíconstituíanundatomuyimportante.—Hablacon...—¡¿Conquién?¿Conquién?!—gritóelhombre.—ConHildavon...

Mikaelhabía subidocorriendopor la escalerayhabíahallado lapuerta abierta.Yacuandoentróenelpisoynotóaquelaireviciadoybochornoso,sospechóquealgoibamal.Seprecipitóhaciaeldormitoriopasandoporencimadeunosdocumentosquehabíaenel suelodelvestíbulo.ElcuerpodeHolgerPalmgrenyacíaen lacamaenunaposiciónantinatural,torcida,conunamantamarróncubriéndolelacadera.Teníala mano derecha casi en el cuello, con los dedos separados, como presos por uncalambre. Su cara mostraba un color ceniciento y su boca se encontraba abierta,petrificadaenungestodedesesperación.Elpobrehombredabalaimpresióndeestarmuerto.Parecíahabersufridounamuerteterrible,yporunmomentoMikaelsequedóparado,paralizado,enestadodeshock.Luegovioalgo,unbrilloenlomásprofundodesusojos,creyó,quelehizoreaccionaryllamaralserviciodeemergencias.Actoseguido,sacudióaHolgermientrasobservabasutóraxysuboca.Intuíaqueelviejosehabíaquedadosinaire,demodoquenolodudóniuninstante:letapólanarizyleinsuflóaireporlabocaenérgicayregularmente.Loslabiosdelviejoestabanazulesyfríos,ydurantemuchotiempoMikaelpensóquenoserviríadenada.Aunquesenegóa rendirse; habría seguido intentándolo hasta que llegara la ambulancia si no fueraporque,derepente,Holgerserevolvióyempezóamoverlamano.

Alprincipio,Mikaellointerpretócomounespasmo,unmovimientobruscoquelo acompañaba a la vuelta a la vida, y se le abrió un resquicio de esperanza. Peroluego le pareció raro. ¿Quería decirle algo?Movía la mano como en dirección alhombro, yMikael le arrancó la chaqueta del pijamaydescubriódosparches en laespalda.Selosquitórápidamenteylosmiró.¿Quéponía?¿Quédiablosponía?Selenublabalavista.

Sustanciaactiva:fentanilo.

¿Esoquéera?MiróaHolgeryvacilóunmomento.¿Aquédebíadarleprioridad?

SacósumóvilybuscóenWikipedia.«Elfentanilo—leyó—esunopioidesintético...Puedellegaratenerunapotenciacienvecessuperioralamorfina.

»Algunos efectos secundarios comunes son la dificultad respiratoria, calambresenlamusculaturadelalaringe...Comoantídotoseadministralanaloxona.»

—¡Joder!¡Joder!

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Volvió a llamar a emergencias. Se presentó de nuevo, explicó que acababa detelefoneary,casiagritos,lesdijo:

—Tienenquetraernaloxona,¿meoyen?Necesitainyeccionesdenaloxona.Sufreunaprofundacrisisrespiratoria.

Colgó.YaestabaapuntodecontinuarconlarespiraciónartificialcuandoHolgerintentódecirlealgo.

—Luego—lesusurróMikael—.Guárdatelasfuerzas.Holger sacudió la cabeza ymurmuró algo. Resultaba imposible entenderlo. Se

tratabadeunroncoycasiafónicograznido,terribledeoír.Mikaelsemordióellabio,yyasediponíaainsuflarleairealviejohombrecuando,apesardetodo,lepareciódistinguiralgo,dospalabras:

—Hablacon...—¿Conquién?¿Conquién?—YentoncesHolgerberreóconsusúltimasfuerzas

algoquesonócomo«Hildacon...».»¿Hildaqué?—ConHildavon...—susurróHolger.Debíadeseralgomuyimportante,algodecisivo.—¿Vonqué?¿Essen?¿Rosen?¿Qué?Holgerlelanzóunamiradadedesesperación.Luegolepasóalgoenlosojos.Las

pupilas sedilataron.Lamandíbula se relajó.Suestadoempeoródramáticamente,yMikael hizo todo lo que estuvo en sus manos: respiración artificial, reanimacióncardiopulmonar,todotodo,yporuninstanteseconvenciódequehabíavueltoadarresultado.LamanodeHolgersealzó.Huboalgomajestuosoenelmovimiento.Sustorcidosdedossecerraronenunpuño.Elviejohombrelolevantó,comoenungestoderebeldía,unosveintecentímetrosporencimade lacama.Actoseguido, lamanovolvióacaercontraeledredón.Abriólosojoscomoplatos.

Su cuerpo tembló, y después sucedió lo inevitable. Mikael lo entendióinstintivamente.Sinembargo,nocejóen suempeño.Presionó susmanoscontra eltórax de Holger con más fuerza aún y de nuevo le insufló aire por la boca. Leabofeteólasmejillasylegritóquecontinuaraviviendoyrespirando.Alfinalhubodeadmitirque todoaquello resultaba inútil.Yano teníapulso,ni respiración,ninada.Con lamanocerrada,golpeó lamesilladenochecon tanta fuerzaqueel frascodepastillassalióvolandoylaspastillasseesparcieronporelsuelo.MiróporlaventanaendirecciónaLiljeholmen.Erancercadelasnuevemenoscuarto.Enlaplazaseoíanlasrisasdeunaschicas.

Olía ligeramenteacomida.Mikaelcerrólospárpadosdelviejohombre, lo tapóconeledredónysequedócontemplandosurostro.Nosepodíadecirnadapositivodeniunosolodesusrasgosfaciales;todasucaraseveíaajada,arrugadayvieja.Aunasí,desprendíaunaenormedignidad.Ésafue,almenos,suimpresión.Mikaelsintió

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unnudoenlagargantaypensóenLisbethyenlavisitaqueHolgerlehabíahecho,yentodoyennada.Eracomosiderepenteelmundosehubieseconvertidoenunlugarpeor.

Pocodespuésllegaronlosdelaambulancia,doschicosquerondaríanlatreintena.Mikael les explicó lo ocurrido con toda la precisión que pudo. Les dijo lo delfentanilo. Comentó que era más que probable que se le hubiera suministrado unasobredosis y que tampoco se podía descartar la posibilidad de que se hubierarealizadodeformailegal,razónporlacualhabíaqueavisaralapolicía.Setopócongestos de cansancio y de una resignada dejadez que le produjeron unas enormesganas de gritar, protestar ymontar un escándalo allímismo. Pero se controló y selimitóaasentircon losdientesapretadoscuandoloschicoscubrieronaHolgerconunasábanaylodejaronenlacamaenesperadequeacudieraunmédicoparafirmarelactadedefunción.Mikaelsequedóenelpiso.Recogiólaspastillasdelsuelo,abriólasventanasylapuertadelbalcónysesentóenelsillónnegroquehabíajuntoalacama para intentar ordenar sus pensamientos. Sin mucho éxito; demasiadas cosasrondabanporsucabeza.Yentoncesseacordódelosdocumentosquehabíavistoenelsuelodelvestíbuloalentrar.

Selevantóyfueaporellos.Losrecogióylosleyóallímismo,juntoalapuertaprincipal. Aunque en un primer momento no entendió de qué iba aquello, se fijóenseguidaenunodelosnombres:PeterTeleborian.Ésteeraelpsiquiatraquehabíaredactadounfalso informecuandoLisbeth,a laedaddedoceaños,sevengódesupadretirándoleunabombaincendiariaenLundagatan.TeleborianeraelhombrequehabíaafirmadoquerercuidardeLisbethycurarlaparaquevolvieraallevarunavidanormal,peroqueenrealidadlatorturóaconciencia—díatrasdíayhoratrashora—,lainmovilizóconcorreasylasometióaunaseriedeabusossexualesydetodotipo.¿QuédiabloshacíanesosdocumentosenlaentradadelacasadeHolgerPalmgren?

Trasecharlesunvistazo,Mikaelseconvenciódequenoconteníannadanuevo.Parecíanfotocopiasdelasmismasfríasydesagradablesanotacionesmédicasquemástarde conducirían a que Peter Teleborian fuera condenado por prevaricación yperdierasulicenciamédica.Perotambiénresultabaevidentequelosdocumentosnocasabanentresí,quenoerancorrelativos.Unahojaterminabaamitaddefraseylasiguienteempezabaconunafrasedistinta.Eraobvioquefaltabaalgo.¿Estaríaenelpiso?¿Selohabríallevadoalguien?

Mikaelsepreguntósideberíabuscarencajonesyarmarios.Decidiónointerferirenlainvestigaciónpolicialque,sinduda,notardaríaeniniciarseyllamóalcomisarioJan Bublanski para contarle lo sucedido. Luego marcó el número del módulo deseguridad de la cárcel de Flodberga. Un hombre que dijo llamarse Fred cogió elteléfono. La voz tenía un deje perezoso y arrogante, y Mikael estuvo a punto deperderlosnervios,especialmentecuandocontemplólacamadondeseperfilabanlos

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contornos del cuerpo deHolger bajo la sábana blanca. No obstante, se controló yexplicócontodasuautoridadquehabíafallecidounfamiliardeLisbethSalander,yentoncespudo,porfin,hablarconella.

Fueunadeesasconversacionesquehabríapreferidonotener.

Lisbethcolgóy, acompañadadedosguardias, regresóa suceldaa travésdel largopasillo.No advirtió ni un ápice de la profunda hostilidad que irradiaba la cara delguardia, Fred Strömmer. No reparó en nada de lo que estaba ocurriendo a sualrededor,ynorevelóniconelmásmínimogestoloquesentía.Porsupuesto,ignorólapregunta«¿Hamuerto alguien?».Ni siquiera levantó la vista.Se limitó a seguirandandoyaescucharsuspropiospasosysurespiración,nadamás,ynoentendióporqué los guardias la acompañaban hasta el interior de la celda.Y es que, como nopodía ser de otra manera, querían fastidiarla un poco. Tras la pelea con Benito,aprovecharontodaslasoportunidadesqueselespresentaronparaamargarlelavida,yahora,alparecer,teníanprevistovolveraregistrarsucelda.Noporquecreyeranqueibanaencontraralgo,sinoporqueeraunaocasiónperfectaparaponerlo todopatasarriba y tirarle el colchón al suelo.Quizá esperaran queLisbeth estallara y que seenzarzaradeveras enunapeleaconellos.Estuvieronapuntodeconseguirlo,peroLisbethsearmódepacienciaysecontroló.Cuandosalieron,nisiquieralosmiró.

Después cogió el colchón del suelo, se sentó en el borde de la cama y seconcentróenloqueMikaelacababadecomunicarle.PensóenlosparchesdemorfinaqueélhabíaarrancadodelaespaldadeHolger,enesosdocumentosesparcidosenelsuelodelaentradayenlaspalabras«Hildavon».Sedetuvoespecialmenteenellas,peronologróatarloscabossueltos.Luegoselevantóydioungolpesobrelamesaconelpuñocerradoylespegósendaspatadasalarmarioyallavabo.

Por un vertiginoso instante pareció capaz dematar a alguien.Acto seguido, seserenóypensóque teníaquehacer lascosasunaaunaypororden.Primerohabíaqueaveriguarlaverdad.Yluegovengarse.

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Capítulo10

20dejunio

Elcomisariodelapolicíacriminal,JanBublanski,soltabaamenudolargasperoratasfilosóficas.Perodemomentonodijonada.Vestíaunacamisaazul,pantalonesgrisesdelinoycalzabaunossencillosmocasines.Eranlas15.20,hacíacalorybochorno,yelgrupoquelideraballevabatodoeldíatrabajandoduro.Ahoraestabanreunidosenunasaladelaquintaplantadelajefaturadepolicía,sitaenBergsgatan.

Asusaños,Bublanskiteníamuchosmiedos.Peroquizáfueralaausenciadedudaloquemástemía.Eraunhombrecreyentealquelasconviccionesdemasiadofuertes,asícomo lasexplicacionesdemasiadosimples, loponíanenfermo.Poresosiempreformulabacontraargumentosehipótesisalternativas.Nadaresultabatansegurocomopara no poder ser cuestionado de nuevo.Ese comportamiento se traducía en ciertalentitud a la hora de actuar, aunque, por otra parte, también le evitaba cometermuchas equivocaciones. En ese momento sintió la necesidad de hacer que suscolaboradoressetranquilizaran.Sinembargo,nosabíapordóndeempezar.

Bublanskiera,enmuchosaspectos,unhombrefeliz.Vivíaconsunuevapareja,lacatedráticaFarahSharif,que—atenordeloquesolíadecirBublanski—eramuchomásguapaeinteligentedeloqueélsemerecía.LaparejaacababadeinstalarseenunpisodedoshabitacionescercanoalaplazadeNytorget.Habíancompradounperrolabradoryamenudosalíanacenaryacudíanavermuchasexposiciones.Ahorabien,esafelicidadnoleimpedíapensarqueelmundoestabaloco;ésaerasuopinión.Lamentiraylaestupidezseextendíanmásquenuncapordoquier.Losdemagogosylospsicópatas dominaban la escena política, y los prejuicios y la intoleranciaenvenenaban el mundo; envenenaban, incluso, los razonamientos de su —por logeneral— tan sensato grupo de trabajo. Sonja Modig —de todos sus colegas, lapersonaconlaquemásconfianzatenía—brillaba,ciertamente,comoelsoly,segúnlos rumores, andaba enamorada de alguien. Pero eso sólo mosqueaba a JerkerHolmbergyaCurtSvensson,quieneslainterrumpíanysepeleabanconellacadadospor tres; la situación tampoco mejoraba cuando Amanda Flod, la más joven delgrupo,seponíadepartedeSonjaydecía,lasmásdelasveces,cosasmuyprudentes.

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QuizáSvenssonyHolmbergsintieranamenazada laautoridadquehabíanganadoafuerzadeexperiencia.Bublanskiprobóconmostrarlessonrisasdeánimo.

—Bienmiradaslascosas...—dijoJerkerHolmberg.—Mirarbienlascosassiempreesbueno—leinterrumpióBublanski.—Bienmiradaslascosas,¿porquéibaainvertiralguientantoesfuerzoenmatara

unviejodenoventaaños?—continuóJerker.—Ochentaynueve—lecorrigióBublanski.—Esoes,unviejodeochentaynueveañosqueapenaseracapazdesalirdesu

casayque,detodosmodos,podríahabermuertoencualquierinstante.—Sea como sea, eso es lo que parece haber ocurrido, ¿no? Sonja, ¿puedes

resumirloquetenemosdemomento?EllasonrióymostróunacaratanradiantedefelicidadquehastaBublanskideseó

quefueramásdiscreta,aunquesólofuesepormantener lapazy la tranquilidaddelgrupo.

—TenemosaLuluMagoro—dijoSonjaModig.—¿Nohemoshabladoyalosuficientedeesamujer?—sequejóCurtSvensson.—No,nolohemoshecho—tercióBublanskiconuntonodevozbastantesevero

—.Necesitamosrepasarlotodoparaobtenerunavisióngeneral.—Enrealidad,nosólocontamosconLulu—continuóSonja—.Tambiéncontoda

la empresa Sofia Care, la encargada del cuidado deHolger Palmgren.Ayer por lamañana, sus responsables recibieron el aviso de que Holger Palmgren había sidoingresadodeurgenciaenelhospitaldeErstaaquejadodegravesdoloresdecadera.Nadie vio motivo alguno para cuestionar la autenticidad de esa información. Lapersona que llamó se presentó como Mona Landin y dijo ser médica jefe ytraumatóloga. La consideraron digna de crédito, por lo que le proporcionaroninformaciónrelativaalamedicaciónyalestadogeneraldeHolger.Luegocancelarontodas las visitas a casa de Palmgren. Lulu Magoro, que tenía una relaciónespecialmente cercana con Holger, quiso ir a verlo al hospital. Intentó localizarlollamandoalacentralitadeErsta,pero,pormotivoslógicos—yaquePalmgrennosehallaba allí—, no lo consiguió. Esa tarde, sin embargo, contactó con ella lamismísimaMona Landin, que a todas luces era un nombre falso. Le aseguró queHolgerseencontrababien,peroqueenesemomentoestabaanestesiado,puesse lehabíapracticadounaintervenciónquirúrgicamenor,ynodebíanmolestarlo.Lululollamó por la noche a su móvil, pero estaba... apagado. Ninguna persona de sucompañía telefónica, Telia, ha podido explicar lo ocurrido. Esamismamañana, elteléfonohabíasidodadodebaja,peroseignoraquiénrealizólagestión.Porlovisto,alguien con conocimientos informáticos y buenos contactos quiso mantenerincomunicadoaHolgerPalmgren.

—Pero¿porquéinvertirtantoesfuerzo?—preguntóJerker.

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—Hayuna circunstancia quemerece la pena considerar—respondióBublanski—. Como ya os he comentado, Holger Palmgren visitó a Lisbeth Salander en lacárceldeFlodbergahaceunosdías,yyaquesabemosqueSalanderestáamenazada,es razonable preguntarse si Palmgren no se vería implicado en su problema; quizáporqueseenteródealgo,oporque,simplemente,deseabaayudarla.LuluhacontadoqueelsábadopasadolebuscóunmontóndedocumentosrelacionadosconSalanderyqueHolger leyó,conenormeatención,unospapelesque,segúnparece, lediounassemanasantesunamujerquehabíatenidoalgoqueverconLisbeth.

—¿Quién?—Aún no lo hemos averiguado. Lulu ignora su nombre y Lisbeth no quiere

contarnosnada,perotenemosunhilodelquetirar.—¿Cuál?—Comoyasabéis,MikaelBlomkvistencontróunosdocumentosenlaentradadel

piso, quizá porque se le cayeron a Holger o al autor del crimen. Parecen serhistorialesmédicosdelaclínicadepsiquiatríainfantilSanktStefan,dondeSalanderestuvoingresadadepequeña,yenellosfiguraelnombredePeterTeleborian.

—¡Menudosinvergüenza!—Menudohijodeputa,másbien—lecorrigióSonjaModig.—¿Selehatomadodeclaración?—Amanda ha hablado hoy con él. Vive a todo trapo en Amiralsgatan con su

mujerysuperro,unpastoralemán,yhadichoquesientemucholodePalmgren,peroquenosabenada.Nohaqueridoreferirnadamás.TampococonocíaaningunaHildavon...loquesea.

—Supongoquehabrámotivosparavolveracharlarconél—dijoBublanski—.Mientras tanto,hayque revisar lospapelesy laspertenenciasdeHolgerPalmgren.PerosiguehablándonosdeLuluMagoro,Sonja.

—LuluMagoro era la encargada de todo el ritual nocturno deHolger cuatro ocincodíasporsemana—continuóella—.Cadanocheleponíaunparcheanalgésicode la marca Norspan que contiene una sustancia activa que se llama... Ayúdame,Jerker.

«Muybien—pensóBublanski—.¡Implícalos!Hazquesesientanexpertos.»—Buprenorfina—contestóJerker—.Esunopioidequeseextraedelaamapola

real y que se encuentra, entre otros, en el Subutex que se administra a losheroinómanos,peroquetambiénseusaengeriatríacomoanalgésicocomún.

—Eso es, y a Holger, por lo general, se le administraba una dosis bastantediscreta—apostillóSonjaModig—.PeroloqueMikaelBlomkvistlearrancóanochedesuespaldafueunacosabiendistinta:dosparchesdelamarcaFentaniloActavisqueconstituíanunadosismortal;¿aquesí,Jerker?

—Sinduda.Podríahabermatadoauncaballo.

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—Exacto.Es increíblequeHolgeraguantara tanto tiempoyque incluso lograrapronunciaralgunaspalabras.

—Unaspalabrasquesonmuyinteresantes—intervinoBublanski.—Lo son, aunque debemosmantener cierto escepticismo respecto a lo que un

hombregravementeaturdidopuedadecirenunmomentoasí.Laspalabras,comoyasabéis, fueron «Hilda von» o,mejor dicho, «Habla conHilda von». SegúnMikaelBlomkvist,Holgerparecíaquequeríacomunicarlealgoimportanteconellas.Comoesobvio,podemosespecularconlaideadequesetratedelnombredelaautoradelcrimen. Todos estáis al corriente de que hay testigos que hablan de una mujermorena,congafasdesol,esbeltaydeuna indeterminadaedadque,anoche,bajóatodaprisaporlaescaleraconunmaletínmarrónenlamano.Pero,porlodemás,lasdescripciones son muy pobres, así que de momento es imposible calibrar suverdadero valor. Además, dudo mucho que Palmgren dijera «Habla con» parareferirsealapersonaqueacababadeatentarcontrasuvida.Másbiensuenacomosi«Hildavon loquesea» fueraalguienenposesióndeuna información importanteotambién,claroestá,unapersonadeltodoirrelevantequeselevinoalamenteenelmomentodesumuerte.

—Podríaser,desdeluego.Noobstante,¿quéhemosaveriguadodeesenombre?—Al principio parecía muy prometedor—dijo Sonja—. En Suecia, el uso de

«von»seasociaaapellidosdelanobleza;teniendoesoencuenta,elcírculosereducenotablemente. Pero resulta que «Hilda» también es un nombre muy común enAlemania,yallí«von»noesmásqueunapreposiciónquesignifica«de»,porloque,siincluimostambiénalmundogermánico,elgruposeamplíadeformaconsiderable.Janyyoestamosdeacuerdoenquedebemosesperarantesdeprocederainterrogaratodas las señoras de la aristocracia que se llamen Hilda. Pero seguimos, como esnatural,connuestraspesquisasycomprobaciones.

—¿YquédiceLisbethSalander?—preguntóCurtSvensson.—Nomucho,pordesgracia.—Joder,esatíanocambia.—Bueno...Sí,puedequeseaverdad—continuóSonja—.Perotodavíanohemos

habladodirectamenteconella;noshemoslimitadoapedirayudaanuestroscolegasdeÖrebro,queacababandetomarledeclaraciónenrelaciónconotroincidente,unasgraveslesionesqueselehanocasionadoaunatalBeatriceAnderssonenlacárceldeFlodberga.

—¿QuiéncoñohatenidoagallasdedarleunapalizaaBenito?—exclamóJerkerasombrado.

—Eljefedelosguardiasdesumódulo,AlvarOlsen.Dicequesevioobligadoaello.Ahoraoslocuento.

—Pues espero que el señor Alvar Olsen tengamuchos guardaespaldas—soltó

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Jerker.—Han reforzado la seguridad de la unidad, yBenito va a ser trasladada a otro

centro una vez que se haya recuperado.Demomento se encuentra ingresada en elhospitaldeÖrebro.

—Esonoservirádenada,teloaseguro—dijoJerker—.¿Tieneslamásmínimaideadel tipodepersonaque es esaBenito? ¿Algunavezhasvisto a susvíctimas?Créeme, no parará hasta que le haya cortado el cuello, poco a poco, a ese AlvarOlsen.

—Tantonosotroscomoladireccióndelcentropenitenciariosomosconscientesdeque la situación es grave —prosiguió Sonja, ligeramente irritada ya—. Pero demomento no vemos ningún peligro inminente. ¿Puedo continuar? Bien. Nuestroscolegas deÖrebro, como ya os he explicado, no consiguieron sacarle gran cosa aSalander. Esperemos que Bublanski—que le inspira cierta confianza— tengamássuerte.CreoquetodosnosotrosintuimosqueSalanderesunapersonaclaveenesteasunto. ¿Me equivoco? Según Mikael Blomkvist, Palmgren dijo que estabapreocupado por ella y que, debido a eso, habíametido la pata o cometido algunaimprudencia o tontería, lo cual, como es lógico, resulta interesante. ¿Qué sería?Y,dicho sea de paso, ¿qué tipo de imprudencia es capaz de cometer una persona tanmayoryqueapenaspodíamoverse?

—SupongoquerealizaralgunallamadatelefónicaoalgunabúsquedaporInternet—comentóAmandaFlod.

—¡Exacto!Peroenesefrentenohemosdadoconnadaquemerezcalapena;claroquelociertoesquenisiquierahemosencontradosumóvil.

—Esoyadeporsíresultasospechoso—añadióAmanda.—Sin duda. Luego hay otra cosa, relacionada con este tema, que creo que

debemostratar.Esmejorqueahorasigastú,Jan—propusoSonja.

Bublanskiseremovióensusillacomosihubierapreferidonohablar.Actoseguido,contólahistoriadeFariaKazi,delaquehabíasidoinformadoesamismamañana.

—Bueno,comoyahabéisoído,SalandernoquisoreferirlealapolicíadeÖrebrosu encuentro con Holger Palmgren—explicó—. Tampoco quiso comentar muchosobre las lesiones de Benito. Pero hubo una cosa de la que sí quiso hablar: de lainvestigación que se llevó a cabo a raíz de la muerte de Jamal Chowdhury. Laconsideraextremadamentemalrealizada,ymetemoquemeveoobligadoacoincidirconella.

—¿Yquétellevaadecireso?—Las prisas por despacharla como suicidio. Si hubiese sido uno de los

numerososcasosdeesospobresdiablosquesearrojandelantedeltrenenelmetro,

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quizá lo habría entendido. Pero aquél no fue un suceso normal. Existía una fetuacontra Chowdhury, un hecho que no debemos tomar a la ligera. En EstocolmotenemosunpequeñogrupoquesehaidoradicalizandobajolainfluenciadefuerzasextremistasdeBangladésyqueparecedispuestoamatarporelmásmínimomotivo.Si,cuandollegóaSuecia,Jamalsehubieracaídoporpisarunacáscaradeplátano,yadeberíamoshabersospechado.PeroesqueencimaseenamoradeFariaKazi,cuyoshermanos quieren casarla con un adinerado islamista de Daca. Seguro que podéisimaginaros la rabia de éstos cuando Faria huye del domicilio familiar y, de entretodas las casas del mundo, va y se refugia en la de Jamal. El chico no sólo seconvierte en el hombre que mancilla el honor de la familia, sino también en unenemigoreligiosoypolíticoy,debuenasaprimerasmuereenelmetroarrolladoporun tren, y entonces ¿qué hacen nuestros colegas? Cierran el caso y lo consideransuicidio con la misma rapidez con la que despachan un robo en un chalé deVällingby,yesoquehayuncúmulodeextrañascircunstanciaseneldesarrollodelosacontecimientos.Perolacosanoquedaahí.¿QuépasaaldíasiguientedelamuertedeJamal?AFariaKaziledaesearrebatodefuriaquelehaceempujarasuhermanoAhmed por la ventana.Me cuestamucho creer que no tenga nada que ver con elincidentedelmetro.

—Vale,yaentiendo.Pareceextraño.Pero¿quérelación tieneesocon lamuertedeHolgerPalmgren?—preguntóCurtSvensson.

—Quizáninguna,perolociertoesqueFariaKazitambiénacabaenlaunidaddeseguridad de Flodberga y, al igual que le sucede a Salander, es objeto de gravesamenazas. Existe el temor bien fundado de que los hermanos quieran vengarse, yjusto hoy hemos recibido la confirmación de la Säpo de que éstos han estado encontacto,precisamente, conBenito.Loshermanosdicen serortodoxos,pero tienenmáspuntosencomúnconBenitoqueconlosmusulmanesengeneral,ysipretendenvengarsedeFaria,Benitoeselarmaperfecta.

—Yameloimagino—dijoJerker.—Pues sí,y resultaqueBenito seha interesado tantoporFariaKazi comopor

LisbethSalander.—¿Cómolosabemos?—Graciasalainvestigaciónquesehaabiertoenelcentroparaaveriguarcómose

hizo Benito con un estilete. Lo han registrado todo, absolutamente todo, hasta labasura del pabellón de visitantes del edificio H... En una de las papeleras se hahalladounpapelitoarrugadoconlaletradeBenitoenelquehabíaunainformaciónmuycomprometedora.EnelpapelnosóloseleeladireccióndelcolegioalquefuetrasladadalahijadeAlvarOlsen,denueveañosdeedad,haceunosmeses.Tambiénhay datos sobre la tía de Faria, Fatima, la única de la familia con la que la jovenseguía manteniendo una estrecha relación, y, sobre todo —cosa que nos resulta

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particularmente llamativa—, información sobre personas cercanas a LisbethSalander:MikaelBlomkvist,unabogadodeGibraltarllamadoJeremyMacMillan—no,todavíanoséquiénes—yHolgerPalmgren.

—¿Enserio?—dijoAmandaFlod.—Por desgracia, sí. Es un poco espeluznante verlo y saber que ha sido escrito

antesdesumuerte. Juntoasunombre figura ladirección,elcódigodeentradadelportalysunúmerodeteléfono.

—Malasunto—comentóJerkerHolmberg.—Puessí.Evidentementenotieneporquéestarrelacionadoconelasesinato—si

esquesetrataenrealidaddeunasesinato—,peroresultallamativo,¿verdad?—Resultallamativo—repitióSonjaModig.

Mikael Blomkvist caminaba por Hantverkargatan, en el barrio de Kungsholmen,cuando le sonó el teléfono. Era Sofie Melker desde la redacción deMillennium.Queríasabercómoestaba.Élcontestó«así,así»,yconesopensóquebastaría.Sofieera la octava persona que lo llamaba en lo que iba de día para darle el pésame ymostrarlesuafecto.Porsupuestoquenohabíanadamaloenello,peroéllollevabamal;tansóloqueríasobreponersealdurogolpetalycomosolíahacerenesetipodesituaciones:trabajandoduro.

Esa mañana había estado en Uppsala para leer la sentencia dictada contra eldirectorfinancierodeRosvik,quienhabíasidoacusadodeldisparofortuitoquematóalpsicólogoCarlSeger.Enese instante sedirigíaaldomiciliodeEllenorHjort, lamujerqueestuvoprometidaconSegerenaquellaépoca.

—Gracias, Sofie—dijo—.Hablamosmás tarde.Es que ahora voy a ver a unapersona.

—Deacuerdo,entoncesluegotelocomento.—¿Dequésetrata?—DeunacosaquemepidióErikaquetemirara.—¡Esverdad!¿Haspodidoaveriguaralgo?—Esodepende—respondió.—¿Dequé?—lepreguntóél.—EnlosexpedientespersonalesdeHermanyVivekaMannheimernohaynada

extraño.—Yameloimaginaba.MeinteresamáseldeLeo.Sifueadoptadoosihayalgún

asuntoespinosoodestacableensupasado.—Sí,yaloentiendo.Suexpedienteesnormal,todoestácorrecto.Sehaceconstar

claramentequenacióenVästerledyqueenesaépocasuspadrespertenecíanaesedistrito. En la columna 20, donde dice «Anotaciones acerca de padres adoptivos y

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niños adoptivos, etcétera», no figura ningún dato. Tampoco hay nada tachado niclasificado como confidencial. Todo parece de lo más normal. Cada uno de losdistritos a los que perteneció durante su infancia y su juventud están anotadospulcramente,nohevistoningunairregularidad.

—Noobstante,teheoídodecir«depende».—Sí,déjamequeteloexplique.ComoestabaenelArchivoMunicipalytodoeso

delcensoyelpadróndespertómicuriosidad,decidí solicitarmiexpedienteporuncostedeochocoronas,ungastoquehedecididonocobraraMillennium;pagoyo.

—Quégenerosa.—¿Sabes? Yo sólo tengo tres años más que Leo. Pero mi expediente es

completamentediferente—comentóella.—¿Enquésentido?—Puesenquenoestanbonito.Mesentíviejacuandololeí.Hayunacolumnaen

esosexpedientes,la19,dondeaparecenlasfechasyotrainformacióndecuandomecambiédedomicilioymeregistréenotrodistrito.Noséquiénanotaríaesosdatos,algúnfuncionario,supongo.Perosevenalgosuciosydescuidados:unasveceshansidoescritosamáquina,otrasamano.Enalgunaocasiónaparecencomoendiagonal,unpocoporaquíyporallá,comosifuesedifícilseguirunalínearecta.Otrostienensello...PeroenelexpedientedeLeotodoestáperfecto,todounificadoyescritoconlamismamáquina.Oconelmismoordenador.

—¿Comosisehubiesecambiadoaposteriori?—Bueno...—dijoSofie—,siotrapersonamelohubierapedido,ositansólole

hubieraechadounvistazoaeseexpedienteporcasualidad,esaideanisemehabríaocurrido.Perotúnosvuelvesunpocoparanoicos,yalosabes,Mikael.Contigotodoempiezaaolerachamusquina.Demodoquesí,yodiríaquenosepuedeexcluirquealguienhayareescritoelexpedienteaposteriori.¿Dequévatodoesto?

—Aúnnoloséconcerteza.Sofie,supongoquenohasdadotunombre...—SiguiendolasinstruccionesdeErikayaprovechándomedeque,porsuerte,no

soyunapersonafamosacomotú,meacogíalderechoalanonimatoquedalaley.—Québien.¡Cuídate,ymuchasgracias!ColgóymirócontristezalaplazadeKungsholmen.Eraundíaradiante,loquelo

entristeció todavía más. Continuó bajando hacia la dirección indicada: NorrMälarstrand, 32, dondeEllenorHjort, la antigua novia deCarl Seger, vivía con suhija, de quince años. En la actualidad, Ellenor trabajaba como curadora de lassubastasdeartedeBukowskiyteníacincuentaydosaños,estabadivorciadadesdehacía tres y era miembro activo de una serie de asociaciones sin ánimo de lucro.Además, también entrenaba al equipo de baloncesto de su hija.A todas luces, unamujerquenoparaba.

MikaelcontemplólastranquilasaguasdelMälarenyluegomiróendirecciónasu

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casa, al otro ladode la bahía.Hacíaun calor sofocante, se sentía sudadoypesadocuandomarcóelcódigodelportal.Despuéscogióelascensorhastaeláticoy,unavezallí,llamóalapuerta.Notuvoqueesperarmuchoantesdequeleabrieran.

EllenorHjortpresentabaunaspectosorprendentementejoven.Llevabaelcabellocortoyvestíaunaamericananegrayunospantalonesgrises.Teníaunosbonitosojosdecolormarrónoscuroyunapequeñacicatrizjuntoalnacimientodelpelo.Lacasaestaba llena de libros y cuadros. Lo invitó a tomar té y unos panecillos demantequilla. Parecía nerviosa: las tazas temblaron cuando las colocó sobre losplatillos.MikaelyellasesentaronenunsofáazulclarosobreelquecolgabaunóleodeVeneciaderelucientescolores.

—Deboadmitirquemehasorprendidoquevengaconesaviejahistoriadespuésdetantosaños—dijoEllenor.

—Lo entiendo, y lo siento mucho si estoy abriendo viejas heridas. Pero megustaríasabermáscosasdeCarl.

—¿Porqué,derepente,resultataninteresante?Mikaeldudóantesdedecirconsinceridad:—Ojalápudiera responderaeso.Perocreoquedetrásde sumuerte seesconde

una historia que aún no conocemos. Tengo la sensación de que hay algo que nocuadra.

—¿Enquéestápensandoconcretamente?—Siguesiendotansólounasensación.AcabodeestarenUppsalaleyendotodos

lostestimonios,ylaverdadesquenohaynadafueradelonormalenellos,apartedelhechodequenohaynadafueradelonormal.Sialgoheaprendidoalolargodelosañosesqueaveceslaverdadresultaunpocoinesperada,oinclusoalgoilógica,yaquelossereshumanosnosomosdeltodoracionales.Mientrasque,porreglageneral,lamentiraes—enespecialsi losmentirosossontorpes—demasiadohomogéneaymuyvaga,ycaeconfrecuenciaeneltópico.

—¿MeestádiciendoquelainvestigacióndelamuertedeCarlesunamentira?—preguntóella.

—Todaslaspiezasencajandemasiadobien—contestóMikael—.Nohaymuchasincongruenciasnidetallesquellamenlaatención.

—¿Tienealgunaotracosaquecontarmealaqueyonolehayadadoyavueltas?LaspalabrasdeEllenorHjortrayaronelsarcasmo.—Tambiénpodríadecirlequeelsupuestoautordeldisparo,PerFält...—empezó

él.Ellenorlointerrumpió,explicándolequerespetabasuprofesiónysucapacidadde

observación,peroqueporloqueconcerníaaesainvestigaciónélnolellegabaaellanialasueladelzapato.

—La he leído cientos de veces —indicó—. Y he sentido todo eso que me

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comentacomopuñaladasen laespalda. ¿Ustedcreequeno lesgrité aHermanyaAlfredÖgren«¡¿Quéesloquemeocultáis,cabrones?!»?¿Creequenolohice?

—¿Yquéledijeron?—Me respondieron con condescendientes sonrisas y amables palabras:

«Entendemosquenoesfácil.Lolamentamosdeverdad,pobrecita».Y,cuandovieronque no me daba por vencida, empezaron a amenazarme: que debería tener máscuidado,quesetratabadehombrespoderososyquemisinsinuacionesnoeranmásquementirasy calumnias, que si conocían a losmejores abogadosyblablablá...Aesasalturasyoyamesentíademasiadodébilytristecomoparaseguirluchando.Carlhabíasidomivida.Estabacompletamentedestrozadaynopodíaestudiar,nitrabajar,ninada.Nisiquierateníafuerzaspararealizarlastareasmáscotidianas.

—Entiendo.—Peroloraroera—yesporesotambiénporloque,apesardetodo,estoyaquí

conusted—que...¿Quiéncreequemeconsolabamásquenadie,másquemipadre,mimadre,mishermanosymisamigos?

—¿Leo?—Exacto.ElpequeñoymaravillosoLeo.Élsesentíatandesconsoladocomoyo.

Un día estábamos los dos en el piso de Grönviksvägen llorando ymaldiciendo almundoyaesosviejoscabronesdelbosque,ycuandoyo,entresollozos,grité«¡Mehanpartidoendos!»,éldijolomismo.Eratansólounniño.Peronosunimosenlapena.

—¿PorquéeraCarltanimportanteparaél?—SeveíantodaslassemanasenlaconsultaqueCarlteníaennuestracasa.Pero

nosóloporeso,claro.VeíaaCarlcomounterapeutaalavezquecomounamigo,quizá el único en todo elmundo que lo entendía,mientras queCarl, por su parte,quería....

—¿Qué?—QueríaayudaraLeoyhacerleentenderqueeraunapersonaextremadamente

dotadaconunasoportunidades fantásticas.Aunque,bueno..., tampocovoyanegar,porsupuesto,queLeoeraimportanteparasuinvestigación,sutesisdoctoral.

—Leoteníahiperacusia.Ellenorlomirósorprendidayledijopensativa:—Sí, eso fue un componente importante. A Carl le interesaba ver si aquello

contribuía al aislamiento del chico y siLeo contemplaba elmundode unamaneradistintadecomolohacíanlosdemás.PeroCarlnoerauncínico,nocrea.Habíaunauniónmuyespecialentrelosdosqueniyomismaentendía.

Mikaeldecidióarriesgarse:—Leoeraadoptado,¿verdad?Ellenor apuró su taza de té mientras dirigía la mirada hacia el balcón, que

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quedabaasuizquierda.—Quizá—contestó.—¿Quizá?—Es que a vecesme daba la sensación de que había algomuy delicado en su

pasado.Mikaeldecidióarriesgarsedenuevo:—¿TeníaLeoraícesromaníes?¿Pertenecíaaalgúnpueblonómada?Ellenorlevantólavistaylomirópensativa.—Quécuriosoquelopregunte—respondió.—¿Porqué?—Porqueavecesmeacuerdode...—¿Dequé?—DeunacomidaalaquenosinvitóCarlenDrottningholm.—¿Yquépasó?—Nadaenrealidad,peroaunasílarecuerdo.Carlyyonosqueríamosdeverdad.

Aunquemedabalaimpresióndequeteníaalgúnqueotrosecretoconmigo—apartede los relacionados con su trabajo de psicólogo, claro—, y creo que esome poníacelosaenalgunasocasiones.Esacomidafueunadeellas.

—¿Porqué?—Leoseencontrabatristeporquealguienlohabíallamado«gitanacodemierda»,

y Carl, en vez de cabrearse y soltar algún comentario del tipo «¿Qué idiota te hadicho semejante cosa?», se limitó a contar de forma un poco pedagógica que«gitano»,utilizadocomoinsulto,eraunapalabraracistaqueprocedíadeunaépocaoscura de la historia. Leo asentía con la cabeza como si ya lo hubiera oído conanterioridad.Poraquelentonceseramuyjoven.Noobstante,conocíaalacomunidadromaníyalospueblosnómadasrelacionadosconella,asícomotodoslosabusosquese habían cometido contra ellos: esterilizaciones forzadas, lobotomías e, incluso,limpiezasétnicasendeterminadaslocalidades.Nosé,mepareció...raroparaunniñocomoél.

—¿Yquépasó?—No pasó nada; nada de nada—dijo—. Carl se limitó a callar cuando se lo

pregunté después. Evidentemente, podría deberse a algo tan sencillo como que noqueríahablardeelloporlodelsecretoprofesional,pero,aunasí,mediolasensacióndequemeocultabaalgunahistoria.Todavíatengounaespinaclavadaconrespectoaesedía.

—¿FueunodeloschicosdeAlfredÖgrenelqueloinsultó?—Sí, Ivar, elmenor de los hermanos. Se llevabamuchos años con ellos, pero

resultóserelúnicoquesiguiólospasosdelpadre.¿Loconoce?—Unpoco—dijo—.Eramalapersona,¿verdad?

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—Terriblementemala.—¿Porqué?—Bueno,ésaes lapreguntadesiempre,¿no?Peroesqueallíhubodesdemuy

pronto una rivalidad, no sólo entre los muchachos, sino también entre los padres.Herman y Alfred lanzaban a sus hijos a verdaderas peleas de gallos, y cada unointentaba que su propio hijo saliera victorioso y demostrara quién hacíamejor lascosas y quién teníamás arrojo.Aunque Ivar ganaba todas aquellas disciplinas querequeríanbrutalidadyfuerzamuscular,Leoerasuperioranivelintelectual,cosaque,sinduda,provocóbastanteenvidia.IvarconocíalahiperacusiadeLeo,peroenlugardetenerconsideraciónconél,podíahacercosascomodespertarloporlasmañanas,cuandoveraneabanenFalsterbo,poniendomúsicaaunvolumendemencial.Ocomoaquellavezquecompróunabolsadeglobosque,trasinflarlos,leexplotópordetrásjuntoaloído.CuandoCarlseenteró,cogióaIvarylediounascuantasbofetadas.SearmóladeDios,comocomprenderá.AlfredÖgrensevolviócompletamenteloco.

—¿YhubohostilidadcontraCarl?—Seguramente.PerodebodecirquelospadresdeLeosiempredieronlacarapor

Carl. Sabían lo importante que él era para el chico. Por eso he acabadoreconciliándome—oalmenosloheintentado—conlaideadequeaquellofueraunaccidente,undisparofortuito,apesardetodo.HermanMannheimernuncamataríaalmejoramigodesuhijo.

—¿CómollegóCarlacontactarconlafamilia?—Atravésdelauniversidad.Aparecióenelmomentojusto.Hastaentonces,alos

niños superdotadosno se lesprestabaningunaatención.Seconsiderabaque ibaencontradelaideadeigualdadqueexistíaenlasociedadsuecadeesosaños.Tampocoseteníanlosconocimientosnecesariosparaidentificaryentenderaesosmuchachos.Amuchosdeesosalumnosinteligentesselosestimulótanpocoenelcolegioquesevolvieron hiperactivos y, como daban mucha guerra, acabaron metidos en gruposespeciales donde estaban los que no podían seguir el plan de estudios normal. Sedecía que había una sobrerrepresentación de superdotados dentro de la atenciónpsiquiátrica.Carlodiabaesoyluchabaporesosniñosyesasniñas.Unosañosanteslohabríantachadodeelitista.Peroporaquelentoncesse le invitabaaparticiparencomités estatales, y fue así como, a través de la directora de su tesis, Hilda vonKanterborg,contactóconHermanMannheimer.

Mikaelsesobresaltó.—¿QuiénesHildavonKanterborg?—UnaprofesoradelDepartamentodePsicologíaquedirigíalastesisdedosotres

doctorandos—contestóEllenorHjort—.Erajoven,nomuchomayorqueCarl,yselaconsiderabaunagranpromesa.Poresoresultatantrágicoque...

—¿Estámuerta?—lainterrumpióMikaelpreocupado.

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—No,queyo sepano.Pero sevio envuelta enun escándalo, yheoídoque seencuentrabastantealcoholizada.

—¿Quéescándalo?Porunmomento,EllenorHjortparecióestarausente.DespuéslelanzóaMikael

unaintensamirada.—SucediótraslamuertedeCarl,asíquenotengomuchainformación.Peromi

sensaciónesquefuealgoinjusto.—¿Enquésentido?—No creo que Hilda von Kanterborg fuera peor que cualquier otro profesor

universitarioquevapavoneándoseporahí.Carlyyocoincidimosconellaenunparde ocasiones; la verdad es que teníamucho carisma. Sus ojos te hechizaban, y alparecersiempreandabametidaenaventurasamorosas.Creoquetambiénseacostabacondosotresdesusestudiantes,loque,claro,noestabamuybien.Perotodoseranadultos,yellaunamujermuyapreciadaeinteligente,asíqueanadieleimportabaloquehiciera.Almenos,alprincipio.Hildateníamuchoapetito,nadamás.Apetitodevida,deconocimientoy...dehombres.Noeraenabsolutomanipuladoraomalvada.Simplementenoparaba.

—¿Yquépasó?—Laverdadesqueloignoro.Sóloséqueladireccióndeldepartamentobuscóa

un par de alumnos suyos que afirmaron, o más bien insinuaron de un modoextraordinariamente evasivo, que Hilda les había vendido su cuerpo. Todo resultómuymezquino, como si no se les hubiera ocurrido nadamejor que convertirla enputa...¿Quéhaces?

Mikael,sinapenasserconscientedeello,sehabíalevantadoyestabarealizandounabúsquedaensumóvil.

—MeapareceunaHildavonKanterborgenRutgerFuchsgatan;¿puedeserella?¿Sabesiviveenesacalle?—preguntó.

—Nocreoquehayamuchaspersonasconesenombre.¿Porquéleinteresa?—Porque...—empezó a decirMikael, perono acabó la frase—.Bueno, es una

historiaalgocomplicada...Hasidomuyvaliosohablarconusted.—Vaya,veoquetienequemarcharse.—Sí,debodarmeprisa.Tengolasensacióndeque...Tampocoterminóesafrase,porqueMalinlotelefoneóenesemomento.Sonaba

igual de acelerada—si nomás— que él, quien le dijo que la llamaríamás tarde.Mikael estrechó la mano de Ellenor Hjort, le dio las gracias una vez más y bajócorriendoporlaescalera.YaenlacallemarcóelnúmerodeHildavonKanterborg.

Diciembre,unañoymedioantes

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¿Quépuedeperdonarseyquéno?LeoyCarlhabíanhabladomuchosobreello.Lapreguntaeraimportanteparaambos,perodediferentesmaneras.Porlogeneral,adoptabanunaactitudgenerosa:lamayorpartedelascosaspodíanperdonarse,hastalosabusosdeIvar.Hubountiempo,incluso,enelqueLeosereconcilióconél.Llegóaverlocomoaalguienincapazdesermejor,unapersonamalvada,igualquehayotrasquesontímidasoquenotienenoídoparalamúsica.Ivarcomprendíalossentimientosajenostanmalcomounnegadoparalamúsica comprende armonías y melodías. Leo lo trataba con indulgencia, y de vez en cuando Ivar lecorrespondía con un poco de amabilidad, una palmadita en el hombro, una mirada cómplice; con ciertaasiduidad le pedía consejo, quizá por interés propio, pero aun así... A veces hasta le obsequiaba con uncumplido:—¡Enelfondonoerestanmaltipo,Leo!ElmatrimoniodeIvaryMadeleineBarddioaltrastecontodoeso,yLeosevioenvueltoenunaespiralde

odioqueninguna terapiadelmundopodíacurarnicontrolar.Leonoopuso resistencia.Loaceptósinmás,comoseaceptaunafiebreounvendaval.Lopeoreranlasnochesojustoantesdelamanecer,cuandolarabiayel deseo de venganza le palpitaban en las sienes y el pecho.Fantaseaba condisparos fortuitos, accidentes,humillaciones sociales, enfermedades y repulsivas erupciones de piel. Incluso se dedicaba a agujerearfotografíasyaintentarprovocar,consupodermental,queIvarsecayeradeunbalcónodeunaterraza.Estabaalbordedelalocura.Peronosucediónada,exceptoqueIvarsevolvióinquietoysemanteníasiemprealerta;eraposible,incluso,quetambiénéltramaraalgo.Eltiempopasabayunasveceslascosasmejorabanyotrasempeoraban.Hastaesemesdediciembredehacíayaañoymedio.Nevabayhacíamuchofrío.LamadredeLeoestabaagonizando.Élacudíaaverlatresvecesporsemanae

intentabaserunbuenhijoyconsolarla,peronoerafácil.Laenfermedadnomejorabasucarácter.Lamorfinalehabíaarrancadounacapamásdeautocensura;hastaelpuntodequeellalollamó«débil»endosocasiones.—Siemprehassidounadecepción,Leo—ledijo.Élnocontestó.Nuncacontestabacuandosumadrehacíaesetipodecomentarios.Perosoñabaconhuirdel

país para siempre; exceptuando a Malin Frode, no se relacionaba mucho con otra gente. Malin estabadivorciándose y a punto de dejar la empresa. A pesar de que Leo nunca había creído que ella estuvieraenamoradadeél,legustabasucompañía.Seayudabanmutuamenteapasaresaépocadifícilysereíanjuntos,aunquenisiquieraasídesaparecíalarabianilasretorcidasfantasíasdeLeo.AvecesleteníaverdaderomiedoaIvarÖgren,hastaseimaginabaquealguienloperseguía,talvezunespíaenviadoporIvar.Yanoalbergabaningunailusiónconrespectoaél.Seesperabacualquiercosadesupersona.Comotambiénselaesperabadeélmismo.QuizáundíaseabalanzaríasobreIvaryleharíamuchodaño.O,

si no, quizá alguien atacaría a Leo por la espalda.Aunque pensaba que eso no eranmás que paranoias ytonterías,eintentabaevitarlas.Sinembargo,nocesaban.Oíapasostrasdesíysentíamiradasquelovigilabanfurtivamente.Seimaginabasombrasdemisteriosasfiguraspersiguiéndoloporesquinasycallejones,yunpardeveces,cercadelparquedeHumlegården,hastallegóadarselavueltaatodaprisa.Peronuncadescubriónadararo.El viernes 15dediciembrenevaba aúnmás.Las calles y los escaparates deEstocolmo relucían con sus

decoracionesnavideñas.Sefueprontoacasa,secambióderopa—sevistióconunosvaquerosyunjerseydelana—yse sirvióunacopadevino tintoquepusosobreelpianodecola.EraunBösendorfer Imperialdenoventaysieteteclas.Loafinabaélmismotodosloslunes.LasilladelpianoeraunaJansendecueronegro.Leosesentóparainterpretarunanuevacomposiciónenlaquepartíadeunaescaladóricayaterrizabaenelsextotono—deformacasicompulsiva,alfinaldecadafrase—produciendountimbrequeresultabanosólomelancólico,sinotambiénagorero.Estuvotocandodurantebastantetiempo,taninmersoyconcentradoenlamúsica que ni siquiera oyó unos pasos que se aproximaban por la escalera. Hasta que reparó en algo tanextrañoqueduranteunminutopensóqueerafrutodesuexcitadocerebroysuhipersensibilidadacústica.Peroesquerealmentesonabacomosialguienloacompañaraalaguitarra.Dejódetocaryseacercóalapuerta.¿Debíaabrirla?Pensóengritarporlaranuradelbuzón:«¿Quiénandaahí?».Noobstante,descorrióelcerrojo,abriólapuertay,actoseguido,fuecomosisedesprendieradelarealidad.

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Capítulo11

20dejunio

Las internashabían terminadodecenaryabandonadoelcomedor.Algunasestabanenelgimnasio.Dosotresfumabanycotilleabanenelpatio.Otrasveíanunapelícula,Ocean’sEleven,alparecer.Lasdemásdeambulabanporelpasilloyporlasdiferentessalas equipadas para el tiempo libre o cuchicheaban en sus celdas con las puertasabiertas de par en par. Podría haber sido un día cualquiera. Pero nada era lo queparecía.Allídentro,yanadavolveríaaserlomismo.

Nosólohabíamásguardiasdelohabitual;nadieteníaderechoarecibirvisitasollamadastelefónicas,yhacíauncaloraúnmássofocantequedecostumbre.Elpropiodirectordelcentro,RikardFager,sehallabapresente,cosaqueproducíanerviosismoentrelosguardias,queyaacusabanciertomalestaracausadelambientequereinabaentrelaspresas.

Noobstante,serespirabaunairedeliberación.Unanuevasensacióndelibertadseintuíaenlospasosyenlassonrisas,yenlosmurmullosquesiemprehabíanestadocargados de un inquietante estremecimiento de amenaza y temor, pero que ahorasonabanmás levesymásexcitados, comodespuésdehaberderrocadoaun tirano.Porotraparte,aligualqueocurretraslacaídadeltirano,habíaseñalesdeunvacíodepoder y de cierta zozobra.Algunas de las reclusas, comoTineGrönlund, parecíantemerunataqueporlaespalda,yportodaspartes,constantemente,sehablabadeloquehabíaocurridoydeloqueibaapasar.

Aunquegranpartedeloquesecomentabanoeranmásquemitosymentiras,laspresassabíanmuchomásquelosguardiasylapolicía.TodasestabanalcorrientedequeeraLisbethlaquehabíadestrozadolamandíbuladeBenito,aligualqueningunade ellas ignoraba que su vida corría peligro. Se rumoreaba que los familiares deLisbethyahabíanempezadoaserasesinadosyquelavenganzaseríaterrible,sobretododesdeque—sedecía—lacaradeBenitohabíaquedadodesfiguradadeporvida.Todas sabían también que se le había puesto precio a la cabeza de Faria Kazi, ycirculabael rumordequeeran ricos islamistasy jequesárabes losque sehallabandetrásdelarecompensa.

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TodaseranconscientesdequeBenitoseríatrasladadaaotraprisiónencuantoledieranelaltaenelhospitalydequeseesperabangrandescambios.Elmerohechodequeeldirectordelcentroseencontraraallíyaconstituíaunaseñal.RikardFagererala personamás odiada de toda la cárcel, si se exceptuaba a un par demujeres deledificio C que habían matado a sus propios hijos. No obstante, por una vez, lasreclusas lo miraban —aparte de con la habitual hostilidad— con cierta dosis deesperanza. ¿Quién sabía si, ahora que Benito no estaba, las normas serían menosestrictas?

RikardFagerconsultólahoraensurelojy,conungestodemano,apartóaunadelas presas, que se le había acercado para quejarse del calor. Rikard Fager contabacuarentaynueveañosdeedadyeraunhombrebastanteelegante,sibieneraciertoque tenía unamirada algo rígida y vacía.Llevaba un traje gris, una corbata roja yunoszapatosnuevosdelamarcaAlden.Aunqueladireccióndelcentropenitenciariosolíavestirsedeformamásinformalparanoprovocaralasinternas,élacostumbrabaahacer todo locontrarioparademostrar suautoridad.Peroesedíaestabamásquearrepentido.Elsudor lechorreabapor lafrentey laamericanalemolestabatantoomás que los pantalones, que se le pegaban a los muslos. Lo llamaron por elradiotransmisor.

Alterminarlaconversaciónasintióconsemblanteserioyfueabuscaralajefadelos guardias en funciones,Harriet Lindfors, a la que le susurró algo al oído.Actoseguido, echaron a andar en dirección a la celda número siete, donde LisbethSalanderseencontrabaaisladadesdelanocheanterior.

LisbethSalandersehallabasentadafrenteasumesayhacíacálculoscentradosenundeterminadoaspectode los llamadosbuclesdeWilson—quesehabíanhechocadavez más importantes en sus intentos de crear una gravedad cuántica de bucles—cuandoRikardFageryHarrietLindforsentraronenlacelda.Sinembargo,Lisbethnoviomotivoalgunoparalevantarlavistaointerrumpirsuactividad.PoresotampocosepercatódequeeldirectorledabaunpequeñoempujónaHarrietparaexhortarlaaanunciarsupresencia.

—El director ha venido a hablar contigo —dijo Harriet con voz tajante perodesganada.FueentoncescuandoLisbethsediolavueltayadvirtióqueRikardFagerse estaba sacudiendo las mangas de la americana con la mano, como si temieraensuciárselas.

Sus labios semovían imperceptiblemente y los ojos se le entornaban.Daba lasensación de que estaba reprimiendounamueca.Noparecía queLisbeth le cayeramuy bien, lo cual era práctico. Porque ella tampoco le profesaba una excesivasimpatía;habíaleídodemasiadoscorreossuyos.

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—Traigobuenasnoticias—empezódiciendoeldirector.Ellapermaneciócallada.—Buenasnoticias—repitióél.Lisbethtampocorespondió,yentoncesRikardFagerseirritó.—¿Estássordaoquétepasa?—leprofirió.—No.Ellamirabaalsuelo.—Bien,menosmal—continuó él—.Bueno, te quedannuevedías de condena.

Perotesoltaremosmañanaporlamañana.DentrodeunratoserásinterrogadaporelcomisarioJanBublanski,deEstocolmo,ydeseamosquecolabores.

—Entonces¿yanomequeréisaquí?—Bueno,noesquenotequeramosaquí,perocumplimosórdenes,yademásel

personalhaasegurado...ARikardFagerpareciócostarleDiosyayudapronunciarlo.—...quehastenidounbuencomportamiento,yesoyaessuficienteparaquete

liberemosantesdetiempo—continuó.—Yonohetenidounbuencomportamiento—repusoLisbeth.—¿No?Pueslosinformesdicen...—Unamierdaconflorituras,sinduda.Aligualquelostuyos.—¿Quésabestúdemisinformes?Lisbethseguíacon lacabezagachamientrascontestabaobjetivay rápidamente,

comosiestuvieraleyendo:—Séqueestánmalredactadosyquesondemasiadoprolijos.Amenudoutilizas

mallaspreposicionesytuestiloestorpe,perosobretodosonzalameros,manifiestantu ignorancia y a veces los llenas de mentiras. Te callas información que puededemostrarsequehasrecibido.Tehasencargadodeque losde laDirecciónGeneraldelSistemaPenitenciariopiensenqueestemóduloesunsitiodeputamadre,yesoesserio,Rikard.HascontribuidoaqueeltiempoquehapasadoFariaKaziaquísehayaconvertidoenuninfierno.Porpocolecuestalavida,loquemecabreamucho.

Rikard Fager no respondió. Se había quedado boquiabierto y le temblaban lascomisurasdeloslabios.Sepusoblanco.Hizounesfuerzoporaclararselavozydijodeformainconexa:

—¿Dequéhablas,chica?¿Quéquieresdecir?¿Hasleídomisinformes?Supongoquetereferirásaalgúndocumentopúblico...

—Bueno,puedequealgunodelosinformesfueratambiénpúblico.RikardFagerapenasparecíaserconscientedelaspalabrasquepronunciaba:—¡Mientes!—Yo nomiento. Los he leído y no tienes por qué preocuparte de cómo lo he

hecho.

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Untemblorlerecorrióelcuerpo.—Eres...—¿Qué?RikardFagernoencontróunapalabralobastantefuerte.Paracontrarrestarlo, lo

únicoqueseleocurriófuesoltarle:—Terecuerdoquetuliberaciónpuedesuspendersedeinmediato.—Puesadelante,suspéndela.Amísólomeinteresaunacosa.UnasgotasdesudorsurgieronporencimadeloslabiosdeFager.—¿Ycuáles?—preguntóalgodesganado.—Que Faria Kazi reciba apoyo y ayuda y que se la traslade a un lugar

perfectamente seguro hasta que su abogada, Annika Giannini, consiga sacarla deaquí.Luegodeberáacogersealprogramadeproteccióndetestigos.

RikardFagerrugió:—¡Noestásenposicióndepedirnadaenabsoluto!—Teequivocas.Y,yaquehablamosdeposiciones,túnodeberíasocuparninguna

—contestóella—.Eresunmentirosoyunhipócritaquehadejadoqueunamatonaasumaelcontroldelaunidadmásimportantedetuprisión.

—Nosabesdeloquehablas—lareprendió.—Medaigualloquedigas,tengopruebascontrati.Sóloquieroenterarmedelo

quevaapasarconFariaKazi.LamiradadeRikardFagererródescontroladamente.—Deesoyanosencargaremosnosotros,notepreocupes—refunfuñó.Parecióavergonzarsedesuspalabras,demodoqueañadióconvozintimidadora:—Quizá debería agregar que Faria Kazi no es la única interna que ha sido

amenazada.—Saldeaquí—lesoltóella.—Teadviertoque...Novoyatolerar...—¡Fuera!A Rikard Fager le tembló la mano derecha. También los labios, y durante un

instantesequedócomopetrificado.Seveíaquequeríaagregaralgomás,perooptópordarmediavueltay, trasordenarleaHarrietqueseencargaradecerrarlapuertaconllave,pegóunportazo.Suspasosresonaronalejándoseporelpasillo.

FariaKazioyó lospasosypensóenLisbethSalander.Nose le ibade lacabezaelataque de Lisbeth a Benito, ni cómo ésta se había desplomado sobre el suelo dehormigón.Fariaapenaseracapazdeconcentrarseenotracosa.Laescenaserepetíauna y otra vez en sumente. En alguna que otra ocasión, creaba asociaciones queconducíanaotrosrecuerdos,atodoaquelloquelahabíallevadohastalacárcel.

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Rememoró,porejemplo,queunosdíasdespuésdelaconversaciónquemantuvoconJamalestuvoechadaenlacamadesuhabitaciónleyendolospoemasdeTagore.Bashirseasomóaesodelastresdelatardeyleespetóquelasmujeresnodebíanleerporqueentoncessevolvíanunasputasyunasrenegadas,ylediounabofetada.Pero,porunavez,ellaniseenfadónisesintióhumillada.Másbiensenutriódelafuerzadelgolpeyselevantóysepusoadeambularporlacasasiguiendoconlamiradaasuhermanomenor,Khalil.

Esatardeestuvocambiandodeplanescontinuamente.PensóenpedirleaKhalilque la dejara salir cuando sus otros hermanos tuvieran un momento de descuido.Pensó en pedirle que llamara a los servicios sociales, a la policía, a su antiguocolegio.Se aseguraríadeque contactara conunperiodista, conel imánFerdousioconsutíaFatima.Lediríaquesecortaríalasvenassinolaayudaba.

Nohizonadadeeso.Pocoantesdelas17.00,abriósuarmario.Enelinterioryanohabíamuchomásquevelosyropadeandarporcasa;hacíatiempoquelehabíanroto y tirado los vestidos y las faldas. Pero todavía guardaba unos pantalonesvaqueros y una blusa negra. Se vistió con ello y, tras calzarse unas zapatillas dedeporte,sedirigióa lacocina,dondeBashir,quesehallabasentadoconAhmed,lelanzóunaairadamirada.Fariaquisogritarydestrozar todos losvasosy losplatosquehabíaallídentro.Sinembargo,sequedóparadaaguzandoeloído,ydepronto,fuera,oyóunospasosqueseacercabanalapuertaprincipal:losdeKhalil.Entoncesactuórápido,comoenvueltaenunaniebladeprisasysensacióndeirrealidad.Sacóuncuchillodecortarcarnedeuncajónde lacocina, loescondióbajo lablusaysedirigióalsalón.

Pero Khalil, vestido con su sudadera azul, ya había entrado en el piso algodesorientado y con una pinta lamentable. Sin duda había oído los pasos de suhermana,porqueseapresuró,torpemente,aintroducirlallaveenlacerradura.Fariafuehaciaély,jadeando,ledijo:

—¡Déjamesalir,Khalil!Nopuedovivirasí.Antesmequitolavida.Khalil se dio la vuelta y le dedicó una mirada tan desgraciada que la hizo

retroceder.EnesemismomomentoellaadvirtiócómoBashiryAhmedselevantabandesussillas,yentoncesFariasacóelcuchilloypidióenvozbaja:

—Fingequeteheamenazado,Khalil,ohazloquesea.Pero¡déjamesalir!—Mematarán—contestó,yaloírselodecir,ellapensóquetodohabíaterminado.Eso no. No quería pagar ese precio. Bashir y Ahmed iban acercándose; Faria

tambiénoíaunasvocesen la escalera.Seacabó.Estaba seguradeello.Y, aunasí,ocurrió.Khalil abrió la puerta con lamismacara lastimosade antesy ella soltó elcuchillo,salióalrellanoyechóacorrer.PasópordelantedesupadreydeRazanybajóatodaprisaporlaescalera.Alprincipionooyómásquesupropiarespiraciónysuspasos.Peroenseguidaempezóapercibircómo,allíarriba,resonabaunaalgarabía

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de voces y cómo unos pies pesados y rabiosos iban corriendo tras ella. Todavíarecordaba elmomento en el que se precipitó al exterior. Tuvo una sensaciónmuyextraña.Hacíameses que no pisaba la calle.Apenas se habíamovido, por lo que,comoeradeesperar,estaríaenunapésimacondiciónfísica.Peroleparecióquelosvientosotoñalesyelrefrescantefríolallevabanenvolandasyavanzabanconella.

Corriócomonuncalohabíahechoensuvida.FuedeunladoparaotroentrelosedificiosybajóhastaHammarbyhamnen.Siguióporelmuelleysubióhastaelpuenteque conducía a Ringvägen. Allí cogió un autobús que la llevó hasta el barrio deVasastan,dondecontinuócorriendointerrumpidatansóloporunaeventualcaída.LesangrabanloscodoscuandoentróenelportaldeUpplandsgatanysubióalaterceraplantapara,actoseguido,llamaralapuertadeladerecha.

Se quedó allí, recordó,mientras oía cómo unos pasos se aproximaban.Rezó yesperóconlosojoscerrados.Luegolapuertaseabrióyunmiedoatrozseapoderódeella.Jamalllevabaunabata—apesardelashoras—yestabasinafeitaryconelpeloalborotado. Se le veía desorientado y aterrado. Por un momento, Faria pensó quehabía sidounerror irhastaallí.Pero Jamal sólo seencontrabaenestadodeshock.Apenassipodíaasimilarlasituación.Hastaquedijo:

—¡GraciasaDios!Ella, temblorosa,cayóensusbrazosynoquisosoltarse.Él lacondujodentroy

cerró la puerta con la doble cerradura de seguridad que también tenía; con ladiferencia de que a Faria esas cerraduras sí le daban tranquilidad. Permanecieroncallados durante un buen rato. Se limitaron a fundirse en un abrazo en la estrechacama de Jamal. Las horas transcurrieron y poco a poco empezaron a hablar y abesarse y a llorar, hasta que, finalmente, hicieron el amor. Faria fue aliviando lapresióndesupecho.ElmiedosedesvanecióyellayJamalseunierondeunaformaque ella nunca había experimentado con nadie. Pero lo que Faria no sabía —ytampocoqueríasaberlo—eraqueuncambiosehabíaproducidoensucasadeSickla.Lafamiliasehabíagranjeadounnuevoenemigo,yésenoeraotroquesuhermanomenor:Khalil.

AMikael le costaba entender lo queMalin Frode le estaba contando por teléfono.Claroque,porotraparte,sehallabatanconcentradoenintentarcontactarconHildavonKanterborgqueapenassilaescuchaba.SeencontrabaenuntaxienelpuentedeVästerbron,caminodeRutgerFuchsgatan,enSkanstull.Pordebajodelpuente,enelparque,seveíagentetomandoelsol.UnaslanchasmotorassurcabanlasaguasdelabahíadeRiddarfjärden.

—Escúchame,Micke—dijo ella—. Te lo pido por favor. Fuiste tú el que memetióenestelío.

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—Sí,yalosé,losiento.Esqueestoyunpocodistraído.Vayamosporpartes.MehablabasdeesanocheenlaqueLeoestabaescribiendoensudespacho,¿verdad?

—Esoes,ahíhabíaalgoraro.—Pensastequeestabaredactandosutestamento.—Loquemeinquietanoeselqué,sinoelcómo.—Explícate,Malin.—EsqueLeoerazurdo,Mikael.Siemprelohasido.Derepentemeacordé:yolo

viescribiendoconlamanoizquierda.Y,sí,élcogíalasmanzanasolasnaranjasoloquefueraconlaizquierda...¡Yahoraresultaqueesdiestro!

—Quéraro.—Y no por eso menos cierto. Es posible que ya pensara en ello de forma

inconsciente cuando, hace un tiempo, vi a Leo en la tele. Estaba mostrando unasimágenesenunPowerPointysosteníaelmandoconlamanoderecha.

—Perdona,Malin,peroesonosignificanada.Nomeconvence.—Aún no he terminado.Yo tampoco le di demasiada importancia; creo que ni

siquiera me percaté de eso de modo consciente, aunque algo había empezado aroerme por dentro y por eso estudié a Leo con especial atención en el MuseoFotográfico. Ya sabes que durante los últimos meses que pasé en Alfred Ögrenllegamos a tener una relación muy estrecha, y entonces reparé en todo tipo dedetalles,comoconquémanocogíalosobjetosycosasasí.

—Entiendo.—Peroenelmuseolohizotodoalainversa.Comotodoslosdiestros,agarróla

botellaconlamanoderecha,desenroscóeltapónconlaizquierdaysesirvióelaguaenunvasoquetambiéncogióconladerecha.Fueenesemomentocuandomeasaltólaideaporprimeravez.Despuésmeacerquéasaludarlo.

—Yfueunaconversaciónfracasada.—Totalmente.Élsóloqueríadeshacersedemí,yluegotomólacopadevinodela

barraconlamanoderecha.Esomeprodujoescalofríos,laverdad.—¿Puedeseralgoneurológico?—Esoesmásomenosloqueéldice.—¿Qué?¿Selocomentaste?—No,yono.Perodespuésmesentícomosimehubiesevueltoloca.Meneguéa

creerloquehabíacomprobadoconmispropiosojos.Mepuseavertodoslosvídeosque encontré en Internet y llamé a viejos colegas; sin embargo, todo parecíaconfirmarqueyoestabaloca.Nadiehabíaadvertidonadararo.Nadiereparanuncaennada,¿haspensadoeneso?LuegohabléconNinaWest.Esagentededivisasyunatíabastantelista,ytambiénsehabíadadocuenta.Imagínateelalivioquemeprodujooíreso.EllahabíallegadoinclusoapreguntárseloaLeo.

—¿Yquélecontestóél?

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—Estaba incómodo y empezó a murmurar. Luego le salió con que eraambidiestro.

—¿Yesoquésignifica?—Que tiene la misma habilidad con las dos manos. Lo he buscado.

Aproximadamente un uno por ciento de la población mundial lo es. Ha habidoalgunosdeportistas famososambidiestros,JimmyConnors,porejemplo;nosési teacuerdasdeél.

—Hombre,claroquesí.—Leodijoquedespuésdelamuertedesumadrecambiódemano,quefuealgo

que formó parte de su proceso de liberación. Que sintió la necesidad de intentarbuscarnuevasformasdevivir.

—¿Yesonotepareceunabuenaexplicación?—Nosé.¿Hiperacusiayambidexteridadalavez?Paramíesmuchacoincidencia.MikaelsequedócalladounmomentomientrasmirabahaciaZinkensdamm.—Sí,puede tenerdos característicasmuypoco frecuentes,pero...—Reflexionó

un pocomás—. Quizá tengas razón en que hay algo en esta historia que huele achamusquina.Nosvemospronto,¿vale?

—Porsupuesto—respondióella.ColgaronyélcontinuóhaciaSkanstull,rumboalacasadeHildavonKanterborg.

Conlosaños,JanBublanskilehabíacogidomuchasimpatíaaLisbethSalander,peronosesentíacómodoensupresencia.Sabíaqueaellanolegustabanlasfuerzasdelorden,yaunquefueracomprensibleteniendoencuentasupasado,aélledisgustabantodaslasgeneralizaciones.

—A la larga tendrás que empezar a confiar en la gente, Lisbeth, incluidos lospolicías.Sino,lovasapasarmuymal—sentenció.

—Lointentaré—respondióLisbethseca.Estaba sentado frente a ella en la sala de visitas del edificio H rebulléndose

incómodoensusilla.Ellateníaunaspectoextrañamentejoven,pensó.Intuyórestosdemechasrojasensunegropelo.

—Primero quiero expresar mi profundo pesar por el fallecimiento de HolgerPalmgren.Debedehabersidoungolpemuyduroparati.Aúnrecuerdocuandoperdíamimujer...

—¡Cortaelrollo!—leinterrumpióLisbeth.—Vale. Vayamos al grano. ¿Se te ocurre por qué querría alguien matar a

Palmgren?Lisbeth Salander se llevó la mano al hombro, un poco por encima del pecho,

donde teníaunavieja lesióncausadaporunabala.Luegoempezóahablarconuna

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extrañafrialdadqueincomodóaúnmásaBublanski,peroloquedijoteníalaventajadeserconcisoyexacto;enciertamanera,elsueñodecualquierinterrogador.

—Haceunpardesemanas,HolgerrecibiólavisitadeunaseñoramayorllamadaMaj-BrittTorell,quetrabajódesecretariaparaelprofesorJohannesCaldin,antiguodirectordelaclínicadepsiquiatríainfantilSanktStefandeUppsala.

—¿Dondetúestuvisteingresada?—Me había visto en los periódicos y le entregó una serie de documentos que

Holger, al principio, no pensó que contuvieran nada nuevo, pero que resultaronconfirmar loquedehechosiemprehemossabido,aunquenoen toda suextensión:quecuandoyoerapequeñahuboserias intencionesdeentregarmeenadopción.Yosiemprehecreídoqueesasintencionesestabanmotivadasporunabenevolenciamalentendida debido a la situación que vivíamos con el cerdo de mi padre. Pero enrealidadformabanpartedeunexperimentocientíficollevadoacaboporunaentidadestatal llamada Registro para el Estudio de la Genética y el Entorno. Es unainstituciónsecretaynoconseguíaveriguarlosnombresdelosresponsables.Esomecabreó mucho, así que llamé a Holger para pedirle que echara un vistazo a esospapeles.Notengoniideadeloquepudoencontrar.SóloséqueBlomkvistmellamóy me dijo que Holger había muerto, quizá asesinado. Así que mi consejo es quecontactéis con Maj-Britt Torell. Vive en Aspudden. Puede que tenga copias o unbackupdelosdocumentos.Porcierto,creoquenolevendríamalquelavigilarais.

—Gracias—dijoBublanski—.Hasidounainformaciónmuyvaliosa.¿Aquésededicabaesaentidad?

—Creoqueelnombrelodicetodo.—Aveceslosnombresdespistan.—HayunhijodeputaquesellamaPeterTeleborian.—Yalehemostomadodeclaración.—Vuelveahacerlo.—¿Tienesalgunaideadequéesloqueestamosbuscando?—Intentapresionara los jefesdelCentrodeGenéticadeUppsala,aunquedudo

muchoquelessaquesalgo.—¿Podríasserunpocomásexplícita,Lisbeth?¿Dequévatodoesto?—De ciencia —o más bien pseudociencia— y de unos idiotas que se

convencierondequesepuedeaveriguaralgoacercadecómonosafectaelentornosocialylaherenciagenéticamediantelaentregadeniñosenadopción.

—Malasunto.—Unanálisismuycorrectoportuparte—contestóella.—¿Ynohaymáspistas?—No.Bublanskinosuposicreerlaono.

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—SeguramentesabesquelasúltimaspalabrasdeHolgerfueron«HablaconHildavon...».¿Tedicenalgo?

Sí,claroqueledecíanalgo.YalohabíanhechoeldíaanteriorcuandollamóMikael.Pero eso, de momento, se lo guardaría para sí. Tenía sus motivos. Tampoco lecomentaríanadadeLeoMannheimernidelamujerconlamanchadenacimiento.YasólocontestódeformaescuetaalaspreguntasdeBublanski.Luegosedespidióyfueconducida a su celda. A las nueve de la mañana haría el petate y se largaría deFlodberga.SuponíaqueRikardFagertodavíaqueríaperderladevista.

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Capítulo12

20dejunio

Como ya iba siendo habitual, Rakel Greitz no estaba contenta con la limpieza.Deberíahabersidomásseveraconlasasistentas.Ahoraellaseveríaobligadaapasarlaescobaylafregona,regarlasplantasyrecogeryordenarloslibros,lascopasylastazas.Dabaigualquesesintieramareadayqueselecayeranalgunosmechonesdepelo. Apretó los dientes y aguantó. Tenía mucho que hacer, y de nuevo leyó losdocumentos que se había llevado de la casa de Holger Palmgren. No resultabaparticularmente difícil entender cuáles habían sido las anotaciones que lo habíanconducidoallamaraMartinSteinberg.

Lasanotacionesensínolapreocupabandemasiado,sobretodoporqueTeleborianhabía tenido el detalle de referirse a ella con una sola letra. No se describía enabsoluto laactividad realizaday tampocosemencionabaelnombredeotrosniños.Pero esono era lo inquietante; lo inquietante eraqueHolgerPalmgren loshubieraleídoprecisamenteahora,despuésdetantosaños.

Era cierto que podría tratarse de una simple casualidad. Era lo que pensabaMartinSteinberg.Eraposiblequelosdocumentosllevaranmuchosañosenposesiónde Holger y que, de pronto, al viejo se le hubiera ocurrido echarles un vistazo yhubieraencontradodeterminadosdatosquehabríandespertadosucuriosidad,peroalosquenohabríaconcedidodemasiadaimportancia.Siesofueraasí,laoperaciónqueellaacababadellevaracabotendríaqueconsiderarseunerrordemencial.PeroRakelGreitz no creía en las casualidades, ymenos ahora que tantas cosas se hallaban albordedelprecipicioyquesabíaquehacíapocotiempoqueHolgerPalmgrenhabíavisitadoaLisbethSalanderenelcentropenitenciariofemeninodeFlodberga.

Rakel Greitz no pensaba volver a cometer el error de subestimar a LisbethSalandernuncamás,sobretodocuandosemencionabaaHildavonKanterborgenlosdocumentos.HildaeraelúnicovínculoquepodríaconduciraLisbethSalanderhastaella.EraciertoqueRakelGreitzestababastanteseguradequeHildanosehabíaidodela lenguadesdelosdíasdesulamentableamistadconAgnetaSalander.Peronopondríalamanoenelfuegoporellay,además,noresultabaimposiblequecircularan

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copiasdelosdocumentos.PoresoeradeprimordialimportanciaqueellaaveriguaracómohabíanidoapararesospapelesamanosdePalmgren.¿Habíasidoaraízdelainvestigaciónque se le hizo aTeleboriano los recibiómás tarde?En tal caso, ¿dequién? Rakel estaba convencida de que habían destruido toda la documentacióncomprometedora de la clínica de psiquiatría infantil Sankt Stefan, pero quizá... Sesumió en sus pensamientos y, de repente, le vino a lamente un nombre: JohannesCaldin,eldirectordelaclínica.Caldinsiemprehabíasidounterribledolordecabezapara ellos. ¿Podría Caldin haberle entregado los documentos a alguien antes demorir?¿Olohabíahechoalgunaotrapersonacercanaaél,comosu...?

Rakelsemaldijoy,actoseguido,exclamó:—¡Claro,esabruja!Sedirigióalacocinaysetomódosanalgésicosconunvasodeaguaconlimón.

LuegotelefoneóaMartinSteinberg—esecobardetambiéntendríaquehaceralgo—ylepidióquecontactara inmediatamenteconMaj-BrittTourette, talycomoRakel,deformamásomenosintencionada,haciendoalusiónalsíndrome,lallamaba.

—Pero¡ya!—exigió—.¡Ahoramismo!Despuéssecomióunaensaladaderúculaconnuecesytomateysepusoalimpiar

elcuartodebaño.Eranlas17.30.Hacíacalorallídentro,apesardequelapuertadelbalcón se hallaba abierta. Estaba ansiosa por quitarse el jersey de cuello vuelto yponerse una camisa de lino. Resistió la tentación y volvió a pensar en Hilda. Ladespreciaba.Hildaeraunaalcohólicayunazorra.Aunasí,hubountiempoenelqueRakel le tuvoenvidia.LoshombressesentíanatraídosporHilda—adecirverdad,hastalasmujeresylosniños—,yencimaeraunapersonaquepensabaconlibertadyamplituddemirasenesosviejosygloriosostiemposenlosquetodoelmundoteníapuestastantasesperanzasenelfuturo.

Suproyecto,enrealidad,noeraoriginal.EstabainspiradoenunodeNuevaYork.PeroMartinyellalollevaronmáslejos,yapesardequelosresultadosunasveceslossorprendieronyotraslosdecepcionaron,Rakelnuncapensóqueelcostehubiesesidodemasiadoelevado.Aalgunosniñoslestocóunavidapeorqueaotros,cierto.Peroalfinyalcaboasíeralaloteríadelavida.

ElProyecto 9 constituía, en el fondo, algo noble e importante; ella lo veía así.Podíahacerqueelmundoentendieracómopodemoscrearindividuosmásfuertesyequilibrados,ypor eso lehabía jodido tantoqueL.M.yD.B. lohubieranpuestotodo en peligro obligándola a semejantes excesos. Las transgresiones en sí no laatormentabandemasiado,cosaquehastaaellaleparecíaextrañoaveces.Apesardeello, a Rakel Greitz no le faltaba autoconocimiento. Sabía que carecía depredisposiciónparaelarrepentimiento.Perolepreocupabanlasconsecuencias.

Fuera, en Karlbergsvägen, se oían gritos lejanos y risas. Desde la cocina y elsalónlellegabaeloloradetergenteyaalcoholdehospital.Volvióamirarsurelojy

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fue a buscar otro maletín médico —uno negro y más moderno— y una pelucadiscreta,otrasgafasdesolyunpardecánulasyampollas,asícomounfrasquitoconunlíquidodecolorazulclaro.Sacódelarmariounbastónconlaempuñaduradeplataycogióunsombrerogrisdeunodelosestantesdelvestíbulo.SalióalacalleyesperóaqueBenjaminpasaraarecogerlaylallevarahastaSkanstull.

HildavonKanterborgsesirvióunacopadevinoblanco.Bebiólentamente.Era,sinduda, una alcohólica. Aunque no bebía tanto como muchos creían. Exageraba suconsumo de la misma manera que exageraba sus otros defectos. Hilda vonKanterborgnoeraningunasofisticadaseñoradelaaristocraciavenidaamenos,comopensaban algunos. Tampoco era unamujer que se pasara la vida emborrachándosepor ahí. Todavía publicaba artículos de psicología bajo el pseudónimo de LeonardBark.

Su padre se llamaba Wilmer Karlsson y fue una mezcla de emprendedor ytimador, hasta que los juzgados de Sundsvall lo declararon culpable de cometergraves fraudes fiscales.Después se cruzó en su camino el nombre de un tal JohanFredrikKanterberg,unjoventenientedecaballeríaquehabíapuestofinasulinajealhabermuertoenundueloen1787.Medianteunaseriedenegociacionesyartimañas,WilmerKarlsson,apesardelasestrictasreglasdelaCasadelaNobleza,consiguiócambiar de apellido, no a Kanterberg, sino a Kanterborg y, por iniciativa propia,añadióun«von»quepocoapocologróintroducirenlosregistrosoficiales.

AHildaelnombreseleantojabaartificialypretencioso,enespecialdesdequesupadrese fuedecasay lamadrey lasdosniñas tuvieronquemudarsealpueblodeTimrå,aunbajodeunsolodormitorio.Eneseentorno,elapellidoVonKanterborgsonaba absolutamente fuera de lugar, tanto como se habría sentido ella si hubieraentradoenelmismísimopalaciodelaCasadelaNobleza;eraposiblequepartedesupersonalidad se forjara para mostrar su rebeldía contra ese nombre. Durante suadolescencia experimentó con las drogas y anduvo con la banda de moteros delpueblo.

Y,aunqueeraunagamberra,sacababuenasnotasenelcolegio,yal terminarelinstituto estudió psicología en la Universidad de Estocolmo. Era verdad que alprincipio no hacía más que ir de fiesta, pero pronto llamó la atención de susprofesores. Poseía belleza e inteligencia y una forma de pensar muy creativa einnovadora.También resultaba ser una chica de fuertes principiosmorales, aunqueesonoqueríadecirquefuesecomoseesperabaquefueranlaschicasenesaépoca.Noeraunamujerflorero,nirecatada,nicallada.Odiabalasinjusticiasynuncajamásfaltabaasupalabra.

Pocodespuésdedefendersu tesissecruzóporcasualidadconelcatedráticode

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sociología Martin Steinberg en un pequeño restaurante de Rörstrandsgatan, en elbarrio de Vasastan. Como todos los doctorandos, conocía a Martin. Era alto yatractivo,conunbigotebiencuidadoyciertoparecidoaDavidNiven.Noobstante,estaba casado con unamujer baja y regordeta llamada Gertrud, de quien la gentepensaba,aveces,queerasumadre.Gertrudlesacabacatorceañosyeraunamujerextrañamenteinsignificante,sobretodoteniendoencuentaelcarismadesumarido.

SellegóarumorearqueMartinSteinbergveíaaotrasmujeres.Sedecíaqueeraun auténtico pez gordo con un poder más grande de lo que su currículum vitaemostraba, y eso que el currículum no eramoco de pavo.Había sido decano de laFacultaddeCienciasSocialesyresponsabledevariascomisionesestatales.AunqueyaenesaépocaHildaloconsiderabaunapersonademasiadodogmáticayobtusa,sesentía atraída por sus encantos, y no sólo por su aspecto físico o por el aura quedesprendía,sinoporqueellatambiénlocontemplabacomounmisterioquehabíaqueresolver.

Poresosesobresaltócuandolovioenelrestauranteconunamujerdeunportemuydistintodeldesuesposa.Lamujer teníaelpelocastañoycorto,unosbonitosojosderesolutamirada,uncuerpoesbelto,laeleganciadeunareinayunaslargasyfinasmanosconlasuñaspintadasderojo.Hildanoestabaseguradequeaquellosetrataradeunencuentroamoroso,sibienMartinSteinbergsesintióalgoincómodoalverla. La verdad era que allí no había nada raro, peroHilda creyó intuir esa vidasecretaquesiempresehabíaimaginadoqueMartinSteinbergllevaba,yrápidamentesaliódelrestaurante.

Durante los días y las semanas siguientes, Martin Steinberg la miró concuriosidad,yunatardelepidióqueloacompañaraadarunpaseoporlossenderosdelbosque que había cerca de la facultad. Ese día el cielo estaba oscuro. Martinpermaneció callado durante mucho tiempo, como si estuviese preparándose paraconfesarlealgúnsecretoimportante.Perorompióelsilencioconunapreguntaqueladejóperplejaporsubanalidad:

—¿Algunavez,Hilda,hasreflexionadosobreporquéerescomoeres?Ellacontestóconeducación:—Sí,Martin,lohehecho.—Esunadelasgrandespreguntas,nosóloparatuhistoriaolamía,sinotambién

paranuestrofuturo—continuóél.Fue así como empezó todo. Ella fue implicándose en el Proyecto 9, y durante

mucho tiempo todo leparecióde lomás inocente:no teníanadadeextrañoqueungrupo de niños que vivían en casas de acogida participaran en una serie de test yevaluacionesdesdesumástiernainfancia.Algunoseranmuyinteligentes.Otrosno.Peroningunodelosresultadossehizopúblicoy,además,ellanoveíaningúnsignode cinismo ni de explotación. Todo lo contrario: allí había una consideración, un

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respeto, y en algunos campos de investigación podrían obtenerse nuevos, aunquequizánorevolucionarios,hallazgos.

Aun así, con el tiempo surgieron una serie de cuestiones: ¿cómo habían sidoseleccionadoslosniños?¿Yporquémuchosdeelloshabíanacabadoenentornostandispares? Poco a poco, Hilda comprendió la verdadera naturaleza del proyecto.Aunque, cuando lo hizo, resultó que, por una parte, la puerta para abandonarlo yaestabacerraday,porotra, todavíaloconsiderabaaceptable.Aúneracapazdeverlotantoensuconjuntocomoseparandocadacasobajounaluzreconciliadora.

PeroluegollegóelotoñoyledieronlanoticiadequeCarlSegerhabíamuertodeundisparoaccidentalduranteunacaceríadealces.Entoncesellaseasustódeverdad.Decidió abandonar aquello como fuera. Martin y Rakel Greitz lo intuyeronenseguida.Ledieronlaoportunidaddehacerelbien,yesolaretuvountiempomás.Debíasalvaraunaniñaqueparticipabaenelproyecto.Laniñavivíaconsuhermanagemelaenunauténticoinfierno,enunacasadeLundagatan,Estocolmo.Apesardelaterriblesituación,lasautoridadesnohacíannada,porloqueHildadeberíabuscarunasoluciónyunafamiliadeacogida.

Sinembargo,nadaresultótansencillocomolehabíandicho,yesoqueellallegóatenerunaíntimarelaciónconlamadreylaniña.Lasdefendía,algoquelecostósucarreraprofesionalycasi lavida.Habíamomentosenlosquesearrepentíadeello.Perolasmásdelasvecessesentíaorgullosayloveíacomolomejorquehabíahechodurantetodoeltiempoquehabíapermanecidoenelregistro.

Estabaanocheciendo.Hildabebíaunacopadechardonnaymientrasmirabaporlaventana.Lagentepaseabaportodaspartesyparecíafeliz.¿Deberíasalirysentarseen alguna terraza a leer?Algo interrumpió sus pensamientos.Al fondo de la calledivisó la imagen de una persona que se estaba bajando de un Renault negro. EraRakelGreitz,cosaqueensímismanoteníanadaderaro:Rakelibaaverlaconciertafrecuencia y se deshacía en halagos y amabilidades. Pero últimamente le daba lasensación de que le pasaba algo. Rakel sonaba tensa y nerviosa por teléfono, einclusolahabíaamenazado,comoenlosviejostiempos.

Ahora queRakel ya se hallaba en la acera,Hilda vio que iba disfrazada, peroinclusoasíresultabainconfundible.JuntoaellaestabaBenjamin.BenjaminForserael «chico para todo» de Rakel; no sólo le realizaba cualquier gestión, sino quetambién lo llamaba cuando hacía falta fuerza bruta o adoptarmedidas coercitivas.Hildasesintióatrapadaporelmiedoytomóunarápidaydrásticadecisión.

Cogiólacartera,elabrigoyelmóvil,queestabaenmodosilenciosobrelamesa.Luegosalióycerrólapuertaconllave.Perohabíasidodemasiadolenta.Abajo,enelportal,yaresonabanpasos.Hildafuepresadelpánicoybajócorriendo,conscientedequepodíacruzarseconellos.Afortunadamente,estabanesperandoelascensor,loquelepermitiósaliralpatiotrasero,elúnicocaminoquepodíatomarsiqueríaevitarel

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portaldelacalle.Enelpatiohabíaunmuroamarilloporelqueeraposiblesaltarconsóloacercarunamesadejardínquehabíaallí.Lamesachirriócuandolaarrastróporlasbaldosas.Hildapasóporencimadelmuro,comounatorpeniña,y,traspegarunsaltoyaterrizarenelpatiovecino,fueadaraBohusgatan.Luegogiróybajóhastalas piscinas de Eriksdalsbadet, que quedaban junto a la bahía de Årstaviken.Caminabaconpasosapresurados,apesardequeelpieizquierdoledolíaacausadelsaltoydequenoestabadeltodosobria.

Unavezallí,alladodelgimnasioalairelibrequesehallabajuntoalabahía,sacósumóvil.Alguienlahabíaestadollamandovariasveces,ycuandoescuchósubuzóndevozsequedódepiedra.Sediocuentadequesuintuiciónnolehabíafallado:algoibamal. El periodistaMikael Blomkvist quería contactar con ella y, aunque pedíaperdón con educación pormolestarla, había algo acelerado en su voz, en especialcuandoalfinaldelsegundomensajequelehabíadejadoañadióqueahoraquehabíamuertoHolgerPalmgren«eradesumaurgenciaquehablaran».

«HolgerPalmgren—murmuróHilda—.HolgerPalmgren...»¿Dequé lesonabaesenombre?Losupotrasrealizarunarápidabúsquedaenelmóvil:HolgerPalmgrenhabía sido el tutor legal deLisbethSalander.Resultaba evidente que algo estaba apunto de estallar; nada bueno, por cierto. Si losmedios de comunicación andabaninvestigando,ellaeraeleslabónmásdébil.

Aceleróelpasomientrasdesviabalavistahacialabahíaylosárbolesytodaesagente que se encontraba paseando por la zona o se había sentado en el césped adisfrutardesupícnic.Justodespuésdelgimnasio,enlaexplanadaaledañaalpuertodeportivo, había tres chavales echados en una manta que bebían cerveza con unaactitudchulescaeinsolente.Ellasedetuvoymiróelteléfono.HildavonKanterborgno era particularmente ducha en asuntos técnicos, pero sabía que podían rastrearlaconelmóvil.Poresohizounaúltimallamadaasuhermana,delaquesearrepintiónadamáscolgar.Cadaunadelasconversacionesquemanteníaconellaledejabaunmalsabordebocayunsentimientodeculpa,comosisuhermanalaacusaradealgo.Luegoseacercóaaquelloschicosyeligióaunoqueteníaunalargaylaciamelenayunadeshilachadacazadoravaquera.Lediosuteléfono.

—Toma—le dijo—. Es un iPhone nuevecito. Te lo regalo. Puedes cambiar latarjetaSIMoloquequieras.

—¿Yporquécoñomelodas?—Porque me pareces muy simpático. Buena suerte, no compres drogas —le

aconsejó,antesdemarcharseconpasosapresuradosbajoelsoldelatarde.Treinta minutos más tarde, con el cuerpo empapado en sudor, sacó tres mil

coronasdeuncajeroautomáticodeHornstullypusorumboalaestacióncentral.SedisponíaacogeruntrencondestinoaNyköpingpararefugiarseenelmismopequeñoyapartadohoteldondeseescondióaquellavez—hacíayamuchotiempo—enlaque

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suscompañerosdeuniversidadlaacusarondeserunazorra.

MikaelBlomkvistsetopóconunaseñoramayorsaliendojustoenesemomentodelportal.Llevabasombreroybastón,yparecíahuraña.Laseguíaunhombrecorpulentodeunaedadsimilaraladeellaquemedíaporlomenosdosmetrosyqueteníaunosojospequeñosyunosbrazosmuyfuertes.Mikaelnolesprestómuchaatención.Loimportanteeraque,graciasaellos,habíapodidoadentrarseenelinmueble.SubiólaescalerahastalacasadeHildavonKanterborgyllamóaltimbredelapuerta.Allínoparecíahabernadie.

SalióalacalleyechóaandarendirecciónalClarionHoteldeSkanstullmientrasintentabalocalizarlaporteléfono.Sepusounchicobastantearrogante,quizáunodesushijos.

—¡Hola!—¡Hola!—dijoMikael—.¿EstáHilda?—AquínohayningunamalditaHilda.Ahoraestemóvilesmío.—¿Quéquieresdecir?—Quemeloharegaladounaviejalocayborracha.—¿Cuándo?—Haceunrato.—¿Quésensacióntehadado?—Nosé...Lahevistonerviosaymaldelacabeza.—¿Dóndeestás?—Esoatinoteimporta—soltóelchavalycolgó.Mikaelmaldijosusuerte.Afaltadeuna ideamejor,entróenelbardelClarion

HotelypidióunaGuinness.Necesitabapensar,porloquesesentóenunodelossillonesqueseencontraban

junto a las ventanas panorámicas que daban a Ringvägen. A su espalda, en larecepción,unseñormayorycalvodiscutía indignadoporsu factura,ycerca,en lapartederechadelbar,doschicassentadascuchicheabanalgo.

Los pensamientos se le agolparon en la cabeza. Pensó en Lisbeth. Ella habíahablado de listas de nombres y de LeoMannheimer, cuyo psicólogo, Carl Seger,habíamuerto de un sospechosodisparo accidental hacía veinticinco años.No seríauna teoría demasiado descabellada que la historia se remontara a un tiempo máslejano, sobre todo tras lamuerte deHolger Palmgren y el descubrimiento de esosdocumentosensupiso.

«HablaconHildavon...»¿Podría haberse referido a otra persona distinta de Hilda von Kanterborg? Era

posible, pero no verosímil, y hacía un momento Hilda estaba nerviosa y le había

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regaladoelmóvilaunchaval.LesirvieronlaGuinnessyMikaelmiródenuevoalasdoschicas.Ahoraparecíancomentaralgosobreél.SacóelmóvilybuscóenGoogleel nombre de Hilda von Kanterborg. Supuso que lo que buscaba no apareceríaprecisamente entre los primeros resultados, hasta era probable que ni siquiera sehallara en Internet. Pero quizá pudiera intuir algo entre líneas. Nunca se sabía. Aveces las pistas se ocultaban en las respuestas evasivas o en lo más banal de lasentrevistas, o incluso en la elección de los temas y de los intereses de losentrevistados.

No descubrió nada relevante. Hilda von Kanterborg había sido una autorabastante prolífica de artículos científicos hasta que perdió su empleo en laUniversidad de Estocolmo. Luego no había rastro de ella, y en el viejo materialMikael no encontró ningún hilo conductor, nada que pareciera confidencial osospechoso,oquetuvieraqueverconniñosentregadosenadopción,nitampococonchicosquesufrieranhiperacusiayquehubieranpasadodeserzurdosaserdiestros.

En cambio, la mujer daba la impresión de ser aguda y sensata cuandoargumentaba contra esos planes secretamente racistas que, aún en esa época,aparecían cuando se investigaba la importancia que tiene la genética en lainteligencia, y luego había escrito un breve ensayo en el Journal of AppliedPsychology acerca del llamado efecto Flynn, que demuestra que la inteligenciahumanamediblehacrecidoaunritmoconstantedesdeelaño1930, talvezporquenuestrocerebrorecibecadavezmásestímulos.

No averiguó nadamás.Miró hacia la calle y pidió otraGuinness. Pensó en laposibilidaddellamaraalguienquelaconocieraybuscóenlosartículoslosnombresdeloscoautoresydeotroscolegas.LuegosecentróenelapellidoVonKanterborgytan sólo localizó a una personamás que todavía estuviera viva. Se trataba de unamujer, seis años más joven que Hilda, que se llamaba Charlotta y que vivía enRenstiernasGata, a pocasmanzanas de donde él se encontraba. Por los datos quehalló, dedujo que era peluquera y que tenía su propio salón en Götgatan. MikaelbuscófotografíasdeHildayCharlottavonKanterborgenGoogleyvioelparecido:debíandeserhermanas.Sinpensarlodosveces,marcóelnúmerodeCharlotta.

—Lotta—contestó.—MellamoMikaelBlomkvistysoyperiodistadelarevistaMillennium—dijo,y

advirtióenelactoqueellaseinquietaba.Unareacciónque,porotraparte,noeranadarara.Amenudololamentabaysolía

bromearcomentandoquedeberíaescribirmásartículospositivosparaquelagentenoseasustaracuandoél llamabapor teléfono.Sinembargo,enesaocasiónhabíaalgomásquelahabitualreacción.

—Sientomolestarla.NecesitaríacontactarconHildavonKanterborg—explicó.—¿Quéesloquelehapasado?

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Nopreguntó«¿Lehapasadoalgo?»,sino«¿Quéesloque...?».—¿Cuándofuelaúltimavezquehablóconella?—preguntó.—Hacetansólounahora.—¿Ydóndeestaba?—¿Puedosaberaquésedebentodasestaspreguntas?Quierodecir...Elladudó.—¿Qué?—Bueno,noesqueúltimamentelosperiodistaslabusquenmucho.Mikaellenotóunarespiraciónpesada.—Noeramiintenciónpreocuparla—seexcusó.—Hildaparecíanerviosayasustada.¿Quéesloqueocurre?—Para serle sincero, no lo sé—contestó él—. Pero un hombremayor que se

llamabaHolgerPalmgrenhasidoasesinado.Estuveconéljustoantesdequemuriera,y lo último que dijo fue que debía hablar con Hilda. Creo que ella posee unainformaciónmuyimportante.

—¿Ydequésetrata?—Esoes loque tratode averiguar.Quiero ayudarla.Quieroquenos ayudemos

mutuamente.—¿Enserio?Mikaelrespondióconunasorprendentesinceridad.—Bueno,enmiprofesiónnoesfácilprometernada.Laverdad—siesquelogro

encontrarla—podríahacerdañoinclusoaaquellaspersonasalasquesólolesdeseolo mejor. Pero a la mayoría de nosotros suele aliviarnos hablar de lo que nosatormenta.

—Estáfatal—dijoLotta.—Vaya.—Esciertoquellevayaveinteañosasí,perohoymehadadolaimpresióndeque

estápeorquenunca.—¿Porquécreeeso?Mikaeladvirtióundejededudaenlavozdelamujer,momentoqueaprovechó

paraentraramatar:—¿Podríairunratitoaverla?Hevistoqueviveustedmuycercadedondeyome

encuentro.Lotta von Kanterborg pareció inquietarse todavía más. Aun así,Mikael estaba

bastante seguro de que acabaría cediendo e invitándolo a su casa. Por eso sesorprendiócuando,conuntonoseveroyfirme,lerespondió:«¡No!».

—Noquierometermeenlíos—añadió.—¿Enquélíos?—Esque...

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Ella se calló. Mikael oyó su pesada respiración y se percató de que era unmomento en el que todo pendía de un hilo; aquello podía terminar de cualquiermanera. Lo había vividomuchas veces como periodista. Las personas llegan a unpunto en el que se cuestionan si deben hablar o no. En esos instantes suelendetenerse,profundamenteconcentrados,mientrasintentansopesarlasconsecuencias.Élsabíaque,porlogeneral,acababanhablando.Lapropiadudaloshacevulnerablesydesatalasfuerzasdelsubconsciente.Peronohabíaningunagarantíadequeesoseprodujera,porloqueintentónosonardemasiadoansioso.

—¿Hayalgoquequieracontarme?—Hilda a veces escribe con el pseudónimo de Leonard Bark—contestó Lotta

vonKanterborg.—¿Qué?¿Esella?—¿Loconoces?—Puedequenoseamásqueunviejoreportero,peroestoyaltantodeloquese

escribeenlaspáginasdecultura.Esetíomegusta,o,mejordicho,esatíamegusta.¿Porquémelodice?

—Porque hará unos tres años que escribió un artículo en Svenska Dagbladettitulado«Nacidosjuntos,crecidosseparados».YlofirmabaLeonardBark.

—OK.—Hablaba de una investigación científica que se llevó a cabo con gente de la

Universidad de Minnesota. No es que haya nada raro, pero ese artículo era muyimportanteparaella;selenotabacuandohablabadeél.

—Vale—dijoMikael—.¿Yquéquieredecirmeconeso?—Nada en realidad. Sólo que me di cuenta de que ahí había algo que la

atormentaba.—¿Podríaconcretarunpocomás?—Bueno,no sémuchomás.Nuncahe tenidoánimospara seguir indagandoen

ello, y Hilda jamásme explicó nada pormucho que yo insistiera. Pero, si lees elartículo,supongoquesacaráslasmismasconclusionesqueyo.

—Muchasgracias.Loleeré.—Prométemequenoescribirásnadademasiadomalosobreella.—Creoqueenestahistorialosmalossonotros—comentóMikael.Sedespidieron,yactoseguidoélpagósuscervezasysaliódelClarionHotel.Se

dirigióhastaGötgatanycontinuóhastaMedborgarplatsenySanktPaulsgatan.Sorteóa conocidos y a desconocidos que querían pararse a hablar con él. No estaba dehumorparasocializar.Sólodeseaba leerelartículo.Aunasí,esperóa llegaracasaparabuscarloensuordenador.

Loleyótresveces,ydespuésconsultóunaseriedeensayossobreelmismotemay realizóunparde llamadas.Ledieron lasdoceymediade lanoche.Entonces se

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tomó una copa de barolo y se preguntó si, a pesar de todo, habría empezado acomprenderunpoco loquehabíapasado,aunque todavíano lequedabamuyclaroquépapeldesempeñabaLisbethentodaaquellahistoria.

Debíahablarconella,pensó,dijeraloquedijeseladireccióndelacárcel.

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SEGUNDAPARTE

Timbresinquietantes

21dejunio

Unacordedesextamenorsebasaenlanotatónica,laterceramenor,laquintaylasextamenordelaescalamenormelódica.

Enel jazzyenelpopestadounidenses,noobstante,es la séptimamenorelacordemenormásfrecuente.Seloconsideraeleganteybonito.

Lasextamenorseusararamente.Desutimbresedicequeesásperoydemalagüero.

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Capítulo13

21dejunio

Lisbeth Salander había abandonado la sección. Ahora se hallaba en la garita deseguridaddelacárceldeFlodberga,dondeunchicodemásomenossumismaedad,depelorapado,unapielsalpicadademanchasrojasyunospequeñosperoarrogantesojoslaexaminabadearribaabajoconlamirada.

—TehallamadoMikaelBlomkvist—dijoél.Lisbethnisiquieralevantólavistaeignoróporcompletolainformación.Eranlas

9.30y sólodeseaba salir de allí.La exasperaba toda aquellaburocraciaque aún lequedaba y garabateó un par de ilegibles líneas en los formularios que le fueronproporcionando.Finalmenteleentregaronsuordenadorportátilyelmóvil.Luegolapusieronenlibertad.

Cruzó laverjay lasvíasdel treny se sentóenundesconchadobancodecolorrojoquehabíajuntoalacarreteraparaesperarelautobús113,queibaaÖrebro.Erauna mañana calurosa, de viento calmo y cielos despejados; un par de moscaszumbabana su alrededor.Aunque elevó la carahacia el sol ypareciódisfrutar deltiempo,lociertoeraquenosintióunagranalegríaporverselibre.

Estaba—esosí—muycontentadehaberrecuperadosuportátil.Sentadaenaquelbanco,vestidaconunosvaquerosnegrosqueselepegabanalaspiernas,sepusoelordenadorsobrelasrodillas,loabrióeiniciólasesión.VioqueAnnikaGiannini—tal y como le había prometido— le había enviado la investigación policial de lamuerte de Jamal Chowdhury a su correo. La documentación se encontraba en labandejadeentrada,locualestabamuybien.Lisbethlaestudiaríadecaminoacasa.

Annika Giannini tenía una teoría, una sospecha basada en parte en el extrañohechodequeFariaKazihubieraguardadosilenciodurantetodoslosinterrogatoriospoliciales,perotambiénenunapequeñasecuenciagrabadaenvídeoenelmetrodeHornstull;alparecer,AnnikalahabíacomentadoconunimándeBotkyrkallamadoHassan Ferdousi. El imán consideraba queAnnika iba bien encaminada. Ahora laidea era que Lisbeth, con sus conocimientos informáticos, también le echara unvistazoalagrabación.Peroantesdeexaminarlacondetenimiento,levantólamirada

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hacia lacarreteray losamarillentoscamposypensóenHolgerPalmgren.Sehabíapasadoprácticamentetodalanochepensandoenél.«HablaconHildavon...»

La única «Hilda von» que Lisbeth conocía era Hilda von Kanterborg, la viejaHildadegestosampliosyexageradosquesetirabahorasyhorassentadaenlacocinade sucasadeLundagatancuandoLisbetherapequeñayquehabía sidounade laspocasamigasde sumadrecuando todo se fuedesmoronandoa sualrededor.Hildahabíasidounapoyo,peronadamás;noeraunapersonaqueposeyerasecretos.O,almenos,esoeraloqueLisbethcreía.HabíasidotambiéneseapoyoqueHildalehabíabrindadoasumadreelcausantedequeLisbeth—hacíaahoradiezaños—lavisitaraundía.EstuvierontodalanochebebiendovinorosadobaratoporqueLisbethqueríasabermássobresumadre.Hilda,enefecto,contribuyóaque laconocieramejor,yLisbeth,porsuparte,tambiénlecontóalgunaqueotracosa;llegóinclusoaconfiarlesecretos que ni siquiera había compartido con Holger. Fue una larga noche, ybrindaronporAgnetayportodaslasmujerescuyasvidashabíansidodestruidasporauténticoscabronesehijosdeputa.

PeroHildajamásrevelóquesupieraalgodelregistro.Niunamalditapalabra.¿Lehabíaocultadolomásimportante?Alprincipio,Lisbethsenegóacreerlo.Solíaintuirdóndehabíagatoencerrado.Noobstante,todaesadeslucidafachadadeHildapodríahaberla engañado perfectamente. Se acordó de los archivos que consiguió con elordenador de Alvar, y entonces acudieron a su mente un par de iniciales queaparecíanen losdocumentos:H.K.¿Podrían referirseaHildavonKanterborg?Labuscó en Internet y se dio cuenta de que Hilda había sido una psicóloga másinfluyente de lo que Lisbeth creía. Fuera como fuese, decidió esperar a emitir undictamendefinitivosobreelasunto.

El autobús 113, que la llevaría a la estación de tren; iba acercándose por lacarreteray levantabaunanubedepolvoygravilla.Lisbethpagóal conductory sesentó al fondo. Allí, se puso amirar la secuencia de los torniquetes delmetro deHornstull grabada envídeo en los primerosminutos del 10deoctubredehacía yacasidosaños.Afuerzadevisionarlarepetidasveces,sefijóenunpequeñodetalle:unextrañomovimientoenunadelasmanosdelsospechoso.¿Podíahaberalgoahí?Noestabasegura.

La identificaciónporpautasdemovimiento era—ya lo sabía—una ciencia enpañales. No le cabía la menor duda de que todos tenemos una huella digitalmatemática grabada en nuestros gestos. Pero seguía siendo algo muy difícil deestablecer.Cadapequeñomovimientocontienemilesdedatos informativosyesnodeterminista. Cada vez que nos rascamos la cabeza lo hacemos de distinta forma.Gesticulamos siempre de una manera similar, pero nunca idéntica. Se necesitansensores, procesadores de señales, giroscopios, acelerómetros, algoritmos deseguimiento,análisisdeFourierymedicionesdefrecuenciaydedistanciaparapoder

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describir y comparar movimientos con exactitud. En Internet había una buenacantidad de programas listos para descargar, sí, pero no confiaba mucho en ellos.Además,lellevaríademasiadotiempo.Seleocurrióunaideamejor.

PensóensusamigosdeHackerRepublicyenesaredneuronalprofundaenlaquePlague y Trinity llevaban ya bastante tiempo trabajando. ¿Serviría? No daba laimpresión de ser muy descabellado. Era verdad que necesitaría buscar un registromayor de movimientos de manos que los algoritmos podrían estudiar y luegoaprenderdeellosmismos,peronodeberíaresultarimposible.

Trabajó duro en el tren y, al final, se le ocurrió una idea salvaje. A los de laDirecciónGeneraldelSistemaPenitenciarionolesgustaríanada,sobretodoteniendoencuentaquesetratabadesuprimerdíadelibertad.Peroesoledabaigual.Sebajóen la estación central de Estocolmo y cogió un taxi hasta su casa de Fiskargatan,dondecontinuóconsutarea.

DanBrodydejólaguitarra—unaRamírezreciénadquirida—enlamesitaquehabíajuntoalsofáysedirigióalacocinaaprepararseunespressodoblequesetomótandeprisaquesequemólalengua.Eranlas9.10.Selehabíapasadoeltiempovolando.Se había quedado atrapado en Recuerdos de la Alhambra e iba a llegar tarde altrabajo.Ynoeraquealguienfueraapreocuparseporello,peronoqueríapareceruninformal.Poreso,entróeneldormitorio,seacercóalarmarioyloabrió.Eligióunacamisablanca,untrajeoscuroyunoszapatosnegrosdeChurch.Luegobajópor laescalera a toda velocidad y, al salir a la calle, descubrió que ya hacía un calorsofocante. El verano se había instalado con todas sus fuerzas, cosa que a él no lealegrabademasiado.

El traje le resultabapocoadecuadopara laestación.A la luzdelsol, leparecióquesuropa,engeneral,erademasiadosobriayquedesprendíainseguridad.Apenashabíaandadounoscuantosmetrosyyalesudabanlaespaldaylasaxilas;todoelloreforzósusensacióndealienación.Miróalosjardinerosquetrabajabanenelparquede Humlegården y que lo torturaban con el ruido de los cortacéspedes. Luegocontinuó a un ritmo acelerado hacia Stureplan y, aunque no había abandonado esaimpresiónde inseguridadypreocupación, advirtió concierta satisfacciónqueotroshombrestrajeadostambiénmostrabanunacarapálidayligeramenteatormentada.Elcalorhabíallegadodeformarepentinatrasunlargoperíododelluvias.Másallá,enBirgerJarlsgatan,habíaunaambulancia,loquelehizopensarensumadre.

Éstahabíafallecidodesobreparto.Supadrehabíasidounmúsicoqueviajabaportodoelmundo,quenuncasepreocupóporélyquemuriójoven,decirrosishepática,trasunalargaetapadeabusoalcohólico.

Daniel Brolin —ése era su verdadero nombre, el de nacimiento— pasó sus

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primerosañosdevidaenunorfanatodeGävle,ycuandocumpliólosseisfueunodeloscuatroniñosquefuerontrasladadosaunagranjasituadaalnortedeHudiksvall.Desde muy joven tuvo que trabajar duro con los animales, en la cosecha y en lalimpiezadel establo, así comoen lamatanzayeldestazadode loscerdos.Sten, elgranjeroypadredeacogida,noocultabaquehabíaaceptadoaesosniños—chicostodos—conelfindeobtenermanodeobra.Cuandollegaronallí,Stenestabacasadocon una mujer rechoncha y pelirroja que se llamaba Kristina. Pero Kristina losabandonópronto,ynuncasesuponadamásdeella.CorríaelrumordequesehabíaidoaviviraNoruega,ylaverdaderaquenadiequeconocieraaStensesorprendíaespecialmentedequeellasehubieracansado.Stennoeraunhombrefeo;eraaltoyfuerte,y teníaunabarbabiencuidadaque le empezóaencanecerantesde tiempo.Perohabíaalgoariscoentornoasubocaysufrentequeinfundíamiedoalagente.Raravez se leveía sonreír,yno legustabani socializarni laspalabras superfluas.Asimismo,odiabalapretenciosidadyesetipodetonterías.

Siempredecía:«Noosdeis tantosaires.Nooscreáis tan importantes».Cuandolos chicos, en un arrebato de entusiasmo y espontaneidad, comentaban que demayores querían ser jugadores de fútbol o abogados o millonarios, él siempre lessoltaba:«¡Cadaunotienequeocuparellugarquelecorresponde!».Eraparcodandoánimos y haciendo elogios, y tacaño con el dinero. Bebía alcohol de fabricacióncasera,comíalacarnedelosanimalesqueélmismohabíacazadoomatadoyllevabasu casa de manera prácticamente autosuficiente. No compraba nada que no sevendierarebajadoocasiregalado,oquenoestuvieradeoferta.Losmueblesloshabíaadquirido enmercadillos o habían sido heredados de familiares o vecinos.La casaestabapintadadeuncolor amarillo chillónquenadieentendía,hastaque se revelóqueStenhabíaconseguidogratislapinturaenunalmacénconexcedentes.

Sten carecía de sentido estético y nunca leía libros ni periódicos. Pero eso aDanielnolemolestaba.Élteníasubibliotecaenelcolegio.Peorllevabalaaversiónde Sten por toda música que no fuera forzadamente alegre y sueca. El padre deDanielnolehabíadejadomáslegadoquesuapellidoyunaguitarraLevindecuerdasdenailonquedurantemuchotiempocriopolvoeneldesván,peroqueDanielcogiócuando tenía once años y a la que llegó a adorar. No sólo porque el instrumentoparecíahaberestadosiempreallíesperándolo,sinotambiénporquetuvolasensacióndequeélhabíanacidoparatocar.

Enseguidaaprendió las armoníasy los acordesmásbásicos,y sediocuentadeque era capaz de interpretar canciones de la radio escuchándolas una sola vez.Durante un largo período se limitó a tocar el repertorio habitual de alguien de sugeneración:Tush, de ZZTop, la baladaStill Loving You, de Scorpions,Money forNothing,deDireStraitsyalgúnqueotroclásicomásdelrock.Perodeprontoocurrióalgo. Un frío día de otoño salió a escondidas del establo. Tenía catorce años y el

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colegioseleantojabauninfierno.Aprendíaconfacilidad,peronoconseguíaprestaratención a los profesores. Le molestaban los ruidos y el jaleo que había a sualrededor,demodoque—pormuchoqueodiarasutrabajoyaquellaslargasjornadas—deseabavolveralapazyalsilenciodelagranja.Solíaeludirsusfaenaslomejorquepodíaparaencontrartiempoparasímismo.

Aqueldía—debíandeserpocomásdelascincoymedia—entróenlacocinayencendiólaradio,enlaquesonabaalgoempalagosoybanal.AlcambiardeemisorasetopóconlaP2.Nolaconocía.Creyóqueseríamásbienparaviejos,yloqueoyónohizosinoconfirmarsusprejuicios: sonabaunenervantesolodeclarineteque lerecordóaunaabejaoaunaalarma.

Aun así, siguió escuchando, y entonces sucedió algo: entró un tímido y lúdicopunteodeguitarra.Sucuerposeestremecióyalgonuevoinundólaestancia,comosielairesecondensaraysellenaradeunsentimientodedevoción.Todolodemásdejódeexistiryélsesintiócompletamentecautivadoporelmomento.Nopercibióningúnotrosonido;nooyólasdiscusionesnilasmaldicionesdesushermanosdeacogida,nilos pájaros, ni los tractores, ni los coches que pasaban a lo lejos; ni siquiera unospasosqueseibanacercando.Tansólosequedóallíparado,envueltoenunafelicidadrepentinaeinesperada,intentandocomprenderporquéesostonossediferenciabandetodos los que había oído con anterioridad, y por qué le emocionaban tanto.Luegoexperimentóunprofundodolorenelcuerocabelludoylanuca.

—¡Tú,pedazodevago!¡Seráscabrón!¿Creesquenomedoycuentadecómoteescaqueassiempre?

EraSten.Letirabadelpeloentregritoseinsultos.Noobstante,aDanielapenasleimportó.Sóloestabaconcentradoenunacosa:¡poderseguirescuchandoesamúsica!Esa música parecía descubrirle un camino que lo conducía a algo nuevo ydesconocido,algoqueeramásricoymásgrandequetodoloquehabíavividohastaesemomento.Aunque no pudo averiguar quién estaba tocando, se fijó en el viejorelojdecocinaquecolgabadelaantiguaestufadeazulejosmientrasStenlosacabaarastrasdeallí.Sabíaquelahoraexactaeraimportante,asíquealdíasiguientepidióutilizarelteléfonodelcolegioparallamaralaradionacionaldeSuecia.

Nuncaanteshabíahechonadasimilar.Carecíadeesacapacidaddeiniciativaydeesaconfianzaensímismo.Eraunchicoquenisiquieralevantabalamanoenclaseapesardesaberlarespuesta,yquesiempresehabíasentidoinsignificanteymiserableantelagentedelaciudad,especialmente,claro,sitrabajabanenalgotanglamurosocomolaradioolatelevisión.Aunasí,searmódevalorehizolallamada.LepasaronconuntalKjellBrander,delaredaccióndejazz.Conunavoztemblorosaapuntodefallarle,preguntóporeltítulodeltemaquehabíanpuestopocodespuésdelascincoymediadelatardedeldíaanterior.Parafacilitarlelalaborselotarareóunpoco.EsoleahorróaKjellBrandercualquieresfuerzodebúsqueda.

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—¡Anda!Asíquetegustaesetema...—Sí—contestó.—Puestienesmuybuengusto,jovencito.EsNuages,deDjangoReinhardt.Daniel,alquenuncalohabíanllamado«jovencito»,pidióqueselodeletrearay,

actoseguido,preguntó,aúnmásnerviososicabía:—¿Yquiénes?—Yodiríaqueunodelosmejoresguitarristasdelmundo.Yesoquetocabacon

sólodosdedos.En la actualidad, Daniel ya no recordaba con exactitud qué era lo que Kjell

Branderlecontóenaquellaocasiónyquéfueloqueélaprendióconeltiempo.Peropoco apoco sedio cuentadequedetrásde esemúsico existía unahistoriaquenohacíasinoaumentarelvalordeloquehabíaescuchado.Djangohabíasidopobre,ysehabíacriadoenLiberchies,Bélgica,yenmásdeunaocasiónhabíatenidoquerobarpollosparasobrevivir.Deniñoyatocabalaguitarrayelviolín,yseleveíacomounagran promesa.A los dieciocho años, sin embargo, tiró accidentalmente una vela alsuelo de la caravana en la que vivía, y las flores de papel de su esposa—que sededicabaavenderlas—prendieronfuegoytodoempezóaarder.Djangosufriógravesquemaduras,ydurantemuchotiemponadiecreyóqueconsiguieravolvera tocar laguitarra, sobre todo teniendoencuentaque tresde losdedosdesumano izquierdahabían quedado inutilizados. Aun así, con la ayuda de una nueva técnica, pudocontinuarydesarrollarsushabilidadeshastalograrfamamundialyconvertirseenunpersonajedeculto.

PerolomásimportanteeraqueDjangoresultósergitano,oromaní,comosedicehoyendía.YDanieltambiénloera;pertenecíaaungruponómadaromaní.Sehabíaenteradodeellode lamaneramáscruelposible: sintiendoeldolorde la exclusiónsocialyeldeserinsultadoaludiendoasuetnia.Niporuninstanteselepasóporlacabezaqueesopudierasuponerotracosadistintadeunaprofundavergüenza.Djangohizoqueélllevarasusorígenesconunnuevoorgullo,yempezóapensar:«Quizáseadiferente, pero seguro que soy capaz de transformarlo en algo bueno». Si Djangohabíalogradoserelmejordelmundoconunamanoquemada,Danieltambiénpodríaseralguienespecial.

Después de haberle pedido prestado algo de dinero a una chica de su clase,compróundisco recopilatoriode las cancionesdeDjangoReinhardty se aprendiótodossustemasclásicos:MinorSwing,Daphne,Belleville,Djangology...,todos,yenmuy poco tiempo su forma de tocar la guitarra cambió. Abandonó sus escalas debluesycomenzóa tocaracordesmenoresconsextaenarpegioysolosconescalasdisminuidas,ydíaadíasupasiónfuecreciendo.Practicabahastaquelesalíancallosenlasyemasdelosdedos.Practicabaconunincesantefrenesíquenuncaremitía,nisiquieracuandodormía.Soñabacontocar.Nopensabaenotracosa,yencuantotenía

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oportunidad se adentraba en el bosque para sentarse en una piedra o en un troncocortado e improvisar hora tras hora. No cejaba en su empeño de absorberconocimientos y nuevas influencias, no sólo de Django, sino también de JohnScofield,PatMetheny,MikeSternytodoslosgrandesguitarristasdeljazz.

SurelaciónconStenempeorabaalmismoritmoquemejorabansushabilidadesmusicales. «Te crees muy importante, ¿eh? Pero no eres más que unmierda—leespetaba Sten a todas horas, para continuar diciéndole—: Siempre has ido por ahídándote aires.» ParaDaniel, que siempre se había sentido inferior e insignificante,esas palabras eran incomprensibles. Intentaba complacer a su padre de acogida lomejor que sabía, pero no quería, ni podía, dejar de tocar la guitarra. No tardó enrecibir bofetadas. Y también puñetazos; en algunas ocasiones, hasta los hermanosparticipaban.Lepegabanenelestómagoyen losbrazosy loasustabancon ruidosfuertes, como cuando hacían chocar un metal contra otro o golpeaban tapas decacerolasentresí.Danielempezóaodiarlasfaenasagrícolasconunaviolentapasión,especialmente en verano, cuando no tenía escapatoria y había que arar, rastrillar,abonarysembrar.

En verano, los chicos solían trabajar de sol a sol. Daniel se afanaba en susquehaceresdiarioscontodassusganasparaquevolvieranaquererloyaaceptarlo,yaveces lo conseguía.Por lanoche tocabapara sushermanosde acogida los temasque éstos le pedían, y de cuando en cuando le aplaudían y obtenía ciertoreconocimiento. A pesar de ello, sabía que a menudo era una carga. Siempre quepodía,seapartabadelosdemás.

Una tarde que el sol le achicharraba la nuca se oyó unmirlo a lo lejos. Teníadieciséisaños.Enotoñocomenzaríaelsegundoañodeinstituto;yasoñabaconeldíaenelquecumplieralosdieciochoyfueramayordeedadparapodermarcharselejosdeallí.Suideaerasolicitarplazaenelconservatorioointentarbuscarseunempleocomo músico de jazz; se aplicaría mucho y pondría tanto empeño que llegaría agrabarundisco.Losecosdeesossueñosresonabandíaynocheensuinterior.Perootrasvecesoíaalgoenlanaturalezaquehacíanacerensucabezaunamelodíaquelotransportabalejosdelcampo.Aquellatardefueunadeellas.

Le silbó una respuesta al mirlo, una variación del canto del pájaro que seconvirtióenunamelodíaensumente.Susdedossemovieroncomoporunaguitarrainvisible y, de repente, un excitado escalofrío le recorrió el cuerpo. De adulto, amenudosentiríanostalgiadeaquellosinstantesenlosqueledabalasensacióndequealgo se perdería irremediablemente dentro de él si no se sentaba de inmediato acomponer. En momentos así, nada en el mundo podía impedirle que entrara ahurtadillas en la casa para coger su guitarra. Daniel todavía se acordaba de laemociónquesintióenelpechocuando,descalzoyconlosholgadospantalonesdesumonodetrabajo,fuecorriendohastaellagodeBlackåstjärneny,guitarraenmano,se

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sentóeneldesvencijadoembarcaderoparasacarlamelodíaqueacababadesilbarydarleunacompañamiento.Fueronunosminutosmaravillosos.Siemprelosrecordaríaasí.

Pero no duraron mucho. Alguno de los chicos debió de notar que no estabatrabajando y dio el chivatazo. Sten apareció, en pantalones cortos y con el torsodesnudo, hecho una furia. Daniel, que no sabía si intentar disculparse o salircorriendo,dudódemasiado.Stenagarróelmástildelaguitarrayselaarrancódelasmanos con tanta fuerza que se cayó de espaldas y se lastimó el codo.No fue unacaídamuygrave,másbien resultócómicoverloagitar losbrazoscomosi fueraunpájaro.Sinembargo,Stenperdióelcontrolporcompleto.Selevantóconlacararojaderabiaygolpeólaguitarracontraelembarcadero.Despuéssequedóperplejo,comosinoentendieramuybienloqueacababadehacer.Peroesoyadabaigual.

ParaDanieleracomosi lehubiesenarrancadounórganovitaldesucuerpo.Sepusoapegarlegritosyallamarlo«cerdo»e«idiota»,palabrasquenuncaanteshabíausado contra Sten. Luego echó a correr a través de los prados y entróprecipitadamenteenlacasapararecogerdeprisaycorriendosusdiscosyunpocoderopa.Lometiótodoenunamochilaysemarchó.

SubióhastalaE4yanduvohorasyhorasporelarcénhastaqueparóuncamiónquelodejóenGävle.Continuóhaciaelsur.Durmióenelbosqueysealimentódelasmanzanas y las ciruelas que robó y de las bayas que fue encontrando.Una señoramayorquelollevóaSödertäljelediounbocadillodejamón.Allí,unhombrejovenloinvitóaalmorzaryluegoloacercóhastaJönköping,desdedondepudollegarporfinaGotemburgo lanochedel22de julio.Unosdíasdespuésconsiguióun trabajomal pagado y sin contrato en el puerto.Al cabo de seis semanas en las que vivióprácticamentedelaireytuvoquedormiralgunaqueotranocheenlosportalesdelascasas,secompróunanuevaguitarra,nounaSelmerMaccaferri—laguitarradesussueños,laqueusabaDjango—,sinounaIbanezdesegundamano.

DecidióenrolarseenunbarcoeirseaNuevaYork.Sinembargo,nadaresultótanfácil como imaginaba. No tenía ni pasaporte ni visado, de modo que no podíaenrolarseenningúnbarco,nisiquieracomolimpiador,perounanoche,alterminarsujornadalaboral,vioqueunamujerloestabaesperandoenelmuelle.SellamabaAnn-CatrineLidholm.Se tratabadeunapersonaobesa,vestidade rosayconunadulcemirada. Era trabajadora social y había recibido una llamada en la que la habíaninformadodesucaso;fueenesemomentocuandoélsupoquehabíandenunciadosudesaparición y que lo habían estado buscando. A regañadientes, accedió aacompañarlahastalaoficinadelosserviciossocialesdeJärntorget.

Ann-Catrine le explicóquehabíahabladoconStenpor teléfonoyque lehabíacausadounabuena impresión,cosaquenohizomásqueaumentar lasuspicaciadeDaniel.

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—Teechademenos—dijo.Danielcontestó«¡Yunamierda!»,ylecomunicóquenopensabavolver.Stenle

daríaunapaliza.Suvidaseconvertiríaenuninfierno.EntoncesAnn-Catrineledejócontarsuhistoria.Despuésleofreciódiferentesalternativas,peroaDanielningunaleparecióbuena.Ledijoqueselasarreglabasoloperfectamente,quenohacíafaltaqueella se preocupara por él. Ann-Catrine respondió que él era demasiado joven, quenecesitabaapoyoyorientaciónenlavida.Eneseinstanteacudieronasumente«losdeEstocolmo»,comoéllosllamabaensecreto.«LosdeEstocolmo»eranpsicólogosymédicosque lohabíanvisitado cada añodurante su infancia.Lohabíanmedido,pesadoyentrevistado,siempretomandonotas,ylehabíansometidoamuchostest,atodotipodetest.

Nuncalecayerondemasiadobien.Hubovecesenlasque,traslasvisitas,llegóallorar y a sentirse solo y examinado; pensaba en sumadre y en la vida que nuncapudotenerconella.Porotraparte,tampocoeraquelosodiara.Siemprelesonreíanylo animaban, y hasta lo elogiaban diciéndole que era listo y muy buen chico. Enrealidad,ningunodeelloslehabíadirigidoniunasolapalabranegativa.Tampocolepareció que las visitas fueran particularmente extrañas.Consideró algo normal quelas autoridades quisieran saber cómo le iba con su familia de acogida; para él norepresentaba ningún problema que se redactaran historiales y actas conacontecimientosde suvida.Másbien loveía comoun signodeque él, a pesardetodo,eraimportante.Aveces,dependiendodequiénacudiera,veíalasvisitascomounamásqueagradablemaneradeinterrumpirsutrabajoenlagranja,especialmentedurantelosúltimosaños,cuandolosdeEstocolmoseinteresaronporsumúsicaylograbaronenvídeotocandolaguitarra.Enalgunaqueotraocasión,cuandoleparecíaque se quedaban asombrados y los oía hablar entre sí, soñaba con que esasgrabaciones se divulgaran y acabaran llegando amanos de agentes o directores decompañíasdiscográficas.

Los psicólogos y los médicos —a menudo eran personas diferentes— no sepresentaronmás que con sus nombres de pila, por lo que no sabía nada de ellos;exceptuando a unamujer que un día, quizá por error, le dio lamano y le dijo sunombre completo. Pero eso no era lo único que recordaba de ella. Él se habíaquedado hechizado no sólo por sus curvas, su pelirroja y largamelena y sus altostacones—nadaadecuadosparaaquellosblandoscaminosquehabíafrentealacasa—,sinotambiénporqueaquellamujerlehabíasonreídocomosiéllecayerabiendeverdad.Se llamabaHilda vonKanterborg.Llevaba blusas y vestidos con escote, yteníaunosgrandesojosyunoslabiosrojosycarnososqueélhabíasoñadoconbesar.

FueenellaenquienpensóenlaoficinadelosserviciossocialesdeGotemburgocuando dijo que quería hacer una llamada. Le dieron una guía telefónica deEstocolmo y se puso a hojearla con nerviosismo. Durante un par de minutos se

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convenciódequesunombrenohabíasidomásqueunatapadera,momentoenelquetambién,porprimeravez,acariciólaideadeque«losdeEstocolmo»nofueransólofuncionarios normales y corrientes de los servicios sociales suecos de asistenciainfantil.Sinembargo,acabóencontrandosunombreenlaguíaymarcósunúmero.Nodescolgónadie,peroéldejóunmensaje.

Cuandovolvióaldíasiguiente,despuésdehaberpasadolanocheenelalberguedeStadsmissionen, ledijeronque ellahabíadevuelto la llamadayhabíadadootronúmero.Ahísícontestó.Parecióalegrarsedetenernoticiassuyas.Danielcomprendióenseguida que ella sabía que se había escapado de la granja. Dijo que «lo sentíamucho» y que era un chico con «un extraordinario talento». Daniel se sintióinsoportablementesoloyhubodeesforzarseparareprimirlasganasdellorar.

—Puesayúdame—lerogó.Ellalecontestó:—Querido Daniel: haría cualquier cosa por ayudarte, pero nuestro trabajo

consisteenestudiar,noenintervenir.Enlosañosvenideros,Danielrecordaríaesaspalabrasunayotravez;dehecho,

contribuirían de forma significativa a que él adoptara una nueva identidad queprotegeríacontodassusfuerzas.Peroenaquelmomentosóloleinvadióunprofundomalestar que lo llevó a preguntar: «¿Cómo? ¿Qué quieres decir?». Hilda se pusonerviosayempezóahablardeotrascosas:dequedebíasacarseelbachilleratoydequenohabíaquetomardecisionesprecipitadas.Élrespondióquesólodeseabatocarlaguitarra.HildavonKanterborgleseñalóqueyatendríatiempodeestudiarmúsica.Él dijo que quería enrolarse en un barco y viajar a NuevaYork para tocar en losclubesdejazz.Ellase lodesaconsejórotundamente:«¡No,Daniel!¿Atuedad?¿Ycontuinteligencia?».

Trasdarlemuchasvueltasydiscutirlolargamente—hastaqueAnn-Catrineysuscompañeros se impacientaron—, él prometió que lo pensaría. Dijo que esperabapoderverla.Yella le contestó: «Yyoa ti».Pero jamás llegóa ser realidad.No laveríanuncamás,y tampoco tendría tiempoparapensarensufuturocomolehabíaprometido.

LehabíacomentadoquequeríaenrolarseenunbarcoytocarjazzenNuevaYork,ysinentendermuybiencómo,derepenteaparecieronunaspersonasqueloayudaronaconseguirunpasaporte,elvisadoyunempleocomocamareroyayudantedecocinaenuncarguerode la compañíanavieraWallenius.Elbuque lo llevaríanoaNuevaYork,sinoaBoston.Enunpapel,sujetoconunclipalcontratode trabajo,alguienhabíaescrito:«BerkleeCollegeofMusic,Boston,Massachusetts.¡Buenasuerte!H».

Su vida ya nunca volvería a ser la misma. Se convertiría en ciudadanoestadounidense y adoptaría el nombre de Dan Brody; viviría muchas cosasmaravillosas y emocionantes, pero siempre, en lomás profundo de su corazón, se

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sentiríasoloytraicionado.Eraciertoquealprincipiodesucarreraprofesionalestuvoapuntodetriunfar.Undíaenelque,consólodieciochoaños,participóenunajamsessionenelclubdejazzRylesdeHampshireStreet,deBoston,eimprovisóunsoloqueestabainspiradoenDjangoperoque,alavez,aportabaalgodiferente,nuevo,seoyó en la sala un murmullo general. Poco a poco se empezó a hablar de él yconsiguióreunirseconrepresentantesydirectivosdevariascompañíasdiscográficas.Noobstante,siempreargumentabanquelefaltabaalgo,corajequizá,yconfianzaensímismo;enlaúltimafasedelasnegociacionessiemprefallabaalgo.Alolargodesuvidallegaríaavercómoerasuperadoporgenteconmuchomenostalentoperoconmásagallas.Tendríaquecontentarseconunavidaenlasombra,conconvertirseenelmúsicoqueseencontrabadetrásdelaestrella.Siemprelefaltaríaalgoyecharíademenos,cadavezmás,lapasiónqueteníacuandotocabaenelpequeñoembarcaderodellagodeBlackåstjärnen.

Lisbethhabíaencontradovariosarchivos importantesdemovimientosdemanos—archivosqueseutilizabanparalainvestigaciónmédicayparaeldesarrolloderobots—ylosintrodujoenlaredneuronalprofundadeHackerRepublic.Habíatrabajadotantoquehastaselehabíaolvidadocomerybeber,apesardelcalor.Cuandocayóenlacuenta,levantólavistadelapantallaysetomóuntrago,peronodeagua,queeraloquenecesitaba,sinodewhisky:unTullamoreDew.

Habíaechadodemenoselalcohol.Yelsexo,laluzdelsol,lacomidabasura,eloloramar,elmurmullodelosbaresylasensacióndelibertad.Perodemomentosecontentó con el whisky. No le iría mal apestar un poco a borracha, pensó. Nadieesperagrancosadeunaborrachuza.MiróhacialabahíadeRiddarfjärdenycerrólosojos.Losvolvióaabrir,estirólaespaldaydejóquelosalgoritmosdelaredneuronalsiguierantrabajandoymejorándoseasímismosmientrassedirigíaalacocinaparameterunapizzaenelmicroondas.LuegollamóaAnnikaGiannini.

Annikanosequedódemasiadocontentaaloír susplanes.Losdesaconsejóconrotundidad,peroalverquesuoposiciónnoteníademasiadoefectoenLisbeth,ledijoque, comomucho,podríagrabar al sospechoso,peronadamás.Le recomendóquecontactara con el imán Hassan Ferdousi. Él la ayudaría con «los aspectos máshumanosdel asunto».Lisbethno siguió su consejo, cosaque tampoco tuvomuchaimportancia: Annika contactó con él en su lugar y le pidió que también fuera aVallholmen.

Lisbeth se comió la pizza y continuó bebiendo whisky mientras entraba en elordenadordeMikael.Escribió:

Encasa.Liberadahoy.«Hildavon»esHildavonKanterborg.Encuéntrala.

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Investiga tambiénaDanielBrolin.Esguitarrista,muybueno.Tengootrascosasquehacer.Estaremosencontacto.

CuandoMikaelvioelmensajedeLisbethsealegródequelahubieranliberadoy

la llamó.Nose locogió.Secabreóyreflexionósobresuspalabras.¿Demodoqueella también sabía que «Hilda von» era Hilda von Kanterborg? ¿Y eso quésignificaba? ¿Que la conocía? ¿O es que había encontrado esa informaciónhackeando? Mikael no tenía ni idea. Pero una cosa era cierta: no necesitaba queLisbeth le pidiera que buscara a Hilda von Kanterborg. Ya llevabamucho tiemposiguiéndolelapista.

Sinembargo,nolequedabamuyclaroquépintabaesetalDanielBrolinentodaesa historia. En la red dio con un montón de hombres que se llamaban así, peroningunoeraguitarrista,nisiquieramúsico.Talveznolehubieradedicadoelesfuerzoqueesalaborrequería;estabademasiadocentradoenlasotraspistas.

Había empezado la noche anterior con el artículo que le había recomendado lahermanadeHilda vonKanterborg.El texto no tenía nada de raro.Enuna primeralectura, el enfoque le pareció demasiado general como para poder contener algoexclusivo o explosivo.El tema era elmismo de siempre: la herencia y el entorno.¿Quéesloquenoscondiciona?

HildavonKanterborghabíaescrito—bajoelpseudónimodeLeonardBark—loqueMikaelyasabíadesobra:quehacemuchotiempoqueeseasuntoestápolitizado.Laizquierdapostula,comoeslógico,quesonsobretodolosfactoressocialeslosquedeterminan las oportunidades que tendremos en la vida, mientras que la derechaaboga,másbien,porelpesodelagenética.

A Von Kanterborg le parecía desafortunada esa politización y señalaba que laciencia siempre perderá el norte si se rige por ideas políticas o se deja llevar porilusionesydeseos.Senotabaeneliniciodelartículoquehabíaciertaansiedad,comosiseestuvieraapuntodeformularalgoimpactante.Peroelrestoeramuycomedido,aunqueentrabaenpolémicaconlosmarxistasylospsicoanalistasdelaviejaescuelay demostraba que los factores hereditarios conforman nuestra personalidadmuchomásdeloquelosinvestigadoresylagenteengeneralimaginabanenlosañossesentaysetenta.

Encambio,nohabíanadadeterministaenelartículo,nadaquedijeraquenuestrosgenesnospredestinanaunauotravida;tansólomencionabaquealgunascualidades,como nuestra inteligencia —nuestra capacidad cognitiva—, poseen un fuertecomponente hereditario, sobre todo en la edad adulta. Pero, por lo general, seafirmabaquetantolosfactoresgenéticoscomolosmedioambientalesnosinfluyenapartesiguales,locual,másomenos,eraloqueMikaelesperaba.

Aun así, hubo una cosa que le sorprendió. Los factoresmedioambientales que,según el artículo, más nos condicionan no eran los que él imaginaba, es decir: el

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entornodenuestra infancia, la formade ser denuestrospadresy la educaciónquerecibimos.HildavonKanterborgescribíaquetantolasmadrescomolospadresestánamenudoconvencidosdequehantenidounaimportanciadecisivaeneldesarrollodesushijos,«perosesobreestiman».

Lo que decide nuestro destino esmás bien, segúnVonKanterborg, lo que ellallamaba«nuestroentornosingular»,elquenocompartimosconnadie,nisiquieraconnuestroshermanos.Eselmundoquebuscamosyquecreamosparanosotrosmismoscuando,porejemplo,damosconalgoquenosdivierteonosfascinayquenosempujaenunadireccióndeterminada;unpocoquizácomocuandoélmismo,dejoven,violapelículaTodosloshombresdelpresidenteyfueasaltadoporunintensodeseodeserperiodista.

La herencia y el entorno interactúan siempre, había escrito Von Kanterborg.Buscamos acontecimientos y actividades que estimulen nuestros genes y que loshaganflorecer,yhuimosdeotrascosasquenosintimidanonosincomodan.Eseso,más que unas específicas condiciones medioambientales, lo que define nuestrapersonalidad, sentenciaba el artículo. Nuestros condicionamientos culturales yeconómicos nos aportan, evidentemente, distintas posibilidades de desarrollarnuestrostalentosy,comoesnatural,heredamosvaloresyformasdepensardenuestroentorno. Sin embargo, lo que sobre todo nos forma son las experiencias que nocompartimosconnadiemásyqueenlasuperficiepuedenserinvisiblesperoque,alargoplazo,adquierenunaimportanciadecisivaynoshacenavanzar,pasoapaso,enlavida.

Paraextraeresasconclusiones,VonKanterborgsehabíainspiradoenunaseriedeestudios, entre otros, elMISTRA (Minnesota Study of Twins Reared Apart) y losrealizados por el Registro de Gemelos del Instituto Karolinska. Los gemelosunivitelinos, también llamados monocigóticos, tienen un genoma prácticamenteidéntico. Por eso son ideales como objeto de estudio si queremos analizar lainfluenciadelosfactoreshereditariosymedioambientales.

Enelmundohaymilesdegemelosunivitelinosquesehancriadoseparados,bienporque uno de ellos ha sido entregado en adopción o bien porque en algunosdesafortunadoscasoshansidoconfundidosenlaunidaddematernidaddelhospital.Amenudoseha tratadodedesgarradorashistorias.Peroenalgunasocasiones,dichashistoriashanofrecidoalosinvestigadoresunasposibilidadesúnicasparaestudiarlaimportanciaqueadquierenlaherenciayelentornoennuestrodesarrollo.

Los grupos de gemelos univitelinos que han sido separados al nacer han sidocomparadosconlosgemelosquesehancriadojuntosyconlosgemelosbivitelinos—que comparten la mitad de su ADN— que también han sido separados en lainfanciaoquesehancriadojuntos.Todoslosestudioshanllegado,másomenos,alamisma conclusión, escribía Von Kanterborg: la interacción de los factores

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hereditarios con nuestro entorno singular es lo que, sobre todo, configura nuestrapersonalidad.

AMikael no le supuso demasiado esfuerzo contraargumentar los resultados, nitampocoverlosproblemasquehabíaalahoradeestablecercómodebíainterpretarseel material de la investigación. No obstante, en general, le pareció interesante;además,lediolaoportunidaddeleer,entreotrascosas,algunaqueotrahistoriamásomenos fantástica sobre gemelos univitelinos que se habían criado en familiasdiferentes y queno se conocieronhasta que fueron adultos,momento en el que sesorprendierondelosimilaresqueeran,nosólofísicamente,sinotambiénenlaformadeser.Leyóelrelatodelosasí llamados«GemelosJim»deOhio,EstadosUnidos,quienes, ignorantes ambos de su condición de gemelos, se volvieron fumadoresempedernidos de cigarrillos de la marca Salem, se mordían las uñas, sufrían deintensosdoloresdecabeza,habíanmontadounbancodebricolajeenelgaraje,teníanunperrollamadoToy,sehabíancasadodosvecesconmujeresquesellamabandelamismamanera, habían bautizado a su hijo con el nombre de James-Allen, y Diossabíaquémás.

Mikael entendió que la prensa sensacionalista se había entusiasmado con lahistoria.Sinembargo,élnoleconcediódemasiadaimportancia.Eraconscientedelofácilqueresultabaobsesionarseconlassimilitudesylascoincidencias,ysabíaqueloextraordinario y lo llamativo siempre permanece y destaca a costa de lo ordinario,que tal vez, precisamente por su supuesta insignificancia, nos dice algo másimportanteacercadelarealidad.

Aunasí,Mikaelcomprendióquetodosesosestudiosdelosgemeloshansupuestoun cambio de paradigma en la ciencia epidemiológica.La comunidad científica haempezado a creer más en el poder que ejercen los genes sobre nosotros y en suintrincadainteracciónconelentorno.Antes,enespecialenlosañossesentaysetenta,había unamayor fe en la importancia que tienen los factores sociales a la hora deformarnuestrapersonalidad.Muchosinvestigadoresseencontrabanbajolainfluenciade las grandes ideologías de aquellos tiempos, convencidos de que podríamosconvertirnos en lo que deseáramos sin tener en cuenta la genética.Circulaban unaseriedeideasmásomenosmecánicassobreelserhumano.Sepensabaquecriarseenciertosmediosocondeterminadosmétodosdeeducacióncontribuiría,casicomoporley natural, a crear un tipo específico de individuos, ymuchos soñaban con poderconfirmarlocientíficamentepara,deestemodo,sabercómoobtenersereshumanosmejoresymásfelices.Ésefueunodelosmotivosporlosque,enaquellaépoca,sellevaronacabotantosproyectosdeinvestigacióndegemelos,inclusolosqueHildavonKanterborg, empleandounaspalabras formuladasdemaneraevasiva,describíacomo«tendenciososyradicales».

Másomenosaesasalturasdesulectura,Mikaelpegóunrespingoyseanimóa

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seguirprofundizandoeneltema.Ignorabasiibabienencaminadoono,perocontinuócon sus indagaciones combinando en su búsqueda las palabras «tendenciosos yradicales»,entreotras,conlasde«experimentoscongemelos».FueasícomosetopóconelnombredeRogerStafford.

Stafford era un psicoanalista y psiquiatra estadounidense que había ejercido ladocenciaenlaUniversidaddeYale.Habíatenidounaíntimarelaciónprofesionalconla hija de Freud, Anna y, al parecer, se trataba de una persona carismática yencantadora. Había fotografías suyas con Jane Fonda, Henry Kissinger y GeraldFord.Secodeabaconlomásgranadodelasociedadyparecíaunpocounaestrelladecine.

Pero loque lehabíadadomás famaera algomenoshalagadory teníaquever,precisamente,conlaspalabras«tendenciosoyradical».Enelmesdeseptiembrede1989,TheWashingtonPost revelóque,afinalesde losañossesenta,Staffordhabíamantenido una estrecha relación con cinco directoras de agencias de adopción deNuevaYorkyBoston.Tresdeellaseranpsicólogasylasotrasdoshabíanestado,alparecer,relacionadassentimentalmenteconStafford.Eramuyposiblequelashubieraengatusadoparaobtenerloquequería,cosaque,porotraparte,yadecirverdad,nohabría sido necesaria: Stafford era una gran autoridad en su campo.Varios de suslibrosseencontrabanenlasbibliotecasdelasagenciasdeadopción.Enunodeellos,Elniñoegoísta,postulabaquelosgemelosunivitelinossonmásfelicesysevuelvenmásindependientessisecríanporseparado.Luego,esaconclusiónresultócarecerdecualquierfundamento,peroenaquellaépocallegóaextenderseyaestablecerseentrelos terapeutas de laCostaEste deEstadosUnidos, por lo que las directoras de lasagenciasdeadopciónseconvencierondequehabíamotivosmásquedesobraparadepositarlesuconfianza.

Acordaronquecontactaríanconélsiaparecíangemelosquehubieraquedarenadopción.Luego,eldestinodeesoshermanossedecidiríaconjuntamente.Setratabade un total de cuarenta y seis niños, de los cuales veintiocho eran gemelosunivitelinosydieciocho,bivitelinos.Aningunadelasfamiliasselainformabadequelacriaturaadoptadaeragemeladeotranidequeenalgúnsitiohabíaunhermanoounahermana.Lospadres,sinembargo,estabanobligadosadejarqueStaffordysuscolaboradoresexaminarancadaañoasushijosylossometieranaunaseriedetestdepersonalidad.Sedecíaqueeraparaelbiendelosniños.

Laselecciónde lospadressehacía—aseguraban—congranmeticulosidad.Seafirmaban todo tipo de cosas positivas. Pero, por supuesto, había otros interesesocultos. A una de las directoras —una mujer llamada Rita Bernard— le resultóextrañoqueStaffordseempeñaraendargemelosenadopciónapadresconnivelesmuy diferentes de mucho en estatus, cultura, creencia religiosa, temperamento,personalidad,etniaomododeeducar.Enlugardemirarporelbiendeloshermanos,

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Staffordparecíadesearllevaracaboexperimentosrelacionadosconlaherenciayelentorno,comentóella.

Stafford no negó que hubiera realizado estudios científicos ni que hubieseanotadolosresultados.Loveíacomounaexcelenteoportunidadparasabermássobrecómonosformamoscomoindividuos.Enunarrebatodesoberbiayautodefensaseatrevió a sostener que su trabajo se convertiría en un «recurso científico deincalculablevalor».Perodesmintiórotundamentequenoantepusieraelbiendelniñoatodolodemás,altiempoquesenegaba,«paraprotegerlaintegridaddelmenor»,ahacerpúblicosumaterial.LodonótodoalCentrodeEstudiosInfantilesdeYaleconlacondicióndequenovieralaluzniselesentregaraalosinvestigadoresantesdelaño2078,cuandotodoslosimplicadosestuvieranmuertos.Noquería,dijo,explotarlasvidasdelosgemelos.

Sonabanoble,cómono,peronofaltaroncríticosqueopinabanqueStaffordhabíaclasificado el material como confidencial porque no había respondido a susexpectativas.Lamayoríacoincidíaenqueelexperimentoibaencontradelaética,yqueStaffordhabíaprivadoalosgemelosdelafelicidaddepodercriarsejuntos.Unpsiquiatra de Harvard llegó incluso a comparar lo que hacía Stafford con losexperimentos con gemelos que había realizado Joseph Mengele en Auschwitz.Staffordcontraatacó,violentayorgullosamente,conlaayudadedosotresabogados,ypocotiempodespuésseacabóeldebate.RogerStaffordfueenterradoen2001enunaceremonianoexentadeciertadosisdepompaysolemnidad,yenpresenciadevarias celebridades. Se le dedicaron elogiosas necrológicas tanto en los periódicoscomoenlasrevistasespecializadas.Demodoquenosepermitióqueelexperimentomanchara lomásmínimo su reputación, quizá porque los niños que de forma tanbrutal habían sido separados de sus hermanos gemelos provenían de las capasinferioresdelasociedad.

Era algo muy frecuente en aquella época, eso ya lo sabíaMikael desde hacíatiempo.Enelnombredelacienciayporelbiendelasociedad,sepodíasometeralasminoríasétnicasydeotraíndoleaunaseriedeabusosyluegosalirindemne.Poresarazón,Mikaelsenegaba—comotantosotros—atratarlosexperimentosdeStaffordcomounhechoaislado.Queríairhastaelfondodelahistoriaytomóbuenanotadeque Roger Stafford había visitado Suecia en los años setenta y ochenta. Habíafotografías suyascon losmásdestacadospsicoanalistasy sociólogosdelmomento:LarsMalm,BirgittaEdberg,LiselotteCeder,MartinSteinberg...

PoraquelentoncesnohabíanoticiaalgunadelosexperimentoscongemelosdeStafford, de modo que quizá su visita a Suecia se debiera a otros motivos. PeroMikaelcontinuóindagandoenelasunto,pensandoconstantemente,claroestaba,enLisbeth. Ella también era gemela, gemela bivitelina de una pesadilla: su hermanaCamilla.Élsabíaqueunosfuncionariospúblicoshabían intentadosometerlaa todo

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tipo de pruebas cuando era pequeña y que ella odiaba eso con todas sus fuerzas.También pensó en Leo Mannheimer, en los excelentes resultados de su test deinteligenciayenloquelehabíadichoEllenorHjortacercadelaposiblepertenenciadeLeoalpuebloromaní,asícomoenlaspalabrasdeMalin,lodequeLeoyanoerazurdo.Yanolotachabadeabsurdo,todolocontrario.

BuscófenómenosmédicosquepudieranexplicarelcambioysesumergióenunartículodeNaturequehablabadeporquésedivideunóvulofecundadoenelúteroydaorigen a gemelosunivitelinos.Después se levantóde lamesay se quedó comoparalizadoduranteunpardeminutosmurmurandoparasí.LuegovolvióallamaraLotta vonKanterborg y le contó lo que creía.Omás bien: se la jugó. Presentó sunuevayatrevidasospechacomounhecho.

—Esoesunauténticodisparate—dijoella.—Yalosé.Pero¿mehaceelfavordecomunicárseloaHildasilallama?Dígale

quelasituaciónescrítica.—Teprometoqueloharé—lecontestóLottavonKanterborg.

Mikaelsefuea lacamaydejóelmóvilen lamesilla.Y,aunquenadie lo llamóentodalanoche,apenasconsiguiópegarojo.Porlamañanasesentódenuevoanteelordenador.SededicóainvestigaralaspersonasqueRogerStaffordhabíavisitadoenSuecia,yentonces,parasugranasombro,setopóconelnombredeHolgerPalmgren.HolgeryelcatedráticodesociologíaMartinSteinberghabíancolaboradoenuncasocriminalhacíamásdedosdécadas.Mikaelnocreyóqueesosignificaranada,alfinyalcabo,Estocolmoeraunaciudadpequeña;tardeotemprano,todosseencontraban.

Apuntó, de todasmaneras, el número de teléfono y la dirección deLidingö deMartin Steinberg y continuó indagando en su pasado. Pero ya no se le notaba tanconcentrado,sesentíacomosidosvoluntadesopuestastirarandeélalmismotiempo.¿Debía enviarle un correo encriptado a Lisbeth para contarle todo lo que habíaaveriguado? ¿Debíahablar conLeoMannheimerpara intentar dilucidar si ibabienencaminado?Lediootrosorboalespressoquesehabíapreparadoy,depronto,echódemenosaMalin.Enmuypocotiempohabíaentradoensuvidaconunaindiscutiblefuerza.

Fue al cuarto debañoy se pesó.Había subidodepesoydecidióhacer algo alrespecto. Y también tenía que cortarse el pelo; se vio todo desgreñado e intentóalisarseelflequilloconlamano.Peroactoseguidosoltóun«¡Bah,paso!»yregresóasumesa, desde donde procuró contactar conLisbeth por teléfono, correo y sms y,además,leescribióenelarchivoespecialqueellateníaenelordenador:

¡Llámame!¡Creoqueheencontradoalgo!

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Se quedó mirando lo que acababa de redactar. No le convencía. Y era,naturalmente, por la palabra «creo». A Lisbeth no le gustaban mucho las mediastintas.Locorrigióyensulugarescribió«Heencontradoalgo»,locualesperabaquefueraverdad.Luegosedirigióalarmario,sepusounacamisadealgodónplanchadaysalióaBellmansgatanparacontinuarhaciaelmetrodeMariatorget.

Enelandén,sacólasnotasquehabíatomadolanocheanteriorylasrepasóunavez más. Se quedó contemplando sus signos de interrogación y sus atrevidasespeculaciones.¿Sehabíavuelto loco?Levantólamiradahaciaelpaneldigitalquehabíaporencimadesucabezayadvirtióqueeltrenestabaapuntodeentrar.Justoeneseinstantesonósumóvil.EraLottavonKanterborg,querespirabacondificultad.

—Hallamado—leanunció.—¿Hilda?—Hadichoque loquedicesdeLeoMannheimeresabsurdo,quees imposible

queseaverdad.—Entiendo.—Pero quiere verte —continuó—. Quiere contarte lo que sabe. Creo que

realmenteesasí.Ahoraestá...Quizánodeberíadecírteloporteléfono.—Puesno.Mejorno.Mikael propuso quedar en el Kaffebar de Sankt Paulsgatan en ese mismo

momento,porloquediomediavueltaysubiólaescaleradeprisaycorriendo.

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Capítulo14

21dejunio

JanBublanskiestabaenunpisodeAspudden,amuebladomuyalaantigua,hablandoconMaj-BrittTorell, lamujerque,segúnLisbethSalander,habíavisitadoaHolgerPalmgren un par de semanas antes. Maj-Britt era, sin lugar a dudas —creyóBublanski—, una señora con buenas intenciones. Pero había algo raro en ella.Nosóloletemblólamanocuandolesirviócongrantorpezaunosbollosdepanvienésqueleofreció,sinoquetambiénsemostróextrañamenteolvidadizaydespistada,algoquelechocóteniendoencuentasudilatadavidaprofesionalcomosecretariamédica.

—Noséconexactitudloqueledi—dijo—.EsquehabíaoídotantascosasdeesapobrechicaquemeparecióqueyaerahoradequeHolgerseenteraradetodo,deloterriblementemalquelahabíantratado.

—¿DemodoqueustedlediolosdocumentosoriginalesaPalmgren?—Sí,supongoquesí.Esquelaclínicacerróhacetiempo,eignoroloquepasaría

conloshistoriales.PeroyoguardabaalgunospapelesqueelprofesorCaldinmedioenconfianza.

—¿Quieredecirensecreto?—Bueno,estambiénunamaneradeexpresarlo.—Unosdocumentosimportantes,supongo.—Probablemente.—¿Y no debería haberse hecho usted con unas copias o haberlos escaneado y

guardadoenunordenador?—Puedequesí,peroyo...Bublanskipermaneciócallado—leparecióunbuenmomentoparahacerlo—,lo

que provocó queMaj-Britt aprovechara para coger su bollo, que se le desmenuzóentrelasmanosydejómigasportodaspartes.EntoncesintervinoBublanski.

—¿Noseráque...?—comenzóapreguntar.—¿Qué?—¿Quealguienlahavisitadoolahatelefoneadoacausadeesadocumentacióny

queporesoestáinquieta?

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—No, no, en absoluto —contestó Maj-Britt no sólo demasiado rápida, sinotambiéndemasiadonerviosa.Bublanskiselevantó.

Consideró que ya iba siendo hora. La miró con la más melancólica de sussonrisas,quesabíaquepodíacausarunaprofundaimpresiónenaquellaspersonasqueluchabancontrasuconciencia,yledijo:

—Entalcaso,nolamolestarémás.—¿Ah,no?—Por seguridad le llamaré un taxi para que la lleve a un agradable café del

centro.Estoesunasuntotanimportanteytanserioquecreoqueloqueustednecesitaesunpocodetiempoparapensar,¿noesasí,señoraTorell?

Luegolediosutarjetadevisitay,trassalirdelacasa,fueenbuscadesucoche.

Diciembre,unañoymedioantes

Esedía,DanBrody—oDanielBrolin,comosellamabaconanterioridad—tocabaenelclubdejazzA-TranedeBerlínconelquintetodeKlausGanz.Losañoshabíanpasado.Élyateníatreintaycincoysehabíacortadolalargamelenayquitadoelpendientedelaorejaaltiempoquehabíaempezadoallevartrajesgrises.Parecíaun funcionario, y estaba a gusto con ello. Sin lugar a dudas, eso debía ser sinónimo de que se hallabaatravesandounaespeciedecrisisexistencial,creíaél.Yaestabacansadodeesavidadegirasyviajes.Perono lequedabamás remedio.No tenía ahorros.No

poseíanadadevalor—nicasa,nicoche,ninada—,ylaoportunidaddetriunfarydehacersericoyfamosohabíadesaparecido,a todas luces,hacíayamucho tiempo.Parecíacondenadoapermanecerenunsegundoplano, a pesar de ser, a menudo, el mejor músico de cuantos se encontraban en el escenario y de verseconstantemente solicitado, aunqueconhonorarioscadavezmás reducidos.Los tiemposeranasí.Resultabadifícilsobrevivircomomúsicodejazz,yquizáyanotocaraconlamismapasióndeantes.Nisiquieraensayabagrancosa.Quémásdaba,sialfinalsiempresalíaairoso...Además,amenudosesentía

muypocoestimulado,enespecialdurantetodoesetiempomuertodesusviajes.Enlugardeaprovecharloparapracticar,comoantes,leía.Devorabalibrosysemanteníaapartadodetodo.Nosoportabaesastípicascharlasvacías, sinningúnsentido,ymenosaúnel ruidoyelmurmullode losbares.Sesentíaclaramentemejorsibebíamenosyestudiabamás.Sehabíavueltoaburrido.Asídesimple.Yechabaenfalta,cadavezconmayordeseo,unavidanormal:unamujeryunhogar,untrabajoalqueiradiario,ciertaseguridad.A lo largo de su vida había probado todas las drogas imaginables y había tenido su buena dosis de

relacionesamorosas,asícomoalgúnqueotrorolloocasional.Sinembargo,siempreledabalasensacióndeque le faltaba algo, demodo que se refugiaba en la soledad y la música. Lamúsica había sido su únicoconsuelo.Peroahorayanoleservía;habíaempezadoapreguntarsesinohabríaelegidomalsucamino.Quizádeberíahaber sidoprofesor.Había tenidounaexperiencia impactanteen suantiguauniversidad, elBerkleeCollege ofMusic de Boston: le habían pedido que impartiera un taller sobreDjangoReinhardt, lo que leprodujounmiedoterrible.Pensabaqueeraincapazdehablardelantedelpúblico,queéseera,además,unodelosmotivosporlosque

lasdiscográficasnohabíanapostadopor él, porque le faltabapresencia en el escenario.Y, apesarde ello,aceptó la propuesta y lo preparó todo con unaminuciosidad desmedida. Se convenció de que sobreviviríamientrasnosesalieradelguionysededicaraa tocarmásqueahablar.Perocuandosevioantedoscientosestudiantes,suestrategiaresultóserinsuficiente.Empezaronatemblarlelaspiernas.Noeracapazdearticularpalabra,yhastapasadamediaeternidadnoconsiguiódecir:—Aquísoñéyoconserelchicoguayquevuelveasuantiguauniversidad,yaquíestoy,comountonto.Suintenciónnohabíasido,nimuchomenos,parecergracioso,sinomásbienexpresarunaverdadllenade

desesperación.PerolosestudiantesserieronyélcomenzóahablardeDjangoydeStéphaneGrappelliydesuQuintetodelHotClubdeFrance,ydelalcoholismoydelafaltadefuentesescritasdesumúsica.TocóMinorSwingyNuages,ylasvariacionesdelossolosydelosriffssevolvieroncadavezmásatrevidas.Tuvoalgunasocurrencias,tantocómicascomoserias,ycontinuóhablandodecómoDjangosehabíavistocondenadoauna

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muerte segura. Durante los años de Hitler, vivió con el miedo de que lo mandaran a un campo deconcentraciónydeque loexterminarancomoa todos los romaníes,pero fue salvadopornadamásynadamenosqueunnazi,unoficialdelaLuftwaffealqueleencantabasumúsica.Consiguióasísobrevivir,ynomurió hasta el 16 de mayo de 1953, tras sufrir una hemorragia cerebral mientras volvía a casa desde laestacióndetrenesdeAvon,enFrancia.«Fueungranhombre»,dijoDan.«Cambiómivida»,sentenció.LuegosehizoelsilenciosinqueDansupieramuybienloqueleesperabaacontinuación.Unossegundosdespués, lasalaprorrumpióenatronadoresaplausos.Losestudiantessepusierondepiey

comenzaroninclusoajalearlo,yDanregresóacasafelizyemocionado.Eraunrecuerdoqueguardabaensuinterior.Poresoaveces—comoahora,durantesugiraporAlemania—

pronunciabaunaspalabrasentrecadatema,contandounaanécdotaquehacíaquelagenteseriera,apesardenoseréllaestrella.Amenudoesoloalegrabamásquesussolos,quizáporqueconstituíaalgonuevo.Peroelhechodequelauniversidadnohubieravueltoacontarconéllodecepcionó.Sehabíaimaginadoa

losprofesoresdiciendode él: «Ahí tenemos realmente a alguienquepuedeentusiasmar a los estudiantes».Muy a su pesar, nunca le propusieron nadamás, y él era demasiado orgulloso—al tiempo que cobarde—comoparaponerseencontactoconellosyexpresarlessusganasdevolver.Nisiquieraentendíaqueésefueraunodesusproblemas:quecarecíadeespírituemprendedorenunpaísenelqueesoeraelmismísimomotordelasociedad,suclave.Elsilenciodelauniversidadloatormentaba,porloquellevabaunatemporadaenlaquesemostrabamustioeintrovertidoytocandosinmuchoentusiasmo.Ahoraeranlas21.20.Eraviernes,8dediciembre,yellocalestaballeno.Seveíaunpúblicomáselegante

delohabitual,mejorvestidoyunpocoesnob,yquizátambiénmásindiferenteydesinteresado.«Serágentedel mundo de las finanzas», pensó. Le dio la sensación de que allí había mucho dinero, cosa que leincomodaba.Habíatenidoépocasenlasquenoestabadeltodomalloqueganaba.Trassusprimerosañosenfuganuncapasóhambre.Peroinclusocuandoteníadineroseleescurríadelasmanos.Eneseaspecto,nuncaejercióningúncontrol.Suexperienciaconlosfinancierostampocohabíasidonadadelotromundo:sehabíatopadocontiposdeWallStreetquelohabíantratadocomoauncriado.¡Quesefueranalamierda!Decidióignoraralpúblicoyconcentrarseenlamúsica,aunquelociertoeraque,enunprincipio,tocómás

quenadaporrutina.PeroluegollegóStellabyStarlight,untemaquehabíainterpretadomilesdevecesyconelquetendríalaoportunidaddebrillar.Iniciósusoloenpenúltimolugar,justoantesdeKlaus,ycerrólosojos.Eltemaibaensibemol,peroenlugardeseguirlasprogresionesdos-cinco-uno,semoviójugandocasiporcompletoalmargendelaclave.Enrealidad,noeraunsoloespecialmentebrillante,almenosparaloqueélacostumbraba,pero tampocoeramalo.Nadamásempezaroyóunosespontáneosaplausos.Yal levantar lamiradaparamostrarsuagradecimientovioalgoraro.Una joven mujer que lucía un elegante vestido rojo y una resplandeciente joya verde en el cuello lo

contemplabaconintensidad.Erarubia,esbeltayguapa,derasgosafilados.Dabalaimpresióndeserrica.Sinduda pertenecía al mundo de las finanzas. Pero en ella no había ni indiferencia ni desinterés. Estabaentusiasmada.Danielnorecordabaqueunamujerlohubieramiradoantesasí,almenosunamujeralaquenuncahubieravistopreviamente,ymuchomenosunabellezadelasaltasesferasdelasociedad.Peronofuesumododemirarloloquemásleextrañó;fuelasensacióndeintimidadydeproximidadqueleasaltó,unasensación familiar y al mismo tiempo excitante. La mujer no parecía estar contemplando a un guitarristadesconocido,sinoaunqueridoamigoalqueveíahaceralgoquejamáspodríahaberimaginado.Seleantojóemocionada y embelesada, comohechizada, y hacia el final del solo ella abrió la boca ymovió los labioscomosiexclamaraalgoefusivoyfantástico,comosiloconociera.Lesonriócontodosurostroaltiempoque,incrédula,meneabalacabeza.Teníalágrimasenlosojos.Despuésdelconcierto,seleacercó.Yentoncessemostrómástímida.Eraprobablequeéllahubieraherido

alnodevolverlelasmiradas.Ellasetoqueteabaconnerviosismolajoyamientrasobservabasusmanosysuguitarra.Teníaunaarrugadepreocupaciónenelentrecejoydabalaimpresióndehallarseansiosayllenadecuriosidad.Él sintióuna repentina simpatíapor ella, comoun instintoprotector.Sebajódel escenarioy lesonrió.Ellalepusounamanoenelhombroyledijoensueco:—Hasestadoincreíble.Sabíaquetocabaselpiano,peroesto...hasidomágico.Hasidotremendo,Leo.—YonomellamoLeo—contestóél.

Lisbeth Salander sabía que ella y su hermana Camilla figuraban en una lista delRegistroparaelEstudiodelaGenéticayelEntorno.Laexistenciadeeseorganismoseconsiderabasecretaypocagente loconocía,perodependíadelDepartamentode

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Genética Médica de la Universidad de Uppsala, que hasta el año 1958 se llamóInstitutoEstataldeBiologíaRacial.

En dicha lista había otras dieciséis personas, casi todas mayores que ella yCamilla,yalasqueselasdescribíaconlassiglasMCAyDCA.Lisbethcomprendióen el acto que MC significaba «monocigótico» y que se refería a los gemelosoriginadosapartirdeunsoloóvulo.DCqueríadecir«dicigótico».ConlaletraAsealudíaalapalabrainglesaapart,derearedapart,«criadoporseparado».

ALisbethnoleresultódifícildeducirqueesaspersonaserangemelosunivitelinosy bivitelinos que se habían criado separados, según un plan preestablecido,especialmente al ver que a Camilla y a ella, a diferencia de los demás, se lasetiquetabacomoDC-failedA,«proyectofallido».Porlodemás,ladistribuciónestabaequilibrada. Eran ocho gemelosmonocigóticos y ocho dicigóticos que habían sidoseparados a una edad muy temprana. Por debajo de los nombres se recogían losresultadosdeunaseriedetestdeinteligenciaydepersonalidad.

Una de las parejas de niños destacó muy pronto: Leo Mannheimer y DanielBrolin.Se losdescribía comogemelos espejoy excepcionales.Sus resultados eranrelativamente coincidentes y, en una serie de puntos, extraordinarios. Se decía quepertenecían a un pueblo nómada, a alguno de los grupos romaníes. En una nota,firmadaporM.S.,ponía:

Muy inteligentes y excepcionalmente dotados para la música. Algo de niños prodigio. Pero con falta deiniciativa. Tendencia a dudas y depresión, quizá también a psicosis. Los dos han sufrido de paracusia,alucinacionesacústicas.Solitarios,aunqueconunarelaciónambivalenteparaconsuaislamiento.Lobuscan,pero almismo tiempodan testimoniosde«un fuerte sentimientode ausencia»yde«una intensa soledad».Empáticos,einhibidosenlaagresión,quitandounospocosarrebatosderabiaproducidosporruidosfuertes.Resultadosdestacablestambiénenlostestdecreatividad.Capacidadverbalalta.Aunasí,autoestimadébil,unpocomejor, pormotivos evidentes, enL., pero no tanto como cabría esperar. Puede tener su origen en suproblemáticarelaciónconlamadre,quenoharespondidodelamaneraqueesperábamos.

«Quenoharespondidodelamaneraqueesperábamos...»Lisbeth sentía verdadero asco por ese tipo de formulaciones, y tampoco daba

muchacredibilidadalrestodelasdescripciones,sobretodoteniendoencuentatodalamierdaquehabíanescritosobreellaysuhermana.Camilla,porejemplo,era—enteoría—«muyguapa,aunqueunpocofríaynarcisista».¿«Unpocofríaynarcisista»?¿«Unpoco»?«¡Menudagilipollez!»LisbethrecordócómoCamillamirabafijamentealospsicólogosconsuscautivadoresojosdeciervoycómo,porsupuesto,tambiénlessorbíaelseso.Detodosmodos,sacandounpocodeaquíyotropocodeallá,enelmaterialfigurabanalgunosdatosquepodíanserleútilesyquelaayudaríanatirardelhilo. Había, entre otras cosas, unas palabras que hablaban de «circunstanciasdesafortunadas»quehabíanobligado a las autoridades a «informar a los padres deLeo a cambio de una absoluta confidencialidad». No especificaba de qué tipo deinformación se trataba. Pero no era imposible que se refiriera a la actividad del

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registro,yeraevidentequeeso,resultaríainteresante.Ladocumentaciónsobre losgemelos lahabíaconseguidoLisbethhackeandoel

sistema informático del Departamento de Genética Médica de la Universidad deUppsala y creando un puente entre la red del servidor y la intranet del REGE, elRegistroparaelEstudiodelaGenéticayelEntorno.Setratabadeunaoperaciónmuycomplicadaquelehabíallevadohorasdeardualabor.Sabíaperfectamentequemuypoca gente sería capaz de acometer un ataque cibernético de tales características,sobretodocontanpocotiempodepreparación.

Poresoesperabaobtenermejoresfrutosdesutrabajo.Perolosimplicadosdebíandehaberactuadoconunaextraordinariacautela.Nopudodarconunsolonombredelaspersonasresponsables;tansólosetopóconiniciales,comoH.K.yM.S.Nohabíamanera.Al final llegó a considerar los archivos sobreDaniel y Leo como sumásgrande esperanza, aunque no estaban completos. Resultaba obvio que faltaban lamayorpartedelosinformesyquesindudasehabíanarchivadodeotramanera.Sinembargo, el material despertó su interés porque junto al nombre de Leo se habíaescrito un signo de interrogación que luego alguien, con torpeza, había intentadoborrar.

Alparecer,DanielBrolinhabíaemigradoysoñabaconconvertirseenguitarristaprofesional.EstudióunañoenelBerkleeCollegeofMusicdeBostonconlaayudadeunabeca,ydespuésnuncamássepudocontactarconél.Contodaprobabilidad,había cambiado de nombre. Leo había estudiado en la Escuela de Economía deEstocolmo. En una anotación de unos años más tarde se leía: «Se encuentraprofundamenteamargadotrassepararsedeunamujerdesumismaclasesocial,yporprimeravezha soñado con recurrir a la violencia. ¿Peligroso? ¿Nuevos ataquesdeparacusia?».

Luego,eramuyposiblequenohicieramuchotiempo,seanuncióladecisión—firmadadenuevoporM.S.—decerraroficialmenteel registro:«ElProyecto9hafinalizado.PreocupantesfactoresenMannheimer».

Lisbethnosabíaloquesignificabaeso,ycomocuandoseencontrabaenprisiónnohabíapodidobuscarpersonalmenteaLeonianadiedesuentorno,lehabíapedidoaMikaelquelesiguieralapista.Mikaelllevabauntiempomuypesadojugandoaserpapáypreocupándoseporella.Aveceslehabíandadoganasdearrancarlelaropaytirarlosobreelcolchóndelacamaqueteníaenlacárceltansóloparaquesecallara.Pero era un hombre que no se daba por vencido con facilidad, y en ocasiones—reconocióLisbetha regañadientes—descubríacosasqueaellase lehabíanpasadoporalto.Poreso,conscientedeello,lehabíaocultadoinformación:paraqueMikaelinvestigaraporsucuentasinideaspreconcebidasyseforjaraunavisiónmásclaradeltema. Dentro de poco lo llamaría. Dentro de poco volvería a ponerse con todoaquello.

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LisbethsehallabaenelbarriodeVallholmen,sentadaenunbancodeFlöjtvägenconsuportátil—queestabaconectadoasumóvil—yconlamiradalevantadahacialos altos edificios de apartamentos cuyas fachadas verdes grisáceas cambiaban decolor según la luz del sol.Hacía un calor sofocante, y su ropa era de todomenosadecuada. Llevaba una cazadora de cuero y unos vaqueros negros. A Vallholmensolíandescribirlocomounaespeciedegueto.Porlasnochessequemabancoches,ybandasjuvenilespeinabanlascallesenbuscadegentealaqueatracar.Unvioladorandabasueltoyamenudosehablabaenlaprensadeunbarriodondenadieseatrevíaahablarconlapolicía.

Pero en esemismomomentoVallholmen se le antojaba un lugar idílico. En elcésped,frentealosedificios,habíaunpardemujeresconvelosentadasjuntoaunacestadepícnic.Unoschicos jugabanal fútbol.Delantedelportalquequedabaa laizquierda,doshombres se echabanaguaconunamangueray se reían comoniños.Lisbethsesecóunagotadesudordelafrenteantesdecontinuartrabajandoensuredneuronalprofunda.

Resultaba difícil, como cabía esperar. La secuencia de imágenes del metro deHornstull erademasiadobreveyborrosa,ygranpartede aquel cuerpo seocultabadetrás de otros viajeros que habían subido desde el andén y que salían por lostorniquetes. Tampoco se le veía la cara. El muchacho—se trataba de un hombrejoven— llevaba gorra y gafas de sol. La cabeza gacha. Lisbeth ni siquiera habíaconseguidomedirladistanciaquehabíaentresushombros.

Loúnicoquehabíalogradoobtenereraunsignificativomovimientodeundedoquesobresalíayunagestualidadespasmódicaydismétricaen lamanoderecha.Nosabíahastaquépuntoseríaalgocaracterísticodeljoven.Quizásólosetrataradeunareacciónnerviosa,deunaanomalíadentrodesupautanormaldemovimientos.Peroseleantojóespecial,estabamarcadoporunairregularidadespasmódicaqueahoraseactivabaenlosnodosdesuredyquecomparóconunasecuenciaqueellamismalehabíagrabadoaunchicoquehabíapasadohaciendofootingcuarentaminutosantes.

Existíanciertascorrespondenciasenlaspautasdemovimiento,yesoleresultabaesperanzador.Peronobastaba.Necesitabapillaralcorredorenunasituaciónqueseasemejaramásaladelmetro.Poreso,devezencuando,Lisbethlevantabalavistahaciaelcéspedyelcaminopeatonalasfaltadopordondeelchicosehabíaalejado.Aúnnoseacercabanadie,demodoquesededicóaconsultarelcorreoyamirarsusmensajes.

Mikael lehabíaescrito:habíaencontradoalgo.Ydenuevopensóenquedebíallamarlo.Pero ahora resultaría catastróficoperder la concentración.Teníaque estarpreparada.Permaneciósentadaconelprogramadelaredneuronalabiertomientras,devezencuando,mirabade reojoelcamino.Alcabodequinceminutosdivisóaljoven,alolejos,apareciendoporunacuesta.Eraaltoycorríaconunabuenatécnica,

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como un profesional, aunque era tan delgado que parecía anoréxico. Pero eso aLisbeth le daba igual, tan sólo le interesaba el brazo derecho: la irregularidad delmovimientocuandolollevabahaciaarribayelmovimientodeldedoquesobresalía.Ahora lo estaba grabando con el móvil y tuvo respuesta inmediatamente. Lacorrelaciónsehabíareducido,talvezcomoconsecuenciadelcansanciodelchico,oquizáporquenuncahabíasidolosuficientementealta.Volvióadudar.

Se tratabadeunaapuestamuyarriesgada,deunaposibilidadmuyremota,peroaunasíleparecíaunasuposiciónrazonable.Elhombrequeseveíaenlagrabacióndevídeo era uno de los pocos que no se habían podido identificar de entre los quehabían subido desde el andén tras la muerte de Jamal Chowdhury, y el que,definitivamente, se comportabade formamásesquiva.Yexistíaunparecidoobvioconelchicoqueibacorriendoporallí.Silassospechasresultabanciertas,seríafácilexplicarsetambiénelsilenciodeFariaenlosinterrogatorios.Sinembargo,noteníaporqué tratarsede lapersonaquebuscaban. Inclusopara lassuposicioneserróneasbuscamosexplicacionesquenosparecenaclaradoras.

Lisbethnecesitabamásmaterialvisual,porloquemetiósuordenadorenlabolsa,selevantódelbancoyempezóagritarle.Eljovenfuefrenandoelritmodesuspasosmientrasentornabalosojos.Ellasacósupetacadelbolsilloy,trasecharseuntragodewhisky,diounpasoenfalso.Elchiconopareciópreocuparse;selimitóadetenerseunmomentopararecobrarelaliento.Lisbethnoolvidófingirunbalbuceoalhablar.

—¡Joder,tío,cómocorres!Élnodijonada.Seveíaquesólopretendíadeshacersedeellaparadesaparecerde

allíyentrarensuportal,peroellanoserindiótanfácilmente.—¿Puedeshacerasí?—preguntóaltiempoqueefectuabaunmovimientoconla

mano.—¿Porqué?Lisbethnosupoquéresponder,demodoquediounpasoyseacercóaél.—¿Porqueyoloquiero?—¿Estásmaldelacabeza?Ella no contestó. Se limitó amirarlo fijamente con sus ojos negros.Él pareció

asustarse, momento que ella aprovechó para aproximarse aún más de formaintimidatoriayandandocomounpato.

—¡Venga!—leespetó,yentonceselchicomoviólamano,bienporqueleentrómiedoobienporquedeseabaquitárseladeencima.Luegodesaparecióporelportalsinnisiquieradarsecuentadequeellaloestabagrabandoconelmóvil.

Lisbeth se quedó parada contemplando en el ordenador cómo se activaban losnodosdesured.Derepente,lovioclaro.Habíaacertado:existíaunacorrespondenciaen la dismetría de los dedos.Nada que constituyera una prueba en un juicio, perosuficienteparaconvencerlaaella.

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Se dirigió hacia el portal. No sabía cómo entrar, aunque fue fácil; se limitó apegarle a la puerta un fuerte empujón y accedió a una destartalada escalera dondetodoseleantojódeterioradooestropeado.Olíaaorinayatabaco,yelascensornofuncionaba.Enlaprimeraplantapudopercibir,graciasalaluzdelsolquesecolabaporelportal,quelasparedeserangrisesysehallabanllenasdepintadas,peroenlasegundaapenasseveíanada.Laescaleracarecíadeventanasymuypocaseranlasbombillasquenoestaban fundidas.Se respirabaunaire sofocanteyviciado,yportodasparteshabíabasuraenelsuelo.

Lisbethsubiódespacio,concentradaensuordenador.Lollevabaantesí,cogidocon la mano izquierda. Al llegar a la tercera planta, se detuvo un instante paraenviarles el análisis gestual a Bublanski y a su novia, Farah Sharif, que eracatedráticadetecnologíainformática.TambiénselomandóaAnnikaGiannini.Yaenlacuartaplanta,introdujoelportátilensubolsayempezóamirarlosletrerosdelaspuertas.Al fondo,en laparte izquierda,habíaunoenelqueponíaK.KAZI,KhalilKazi a todas luces. Irguió la espalda y se preparó. Khalil no le preocupaba enabsoluto pero, según Annika, sus dos hermanos mayores lo visitaban a menudo.Lisbeth llamó al timbre. Se oyeron unos pasos y, acto seguido, la puerta se abrió.Khalilleclavólamirada,desprovistayadelmiedoquehabíamostradohacíatansólounmomento.Lisbethsaludó:

—Hola.—¿Túotravez?¿Quéquieres?—Enseñarteunacosa.Unapelícula.—¿Quétipodepelícula?—Yaloverás—contestó.Élladejóentrar.«Hasidodemasiadosencillo»,sedijo,yprontocomprendióporqué.En efecto, Khalil no estaba solo en casa. Bashir Kazi —lo reconoció por su

investigación—lamirófijamentellenodedesprecio.Lisbethdedujoqueaquelloibaasercasitancomplicadocomodesdeunprincipiotemía.

Diciembre,unañoymedioantes

DanBrodyestabadesconcertado.LamujersenegabaacreerqueélnofueraesetalLeo.Setoqueteabalajoyay se pasaba la mano por el pelo mientras le decía que entendía que deseara mantener su anonimato y lecomentabaquesiemprehabíapensadoqueélsemerecíaalgomejor.—Túnotedascuentadelogenialqueeres,Leo—sentencióella—.Nuncalohiciste.NinadiedeAlfred

Ögren.PornohablardeMadeleine.—¿Madeleine?—inquirióasombrado.—Madeleine es idiota. Elegir a Ivar en vez de a ti. ¡Es que es muuuy fuerte! Ivar es un cabrón y un

gilipollasdemierda.Lamujerseexpresabadeformainfantil,pensó.Peroquizásedebieraaquehabíaperdidoelcontactoconel

suecomoderno.Tambiénselaveíanerviosa.Desprendíaansiedad.Habíamuchobullicioalrededor.Lagenteseabríapasoparallegaralabarradelbar.Klausyelrestodelabandaseacercaronparapreguntarlesiquería

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acompañarlos a cenar. Dan contestó que no con la cabeza y volvió a mirar a la mujer. Se hallaba tanextrañamentecerca...Viocómosupechosubíaybajabaalrespirar,ysintióelaromadesuperfume.Eramuyguapa.Todo le parecía un sueño, un sueño bueno, creía, aunque no se encontraba seguro del todo.Estabaaturdido.Alfondodelasalaseoyóunvasoromperse.UnhombrejovengritóestrepitosamenteylacaradeDanse

torcióenunamueca.—Perdón—dijolamujer—.QuizáIvarytúseáisamigostodavía.—NoconozcoaningúnIvar—respondióélconuntonosevero.LamujerlocontemplócontantapenaqueDansearrepintióenseguidayquisodecirlecualquiercosapara

complacerla:quesellamabaLeoyqueconocíaaMadeleine,yquepensabaqueIvareraungilipollas,loquefueranecesario...Yanodeseabadecepcionarlamás.Deseabaqueestuvieratancontentayemocionadacomodurantesusolodeguitarra.—Perdón—lepidió.—Nopasanada—contestóella.Leacaricióelpelo,apesardequenuncasolíaacariciarleelpeloaunadesconocida.Eratímidoyreservado

pornaturaleza.Peroyano.Sentíaganasdefingir,aunquesólofueraporuninstante.Queríaquelacaradelamujervolvieraailuminarse,yporesolediolarazón:éleraLeo.O,mejordicho,yanolodesmintió.Metiólaguitarraenlafundaylepropusoiratomarunacopaaunsitiomástranquilo.Ellaaccedió:«Sí,conmuchogusto».BajaronporPestalozzistrasse.Lecostómantenerunaconversación,porquecadaunade laspalabrasque

pronunciaba podía delatarlo. En algún momento llegó a pensar que ella lo había descubierto. Y en otrospensabaquetambiénellahacíateatro:¿noestabamirandocríticaeinquisitivamentesutrajeysuszapatos?Y,entonces, ese traje que antes consideraba elegante ahora se le antojó aDan barato y que le quedabamal.¿Estaría jugando con él? Claro que, por otra parte, ella sabía que era sueco. No había ya casi nadie queconocierasuverdaderaprocedencia.Entraronenunpequeñobarsituadomásabajo,enesamismacalle,ypidierondosmargaritas.Él ladejó

hablar,loquelefuedandoalgunaspistas.Todavíanosabíacómosellamaba,noseatrevíaapreguntárselo.Peroeralaresponsable—almenos,enparte—deunfondodeinversiónfarmacéuticadeDeutscheBank.—ImagínatequécambiocomparadoconesamierdaqueIvarmeobligabaahacer.Ivar—Dantomónota—;Ivar,quequizáseapellidaraÖgren,comoAlfredÖgren,laagenciadebolsadonde

lamujerlehabíadichoquehabíatrabajadohastanohacíamuchoydondetambiénhabíaunatalMalinFrode,alaqueellaparecíavercomocompetidora.—MeheenteradodequeMalinytúhabéisempezadoasalir—lesoltó.Élrespondiódeformaevasiva:—Bueno,noexactamente;enrealidadnohaynada.Contestabamásomenosasíatodo,aunquesílehablóconsinceridadsobrecómollegóatocarconKlaus

Ganz.Contactos,argumentó.RecomendacionesdeTillBrönneryChetHarold.—ToquéconellosenNuevaYork.Klaussearriesgóyapostópormí—comentó.Decirquesehabíanarriesgadoalcontratarloquedababienenlaconversación,peroeraunaestupidez,por

supuesto: contratarlo a él no suponía ningún riesgopara ningunabandade jazz, pues, a pesar de todo, eraconscientedesuvalía.—Pero¿guitarra,Leo?Eresincreíble.Debesdehaberpracticadounabarbaridad.¿Cuándoempezaste?—Enlaadolescencia—respondió.—YyoquecreíaquetansóloelpianodecolayelviolíneranlosuficientementebuenosparaViveka.—Toquéaescondidas—dijo.—Peroelpianodebedehaberteayudadounmontón.Mesonabanunpocolasarmoníascuandohicistetu

solo,ynosoyprecisamenteunaexperta,nimuchísimomenos.Aúnrecuerdocuando teoí tocarencasadeThomaseIrene,yhoyhetenidolamismasensación.Lasmismasvibraciones.¿«La misma sensación»? ¿«El piano»? ¿Qué quería decir? ¿Qué significaba eso? Quiso preguntárselo,

obtenermáspistas.Peronoseatrevió.Lamayorpartedeltiempopermanecíacalladooselimitabaasonreíryaasentir.Avecesinterveníaconalgoquenolocomprometíaohablabadecosasquehabíaleído.Porejemplo—ysindudadebiódehaberalgúnmotivoque lo llevaraahablardeeso—,dequeel tiburónborealpuedellegaraloscuatrocientosañosporquevivesuvidaacámaralenta.—Quévidamásaburrida—comentóella.—Perolarga—apostillóélarrastrandoyalargandocómicamentelavoz,anteloqueellaserio.Nohacíafaltagrancosaparadivertirla,asíquefueenvalentonándose. Inclusoseatrevióapronosticar la

evolucióndelabolsa«ahoraquelasvaloracionessontanjustasylosinteresestanbajos».

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—Sube—dijo—.Obaja.Cosaque,enaparencia,tambiénresultabadivertida.Tuvolasensacióndequeacababadecaerenalgo:que

legustabameterseenunnuevopapel,queesoleañadíacarácterasupersonalidadyleotorgabaunmarcomásampliodelibertad.Experimentómomentosdeliberación.Elpapelleayudóaentrarenunmundoquesiemprelehabíaestadovetado,unmundodedineroyposibilidades.Puedequefueranlascopas.Otalvezlaformaque ella tenía demirarlo. Lo cierto, en cualquier caso, fue que continuó hablando cada vezmás, y hastallegaronagustarlesuspropiasasociacionesyocurrencias.Sobretodo,deseabaquelovieranconella.Leencantabaesaindescriptiblesofisticaciónqueellaposeíay

que,enabsoluto,podíareducirsealaropa,alasjoyasoalcalzado.Residíaensusgestosyensuspequeñasexpresiones, en esa exquisita manera de pronunciar las eses y en la naturalidad con la que se dirigía alcamarero y con la que contemplaba el mundo. Con la mera fuerza de su forma de ser, ella le otorgabadignidad.Élobservabasuscaderas,suspiernasysuspechos,ysentíaqueladeseaba.Labesóenmediodeunafrase.MostrómásarrojodelquehabríatenidosiendoDanBrody.Yaenlacalle,frentealbar,apretósusexocontraelcuerpodeaquellamujer.Fueronhastaelhoteldeella—elAdlonKempinski,juntoalaPuertadeBrandeburgo—ylehizoelamor

conmuchasganasyosadía.Yanoeraunamanteinhibido;alterminar,ellaledijocosasmaravillosas.Éllacorrespondióysesintiófeliz,felizcomounimpostorqueacababadellevaracabo,conéxito,ungolpemuyatrevido,perofelizapesardetodo.Quizáasimismoenamorado,nosólodeella,sinotambiéndesunuevoyo.Aunasí,nopodíaconciliarelsueño.QueríabuscarenGoogleesosnombresalosqueellahabíaaludidoparacomprenderlo todo. Sin embargo, esperó; deseaba encontrarse solo cuando lo hiciera. Sopesó la idea deescaparalamanecer,peronopodíamostrarsetaninsensiblehaciaella.Eratanbellacuandodormía,tanpurayclara...;comositambién,mientrassoñaba,pertenecieraaunaclasemásdistinguida.Teníaunamancharojaenelhombro.Leencantabacadapequeñamarcadesucuerpo.Pocoantesdelasseisdelamadrugada,volvióarodearlaconsusbrazosylesusurróun«gracias»aloído,

paradecirle,actoseguido,quedebíamarcharse.Aunareunión,argumentó.Ellalerespondióqueloentendíaylediosutarjetadevisita.SellamabaJuliaDamberg.Élprometiótelefonearla«pronto,muypronto».Sevistióysalióalacalleparacogeruntaxi.Enelmismotrayectohastasuhotel,buscólaagenciaAlfredÖgrenenelmóvil.Eldirectorejecutivodela

empresaresultóser,precisamente,IvarÖgren.Ylaverdaderaquesí,queparecíaunauténticogilipollas:seleintuíaunairedearrogancia,yteníapapadayunospequeñosojosacuosos.Noobstante,aquellonofuenada,tansólounaminuciacomparadoconloqueleesperaba.Porqueunpocomásabajohabíaunafotodelsocioyjefedeanálisis,LeoMannheimer,yesafotografía...lodejóKO.Pasóunbuenratonegándoseacreérselo.Eraundisparatedemasiadoabsurdo.Peroaqueldelafotoeraél.

Aunque,porsupuesto,noeraél.Sinembargo,seleparecíatantoquelediovértigo;sequitóelcinturóndeseguridadyseinclinóhaciadelanteparaverselacaraenelespejoretrovisor.Esonohizomásqueempeorarlascosas.Nolecostómuchoesfuerzosonreírexactamenteigualqueeljefe

deanálisisdeAlfredÖgren.Reconocióesasarrugasentornoalaboca,asícomolasdelafrente,yluegoesamirada,sunariz, losrizosdelpelo, todotodo, inclusolapostura,aunqueelhombredelafotografíaparecíamáselegante.Eltrajeera,sinlugaradudas,muchomáscaro.Continuóconsuspesquisasenlahabitacióndelhotel.Seolvidódelahoraydedóndeseencontrabayno

hacía más que soltar improperios y mover la cabeza con incredulidad; se hallaba fuera de sí. Erantremendamente parecidos. Sólo el marco difería. LeoMannheimer pertenecía a otro mundo, a otra clase.Estaba a años luz de él y, al mismo tiempo, no lo estaba. Resultaba incomprensible, pero lo másdesconcertante era lo de la música. Dan dio con una antigua grabación realizada en la Konserthuset deEstocolmo.Leodebíadetenerunosveinteoveintiúnañosyseleveíatensoyconunasolemneexpresiónenelrostroanteunasalaabarrotada;setratabadeunactosemioficialenelqueLeoeraelartistainvitado.Desdeluego,enesaépocanadieloshabríaconfundidocomoocurriólanocheanterior.Daneraunbohemio

depelo largoquesevestíaconvaquerosy jerséis,mientrasqueLeoyasehabíaconvertidoenesehombreelegantequeaparecíaenlafotografíadelapáginawebdeAlfredÖgren,conladiferenciadequeseleveíaunpocomásjoven,aunqueconelmismopeinadoyconuntrajesimilar,hechoamedida.Tansólolefaltabalacorbata.Pero todoesonosignificabanada.CuandoDanvioelvídeo, las lágrimasacudieronasusojos.Lloróno

sóloporcaerenlacuentadequeteníaungemelo,sinotambiénporsupropiavida:suinfanciaenlagranja,losgolpesylasexigenciasdeSten,eldurotrabajodelcampo,aquellaguitarradestrozadacontraelembarcadero,suhuidaysuviajeaBoston,yaquellosprimerosmesesdemiseria.Llorópornohaberlosabidoyporesaausenciaquesiemprehabíasentido.Pero,sobretodo,lloróporloqueoyó.Luegosacósuguitarrayacompañóaesepiano.Adistancia.Yquinceañosdespués.

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Nosóloleemocionóaquellamelancólicapiezaqueparecíaunacomposiciónpropia.Tambiénlohicieroneltimbreylasarmonías.LostriplesarpegiosdeLeoMannheimereranlosmismosconlosqueDantocabaantes:cuando terminaba sus progresiones dos-cinco-uno subía medio tono sobre la tónica. Y, al igual que Dan,utilizabalosantiguosacordesdequintadisminuidaenlugardeséptimamenor,quintamenorynovenamenor,comohacíalamayoría,paraacabaramenudoenelsextotonodelaescaladórica.CuandoDandescubrióaDjangosecreyóúnico,ydeesemodoencontrósupropiocamino,tanalejadode

todoslosdesugeneración,quesededicabanalrock,alpopyalhiphop.Yahoraresultabaque,poraquellaépoca,enEstocolmo,enunmundocompletamentedistinto,habíaunchicoconsumismoaspectoquehabíaencontrado las mismas armonías y escalas. Apenas si podía asimilarlo; eranmuchos los sentimientos queaflorabandesdesuinterior:añoranza,esperanzaytalvezinclusoamor.Perosobretodoestupefacción.Teníaunhermano.TeníaunhermanoquehabíaacabadoenunafamiliaricadeEstocolmo.Enesehechonosólohabíaalgo

tremendo, sino tambiénmuy injusto. Tal y como recordaría después, el enfado y la rabia no tardarían enemerger,yloharíanconunadescomunalfuerzaenmediodetodoslosdemássentimientos.Evidentemente,Dantodavíanoentendíaquépodíahaberocurrido,aunquelointuía.Selevinoa lamenteaquellagentedeEstocolmoconsustest,suspreguntasysusgrabaciones.¿Elloslosabían?¡Claroquesí!Empezóasumarunacosaconlaotraylairalehizoarrojarunvasocontralapared.Luego

buscó el númerodeHilda vonKanterborgy la llamó.Era aúndemañana, si bien era cierto que las horashabíanpasadoconmásrapidezdeloqueélpensaba;peroHildavonKanterborgnoparecíaestarsobria.Yasonababorrachao,cuandomenos,bajolainfluenciadelalcohol,yesoloirritó.—SoyDanielBrolin—dijo—.¿Teacuerdasdemí?—¿Cómohasdichoquetellamas?—DanielBrolin.Oyóunarespiraciónpesaday,quizá—aunquenopodíaasegurarlo—,miedo,auténticomiedo.—¡QueridoDaniel!—lerespondió—.¡Claroquemeacuerdo!¿Quétalestás?Estábamostanpreocupados...

Nosabíamosnadadeti.—¿Sabíasqueteníaungemelo?¿Losabías?Suvozsequebró,yenlalíneasehizoelsilencio.Ellasesirvióalgoenunacopa,yesesilencioyelsonido

dellíquidoalcaerfueronsuficientesparaél.Comprendióqueellalosabía,queéseeraelmotivoporelquelehabíahechotodasesasvisitasalagranjaytambiéneldesusextrañaspalabras:«Nuestrotrabajoconsisteenestudiar,noenintervenir».—¿Porquénomedijistenada?Ellacontinuócallada,yéllorepitió,estavezdeformamásagresiva.—Nopodía—susurróHilda—.Habíafirmadoundocumentodeconfidencialidad.—¿Asíqueunpapeleramásimportantequemivida?—Lohicemal,Daniel,¡muymal!Losé.Peroyoyanopertenezcoaeseorganismo.Meecharon.Protesté

demasiado.—Osea,queencimasetratabadeunaputaorganización.Danperdiólosestribos.Yanoeraconscientenideloquedecía.Coneltiempo,sólorecordaríaunapregunta

quelehizoHilda:—¿OshabéisencontradoLeoytú?Esolodestrozóporcompleto.Alprincipionoentendióporquéesapreguntalealterótanto.Probablemente

sedebieraalamaneratanfamiliarconlaqueHildaserefirióaellos,comosiparaellafuesealgoyaarraigado,algodelpasado,yaasumido,mientrasqueaélleprodujounauténticoterremoto.—¿Éllosabe?—¿Leo?—¡Sí,claro!—Nocreo,Daniel.Nolocreo.Nopuedocontartenadamás.Deverdad.Yatehedichodemasiado.—¿Demasiado?Tellamécuandoloestabapasandofatal,cuandonoteníanada.¿Yquémedijisteentonces?

Niunapalabra.Dejastequepasaratodamividasinsaberlomásimportante.Mehasrobadola...Noencontrabalaspalabras.Nohabíapalabrascapacesdehacerlesjusticiaasussentimientos.—Losiento,Daniel,losiento—balbuceó.Éllegritóylesoltóuninsulto,luegocolgóyllamóalserviciodehabitacionesparapedircervezas.Muchas

cervezas.Teníaquecalmarseyordenarsuspensamientos,porquedesdeesemismomomentotuvoclaroquedebíacontactarconLeo.Verle.Pero¿cómo?¿Escribiéndole,llamándoloosimplementepresentándoseundíafrenteasupuerta?LeoMannheimererarico.Diferente;seguroqueerauntipomuchomásfelizymuchomásduroqueél.Hastaresultabaposible—Hildalohabíainsinuado—quesupieradelaexistenciadeDanielyque

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hubierapreferidonocontactarconél.Quizáseavergonzaradesuhermanopobreypisoteado.Noparecíadeltodoimprobable.DanvolvióalapáginawebdeAlfredÖgrenymiródenuevolafotodeLeo.¿Nohabíaensusojosunaire

deinseguridad?Dancreyóverlo,cosaqueleinfundióalgomásdecoraje.AlomejorLeonoerauntipotanduro,apesardetodo.PensóenlafacilidadconlaquehabíahabladoconJulialanocheanteriorysesumióenuninstantedesueñoseilusiones.Sintiócómosurabiaseibaapaciguandoaltiempoquevolvíanlaslágrimas.¿Quédebíahacer?SebuscóenGoogleparadarcongrabacionesdesusconciertos.Ysetopóconunvídeo

grabadohacía tansólounos seismesesenunclubde jazzdeSanFrancisco;acababadecortarseelpeloyllevabasutrajegris,ytocabaelsolodeAlltheThingsYouAreutilizando lamisma tonalidadmelódicaquehabía empleado Leo en la Konserthuset. Adjuntó el vídeo y se puso a escribir un largo correo. Todavíarecordabasucomienzo:

QueridoLeo,queridohermanogemelo:Me llamo Dan Brody y soy guitarrista de jazz. Hasta esta misma mañana no he tenido ni idea de tuexistencia,yestoytanemocionadoyaturdidoqueapenassoycapazdeescribir.Noesmiintención,enabsoluto,molestarteoincomodarte.Notepidonada,nisiquieraunarespuesta.

Sóloquierodecirtequesaberqueexistesyquepareces tocarelmismotipodemúsicaqueyoseráparasiemprelomásimportantequemehapasadojamás.No tengoni idea de si te interesarámi vida, aunqueyomueropor saber de la tuya.Aun así, quiero

contartealgo.¿Llegasteaconoceranuestropadre?Eraunborrachoyundesastredepersona,peroteníaunexcepcional talento musical. Nuestra madre murió a consecuencia del parto. Debió de resultar muycomplicado,quizáporquedioaluzagemelos.Yonuncameenterédeeso...

Danescribióveintidóspáginas.Peronuncaenvióelcorreo.Noseatrevió.Encambio,llamóaKlausGanzy

ledijoquehabíafallecidounfamiliar.AcontinuacióncompróunbilletedeaviónaEstocolmoparalamañanasiguiente.Era la primera vez en dieciocho años que pisaba Suecia. Soplaba un viento gélido. Nevaba. Era 10 de

diciembre y el día de la entrega del PremioNobel. La iluminación navideña alegraba las calles, yDanielmirabamaravilladoasualrededor.Estocolmoeraesabonitaciudaddesuinfanciaquelequedabatanlejoseneltiempo.Estabanerviosoyconelpulsoacelerado,perotambiénexcitadocomounniñopequeño.Aunasí,tardaríacincodíasenreunirelcorajesuficienteparaponerseencontactoconsuhermano.DuranteunosdíasviviócomolasombradeLeoMannheimer,suinvisibleperseguidor.

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Capítulo15

21dejunio

BashirKaziteníaunabarbalargaydescuidadayestabavestidoconunospantalonesmilitares y un chaleco claro de cazador. Sus brazos eran fuertes y musculados;presentabaunaspectofísicoimpactante.Ahorasehallabatiradoenunsofádecuero,viendo la televisión, y, tras inspeccionar a Lisbeth con una despectiva mirada, laignoró.Conunpocodesuerteeraposiblequeestuvierafumado.Ella,porsiacaso,para interpretarbien supapel, se tambaleóunpocoy lepegóun tragoa lapetaca.BashirsonrióburlonamenteysevolvióhaciaKhalil.

—¿Quiénesestaputaquetehastraído?—No lahevisto enmivida.Sehapresentadoen lapuertaymehadichoque

quiereenseñarmeunapelícula.¡Sácaladeaquí!Khalil le teníamiedo. Eso resultaba obvio. Pero temía aúnmás a su hermano,

cosaqueayudaríaaLisbethalograrsuobjetivo.Elladejólabolsaconelordenadorenunacómodagrisquehabíajuntoalapuerta.

—Bueno,¿ytúquiéneres,nena?—preguntóBashir.—Nadieenparticular—contestóLisbeth,uncomentarioque tampocoocasionó

ningunareacciónespecial.Sinembargo,Bashirselevantóybostezó,probablementeconelfindedejarclaro

hastaquépuntoestabahartodetíasqueseponíanchulas.—¿Cómohaspodidovolveraestebarrio?—lepreguntóBashiraKhalil—.Aquí

nohaymásqueputaseidiotas.Lisbethexaminólavivienda.Eraunestudioconunapequeñacocinaaladerecha.

Habíapocosmueblesyropatiradapordoquier;todoestabamuydesordenado.Teníaunacamaelevada,tipoloft,elsofádecueroyunapequeñamesadecentro.Juntoalacómoda,habíaunpalodebandyapoyadocontralapared.

—Unageneralizaciónmuypocoprecisa—intervinoella.—¿Quéhasdicho?—Que tu modo de expresarte es excesivamente estereotipado, ¿no te parece,

Bashir?

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—¿Cómosabesminombre?—AcabodesalirdeltrulloytuamigaBenitotemandamuchossaludos.Eraunaapuestaarriesgada.Selahabíajugado.Oquizáno;estababastantesegura

dequehabíaunaconexiónentrelosdos,y,enefecto,Bashirreaccionó.Benitonoeraunnombredesconocidoparaél.Unaespeciedechispabrillóensusturbiosojos.

—¿Yquétipodesaludossesuponequesonésos?—Sonsaludosenformadevídeo.¿Quieresverlo?—Puesdepende.—Creoquetevaagustar;esmuyentretenido—dijoLisbethmientrassacabasu

móvilyfingíatenerproblemasparaencenderlo.Enrealidad,loquehizofueescribirunpardecomandosyconectarseaesainfraestructuraqueHackerRepublicmanteníaactualizadaadiario.

LuegodiounpasohaciadelanteyleclavólamiradaaBashir.—ABenito,comobiensabes,noleimportahacerlesfavoresasusamigos.Pero

hayalgunosaspectossobrelosquedebemoshablar.—¿Comocuáles?—Es una cárcel, cosa que, ya de por sí, plantea unos cuantos problemas. Has

demostradounagranhabilidadmetiendounanavajaenelmódulo.Tefelicito.—Algrano.—ElgranosellamaFaria.—¿Yquélepasa?—¿Cómohabéispodidotratarlatanmal?—¿Qué?—Oshabéiscomportadocomounosauténticoscerdos.Bashirparecíadesconcertado.—¿Quécoñoestásdiciendo?—Cerdos.Hijosdeputa.Cabronesdemierda...Haymuchaspalabras,ytodasse

quedancortasteniendoencuentalascircunstancias.Deberíaissercastigados,¿noteparece?

Lisbeth esperaba una reacción. Pero subestimó la fuerza con la que llegó eserepentinoarrebatodeiraquesiguióaldesconciertoinicial.Sindudarloniuninstante,Bashir le propinó un puñetazo en toda la barbilla. Ella consiguió mantener elequilibrioaduraspenasyseconcentróensujetarfirmementeelmóvilconlamanoderecha y sostenerlo pegado a la cadera y con la pantalla dirigida hacia la cara deBashir.

—Uy,tehasenfadado—dijoella.—¡Nosabescuánto!Lisbeth encajó otro golpe, que también la hizo tambalearse, pero continuó sin

realizar ni un solo ademán para defenderse; ni siquiera levantó la mano para

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protegerse.Bashir lamiró con unos ojos en los que cabían tanto la rabia como elasombro.Lisbethteníasangreenlaboca.Searriesgóyselajugóotravez:

—QuizánofueramuyinteligentemataraJamal.Bashirgolpeódenuevo,peroenestaocasiónaLisbethleresultómuchísimomás

difícilmantenerelequilibrio.Semareóysacudiólacabezaconlaesperanzadeverlotodomásnítido,yentonces,justoasulado,contemplólosasustadosojosdeKhalil.¿Él tambiénpensaba atacarla?No estaba segura, no era fácil entender a ese chico.Peroconfióenquesequedaraquietoyparalizado.Sudelgadafiguradaba,másquenada,lástima.

—Nofuemuyinteligenteportuparte—dijoLisbethmientrasmirabaaBashirdelamaneramáscáusticaquepudo.

Élperdiólosnerviosylacabeza,justoloqueellaesperaba.—Fuemás inteligente de lo que tú serás capaz de comprender en toda tu puta

vida,zorrademierda.—¿Ah,sí?Puesexplícamelo.—¡Convirtió a Faria en una puta!—gritó Bashir—. ¡Una puta! Deshonró a la

familia.Lisbethrecibióotropuñetazo,yestaveznosuposihabíaconseguidomantenerel

teléfonorecto.—Claro,yporesoFariatambiéndebemorir,¿verdad?—acertóadecir.—Como una rata, como una cerda. No nos rendiremos hasta que arda en el

infierno.—Bien—contestóLisbeth—.Yanosvamosentendiendo.¿Quieresvermivídeo?—¿Yporquécoñoibaaquererverlo?—Porque,sino lohaces,Benitosevaa llevarunagrandecepción,yesonoes

bueno.Pensabaqueaestasalturasyatehabíaquedadoclaro.

Bashirdudó,selenotabaenlosojosyeneltemblorosobrazo.Peroesonocambiabanada;seguíafurioso,fueradesí,yellanoaguantaríamuchosmásgolpes.Lisbethsehizounarápidavisióndeconjunto,midiólasdistanciasconlosojos,localculótodoyanalizó las consecuencias. ¿Debía darle un cabezazo? ¿O un rodillazo entre laspiernas?¿Devolverlelospuñetazos?Decidióaguantarunpocomásyjugarafingirsedestrozadayvencida.Elsiguientegolpellegódeladoyfuemásfuertequetodoslosdemás. Le abrió el labio superior y provocó que su cabeza retumbara. Volvió atambalearse.

—Venga,enséñameloya—leespetóBashir.Lisbeth se limpió los labios, tosió, escupió sangre y se desplomó en el sofá de

cuero.

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—Lotengoenelmóvil—dijo.—Vale,puesenséñamelo—leordenóBashiraltiempoquesesentabajuntoaella.

Lisbeth manipuló torpemente el teléfono intentando dar la sensación de hallarsedesorientadaymareada.

Khaliltambiénseacercó,locualestababien,pensóella.Sindemasiadadiligenciaysinmostrarexcesivadestrezaconlasmanos,introdujosuscomandos,yloscódigosde los programas aparecieron en la pantalla. Se notaba que los hermanos se ibanponiendocadavezmásnerviosos.

—¿Qué coño pasa?—Bashir preguntó inquieto—. ¿Está estropeado? ¿O es unputoteléfonodemierda?

—No, no—aclaró ella—. Es normal. La grabación está entrando en una cosallamada botnet, ¿lo veis? Ahora le doy un nombre al archivo, pulsoCommand yControlylosuboalared.

—¿Quécoñoestásdiciendo?Lisbethpercibióunagrioolorasudor.—Te lo voy a explicar —continuó—. Un botnet es una red de ordenadores

hackeados que han sido infectados con virus, con troyanos. Es algo ilegal, peroresultapráctico.Antesdecontartemás,creoquedebemosverelvídeo.Yotampocolohevisto.Aúnnoestáeditado.Esperaunmomento...¡Ahíestá!

EnlapantallaapareciólacaradeBashir.Seleveíadesconcertado,comounniñoquenoacabadeentenderunapreguntadifícil.

—¿Quécoñoeseso?—preguntóBashir.—Puestú,¿noteves?Sinafeitaryalgodesaseado,aunquehedereconocerquela

imagenestádesenfocada.Esquenoesfácilgrabardesdelacadera.Perolapelículairá a mejor. Se hará más emocionante. Mira aquí lo bien que pegas, y ahora...¡Escucha!Anda,parecequeestásconfesandoelasesinatodeJamalChowdhury.

—Pero¿quécoño...?BashirpudooírsechillandoqueFariateníaquemorircomounaratayunacerday

arderenel infierno.Luegolacámara temblóyseoyeronmáspalabrasseguidasdenuevosgolpesdifícilesdeapreciar.Másquenada,loqueseveíaeraunconjuntodeimágenesdeltechoydelasparedes.

—¡¿Qué coño has hecho?! —gritó, dando un golpe en la mesa con el puñocerrado.

—Tranquilo,hombre,tranquilo—contestóLisbeth—.Aúnnohayningúnmotivoparaponersehistérico.

—¿Quéquieresdecir?¡Contéstame,joder,hijadeputa!Suvozsequebró.—Todavíahayunaconsiderablepartedelapoblaciónmundialquenoharecibido

elarchivo—prosiguióLisbeth—.Yodiríaquenosonmásqueunoscienmilloneslos

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que ya lo tienen, aunque muchos de ellos, sin duda, lo considerarán spam y loborrarán directamente. Pero también debo informarte de queme ha dado tiempo aponerlenombrealarchivo.Lohellamado«BashirKazi».Demodoqueesprobablequetusamigosquieranverlo,yluegolapolicía,claro,ylaSäpo,ylosamigosdetusamigos, y fulanito y menganito, y vete tú a saber quién. Quizá se haga viral enYouTube.Nohaymaneradecontrolaresetipodecosas.EsqueInternetestanraro...Laverdadesqueyonuncaheentendidodemasiadobiencómofunciona.

Bashirseestabavolviendoloco.Sacudíalacabezaespasmódicamente.—Comprendoqueteresulteduro—dijoLisbeth—.Serunpersonajepúblicono

esfácildeasimilar.Aúnrecuerdolasprimerasvecesqueaparecíenlasportadasdelosperiódicos.Sihedesertesincera,todavíanomeherecuperadodeltodo.Perolabuenanoticiaesqueexisteunasalida.

—¿Qué?—Ahoratelocuento.Sólovoya...Se aprovechó de la perplejidad y la desesperación de Bashir, y con un

movimientorápidocomounrayoagarrósucabezayselaestampódosvecescontralamesa.Actoseguido,selevantó.

—Puedeshuir,Bashir—ledijo—.Puedescorrertanrápidoquelavergüenzanotealcance.

Bashir lamirabaparalizadoy aturdido.Subrazoderecho temblaba.Se llevó lamanoalafrente.

—Quizá funcione —continuó Lisbeth—. Pero es posible que no por muchotiempo.Puedescorrerycorrer,comotuhermano;claroquealomejornoerescapazdehacerlotanrápidamente,porquehasempezadoaengordar,¿verdad?Peroseguroqueconsiguesavanzardeunauotramanera,aunqueseadandotumbos.

—¡Te voy amatar!—gruñóBashir, y se levantó como si estuviera a punto deabalanzarsesobreella.Sinembargo,niélmismoselocreía.Nohacíamásquedirigirlamirada,nervioso,hacialapuertaylasventanas.

—Dateprisa—leincitóLisbeth—.Creoquetendrásquelargartebastantepronto.—¡Teencontraré!—sentenció.—Muybien,entoncesvolveremosavernos.LavozdeLisbethsonófríaeindiferente.Seencaminóhacialacómodadándole

la espalda y ofreciéndole así todas las oportunidades delmundo para que él se leecharaencima.Apesardeeso,Bashirpermaneciótanperplejoeincapazdemoversecomoellaesperaba.Además,enesemomentosonósumóvil.

—Seguroquetellamaalguienquehavistoyalapelícula.Peronopasanada,¿aque no?Basta con no contestar y con bajar lamirada cuando salgas a la calle—comentóLisbeth.

Bashirmascullóunaamenazayavanzóhaciaella.Nolediotiempoahacernada

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más:Lisbethcogióelpalodebandyqueestabaapoyadocontralaparedylepropinóungolpeenelcuello,otroenlamejillayunomásenelestómago.

—ÉsteesdepartedeFaria—dijo.Bashirsedoblóyrecibióunúltimogolpe,peroconsiguiólevantarse.Huyóporla

puertadandotumbos,bajóporlaescaleraysalióalacalle.Lisbeth aún sujetaba el palo de bandy.Khalil Kazi—boquiabierto y con unos

ojosquenoparabandeirdeunladoaotro—seencontrabajuntoalsofá,pordetrásde ella, con su ropa de hacer footing y sus zapatillas rojas. Seguía siendo unadolescente,yteníauncuerpomuydelgadoynervudo.Sumiradadenotabapánico.Difícilmente constituiría un peligro. Pero podría huir y perder los estribos;Annikahabíahablado, incluso,de riesgode suicidio.Sinperderdevista lapuerta,Lisbethconsultósureloj.

Eran las16.20.Miróel correo.NiBublanskiniFarahSharifhabíancontestadotodavía.Annikahabíaescrito:«Brillante,parecemuyprometedor.¡Veteacasaahoramismo!».

KhalilrespirabaconesfuerzoyLisbethloobservó.Parecíaquererdecirlealgo.—Erestú,¿verdad?—inquirióél.—¿Quién?—Ladelosperiódicos.Ellaasintióconlacabeza.—Túyyo tenemosqueverotrapelícula,aunquenoes tanemocionante—dijo

Lisbeth—;éstatratasobretododemovimientosdemanos.Volvióaapoyarelpalodebandycontralapared,cogiósubolsaylepidióquese

sentara en el sofá. Se le veía pálido, y sus piernas apenas si lo sostenían, peroobedecióysesentó.

Ella le habló, breve y fríamente, del reconocimiento de movimientos y de lasredesneuronalesprofundas,desufootingdehacíaunratoydelasecuenciagrabadadelmetro.Sediocuentaenseguidadequeélsabíapordóndeibanlostiros.Khalilsequedódepiedraymurmuróalgoinaudible.Acontinuación,ellaseacomodóasuladoyabriólosarchivos.Leenseñólasgrabacionesmientrasintentabaexplicárselas,peroél no parecía asimilar nada de lo que estaba viendoy se limitó a dirigir una vacíamiradaalapantalla.Lesonóelteléfono.Semiraron.

—Adelante,contesta—leinstóLisbeth.Khalilcontestó.Porlarígidaveneraciónquesedesprendíadesuvoz,ellaadvirtió

deinmediatoquequienllamabaeraalguienalqueélprofesabaungranrespeto.Erasuimán,ysehallabaenelbarrio;debíadeserobradeAnnika.Alparecer,elimánlepreguntaba si podía subir a verlo. «¿Por qué no?», pensó Lisbeth, de modo queasintió con la cabeza. Las confesiones eran seguramente un campo que controlabamejorelimány,además,Annikahabíahabladomuybiendeél.

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Al rato, llamarona lapuerta.Un señor alto, eleganteydeunos cincuenta añosentróenlavivienda.Teníaunosojospequeñosyunalargabarba,yllevabapuestounturbante rojo. Saludó aLisbeth con unmovimiento de cabeza y luego se dirigió aKhalilconunamelancólicasonrisa.

—Hola,amigomío—dijo—.¿Hayalgoquequierascontarme?Había un poso de tristeza en sus palabras, y por un momento los tres

permanecieron en silencio.De repente,Lisbeth se sintió incómoday sin saber quéhacer.Optóporlevantarse.

—No creo que éste sea un lugar seguro—sentenció—. Yo os propondría quesalieraisdeaquíyqueosfueraisalamezquita.

Los dejó solos sin ni siquiera despedirse y, tras cruzar la puerta de la entrada,desaparecióporlaoscuraescaleraconsubolsaysuordenador.

Diciembre,unañoymedioantes

DanBrodysehallabasentadoenunbancodeNorrmalmstorg.EraelmismodíadesullegadaaEstocolmo.Yanonevaba.Elcieloestabadespejadoyhacíafrío,yélllevabaunabrigonegro,gafasdesolyunagorragrisdelana calada hasta las cejas. Leía un libro que trataba del derrumbamiento de Lehman Brothers. Queríaaprendercosasdelmundodesuhermano.Se había alojado en elAfChapmandeSkeppsholmen, un antiguobarco que había sido reconvertido en

albergue. Una habitación costaba seiscientas noventa coronas, más o menos lo que podía permitirse. Decamino hasta allí, ya había recibido un par de miradas de reconocimiento, cosa que le dolió porque lointerpretócomosinofueraél,sinounacopiamáspobredeotro.Él,queveníadeserunmúsicoytodounhombre de mundo, volvió a ser aquel chico paleto de Hälsingland, alguien inferior a los ojos de losestocolmenses.FueenBirgerJarlsgatandondeentróenunatiendaysecomprólasgafasdesolylagorragrisparaintentarpasardesapercibido.Noparabadedarlevueltasacómoactuar.Apesarde todo,debíamandaruncorreo,enviarunenlacede

vídeo, o quizá llamar por teléfono. No se atrevía. Primero quería ver a Leo. Por eso se había sentado enaquellaplaza,frentelaagenciadebolsaAlfredÖgren.Paraesperarlo.IvarÖgrensalióconpasofirmeyunaireirritado,semetióenunBMWnegroconloscristalestintadosyse

marchódeallícomounhombredeEstado,undignatario.PeroLeoseguíasinaparecer.Estabatodavíaallíarriba,eneledificiodeladrillorojo.Danhabíallamadoy

preguntadoporéleninglés,ylehabíaninformadodequesehallabareunido.Terminaríaenbreve,ledijeron.Cadavezquelapuertaprincipalseabría,Danpegabaunrespingo.Peroaúntardaría.YahacíaunbuenratoquelanochehabíacaídosobreEstocolmo.DesdelabahíadeNybrovikensoplabaunvientocortante,yelfríoerademasiadointensocomoparaquedarseallísentadoleyendo.Selevantóysepusoadeambulardeunladoaotrodelaplazamientrassemasajeabalasyemasdelosdedos

bajo losguantesdecuero.Seguía sinocurrirnada.El tráficode lahorapuntaempezabaadisminuir.Miróhaciaelrestaurantedegrandesventanales.Losclientessonreíanyhablaban,yélsesintióexcluido.Lavidaparecíadesarrollarselejosdeél;lapercibíasólocomosifueraelmurmullodeunafiestaalaquenohabíasidoinvitado,yentoncespensóquesiemprehabíaestadoapartadodetodo.¿Noeraasí?EnesemomentoaparecióLeo.Dannuncaloolvidaría.Depronto,fuecomosiel tiemposedetuviera;el

campodevisiónseleredujoytodoslosruidoscesaron.Peronosólosetratabadeunaexperienciafeliz,almenosenaquelpreciso instante,conaquel fríoya la luzdeaquel restaurante.VeraLeonohizomásqueincrementar su dolor. Se le asemejaba abrumadoramente. Andaba del mismo modo, sonreía igual que él,movía lasmanosde idénticamaneray tenía lasmismas líneasdeexpresiónen lasmejillasybajo losojos.Todoeraigual,pero,aunasí,fuecomoverseasímismoenunespejodorado.Esehombreeraély,almismotiempo,noeraél.Leo Mannheimer era la persona que Dan podría haber sido, y cuanto más lo miraba, más diferencias

descubría.Nosólosetratabadelabrigo,nideloszapatos,nidelcarotrajequehabíapordebajo.Eranesos

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pasos decididos y ese brillo en lamirada. LeoMannheimer irradiaba una confianza en símismo queDannuncahabíatenido.Sintióunapunzadaenelpechoylecostórespirar.Elcorazónlelatíaatodavelocidad.MiróalamujerquecaminabajuntoaLeorodeándoloporlacintura.

Rezumabainteligenciaysofisticación,yparecíaenamoradadeél.Sereía.Sereíanlosdos,yDanentendióquelamujerdebíadeseresaMalinFrodedelaqueJuliahabíahabladoconundejedecelos.Sequedócomoparalizado.No se atrevió a acercarse y los vio desaparecermientras ponían rumbo a Biblioteksgatan. Lossiguiósinentenderdeltodoporqué.Caminódespaciomanteniendoladistancia.Aunqueelriesgodequelodescubrieraneranulo.Estabancompletamenteocupadosentresí.Sedirigieron

alparquedeHumlegårdenyvolvieronareírse.Susdesenfadadasrisassurcaronelaire.Dansesintiópesado,comosilaligerezaylafugacidaddeesaalegríaprovocaranqueelsuelotiraradesucuerpohaciaabajo.Dejódeperseguirlosyregresóasualberguesinqueporuninstanteselepasaraporlamentenilafacilidadconlaquelasaparienciasengañannimuchomenosaúnlasvecesenlasque,contodaseguridad,aéllohabríanvistodelamismamanera,comoalguienmuyafortunado.Confrecuencia,lavidaesmásbellaadistancia.Peroenaquelmomentonosediocuenta.

MikaelsedisponíaaviajaraNyköping.Llevabaunabandoleraconunblocdenotas,una grabadora y tres botellas de vino rosado. Lotta von Kanterborg le habíaaconsejadoquelascomprara.SuhermanaHildasealojaba—supuestamente,bajoelnombre falso de Fredrika Nord— en el hotel Forsen, a orillas del Nyköpingsån.Estaría dispuesta a hablar en caso de que se satisficieran ciertas condiciones. Lasbotellasdevinoconstituíanunadeellas.

Otra era lamáximaprudencia.Hilda se sentía perseguida, y después de lo queMikael le había contado, nada habíamejorado. Era, había dicho Lotta, como si lainformación facilitada porMikael hubiese hecho queHilda perdiera la cabeza porcompleto. Por esoMikael no le había explicado a nadie adónde iba, ni siquiera aErika.

Ahora estaba sentado en un café, junto al anillo del vestíbulo principal de laestacióncentraldeEstocolmo,esperandoaMalin.Leparecíaimportantehablarconella.Eranecesarionodejarningúnrincónsinrevisaryexaminarafondocadaunadesusteoríasparasabersisuhistoriateníafisurasono.Malinsepresentódiezminutostarde.Llevabavaquerosyunablusaazul.Ibaguapísima,apesardeque,comomediaciudad,estabatodasudorosa.

—Perdón—dijo—.HetenidoquedejaraLoveconmimadre.—Podríashaberlotraído.Yosóloqueríahacerteunpardepreguntas.—Yalosé,peroesqueluegotengootracosa.Mikaellediounapresuradobesoyfuedirectoalgrano.—CuandovisteaLeoenelMuseoFotográfico,¿huboalgomásquetellamarala

atención,algunaotradiferenciaapartedequeyanoerazurdo?—¿Comoqué?Mikaelleechóunvistazoalrelojdelaestación.—Comoque,porejemplo,unlunarsehubieradesplazadodeunladodesucaraal

otro,oqueunremolinodesupeloapuntaraenotradirección.Tienetantosrizos...—Meestásasustando,Mikael.¿Quéesloquequieresdecirme?

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—Estoy trabajando en una historia de gemelos univitelinos que han sidoseparados al nacer. De momento es todo lo que puedo explicarte, pero no se locuentesanadie,¿meloprometes?

UnmiedoatrozparecióinvadiraMalin,queagarróelbrazodeMikael.—¿Meestásdiciendoque...?—No te estoy diciendo nada, Malin, todavía no —contestó él—. Pero me

pregunto... —Dudó antes de continuar—. Los gemelos univitelinos songenéticamente idénticos, o prácticamente idénticos. Porque todos sufrimos ciertoscambiosgenéticos,pequeñasmutaciones.

—Algrano.—Antes debo darte unos datos; si no, no entenderás nada. Los gemelos

univitelinosprocedendeunsoloóvuloque,unavezfecundadoenelútero,sedividecon suma rapidez. Lo interesante aquí es «cómo de rápido». Si el óvulo se dividecuatrodíasdespuésde la fecundación, losgemelos tendránunaplacentacomún, locualaumentalosriesgosdelfeto.Pero,sielóvulosedividemástarde—alcabodeuna semana, o incluso más tarde todavía, digamos doce días—, los niños son, amenudo, gemelos espejo. El veinte por ciento de los gemelos univitelinos songemelosespejo.

—¿Yesoquésignifica?—Quesonidénticos,perocomosiunofueraelreflejodelotro.Unoeszurdoyel

otrodiestro,porejemplo.Inclusopuedenllegaratenerelcorazónendistintolado.—¿Insinúasque...?SeleagolparonlaspalabrasyMikaelleacariciólamejillaparacalmarla.—Puedeque todaesta ideaseaundisparate—contestó—.Y,aunqueno losea,

aunque realmente fuera el gemelo especular de Leo a quien viste en el MuseoFotográfico,notieneporquéhabersecometidoningúncrimen,ningunasuplantacióndelaidentidadalestilodeEltalentodeMr.Ripley.Quizásólohayanintercambiadopapelesparadivertirseunpocoyprobaralgonuevo.¿Meacompañasaltren,Malin?Debodarmeprisa.

Porunmomento,ellasequedódepiedra.Luegoselevantóyloacompañóhastalaplantabaja, dondepasaronpor el pasillode tiendashasta lavíaonce.Mikael lecomentóqueibaaLinköpingporunasuntodetrabajo;queríadejarelmenornúmeroposibledepistas.Continuó:

—He leídounmontónacercadegemelosunivitelinosque ignoran laexistenciadel otro y que no se conocen hasta que son adultos. Esos encuentros,Malin, sondescritos casi siempre como fantásticos. Dicen que no existen encuentros másexplosivos.¡Imagínate!Piensasqueestássolo,quenohayotrocomotú,yderepenteaparecealguienmás.Dicenque losgemelosunivitelinosqueseconocensiendoyamayores no quieren dejar de hablar nunca. Lo repasan todo: sus talentos, sus

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carencias,suscostumbres,susgestos,susrecuerdos...Todo,absolutamentetodo.Securan,crecen.Sevuelvenmásfelicesdeloqueeran.Muchosdeesostestimoniosmehanemocionado,Malin,ytúhablastedequeLeoestuvoduranteuntiempoeufóricoporcompleto.

—Ya,peroluegoselepasó.—Esverdad.—Semarchódeviajeyperdimoselcontacto.—Exacto—dijoMikael—.Tambiénhepensadoeneso.¿Seteocurrequepueda

haberalgo—ensuaspectofísicooenalgunaotracosa—quemeayudeaentenderlosucedido?

Sedetuvieron.Habíanllegadoalavía.Eltrenyaestabaallí.—Nolosé—respondióella.—¡Piensa!—Sí,quizáunacosa.¿Teacuerdasdeque tecontéquesehabíaprometidocon

JuliaDamberg?—Sí,esoteentristecióunpoco,¿verdad?—Enrealidad,no.Mikaelnoacabódecreerla.—Másquenada,mesorprendió—explicó—.Juliatrabajabaconnosotros.Luego

semudóaFrankfurtynadiesuponadadeelladurantebastantetiempo.Pero,enmiúltimaépocaenAlfredÖgren,ellallamóundíaparahablarconLeo.Nocreoqueélledevolvieralallamada.Másbienparecióincomodarle.PeroJuliacomentóalgomuyraro.

—¿Qué?—Mepreguntó si sabíaqueLeo tocaba aúnmejor la guitarraque el piano.Un

auténticovirtuoso,afirmó.Comoyonoteníaniideadequefueraasí,selopreguntéaLeo.

—¿Yquétecontestó?—Nada.Sesonrojóyselimitóareírse.Fueduranteesaépocaenlaquebrillaba

comoelsol.—Vaya—dijoMikaeldistraídosinprestarlemuchaatenciónalacontinuaciónde

lahistoria.Laspalabras«virtuosodelaguitarra»resonabanfuertementeensusoídosconun

timbre inquietante. Se hallaba absorto en sus pensamientos cuando se despidió deMalinysesubióaltren.

Diciembre,unañoymedioantes

Dan semantuvo apartadounpardedías.Estabapreocupado.Sequedaba leyendoen suhabitaciónodaba

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rápidosynerviosospaseosporSkeppsholmenyDjurgården.Avecesseponíasuchándalgrisysalíaacorrer.Por lasnochesbebíamásde lohabitualenelbardelbarco.Dormíamal,yamenudosesentabaaescribirsobresuvidaenuncuadernoqueteníalastapasdecuerorojas.La tarde delmiércoles 13 de diciembre, regresó aNorrmalmstorg.Tampoco en esa ocasión se atrevió a

acercarseaLeo.Elviernescogiósuguitarraysesentóenelbancoquehabíajuntoalrestaurantedelaplaza.Lanievecaíadenuevoyhacíafrío.Lastemperaturashabíanbajadoconsiderablementeyelabrigoquellevabayanoleabrigabalosuficiente.Peronopodíacomprarseotro.Nolequedabamuchodinero,ynoteníaganasdetocarendiferentesgruposdejazzparabuscarselavida.NopodíapensarenotracosaquenofueraLeo.Todolodemáscarecíadeimportancia.Ese viernes, Leo salió pronto de la oficina. Llevaba un abrigo azulmarino de cachemir y una bufanda

blanca,ycaminabaapresurado.Danempezóairtrasél,estavezdesdemáscerca,loquefueunerror.Delantedel cinePark,Leo sevolvióymiró a su alrededor, como si sospecharaque alguien lo seguía.Aunasí, nodescubrióaDan.Lacalle sehallaba llenadegenteyDan llevaba sugorray susgafasde sol,yenseguidadesviólamiradaaStureplan.LeocontinuóandandoycruzóKarlavägen.DansedetuvoenFloragatan, frentea laembajadadeMalasia,ydejóqueLeoentraraenelportaldesu

edificio.Lapuertasecerróconunruidosordo.Dansequedóesperandoenlacalle,muertodefrío.Noeralaprimeravezquelohacía,demodoqueimaginabaqueteníapararato.Alcabodeunpardeminutos,unaluzseencendióenelático.Unaluzqueseleantojóeldestellodeotromundomásbello.Avecesoíalostonosdeunpiano,yamenudo

reconocíalasarmoníasmientrassusojossellenabandelágrimas.Teníafrío,ysemaldijoenvozbaja.Soplabaunvientocortante.Alo lejospercibióelsonidodeunasirena.Seaproximóaledificioysequitó lasgafas.Oyóunospasosasuespalda:setratabadeunamujeryunperro.Unaseñoramayorconunsombreronegroyunabrigoverdeclaroloadelantóacompañadadeunpequeñodogosujetoporunacorrea.Laseñoraledirigióunaamablemirada.—¿Hoynotienesganasdesubiracasa,Leo?Duranteunbreve instante lamiróasustado.Actoseguido, sonrió,comosi laspalabras le resultaranmuy

graciosasyacertadas.—Avecesunonosabeloquequiere—respondió.—Esoesverdad.Perovenga,entra.Hacedemasiadofríocomoparaquetequedesaquífilosofando.Ellamarcóelcódigo,entraronjuntosyseacercaronalascensor.Ellavolvióamirarloylepreguntóconuna

divertidasonrisa:—¿Yeseviejoabrigoquetehaspuesto?Sintióunaprofundazozobraensuinterior.—Yaves,unviejotrapo—contestó.Lamujerserio.—¿Unviejo trapo?Esoes loqueyodigocuandomepongoelvestidomáscaroque tengoparaqueme

dediquenalgúnpiropo.Danintentóreírsetambiéndeeso.Nolesaliómuybien,yentonceslaseñorasemordióellabioysequedó

seria.Danestabasegurodequeellalohabíadescubierto,quesabíaqueeraunimpostor,comosinosólolaropasinotambiénsustorpesgestoshubiesenevidenciadosufaltadeclaseydeestilo.Lamujerdijo:—Losiento,Leo.Imaginoqueloestáspasandomal.¿CómoseencuentraViveka?Comprendióporsutonodevozque«bien»noseríaunarespuestaadecuadaparaesapregunta.—Asíasí—contestó.—Esperemosquenosufrademasiado.—Esperemos—convinoDan,ysintióquenoseríacapazdesubirconesaseñoraenelascensor.—¿Sabes?,necesitounpocodeejercicio.Voyacogerlaescalera—añadió.—Tonterías,Leo.Estás estupendo; tienes un tipito...Dale un abrazo aViveka demi parte.Dile queme

acuerdomuchodeella.—Selodaré.Detuparte—respondiómientrasseperdíaporlaescaleraconlaguitarraenlamano.AmedidaquesefueacercandoalpisodeLeo,ralentizóelpaso.SiLeooíatansólolamitaddebienqueél,

debíasermássilenciosoqueunratoncito.Elúltimotrecholosubióconelmáximosigilo.ElpisodeLeoeraelúnico que había en la última planta, apartado de todos los demás, cosa que estabamuy bien. Sin hacer elmenor ruido, se sentó en el rellano con la espalda apoyada contra la pared. ¿Y ahora qué debía hacer?Elcorazónselequeríasalirdelpecho.Teníalabocaseca.Elrellanoolíaalimpio,comoasueloreciénfregado,yDanlevantólamiradaysefijóenunapinturadel

techoquerepresentabauncieloazul.¿Quiénpintacieloseneltechodeunrellanodeescalera?Másabajooyóunospasos,unospiesarrastrándose,sonidosprocedentesdevarios televisores...,yenel interiordelpisode

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Leo,comounasillaquesemovía,unatapaqueseabríayunateclaquesepulsaba:la.Sólo se oíanunas titubeantes notas graves, como siLeono supiera si ponerse a tocar de verdad.Luego

empezó.Improvisó,oquizáno.Repitióunayotravezunamelodíamelancólicayligeramenteinquietante,y,aligualqueenaquellagrabacióndelaKonserthuset,Leosiemprerecurríaalsextotonodelaescalamenor,ahoradeformamásbienmaníacaoritual,aunquetambiénmásrefinadaymadura.Enciertomodo,consiguióevocarun sentimientode algoquebradoyperdidoo, almenos, eso fue loqueDan interpretó, cosaque loestremeció.Fueincapazdeexplicarsedeltodoporqué,perodeprontoselellenaronlosojosdelágrimasycomenzóa

temblar,ynosóloporescucharaquellamúsica.EratambiénporcómosesemejabanaquellasarmoníasalassuyasyporelmerohechodequeLeointerpretaraconsemejantedolor,comosi,apesardenosermúsico,fueracapazdedarleformaalatristezadelosdosmejorqueDan.«¿Latristezadelosdos?»Fueunpensamientoraro,peroeneseinstanteleresultóauténtico.Hacíaunmomento,Leolehabíaparecido

uncompletoextraño,alguiendeunacategoríadistintaymásfeliz.Sinembargo,ahoraDansevioreflejadoenélyse levantóconpiernas temblorosas.Habíapensadoen llamaral timbre.Optó,noobstante,porsacar laguitarra de la funda, afinarla deprisa y ponerse a acompañar al piano. No le resultó difícil encontrar losacordesyunirsealostonosdelamelodía.LamaneraqueteníaLeodealargarunpocolassíncopasycambiarelfraseodetresillosporcorcheasregularesseparecíaalasuya.Sesintió...encasa.Nopodíaexplicarlodeotromodo.Eracomosihubieratocadoconélennumerosasocasiones,ysiguióhaciéndoloduranteunbuenrato, varios minutos tal vez. Quizá Leo no tuviera un oído tan sensible como el suyo. Quizá se hallarademasiadoinmersoensupropiamúsica.Difícildeterminarlo.DeprontoLeoseparóenmediodeltema,enunfasostenido,ounmisuave.PeroDannopercibióningún

paso,niunsolomovimiento.Leodebíadehabersequedadocompletamentequieto.Entoncesél tambiénsedetuvoyaguardó.¿Quéocurría?Oyóunarespiraciónmuyprofundaprovenientedelaotrapartedelacasaycontinuótocandolamelodíadeantes,sóloqueahoraunpocomásrápidayconunañadido,conunanuevavariante.Actoseguido,lasilladelpianosearrastrócontraelsueloyDanpercibiócómounospasossedirigíanhacialapuerta.Allíestabaél,guitarraenmano,sintiéndosecomounmendigo,comounmúsicocallejeroquesehabíacoladoenunoselegantessalonesyqueesperabaseraceptado.Pero,claro...,tambiénexperimentabaotrosmuchossentimientos.Ensuinteriorardíanlaesperanzaylaañoranza,ycerrólosojosmientrasoíacómounasmanosqueseleantojarontorpesdeslizabanlacadenadeseguridad.LapuertaseabrióyLeolomiró.Noparecióentendernada.Luegosequedóatónito.Abrió labocayun

gestodemiedoyshockrecorriósurostro.—¿Quiéneres?—Fueronsusprimeraspalabras.¿Quédebíaresponderaeso?¿Quédeberíadecirle?—Mellamo...—empezó.Secalló.—DanBrody—continuó—.Soyguitarristadejazz.Creoquesoytuhermanogemelo.Leonocontestó.Sequedópálido.Ydiolasensacióndeestarapuntodecaerderodillas...—Yo...Fueincapazdedecirnadamás.Dantampocopodíahablar:elcorazónlepalpitabaatodavelocidadylas

palabrasseleatragantaronenlagarganta.Luegointentócomenzartambiénconun«Yo».—Yo...—¿Qué?HubounadesesperaciónenlavozdeLeoqueDanapenaspudoaguantar,porloquetuvoquelucharpor

refrenarelimpulsodesalircorriendo.Alfinal,acabódiciendo:—Cuandoteestabaoyendotocarelpiano...—¿Sí?—...hepensadoque todamividamehesentidocomoincompleto.Comosimefaltaraunamitad,yque

ahoraporfin...Nosupocómoseguir;nisiquierasabíasilaspalabraseranverdaderas,oalmenosmediasverdades,ositan

sólosetratabadepalabrasyfrasesquesalíanporsímismas.—Esquemesupera,nopuedoentenderlo—comentóLeo—.¿Cuántotiempohacequelosabes?Letemblabanlasmanos.—Unoscuantosdías.—Nopuedoentenderlo—repitió.—Yalosé.Esdifícil.Esirreal.Leoletendiólamano,loqueleresultóextrañamenteformalteniendoencuentalascircunstancias.

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—Yosiempre...—dijo.—¿Qué?Semordióellabio.Lasmanosnodejabandetemblarle.—...hesentidolomismo.¿Quierespasar?Danasintióyentróenlacasamáselegantequehabíavistoentodasuvida.

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TERCERAPARTE

Gemelodesaparecido

Del21al30dejunio

Unodecadaochoembarazospuedeserunembarazogemelar,aunquelamayoríadelasvecesunodelosfetosmuereprontoacausadelsíndromedelgemeloevanescente.

Otrospierdenasugemelodespuésdenacerdebidoaquelosniñossonadoptadosobienconfundidosenelhospital.Algunosnoseconocenhastaquesonadultos,otrosnunca.LosgemelosunivitelinosJackYufeyOskarStohrsevieronporprimeravezen1954enunaestacióndetrendelaAlemaniaOccidental.JackYufehabíavividoenunkibutzyhabíasidosoldadodelejército israelí.OskarStohrhabíasidomiembroactivodelasJuventudesHitlerianas.

Sonmuchoslosqueechandemenosaalguien.

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Capítulo16

21dejunio

Mikael caminaba a lo largo del paseo fluvial en dirección al hotel Forsen deNyköping.Eraunedificiosencillodemaderamarrónytejasrojas,unalberguemásqueunhotel.Peroestabasituadoenunlugarprivilegiado,juntoalrío.Enlaentradahabíaunamaquetadeunmolino,ydelasparedescolgabanfotografíasdepescadoresdeportivosconbotasdegoma.

Unachicarubiamuyjovenatendíalarecepción,unasustitutadeverano,supusoMikael.No debía de tenermás de diecisiete años.Llevaba vaqueros y una camisaroja,yhablabaporelmóvil.Mikaeltuvomiedodequepudierareconocerloydequepublicara en Internet alguna foto suya o información de su visita. La mirada deindiferenciaqueellalededicólotranquilizó.Subiódosplantasyllamóaunapuertagrisqueteníaelnúmero214.Eranlas20.30.Enelinteriorseoyóunavozcascada:

—¿Quiénes?Mikaelsepresentóyellaabrió.Duranteuninstante,contuvolarespiración:Hilda

vonKanterborgpresentabaunaspectosalvaje.Sudesgreñadopeloapuntabaentodasdirecciones, y sus ojos, nerviosos, no paraban demoverse, como los de un animalacorralado.Eragenerosadepechoyanchadehombrosydecaderas.Elvestidoazulclaroquellevabaapenaslebastaba,ydesufrenteysucuellocaíangotasdesudor.Supielestaballenadepigmentaciones.Parecíaunapersonaqueacababadeserrecogidadelacalle.

—Muchasgraciasporrecibirme,muyamabledesuparte—dijoMikael.—¿Amable?Tengomiedo.LoqueleexplicasteaLottameparecióunauténtico

disparate.Mikael no pidió que se lo concretara. Pretendía que primero se calmara y

respiraseconnormalidad.Sacólasbotellasdevinorosadodesubolsaylasdejóencimadelamesaredonda

deroblequehabíajuntoaunaventanaabierta.—Metemoqueyanoestánmuyfrías—señaló.—Hevividocosaspeores.

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HildaentróenelcuartodebañoyregresócondosvasosDuralexquepusosobrelamesa.

—¿Tevasamantenersobrioysensatoovasabeberconmigo?—Loquelahagasentirmáscómoda—contestóMikael.—Todos los borrachos quieren compañía, así que es mejor que bebas.

Considéralounaestrategiaperiodística.Ytutéame,porfavor.Ellalellenóelvasohastaarribayélbebióunbuentragoparademostrarlequeiba

en serio. Mikael dirigió la mirada hacia el río y el cielo. Fuera ya estabaoscureciendo.

—Sóloquierogarantizar...—comenzó.—No garantices nada—lo interrumpió ella—. No puedes hacerlo, y tampoco

quierooírningunaperoratasolemnesobrelaproteccióndefuentes.Yotediréloquetengaquedecirteporquenoquieroestarmástiempocallada.

HildavonKanterborgapurósuvasodeuntragoymiróaMikaelalosojos.Enciertosentido,eraunamujeratractiva;ensuformadeserhabíaalgotemerario,alavezquetolerante,queresultabaliberador.

—Deacuerdo,entendido.Ylosientosihepodidopreocuparte.¿Empezamosya?Ellaasintió,yélsacósugrabadoraylapusoenmarcha.—SupongoqueconoceselInstitutoEstataldeBiologíaRacial—dijoella.—Sí,porsupuesto—contestóél—.Quéhorrordeinstitución.—Sí, es verdad, pero tranquilo, señor reportero estrella, tampoco es tan

interesantecomoparece.Aesetipodeviejosbiólogosracialesyanolosencuentrashoy en día en Suecia, y el instituto se cerró en 1958, como quizá sepas. Te lomencionoúnicamenteporqueahíhayunpasadoyunalíneadecontinuidad.Aunquealprincipioyono teníani ideade todoaquello;cuandoempecéenel registro sólosabíaqueibaatrabajarconniñossuperdotados.Enrealidad...

Sesirviómásvinoybebióunsorbo.—...nosépordóndeempezar.—Notepreocupes,siguehablando—latranquilizóél—.Yallegaremos.Ellaapuróelvaso,encendióuncigarrillo,unGauloises,ysequedóobservándolo.—Está prohibido fumar aquí dentro—dijo—.Y la verdad es que esta historia

podríaempezarprecisamenteconeso,conel tabaco,con lasospechadequefumarerapeligroso.Enlosañoscincuentainclusohabíainvestigadoresqueasegurabanqueeltabacopodíacausarcáncerdepulmón.¿Teloimaginas?

—¡Increíble!—Sí,desdeluego,y,comocomprenderás,setoparonconunaoposiciónmasiva.

Vale—sedecía—,esposiblequelosfumadoresacabenconcáncerdepulmón,peroello no tiene por qué estar relacionado con el tabaco. Igual podría deberse a quecomendemasiadaverdura.Nopodíademostrarsenada.«LosmédicosfumanCamel»

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era un eslogan publicitario muy conocido en aquella época. Se presentaba aHumphreyBogart y aLaurenBacall como fuertes argumentos para afirmar que setrataba de una actividad de lo más cool. Pero aun así... la sospecha arraigó, y elasuntonofue,precisamente,mocodepavo.ElMinisteriodeSanidaddeReinoUnidodescubrióquelamortalidadproducidaporelcáncerdepulmónsehabíamultiplicadoporquinceensólodosdécadas,yenelInstitutoKarolinskadeEstocolmo,ungrupodemédicosdecidióinvestigarelasuntorecurriendoahermanosgemelos.EsquelosgemelossonidealesparaesetipodeestudiosporquesuADNesidéntico,demodoque durante dos años se creó un registro con más de once mil gemelos. Se lespreguntósobresuconsumodetabacoyalcohol,yaquellollegóaserunaimportantecontribución al triste conocimiento de que, a pesar de todo, fumar y beber no soncosastansanas.

Hildaserioconciertatristezaantesdedarleunaprofundacaladaalcigarrilloytomarseotrovasoderosadoatemperaturaambiente.

—Perolacosanoquedóahí—prosiguió—.Laslistasdelregistroseampliaron.Se incorporaron nuevos gemelos, incluso muchos de los que no se habían criadojuntos. En Suecia, en los años treinta, centenares de gemelos fueron separados alnacer,sobretodoaconsecuenciadelapobreza.Muchosnoseconocieronhastaquefueron adultos. Aquello aportó un material científico de incalculable valor, y losinvestigadores empezaron no sólo a estudiar nuevas enfermedades y las causas deéstas,sinotambiénahacerselayaclásicapregunta:¿quéesloquedeterminaaunserhumano?¿Cuántoesherenciaycuántoesentorno?

—Heleídoalgosobreello—dijoMikael—,yconozcoelRegistrodeGemelosdeSuecia.Peroloqueahísehaceesdeltodolegítimo,¿verdad?

—Sí, totalmente; en ese registro se realiza una investigación de gran valor eimportancia,sólo intentoponerteenantecedentes.MientraselRegistrodeGemelosse iba creando, el InstitutoEstatal deBiologíaRacial cambió su nombre por el deInstitutodeGenéticaMédica, y llegóadependerde laUniversidaddeUppsala.Elúltimo director del antiguo instituto, Jan Arvid Böök, pasó a ser catedrático degenéticamédicaenlugardecatedráticodebiologíaracial.Ylaverdadesquenosólofue una cuestión de términos y semántica. Poco a poco, esos señores empezaron adedicarse a algo que almenos parecía científico.Aquellas antiguasmediciones decabezasy todas laschorradasquesedecíansobre lasuperioridadde la razasueco-germanafuerondesechándose.

—¿Y también se conservaron los viejos registros de romaníes y otrasminoríasétnicas?

—Sí,perosobretodoseconservóalgomuchísimopeor.—¿Elqué?—Laconcepciónqueseteníadelserhumano.Talveznoexistieraunarazaque

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fueramejor que las otras. Tal vez ni siquiera existieran razas humanas. Pero, aunasí..., algunos suecos de pura cepa semostrabanmás trabajadores y honrados queotros. ¿Por qué? Porque era posible que hubieran recibido una buena y sólidaeducación sueca. ¿Podríamos averiguar, incluso, qué es lo que hay que hacer paracrearunbuensueco,unoquenofumeGauloisesyquenoseemborracheconvinorosado?

—Nomegustanadacómosuenaeso...—No,elespíritudelostiemposhabíacambiadomucho,ylaspersonasqueensu

díafueronfanáticasdeunacosaluegosevolvieronfácilmentefanáticasdeotrabiendistinta, ¿a que sí? Esa pandilla deUppsala pronto empezó a creer en Freud y enMarx de la misma manera que antes creyó en los biólogos raciales. No obstante,aquello era el Instituto de Genética Médica, de modo que no prescindieron de laimportanciadelaherencia,enabsoluto.Aunquesobretodoseapostóporlosfactoressocialesymateriales.Nohaynadamaloenello,claro,enespecialhoyendía,cuandolasbarrerasqueexistenentrelasclasesson,amenudo,murallasimpenetrables.

»Pero los de aquel grupo—cuyo líder era el catedrático de sociologíaMartinSteinberg—consideraronquenosformamosporlascircunstanciasdeunmodomásomenos determinista. Cierto tipo de madre y ciertos tipos de factores sociales yculturales crearían supuestamente, de manera más o menos automática, undeterminado tipo de persona.Y eso no es así, claro; ni de lejos.El ser humano esmuchísimomáscomplejo.Sinembargo,aquellosseñoresqueríanhacerexperimentosparaintentarestablecerquétipodeeducaciónyquétipodeinfanciapuedencrearaunbuensueco,serioyhonrado.EstablecieronrelacionesprovechosasconelRegistrodeGemelos, siguiendo la investigaciónqueallí se realizaba,y seentrevistaronconRogerStafford,elpsicoanalistaestadounidense.

—Sí,heleídoalgunascosassobreél.—Sí, ya lo sé. Pero no llegaste a conocerlo, ¿verdad? Era un hombre

increíblementecarismático.Podíailuminarcualquierestanciaconsusolapresencia,perosobretodocausóunaprofundaimpresiónenunadelasmujeresdelgrupo:RakelGreitz.Espsiquiatraypsicoanalistay,bueno...Podríacontartemuchascosasdeella.No sólo cayó rendida ante los encantos de Roger Stafford, sino que también seobsesionóconsutrabajoyquisoirmáslejos.Enalgúnmomento—noséacienciaciertacuándo—,ellayelgrupo tomaron ladecisióndesepararaalgunosgemelos,tantounivitelinoscomobivitelinos,ycolocarlosenfamiliasdel tododispares.Perocomo, desde un principio, el objetivo era elitista—crear distinguidos y honradosciudadanos suecos—, el grupo tuvomucho cuidado a la hora de seleccionar a loscandidatos.Sebuscópor todaspartes,hastadebajode laspiedras.Seacudió,entreotrossitios,alosviejosregistrosderomaníesydepoblaciónnómadaysami—yanosé qué más— para dar con gente que los biólogos raciales ni siquiera habían

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consideradoparalaesterilizaciónforzosa.Sebuscabanpadresaltamentedotadosquehubierantenidogemelos.Querían—paraexpresarlodeformacínica—contarconunmaterialdeestudiodeprimeraclase.

Mikael volvió a pensar en el virtuoso de la guitarra al que había mencionadoLisbeth.

—¿YunadeesasparejasdegemeloseranLeoMannheimeryDanielBrolin?HildavonKanterborgpermaneciócalladaymiróporlaventana.—Sí,ysupongoqueesporesoporloqueestamosaquíhoy,¿verdad?—dijo—.

ParecíaunalocuraloquelecontasteaLotta:queLeoyanoeraLeo.Pero,sitesoysincera, no lo creo. Es que no me entra en la cabeza. ¿Sabes?, Anders y DanielBrolin, como se llamaban entonces, pertenecían a un grupo nómada romaní. Yprocedíandeuna familia extraordinariamentemusical.Lamadre,Rosanna, eraunacantantefantástica.Seconservaunagrabacióndeella.RosannacantaStrangeFruit,deBillieHoliday,deunaformaqueteparteelcorazón.Murióa lospocosdíasdelpartoacausade la fiebrepuerperal.No llegóa iral instituto,peroen lasnotasdelcolegio que se hallaron había obtenido la máxima calificación en todas lasasignaturas. El padre se llamaba Kenneth y era un hombre maníaco-depresivo,aunqueungeniode laguitarra;ynoesque fueraenabsolutomalvadoo frío, sinomásbienunauténticoneurótico incapazdeocuparsede losgemelos.Poresoa loshermanos se los trasladóaunorfanatodeGävle,y fueallí dondeRakelGreitz losencontró y donde los separó casi de inmediato.No quiero ni imaginarme cómo loharíanellayMartinSteinbergparabuscarlesfamiliasdeacogidaatodosesosniños.PeropenséquelodeDanielyAnders,oLeo,comosellamaríaapartirdeentonces,eraespecialmenteterrible.

—¿Porquélodices?—Es que fue tan injusto... Daniel se quedó unos años en el orfanato. Y luego

acabóencasadeungranjeromalvadoybrutodelasafuerasdeHudiksvallque,másqueotracosa,queríamanodeobraparasugranja.Bueno,adecirverdad,alprincipioallítambiénvivíaunamujer,aunquedesapareciópronto;apartirdeesemomentoescuandocomenzórealmentelaexplotacióninfantil.Danielysushermanosdeacogidateníanquetrabajarduro,desolasol;amenudonisiquieralosdejabaniralcolegio.PeroLeo,encambio...LeodioconunafamiliaadineradaeinfluyentedeNockeby.

—HermanyVivekaMannheimer.—Exacto,yHerman,apartedeserunpezgordo,erauntipoduroquedominópor

completo a Martin Steinberg. Lo más importante de todo era que los padres deacogidanosupierannadaacercadelorigendelosniños,ymuchomenosdelhechodequefuerangemelos,peroHermanMannheimerinsistióensaberlotodo.Seguramenteeraconscientedesupoder,opuedequeinclusotuvieraunarmadepresiónquepodríautilizar contra el grupo. Fuera como fuese, lo cierto es queMartin se doblegó, se

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hundió, y puso a Herman al corriente de todo haciéndole prometer una absolutaconfidencialidad,loque,yadeporsí,estuvomal.Perolascosasiríanapeor.Hermanempezóadudar.Nunca lehabíangustado los«gitanos»ni la«gentedemalvivir»,comoéllosdenominaba,ysininformaraRakelniaMartinlepidióconsejoaAlfredÖgren,susocio.

—Entiendo—dijoMikael—.YluegosuhijoIvartambiénseenteró.—Sí, pero eso pasómuchodespués, y por aquel entonces Ivar ya llevaba años

teniendo envidia de Leo, al que todos consideraban mucho más prometedor einteligente.EIvar—noloolvidemos—siemprehacíaprácticamentecualquiercosaparamostrarsesuperioraLeoydejarleenevidencia.Habíaunverdaderocampodeminasentrelasdosfamilias,porloquellamaronamicolegaCarlSegerparaintentarresolverelconflicto.

—Pero si HermanMannheimer era un idiota tan lleno de prejuicios, ¿por quéaceptóalchico?

—SupongoqueHermanno eramásqueunviejo carca reaccionario, yno creoqueen realidadfuese tandespiadado,apesarde loquepasóconCarl.PeroAlfredÖgren...,ésesíqueerauncerdoyunracista.Élsíqueledesaconsejóqueacogieraalchico,demodoque todo sehabríaquedadoenaguadeborrajas sinohubiera sidoporque fueron llegando informes que decían que el chico estaba desarrollando sumotricidad y no sé quémás de forma extremadamente precoz, lo que hizo que labalanzaseinclinaraafavordelaadopción.Vivekalecogiómuchocariño.

—¿DemodoquepudoirseconlosMannheimerporqueeraunniñoprecoz?—Imagino que sí. Tenía siete meses y unos bonitos ojos claros. Enseguida

depositarongrandesesperanzasenél.—EnsuexpedientepersonalsedicequeeselhijobiológicodeMannheimer.No

comprendocómolospadreslograronhacerconstaresosilaadopciónserealizótantarde.

—Por supuesto, tanto los amigos más cercanos como los vecinos conocían laverdad.Peropara losMannheimereraunacuestióndehonor.TodoelmundosabíadeldolordeVivekapornohaberpodidotenersuspropioshijos.

—¿Leosabíaqueeraadoptado?—Se enteró con siete u ocho años, cuando los hijos de Ögren empezaron a

meterseconél.Vivekasevioobligadaacontárselo.Perolepidióqueloguardaraensecretoporelhonordelafamilia.

—Claro.—Bueno,aquellonofuenadafácilparalafamilia.—Leosufríadehiperacusia.—Sí,esoytambiénloquehoyendíasedescribecomohipersensibilidad.Eraun

chicoextraordinariamente sensible.Elmundo le resultabademasiadoduro; seaisló

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de él y se convirtió en un niñomuy solitario.A veces creo queCarl era su únicoamigodeverdad.Alprincipio,niCarl,niyo,nitodoslosdemáspsicólogosjóvenesteníamos una visión global de lo que hacíamos. Pensábamos que sólo estábamosestudiandoaungrupodeniñossuperdotados.Nisiquierasabíamosquetrabajábamoscon gemelos. Nos distribuyeron de forma que sólo conociéramos a uno de loshermanos. Pero poco a poco comenzamos a entenderlo todo y aprendimos aaceptarlo;hastaciertopunto,deboañadir.Carl eraelquepeor llevabaelhechodeque los gemelos hubieran sido separados intencionadamente, tal vez porque queríamuchoaLeo.Losdemásniñosnoparecíanexperimentaresasensacióndehabersidoseparadosdealguien.Sinembargo,conLeoeradiferente.Éltampocosabíaqueeragemelo univitelino, tan sólo que había sido adoptado. Pero sospechaba algo y amenudocomentabaquesesentíapartidoendos,cosaqueparaCarlsevolviócadavezmásinsoportable.«¡Nopuedomás!»,exclamóundía,yempezóapreguntarmecontinuamenteporDaniel: «¿Siente él lomismo?».Le respondíque él tampoco seencontrababien.«Sesientesolo»,ledije,ylecomentéque,aveces,Danielmostrabasíntomasdedepresión.«Tenemosquecontárselo», afirmóCarl.«Nopodemos—lecontesté—,silohacemosestamosperdidos.»PeroCarlinsistióyacabócometiendoelmayorerrordesuvida.FueahablarconRakel,yyasabes...

Hildaabriólasegundabotelladevino,apesardequelaprimeraaúnnosehabíaacabado.

—RakelGreitz—continuó—puede que parezca unamujer seria y correcta.ALeo lo ha embaucado. Han mantenido el contacto todos estos años. Comidas deNavidadycosasasí.Peroenrealidadesunapersonafríacomoelhielo;porsuculpaestoy hoy aquí, alojada bajo un nombre falso, temblando y emborrachándome.Durante todo este tiempome ha tenido controlada halagándome y amenazándomealternadamente.Y vino a pormí. Por eso hui yme refugié aquí. La vi en la callefrenteamicasa.

—Entonces¿Carlfueahablarconella?—preguntóMikael.—Sepusochuloydijoqueibaacontarlotodo,costaraloquecostase.Unosdías

después,yaestabamuerto;lepegaronuntiroenmediodelbosque,comosifueraunanimal.

—¿Estásdiciendoquefueunasesinato?—Nolosé.Siempreherechazadolaideaymehenegadoacreerqueyoformaba

partedeunaorganizacióncapazdematar.—Pero lociertoesquesiemprehassospechado locontrario,¿noesasí?—dijo

Mikael.Hilda no contestó. Se limitó a beberse el vino rosado mientras miraba por la

ventana.—Leíel informede la investigación—continuóél—.Yaentoncesmediomala

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espina, y ahora me has dado un motivo para sospechar. No veo otra explicaciónposiblequeladequetodosestuvieranimplicados:Mannheimer,Ögren,Greitz,todos.Searriesgabanaserpuestosenevidenciayaqueselosasociaraaunaactividadenlaqueunoshermanosgemeloseranseparadosintencionadamente,divididoscomopor...ungolpedeespada.Tuvieronquedeshacersedeunaamenazaquepodríamancharsubuennombre.

HildavonKanterborgparecíatenermiedo,yporunmomentosequedócallada.—Detodasmaneras,elprecioquepagaronfuealto—prosiguióella—.Leonose

recuperójamás.Apesardeldineroydetodoloqueinvirtieronenél,nuncafuefeliz.Le dejaron la autoestima por los suelos y, contra su voluntad, lo metieron en laempresafamiliar,dondesevioarrolladoporcretinoscomoIvar.

—¿YsuhermanoDaniel?—Él, en ciertomodo, eramás fuerte, quizá porque no le quedaba otra opción.

TodoloquelafamiliadeLeoleanimabaaser—unchicoqueleía,cultoyaficionadoa la música— era algo que Daniel, en la suya, se vio obligado a intentar ser aescondidas y como acto de rebeldía. Aunque él también las pasó canutas. Sushermanosdeacogidaloacosabanylepegaban,ysiempresesentíararoymarginado.

—¿Quéleocurrió?—Huyódelagranjaydesapareciódelregistro.Yamímeecharonpocotiempo

después, así que no puedo decirte mucho más. Lo último que hice por él fuerecomendarleunconservatorioenBoston.Luegonosupenadamáshasta...

Mikaeladvirtióquealgohabíapasado.LovioencómoHildacogíaelvasoyensuserráticosojos.

—¿Hastacuándo?—Hastaunamañanadediciembredehaceañoymedio.Yoestabaenmicasa,

leyendo el periódico y tomándome una copa. Y de pronto sonó el teléfono. En elregistronoshabíandadoórdenesmuyestrictasdenodecirnuncanuestrosverdaderosnombres.Peroyo...yoyahabíaempezadoabeber,ysupongoquesemepasaríaporaltoenalgunaqueotraocasión,porqueDanielhabíaconseguidodarconmigomuchoantes,yentoncesvolvióallamarcomosurgidodelanadaymedijoquelosabía.

—¿Quesabíaqué?—QueLeoexistíayqueerangemelos.—Gemelosespeculares,¿no?—Sí,perolodequeeranespecularesnocreoquelosupieraentonces,aunqueeso

eralodemenos.Lonotéenormementealterado,ymepreguntósiyoestabaaltanto.Dudéunbuen rato.Luego lecontestéquesí,y sequedócallado.Actoseguidomedijoquenuncameloperdonaría.Ycolgó.Yoquisegritar,caermemuertaallímismo.Ledevolvílallamadaalnúmerodesdeelquemehabíallamado.EradeunhoteldeBerlín,dondenadieconocíaaningúnDanielBrolin.Intentécontactarconéldetodas

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lasformasposibles,peronolologré.—¿CreesquehaconocidoaLeo?—Laverdadesqueno,nolocreo,peseatodo.—¿Porquélodices?—Porqueesascosassiempreseacabansabiendo.Variosdenuestrosgemelosse

hanconocido siendoadultos.Hoyendía, ennuestra eradigital, es algo inevitable:vemos una foto de alguien en Facebook o Instagram y decimos que se parece afulanitooamenganito,yluegounacosallevaalaotrayalfinalaquellosueleacabarenalgúnmediodecomunicación.Alosperiodistasosencantanesashistorias.Peroninguno de los gemelos llega a enterarse de toda la verdad. Siempre hayexplicacionesparatodo—explicacionesfalsasyapreparadasdesdeelprincipio—,ylos periódicos sólo se centran en lo fantástico del encuentro.Nadie llega nunca alfondodelasunto.Parasertesincera,noentiendocómotúhaspodidoaveriguarloquesabes. Todos han sido tan ridículamente cautelosos con el tema de laconfidencialidad...

Mikaeltambiéntomóotrotragodevino,apesardequenolegustaba,ypensóencómoexpresarse.Decidiómantenersutonocompasivo.

—Yocreoqueteequivocas,Hilda.Amímeparecequehaymuchosindiciosqueapuntan al hecho de que sí se han conocido.Hay cosas que no cuadran.Tengounamigo—convirtióaMalinenhombreporsiacaso—queconocemuybienaLeo.Lohaestudiadocondetenimiento.YestádeltodoconvencidodequeLeo,depronto,hapasadodeserzurdoaserdiestro, talycomo lecomentéa tuhermana.Además,elhombre, de un día para otro, ha aprendido a tocar la guitarra con un virtuosismoimpresionante.

—¡Asíquetambiénhacambiadodeinstrumento!Hilda,visiblementenerviosa,seencogióenlasilla.—¿Insinúasque...?—continuóella.—Sólo quiero preguntarte qué conclusiones sacas si intentas no crearte falsas

ilusiones.—En tal caso—si lo que cuentas es verdad—, te diría que Leo y Daniel han

intercambiadosuidentidad.—¿Porqué?—Porque... —Hilda buscó las palabras— porque son personas profundamente

melancólicas y extraordinariamente dotadas. Les resultaría muy fácil cambiar deentorno,esprobablequehastalessupusieraalgonuevoyemocionante.Leo—Carlsiemprelodijo—sesentíaconfrecuenciapresoenunpapelquenolegustaba.

—¿YDaniel?—Paraél...,nosé,supongoqueseríafantásticoentrarenelmundodeLeo.—Mehasdichoqueestabafuriosocuandotellamó,¿no?—continuóMikael—.

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Paraéldebedehabersidomuydolorososaberquesuhermanogemelosehacriadoen una familia tan ricamientras que él tuvo que trabajar como un esclavo en unagranja.

—Sí,pero...Hildadirigiólamiradaalasbotellasderosado,comositemieraquenoduraran

muchomás.—Tienesqueentenderqueesoschicossonenormementesensiblesyempáticos.

Carlyyolocomentábamosamenudo.Perosesentíansolos.Estabancomohechoselunoparaelotro,ysideverdadsehanconocido,yodiríaquesindudahabrásidounencuentromaravilloso,quizáelmomentomásbonitoyfelizdesusvidas.

—¿Ynovesningunaposibilidaddequeocurrieraalgodesagradable?Ellanegóconlacabeza;unmovimientoquereflejabamásbienundeseoqueuna

convicción,pensóMikael.—¿LehascontadoaalguienqueDanieltellamó?Hilda von Kanterborg dudó un instante de más. Aunque, por otra parte, no

resultabafácilinterpretarla.Encendióunnuevocigarrilloconlacolilladelanterior.—No—respondió—.Yoyano tengoningúncontactoconel registro.¿Aquién

ibaadecírselo?—HascomentadoqueRakelGreitztevisitaconregularidad.—ARakelnuncalediríanada.Siemprehetenidomuchocuidadoconella.Mikaelsequedóabsortoensuspensamientosuninstanteyluegocontinuóconun

tonodevozmásseverodeloquesehabíapropuesto.—Hayotracosaalaquetienesquecontestarme—señaló.—¿SetratadeLisbethSalander?—¿Cómolohassabido?—Bueno,noesprecisamenteunsecretoquetenéismuybuenarelación.—¿Estabaellaimplicadaenelproyecto?—EllaeralapersonaquemásdoloresdecabezaledabaaRakelGreitz,másque

todoslosdemásjuntos.

Diciembre,unañoymedioantes

LeoMannheimerentróensucasaacompañadodelhombrequeseparecíaaél.Esehombrellevabaunagorra,undesgastadoabrigonegroconuncuelloblancodepiel,unospantalonesgrisesdevestiryunasbotasdeunmarrónrojizoconpintadehaberrecorridomuchoskilómetros.Sequitólagorrayelabrigoydejólaguitarraenelsuelo.Esehombreteníaelpelomássalvaje,laspatillasmáslargasylasmejillasmásrojas,agrietadasacausadelfrío.Perotodoesonohizosinoacentuarlaescalofriantesimilitud.Eracomoverseasímismoenotroser;aLeoleentraronunossudoresfríosysemareóligeramente.Sedio

cuentadequehacíatansólounmomentohabíaestadoaterradoyhabíatenidolasensacióndequeelsueloseabríabajosuspies.Sinembargo,lascosaseranmáscomplicadaseibanmásalládeunsimpleterror.Mirólasmanosylosdedosdelhombreyluegolossuyos,ydeseótenercercaunespejo.Queríacompararcadarincónycada arruga de sus rostros. Pero por encimade todoquería preguntar y preguntar y no dejar de preguntar.

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Pensóenesostonosquehabíaoídoenelrellanodelaescalerayenlaspalabrasdelhombrecuandoledijoquelefaltabaunamitad,justolomismoqueélhabíasentidosiempre.Teníaunnudoenlagarganta.—¿Cómoesposible?—preguntó.—Yocreo...—empezóelhombre.—¿Quécrees?—Quefuimospartedeunexperimento.Leoapenasfuecapazdeasimilar laspalabras.SeacordódeCarlyde lospasosdesupadresubiendo la

escaleraaqueldíadeotoño,ysetambaleó.SesentóenunsofárojoquehabíapordebajodeuncuadrodeBrorHjorth.Elhombreseinstalóenelsillóndeallado,ysóloalvereso,esemovimiento,esecuerpoquesedejabacaerenelsillón,reconocióalgoespeluznantementefamiliar.—Yolosospechaba—dijoLeo—.Sabíaquehabíaalgoraro.—¿Túsabíasqueerasadoptado?—Sí,mimadremelocontó.—Pero¿nosabíasqueyoexistía?—No,enabsoluto,pero...—¿Qué?—Lopensé.Losoñé.Meimaginétodotipodecosas.¿Dóndetecriaste?—EnunagranjadelasafuerasdeHudiksvall.LuegomefuiaBoston.—Boston—murmuróLeo.Oyópalpitaruncorazón.Pensóqueeraelsuyo,peroeraeldelhombre,eldesuhermanogemelo.—¿Quieresbeberalgo?—preguntó.—Nomevendríamal.—¿Champán?¿Tesirve?Vadirectoalasangre.—Perfecto.Leoselevantóysedirigióalacocina,perosedetuvosinsabermuybienporqué.Seencontrabademasiado

desconcertadoyalteradocomoparaentenderquéestabahaciendo.Dijo:—Perdón.—¿Perdón?¿Porqué?—Porquenisiquierarecuerdocómotellamas.Esqueenlapuertamehequedadoenestadodeshock.—Dan—respondióelhombre—.DanBrody.—¿Dan?—repitióLeo—.Dan.Luego fue a buscar una botella de Dom Pérignon y dos copas, y quizá no fuera entonces cuando todo

empezó. La conversación siguió siendo surrealista e incomprensible durante un buen rato. Desde la calle,dondetodavíanevaba,lesllegabanlosruidosdeunviernesporlatarde:risas,vocesylamúsicadeloscochesyde lascasas.Sonrierony levantaron lascopas,ypocoapocofueronabriendosuscorazones.Un instantedespués,yaestabanhablandocomoningunodelosdoslohabíahechoensuvida.Hablarondetodo,aunqueconeltiemponingunodelosdosseríacapazdedarcuentadelcontenidodela

conversación y de todos sus recovecos. Cada hilo, cada tema se interrumpía con nuevas preguntas quellevaban la conversaciónporotrosderroteros.Era como si laspalabrasnobastaran, como si no sepudierahablarlosuficientementerápido.Cayólanocheyamanecióotrodíaenelquecontinuaroncharlando,ysólomuydevezencuandosetomaronunrespiroparacomeralgo,dormirunpocootocar.Tocarondurantehoras.ParaLeoesofuelomásgrande.Eraunsolitario.Sehabíapasadolavidatocandohorasyhoras,todoslosdías,perosiempresolo.Danhabía

tocadoconcientosdepersonas:aficionados,profesionales,virtuosos,torpes,conlossensiblesyatentos,conlosquetansólodominabanungénero,conlosquelosdominabantodosyconlosqueconsumafacilidaderancapacesdecambiardetonalidadenmediodeuntemaypercibircualquiermodificaciónrítmica,porpequeñaquefuese.Y,sinembargo,nuncahabíatocadoconnadiequeleentendieradeformatanintuitivaydirecta.Nosólo improvisaron juntos, también conversaron e intercambiaron experienciasmusicales, y a veces Leo sesubíaaunasillaoaunamesaparaproponerunbrindis.—¡Estoytanorgulloso!¡Erestanbueno,tanfantásticamentebueno!Tocar con su hermano gemelo le ocasionó una alegría de dimensiones tan abrumadoras que su propia

capacidadmusicalaumentó,demodoquesevolviómásatrevidoymáscreativoensussolos.Aunque,comoera evidente,Dan era elmejor de los dos, también recuperó la pasión por sumúsica, y en alguna ocasióntocaronyhablaronalmismotiempo.Hablaron de sus vidas como si fuera la primera vez, y descubrieron significados y pautas de

comportamientoquenisiquierahabíansospechadoqueposeían.Dejaronquesushistoriasconfluyeranysecolorearanmutuamente.Eraverdad—aunqueDanno lodijo entonces—queno siempre era recíproco; de

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cuandoencuandolecorroíalaenvidiayseacordabadelhambrequehabíapasadodeniño.RecordósuhuidadelagranjaylaspalabrasdeHildavonKanterborg:«Nuestrotrabajoconsisteenestudiar,noenintervenir».Tuvomomentosderabia,yenalgunaocasión,cuandoLeosequejabadequenosehabíaatrevidoaapostar

por su música y de que lo habían obligado a ser socio de Alfred Ögren—¡obligado a ser socio!—, lasinjusticias le resultaronmás impactantes de lo que él mismo pensaba que soportaría. No obstante, fueronmomentos aislados. Durante ese fin de semana de diciembre también él vivió envuelto en una enorme yabrumadoraalegría.Se trataba de un milagro tan grande como conocer no sólo a un hermano gemelo, sino también a una

persona que pensaba, sentía y oía como él. ¡Cuánto tiempo hablaron sólo de eso! ¡De los sonidos! Sesumergieroneneltemacomodosauténticosfrikis,yresultóvertiginosopoderprofundizar,porfin,enaquelloquenadiemásentendía.AlgunaveztambiénDansesubióaunasillaparaproponerunbrindis.Prometieronnodejarsenunca.Juraronmantenerseunidos.Juraronmuchascosasgrandiosasybellas,pero

también juraron llegar al fondode loque leshabíaocurridoyporqué.Se refirieroncon tododetalle a laspersonasqueloshabíanexaminadodurantesuinfanciayalostest,lasgrabacionesylaspreguntas.DanhablódeHildavonKanterborg,yLeo,deCarlSegeryRakelGreitz,conlaquesehabíamantenidoencontactoalolargodelosaños.—¿RakelGreitz?—inquirióDan—.¿Quéaspectotiene?LeohablódesumanchadenacimientoenelcuelloyentoncesDansequedópetrificado.Sediocuentade

queéltambiénhabíaconocidoaRakelGreitz.Fueunmomentodecisivo.Eranlas23.00horasdeldomingo17dediciembre.Enlacallereinabaelsilencioylaoscuridad,yyanonevaba.Elúnicoruidoqueseoíaeraeldeunaslejanasmáquinasquitanieves.—¿NoesGreitzunpocobruja?—Esbastantefríaeneltrato—dijoLeo.—Amímedabaescalofríos.—Supongoqueamítampocomehacaídonuncademasiadobien.—¿Yaunasíhascontinuadoviéndola?Leocontestócomodefendiéndose:—Creoquenuncahepodidollevarlelacontraria.—Enalgunasocasionessomosunpocodébiles—loconsolóDan.—Sí, esposible.PeroRakel tambiénha sidomivínculo conCarl.Ella siempremeha contadohistorias

bonitas sobre él, justo las que yo quería oír, imagino. Tengo una comida deNavidad con ella la próximasemana.—¿Algunavezlehaspreguntadosobretusorígenes?—Milesdeveces,peroellasiempremehadichoque...—...queteentregaronenunorfanatodeGävleyquenohanpodidodarcontuspadresbiológicos.—Unavezllaméaesemalditoorfanatoymeloconfirmaron.—¿Yesocómocuadraconlodesergitano?—Segúnella,noesmásqueunrumor.—Miente.—Evidentemente.UnapesadumbradogestoaparecióenelrostrodeLeo.—SeguroqueRakelGreitzeslaquemanejaloshilosdetodaestahistoria.—Esprobable.—Deberíamosdestaparlotodoyllevarlosajuicio.Unsalvajedeseodevenganzainflamósusánimos,ycuandolanochedeldomingoseconvirtióenlunespor

lamañana,yahabíanacordadoserdiscretosynocomentarconnadieaquelencuentro.LeocontactaríaconRakelGreitz;anularíalareservaquehabíahechoenunrestauranteparacelebrarsucomidanavideña,perolainvitaríaasucasa,dondedeberíainfundirletranquilidad.Danseesconderíaenunahabitacióncontigua.RakelGreitzseibaaenterardeloquevalíaunpeine.Loshermanosurdieronunplan.

HildavonKanterborgapurabaunvasotrasotro.Aunasí,noparecíaestarborracha.Pero las manos le temblaban. Y transpiraba mucho. Tenía el cuello y los pechosbañadosensudor.

—Rakel Greitz y Martin Steinberg querían incluir en el estudio —como era

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habitual—agemelosunivitelinosybivitelinos.Senecesitaba a ambosgruposparacomparar.LosdatosdeLisbethSalanderydesuhermanaCamillafigurabanenunodelosregistrosdelInstitutodeGenéticaMédica.Eranconsideradasperfectasparaelproyecto.Noesquenadie tuvieraunaexcesivaadmiraciónpor la inteligenciadelamadre,peroelpadresíqueera...

—Unmonstruo.—Unmonstruo altamente dotado, debo añadir, lo que convirtió a las niñas en

objetosdeestudiomuyinteresantes.RakelGreitzqueríasepararlas.Seobsesionóconlaidea.

—Apesardequelasniñasteníanunhogaryunamadre.—Apesardeeso.YnoesquedeseedefenderaRakel,niporasomo,peroaun

así...Enesaépocanolefaltabanargumentosdesdeunpuntodevistahumano,pueselpadre,Zalachenko,eraalcohólicoyviolento.

—Losé.Conozcolahistoria.—Ya sé que lo sabes. Lo digo sobre todo en nuestra defensa. Era un hogar

infernal,Mikael.Ynosólomeestoyrefiriendoalasviolacionesyalosmalostratos.EsqueelpadresiempreprotegíayfavorecíaaCamilla,demodoquelaconvivenciade las hermanas, ya desde un principio, resultó catastrófica. Era como si hubiesennacidoparaserenemigas.

MikaelpensóenCamillayenelasesinatodesucolegaAndreiZander,yagarrófuertementesuvaso.Nodijonada.

—Existían,por lo tanto,motivosmásquedesobra—enesoestuvedeacuerdobastantetiempo—paratrasladaraLisbethaotrafamilia—continuóHilda.

—Peroellaqueríaasumadre.—Losé,créeme.Aprendímuchascosasdeesafamilia,ypuedequeAgnetadiera

la impresión de estar destrozada después de que Zalachenko pasara por casa paradarleunabrutalpaliza.Peroconsushijasfueunaauténticaluchadora.Leofrecierondinero.Laamenazaron.Leenviaronescritosintimidatoriosllenosdesellosoficiales.Peroellasenegóaaceptarlo.«Lisbethsequedaconmigo—dijo—.Nolaabandonarénunca.»Luchóconuñasydientes,yelprocesoseprolongótantotiempoquealfinalresultóserdemasiadotardeparasepararalasniñas,sobretodoconsiderandolasideasde aquella época. Pero para Rakel aquello era una cuestión de principios, y mellamaronamíparahacerdemediadora.

—¿Yquépasó?—Paraempezar,debodecirqueAgnetame impresionócadavezmás.Tuvimos

muchos encuentros y nos hicimos prácticamente amigas, así que yo comencé adefenderla para que pudiera quedarse con Lisbeth. Te juro que luché por ella contodas mis ganas. Pero Rakel no daba su brazo a torcer así como así, y una tardeaparecióconsupropiomatón,BenjaminFors.

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—¿Yésequiénes?—Comenzócomotrabajadorsocial,perollevayaunaeternidadcomoempleado

deRakel.MartinSteinberg seaseguródequeellapudieradisponerdeunasistentepersonal.NoesqueBenjaminseaexageradamenteinteligente,peroesgrandoteydeunalealtadapruebadebombas.Rakellehaayudadoenlosmomentosmásdifícilesdesuvida,como,porejemplo,cuandoperdióasuhijoenunaccidentedetráfico,yél,enagradecimiento,haceloqueseaporella.Ahoratendráunoscincuentaycincoaños,quizáalgomás,peromidemásdedosmetrosyestáenperfectaformafísica.Tieneunaspectomásomenosbonachón,conunamiradasuaveymelancólicayunascejasmuypobladasquehacequeavecesdéunaimpresiónunpococómica.PerosiRakelselopidepuederecurriralaviolencia,yesatarde,enLundagatan...

Hildadudóysetomóotrotragodevino.—Adelante.—Eraoctubreyhacía frío—continuó—.Fuepoco tiempodespuésdequeCarl

Segermurieraenlacaceríadealces,yyohabíaidoaunhomenajequeselerendía,cosa que, sin duda, no fue una casualidad. Habían planificado la operaciónmeticulosamente.Camillasehabía idoadormiracasadeunaamiga,demodoqueallísóloestabanAgnetayLisbeth.Lisbethteníaseisaños.Sucumpleañosesenabril,¿verdad? Estaban en la cocina tomando té y pan tostado. Fuera soplaba un vientomuyfuerte.

—¿Cómopuedessabertodasesascosas?—Tengotresfuentes:nuestropropioinformeoficial,que,contodaseguridad,es

lafuentemenosfiable,yluegolaversióndeAgneta.Hablamoshorasyhorasdeloquesucedió.

—¿Ylatercerafuente?—Lisbeth.Mikaelsequedómirándolaasombrado.SabíaloreservadaqueeraLisbethconsu

vida.Élnosabíanadadeesedía,nisiquieraatravésdeHolger.—¿YcómoesqueLisbethtelocontó?—Haráunosdiezaños—dijoHilda—.Ellaseencontrabaenunafasedesuvida

enlaquequeríasabermásdesumadre,yyolecontécosasdeellalomejorquepude.Le dije que Agneta había sido una persona fuerte e inteligente, y vi que eso laalegraba.Estuvimosmuchotiempohablando,enmicasadeSkanstull,yalfinalellamecontóloquepasóesedía.Mesentócomounapatadaenelestómago.

—¿Lisbethsabíaquetúerasdelregistro?HildavonKanterborgabriólatercerabotelladevino.—No—respondió—.No teníani idea.Ni siquieraconocíaelnombredeRakel

Greitz. Pensaba que se trataba tan sólo de un asunto de los servicios sociales, unamedidadefuerzagestionadaporlasautoridadessociales.Ellaignorabalodelestudio

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delosgemelos,yyo...Hildatoqueteósuvaso.—Leocultastelaverdad.—Me estaban vigilando, Mikael. Y tenía que guardar el secreto profesional,

estabaalcorrientedeloquelehabíapasadoaCarl.—Te entiendo —dijo él, y no sólo como frase hecha; es que realmente la

entendía.NodebíadehabersidofácilparaHildavonKanterborg.Yaerasuficientemérito

queestuvieraallícontándoleloquesabía.Nodebíajuzgarlamás.—¿Yquésucedió?—preguntó.—¿AquellatardeenLundagatan?—Sí.—Comotedecía,soplabaunvientomuyintenso.Elpadrehabíaestadoenlacasa

eldíaanterior,porloqueAgnetateníamoratonesydoloresenelestómagoyelbajovientre.EstabatomandotéconLisbethenlacocina.Unmomentotranquilojuntoasuhija.Entoncessonóel timbrede lapuertay,comotepuedes imaginar,sequedaronaterradas.PensaronqueeraZalachenko.

—PeroeraRakelGreitz.—RakelGreitzacompañadadeBenjamin,locualnomejorabalasituación.Con

untonodevozsolemneexplicaron—enfuncióndenoséquéartículoydenoséquéley—que debían llevarse aLisbeth para protegerla. Luego todo fue cada vezmásdesagradable.

—¿Enquésentido?—Seguro que Lisbeth se sintió tremendamente traicionada. Es que era muy

pequeña,yalprincipio,cuandoRakelpasabaaverlaparaexaminarlacondiferentestest, Lisbeth confiaba en ella. De Rakel Greitz, ya sabes, pueden decirse muchascosas, pero tiene carisma, irradia poder y autoridad. Es como si fuera una reina,caminandoconsuespaldaerguidaysumanchadenacimientoenelcuello.CreoqueLisbeth había soñado con que ella las ayudara y se asegurase de que el padre semantuviera lejos de la casa. Pero luego se dio cuenta de que Rakel era como losdemás.

—De que no hizo nada para impedir que los malos tratos y los abusoscontinuaran.

—De que no hizo nada para impedir que todo continuara igual. Y ahora, paracolmo,RakelpretendíallevarseaLisbethparaprotegerla.¡Aella!Rakelllegóinclusoasacarunajeringuillaparaponerleunainyeccióndediazepam.Pensabadormiralaniñaparallevársela.PeroentoncesLisbethsevolvióloca.MordióaRakeleneldedoy, de un salto, se subió a lamesa que había junto a la ventana del salón, abrió laventanaysetiró.Esciertoquevivíanenunprimerpiso,peroaunasíhabíaunosdos

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metrosymediohastaelsuelo,yLisbetheraunaniñapequeñaydelgada.Nollevabazapatos;sólocalcetines,unosvaquerosyunjersey,yfuerasoplabaunfuertevientoytambiénllovía.Aterrizóconlospies,encuclillas,perocayóhaciadelanteysehizodaño en la cabeza. A pesar de eso, se levantó enseguida y echó a correr en laoscuridad.Noparódecorrerdeunladoparaotro.FueporSlusseny, trasentrarenGamla Stan, llegó a la plaza de Mynttorget y al Palacio Real, completamentecongeladaycaladahastaloshuesos.Creoqueesanochelapasóenelportaldealgúnedificio.Estuvofueradosdías.

Hildasecalló.—Ay,porfavor...—¿Qué?—Es que hoy me siento fatal —continuó ella—. ¿Bajarías a la recepción a

buscarme unas cervezas frías, por favor? Necesito algo más refrescante que esaaguachirle—dijo,apuntandoalvinorosado.

Mikael le dirigió una mirada molesta. Sin embargo, acabó por asentir con lacabeza y, tras salir al pasillo, descendió por la escalera hasta la recepción. Para supropioasombro,nosólocompróseisbotellasdeCarlsberg,sinoque tambiénenvióunmensajeencriptado,loquequizánofueramuyinteligenteporsuparte.Perosintióqueselodebía.

Escribió:

Lamujer con lamanchadenacimiento en el cuello quequería sacarte de casa de pequeña se llamaRakelGreitz.Espsicoanalistaypsiquiatrayunadelaspersonasresponsablesdelregistro.

Luego subió a la habitación de Hilda von Kanterborg con las cervezas para

escucharlacontinuacióndelahistoria.

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Capítulo17

21-22dejunio

Lisbeth se encontraba en Operabaren en un intento de celebrar su liberación. Unintentobastantefallido.Unapandilladechicasjóvenesconguirnaldasenelpelo—probablementeunadespedidadesoltera—montabanjaleoenunade lasmesasquequedabantrasella.Lasestridentesrisasletaladrabanlosoídos.MiróendirecciónalparquedeKungsträdgården.Unhombrepasóandandoconunperronegro.

Habíaidoaesebarporloscócteles,yquizátambiénporelambiente,peronoleestabasaliendobien.Decuandoencuandoseleibalamiradaunpocomásalládelgrupodeladespedidadesolteraporsisecruzabaconladealguienaquienllevarsealacama:unhombre,otalvezunamujer.

Pensabaeneso—yennadaenparticular—mientras,inquieta,consultósumóvil.Acababade recibiruncorreodeHannaBalder, lamadredeAugust,elniñoautistaconmemoria fotográficaque fue testigodelasesinatodesupadreyalqueLisbethescondióenunacasadeIngarö.

El chico acababa de regresar a Suecia tras pasar una larga estancia en elextranjero y se encontraba, según la madre, «bien, teniendo en cuenta lascircunstancias»,loquesonabaprometedor,aunqueLisbethnopudoevitarpensarensumirada, en aquellos ojos vidriosos que no sólo habían visto y registrado en sumemoriamuchomás de lo que deberían haber hecho a su edad, sino que tambiénparecían refugiarsedetrásdeuncaparazón.Lisbethconstató,no sindolor,quehayciertas cosas que a uno se le quedan grabadas para siempre. No hay manera dequitárselasdelacabeza.Hayqueaprenderaconvivirconellas.Seacordabadecómoelniño,presadeunviolentoataquedefrustración,sehabíadadoenlacabezacontralamesadelacocinadeaquellacasadeIngarö.Porunmomentosintióganasdehacerlomismo:golpearselafrentecontralabarradelbar.Perosecontentóconapretarlosdientes,yenesemomentoadvirtiócómoalguienseleacercaba.

Eraunhombrejoven,depelocastaño,conunarrogantegestoentornoalabocayvestidoconuntrajeazul.Sesentóasulado.Soltó:«Vayacaradecabreotienes»y,acontinuación, le hizo un comentario sobre su labio partido. Craso error. Tanto el

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primer comentario comoel segundo.Sin embargo, aLisbethno ledio tiemponi alanzarleunamiradaasesina,porqueeneseinstanteleentróunmensajeencriptadodeMikael.Lo leyóysequedódepiedra.Luegose levantó,dejóunpardebilletesdecien coronas sobre la barra, le dio un empujón al hombre al pasar junto a él y semarchó.

Laciudadresplandecía.Eraunamaravillosanochedeveranoparaquiensupieraapreciaresetipodecosas.Alolejosseoíamúsica.Noobstante,Lisbethnoleprestóningunaatenciónanadadeeso.Parecíaquerermataraalguien.Buscóconsumóvilel nombre queMikael acababa demandarle y enseguida advirtió queRakelGreitzteníaidentidadprotegida,unacircunstanciaqueaellanolesuponíaningúnproblema:todosdejamoshuellastrasnosotros.CompramoscosasporInternety,enunactodeimprudencia,damosnuestradirecciónparaquenosefectúenlaentrega.Sinembargo,en ese momento se encontraba cruzando el puente de Strömbron en dirección aGamla Stan, por lo que no tuvo fuerzas para hacer nada, ni siquiera hackear unapáginawebdealgunalibreríaonlineodealgúnotrositiodondeRakelGreitzpudierahaberadquiridoalgo.Sóloeracapazdepensarendragones.

Pensóencómo, siendoniña, atravesóEstocolmocorriendodescalzayencómofueapararalPalacioRealyaunaiglesiailuminadaenlaoscuridad.EraStorkyrkan.Pero eso lo ignoraba en aquel momento. Simplemente se sintió atraída por ella.Estabacongeladayteníalospiesmojados;necesitabadescansarycalentarse.Cruzóunaplazaen laquehabíaunobeliscomuyaltoenelcentroydespuéspasóporunpatioantesdeaccederalaiglesia.Allídentro,eltechoseleantojótanelevadoqueparecía tocarel cielo.Seacordabadequequería llegarhastael fondode la iglesiacuanto antes para evitar todas las miradas que iban depositándose sobre ella. Fueentonces cuando descubrió la estatua. Pero tardaría muchos años en saber que setrataba de una estatua muy famosa y que representaba a san Jorge matando a undragónysalvandoaunadamaenpeligro.Poraquellaépoca,Lisbethdesconocíaporcompleto la historia, pero tampoco le habría interesado si la hubiera conocido.Aquellanochevioalgodeltododistintoenlaestatua.Viounabuso.Eldragón—lorecordabatodavíacongrannitidez—yacíadeespaldasconunalanzaatravesándoleelcuerpo,mientrasqueelhombre,conunacaraindiferente,inexpresiva,sedisponíaaatacaralanimalconunaespada.Eldragónestabaindefensoysolo,yLisbethpensóensumadre.

La vio representada en el dragón y sintió en cada músculo de su cuerpo quequería salvarla o, aúnmejor, ser el dragón y devolver el golpe, y escupir fuego yderribaralcaballerodesucaballoymatarlo,porqueelcaballero,naturalmente,eraZala.Erasupadre.Eraelmalqueestabaarruinandosuvida.Peroesonofuetodo.

Allíhabíaotrapersona,unamujerfácildepasarporalto,puessehallabaunpocoapartada.Llevabaunacoronaenlacabezayextendíalasmanoshaciadelante,como

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siestuvieraleyendounlibro.Lomásrarodetodoeraqueselaveíamuytranquila,como si más que unamatanza estuviera contemplando un prado o el mar. En esemomento Lisbeth no entendió que la mujer representaba a la dama a la que elcaballero debía salvar. Se le antojó una persona gélida e indiferente, idéntica a lamujer con lamancha de nacimiento de la que acababa de huir y que, al igual quetodos losdemás,nohacíanadapara impedirque losmalos tratosy lasviolacionescontinuaranensucasa.

Lisbeth pensó que las cosas eran así. La madre y el dragón no sólo erantorturados, sino también observados por unmundo impasible. Sintió una profundarepugnancia por el caballero y la dama y, temblando de frío y de rabia, saliócorriendo a la calle, donde seguía lloviendoy soplando el viento.Hacía yamuchotiempode todo aquello, pero aún le resultaba extrañamente presente.Y ahora que,tantosañosdespués,cruzabaaquelpuenteendirecciónaGamlaStan,decaminoasudomicilio,noparódemurmuraraquelnombre:RakelGreitz.

Por fin había encontrado su relación con el registro, la que llevaba buscandodesdeeldíaenelqueHolgerlavisitóenlacárceldeFlodberga.

HildavonKanterborgabrióunacerveza.Elojoizquierdolebizqueabaunpoco,yaratos perdía el hilo. En algunas ocasiones parecía atormentada por losremordimientosyotrassemostrabaasombrosamenteaguda,comosielalcoholsólotuvieraelefectodeagudizarsumente.

—IgnoroloqueharíaLisbethtrassalirdeStorkyrkan,loúnicoqueséesquealdíasiguientesepusoapedirenlaestacióncentralyquerobóunpardezapatosqueleibanenormesyunanorakenÅhléns.Comoes lógico,Agnetaestabafueradesí,yyo...yoestabafuriosayledijeaRakelquesicontinuabaconsusplanesloecharíatodoaperder.Al final,cedió.DejóaLisbethenpaz.Perosiguióodiándola,ycreoquetuvoqueverenladecisióndequeencerraranaLisbethenSanktStefan.

—¿Porquéopinaseso?—PorquesubuenamigoPeterTeleboriantrabajabaenesaclínica.—¿Demodoqueeranamigos?—Teleborianeraunodelospacientesquesetumbabaneneldivándelaconsulta

deRakel.Losdoscreíanenlosrecuerdosreprimidosyenesetipodetonterías,yélsiemprelemostrósulealtad.PerolointeresanteesqueellanosóloodiabaaLisbeth,sinoquetambiénleteníacadavezmásmiedo.MeparecequeRakelfueconsciente,antesquenadie,deloqueLisbetheracapazdehacer.

—¿Y piensas que Rakel Greitz tiene algo que ver con la muerte de HolgerPalmgren?

HildavonKanterborgsemirólostacones.Seoyeronunasvocesprocedentesdel

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muelle.—Es una persona despiadada. Si alguien lo sabe, soy yo. La campaña de

desprestigioquepusoenmarchacontramícuandodecidíabandonarel registromedestrozóenciertamanera.Pero¿asesinato...?Nosé.Mecostaríacreerlo.Noquierocreerlo,ymuchomenos...

Unamuecasedibujóensucara.—¿Qué?—quisosaberMikael.—...me lo creería deDanielBrolin.Es un chicomuyvulnerable e inteligente.

Nunca sería capaz de hacerle daño a nadie, y aún menos a su hermano gemelo.Estabanhechoselunoparaelotro.

Mikaelseplanteócomentarqueesoesexactamenteloquedicelagentecuandoalgún amigo o conocido ha cometido un crimen atroz: «No podemos entenderlo»,«Imposible»,«Mecuestacreerlodeél»,«Ellajamásharíaalgoasí».Y,sinembargo,sucede.Alguienaquienconsiderábamosbuenapersonaespresadeunarabiaciegayocurreloimpensable.Peronodijonadayprocurónosacarconclusionesprecipitadas.Habíatodaunaseriedeposibilidades.Siguieronhablandounpocomás,sepusieronde acuerdo en cómo comunicarse durante los días venideros y repasaron algunosdetallesprácticos.Éllepidióquetuvieramuchacautelayquesecuidara.LuegosacósumóvilparaversitodavíahabíaalgúntrenaEstocolmoaesashorasdelanoche.Salía uno al cabo de quinceminutos. Volvió a darle las gracias a Hilda, metió lagrabadora en subolsay, tras abrazarla, semarchó a todaprisa a la estación.En elcaminointentócontactardenuevoconSalander.Yaerahoradequesevieran,pensó.

Eneltrendevueltaviounagrabacióndevídeodeimágenesalgomovidasquesuhermanalehabíaenviado;enella,unrabiosoBashirKaziparecíaconfesarlaautoríadelasesinatodeJamalChowdhury.

El vídeo no sólo se había hecho viral, sino que también había provocado muchaactividadenlajefaturadepolicíadeBergsgatan,sobretodocuandofuecompletadopor dos complejos análisis de movimientos de manos que le habían enviado alcomisarioJanBublanski,delabrigadadehomicidios.Lagrabacióneraasimismolacausadequeunjovenconcuerpodecorredorestuvierahundidoenunasilla,conlamirada perdida, en una de las salas de interrogatorios de la séptima plantaacompañadodesuimán,HassanFerdousi.

Bublanski conocía bastante bien a Hassan Ferdousi desde hacía algún tiempo.Hassan no sólo era antiguo compañero de estudios de su novia, FarahSharif, sinotambiénunadeesaspersonasque,debidoalcrecienteantisemitismoyalacadavezmás acendrada islamofobia que había en el país, intentaba que las comunidadesreligiosasseacercaranentresí.Bublanskinosiempreestabadeacuerdoconelimán,

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especialmente por lo que respectaba a la cuestión del Estado de Israel, pero leprofesabaungranrespetoyteníamotivosdesobraparasaludarloconunareverencia.

Se había enterado de que el imán los había ayudado a abrir una brecha en lainvestigacióndelamuertedeJamalChowdhury,algoporloque,comoeranatural,leestabamuy agradecido, aunque también era algo que le pesaba, y no sólo porquedejabaenevidencialaprofundaincompetenciadesuscolegas,sinotambiénporqueyaandabasobrecargadodetrabajo.Maj-BrittTorellhabíacontactadofinalmenteconél para admitir que, en efecto, había recibido una visita con motivo de losdocumentos que le había entregado a Holger Palmgren. La persona que la habíavisitado era un catedrático llamado Martin Steinberg; al parecer, un respetadociudadano que había participado en comités y comisiones por encargo tanto de laDirección Nacional de Sanidad y Asuntos Sociales como del gobierno. MartinSteinberglehabíadichoaMaj-BrittTorellquemuchagentehabíaacabadomalporculpadeesospapeles,ylehabíahechojurarporDiosyporeldifuntoprofesorCaldinque nunca más mencionaría los documentos ni tampoco su propia visita, «por laseguridad de los antiguos pacientes». Steinberg se había llevado su copia deseguridad:unpendriveUSB.Maj-BrittTorell ignoraba loquepodíanconteneresosdocumentos,apartedelhistorialdeLisbethSalander.PeroaBublanskiledabamalaespina,másquenadaporqueresultabaimposiblecontactarconSteinberg.Bublanskihabríaqueridoseguirindagandoenelcaso,peroporelmomentodebíaolvidarsedeél, pues le habían pedido que se ocupara del interrogatorio, y eso era lo que iba ahacer,independientementedequetuvieratiempoono.Nolequedabaotraquehacerdetripascorazónyponerbuenacara.

Mirósureloj.Eranlas08.45.Habíaamanecidootrodíaradiante.Peronotendríamuchasocasionesdedisfrutardeél.Contemplóaljovenqueestabasentadoycalladoalladodelimányqueesperabalallegadadesuabogadodeoficio.SellamabaKhalilKazi y decían que había confesado habermatado a JamalChowdhury a causa delamorquesentíaporsuhermana.¿Acausadelamor?

Resultaba imposible de entender, pero estaba decidido a intentarlo. Ése era ellamentabledestinoquelehabíatocadoensuerteaBublanskienlavida.Laspersonascometían crímenes terribles y a él le correspondía tratar de comprender por qué yasegurarse de que fueran juzgados. Miró al imán y luego al joven mientras, poralgunamisteriosarazón,pensabaenelmar.

Mikael se despertó en Fiskargatan, en la enorme cama de Lisbeth. No había sidoprecisamenteloqueesperaba.Peroelúnicoculpableeraél.Cuandosepresentóantesupuerta,ellaledejóentrarconunsilenciosomovimientodecabeza.Eraciertoquealprincipiosólotrabajaroneintercambiaroninformación.Perolosdoshabíantenido

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undíamuyagitado,yalfinalaMikaelnolequedaronenergíasparanada.LelimpiólasangrecoaguladadeloslabiosylepreguntóporlaestatuadesanJorgeyeldragóndeStorkyrkan.Eralaunaymediadelanoche,yyaestabasaliendoelsolcuandosesentaronenelsofárojodeIkeadelsalóndeLisbeth.

—¿Fueporesoporloquetetatuasteundragónenlaespalda?—preguntó.—No—respondióella.Senotabaquenoqueríahablardeello,yél tampocotuvoganasdepresionarla:

estaba cansado. Cuando se levantó para marcharse a casa, Lisbeth lo sentó de unempujónylepusolamanoenelpecho.

—Quisehacermeesetatuajeporqueeldragónmeayudó—dijo.—¿Cómoqueteayudó?—PenséenélcuandoestabaenSanktStefaninmovilizadaconlascorreas.—¿Yquépensasteexactamente?—Queconesalanzaatravesándoleelcuerpoteníalasdeperder,peroqueundía

selevantaría,escupiríasufuegoyaniquilaríaasusenemigos.Esopensé.Yporesoresistí.

Sus ojos tenían un brillo oscuro e inquietante, y sus miradas se encontraron.Estuvieronapuntodebesarse.Peronolohicieron.Lisbethsequedóabsortaensuspensamientosysepusoacontemplarlaciudadyaseguirconlamiradaauntrenqueentrabaen laestacióncentral.DeprontodijoquehabíadadoconRakelGreitz.Lahabía encontrado a través de una tienda online de productos de desinfección quehabía en Sollentuna. Mikael respondió que eso estaba bien, aunque también sepreocupó. Poco después, contrastando con la pasión de hacía un momento, se leempezóacaerlacabezadecansancioylepreguntósipodíaacostarseunratoensucama. A Lisbeth le pareció buena idea. Ella se acostó poco tiempo después y sedurmióenseguida.

Porlamañana,Mikaeloyóruidosprocedentesdelacocina;selevantóarrastrandolospies y puso la cafetera mientras veía cómo Lisbeth sacaba una pizza Hawaii delmicroondasysesentabaalamesa.Él,porsuparte,rebuscóenelfrigoríficoalgoparadesayunar, perono encontró naday empezó a soltar tacos.Luego recordóque ellahabíaestadoenlacárcelyque,ensuprimerdíadelibertad,habríatenidocosasmásimportantes que hacer que llenar la nevera. Se contentó con el café y sintonizó laemisoraP1enlaradio.LasnoticiasdeEkotyaestabanacabando,ymencionaronqueseestabanbatiendorécordsdecalorenlazonadeEstocolmo.LuegosaludóaLisbethconun«buenosdías»yrecibióungruñidoporrespuesta.Lisbethllevabavaquerosyuna camiseta negra, estaba sin maquillar y tenía la cara llena de moratones y loslabioshinchados.Élledijoquefueraconcuidado,aloqueellaasintióconlacabeza

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sin pronunciar palabra.Pocodespués salieron juntos y comentaronbrevemente susplanesparaeldía.SedespidieronenSlussen.

ÉlibaairalaagenciadebolsaAlfredÖgren.EllaleharíaunavisitaaRakelGreitz.

ElabogadodeoficioHaraldNilssonestabagolpeteandolamesanerviosamenteconelbolígrafomientrasKhalilKaziprestabadeclaraciónen la salade interrogatorios.Habíamomentos en losqueBublanski apenas era capazde aguantar loqueoía.AKhalil leesperabaunfuturobrillante.Y,encambio,acababadearruinarnosólosupropiavida,sinotambiénladeotraspersonas.Todohabíaempezadohacíacasidosaños,aprincipiosdelmesdeoctubre.

Tras escaparsede casa,Faria en secreto semantuvoen contacto conKhalil, suhermano pequeño, y le contó que pensaba romper con la familia. Por eso quisodespedirsedeélyquedaronenuncafédeNorraBantorget.Khalillejuróquenolehabíadichoniunapalabraanadie.Peroloshermanosdebierondeseguirlo.Cogierona Faria, lametieron en un coche y la llevaron al piso de Sickla, donde la trataroncomoaunanimal.Losprimerosdíaslatuvieronamordazadaconcintaaislanteyconun trozo de cartón pegado al pecho donde podía leerse la palabra PUTA. Bashir yAhmedlagolpearon,leescupieronydejaronqueotroshombresqueibandevisitaalacasahicieranlomismo.

KhalilcomprendióqueaFariayanolaconsiderabanhermana,nisiquieraunserhumano.Lahabíanprivadodelderechoasupropiocuerpo,yélcreíasaberloqueleesperaba. La llevarían a algún lugar lejos de la vista de la policía para limpiar elhonorde la familiaconsusangre.EraciertoqueavecessehablabadequepodríasalvarsecasándoseconKamar.PeroKhalilnoselotragaba:yahabíasidomancilladay,además,¿cómoibanapodersacarladelpaísytenerlacontrolada?

Khalil estaba seguro de que a Faria no le esperaba más destino que el de lamuerte. Como a él le habían quitado el teléfono y también lo tenían como a unprisionero,nopodíaavisaranadie.Sólolequedabadesesperarseyconfiarenqueseprodujeraunmilagro.Yunpequeñomilagro seprodujoo, almenos,unalivio.Leaflojaron las cuerdas de las manos, le quitaron el cartón y le permitieron que seduchara,quecomieraenlacocinayqueanduvieralibrementeporlacasa,sinvelo.Yserepartieronregalos,comosienlugardecastigarlahubieraquecompensarlaporsusufrimiento.

Los hermanos le regalaron a Faria una radio y a Khalil una StairMaster desegunda mano que había llevado un conocido de Huddinge, un obsequio que loanimó un poco, pues echaba de menos sus sesiones de footing. Haber perdido laposibilidaddemoverse,deavanzarvolandoconsupasoelástico,habíareforzadosu

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depresión,porloqueahoranoparabadeentrenarsehoratrashora.Volabasobresumáquinayempezabaaveruna luzal finaldel túnel,unrayodeesperanza,aunquetodavía se temía lo peor. Dos días más tarde, Bashir y Ahmed entraron en suhabitaciónysesentaronensucama.Bashirteníaunapistolaenlamano.Apesardeello,loshermanosnoparecíanenfadados;hastalesonrieron.Llevabanunascamisasreciénplanchadasyconlamismatonalidaddeazul.Bashirdijo:

—¡Tenemosbuenasnoticias!NomataríanaFaria.O,mejordicho,nolamataríansialguienpagabaunprecio

porsuvida.Delocontrario,lafuriadeAlásedespertaríayelhonorfamiliarnoserestituiría, y entonces su pecado se extendería y los envenenaría a todos. Y, trascomentárselo,ledieronaelegir:omorirenesemomentoconsuhermanaomataraJamal y salvarse los dos.Al principio no lo comprendió.No quería comprenderlo,dijo.Se limitóa seguir subiendo losescalonesde suStairMaster.Perovolvieronaplanteárselo.

—¿Porquéyo?Soyincapazdehacerledañoanadie—contestófueradesí.BashirleexplicóaKhalilqueéleraelúnicodeellosquenoestabafichadoporla

policíayquegozabadebuenareputación, inclusoentre losenemigosdelafamilia.Pero que lo más importante era que por medio de ese acto repararía la traicióncometidaporFariacontralafamilia.Acabóaceptando:mataríaaJamal.Sehallabaenunadifícilsituación,señaló,ysesentíadesesperado.

Porunlado,queríaasuhermana,peroporotro,suvidapeligraba.No obstante, había una cosa queBublanski no comprendía: ¿por qué no llamó

Khalilalapolicíacuandolodejaronsalirparacometerelcrimen?Khalilrespondióqueesoerajustamenteloquehabíaplaneado.Locontaríatodoybuscaríaprotección.Pero sequedóparalizadoyperplejo, explicó,por lobienque lohabíanorganizadotodo. Había otros implicados, islamistas, que lo vigilaban sin cesar y queaprovechaban cualquier ocasión para comentarle lo despreciable que era Jamal. Sehabíaemitidouna fetuacontraél.Había sidocondenadoamuertepor laspersonasdevotasydebuenafedeBangladés,yeraunsermásruinqueloscerdos,losjudíosylasratasqueportabanlapeste.Jamalrepresentabatodoloquefueraterribleeimpuroyhabíamancilladoelhonordelafamiliayeldesuhermana.PocoapocoarrastraronaKhalila laoscuridadyalanieblayloincitaronahacerloimpensable.Noeraelúnicoautordelcrimen.PerofueélquienseacercóaJamalenelandény ledioelempujón.

—Yolomaté—confesó.

FariaKaziseencontrabasentadaenlasaladevisitasdeledificioHdelacárceldemujeres de Flodberga.Delante de ella se sentaban la inspectora SonjaModig y la

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abogadaAnnikaGiannini.Se respirabaun ambiente tenso e inseguro.Por segundavez,AnnikamostróelvídeoenelqueBashirparecíaadmitirqueestabadetrásdelasesinato de Jamal. Annika comentó cómo debía interpretarse el análisis demovimientos y contó que Khalil había efectuado una detallada explicación de loshechosyhabíaconfesadoqueempujóaJamalalasvías.

—Khalil creyó que era la única manera de salvarte a ti, Faria, y también desalvarseasímismo.Dicequetequiere.

Farianocontestó.Yasabíatodoeso,yloúnicoquedeseabaeragritar:«¡¿Quemequiere?!¡Puesyoloodio!».Loodiabacontodassusfuerzas.Perotambiénsabíaqueésanoeratodalaverdad,razónporlaquellevabatantotiempocallada.Pormuchodolorqueéllehubierainfligido,aellatodavíalequedabauninstintodeprotección.En realidad, eso se debía sobre todo a sumadre, pensóFaria.Una vez—hacía yamucho tiempo— le prometió que cuidaría de Khalil. Sin embargo, ¿de qué iba aprotegerloahora?Seserenó,miróalasmujeresydijo:

—¿EsaqueseoyeenelvídeoesLisbethSalander?—Sí,esLisbeth.—¿Estábien?—Estábien.Haluchadoporti.Fariatragósaliva,searmódecorajeyempezóacontarsuhistoria.Unatensión

solemne surgió en la sala, como ocurre siempre que un testigo o un sospechosodecide hablar tras un largo silencio. Por eso, tanto Annika Giannini como SonjaModigsesumieronenunaprofundaconcentraciónynoadvirtieronque,enelpasillo,sonabanlosintercomunicadoresyquelosguardiasempezabaahablarcadavezmásalterados.

Enlasaladevisitashacíauncalorinsoportable.SonjaModigsesecóelsudordelafrenteyrepitióloqueFariaKaziyaleshabíacontadodosveces,endosversionesqueeranprácticamenteidénticas.Noobstante,teníalasensacióndequenocuadrabandeltodo.

—Demodoquepensastequetodomejoraría...Creístequetushermanossehabíanablandado,que,apesarde lascircunstancias,quizápodríasdisfrutardeunpocodelibertad.

—No sé lo que creí —reconoció Faria—. Estaba destrozada. Pero Bashir yAhmedsedisculparon—continuó—.Eralaprimeravezquemepedíanperdón.Medijeron que se habían pasado. Que se avergonzaban. Que sólo deseaban que yollevaraunavidarespetable,yqueyamehabíancastigadolosuficiente.Meregalaronunaradio.

—¿Noseteocurrióquepudieraserunatrampa?

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—Penséenesoconstantemente.Habíaleídocosassobreotraschicasalasquelesinfundíanunafalsasensacióndetranquilidadyqueluego...

—Eranasesinadas.—Sabíaqueeseriesgoexistía.IntentéinterpretarellenguajecorporaldeBashir.

Estabaaterrorizada.Apenasmeatrevíaadormir.Teníaunnudoenelestómago.Peroesposiblequetambiénmecrearafalsasilusiones,seguroqueloentendéis.Sino,nolohabríasoportado.Echaba tantodemenosaJamalquemeestabavolviendo loca.Poreso,másquenada,alimentémiesperanza.PenséqueJamalestabaallífuera,enalgún sitio, luchando por mí. Así que intenté armarme de paciencia y esperar,convenciéndomedequelascosasseiríanarreglando.EraciertoqueKhalilestabaunpoco trastornado.NoparabadeentrenarseensuStairMaster.Unaauténtica locura.Mepasabalasnochesenterasoyendoelruidodesumáquina:track,track.Mesacabade quicio, no entendía cómo el tío podía aguantar tanto. Subía y subía. Sólo decuandoencuandosalíadesucuartoparaabrazarmeymepedíaperdóncentenaresdeveces.YoledecíaqueloprotegeríayquemeencargaríadequeJamalysusamigosseocuparandelosdos,yquizá,nosé...Esdifícildecontar.

—Procura explicarte con claridad. Es importante—intervino SonjaModig conunainusualseveridad.

AnnikaGianninimiró su reloj y se atusó el pelo con un gesto seco para, actoseguido,comentarenfadada:

—¡Para!SiFarianoesmuyclaraesporquelasituaciónyaespococlaradeporsí,ycomplicada.Amímeparecequeseexpresaconunaadmirableclaridadteniendoencuentalascircunstancias.

—Sóloquierocomprenderlobien—replicóSonja—.Faria:seguramentetedaríascuenta de que algo estaba a punto de suceder.Hasmencionado queKhalil parecíamuytensoyobsesionado.Queseestabaquedandoenloshuesosdetantoentrenarse.

—Se sentía fatal. También estaba preso. Pero aun así creí que comenzaba aencontrarsemejor;fuealgodespuéscuandomefijéensumirada.

—¿Ycómoera?—Desesperada.Parecíaunanimalacorralado.Aunqueentoncesnoquiseverlo.—¿Ynoadvertistequetushermanosdejaronlacasalanochedel9deoctubre?—Yo estaba durmiendo, o al menos intentando dormir. Pero recuerdo que

regresaronenmitaddelanocheyqueestuvieronhablandoenvozbajaenlacocina.No pude oír lo que decían. Al día siguiente empezaron a echarme unas miradasextrañas,cosaqueyointerpretécomounabuenaseñal.MediolaimpresióndequeJamalestabacerca.Sentísupresencia.Perolashoraspasaronyelambientesevolviócadavezmás raroymás tenso.Cayó lanocheyviaAhmed, talycomoyaoshecontado.

—Sehallabafrentealaventana.

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—Había algo agresivo y amenazante en su postura, y respiraba con dificultad.Sentíunapresiónenelpecho,yentoncesAhmedmedijoqueJamalhabíamuerto.Alprincipio no supe de quién estaba hablando. «Jamal ha muerto», repitió. En eseinstantesemenublólavista.Creoquecaíderodillas.Peronoacabédeasimilarlo.

—Tequedasteenshock—dijoAnnika.—Y,aunasí, acto seguido,unaenorme fuerza seapoderóde ti—añadióSonja

Modig.—Perosiesoyalohecontado...—Sí,lohahecho,esverdad—asintióAnnika.—Megustaríaquemelocontarasunavezmás.—DerepenteaparecióKhalil—dijoFaria—.Opuedequeyaestuvieraallí.Gritó

quehabíasidoélquienhabíamatadoaJamal,yentonces todomeresultóaúnmásincomprensible.Perocontinuógritandoyaseguróquelohabíahechopormí.Quesinolohubierahechomehabríanmatadoamí.QuelehabíandadoaelegirentreJamalyyo.Fueenesemomentocuandoseapoderódemíesa fuerza, esa rabia.Perdí lacabezaporcompleto,estalléyechéacorrerhaciaAhmed.

—¿PorquénohaciaKhalil?—Porqueyo...—¿Porquetú...?—Porqueyo,enmediodetodoaquelcaos,seguramentecomprendíque...—¿Qué?¿QueutilizabanelamorqueKhalilteteníacomochantaje?—Quefueronelloslosqueloincitaronahacerlo,quehabíandestrozadosuviday

también lamía y la de Jamal, y por eso exploté.Mevolví loca. ¿Tandifícil es deentender?

—No, la verdad es que no—respondió Sonja—. Pero hay otras cosas quemecuestan más, sobre todo que te callaras en los interrogatorios. Dijiste que queríasvengarte. Que te vengaste de Ahmed cuando te lanzaste sobre él. Pero tambiénpodríashabertevengadodeBashir, elpeorcriminalde todosellos.Podríashaberledenunciadoporincitaciónalcrimenynosotrostehabríamosayudado.

—Pero¿esquenolocomprendéis?LavozdeFariasequebró.—¿Quéesloquenocomprendemos?—QuealmorirJamalmividayanoteníasentido,yentonces¿quéhabríaganado

conmetertambiénaKhalilenlacárcel?Éleraelúnicodelafamiliaalque...—¿Alquequé?—Alquequería.—Deberíashaberloodiado.Matóalamordetuvida.—Loodiaba.Loquería.Loodiaba.¿Tandifícilesdeentender?AnnikaGianniniestabaapuntodeinterrumpirelinterrogatorioconelargumento

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dequelachicanecesitabaundescanso,cuandollamaronalapuerta.Eldirectordelacárcel,RikardFager,deseabahablarconSonjaModig.

Sonja Modig supo enseguida que algo grave había ocurrido y había alterado laautoestimadeljefedelacárcel.Aellalairritabanesosrodeosqueéldabaalahoradecontaralgo.Siempreseperdíaendetallesynollegabanuncaalgrano,comosimásqueexplicar loquehabía sucedidoquisierapronunciarunalegatodedefensa.Dijoquehabíaguardiasyvigilanciaydetectoresdemetal, yqueBenito estabaenmuymal estado.Tenía lesiones en el cráneo y una conmoción cerebral, y lamandíbulafracturada.

—Ysehaescapadodelhospital,¿esesoloquequieresdecir?—concluyóSonja.Esoera.Y,apesardetodo,élcontinuó:—Nadie podía prever que fuera capaz de abandonar el hospital. Todos los

visitantesfueroncacheados.Oalmenosdeberíanhaberlosido.Peroesquepasóalgoconelsistemainformático.Seapagó.Algunosaparatosmédicostambiéndejarondefuncionar.Lasituaciónsevolviócrítica.Losmédicosylasenfermerascorríandeunladoparaotro,yeneseinstanteaparecierontreshombrestrajeadosquedijeronqueibanavisitaraotropaciente,uningenierodelaABBquesehallabaingresadoenlamismaplanta.Luegotodosucediómuyrápidamente.Loshombresibanarmadosconnunchacos.

RikardFager, elmuy idiota, consideróquehabía tiempoyqueeraelmomentooportuno de ponerse a hablar de los nunchacos, que —explicó— eran dos paloscortos de madera que se usaban en deportes de lucha como el kárate. Sonja lointerrumpió.

—¿Yquépasó?—Los hombres derribaron a los guardias, liberaron a Benito y, acto seguido,

desaparecieronenunafurgonetagrisconmatrículafalsa.SehapodidoidentificaraunodeelloscomoEsbjörnFalk,deSvavelsjöMC,unclubcriminaldemoteros.

—Sé lo que es SvavelsjöMC—dijo ella—. ¿Y qué es lo que se ha hecho demomento?

—Se ha emitido una orden de busca y captura de ámbito nacional. Hemosinformadoalosmediosdecomunicación.AlvarOlsenestáenunlugarseguro.

—¿YLisbethSalander?—¿Quélepasa?—Idiota—murmuróSonja,ydijoqueteníaquemarcharsedeinmediatodebidoa

laurgenciadelasituación.Saliendodel centropenitenciario llamóaBublanski y le informóde la fugade

BenitoydelinterrogatoriodeFariaKazi.Alterminarsubreveresumendeloquela

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chicahabíadeclarado,Bublanski,poralgunamisteriosarazón,citóunrefrán judío:«Sepuedemirarprofundamentealosojosdealguien,peronosiemprepenetrarensucorazón».

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Capítulo18

22dejunio

También ese día Dan Brody llegó tarde al trabajo. Se sentía inquieto y apático, yperseguidoporoscurasreflexiones.Peroibamejorvestido.Llevabauntrajedelinoazulclaro—sincorbata—yunacamiseta,yenvezdeunoszapatosdepiel,queeranmáscalurosos,calzabazapatillas.ElsolapretabaenBirgerJarlsgatan,pordondeibacaminandoypensandoenLeo.Derepenteoyócómouncochepegabaunfrenazoysoltabaunchirrido,loquelehizodaruntraspié,comolehabíasucedidoenelMuseoFotográfico.

Lecostórespirar.Aunasí,continuóavanzandomientraslosrecuerdosvolvíanatransportarlolejosdeallí.Aquellosdíasdediciembrequesiguieronalprimerfindesemanaquepasaronjuntosestuvieronllenosdedolorydeenvidia,yapesardeesohabían sido los días más felices de su vida. Leo y él hablaron y tocaron sininterrupción.Peronuncasalieronjuntos,sólodeunoenuno.Yateníanlistosuplan.PondríancontralascuerdasaRakelGreitzynodejaríanqueellasospecharanada.Demodoquenopudierandarlugaraningúnrumor.

Diciembre,unañoymedioantes

LeohabíacanceladolareservaquehabíahechoenelrestaurantedondeibaacelebrarsucomidanavideñaconGreitz,pero,encontrapartida,lainvitóasucasa:elsábado23dediciembre,alauna.Enesperadelencuentro,loshermanosjugaronconsusidentidades.Enlacalle,losdoseranLeo,yesolosdivertíaenormemente.Dansepuso los trajes, lascamisasy loszapatosdeLeo.Secortaronelpelode lamisma formayensayaronelintercambiodepapelesactuandoenescenasparódicasypiezasteatrales.LeosiempredecíaqueDanhacíadeélconmáscredibilidaddelaqueélhacíadeDan.—Escomosimipersonajehubierasidocreadoparati.Leosólotrabajabamediajornadaenlaoficina,ylimitabalastardesenRicheconsuscompañerosaunavez

por semana.Unadeesas tardes regresó tempranoacasaycontóquehabíaestadoasídecerca—acercóeldedoíndicealpulgarparaindicarunadistanciamínima—derevelarleaMalinFrodesuencuentroconDan.—Peronolohashecho,¿no?—No,no;porlovisto,ellacreequeestoyenamoradodealguien.—¿Ysesienteherida?—Nomucho,laverdad.DansabíaqueLeocoqueteabaconMalin,quesehallabaenplenoprocesodedivorcioyqueprontoibaa

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irsedeAlfredÖgren.PeroLeosiemprecomentabaqueeramuydifícilqueella loamara,porquecreíaqueestabaenamoradadeMikaelBlomkvist,elperiodista.Además,Leotampocolaqueríaaella:setratabamásbiendeunjuego,decía.Aunquepuedequenodeltodo.Leoyélloanalizabantodoconstantementeeintercambiabanpensamientos,recuerdosycotilleos.Habían

establecidounpactoquenadaparecíasercapazderomper.DanrecordabalameticulosidadconlaquehabíanpreparadoelencuentroconRakelGreitz.Repasarontodoaldetalle:primeroDanseesconderíaydespuésLeoleharíapreguntasaRakel,alprincipioconmástactoyluegodeformamásagresiva.Undía antes, el viernes22dediciembre,MalinFrodeorganizabauna fiestadedespedida en su casade

Bondegatan.AligualqueaDan,aLeoleresultabadifícilestarenunafiestacuandosecelebrabaenunpisopequeño.Demasiadoruido.Noteníaganasdeir,dijo.Suideaeraotra:queríaenseñarleaDansudespachodeAlfredÖgren.Seguroqueenlaoficinanohabríanadie,todosestaríanencasadeMalin,yaunquenofueraasí,dudabaquehicieranhorasextrasunviernesporlatarde.Además,yaquedabapocoparaNavidad.ADanleparecióunabuenaidea;sentíamuchacuriosidadporeltrabajodeLeo.Salierondecasasobrelasochodelatardeconunintervalodediezminutos;primeroLeoconunabotellade

borgoñayotradechampánenelmaletín,yluegoDan,vestidocomoLeoperoconuntrajemásclaroyunabrigomásoscuro.Hacíafrío.Estabanevando.Teníanalgoquecelebrar.UndíadespuésdesuencuentroconRakelGreitzdaríanaconocersuhistoria.Leolehabíaprometidouna

considerablesumadedineroaDan,cosaalaqueDanseoponía.Lodeladesigualdadeconómicaseacabaría,dijoLeo,asícomoesatediosavidaenAlfredÖgren.Empezaríanacomponermúsicajuntos.Estabasiendounanochemaravillosa;habíanbrindadoybebido,yenelaireflotabalapromesadeunfuturomejor.«Mañana—decían—,mañana.»Hasta que algo se torció al entrar en el despacho de Leo. Estaba decorado con frescos de ángeles

renacentistaspintadoseneltecho,conóleosdecimonónicoscolgandodelasparedesyjarroneschinosenunascómodascontiradoresdeoro.TodoeratanostentosoyvistosoqueaDanleentraronganasdeprovocarunpocoasuhermano;lelanzóunapulla.—Loshayquenacenconsuerte—sentenció.Leoasintió:—Sí,losé.Ymedavergüenza.Nuncamehagustadoestedespacho,eraeldemipadre.YentoncesDanllevóelasuntounpocomásallá:—Y,aunasí,hasqueridotraermeaquí,¿verdad?Deseabaspavonearteydarmeconélenlasnarices.—No,hombre;no.Perdón—dijoLeo—.Sóloqueríaenseñartemivida.Séqueesinjusto.—¿Injusto?Danelevólavoz.Eracomosilapalabra«injusto»selehubieraquedadomuycortaynolevaliera.Eramás

que injusto.Era indecente.Eraalgoquesobrepasabacualquier límite.Continuarondiscutiendoporactivaypor pasiva:Dan lanzaba acusaciones, se calmaba, pedía perdón, volvía al ataque...De pronto—imposibledeterminar en qué preciso instante—, algo pareció romperse irrevocablemente. Aquello que, ya desde unprincipio,habíaestadoacechandoligeramenteescondidoenelinteriordeDanyquesehabíamantenidoenunsegundo plano por la mera y abrumadora felicidad que les supuso conocerse brotó a raudales con unadesmedidafuerza,ynosóloabrióunadesgarradoraheridaentreambos,sinoquetambiénparecióarrojarunanuevaluzsobrelasituación.—Has tenido todoestoyaunasínohacesmásquequejartey lloriquear:«Mimadrenomeentendía,mi

padrenomehacíacaso»,«Yonopudededicarmealamúsica.¡Quépena,pobredemí,pobrericodemí!»...Nosoportooírunasolapalabramásdeeso.¿Loentiendes?Amímedabanpalizasyhastapasabahambre.Noteníaunamierda,nadadenada,ytú...Estaba tan alterado que le temblaba todo el cuerpo, demodo que ya no supomuy bien qué fue lo que

ocurrióacontinuación.Niporqué.Quizálosdosestuvierandemasiadoborrachos.Quizáesocontribuyeraalposteriordesarrollode losacontecimientos.LociertofuequeacusóaLeodeserunmierda,un idiotayunfalso,unesnobquecoqueteabaconsusdepresiones.Estuvoapuntodedestrozarunpardejarroneschinos,perooptópormarcharsedeallídandounportazoysaliralacalle.Pasóunbuen ratosin tenerni ideadeadónde ir,demodoquedeambulósin rumbodurantevariashoras

llorandoyconfrío.AlfinalvolvióaalojarseenelalbergueAfChapmandeSkeppsholmenydurmióallí.Alasoncede lamañanadeldíasiguienteregresóacasadeLeo, loabrazóy lepidióperdón.Leotambiénsedisculpó,yambosseprepararonparaelencuentroconRakelGreitz.Sinembargo,algonoresueltoperdurabaenelambiente,algoqueinfluiríaenloquesucederíaacontinuación.

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Danpensóenello,yunamueca,apenasperceptible,sedibujóensurostroahoraque,añoymediomástarde,enfilabaSmålandsgatan.PasópordelantedeKonstnärsbareny llegóa laplazadeNorrmalmstorg.Hacíaun calor sofocante.Eran lasdiezde lamañana,ynoseencontrabamuybien.NosesentíamuypreparadoparareunirseconelperiodistadeinvestigaciónmásfamosodetodaSuecia.

Encambio,RakelGreitzyBenitoAndersson—queno teníannadaenabsolutoencomúnapartedesusadismoydelhechodequeningunadeellasestuvierademasiadobien de salud— estaban perfectamente preparadas para encontrarse con LisbethSalander.Ningunade las dos sabíaquién era la otra, y si sus caminos sehubiesencruzado,sehabríanmiradoconundespreciomutuo.PeroambassehallabanigualderesueltasaaniquilaraSalanderydisponíandeunasredesprivilegiadasasuservicio,ningunadeellasmenosinteligentequelaotra,aunqueconunosreferentesculturalesligeramentedistintos,pordecirlodealgunamanera.

Benito era afín a esa sección del club de moteros de Svavelsjö que obteníainformacióndeCamilla,lahermanadeLisbeth,ysushackers.RakelGreitz,porsuparte, estaba respaldada por su organización, que también poseía competenciatecnológica,pero sobre todocontaba, apesarde su cáncer, conunagran fuerzadevoluntad y se mantenía siempre alerta; ahora se alojaba, por ejemplo, de formatemporal,enunhoteldeKungsholmen.

Sabíadesobraquelascosasestabanapuntodetorcerseterriblemente,algoqueen realidadyahabíavisto llegar.Se loesperabadesdeel23dediciembredehacíapocomásdeañoymedio,díaenquetodosesaliódemadre.Eraverdadqueenaquelentoncesnoviootrasalida,perofueunaempresaarriesgada.Sinembargo,ahorasíqueestabapreparada.

Másque con cualquier otra persona, le habría gustado empezar conSalander yVonKanterborg. Pero esasmujeres eran imposibles de rastrear, por lo que decidiócomenzar con Daniel Brolin. Era un hombre débil. Era el eslabón débil. Por esemotivoRakelsedirigíaahoraaNorrmalmstorg.BajabacaminandoporHamngatanypasópordelantedelosgrandesalmacenesNK.Llevabaunfinotrajedechaquetadecolorgrisyunjerseynegrodealgodóndecuellovuelto,y,apesardelmalestaryeldolor,sesentíafuerte.

No obstante, ese clima la atormentaba. ¿Qué estaba sucediendo en Suecia?Cuando ella era joven no había veranos así. Ése se le antojó tropical. El calorresultabademencial;sudabaysenotabapegajosa.Peroseserenóeirguiólaespalda.Desde un pocomás allá le llegó un olor viciado que impregnaba el bochornoso yestancado aire; pasó junto a una obra que había en la acera donde trabajaban doshombresvestidosconmonosazulesqueleparecierongordosyfeos.Siguióandando

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hastaNorrmalmstorg.YaestabaapuntodemeterseatodaprisaenelportaldondesehallabalaagenciaAlfredÖgrencuandodescubrióalgotremendamentepreocupante:elperiodistaMikaelBlomkvist—conelqueyasehabíacruzadoenlaescaleradelacasa de Hilda von Kanterborg— estaba entrando por la misma puerta. Rakelretrocedióunpaso.LuegollamóaBenjamin.

Benjamintendríaqueganarseelsueldo.

DanBrody, oLeoMannheimer, tal y como se hacía llamar por aquel entonces, seencontraba sentado en la silla de su exageradamente ostentoso despacho mientrasnotaba cómo se le aceleraba el pulso y las paredes se le caían encima. ¿Qué iba ahacer?Sujunioradvisor—queeraeltérminoquepreferíautilizarsusecretarioparasentirse más importante— le informó de queMikael Blomkvist lo esperaba en larecepción.Danlecontestóquealcabodeveinteminutosestaríaasudisposición.

Al decirlo se sintió un maleducado. Pero de nuevo —como en tantas otrasocasiones— necesitaba tiempo para pensar, sobre todo acerca de cómo dejar enevidenciaaRakelGreitz.¿Quiénsabía?QuizáMikaelBlomkvistpudieraayudarleahacerlo.Unaideaqueyaselehabíapasadoporlacabezaconanterioridad,costaraloquecostase.

Diciembre,unañoymedioantes

EsedíaenelqueesperabanlallegadadeRakelGreitzhabíaestadonevando,yDannohabíaparadodepedirleperdónaLeounayotravez.—Notepreocupes—contestóLeo—.Ayertuvevisitaeneldespachodespuésdequetefueras.—¿Dequién?—DeMalin—dijo—.Abrimosunabotelladechampán.Perofueunfracaso,yonoestabamuyanimadoy

despuésescribíunacosa.¿Quieresverla?Danasintió,yLeoselevantódelpianoysemarchó.Regresóunostreintasegundosdespués—conunaire

solemne y cargado de culpa— con un documento metido en una carpeta de plástico que le entregó conexageradalentitud.Elpapeleradecolorarenayligeramenteestriado,yconunafiligranaenlapartesuperior.—Todavíahayquedarlevalidezoficial—comentó.Laletraerapulcrayelegante.PoníaqueLeoleentregabaaDanlamitaddesupatrimonio.—¡Diosmío!—exclamóDan.—DespuésdeNavidadiréaveramiabogadaparacomunicárselo—continuóLeo—.Teniendoencuenta

las circunstancias, no debería haber ningún problema. Ni siquiera lo veo como un regalo. Te doy lo quedeberíahabersidotuyohaceyamuchotiempo.Dansequedómudo.Sabía,porsupuesto,quedeberíaabrazarasuhermanomuyemocionadoydecirle:«Es

demasiado,estoesunalocura;esdemasiadogenerosoportuparte».Peronadaenélpareciócambiar,mejorarosimplificarsearaízdeesedocumento,yalprincipionoentendió

porqué.Sesintiósusceptibleymezquino.Luegosediocuentadequehabíaalgoagresivoenelregalo,algo«positivamente agresivo», tal y como diría un psicólogo. El dinero se ofrecía desde una superioridadaplastantey,pormuygrandiosoquefueraelgesto,aéllohacíademenos.Expresótodotipodefrasesamables.Peroalfinalnopudoresistirseaañadir:—Nopuedoaceptarlo.VioladesesperaciónenlosojosdeLeo.

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—¿Porquéno?—Lascosasnofuncionanasí.Nopuedesrepararlotodocontantafacilidad.—Nopretendorepararnada.Sóloquierohacerlocorrecto.Quesepasquenomeinteresaelmalditodinero.—¿Quenoteinteresa?Dan pareció enloquecer, aunque en algún rincón de su ser se percató de lo absurdo de la situación.

Acababandeofrecerledecenasdemillonesdecoronasquecambiaríansuvidaradicalmente,peroélsesentíaheridoyfurioso.Podíadeberseaqueeldíaanteriorsehabíapeleadoconsuhermanoyaquehabíabebidoyapenasdormido.Podíadeberseacualquiercosa:sussentimientosdeinferioridad,loquefuera...Elhechofuequelegritó:—¡No entiendes nada! No puedes decirle eso a una persona que ha vivido siempre con lo justo. Es

demasiadotarde,Leo.¡Demasiadotarde!—No,no.Podemosempezardenuevo.—Yaestarde—repitióDan.—¡Cállateya!—leespetóLeo—.Estássiendomuyinjusto.—Mesientocomosiquisierascomprarme.¿Loentiendes?¡Comprarme!Estabayendodemasiado lejos.Eraconscientedeello,y ledolióqueLeonocontraatacaracon lamisma

rabia,sinoqueselimitaraacontestarcontristezaenlavoz.—Teentiendo—dijo—.Esquedestrozarontantascosas...Ylosodioporloquehicieron.Peroapesarde

todonoshemosencontrado.Yesoesextraordinario,¿noteparece?HabíatantadesesperaciónenlavozdeLeoquelarespuestadeDansequedóenundébilmurmullo:—Teloagradezcomucho,claroquesí,pero...Sequedócallado.Nolegustabasu«pero»,ylefaltópocoparadecirotracosa,quizáun«perdóname,soy

unidiota»oalgoporelestilo.Coneltiempo,recordaríaaquelinstanteconmuchanitidez.Estuvieronapuntodereconciliarse,ynolecabíalamenordudadequehabríanvueltoaencontrarsesihubierantenidotiempo.Peronopudo ser.Oyeronunos ruidos en la escalera, unospasosque sedetuvieron.Erancasi lasdocedelmediodía.Faltabamásdeunahoraparaque llegaraRakelGreitz,yLeonisiquierahabíapuesto lamesaosacadolacomidadelascajasdelcateringquehabíanpedido.—¡Escóndete!—lesusurróLeo.Leo cogió el documento donde figuraba su donación yDan entró en un dormitorio contiguo y cerró la

puerta.

Leo Mannheimer siempre había sido motivo de preocupación, no sólo a causa de aquello que se vieronobligados a hacer conCarl Seger.Es que últimamente también se le veíamuy voluble.Tenía que ver conMadeleineBard,creíaella.LapérdidadeMadeleine lohabíavueltomuysuspicaz,demodoquecuandoélcancelósucomidapara,ensu lugar, invitarlaasucasa,empezóapreguntarsede inmediatoporqué.RakelGreitzlosabíatodosobreLeo.Sabía,porejemplo,queél,aligualquetantoshombressolteros,noteníaporcostumbrecocinarniinvitara

genteasucasa,enespecialapersonasconlasquenosesentíacómodo.PoresoRakelGreitzhabíadecididoaparecer antes de tiempo con la excusa de echarle unamano en la cocina. Pero en realidad lo que queríaaveriguarerasihabíaidomalalgoosiLeosehabíaenteradodealgo.Nevaba. Según se fue acercando a la puerta y a aquel cielo azul pintado en el techo del rellano de la

escalera, oyó unas alteradas voces provenientes del interior del piso, unas voces que le parecieroninquietantementesimilares.Seestremeció,ycomprendióque,enefecto,algomaloestabasucediendo.Hubounmomentoenelquenosupoquéhacer.Leoeralapersonaconeloídomásfinoqueellaconocía,porloquelesorprendióquelasvocesnosecallarancuandoellallegóalrellano.LemandóunsmsaBenjamin:

EncasadeLeo,enFloragatan.Necesitotuayuda.

Yañadió:

Traemimaletíndemédico,¡elequipocompleto!

Luegocorrigiólaposturayllamóalapuerta,altiempoquepreparabasumejorsonrisanavideña.Nolehizo

faltamostrarla.FueLeoquienlededicóunaampliayradiantesonrisay,comosiempre—talycomolehabían

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enseñado—, le dio unbeso en cadamejilla y la ayudó a quitarse el abrigo, que colgó en el vestíbulo.Porsupuesto,subuenaeducaciónleimpidiócomentarlequehabíallegadounahoraantes.—Estástanelegantecomosiempre,Rakel.¡QuéNavidadvamosatener!—ledijo.—Vaasermaravillosa—contestóella.Leoestabarepresentandomuybiensupapel,pensó.Tuvoqueobservarleconmuchodetenimientoantesde

descubrir algún signo de tensión en su rostro. Si las circunstancias hubiesen sido diferentes, hasta podríahaberlaengañado.Peroahoraellaseandabaconcuatroojosy,además,élhabíacometidoerroresflagrantes.EraprobablequeLeotambiénsehubieradadocuenta.Hacíatansólounmomentoquesehabíanoídounasvoces,yahoraélseencontrabasolo.PerosobretodoRakelsefijóenunacosa:habíaunaguitarraenelsofá.«¡Unaguitarra!»Ylepreguntó:—¿CómoestáViveka?—Metemoquenolequedamucho.—Pobre.—Esterrible—afirmóLeo.«Yunamierda—pensóRakel—.Seguroqueestáscontentodequeesabrujaporfinsemuera.»—Cuandolospadresdesaparecen,unosequedasolo—continuódiciendoellamientrasleponíalamanoen

el brazo, quizá para tranquilizarlo o para mostrarle su compasión y su empatía y no la suspicacia querealmentesentía.Perofueunerror.Leoseestremeció,molestoyafectado,yunbrillodeodioaparecióensusojos.Ellatuvo

miedo y volvió amirar la guitarra. Lo dejó estar un ratitomás.Quería que aBenjamin le diera tiempo aprepararsumaletíndemédicoyallegar.Consiguiómantenerunaconversacióncotidianaduranteotrosdiezminutosquizá.Hastaquenoaguantómás.—¿Quiénestáaquí?—preguntó.—¿Quiéncreesquees?Elladijoquenolosabía.Quenoteníaniidea.Peronoeraverdad.Empezóaentenderlotodo,yadvirtióla

tensiónquehabíaenloshombrosyenlosojosdeLeo; lamirabacomonuncaanteslohabíahecho.Sediocuenta de que debía golpear dura e implacablemente antes de que Daniel Brolin saliera de la habitacióncontigua.

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Capítulo19

22dejunio

RakelGreitznoestabaensudomiciliodeKarlbergsvägen,porloqueLisbethdecidióser paciente y posponer la ocasión. Cogió el metro de vuelta a casa, se bajó enSlussenysubióandandoporGötgatan.Acababadeenterarse,porAnnikaGiannini,de que BenitoAndersson se había escapado del hospital deÖrebro, demodo queestaba en guardia. Siempre estaba en guardia, y la vida en la cárcel no habíacambiado esa actitud precisamente. Aunque puede que, a pesar de todo, hubierasubestimadolagravedaddelaamenaza,puessehabíancreadomuchasmásalianzasdelasqueimaginabaparairaporella.Lasviejasfuerzasoscurasdelpasadoestabancongregandoasustropaseintercambiandoinformación.

Eraunachicharrantedíadejunio,ylavidaparecíahabersedetenidounpoco.Lagente paseaba despacio mirando los escaparates y se sentaba en los cafés y lasterrazas. Lisbeth continuó subiendo hacia Fiskargatan. Advirtió un zumbido en elbolsillo.AcababaderecibirunsmsdeBlomkvist.Ponía:

LeoesDaniel.¡Estoyprácticamenteseguro!

Lisbethrespondió:

¿Vaahablar?

Aloqueélcontestó:

Todavíanolosé.¡Teescriboluego!

Sopesó la idea de ir aNorrmalmstorg con el fin de echarle unamano. Pero lo

aplazó.PrimeroqueríapillaraRakelGreitz,demodoquepensóqueveríasipodíalocalizarla en otra dirección. Subió caminando hacia Fiskargatan. Seguíamanteniéndose alerta mientras se preguntaba si en realidad era una buena idearegresarasupiso,aunque,adecirverdad,noaparecíaenningúnregistrooficialcon

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sunombre.EstabainscritobajoeldeIreneNesser,sufalsaidentidad,yapartedeesohabíacreadootrascortinasdehumo.Noobstante,elcercoseestrechaba.Enelbarrioyalaconocían;sehabíahechomediofamosa,cosaqueodiaba.Dospersonas,KalleBlomkvistdelosCojonesyelagentedelaNSAEdtheNed,yahabíanconseguidodarconsudomicilio,ylasnoticiastendíanaextenderse.Lagentehablaba,ymucho.Deberíavenderesamierda.Enelfondo,eraunpisodemasiadograndeparaellasola.Deberíairseavivirlejosdeallí.Quizáenesemismomomento.

Demasiado tarde. Lo sospechó en el mismo instante en el que descubría unafurgoneta gris aparcada un poco más arriba de la calle. Todo parecía normal; setrataba de un modelo antiguo y se hallaba estacionada de forma perfectamentecorrecta,pegadaalbordedelaacera.Aunasí,algolediomalaespina.Enefecto:elvehículo arrancó y se le fue aproximando, por lo que ella dio media vuelta y sedispusoabajarlacallepordondehabíallegado.Sinembargo,nollegómuylejos.Desúbito, de uno de los portales apareció un hombre barbudo que le puso un trapomojadoenlacara.Semareóenelactoyestuvoapuntodedesmayarse.Habíasidouna idiota. La calle y los edificios empezaron a bailar a su alrededor y ya no lequedaronfuerzasparadefenderse.Sólotuvotiempodesacarsuteléfonoysusurrarenél:

—Vittra.[4]Acontinuación,sedesplomóylametieronenlafurgonetaporlapuertatrasera.

Aunquesólopudoverlotododeformaborrosa,percibióelaromadeunperfumequeleresultódelomásfamiliar.

Diciembre,unañoymedioantes

Danoyólasvocesdelsalónyentendióquenadahabíasalidosegúnsusplanes.RakelGreitzparecíahaberlosdescubiertoenseguida,demodoquenoviomásopciónqueentrarconprecipitaciónenelsalónyenfrentarseaella,sinmásdemora,y,sobretodo,sinelefectosorpresaquehabíanprevisto.Quizáfueésatambiénlacausaporlaquetantascosassetorcierondeinmediato,otalvezporqueDanhabía

subestimado la impresiónqueRakelGreitz iba a causar en él.Con su simple presencia, lo transportó a suinfancia.Recordócómo—hacíayamuchosaños,cuandovivíaenlagranja—ellalocontemplóconfrialdaddesdelaplantasuperiordelacasamientraséltocabalaguitarra.YpensóqueseguroqueenaquelentoncesellalocomparóconLeoyanalizósussimilitudes.Todoesolodesarmóporcompleto.—¿Mereconoces?—dijoDan.Estabafuriosoydiounpasohaciadelante,peronolesirviódenada,puessesintióimpotente.RakelGreitz,sorprendentementeserena,nosemoviódelsitio.—Tereconozco—asintió—.¿Cómoestás?—Queremossaberloquepasóexactamente—leespetóDan,yfueentoncescuandoellaretrocedióunpoco,

aunque tuvo el ánimo de ajustarse con calma el cuello de la chaqueta ymirar su reloj. Vestía un traje dechaquetanegroyunjerseydecuellovuelto,tambiénnegro.Llevabaelpelocortoyteñidodecastaño.Aunqueselaveíanerviosa—labocaletemblaba—,habíatodavíaenellaunporteimponenteyunfríoglacial,unairedeseveramaestradecolegio.ADanlediolasensacióndeque,másqueaella,eraaélaquienlecorrespondíarecibirunareprimenda.—Tranquilízate—lepidióella.—¡Nihablar!—contestóél—.Tienesmuchoqueexplicarnos.

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—Loharé.Oscontaré toda laverdad.Peroprimeronecesito saber si yahabéis acudidoa losmediosdecomunicación.Élnoabriólaboca.—Entiendo vuestra indignación. Pero no estaría bien que la historia se filtrara a la prensa antes de que

conozcáistodoslosdetalles.Lascosasnosonenabsolutocomovosotroscreéis.—No hemos dicho nada... todavía—dijo Dan. Y, acto seguido, se preguntó si no habría sido un error

reconocerlo,sobretodoalintuirunairedesatisfacciónenlacaradeRakel.EntoncesmiróaLeo.Leoseencontrabadepie,conlaspiernasmuyseparadas,comoenestadodeshock,ynoledioningunapista

sobrecómodebíaactuar.NolegustabanadaqueRakelGreitzcontinuaraasumiendoelcontroldelasituación.—Yoyasoyvieja—señalóella—yllevoalgúntiempocondoloresdeestómago,perdonadmequeseatan

sincera.¿Osparecebienquemesienteaquíenelsofáyoslocuente?—Adelante—respondióLeo—.Siéntateyempieza.Queremosquerespondasatodasnuestraspreguntas.

MientrasesperabalallegadadeBenjamin,RakelGreitzempezóaandarseporlasramasparanodecirnadaimportanteniverseobligadaaenredarseenimprudentesmentiras.LeoyDaniel—sentadoscadaunoenunsillón,aambos ladosdeella—lamirabanfijamente.Apesarde la tensiónyde lacríticasituación,ellanodejabadeasombrarse.Loshermanos separecíandeuna forma increíble,másde loqueerahabitualen losgemelosunivitelinosdeesaedad.Lasemejanzaseveía incrementadaporelhechodeque losdos teníanelmismocortedepeloyllevabanelmismotipoderopa.—Pasó lo siguiente—empezó—: nos encontrábamos en una situación extraordinariamente complicada.

Variosorfanatosyhospitalesnosmandaroninformesdegemelosalosquesuspadresnopodíancuidar.—¿«Nosmandaron»?¿Aquiénesterefieres?—lainterrumpióDaniel,yaunquesuvozestabacargadade

rabia y de odio, cualquier intervención era bienvenida para Rakel, por lo que comentó (una repentinaocurrencia)queteníaalgoensuabrigoqueacababaderecibiryquetalvezlosayudaraaentendermejorelasunto.¿Queríanqueselollevara?Rakelsepreguntósisuspalabrashabríanresultadomínimamentecreíbles.Peroladejaronirabuscarlo,yentoncesellasintióalgoquelediofuerzas.Sintiódesprecio.DanielyLeoeranunostiposdébilesylastimosos.Alllegaralvestíbulofingiósufrirunrepentinoataquedetos,momentoqueaprovechóparaabrir lapuertaconunrápidomovimiento.Luego,paradisimular,sequedóhurgandoen losbolsillosdesuabrigoantesdedecir:—Pero¡bueno!¿Seráposible?Regresóalsofánegandoconlacabeza.Luegosiguióhablandodeformaimprecisaaunqueprolijadurante

bastantetiempo,loqueprovocóaLeo,especialmentecuandomencionóelnombredeCarlSeger.Leosepusorojodeiraylededicóunamiradasalvaje.Actoseguido,perdiólosestribos,lallamó«animal»y«monstruo»yle exigió que le explicara lo que le había pasado a Carl. Entonces ella se asustó de verdad y recordó losarrebatos de rabia que les daban a los hermanos de pequeños. Ese ataque de cólera resultó ser unacircunstancia muy afortunada porque justo en ese instante llegó Benjamin. Los gritos y la discusión nohicieronmásquereforzarsudeterminación,demaneraqueirrumpióenelpisoconprecipitacióny,sindudarlolomásmínimo,sujetóaLeopordetrás.LeinmovilizólosbrazosmientrasRakelseagachabaparabuscaralgoenelmaletínmédicoqueBenjaminhabíadejadoenelsuelo.Losgemelossepusieronapedirsocorroaplenopulmón,yDanielselanzóencimadeBenjamin.Rakelcomprendióquedebíasermásresolutivayeficazquenunca.Rebuscóa todaprisaentre losmedicamentosdelmaletín:diazepam,opiáceos,morfina, todotipodefármacos,yluego...ungélidoestremecimientolerecorrióelcuerpo:bromurodepancuronio,curaresintético,extraído de la misma planta con la que los pueblos indígenas de América del Sur elaboran sus flechasenvenenadas.Esoseríabrutalysignificaríatraspasartodosloslímites.Perounmomento:allítambiénhabíafisostigmina,unantídotoquedefinitivaotemporalmentepodíaanularelefecto.Seleocurrióunaidea.Unaidea atrevida y descabellada que se basaba en lo que Daniel le había soltado agresivamente durante suconversación,enpalabrascomo«injusticia»y«crueldad»,quedejabanentreverunaprofundaamargura.Sepusounosguantesdeplásticoylevantólamirada.Benjamin,comosiempre,semostrabainquebrantable.TodavíateníabiensujetoaLeo,quiennocesabade

gritar«animal»y«monstruo»altiempoqueDanielintentabaliberarlo.Decisióntomada.Rakelpreparóunainyección,loquelellevóunrato,pueshabíaquemedirladosis.Luegoseincorporóysepercatódequenoledaría tiempodebuscarunavena,demodoquedebería introducirle la jeringuilladeformaintramuscular, loquequizánoestuvieratanmal;almenos,esofueloquepensócuandoselaclavóatravésdeljersey.LeolamiróperplejomientrasDanielnoparabadedaralaridos:«Eh,pero¡¿quéhaces?¿Quéhaces?!».Rakelhizounamuecainvoluntaria.

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Elruidopodríaatraerlaatencióndelosvecinosodeotraspersonas,yeraposibleque,aesasalturas,Leoyasufrieracalambresyseestuvieramuriendodeasfixiaporquelamusculaturarespiratoriaseibadebilitando.Lasituacióneraurgente,yellasehallabaenpeligro.Habíaidodemasiadolejos,porloquedebíasermáslistaquenunca.Yentoncesanuncióconsuvozmédicamásautoritaria:—¡Calmaos todos!Sólo le hedadoun tranquilizante, nadamás.Respira,Leo. ¡Bien!Dentrodepoco te

sentirásmejor.Tenemosquesercapacesdeconversarcomopersonassensatas,¿deacuerdo?Nadadegritar«animal»ni«monstruo»niotrastonteríassimilares.Éstees...John,trabajaconmigo,tieneformaciónmédica.Vamos a llegar a entendernos, estoy convencida, y es verdad que ya va siendo hora de que se cuente estaterriblehistoriadeunavezportodas.Estoymuycontentadequeporfinoshayáisconocido.—¡Mientes!—leescupióDaniel.Lasituaciónresultabaimposibledecontrolar.Habíademasiadojaleoydemasiadabronca,yleinvadióun

miedoatrozdequealgúnvecinoentraraaver loqueestabaocurriendo.Continuabacharlandoa lavezqueintentabatemplarlaescenamientrasibadescontandolosminutosdeloqueinevitablementeesperaba:queelveneno penetrara en la sangre, ejerciese su efecto sobre los receptores de acetilcolina de tipo nicotínico ybloqueara los músculos. Por suerte, no se presentó ningún vecino. Ni nadie llamó a la policía. LeoMannheimer se tambaleó, tal y como ella imaginaba, y, con un movimiento convulsivo, cayó sobre laalfombra persa de color rojo del salón; un vertiginoso segundo que Rakel, a pesar del drástico paso quesuponíaparaella,disfrutómuchísimo.Entodomomentofueconscientedequepodíasalvarle.Perotambiénpodía dejar quemuriera.Dependería de las circunstancias.Tenía que pensar con claridad, ser inteligente yexplotarlaamargurayelcomplejodeinferioridaddeDaniel.Leharíarepresentar—éseerasuplan—elpapeldesuvida.

EncuantoLeocayósobre laalfombra,DanBrodycomprendióque lasituaciónsehabíadescontroladoporcompleto. Leo se desplomó como si su cuerpo ya no funcionara. Se llevó lamano a la garganta y dio lasensacióndehabersequedadoparalizado.Danseolvidódetodo,seagachójuntoasuhermanoysepusoagritaryasacudirlo.EntoncesRakelempezóahablar.Danapenaslaescuchaba.EstabatotalmenteconcentradoenintentarreanimaraLeoy,además,loqueRakelGreitzleestabadiciendoresultabademasiadorarocomoparaasimilarlo.—Daniel—dijoella—,vamosaarreglaresto.Vamosaasegurarnosdequetengasunavidamuchomejor

quelaquehayaspodidosoñar.Vasatenerunavidafantásticadeilimitadosrecursos.Eranauténticosdisparates,palabrasvacuasy,mientrastanto,Leoempeorabacadavezmás.Gemíaysufría

convulsiones.Sucaraadquirióuncolorgris cenizay los labios se lepusieronazules; luchabapor respirar.Parecíaque se iba a asfixiar.Tenía lamirada turbiay llenadepánico.El tonoazul de sus labios se le fueextendiendoa lasmejillas,yDanestuvoapuntodelanzarsesobreélparahacerleelbocaaboca,algoquehabíaaprendidoenBostondespuésdequeunadesusprimerasnoviashubieraestadoapuntodemorirporunasobredosisdecocaína.PeroRakelloapartócuidadosamenteypronuncióunpardefrasesqueélfueincapazdeignorar,talvezporquesehallabaenunacoyunturaenlaqueestabadispuestoaagarrarsealclavoardiendoquefuese.Además,Rakelahorasonabadiferente,yanohablabacontantavehemencia,sinomásbiencomounmédicoquetranquilizaasupaciente.ComprobóelpulsodeLeoconlasmanosenguantadasmientras lededicabaunaapaciguadorasonrisa.—Noocurrenada—dijo—.Sóloestáatravesandounepisodiodeconvulsiones.Enseguidasepondrámejor.

Ladosissedativaquelehedadoesfuerte,peroestámuylejosdesuponerleningúnriesgo.¡Míralotúmismo!Letendiólajeringuillayéllacogiósincomprenderquéeraloqueellaqueríademostrarleodecirleconeso.—¿Paraquémeladas?Ellasepusodepiejuntoaaquelhombrecorpulentoquetodavíallevabasuropadeabrigo—unaarrugada

chaqueta acolchada azul y unas botas de invierno— y que le mostraba la misma sonrisa nerviosa yembaucadoraqueRakel.Depronto,unaterribleideaselepasóporlacabeza:—¿Loquequieresesquedejemishuellasdactilaresenella?Soltólajeringuilla.—Tranquilo,Daniel.Escúchame.—¿Porquédeberíaescucharte?Sacó sumóvil, tenía que llamar a una ambulancia.PeroBenjamin lo detuvo conbrusquedad.Supánico

aumentó.¿QueríanmataraLeo?¿Seríaposible?Leinvadióunmiedoaterrador.Justoasulado,Leojadeabayparecíaapuntodemorirdeverdad.Dangritó.GritódirectamentealoídohipersensibledeLeo:—¡Lucha!¡Noterindas!¡Saldrásdeésta!

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YentoncesunamuecasedibujóenelrostrodeLeo.Sufrentesearrugó.Apretólosdientes.Recuperóunpocodecolor.Perofuealgomomentáneo.Denuevoempalidecióydiolaimpresióndequedarsesinaire.DansevolvióhaciaRakelGreitz.—¡Joder!¡Sálvalo!¡Eresmédico!Noquerrásmatarlo,¿no?¿Osí?—No,hombre,no.Pero¿quéestásdiciendo?Claroqueno.Ahoramismovasacomprobarcómosepone

bien.Échateaunladoparaquepuedareanimarlo—contestó,ycuandoDanvioladeterminaciónconlaqueactuabayqueabríasumaletín,nolequedómásalternativaqueconfiarenella.Eraunsíntoma—tanbuenocomocualquierotro—desudesesperación.Ymientrasdeseabaquelapersona

quelehabíainyectadoelvenenotambiénlosalvara,lecogiólamanoasuhermano.

Rakel Greitz era consciente precisamente de eso: de la vital importancia que tenía en ese momentocomportarsecomounmédicoeinspirarconfianza.Porelloapartódesumentecualquierimpulsodeobstruirlas vías respiratorias de Leo para acabar cuanto antes con él. Preparó, en cambio, una inyección defisostigmina,learremangóeljerseyyselapusoenunavenadelbrazo.Leonotardóenrecuperarse,aunqueseguíamuy aturdido. Rakel sintió—lo cual era lomás importante— que había recuperado un poco de laconfianzadeDaniel,ycontinuóhablando.—¿Sepondrábienahora?—preguntóél.—Sí,ahorasepondrábien—dijoella,ysiguióhablando.Porsupuesto,estabaimprovisando.PeroseapoyabaenlaestrategiadecrisisquehabíancreadoparaLeo

Mannheimer desde hacíamucho, una estrategia que involucraba a IvarÖgren. Ivar se había hecho con lasclavesqueteníaLeoenelordenadordelaempresa,yensunombre,omásbienatravésdetestaferros,habíaefectuadounaseriedetransaccionesilegalesenlosmercadosdeaccionesyopciones.DichastransaccionessehallabanenunacarpetacuyocontenidonosólopodríallevaraLeoalacárcel,sinotambiénhumillarlesocialyprofesionalmente.Esosdatos,encontradelavoluntaddeRakel,yahabíansidousadoscontraél.IvarhabíarecurridoaellosparaganarseaMadeleineBard,cosaque,comoeraevidente,Rakelnoaplaudía.IvarÖgreneraestúpido,ésaeralaopinióndeRakel.Peroaunasíacabócediendo,yaquenecesitabaecharmanotantodeélcomodeesainformaciónincriminatoriaparapoderpresionaraLeoencasodequeésteseenteraradealgoyamenazaracondejarlaenevidencia.—Daniel—dijo—:escúchame, tengoalgo importantequeexplicarte, lomás importantequevasaoíren

todatuvida.Él lamiró conun rostro tan suplicante y desesperadoque infundiómucha autoconfianza enRakel.Ésta

modulólavozparaquesalieraalavezsuaveysevera,comoladeunmédicoquedebecomunicarleungravediagnósticoaunpaciente.—Leoestáacabado,Daniel;medueletenerquedecírtelo.Peroasíes.Haestadorealizandotransacciones

ilegalesynegociossirviéndosedeunainformaciónprivilegiada.Lovanapillar.—¿Qué?¿Dequémehablas?Noasimilabaloqueleestabacontando.Yellaloadvirtió.Danselimitóaacariciarleelpeloasuhermano

altiempoqueleasegurabaunayotravezquetodosaldríabien;esoeralofundamentalahora.Lodemásseleantojaronsimplestonterías,chorradas.EsoirritóaRakel,loquelallevóacontinuarenuntonomásduro.—Te he pedido queme escuches. Leo no es quien tú crees. Es un delincuente. Tenemos pruebas.Va a

acabarenlacárcel.Esunestafador.Danielselaquedómirandodesconcertado.—Pero¿quécoñodices?¡Siaélnoleinteresanadaeldinero!—Ahíteequivocas.—¿Quemeequivoco?Perosiqueríadarmelamitaddetodoloquetenía,así,sinmás.—Élchasqueólos

dedosparaacompañarsuspalabrasyellasemordióellabio;nolegustabanadaesainformación.—Pero¿porquécontentarteconlamitad?—Yonoquieronada.Sóloquiero...Secalló.Locomprendiótodo,oigualno.Aunasí,sospechóalgo.Elpánicovolvióasusojos,yRakelse

preparóparaunposibleataque,talvezviolento.MiróaBenjamin,debíaestarlisto.Sinembargo,nosucediónada.DanielselimitóacontemplaraLeoconunaprofundaconcentración.—¿Quéesloquelehasdado?Noerauncalmante,¿verdad?Ellanocontestó.Yanosabíacómojugarsuscartas.Sediocuentadequecadapalabraycadaunodelos

maticesdesutonodevozpodríanresultardecisivos.—Curare—acabódiciendo.

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—¿Yesoquées?—Unvenenovegetal.—¡Joder!¡¿Yporquécoñolehasdadounveneno?!Danvolvióagritar.—Mehaparecidonecesario—arguyóella.DanielobservóaBenjamincomounanimaldesesperadocapturadoenunatrampa.—Peroluego...—¿Sí?—Luegolehasadministradootracosa.—Fisostigmina.Anulaelefecto—leexplicóella.—Bien,entoncesahoralollevaremosalhospital,¿no?—dijoél.Comoellanorespondió,élsacósumóvil.RakelpensóenlaposibilidaddepedirleaBenjaminqueselo

quitara.Peronolohizo.Mientrasnorealizaraningunallamadanopasabanada.BuscóenGoogle.Ellasupusoquequeríaenterarsedeloqueeraelcurare,demodoquelodejóleerunrato.AunquedeprontoelterrorbrillóenlosojosdeDan,yenesemomentoellalearrancóelteléfonodelasmanos.Élsevolvióloco,locodeatar.No paraba de pegar gritos y de dar golpes a diestro y siniestro; incluso a Benjamin le resultó difícilcontrolarlo.—Tranquilo,Daniel.—¡Deesonada!—Déjaloya.Quieroofrecerteunfantásticoregalo,¿noloentiendes?—señalóella.—¡¿Dequécoñohablas?!—legritó.Ellacontestóquelafisostigminasóloanulabaelefectodelenvenenamientodelcuraredeformatemporal.—Demaneraquenopuedessalvarlelavida,¿esesoloqueestásdiciendo?Suvozapenasparecíayahumana.—Losiento,perono,nopuedohacerlo—mintióella,traslocualBenjamintuvoqueacallarlo.Nolequedómásremedio.Benjaminconsiguióinmovilizarleyloamordazóconcintaaislante.Ellapidió

perdónyseloexplicómásdetalladamente:«Lamusculaturarespiratoriavolveráabloquearseenbreve.LeoMannheimermoriráasfixiado.—RakelmiróaDana losojos—.Noshallamosanteunasituacióndelicada.Leoestáapuntodemorirytushuellasdactilaresestánenlajeringuilla,ycontamosconunmotivomuyclaro,¿aquesí?Veoentusojoslaenvidiaquesientesportodoloqueélhaposeído.Perolopositivoes...».Danielforcejeódenuevoparaintentarliberarse,estavezconmásviolencia.—Lopositivoesque,apesardetodo,Leopodrácontinuarviviendo,aunquedeunanuevaforma:através

deti,Daniel.Ellalemostrólacasaconunampliogestodelbrazo.—Puedes tener su vida, su dinero y sus posibilidades. Podrás vivir como siempre has soñado. Podrás

sustituirlo,Daniel.Puedestenerlotodo,yteprometoquetodasesasterriblescosasqueLeohahechodebidoasu asquerosa avaricia nuncaverán la luz.De esonosocuparemosnosotros.Vamos a apoyarte de todas lasmaneras posibles. Sois gemelos especulares, lo que supone un pequeño problema, es verdad. Pero vuestroparecidoesasombroso.Esoesextraordinario.Todosaldrábien.Estoysegura.En ese momento Rakel oyó un ruido que no acertó a identificar. Era Daniel, que, de tanto apretar los

dientes,acababaderomperseuno.

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Capítulo20

22dejunio

LeoMannheimer salió por fin de su oficina yMikael se levantó y le estrechó lamano.Fueunencuentroextraño.MikaelhabíadedicadomuchotiempoainvestigaraLeo,yahora,derepente,allíestabanlosdos,frenteafrente.Senotóenseguidaquehabíaalgodolorosoyocultoentreambos,comounasombra,unfantasma.

Leosefrotólasmanos.Teníalasuñaslargasybiencuidadas.Llevabauntrajedelino azul claro, una camiseta gris y zapatillas de deporte. Su pelo era abundante yestabaunpocodespeinado.Depronto,Leoparecióaguzareloído,comoescuchandoalgo.Dabalaimpresióndeestartenso,ynoinvitóaMikaelapasarasudespacho.Sequedódepieallímismo,enelgranvestíbuloquehabíadelantedelarecepción.

—Me gustó mucho tu conversación con Karin Laestander en el MuseoFotográfico—dijoMikael.

—Gracias—respondióLeo—.Fue...—... inteligente —completó Mikael con una amable sonrisa—. Y lo que

comentaste es verdad. Vivimos en una época en la que nuestras vidas están máscondicionadasquenuncaporlasmentirasylasfalsasnoticias.¿Otalvezdeberíamosdecir«porloshechosalternativos»?

—La«post-truthsociety»—añadióLeomostrandounatímidasonrisa.—Asíes.Yluego,encima, tambiénjugamosconnuestras identidades,¿verdad?

FingimossergentequenosomosenFacebookyensitiosporelestilo.—YonotengoFacebook.—Yotampoco.Nuncahellegadoaentenderlo.Aunquehedereconocerque,en

ciertomodo, juego a interpretar diferentes papeles—continuóMikael—.Digamosqueformapartedemitrabajo...Oye,¿estásbien?¿Tepasaalgo?

Leonocesabadeconsultarsurelojnerviosamenteydemirarporlaventanahacialaplaza.

—Perdón—dijo—.Esqueandomuyliadohoy.¿Dequéqueríashablarme?Mikaellecontestó:—¿Túquécrees?

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—Niidea.—¿No has hecho ninguna tontería? ¿Algo por lo que mi revista, Millennium,

pudierainteresarse?Leo tragó saliva. Reflexionó unos instantes antes de responder con la cabeza

gacha:—Bueno, supongo que algún que otro negocio podría haberlo hechomejor. Es

queesunlío.—Nomeimportaríaecharleunvistazo—contestóMikael—.Esetipodelíosson

miespecialidad.Peroporahorameinteresanmásalgunascosaspersonales,pequeñascontradicciones,podríamosllamarlas.

—¿Contradicciones?—Esoes.—¿Comoqué?—Comoqueyanoseaszurdo.Leo—siesqueeraLeo—pareciódenuevoaguzareloído.Sepasólamanopor

elpelo.—Bueno,esonoesexacto.Enrealidad,esquehecambiadodemano.Siempre

mehemanejadoigualdebienconlasdos.Soyambidiestro.—Entonces¿escribesigualdebienconlamanoderechaqueconlaizquierda?—Prácticamente.—¿Melopuedesdemostrar?Mikaelsacóunbolígrafoysulibreta.—Casipreferiríaqueno.Unasgotasdesudorempezaronaasomarsobresulabiosuperior.Teníalamirada

perdida.—¿Noteencuentrasbienhoy?—Asíasí.—Seráelcalor.—Quizá.—Yotampocoestoymuyalláquedigamos—continuóMikael—.Anocheestuve

conHildavonKanterborgbebiendohastalastantas.Laconoces,¿verdad?Mikaelpercibióelmiedoenlosojosdeaquelhombreycomprendióquelotenía

acorralado.Lovislumbróensumirada,ensuinquietocuerpo.Peroalomejor—loestaba observando minuciosamente— intuyó también otra cosa, algo difícil deprecisar:unaespeciedeansiedad, talvez,yunaduda.ComosiLeo,oquienquieraquefuese,sehallaraanteunadecisiónimportante.

Mikaeldijo:—Hildamecontóunahistoriaincreíble.—¿Ah,sí?

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—Iba de dos gemelos a los que separaron intencionadamente al nacer; enconcretomehablódeunchicollamadoDanielBrolin.Esechicotuvoquetrabajardesol a sol en una granja de las afueras de Hudiksvall, mientras que su hermanogemelo...

—Nohablestanalto—lointerrumpióelhombre.—¿No?¿Porqué?Mikaelfingiósorprenderseylomiró.—Quizáseamejorquedemosunpaseo—propuso.—Nosé...—¿...sidarunpaseo?Estabaclaroqueelhombrenosabíaquédecir.Selimitóamurmuraralgosobreel

cuartodebañoy,actoseguido,desapareció.Suactuaciónnoresultómuyconvincenteporque,yaantesdesalirdelcampodevisióndeMikael,sacósuteléfonomóvil.Alparecerqueríaponerseencontactoconalguien.Fueenese instantecuandoMikaeltuvo la absoluta convicción de que su teoría era cierta. Le mandó un mensaje aLisbethparacomunicarleque,contodaprobabilidad,LeoeraDaniel.

Perotambiénempezóapreocuparlecadavezmásquelehubieraengañado,queelhombre hubiera salido por una puerta trasera y hubiera huido, sobre todo porquetardabamuchoenregresaryporque—apartedequeentrabaysalíagentesincesar—allínopasabanada.Lajovenmorenadelarecepciónsonreía,dabalosbuenosdíasatodoelmundoylespedíaalosvisitantesquesesentaranaesperarenalgunodelossofásoquesedirigieranatalocualdespacho.

Se trataba de un lugar muy elegante. Los techos eran altos, y de las paredes,empapeladasderojo,colgabanóleosdetrajeadosydistinguidoscaballeros,antiguossocios seguramente, omiembros de la junta directiva.Le resultó casi obsceno quesólohubieraretratosdehombres.

ElteléfonodeMikaelsonó.EraAnnika,yyaestabaapuntodeatenderlallamadacuando el hombre —quienquiera que fuese— apareció por el pasillo. Se le veíaresuelto.Quizáhubieratomadounadecisión.Resultabadifícildeadivinar.Lehabíansalido unasmanchas rojas en el cuello y parecía estar tenso y serio. Dejó caer lamiradaynoledijonadaaMikael;tansóloinformóalamujerdelarecepcióndequeseausentaríaduranteunpardehoras.

BajaronenelascensorysalieronaNorrmalmstorg.Estocolmoeraunhorno.Lagente seabanicabacon lasmanosoconperiódicos.Algunos sehabíanquitadosusamericanasylasllevabansobreunhombro.LlegaronaHamngatanyelhombremirónerviosohaciaatrás.Mikaelloadvirtióycontemplólaposibilidaddepedirlequesesubieranaunautobúsoquecogieranuntaxi.Enlugardeeso,cruzaronlacallehastaKungsträdgården.Caminaronensilencioporsusjardines.Eracomosiesperaranquealgo se aclarara o sucediese.AMikael no le gustaba nada la situación, aunque no

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sabíamuybienporqué.Elhombresudabamásdelonormalysevolviódenuevoparaecharunvistazo.

SehallabanfrentealaÓpera,yenesemomento,sincomprendermuybienelmotivo,aMikael le pareció percibir un peligro. Se preguntó si tal vez habría cometido unerror,sitalvezlosrepresentantesdelregistroyairíanunpasopordelantedeél.Sevolvió.No vio nada.Reinabamás bien la quietud, una sensación vacacional en elaire.Portodaspartes,enlosbancosyenlasterrazas,habíagenteconlacaravueltahaciaelsol.Quizáselehubieracontagiadoelnerviosismodesuacompañante,yporesolepreguntósinrodeos:

—Bueno,¿ycómodebollamarte:LeooDaniel?El hombre se mordió el labio y algo oscuro apareció en su mirada. Luego se

abalanzósobreMikaelylotiróalsuelo.

RakelGreitz—queestabaesperandoenunbancodeNorrmalmstorg—vioaDanielBrolin salir con Mikael Blomkvist. Comprendió que ya se había generado unadinámicaquetardeotempranoconduciríaaquelahistoriatrascendiera,cosaqueenrealidadnolesuponíaningúnshock,nisiquieraunasorpresa.

Yahacíatiempoquesabíaqueelriesgoeramuyelevado.Peroasimilarlonosólolehabíaproducidodesesperación,sinotambién—especialmenteahoraquesehallabaconunpieenlatumba—unasensacióndeliberación.Poseíalafortalezadealguienqueyanotienenadaqueperder.YBenjaminForsseencontrabadenuevoasulado.Eraciertoqueélnoestabaapuntodemorir,comoella,peroloslazosquelosuníaneran muy fuertes, no sólo por una vida entera de lealtad, también por lasinnombrables cosas que habían hecho juntos. La caída deBenjamin sería igual dedura que la suya si todo aquello veía la luz. Su asistente había aceptado, sin unasimplepreguntasiquiera,dejaraBlomkvist fuerade juegoy llevarseaDanielparaquepudieranhacerleentrarenrazón.

PoresoBenjaminllevabaunacazadoranegraconcapucha—apesardelcalor—yunasgafasdesol.Yalgoescondidaenlamano,pegadaalcuerpo,unajeringuillacon ketamina, un anestésico que dormiría al periodista con toda rapidez. TambiénRakel,nosinciertoesfuerzo—puessehabíapasadotodalamañanacondoloresdeestómago—, se había acercado a la alameda que se extendía a lo largo deKungsträdgården.Desde allí pudo ver cómoBenjamin se les aproximaba con granceleridad.

Le invadióuna intensa sensacióndeestarviva.Laciudad se redujoaunúnicoinstante,aunasolayresplandecienteescena.EllasequedóobservandocómoDanielyBlomkvistaminorabansumarchaycómoelperiodistaparecíapreguntarlealgoaDaniel.Esoestababien,sedijo;esolosdistraería.Confióenquetodosalierasegún

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loprevisto.Por una calle aledaña se acercaba un carruaje tirado por caballos. Un globo

aerostático azul surcaba el cielo y por todas partes paseaba gente que permanecíaajena a la situación. Pensar en cumplir las expectativas hizo acelerar su corazón.Inspiróhondo.Peroderepenteocurrióalgo.DanielvioaBenjamin irhaciaellosyapartó a Blomkvist de un empujón. El periodista cayó al suelo, de modo queBenjaminnoconsiguiósuobjetivoysequedóparadounsegundo,dudando,con lajeringuillaenlamano.Entonces,Blomkvistselevantóvolando.Aquellopodíaacabardecualquiermanera.Benjaminselanzódenuevoalataque,elperiodistaloesquivótambién estavezy, a continuación,Benjaminpusopies enpolvorosa. «¡Cobarde!»Rakel, furiosa, fue testigo de cómoDaniel y Blomkvist echaban a correr hacia elrestauranteOperakällaren,semontabanenuntaxiydesaparecían.Elsofocantecalorcayósobreellacomounamantamojada,ydenuevoadvirtióloenfermaymareadaque estaba. A pesar de todo, irguió la espalda antes de abandonar el lugar conapresuradospasos.

Lisbeth Salander apretaba el cuerpo contra el suelo de la furgoneta gris mientrasrecibía patadas en el estómago y en la cara, y le ponían otra vez aquel trapomalolientesobrelabocaylanariz.Sesentíaaturdidaydébil,yeraposiblequepormomentos perdiera el conocimiento. Pero, aun así, había podido identificarclaramenteaBenitoyaBashir,yésanoeraunabuenacombinación.AunqueBenitoestabapálidayllevabaunavendaquelecubríalacabezaylamandíbula,yparecíacostarle mucho esfuerzo moverse. Por lo general permanecía quieta, lo cual erabueno.EranmásquenadaloshombreslosqueseensañabanconLisbeth:Bashir,quenosehabíaafeitado, sudabayvestía lamismaropaqueeldíaanterior,y luegountipocorpulentodeunostreintaycincoañosconlacabezarapada,unacamisetagrisyunchalecodecueronegro.Untercerindividuoconducíalafurgoneta.

El vehículo bajó por Götgatan y pasó por Slussen, creía ella, que empezó aregistrarcadadetallede la furgoneta:unascuerdas,un rollodecintaaislanteydosdestornilladores.Recibióunapatadamás,enlanucaestavez.Alguienleagarrólasmanos. La ataron, la cachearon y le quitaron el móvil. Algo preocupante en unprincipio,perono:alfinaleltipocalvosemetióelteléfonoenelbolsillo,loquenosuponía ningún problema. Lisbeth tomó nota de su constitución física y de susmovimientos espasmódicos, así como de su tendencia a mirar constantemente aBenito.Alparecer,setratabadelperrofalderodeella,nodeBashir.

En la parte izquierda de la furgoneta había un banco donde se sentaron ellosmientrasLisbethpermanecíatumbadaenelsuelopercibiendoundulceperfume,unfuerteoloraalcoholdehospitalylapesteasudordesuszapatillas.Creíaqueibanen

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dirección norte. No estaba segura, se encontraba demasiado aturdida como parasaberloconcerteza.Durantemuchotiemponosepronunciópalabraalguna.Loúnicoqueseoíaeransusrespiraciones,elruidodelmotorylostraqueteosdelcoche.Debíade tratarsedeunaantigualla; sinduda tendríamásde treintaaños.Pocoapoco, elruido fue remitiendo. Salieron a una carretera y, pasados unos veinte minutos,empezaronahablar.Esoestababien,era justo loquenecesitaba.Bashir llevabaunmoratón en el cuello, con toda probabilidad a causa del golpe del palo de bandy.«Ojaláseaporeso»,pensóLisbeth.Elchicoparecíahaberdormidomal.Teníaunapintahorrible.

—¡Uy,uy,uy!Loquevasasufrir,putademierda—leanunció.Lisbethnocontestó.—YluegoyotematarédespacioconmiKeris—añadióBenito.Lisbethseguíasindecirnada.Nohacíafalta.Sabíaquetodoloquecomentaban

seestabaregistrandoenunaseriedeordenadores.Noeracomplicado,almenosparaLisbeth.Cuandolaatacaronsusurró«Arpía»

ensuiPhonemodificado.Yesapalabra,atravésdelserviciodeinteligenciaartificialde Siri, activó la alarma.Un potentemicrófono se encendió y empezó a grabar elsonidoyaenviarlo,juntoconlascoordenadasGPSdelmóvil,atodoslosmiembrosdeHackerRepublic.

HackerRepublic estaba compuesto por un grupo dehackersde alto nivel, y todoshabían jurado solemnemente no pulsar el botón de alarma si no se trataba de unaverdaderaemergencia.Ahora,variosgeniosde la informáticaseguíaneldramaqueestabateniendolugarenlafurgoneta.Lamayoríadeellosnoentendíanelsueco,eraverdad,peroalgunossí;entreotros,elexageradamenteobesoamigodeLisbeth,quevivíaenHögklintavägen,enSundbyberg.

Lo llamaban Plague, y era grande como una casa y de andar torpe y torcido.Parecíaun indigente,peroera todaunaeminenciaensucampo.SehallabasentadoantesuordenadorconlosnerviosaflordepielmientrasrastreabalascoordenadasdelGPSquesedesplazabanhaciaelnorte,endirecciónaUppsala.Elvehículo—sonabaaunmodelobastanteviejoygrande—sedesvióenfilandolacarreteranacional77,direcciónKnivsta, hacia el este, cosa que no le hizomucha gracia. Se adentrabancadavezmásenunazona ruraldondeelGPSdaba indicacionesmenosexactas.Yentoncesvolvióaoírlavozdelamujer,unavozroncayapagada,comosiestuvieraenferma.

—¿Entiendesquevasamorirmuymuydespacio,zorra?¿Loentiendes?Plague lanzóunadesesperadamirada a sumesa.Sehallaba repleta depapeles,

latas,migasdepan,botellasdeCoca-Colayrestosdecomida.Élestabasinafeitar,

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hacía tiempo que no se cortaba el pelo y vestía una raída bata azul que sedeshilachaba tantoporarribacomoporabajo.Ledolía laespalda.Habíasubidodepesoyeradiabético,yyallevabacasiunasemanasinsaliralacalle.¿Yahoraquédebíahacer?Sihubiesetenidounadirección,podríahaberhackeadoelsistemadeluzyagua, localizadoa losvecinosyorganizadounejércitoconellos.Peroahora...sesentía impotente.Le temblaba todo el cuerpo.El corazón le palpitaba.No tenía niideadeadóndesedirigían.

Entró una avalancha demensajes por parte del grupo.Lisbeth era su amiga, laestrella más brillante de laHacker Republic. Pero, por lo que él podía ver, nadieparecía tener propuestas concretas y efectivas ni ningún plan de actuación o, almenos,nadaquepudierallevarseacaboconlasuficienterapidez.¿Debíallamaralapolicía?Plaguenohabía llamado a la policía en su vida, y teníamotivos de sobraparanohacerlo.Pocosdelitoscibernéticos lequedabanporcometer.Deunauotramanera,siempreacababasiendoperseguidoporlajusticia,yapesardeello,pensó,apesardeello, a veces hasta unapersonaque semantiene fuera de la ley tienequeacudiraellaparasolicitarayuda.SeacordabadequeLisbeth—oWasp,queeraelnombre por el que él la conocía— le había hablado de unmadero que se llamabaBublanski.«Esun tipo legal», lehabíacomentado,y«legal» resultabaunapalabramuy positiva viniendo de Lisbeth. Durante un par deminutos, Plague permaneciómudoyparalizadomientrasmirabaelmapadelaprovinciadeUpplandenlapantalladesuordenador.Luegosacóunpardeauriculares,subióelvolumenyreprodujoelarchivodesonido.Queríaescucharcadapequeñomatiz,inclusoenelruidodelmotoryenlasvoces.Enlosauricularesseoíanchirridosycrujidos.Alprincipionadiedijonada,perodespuésalguienpronunciólafrasequePlaguemenosdeseabaoír:

—¿Tienessuteléfono?Ladijolamujer,laqueprobablementeestuvieraenferma.Parecíaserellalaque

estabaalmando,ellayesetipoqueavecessecomunicabaconelconductorenotralengua,unalenguaquehabíapodidoidentificar,pormediodebúsquedasdearchivosdesonido,comobengalí.

—Lotengoenelbolsillo—respondióunodeloshombres.—Déjamelo.Seoyeroncrujidos,murmullos.Elmóvilpasabadeunamanoaotra.Alguiense

pusoatoquetearlo,loexaminó,respirósobreél.—¿Hayalgoraro?—Nolosé—contestólamujer—.Noloparece.Peroquizálosmaderospuedan

escucharnosatravésdeestetrastodemierda.—Deberíamostirarlo.Plaguevolvióaoírunaspalabrasenbengalí.Advirtiócómoelcocheralentizaba

lamarchay,luego,elchirridodeunapuertaqueseabría,apesardequeelvehículo

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todavíaavanzaba.Unruidosocrujidoseoyóalpasarelvientoporelmicrófonodelteléfono y, acto seguido, una especie de silbido. A continuación, un salvajerepiqueteo, golpes tan fuertes que resultaban insoportables. Plague se arrancó losauricularesy,conelpuñocerrado,pegóunporrazoenlamesa.«Hell,damn,fuck!»Un aluvión de palabrotas inundó los ordenadores. La conexión conWasp se habíainterrumpido.

Plagueintentópensar,controlarlasituación.«Lascámarasdevigilancia»,sedijo.¿Cómopodíahabérselepasadoalgotanobvio?Evidentemente,teníanquehackearlaDirección General de Tráfico para acceder a sus cámaras. Sólo que ese tipo deoperacionesllevabansutiempo,ytiempoeraalgodeloqueapenasdisponían.

¿AlguiensabecómosepuedeentrarconrapidezenlaDGT?—escribió.

Losconectóatodosaunenlaceencriptadodesonido.—ElseguimientodeltráficosepuedeverparcialmenteenabiertoporInternet—

comentóalguien.—No es suficiente —dijo—. La imagen es borrosa y tiembla demasiado.

Tenemosqueverlomásdecerca,paradistinguirelmodelodecocheylamatrícula.—Tengounatajo.ElcomentarioprocedíadeunavozfemeninayjovenqueaPlaguelellevóunrato

identificar. Era Nelly, uno de los últimos fichajes. Plague se entusiasmó. «¿Deverdad? ¡Bien! ¡Pues entra! ¡Conectaos todos con ella! ¡Ayudadla! ¡Venga, a porellos!Osdoylashorasylascoordenadas.»

Plagueentróenlapágina«www.trafiken.nu»,queindicabalasituaciónexactadetodaslascámarasdevigilanciaalolargodelaE4endirecciónaUppsala,yalmismotiempoechóparaatráselarchivodelteléfonodeWasp.Laalarmasehabíaactivadoalas12.52,ylaprimeracámaraconlaquesehabíanencontradoenelcaminodebíadeserladeHögrasödra.Pero,unmomento...Elvehículoparecíahaberpasadoporallíaproximadamente trece minutos después, a las 13.05. Las siguientes cámaras sehallaban bastante cerca unas de otras. «Eso está bien—pensó—,muy bien.» LoslugareseranLinvävartorpet,Linvävartorpetsödra,Linvävartorpetnorra,Haganorragrindar,Haganorra,StoraFrösunda,Järvakrog,MellanjärvayelcampodegolfdeUlriksdals.Existíauna infinidaddecámarasduranteelprimer tramo,por loque, apesar del intenso tráfico que había habido, deberían ser capaces de dar con elvehículo,sobretodoporqueparecíaserviejoybastantegrande:unafurgoneta,ouncamiónligero.

—¡¿Cómova?!—gritó.—Tranquilo, tranquilo, estamos en ello, hay alguna porquería por aquí, han

metidoalgonuevo.¡Mierda,accesodenegado!¡Espera!Joder,mecagoen...Yes!Aversiahora...Sí...,estamos...dentro...Yasólonosfaltapillarlos.Shit!¿Quéidiotas

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hancreadoesto?¡Mierdadeaficionados!Lohabitual.Palabrotasyexclamaciones.Adrenalina, sudoresygritos, sóloque

ahoraenmayormedida.Porqueeraunacuestióndevidaomuerte.Cuandopor finentendieron el funcionamiento del sistemay lograronmeterse en él para visualizarcomo quisieron—hacia delante o hacia atrás— las grabaciones de las cámaras devigilancia,yanoquedóningunaduda.Yasabíandequévehículosetrataba:unaviejafurgoneta Mercedes gris con matrícula falsa. ¿Y de qué les servía? Una vezidentificada, se sintieron aúnmás impotentes cuando la vieron pasar por todas lascámarascomounacriaturapálidaymalignaparaacabardesapareciendomientrasdeadentrabaenlosbosquesdelestedeKnivsta,endirecciónallagodeVadabosjön.

—Oscuridaddigital.¡Mierda,mierda!Nunca se había gritado nimaldecido tanto enHacker Republic.Plague no vio

mássoluciónquellamaralinspectorBublanski.

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Capítulo21

22dejunio

BublanskiseencontrabasentadoensudespachodeBergsgatanhablandoconelimánHassanFerdousi.Aesas alturas, ya sabíabastantebien cómo sehabía cometido elasesinatodeJamalChowdhury.Aexcepcióndelpadre,todalafamiliaKazi,asícomoun par de islamistas exiliados de Bangladés, estaba implicada. Se trataba de unaoperación razonablemente sofisticada, aunqueno tanto comoparanohaber podidodescubrirla en la investigación policial inicial y, sobre todo, sin ayuda de personasajenasaella.

Eraunagranvergüenzapara lapolicía,nimásnimenos.BublanskiacababademantenerunalargaconversaciónconladirectoradelaSäpo,HelenaKraft,yahoraintercambiabaopinionesconelimánsobrecómolapolicíapodríaprevenireimpedirque,enelfuturo,secometierancrímenescomoése.Pero,adecirverdad,noestabamuyconcentrado.QueríaretomarlainvestigacióndelamuertedeHolgerPalmgreny,sobretodo,corroborarlassospechasqueteníacontraesecatedráticodesociología,MartinSteinberg.

—¿Qué?ElimándijoalgoqueBublanskinocaptódeltodo.Perodabaigual,porqueenese

momento le sonó el móvil. Era una llamada que se hacía por Skype desde unadirecciónqueteníapornombreTotalfuckingshitstormforSalander,cosaque,yadepor sí, le resultó, cuando menos, curiosa. ¿Quién se ponía un nombre como ése?Bublanskicontestó,yenelotroextremodelalíneaunhombreempezóagritarenunsuecopococuidado.

—Antesdequesigashablando,necesitosaberquiéneres—indicóBublanski.—MellamoPlague—continuóeljoven—.Enciendetuordenador,abreunenlace

quetevoyamandaryteloexplicotodo.Bublanski entró en su correo, abrió el enlace y escuchó al hombre que,

ciertamente,soltabaunadesmesuradacantidaddepalabrotasyempleabanumerosaseincomprensiblesexpresionesinformáticas,peroque,aunasí,resultabaprecisoensuexplicación.Bublanskitardópocoenrecuperarsedesumomentáneaparálisisydesu

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perplejidad.Mandóqueunhelicópteroyunoscochespatrulla—tantodelosdistritosdeEstocolmo comodeUppsala— salieran de inmediato haciaVadabosjön.Luego,acompañadoporAmandaFlod, fuecorriendohastaelgarajeenbuscadesuVolvo.Por si acaso, dejó que ella condujera y, tras poner la luz azul de la sirena, sedirigieronalnorteporlacarreteradeUppsala.

El hombre que tenía ante sí lo había salvado de un grave ataque.Mikael aún nocomprendíaloqueesosignificaba.Perodebíadeserunabuenaseñal.Senotabaenelambiente que ya no eran prisioneros de esos papeles estereotipados que habíanrepresentado en el vestíbulo de Alfred Ögren; ya no se trataba únicamente delreportero de investigación y de su presa: existía un nuevo vínculo entre ellos, yMikaelteníaunadeudadegratitud.

Fuera abrasaba el sol. Se hallaban en el interior de un pequeño ático deTavastgatan con ventanas abuhardilladas que daban a la bahía de Riddarfjärden.Frenteaelloshabíaunóleoamedioterminarquesimbolizabaelmaryunaballenablanca. A pesar de la mezcla cromática, algo inquietante, el cuadro desprendíaarmonía.Noobstante,Mikaellediolavuelta.Noqueríaquenadalosmolestara.

El áticopertenecía a IreneWestervik,unapintorabienentradaenaños.NoeraqueMikael tuvierauna relaciónmuy íntimaconella,pero sí algunaafinidad,ynosóloporque fueraunamujer inteligenteque inspiraba confianza. Irene semanteníaalejadade todo loqueseasociaraconactualidadcontemporáneay temporal,yconellapodíaverelmundoconunamiradaunpocomásamplia.Lahabíallamadodesdeeltaxiylehabíapreguntadosipodríadejarleelestudiounpardehoras,quizátodoeldía. Ella había bajado al portal vestida con un traje gris de algodón y le habíaentregadolasllavesconunaamablesonrisa.

AhoraMikaelyesehombre,quetalvezfueraDaniel,sehallabansentadoseneseestudio,delantedelcuadrovuelto.Losmóvilesestabanapagadosyseencontraban,por seguridad, en una pequeña cocina que quedaba a la izquierda.Ambos estabanempapadosensudor.Hacíacalor,yMikaelintentó,sinéxito,abrirlasventanas.

—¿Eraunajeringuillaloqueesehombrellevabaenlamano?—Esoparecía.—¿Yquépodíacontener?—Enelpeordeloscasos,curaresintético.—¿Veneno?—Sí; a grandes dosis lo anula todo, incluso la musculatura respiratoria. Te

asfixias.—Teveomuypuestoeneltema.Elhombreparecíatriste.Mikaelmiróelcieloazulatravésdelaventana.

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—¿DebollamarteDaniel?—preguntó.—Dan.—¿Estunombrefamiliar?—No,medieronunagreencardymehiceciudadanoestadounidense.Mecostó

muchoesfuerzoborrarlashuellasdemiantiguonombre.EnlaactualidadmellamoDanBrody.

—Bueno,querrásdecirmásbienLeoMannheimer.—Sí,escierto.—Quécurioso,¿verdad?—Sí,loes.—¿Ypiensascontarmelahistoria,Dan?—Lointentaré.—Tenemostiempodesobra.Aquínadievaavenirabuscarnos.—¿Creesquehabráalgodealcoholparabeber?—Voyaversihayalgoenlanevera.Mikael fue a la cocina y descubrió unas cuantas botellas de vino blanco de

Sancerre en el frigorífico. Pensó, con ironía, que ésa era ahora su nueva tónicageneral:sinvinonohabíainformación.Cogióunabotellacontapónderoscaydoscopas.

—¿Tevaleesto?—preguntó,ysirvióelvino.—Nosépordóndeempezar.PeromehasdichoquevisteaHilda.¿Ellatehabló

de...?Volvió a dudar, como se duda antes de referirse a un nombre o a un

acontecimientoqueproducetemor.—¿Dequé?—¿DeRakelGreitz?—Sí,Hildamehablóbastantedeella.Dan no comentó nada al respecto. Se limitó a levantar su copa y a beber con

tranquilidad y determinación.Luego se decidió a contarle poco a poco su historia.EmpezabaenunclubdejazzdeBerlín,conunsolodeguitarrayunamujerquenolequitabaojodeencima.

Seadentraronenunbosqueydetuvieronelvehículo,aunquelodejaronenralentí.Ensuinteriorhacíauncalorinsoportable,yfuerasóloseoíaelsonidodelospájarosylas moscas. Lisbeth tenía sed. Tosía y estaba mareada. Le habían hecho respirarcloroformo,lahabíanatadoylahabíanpateado.Todavíapermanecíatumbadaenelsuelo de la furgoneta. De buenas a primeras, se puso de rodillas. Nadie protestó,aunquelamantuvieronbajovigilancia.Apagaronelmotoryloshombresqueestaban

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sentados en el banco semiraron ymovieron la cabeza afirmativamente. Benito setomó un par de pastillas con agua. Tenía la cara de color gris ceniza, y se quedósentadamientrasBashiryelotrohombreselevantaban.Eseotrohombre,quellevabatatuadoslosbrazos,lucíaunchalecodecueroconunemblemaenelqueLisbethnohabía reparado hasta ese momento pero que complicaba las cosas. En el chalecoponía SVAVELSJÖ MC, el mismo club de moteros al que había estado vinculado supadreyqueteníaconexionesconsuhermana.¿Habíansidoellaysushackerslosquehabíanconseguidodarconsudirección?

De nuevo, Lisbeth fijó la vista en la puerta trasera de la furgoneta y evocó elmovimiento que uno de ellos hizo cuando la abrió para tirar el móvil. Con unamatemáticaagudezallevóalamemorialafuerzadelmovimiento,omásbienlafaltadefuerza.Salandernohabía logradosoltarse lascuerdasde lasmanos,peropodríaabrir lapuertadeunapatada.Eso estababien, al igualque estababienqueBenitosufrieralesionesenlacabezayqueloshombressehallarannerviosos.Selesnotabaenlarespiraciónyenlasmiradas.Bashirhacíamuecas,comoenVallholmen,yechóhaciaatráslapiernaderechapara,actoseguido,propinarleunapatada.Ellalaencajócon una reacción un tanto teatral, aunque tampoco hacía falta exagerar mucho: lapatadaeraviolentayseladioenlascostillas.Acontinuación,recibióotraenlacara,y después se quedó tumbada en el suelo fingiendo estar más aturdida de lo querealmenteestaba,mientrasestudiabacontododetalleaBenito.

YadesdeunprincipioLisbethteníalasensacióndequetodoaquelloeraobradeBenito, deque sería ésta laquepronunciaría laúltimapalabra.Lavio agacharseybuscaralgoenunabolsagrisdetelaquehabíaenelsuelo.Extrajounatelarojadeterciopeloy,enesemismoinstante,loshombresagarraronconfuerzaaLisbethporlos hombros, gesto en el que resultaba difícil ver algo bueno, sobre todo cuandoBenitotambiénsacóunadagadelabolsa,suKeris.Teníaunahojalargayrecta—muy afilada y brillante— con la punta dorada. El mango estaba tallado con granminuciosidadyprofusióndedetallesyrepresentabaaundemoniodeojosachinados.El arma debería encontrarse en un museo y no entre las manos de una psicópatapálidaconlacabezavendadaquecontemplabasupuñalconuncariñopropiodeunenfermomental.

BenitoexplicóconsuafónicavozcómopretendíautilizarsuKeris.Lisbethnoleprestó demasiada atención, lo cual tampoco resultaba necesario. Ya había oídobastante. La daga atravesaría la tela roja, entraría por debajo de la clavícula yacabaría en el corazón. Luego se la extraería y, al pasar por la tela, la sangre selimpiaría.Porlovisto,setratabadeunaoperaciónquerequeríaungranrefinamiento.Lisbeth continuaba registrándolo todo: cada objeto, cada mota de polvo, cadamomentodeinatenciónoduda.MiróaBashir:lateníaagarradadelhombroizquierdoyparecíaconcentradoyexcitado.Ellaibaamorir,yeso,aél,leibacomoanilloal

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dedo.Peroaunasínoparecíadel todocontento,yno resultabamuydifícildeducirporqué.Eraelayudantedeunamujerconunadagaimpresionante,algoquenopodíaserfácildedigerirparaeseidiota,quellamabaalasmujeres«putas»y«zorras»ylasveíacomopersonasdesegundacategoría.

—¿ConocesbienelCorán?—preguntóLisbeth.AdvirtiósureacciónenelmovimientodelamanodeBashir,queestabasobresu

hombro. La pregunta le había molestado. Lisbeth continuó y dijo que el ProfetacondenabatodotipodedagasyquehabíadichoqueerandeSatánylosdemonios,yluegocitóelpasajedeuna sura,una sura inventada.Lediounnúmeroa la surayanimóaBashiraquelabuscarainmediatamenteenInternet.

—¡Búscalayverás!BenitoselevantóconsuKerisyLisbethperdiósuoportunidad.—Tonterías—dijo—.ElkerisnisiquieraexistíaenlaépocadeMahoma.Esun

armaqueutilizanlosguerrerossagradosdetodoelmundo.Bashirpareciócreer aBenito,o almenosquererhacerlo.Contestó«Vale,vale,

dateprisa»yledijoalgoenbengalíalconductor.De pronto, Benito quiso actuar con mucha premura, a pesar de que daba la

impresión de hallarse mareada. Tropezó. Sin embargo, no fueron las palabras deLisbeth las que la pusieron nerviosa, sino el ruido que surgió por encima de suscabezas: el estruendoso sonido de un helicóptero. Era cierto que no tenía por quéestar relacionado con ellos, peroLisbeth confiaba en que losmiembros deHackerRepublicnosehubieranquedadodebrazoscruzados.Consideróaquellapresenciatanprometedora como preocupante: prometedora porque la ayuda podría encontrarsecerca, y preocupante porque la actividad de la furgoneta se intensificó y cualquierdudaquepudieranhabertenidoparecióeliminarsedesusmentes.

Sepusieronenmarcha.Bashiryelotrohombrelateníanbienagarrada.Benitoseacercó hasta Lisbeth con su pálido rostro, su larga daga y la tela roja. LisbethSalanderpensóenHolger.Pensóensumadreyensudragóny,conlospies,buscóapoyoenelsuelo.

Ibaalevantarse,costaraloquecostase.

Mikael yDan permanecían callados.Habían llegado a un punto de la historia queresultaba difícil de comentar. Dan tenía la mirada errática. Movía las manos connerviosismo.

—Leoyacía tumbadoen laalfombrayparecíahaberse recuperadounpoco.Lehabíanadministradootra inyección,y sehabíadespertado.Laverdadesquepenséquelacrisishabíapasado,peroentonces...

—¿Tehablódelcurare?

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—InclusomedejóbuscarloenInternet,quizáparaquevieraconmispropiosojosque la fisostigmina sólo anulaba el efecto temporalmente. Pero también me diotiempoaverotracosa.

—¿Qué?—Luegotelocuento...Rakelmequitóelteléfonoymeamenazóconculparme

delasesinatodemihermanosinocolaborabaconellos.Mequedédepiedra,apenaseraconscientedeloqueocurría.Mepusieronunasgafasdesolyunsombrero.RakelcomentóquenoestaríabienquelagentedescubrieraadosLeosenlaescalera,yqueteníamosque sacarlo del pisomientras fuera capazde apoyar las piernas.Yo lo vicomounaoportunidad.Sillegabaasalirdeallí,pediríasocorroagritos.

—¿Ynolohiciste?—Nonoscruzamosconnadienienlaescaleranienelascensor.Eralavísperade

Nochebuena.NocreoenabsolutoqueelhombresellamaraJohn,comolopresentóRakel,sinoBenjamin;lollamóBenjaminvariasveces.Eraelmismotipoquetehaatacadoati.Peroentonces...

—¿Qué?—EntoncessellevóaLeo,queapenaspodíamantenerseenpie,hastaunRenault

negro que había aparcado en la calle, delante del portal. Ya había empezado aoscurecero,almenos,ésafuelasensaciónquetuve—explicó,yacontinuaciónsecalló.

Diciembre,unañoymedioantes

Alsalir,seencontraronconunacallevacía, tanextrañamentedesiertacomoeláridoydesoladorpaisajedeuna pesadilla. Suponía que podría haberse escapado en esemomento para pedir ayuda. Pero ¿cómo iba aabandonaraLeo,asuhermano?Esoeraimposible.Lastemperaturashabíansubidoylanieveestabaapuntodeconvertirseenaguanieve.CuandometieronaLeoenelcoche,éldijo:—Vamosalhospital,¿verdad?—Claro,allívamos—asintióRakelGreitz.¿En realidad se lo creyó? Pero si ella acababa de decirle que no había nada que hacer y le había

amenazado...Yanosabíaquécreer.Selimitóasubiralcochepensandoenunasolacosaquehabíaconseguidover en Internet: si se le mantenía la respiración, un paciente podía recuperarse de un envenenamiento decurare.SesentójuntoaLeoenelasientodeatrás.Alotroladoseinstalóelhombreque,probablemente,sellamabaBenjamin.Eraenorme,debíadepesarunoscienkilos.Teníaunasmanosdescompasadamentegrandesy,apesarde

quetalvezrondaraloscincuentaaños,sussonrosadasmejillas,susgrandesojosazulesysuarqueadafrenteledaban un aspecto infantil. Pero en aquel momento Dan no se detuvo mucho en eso. Se concentró en larespiracióndeLeo.Tratódeayudarleparaquenolaperdiera,yvolvióapreguntarsideverdadsedirigíanalhospital. Rakel, que era la que se pondría al volante, contestó esta vez de forma más precisa. Irían alKarolinska,inclusoespecificólaplanta.—Confíaenmí—dijoella.Yahabíahabladoconlosespecialistas, leexplicó.YestabanesperandoaLeo.Comentóloqueleharían.

QuizáDanyasupieraquetodoesonoeramásqueunasartadementiras,otalvezsehallaraenunestadodeshockdemasiadograndecomoparaentenderlasituación.Difícildesaber.AhorasóloleinteresabamanteneraLeoconrespiración,yesonadieseloimpedía,locualyaeraalgo.Rakelconducíaatodaprisa,justocomoeranecesario.No habíamucho tráfico, demodo que llegaron pronto al puente de Solna.A lo lejos, como un

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espejismo,envueltosenlaoscuridad,yasedivisabanlosrojosedificiosdelhospital,yporunmomentoDancreyóque,peseatodo,quizálascosassalieranbien.Nosetratabamásquedeunacortinadehumo,unintentodequecontinuaratranquilountiempo,porque,en

lugardefrenarcuandoseacercabanalKarolinska,Rakelpisóelaceleradorypasaronelhospitalparaponerrumboalnorte,haciaSolna.Dandeberíahabersepuestoapegargritosyapelear.Perodeprontosintiócomounaquemazónenelmuslo,ysusprotestasfueronperdiendoenergía.Notantocomoparaquesurabiaosudesesperación desaparecieran, pero las fuerzas le flaquearon. Sacudía la cabeza. Parpadeaba.Luchaba parapensarconclaridadymanteneraLeoconvida.Noobstante,hablarymoverselecostabacadavezmás.Muylejos,comoatravésdeunaespesaniebla,oyócómoRakelGreitzyaquelhombresusurrabanalgo.Perdiólanocióndeltiempo.Yderepenteellaelevólavoz.Leestabahablando,yhabíaalgohipnóticoeneltono.¿Quéle decía? Le estaba explicando todo aquello que podría ser suyo, los sueños que se harían realidad, lasriquezas.Podríasermuyfeliz,decía.—Muyfeliz,Daniel,ynosotrosestaremoscontigo.ConLeoluchandoporrespiraraunlado,conelcorpulentoBenjaminenelotro,yconRakelGreitzenfrente

hablandodefelicidadyderiquezas...Aquelloera...Nosepodíadescribir;aquelloibamásalládelaspalabras.

MikaelBlomkvistnoloentenderíaniporasomo.PeroDanteníaqueintentarlo.Nohabíaotrasalida.

—¿Teatraíanlaspalabrasquedecía?—preguntóMikael.Labotelladevinoestabasobrelamesablancaquehabíajuntoalsofá,yaDanle

entraronunasrepentinasganasdeestrellarlaenlacabezadelperiodista.—Debes entenderlo —dijo, esforzándose por mantener la calma—. En ese

momento,paramílavidanoteníaningúnsentidosinLeo.Volvióacallarse.—¿Enquépensaste?—Enunasolacosa:encómosaldríamosdeésaLeoyyo.—¿Ycuáleratuplan?—¿Miplan?Nolosé.Perosupongoqueeraseguirleseljuegoconlaesperanza

dequetardeotempranohubieraunasalida,unclavoardiendoalqueagarrarse.Nosadentramoscadavezmásenelcampo.Recuperéalgodefuerzas.NodejabademiraraLeo.Sepusopeor.Teníaconvulsiones.Nopodíamoverse.Meresultadifícilhablardeeso.

—Tómatetutiempo.Danbebióunpocomásdevino.Continuó:—Ya no tenía ni idea de dónde nos encontrábamos.Me sentía completamente

perdido.Elcaminoseibaestrechando.Estábamosrodeadosdebosquesdepinos;eranochecerradayllovía.Enlugardenevar, llovía,yviunaseñal.PoníaVIDÅKRAenella.Giramos a la derechapor otro camino, y al cabodeunos diezminutosRakelGreitz detuvo el coche y Benjamin se bajó. Sacó algo delmaletero. Yo no queríasaber lo que era. Producía un ruido espeluznante. Yo me dediqué a Leo. Abrí lapuerta, lotumbéenelasientoylehiceelbocaaboca.Másomenossabíahacerlo,aunquenomuybien,quizá.Perolointenté.Nuncaenmividaheintentadoalgocontantoempeño.Meencontrabatodavíaaturdido,yLeohabíavomitadosinqueyoni

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siquiera fuera consciente de ello; el coche olía mal. Y me incliné. Fue comoinclinarmesobremímismo,¿puedesentenderlo?Comosiacercaramis labiosamipropioyo,aunyomoribundo,yloraroesqueellosmelopermitieron.AhoraRakely ese tal Benjamin se mostraban benevolentes conmigo. Todo era muy extraño,aunque no me percaté de lo que sucedía; yo estaba concentrado en Leo, y quizátambiénenRakel,enloqueelladecía.HablabasuavementeexplicandoqueLeoibaamorir.Queelefectodelafisostigminaseeliminaríaprontodelcuerpo.Nohabíanadaque hacer. Era horrible, decía. Pero lo positivo era que nadie lo buscaría. Si yoocupabasulugar,nadiesepreguntaríanisiquieraadóndehabíaido:sumadreestabaagonizando,comentó,demodoqueyopodríaabandonarAlfredÖgrenyvenderlemipartede laempresaa Ivar.Anadie lesorprendería lomásmínimo.TodoelmundosabíaqueLeollevabatiempoqueriendodejarlaagencia.Todoestabadispuestoparaquesehicierajusticiadivina,amísemeotorgaríaloquesiemprehabíamerecido.Yole seguí el juego. No vi otra salida. Contesté: «De acuerdo, entiendo, puede quefuncione».Estuvemurmurando,susurrando,apenassemeoía.Mehabíanquitadoelteléfono, te lo he dicho, ¿no?, yme hallaba enmedio del bosque, donde no habíaningunaluz;nideunacasanideloquefuera,denada.

»Benjaminregresó.Suaspectoerahorrible.Estabaempapadoensudorylluvia,yteníalospantalonesmanchadosdetierraynieve.Llevabalagorramediocaídaynopronunció palabra. Había una tácita y desagradable complicidad en el aire. YentoncesBenjaminsacóaLeoarastrasdelasientodeatrás.Eratantorpe,tanidiota...Leosegolpeólacabezacontraelsueloyyomeagachéhaciaélenseguida.LequitéaBenjaminlagorra,deesomeacuerdo,yselapuseaLeo.Luegoleabotonéelabrigo.Ni siquiera lo habíamos vestido adecuadamente. Iba sin bufanda. Tenía el cuellodesnudo.Llevabapuestossuszapatosdevestiryestabansinatar,con loscordonescolgando.Eraunaescena infernal; yonohacíamásquepreguntarme si debía salircorriendoenbuscadeayuda.Echaracorrerbosqueadentrooporaquelcaminoconlaesperanzadecruzarmeconalguien.Pero¿habíatiempoparaeso?Penséqueno.NisiquieraestabasegurodequeLeocontinuaraaúnconvida.Asíquelosseguíhastaelbosque. Benjamin lo arrastraba tras de sí. Parecía resultarle trabajoso y pesado enexceso,apesardequeLeoeramuydelgadoyligero.Yomeofrecíaayudarle,peronolegustólaidea.Queríaquemefueradeallí.«Vete—mesoltó—.Lárgate,estonoesparati»,yllamóaRakel.Peroellanoleoyó,creo.Hacíaunvientobastantefuertequeengullía lossonidos.Losárbolescrujíanynosarañamosconarbustosyramas.Al final llegamosaunabetomuygrande,viejoyconpintadeenfermo; juntoa élhabía unmontón de piedras y tierra. También vi una pala tirada y pensé, o quisepensar,quealguienquenoteníanadaqueverconnosotroshabíaestadocavandoporallí.

—Peroeraunatumba.

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—Bueno,unintentodetumba.Aunquenodemasiadoprofunda.Benjamindebíadehaberlopasadomuymalcavandoaquellatierratancongelada.Parecíaestarhechopolvo.DejóaLeoenelsueloymegritóquedesaparecieradeallí.Lecontestéquenecesitaba despedirme demi hermano y que era un cerdo despiadado, y entoncesvolvióaamenazarmeymeaseguróqueRakelyateníapruebasdesobraparahacerquemedetuvieranporasesinato.Yyolerespondí:«Yalosé,sólodeseodespedirmede él, es mi hermano gemelo, quiero enterrarlo yo. Déjame solo, ten un poco derespeto, lárgate, déjame llorar en paz.No voy a escaparme, yLeo ya estámuerto.¡Míralo! —grité—. ¡Míralo!». Cedió. Supongo que no se iría muy lejos, pero semarchó y me quedé solo con Leo. Me puse en cuclillas bajo el abeto y volví ainclinarmesobreél—dijoDanBrody.

Annika Giannini había comido en el comedor de personal de Flodberga y seencontrabadenuevoenlasaladevisitasdeledificioHparahallarsepresentecuandose reanudara el interrogatorio deFariaKazi, que dirigía la inspectora de la policíacriminalSonjaModig.

Traslacomida,SonjaModigactuócongraneficaciayprofesionalidad,yconvinoconAnnikaenqueeraimportantenosóloobtenerunavisiónglobaldelarepresiónsufridaporlachicadurantetantotiempo,sinotambiénaveriguarsielempujónqueledio a su hermano en la ventana fue más bien un caso de delito de lesiones yhomicidio involuntario que un homicidio propiamente dicho. ¿Hubo en realidadpretensióndematar?

La situación se antojaba esperanzadora, pensó Annika. Había conseguido queFaria analizara críticamente su intención. Pero de pronto SonjaModig recibió unallamada y salió al pasillo, y desde entonces ya no fue la misma, lo que irritó aAnnika.

—¡PorelamordeDios,nopongascaradepóquer!Portuexpresiónveoquehapasadoalgo.Asíquesuéltaloya,porfavor.

—Lo sé, y lo siento. No sabía cómo decírtelo —contestó Modig—. Bashir yBenitohanraptadoaLisbethSalander.Hemosdesplegadotodosnuestrosefectivos.Peronotienebuenapinta.

—¡Cuéntamelotodo!—lepidióAnnika.SonjaempezóacontárseloyAnnikaseestremeció.Fariaseacurrucóenlasillay

se abrazó laspiernas con lasmanos.De repente,Annikaadvirtió algo:no sóloeraterror y rabia lo que brillaba en los ojos de Faria, sino otra cosa, una profundaconcentración.

—¿HasdichoVadabosjön?—preguntóFaria.—¿Qué?Sí,laúltimapistaprocededeunacámaradevigilanciaenlaquesevela

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furgonetaadentrándoseenuncaminoforestalqueconducehastalosalrededoresdellago—contestóSonja.

—Nosotros...—¿Sí,Faria?—laanimóAnnika.—Antes de que pudiéramos permitirnos viajar a Mallorca de vacaciones,

solíamosirdecampingaVadabosjön.—¿Enserio?—dijoAnnika.—Fuimos allí bastantes veces. Es que está tan cerca... Podíamos ir un fin de

semana, sin planificarlomucho, cuando nos apetecía. Fue cuando todavía vivíamimadre,yyasabéis,Vadabosjönestárodeadodebosques,unosbosquesmuytupidos,yllenodepequeñossenderosyescondites,yunavez...

Fariadudaba,abrazabasusrodillas.—¿Tienes cobertura en tumóvil?—continuó Faria—.Mira a ver si consigues

encontrarunmapadetalladodelazonayyointentaréexplicártelo,intentarérecordar.SonjaModigbuscó,semaldijoybuscódenuevohastaque,al final, sucarase

iluminó.LogródarconunmapaquelapolicíadeUppsalaleshabíadescargado.—Enséñamelo—dijoFariaconunasorprendenteautoridad.—Aquísehandesviado—indicóSonjaModigseñalandoelmapaensuteléfono.—Espera un momento... —dijo Faria—. Me cuesta orientarme. Pero por allí,

cerca del lago, hay algo que se llama Söderviken, ¿verdad?O Södra viken, Södrastrandenoalgoasí.

—Nolosé,voyaconsultarlo.Sonjatecleólapalabra«Södra»enelbuscador.—¿PodríaserSödraStrandviken?—preguntóaltiempoqueleenseñabaelmapa

aFaria.—Eso es, sí; tiene que ser eso —constató ella impaciente—. A ver. Hay un

pequeñocaminollenodebaches,peroaunasíbastanteancho, losuficienteparauncoche.¿Podríaseréste?

Señalóelmapaconeldedo.—Aunque no lo sé—prosiguió—. Es que por aquel entonces había una señal

amarilla justo a la entrada del camino.Me acuerdode lo queponía:FIN DE LA VÍAPÚBLICA. Siguiendo por ese camino unos dos kilómetros se llega a una especie decueva,bueno,noesunacueva,esmásbienunespaciocerradorodeadodeunmontónde árboles. Está a la izquierda, en lo alto de una colina, y os lo juro: es comoatravesar una cortina, una puerta de hojas. Es un lugar completamente aislado,completamente cercado por arbustos y árboles, y a través de un pequeño claro sepuedendivisarunbarrancoyunarroyo.Unavez,Bashirmellevóallíyyocreíqueeraparaenseñarmealgo interesante,pero fueparametermeelmiedoenel cuerpo.Poraquellaépocayoestabaempezandoaecharcurvasypecho,yundíaunoschicos

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mesilbaronen laplaya...Bueno,pues cuando llegamosa aquel sitio,mecontóunmontóndemierda,cosascomoqueantiguamenteallícastigabanalasmujeresquesehabíancomportadocomoputas.Mediounsustodemuerte;poresomeacuerdotanbiendelsitio,yahoramehavenidoalacabezaque...—dudó—queesmuyposiblequeBashirhayallevadoaSalanderallí.

SonjaModigasintióconlacabezaylediolasgracias.Recuperósumóvilehizounallamada.

JanBublanskiibasiendoinformadoporelpilotodelhelicóptero,SamiHamid.SamicirculabaabajaalturasobreellagodeVadabosjönylosbosquesdelazona,perosindescubrirhastaelmomentoningunafurgonetagris.Nadiehabíavistounvehículoasí,nitestigos,niloshabitantesdelascasasdecampodelosalrededores,nitampocolosagentesquepatrullabanlazonaconsuscoches.Tambiéneraverdadquenoresultabanada fácil.El lago se hallaba rodeadode amplias playas, pero luego el bosque eradensoyhabíaunamultituddelaberínticossenderosycaminosqueibandeunladopara otro; aquel paraje parecía hecho para esconderse, lo que preocupaba aBublanski.Empezóaproferirmaldicioneseimprecaciones—hacíayamuchotiempoque no decía tantas— y no paró de incitar a Amanda Flod a que condujera másdeprisa.

Avanzaban congran estruendopor la nacional 77, pero todavía les quedabaunbuentrechoparallegarallago.Pormediodelaidentificacióndevocessabíanqueeraa Benito y a Bashir Kazi a quienes buscaban, cosa que no prometía nada bueno.Bublanski se mantenía activo en todo momento. Hablaba con la central decomunicaciones de la policía de Uppsala y con todas aquellas personas que —pensaba él— podrían aportar alguna información. Incluso llamó varias veces aMikaelBlomkvist.Peroelperiodistateníaelmóvilapagado,loqueprovocómásdeunapalabrota.

Sibieneraciertoquetanprontolanzabaunimproperiocomoseponíaarezar.PormuypocoqueentendieraaLisbethSalander,sentíauncariñopaternalporella,ahoramásquenunca,yaqueellaloshabíaayudadoaresolveruncrimenmuyserio.Volvióameterleprisa aAmanda.Seestabanacercandoal lago.Sonóelmóvil.EraSonjaModig,ynadamássaludarlolepidióqueintrodujera«SödraStrandviken»enelGPSdelcoche.Actoseguido,lepasóelteléfonoaFariaKazi.¿Porquédebíahablarconella?Bublanskinoloentendía.Farianolediolaimpresiónqueélesperaba,másbiense le antojó tremendamente resolutiva, como si se encontrara ante una decisivamisión. Bublanski escuchaba, concentrado y tenso, confiando en que no fuerademasiadotarde.

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Capítulo22

22dejunio

LisbethSalandernoteníaniideadedóndeseencontraba.Hacíacaloryoíamoscasymosquitos, y el viento silbando por entre árboles y arbustos, y también un débilsonidodeaguacorriente.Peromásquenadaseconcentrabaahoraensuspiernas.

Tenía unas piernas flacas que no eran para lucirlas precisamente. No obstante,estaban en forma, y en esosmomentos constituían su única defensa.Se hallabaderodillasenlafurgonetayconlasmanosatadas.Benitoseleacercóconsupálidacaraylacabezavendada;ladagaylatelaletemblabanenlasmanos.Lisbethmiróhaciala puerta. Los hombres le gritaron y le empujaron los hombros hacia abajo. Ellalevantó la vista: Bashir la observaba, con la cara brillándole de sudor, como siquisieraatacarla.Peronopodíahacerlo,puesdebíaseguirsujetándola.

Lisbethsepreguntódenuevosiseríacapazdeprovocarunconflictoentreellos.Peroeltiempoapremiaba.Benitoyasehallabafrenteaellacomounasiniestrareina,con su larga daga, y también se advertía que el ambiente de allí dentro habíacambiado. Ahora era solemne y tranquilo, como si se encontraran ante un colosalacontecimiento.UnodeloshombreshizotrizaslacamisetadeLisbethparadejarlealdescubierto la clavícula. Ella contempló a Benito: estaba pálida. El rojo carmíndesentonaba con su ceniciento cutis. Pero ahora parecía pisar más firme y ya notemblaba tanto, como si lo aterrador de aquella situación le hubiera agudizado lossentidos.Yconuntonodevozdeunaoctavamenosdelohabitualdijo:

—¡Sujetadlaconfuerza!Bien,bien.¡Quémomentomásgrande!¡Ésteessufinal!¿Sientes cómo mi Keris te está apuntando? Ahora sabrás lo que es sufrir. ¡Vas amorir!

Benito la miró a los ojos sonriendo; una sonrisa que iba más allá de todaclemenciayhumanidad.Poruninstante,Lisbethnoviomásquelahojadeladagayla tela roja que se aproximaban a su desnudo pecho. Sin embargo, un segundodespuéslainundóunaavalanchadeimpresionesvisuales.AdvirtióqueBenitoteníatresalfileresensuvenda,quesupupiladerechaeramásgrandeque la izquierdayqueen lapartederechade la furgonetahabíaun letrerode laclínicaveterinariade

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Bagarmossen.Divisótresclipsamarillosyunacorreadeperroenelsuelo.Yenunodeloslaterales,unarayapintadaconunrotuladorazul.Volvióafijarseenlateladeterciopelorojo.Benitonodabalasensacióndeestarmuycómodaconella,locualeraalgobueno.Latelanoeramásqueunaceremoniosachorrada,ypormuyseguraqueBenito pareciera sentirse con la daga, quedaba claro que la tela le resultaba algoajeno.Senotabaqueno sabíamuybiencómomanejarlay, comoLisbethyahabíaadivinado,acabóportirarlaalsuelo.

Lisbeth buscó apoyo con los dedos del pie. Bashir le gritó que permanecieraquieta.Ellaintuyónerviosismoensuvoz.SepercatódequeBenitoparpadeabayviocómo la daga se elevaba y se acercaba buscando el punto exacto por debajo de laclavícula de Lisbeth, y entonces se preparó. Tensó el cuerpo al tiempo que sepreguntabasiexistíasiquieralamenorposibilidaddelograrlo.Estabaarrodilladaconlas manos atadas mientras dos hombres la agarraban con fuerza. Pero tenía queintentarlo. Cerró los ojos fingiendo aceptar su destino al tiempo que escuchaba elsilencioylasrespiracionesdeaquelespaciocerrado.Percibiólaexcitaciónquehabíaenelaire,laseddesangre,perotambiénelmiedo,unterrormezcladoconeldeseo.Incluso para gente como ésa la ejecución no era una operación exenta decomplicacionesy...¡Unmomento!

Oyó algo. Difícil determinarlo con precisión. Pero procedía de lejos, y sonabacomoaruidodemotor,nosólodeuncoche,sinodevarios.

Eneseprecisoinstante,Benitotomóimpulsoparaclavarleladaga.Habíallegadolahora:Lisbethtambiéntomóimpulsoy,conunsalvajeestallidoderabia,consiguióponersedepie,aunquenopudoesquivarladaga.

Amanda Flod y Jan Bublanski avanzaban a toda velocidad por la estrecha pistaforestal de la zona deVadabosjön cuando descubrieron la señal amarilla en la queponía FIN DE LA VÍA PÚBLICA. Amanda frenó con tanta brusquedad que el cochederrapó.LelanzóunaairadamiradaaBublanski,comosifueraculpasuya,aunqueelcomisarionoreparóennadadeeso.EstabahablandoporteléfonoconFariaKazi,ygritó:

—¡Veo la señal, la veo!—Y era posible que también soltara alguna que otrapalabrotacuandoelvehículoempezóadarbandazos.

Amandarecuperóelcontroldelcocheygiróparaentrarenelcamino,omásbiensendero. Se trataba de un auténtico lodazal lleno de profundos surcos. Las lluviascaídassincesarantesdequeelpaísquedaraatrapadoenlasgarrasdelcalorhabíandejadoelterrenocasiintransitable.Elcochebotabayoscilaba.Bublanskichilló:

—¡Notanrápido,porDios,novayaaserquenoslopasemos!Nopodíanpermitírselo.Ellugarque,segúnFaria,seocultabatrasunacortinade

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ramasyhojasestaba,supuestamente,enloaltodeunacolina.PeroBublanskinoveíanirastrodeningunaelevacióndelsueloy,además,adecirverdad,noselocreía.Eraunaapuestademasiadoarriesgada.Ynosóloporquelafurgonetapudieraencontrarseescondidaencualquierpartedeaquellosbosqueso—loqueeraaúnmásposible—dirigiéndose a un sitio que se hallara lejos de allí, sino también porque ya habíantranscurridomuchashoras.Pero,sobretodo,¿cómoeraqueFariaestabatansegurade la ubicación del claro? ¿Cómo podía ser capaz de rememorar tantos y tanminuciosos detalles de su infancia, de los recovecos de sumente o, incluso, de lanocióndeladistanciadespuésdetantosaños?

Paraél,elbosqueteníaelmismoaspectoportodaspartes,unaespesavegetaciónsin nada en especial que la distinguiera de otras; ya estaba a punto de darse porvencido.Porencimadeél,losárbolessecerrabantandensamentequeoscurecíanelsendero.Y,asusespaldas,seoíanyaotrosvehículospoliciales,locualerapositivosiempreycuandosehallaranenelcaminocorrecto,claro.Pero,aunqueasífuera,noentendíacómoibanapoderencontrarnada:elbosqueseleantojabaimpenetrable.Sesumióensuspensamientos.Depronto...¡Unmomento!Anteellosaparecióquizánoloquesedecíaunacolina,perosíunaespeciedecuesta,unaelevacióndelterreno.Amandapisóelacelerador,volvióahacerderraparelcocheyseacercaronaaquellapendiente. Bublanski siguió describiendo el aspecto que tenía el bosque a sualrededor.Sefijósobretodoenunapiedragrandeconformadebolaquehabíajuntoa un camino; tal vez ella la recordara. Pero Faria no se acordaba de la piedra, yentonces algo los interrumpió. Se oyó un ruido, como un golpe metálico, y acontinuacióngritosyvoces,unasvocesmuyalteradas.MiróaAmanda.Ellafrenóensecoyparóelcoche.Bublanskidesenfundósuarmareglamentariaysaliócorriendo.Seadentrócomopudoenelbosqueabriéndosepasoporentrelamaleza,losárbolesylosarbustos,ysediocuentaenunvertiginosoinstantedequehabíanencontradoellugar.

Diciembre,unañoymedioantes

DanBrodysehallabaenotrobosqueyenotraépocadelaño.Estabaarrodilladoenmediodeaquellapesadayhúmedatierra,a lospiesdelviejoabeto,undíaantesdeNochebuena,nomuylejosdelpueblodeVidåkra,mientrasmirabafijamenteaLeo,queyacíaasuladoconlacarayaazuladayunosojosgrisesqueparecíancarecerdevida.Eraunmomentodeterrorabsoluto.Peronodebiódedurarmucho.Eraprobablequeactuaraenseguida.Talvezlehizoelbocaabocacasideinmediato.LoslabiosdeLeose

leantojaronfríoscomolanieve,yDannopercibióningunareacciónnienlatráqueanienlospulmones.Entodomomentocreyóoír,cadavezmáscerca,elsonidodelospasosdeBenjamin.Prontosehabríaacabadosuoportunidadyseveríaobligadoaregresaralcochecomounapersonapartidaporlamitad.Unayotravez,comounmantra,repetíaparasusadentros:«¡Despierta,Leo,despierta!».Aunqueyanoconfiabaensuplan,nisiquieraaunqueconsiguierareanimarasuhermano.Benjamin debía de encontrarse muy cerca. Quizá estuviera observándolo ahora por entre los árboles.

Seguramentesehallabaimpacienteynervioso,conganasdeenterraraLeodeunavezportodasylargarsedellugar.Yanohabíanadaquehacer.Y,aunasí,Danseguíayseguía,cadavezmásdesesperado.Letapólanariz

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a Leo y le insufló aire en las vías respiratorias con tanta fuerza y rapidez que se mareó, y apenas fueconscientedeloqueestabahaciendo.Alolejospercibióelruidodeuncoche,unlejanorugidodemotorquesefuedesvaneciendo.Derepente, seoyóuncrujido,producido talvezporelbruscomovimientodeunanimalasustado.Unos

pájarosbatieronlasalas,levantaronelvueloydesaparecieron,yelsilenciovolvióainstalarseenelentorno,unsilencioaterrador.Eracomosilapropiavidalehubieseabandonado.Sevioforzadoahacerunapausaeintentarrecuperarelaliento.Habíaconsumidotodosuoxígenoycomenzóatoser,perotardóunratoenadvertirquehabíaalgoqueno

resultabanormal.Era como si su tos resonara comoun ecoy se reprodujera en la tierra.Hasta que se diocuenta:eraLeo,quetambiénjadeabayluchabaporrecuperarelaliento.Porunmomento,Danfueincapazdeasimilarlo.Seloquedómirandofijamenteysintió...¿Qué?¿Alegría?¿Felicidad?No,sóloprisa.—Leo—susurró—,quierenmatarte.Debeshuiralbosque.Ahora.¡Levántateycorre!Leonoparecióentendernada.Todavía luchabaporcogeraireyorientarse.Dan leayudóa incorporarse.

Luegolometióaempujonesentrelosárboles.UnodelosempujonesresultódemasiadofuerteyLeosecayó.Se cayó mal, pero volvió a ponerse de pie y continuó adentrándose en el bosque, desorientado y dandotumbos.LuegoDannosuponadamás.Nisiquieralosiguióconlamirada.Empezóa llenar la tumbade tierracon lapala.Ymientras la tapabaconunaenergíasalvaje,oyó loque

llevaba esperando todo ese tiempo: los pasos de Benjamin. Se quedómirando el hoyo y comprendió quedescubriríanelengaño,porloquecontinuóechandotierraaúnconmásfrenesí.Mientrasmaldecíasusuerteyse refugiaba en su cometidoy en suspropios improperios, advirtió la respiracióndeBenjamin.Percibió elsonidodelrocedesuspantalonesalcaminaryelcrujidodesuspasoscontraelsueloylanieve,yesperóqueBenjaminecharaacorrertrasLeooqueselanzarasobreélmismo.Peropermaneciócallado,yalolejosseoyóotrocoche.Denuevo,unospájaroslevantaronelvueloruidosamente.—Nosoportabaverlomás.Loheenterrado—dijo.Unas palabras que sonaron huecas, le pareció, y que tampoco obtuvieron respuesta. Cerró los ojos y se

preparóparaalgohorrible.Perono sucediónada, loúnicoquenotó fueunosmovimientos lentosy torpes.Benjaminolíaatabacoyseleacercó.Lerespondió:—Teayudaré.Echaron el resto de la tierra en aquella tumba que no contenía ningún cuerpo. Dedicaron un tiempo

considerableataparlobienconpiedrasymatojosantesderegresaralcoche,dondelosesperabaRakelGreitz.Caminarondespacioyconlascabezasgachas.DevueltaaEstocolmo,DanpermaneciócalladoescuchandoconsemblanteserioyconcentradotodaslaspropuestasylosplanesdeRakel.

Lisbethhabíasalidodisparadacomounabalayfuealcanzadaenelcostado.Ignorabalagravedaddelaherida,aunquetampocoteníatiempoparaponerseapensarenello.Benitosetambaleóalavezque,llenaderabia,blandíasudagaenelaire.Lisbethseechórápidamenteaunlado,lepropinóuncabezazoyselanzócontodassusfuerzascontra la puerta de la furgoneta. Consiguió abrirla y aterrizó en el suelo con lasmanos atadas y la adrenalina bombeándole en las venas. Aunque en un primerinstante cayó de pie, después lo hizo de bruces y empezó a rodar hasta que seprecipitó por una pendiente que descendía hacia un pequeño arroyo. Justo tuvotiempo de ver cómo el agua comenzaba a teñirse del rojo de su sangre antes delevantarseyecharacorreradentrándoseaúnmásenelbosque.Pordetrásdeellaseoían voces y coches que llegaban.Aun así, en ningúnmomento se le pasó por lacabezaquedarse.Loúnicoquedeseabaeraalejarsedeallítodoloquepudiera.

JanBublanskinovioaLisbethenaquelclarodebosque,tansóloadoshombresque

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estaban bajando por una pendiente.Cerca de ellos había una furgoneta gris con lapartedelanteraorientadahaciaelfollajeyelcamino.Nosabíamuybienquéhacer.

—¡Policía!¡Deténganse!—gritóapuntándolosconsuarmareglamentaria.Hacía un calor insoportable y se sentía pesado. Jadeaba con vehemencia, y los

hombres que tenía delante eran más jóvenes y más fuertes y, sin duda, másdespiadados.Peroalmirarasualrededoryaguzareloídohaciaelcamino,creyóquelasituaciónsehallababajocontrol.AmandaFlodseencontrabacerca,enlamismaposición que él, y ya estaban llegando más coches patrulla. Los hombres fueronpilladosporsorpresayparecíanirdesarmados.Bublanskidijo:

—Nohaganningunatontería.Estánrodeados.¿DóndeestáSalander?Ellosnocontestaron, se limitarona echarnerviosasmiradashacia la furgoneta,

cuyaspuertastraseraspermanecíanabiertas.EntoncesBublanskiintuyólapresenciadealgodesagradablequeestabasaliendodelvehículo,algoquesedesplazabamuydespacio y conmucho esfuerzo.Y allí estaba, apenas capaz demantenerse en pie,lívidayconunasangrientadagaenlamano:BenitoAndersson.Setambaleóy,trasllevarseunamanoalacabeza,leespetóaBublanski,comosifueseellalaquetuvieraelpoderyelcontroldelasituación:

—¿Ytúquiéneres?—SoyelcomisarioJanBublanski.¿DóndeestáLisbethSalander?—¿Elenanojudío?—preguntóella.—LehepreguntadoquedóndeestáLisbethSalander.—Muerta,supongo—respondióBenitopara,actoseguido,blandirladagaenel

aireyecharaandarhaciaBublanski.Éllegritó:«¡Quieta,deténgase!».Benitocontinuóavanzando,comosielarmadelcomisarionosignificaranada,y

soltóuncomentarioantisemita.Bublanskipensóquenosemerecíaqueledisparara.Noqueríaconcederleelprivilegiodequegozaradelestatusdemártirenesoscírculosinfernalesenlosquesemovía.FueAmandaFlodquiendisparóensulugar.Ledioenlapiernaizquierda,yalmomentoloscolegasdelosotroscochespatrullairrumpieronenaquelclarodebosque,aunqueyahabíapasadotodo.Sinembargo,noencontraronaLisbethSalander,tansólounasmanchasdesusangreenlafurgoneta.

Eracomosiselahubiesetragadolaarboleda.

—¿YquépasóconLeo?—quisosaberMikael.Dansesirvióunpocomásdevino.Miróhaciaelcuadrovueltoyacontinuación

hacialaventanaabuhardillada.—Errósinrumbo—dijo.—¿Estávivo?—Errósinrumbo—repitióDansinescucharlapregunta—.Anduvodesorientado

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entrelosárbolesdandovueltasencírculos.Seencontrabamareadoytropezabaysecaíacontinuamente.Comiónieveyhastaladerritióenlasmanosparabebérsela.Pasómuchotiempocaminandoysepusoagritar:«¡Hola!¡Socorro!¿Hayalguienahí?».Peronorecibiórespuesta.Unashorasdespuéssetopó,degolpe,conunapendientemuyempinada.Labajósentado,deslizándoseporella,yfueapararaunprado,unterrenoabiertoqueleresultóvagamentefamiliar,comosihubieseestadoallímuchoantes,ocomosihubiesesoñadoconél.Alfondodelprado,justodondeempezabaelbosque,habíaunacasaconunporchemuygrandedelaquesalíaluz.Leoseacercócomo pudo y llamó a la puerta. En la casa vivía una joven pareja: Stina yHenrikNorebring,porsiquierescomprobarlo.PreparabanlaNavidad.Estabanenvolviendoregalosparasusdoshijospequeños,ylesdiounsustodemuerte.Leodebíadetenerunaspectomonstruoso.Peroéllostranquilizódiciéndolesquehabíaderrapadoconelcocheysehabíaempotradocontraunárbol,yquehabíaperdidosuteléfonoyqueeramuy probable que tuviera una conmoción cerebral. Había estado mucho tiempovagandodesorientadoporelbosque,lesexplicó,ysupongoquelocreyeron.

»Laparejaloayudó.Ledejarondarseunbañocalienteyledieronropalimpiaycomida y bebida: la tentación de Jansson, jamón navideño, glögg y chupitos deaguardiente,yLeofuesintiéndosemejoryrecuperandofuerzas.Noobstante,dudabasobreloquedebíahacer.Loquemásdeseabaeraponerseencontactoconmigo.PerorecordabaqueRakelmehabíaquitadoelteléfono,yteníamiedodequecontrolarantambiénmicorreoelectrónico,asíquenosupocómoproceder,almenosalprincipio.AunqueLeoeslisto.Piensaunpasopordelantedelosdemás,asíquesepreguntósipodría mandar un mensaje en clave que pareciera inocente, algo que yo pudierarecibirsinningúnproblemaundíaantesdeNochebuena.

—¿Yquéhizo?—Lepidióelmóvilalhombreymeescribió:

CongratsDaniel,EvitaKohnwants to tourwithyou inUS inFebruary.Pleaseconfirm.Django.WillbeaMinorSwing.MerryChristmas.[5]

—Vale—dijoMikael—.Creo que voy entendiendo algo. Pero cuéntame: ¿por

quéloredactóasí?—Paraempezar,noquisoqueseconocieraminuevonombre.Yeligióaunartista

conelqueyonuncahabíatocadoparaquenadiepudierarastrearmeporesavía,perolomásimportanteesquelofirmócomo...

—Django.—Esoes.Sóloesoyahabríasidosuficienteparaqueyosupieraqueeraél,pero

esqueencimaescribió:«WillbeaMinorSwing».Dansecallóysesumióensuspensamientos.—Minor Swing es una canción que desprende un vitalismo impresionante.

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Aunquepuedeque«vitalismo»seaunapalabramalelegida,pueshayenellatambiénuncomponenteoscuro.DjangoyStéphaneGrappellilaescribieronjuntos.Leoyyodebíamosdehaberlatocadounascuatroocincoveces.Nosencantaba.Sóloque...

—¿Sí?—Despuésdeenviarelmensaje,Leovolvióaempeorar.Sedesplomóylapareja

lo tendióenel sofá.Empezóa resultarledifícil respirarysus labiosadquirierondenuevountonoazul.Peroyodeesonomeenteré.MeencontrabaencasadeLeo—conBenjaminyRakelGreitz—yyaeratarde.Tambiénaqueldíayoestababebiendovino, dale que te pego a la botella, mientras Rakel lo repasaba todo, todo eseasquerosoplanquehabíaurdido.Yolesseguíaeljuego;aregañadientesyenestadodeshock,perolesseguíaeljuego.LesaseguréqueapartirdeesemomentoyoseríaLeo,yqueharíaexactamente loqueelladijera.Luegoentróencadadetalle:cómodebíapedirnuevastarjetasdecréditoyhacermeconlasnuevasclaves,ycómovisitaraViveka en la residencia fingiendo ser Leo, y cómo tendría que tomarme un añosabático e irme de viaje, y estudiar losmercados financieros y quitarme el acentoestadounidenseyeldemidialectodeNorrland...Todo,habíapensadoentodo.Rakelno paraba de andar de un lado para otro de la casa buscando el pasaporte y otrospapelesdeLeo,ymedejópracticarsufirma,ymereprendíaymeexhortabaahacerestoylootro.Resultabainsoportable,ycadadosportresflotabanlasamenazasenelaire:laamenazadequeyo,comoDaniel,podríairalacárcelporelasesinatodemihermanoylaamenazadequeyo,comoLeo,tambiénpodríairalacárcelporevasiónfiscal y por haber hecho negocios valiéndome de una información privilegiada.Estaba como paralizado observándola. O, mejor dicho, intentándolo, porque lamayoríade lasvecesyodesviaba lamiradao cerraba losojosyveía enmimentecómoLeo se alejaba dando tumbos por entre los árboles del bosque y desaparecíaentre aquella gélida oscuridad. No me cabía en la cabeza que pudiera haber sidocapazde salvarse.Me lo imaginaba tirado en la nievemuriéndosede frío; aúnmecuestacreerque,enaquelmomento,Rakelconfiaraenquesuplanibaasalirbien.Tendríaquehabervistoenmíqueyonoestabaencondicionesdelograrlo,quemederrumbaría a la primera de cambio. Recuerdo que, de vez en cuando, miraba aBenjaminyledabaórdenes.

»Yrecogía.Noparabaniunsoloinstantederecogeryordenarlascosas:alineabalos bolígrafos, limpiaba mesas y sillas, organizaba papeles, buscaba cosas, seguíalimpiando...EnalgúnmomentosacómimóvildesubolsilloydescubrióelsmsdeLeo. Lo leyó y me interrogó sobre mis amigos, mis contactos comerciales y miscompañerosmúsicos, y yo contesté a sus preguntas lomejor que supe, algunaqueotra verdad, creo, pero, sobre todo,medias verdades ymediasmentiras.No lo sé.Apenaspodíahablar,yaunasí...¿Sabes?,esqueparaahorrardineromehabíahechoconunatarjetaSIMsueca,ynomuchagenteteníaesenúmero,demodoqueelsms

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medespertóenseguidalacuriosidad.«¿Dequiéneselmensaje?»,preguntécontodalaindiferenciadelmundo.Rakelmeloenseñóyyoleechéunvistazoyloleí.Nosécómodescribirlo:fuecomovolveralavida.Perodebídesermuyhábil,porquecreoqueellanonotónada.«Esuntrabajo,¿verdad?»,inquirió.Yoasentíconlacabeza,yellamedijoqueapartirdeesemomentotendríaquedeclinaresetipodeofertas.Mequitóelteléfonoyañadióalgoaúnmásexhortativo.Peroyoyanolaescuchaba.Melimitéaasentirconlacabezayahacerteatro.Inclusoconseguífingiravaricia:«¿Ycuántodineroexactamentevoyatener?»,lepregunté.Surespuestafueunacantidadmuyprecisaqueyoluegocomprendíqueeraunaexageración,comosiconvencermedependiera de unosmillonesmásomenos.Eranya las onceymedia de la noche.Llevábamosunascuantashorasmetidosallíyyoestabaexhausto,yprobablementebastanteborracho.«Nopuedomás—dije—.Tengoquedormir»,y entoncesRakeldudó,lorecuerdomuybien.¿Seatreveríaadejarmesolo?Alfinalparecióllegaralaconclusióndequedebía confiar enmí,yyo tenía tantomiedodequecambiaradeideaquenomeatrevíapedirlequemedevolvieraelteléfono.Sólomequedécomoparalizadoasintiendoconlacabezaasusamenazasypromesas,ymetiendoun«sí,sí»oun«no,no»dondeencajaran.

—Pero¿semarcharon?—Se marcharon, y yo me centré en una sola cosa: en intentar recordar los

númerosquehabía visto en la pantalla delmóvil.Me acordéde los cincoúltimos,perodelrestonoestabaseguro.MepusearebuscarporloscajonesyenlosbolsillosdelosabrigoshastaquediconelmóvilprivadodeLeo,que—típicoenél—nosehallaba bloqueado con ningún código. Intenté llamarlo con todo tipo decombinaciones, incluso desperté a algunas personas y marqué números que noexistían.Peroningunoeraelcorrecto.Memaldijeylloré;estabaconvencidodequeRakelprontorecibiríaotrosmsdeélydequeentoncestodoseiríaalamierda.Hastaque de pronto me acordé de la señal que pasamos justo antes de pararnos con elcoche.PoníaVIDÅKRA,ypenséqueparecíalógicoqueLeohubieraencontradoayudacercadeallí,porloque...

—¿HicisteunabúsquedaconVidåkraylosnúmeros?—Sí, y enseguida salió Henrik Norebring. Qué cosa tan extraña es Internet,

¿verdad?Inclusopudeverunafotodesucasa.Apareciótambiénsuedadyelvalorestimado que tenían las viviendas en aquella zona, y todo tipo de información.Recuerdoquedudé,quemetemblabanlasmanos.

—Perollamaste,¿no?—Llamé.Oye,¿nostomamosundescanso?MikaelasintióconlacabezamientrasleapoyabaaDanunamanoenelhombro.

Luego sedirigió a la cocina, encendió sumóvily sepusoa recogery a limpiar laencimera. El teléfono empezó a emitir pitidos y zumbidos sin parar. Lo miró. Y

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entoncessoltóunpardetacosyvolvióalsalón.Midiósuspalabras.—Sealoquesealoocurrido,Dan,esperoqueentiendasquetenemosquepublicar

estocuantoantes, inclusopor tupropiobeneficio—dijo—.Teniendoencuenta lascircunstancias,megustaríaquetequedarasaquí.Voyaasegurarmedequemicolegayjefa,ErikaBerger,tehagacompañía.¿Teparece?Esunapersonadeconfianza.Tecaerábien.Yodeboirme.

Desconcertado,DanBrodyhizoungestoalternativo.Seleveíatandesamparadoque Mikael le dio un breve aunque algo torpe abrazo. Le entregó las llaves delestudioyleagradeciósucolaboración.

—Has sido muy valiente contándome todo esto. Estoy deseando escuchar lacontinuación.

Nadamássaliralaescalera,llamóaErikaBergerporunalíneaencriptada.Erikaprometió—tal y como él esperaba— que iría enseguida.DespuésMikael trató decontactar nuevamente con Lisbeth repetidas veces. No lo consiguió y volvió amaldecirla.Actoseguido,llamóalcomisarioJanBublanski.

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Capítulo23

22dejunio

Jan Bublanski debería estar contento. Había detenido a Bashir y a Razan Kazi, aBenitoAnderssonyaunmiembrotristementecélebredelclubdemoterosSvavelsjöMC. Pero no lo estaba, ni lomásmínimo.Agentes de la policía deUppsala y deEstocolmo habían peinado los alrededores del lago sin encontrar más rastro deSalanderque lasmanchasdesangrede lafurgonetay lasquedescubrieron, juntoalashuellasdeunaszapatillasdeunnúmeropequeño,enunacasadecampoqueseubicabamásalládelacimadelacolinaydelaquealguienhabíaforzadolapuertadeentrada. Era incomprensible, pensó Bublanski. Lisbeth podría haber recibidoasistenciamédica: las ambulancias sehabíanpuestoencamino.Y, sin embargo, sehabía adentrado en el bosque, aventurándose en un terreno prácticamenteimpenetrable, lejos de la carretera y de la civilización. Tal vez no se le hubieraocurrido pensar que la ayuda estaba a punto de llegar, tal vez sólo se hubieraplanteadohuirparasalvar lavida.Difícildesaber.Perosi ladagadeBenitohabíaalcanzado algún órgano vital, Salander se hallaba en peligro, incluso cabía laposibilidaddeque se encontrara agonizando. ¿Porquénoera comoel restode losmortales?

Bublanski había llegado ya a la jefatura de policía de Bergsgatan y estabaentrandoensudespachocuandosonóelmóvil.EraMikaelBlomkvist. ¡Por fin!Elcomisario le explicó a grandes rasgos lo sucedido.Mikael se quedó impactado.Lehizoun sinfíndepreguntasy, acto seguido, le anunció, sin extendersemucho, quecreíaconocerlascausasdelasesinatodeHolgerPalmgren.Lecomentóqueyaselocontaríacontododetalleencuantotuvieraocasión,peroqueahoradebíadedicarseaotrosasuntos.Bublanskinopudomásquesuspiraryaceptarlo.

Diciembre,unañoymedioantes

Lasdoceydiezdelanoche.PorfineraNochebuena.Unapesadayhúmedacapadenievecubríaelalféizardelasventanas.Elcieloseveíanegroygris.Enlaciudadreinabaelsilencio.Sóloseoíaelruidodeunospocos

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cochesquepasabanporKarlavägen.DanestabaenelsofáconelmóvildeLeoenlamano.LetemblabatodoelcuerpoalmarcarelnúmerodeHenrikNorebring.Los tonos resonaron en su oído. Nadie respondía. Saltó el contestador y oyó la voz de un hombre que

acababadiciendo:«Quevayabien,pasadloestupendamente».Danescudriñó laestanciacondesesperación.Allíyanoquedabanirastrodeldramaquesehabíavivido.Todolocontrario:ahorahabíaunalimpiezayunadesinfecciónque le causabanmalestar.La casaolía a detergentey a antiséptico, a hospital.Semetió en lahabitacióndeinvitados,dondehabíapasadolasnochesdelaúltimasemana,yvolvióallamarunayotravez.Empezóasoltarimproperiosyaexasperarsecadavezmásmientrasnoparabadepasearlamiradadeunladoaotro.RakelGreitz tambiénhabíadejadosuhuellaenesahabitacióndeinvitados.¿Porquélohabíahecho?La

había recogido y ordenado, había quitado el polvo y había limpiado el suelo.ADan le entraron ganas dedesordenarla, de ponerlo todo patas arriba y crear un auténtico caos; quiso retirar las sábanas de la cama,ensuciarcadacosaparaborrarelrastrodelapresenciadeRakelGreitzycomenzaralanzarlibroscontralapared.Perofueincapazdehacernada.Selimitóamirarporlaventana:enunadelasplantasinferioressonabamúsicaenlaradio.Talvezdejarapasarunpardeminutosantesdevolveracogerelteléfono.Perocuandosedisponíaamarcarelnúmero,elmóvilsonó.Respondióansiosoy llenodeesperanzas,yseencontróconlamismavozquehabíaoídoenelcontestador,peroahoranoseleantojótancampechananienérgica,sinomásbiengrave,aunqueserena;comosialgohorriblehubieseocurrido.—¿EstáLeo?Pronunciólapreguntacomoatrompicones.Nohuborespuesta.Nisiquieraoyóunarespiración,nada.Era

unsilencioquenosóloparecíapresagiarunacatástrofe,sinoquetambiénlehizorevivirelterrorquehabíasentidoenelbosque.AsumenteacudieronlosfríoslabiosdeLeo,aquellosojoscarentesdebrilloylafaltaderespuestadesuspulmones.—¿Estáahí?¿Estábien?—Esperaunmomento—contestólavoz.Danpercibióuncrujidoenelauricular.Elllantodeunniñotambiénseoíadefondo,yalgosedejabasobre

unamesa.Hubomuchoajetreoyunos cuantos ruidos.Tardaban, la espera sehacía eterna.Ydepronto—comodelanada—volviólavida,yelmundo,yloscolores.—¿Dan?—dijoalguien,queélsupoqueeraLeo.—¡Leo!—exclamó—.¡Estásvivo!—Estoy bien. Tuve otra vez convulsiones y lo he pasadomuymal, pero Stina, que está aquí y que es

enfermera,mehacuidado.Se encontraba tumbado en un sofá con dosmantas encima, explicó.Hablaba con una voz apagada pero

tranquila,ydabalaimpresióndenosaberquépodíadeciryquénodelantedeaquellapareja.PeromencionóaDjangoyMinorSwing.—Mehassalvadolavida—sentencióLeo.—Creoquesí.—Esoesalgomuygrande.—Querrásdecirquetieneswing.—Tienetodoelswingquesepuedatener,hermano.Dannocontestó,nopudohacermásqueperderseenunsolemnesilencio.—Contramundum—continuóLeo.—¿Qué?—dijoDan.—Nosotroscontraelmundo,amigo.Túyyo.

DecidieronverseenelhotelAlmarantendeKungsholmsgatan,nolejosdelPalaciodeJusticia,dondeLeosesentía relativamente seguro de no correr el riesgo de cruzarse con nadie que conociera.Los dos hermanospasaron las primeras horas de lamañana deNochebuena en una habitación de la cuarta planta hablandoyhaciendoplanesconlascortinasechadas.Renovaronsuuniónysupacto,yaúltimahoradelamañana,enplenavoráginedelascomprasnavideñas,Danadquiriódosteléfonosmóvilescontarjetaprepagoconlosquepodríancomunicarse.VolvióaFloragatan,ycuandoRakelGreitzlollamóalteléfonofijo,élledijodenuevo,conunaprofunda

tristezaenlavoz,quehabíadecididohacerloqueellalehabíapropuesto.TambiéncontactóconlaresidenciadondeestabaingresadalamadredeLeoyhablóconunaenfermeraqueleinformódequelaancianaestabasedadaydormía,yquecreíaquenolequedabamuchotiempo.LepidióqueledieraunbesoaVivekadesu

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parte y le prometió que iría a verla en breve. Luego le deseó una feliz Navidad a todo el personal de laresidencia.EsamismatarderegresóalhotelylecontóaLeotodoloquesabíasobreesacarpetaquesuponíaquese

hallaba en posesión deRakelGreitz y en la que había documentación relativa a la evasión fiscal y a esosnegociosilícitosqueIvarÖgrenhabríahechoennombredeLeovaliéndosedeunainformaciónprivilegiadaycon laqueRakel—asegurabaella—podíaconseguirque lometieranen lacárcel.Losojosdesuhermanoreflejaron una rabia infinita.Y también un odio que aDan le provocó unmiedo aterrador. Permaneció ensilenciomientras Leo hablaba de cómo se vengarían de Ivar Ögren y Rakel Greitz y de todos los demásimplicados.PusounamanoenelhombrodeLeoparacompartirsudolor;élnopensabaahoraenvenganzas,sinoenaquelviajeencocheenmediodelaoscuridadyenaquellatumbajuntoalviejoabeto,asícomoenlasperoratas deRakel acerca de todas esas poderosas fuerzas que la apoyaban.No se sintió con ánimos paracontraatacar,almenosenesemomento,cosaquequizá—esoseleocurriódespués—tuvieraalgoqueverconsuorigenhumilde.Nocreía,comoLeo,quesepudieravenceralospoderosos;otalveznofueraporeso,sinoporloqueacababadepresenciar:ladespiadadaimplacabilidadconlaqueesagentehabíaactuado.Yapesardeello,dijo:—Claroquesí,vamosavengarnos,vamosadestruirlos;perotenemosqueprepararnos,¿no?Necesitamos

pruebas.Hayqueallanarelterreno.¿Nodeberíamosverestocomounaoportunidaddehaceralgonuevo?Nosabíamuybienloquequeríadecir.Fuesobretodounsimplepensamiento.Peropocoapocolaideafue

arraigandoy, unahoramás tarde, trasuna largadiscusión, empezaronaplanearlo todo, al principio algo atientas,yluegocadavezmásenserio.Enseguidasedieroncuentadequedebíanactuarconrapidez.Sino,RakelGreitzysuorganizacióncomprenderíanqueloshabíanengañado.Justoaldíasiguiente,eldeNavidad,LeorealizóunatransferenciaalacuentadeDanBrody.Alcabode

pocoleingresaríamásdinero.DespuéscompróunbilleteaBostonanombredeDan.Peronoseríaéstequienviajaría, sinoLeo,vestidocomoDanyconelpasaportey losdocumentosestadounidensesdeDan.Dansequedóenelpisodesuhermano,donderecibióaRakelGreitzeldíadespuésdeNavidad,porlatarde,paraestablecer las directrices de su nueva vida. Representaba muy bien su papel, y si en algún momento noconseguía poner una cara de suficiente desolación, que era lo que se esperaba de él, RakelGreitz parecíainterpretarlocomoqueyaempezabaaestaragustoconsunuevavida.«Unoveenlosdemáselmalqueunomismollevadentro»,comolediríaluegoLeoporteléfono.El28dediciembre,DanfuealaresidenciaaveralamadredeLeo.Allínadiepareciósospecharnada,lo

queleinfundióánimos.Ibaadecuadamentevestidoyseabstuvodehablardemasiado.Intentódarlaimpresióndequeestabaconmocionadoaunquesereno.Avecesseemocionabadeverdad,apesardehallarseanteunapersonaalaquenoconocía.VivekaMannheimerseencontrabademacradaypálida.Alguienlahabíapeinadoy lahabíamaquilladounpoco.Tenía lacabezaenalto, apoyadasobredosalmohadas.Se laveíapequeña,semejabaunpajarillo.Dormía.Yrespirabadébilmenteyconlabocaabierta.Hubouninstante—leparecióquelecorrespondíahacerlo—enelqueDanleacaricióunhombroyunbrazo.Ellaabriólosojosylelanzóuna mirada inquisidora. A él le resultó desagradable, pero en realidad no le preocupó en exceso. Ella sehallababajolosfuertesefectosdelamorfina,demodoqueélsiemprepodríadecirqueelladeliraba.—¿Quiéneres?—preguntó.Algoduroycondenatorioafloróasufrágilyafiladorostro.—Soyyo,mamá;Leo—contestó.Ellasequedócomoreflexionandosobreello.Tragósalivay,trasunaparenteacopiodefuerzas,dijo:—Nuncallegasteaserloquetupadreyyoesperábamosdeti,Leo.Nosdecepcionastealosdos.DancerrólosojosyrecordótodoloqueLeolehabíacontadodesumadre.Lerespondió,ylohizoconuna

extrañafacilidad;quizá,precisamente,porquelamujereraunaabsolutadesconocidaparaél.—Tútampocohassidoloqueyoesperaba.Nuncamehasentendido.Erestúlaquemehadecepcionadoa

mí.Ellalomiróasombradayalgoaturdida.Élañadió:—EngañasteaLeo.Nosengañastealosdos;comotodos.Acto seguido, se levantó y volvió a casa andando. Viveka Mannheimer murió al día siguiente, 29 de

diciembre.Dancomunicóporcorreoelectrónicoquenoteníafuerzasparaasistiralentierro.LegritóaIvarÖgren que pensaba pedirse una excedencia y éste le devolvió no pocas injurias y acusaciones de falta deresponsabilidada lasqueDanno respondió.El4deeneroél tambiénabandonóelpaís tras recibirelvistobuenodeRakel.Cogióunvuelo aNuevaYorkyde allí se fue aWashingtonpara reunirse con suhermano.Pasaronuna

semanajuntosantesdedespedirsedenuevo.LeoregresóaBostonyfue introduciéndoseen loscírculosdejazzdelaciudad,dondeexplicóquehabíaempezadoatocarelpiano.Sinembargo,durantemuchotiempose

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mantuvoapartadodelamúsicasinanimarseaactuarenpúblico.Lepreocupabasuacentosuecoyañorabasutierra;hastaquedecidiómudarseaToronto.AllíconocióaMarieDenver.Marieeraunajoveninterioristaquesoñabaconserpintorayqueenaquellosmomentosteníaenmentecrearsupropiaempresaconsuhermana,peronoseatrevíaadarelsalto.Leo—oDan,comosellamabaahora—invirtióungenerosocapitalyentróaformar parte de la junta directiva. Poco tiempo después, la pareja se compró una casa en Hoggs Hollow,Toronto.Élsiguiótocandoelpianoasiduamenteconunpequeñogrupodemúsicosaficionadosmuybuenos,todosellosmédicos.Dan también pasómucho tiempo sin encontrar su sitio. Viajó por Europa y Asia tocando la guitarra y

leyendolibrossobreelmundodelasfinanzasconuncrecienteafándeconocimiento.Sentía—másbienlocreía— que él, con esa mirada que tiene alguien que procede de fuera, podría aportar una nuevametaperspectivaalmercado,porloquealfinaldecidióentraraocuparelsitiodeLeoenAlfredÖgren,sobretodo—entreotrosmotivos—conelfindeaveriguarlanaturalezadelaspruebasquesesuponíaqueposeíanRakelGreitzeIvarÖgrenparaincriminarasuhermano.Comprendióqueeraalgodeloquenoleshabríasidofácildeshacerse.CuandocontratóaunodelosmejoresabogadosmercantilistasdeEstocolmo,BengtWallin,yésteseenteróde lamagnitudde loquesehabíahechoennombredeLeoa travésdeMossackFonsecaenPanamá,elletradoleaconsejófirmementequedejaraelasuntodeinmediato.

Transcurrióeltiempoylavidavolvióalanormalidad,comosuelesucedersiempre.Leo y él aguardaron su momento con paciencia y se mantuvieron en contacto deforma secreta. De hecho, fue a Leo a quien Dan llamó nadamás desaparecer delvestíbulo principal de Alfred Ögren cuando Mikael Blomkvist lo visitó. Leoreflexionóunbuenratoantesdedecirleasuhermanoquedecidieraporsímismosihabíallegadolahoradecontárseloaalguienono,traslocualañadióquedifícilmenteencontrarían a otro mejor que Mikael Blomkvist. Y ahora Dan, en efecto, habíaempezadoahablar,aunqueseguíasindecirnadadelanuevavidadeLeo.BebióunpocomásdevinoantesdevolverallamaraToronto,yluegoestuvocharlandoconLeolargoytendido,hastaqueunpardediscretosgolpesenlapuertainterrumpieronlaconversación.EraErikaBerger.

RakelGreitzhabíaregresadoaHamngatanandandoconmuchoesfuerzo,mareadayconungranmalestar.Allícogióuntaxiconlaintencióndeirseasucasa,situadaenKarlbergsvägen, y dejarse caer sobre la cama. Pero a mitad de camino se enfadóconsigomisma.Noeramuypropiodeellacederantelaenfermedadoantecualquierotra adversidad.Decidió continuar luchando, costara lo que costase, y le indicó altaxistaquelallevaraalaoficinaqueteníaenelbarriodeAlvik.Unavezallí,empezóa tirar de lamayoría de sus contactosyde todas aquellas personasque estaban endeudaconella—aexcepcióndeMartinSteinberg,quehabíaacabadoderrumbándosetras recibir repetidas llamadas de la policía— para dar con Mikael Blomkvist yDanielBrolin.EnvióaBenjaminaloslocalesdelarevistaMillenniumdeGötgatanyal piso de Mikael de Bellmansgatan. Pero Benjamin no halló más que puertascerradasacalycanto,demodoqueRakel,poresedía,desistióensuempeñoy lepidió a Benjamin que la llevara a casa. Su intención no era sólo poder, por fin,

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descansar,sinotambiéndestruirlosdocumentosmáscomprometedoresdelproyecto,queguardabaenlacajafuertequeteníaeneldormitorio,detrásdelarmario.

Eran las cuatro y media de la tarde y hacía un calor insoportable. Dejó queBenjaminlaayudaraabajardelcoche.Realmentenecesitabaaesehombre,ynosólocomo guardaespaldas. Necesitaba a alguien en quien apoyarse al caminar. Estabapálidayaturdidatrastodaaquellatensiónyconcentraciónquehabíarequeridoeldía.Tenía el jerseynegrode cuello vuelto empapado en sudor y se sentíamareada.Laciudadtemblóbajosuspies.Aunasí, irguiólaespaldayalzólavistahaciaelcielocon unos ojos que, por un instante, parecieron triunfantes. Sí, era posible que lapusieran en evidencia y la humillaran, pero había luchado—estaba convencida deello—poralgomuchomásgrandequesupropiavida:porlacienciayelfuturo,ysehallaba firmemente decidida a caer con dignidad. Juró que continuaría sintiéndoseorgullosayfuertehastaelúltimomomento,pormuyenfermaqueestuviera.

Delante del portal le pidió aBenjamin que le diera el zumo de naranja que élhabía comprado por el camino y, aunque lo consideraba poco elegante, bebiódirectamente de la botella y recuperó un poco las energías. Luego subieron en elascensorhasta la sextaplanta,dondeabrió lapuertablindadayordenóaBenjaminquedesactivaralaalarma.Justocuandosedisponíaacruzarelumbral,miróhaciaelrellanoinferiorysequedódepiedra.Subiendoporlaescaleraseacercabaunapálidafigura,unamujerjovenqueparecíacomosurgidadelinfierno.

YesoqueLisbethSalandersehabíaarreglado.Eraciertoqueteníalacaralívida,losojosinyectadosensangreylasmejillasrepletasdearañazoscausadosporlasramasde losárbolesy losarbustos.Además, senotabaqueandabaconmuchadificultad.Pero hacía tan sólo una hora que se había hecho con una camiseta y un par devaquerosenuna tiendade segundamanodeUpplandsgatan,yquehabía tirado lasprendasmanchadasdesangreenunapapelera.

TrascomprarseunmóvilenlatiendadeTelenor,adquirióunasvendasyalcoholenunafarmaciaquenoquedabamuylejos.Enplenacalle,sequitóde lacadera lacintaaislantemarrónconlaquehabíadetenidolahemorragiayquehabíaencontradoenunacasadecampo,ysehizounvendajeencondiciones.

HabíapermanecidoinconscienteunbuenratoenlosalrededoresdeVadabosjön.Cuandovolvióensí,selevantóy,limandocontraunapiedraafiladalacuerdaqueleaprisionabalasmanos,consiguióliberarse.Alllegaralanacional77,hizoautostopyuna chica joven que conducía un viejoRover la llevó hasta el barrio deVasastan,donde no pasó desapercibida: tenía un aspecto enfermizo y peligroso—según untestigollamadoKjellOveStrömgren—cuandoentróporelportaldeKarlbergsvägen.Seabstuvodemirarseenelespejodelascensor.Supusoquenoseríaunaimagenmuy

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gratificante.Seencontrabafatal.Ynoporquecreyeraqueladagalehabíaalcanzadoalgún órgano vital, sino porque había perdido mucha sangre y estaba a punto dedesmayarse.

NohabíanadieencasadeRakelGreitz,odeNordin,comoponíaengañosamenteenlapuerta,porloqueLisbethsesentóenelsuelodelrellanoinferioryleenvióunmensajeaBlomkvist.Éllereplicóconunmontóndereprimendasymonsergas.Ellasóloqueríasaberloqueélhabíaaveriguado.Mikaellehizounpequeñoresumen,yella lo leyóasintiendocon lacabeza.Luegocerró losojosmientras sentíacómoeldoloryelmareoseintensificaban.Y,sinohubierasidoporelcolosalesfuerzoquerealizó,nohabríaconseguidoresistirelimpulsodetumbarseenelsueloyjadear.Poruninstantecreyóqueseríaincapazdereunirlasenergíasnecesariasparahacernada,nilomásmínimo.PeroentoncespensóenHolger.

PensóencómoelviejohabíaentradoenFlodbergaconsusilladeruedas,ydenuevoacudióasumenteloimportantequeélhabíasidoensuvida.Perosobretodorecordó loqueMikael lehabíacontadoacercadesumuerte,ycomprendióque,enefecto, así debíadehaber sido: tan sóloRakelGreitzpodíahabermatadoal pobrehombre,unaconclusiónquele infundiócoraje.SediocuentadequetambiéndebíavengarlamuertedeHolger.Sediocuentadequedebíagolpearcontodassusfuerzaspormuymalqueseencontrara,yporesoenderezólaespaldaysacudiólacabeza.Alcabodeunosdiezoquinceminutos,elviejoydesvencijadoascensorsedetuvoenelpiso de arriba.Al abrirse la puerta, salieron un hombre alto y corpulento, de unoscincuentaaños,yunamujermayorquellevabaunjerseynegrodecuellovuelto.LorarofuequeLisbethlareconociódeinmediatosóloporlapostura,comosiGreitztansólopormediodesuespaldaerguidafueracapazdetransportaraSalanderhastasuinfancia.

Noobstante,nosepermitióreflexionarmássobreello.Cogióelmóvilylesenviórápido unmensaje a Bublanski y aModig. A continuación, subió por la escalera,aunque no conmucha estabilidad, ni tampoco, por lo visto, con demasiado sigilo.Greitz se percató enseguida de su presencia. Se dio la vuelta y miró a Lisbethdirectamentealosojos,primeroconasombroyluego—unavezquelaidentificó—conunterrormezcladoconodio.Y,sinembargo,noocurriónada.Lisbethselimitóaquedarse parada en la escalera con una mano puesta en la herida que tenía en lacadera.

—Volvemosaencontrarnos—dijoLisbeth.—Hastardadolotuyo.—Aunasí,parecequefueayer,¿verdad?RakelGreitznocontestóalapregunta.Encambio,gritó:—¡Benjamin!¡Mételadentro!Benjamin asintió con la cabeza. No creía que fuera una operación demasiado

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difícil,sobretododespuésdehabermedidoaLisbethconlamiradayhaberllegadoalaconclusióndequeéleramediometromásaltoyeldobledeancho.Demaneraquese abalanzó sobre ella con gran decisión, impulsado hacia delante no sólo por lafuerza de su cuerpo, sino también por ir escaleras abajo. Lisbeth se apartórápidamentehaciaunladoyloesquivóaltiempoqueloagarrabadelbrazoizquierdoy tiraba con fuerza de él. En esemomento, la determinación deBenjamin dejó deestar al servicio de su objetivo. Cayó rodando por la escalera hasta que acabóchocando de cabeza contra el suelo de piedra del rellano inferior. Lisbeth, noobstante, novionadade eso.Ella subióveloz comoun rayoy, tras lanzarse sobreRakel Greitz, la empujó hasta el interior del piso y, tras cerrar la puerta, echó elcerrojo.Alcabodeunrato,alguiencomenzóagolpearlapuertadesdefuera.

Rakel retrocedió y agarró sumaletínmarrón.De pronto, se sintió jugando conventaja,aunqueesono teníanadaqueverconelmaletínniconsucontenido, sinoconelhechodequeLisbethestuvieraapuntodedesmayarsedenuevo.Eldesplieguede fuerzas que acababa de hacer en la escalera había ocasionado que los mareosvolvieranaaparecerconunapreocupanteintensidad:cuandopaseólamiradaporlavivienda ya tenía los ojos entornados. Pero, a pesar de la niebla que los cubría,enseguidalequedóclaroquejamáshabíavistounacosasemejante:noerasóloquelacasa careciera de colores —todo era blanco o negro—, sino que también estabaimpoluta,comounaclínica,asépticamentelimpia,comosiallídentronovivieraunapersona,sinounrobot,unamáquinadelalimpieza:enelpisonopodíahaberniunasola mota de polvo, como si hubiera que mantenerlo desinfectado. Lisbeth setambaleóyseapoyóenunacómodanegra.Pensóqueibaaperderelconocimientocuando,conelrabillodelojo,sepercatódequeRakelibahaciaellaconunobjetoenla mano. Lisbeth retrocedió unos pasos y vio que se trataba de una jeringuilla.Entoncessedetuvopararecobrarlaenergía.

—Acabo de enterarme de que tienes por costumbre atacar a la gente conjeringuillas—dijo,yeneseinstanteRakelatacó.Objetivofallido:Lisbethapartódeunapatadalajeringuilla,quecayócontraelblancoyrelucientesueloysaliórodando,yaunqueenesemomentotodolediovueltasdenuevo,consiguiómantenerseenpieyfijarlamiradaenRakelduranteunpardesegundos.Lesorprendiólacalmaqueesamujerirradiaba.

—¡Vamos,mátame!Moriréconorgullo—afirmóGreitz.—¿Conorgullo?—Esoes.—Notedaréesaoportunidad.

Lisbethpresentabaunaspectoenfermizoyhablabaconunavozapagadayextenuada.

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Y,apesardeello,RakelGreitzentendióquetodohabíaterminado.Desviólamiradahacialaizquierda,haciaKarlbergsvägen,ydudóunsegundo,puedequedos.Luegosediocuenta:nohabíaotraalternativa.Cualquiercosaeramejorqueacabarenlasgarras de Lisbeth Salander. Echó a correr, abrió la puerta del balcón y sólo tuvotiempoparasentireldeseoaterradordepoder tirarseycaeralvacío.Sinembargo,justo en la barandilla, alguien la detuvo, un hechoque no fue precisamente lo queningunadelasdosesperaba.

Rakel Greitz fue salvada por la persona que más temía en el mundo y fueconducida al interior de la casa, asépticamente limpia, donde Lisbeth la sujetómientraslesusurrabaaloído:

—Morirás,Rakel,morirás.Confíaenello.—Yalosé—contestóella—.Tengocáncer.—Elcáncernoessuficiente.Lisbethpronunció esaspalabras conun tonodevoz tangélidoqueRakel cayó

presadelterrorynopudoresistirseapreguntar:—¿Quéquieresdecir?Lisbethnolamiró.Teníalacabezagacha.—Holgersignificabamuchoparamí—respondiómientrasleagarrabalamuñeca

contantafuerzaquefuecomosilasangredeRakelsedetuvieraensusvenas—.Loque quiero decir es que el cáncer no es suficiente,Rakel.Que tambiénmorirás devergüenza,yteprometoqueesoserálopeor.Meencargarédequesalgaaflotetantamierda sobre ti que no se te recordarámás que por todo el dañoque has causado.Serás enterrada en tu propiamierda—continuó Lisbeth, con tanta convicción queRakel llegóacreerla,especialmenteporqueSalanderyanoactuabacomounlívidofantasmaprocedentedeultratumba,sinoquese limitabaaabrir lapuerta,deformaserena y resuelta, para dejar entrar a un grupo de policías que llevaban sujeto aBenjamin.

—Buenastardes,señoraGreitz.Tenemosmuchascosasdelasquehablarustedyyo.Acabamos de detener a su colega, el profesor Steinberg—le anunció con unaamable sonrisa un hombre moreno y bajo, algo entrado en años, que se presentócomoJanBublanski,comisariodelapolicíacriminal.

Suscolegasnonecesitaronmásqueveinteminutosparadarconlacajafuertequehabíadetrásdelarmario.CuandolosenfermerossellevaronaLisbeth,loúltimoqueRakel vio de ella fue su espalda. Salander no se volvió. Fue como siRakel ya noexistieraparaella.

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Capítulo24

30dejunio

MikaelBlomkvist estaba en la cocina de la redacción deMillennium deGötgatan.Acababadeponerpuntofinalasu largoreportajesobreel registroyelProyecto9.Como ya iba siendo habitual, hacía calor. Llevaban dos semanas sin una gota delluvia.Irguiólaespalda,bebióunpocodeaguaydirigiólamiradahaciaelsofáazulcelestequehabíaalfondodelaredacción.

Tumbadaenél,consuszapatosdetacónalto,ErikaBergerleíaelartículo.DecirqueMikaelseencontrabanerviosotalvezfueraalgoexagerado.Estabaconvencidode que se trataba de una lectura impactante y de un scoop que sería jodidamentebuenoparalarevista.Apesardeello,ignorabacómoibaareaccionarErika,locualno sólo se debía al hecho de que el reportaje, en algunas partes, resultaraproblemáticoéticamentehablando, sino tambiéna lapeleaquehabían tenidohacíapoco.

ÉllehabíadichoquenoiríaalarchipiélagodurantelasfiestasdeMidsommaryquetampocolocelebraríadeningunamaneraespecial,sinoqueseconcentraríaporcompletoensureportaje,estudiaríalosdocumentosqueBublanskilehabíafacilitadoy continuaría entrevistando a Hilda von Kanterborg, a Dan Brody y a LeoMannheimer,quienhabíaviajadoensecretodeTorontoaEstocolmoacompañadodesunovia.Yasífue,enefecto;nadiepodíadecirqueMikaelnosehubieradejadolapiel. Había estado trabajando prácticamente día y noche en el reportaje sobre elregistro,pero tambiéneneldeFariaKazi,aunquenofueélquien loescribió, sinoSofie Melker. No obstante, Mikael estuvo pendiente en todo momento de suelaboración,asícomodelprocesojurídico,cosaquedebíaagradecerleasuhermanaAnnika,quientrabajabaduroparaqueFariafueseliberadaydisfrutaradeunanuevavidabajounaidentidadprotegida.

También se había mantenido en contacto con Sonja Modig, que dirigía lainvestigacióndelcaso,denuevoabierta,deloqueahoraseconsiderabaelasesinatodeJamalChowdhury,graciasalacualBashir,RazanyKhalilKazi,juntoaotrasdospersonas,seencontrabanenprisiónpreventivaenesperadejuicio.Benitohabíasido

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trasladadaalcentropenitenciariodeHammerfors,enHärnösand,yestaba,asimismo,enesperadejuicioporotroscargos.Ademásdeeso,MikaelseenfrascabaamenudoenlargasconversacionesconBublanski.Ytambiéndedicómásenergíaquenuncaapulirlosdetallesestilísticosdesutexto.

PerohastaMikaelBlomkvistteníaunlímite.Necesitabaunapausayunrespiro;yacasiveíadoble.El sofocantecalory lasmuchashoraspasadassentado frentealordenador en aquella casa de Bellmansgatan habían consumido todas sus fuerzas.UnatardetuvounarrebatodedeseodeotracosadistintaytelefoneóaMalinFrode.

—Malin,porfavor—dijo—,¿podríasvenir?Ella consiguióunacanguroy tuvo la amabilidaddeacudir a su llamadacon la

condicióndequeél leprometieracomprarfresasychampán,quitar lacolchadesucama,nodistraerseynoactuarcomounKalleBlomkvistdelosCojones.AMikaelesascondicionesleparecieronrazonables;poresoacabaronrevolcándoseenlacama,borrachos, llenosdefelicidadyajenosasuentornohastaelmomentoenqueErikaBergersepresentóporsorpresaconunacarísimabotelladevinotintoenlamano.

Erikanuncahabía creídoqueMikael fueraundechadodevirtudes; ellamismaestaba casada y no era una persona exageradamente formal en lo que a aventurasamorosasserefería.Aunasí,lascosassetorcieron,algoque,sinduda—sihubiesetenidotiempoyganasdehacerlo—sepodríahaberanalizadodearribaabajo.Unodelosmotivos,porsupuesto,fueelimpetuosotemperamentodeMalin,aloquesesumóelhechodequeErikasesintieraheridayavergonzada,elhechodeque los tres sesintieran avergonzados. Lasmujeres empezaron a discutir entre ellas, y al final leriñeronaél,porlomenosErika,queloreprendióyterminópormarcharsedandounportazo.

Desdeentonces, ellayMikael sólohabíanhablado—aunquepocoyconciertatirantez—de cosas estrictamente relacionadas con la revista.Y ahoraErika estabaallí, tumbada en el sofá, leyendo, mientrasMikael pensaba en Lisbeth. Le habíandadoelaltaenelhospitalysehabíaidoatodaprisaaGibraltar,unviajedenegocios,según dijo. Pero mantenían un contacto diario hablando de Faria Kazi y, porsupuesto,de la investigaciónqueseestaba llevandoacabocontra los responsablesdelregistro.

De momento el público no conocía ni el trasfondo ni las circunstancias de lahistoria, y los nombres de los presuntos culpables aún no se habían publicado enningúnmedio de comunicación importante. Por esoErika insistió en intentar sacarenseguida una edición especial de la revista: no quería que nadie les chafara laexclusiva.Quizá también fuera ésa una de las razones por las que se cabreó tantocuandoencontróaMikaelen lacamabebiendochampán,comosinohubieranadaimportanteen juego.Enrealidad,élnopodríahaberse tomadosucometidomásenserio.

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AhoramirabadereojoaErika,queporfinsequitólasgafasdeleer,selevantóyseacercóalacocina.Llevabavaquerosyunablusaazulconelcuelloalgoabierto.Sesentó a su lado en la mesa. Por supuesto, podría haber empezado de cualquiermanera,conunaplausoouncomentariocrítico.

Peroledijo:—Noloentiendo.—Pues esome preocupa—contestóMikael—. Yo esperaba haber aclarado un

pocolahistoria.—Noentiendoporquélomantuvieronensecretotantotiempo.—¿LeoyDan?Ellaasintió.—Había pruebas—comohe escrito—de queLeo se había dedicado a realizar

negocios ilícitosa travésde testaferros,yaunqueahora resultaobvioqueeran IvarÖgrenyRakelGreitzlosquesehallabandetrás,LeoyDannoencontraronningunaforma de acceder a esos papeles. Además, cosa que confío en que también quedeclaraeneltexto,lesempezabanagustarsusnuevasidentidades,yningunodelosdospasabaprecisamenteporpenuriaseconómicas.Nodejabandehacerseconsiderablestransferencias de dinero, y creo que ambos experimentaron una nueva especie delibertad, la libertad del actor en cierto sentido. Podían comenzar desde cero yencontraralgonuevo.Yosíqueloentiendo.

—Yluegoseenamoraron.—DeJuliayMarie,sí.—Lasfotografíassonmaravillosas.—Algoesalgo.—Bueno,por lomenos tenemosunasbuenas fotos—dijoErika—.Peroquiero

quecomprendasqueIvarÖgrennosvaaponerunademandadelahostiaynosvaasacarhastaelúltimocentavo.

—Yocreo,Erika,queporloquerespectaaesepuntoestamosbiencubiertos.—Peroesquetambiénmedamiedoquenoscaigaunadenunciapordifamación

depersonasfallecidas;poresahistoriadelamuertedurantelacaceríadealces.—Creo que ahí también tenemos las espaldas bien cubiertas. Lo único que he

escritoesquehayuna seriedecircunstanciasen tornoal fallecimientoquenohansidoaclaradas.

—Metemoqueserámásquesuficiente.Esbastantecomprometedor.—Vale,leecharéunvistazo.¿Hayalgoquenotepreocupeoalgoqueincluso...?

¿Meentiendes?—Queeresuncabrón.—Esposiblequeunpoco,sí.Sobretodo,porlasnoches.—¿Vasadedicartesóloaunamujerdeahoraenadelante,opiensassacartiempo

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tambiénparaotras?—Bueno,enelpeordeloscasospodríatomarunpocodechampáncontigo.—Notequedarámásremedio.—¿Meobligarásaelloconamenazas?—Siesnecesario,sí,porqueestetexto,osea,lapartedeltextoporlaquenonos

vanademandar,es...Selocalló.—¿Satisfactoria?—intentócompletarél.—Sí, sepodríacalificar así—contestóella conuna sonrisa—.Enhorabuena—

añadió,ylevantólosbrazosparaabrazarlo.No obstante, pronto tuvieron otras cosas en las que pensar. Después resultaría

complicadoreconstruirlacronologíaexacta,peroprobablementefueraSofieMelkerlaquereaccionóprimero.Sehallabaenlaredacción,sentadafrenteasuordenador,yexclamóalgoquenadiecaptóconexactitudperoqueindicabaasombrooshock.Unminuto más tarde —o en ese mismo instante quizá— Erika y Mikael recibieronflashes informativos en sus teléfonos, aunque ninguno de los dos se alteró ni sesorprendió demasiado. No se trataba de un ataque terrorista, ni tampoco de unaamenazadeguerra.Labolsahabíacaído,sóloeso.Y,aunasí,todosfueronengullidospor la avalancha periodística. Poco a poco entraron en esa especie de intensasensación de vivir el momento que se instala en todas las redacciones cuando segeneraunanoticiadegranmagnitud.

Se sumieron en un estado de absoluta concentración y lanzaron gritosespontáneoscadavezqueveían,ensusordenadores,queseproducíaalgunanuevanoticia.Lacaídaseintensificó.Elsueloseabrióbajolospiesdelmercado.ElíndicedelabolsadeEstocolmocayódemenosseisamenosocho,despuésamenosnuevey, por último, a menos catorce por ciento; luego se recuperó un poco para, acontinuación,volveracaercomoenunagujeronegro.Setratabadeuncrackbursátilen toda regla; un pánico galopante se apoderó de todo elmundo, aunque en aquelmomentonadieparecíaentenderloqueestabasucediendo.

Nohabíanadaconcreto,ningúnfactordesencadenante.Nohabíamásquegentequemurmurabaymusitaba:«Incomprensible,demencial,¿quéestápasando?».Pocodespués,cuandoseconsultóalosexpertos,seempezóahablardelodesiempre:deunaeconomíarecalentada,detiposdeinterésdemasiadobajos,devaloracionesmuyaltas y de amenazas políticas, tanto del Oeste como del Este: un Oriente MedioinestableycorrientesfascistasyantidemocráticasenEuropayenEstadosUnidos,unhervideropolíticoquerecordabaalosañostreinta.Peroesonoeranmásqueviejasyconsabidas cosas. Nada nuevo había ocurrido durante el día, nada que tuviera lamagnitudsuficienteparaocasionarunacatástrofedeesasdimensiones.

El pánico surgió como de la nada y se extendió alimentándose de su propia

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dinámica; fueronmuchas laspersonasquepensaronenel ciberataqueque sehabíaperpetrado en abril contra Finance Security, entre ellasMikael. Consultó las redessocialesy loqueviono le sorprendió lomásmínimo.Allíhabíaunaavalanchadeafirmaciones y rumores de los que demasiado amenudo se hacían eco losmediosmásserios.Mikaeldijoenvozalta,másbiencomohablandoconsigomismo:

—Nosóloeslabolsalaquecae.—¿Quéquieresdecir?—preguntóErika.—Quetambiénlohacelaverdad—sentenció.Ésa era su opinión. Como si los trols de la red hubieran asumido el control y

hubiesencreadounfalsoequilibrioenelquelamentiraylaverdadsecontraponíancomoentidadesigualdeimportantes;comosiademásuntorbellinodeinvencionesyteorías conspiratorias se cerniese sobre el mundo como una impenetrable niebla.Algunasveces sehacía conhabilidad, otrasno; se comentaba, por ejemplo, que elfinancieroChristerTallgrensehabíapegadountiroensucasadeParís,destrozadopor haber visto esfumarse susmillones o, mejor dicho, susmiles demillones. Lanoticia resultó rara no sólo porque el propioTallgren lo desmintió enTwitter, sinotambiénporqueelrelatoteníaalgodearquetípico,comosifueraunaespeciedeecodelamuertedelfamosofinancieroIvarKreuger,quesepegóuntiroen1932.

Porlogeneral,parecíaunamezclademitosyleyendasdelosviejosylosnuevostiempos.Sehablabadeuncomerciorobóticoquesehabíadescontroladoydequelaspáginas web de los centros financieros y de los grupos mediáticos habían sidohackeadas.Sedecía,también,que,enelbarriodeÖstermalm,habíagenteapuntodetirarse de un balcón o de un tejado, cosa que ya de por sí sonaba excesivamentemelodramática pero que además evocaba el crack bursátil de 1929, cuando losobreros que había en los tejados deWall Street fueron confundidos con inversoresarruinadosysóloconsusimplepresenciacontribuyeronaacelerareldesplomedelabolsa.

Corría el rumordequeHandelsbankenhabía suspendido los pagosyque tantoDeutscheBankcomoGoldmanSachssehallabanalbordede laquiebra.Por todaspartes,ydesdecualquierprocedencia,entrabaunaingentecantidaddeinformación,ynisiquieraparaunojo tanentrenadocomoeldeMikael resultabafácildiscernir loverdaderodelofalso,niloqueeranamenazasrealesdeloquesehabíageneradoyautomatizadodesdelasfábricasdetrolsdelEste.

Encambio,reparóenelhechodequeEstocolmoera,endefinitiva,laciudadmásafectada;lacaídanohabíasidotangrandeenlasbolsasdeciudadescomoFrankfurt,LondresoParís,sibieneraciertoqueelpánicoibaenaumentotambiénallí.Todavíafaltaban varias horas para que abrieran las bolsas deEstadosUnidos.Aun así, loscontratos de futuros financieros mostraban índices que se desplomaban de formaextremaenDowJonesyNasdaq,ynadaparecíaremediarlasituación,nisiquierael

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hechodequedirectoresdebancosnacionales,ministrosyeconomistasytodotipodegurús aparecieran en losmedios hablandode una «sobrerreacción»y de que habíaque mantener la calma y capear el temporal. Todo, absolutamente todo, seinterpretabademaneranegativayeradistorsionado.Elrebañohabíasalidoespantadoycorríaparasalvarlavidasinquenadieentendieraquiénoquélohabíaasustado.SetomóladecisióndecerrarlabolsadeEstocolmo,algounpocodesafortunadoquizá,porquejustoanteslascotizacioneshabíanempezadoarecuperarse.Perosindudaeraverdadquesenecesitabainvestigaryanalizarloqueestabapasandoantesdequesereanudaranlasactividadescomerciales.

—Losientoportureportajesobrelosgemelos.Sevaaahogarentodaestamarea.MikaellevantólavistadelordenadorylededicóunamelancólicamiradaaErika,

queestabajustoasulado.—Todoundetalleportupartequepiensesenmivanidadperiodísticacuandoel

mundosehavueltoloco—dijo.—PensabaenMillennium.—Loentiendo.Puestendremosqueposponerlapublicación,nopodemossacarel

nuevonúmerosinincluiralgúnreportajesobreestotambién.—Bueno,esverdadquenoesnecesarioircorriendoalaimprenta.Perodebemos

publicarloenInternet.Sino,nosarriesgamosaquealguiennosrobelaexclusiva.—Deacuerdo—dijoél—.Loqueveasmejor.—¿Tequedanfuerzasparavolveralacarga?—Mequedan.—Bien—respondióella,yluegosemiraronysedespidieronconunmovimiento

decabeza.Seríaunveranoinsoportablementecalurosoypesado.MikaelBlomkvistdecidió

darunpaseoantesdevolverametersedellenoenlapróximahistoria.BajóGötgatan,condirecciónaSlussen,pensandoenHolgerPalmgrenysupuñocerradoenaquellacamadesupisodeLiljeholmen.

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Epílogo

No sólo sedebía aque se celebrara enStorkyrkan.La iglesia estabaabarrotadadegente,yesoquetampocoeraningúnhombredeEstado,precisamente,elqueibaaserenterrado,sinosólounviejoabogadoquenisiquierahabíallevadoningúndestacadocaso mediático, sino que había dedicado toda su vida a defender a las personasjóvenesqueibanpormalcamino.Ahorabien,lapublicaciónporpartedelarevistaMillenniumdel,asíllamado,«Escándalogemelo»sindudahabíacontribuidoallenarel templo, así como, naturalmente, el hecho de que se tratara de la víctima de unasesinatoquehabíatenidounagranrepercusiónenlosmediosdecomunicación.

Eran las dos de la tarde, y el funeral estaba siendo digno y emotivo, con unsermón bastante poco convencional que apenas había mencionado ni a Dios ni aJesucristoyquehabíaretratadoalfallecidoconpinceladasmuyfinas.Noobstante,ese sermón se había visto eclipsado por el sobrecogedor discurso que acababa depronunciar la hermanastra de Holger, Britt-Marie Norén, y que había hecho quemuchos de los asistentes se emocionaran, en especial una mujer africana alta eimponentellamadaLuluMagoro,quienllorabadesconsolada.

Otros tenían lágrimas en los ojos o bajaban la cara a modo de reverencia:familiares, amigos, viejos colegas, vecinos, algunos antiguos clientes del fallecidocon aspecto de haberles ido bastante bien en la vida y, por supuesto, MikaelBlomkvist, su hermana Annika Giannini, el comisario Jan Bublanski y su novia,Farah Sharif, los inspectores Sonja Modig y Jerker Holmberg, y también ErikaBerger.Allí se encontraban todos los quehabían tenidouna relaciónmásomenoscercanaconelfallecido.Perotambiénhabíaotraspersonasquedabanlaimpresióndehaberacudidomásquenadaporcuriosidad,personasquemirabanasualrededormásbienconavidezyqueparecíancausar incomodidaden lapastora,unamujeraltaydelgada,deunossesentaaños,depeloblancoyafiladasfacciones.Aunasí,ella,consuinnataautoridad,volvióaponersefrentealosasistentesy,conunmovimientodecabeza, se dirigió a un hombre sentado en la parte izquierda de la segunda fila yvestido con una americana negra de lino. El hombre, que se llamaba DraganArmanskij y era dueño de la empresa de seguridad Milton Security, negó con la

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cabeza.Lehabíallegadoelturnodehablar,peroyanoqueríahacerlo.Noresultabafácil

saber por qué. La pastora aceptó su gesto de disculpa y procedió a iniciar laceremoniadedespedidahaciéndolesuna señal a losmúsicosque sehallaban en lapartesuperiordelaiglesia.

En esemomento, unamujer jovenque se encontraba enunode los bancosdelfondoselevantóygritó:«¡Pare!¡Espere!».Poralgunaextrañarazón,lagentetardóendarsecuentadequesetratabadeLisbethSalander,cosaquetalvezsedebieraalhechodequellevabauntrajenegro,confeccionadoamedida,quelahacíaparecerunchico joven.No obstante, se le había olvidado arreglarse el pelo, que apuntaba entodas direcciones tan salvaje y puntiagudo como siempre, y tampoco su andar sehabíasuavizadoniadaptadoalaocasión;habíaalgoagresivoensuformademoversey,aunasí—unacuriosaparadoja—,sequedóextrañamenteindecisa.Unavezenelaltar,bajólamiradaynolaintercambióconnadie.Hubounmomento,incluso,enelqueparecióestarapuntoderegresarasuasiento.

—¿Quierespronunciarunaspalabras?—lepreguntólapastora.Lisbethasintióconlacabeza.—Adelante.Porlovistoteníaisunarelaciónmuyestrecha.—Sí,asíes—respondióella.Luego se quedó callada y un nerviosomurmullo comenzó a extenderse por la

iglesia. Parecía imposible interpretar su lenguaje corporal, aunque la mayoría loentendió como si ella estuviera enfadada o paralizada. Cuando por fin empezó,apenaspodíaoírseloquedecía.

—¡Másalto!—gritóalguien.Ellaalzólavista.Dabalaimpresióndehallarsedesorientada.—Holger...dabamucholalata—dijo—.Eramuypesado.Norespetabaalagente

quequeríaestarcalladaycerrarlapuerta.Noteníaelsuficientesentidocomúncomopara darse por vencido; seguía dale que dale hasta que conseguía que varios frikisperturbadoshablaranyseabrieran.Eralobastantetontocomoparapensarbiendelagente,inclusodemí,unaopiniónquenocoincidíaprecisamenteconladelamayoría.Era un viejo chalado y orgulloso que se negaba a recibir ayuda por mucho quesufrierayque siemprehacía loquepodíaparahurgary rebuscardonde fueseparadesenterrarlaverdad,ynoporsupropiobien,porcierto.Demodoque...

Lisbethcerrólosojos.—... tuvieronquematarlo, claro.Mataronaunhombreviejoe indefensoen su

propiacama,cosaque,adecirverdad,mecabreamucho,sobretodosiseconsideraqueHolgeryyo...

Nunca terminó la frase, y no parecía saber qué era lo que iba a decir acontinuación.Mirófijamenteaunlado.Luegocorrigiólaposturaydirigiólamirada

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atodoslosallípresentes.—Laúltimavezquenosvimoshablamosdeesaestatuadeahí—prosiguió—.Él

quiso saber por qué me fascinaba y yo le contesté que nunca había visto en ellaningúnactoheroico,sinolaimagendelaterribleinjusticiaquesecometíacontraundragón,yélmeentendiómuybienymepreguntóporelfuego:«¿Quépasaconesefuegoqueescupeeldragón?».Yolerespondíqueeselmismofuegoqueardedentrodetodoslosquesonpisoteados.Elmismofuegoquepuedeconvertirnosenceniza,peroqueaveces—sialgúnchifladocomoHolgernosve,yjuegaalajedrezyhablaconnosotros; si, engeneral, se interesapornosotros—puede transformarseenunacosacompletamentediferente:unafuerzaquehacequeseamoscapacesdedevolverelgolpe.Holgersabíaqueeraposiblelevantarseinclusoconunalanzaclavadaenelcuerpo,ypor esoera tanpesadoy latoso—explicó, tras lo cualvolvióaquedarsecallada.

Luegosediolavueltaylehizounareverenciaalataúdconunmovimientorígidoy torpe. Dijo «gracias» y «perdón», y se percató de lamirada y la sonrisa que lededicóMikaelBlomkvist.Eraposiblequeellaledevolvieralasonrisa,peroresultabadifícildesaber.

La iglesiaestallóenmurmullosysusurros,ya lapastora lecostóreinstaurar lacalma y el orden para iniciar la ceremonia de despedida. Casi nadie advirtió queLisbethSalandersemarchóalolargodelasfilasdebancosysalióporlapuertadelaiglesiahastalaplazaparaluegodesaparecerporlascallejuelasdeGamlaStan.

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Agradecimientos

Gracias de todo corazón a mi agente, Magdalena Hedlund, y a mis editoras, EvaGedinySusannaRomanus.

Mil gracias también ami redactor IngemarKarlsson, al padrey al hermanodeStiegLarsson,ErlandyJoakimLarsson,amisamigosJohanyJessicaNorberg,yaDavidJacoby,investigadordeseguridaddeKasperskyLab.

Muchasgraciastambiénamieditorbritánico,ChristopherMacLehose,aJessicaBabBondeyaJohannaKinchdeHedlundAgency,aNancyPedersen,catedráticadeepidemiología genética en el Registro de Gemelos de Suecia, a Ulrica Blomgren,inspectora criminalista del centro penitenciario de Hall, a Svetlana BajalicaLagercrantz,médicojefeyprofesoradelHospitalUniversitarioKarolinska,aHedvigKjellström,catedráticadecienciasinformáticasenlaKungligaTekniskaHögskolan,aAgnetaGeschwind,directoraadjuntadelDepartamentodelArchivoMunicipaldeEstocolmo, a Mats Galvenius, vicedirector ejecutivo de Svensk Försäkring, a mivecino Joachim Hollman, a Danica Kragić Jensfelt, catedrática de tecnologíainformática en la Kungliga Tekniska Högskolan, a Nirjhar Mazumder y aSabikunnaher Mili y, naturalmente, a Linda Altrov Berg y a Catherine Mörk, deNorstedtsAgency.

YgraciaseternasamiqueridaAnne.

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Notas

[1]ServiciodeprisionesylibertadvigiladadeSuecia.(N.delost.)

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[2]Asociaciónsuecadeaccionistas.(N.delost.)

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[3]LaPENdeSueciaeslasecciónsuecadelPENClubInternacional,unaasociaciónmundialdeescritoresquepromuevelaamistadylacooperaciónentreescritoresdetodoelmundo,yqueluchaporlalibertaddeexpresión.(N.delost.)

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[4] La vittra es una criatura fantástica del folclore sueco. En un universo ficticio de Astrid Lindgren,concretamente enRonja la hija del bandolero, aparecen las vildvittror (las vittra salvajes), unos seres aladosmalignosyconrostrodemujer.(N.delost.)

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[5]Felicidades,Daniel.EvitaKohnquiereirdegiracontigoporEstadosUnidosenfebrero.Porfavor,confirma.Django.SeráunMinorSwing.FelizNavidad.(N.delost.)

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ElhombrequeperseguíasusombraDavidLagercrantzNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal)Títulooriginal:MannensomsöktesinskuggaDiseñodelaportada:PlanetaArte&Diseño©delaimagendelaportada:GinoRubert©DavidLagercrantz&MogglidenAB,publicadoporNorstedts,Suecia,2017PublicadodeacuerdoconNorstedtsAgency©porlatraducción,MartinLexellyJuanJoséOrtegaRomán,2017©EditorialPlaneta,S.A.,2017EdicionesDestino,unselloeditorialdeEditorialPlaneta,S.A.Avda.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)www.edestino.eswww.planetadelibros.comPrimeraediciónenlibroelectrónico(epub):septiembrede2017ISBN:978-84-233-5292-0(epub)Conversiónalibroelectrónico:Àtona-VíctorIgual,S.L.www.victorigual.com

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SerieMillennium

Loshombresquenoamabanalasmujeres,StiegLarsson

HarrietVangerdesaparecióhacetreintayseisañosenunaislasuecapropiedaddesupoderosafamilia.Elcasoestácerrado,perosutíoHenrik,unempresarioretirado,nologra olvidar. Por ello encarga al periodista Mikael Blomkvist que retome labúsqueda de su sobrina, quien contará con la inestimable colaboración de LisbethSalander,unapeculiarinvestigadoraprivada,socialmenteinadaptada,tatuadayllenadepiercings,yconextraordinariaseinsólitascualidades.

«Una de lasmejores novelas populares de los últimos veinte años.» CARLOS RUIZZAFÓN

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Lachicaquesoñabaconunacerillayunbidóndegasolina,StiegLarsson

LisbethSalandersehatomadountiempo:necesitaapartarsedelfocodeatenciónysalir de Estocolmo. No contesta a las llamadas ni a los mensajes de MikaelBlomkvist,quenoentiendeporquéhadesaparecidodesuvidasindarningúntipodeexplicación.Perosuscaminosvolveránaencontrarsecuandollegueasusmanosunreportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución demujeres procedentes delEste.

«He leídoMillennium con la felicidad y excitación febril con que de niño leía aDumasoDickens.Fantástica.»MARIOVARGASLLOSA

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Lareinaenelpalaciodelascorrientesdeaire,StiegLarsson

LisbethSalander seha enfrentado con éxito a una complicadaoperaciónque le hasalvado la vida, pero ahora debe reponer fuerzas en el mismo centro donde unpacientemuypeligrososigueacechándola:AlexanderZalachenko,Zala.Así,MikaelBlomkvisttendráqueingeniárselasparallegarhastaSalander,ayudarlainclusoasupesar,yhacerlesaberquesigueallí,asulado,parasiempre.

«Matrícula de honor.Quien lo compre, lo regale o recomiende no se equivocará.»SERGIOVILA-SANJUÁN,LaVanguardia

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Loquenotematatehacemásfuerte,DavidLagercrantz

Lisbeth Salander acaba de participar en un ataque hacker sin razón aparenteasumiendoriesgosqueenotrascircunstanciashabríaevitado.MikaelBlomkvist,porsu parte, recibe una llamada sorprendente: el eminente profesor especializado enInteligenciaArtificialFransBalderafirmatenerensupoderinformaciónvitalsobrelosserviciosdeinteligenciadeEstadosUnidos.

«Salander y Blomkvist son tan absorbentes como siempre. Lagercrantz demuestrauna conexión instintiva con el mundo que Larsson creó y con sus dos inusualesdetectives.»MICHIKOKAKUTANI,TheNewYorkTimes

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