Jesús fue con sus amigos a una boda que se celebraba en Caná de Galilea, a la cual estaba invitada María.

Ocurrió que durante el banquete se terminó el vino. María acudió a Jesús y le contó lo ocurrido. La situación era triste para los novios.

Al principio Jesús pareció desentenderse y respondió a su madre – Aún no ha llegado mi hora- pero María de todas formas le dijo a los criados – Haced lo que os diga mi hijo- pronto se acercó Jesús y les pidió que llenaran tinajas de agua, después indicó que llevaran el agua a su jefe, cuando este lo probó se había convertido en vino, resultando ser el mejor.

A Jesús lo crucificaron en un monto llamado Gólgota, sobre su cabeza colgaron un letrero en el que ponía INRI.

A los pies de la cruz de Jesús se había reunido mucha gente, y entre ellos estaba su madre María. Estaba con Juan, uno de sus amigos a quien Jesús más quería y le dijo – He aquí tu hijo- dijo a María, y a Juan – he ahí tu madre- y desde ese día Juan se ocupó de ella.

EL día de la fiesta judía que marca el principio de la cosecha se hallaban reunidos todos los discípulos y María.

De repente se dejó sentir un fuerte viento, tan poderoso que parecía llenar toda la casa donde estaban. Vieron entonces un fuego que mientras lo contemplaban, parecía separarse en varias llamas, y todos quedaron llenos de Espíritu Santo.