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Cristóbal Guitart Aparicio Los Castillos de Aragón (Guía breve)

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Cristóbal Guitart Aparicio

Los

Castillos de Aragón

(Guía breve)

Equipo

Dirección:

Guillermo Fatás y Manuel Silva

Coordinación:

Mª Sancho Menjón

Redacción:

Álvaro Capalvo, Mª Sancho Menjón, Ricardo CentellasJosé Francisco Ruiz

Publicación nº 80-34 de la

Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón

Texto: Cristóbal Guitart

Ilustraciones: Archivo CAI, Archivo IFC, J. Avellanas, P. J. Fatás, C. Guitart,F. Ibáñez, L. Mínguez, J. Quero y C. Villarroya

Portada: castillo de Sibirana

I.S.B.N.: 84-95306-06-9Depósito Legal: Z. 2536-99

Diseño: VERSUS Estudio Gráfico

Impresión: Edelvives Talleres GráficosCertificados ISO 9002

Introducción 5

UN RECORRIDO POR LOS CASTILLOS ARAGONESES 15

PROVINCIA DE HUESCA 19

Jacetania 19

Sobrarbe 24

Ribagorza 29

Hoya de Huesca 32

Llanuras del Cinca y La Litera 38

PROVINCIA DE ZARAGOZA 42

Cinco Villas 42

Somontano del Moncayo 49

Llanura del Ebro 52

Tierra Baja o Bajo Aragón de Zaragoza 55

Comunidad de Calatayud 59

Comunidad de Daroca 67

PROVINCIA DE TERUEL 72

Comarca del Noroeste 72

Tierra Baja o Bajo Aragón de Teruel 74

Í N D I C E

Comunidades de Teruel y Albarracín 78

Serranías del Maestrazgo, Gúdar y Javalambre 83

Bibliografía básica 90

Índice de lugares citados 91

Para algunos, influidos quizá por el pensamientoromántico, los castillos, con sus torrecillas puntiagu-das y favorecidos por pintorescos emplazamientos,

evocan un mundo elitista, de aristócratas, cuyos ejemplosmás conocidos y espectaculares se localizan en floridos pai-sajes, como las riberas del Loira (Francia), del Rin (Ale-mania) o de las campiñas inglesas. Bien poco de estas imágenes podemos rastrear en España, incluido Aragón,que comparte la austeridad paisajística de la mayor partedel país.

La figura del castillo está entre nosotros inevitablementeasociada a la Edad Media y, concretamente, a la Europafeudal. Eso no quiere decir que todos los castillos existen-tes procedan precisamente de esa época, como sucede conlos monasterios y las catedrales; sin embargo, unos y otrosintegran la imagen plástica más representativa de la EdadMedia (europea, por supuesto), pues fueron una respuestaa unos determinados condicionamientos socioeconómicos,políticos e ideológicos (culturales y religiosos).

La mayoría de los castillos hoy existentes fueron cons-truidos durante las cinco centurias que van de los años1000 a 1500, siendo harto significativo observar que, pocomás o menos, se corresponden con los siglos en que

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Aragón fue un Reino independiente, con reyes privativos;por ello, a través de los castillos podemos también leer lahistoria de Aragón, como sobre fidedignos documentos depiedra, tapial o ladrillo.

La proliferación de los castillos en la Edad Media euro-pea se debió a varias causas. Entre ellas, a la precariedadde recursos de los monarcas, la ausencia de auténticos ejér-citos, las numerosas guerras y luchas intestinas, la frag-mentación del territorio o el poderío de los nobles. Todoello derivó en un sistema de defensa particularista. Por loque respecta a la nobleza, la erección de castillos en susseñoríos atendió también a razones de prestigio.

En el otoño de la Edad Media y dentro de Aragón figu-raban a la cabeza, en cuanto a número de castillos, la mitraarzobispal de Zaragoza, las Órdenes Militares, las podero-sas familias —entre otras— de los Luna, Urrea, Heredia,Alagón, Híjar, Gurrea o Urriés, e incluso algunas abadías.

¿Qué régimen de vida se desarrolló dentro de los cas-tillos? No es fácil responder, aunque se trata de una aspec-to muy instructivo para su conocimiento integral. Paramuchos continúa todavía vigente la idea de los baronesfeudales, rudos o fastuosos, despóticos o benevolentes,con banquetes, torneos, trovadores, damas, escenas galan-tes, conjuras, cacerías y lóbregas mazmorras donde gemíanlos prisioneros. Ideas forjadas por poetas y novelistas del

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Castillo de Montearagón (Foto: C. Guitart)

siglo XIX, en el estilo de Walter Scott, pero únicamente válidas para un número limitado de los castillos españoles,de los que sólo una minoría fueron residencia nobiliaria.En España, Aragón incluido, podemos afirmar sin riesgo deerror que una abrumadora mayoría de castillos sólo alber-gó la vida de rudos guerreros, con su acompañamiento desangre, asedios y defensas mediante flechas, lanzas, cata-pultas —cañones con pólvora desde las últimas décadasdel siglo XV— o aburridos centinelas pasando mucho fríoen invierno.

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¿Para qué servían los castillos? Simplificando, habrá queconvenir con el marqués de Lozoya en que se pueden esta-blecer, a grandes rasgos, tres grupos según su función:

■ El castillo puramente militar, capaz de incluir unaguarnición con el severo tenor de la vida castrense.

■ El castillo-palacio, que, sin perjuicio de su eficaciamilitar, era también digno escenario para la corte deun príncipe.

■ El palacio fortificado, propio de tiempos menos aza-rosos, donde las torres y las almenas sirven más parael prestigio legendario de los linajes que para una fun-ción militar.

Partiendo de estas agrupaciones funcionales podemosapreciar una tipología bastante diversificada y cambiantesegún las épocas, condicionada y matizada muchas vecespor el emplazamiento: castillos roqueros, montanos (sobreun monte), en llano, urbanos, acuáticos, etc.

En cuanto a las motivaciones que impulsaban a levantarcastillos, son principales las tres siguientes:

■ Con finalidad imperial y de control, para tener sujetoel territorio conquistado. Es típica de los imperios degran solidez económica y militar. Si se aplica a España—Aragón, obviamente, incluido—, puede apreciarsebajo las dominaciones romana y musulmana; España,

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a su vez, implantó ese sistema en los territorios conquistados de América. Normalmente se materiali-zaba en fortalezas, alcazabas, ciudadelas y fuertes,pocos en número pero de gran envergadura, con graneficacia logística y defendidos por una importanteguarnición.

■ Motivación puramente defensiva, ya preventiva, ya ala desesperada, para repeler los ataques de un ene-migo más poderoso. Fue la que tuvieron los reinoscristiano-medievales del norte de España frente alpotente y centralizado Imperio Islámico, lo que se tra-dujo en un enjambre de castillejos erigidos en lugaresestratégicos, propios de una defensa dispersa, conmínimas dotaciones y atendidos muchas veces por lospropios vecinos.

■ Por seguridad y prestigio de las clases privilegiadas.Es la más genuina, aunque no exclusiva, de la era feu-dal europea: el castillo adecuado para residenciaseñorial. En Aragón, como en casi toda España, exis-tió durante los últimos siglos medievales (XIII-XV),extinguiéndose en el XVI por su incompatibilidad conlas ideas centralistas impuestas por la monarquíaespañola desde el reinado de Fernando el Católico.

A este último tipo de castillos se refirió Ortega y Gassetcuando expuso: «La idea de que el individuo moderno limi-

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Sibirana, al noroeste de Luesia (Foto: L. Mínguez)

te el poder del Estado, que quede, por tanto, una porciónde la persona fuera de la jurisdicción pública, no puedealojarse en las mentes clásicas. Es una idea germánica, esel genio que pone unas sobre otras las piedras de los cas-tillos. En un primer momento nos han parecido los castillossíntomas de una vida por completo opuesta a la nuestra.Hemos huido de ellos y nos hemos refugiado en las demo-cracias antiguas como más afines con nuestras formas deexistencia pública. El Estado antiguo se apodera del hom-bre íntegramente, sin dejarle resto alguno para su uso par-ticular. Y entonces, los castillos parecen descubrirnos másallá de sus gestos teatrales un tesoro de inspiraciones quecoinciden exactamente con lo más hondo de nosotros. Sustorres están labradas para defender a la persona contra elEstado. Señores: ¡Viva la libertad!».

¿Cuántos castillos hubo en Aragón? Podemos estimar que unos quinientos, de los que aún se pueden reconocercomo tales más de la mitad. En estado relativamente ínte-gro, sin embargo, quedan bastantes menos y son muypocos los que gozan de situación satisfactoria, bien porconsolidación, bien por rehabilitación. Si se considera que el territorio aragonés no llega a los 50.000 km2, es fácil deducir que existió un castillo cada 100 km2 —aun-que desigualmente repartidos—; un índice similar al delresto de la Europa feudal y que, poco más o menos, abar-ca, para cada castillo, un espacio equivalente al de la carre-ra de un caballo.

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El historial de los castillos aragoneses arranca del tiem-po de la Reconquista cristiana (siglos IX-X) y decrece visi-blemente desde el siglo XVI, tras la unidad hispánica.

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PRINCIPALES TIPOS DE CASTILLOS ARAGONESES

Castillo estratégico: de dimensiones grandes o media-nas, se sitúa sobre alturas que dominan poblaciones y luga-res estratégicos. De planta irregular, acomodada al terreno,con largos muros que encierran uno o más recintos, refor-zados por torreones. Se iniciaron en época musulmana —castillo mayor de Calatayud— y continuaron en la cristia-na —Peracense—.

Castillo táctico: de dimensiones más bien pequeñas y emplazamiento casi siempre encaramado sobre cerros.Frecuentemente alejados de lugares habitados, su funciónera la defensa y vigilancia locales. Se componen de unrecinto amurallado del que destaca generalmente una torre,como en Fantova.

Alcázar amurallado: el genuino palacio regio musul-mán, de raíz oriental. Suele aparecer rodeado de un robus-to recinto amurallado, con marcada diferencia espacial entreambos; es el caso de la Aljafería de Zaragoza.

“Donjon”: de origen franco-británico, es típico de la era feudal. Es el resultado de la fusión de una torre y unasala, lo que da una construcción de gran prestancia organi-

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zada en cámaras superpuestas, como en Abizanda, Biel o enla zuda de Huesca (única de cámara hexagonal).

Castillo-convento: es típicamente cristiano, una renova-ción del monumental castillo estratégico que agrupa en suconjunto diversas edificaciones, en especial una gran capi-lla. Albergaban una comunidad monacal que cooperaba enla defensa militar, bien agustiniana —Loarre o Monteara-gón—, bien de las Órdenes Militares —Monzón o Alca-ñiz—. Aragón destaca en este tipo de fortalezas.

Castillo-refugio: recinto murado de mediana consisten-cia táctica, acomodado en la cota superior de algunos pue-blos con el fin de servir de refugio de los vecinos en casode invasión, como en Cedrillas o Belmonte de Gracián.

Castillo-palacio cristiano: construido para residenciade monarcas y nobles en los lugares de su señorío, conmezcla inseparable de elementos militares y civiles. Suelenser de planta regular, con salas organizadas en torno a un patio central descubierto, porticado en los más principa-les. Casi todos proceden de los siglos XIV-XV, con predo-minio del estilo gótico: Mesones de Isuela, Mora de Rubie-los o Valderrobres; aunque también los hay mudéjares,como el de Illueca.

Palacio fortificado: mansión noble que ofrece exterior-mente formas casi del todo civiles, con escasos elementosdefensivos. Son ya de transición al palacio renacentista, la

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mayoría del siglo XV y XVI. Entre ellos los de Baells, Cala-torao o Nonaspe.

Torre de señorío: mansión levantada por los nobles ensus lugares de dominio que se reducía a una gran torre y, alo sumo, a un pequeño recinto. Son del siglo XV y góticas,en su mayoría, como en Erla o Baldellou; y menos vecesmudéjares, como en Pleitas.

Torre óptica: tipo de defensa preventiva y de vigilancia.Su finalidad era asegurar la comunicación visual entre lasdiferentes fortalezas: La Hoz de la Vieja, Lárrede.

Fortaleza para artillería: adecuada al uso del cañón, deacusada horizontalidad y con muros en talud protegidos porbaluartes y fosos. La principal, la Ciudadela de Jaca.

Fuerte fusilero: propio del siglo XIX, suele ser depequeñas o medianas dimensiones, con profusión de aspi-lleras para fusiles. Entre ellos, la torre de Salamanca, enCaspe, o la Torreta de Canfranc.

Iglesia fortificada: construida como refuerzo defensivoen murallas o puertas, como en Ejea y Uncastillo, o tambiénlugar de último refugio para la población.

Recinto urbano y puertas de ciudades y monaste-rios: muros, torres y puertas fortificadas eran elementosimprescindibles del paisaje urbano medieval; fundamentalespara asegurar la vida y la riqueza de la población. Destacanlos conjuntos de Daroca y Albarracín, y entre los monaste-rios, el de Veruela.

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Sin duda alguna, un estudio científico y racional de loscastillos —o de cualesquiera otros monumentosarquitectónicos— debe seguir el método acostumbra-

do en las historias del arte (en concreto, el de la arquitec-tura), que es el cronológico. Es decir, tienen que analizarselos monumentos agrupados según su época de construc-ción y, subsidiariamente, de acuerdo con el estilo artísticoal que pertenecen; deben también analizarse los sucesivoscambios tipológicos que se van produciendo, con funda-mento en sendas monografías histórico-artísticas de loscastillos mencionados. Sin embargo, ese método resulta en exceso técnico y erudito, inapropiado para un texto dedivulgación.

También se utiliza a veces el método alfabético, deámbito provincial o aragonés, sistema propio de las catalo-gaciones, que, sin embargo, presentan el inconveniente de no poder precisar con detalle la situación geográfica delas localidades, sobre todo si son muy pequeñas o si estándeshabitadas.

En esta obra, con el fin de informar al lector sobre laubicación geográfica de los castillos y en un intento de

UN RECORRIDO POR LOS CASTILLOS ARAGONESES

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favorecer su divulgación, se estudian por zonas geográficasbien diferenciadas —coincidan o no con las comarcas ofi-ciales—, por provincias y de norte a sur. Así, se favorece lainformación sobre la situación geográfica de los castillos,lo que orientará a los visitantes. Para facilitar el desarrollode los itinerarios, la programación se ha realizado tomandolas capitales comarcales como punto de partida.

Evolución de los castillos aragoneses

El historial de los actuales castillos aragoneses arranca dela época musulmana, cuando se levantaron fortalezas paraasegurar el dominio territorial; no fueron excesivos ennúmero, pero sí de gran potencia y dimensiones, con recin-tos murados de gran espesor, casi siempre de tapial, defen-didos por torreones y largas cortinas de muros. Todavíapueden reconocerse los de Calatayud, Maluenda, Rueda deJalón, Alfajarín, Daroca o Albarracín (ss. IX-XI). En Zarago-za, capital de la taifa, se plasmó el típico alcázar orientalencerrado entre murallas: la Aljafería.

Estructura muy diferente adoptaron los castillos cristia-nos, organizados en la misma época. Su motivación era ladefensa forzosa, casi la supervivencia, y habida cuenta desu pobreza de recursos y tropas, el sistema defensivo se distribuyó en numerosos castillos que protegían villas y lugares estratégicos, principalmente en el Prepirineo, que durante cerca de tres siglos fue la “extremadura” —o

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frontera— con el mucho más poderoso Estado musulmán.Se construyeron en piedra; generalmente se limitaban a unrecinto murado que se adaptaba a un tozal y del que emer-gía una torre singular, acompañada con frecuencia por unaiglesia románica. La torre era cilíndrica —Fantova, Viacampo Montañana—, pentagonal —Luzás, Luesia o Troncedo—,pocas veces hexagonal —Samitier o Boltaña— y más habi-tualmente rectangular: Biota, Obano o el primitivo Loarre,coexistiendo dos torres en Sibirana.

Pocos se salieron de ese molde. Muro de Roda se conci-bió como una auténtica ciudadela de montaña. En Abizan-da, Biel, la zuda de Huesca y quizás Marcuello, las propor-ciones de la torre la equiparan al “donjon”. Desde finalesdel siglo XI, algunos castillos cristianos aragoneses adop-taron formas mucho más grandiosas con huellas de arterománico, como Loarre, Alquézar o Montearagón. Eran loscastillos-convento, que un siglo después hicieron fortuna enlas fortalezas levantadas por las Órdenes Militares: Monzón,Alcañiz o Castellote.

A lo largo del siglo XII fueron conquistados a los musul-manes los territorios que iban a formar el actual Aragón. Suunión política con Cataluña y, desde finales del siglo XIII, laconquista del reino valenciano, redujeron las fronteras quedefender a las situadas al norte y, sobre todo, al oeste, par-ticularmente azotado por las guerras con Castilla y Navarra.La defensa se confió a castillos distribuidos estratégicamen-te: Trasmoz, Villel, Puertomingalvo, Arándiga y muchos

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más, como los de Peracense, Monreal de Ariza y Uncastillo.Pocos eran de planta rectangular: Sádaba.

El poderío de la nobleza se consolidó durante los siglosXIV-XV en señoríos hereditarios y se materializó en la forma del castillo-palacio, erigido como residencia en las villas principales de sus dominios. Adoptaron formaregular, con varias torres y patio central, y con aditamentosdefensivos de intensidad muy diversa. De acuerdo con laépoca, el arte gótico, en piedra, brilla en los más importan-tes: Mesones de Isuela, Mora de Rubielos o Valderrobres; elmudéjar se advierte en Illueca y Cetina. En los pequeñosseñoríos, el dominio del barón se manifestó en forma detorre, bien gótica, como en Baldellou, Navardún o Monflori-te; bien mudéjar, como en Pleitas o Sestrica.

El comienzo del siglo XVI se caracterizó por la unión delos reinos hispánicos, los monarcas centralizadores, los ejér-citos permanentes y el aplastante dominio del cañón. Lasnuevas mansiones nobiliarias dejaron de tener aditamentosdefensivos, salvo casos esporádicos como Permisán o Sora,y la erección de nuevas fortalezas fue competencia exclusi-va de los reyes. En Aragón sólo quedó por defender la fron-tera francesa y allí surgieron las nuevas fortalezas de Jaca oAínsa. Más tarde, las guerras de Cataluña, de Sucesión, de laIndependencia y las Carlistas determinaron la reforma de algunos castillos medievales —Monzón, Mequinenza oBenabarre— y la construcción de fuertes fusileros como latorre de Salamanca, en Caspe.

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JACETANIA

Es una comarca muy bien definida geográfica e histó-ricamente, pues fue el territorio donde se originó enla Edad Media el Condado de Aragón, Reino desde

el siglo XI. Comprende la zona occidental del llamado AltoAragón, sumamente montañoso tanto en el Pirineo comoen el Prepirineo.

En Jaca, cabecera indiscutible, se encuentra la Ciudade-la, que es una de las fortalezas de la Edad Moderna (siglosXVI-XIX) más grandiosas e importantes no sólo de Aragónsino de España. En este tipo de fortificación, adecuada yapara el uso de cañones, se utilizó la técnica llamada “aba-luartada” (con baluartes pentagonales y muros inclinados yprotegidos por terraplenes), que prevaleció en esos siglosy sustituyó al castillo medieval, sólo apto para la defensacontra armas de propulsión manual (flechas, lanzas, etc.).La Ciudadela se inició a finales del siglo XVI por iniciativade Felipe II, con el fin de proteger la frontera francesa, y se llamó inicialmente Castillo de San Pedro; se construyó junto a la ciudad, en el llano que ocupaba el antiguo barriojacetano del Burnao (el “Burgo Nuevo”), derribado paraedificar la nueva fortaleza. Es de significar, y de ala-

PROVINCIA DE HUESCA

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bar, que el tracista,el ingeniero italiano Tiburcio Spanocchi,concibiera esta obraestrictamente militarcomo una indudableobra maestra de laarquitectura abaluar-tada, una de las me-jores de la Edad Moderna en Europa. Su planta forma unenorme pentágonodesde cuyos vérticesavanzan los llama-dos baluartes, muysalientes y termina-dos en punta. Losmuros son fortísi-

mos, con la base en talud, y sobre ellos se situaban loscañones. Todo el conjunto está rodeado por un amplísimofoso, que se salva mediante un puente levadizo. Todavía esde propiedad y uso militar. En su interior se organizaronlos pabellones en forma de una extensa plaza porticada, yno falta la capilla, construida en época barroca.

Dentro del caserío de Jaca, es de época medieval la lla-mada Torre del Reloj (siglo XV), que fue levantada para

Jaca y su Ciudadela

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residencia nobiliaria, con aditamento defensivo y ventanasgóticas, y que hoy se ha rehabilitado para su uso interna-cional por la Comunidad de los Pirineos.

A corta distancia de Jaca se encuentra el Fuerte de Rapi-tán, sobre una montaña, de finalidad estrictamente defen-siva y erigido en el último cuarto del siglo XIX. Es el clási-co fuerte fusilero decimonónico de cierta prestanciaarquitectónica, y hoy se ha rehabilitado para usos cultu-rales y museo de miniaturas militares. También en el entor-no de Jaca, la aldea de Larbesa conserva una magníficatorre de señorío del siglo XV, con ventanas góticas y res-taurada por iniciativa privada.

La carretera de Jaca a la frontera francesa coincide conel célebre Camino de Santiago y sigue el curso alto del ríoAragón. Las ruinas del castillo de Grosín yacen en el térmi-no de Castiello de Jaca. Aruej ofrece una curiosa casa fuer-te con torre. El antiguo Canfranc contiene los vestigios delcastillo medieval sobre el inmediato cerro, más una desca-labrada torre-vivienda; y junto a la estación del ferrocarrilinternacional se ha restaurado recientemente la llamada“Torreta”, gracioso fuerte fusilero del último cuarto delsiglo XIX, de pequeñas dimensiones, rectangular con aris-tas redondeadas y adornado por arquerías ciegas de trazamedievalizante. Más arriba, y dominando el valle de Can-franc, se alza sobre un acantilado el fuerte del Coll deLadrones, de la misma época y hoy abandonado.

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Al este de Jaca arranca la carretera a Sabiñánigo y For-migal, uno de cuyos ramales termina en Larrés, localidadsituada al pie de una colina y que presenta uno de losmejores castillos-palacio de la Jacetania, levantado en los siglos XV-XVI por los Urriés. Tiene planta rectangular,patio central porticado y dos torreones dispuestos en ángu-los opuestos; hoy, rehabilitado, alberga el notable Museodel Dibujo de Serrablo. También desde Sabiñánigo, unacarretera conduce a Osán, que guarda una gran torredefensiva unida a una casona de fecha posterior, y aLaguarta, con la gran torre de los Villacampa.

En la ribera del Gállego, una esbelta torre defensivadomina Lárrede; y el abandonado Escuer el Viejo, encara-mado sobre una cresta rocosa, contiene una interesantetorre de señorío erigida probablemente por los Lanuza enel siglo XV, con la particularidad de hallarse rodeada porrecinto amurallado. Dentro del caserío de Biescas, la“Torraza” de los Acín es un magnífico ejemplo de viviendahidalga en forma de torre, con ventana gótica. Más al nor-te, el desfiladero de ingreso al Valle de Tena se halla vigila-do desde finales del siglo XVI por el Fuerte de Santa Ele-na, sobre una rocosa ladera. Hoy abandonado, su estadoactual procede de su reconstrucción en el último tercio delsiglo XIX.

La ruta desde Jaca hacia el oeste sigue el curso descen-dente del río Aragón y el Camino de Santiago. Un ramal

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hacia el norte lleva a Atarés, donde, sobre un desfiladero,se alza la solitaria torre llamada del Boalar, la más bella dela Jacetania, con ventanas góticas del siglo XV y vestigiosde su muralla.

Desde Puente La Reina se accede por el sur a Arrés, protegido por una robusta torre del siglo XV unida a unlienzo de la muralla; y por el norte al hermoso Valle deEcho, en cuya cabecera queda un fragmento del Fuerte de Ysil, uno de los que, a fines del siglo XVI, mandó cons-truir Felipe II cerca de la frontera francesa.

Más adelante, Berdún, asentado sobre una ovalada coli-na, conserva vestigios de sus defensas de esa misma épo-ca, con un largo muro y una puerta. Desde esta villa, sen-dos ramales conducen a Martes, al sur, con un castillorectangular que defendía un puente y que parece tambiénde finales del siglo XVI; y a Biniés, al norte, en la entradaal Valle de Ansó, pueblo encaramado sobre un acantilado ydonde destaca un hermoso castillo-palacio levantado en elsiglo XV por los Urriés. De gran prestancia, presenta plantarectangular, cuatro torreones —uno en cada ángulo— ypatio central. Está en proceso de restauración.

Junto al límite con la provincia de Zaragoza, una carrete-ra hacia el norte conduce a Villarreal de La Canal, con uninteresante castillo del siglo XVI; y a Majones, dominadopor una espléndida torre defensiva del siglo XV.

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SOBRARBE

Abarca la porción central del Pirineo y Prepirineo ara-gonés, también de suelo sumamente montañoso. De his-toria menos documentada que la Jacetania, fue incorpo-rada al naciente Reino en el siglo XI, bajo Ramiro I.

Comprende los va-lles del Alto Cinca yde sus afluentes Ara,Cinqueta y otros me-nores.

En su centro sesitúa Aínsa, la ca-becera comarcal, in-teresante conjuntomedieval. Asentadasobre un elevadoespolón que domi-na los valles de Cin-ca y Ara, conservalienzos de la mura-lla medieval, conseis puertas. En elextremo más des-guarnecido se hallael extenso castillo,de origen medieval

Castillo de Aínsa en los años sesenta y plano del cascoantiguo (Foto: Archivo IFC)

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pero engrandecido hacia 1600, cuando se adecuó al uso decañones. Su planta forma un cuadrilátero, con robustasmurallas que al interior ofrecen una serie de arcadas ciegascon el fin de soportar en alto el camino de ronda. La torremás antigua es del siglo XI, pentagonal, y en tres ángulosse añadieron auténticos baluartes para la artillería, de plan-ta puntiaguda; también conserva el foso. Su recinto se usahoy para la celebración de festivales.

Al noroeste de Aínsa, siguiendo el valle del Ara, seencuentra Boltaña, que comparte la capitalidad comarcal.Su caserío remonta las laderas de un cerro coronado porun interesante castillo, típico del siglo XI, de torre hexago-nal, forma que se encuentra en muy contadas ocasiones.La deshabitada Lavelilla sólo conserva una de las dos torresque tenía su castillo. Desde Fiscal, que ofrece una robustatorre-vivienda con ventanas góticas, una pista asciende a laabandonada Bergua, donde hay dos esbeltas torres anejasa sendas casas hidalgas.

La iglesia tardogótica de Broto conserva restos de fortifi-caciones, y en Oto, encaramada sobre un espolón, sobre-sale una de las más bellas torres de Sobrarbe, con típicoremate fortificado, levantado a finales del siglo XV para ladefensa contra los invasores franceses. De esa misma épo-ca debe de ser la torre de Linás de Broto, luego utilizadacomo campanario de la contigua iglesia. En Torla, junto ala iglesia, poco queda de su castillo; en el cercano valle de

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Vió se encuentran las torres de Buisán, Ceresuela y ladenominada “Torre del Señor”; y en Fanlo se conserva otra casa fuerte.

Desde Aínsa, la carretera de Francia sigue el curso delCinca. También en esta ruta hay importantes torres defensi-vas, como la de Puértolas, aunque la mejor se encuentraen Gistaín, en el valle del Cinqueta, levantada hacia el año1500; otra existe en Plan, unida a una casa.

A partir de Aínsa, por la carretera que se dirige al este,se llega a Arro, con una casa fuerte. Un ramal hacia el surconduce al Valle de la Fueva y, cerca de Tierrantona, sucapital, a Luján, con una de las casas fuertes más notablesy el extenso castillo medieval de Muro de Roda: núcleodeshabitado en lo alto de una montaña que ofrece un sin-gular conjunto medieval, con un gran recinto amuralladodel siglo XI de planta ovalada, cubos de muralla y una igle-sia románica. En Formigales hay un palacio fuerte que per-teneció a los Mur, de época tardogótica; y en Arasanz deCinca, una casa fuerte.

En la carretera de Aínsa a Barbastro, que sigue el des-censo del Cinca, hay notables castillos románicos de laReconquista (siglo XI). El de Samitier se alza solitariosobre una escarpada montaña, con insólita torre hexago-nal y una bella iglesia románica. El de Escanilla, sobre una cresta, ofrece una torre pentagonal desmochada; el de Olsón está aún más arruinado. El más importante de la

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Samitier, la atalaya de Aínsa (Foto: L. Mínguez)

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zona es el de Abizanda, villaque ofrece una bonita estam-pa al pie de una loma, cuyasuperficie está ocupada por el tópico “binomio” medievalformado por la iglesia y elcastillo: éste tiene una gran-diosa torre rectangular de ex-cepcional importancia, con va-nos románicos y rematada porel típico cadalso de madera,recientemente reintegrado; suiglesia es gótico-renacentista,del siglo XVI. En los alrededo-res de El Grado se sitúan loscastillos de Torreciudad, típicodel siglo XI, con torre cilíndri-ca; Muñones, en ruinas; y

Artasona de Cinca, con el palacio fuerte tardío de los Claramonte dominando el pueblo.

En la carretera de Aínsa a Colungo, es decir, hacia el sur,Arcusa ofrece otro castillo del siglo XI, con torre penta-gonal, y dentro del pueblo una casa fuerte con torreón. En el deshabitado Hospitaled se conserva un castillo deplanta cuadrilátera, con cubos cilíndricos y una ermita protogótica; y más al sur, en Lecina, se conserva una casafortificada.

Abizanda, reconstrucción ideal(Dibujo: F. Ibáñez)

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RIBAGORZA

En el territorio pirenaico y prepirenaico del nordesteoscense, igualmente montañoso, se organizó durante laReconquista el Condado de Ribagorza, unido en el siglo XIal Reino de Aragón, aunque su personalidad política seprolongó hasta fines del siglo XVI como condado regidopor ramas menores de la Casa Real de Aragón.

Benabarre se afianzó como cabecera del Condadodurante su segunda época, la señorial, y su paisaje urbanoes típicamente medieval, con su caserío remontando lasladeras de un empinado cerro que corona el importantecastillo, de planta irregular y de grandes dimensiones. Esde señalar que de la época medieval sólo queda parte dela iglesia gótica, con portada del mismo estilo, en tanto queel resto data del siglo XIX, cuando se reconstruyó comofuerte fusilero durante las Guerras Carlistas, con garitas yaspilleras (ventanas alargadas y estrechas, a modo de ren-dijas, para disparar desde el interior). Al sureste de Bena-barre se encuentra Ciscar, con el palacio fuerte de losValonga, del siglo XV.

Desde Benabarre, una carretera hacia el norte conduce aLacuarres y Lascuarre, con ruinas de castillos del siglo XI.En Roda de Isábena, primitiva capital del Condado y suSede episcopal, quedan lienzos de sus murallas, la CasaAbacial con torre fortificada, y la base de la curiosa “Torre

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gorda” circular. En Calvera, el pequeño castillo se alzasobre la rocosa punta de un acantilado.

También desde Benabarre, la carretera hacia el oestepasa por Aler, con adusto palacio fuerte de la baronía de Castro. Ya en la carretera de Huesca a Benasque, queacompaña al curso del río Esera, sobre un risco yacen restos del castillo de Castro, con ermita románica, en térmi-no de la Puebla de Castro. En Graus subsiste parte de lasmurallas, con notable puerta, y sobre el inmediato cerroquedan restos del castillo. Desde esa ciudad, una carreterahacia el noroeste conduce a Pano de Cinca, al pie de unamontaña, que posee un castillo del siglo XI, con torre cilín-drica y ermita románica; y a Troncedo, con otro castillo pri-mitivo de torre pentagonal.

Siguiendo la ruta de Graus a Benasque, un ramal de lacarretera hacia el nordeste conduce a La Puebla de Fan-tova, en cuyo término y en montuoso paraje se alza solita-rio el castillo de Fantova, uno de los más interesantes ymejor conservados del siglo XI, con torre cilíndrica y capi-lla protorrománica. De nuevo en la ruta de Benasque,Perarrúa se significa por el encumbrado castillo de la mis-ma época, también con torre cilíndrica y acompañado poruna ermita modernizada.

En el hermoso valle de Benasque hay casas fuertes contorreón en Eriste, Anciles y en la propia Benasque, donde

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destaca la de Juste, tardogótica, una de las mejores del AltoAragón. Además, sobre un inmediato espolón, yacen losrestos de un fuerte abaluartado de finales del siglo XVI,otro de los varios promovidos por Felipe II y realizadospor su ingeniero Tiburcio Spanocchi.

Desde Benabarre, una carretera en dirección este lleva aTolva y un ramal, por el sur, al deshabitado Fals o Falces,de nuevo con el binomio de castillo con torre cilíndrica eiglesia románica, del que por excepción se conoce la fechafundacional (1062); del lado norte, la ruta se dirige a Luzás,asentada sobre un espolón en cuyo extremo se levantaairosa la esbelta torre del castillo, una de las mejores deplanta pentagonal del tiempo de la Reconquista. Más aleste, Viacamp se sitúa al pie de una meseta con otro casti-llo de la misma época, con una esbelta torre cilíndrica yuna ermita; y torre similar hay en la alejada Mongay.

Ya en la ribera del Noguera-Ribagorzana, Montañanase extiende por las laderas de un cerro coronado por latorre cilíndrica del castillo, próximo a la iglesia románica, yhay también restos de murallas y una torre cuadrada.

En Arén, el encumbrado castillo conserva partes medie-vales y del siglo XVII, cuando se rehizo para fortaleza real;más al norte, en Castarnés, dominando el valle del Baliera,hay un pequeño castillo-palacio del siglo XV, de plantarectangular, con dos torreones en esquinas opuestas.

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HOYA DE HUESCA

La comarca donde se localiza la ciudad de Huesca ocu-pa la zona occidental de la tierra llana oscense, situada alsur de la Jacetania y de las sierras prepirenaicas.

Huesca conserva algunos lienzos de sus murallasmedievales, con una bella torre. En la zona más elevadaqueda, por fortuna, la principal pieza de su antigua fortale-za, que fue palacio de los Reyes de Aragón y cuyo nom-

bre, Zuda, revela supasado musulmán. Setrata de una grandiosatorre del siglo XII, unade las más notables delrománico civil de Espa-ña, con una inusualplanta en forma de he-xágono alargado; se or-ganiza en dos salas su-perpuestas, llamadas,la inferior, “de la Cam-pana” —donde la tradi-ción sitúa la sangrientaleyenda sobre RamiroII el Monje— y la su-perior, “de Doña Pe-tronila”.Planta y alzados del Palacio Real de Huesca

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Siguiendo por la carretera que se dirige al noroeste, un ramal conduce al castillo de Torres-Secas, que constru-yeron los Cortés (siglos XV-XVI). Es típico ejemplo de torrede señorío campestre rodeada por cerca almenada. DesdeLoscorrales, una pista alcanza el solitario castillo de Artaso-na de la Sotonera, que fue mansión de los Gurrea y cuyasruinas, sobre un tozal, se singularizan por su planta trian-gular, con cubos redondeados.

Ayerbe se sitúa al pie de un empinado cerro en el quequedan las ruinas del castillo medieval, con una ermitarománica, y, dentro del caserío, el magnífico palacio de losUrriés (siglo XVI), de estilo gótico-renacentista que ofrecetodavía un aspecto acastillado. Desde Ayerbe, una carrete-ra hacia el norte conduce a Loarre; pero, antes, un ramallleva a Linás de Marcuello, situada al pie de una ampliameseta sobre la cual se extienden las ruinas del castillo deMarcuello, con gran torre del siglo XI —hoy partida ver-ticalmente— y dos ermitas románicas. En la sierra al nor-te de Huesca se conservan las ruinas de los castillos roque-ros de Sabayés, Ordás y Sen, y vestigios del de Bolea.

Loarre es, con diferencia, el castillo medieval más gran-dioso y atractivo de Aragón y el principal del románico enEspaña. Además, se revaloriza por su espectacular asenta-miento, sobre un elevado peñasco integrado en un parajebravío y montaraz. El conjunto, de grandes dimensiones,comprende el castillo-convento propiamente dicho —que

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ocupa todo el rocoso espolón— y un extenso recinto amu-rallado a sus pies, con cubos redondeados y una bellapuerta; en este recinto se ubicaba la primitiva villa de Loa-rre, hoy en el llano. Del castillo descuellan dos torres rec-tangulares muy bien conservadas, llamadas del Homenajey de la Reina, aunque la pieza más artística es la gran capi-lla, de dos plantas, con elevado ábside románico —embe-llecido interiormente por arquerías— y notable cúpula.Mantiene en pie, asimismo, varias salas, la escalinata deacceso, el aljibe y la primitiva capilla. Ofrece la particulari-dad de haber sido, en el siglo XI, castillo-convento decanónigos regulares.

Desde Huesca hacia el este, por la carretera de Barbas-tro, pronto se avista la ingente silueta del castillo de Mon-tearagón, solitario sobre un elevado cerro y que fue también castillo-abadía de canónigos regulares desde sufundación, en el siglo XI. Aunque mucho peor conservadoque Loarre, ofrece un dilatado recinto exterior con torres yencierra una iglesia de dos plantas parcialmente románica.Un ramal conduce a Santa Eulalia la Mayor, con pequeñocastillo del siglo XI sobre un cerro, con torre rectangular.Continuando por la ruta de Barbastro, del castillo palaciode Siétamo, que fue de los Abarca de Bolea, sólo quedanun cubo y un tramo de un muro.

Por una desviación hacia el nordeste se llega a Alqué-zar, atractiva villa medieval, con su caserío desplegado a

Castillo de Loarre al atardecer, al fondo Bolea y plano del conjunto; en pequeño, la fachada oriental (Fotos: L. Mínguez, Archivo CAI y C. Guitart)

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los pies de una peña ocupada por otro singular castillo-abadía de canónigos regulares (siglo XI); sus largas mura-llas almenadas y torreones encierran el conjunto formadopor la notable iglesia tardogótica, el claustro románico y el museo, todo asentado espectacularmente al borde delacantilado. Un pequeño castillo subsiste en Alberuela de Laliena, y hay otros vestigios en Abiego, Azara y Azlor.

Alquézar, en la antigua ruta del Vero (Foto: C. Villarroya, Archivo CAI)

Desde Huesca hacia el sureste, la carretera de Sariñenaconduce primero a Monflorite, que ofrece un singularejemplo de torre de señorío con ventanas góticas (sigloXV); perteneció a los Duques de Villahermosa y hoy se ha rehabilitado para usos culturales. Más adelante se llegaa Piracés, con restos de castillo musulmán. Novales está

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situado sobre una plataforma rocosa donde se levanta elconjunto del castillo-palacio de los Bardají, con notabletorre, y la restaurada iglesia románica. Argavieso poseeotro castillo-palacio que fue de los Gurrea, con patio rena-centista (siglo XVI).

Más adelante, en Salillas, el palacio de señorío de losPomar conserva restos de la fortaleza medieval que lo pre-cedió. El castillo de Gabarda se alza solitario, no lejos deUsón, con partes romanas y musulmanas, mientras que enHuerto quedan vestigios del castillo de los Altarriba sobreel inmediato tozal. Y, por fin, Ballerías, que fue diminutolugar de señorío, con la mansión fortificada de los Foces.

En Alberuela de Tubo quedan restos del castillo medie-val y, en su término, los del castillo de Tubo. Más al sur sesitúa Castejón de Monegros, al pie de un tozal con los ves-tigios del recinto del castillo, que encierran una notableermita románico-gótica.

De regreso a Monflorite, la carretera de Pertusa conducea Blecua, con una curiosa ermita-castillo románica, y aAntillón, que conserva parte de la que fue su murallamedieval.

Al sur de Huesca, una carretera lleva a Albero Bajo, conun sobrio castillo-palacio que fue de los Só y Castro; y a Grañén, cuya encumbrada iglesia gótico-renacentista conserva la torre del castillo de los López de Gurrea. Otra

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carretera lleva de Huesca a Sangarrén, con el palacio fuertede los Gurrea, algo desfigurado; y a Barbués, con un interesante castillo-palacio gótico de planta pentagonal queperteneció a los Alagón-Arborea, de exterior sobrio y bienconservado.

Finalmente, en la ruta de Huesca a Zaragoza se localizaAlmudévar, protegida por el amplio castillo llamado de la Corona, con una gran torre del homenaje rectangular a la que se adhiere la arruinada iglesia protogótica; quedaen pie la ermita tardogótica. En los alrededores del embal-se de La Sotonera se alza, sobre un tozal, el arruinado cas-tillo de Tormos, con torre de los siglos XI-XII.

LLANURAS DEL CINCA Y LA LITERA

La zona sureste de la provincia oscense es mayormentellana y se extiende al sur de las sierras exteriores del Prepi-rineo.

Monzón se sitúa al pie del pelado cerro que ocupa ínte-gramente otro de los importantes castillos-convento de latierra llana oscense que se fundaron en los siglos XI y XII.Fue levantado por los Caballeros de la Orden Militar delTemple como sede de Encomienda, sobre restos de épocamusulmana. Desde el siglo XIV se integró en la Orden delHospital de San Juan de Jerusalén (caballeros sanjuanistasu hospitalarios). El castillo conserva en su interior los edifi-

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cios románico-gó-ticos de la capilla, laSala de los Caballe-ros y la torre prin-cipal, singularizadapor su aparejo dis-puesto en espina de pez. El recintoamurallado exteriorse reconstruyó enlos siglos XVII-XVIII,a causa de las gue-rras con Cataluña;posee grandes ba-luartes adecuadospara la artillería, porlo que su uso mi-litar ha perduradohasta el siglo XX.

Desde Barbastro (que no conserva su antigua fortalezamedieval), una carretera hacia el suroeste conduce a Per-misán, con un insólito palacio fuerte del siglo XVI que eri-gieron los Altarriba y en los que son singulares sus huecospara la artillería; como en tantos otros casos, le acompañala iglesia, aquí gótico-renacentista. Cerca de Berbegal seencuentra el castillo de Gramapán; y en Laperdiguera, laiglesia gótica se sitúa dentro del recinto amurallado.

Castillo de Monzón y su planta (según C. Guitart)

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Desde Barbastro, otro ramal de la carretera hacia elnoroeste lleva a Castillazuelo, cuyo caserío está dominadopor el arruinado castillo-palacio de los Alagón-Espés, deforma cuadrangular. En Huerta de Vero se alza una atalayadefensiva; y en la cercana Salas Altas se puede admirar unencumbrado santuario fortificado.

Desde Monzón hacia el nordeste se llega a Peralta deCalasanz, asentada al pie de un elevado cerro, con el casti-llo de Momegastre (siglos XI-XII) formado por una torre,un recinto amurallado y una ermita. Menos restos conservael cercano de Calasanz, sobre alargada peña, con rebajadatorre y ermita románica. En esta zona de la Alta Litera seencuentran los castillos de Pilzán —colgado sobre unaladera, con torre cilíndrica del siglo XI— y Purroy de la Solana, muy mutilado. Desde Monzón, por la carretera de Lérida, un ramal conduce a Binaced, en cuyo términose alzan las ruinas del castillo de Carboneras o de La Mora.

Del gran castillo de origen musulmán de Tamarite deLitera, que ocupa alargado cerro, queda una elevada torreque se singulariza por su planta en forma de pezuña de caballo. Hacia el norte se halla Baells, con el artísticopalacio fuerte del señorío de los Desvalls (siglo XVI), que posee una torre fuerte y fachada de gran prestancia.Desde aquí, se llega al pintoresco Baldellou, asentado alborde de un acantilado rocoso donde se levanta la impor-tante torre de señorío, gótica, de los Condes de Robres

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(siglo XV). También desde Baells se llega a Estopiñán, alpie de una meseta con un destacado castillo de forma alar-gada y con cubos; y a la deshabitada Finestras, con solita-rio castillo compuesto por una larga muralla y una torre.

Desde Monzón, la carretera que flanquea el Cinca porsu margen occidental pasa por Conchel. Allí se alza el cas-tillo que fue de los obispos de Lérida, con su arruinadatorre y huecos adecuados para la artillería (siglo XVI). En Albalate de Cinca se conserva, en la plaza mayor, unpalacio del siglo XVII con la hermosa torre gótica (del XV)del señorío de los Espés, conjunto que ha sido rehabilitadopara usos culturales.

Descendiendo por la ribera baja del Cinca, un encum-brado castillo domina Ballobar, próximo a una ermita convestigios románicos; y aguas abajo, en Zaidín, quedan res-tos del que fue castillo-palacio de los Bardají, en talud flan-queado por dos bucos o aberturas.

Cerca ya de Fraga, la torre rectangular denominada“Pilaret de Santa Quiteria”. Y entre los límites municipalesde Fraga y de Torrente, la llamada Torre de los Frailes,restaurada, también rectangular, gótica, que fue señoríocampestre de la Orden Militar de San Juan (siglo XV). En ellímite sur de la provincia, en Torrente de Cinca y sobre uncerro, quedan las ruinas de un importante castillo de ori-gen musulmán, que después perteneció a la misma Orden.

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CINCO VILLAS

Es, probablemente, la comarca mejor delimitada ycon mayor personalidad de la provincia de Zarago-za, quizá por hallarse enmarcada entre Navarra,

al oeste, y la provincia de Huesca, al este, y estar situadaenteramente al norte del Ebro. Las guerras de la Recon-quista y, después, los conflictos con el Reino de Nava-rra determinaron su gran abundancia en castillos, en gene-ral de buena calidad.

Ejea de los Caballeros es la cabecera comarcal. De sufortaleza de origen musulmán, llamada la Zuda, en la villaalta sólo queda con aire militar el ábside poligonal de lahermosa iglesia románica de Santa María. En la villa baja selevanta la magnífica iglesia de El Salvador, también románi-ca (siglo XIII), tal vez el mejor ejemplar de iglesia fortifica-da de Aragón, con defensas sobre su nave y una de las dostorres con espectacular remate reforzado.

Siguiendo hacia el norte la carretera de Sos, un desvíohacia el oeste conduce hasta El Bayo, de cuyo castillo de laCorona, fronterizo, quedan dos torres cilíndricas. Otro des-vío hacia el este lleva a Biota, al pie de una meseta sobrela que se recorta la notable torre del castillo, a la que se

PROVINCIA DE ZARAGOZA

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añadió en el siglo XVIII el palacio barroco de los Vizcon-des de Biota. En Malpica de Arba quedan partes del castillosobre un tozal.

Sádaba ofrece uno de los castillos más sugestivos deAragón, erigido en el siglo XIII sobre una inmediata colina,que destaca entre los de su época por su planta geométri-ca, rectangular, con muros de altura uniforme de los quedescuellan seis torres también rectangulares, una en cadaángulo más dos en los lados mayores. Ofrece interesantes

Castillo de Sádaba (Foto: José Quero, Archivo IFC)

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detalles artísticos de estilo protogótico, más la puerta enrecodo, la capilla y varias salas. Hacia el norte se encuentraLayana, al pie del castillo y la iglesia románicos.

Uncastillo posee otro de los conjuntos fortificados másinteresantes de Aragón, que complementa la notoria rique-za artístico-monumental de la villa. Su hermoso caserío,bien conservado, se extiende por las faldas de una mesetade abruptas laderas sobre cuyos bordes se levantó elextenso recinto exterior del castillo, con elevada torre mili-tar; en el interior conserva en ruinas el palacete gótico, conbóvedas de crucería, chimenea y torrecilla octogonal parala escalera (siglo XIV). Además, la defensa se completabacon las espectaculares torres fortificadas de las iglesiasrománicas de Santa María y San Martín.

Uncastillo, una silueta medieval (Foto: C. Guitart)

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Luesia se emplaza bajo una alargada peña ocupadaíntegramente por un castillo de la Reconquista (siglo XI),con torre pentagonal e iglesia románica a sus pies. Uncamino alcanza el solitario castillo de Sibirana, de la mis-ma época, con dos esbeltas torres encaramadas sobre unaenhiesta roca que forman una bella estampa. Biel ofrece elmejor ejemplo de la gran torre-residencia (el donjon de lacastellología francesa); rectangular, de grandiosas dimen-siones y también del siglo XI, tiene a sus pies la iglesiaparroquial, reconstruida en el siglo XVI. Ambos edificioscomponen un espléndido y evocador conjunto. Cerca de Fuencalderas se encuentran los vestigios del castillo deLiso, con una iglesia medieval.

Regresando a Sádaba y siguiendo la carretera de Sos,Castiliscar se extiende al pie de un castillo que pertenecióa la Orden Militar de San Juan y en el que destaca unatorre que contiene imágenes románicas de un Calvario. Unramal de la carretera lleva a Sofuentes, cuya torre defensivaofrece sillares romanos con relieves; y por una pista puedellegarse al espectacular castillo de Peña, hoy navarro, peroantaño de dominio aragonés.

Sos del Rey Católico es otro de los lugares aragonesesde estampa enteramente medieval, a lo que contribuye suposición sobre un elevado espolón y las importantes pie-zas de su recinto de murallas con varias puertas, una deellas bajo torre elevada. En la cota superior se alza el

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primitivo castillo del siglo XII, con pequeño recinto yesbelta torre, a cuyos pies se sitúa la iglesia parroquialrománica, según el tradicional “binomio” castillo-iglesia.Por la ruta de Sangüesa, muy próximo a la frontera navarrase localiza el castillo de Añués, con una torre cuadrada.

Desde Sos, por la carretera de Jaca hacia el nordeste, sellega a Navardún, cuyo castillo destaca de forma espec-tacular al borde de un espolón que domina el lugar, con latorre que es, junto con la de Biel, la más grandiosa de lasCinco Villas: rectangular, con ventanas góticas que revelansu construcción en los siglos XIV-XV, perteneció, para sor-presa del viajero, a los obispos de Pamplona. Un ramal

Castillo y caserío de Biel (Foto: C. Guitart)

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hacia el sureste conduce hastael solitario castillo de Roita, o Rueyta, erigido sobre una pe-ña; con dos torres y una salagótica (siglo XIV), ofrece ciertoaspecto palaciego, llamati-vo en tan encumbrado asen-tamiento. En Gordún, unatorre protegía el lugar y lamansión de sus señores, losduques de Villahermosa.

De nuevo en la ruta de Jaca,y ya en la cuenca del río Ara-gón, la abandonada Ruesta sealza sobre una meseta, encuyo borde están las ruinas desu importante castillo; levanta-do en el siglo XIII por la posición fronteriza del lugar, suestructura es similar a la conservada en Sádaba, con torresy planta pentagonal, aunque se halla parcialmente mutila-do. En la ruta de Pamplona, la también abandonada Tier-mas conserva restos de su antigua condición de villa fuertefronteriza, con una torre-puerta. Sigüés mantiene la torrede señorío de los Pomar, tardogótica.

De regreso a Ejea, una carretera hacia el este conduce aErla, y poco antes se avista el castillo de Santías, típico

Torre de Navardún (Foto: C. Guitart)

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campestre con alta torre; en tanto que el cercano de Paúlesestá muy reconstruido en tiempos recientes. Erla ofrece suprimitivo castillo sobre la inmediata colina y la grandiosatorre del señorío de los Luna y López de Gurrea dentro del caserío: aquél yace arruinado, salvo la ermita protogóti-ca de la Virgen de la Corona, mientras que la segunda es notable ejemplo de su tipo, con bóvedas y ventanasgóticas (siglo XV), sirviendo de campanario a la contiguaiglesia.

Luna conserva piezas de su antigua muralla, con unmuro y una torre del palacio fuerte de los Condes de Luna.En su término se encuentran la esbelta torre del castillo deObano, del tiempo de la repoblación (finales del siglo XI);el castillo de Villaverde, con ancha torre de señorío cam-pestre precedida por recinto murado (siglo XIV); el arrui-nado de Ispaniés y el mejor conservado de Yéquera oYecra —con mejor acceso desde Lacorvilla—, de historiamuy ignorada. Sus bellas torre y salas góticas formaronparte de un lugar hoy despoblado, que contiene ademásuna ermita románica.

Cerca de Ardisa y en una llanura ribereña del Gállegose encuentra el hermoso castillo-palacio campestre deBallesta, que fue de los Gurrea y hoy sigue habitado. Tar-dogótico, está rodeado por una cerca, provista de huecospara cañones; del centro del palacio emerge una esbeltatorre más antigua, de finales del siglo XI.

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Finalmente, junto a la carretera de Ejea a Castejón deValdejasa se alza el encumbrado castillo de Sora, dominan-do desde la montaña de su nombre la llanura del Ebro; tie-ne una amplia superficie y fue reconstruido en el siglo XVIpor los duques de Villahermosa, que le añadieron unagrandiosa torre con ventanas renacentistas.

SOMONTANO DEL MONCAYO

Tarazona es la ciudad principal de esta comarca, cuyocasco antiguo aparece encaramado a un espolón sobre elque subsisten lienzos de la antigua cerca, con dos puertasy un gran torreón. El castillo-palacio de la Zuda, de origenmusulmán, rehecho por los obispos de la ciudad en épocarenacentista, guarda sólo partes medievales en la base, conuna puerta gótica de arco apuntado.

Al norte de Tarazona se reconocen el castillo de Nova-llas, hoy rehecho para Ayuntamiento; el de los Calvillo enMalón, muy arruinado; el de Vierlas, con curioso subterrá-neo; y en mejor estado el de Samanes, cerca de Cunchillos,en forma de voluminosa torre que fue de los obispos turia-sonenses. Al sur de Tarazona, Grisel conserva el castillo-palacio del cabildo de esa ciudad, tardogótico y con facha-da palaciega de piedra (siglo XV), hoy rehabilitado. Aloeste de Tarazona, sólo queda del castillo de Torrellas sutorre, junto a la iglesia. Y al sur, Lituénigo conserva un

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palacio fortificado con dos torres que flanquean una nota-ble fachada de los siglos XV-XVI.

Por la carretera de Ta-razona a Zaragoza, un ra-mal conduce a Vera deMoncayo, que posee unpequeño castillo fronteri-zo con recinto y torre.Próxima se encuentra lalocalidad de Trasmoz, al pie de una redondeadaloma, con el castillo másimportante de esta zona

fronteriza (siglos XIII-XIV), formado por un gran recintoamurallado con torreones rectangulares, uno de los cualescontiene la puerta con el paso en recodo; en su interior sealza una torre más antigua.

Desde Vera, otra carretera pasa por el monasterio cister-ciense de Veruela, que se menciona por estar rodeado deun extenso muro (unos 1.000 m de perímetro) añadido enel siglo XVI, muy bien conservado, lo cual convierte almonasterio en el monumento defensivo más importante dela comarca. El recinto dispone, además, de varios torreonesredondeados y se remata con almenas; es también destaca-ble el formidable ingreso en forma de torre-puerta, prece-dido por una espectacular barbacana.

Trasmoz (Foto: C. Guitart)

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Hacia el sur se encuentra Alcalá de Moncayo, que con-serva un gran cubo en su encumbrada muralla. Añón, porsu parte, ofrece una típica estampa medieval con su case-río encaramado a una loma, en cuya cumbre se levanta denuevo la emblemática pareja del castillo y la iglesia; el pri-mero, mansión fuerte de los comendadores de la OrdenMilitar de San Juan, es de planta rectangular, con cincotorreones de igual forma y patio central (siglo XIV). Lacontigua iglesia es protogótica, con portada románica.

De nuevo en la carretera de Tarazona a Zaragoza, Bul-buente conserva el palacio renacentista del señorío de losabades de Veruela, ligado a una robusta torre medievalmás antigua. Un desvío hacia el sur pasa por Ambel, consu grandioso palacio acastillado de los Comendadores dela Orden de San Juan, del siglo XVI, con una torre en cadaángulo. El camino termina en Talamantes, al pie de un cas-tillo encumbrado sobre una peña, con torre cuadrada.

Borja se extiende por las laderas de una extensa muelaque ofrece restos del que fue gran castillo de la Zuda, deorigen musulmán, con vestigios de diversas épocas, inclu-so romanas. En Magallón, la torre de la encumbrada iglesiaparroquial renacentista formó parte del castillo medieval.En sus alrededores se sitúa la arruinada granja de MuzaAlcoraz, que perteneció a los monjes de Veruela. En Albe-rite de San Juan queda un lienzo del castillo sanjuanistajunto a la iglesia; y en Agón, la torre de señorío de losXiménez de Cerdán, rectangular y de sobrio exterior.

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LLANURA DEL EBRO

Esta comarca, en el centro geográfico de Aragón, com-prende la Ribera del Ebro, llanura que se prolonga hacia elnorte y el sur por las riberas bajas de los ríos Gállego, Jalóny Huerva.

Zaragoza, capital del valle, conserva algunos lienzos dela primitiva muralla romana, construida en piedra y convarios cubos redondeados; además, pervive un tramo de lamuralla medieval de ladrillo.

El monumento defensivo más importante de la ciudades, con diferencia, el castillo-palacio de La Aljafería, levan-tado en el siglo XI por los Banu Hud, reyes musulmanesde Zaragoza. Está protegido por un recinto amurallado deplanta rectangular, reforzado por torreones exterioresredondeados, salvo el mayor, llamado del Trovador: éstedestaca en altura y es rectangular, de grandes dimensionesy se organiza en varias plantas. A finales del siglo XVI, Feli-pe II ordenó adecuar el castillo para las nuevas armas deartillería, y su ingeniero Tiburcio Spanocchi añadió unamagnífica barrera en talud con baluartes pentagonales enlos ángulos, un amplio foso —recientemente reintegrado—y, probablemente, fue él quien ordenó rebajar la altura delas torres de los ángulos para favorecer el acceso de la arti-llería. Dentro del recinto amurallado se sitúa el PalacioReal, con partes musulmanas y cristianas, mudéjares y tardogóticas, más las modernas. Ha sido rehabilitado para

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sede de las Cortes de Aragón (en la zona no monumental)y usos culturales.

En las afueras de Zaragoza, cerca de Juslibol se encuen-tra el castillo de Miranda, con ruinas de tapial (siglos XIII-XIV). Dentro de la ciudad (Plaza de San Felipe) destaca la torre-vivienda gótica de los Cerdán de Escatrón (sigloXV), conocida como “Fortea” y rehabilitada por el Ayun-tamiento.

En la ruta de Zaragoza a Tudela, un desvío hacia el nor-te termina en Torres de Berrellén, junto al Ebro, en cuyaorilla izquierda se recortan, sobre grises acantilados, lasruinas de El Castellar, con castillo de tapial del siglo XI deplanta irregular. En Pinseque, el palacio fuerte del señoríode los Ximénez de Cerdán (siglo XV) es de mucho empa-que, con gran fachada flanqueada por dos torreones y baseen talud. Ha sido rehabilitado para usos culturales.

Al norte de Alagón, en la margen izquierda del Ebro,quedan vestigios del castillo de Pola, con una ermitamudéjar en ruinas. En Pedrola, el vasto palacio de losDuques de Villahermosa encierra en su jardín la primitivatorre de señorío de los López de Gurrea (siglo XV). Muy cerca, Alcalá de Ebro conserva un notable fragmentodel castillo musulmán, junto al río, con una disposición desus sillares en vertical, típica de los siglos X-XI y deno-minada “a tizón”. En Novillas subsiste un fortín fusilero del siglo XIX.

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Cerca de Alagón, hacia el suroeste, la carretera que flan-quea el Jalón lleva a Pleitas y a su bella torre de señorío delos López de Villanueva (siglo XV), de ladrillo, con venta-nas apuntadas y hoy parcialmente desmochada. Al sur, cer-ca de Bardallur, se ven las ruinas del castillo musulmán deTurbena, de tapial, y otro de la misma época yace en Urreade Jalón. Algo más se conserva del de Rueda de Jalón, degran superficie, asentado sobre un espectacular peñasco yque destacó en las guerras entre cristianos y musulmanesde los siglos X y XI.

En Épila queda una torre de la muralla de la villa, cabe-cera de los dominios de los Ximénez de Urrea, a quienesperteneció la torre de señorío de Salillas de Jalón, rec-tangular, de tapial y ladrillo (siglo XV). En Calatorao, al borde de una meseta, ofrece gran espectacularidad el conjunto de la iglesia y el palacio fuerte del señorío de los priores del Pilar de Zaragoza, uno de los mejores edifi-cios en ladrillo, con galería y patio columnado (siglos XV-XVI). En Ricla, el mutilado castillo de los López deLuna yace sobre el cerro inmediato.

En la ribera del Huerva se localizan varios castillos detapial: el de Cuarte de Huerva, con una torre con puertaapuntada; el de Cadrete, en mejor estado, con airosa torre;y el de María de Huerva, más arrasado, de origen musul-mán (siglo X). El de Mozota fue palacio fuerte del seño-río de los Coscón (siglo XV); rectangular, de ladrillo, se

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encuentra ligado mediante un arco a la antigua iglesiaparroquial, integrando el tradicional binomio repetidamen-te citado. Y el de Muel, de los López de Luna, yace arrasa-do —aunque conserva troneras—, dominando el frondosoparaje de la cascada del Huerva; en la lejanía se recorta laatalaya de Don Artal.

En la ribera baja del Ebro, por su margen meridional, sesitúan los arruinados castillos de Rodén, con una iglesia, y Matamala (entre Quinto y Gelsa), con torre de tapial yermita. En la margen septentrional, Alfajarín se extiendebajo un agrio acantilado donde yacen las ruinas de un grancastillo de origen musulmán, con muros y torreones detapial, uno de ellos pentagonal, que en el siglo XIV fuemansión de los Cornel; le acompaña, a corta distancia, un santuario del siglo XVI. Al este, en Osera, queda untorreón del castillo de los Funes-Villalpando. Un poco másal norte, cerca de Farlete, en el agreste paraje de la Sierrade Alcubierre, se alza solitaria la llamada “Torraza”; deignorada historia y grandes dimensiones, rectangular y hecha de buena piedra. Más adelante, en La Almolda,hay vestigios de su castillo de tapial.

TIERRA BAJA O BAJO ARAGÓN DE ZARAGOZA

Forma parte del Bajo Aragón, la zona del viejo reinosituada a menor altura, que se extiende entre las provinciasde Zaragoza y Teruel.

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Caspe es la cabecerade la parte zaragozana ypuede enorgullecerse decontener dos importan-tes castillos, de épocas y estilos muy diferentes,pues uno es medieval yotro del siglo XIX.

El primero, en la zonaalta del caserío, fue resi-dencia de los comenda-

dores de la Orden Militar de San Juan y se le llama castillodel Bailío o del Compromiso, pues en él se reunieron en1412 los delegados de Aragón, Cataluña y Valencia que eli-gieron rey de Aragón a Fernando I. De planta cuadrilátera,sin patio central, se encuentra bastante mutilado, aunqueconserva detalles góticos; forma conjunto monumental conla inmediata colegiata gótica de Santa María la Mayor.

El segundo castillo, la Torre de Salamanca, se alza sobreun inmediato altozano y fue construido en 1874, durante la III Guerra Carlista; recibe su nombre del general que laconstruyó. Es un artístico ejemplo de fuerte fusilero. Está formado por una gran torre rectangular central, rodea-da por un singular recinto amurallado con cuerpos salien-tes a cada lado rematados en semicírculo y embellecidopor numerosas aspilleras. Hoy es Museo de Heráldica.

Torre de Salamanca, Caspe (Foto: C. Guitart)

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Al oeste de Caspe, muy próximo a Sástago se encuentrael castillo medieval de La Palma, de gran prestancia, sobreun elevado cerro que domina el Ebro y cuya forma sigue laplanta alargada y estrecha del edificio. Es de tapial, contorreones cuadrados (siglos XII-XIII), y contiene una ermi-ta. El arruinado castillo de Alborge es también de tapial yfue erigido en 1165.

Hay en la comarca varias torres fusileras del siglo XIX:las de Chiprana y Escatrón, otra cerca de Sástago y el llamado “Fortín”, que domina Alforque desde un acantila-do, con torre rodeada por un recinto de murallas concubos. En La Zaida subsiste, junto a la iglesia, el alteradopalacio fuerte del señorío de los Ximénez de Cerdán(siglos XV-XVI).

Al este de Caspe se localizan otros castillos. El de Mae-lla domina la villa desde una colina y está formado pordos amplios recintos de murallas con cubos; en lo alto, elarruinado palacio fuerte del señorío de los Pérez de Alma-zán: de comienzos del siglo XVI, presenta una traza prácti-camente cuadrada, fachada gótica y patio central con unabellísima portada del mismo estilo. Dentro de la villa, laTorre del Reloj tiene cuerpo bajo fortificado. También forti-ficada es la bella iglesia de Fabara, gótica (siglo XIV-XV);de su antiguo castillo sólo queda un fragmento. En Nonas-pe domina la villa el palacio fuerte de los caballeros san-juanistas, rehabilitado para uso cultural; cuadrangular,

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sin torreones, presenta elementos góticos. En su términoestá el fuerte fusilero decimonónico llamado “Castillet deFayó”. El pequeño castillo roquero de Fayón, medieval ymoderno, surge sobre un enhiesto peñasco que dominabael pueblo antiguo, hoy bajo las aguas de un embalse delEbro: se reduce a una torre y un breve recinto amurallado.

El castillo-palaciode Mequinenza esuno de los más nota-bles y grandiososdel gótico en Aragón(siglo XIV); se asien-ta, solitario, en loalto de una mesetamuy elevada, domi-nando la confluenciade los ríos Ebro ySegre. Erigido porlos Moncada, seño-res de la baronía de

Mequinenza, es de gran empaque, de planta poligonal ycon un elevado muro robustecido por seis torreones rec-tangulares más uno pentagonal, con notables salas en tor-no al patio central, una de cuyas alas está porticada. Su usomilitar llegó hasta el siglo XX, por lo que se le añadieronfortificaciones para armas de fuego. Hoy, muy bien rehabi-litado por ENHER, es residencia privada de esa empresa.

Castillo de Mequinenza tras la restauración (Foto: Archivo IFC)

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COMUNIDAD DE CALATAYUD

De un modo amplio, la antigua Comunidad de Calata-yud comprende la cuenca media y alta del Jalón, de suelobastante montañoso, con varios afluentes cuyas riberas sehallan flanqueadas por las sierras del Sistema Ibérico. Des-taca en los abundantes castillos de la zona (una de lascomarcas aragonesas con mayor número de fortalezas) lapreponderancia del ladrillo y el tapial y el predominio delarte mudéjar.

Calatayud, la cabecera comarcal, ofrece un adusto peromuy singular conjunto fortificado sobre las montañas querodean la ciudad, con larguísimas murallas hechas de grisá-ceo tapial que re-montan espectacular-mente las pendientesy unen los cinco cas-tillos que antigua-mente defendían elcaserío: Mayor o deAyub, Torre Mocha,Doña Martina, delReloj —o Real— y elmuy mutilado de laPeña. Es una excep-cional muestra defortificación musul- Plano de las fortificaciones de Calatayud

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mana (siglos IX-XI), probablemente la más antigua de Aragón. Destacan por su importancia el castillo Mayor, con dos recintos y dos curiosas torres octogonales, y el de Torre Mocha.

Curso abajo del Jalón, Saviñán conserva sobre una cer-cana loma la llamada “Torre de las Encantadas”, rectangu-lar y de tapial, cuyo nombre procede de la leyenda de treshijas de un moro que las encerró allí por haberse enamora-do de caballeros cristianos. Morés yace bajo un cerro conlas ruinas de un castillo de tapial; y otro muy pequeño hayen Villanueva de Jalón. El de Chodes se alza, muy alejado,sobre un alto acantilado que vigila el desfiladero por don-de discurre el Jalón.

El castillo de Arándiga es uno de los mejor conservadosde entre los que mezclan tapial y mampostería. Posee trestorreones rectangulares y se alza sobre un peñasco quedomina el lugar (siglo XIV). Aquí empieza la ribera delIsuela, flanqueada por sierras. El castillo de Mesones de Isuela, obra de los Fernández de Luna (siglo XIV), esuno de los más genuinos y grandiosos castillos-palacio de señorío de Aragón: de imponente exterior, consta de un robusto recinto de murallas rectangular, singular en la comarca por ser de buena piedra sillar y de arte gótico;el recinto, reforzado con seis torreones cilíndricos, cuentacon varias salas góticas, una de las cuales, con función de capilla, presenta una hermosa techumbre mudéjar. El

Castillo de Mesones de Isuela (Foto: Archivo IFC)

Arándiga y su castillo en los años sesenta (Foto: Jorge Avellanas, Archivo IFC)

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señorío pasó a los Ximénez de Urrea. El castillo que domi-na Tierga yace arruinado y muy mutilado.

De regreso a Morés, la cercana Sestrica contiene una ori-ginal torre de señorío, también de los Fernández de Luna ydespués de los Urrea, hecha de mampostería, con ventanasde ladrillo y con dos aristas curiosamente redondeadas(siglo XIV).

En la ribera del Aran-da, y también flanquea-dos por sierras, hay trescastillos, siendo el másgrandioso el de Illueca,levantado por los Martí-nez de Luna (siglo XIV)y en el que nació elcélebre Papa Luna, Be-nedicto XIII, el miembro

más ilustre de esa familia. El castillo-palacio domina la villadesde un largo espolón, es de planta rectangular alargaday su estructura fue modificada en los siglos XVI y XVII; esuna gran mansión mudejarizante, de mampostería, congalerías de ladrillo y singular portada tardorrenacentistaentre dos torreones redondeados. Ante la fachada principalse añadió una insólita barrera defensiva flanqueada porsendos baluartes pentagonales; en el interior conservavarias techumbres mudéjares y un patio columnado.

Castillo de Illueca (Foto: P. J. Fatás)

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En las proximidades de Illueca está el castillo de Jar-que, levantado por los Fernández de Luna (siglo XIV) yque ofrece una singular fisonomía de estilo mudéjar. Cons-truido con mampostería, presenta forma casi cuadrada, condos torreones redondeados, rematados por almenas pun-tiagudas. El castillo de Aranda de Moncayo (siglo XIII)defendió la frontera con Castilla y conserva un muro conalmenas piramidales y una torre. Finalmente, también enesta zona se alza la torre de Oseja.

Castillo de Jarque (Foto: Archivo IFC)

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En Calatayud nace la ribera del Ribota, igualmente vigi-lada por sierras. Torralba de Ribota posee una torre de pie-dra blanca, en tanto que en la hermosa iglesia múdejar seadvierte su antigua función defensiva en el camino de ron-da que discurre sobre las capillas laterales. Cervera de laCañada ofrece vestigios del castillo ovalado y queda en piela artística iglesia mudéjar. En las cercanías se encuentraAniñón, donde hay un arco almenado; Villarroya de LaSierra guarda un curioso conjunto fortificado, con dos cas-tillos —uno con bella torre— ligados por murallas horada-das por una interesante torre-puerta; todo el conjunto estáhecho con rojiza mampostería y ladrillo de aspecto mude-jarizante. Malanquilla y Orcajo conservan sendas torresdefensivas cilíndricas.

Desde Calatayud hacia Madrid y aguas arriba del Jalón,se encuentra Terrer, con un arruinado castillo de tapial. Elde Ateca ocupa un espolón, es bastante extenso y conser-va muros medievales y del siglo XIX, con aspilleras; desta-can la mudéjar torre del reloj y una gran torre-puerta. Ade-más, de la muralla de la villa pervive una torre-puertamedieval.

En Ateca comienza la ribera del Manubles, tambiéndemarcado por sierras, con castillos de las guerras entreAragón y Castilla: el de Moros, muy encumbrado y destro-zado; el de Torrijo de La Cañada, sobre una loma, conalmenas piramidales, más una torre-puerta en la villa; el

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grandioso de Bijuesca, al borde un acantilado, con tresrecintos, una notable torre-puerta con el paso en recodo yuna ermita con torre fortificada; y el de Berdejo, en típicaposición roquera, con una torre y recinto adaptado al redu-cido terreno.

De nuevo en Ateca, y por la ruta de Madrid, Alhama deAragón aparece vigilada por una torre con bello rematefortificado sobre el inmediato cerro, acompañada por un muro. En las proximidades se localiza Godojos, bajo unpequeño castillo señorial revalorizado por la hermosa torreque levantaron los Heredia (siglo XV), con ventanas góti-cas. En la misma ruta, el castillo-palacio de Cetina, que fuede los Liñán (siglo XIV-XV), posee una estructura alargada,provista de una torre en cada extremo, una barrera querefuerza la defensa y, además, un oratorio mudéjar. Undesvío hacia el norte lleva a Embid de Ariza, con un casti-llo fronterizo que es, tal vez, el de posición roquera másgenuina en Aragón. En Ariza, la extensa fortaleza, bordean-do una meseta, yace muy destrozada. En cambio, la deMonreal de Ariza, también de frontera, conserva sus tresrecintos de tapial, con torre pentagonal y una iglesia romá-nica, que integran un espectacular conjunto sobre unextenso cerro (siglos XII-XIII). Poco queda del castillejo deTorrehermosa, junto a la raya fronteriza.

Por la vertiente sur del Jalón, desde Cetina, se alcanzaSisamón, con murallas y un pequeño castillo con gran

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torre, que perteneció a los Fernández de Heredia. DesdeAteca, la ribera del Piedra ofrece los vestigios de los casti-llos de Castejón de Las Armas y de Somed, cerca de Care-nas. Nuévalos, encaramada sobre un peñasco, contienerestos de un castillo, más una airosa torre en la punta delespolón, acompañada por un estrecho recinto murado. Elmonasterio cisterciense de Piedra conserva largas murallasmedievales y una gran torre-puerta.

En las proximidades, el castillo de Monterde se alza enruinas sobre una colina, con torre y ermita; el fronterizo deCampillo de Aragón, con torre cuadrada, situado junto a laiglesia, fue de la Orden Militar de San Juan; y del de Cim-balla, también junto a la frontera, queda una pared de lagran torre. En la ribera del Mesa se encuentran Ibdes, donde la torre del primitivo castillo acompaña a la encum-brada iglesia tardogótica, y Calmarza, colgada sobre unespolón, con la gran torre de señorío de los Palafox, rectangular y con detalles góticos (siglo XV). En La Vilue-ña, el castillo de tapial, junto a la iglesia gótica, se adapta a la superficie de un espolón.

Al sureste de Calatayud, en la ribera del Perejiles, selocaliza el castillo de Belmonte de Gracián, extensorecinto-refugio de tapial con una ermita, más dos torressobre cerros; dentro de la villa hay un importante palaciofortificado de desconocida historia. Siguiendo el río seencuentran los castillos de Mara, que yace muy destrozado;

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Ruesca, que contiene una torre rectangular; y Miedes, conla bella torre gótica del reloj en el centro urbano, construi-da en piedra y con un soberbio remate fortificado, puesejercía la función de atalaya defensiva (siglo XV). Más aleste, Tobed conserva un castillo en sus alrededores.

COMUNIDAD DE DAROCA

La parte suroeste de la provincia de Zaragoza formó,desde el siglo XII, la Comunidad de Daroca, que anta-ño comprendía también un extenso territorio inmediato,incluido hoy en la provincia de Teruel.

Daroca está rodeada por un conjunto fortificado medie-val, probablemente el más notable y espectacular de Ara-gón, con larguísimas murallas reforzadas por numerosostorreones que remontan audazmente los elevados cerrosque rodean la ciudad. El conjunto está hecho sobre todode tapial, salvo algunas torres de piedra que presentanbellos remates fortificados. Destacan entre éstas las dosque flanquean la monumental Puerta Baja (siglo XV), quizála más bella de Aragón. Se conservan, además, otras tres puertas. En la parte alta, y ligados por las murallas, sesitúan el castillo Mayor, de grandes dimensiones, origina-riamente musulmán pero que hoy muestra obras de diver-sas épocas (incluido un muro aspillerado del siglo XIX), yel de San Cristóbal, mucho más pequeño, con una esbeltatorre. Hubo un tercero sobre el cerro de San Jorge.

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Al suroeste de Daroca,en la cuenca de la Lagunade Gallocanta, se localizanlos castillos de Santed, típi-ca posición fronteriza delsiglo XIV, de planta cuadri-látera con un torreón encada ángulo; el de Berrue-co, en ruinas sobre unapeña; el de Torralba de LosFrailes, en llano, que ofre-ce una gran torre troncopi-ramidal de mampostería(siglo XIV) y que incluía lacontigua iglesia que perte-neció a la Orden Militar del

Santo Sepulcro; y el de Cubel, que comprendía la inmedia-ta iglesia y que conserva una robusta torre rectangular lla-mada popularmente “La Atalaya”.

En la ribera del Jiloca, tomando el camino de Calatayud,Villafeliche se sitúa al pie de un elevado cerro con el típi-co castillo mudejarizante de ladrillo y tapial; forma un cua-drilátero con torreones, perteneció a los Azagra y ha sidorecientemente reintegrado. En Montón subsisten dos torreo-nes y un arco de la muralla. Más adelante, en Morata deJiloca, quedan restos del castillo-refugio sobre el inmediatoaltozano. Y en Maluenda, que en el siglo X fue escenario

Puerta Baja de Daroca (Foto: Archivo IFC)

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de una campaña delcalifa Abderramán III, se conservan las ruinasde un arrogante casti-llo musulmán de ta-pial, sobre un alargadocerro y conelevada to-rre, más una curiosatorre independiente enel llano. El de Paracue-llos de Jiloca, tambiénde origen musulmán,yace mutilado sobre lacolina con la iglesia asu lado.

Al este de Daroca se encuentra Anento, con su pequeñocastillo sobre una pintoresca roca, jalonado por torreonesprovistos de almenas piramidales. Romanos se singularizaporque el recinto amurallado del castillo, bien conservado,encierra la iglesia parroquial, de torre mudéjar (siglo XIV).

Ya en la carretera de Daroca a Zaragoza, un desvíohacia el norte lleva a Langa del Castillo, cuyo nombre reve-la que contiene una construcción militar, extensa pero bastante mutilada, con una destacada torre mayor en sucentro y una torre-puerta en la casi arrasada muralla. Másadelante, en Villarreal de Huerva, subsisten los restos de

Maluenda (Foto: C. Guitart)

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un castillo-refugio, con una notable torre, en el que seencerraba también la iglesia con su torre mudéjar.

En Cariñena quedan vestigios de la muralla urbana yuna gran torre que acompaña a una puerta. Sin embargo, y tal vez por su asentamiento en llano, la vigilancia princi-pal se confió a la grandiosa y robusta torre de su iglesiamayor, octogonal, de piedra y con un bello remate fortifi-cado; existía en 1419, cuando la ciudad sufrió un asedio.

En Encinacorba quedan las ruinas de un castillo queperteneció a los comendadores de la Orden Militar de SanJuan, del que se mantienen tres torreones cuadrados, unode ellos unido a la contigua iglesia mudéjar. En la cercanaLongares subsisten dos puertas y el espléndido campanariomudéjar, rematado por almenas.

Próximos a la carretera de Cariñena a La Almunia deDoña Godina se localizan Cosuenda, al pie de una lomacon vestigios de un castillo en el que destaca la torre llamada la “Lisalta”, de ladrillo y mampostería; y Almona-cid de La Sierra, sobre un cabezo coronado por el grancastillo-palacio de los siglos XIV-XV que perteneció a losLuna y después a los Ximénez de Urrea, condes de Aranda:es de planta rectangular, de adusto exterior, a base de pie-dra y ladrillo; presenta seis torres de igual traza y tuvopatio porticado, a juzgar por los vestigios hallados por suactual propietario.

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La carretera de Cariñena a Belchite pasa cerca de Tosos,con dos enriscados castillos en sus alrededores, el de Alca-ñicejo y la llamada “Casaza”, con torre poligonal. En Fuen-detodos quedan los vestigios de un castillo de tapial. Haciael sur está Moyuela, de cuyo castillo-refugio, que encierrauna ermita, quedan tan sólo muros de tapial; y tambiénLetux, que conserva el palacio y la torre medieval del casti-llo de los Bardají, de mampostería y ladrillo con traceríasmudéjares (siglo XV), elemento decorativo muy infrecuen-te en los castillos aragoneses.

Torre de Cariñena (Foto: C. Guitart)

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COMARCA DEL NOROESTE

En la cabecera comarcal, Calamocha, la grandiosatorre de su iglesia parroquial, anterior al templo ymuy diferenciada del mismo, tuvo misión defensiva

en los últimos siglos medievales; es de piedra y de plan-ta rectangular. Hacia Daroca, por la ribera del Jiloca, Bur-báguena y Báguena contienen ruinas de castillos defensi-vos frente al Reino de Castilla, entre ellos los de la cuencade la Laguna de Gallocanta —Tormos, Bello y Torralba deLos Sisones— y las defensas de Pozuel del Campo, asícomo la iglesia fortificada de Blancas, románico-gótica yde gran interés.

El castillo de Ojos Negros (siglo XIV) es el principal ymejor conservado en esta zona de la frontera con Castilla;de grandes dimensiones, tiene planta ovalada con tres ele-vadas torres. Desde la carretera del Jiloca, cerca de Mon-real del Campo, un ramal lleva a Bueña, donde sobre unaaltura se distinguen las ruinas de un pequeño castillo.Hacia el norte, en Fuentes Claras, un recinto-refugio, delque quedan restos, incluía la iglesia parroquial.

Próximos a la carretera de Calamocha a Montalbán sesitúan Torre Los Negros, con la singular torre hexagonal de

PROVINCIA DE TERUEL

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su castillo, junto a la iglesia; Godos, con una torre cilín-drica y un muro del castillo; Torrecilla del Rebollar, con un castillo-refugio ovalado, y Cervera del Rincón, con unagran torre sobre un altozano. Más al norte, en la zona de laSierra de Cucalón, Lagueruela conserva dos torres del casti-llo, sobre un cerro, con una ermita; la iglesia antigua deCucalón tiene la torre fortificada; y en Monforte de Moyue-la quedan vestigios del extenso castillo que ocupaba lacima ovalada de una loma, con dos torres.

El castillo más importante de esta comarca debió de serel de Montalbán, que fue cabecera de una encomienda dela Orden Militar de Santiago y fue destruido tras la I GuerraCarlista. Se alzaba en la cumbre del cerro en cuya ladera sesitúa la monumental iglesia parroquial mudéjar, quedandoen la villa parte de las murallas y una torre-puerta. Comopálida compensación, subsiste el castillo de dicha Ordenen Torre de Las Arcas, al este de Montalbán, formado porun robusto recinto-refugio de planta rectangular, con ele-vada muralla y una torre en un ángulo. Al norte de Montal-bán, en la carretera de Zaragoza, del castillo roquero deSegura de Los Baños sólo quedan vestigios; y un poco másadelante, un ramal conduce a La Hoz de La Vieja, con unanotable torre rectangular de piedra, en alto, fundada en1363. Otro ramal termina en Alcaine, donde la defensa seconfió excepcionalmente a seis torres erigidas sobre lasalturas que rodean la hoya en la que se asienta; son todasrectangulares excepto una, que es pentagonal. Más al sur,

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en Obón, lo que se conserva del castillo está muy modi-ficado. Un tercer ramal de la carretera lleva a Huesa delComún, cuyo castillo, de pequeñas dimensiones y asen-tado sobre un espectacular crestón calcáreo de gran altura,se protege mediante una torre en cada extremo. Finalmen-te, otro ramal conduce a Alacón, con una torre de sorpren-dente alzado troncopiramidal.

LA TIERRA BAJA O BAJO ARAGÓN DE TERUEL

Esta comarca, que forma parte del Bajo Aragón, com-prende todo el nordeste del territorio provincial, con cabe-cera en Alcañiz, situación que arranca ya del siglo XII,cuando los reyes de Aragón reconquistaron el territorio ylo entregaron, en su mayor parte, a la Orden Militar deCalatrava.

Los comendadores de la citada Orden residieron durantevarios siglos en el castillo de Alcañiz, que se alza sobre laelevada colina que domina la ciudad. De grandes dimen-siones, es uno de los castillos más monumentales de Ara-gón y contiene obras realizadas a lo largo de varios siglos,del XII al XIX; en este último se reforzó el recinto amura-llado exterior, con acceso medievalizante. Los edificiosestán compuestos por dos partes muy distintas: una, el cas-tillo-convento medieval de los caballeros calatravos, coniglesia románica, claustro protogótico de arcadas apunta-

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das y una grandiosatorre del homenaje gó-tica, con pinturas mura-les de la época en unacámara; la otra es elostentoso palacio de loscomendadores, del si-glo XVIII, flanqueadopor dos torreones yasin remate defensivo,con una gran portadabarroca, galería arago-nesa de arcos semicir-culares de ladrillo y amplia escalera. Rehabilitado en laactualidad como parador de turismo, es uno de los mejoresejemplos de Aragón en este aspecto.

Por la carretera de Zaragoza se llega a Híjar, a los pies de una loma, donde se halla el arruinado castillo-pala-cio de los duques de Híjar; de planta rectangular y bastantealterado, aunque subsisten partes de la muralla exterior. Enmucho mejor estado se encuentra, dominando la villa ytras una juiciosa restauración, el castillo de Albalate delArzobispo, mansión de los arzobispos de Zaragoza, seño-res del lugar. En su gran extensión, el interés se concentraen el edificio señorial, rectangular y de dos plantas. Lasuperior, que es la capilla, ofrece bellos elementos de artegótico del siglo XIV, con finas tracerías en sus ventanas

Castillo de Alcañiz (Foto: L. Mínguez, Archivo CAI)

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apuntadas y hermosa techumbre apoyada sobre arcostransversales. El campanario ofrece un notable contraste deestilo y materiales, pues es mudéjar y de ladrillo.

Al este de Alcañiz se encuentra Mazaleón, localidaddominada por el espectacular “binomio”, sobre una colina,de iglesia y torre fuerte góticas; esta última quizá fuera unresto del castillo de los arzobispos zaragozanos, antañotambién señores de la villa.

En La Fresneda se conservan vestigios del castillo de loscalatravos en la cúspide del cerro. Más adelante se encuen-tra Valderrobres, singular villa monumental que en suparte alta ofrece uno de los mejores conjuntos del arte

Valderrobres desde el puente fortificado sobre el Matarraña;en lo alto, el castillo y la colegiata (Foto: C. Guitart)

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gótico en Aragón: el castillo-palacio de los arzobispos deZaragoza —de donde arranca la muralla que abrazaba lavilla, con una hermosa puerta ante el puente del río— y la contigua iglesia-colegiata de Santa María, edificiosambos levantados hacia 1400. El castillo, de grandesdimensiones y planta poligonal irregular, tiene dos suntuo-sas fachadas palaciegas, con artísticos ventanales góticos ysoberbias salas cubiertas por techumbres apoyadas sobrearcos apuntados; es también destacable la cocina, por sucuriosa bóveda octogonal.

En Beceite, asimismo de señorío arzobispal, quedan eldesfigurado palacio y vestigios de las murallas con puertas;en su término subsiste un fuerte fusilero del siglo XIX. Enlas proximidades se encuentran, hacia el sur, Fuentespalda,con una torre fuerte; Peñarroya de Tastavíns, con restos delcastillo, reformado en el siglo XIX; y Ráfales, con el casti-llo-palacio de los calatravos, actualmente alterado.

Desde Alcañiz, la carretera de Madrid pasa por Calanday Alcorisa, ambas con vestigios de castillos calatravos. Unramal lleva a Castellote, asentada en las laderas de unaabrupta, elevada y alargada peña, sobre cuya superficiequedan restos del castillo que la Orden Militar del Templeconstruyó en el siglo XIII; de planta alargada y estrecha,sus piezas más significativas son la base de la cuadradatorre de homenaje y una arruinada sala. En Cuevas deCañart quedan vestigios del castillo y un arco.

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COMUNIDADES DE TERUEL Y ALBARRACÍN

A grandes rasgos, el territorio del suroeste de Teruelestuvo organizado tras la Reconquista en comunidades dealdeas, regidas por sus dos principales ciudades.

En Teruel no subsiste el primitivo castillo medieval,pero sí tramos de la muralla que rodeaba la ciudad, conalgunas torres, entre las que destacan las llamadas Lombar-dera y de Ambeles. Esta última formaba parte del AlcázarReal de Alfonso V (siglo XV) y tiene gran prestancia, conuna singular planta en polígono estrellado.

Recinto amurallado de Albarracín (Foto: C. Guitart)

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Albarracín conserva la mayor parte de su grandioso yespectacular conjunto fortificado medieval, que rodea elcaserío y se encarama sobre un abrupto y elevado espolóncasi enteramente delimitado por el profundo tajo del ríoGuadalaviar. Su estampa, junto con la de Daroca, es una delas más genuinas del belicoso Medievo en Aragón. Esteconjunto fortificado es consecuencia del aguerrido historialdel señorío independiente de Albarracín —musulmán, delos Banu Razín, primero; y, luego, y de los cristianos Aza-gra— y de las guerras con Castilla. El núcleo urbano másantiguo de la ciudad estaba protegido por el alcázar seño-rial, de origen musulmán, hoy conocido en parte gracias alas excavaciones arqueológicas. Las murallas, con torreo-nes rectangulares y dos puertas, remontan audazmente elinmediato cerro sobre cuya cumbre se sitúa la notabletorre musulmana del Andador, de planta rectangular.

A pocos kilómetros al este de Albarracín se encuentra elcastillo de Santa Croche, solitario sobre una altura, queperteneció a los Heredia, con torre y muro almenado (sigloXV). Hacia el oeste, Tramacastilla de Albarracín, dondequeda la base de una torre musulmana; y hacia el sur,Jabaloyas, con recinto amurallado y almenado que rodea laiglesia parroquial gótica (siglo XV); y El Tormón, con uncastillejo que surge en la cumbre de un pitón rocoso.

Al seguir la ribera del Jiloca, flanqueada por la ruta deZaragoza, se hallan los escasos restos del castillo de Cella,

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y los bastante más abundantes del de Alba, de planta cuadrilátera y esbelta torre (siglo XIV). En la cercana Sin-gra, la torre de la encumbrada iglesia formaba parte del sistema defensivo. También en el término de Aguatón hayrestos de fortificaciones.

El castillo de Peracense es el más grandioso y deemplazamiento más formidable de la comarca; se cons-truyó por la posición fronteriza que la villa ocupaba res-pecto de Castilla durante las guerras del siglo XIV. Seextiende sobre un impresionante espolón rocoso y ha sidocuidadosamente reintegrado, por lo que hoy ofrece unaperfecta estampa del auténtico castillo medieval guerrero,no palaciego, con robustas murallas provistas de torreonesrectangulares que no sobresalen en alzado. Su planta es irregular y se organiza en tres recintos que aprovechanlas rocas naturales, sobre todo el recinto alto, muy singula-rizado, pues es una enhiesta roca que ejerce como “proa”del conjunto, en la que se construyeron varias cámaras y la gran torre de homenaje. En sus inmediaciones sólo que-dan vestigios del castillo fronterizo de Ródenas, y, cerca dePozondón, el castillo de Los Ares, aislado, con largosmuros y torreones cilíndricos.

En la ribera del Alfambra, por la carretera de Teruel aAlcañiz, sólo quedan ruinas de lo que debió de ser la torreprincipal del antaño importante castillo de Alfambra,emplazado sobre un largo y estrecho cerro; allí se fundó la

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Castillo de Peracense (Foto: Archivo IFC)

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Orden Militar homónima, que después pasó a manos tem-plarias, como el Temple luego a las de los caballeros san-juanistas u hospitalarios. Un desvío hacia el noroeste llevaa Camañas y a su pequeño castillo acompañado por ermitarománica, de modo que recuerda a los castillos altoarago-neses. Otro desvío lleva a Visiedo, con un castillo-refugioemplazado en llano, formado por un recinto torreado, y aArgente, de cuyo castillo queda una torre. Otro ramal de lacarretera pasa por Hinojosa de Jarque, con una torredefensiva almenada junto a la iglesia posterior; y a Aliaga,localidad situada al pie de una elevada peña que contieneun extenso e importante castillo construido por la OrdenMilitar de San Juan (siglo XII-XIII); se conservan largasmurallas con torreones cilíndricos y contuvo edificacionesconventuales y varios recintos. El conjunto se adecuó conperfección al abrupto cerro. En Camarillas queda un recin-to-refugio, de planta cuadrilátera, con cuatro torres, y cercade Aguilar de Alfambra hay vestigios de una fortificaciónjunto a una ermita.

Por la sinuosa ruta a Cantavieja desde Teruel, Corbalánofrece un arruinado castillo acompañado por una ermitaprotogótica. Más adelante, al norte, se encuentra Ababuj, al pie de una loma sobre la que se recorta una airosa torredefensiva. De vuelta a la ruta principal está el castillo que domina Cedrillas desde una ovalada meseta, a cuyosbordes se ciñe; tiene una gran extensión, un largo circuitode murallas y una torre-puerta, todo bastante bien conser-

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vado (siglos XIII-XIV). En las proximidades, El Castellarconserva vestigios de un extenso castillo, revalorizado pordiversas excavaciones, sobre una alargada peña, con torrecilíndrica y una ermita gótica. El de Monteagudo del Casti-llo yace en ruinas sobre un cerro, con un curioso salientetriangular y un torreón cuadrado.

Al sur de Teruel y descendiendo por la ribera del Turia,Villastar conserva una típica torre campestre, rectangular,de tapial y ladrillo, que perteneció a los templarios (sigloXIII). El castillo de Villel domina la localidad desde unenhiesto peñasco, con un pequeño recinto murado y torre;fue encomienda de la Orden Militar de San Juan y ha sidorecientemente reintegrado. En Cascante del Río, los murosdel castillo encierran hoy el cementerio. El enriscado deValacloche, de grandes dimensiones, tiene tres torreones;el de Tramacastiel, casi confundido con la peña donde seasienta, yace muy arruinado, lo mismo que el de Camarenade La Sierra.

SERRANÍAS DEL MAESTRAZGO, GÚDAR Y JAVALAMBRE

Esta comarca del sureste del territorio turolense se carac-teriza por su quebrado suelo, surcado por intrincadas sie-rras, y contiene buen número de atractivas localidades queconservan abundantes vestigios de sus fortificaciones

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medievales, lo cual contribuye a embellecer su paisajeurbano, de por sí bien evocador.

Mora de Rubielos es su localidad más populosa y ofre-ce un admirable conjunto medieval al pie de una loma,cuya meseta se halla íntegramente ocupada por el grandio-so castillo-palacio que levantaron los Fernández de Here-dia en los siglos XIV-XV, y a cuya monumentalidad contri-buye la iglesia-colegiata erigida a sus pies en la mismaépoca. El castillo es uno de los más notables del arte góticoen Aragón; presenta planta cuadrilátera, con cuatro torres

Castillo de Mora de Rubielos (Foto: Archivo IFC)

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poco destacadas en altura, de las cuales la mayor y másrobusta incluye la capilla gótica. Las salas se distribuyen entorno al patio central, porticado, con arcadas apuntadas en cada lado. Ha sido reintegrado con acierto y es dignoescenario de actos culturales. A la faz medieval de Mora deRubielos contribuyen los largos tramos conservados de lamuralla de la villa, que aún mantiene dos de sus puertas.

Desde Mora, una accidentada carretera hacia el norteconduce a Alcalá de La Selva, rodeada de agrestes parajesy de bella estampa, con el caserío remontando un cerrocoronado por el castillo, que perteneció a los señores deMora. Levantado al borde de un acantilado, contiene unpatio y una torre de homenaje casi triangular (siglo XV).Sobre una cresta de la cercana Sierra de Gúdar se encuen-tran los escasos restos del castillo de Jorcas, que pertenecióa los arzobispos de Zaragoza.

Al oeste de Mora se halla La Puebla de Valverde, queconserva lienzos de sus murallas, dos puertas y restos delcastillo. Siguiendo por la carretera de Valencia, en Sarriónsubsiste una puerta de su muralla; y en las proximidades,Albentosa ofrece un castillo sobre el rocoso cerro, de plan-ta cuadrada, con cubos redondeados en las esquinas y uncementerio en su interior. Un largo ramal hacia el suroestepasa por Manzanera, con las ruinas del castillo que per-teneció a los Ladrón de Vilanova: tiene torre de homenaje y está ligado a la muralla de la villa, que conserva una

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espléndida puerta entre sendas torres. En Abejuela, el pueblo más meridional de Aragón, destaca una gran torredefensiva. Y de regreso a la carretera de Valencia, cerca deSan Agustín, se encuentra el solitario “binomio” de ermita y castillo de Pradas, mansión de los Barones de Escriche,en ruinas, pese a mantener su notable torre-puerta.

Al sureste de Mora de Rubielos está Rubielos de Mora,otra artística villa que conserva fragmentos de sus murallascon dos bellas torres-puerta (siglo XIV) y restos del castillo.Un largo ramal hacia el norte atraviesa los parajes másaccidentados de la serranía y conduce a Linares de Mora,que se extiende al pie de un cerro, donde se alza un casti-llo, con un torreón pentagonal y otro cilíndrico, que perte-neció a los arzobispos de Zaragoza; la villa mantiene partede sus murallas, incluidas dos puertas. En las proximidadesse halla Puertomingalvo, también señorío de los arzobis-pos de Zaragoza; conserva lienzos de su muralla ligada alcastillo (siglo XIII), que tiene arrogante estampa, con unatorre de homenaje pentagonal, ventanas góticas y torre-puerta con el paso en recodo.

Más al norte, Mosqueruela, cuyo atractivo caserío conti-núa abrazado por tramos de su muralla urbana del sigloXIV, con torreones rectangulares y tres puertas; quedanrestos del castillo en la cota más alta. En sus alrededores seencuentra el castillo llamado del Mallo, muy arruinado. LaIglesuela del Cid ofrece otro encantador conjunto urbano,

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aunque de su pasado medieval castrense sólo conserva laespléndida torre del señorío de la Orden Militar de SanJuan, cuadrada, y dos puertas.

Tras cruzar el río de La Cuba se llega a Cantavieja, anti-guamente cabecera de una bailía o demarcación sucesiva-mente de las Órdenes Militares del Temple y de San Juan.La villa destaca por su formidable asentamiento sobre unespolón que termina en punta, flanqueado por laderasmuy escarpadas y de considerable altura. Subsisten lienzosde las murallas, levantadas al borde del precipicio, en cuyo

Castillo de Puertomingalvo (Foto: Archivo IFC)

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extremo se acomodó el castillo de los Comendadores, hoymuy destrozado, con un torreón cilíndrico en la “proa”.

Mirambel ofrece otro evocador conjunto medieval quetambién perteneció a la Orden Militar de San Juan. Conser-va largos lienzos de sus murallas, con cinco puertas, y ves-tigios del castillo. Además, en sus alrededores subsiste un“mas” (casa de campo o masía) ganadero, con una torredefensiva.

Al oeste de Cantavieja, terminando ya el recorrido, sehalla Fortanete, que conserva una muralla con aspilleras;en sus proximidades se localiza el llamado Castillo del Cid,colgado sobre un risco y con algunos muros obrados conun aparejo en espina de pez (siglo XII). Más allá, Villarroyade Los Pinares presenta el caserío al pie de un cerro, conuna torre defensiva. Al norte de Cantavieja, Villarluengocontiene en su término otro notable “mas” con una torredefensiva. Y en Ejulve, la encaramada iglesia gótico-rena-centista se adosó a la torre almenada del castillo medievalde los caballeros calatravos.

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ALMAGRO GORBEA, Antonio: El castillo de Mora de Rubielos,solar de los Fernández de Heredia, Teruel, 1974.

GUITART, C.: Castillos de Aragón, 1. Desde el siglo IX hasta elsegundo cuarto del XIII, Librería General, Zaragoza, 1976.

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ESTEBAN LORENTE, J. F.; GALTIER MARTÍ, F. y GARCÍAGUATAS, M.: El nacimiento del arte románico en Aragón.Arquitectura, CAI, Zaragoza, 1982.

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TOPETE, Juan B.: La “Ciudadela” de Jaca, Ibercaja, Zaragoza,1992.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

– 91 –

Ababuj, 82Abejuela, 86Abiego, 36Abizanda, 13, 28Agón, 51Aguatón, 80Aguilar de Alfambra, 82Aínsa, 18, 24Alacón, 74Alba, 80Albalate de Cinca, 41Albalate del Arzob., 75Albarracín, 14, 16, 78, 79Albentosa, 85Alberite, 51Albero Bajo, 37Alberuela de Laliena, 36Alberuela de Tubo, 37Alborge, 57Alcaine, 73Alcalá de Ebro, 53Alcalá de La Selva, 85Alcalá de Moncayo, 51Alcañiz, 13, 17, 74, 75Alcorisa, 77Aler, 30Alfajarín, 16, 55Alfambra, 80Alforque, 57Alhama de Aragón, 64Aliaga, 82Almonacid de La

Sierra, 70

Almudévar, 38Alquézar, 17, 34, 36Ambel, 51Anciles, 30Anento, 69Aniñón, 63Antillón, 37Añón, 51Añués, 46Aranda de Moncayo, 62Arándiga, 17, 60, 61Arasanz de Cinca, 26Arcusa, 28Arén, 31Argavieso, 37Argente, 82Ariza, 64Arrés, 23Arro, 26Artasona de Cinca, 28Artasona de Sotonera, 33Aruej, 21Atarés (Boalar), 23Ateca, 63Ayerbe, 33Azara, 36Azlor, 36Baells, 14, 40Báguena, 72Baldellou, 14, 18, 40Ballerías, 37Ballesta (Ardisa), 48Ballobar, 41

Barbués, 38Bardallur (Turbena), 54Beceite, 77Bello, 72Belmonte de Gracián,

13, 66Benabarre, 18, 29Benasque, 30Berbegal (Gramapán), 40Berdejo, 64Berdún, 23Bergua, 25Berrueco, 68Biel, 13, 45, 46Biescas, 22Bijuesca, 64Binaced (Carboneras), 40Biniés, 23Biota, 17, 42Blancas, 72Blecua, 37Bolea, 33Boltaña, 17, 25Borja, 51Broto, 25Bueña, 72Buisán, 26Bulbuente, 51Burbáguena, 72Cadrete, 54Calamocha, 72Calanda, 77Calatayud, 12, 16, 59

ÍNDICE DE LUGARES CITADOS

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Calatorao, 14, 54Calmarza, 66Calvera, 30Camañas, 82Camarena de La Sierra, 83Camarillas, 82Campillo de Aragón, 66Canfranc, 14, 21Cantavieja, 87Cariñena, 70, 71Cascante del Río, 83Caspe, 14, 18, 56Castarnés, 31Castejón de Las Armas, 65Castejón de Monegros, 37Castellote, 17, 77Castiello de Jaca

(Grosín), 21Castiliscar, 45Castillazuelo, 40Cedrillas, 13, 82Cella, 79Ceresuela, 26Cervera de La Cañada, 63Cervera del Rincón, 73Cetina, 18, 64Chiprana, 57Chodes, 60Cimballa, 66Ciscar, 29Coll de Ladrones, 21Conchel, 41Corbalán, 82Cosuenda, 70Cuarte de Huerva, 54Cubel, 68Cucalón, 73

Cuevas de Cañart, 77Daroca, 14, 16, 67, 68Ejea de los Caballeros,

14, 42Ejulve, 88El Bayo, 42El Castellar (TE), 83El Castellar, 53El Tormón, 79Embid de Ariza, 64Encinacorba, 70Épila, 54Eriste, 30Erla, 14, 48Escanilla, 26Escatrón, 57Escuer el Viejo, 22Estopiñán, 41Fabara, 57Fals, 31Fanlo, 26Fantova, 12, 17, 30Farlete (Torraza), 55Fayón, 58Finestras, 41Formigales, 26Fortanete, 88Fuencalderas (Liso), 45Fuendetodos, 71Fuentes Claras, 72Fuentespalda, 77Gabarda, 37Gistaín, 26Godojos, 64Godos, 73Grañén, 37Graus, 30

Grisel, 49Híjar, 75Hinojosa de Jarque, 82Hospitaled, 28Huerta de Vero, 40Huerto, 37Huesca (La Zuda), 13, 32Huesca del Común, 74Ibdes, 66Illueca, 13, 18, 61, 62Ispaniés, 48Jabaloyas, 79Jaca (Ciudadela), 14, 18,

19, 20Jarque, 62, 63Jorcas, 85Juslibol, 53La Almolda, 55La Fresneda, 76La Hoz de La Vieja, 14, 73La Iglesuela del Cid, 86La Puebla de Valverde, 85La Vilueña, 66La Zaida, 57Lacorvilla (Yéquera), 48Lacuarres, 29Lagueruela, 73Langa del Castillo, 69Laperdiguera, 40Larbesa, 21Lárrede, 14, 22Larrés, 22Lascuarre, 29Lavelilla, 25Layana, 44Lecina, 28Letux, 71

– 93 –

Linares de Mora, 86Lituénigo, 49Loarre, 13, 17, 33, 35Longares, 70Luesia, 17, 45Luján, 26Luna, 48Luzás, 17, 31Maella, 57Magallón, 51Majones, 23Malanquilla, 63Malón, 49Malpica de Arba, 43Maluenda, 16, 68, 69Manzanera, 85Mara, 66Marcuello, 33María de Huerva, 54Matamala, 55Mazaleón, 76Mequinenza, 18, 58Mesones de Isuela, 13,

18, 60, 61Miedes, 67Mirambel, 88Monflorite, 18, 36Monforte de Moyuela, 73Mongay, 31Monreal de Ariza, 18, 64Montalbán, 73Montañana, 17, 31Monteagudo, 83Montearagón, 7, 13, 17,

34Montón, 68Monzón, 13, 17, 18, 38, 39

Mora de Rubielos, 13, 18,84

Morata de Jiloca, 68Morés, 60Moros, 63Mosqueruela, 86Moyuela, 71Mozota, 54Muel, 55Muñones, 28Muro de Roda, 26Navardún, 18, 46, 47Nonaspe, 14, 57Novales, 36Novallas, 49Novillas, 53Nuévalos, 66Obano, 17, 48Obón, 74Ojos Negros, 72Olsón, 26Orcajo, 63Ordás, 33Osán, 22Oseja, 62Osera, 55Oto, 25Pano de Cinca, 30Paracuellos de Jiloca, 69Paúles, 47Pedrola, 53Peña, 45Peñarroya de Tastavíns, 77Peracense, 12, 18, 80, 81Peralta de Calasanz, 40Perarrúa, 30Permisán, 18, 39

Piedra, 66Pilzán, 40Pinseque, 53Piracés, 36Plan, 26Pleitas, 14, 18, 54Pola, 53Pozondón (Los Ares), 80Pradas, 86Puebla de Castro, 30Puertomingalvo, 17, 86,

87Purroy de La Solana, 40Ráfales, 77Ricla, 54Roda de Isábena, 29Rodén, 55Ródenas, 80Roita, 47Romanos, 69Rubielos de Mora, 86Rueda de Jalón, 16, 54Ruesca, 66Ruesta, 47, 94Sabayés, 33Sádaba, 18, 43Salas Altas, 40Salillas, 37Salillas de Jalón, 54Samanes, 49Samitier, 17, 26, 27Sangarrén, 38Santa Croche, 79Santa Elena, 22Santa Eulalia la Mayor, 34Santed, 68Sarrión, 85

– 94 –

Sástago, 57Saviñán, 60Segura de Los Baños, 73Sen, 33Sestrica, 18, 61Sibirana, 10, 17, 45Siétamo, 34Sigüés, 47Singra, 80Sisamón, 64Sofuentes, 45Somed, 66Sora, 18, 49Sos del Rey Católico, 45Sotonera, 38Talamantes, 51Tamarite de Litera, 40Tarazona, 49Terrer, 63Teruel, 78Tierga, 61Tiermas, 47Tobed, 67

Torla, 25Tormos, 72Torralba de Los Frailes, 68Torralba de Los Sisones, 72Torralba de Ribota, 63Torre de Las Arcas, 73Torre de los Frailes

(Fraga), 41Torre Los Negros, 72Torrecilla del Rebollar, 73Torreciudad, 28Torrellas, 49Torrente de Cinca, 41Torres-Secas, 33Torrijo de La Cañada, 63Tosos, 71Tramacastiel, 83Tramacastilla de

Albarracín, 79Trasmoz, 17, 50Troncedo, 17, 30Uncastillo, 14, 18, 44Urrea de Jalón, 54

Valacloche, 83Valderrobres, 13, 18, 76Vera de Moncayo, 50Veruela, 14, 50Viacamp, 17, 31Vierlas, 49Villafeliche, 68Villanueva de Jalón, 60Villarluengo, 88Villarreal de Huerva, 69Villarreal de La Canal, 23Villarroya de La

Sierra, 63Villarroya de Los

Pinares, 88Villastar, 83Villaverde, 48Villel, 17, 83Visiedo, 82Ysil, 23Zaidín, 41Zaragoza (Aljafería),

12, 16, 52

Castillo de Ruesta (Foto: C. Guitart)

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