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Pontificia Universidad Católica de Chile Facultad de Teología Guía de estudio para el curso de Mariología Segundo semestre de 2004 Profesor: Samuel Fernández E., pbro.

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Mara en el Evangelio de San Lucas (A

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Pontificia Universidad Catlica de Chile

Facultad de Teologa

Gua de estudio para el curso de

Mariologa

Segundo semestre de 2004

Profesor: Samuel Fernndez E., pbro.

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Mara en el Evangelio de San Lucas

De los 152 versculos que mencionan a Mara en el NT, unos 90 se los debemos a Lucas, tanto a su Evangelio como a los Hechos:

Lc 1,26-38: La Anunciacin

Lc 1,38-56: La Visitacin y el Magnficat

Lc 2,1-21: Nacimiento y circuncisin

Lc 2,22-38: Presentacin en el Templo

Lc 2,39-40: Vida oculta en Nazaret

Lc 2,41-50: Jess en el Templo

Lc 2,51-52: Vida oculta en Nazaret

Lc 8,19-21: Verdadero parentesco de Jess

Lc 11,27-28: Verdadera alegra

Hech 1,14: Mara y la primera comunidad

La Anunciacin (Lc 1,26-38)

Comparacin entre la anunciacin a Zacaras y a Mara:

5 Hubo en los das de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacaras, del grupo de Abas, casado con una mujer descendiente de Aarn, que se llamaba Isabel; 6 los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Seor. 7 No tenan hijos, porque Isabel era estril, y los dos de avanzada edad. 26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ngel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado Jos, de la casa de David; el nombre de la virgen era Mara.

8 Sucedi que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, 9 le toc en suerte, segn el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Seor para quemar el incienso. 10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oracin, a la hora del incienso.

11 Se le apareci el ngel del Seor, de pie, a la derecha del altar del incienso.28 Y entrando, {el ngel} le dijo:

Algrate,

llena de gracia,

el Seor est contigo.

12 Al verle Zacaras, se turb,

y el temor se apoder de l. 29 Ella se conturb por estas palabras,

y discurra qu significara aquel saludo.

13 El ngel le dijo: No temas, Zacaras, porque tu peticin ha sido escuchada;30 El ngel le dijo: No temas, Mara, porque has hallado gracia delante de Dios;

Isabel, tu mujer, te dar a luz un hijo,31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo,

a quien pondrs por nombre Juan; a quien pondrs por nombre Jess.

14 ser para ti gozo y alegra, y muchos se gozarn en su nacimiento,

15 porque ser grande ante el Seor; no beber vino ni licor; estar lleno de Espritu Santo ya desde el seno de su madre, 16 y a muchos de los hijos de Israel, les convertir al Seor su Dios, 17 e ir delante de l con el espritu y el poder de Elas, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Seor un pueblo bien dispuesto.32 El ser grande

y ser llamado Hijo del Altsimo,

y el Seor Dios le dar el trono de David, su padre; 33 reinar sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendr fin.

18 Zacaras dijo al ngel: En qu lo conocer? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad.34 Mara respondi al ngel: Cmo ser esto, puesto que no conozco varn?.

19 El ngel le respondi: Yo soy Gabriel, el que est delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. 35 El ngel le respondi: El Espritu Santo vendr sobre ti y el poder del Altsimo te cubrir con su sombra; por eso el que ha de nacer ser santo y ser llamado Hijo de Dios.

20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrs hablar hasta el da en que sucedan estas cosas, porque no diste crdito a mis palabras, las cuales se cumplirn a su tiempo.36 Mira, tambin Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estril, 37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.

21 El pueblo estaba esperando a Zacaras y se extraaban de su demora en el Santuario. 22 Cuando sali, no poda hablarles, y comprendieron que haba tenido una visin en el Santuario; les hablaba por seas, y permaneci mudo.38 Dijo Mara: He aqu la esclava del Seor; hgase en m segn tu palabra.

Y el ngel dejndola se fue.

23 Y sucedi que cuando se cumplieron los das de su servicio, se fue a su casa. 24 Das despus, concibi su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses 25 diciendo: Esto es lo que ha hecho por m el Seor en los das en que se dign quitar mi oprobio entre los hombres.

Cul es el gnero literario de la anunciacin? Los autores se dividen entre:

a) Anuncio de nacimiento. Con un esquema de: Aparicin del ngel / Turbacin del interlocutor / Objecin del interlocutor / Confirmacin por parte del ngel, por medio de un signo. As, el nacimiento de Isaac (Gn 18,9-14); Sansn (Jue 13,2-23); Samuel (1Sam 1).

b) Relato de vocacin. Muy semejante al anterior, se presentan los relatos de vocacin, de modo particular la vocacin de Geden (Jue 6,11-24). Co el esquema: Saludo / Turbacin / Mensaje / Dificultad / Seal / Aceptacin.

c) Formulario de Alianza. En once textos referidos a la alianza, se puede distinguir un esquema bsico de: Discurso del mediador / Respuesta del Pueblo. As en Ex 19,3-8; Ex 24,3.7; Jos 1,1-18; Jos 24,1-24; 2Re 23,1-8; Jer 42,5-20; Esd 10,9-16; Neh 5,7-12; Neh 9,1-10,30; 1Cro 15,1-11; 1Mac 13,2-9. Adems, en el Benedictus, se afirma que Dios se acord de su santa alianza (Lc 1,72).

La Visitacin (Lc 1,39-56)

Lc 1,39 En aquellos das, se levant Mara y se fue con prontitud a la regin montaosa, a una ciudad de Jud; 40 entr en casa de Zacaras y salud a Isabel.

41 Y sucedi que, en cuanto oy Isabel el saludo de Mara, salt de gozo el nio en su seno, e Isabel qued llena de Espritu Santo;

42 y exclamando con gran voz, dijo: Bendita t entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y de dnde a m que la madre de mi Seor venga a m?Lc 11,27 Sucedi que, estando l diciendo estas cosas, alz la voz una mujer de entre la gente, y dijo:

44 Porque, apenas lleg a mis odos la voz de tu saludo, salt de gozo el nio en mi seno.

Dichoso (makaria) el seno que te llev y los pechos que te criaron!.

45 Dichosa (makaria) la que ha credo que se cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte del Seor!.28 Pero l dijo: Dichosos (maka/rioi) ms bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.Lc 8, 21 Pero l les respondi: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la realizan.

El Nacimiento (Lc 2,1-21)

Lc 2,1 Sucedi que por aquellos das sali un edicto de Csar Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subi tambin Jos desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Beln, por ser l de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con Mara, su esposa, que estaba encinta. 6 Y sucedi que, mientras ellos estaban all, se le cumplieron los das del alumbramiento, 7 y dio a luz a su hijo primognito, le envolvi en paales y le acost en un pesebre, porque no tenan sitio en el alojamiento.

8 Haba en la misma comarca unos pastores, que dorman al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebao. 9 Se les present el ngel del Seor, y la gloria del Seor los envolvi en su luz; y se llenaron de temor. 10 El ngel les dijo: No temis, pues os anuncio una gran alegra, que lo ser para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Seor; 12 y esto os servir de seal: encontraris un nio envuelto en paales y acostado en un pesebre. 13 Y de pronto se junt con el ngel una multitud del ejrcito celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes l se complace. 15 Y sucedi que cuando los ngeles, dejndoles, se fueron al cielo, los pastores se decan unos a otros: Vayamos, pues, hasta Beln y veamos lo que ha sucedido y el Seor nos ha manifestado. 16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a Mara y a Jos, y al nio acostado en el pesebre. 17 Al verlo, dieron a conocer lo que les haban dicho acerca de aquel nio; 18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decan. 19 Mara, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazn. 20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que haban odo y visto, conforme a lo que se les haba dicho.

Hay elementos comunes entre el relato del nacimiento, con el orculo de Miqueas, que era ledo mesinicamente tanto por el judasmo oficial como por el pueblo (cf. Mt 2,5-6; Jn 7,40-42).

La concepcin virginal de Jess

I.Estado del problema

Tanto en la Iglesia Catlica como en la Ortodoxa, ha habido unanimidad en aceptar la concepcin virginal como algo histrico. En campo protestante, tradicionalmente, la aceptacin ha sido amplia, hasta el tiempo en que el racionalismo comenz a impugnarla. Un paso importante es el que da Bultmann, al afirmar que la mitologa del Nuevo Testamento debe interpretarse en clave existencial, es decir, tomando distancia de la materialidad del relato de la concepcin virginal (que l considera una leyenda), se debe acceder a su significado existencial para el hombre de hoy: lo que en el siglo I se expres mediante ese 'mito', debe reexpresarse en las categoras existenciales del hombre moderno (profundizando as, de modo radical, el divorcio entre el hecho y el significado en la Escritura). Pero, a partir de 1960 incluso en ambiente catlico comenzaron a surgir una serie de publicaciones tendientes a negar o al menos a referirse de modo ambiguo a la historicidad de la concepcin virginal de Jess, as, por ejemplo, la primera edicin del clebre Catecismo Holands (9 de octubre de 1966). Varios autores ponen el nfasis en el significado de la concepcin virginal (que expresa la absoluta iniciativa de Dios en el nacimiento de Jess), pero dejan en sombra su realidad histrica (as, por ejemplo, H. Kng, Ser cristiano, p. 580). La concepcin virginal es comprendida como un teologmeno, en el sentido que es la expresin narrativa de la verdad teolgica de que Jess es Hijo de Dios de un modo nico. Para estos autores, la fe en la concepcin virginal sera un modo de expresar que Jess proviene de Dios, sin que sta tenga consecuencias en la historia de Jess. De este modo, se pretende afirmar el significado de la concepcin virginal, tomando distancia o incluso eliminando el hecho histrico. Cierto que estas posturas estn condicionadas por las precomprensiones modernas de los autores aludidos, que tienden a desconfiar de lo milagroso, as como los antiguos tendan a sobre-valorar lo milagroso. Pero no podemos dejar que las predisposiciones gobiernen la discusin. No podemos negar la concepcin virginal simplemente porque el hombre moderno no cree en ella, as como tampoco podemos afirmarla, sencillamente porque los antiguos s crean en ella. Exegetas, telogos e historiadores, deben enfrentar el tema con argumentos exegticos, teolgicos e histricos.

Vale la pena comenzar por distinguir algunos conceptos. Por Concepcin virginal, naturalmente, se comprende la creencia en que Jess fue concebido en el vientre de la Virgen Mara sin intervencin de padre humano. Un problema ciertamente relacionado, pero diferente, es el del Nacimiento virginal, que se refiere al modo del nacimiento de Jess, y finalmente al ms amplio tema de la Virginidad de Mara, que se refiere a la vida posterior de la Madre de Jess y, por lo tanto, a la interpretacin de los hermanos de Jess.

Por otra parte, si bien es evidente que la concepcin virginal es presentada por Mateo y Lucas como signo de la procedencia divina de Jess, el reconocimiento de la prioridad del valor teolgico del relato de la concepcin virginal, no slo no banaliza, sino que hace ms relevante la pregunta por su historicidad. En otras palabras aceptar la prioridad del sentido teolgico del relato no significa negar su historicidad. La cuestin acerca de la historicidad del relato incluye la virginidad corporal, o si se quiere, en los trminos ms claros, biolgica de la Madre de Jess.

II.La evidencia que procede de la autoridad

Tanto la Biblia como la enseanza de la Iglesia afirman la concepcin virginal. La labor del telogo es investigar acerca del alcance de la afirmacin, es decir, comprender qu quiere expresar la Escritura y el Magisterio al afirmar la concepcin virginal.

La evidencia bblica ser tratada ms adelante, pero parece claro que tanto Lucas como Mateo consideran la concepcin virginal como un hecho histrico.

En cuanto a la enseanza de la Iglesia, la concepcin virginal est testificada por los ms antiguos smbolos de fe. Ellos afirman, con variadas expresiones, que Jess, el Hijo nico de Dios, fue concebido por el Espritu Santo y naci de (ex) la Virgen Mara. Pero algunos dicen que los credos expresan el hecho, pero no se pronuncian por el modo. Lo central de la afirmacin de los credos, a este respecto, sera la radical insercin del Hijo de Dios en la historia y la realidad de la humanidad de Jess (tal como Gal 4,4). Pero da la impresin de que la tradicin mira la concepcin virginal como un hecho histrico, no slo en su expresin por medio de los smbolos, sino en las mltiples expresiones escritas que han llegado hasta nosotros. De modo que se puede afirmar que entre el ao 200 y el 1800, los cristianos han credo pacfica y universalmente en la concepcin virginal, en un sentido histrico. Es cierto que no hay una definicin directa del magisterio solemne, pero esto se debe a que en todo ese largo perodo no ha habido un intento serio de negar la historicidad de la concepcin virginal de Jess, cosa que ha ocurrido en mbito cristiano slo en tiempos recientes. En los primeros siglos, los nicos que negaron la concepcin virginal fueron los judos y los paganos, es decir, aquellos que negaron tambin el cristianismo en general. Slo en estos ltimos tiempos la concepcin virginal de Jess ha sido puesta en duda por cristianos que creen en la divinidad de Cristo.

III.La evidencia que procede de doctrinas interdependientes

A. Doctrinas que parecen suponer la concepcin virginal

1. La santidad de Mara parece depender de la concepcin virginal en la medida que se acepta la virginidad como un modo de vida cristiana ms perfecto que el matrimonio. Mara se vuelve as, modelo de virginidad y celibato. Pero en los relatos de la infancia no se menciona la virginidad de Mara como algo para ser imitado, ms bien ella es presentada como mujer casada (el tema de la virginidad aparece, pero en otros lugares del NT). De este modo, la santidad de Mara en los relatos de la infancia no depende de la concepcin virginal.

2. La santidad de Jess. Algunos de los telogos antiguos, que desarrollaron la doctrina del pecado original, afirmaron que Jess est exento de pecado original precisamente porque fue concebido virginalmente (dado que consideraban que el pecado original se transmita por la unin sexual de los padres). Pero la actual reformulacin de la doctrina del pecado original lo independiza del modo de la procreacin.

3. La filiacin divina de Jess. En la antigedad, la negacin de la concepcin virginal estaba acompaada de la negacin de la filiacin divina. Cierto que la concepcin virginal es un signo que manifiesta la filiacin divina de Jess, pero no se puede probar teolgicamente que el nico modo como poda encarnarse el Hijo de Dios, era por medio de una concepcin virginal. La fe en la filiacin divina de Jess se basa en los sinpticos, en Pablo y en Juan, y no descansa slo en los evangelios de la infancia.

En sntesis, la concepcin virginal no parece conditio sine qua non para afirmar la filiacin divina y la santidad de Jess, y la santidad de Mara.

B. Doctrinas que parecen desfavorables a la concepcin virginal

Hay alguna doctrinas cristiana que, tal como hoy se entiende, entre en contradiccin con la concepcin virginal de Jess?

1. Hay contradiccin entre la concepcin virginal y la preexistencia? Pannenberg considera que ambas doctrinas son irreconciliables, puesto que son dos estadios independientes del desarrollo de la cristologa del NT. Pero, aun reconociendo el carcter progresivo del desarrollo de la cristologa, no se ve la contradiccin.

2. Es contradictoria la concepcin virginal con la realidad de la humanidad del Hijo de Dios encarnado? Se puede ver cierta dependencia entre la concepcin virginal y el docetismo? Aquel que se someti a la existencia humana en todo, menos en el pecado (Heb 4,15), no deba nacer como uno de tantos? No se puede aplicar una regla a aquello que es nico. Podemos decir que los evangelistas que afirman la concepcin virginal dan tambin la genealoga humana de Jess, afirmando as la plenitud de su humanidad. Adems, autores tan contrarios al docetismo como Ignacio, no dudan en afirmar la concepcin virginal. Y, finalmente, el natus ex Virgine del credo tiene un claro carcter antidoceta. Ms difcil es la cuestin de la relacin de la concepcin virginal y la autoconciencia de Jess (que hoy se tiende a comprender como una cristologa implcita que slo en tiempos de la comunidad cristiana, se vuelve explcita). Si Mara y Jos conocan explcitamente el origen divino de Jess, cmo Jess mismo poda ignorarlo? (en el sentido de no saberlo explcitamente). Pero la cuestin es muy hipottica, porque depende de demasiadas reconstrucciones. En todo caso, se puede tambin argumentar en sentido opuesto: Jess comienza su ministerio con autoridad, sana y expulsa los demonios, y llama Abba a Dios, precisamente por que sabe que l mismo proviene de Dios de un modo nico.

IV.Evidencia que procede de la historia del dogma

Ya Ignacio de Antioquia, a inicios del siglo II, afirma la concepcin virginal en sus cartas. Son muchas las expresiones de la fe en la concepcin virginal en el s. II, por ello nos detendremos en aquellos que la negaron.

Entre los gnsticos, algunos pocos rechazan la concepcin virginal para afirmar una cristologa muy divisiva (en que el Jess de abajo es hijo de Mara y de Jos, mientras el Cristo de arriba desciende sobre el primero el da del Bautismo y lo abandona en la pasin); Marcin niega indirectamente la concepcin virginal, porque niega en absoluto la concepcin de Jess, es decir que Cristo tuviese Madre (para l, Cristo baj a Cafarnaum desde el cielo, a los 30 aos, y comenz su ministerio).

Entre los judeocristianos, algunos de los ebionitas, negaron la concepcin virginal junto con negar la divinidad de Jess. De dnde surge esta conviccin? Podemos afirmar que esta negacin depende de alguna tradicin histrica que circulaba en Palestina? O bien, la negacin tiene su fuente en la polmica juda anticristiana? No tenemos documentacin que nos permita responder con certeza.

Qu tan conocida era la concepcin virginal en la Iglesia post-apostlica? Slo Ignacio entre los Padres Apostlicos la menciona (pero, en este perodo, la documentacin es muy escasa y por tanto el argumento ex silentio es frgil). Pero, pocos aos despus de Ignacio, poseemos mltiples testimonios de la concepcin virginal. As, Arstides, Justino, Taciano, Melitn, el Credo Romano, el Protoevangelio de Santiago, el Testamento de los Patriarcas, la Ascensin de Isaas, las Odas de Salomn. Algunas de estas obras tienen races palestinas y en tradiciones sobre la infancia de Jess tal vez independientes de los evangelios cannicos.

En sntesis, este incompleto cuadro da la idea de la amplia aceptacin de la concepcin virginal de Jess entre los cristianos del siglo segundo. Por otra parte, no hay evidencia de una tradicin histrica que niegue la concepcin virginal.

V.La evidencia que procede de la Escritura

Dado que no encontramos con certeza alguna tradicin histrica sobre el origen de Jess distinta de la de los sinpticos, las tradiciones contenidas en Mateo y Lucas se presentan como las nicas. Ambos escribieron en torno al ao 80, y cada uno ignoraba el escrito del otro (es decir, se trata de tradiciones, hasta cierto punto, independientes). Ambos presentan la concepcin virginal como un hecho histrico. Las diferencias de ambas tradiciones muestran que los relatos circularon largo tiempo antes de ser puestos por escrito, de ah que en aquello que ambas tradiciones concuerdan, debe ser material muy antiguo, y la concepcin virginal de Jess por obra del Espritu Santo es uno de los pocos puntos en que ambas tradiciones concuerdan.

A. Argumentos bblicos contrarios a la concepcin virginal

1. El ms serio consiste en la dificultad de armonizar la tan alta cristologa que supone la concepcin virginal con la teora, ampliamente aceptada, de la explicitacin progresiva de la cristologa del NT, en que aparece natural proponer la concepcin virginal como un teologmeno que expresara narrativamente una cristologa relativamente tarda. Cmo comprender el proceso gradual de explicitacin de la cristologa si ya Mara y Jos saban de modo tan claro el origen divino de Jess? La dificultad no es insuperable si se distingue el hecho de la concepcin virginal de la cristologa que rodea los relatos de la infancia que, al menos de modo implcito, depende de ella. Puede conocerse el hecho, sin sacar inmediatamente las consecuencias cristolgicas del hecho.

2. El carcter dudoso de los relatos de la infancia, en general. Si los relatos de la infancia son histricamente dudosos, las doctrinas contenidas en ellos sern tambin dudosos histricamente. De hecho, las dos narraciones de la infancia de Jess son tan diferentes hasta ser irreconciliables (cf. Mt 2,14 con Lc 2,39). Hay varias tradiciones y mucho trabajo del redactor en cada una de las narraciones de la infancia. De todos modos, la crtica de los textos permite distinguir fuentes ms legendarias, otras ms histricas y el trabajo del redactor. La concepcin virginal de Jess por obra del Espritu Santo pertenecera a las tradiciones ms histricas (provenientes de la familia de Jess?), precisamente porque es uno de los pocos datos comunes a los dos evangelistas.

3. El silencio del resto del NT respecto de la concepcin virginal. Qu significa el silencio del resto del NT a este respecto?

Pablo: el carcter ocasional de sus cartas no permite sacar conclusiones a partir de los silencios de ellas, mxime dado el desinters de Pablo por la vida terrena de Jess. Gal 4,4 no menciona la concepcin virginal, pero tampoco la niega, as como tampoco la niegan Rom 1,3 y Gal 3,16 (descendencia de David y Abraham). Hay relacin terminolgica entre Rom 1,3-4 y Lc 1,31-35, pero no hay evidencia ni a favor ni en contra de que Pablo haya conocido la concepcin virginal de Jess.

Marcos: el ms antiguo de los evangelios no menciona el nacimiento virginal y es el nico que no llama a Jess el hijo del carpintero o el hijo de Jos. En Marcos, Jess es llamado el hijo de Mara. El silencio de Marcos es una presuncin fundada, pero no una prueba definitiva de su ignorancia acerca de la concepcin virginal de Jess.

Juan: fuera de 1,13, que si la lectura original fuera en singular, habra una referencia a la concepcin virginal de Jess, no se encuentran otros indicios del tema en el cuarto evangelio. Esto es significativo, puesto que se trata de un evangelio que posee una antigua tradicin histrica y est redactado al final del siglo I.

Los relatos de la infancia: ya se ha dicho que estos relatos son redactados a partir de una serie heterognea de tradiciones. Entre ellas, pudo haber algunas que ignoraban la concepcin virginal.

El silencio de muchas tradiciones del NT muestra que la concepcin virginal no formaba parte de la ms primitiva predicacin cristiana, pero no se opone a la historicidad del hecho. Esta situacin es la que favorece la teora del teologmeno, es decir, la hiptesis que sostiene que, en torno al ao 70, cuando la cristologa del NT haba alcanzado cierto desarrollo, en algunos ambientes cristianos se teologiz la conviccin de que Jess provena de Dios de un modo nico y esa conviccin se expres por medio de los relatos de la concepcin virginal. Pero, por otra parte, uno puede suponer que hasta los aos 60 la tradicin familiar de la concepcin virginal circulaba en un ambiente ms bien estrecho.

B. Los argumentos bblicos favorables a la historicidad

1. El origen de la idea de la concepcin virginal. Est bien documentada, tanto en la Biblia como fuera de ella, la creacin de relatos de nacimientos prodigiosos redactadas en favor de grandes personajes, para expresar que la Providencia divina los acompa desde el inicio de su existencia. Si las narraciones de la concepcin de Jess entrara en los marcos de los relatos existentes, sera natural pensar que al nacimiento de Jess se le aplica un molde ya hecho y que, por tanto, se debe desconfiar de la historicidad de aquellos datos. As, el nacimiento de Juan el Bautista se puede comprender a partir del nacimiento de Isaac o de Samuel. Pero, en el caso de la concepcin de Jess, al menos de acuerdo a la documentacin disponible, no se encuentra un paralelo preciso. Es decir, se trata de algo nico, que no parece basarse en un relato anterior que le sirva de modelo. En la literatura grecorromana hay relatos que comportan una cierta semejanza, pero todos ellos esperan algn tipo de hierogamia, en que una divinidad masculina hace las veces de padre humano; en las narraciones evanglicas, se presenta la concepcin de Jess como no-sexual, en que no hay una divinidad masculina que haga las veces de padre humano en la fecundacin de la Virgen Mara.

Ni en el AT hebreo, ni en el resto de la literatura juda precristiana se encuentra algn relato de concepcin virginal, ni siquiera en relacin con la venida del Mesas. De la literatura judeohelenista se podra esperar algn dato, o al menos algn desarrollo de Is 7,14 (la virgen concebir), pero no hay evidencia de que ese versculo, que slo en griego habla de una virgen, haya sido desarrollado mesinicamente o haya jugado un papel importante en el origen de la narracin de Mateo, que lo cita, y mucho menos Lucas, que no lo cita. Algo que se parece a una concepcin virginal se encuentra en Filn al referirse al nacimiento de las virtudes, pero estamos en un campo explcitamente alegrico, y no parece que los escritos de Filn hayan tenido mucha difusin e influencia en el siglo I, y menos en ambiente semtico, que es la cuna de las tradiciones evanglicas sobre la infancia de Jess. De este modo, no hay ningn paralelo satisfactorio para explicar el origen de las narraciones de la concepcin virginal de Jess. Lo que invita a mirar a la historia como su fuente.

2. La acusacin de ilegitimidad. Hay elementos en el NT que transmiten la acusacin de que Jess era hijo ilegtimo. De acuerdo al relato de Mateo, Jess debi nacer antes del tiempo reglamentario, dado que Jos lleva a Mara a su casa cuando ella ya est embarazada. Tambin Mc 6,3 en que Jess es llamado hijo de Mara y Jn 8,41 en que los judos afirman nosotros no hemos nacido ilegtimamente, son indicios de este rumos que circulaba en tiempos de Jess. Cmo explicar la existencia del rumor si Jess hubiese sido hijo de Jos?

Narracin de Mateo 1,18-25

18 La generacin de [Jess] Cristo fue as: Su madre, Mara, estaba desposada con Jos y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontr encinta por obra del Espritu Santo. 19 Su esposo Jos, como era justo y no quera ponerla en evidencia, resolvi repudiarla en secreto.

20 As lo tena planeado, cuando el ngel del Seor se le apareci en sueos y le dijo: Jos, hijo de David, no temas tomar contigo a Mara tu mujer, porque lo engendrado en ella viene del Espritu Santo. 21 Dar a luz un hijo, y t le pondrs por nombre Jess, porque l salvar a su pueblo de sus pecados.

22 Todo esto sucedi para que se cumpliese el orculo del Seor por medio del profeta:

23 Ved que la virgen concebir y dar a luz un hijo, y le pondrn por nombre Emmanuel, que traducido significa: 'Dios con nosotros'.

24 Despertado Jos del sueo, hizo como el ngel del Seor le haba mandado, y tom consigo a su mujer. 25 Y no la conoca hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jess.

Qu relacin hay entre los relatos de la infancia en Mateo y en Lucas?

Qu elementos son diferentes?

Cmo llegaron a ser tan diferentes los relatos de la infancia?

Hay elementos contradictorios?

Qu relacin tiene Mt 1,18-25 con Lc 1,26-35?

Qu elementos son comunes?

Cmo se explican los elementos comunes?

Infancia de Jess en Mateo:

Genealoga de Jess - Concepcin virginal de Mara (Jos asume la paternidad legal de Jess) - Adoracin de los Magos - Huida a Egipto y muerte de los inocentes - Vuelta de Egipto y residencia en Nazaret.

Infancia de Jess en Lucas:

Prlogo - Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista - La Anunciacin - La Visitacin - El Magnificat (Cntico de Mara) - Nacimiento de Juan el Bautista - Circuncisin de Juan el Bautista - El Benedictus (Cntico de Zacaras) - Vida oculta de Juan el Bautista - Nacimiento de Jess y visita de los pastores - Circuncisin de Jess - Presentacin de Jess en el Templo - El Nunc Dimittis (Cntico de Simen) - Profeca de Simen - Profeca de Ana - Vida oculta de Jess en Nazaret - Jess entre los doctores - Ms sobre la vida oculta.

Mara en el Evangelio de San Juan

En el Evangelio de Juan, aparecen dos escenas donde est presente la Madre de Jess. Se trata de las bodas de Can y Mara al pie de la Cruz, y una posible referencia al nacimiento virginal en el prlogo. Pero adems se encuentran algunos otros versculos con implicancias mariolgicas.

1.Posible alusin al nacimiento virginal en el prlogo

Jn 1,12-14: 12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13 la cual no naci de sangre, ni de deseo de hombre, sino que naci de Dios. 14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo nico, lleno de gracia y de verdad (traduccin de la Biblia de Jerusaln).

Si bien todos los manuscritos antiguos llevan la lectura en plural, referida a los cristianos, pero aparece en singular en los textos de muchos autores patrsticos y en la Vetus Latina. Si el texto original es el singular, entonces tenemos una referencia a la concepcin virginal.

oj ou)k e)c aima/twn

ou)de\ e)k qelh/matoj sarko\j

ou)de\ e)k qelh/matoj a)ndro\j

a)ll' e)k qeou= e)gennh/qh (Jn 1,13)

+ No de sangre: Indicara la ausencia de efusin de sangre de la madre en el parto, segn el texto de Lv 12,4-7. Indicio de la reflexin posterior de la virginitas in partu.

+ No por voluntad de carne: Excluira la participacin del varn en la concepcin del Verbo que se hace carne.

+ No por voluntad de hombre: Afirmara la ausencia de deseo carnal en la concepcin.

+ Sino de Dios: Afirmara la paternidad divina

Habra, segn De la Potterie, una gradacin ascendente en las afirmaciones:

1. Exclusin de la sangre, el elemento ms material; 2. Exclusin del deseo de la carne; 3. Exclusin de la voluntad de hombre; 4. Subraya el origen divino

2.La Madre de Jess en las bodas de Can

La historia de la exgesis cuenta con la perspectiva alegrica de la Patrstica y la Edad Media, luego la exgesis histrico crtica (s. XX), y finalmente la exgesis simblico-teolgica (reciente). Su centro es cristolgico y busca mostrar el carcter mesinico de Jess y la superioridad de la economa cristiana sobre la juda.

Estructura del relato de las bodas de Can, Jn 1,1-12

Jn 1,1-2A1 Tres das despus se celebraba una boda en Can de Galilea y estaba all la madre de Jess. 2 Fue invitado tambin a la boda Jess con sus discpulos.

2,3-5B3 Y, como faltara vino, porque se haba acabado el vino de la boda, le dice a Jess su madre: No tienen vino. 4 Jess le responde: Qu tengo yo contigo, mujer? Todava no ha llegado mi hora. 5 Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que l os diga.

2,6-8C6 Haba all seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judos, de dos o tres medidas cada una. 7 Les dice Jess: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala. Ellos lo llevaron.

2,9-10B'9 Cuando el maestresala prob el agua convertida en vino, como ignoraba de dnde era (los sirvientes, los que haban sacado el agua, s que lo saban), llama el maestresala al novio 10 y le dice: Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya estn bebidos, el inferior. Pero t has guardado el vino bueno hasta ahora.

2,11-12A'11 As, en Can de Galilea, dio Jess comienzo a sus seales. Y manifest su gloria, y creyeron en l sus discpulos. 12 Despus baj a Cafarnam con su madre y sus hermanos y sus discpulos, pero no se quedaron all muchos das.

As como la Anunciacin, las bodas de Can pueden leerse en clave de alianza. Los textos ms iluminadores corresponden al Sina, Ex 19,3-8 y 24,3.7. Hay bastantes correspondencias que muestran las insistencias del texto.

3.El discpulo amado acoge a Mara

Jn 19,25 Junto a la cruz de Jess estaban su madre y la hermana de su madre, Mara, mujer de Clops, y Mara Magdalena. 26 Jess, viendo a su madre y junto a ella al discpulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ah tienes (ide) a tu hijo. 27 Luego dice al discpulo: Ah tienes (ide) a tu madre. Y desde aquella hora el discpulo la acogi en su casa.

Las frmulas con he aqu (ide), revelan la verdadera identidad de las personas en el Evangelio de Juan, cf. 1,29; 1,36; 1,47; 19,26; 19,27. Se trata de la revelacin de la verdadera identidad de Mara, la Madre de Jess, que es mostrada como Madre del discpulo amado. La maternidad no es una actividad puramente funcional que acaba con el parto y la crianza; la maternidad de Mara se prolonga en los discpulos, es decir en la Iglesia. El discpulo amado es declarado hijo de Mara. El discpulo amado la acogi (elaben) entre lo propio. El verbo lamba/nw tiene un significado muy profundo en el Evangelio de San Juan.

Desarrollo histrico de la mariologa en la teologa cristiana

La reflexin mariolgica no nace ni se desarrolla autnomamente. Histricamente, la mariologa nace en relacin a la cristologa, y se desarrolla en relacin a la antropologa teolgica y a la eclesiologa. De hecho, los dos dogmas ms antiguos (virginidad y maternidad divina) estn en estrecha relacin con la cristologa; mientras los dogmas definidos en edad moderna (inmaculada concepcin y asuncin) estn referidos a la antropologa teolgica y a la eclesiologa.

La exposicin del desarrollo del dogma mariano en la Iglesia antigua, se divide de la siguiente manera:

1. Mara Madre de Jess: Cristo, verdadero hombre

2. Mara Madre Virgen: Cristo, verdadero Dios

3. Eva - Mara - Iglesia: Unidad de la historia de la salvacin

4. Mara Thetokos: Unidad de la persona de Cristo

Cada una de las verdades que se afirma de Mara, estn en relacin con el conjunto de la teologa cristiana y, especialmente, con el desarrollo de la cristologa. Como es sabido, el desarrollo del dogma cristolgico fue estimulado por las herejas. Por lo anterior, ser necesario estudiar el inicio de la mariologa teniendo siempre como teln de fondo, las controversias cristolgicas que motivan la primitiva reflexin cristiana.

Mara, verdadera Madre-Virgen de Jess

A. Desviaciones doctrinales en torno a la maternidad virginal

Las primeras desviaciones doctrinales en torno a la mariologa, dependen de la cristologa. Por una parte, algunos gnsticos y todos los marcionitas, con su acostumbrada aversin a la materia y a la carne, negaban la verdadera maternidad de Mara respecto de Jess (aceptando la concepcin virginal); por otra parte, tanto los judos como algunos judeocristianos radicales y por otros motivos tambin los paganos negaban la concepcin virginal (acentuando la humanidad de Jess).

1. Docetistas

Tertuliano, Adversus Marcionem, IV,19,6: Vamos al argumento que utilizan constantemente todos los que, en las controversias, miran en menos el nacimiento del Seor: l mismo dicen afirma que l no ha nacido cuando declara: 'Quin es mi madre, y quines son mis hermanos?' As los herejes siempre arrastran donde quieren, con sus conjeturas, las sentencias simples y a la letra, o bien, al contrario, quitan valor [a las afirmaciones] bajo ciertas condiciones y razones, por la lectura literal, como en este pasaje.

Inicio del Evangelio [segn Marcin]: En el ao quince del imperio de Tiberio Csar, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Jess baj [del cielo] a Cafarnam, ciudad de Galilea, y los sbados les enseaba (Lc 3,1/4,31, cf. Adv. Marc., IV,7; Panarion 42).

Ireneo, Adversus haereses, I,7,2: Algunos de ellos tambin andan diciendo que [el Demiurgo] engendr a un Cristo hijo suyo, pero psquico, el cual habra hablado por los profetas. ste sera el que pas por Mara como agua por un tubo, sobre el cual en el bautismo descendi el Salvador desde el Plroma, en forma de paloma; tambin Achamot habra sembrado en l la semilla espiritual.

Adversus haereses, III,22,1. Yerran, pues, quienes afirman que l nada recibi de la Virgen: para arrancar la herencia de la carne, arrebatan tambin la semejanza. Porque si aquel primero tuvo su creacin y su substancia de la tierra por mano y arte de Dios, pero Dios no hubiese hecho a ste de (ex) Mara, no se conservara la semejanza en el ser hecho hombre segn la imagen y la semejanza, y el Hacedor se mostrara inconsecuente, no teniendo cmo manifestar su sabidura. Lo mismo es afirmar que apareci como un hombre sin ser hombre, y decir que se hizo hombre sin tomar nada del hombre.

Ireneo, I,25,1: [Segn Carpcrates] Iesum autem ex Ioseph natum, et cum similis reliquis hominibus fuerit, distasse a reliquis secundum id quod anima eius, firma et munda cum esset...2. Judos, ebionitas y paganos

Justino, Dilogo con Trifn, 43,7. Ahora bien, es cosa patente para todos que nadie jams, fuera de nuestro Cristo, ha nacido de una virgen en el linaje carnal de Abrahn, ni de nadie se ha dicho tal cosa. 8. Mas como vosotros y vuestros maestros os atrevis a decir, primero, que no dice el texto de la profeca de Isaas: 'Mirad que la virgen (h( parqe/noj) concebir', sino: 'Mirad que la joven (h( nea=nij) concebir y dar a luz'; y luego la interpretis como referida a vuestro rey Ezequas...

Dilogo con Trifn, 48.1. Y afirm Trifn [...]: decir que ese vuestro Cristo preexiste como Dios antes de los siglos, y que luego se dign nacer hecho hombre, y no es hombre que venga de hombres, no slo me parece absurdo, sino necio. [...] 4. Porque, amigos, hay algunos de vuestro linaje, que lo confiesan como el Cristo, pero afirman que es hombre nacido de hombre (anqrwpon de\ e)c a)nqrwpwn).

Adversus haereses, III,19,1-3. Adems, quienes dicen que era un simple hombre, engendrado por Jos, perseverando en la servidumbre de la antigua desobediencia mueren, por no mezclarse con el Verbo de Dios Padre, ni participar de la libertad del Hijo (...) Por esto quin describir su generacin?. Porque es un hombre, quin lo reconocer?. Lo reconocer aquel a quien el Padre que est en los cielos lo revele, para que entienda que no de la voluntad de la carne ni de la voluntad de varn ha nacido el Hijo del hombre, que es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (...) Las Escrituras no daran todos estos testimonios acerca de l, si fuese slo un hombre semejante a todos. Pero como tuvo una generacin sobre todas luminosa, del Padre Altsimo, y tambin llev a trmino la concepcin de la Virgen, las divinas Escrituras testimonian ambas cosas sobre l: que es hombre sin belleza y pasible, que se sent sobre la cra de una asna, que bebi hiel y vinagre, que fue despreciado del pueblo y que descendi hasta la muerte; pero tambin que es Seor santo y Consejero admirable, hermoso a la vista, Dios fuerte, que viene sobre las nubes como Juez de todos (...) Este es el Hijo de Dios, Seor nuestro, Verbo existente del Padre e Hijo del Hombre porque naci de (ex) la Virgen Mara; que tuvo su origen de los hombres pues ella misma era un ser humano; tuvo la generacin en cuanto hombre, y as lleg a ser Hijo del Hombre.

Tertuliano, De carne Christi, 14,5: Poterit haec opinio ebioni convenire, qui nudum hominem et tantum ex semine David, id est, non et Dei Filium, constituit Iesum.Orgenes, Contra Celso, V,61: Concedamos tambin que hay quienes reciben a Jess y por ello se ufanan de ser cristianos, pero que se empean en vivir an segn la ley de los judos, a la manera de la muchedumbre de los judos. Es la doble secta de los ebionitas, de los que unos confiesan, como nosotros, que Jess naci de una virgen; otros, que no naci as, sino como los dems hombres.

Comentario a Mateo, XVI,12: Y cuando consideres la fe acerca del Salvador de los judos creyentes en Jess (que a veces piensan que Jess es hijo de Mara y de Jos, mientras otras veces piensan que slo es hijo de Mara y del Espritu divino, de ningn modo de acuerdo a la theologia acerca de l), entonces vers cmo este ciego dice Hijo de David, ten piedad de m y los muchos lo censuran.

Eusebio, Historia Eclesistica, III,27: 1. A stos los llamaron ebionitas, como cuadraba, puesto que tenan sobre Cristo pensamientos pobres y de baja estima. 2. Y es que pensaban de l que era simple y comn hombre solamente, justificado a medida que progresaba en su carcter, y nacido de la unin de un hombre y de Mara.

Orgenes, Comentario a Tito, De acuerdo a lo que podemos comprender, segn nuestras fuerzas, describamos quin es el hombre hertico (cf. Tit 3,10): Todo el que confiesa que l cree en Cristo, pero declara que uno es el Dios de la ley y los profetas y otro el Dios de los Evangelios (...). Pero adems se debe creer lo nico y lo mismo tambin de aquel que opinara algo de falso acerca del Seor Nuestro Jess Cristo. Ya sea de acuerdo a aquellos que dicen que l naci de Jos y Mara, tal como los ebionitas y valentinianos (...), ya sea segn aquellos que ciertamente lo declaran Dios, pero que no ha asumido alma y cuerpo terreno, los que con la apariencia de dirigir como una mayor gloria al Seor Jess, atestiguan que todo lo que ha sido hecho por l, son ms apariencias de hechos que hechos verdaderos, y aquel que declara que no naci de la Virgen, sino que apareci en Judea, adulto de treinta aos. Otros, por el contrario, creen que l fue generado de la Virgen, pero afirman que la Virgen pens que lo dio a luz, pero no lo dio a luz verdaderamente. Afirman que la Virgen habra realizado el misterio de la generacin de modo aparente (putativae).

* Sobre las objeciones paganas, cf. Orgenes, Contra Celso, I,28; I,32; I,39; I,69; II,13.

De acuerdo a los textos ledos, qu consecuencias cristolgicas tienen la negacin de la verdadera maternidad y la negacin de la concepcin virginal?

B. Enseanza de la Iglesia

Poseemos testimonios bastante slidos del s. III para la reconstruccin del smbolo de la fe, ya con estructura trinitaria. Ms difcil es colmar el arco de tiempo entre los relatos de la anunciacin y el siglo III, pues, no contamos con las necesarias fuentes litrgicas del siglo II. Pero los textos patrsticos orientan la investigacin: Algunos autores cristianos transmiten explcitamente lo fundamental de la regula fidei; y otros textos patrsticos transmiten libremente elementos del credo.

1. El Credo apostlico

Symbolo de la Traditio Apostolica, 25:

Credis in Christum Iesum, Filium Dei,

qui natus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine,

et crucifixus sub Pontio Pilatus...?

2. Expresiones de la regula fideiTertuliano, De praescriptione haereticorum, 13,1-3: Ahora bien, es regla de fe (...): Que hay un solo Dios y no distinto del Creador del mundo, que produjo de la nada todas las cosas mediante su Verbo, emitido antes de todas ellas; que este Verbo, llamado su Hijo, visto de diversas formas en nombre de Dios, por los patriarcas, odo siempre en los profetas, descendido finalmente, por el Espritu y el Poder de Dios Padre, a la Virgen Mara, hecho carne en su seno y nacido de ella (ex Spiritu Patris Dei et Virtute in Virginem Mariam, carnem factum in utero eius et ex ea natum), fue Jesucristo.

De praescriptione haereticorum, 36,5: Unum Deum Dominum nouit, Creatorem universitatis, et Christum Iesum ex Virgine Maria Filium Dei Creatoris.

De virginibus velandis, I,3: Regula quidem fidei una omnino est, sola immobilis et irreformabilis, credendi scilicet in unicum Deum omnipotentem, mundi conditorem, et Filium eius Iesum Christum, natum ex Virgine Maria, crucifixum sub Pontio Pilato, tertia die resuscitatum a mortuis, receptum in caelis, sedentem nunc ad dexteram Patris, uenturum iudicare uiuos et mortuos per carnis etiam resurrectionem.

Adversus Praxeam, 2,1: Pero nosotros... creemos en un nico Dios, pero con este orden que llamamos 'economa', de modo que del nico Dios exista tambin un Hijo, su Verbo que procedi de l, por quien todo fue hecho y sin el cual nada fue hecho (Jn 1,3). l fue enviado por el Padre a la Virgen y naci de ella (Hunc missum a Patre in Virginem, et ex ea natum); hombre y Dios, Hijo del hombre e Hijo de Dios, llamado Jesucristo. l padeci, muri y fue sepultado segn las Escrituras, fue resucitado por el Padre y vuelto al Cielo est sentado a la diestra del Padre y ha de venir a juzgar a vivos y muertos...

Ireneo de Lyon, Adversus haereses, I,10,1. La Iglesia, extendida por el orbe del universo hasta los confines de la tierra, recibi de los Apstoles y de sus discpulos la fe en un solo Dios Padre Soberano universal 'que hizo los cielos y la tierra y el mar y todo cuanto hay en ellos' (Ex 20,11; Sal 145,6), y en un solo Jesucristo Hijo de Dios, encarnado por nuestra salvacin, y en el Espritu Santo, que por los profetas proclam las Economas y el advenimiento, la generacin de la Virgen (ex Virgine), la pasin y la resurreccin de entre los muertos y la asuncin a los cielos del amado Jesucristo Nuestro Seor; y su advenimiento de los cielos en la gloria del Padre para recapitular todas las cosas (Ef 1,10) y para resucitar toda carne del gnero humano; de modo que ante Jesucristo nuestro Seor y Dios y Salvador y rey, segn el beneplcito (Ef 1,9) del Padre invisible (Col 1,15) 'toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los infiernos, y toda lengua lo confiese' (Flp 2,10-11).

Adversus haereses, III,4,2: In unum Deum credentes, fabricatorem caeli et terrae et omnium quae in eis sunt, et Christum Iesum Dei Filium, qui propter eminentissimam erga figmentum suum dilectionem eam quae esset ex Virgine generationem sustinuit, ipse per se hominem adunans Deo, et passus sub Pontio Pilato, et resurgens...

Demostracin de la predicacin apostlica, 6. He aqu la Regla de nuestra fe, (...) el Logos de Dios, Hijo de Dios, Jesucristo Nuestro Seor, que se ha aparecido a los profetas (...) al fin de los tiempos para recapitular todas las cosas, se hizo hombre entre los hombres, visible y tangible, para destruir la muerte, para manifestar la vida y restablazer la comunin entre Dios y el hombre.

3. Elementos de las frmulas de fe

Ignacio de Antioqua, A los Efesios, VII.2:

Hay un solo mdico:

carnal y espiritual;

creado e increado;

Dios hecho carne;

vida verdadera en la muerte;

[nacido] de Mara y de Dios (kai e)k Mariaj kai e)k qeou);

primero pasible y luego impasible:

Jesucristo nuestro Seor.

A los Efesios, XVIII,2. Pues, segn el designio de Dios, por Mara (u(po\ Mari/aj) fue concebido Jess, el Cristo, nuestro Dios (o( ga/r qeo/j h(mw=n), del linaje de David (e)k spe/rmatoj me\n Daui/d) y del Espritu Santo, el cual naci y fue bautizado para que por su pasin fuese purificada el agua. XIX,1. Y qued oculta al prncipe de este mundo la virginidad de Mara y su parto (h( parqenia Mariaj kai o( toketo\j au)th=j), asimismo, la muerte del Seor. Tres misterios clamorosos que tuvieron lugar en el silencio de Dios.

A los Tralianos, IX,1. Por tanto, haceos los sordos cuando alguien os hable a no ser de Jesucristo, el de la descendencia de David, el hijo de Mara, que naci verdaderamente (tou= e)k ge/nouj Daui/d, tou= e)k Mari/aj, o(\j a)lhqw=j e)gennh/qh), que comi y bebi, que fue verdaderamente perseguido en tiempo de Poncio Pilato, que fue crucificado y muri verdaderamente a la vista de los seres celestes, terrestres e infernales.

A los Esmirniotas, I,1-2 ...slidamente establecidos en el amor por la sangre de Cristo y repletos de certeza en nuestro Seor, que es verdaderamente de la estirpe de David segn la carne, hijo de Dios por voluntad y poder de Dios, nacido verdaderamente de una virgen, bautizado por Juan para que toda justicia fuese cumplida por l, crucificado verdaderamente en la carne por nosotros bajo el poder de Poncio Pilato...

Justino, Dilogo con Trifn, 85,2: Y, en efecto, todo demonio se somete y es vencido, si se le conjura en el nombre de este mismo Hijo de Dios y primognito de toda la creacin, que naci de la Virgen y se hizo hombre pasible, fue crucificado por vuestro pueblo bajo Poncio Pilato y muri y resucit de entre los muertos y subi al cielo.

Melitn de Sardes, De Pascha, 104: ste es el que hizo el cielo y la tierra, el que form al hombre en el principio, el que fue anunciado por la ley y los profetas, el que se encarn en una Virgen (ou(=to/j e)stin o( e)n parqe/n% sarkwqei/j), el que fue suspendido en un madero, el que fue sepultado en tierra, el que resucit de los muertos y subi a las alturas de los cielos.

(H Qeoto/koj, Mara, la Madre de Dios

Nestorio (350-451)

Libro de Herclides. Dnde han dicho los Padres que el Dios Logos ha nacido segn la carne de una mujer? (...) Empieza a probar que los Padres la hayan llamado Madre de Dios, o que el Dios Logos nazca de la carne; y as tambin que haya sufrido, muerto y resucitado (...). Qu quieres probar? Qu me he servido mal de la palabra que est en la profesin de fe de los Padres, y que necesito pedir que se me explique? Mustrame que el Dios Logos ha nacido, segn la carne, de una mujer; explica en seguida cmo t entiendes que ha nacido (...). A ellos (a los herejes) mucho les gusta y proclaman el nombre de Madre de Dios para poder decir que Dios ha muerto. En cuanto a los Padres que han resistido hasta la muerte a los herejes, y que habran dicho Madre de Dios, en realidad ellos no emplean esta expresin en ninguna parte.

Carta I a Celestino. Hemos encontrado aqu una no pequea corrupcin de la ortodoxia entre algunos, a los que corregimos a veces con benignidad, a veces con dureza. Pues se trata de una enfermedad no leve, sino semejante a la corrupcin de Apolinar y de Arrio; pues mezclan la visin del Seor con la del hombre, con una confusin debida a cierta mezcla. A tal punto que algunos clrigos, o por impericia, o por una hereja fraudulenta o escondida, como frecuentemente sucedi en el tiempo de los apstoles, sufren la misma enfermedad de los herejes, y abiertamente blasfeman diciendo que el Dios Logos consubstancial al Padre tom origen de la Virgen Christotkos (...). Y hacen que la divinidad haya sufrido con la carne, y blasfeman diciendo que la carne unida a la divinidad se hizo divina con una deificacin como la del mismo Logos, lo que no es otra cosa sino corromper ambas cosas. Y aun se han atrevido a llamar a la Virgen Christotkos como si fuera divina junto con Dios; pues no se horrorizan de llamarla Madre de Dios, cuando los Santos Padres por medio de la predicacin, sobre todo de Nicea, nada ms afirmaron sobre la Santa Virgen sino que Nuestro Jesucristo se encarn por el Espritu Santo de Mara Virgen.

Sermn IX. Escuchen eso quienes, enceguecidos respecto a la Economa de la Encarnacin del Seor, no entienden ni lo que dicen ni lo que otros afirman. Estos, segn sabemos, con frecuencia suscitan entre nosotros estas cuestiones: Debe llamarse a Mara Theotkos, esto es la que ha concebido o dado a luz a Dios, o bien Anthropotkos, o sea progenitora del hombre? Pero es que Dios tiene madre? Un griego atribuye impunemente madres a los dioses. Si es as, Pablo minti cuando dijo de la divinidad de Cristo: Sin padre, sin madre, sin genealoga (Heb 7,5). No, Excelencia: Mara no engendr la divinidad (pues lo que nace de la carne es carne). La criatura no concibi al increado. El Padre no engendr en los ltimos tiempos al Dios Logos de una Virgen. La criatura no concibi al Creador, sino engendr a un hombre instrumento de la divinidad. El Espritu Santo no cre al Dios Logos (y lo que de ella naci, naci del Espritu Santo), sino que en el seno de la Virgen fabric un templo para que el Dios Logos en l habitase.

Sermn X. Pilatos no mat la divinidad sino el vestido de la divinidad; Jos de Arimatea no puso en el sepulcro al Dios Logos envuelto en una sbana (...). Escucha este argumento, por el que consta que no pudo ser herida la divinidad: Sali, dice Juan, sangre y agua. Pero si muri el mismo que da la vida, quin habra subsistido para poder resucitarlo muerto? Vino hecho hombre para resucitar a los muertos, no para contarse l mismo entre los muertos; para dar un auxilio a los cados, no para necesitar l mismo, cado, de algn auxilio.

Cirilo de Alejandra (+ 444)

Segunda Carta a Nestorio, ao 430 (DH 250-251)

Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo, transformada, se hizo carne; pero tampoco que se trasmut en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; sino, ms bien, que habiendo unido consigo el Verbo hipostticamente (kaq' u(po/stasin) una carne animada de alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado hijo del hombre, no por sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asuncin de la persona sola, y que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un slo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la unin, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen ms bien para nosotros un solo Seor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad....

Porque no naci primeramente un hombre cualquiera, de la Santa Virgen, y luego descendi sobre l el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se someti a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne.

De esta manera ellos [los santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar Madre de Dios a la santa Virgen, no ciertamente porque la naturaleza del Verbo o su divinidad hubiera tenido origen de la Santa Virgen, sino que, porque naci de ella el santo cuerpo dotado de alma racional, a la cual el Verbo se uni sustancialmente, se dice que el Verbo naci segn la carne.

Anatematismos de Cirilo, aadidos a la Carta del Snodo, ao 430 (DH 254)

3. Si alguno divide en el solo Cristo las hipstasis despus de la unin, unindolas slo por la conexin (suna/feia) de la dignidad o de la autoridad y potestad, y no ms bien por la conjuncin que resulta de la unin natural (e(/nosij fusikh/), sea anatema.

Frmula de unin entre Cirilo y los obispos antioquenos, ao 433 (DH 272)

Confesamos, consiguientemente, a nuestro Seor Jesucristo Hijo de Dios unignito, Dios perfecto y hombre perfecto, de alma racional y cuerpo, antes de los siglos engendrado del Padre segn la divinidad, y el mismo en los ltimos das, por nosotros y por nuestra salvacin, nacido de Mara Virgen segn la humanidad, el mismo consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad y consustancial con nosotros segn la humanidad. Porque se hizo la unin de dos naturalezas (Du/o ga/r fu/sewn e(/nwsij ge/gonen), por lo cual confesamos a un solo Seor y a un solo Cristo. Segn la inteligencia de esta inconfundible unin, confesamos a la santa Virgen por madre de Dios, por haberse encarnado y hecho hombre el Verbo de Dios y por haber unido consigo, desde la misma concepcin, el templo que de ella tom.

Y sabemos que los telogos, en cuanto a las voces evanglicas y apostlicas sobre el Seor, unas veces las hacen comunes como de una sola persona, otras las reparten como de dos naturalezas, y ensean que unas cuadran a Dios, segn la divinidad de Cristo; otras son humildes, segn la humanidad.

Bajo tu misericordia nos refugiamos, Madre de Dios ...

En 1917, la Biblioteca John Ryland, de Manchester, adquiri un pequeo papiro de solo 18 x 9,4 cm., que fue catalogado como Ryl. III, 470. El papiro contiene una oracin cristiana de gran valor, tanto por su contenido como por su datacin.

Contenido del papiro

El texto del pequeo papiro fue editado en 1938, sin que su contenido fuese identificado hasta el ao siguiente por F. Mercenier: Se trataba de la oracin mariana conocida hoy como el Bajo tu amparo (en latn, Sub tuum praesidium). Si bien, el texto no est completo (cosa normal entre los papiros), el sentido de las palabras es claro y seguro. A continuacin se ofrece una reproduccin del papiro y luego una reconstruccin de su contenido. Entre parntesis cuadrados se anota el texto reconstruido:

Texto existente Reconstruccin Traduccin literal

: PO[uJ]poV [thVn shVn]Bajo [tu]

EUSPLAeujspla[gcivan]misericordia

KA : AFEka[t]afe[uvgomen]nos refugiamos

QEOTOKETAQeotoke taV[" hJmw=n]Madre de Dios! nuestras

IKESIASMHPAijkesiva" mhv pa[r]-splicas no des-

EIDHSEMPERISTASEIeivdh/" ejm peristavseiatiendas en las dificultades

ALLEKKINDUNOUajll_ ejk kunduvnousino, del peligro

RUSAIHMASrJu=sai hJma"libra nos

MONHAmovnh aj[gnhv movn]-nica casta, ni-

HEULOGh eujlog[hmevnh]ca Bendita!

Ordenando el texto, de acuerdo al curso de la lengua castellana, la antigua oracin se podra traducir del siguiente modo:

Bajo tu misericordia nos refugiamos,

Madre de Dios!

No desatiendas nuestras splicas,

en nuestras dificultades,

al contrario, lbranos del peligro.

nica casta y Bendita!Para comentar este texto, haremos frecuentes referencias a las diferentes versiones de esta misma oracin que nos ofrecen las distintas tradiciones litrgicas. La oracin est redactada en plural, lo que indica su uso comunitario, es decir litrgico.

Bajo tu misericordia nos refugiamos. Uno de las diferencias ms notorias, respecto del texto actual, es que el antiguo orante se refugia bajo la misericordia de Mara, mientras el texto romano, ms sobrio, dice praesidium, es decir, proteccin, asilo, defensa. La expresin, bajo tu misericordia, se encuentra en la versin bizantina, copta y ambrosiana de la oracin, en tanto que en la liturgia siriaca reza bajo el manto de tu misericordia. El rito etiopico, por su parte, dice bajo la sombra de tus alas. La unidad original de la tradicin griega y latina se demuestra en base a algunos manuscritos europeos del siglo X que dicen Sub tuis visceribus confugimus, es decir, en tus entraas nos refugiamos. Efectivamente, el verbo griego, que se lee en nuestro papiro, etimolgicamente quiere decir, buenas entraas. El texto original, entonces, destaca al mximo la confianza filial y el carcter afectivo de la relacin entre el cristiano orante y la Madre de Dios.

El ttulo Theotkos, que habitualmente se traduce como Madre de Dios, literalmente quiere decir La que da a luz a Dios, en latn Deipara (La Dadora a luz de Dios). Este ttulo destaca la unidad de la persona de Cristo, e insiste en que Aqul que naci de Mara es Dios. La expresin est en vocativo, es decir, la oracin est dirigida a Mara. Esto testifica la gran antigedad de la devocin a Mara en el pueblo cristiano.

No desatiendas nuestras splicas, en nuestras dificultades. Literalmente, el creyente pide a Mara: no quites la mirada de nuestras splicas. Basta que la Madre de Dios est atenta a nuestras splicas para que estemos seguros. Pero no se trata de cualquier splica, se trata de las que surgen en las dificultades.

Al contrario, lbranos del peligro. Una pequea diferencia entre el texto que rezamos actualmente y el contenido por el papiro puede darnos una pista para comprender el alcance de la splica del orante. Mientras el texto actual se refiere a los peligros, el papiro habla de el peligro. Si nos remontamos al ambiente egipcio del siglo III, el peligro por antonomacia son las persecuciones. Eusebio de Cesarea, en su Historia Eclesistica, describe la gran crueldad de las persecuciones desarrolladas en aquella regin. As, a modo de hiptesis, podemos suponer que la comunidad que compuso esta oracin, en tiempos de persecucin, recurra a la proteccin de la misericordia de la Madre de Dios. De ser correcta esta observacin, el texto adquiere un especial dramatismo.

nica casta y nica Bendita! La exclamacin final declara la virginidad de Mara Santsima. El trmino agn significa casta, pura, santa, y adems de la virginidad, destaca la integridad moral de la Madre de Dios.

El problema de la datacin

En cuanto a la datacin del texto, los estudiosos concuerdan en su mucha antigedad, pero oscilan entre ubicarlo en el siglo IV o en el III. Los partidarios de datar el papiro en el s. III aducen motivos papirolgicos (materiales de escritura, tipo de letra, caligrafa, etc.); mientras quienes opinan que es del s. IV se basan en motivos doctrinales (el uso de Theotkos es posterior y no hay evidencia de otra oracin dirigida a Mara antes del s. IV). Pero los datos que entrega la literatura cristiana antigua apoyan la datacin ms antigua y permiten afirmar que la pequea oracin es del s. III, lo que le otorga al papiro un valor excepcional. Revisemos los datos disponibles.

Por el ao 428, Nestorio, patriarca de Constantinopla, desaprob la costumbre ya arraigada en el pueblo de llamar a Mara Theotkos, l prefera el ttulo menos comprometedor de Christtokos (La que da a luz a Cristo). El objetivo de Nestorio era el de salvaguardar la humanidad completa de Cristo, pero el resultado era una cristologa divisiva que separaba lo humano de lo divino. La reaccin no se hizo esperar. San Cirilo, obispo de Alejandra, sede tradicionalmente adversaria de Constantinopla en cuestiones de cristologa, asumi una activa defensa del ttulo Theotkos. El Concilo de feso (ao 431), valindose de las palabras de Cirilo, declar que los santos Padres no dudaron en llamar Theotkos a la Santa Virgen, aclarando que no se afirma que la divinidad tenga su principio de ser en Mara, sino que Aqul que naci de Mara, desde el seno materno estaba unido hipostticamente al Verbo de Dios.

Esta controversia del siglo V tiene una historia. Lo demuestra el hecho que a la llegada de Nestorio a Constantinopla ya era tradicional llamar a Mara Theotkos. Pero es en Alejandra donde debemos buscar los orgenes de esta tradicin: ello nos permitir remontarnos hasta el siglo III. El gran obispo de Alejandra, San Atanasio, por el ao 340, dio varias veces el ttulo de Theotkos a Mara Santsima, tanto en sus obras contra los arrianos, como en la Vida de Antonio. El antecesor de Atanasio en la sede alejandrina, San Alejandro, tambin utiliz el mismo ttulo. En una carta, afirma que Jesucristo asumi verdaderamente un cuerpo, y no en apariencia, de la Theotkos Mara (PG XVIII,568c). Pedro I, elegido obispo de Alejandra el ao 300, al destacar la realidad del misterio de la encarnacin llama dos veces a Mara Theotkos (fr. VII, PG XVIII,517b). Los autores recin mencionados no sienten la necesidad de justificar ni explicar el trmino, lo que muestra en que en sus ambientes el ttulo era aceptado pacficamente. Algunos aos antes (y ya entramos en el siglo III), el mrtir alejandrino Pierio (+ 300), apodado Origenes junior (San Jernimo, De vir. ill., 76), segn la indicacin de Felipe de Side, escribi un tratado sobre la Theotkos (Per tes Theotokou). La referencia a Orgenes es importante, porque Scrates el Escolstico, en su Historia de la Iglesia, afirma que Orgenes, al inicio del Comentario a la carta a los Romanos (redactado en torno al ao 243), haba dado una amplia explicacin acerca del sentido en que se utiliza el trmino Theotkos. En este caso, el Doctor de Alejandra s siente la necesidad de explicar el sentido del trmino. Desgraciadamente, no ha llegado hasta nosotros el texto original de dicho comentario. El trmino Theotkos se encuentra slo en algunas textos origenianos cuya autenticidad no es totalmente segura (el fr. 80 en Lc. contiene el trmino y es contado entre los fragmentos autnticos). De todos modos, el dato de Scrates es coherente con la cristologa origeniana, que insiste en la unidad de Cristo y en su divinidad. Por otra parte, algunas afirmaciones de las homilas sobre san Lucas (hom., VII y VIII), invitan a afirmar que Orgenes, ya en la primera mitad del siglo III, llam Theotkos a Mara Santsima. El mismo trmino aparece en de Las Bendiciones de los Patriarcas de Hiplito, que puede ser de fines del siglo II, pero con bastante probabilidad se trata de una interpolacin, es decir, no es un texto autntico. De todos modos, se puede reconstruir la cadena de autores alejandrinos que aplican a Mara el ttulo Theotkos: Orgenes, Pierio, Pedro I, Alejandro y Atanasio. Esta cadena que cubre desde el 243 hasta el 340, muestra que no hay motivos para negar la afirmacin de la Historia Eclesistica de Scrates el Escolstico, que habla de la antigedad del uso del trmino.

Con estos datos a nuestra disposicin, no parece justificado retrasar la datacin del papiro hasta siglo IV. Ms razonable parece afirmar, en base a los datos papirolgicos y doctrinales, que esta bella oracin que hasta hoy seguimos rezando y cantando, se remonta al siglo III y proviene del ambiente alejandrino.LUMEN GENTIUM, CAPTULO VIII

LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARA, MADRE DE DIOS,

EN EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

I. PROEMIO

52. LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARA EN EL MISTERIO DE CRISTO

El benignsimo y sapientsimo Dios, queriendo llevar a trmino la redencin del mundo, "cuando lleg el fin de los tiempos, envi a su Hijo hecho de Mujer... para que recibisemos la adopcin de hijos" (Gl., 4, 4-5). "El cual por nosotros, los hombres, y por nuestra salvacin descendi de los cielos, y se encarn por obra del Espritu Santo de Mara Virgen" [172]. Este misterio divino de salvacin se nos revela y contina en la Iglesia, a la que el Seor constituy como su Cuerpo y en ella los fieles, unidos a Cristo, su Cabeza, en comunin con todos sus Santos, deben tambin venerar la memoria "en primer lugar, de la gloriosa siempre Virgen Mara, Madre de nuestro Dios y Seor Jesucristo" [173].

53. LA BIENAVENTURADA VIRGEN Y LA IGLESIA

En efecto, la Virgen Mara, que segn el anuncio del ngel recibi al Verbo de Dios en su corazn y en su cuerpo y trajo la Vida al mundo, es reconocida y honrada como verdadera Madre de Dios Redentor. Redimida de un modo eminente, en atencin a los futuros mritos de su Hijo y a El unida con estrecho e indisoluble vnculo, est enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo y, por tanto, la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espritu Santo; con un don de gracia tan eximia, antecede, con mucho, a todas las criaturas celestiales y terrenas. Al mismo tiempo est unida en la estirpe de Adn con todos los hombres que necesitan ser salvados; ms an: es verdaderamente madre de los miembros (de Cristo)... por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza" [174]. Por eso tambin es saludada como miembro sobreeminente y del todo singular de la Iglesia, su prototipo y modelo eminentsimos en la fe y caridad y a quien la Iglesia Catlica, enseada por el Espritu Santo, honra con filial afecto de piedad como a Madre amantsima.

54. INTENCIN DEL CONCILIO

Por eso, el Sacrosanto Snodo, al exponer la doctrina de la Iglesia, en la cual el Divino Redentor realiza la salvacin, quiere explicar cuidadosamente tanto la funcin de la Bienaventurada Virgen Mara en el misterio del Verbo Encarnado y del Cuerpo Mstico, como los deberes de los hombres redimidos hacia la Madre de Dios, Madre de Cristo y Madre de los hombres, en especial de los fieles, sin que tenga la intencin de proponer una completa doctrina de Mara, ni tampoco dirimir las cuestiones no aclaradas totalmente por el estudio de los telogos. Conservan, pues, su derecho las sentencias que se proponen libremente en las escuelas catlicas sobre Aquella que en la Santa Iglesia ocupa despus de Cristo, el lugar ms alto y el ms cercano a nosotros [175].

II. OFICIO DE LA B. VIRGEN EN LA ECONOMA DE LA SALVACIN

55. LA MADRE DEL MESAS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La Sagrada Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento y la venerable Tradicin, muestran en forma cada vez ms clara el oficio de la Madre del Salvador en la economa de la salvacin y, por as decirlo, lo muestran ante los ojos. Los libros del Antiguo Testamento describen la historia de la salvacin, en la cual se prepara, paso a paso, el advenimiento de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal como son ledos en la Iglesia y son entendidos a la luz de una ulterior y ms plena revelacin, cada vez con mayor claridad iluminan la figura de la mujer Madre del Redentor. Ella misma, es esbozada bajo esta luz profticamente en la promesa de victoria sobre la serpiente, dada a nuestros primeros padres, cados en pecado (cf. Gn., 3, 15). As tambin, ella es la Virgen que concebir y dar a luz un Hijo cuyo nombre ser Emmanuel (Cf. Is., 7, 14; Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23). Ella misma sobresale entre los humildes y pobres del Seor, que de El con confianza esperan y reciben la salvacin. En fin, con ella, excelsa Hija de Sin, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva Economa, cuando el Hijo de Dios asumi de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne.

56. MARA EN LA ANUNCIACIN

El Padre de las misericordias quiso que precediera a la encarnacin la aceptacin de parte de la madre predestinada, para que as como la mujer contribuy a la muerte, as tambin contribuyera a la vida. Lo cual vale en forma eminente de la Madre de Jess, que dio al mundo la Vida misma que renueva todas las cosas, y que fue enriquecida por Dios con dones correspondientes a tan gran oficio. Por eso no es extrao que entre los Santos Padres fuera comn llamar a la Madre de Dios la toda santa e inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espritu Santo y hecha una nueva criatura [176]. Enriquecida desde el primer instante de su concepcin con esplendores de santidad del todo singular, la Virgen Nazarena es saludada por el ngel por mandato de Dios como "llena de gracia" (cf. Lc., 1, 28), y ella responde al enviado celestial: "He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra" (Lc., 1, 38). As Mara, hija de Adn, aceptando la palabra divina, fue hecha Madre de Jess y abrazando la voluntad salvfica de Dios, con generoso corazn y sin el impedimento de pecado alguno, se consagr totalmente a s misma, cual esclava del Seor, a la Persona y a la obra de su Hijo, sirviendo bajo El y con El, por la gracia de Dios omnipotente, al misterio de la Redencin. Con razn, pues, los Santos Padres consideran a Mara, no como un mero instrumento pasivo en las manos de Dios, sino como cooperadora a la salvacin humana por la libre fe y obediencia. Porque ella, como dice San Ireneo, "obedeciendo fue causa de su salvacin propia y de la de todo el gnero humano" [177]. Por eso no pocos Padres antiguos en su predicacin, gustosamente afirman con l: "El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de Mara: lo que at la virgen Eva por la incredulidad, la Virgen Mara lo desat por la fe" [178]; y comparndola con Eva, llaman a Mara "Madre de los vivientes" [179], y afirman con mucha frecuencia: "la muerte vino por Eva, por Mara la vida" [180].

57. LA BIENAVENTURADA VIRGEN Y EL NIO JESS

La unin de la Madre con el Hijo en la obra de la salvacin se manifiesta desde el momento de la concepcin virginal de Cristo hasta su muerte; en primer trmino, cuando Mara se dirige presurosa a visitar a Isabel, es saludada por ella como bienaventurada a causa de su fe en la salvacin prometida y el precursor salt de gozo (cf. Lc., 1, 41-43) en el seno de su madre; y en la Natividad, cuando la Madre de Dios, llena de alegra muestra a los pastores y a los Magos a su Hijo primognito, que lejos de disminuir consagr su integridad virginal [181]. Y cuando, ofrecido el rescate de los pobres, lo present al Seor, oy al mismo tiempo a Simen que anunciaba que el Hijo sera signo de contradiccin y que una espada atravesara el alma de la Madre, para que se manifestasen los pensamientos de muchos corazones (cf. Lc., 2, 34-35). Al Nio Jess perdido y buscado con dolor, sus padres lo hallaron en el templo, ocupado en las cosas que pertenecan a su Padre, y no entendieron su respuesta. Pero su Madre conservaba en su corazn, meditndolas, todas estas cosas (cf. Lc., 2, 41-51).

58. LA BIENAVENTURADA VIRGEN EN EL MINISTERIO PBLICO DE JESS

En la vida pblica de Jess, su Madre aparece significativamente: ya al principio durante las bodas de Can de Galilea, movida a misericordia, consigui por su intercesin el comienzo de los milagros de Jess Mesas (cf. Jn., 2, 1-11). En el decurso de la predicacin de su Hijo acogi las palabras con las que (cf. Lc., 2, 19 y 51), elevando el Reino de Dios sobre los motivos y vnculos de la carne y de la sangre, proclam bienaventurados a los que oan y observaban la palabra de Dios, como ella lo haca fielmente (cf. Mc., 3, 35 par.; Lc., 11, 27-28). As tambin la Bienaventurada Virgen avanz en la peregrinacin de la fe y mantuvo fielmente la unin con su Hijo hasta la Cruz, en donde, no sin designio divino, se mantuvo de pie (cf. Jn., 19, 25), sufri profundamente con su Unignito y se asoci con corazn maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolacin de la vctima concebida por Ella misma, y finalmente, fue dada como Madre al discpulo por el mismo Cristo Jess moribundo en la Cruz, con estas palabras: "Mujer, he ah a tu hijo!" (cf. Jn., 19, 26-27) [182].

59. LA BIENAVENTURADA VIRGEN DESPUS DE LA ASCENSIN

Queriendo Dios no manifestar solemnemente el sacramento de la salvacin humana antes de derramar el Espritu prometido por Cristo, vemos a los Apstoles antes del da de Pentecosts "perseverar unnimemente en la oracin, con las mujeres y Mara, la Madre de Jess, y los hermanos de El" (Hech., 1, 14), y a Mara implorando con sus ruegos el don del Espritu Santo, el cual ya la haba cubierto con su sombra en la Anunciacin. Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original [183], terminado el curso de su vida terrena, en alma y en cuerpo fue asunta a la gloria celestial [184] y enaltecida por el Seor como Reina del Universo, para que se asemejara ms plenamente a su Hijo, Seor de los que dominan (Apoc., 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte [185].

III. LA BIENAVENTURADA VIRGEN Y LA IGLESIA

60. MARA, ESCLAVA DEL SEOR, EN LA OBRA DE LA REDENCIN Y DE LA SANTIFICACIN

Uno solo es nuestro Mediador segn la palabra del Apstol: "Porque uno es Dios y uno el Mediador de Dios y de los hombres, un hombre, Cristo Jess, que se entreg a S mismo como precio de rescate por todos" (I Tim., 2, 5-6). Pero la funcin maternal de Mara hacia los hombres de ninguna manera oscurece ni disminuye esta nica mediacin de Cristo, sino ms bien muestra su eficacia. Porque todo el influjo salvfico de la Bienaventurada Virgen en favor de los hombres, no nace de ninguna necesidad, sino del divino beneplcito y brota de la superabundancia de los mritos de Cristo, se apoya en su mediacin, de ella depende totalmente y de la misma saca toda su eficacia, y lejos de impedirla, fomenta la unin inmediata de los creyentes con Cristo.

61. MATERNIDAD ESPIRITUAL

La Bienaventurada Virgen, predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios junto con la Encarnacin del Verbo divino por designio de la Divina Providencia, fue en la tierra la benfica Madre del Divino Redentor y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Seor.

Concibiendo a Cristo, engendrndolo, alimentndolo, presentndolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras El mora en la Cruz, cooper en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauracin de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia.

62. MEDIADORA

Y esta maternidad de Mara perdura si cesar en la economa de la gracia, desde el momento en que prest fiel asentimiento en la Anunciacin, y lo mantuvo sin vacilacin al pie de la Cruz, hasta la consumacin perfecta de todos los elegidos. Pues una vez asunta a los cielos, no dej su oficio salvador, sino que contina alcanzndonos por su mltiple intercesin los dones de la eterna salvacin [186]. Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los ttulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora [187]. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, nico Mediador [188].

Porque ninguna criatura puede compararse jams con el Verbo Encarnado, nuestro Redentor; pero as como del sacerdocio de Cristo participan de varias maneras, tanto los ministros como el pueblo fiel, y as como la nica bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las criaturas, as tambin la nica mediacin del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una mltiple cooperacin que participa de la fuente nica.

La Iglesia no duda en atribuir a Mara un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente y lo recomienda al amor de los fieles, para que, apoyados en esta proteccin maternal, se unan ms ntimamente al Mediador y Salvador.

63. MARA, COMO VIRGEN Y MADRE, TIPO DE LA IGLESIA

La Bienaventurada Virgen, por el don y el oficio de la maternidad divina, con que est unida al Hijo Redentor, y por sus singulares gracias y dones, est unida tambin ntimamente a la Iglesia. La Madre de Dios es tipo de la Iglesia, como ya enseaba San Ambrosio; a saber: en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unin con Cristo [189]. Porque en el misterio de la Iglesia, que con razn tambin es llamada madre y virgen, la Bienaventurada Virgen Mara la precedi, mostrando en forma eminente y singular el modelo de la virgen y de la madre [190]; pues creyendo y obedeciendo engendr en la tierra al mismo Hijo del Padre, y esto sin conocer varn, por obra del Espritu Santo, como una nueva Eva, prestando fe sin sombra de duda, no a la antigua serpiente, sino al mensaje de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituy como primognito entre muchos hermanos (Rom., 8, 29); a saber: los fieles, a cuya generacin y educacin coopera con materno amor.

64. FECUNDIDAD DE LA VIRGEN Y DE LA IGLESIA

Ahora bien: la Iglesia, contemplando su arcana santidad e imitando su caridad, y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, tambin ella es madre, por la palabra de Dios fielmente recibida; en efecto, por la predicacin y el bautismo engendra para la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espritu Santo y nacidos de Dios. Y tambin ella es virgen que custodia pura e ntegramente la fidelidad prometida al Esposo e imitando a la Madre de su Seor, por la virtud del Espritu Santo, conserva virginalmente la fe ntegra, la slida esperanza, la sincera caridad [191].

65. VIRTUDES DE MARA QUE HAN DE SER IMITADAS POR LA IGLESIA

Mientras que la Iglesia en la Beatsima Virgen ya lleg a la perfeccin, por la que se presenta sin mancha ni arruga, (cf. Ef., 5, 27), los fieles, en cambio, an se esfuerzan en crecer en la santidad venciendo el pecado: y por eso levantan sus ojos hacia Mara, que brilla ante toda la comunidad de los elegidos como modelo de virtudes. La Iglesia, reflexionando piadosamente sobre ella y contemplndola a la luz del Verbo hecho hombre, llena de veneracin entra ms profundamente en el altsimo misterio de la Encarnacin y se asemeja ms y ms a su Esposo. Porque Mara, que habiendo participado ntimamente en la historia de la Salvacin, en cierta manera une en s y refleja las ms grandes verdades de la fe, al ser predicada y honrada, atrae a los creyentes hacia su Hijo, hacia su sacrificio y hacia el amor del Padre. La Iglesia, a su vez, buscando la gloria de Cristo, se hace ms semejante a su excelso Modelo, progresando continuamente en la fe, la esperanza y la caridad, buscando y siguiendo en todas las cosas la divina voluntad. Por lo cual, tambin en su obra apostlica con razn la Iglesia mira hacia aquella que engendr a Cristo, concebido por el Espritu Santo y nacido de la Virgen precisamente, para que por la Iglesia nazca y crezca tambin en los corazones de los fieles. La Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto materno, con el que es necesario estn animados todos los que en la misin apostlica de la Iglesia cooperan para regenerar a los hombres.

IV. CULTO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN EN LA IGLESIA

66. NATURALEZA Y FUNDAMENTO DEL CULTO

Mara, que por la gracia de Dios, despus de su Hijo, fue exaltada por encima de todos los ngeles y los hombres, en cuanto que es la Santsima Madre de Dios, que tom parte en los misterios de Cristo, con razn es honrada con especial culto por la Iglesia. Y, en efecto, desde los tiempos ms antiguos la Bienaventurada Virgen es honrada con el ttulo de "Madre de Dios", a cuyo amparo los fieles en todos sus peligros y necesidades acuden con sus splicas [192]. Especialmente desde el Concilio de Efeso, el culto del pueblo de Dios hacia Mara creci admirablemente en la veneracin y el amor, en la invocacin e imitacin, segn las palabras profticas de ella misma: "Me llamarn bienaventurada todas las generaciones, porque hizo en m cosas grandes el Poderoso" (Lc., 1, 48). Este culto, tal como existi siempre en la Iglesia aunque es del todo singular, difiere esencialmente del culto de adoracin, que se da al Verbo Encarnado lo mismo que al Padre y al Espritu Santo, y lo promueve poderosamente. Pues las diversas formas de la piedad hacia la Madre de Dios, que la Iglesia ha aprobado dentro de los lmites de la doctrina sana y ortodoxa, segn las condiciones de los tiempos y lugares y segn la ndole y modo de ser de los fieles, hacen que mientras se honra a la Madre, el Hijo, en quien fueron creadas todas las cosas (cf. Col., 1, 15-16) y en quien "tuvo a bien el Padre que morase toda la plenitud" (Col., 1, 19), sea debidamente conocido, amado, glorificado y sean cumplidos sus mandamientos.

67. ESPRITU DE LA PREDICACIN Y DEL CULTO

El Sacrosanto Snodo ensea deliberadamente esta doctrina catlica y exhorta al mismo tiempo a todos los hijos de la Iglesia a que cultiven generosamente el culto, sobre todo litrgico, hacia la Bienaventurada Virgen, como tambin estimen mucho las prcticas y ejercicios de piedad hacia Ella, recomendados en el curso de los siglos por el Magisterio, y que observen religiosamente aquellas cosas que en los tiempos pasados fueron decretadas acerca del culto de las imgenes de Cristo, de la Bienaventurada Virgen y de los santos [193]. Asimismo exhorta encarecidamente a los telogos y a los predicadores de la divina palabra que se abstengan con cuidado tanto de toda falsa exageracin como tambin de una excesiva estrechez de espritu, al considerar la singular dignidad de la Madre de Dios [194]. Cultivando el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y doctores y de las liturgias de la Iglesia, bajo la direccin del Magisterio, ilustren rectamente los dones y privilegios de la Bienaventurada Virgen, que siempre estn referidos a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad. Aparten con diligencia todo aquello que, sea de palabra, sea de obra, pueda inducir a error a los hermanos separados o a cualesquiera otros acerca de la verdadera doctrina de la Iglesia. Recuerden, por su parte, los fieles que la verdadera devocin no consiste ni en un afecto estril y transitorio, ni en vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos excita a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitacin de sus virtudes.

V. MARA, SIGNO DE ESPERANZA CIERTA Y CONSUELO PARA EL PUEBLO DE DIOS PEREGRINANTE

68. Entre tanto, la Madre de Jess, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, as en esta tierra, hasta que llegue el da del Seor (cf. 2 Pe., 3, 10), brilla ante el pueblo de Dios peregrinante, como signo de esperanza segura y de consuelo.

69. Ofrece gran gozo y consuelo a este Sacrosanto Snodo el hecho de que tampoco falten entre los hermanos separados quienes tributan debido honor a la Madre del Seor y Salvador, especialmente entre los Orientales, que van a una con nosotros por su impulso fervoroso y nimo devoto en el culto de la siempre Virgen Madre de Dios [195]. Ofrezcan todos los fieles splicas insistentes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que estuvo presente a las primeras oraciones de la Iglesia, ensalzada ahora en el cielo sobre todos los bienaventurados y los ngeles, en la comunin de todos los santos, interceda tambin ante su Hijo para que las familias de todos los pueblos, tanto los que se honran con el nombre cristiano, como los que an ignoran al Salvador, sean felizmente congregados con paz y concordia en un solo Pueblo de Dios, para gloria de la Santsima e individua Trinidad.

Todas y cada una de las cosas establecidas en esta Constitucin dogmtica fueron del agrado de los Padres. Y Nos, con la potestad Apostlica conferida por Cristo, juntamente con los Venerables Padres, en el Espritu Santo, las aprobamos, decretamos y establecemos y mandamos que, decretadas sinodalmente, sean promulgados para gloria de Dios.

Roma, en San Pedro, da 21 de Noviembre de 1964.

Yo PABLO, Obispo de la Iglesia Catlica

(Siguen las firmas de los Padres conciliares)

Notas:

[172] Credo en la Misa Romana: Smbolo Constantinopolitano: Mansi, 3, 566. Cf. Conc. de Efeso, ib. 4, 1130 (adems ib., 2, 665 et 4, 1071); Conc. de Calcedonia, ib. 7, 111-116; Conc. Constantinopolitano II, ib. 9, 375-396.

[173] Canon de la Misa Romana.

[174] S. Augustn, De S. Virginitate, 6: PL 40, 399.

[175] Cf. Paulo Pp. VI, Allocutio in Concilio, die 4 dic. 1963: AAS 56 (1964), p. 37.

[176] Cf. S. Germn Const., Hom. in Annunt. Deiparae: PG 98, 328 A; In Dorm., 2: col. 357. Anastasio Antioq., Serm., 2. de Annunt., 2: PG 89, 1377 AB; Serm., 3, 2: col. 1388 Andrs Cret., Can. in B. V. Nat., 4: PG 97, 1321 B. In B. V. Nat., 1: col. 812 A. Hom. in dorm., 1: col. 1.068 C. S. Sofronio, Or. 2 in Annunt., 18: PG 87 (3), 3237 BD.

[177] S. Ireneo, Ad. Haer., III, 22, 4: PG 7, 959 A; Harvey, 2, 123.

[178] S. Ireneo, ibidem; Harvey, 2, 124.

[179] S. Epifanio, Haer., 78, 18: PG 42, 728 CD-729 AB.

[180] S. Jernimo, Epist., 22, 21: PL 22, 408. Cf. S. Agustn, Serm., 51, 2, 3: PL 38, 335; Serm., 232, 2: col. 1.108. S. Cirilo de Jer., Catech., 12, 15: PG 33, 741 AB. S. Juan Crisstomo, In Ps., 44, 7: PG 55, 193. S. Juan Damasceno, Hom., 2 in dorm., B. M. V., 3: PG 96, 728.

[181] Cf. Conc. Lateranense, del ao 649, Can. 3: Mansi, 10, 1.151. S. Len M., Epist. ad Flav.: PL 54, 759, Conc. Calcedonense: Mansi, 7, 462 S. Ambrosio, De instit. virg.: PL 16, 320.

[182] Cf. Po XII, Litt. Encycl. Mystici Corporis, 29 jun. 1943: AAS 35 (1943), pp. 247-248.

[183] Cf. Po IX, Bulla Ineffabilis, 8 dic. 1854: Acta Pii IX, 1, I, p. 616; Denz., 1641 (2803).

[184] Cf. Po XII, Const. Apost. Munificentissimus, 1 nov. 1950: AAS 42 (1950); Denz., (3903). Cf. Juan Damasceno, Enc. in dorm. Dei genitricis. Hom., 2 et 3: PG 96, 722-762, en especial col. 728 B. S. Germn Constantinop., In S. Dei gen. dorm. Serm., 1: PG 98 (3), 340-348; Serm., 3: col. 362. S. Modesto de Jerusaln, In dorm. SS. Deiparae: PG 86 (2); 3277-3311.

[185] Cf. Po XII, Litt. Encycl. Ad coeli Reginam, 11 oct. 1954: AAS 46 (1954), pp. 633-636; Denz., 3.913 s. Cf. S. Andrs Cret., Hom. 3 in dorm. SS. Deiparae: PG 97, 1090-1109, S. Juan Damasceno, De fide orth., IV, 14: PG 03, 1153-1168.

[186] Cf. Kleutgen, texto corregido De mysterio Verbi incarnati, cap. IV: Mansi, 53, 290. Cf. S. Andrs Cret., In nat. Mariae, sermo 4: PG 97. 865 A. S. Germn Constantinop., In ann. Deiparae: PG 98, 322 BC. In dorm. Deiparae, III: col. 362 D. S. Juan Damasceno, In dorm. B. V. Mariae, 1: PG 96, 712 BC-713 A.

[187] Cf. Len XIII, Litt. Encycl. Adiutricem populi, 5 sept. 1895: AAS 15 (1895-96), p. 303. S. Po X, Litt. Encycl. Ad diem illum, 2 febr. 1904: Acta, I, p. 154; Denz., 1978 a (3370). Po XI, Litt. Encycl. Miserentissimus, 8 mayo 1928: AAS 20 (1928), p. 178. Po XII, Nuntius Radioph., 13 mayo 1946: AAS 38 (1964), p. 266.

[188] S. Ambrosio, Epist., 63: PL 16, 1218.

[189] S. Ambrosio, Expos. Lc., II, 7: PL 15, 1555.

[190] Cf. Ps. - Pedro Dam., Serm. 63: PL 144, 861 AB. Godofredo de S. Vctor, In nat. B. M., Ms. Pars, Mazarine, 1002 fol. 109 r. Gerhohus Reich. De gloria et honore Filii hominis, 10: PL 194, 1105 AB.

[191] S. Ambrosio, l. c. et Expos. Lc. X, 24-25: PL 15, 1810. S. Agustn, In Io. Tr., 13, 12: PL 35, 1499. Cf. Serm. 191, 2, 3: PL 38, 1010, etc. Cf. tambin Ven. Beda, In Lc. Expos. I, cap. 2: PL 92, 330. Isaac de Stella, Serm. 31: PL 194, 1863 A.

[192] "Sub tuum praesidium".

[193] Conc. de Nicea II, ao 187: Mansi, 13, 378-179; Denz., 302 (600-601). Conc. Trident., Ses. 25;