02 Pascua b '15 Huerta

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DOMINGO 2 PASCUA / B Al acontecimiento de la resurrección nos podemos acercar de varias maneras o bien de una manera histórica, o bien de una manera espiritual y moral. Acercarse al misterio de la resurrección con una preocupación espiritual o moral significa actualizar su significado para nosotros, sacar de él luz no sólo para la fe, sino también para el actuar concreto de todos los días. Hay una continuidad vital entre las dos lecturas: la historia funda la fe y la fe, a su vez, funda la práctica. De la fe en la resurrección nace una moral pascual. Nuestras consideración parten de esta afirmación: ¡Cristo aún no ha resucitado del todo! El dicho de san Pablo: Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, exige ser completado con la otra cara del misterio: Completo en mi carne lo que falta a la

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DOMINGO 2 PASCUA / B

Al acontecimiento de la resurreccin nos podemos acercar de varias maneras o bien de una manera histrica, o bien de una manera espiritual y moral. Acercarse al misterio de la resurreccin con una preocupacin espiritual o moral significa actualizar su significado para nosotros, sacar de l luz no slo para la fe, sino tambin para el actuar concreto de todos los das. Hay una continuidad vital entre las dos lecturas: la historia funda la fe y la fe, a su vez, funda la prctica. De la fe en la resurreccin nace una moral pascual.Nuestras consideracin parten de esta afirmacin: Cristo an no ha resucitado del todo! El dicho de san Pablo: Completo en mi carne lo que falta a la pasin de Cristo, exige ser completado con la otra cara del misterio: Completo en mi carne lo que falta a la resurreccin de Cristo. Y esto porque el Cristo integral est formado por el Cuerpo ms sus miembros, de la cabeza ms el cuerpo que es la Iglesia y si la Cabeza ha resucitado y est sentada a la derecha del Padre, sus pies estn an en la tumba (sus pies son sus miembros an peregrinos en la tierra).La resurreccin de Cristo continua, pues, en la historia mientras haya un miembro de su cuerpo que tenga que repetir en s lo que falta para que su resurreccin sea completa y definitiva. Jess ha inaugurado podramos decir, el estado de resurreccin; l es la primicia de los que se despiertan de la muerte; pero la primicia no es tal sino porque anuncia el resto de la recoleccin; el primognito de los muertos (como dice el Ap) no es tal sino porque supone que otros hermanos lo seguirn en la resurreccin de los muertos. Podramos decir que en cada uno de nosotros Cristo espera resucitar; en cada bautizado hay sepultada una porcioncilla de Cristo que espera su maana de Pascua para salir fuera del sepulcro. Esto explica la aparente incoherencia del Nuevo Testamento que a veces habla de nuestra resurreccin en pasado (nos ha resucitado y nos ha hecho sentar en el cielo con Cristo Jess Ef-; si habis resucitado con Cristo), a veces, en cambio, habla en futuro, como de un acontecimiento que an debe realizarse (Rom 8:10 Pero si Cristo est en vosotros, el cuerpo est muerto por el pecado, pero el espritu vive por la justicia) No se trata de dos resurrecciones diversas la del alma y la del cuerpo-, sino de una misma resurreccin- la espiritual- que es pasado y futuro juntamente porque es continua; que ha comenzado con el bautismo y prosigue a lo largo de toda la vida, hasta que no lleguemos a formar (pero esto acontecer slo despus de la muerte) un solo espritu con Cristo.Hay por tanto una resurreccin del corazn, ms all del cuerpo, y si la resurreccin del cuerpo ser en el ltimo da, la del corazn es de cada da. Resucitar debe ser, o llegar a ser, el movimiento ms familiar del cristiano.Resucitar, pero cmo? Qu significa resucitar? Para responder a esta pregunta, debemos preguntarnos en qu consiste propiamente la resurreccin de Jess. San Juan la define implcitamente como un paso de este mundo al Padre. San Pablo no se desva mucho; concibe la resurreccin como un paso de la vida segn la carne, a la vida segn el Espritu: Jesucristo dice- ha nacido de la estirpe de David segn la carne y ha sido constituido Hijo de Dios en virtud del Espritu de santificacin, mediante la resurreccin de los muertos.Resucitar no signific para Jess lo que nosotros estamos acostumbrados a imaginar, es decir, derribar la piedra de acceso y salir fuera de la tumba mantenindose en el aire con una bandera en la mano, como se representa en algunos cuadros de artistas. No consiste en un movimiento espacial y temporal. La explicacin de todo es en el Espritu: el Espritu Santo entr en el cuerpo inanimado de Jess, lo vivific y lo arrastr a su mundo que es el mundo de Dios. No se puede decir: Jess volvi a la vida, porque no es la misma vida de antes; l ms bien, comenz a vivir de una vida nueva, precisamente la vida segn el Espritu que es vida en la fuerza de Dios, en su gloria y en su libertad.Tambin para nosotros, resucitar significa pues pasar de una vida segn la carne a una vida segn el Espritu, con la diferencia fundamental que para nosotros la carne no indica solo la pasibilidad, el sufrimiento, la fragilidad, el lmite, esto es, la consecuencia del pecado, como en el caso de Jess, sino que indica el pecado verdadero y propio.Resucitar significa segn otra expresin de Pablo caminar en una vida nueva; abandonar el modo de vivir viejo (viejo porque es fruto de un largo hbito de pecado y porque conduce a la muerte) y vivir de un modo nuevo, de la novedad creada de la Pascua de Cristo. Hacer la Pascua se lee de un padre de la Iglesia- significa para de la vejez a la infancia, una infancia, se entiende no de edad, sino de simplicidad (San Mximo de Turn). Tal vez el famoso llegar a ser como nios del Evangelio no tiene otra explicacin que sta y san Pedro la ha entendido bien cuando recomienda a los primeros cristianos de ser como nios apenas nacidos que buscan desesperadamente la pura leche del Espritu. Hacerse nios significa como dijo el mismo Jess a Nicodemo- renacer.El paso, o renovacin, de la que hablamos tiene un aspecto objetivo que podramos llamar la parte de Dios; sta se cumple en los sacramentos: la vida misma del Resucitado viene a nosotros en el Bautismo y en la Eucarista. Tambin estn en la parte de Dios, absolutamente gratuitas y precedentes a todo esfuerzo nuestro, estn las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad, mediante las cuales tenemos las primicias del Espritu y hemos comenzado a vivir como resucitados.Dios cumple siempre su parte; su gracia es indefectible. Pero no basta. Se necesita tambin nuestra parte, el s de nuestra libertad y este s no es sincero ni eficaz, hasta que no se exprese en la cruz. Para realizar nuestra parte en la salvacin, es necesario aceptar pasar a travs de una muerte: vi vivs segn la carne, moriris; si en cambio con la ayuda del Espritu dis muerte a las obras del cuerpo, viviris (dice Pablo a los romanos). Hay pues, una vida (segn la carne) que, en realidad, es muerte y hay una muerte, o un hacer morir (o mortificacin) que, en realidad, es vida. Resucitar significa pasar a travs de esta mortificacin, que consiste en decir no a las exigencias insaciables de nuestro viejo yo, sediento de goce y de satisfacciones que tienden a alejarnos de la voluntad de Dios. Consiste, podramos decir, en la obediencia; Cristo, precisamente ha alcanzado su libertad de Resucitado hacindose obediente hasta la cruz (lo dice Pablo a los Filipenses).La moral pascual que surge de la resurreccin de Cristo consiste, pues, esencialmente en estas cosas: caminar segn el Espritu, caminar en novedad de vida, caminar en la obediencia a Dios. No se trata de una moral abstracta o individualista. Al contrario! Esto nos lo demuestra el mismo Pablo. En la misma carta a los Romanos, en la cual ha trazado estos grandes principios, muestra tambin qu consecuencias prcticas tienen en la vida cotidiana del bautizado. Los que aspiran a ser hombres espirituales y hombres nuevos dice deben tener una caridad sin farsa y adelantarse en la estima al otro; deben ser fervientes en el espritu, alegres en la esperanza, fuertes en la tribulacin, perseverantes en la oracin, solcitos en las necesidades de los hermanos, premurosos en la hospitalidad; deben alegrarse con el que est alegre y llorar con el que llora; acoger a quien es dbil en la fe sin discutir las dudas que tengan y sin enjuiciarlo; no deben ser altaneros, ni tomarse la justicia por su cuenta, sino ms bien estar sometidos a las autoridades constituidas y, por encima de todo, amar, porque el amor es el pleno cumplimiento de la ley. Cada una de estas frases pueden en gran manera, iluminar y reformar nuestra vida cristiana, si se toman seriamente, como programa al inicio de un nuevo da o de una nueva semana. No se trata pues, como vemos, de cosas abstractas. Decamos que tampoco se trata de una moral individualista. Al contrario, aqu se desciende a la raz de la comunidad, all de donde ella nace. La comunidad nace de estas cosas: del amarse unos a otros, del acogerse, del estimarse, del compartir los propios bienes y el poner el propio don al servicio de todos. El edificio de piedras vivas que es la Iglesia no se forma si antes no existen estas piedras vivas que lo deben componer; la salud del cuerpo entero resulta de la santidad de cada uno de los miembros. Y el conjunto de los diversos carismas que hace la comunidad; es la santidad de cada uno de los miembros que expresa y manifiesta la Iglesia una y santa (como decimos en el Credo). La comunidad cristiana no es una entidad abstracta, bajada del cielo come sobre una gran sbana. La fuerza unificadora de esta moral pascual no se agota en el formar la Iglesia, sino que alcanza al cosmos entero. La liberacin de la creacin est en una estrecha relacin con la liberacin del cristiano. Pablo trata de las dos cosas una seguida de la otra. La creacin espera ser liberada de la servidumbre de la corrupcin para tener parte en la libertad y la alegra de los hijos de Dios. La espiritualizacin del hombre redimido por Cristo se convierte as en camino para la espiritualizacin del mundo; la creacin espera a tantos san Francisco, esto es, a hombres libres, nuevos, espirituales, que ponen sus ms altos deseos en participar en la glorificacin de Dios y se hacen cantores de su esperanza. Solo el que ha verdaderamente resucitado con Cristo estn en grado de hacer resucitar.La moral pascual que hemos tratado de trazar tiene su manantial secreto, su principio operador en el Espritu de Cristo resucitado. En la Eucarista que ahora celebramos el viene para nosotros como una nueva efusin de este Espritu. Jess se hace presente en medio de nuestra asamblea, como hizo con los Once reunidos en el Cenculo ocho das despus de la Pascua; y viene estando las puertas cerradas porque no viene desde el exterior, sino desde el interior; su presencia nace aqu entre nosotros, en el signo del pan y del vino que se convierten en el cuerpo y la sangre del Resucitado. Y l nos repite: Paz a vosotros! Y Recibid el Espritu Santo!