03 elementos de la narración

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Aplicación de los elementos de la narración en Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez

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Una mañana, el califa de una gran ciudad vio que su primer visir se

presentaba ante él en un estado de gran agitación. Le preguntó por

la razón de aquella aparente inquietud y el visir le dijo:

-Te lo suplico, deja que me vaya de la ciudad hoy mismo.

-¿Por qué?

-Esta mañana, al cruzar la plaza para venir a palacio, he notado un

golpe en el hombro. Me he vuelto y he visto a la muerte mirándome

fijamente.

-¿La muerte? -Sí, la muerte. La he reconocido, toda vestida de negro

con un chal rojo. Allí estaba, y me miraba para asustarme. Porque

me busca, estoy seguro. Deja que me vaya de la ciudad ahora

mismo. Cogeré mi mejor caballo y esta noche puedo llegar a

Samarkanda.

-¿De verdad que era la muerte? ¿Estás seguro?

-Totalmente. La he visto como te veo a ti. Estoy seguro de que eres

tú y estoy seguro de que era ella. Deja que me vaya, te lo ruego.

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El califa, que sentía un gran afecto por su visir, lo dejó partir. El

hombre regresó a su morada, ensilló el mejor de sus caballos y, en

dirección a Samarkanda, atravesó al galope una de las puertas de la

ciudad.

Un instante más tarde el califa, a quien atormentaba un

pensamiento secreto, decidió disfrazarse, como hacía a veces, y salir

de su palacio. Solo, fue hasta la gran plaza, rodeado por los ruidos

del mercado, buscó a la muerte con la mirada y la vio, la reconoció.

El visir no se había equivocado lo más mínimo. Ciertamente era la

muerte, alta y delgada, vestida de negro, el rostro medio cubierto

por un chal rojo de algodón. Iba por el mercado de grupo en grupo

sin que nadie se fijase en ella, rozando con el dedo el hombro de un

hombre que preparaba su puesto, tocando el brazo de una mujer

cargada de menta, esquivando a un niño que corría hacia ella.

El califa se dirigió hacia la muerte. Ésta, a pesar del disfraz, lo

reconoció al instante y se inclinó en señal de respeto.

-Tengo que hacerte una pregunta -le dijo el califa en voz baja.

-Te escucho.

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-Mi primer visir es todavía un hombre joven, saludable, eficaz y

probablemente honrado. Entonces, ¿por qué esta mañana cuando él

venía a palacio, lo has tocado y asustado? ¿Por qué lo has mirado

con aire amenazante?

La muerte pareció ligeramente sorprendida y contestó al califa:

-No quería asustarlo. No lo he mirado con aire amenazante.

Sencillamente, cuando por casualidad hemos chocado y lo he

reconocido, no he podido ocultar mi sorpresa, que él ha debido

tomar como una amenaza.

-¿Por qué sorpresa? -preguntó el califa.

-Porque -contestó la muerte- no esperaba verlo aquí. Tengo una cita

con él esta noche en Smarkanda.

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Elementos de la narración

Personajes:Seres ideados por el escritor que realizan las acciones en una obra literaria.

Tiempo:Punto temporal en el que ocurren las acciones.

Espacio: Punto espacial en el que ocurren las acciones.

Narrador:Voz interna-externa que refiere las acciones.

Argumento: Fábula:

Organización de las acciones (historia) en orden cronológico. (A – B – C – D)

Trama:

Organización de las acciones en forma plástica de acuerdo a la intensión del autor. (D – B – C – A)

Tema:Idea central o tesis de la historia.

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GABO

Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1928) es la figura más representativa de lo que se ha venido a llamar el «realismo mágico» hispanoamericano. Periodista, cuentista y novelista, alcanzó la fama tras la publicación en 1967 de Cien años de soledad (novela ya publicada por El Mundo en la colección Millenium I), donde recrea la geografía imaginaria de Macondo, un lugar aislado del mundo en el que realidad y mito se confunden.Otras obras memorables son:El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera y varias colecciones de cuentos magistrales.En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. 

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El argumento

Crónica de una muerte anunciada, novela corta publicada en 1981, es una de Las obras más conocidas y apreciadas de García Márquez. Relata en forma de reconstrucción casi periodística el asesinato de Santiago Nasar a manos de los gemelos Vicario. Desde el comienzo de la narración se anuncia que Santiago Nasar va a morir: es el joven hijo de un árabe emigrado y parece ser el causante de la deshonra de Ángela, hermana de los gemelos, que ha contraído matrimonio el día anterior y ha sido rechazada por su marido. «Nunca hubo una muerte tan anunciada», declara quien rememora los hechos veintisiete años después: los vengadores, en efecto, no se cansan de proclamar sus propósitos por todo el pueblo, como si quisieran evitar el mandato del destino, pero un cúmulo de casualidades hace que quienes pueden evitar el crimen no logren intervenir o se decidan demasiado tarde.

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Opinión del autor

“Hace un par de años, en su casa de Bogotá, al frente del Parque de la 88, le pregunté a García Márquez si nunca había sentido la tentación de escribir una novela negra. «Ya la escribí -me dijo-, es Crónica de una muerte anunciada.» «Lo que sucede es que yo no quise que el lector empezara por el final para ver si se cometía el crimen o no -continuó diciendo-, así que decidí ponerlo en la frase inicial del libro.» «De este modo agregó- la gente descansa de la intriga y puede dedicarse a leer con calma qué fue lo que pasó. » Dicho esto enumeró una larga serie de historias de género negro en la literatura y concluyó que su preferida era Edipo Rey, de Sófocles: «Porque al final uno descubre que el detective y el asesino son la misma persona».”

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Una cáscara de plátano

El tiempo:Es acronológico. Va cambiando de tiempo a la vez que cambia de lugar y personaje. Por ejemplo en el capítulo 4 cuanta la historia en el pasado, pero a veces habla de mas de 20 años atrás y otras de unos pocos meses. 

El narrador :Va cambiando de 1ª persona testigo a 3ª persona omnisciente. Es 1ª persona cuando habla de sus experiencias como amigo de Santiago Nasar. Y es 3ª persona cuando habla de lo que le contaron todos los demás testigos sobre el hecho, omnisciente porque el lo sabe todo ya que esta contando la historia en el momento que el crimen ya fue cometido hace muchos años y también entrevistó a todos los testigos con lo que tiene muchos datos. El narrador es claramente Gabriel Gracia Márquez, porque a veces habla en primera persona y dice haber sido amigo de Santiago Nasar. Además nombra en la obra a Gerineldo Márquez (su padre), a sus hermanos (Jaime, Margot y Luis) y a Mercedes Barcha (su esposa).

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Ejercicio de producción

Realice una nueva lectura (2 primeros párrafos) utilizando sinónimos, antónimos y parónimos.

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El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenoresde aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.

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Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María AlejandrinaCervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.