03 Pascua b '12

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DOMINGO III PASCUA / B El Evangelio nos permite asistir a una de las muchas apariciones del Resucitado. Los discípulos de Emaús acaban de llegar jadeantes a Jerusalén y están relatando lo que les ha ocurrido en el camino, cuando Jesús en persona se aparece en medio de ellos diciendo: «La paz con vosotros». En un primer momento, miedo, como si vieran a un fantasma; después, estupor, incredulidad; finalmente, alegría. Es más, incredulidad y alegría a la vez: «A causa de la alegría, no acababan de creerlo, asombrados». La suya es una incredulidad del todo especial. Es la actitud de quien ya cree (si no, no habría alegría), pero no sabe darse cuenta. Como quien dice: ¡demasiado bello para ser cierto! La podemos llamar, paradójicamente, una fe incrédula. Para

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DOMINGO III PASCUA / B

El Evangelio nos permite asistir a una de las muchas apariciones del Resucitado. Los discpulos de Emas acaban de llegar jadeantes a Jerusaln y estn relatando lo que les ha ocurrido en el camino, cuando Jess en persona se aparece en medio de ellos diciendo: La paz con vosotros. En un primer momento, miedo, como si vieran a un fantasma; despus, estupor, incredulidad; finalmente, alegra. Es ms, incredulidad y alegra a la vez: A causa de la alegra, no acababan de creerlo, asombrados.

La suya es una incredulidad del todo especial. Es la actitud de quien ya cree (si no, no habra alegra), pero no sabe darse cuenta. Como quien dice: demasiado bello para ser cierto! La podemos llamar, paradjicamente, una fe incrdula. Para convencerles, Jess les pide algo de comer, porque no hay nada como comer algo juntos que conforte y cree comunin.

Una vez ms, como haba sucedido con los dos discpulos de Emas, Cristo resucitado se manifiesta a los discpulos en la mesa, mientras come con los suyos, ayudndoles a comprender las Escrituras y a releer los acontecimientos de la salvacin a la luz de la Pascua. Les dice: "Es necesario que se cumpla todo lo escrito en la ley de Moiss y en los profetas y salmos acerca de m". Y los invita a mirar al futuro: "En su nombre se predicar la conversin y el perdn de los pecados a todos los pueblos".

Toda comunidad revive esta misma experiencia en la celebracin eucarstica, especialmente en la dominical. La Eucarista, lugar privilegiado en el que la Iglesia reconoce "al autor de la vida", es "la fraccin del pan", como se llama en los Hechos de los Apstoles. En ella, mediante la fe, entramos en comunin con Cristo, que es "sacerdote, vctima y altar" y est en medio de nosotros. En torno a l nos reunimos para recordar sus palabras y los acontecimientos contenidos en la Escritura; revivimos su pasin, muerte y resurreccin. Al celebrar la Eucarista, comulgamos a Cristo, vctima de expiacin, y de l recibimos perdn y vida.

Qu sera de nuestra vida de cristianos sin la Eucarista? La Eucarista es la herencia perpetua y viva que nos dej el Seor en el sacramento de su Cuerpo y su Sangre, en el que debemos reflexionar y profundizar constantemente para que pueda "imprimir su inagotable eficacia en todos los das de nuestra vida mortal".

Todo esto nos dice algo importante sobre la resurreccin. sta no es slo un gran milagro, un argumento o una prueba a favor de la verdad de Cristo. Es ms. Es un mundo nuevo en el que se entra con la fe acompaada de estupor y alegra. La resurreccin de Cristo es la nueva creacin. No se trata slo de creer que Jess ha resucitado; se trata de conocer y experimentar el poder de la resurreccin.

Esta dimensin ms profunda de la Pascua es particularmente sentida por nuestros hermanos ortodoxos. Para ellos la resurreccin de Cristo es todo. En el tiempo pascual, cuando se encuentran a alguien le saludan diciendo: Cristo ha resucitado!, y el otro responde: En verdad ha resucitado!. Esta costumbre est tan enraizada en el pueblo que se cuenta esta ancdota ocurrida a comienzos de la revolucin bolchevique. Se haba organizado un debate pblico sobre la resurreccin de Cristo. Primero haba hablado el ateo, demoliendo para siempre, en su opinin, la fe de los cristianos en la resurreccin. Al bajar, subi al estrado el sacerdote ortodoxo, quien deba hablar en defensa. El humilde pope mir a la multitud y dijo sencillamente: Cristo ha resucitado!. Todos respondieron a coro, antes an de pensar: En verdad ha resucitado!. Y el sacerdote descendi en silencio del estrado.

Conocemos bien cmo es representada la resurreccin en la tradicin occidental. Jess que sale del sepulcro izando la cruz como un estandarte de victoria. El rostro inspira una extraordinaria confianza y seguridad. Pero su victoria es sobre sus enemigos exteriores, terrenos. Las autoridades haban puesto sellos en su sepulcro y guardias para vigilar, y he aqu que los sellos se rompen y los guardias duermen. Los hombres estn presentes slo como testigos inertes y pasivos; no toman parte verdaderamente en la resurreccin.

En la imagen oriental la escena es del todo diferente. No se desarrolla a cielo abierto, sino bajo tierra. Jess, en la resurreccin, no sale, sino que desciende. Con extraordinaria energa toma de la mano a Adn y Eva, que esperan en el reino de los muertos, y les arrastra consigo hacia la vida y la resurreccin. Detrs de los dos padres, una multitud incontable de hombres y mujeres que esperan la redencin. Jess pisotea las puertas de los infiernos que acaba de desencajar y quebrar l mismo. La victoria de Cristo no es tanto sobre los enemigos visibles, sino sobre los invisibles, que son los ms tremendos: la muerte, las tinieblas, la angustia, el demonio.

Nosotros estamos involucrados en esta representacin. La resurreccin de Cristo es tambin nuestra resurreccin. Cada hombre que mira es invitado a identificarse con Adn, cada mujer con Eva, y a tender su mano para dejarse aferrar y arrastrar por Cristo fuera del sepulcro. Es ste el nuevo y universal xodo pascual. Dios ha venido con brazo poderoso y mano tendida a liberar a su pueblo de una esclavitud mucho ms dura y universal que la de Egipto.

DOMINGO III PASCUA / B

-CRISTO JESS VIVE Y SIGUE ACTUANDOTambin hoy sigue el tema central del anuncio pascual: Cristo vive. En la tarde del da de Pascua se presenta en medio de los suyos: "soy yo en persona". Una experiencia inolvidable, que llena de alegra a la comunidad.

No nos extraa que Pedro -mostrndose un testigo libre y valiente- proclame ante el pueblo: "Dios le resucit de entre los muertos". Y en su nombre han curado al enfermo: Cristo sigue presente e irradia la salud que posee en plenitud. Vive y contagia vida.

-EMPEZARON A ENTENDER LAS ESCRITURAS.La Resurreccin de Jess se presenta como el cumplimiento de las promesas hechas ya en el A.T.: "todo lo escrito en la ley de Moiss y los profetas y salmos acerca de m tena que cumplirse".

Pedro, en su discurso, llama significativamente a Dios: "Dios de Abrahn, de Isaac y de Jacob". Y afirma que, al resucitar a Jess, "Dios cumpli lo que haba dicho por los profetas: que su Mesas tena que padecer".

Por eso es tan importante que cada domingo leamos las Escrituras, sin dejar el A. T. (precisamente en Pascua no se lee, porque Pascua no es promesa, sino plenitud; pero el resto del ao siempre hay una lectura del A.T.). En la Vigilia Pascual nos encontramos con una la larga serie de lecturas de los libros histricos y profticos, sin olvidar los Salmos, todos ellos preparando el acontecimiento de Cristo... Es el A.T. el que nos da las claves para entender el misterio de Cristo: el "Siervo", el "Mesas", el "Justo", la "nueva Pascua". Tambin a nosotros nos conviene que nos "abran el entendimiento" para "comprender las Escrituras", y as darnos cuenta de que toda la historia de la humanidad es Historia de Salvacin. Y dentro de ella todo se refiere a Cristo como a su punto central.

-PASCUA, CONVERSIN Y PERDN DE LOS PECADOSLa Pascua no es slo la alegra por la resurreccin. Tiene consecuencias muy dinmicas en nuestra vida. Celebrar la Pascua es aceptar la victoria de Cristo: su muerte y resurreccin son el gran juicio de Dios contra el mal. El pecado sigue existiendo, tambin en nosotros, como una realidad anti-pascual siempre reincidente. Pero Cristo Resucitado es el vencedor, el abogado defensor (2a. lectura: ms an, el que ha pagado por nosotros, la "vctima de propiciacin"). "En su nombre se predicar la conversin y el perdn de los pecados a todos los pueblos" (evangelio). "Jess" significa, precisamente, "Dios salva".

Qu nos toca hacer a nosotros, los que celebramos esta pascua de Cristo? Convertirnos: o sea, aceptar esta victoria, dejarnos liberar del mal por el Resucitado. El cristiano que cree y celebra la Pascua "no peca", cumple sus mandamientos, se compromete a vivir la Vida Nueva de Cristo (2a. lectura).

Por eso Pedro invitar a todo el pueblo: "arrepentos y convertos, para que se borren vuestros pecados".

Y eso no slo de palabra, sino en la verdad de la vida: "quien dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso". Si la Pascua fuera cantar aleluyas, sera lo ms fcil. Pero la verdadera Pascua cristiana es dejarse ganar por la Pascua de Cristo, que es vida nueva, vida de gracia; comprometerse a ese nuevo orden de cosas que ha inaugurado el Seor en su existencia de Resucitado.

Por tanto, podemos preguntarnos una vez ms: qu est cambiando en mi vida, en nuestra vida, en esta Pascua 2012? celebramos slo un aniversario de la resurreccin, o est siendo tambin Pascua nuestra?

-LA EUCARISTA COMO EXPERIENCIA PASCUAL

Un ltimo pensamiento es que sepamos valorar cada vez ms nuestra Eucarista dominical:

-es aqu, en la Eucarista, donde experimentamos la presencia viva del Resucitado, y precisamente en medio de la comunidad reunida, como los apstoles en el Cenculo;

-es aqu donde l nos abre el entendimiento con la Palabra de las Escrituras;

-donde nos da el alimento de la salud y la vida, su Cuerpo y Sangre;

-y es la Eucarista la que ms nos provoca hacia una vida ms pascual, vida de testigos del Resucitado, tras el ejemplo de aquella primera comunidad, en particular de la valenta de Pedro.