03 Ser Cristiano. Proceso de Corresponsabilidad

3. ¿Qué es ser cristiano?

� Mc 2, 14-15 Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.

¿Qué es ser cristiano?

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Esto también es para nosotros. Jesús nos llama a cada uno de nosotros diciendo: SÍGUEME


� I.  Para seguir a Jesús, hemos de considerar la Cruz

como corona. El coste de la mayoría de las cosas ha cambiado con el paso de los años. Hace cien años con un céntimo se podían comprar dos huevos, una taza de café, un gran pedazo de dulce o un refresco. Un médico cobraba 25 ctms. por una consulta y una receta costaba 10 ctms. Un hombre trabajaba por una paga de 85 ctms. Durante una jornada de doce horas y un maestro de escuela cobraba 25 €uros por un trimestre de dura enseñanza. Los tiempos han cambiado. El costo de la mayoría de las cosas varía enormemente de una generación a otra, pero hay un coste que nunca cambia.


� Jesús advirtió que para ser discípulo primero había que evaluar la participación. En Lucas 14,26-33 Jesús dijo al establecer las condiciones del discipulado: "Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío".

Señaló que nadie comienza a construir una torre sin evaluar los pro y los contra; sin contar el costo un rey no iría a la guerra. Luego concluye diciendo: "todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío". (Lc 14, 33) Estaba diciendo, “evaluad el coste!"


A Andrés y a Pedro les costó dejar su negocio de pesca para seguir a Jesús. A Santiago y a Juan les costó dejar su sustento para seguir a Jesús. A Mateo le costó dejar su negocio lucrativo de cobrar impuestos para seguir a Jesús. Y a nosotros también nos costará.

� A quienes le siguieran les prometió que tendrían una nueva vida, de comunión con el Padre. Tendrían una abundante vida, una vida desbordante con él. Les prometió que tendrían la eternidad y como premio una corona de victoria y júbilo.

Esto es cierto, pero a veces olvidamos que también les habló de las dificultades que tendrían que afrontar. Les prometió que serían despreciados y perseguidos.

"Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa". Mt 5,11


� II. Para seguir a Jesús hay que hacerlo comple-

tamente no de manera parcial Cuando comienzas a seguir a Jesús tu vida cambia. Robert Munger describe el cambio de esta manera: “Entró en la oscuridad de mi corazón y encendió la luz. Prendió un incendio en el hogar frío de mi interior. Comenzó la música donde había habido tranquilidad, y armonía donde había habido discordia. Llenó el vacío con su propia comunión amorosa. Nunca he lamentado haber abierto las puertas de mi corazón a Cristo y nunca lo haré”.


� Pero entonces puede ocurrir algo. Comenzamos a reservar áreas de nuestra vida en las que no queremos interferencias. Elegimos hacer lo que no haríamos en nuestra vida espiritual.

Tal vez seamos como el pequeño niño que rezaba: “Padre Dios hazme un buen chico, si se puede; si no se puede no te preocupes, me divierto con mi forma de ser“.

Puede que queramos seguir a Cristo, pero sólo como asesores.

Olvidamos algo importante que:

“la obediencia incompleta es completa desobediencia”.


� Jesús se niega a aceptar una obediencia parcial. Si vamos a seguirlo no podemos elegir cuáles mandamientos seguimos y cuáles no. No podemos ver la Iglesia como un supermercado o como una cafetería. Llegamos, elegimos lo que nos gusta, pagamos la factura y nos vamos. No funciona de esa manera.


� Jesús exige obediencia en la vida cristiana pero no usa la violencia para conseguirlo. Su petición es respetuosa por eso no pensamos que sea importante. Pero no nos equivoquemos acerca de él. Su p e t i c i ó n e s n u e s t r o mandamiento. Requiere que se realicen cambios.


� Dos amigos estaban hablando. Uno dice: “Ha cambiado tu esposa mucho desde vuestra boda“.

- El otro respondió: "Oh, sí, sí, mis horas, mis amigos, mis hábitos y mi cuenta bancaria“.


� Nuestra vida cambia cuando seguimos a Cristo. Él no aceptará nada menos.

Cuando él dice, “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”; creamos confusión y conflicto en nuestra comunidad porque no amamos. Olvidamos que Él nos ama eternamente.

Cuando él dice, "Dad" y nos negamos a dar sacrificialmente, olvidamos que Él mismo se dio por nosotros.


� ¡Seguir en todo a Jesús es seguirlo completamente!

Señor, yo te sigo con todo mi corazón y con toda mi fuerza y encontraré tu alegría en el

camino.


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