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    CAPÍTULO II

    E L P A D R E C R E A D O R , L O S A N T E P A S A D O S

    Y L O S D E M O N I O S

    ^ ?p5J a h i s tor ia de una t r ibu ind ígena , en sus t rad ic iones aún ex is-

    J p- 9 £ tentes, no es m ás qu e la creencia en la forma de su o rigen y de

    Í£~~M. los acontecimientos en t iempos mít icos, durante los cuales el

    universo fue creado y azotado por catástrofes, cuando se luchaba con

    t ra monst ruos y seres demoníacos y cuando se ob tuvieron los más im

    portan tes medios de subsis tenc ia y las t rad ic iones . Los verdaderos

    hech os h is tór icos se pu ed en dedu ci r de e l lo, a lo sum o ind i rec tam ente .

    EL PADRE CREADOR Y JUZIÑAMUI

    Es comprensib le que los u i to tos conciban sus narrac iones como la

    historia de su t r ibu, pues todos los hechos fueron efectuados por sus

    propios antepasados, incluso la creación del mundo. Por el lo , el creador

    se l lama s implemente mooma (padre) , aun cuando los pr imeros hom

    bres nunca recibieron el apelat ivo de hi jos. Ocasionalmente, recibe tal o

    cual nombre que designa sus cual idades. A diferencia de él , los demás

    antepasados l levan un nombre fi jo después de la palabra mooma, a no

    ser que ésta se suprima del todo.

    Los ind ígenas se han esforzado mucho en expl icarse la na tura leza

    de este dios como inicio del mundo y de toda existencia; un dios que,

    como se me di jo , no provino de padre ni de madre (compárese: 2 , 105).

    Lo más curioso es el paralelo existente con la Biblia (Ev. San Juan I, 1):

    "En el principio era ya el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo

    era D ios." Y seg ún el los: "En el prin cipio la pala bra (naikino) dio origen

    al Padre"; así se dice en la narración de la fiesta yadiko (62, 1). Esto se

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    46 RELIGIÓN Y  MITOLOGÍA DE  LOS UITOTOS

    aclara a cont inuación , cuando le son a t r ibu idas todas las narrac iones

    sagradas al Padre, en especial aquél las que const i tuyen el fundamento

    de las fiestas. En este contexto, las palabras se identifican, por así decir

    lo,  con el contenido, const i tuyéndose como una fuerza ejecutora y autó

    noma, independien te de l Padre Creador . De ta l manera que és te

    representa so lamente la encamación de las pa labras .

    Según la creación del mundo, "Rafuema creó esta narración después

    de haberla meditado mucho" {bikino, 1, 6). Rafuema mismo significa 'el

    que posee las narraciones ' o , también, 'e l que const i tuye las narracio

    nes ' .  En el canto 53 es llamado de manera similar: Yonera Buineima: "las

    plantas florecían cuando el Padre Yonera Buineima traía del Inframundo

    agua pura (sobre la tierra)." El nombre significa 'el Buineima de la infor

    mación, de la narración ' y se refiere al hecho de que en la correspon

    diente fiesta, uuiki, en la que se celebra la cosecha de todos los frutos, la

    gente llega con toda clase de frutos para que el dueño de la fiesta les in

    d ique cómo se or ig inó cada uno de e l los . A es tas preguntas , expuestas

    con cantos y dan zas , aquél resp onde con las "narrac iones de l Padre" . El

    final del respe ctivo c ant o 53 hac e alus ión a este hec ho : "Si no existiera

    la chicha (que es elaborada del fruto de la palma de cananguche), bus

    caría (el dueño de la fiesta) sin éxito las palabras del Padre, ikinona moo-

    madi (acerca del origen de los frutos)." Aquí , las palabras del Padre

    están ident ificadas, en cierto modo, con los frutos. En la descripción de

    la fiesta uuiki se aclara tam bién la na tur ale za de las pa lab ras (51, 3):

    "Nosotros escuchamos la narración (rafuena) que el Padre nos legó, y

    nos alegramos cuando la t raj imos (a la t ierra). Por esa razón bai lamos."

    El mismo origen le es dado a la fiesta okima (31, 1 s.): "Cuando en un

    comienzo nadie existía aún, el Padre creó las palabras (naikino) y nos las

    legó {bikino), así como la planta de la yuca. Nofieni y nuestros antepasa

    dos trajeron las palabras (ikino) a la tierra... Okinuiema bailaba sin cesar

    con las palabras (ikinodo)."

    Por consiguiente, s i queremos entender la frase: "En el principio la

    palabra dio origen al Padre", estas sagradas palabras, que el Padre legó,

    deben exist i r en cierto modo independientemente de él , y haber exist i

    do antes de él . Para los ui totos, estas palabras al parecer son el aspecto

    m ás imp ortan te en la f igura de l Padre , e inc luso má s imp ortan te q ue é l

    mismo, y con toda razón, pues sin el ejercicio religioso, sin las fiestas,

    caería al suelo el provecho que la divinidad puede conceder. O en otras

    palabras: en la f igura del Padre, la idea del dios ocupa un segundo pía-

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 47

    no an te la del sacerdo te, que es m ás im por tante , y la del funda dor de la

    rel igión, que es más necesario. Si no evidenciáramos la intervención de

    este dios aún hoy en día en los sucesos del mundo, lo podríamos el imi

    nar sin perjuicio alguno, así como los antepasados sacerdotales de los

    kágabas de la Sierra Nevada de Santa Marta, los cuales no intervinieron

    más después de que organizaron e l mundo y legaron a sus descendien

    tes los medios ceremoniales para el entendimiento con las fuerzas de la

    na tura leza .

    En efec to , para los ind ígenas es muy na tura l concebi r las pa labras

    como a lgo au tónomo. Como veremos, es muy común en e l los , por

    ejemp lo, la idea de qu e la creación de otros seres o cosas ocurre a t rav és

    de su desprendimiento de a lguna par te de la persona de l c reador; que

    las personas poseen un espíri tu protector (yoneri) , que es el emisor de

    las palabras, o espíri tus protectores y auxi l iadores (aigadigeí) , que mo

    ran en él (el creado r); qu e los objetos mágicos, qu e antes no perte nec ían

    a una persona y que fueron creados por los espíri tus protectores, él

    m ism o los ex t rae de su boca despué s de q ue son creados; o que a lgu ien

    convier te a su segundo Yo en an imal , para mantener lo constan temente

    separado de s í . Cuando c ier to personaje mí t ico había dado muerte a l

    esp í r i tu de su enem igo conv er t ido en un ser g igantesco , y luego t ra taba

    de dirigirse a él en forma correcta, es decir , empleando las palabras pre

    cisas en la f iesta que seguía a aquel acontecimiento, éstas ya no estaban

    a su disposición. Entonces, sus espíri tus protectores le decían que de

    bían absorber en su cerbatana el alma de su hi jo -alma que vivía en el

    n ido de un mochi le ro como s i fuera uno de sus po l lue los y que había

    acumulado saber-, pues el hi jo había subido al cielo y al l í había pereci

    do m íseram ente . Fue así com o absorb ió su a lm a y encont ró las pa labr as

    y habló con el las (13,164 s.) . De manera similar, cuando la palabra crea

    al Padre, éste produce enseguida el agua (62, 1).

    Otro medio para esclarecer el origen del Padre a part i r de la nada,

    nos lo revela su nombre Naainuema (el que representa o posee lo no

    existente, lo inexplicable, lo imaginario) (1,1). Naaino significa algo que

    existe en form a ocul ta a los sent id os, bajo la aparien cia de lo no existen

    te ,

      o algo que sólo se acepta en el pensamiento, un producto de la i lu

    sión, pero no completamente sin existencia. Por el lo , naaino se emplea,

    por ejemplo, para designar la cosa de la cual f inalmente el creador for

    ma la t ierra (1, 1 ss.) . Las preguntas referentes al misterioso origen de

    los frutos o de los árboles frutales en la fiesta uuiki y las narraciones del

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    48 RELIGIÓN Y  MITOLOGÍA DE

     LOS

      UITOTOS

    dueño de la f iesta cont ienen también aquel la palabra. Se dice, por ejem

    pl o (51, 4): atidimie naino

      1

      jikanote, aquél que trae (los frutos), pregunta

    por su existencia imaginaria , es decir , por el estado anterior a su apari

    ción, o (51, 12): naino yuaide (el dueño de la fiesta) cuenta acerca de la

    existencia imaginaria . Más detal lada y clara es, por ejemplo, la expre

    sión kinena jikanote komuiya-no (en vez de naino) (51, 7): (ellos pregunta

    ban de qué manera se or ig inó e l á rbol de cananguche a par t i r de una

    existencia imaginaria). Finalmente, se emplean también, entre otras, las

    siguientes combinaciones: naaino iki, guardar reproche a alguien (6, 29);

    naatno yo, decir algo irreal, es decir, mentir (24, 19), equivocarse (6, 55);

    naaino o, to m ar algo irreal, es decir, aparen tar, sim ula r (12, 31 , etc.).

    La creación del mundo (narración 1) parte del hecho de que el L

    J

    adre

    Naainuema, aun sin que nada existiera, tocó una misteriosa (jana) figura

    im ag ina ria {naainona foré) y, es tan do en tran ce, la retuv o con a yu da de

    un hi lo de ensueño a t ravés del hál i to de su boca. Sin embargo, al exa

    m ina r el fondo ima ginario {naaino j iyaki), no ha bía n ad a. P alp an do aqu í

    y allá, adhirió en el vacío (jinadé) la mágica substancia pegajosa arebaiki

    y la retuvo, de nuevo en estado de t rance, con la materia mágica vapo

    rosa izeiki. Lue go, aplan ó re pet ida s veces con sus pies el fondo ima gina

    rio (naaino jiyaki) y se estableció en a que llo q ue h abí a so ña do (nikairani),

    que es el nombre de la t ierra . Mientras sacaba el agua de su boca (para

    que la vegetación surgiera), mantenía la existencia imaginaria (naaino)

    en su poder y separaba de la t ierra {biruñu, esta parte) el cielo (biko), es

    decir, el cielo azul (mogoguiko) y el blanco (koreko). Después de eso, Ra

    fuema, e sta nd o al pie del cielo, es decir, en el Inf ram und o, creó, t ras un a

    larga reflexión, esta narración para que nosotros la t rajéramos arriba,

    sobre la t ierra. En la t ierra (nanie) surgieron todos los árboles y lianas, y

    él creó el gri l lo , los animales de la selva, que son enumerados indivi

    dua lm ente ; en e l a i re , l as aves , cuyos nom bres n os son d ad os a conocer

    igualmente; y en el agua, el sapo pequeño y el grande. En un principio,

    todos ,  incluso nosotros, teníamos cola. La avispa se la cortó primero al

    s a p o ,

      luego a los hombres , y cuando la av ispa se hubo cansado de cor

    tarla , los restantes se convirt ieron en micos churucos, después de haber

    1. En este pu nt o se observa un a confusión por parte de Preuss entre los término s

    naaino (lo no existente) y naino (aquel lugar o aquella época, o sea el tiempo de

    los orígenes de los frutos y de to das las cosas). Cf. transcripción y traducció n de

    los pasajes corr espon dientes (Segunda p arte). (N. del T.)

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 49

    sido hombres. Esta especie de mico aparece además en la l is ta de los

    ma m íferos creado s por el Pa dre (1, 8).

    En un caso especial , donde se describe el origen del t ronco sobre el

    cual se baila, yadiko, y el cual se usa en la fiesta que lleva el mismo

    nombre , l a c reac ión de l mundo orgánico en c ier to modo se rep i te bre

    vemente , ins inuándose además que e l Padre tomó de su propio cuerpo

    las plantas y los animales. Al mismo t iempo se menciona, también bre

    vem ente , e l o r igen de l hom bre , de l cua l no se d ice na da en la v erda dera

    historia de la creación. "El Padre, o sea la palabra, t ras haber creado el

    agua, creó en el la la planta nuizi . Después de haberla desprendido de sí

    (dozideite), colocó una serpiente en el fondo, bajo la superficie del

    agua.. . Cuando hubo desprendido de su cuerpo (dozidei te) la serpiente

    que él creó, vio que nosotros seríamos los primeros (hombres). All í se

    originó (o nació, komuide

    2

    ) nues tro jefe" (6 2,1 s .).

    En el mito de la creación se afirma que el Padre creó de su saliva el

    agua para la t i e rra . Al Padre Creador le es a t r ibu ido también o t ro me

    dio para la creación del agua, invocándola para que cayera del cielo. En

    la descr ipció n de la fiesta okima se dice (31, 8 s.): "C u an d o el P ad re creó

    las pa lab ras (es decir, los canto s de la f iesta), tenía un m ag ua ré. C ua nd o

    lo tocó, invocó al agua, y puesto que el Padre poseía fuerzas especiales

    pa ra el agu a, hizo que cayera por, prim era ve z del cielo. C ua nd o cayó,

    l lovía sobre la t ierra , sobre nosotros, pues de lo contrario no caería del

    cielo."

     Y del can to 53 se ded uce que e l Padre Cread or env ía tamb ién ac

    tualmente el agua para la vegetación: "Las plantas florecían porque el

    Padre Yonera Buineima, estando en el Inframundo, arrojaba agua pura

    (sobre la t ierra). De Yonera -¿de quién más?- provenía el agua para que

    las plantas florecieran."

    Pero aún más: él mismo se manifiesta todos los años en las flores y

    en los f ru tos , pues , como se cuenta inmedia tamente a cont inuación de

    la ci ta arriba mencionada, él se dirige al Inframundo después de la co

    secha: "El Padre nos engañó: ningún (fruto) colgaría t ras su part ida ha

    c ia e l Inframundo (después de la pasada cosecha) ." En un sen t ido más

    prec iso , e i a lma de l Padre Creador es la que penet ra en las p lan tas ,

    2.  Komui no es una palabra que designa a una persona, pues significa nacer, origi

    narse, convertirse, crecer, transformarse. La forma activa komuita es la palabra

    acostumbrada para "crear", y significa también hacer crecer, engendrar un hijo

    y otras cosas más. [P.]

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    dor, como una especie de hacedor de la t ierra , o al menos como el crea

    dor de la vegetación, y también se asemeja a él en su cal idad de posee

    dor de las narraciones; pero, por lo demás, este hecho no se enfat iza en

    ninguna o t ra par te . Sin embargo , lo aventa ja debido a su inmorta l idad ,

    pues se t iene conocimiento de la muerte de l Padre Creador .

    Sobre el mundo de los hombres (komini ibiretf se encuentra el cielo

    (biko), el m u n d o de Juziñam ui (Juziñamui ibirei), co m o se m e d ijo. A él se

    llega po r el lug ar d on de sale el sol, biko buayagomei (15,1 3 s.), u n a pala

    bra que bien puede significar: la entrada (igomei) que divide al cielo. Pe

    ro,  aunque Juziñamui es indiscut iblemente un amo del fuego reluciente,

    no t iene, por lo pronto, según la creencia de los ui totos, ninguna otra

    relación con el fuego que aquél la que se establece por analogía con la

    sangre derramada en la lucha y que se apreciaba en el bri l lo rojo del sol

    saliente. Por ello, el nombre de Juziñamui significa 'el luchador insacia

    ble ' ,

      y en el canto 86 aparecen los juziña nofiko, es decir, las rocas de la

    lucha insaciable, sus enemigos. Juziña j i to significa, análogamente, el

    hombre de la lucha, el guerrero (103). Como luchador, Juziñamui es

    también especia lmente un caníba l y e l modelo de es ta horr ib le cos tum

    bre pract icada por los ui totos. Todo esto lo expresa el canto 86, puesto

    en boca de él : "All í abajo, detrás de las t r ibus de los hombres, está , en

    pr imer p lano , mi lugar ensangrentado de l so l sa l ien te , y en medio de l

    escenario sangriento, al pie de mi árbol de sangre (el lugar de tortura),

    se halla mi gente Riai. Allí actúan llenos de furia; decapitan (?) a los pri

    sioneros y chamuscan (?) el ave (?). Cerca del cielo, en la corriente de

    sangre, se encuentran mis rocas batal ladoras (los enemigos). All í abajo,

    en el centro del poblado, la gente actúa l lena de furia y descuart iza (a

    los prisioneros); al l í los cocinan." Vale anotar que, en este contexto, el

    lugar está si tuado al l í abajo y que, por consiguiente, se ident ifica direc

    tamente con el Inframundo. En efecto, el lugar de la saüda del sol y la

    cueva de la cua l p rovenían los hombres son uno mismo, y cuando en

    una ocasión los hombres cazaban en cercanías de la cueva l legaron los

    Riai, la gente de Juziñamui, a luchar contra ellos (16, 64 ss., 99 ss.).

    Lo especial del canibal ismo de Juziñamui reside en el hecho de que

    cocina y devora solamente las cabezas, extrayendo los dientes como la

    parte que le corresponde, y deja los cuerpos a su gente. Su método de

    dar muerte a los hombres consiste en halar una misteriosa red (riafoi)

    3.

      V, rabi rei. [P.;

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    5 2 RELIGIÓN Y MITOLOGÍA DE LOS UITOTOS

    que separa las cabezas del t ronco, mientras que los cuerpos caen al sue

    lo (15,17). En un mito (17,105 s.) un antepasado, Nubayamui, util iza tal

    red para vengarse de los enemigos de su hermano, los cua les es tán en

    tonando en ese preciso momento el canto referido a los dientes de su

    hermano devorado , y después de e l lo levanta en la red las cabezas ha

    cia Juziñamui, quien las consume. Por consiguiente, éste obra como es

    píri tu protector del canibal ismo y de la lucha porque sus acciones son

    glorificadas en la fiesta bal.

    Puesto que él es el único dios del cielo de los uitotos, la iglesia lo de

    signó representante del Dios crist iano. Es por el lo que su nombre está

    asociado con los pocos rasgos del crist ianismo que se abrieron paso en

    la cul tura ui tota . Sin embargo, las consideraciones personales de Pedro

    no forman parte de estos rasgos cuando él , s int iéndose como crist iano,

    dec ía en su único d ic tado: "Nosot ros , los ind ígenas , emigramos de un

    lugar y l legamos aquí , sobre la t ierra . Al t iempo de esta emigración, los

    jefes divisaron a Juziñamui." Esto quiere decir: l legando a la t ierra, lo

    vieron en el cielo. Y más adelante: "Ustedes (los blancos) son hi jos de

    este Juziñamui. Después de la muerte, e l a lma de ustedes va al l í arriba,

    al cielo, do nd e v ive Juziñamui. Por lo tanto, al m ism o lug ar i rán las m a

    dre s de us tedes . Nue st ras a lmas van a ll í abajo, don de nue st ro Pa dre . La

    si tuación es ésta: aun cuando las almas de aquel las personas que fue

    ron incineradas después de su muerte van al l í arriba, donde Juziñamui,

    nosotros somos los mismos (indígenas) y provenimos del mismo lugar"

    (27 ,1 s.). En efecto, se m e decía también en otras opo rtun idad es qu e las al

    mas de los jefes iban al cielo, pues eran incinerados. Quizá, según esa

    creencia, sus almas l legaban al cielo, donde Juziñamui, en forma análo

    ga a como lo hizo Kuio, quien, después de su muerte en las l lamas, su

    bió al cielo bajo el nombre de Juziñamui. Sin embargo, la incineración

    t iene también otro significado, un significado mitológico que veremos

    más adelante. Por lo demás, esta misma palabra, Juziñamui, que desig

    na al Dios cristiano, la util iza Pedro más tarde (27, 28) para referirse al

    cura.

    Por otro lado, Rosendo relaciona la narración de la incineración y

    ascensión de Kuio, o sea de Juziñamui, y el incendio de los mundos con

    la idea crist iana de purgatorio (2,121): "En el Inframundo, él dio al fue

    go la función de purgatorio (juyarairai). Cuando el Padre (Kuio) fue víc

    t ima de l fuego lo denominó purgator io . Pero nunca pensamos en e l

    purgator io do tado de poderes mágicos ." En es ta ú l t ima frase , é l aseve-

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    ra, por lo tanto, que esta creencia le es extraña al indígena. Sin embar

    go,

      puede que exista la convicción de un fuego en el Inframundo, don

    de gobierna el Padre Creador, pues Pedro da a este Inframundo el

    nombre de igori , lo quemado. Este sería al mismo t iempo el infierno.

    Otra denominación para el Inframundo del Padre y el infierno es juya-

    rai,  cuya última sílaba (-rai)^ significa así mismo 'fuego', al igual que

    rairai (fuego), que está contenida en la palabra juyarairai (purgatorio).

    Nos hemos esforzado en comprender las f iguras de l Padre Creador

    y del antepasado Juziñamui, ci tando apenas los pasajes donde son men

    cionados directamente. Pero existen también fuentes indirectas que re

    sul tan de la comprensión de los textos, tomados como un conjunto, y

    aun cuando es ta comprensión es posib le só lo después de l aná l i s i s de

    los mitos y cantos, sería confundir al lector si no anticipara aquí algu

    nos datos. Resul ta que ambos seres t ienen al mismo t iempo un carácter

    astral: Mooma, como la figura lunar; Juziñamui, como la figura solar.

    El lo aclara la muerte del Padre Creador y de los antepasados, fundada

    en la posesión del fuego maligno y la inmortal idad de Juziñamui, pues

    su fuego le es benévolo. Esto explica la avidez de Juziñamui por las ca

    bezas ,  ya que a la salida del sol, él , batallador, corta las cabezas de los

    seres lunares, es decir , de la luna perecedera, que se presenta en los mi

    tos repet idas veces en forma de cabeza o de cráneo. En este contexto no

    sorprende que el redentor. Mayan Buineima, quien también es l lamado

    Jitoma, el Sol, vaya hacia él para que reciba de su parte un don guerrero

    en la batalla con tra los seres lun are s (9, 29 s.). A pes ar d e esto, Mooma e s

    la deidad principal , más bien quisiera decir el único dios, pues el naci

    miento , muerte y renacimiento de la luna es la imagen de toda prospe

    ridad en la t ierra, es decir, ella ejerce una influencia en el devenir de

    todas las cosas. En el fondo, el Padre Creador está de sobra, pues en las

    fiestas las fases de la luna son representadas simplemente en forma má

    gica, como veremos en detal le . Pero ei hombre necesi ta de un creador

    que dé origen al mundo, lo organice e implante las ceremonias. Él es

    tan necesario y ant iguo como la misma influencia mágica sobre el acon

    tecer del mundo. Es posible que él se encargue de la total idad y vele

    por el la cont inuamente, como en el caso de los ui totos y de la rel igión

    judeo-crist iana. También existe la posibi l idad de que él retroceda des-

    4.  Preuss transcribe aquí el vocablo inti. Sin embargo, se trata del morfema -rai que

    significa fuego eterno, de grandes proporciones. (N. del T.)

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    54 RELIGIÓN  Y MITOLOGÍA DE  LOS UITOTOS

    pues de la c reac ión y permanezca apar tado de l mundo, como lo vemos

    en muchos pueblos pr imi t ivos . Como una te rcera posib i l idad , su obrar

    puede e s t a r repa r t i do en t re muchas pe rsonas , cuando l a s ce remon ias ,

    por e jemplo , son implantadas a t ravés de uno o var ios sacerdotes an

    ces t ra les y cua ndo m uch as cosas benévolas son creadas por e l los , como

    en el caso de los kágabas. Cuando se cree en el obrar cont inuo de la dei

    da d , com o en nuest ro caso , do nde e l a lma de l Padre Cread or reaparece ,

    según su voluntad, en los frutos y vegetales, la rel igión habrá alcanza

    do un grado muy significat ivo. Sin embargo, esta creencia de los ui to

    tos demuest ra , por o t ro lado , una gran debi l idad , porque e l Padre

    Creador no es una simple personificación de su act ividad creadora, si

    no que su ser y su manera de crear le están prescri tos por la naturaleza

    de la luna, a la que en cierto modo encama. Por esta razón, su radio de

    acción y su capacidad de desarrol lo están contrarrestados.

    A este respecto, hay que mencionar primero su origen a t ravés de la

    pa labra . Para u na mejor com prensión de la pa labra , l a hem os carac ter i

    z a d o ,  en lo expuesto an ter iormente , como a lgo independien te , en re la

    ción con la importancia que t ienen las t radiciones para las f iestas.

    Aparentemente, con el lo se alude sólo a la luna obscura, de la cual , con

    forme a la naturaleza, surge la luna, o sea la figura lunar.

    En los textos, la luna obscura está simbolizada como algo vacío, obs

    curo ,  como un maguaré, como una batea, una ol la , e tc . En los mitos, la

    luna obscura es idént ica al agua y es por el lo también la causa del di lu

    vio .  Obsérvese en los dos pasajes anteriormente mencionados la estre

    cha relación entre la palabra, el maguaré y el agua. "El Padre tenía un

    maguaré cuando creó las palabras (es decir, los cantos de la fiesta okima).

    Invocó el agua cuando lo tocó y, puesto que el Padre poseía fuerzas es

    peciales para el agu a, hizo qu e cayera po r prim era vez del cielo" (31, 8

    s.) . De lo dicho anteriormente se deduce que la palabra, el maguaré y la

    luna obscu ra son idént icos (62,1). El m ag ua ré profiere la palabr a, y esta

    palabra, que resuena en el maguaré en todas las fiestas, se ident ifica,

    por consiguiente, con las t radiciones referentes a las f iestas. Con toda

    razón el Padre se origina de la palabra, es decir , de la luna obscura.

    La concepción de la luna obscura como algo invisible, misterioso,

    irreal, pero que a pesar de ello posee algo de real, puesto que de ella

    proviene la luna nac ien te , p rovee también muy seguramente e l concep

    to prim ord ial de lo ima ginario, lo i rreal de la palabra naaino, cu an do los

    frutos se originan aparentemente de la nada. Este hecho se expl ica en

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 55

    los textos de la siguiente manera: el alma del Padre, cuyo lugar, como

    vimos, debe ser la luna obscura, penetra en los frutos. Naainuema, "el

    que es o posee lo no existente (lo i rreal , lo imaginario)" , se relaciona,

    por tanto, con la luna obscura, y tal f igura, que a su vez resul tó de un

    naaino, creará la t ierra en forma similar, a partir de un naaino. De esta

    manera, el origen de la t ierra se debe a un proceso análogo al del surgi

    miento de la luna naciente a part i r de la luna obscura.

    LOS ANTEPASADOS

    De los pasajes arriba mencionados que aclaran el obrar del alma del

    Padre , se deduce que é l , después de su muerte , v ive en e l Inframundo.

    La manera como v iven a l l í aba jo los res tan tes an tepasados después de

    sus acciones, es descri ta detal ladamente. Por ejemplo, de Okinuiema,

    aquél qu e ba i laba y can taba s in cesar las pa lab ras de l Padr e con m ot ivo

    de la fiesta okima, se dice en la de sc rip ció n d e la fiesta (3 1, 2 s.): " A u n

    cuando él nos enseñó las palabras aquí , sobre la t ierra , nunca regresó.

    Él nos las enseñaba só lo duran te e l t i empo en que permaneció aquí

    arr iba . Ahora é l y los an tepasados se encuent ran a l l í , inmedia tamente

    debajo de nosot ros . Al l í t i enen ahora su morada y pronuncian las pa la

    bras de una hermosa manera . Desde en tonces permanecen a l l í aba jo y

    no m ue ren nu nc a m ás; se enc uen t ran m uy b ien a l l í abajo, s in conocer la

    m uerte . Y a lgún d ía nosot ros i rem os a l l í. "

    Sin que se diga nada acerca de su muerte, es muy frecuente que al

    final de las n arr ac ion es (6, 212. 15, 44. 17, 108. 20, 70. 21 , 28. 22, 60. 25,

    76) el personaje principal mascul ino se siente al pie o en el fondo del

    cielo (biko jenikimo, o bien, j iyakimo). C on ello se de sig na al In fra m un do

    y, por consiguien te , es te hecho a lude a la muerte . Pero la muerte es

    mencionada también como causa (2, 119): "Nofieni y todos los jefes se

    sentaron al pie del cielo (pues) los (hombres) que primero nacieron se

    qu em aro n (en e l incendio de los m un do s) ." Y en o t ra par te (23 ,102) se

    t ra ta de un a lma qu e como ta l tom a veng anza , a causa de la m uerte de l

    cuerpo: "El alma de Jeedo llegó de allí al pie del cielo, para luego sentar

    se."

      Muy característ ica es la historia de la muerte de la madre del re

    dentor Mayan Buineima, la cual se qui ta la vida convirt iéndose en un

    ra tón y cayendo en una t rampa. El la es inc inerada y sepul tada por sus

    dos hi jos. "Después de el lo , y siguiendo su camino, l legaron a la región

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    56 RELIGIÓN Y  MITOLOGÍA

     DE

     LOS UITOTOS

    jodadu (Loma de la Rana) y miraron. 'Hermano, aquel lo que entró por

    este hueco parece ser nuestra madre (según el informante, se t rataba de

    una rana) . Hermano, es nues t ra madre . ¡Desenterrémosla ' . . . Llorando

    cavaron a l l í un hueco . . . ' ¡Hermano, mira lo que hay a l l í en lo profun

    d o '

      Cuando aquél se incl inó observó que alguien estaba sentado en la

    puer ta de Meni (un an tepasado) . 'Hermano, no es nuest ra madre ; es J i -

    mereigiño, una mujer de aquel la gente (según el informante, la hermana

    de Meni , una rana) ¿Dónde es tá nuest ra madre? ' 'Hermano, es nues t ra

    m adre ; es tá te jiendo un braza le te ' ' ¡No, he rm an o, no ins i s tas ¡Vayámo

    n o s " '

      (9, 23 ss.) . La profundidad del Inframundo está i lustrada por la

    t ie rra a rro jada en e l momento de la excavación y que forma una mon

    taña sobre la cual muchos animales se salvan en el di luvio (2,118).

    Al parecer , e l verdadero nombre de l Inframundo es tomado de l

    nombre de su habi tante más importante, el maestro de la f iesta okima:

    Okinuiema ibirei (el mundo o la morada de Okinuiema). Alguien envía

    pájaros "allí abajo, al fondo del cielo, donde Okinuiema", para buscar a

    su hi jo d esa par ecid o y "al m u nd o de Okinuiema" (13, 51 . 54). El Pa dre

    Creador no v ive en es te mundo s ino en uno s i tuado más a l fondo. En

    los textos este hecho no se destaca, sino que se dice que él permanece,

    com o los restantes, a l pie del cielo (1, 6) y en el fondo del Inf ram un do

    {anabá jiyaki, 53). Pero él adq uie re allí un a posic ión especia l, en la m edi

    da en que él en un comienzo no l lega a la t ierra , sal iendo de una cueva,

    como lo hacen los demás (51, 1), s ino que éstos t raen siempre las pala

    br as de él a la t ierr a (1, 6. 31, 1. 51 , 3). Po r lo tan to, en su caso n o se es

    tab lece n inguna d i ferencia en t re su permanencia duran te la v ida y

    después de su muerte, e inclusive la muerte no debería exist i r para él ,

    cont rar io a lo que se me informó, pues la muerte só lo surg ió después

    de la l legada de los hombres sobre la t ierra (53, 1-3).

    La idea de que los muertos regresan a su lugar de origen, bajo la t ie

    r ra , ex is te en muchos pueblos

    5

    , y es posible que la creencia en un reino

    de los muertos bajo la t ierra hubiera tenido como consecuencia la idea

    de una emigrac ión a par t i r de é l . En nuest ro caso se demuest ra que la

    l legada del hombre está en estrecha relación con la aparición del sol y

    de la luna, pues la cueva de la cual surgieron se halla al oriente, en el

    punto de la salida del sol. El canto 79 dice: "Con fuerte aletazo él vola-

    5.

      Horario Hale, "Above and Below". Journ. Amer. Folklore m, p. 177 ss. Preuss.

    Arch. f. Religionsw. VH, p. 234. [P.]

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 57

    ba r ío abajo, en el Inframundo, en el fondo del cielo. Cuando amanecía,

    el dormilón (ave nocturna que es identif icada como mujer lunar) vola

    ba con fuerte aletazo hacia el tronco del devenir del día (en el cual se

    sentó el pr imer jefe que vino de la cueva." Pero, como vimos, los muer

    tos iban también al fondo del cielo. El redentor Fiedamona, luego de su

    larga odisea, l lega f inalmente "a Juizaki , el lugar donde nuestros ante

    pasados permanecieron por mucho t iempo cuando surgieron del or i f i

    cio de la cueva" (6, 53). Fiedamona libra luego una lucha contra el

    murciélago que devora a los hombres, y ve el r ío del Amanecer (Monei-

    yei),

      considerado como el Amazonas o el mar (6, 91. 118. 155). Final

    mente, las t r ibus de los Muinani , que viven r ío abajo, son denominadas

    "las pr imeras, entre nosotros, en originarse" y en l legar a la t ierra (18,

    1).  La sola expresión "río abajo" (fuiri) designa muchas veces al Infra

    mundo y con frecuencia está asociada con expresiones que signif ican

    'en el Inf ra m un do ' (46. 78. 81. 94. 106 s. 109, etc.) . Inc luso las línea s di

    visorias entre la t ierra y el Inframundo desaparecen al or iente. Sin em

    bargo, hay también un orif icio al occidente que, como se me dijo, no es

    tan impor tante como aquél a l or iente .

    Cuando se pregunta a los u i to tos cómo designan e l conjunto de las

    numerosas tr ibus de su pueblo, el los responden con la expresión nairei

    igobe, que se refiere a su salida de la tierra por el oriente. En los textos

    se menciona algunas veces (2, 60. 75. 96) la palabra nagoberi (todas las

    t r ibus) ,

      o simplemente igobe (5, 31). Pero igobe no significa tribu, sino

    fuente de ag ua, puer to , lugar de pesca , o aber tura , ent rad a

    6

    . La palabra,

    al parecer, es idéntica a igomei, biko igomei o biko buayagomei, lo que sig

    nifica fuente de agua o entrada al cielo (biko), o bien, entrada que divide

    (bo) al cielo, y que fue designada como el lugar de la salida del sol. La

    correcta denominación para todas las t r ibus es igobe nairei ( t r ibus de la-

    entrada) (5, 31), para lo cual el singular nairei igobe (tribu de la entrada)

    (5 ,  52) , o simplemente igobe, es ut i l izado como subst i tuto.

    No estoy en capacidad de deci r que e l surgimiento a par t i r de una

    cueva en el or iente, r ío abajo, nos permita concluir que se trate de una

    memoria h is tór ica . Pero parece muy dudoso que los u i to tos debieran

    haber permanecido asentados más lejos, r ío abajo, para l legar a la idea

    del surgimiento a par t i r del Inf ramundo. Lo único seguro es que su

    idea acerca del r ío que conduce al Inframundo, se basa en su conoci-

    6. V. igobe y na. [P.]

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    58 RELIGIÓN

     Y

     MITOLOGÍA

     DE LOS

      UITOTOS

    miento del Amazonas, o bien, de los ríos que fluyen hacia el oriente,

    pu es el río que se hal la en el lugar de la sal ida del sol n o cons t i tuye un a

    imagen mítica. Incluso Moneiyei, el río del Amanecer, que para ellos, se

    gún sus conocimientos geográf icos , es ev identemente e l Amazonas , en

    cuentra una expl icación mitológica diferente, como veremos.

    Ahora nos formulamos de nuevo la pregunta de s i los d i fun tos an

    tepasados que v iven en e l Inframundo pueden ser ob je to de v ínculos

    rel igiosos y de qué manera. Que esto es así , lo manifiesta la narración

    de la f iesta okima (31,4): "Hablamos y cantamos muchas veces estas pa

    labras a Okinuiema, pal abr as qu e tam bién son d el Pad re Buineima." Y de

    los cantos de la f iesta concluimos que desde al l í se espera una respues

    ta. Pues en dicho canto se dice, por ejemplo (35): "\Jioya,  la sonajera

    am ar ra da a la rodi l la par a el canto okima, en el Infr am un do All í abajo,

    el Padre Okinuiema ya habló. En un comienzo, la sonajera que se ama

    rra a la rodilla se sentó en el estantil lo de la vivienda de Okinuiema y se

    al imentaba en la punta de los arbustos de yuca. La mascota, la sonajera

    (y al mismo t iempo la l ibélula), se al imentaba y hablaba hacia arriba, a

    los hombres sobre la t ierra ." En este punto, la acción de sentarse está re

    ferida a las cosas de las cuales se piensa que son animadas y que son

    encarnadas por Okinuiema, como ia sonajera, o sea la l ibélula. El las se

    renuevan para la f iesta . Al equiparar de esta manera los sucesos de la

    fiesta con los del Inframundo, se puede afi rmar incluso que del Infra

    mundo algo llega a la t ierra con ocasión de la fiesta. Así, existe la cos

    tumbre de que en la fiesta de la fabricación del maguaré (juarei) se

    envíe a la gente d isfrazada de mico maicero -que roba e l maíz de las

    chagras- con e l f in de robar v íveres para los fabr ican tes de l maguaré .

    En el canto (77, 1) se dice a este respecto: "Él caminaba allí abajo, en el

    Infr am und o. El Pa dre Okinuiema se sen tó al lí abajo. Y en u n c om ienzo ,

    en su v iv ienda se asen tó su mascota , e l mico maicero , que se había

    acercado para a l imentarse en las puntas de las pa lmas de chontaduro

    que es taban jun to a la puer ta . ¡Deben dar le de comer enseguida "

    Con el lo se demuestra, por consiguiente, el efecto de los difuntos

    antepasados sobre los acontec imientos de l p resente , por lo cua l es

    oportuno ca l i f icar los de d ioses o demonios , aun cuando só lo más ta rde

    conoceremos sus par t icu lar idades . Hay también an tepasados que aquí

    en la t ierra sacan las almas d e las cost il las de los m ue rto s y las ret ienen,

    de tal manera que deben bajar al Inframundo (canto 29). Más adelante,

    por ejemplo, un "Padre Kumu" causa dolor de cabeza, el cual es expul-

    http://jioya/http://jioya/

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 5 9

    sado median te sopl idos y la preparac ión de una h ierba (28) . Más ta rde ,

    cuando sean expuestas las ideas acerca de las a lmas , será también más

    clara la importancia, desde el punto de vista rel igioso, que t ienen los

    an tepasados más jóvenes .

    Los antepasados referidos en los mitos aparecen en los cantos ri tua

    les con menos frecuencia que otros, de los cuales no se sabe nada en

    ninguna o t ra par te . Es to se debe a que los pr imeros son redentores o

    creadores cu yo ro l se ex t ingue a l m ism o t iem po q ue su v ida ; los segu n

    dos ,

      por el contrario, encaman las cosas o los seres que simbolizan a la

    luna en cualquiera de sus fases , pues to que tan to los an tepasados como

    el Padre Creador representan seres lunares . Por consiguien te , los an te

    pasados de los mitos son, por lo general , a jenos al cul to , aunque los mi

    tos son narrados especialmente en los días que preceden a la f iesta , y el

    ob je to pr imordia l de a lgunos can tos consis te en inv i ta r , median te una

    alusión especial , a l dueño de la f iesta a que narre el mito en su total i

    dad . En una ocas ión muy importan te son mencionados los nueve je fes

    más significativos de las tribus (2, 96): Boyaima, Efiziñi, Jitoma, Kaimera-

    ni,

      Kuiueni, Meni, Muinajagai, Nofieni, Riama. Pedro mencionó 13, que

    fueron creados por e l Padre "s in mujer a lguna" y que eran sus compa

    ñeros: Boyaima, Yarokani, Jitiruni, Jitoma, Juziñamui, Kaimerani, Koregini,

    Kuiueni, Mayarini, Meni, Nofieni, Riajeni, Zekrani. De estos, Efiziñi, Kaimera

    ni,

      Koregini y Mayarini no aparecen en ninguna otra parte , pero Mayari

    ni seguramente equivale a Mayari Buineima. Kuiueni es el Padre de la

    tribu de los Jeduei, y Nofieni, el de los Nofidai, tribus históricas, de las

    cuales algunos miembros vivían en Niña María. Koregini es el Padre de

    la tribu de los coreguajes; Riajeni o Riama, un nombre que significa tam

    bién "uno del pueblo de los Riai celest iales, antropófagos", el de los ca

    ri jonas; y Meni , e l de los blancos, aparentemente porque meni significa

    a l mismo t iempo garza , pues los kágabas también l lamaban a los co

    lombianos "garzas b lancas" .

    Ya nos hemos ocupado de la f igura tan significat iva del antepasado

    Juziñamui. Vale la pena anotar además que Boyaima y Jitoma son inclui

    dos tam bién en t re los je fes an t iguos y que , por con siguien te , ocupa n un

    lugar en e l Infra m und o, au nq ue represe ntan la luna , o b ien , la luna y e l

    sol. Boyaima (él enciende el fuego) se deriva de boyai (encender un fue

    go).

      Jitoma es la palabra familiar para designar al sol. En los textos apa

    recen muchos personajes con el nombre de Ji toma, que lo l levan algunas

    veces como nombre pr inc ipa l , o t ras como sobrenombre . Pero , a pesar

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    60  RELIGIÓN Y

      MITOLOGÍA

     DE

     LOS UITOTOS

    de ello, muchos poseen cualidades lunares, mientras que otros carecen

    por completo de importancia en un sentido astral. Sólo en el análisis de

    los mitos conoceremos estos antepasados.

    DEMONIOS

     Y ALMAS

    Así como los antepasados, los personajes demoníacos y mágicos de

    los mitos se conservan muy escasamente en el culto; sólo aparecen en

    la medida en que ambos han perdurado como símbolos de la luna. Po

    demos prescindir aquí de tales seres individuales, que más bien dejare

    mos para el análisis de los mitos. En esta parte mencionaremos sólo

    ciertas especies de seres demoníacos, para luego podemos acercar a los

    mitos con ciertos conceptos básicos. Por lo demás, no siempre es fácil

    distinguir aquellos demonios de los antepasados, pues, como vimos

    anteriormente, ambos están entremezclados. El concepto de alma pare

    cería tildar a ambos, después de su muerte, de verdaderos demonios;

    pero debemos ser cuidadosos, puesto que el alma es, con frecuencia, só

    lo una circunscripción mítica.

    Una denominación general para los seres fantasmales, sobrenatura

    les,

      es janaba o janai, que se deriva de jana (incomprensible a los senti

    dos ,

      oculto) (1, 1). janakoire alude al alma de un devorado, una trampa

    para peces, en la cual se apareció ante su hermano sobreviviente y lo

    incitó a la venganza (17, 99). janakona es un árbol cuyas hojas ejercen un

    efecto mágico en la caza (12, 1 y nota; 12, 5 y nota). Los janai no tienen

    una forma definida; son nocturnos y perjudiciales para la gente. En

    cierta ocasión, una vieja que representa a la luna recibe este nombre.

    Ella devora muchachos en una cueva y sus compañeros se presentan

    bajo forma de mamífero: guaras, borugos, armadillos (11, 12 ss. 16. 49).

    En otra ocasión, se identifican con los sapos que cada noche despeda

    zan a una mujer, la luna, a la cual reconstruyen de nuevo durante el día

    (12,

      15). Por otra parte, es llamada así también una serpiente que sedu

    ce a una muchacha durante la noche (25, 27). Los nombres de muchos

    animales nocturnos también contienen la palabra jana, como janabuyagi,

    una enorme mariposa azul, una mariposa crepuscular (91), y janayari

    (jaguar grande).

    Los animales de aspecto humano que pretenden a las muchachas,

    son llamados algunas veces í a o w kiriki, el demonio de la cigarra (24, 3

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 6 1

    s.), o bien, ia yitifiai, que en vez de trabajar duerme siempre en una hama

    ca, en la copa de los árboles (24, 8 ss.) . Otro pretendiente de la misma ín

    dole se llama yogi, que es un demonio de los zorros (ianiei yogi, 24, 12).

    Gracias a es tas denominaciones se a t r ibuye a los animales una espe

    cia l cual idad míst ica . S in embargo, un término par t icular para e l lo no

    ser ía en absoluto necesar io pues en los mi tos es muy común que los

    an imales o l a s p l an tas ac túen como se res humanos . Inc luso a menudo

    no se sabe s i las t r ibus con nombres de animales o p lantas representan

    t r ibus humanas o no , ya que no se es t ab lece n inguna opos ic ión en t r e

    el las y los hombres y porque aquél las son consideradas muchas veces

    como antepasados. Sólo se t iene noticia de su origen en un pasaje en el

    cual su compor tamiento permi te reconocer los como per tenecientes a

    los otros reinos

    7

    . Consideremos aquí solamente las aposic iones más ge

    nerales para los nombres de las t r ibus o de los seres individuales .

    La aposic ión más acostumbrada es nai re i ( t r ibu , pueblo , gente) , que

    muchas veces acompaña e l nombre de an imales y p lan tas , mien t r as

    que e l nombre de las verdaderas t r ibus humanas no l leva por lo general

    dicha aposición, a pesar de que siempre se alude a el las a t ravés de la

    palabra nairei . Por el lo, parece que la aposición nairei , así como también

    la terminación fo (fofo, casa) , que ocurre con mucha frecuencia, deben

    realzar en forma in tencionada e l aspecto humano en las t r ibus de ani

    m a l e s y p l a n t a s . D e e s t a m a n e r a , e n u n d i v e r t i d o c u e n t o d e a n i m a

    les,  en el cual los jaguares son engañados, se habla de la gente tapir,

    cie rvo , ja g u ar , m ic o ch ich ico (Zurujodai-, Kigaro-, Jikonima- o Jiko-, Jizifo nai

    rei,  26, 3. 15. 24. 38) , además de la gente cangrejo, caimán, tor tuga y pá

    jaro picón (íkofo-, Naifo-, Menifo-, Takefo nairei, 26, 1 s. 34. 38), lo que no

    es sorprendente en este pasaje . Pero , as imismo, las t r ibus de animales

    son descr i tas en o t ras par tes como verdaderos animales , conforme a

    sus cua l idades , y a l mism o t i emp o como ho mb res , por e j emplo , la gen

    te tapir , t int ín, mico m aicero, mu rciéla go y cu car rón (Zurujonai-, Edorai-

    ma-, Joyanigaro-, Jidokuigaro-, Giboma nairei, 17, 12 s. 13, 163. 10, 35. 25,

    11.  9, 46)

    8

    .

    7. Cf. capít ulo V, acerca de los no m bre s de las tribus histórica s. [P.]

    8. Cf. tam bié n: Ñaikijodai nairei, gen te ra na (8, 28), Toyima nairei, ge nte pá jaro (8,

    28).

      Por lo demás, nairei es utilizado especialmente por las tribus míticas como

    Moneiya Jurama nairei  (11, 33), Yaroka nairei, gent e bru ja (9, 2) o Jukugi nairei, ge n

    te alma (30. 105. 107, 3). De las tribus dudosas tienen la aposición nairei los Eno-

    kaima (19, 91), Moto (2, 2), Juzireieini, gente pueblo de yuca, (17, 34). En cambio.

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    62 RELIGIÓN Y MITOLOGÍA

     DE LOS

      UITOTOS

    En ei mito referente a una gran serpiente, la luna que crece conti

    nuamente , se nar ra cómo el la devora "a los pr imeros antepasados (que

    llegaron a la t ierra)", y luego son enumeradas exclusivamente las t r ibus

    de las plantas: la gente Nerefo, Burarefo, Oberefo (umari negro), Efirefo

    (ár bo l am ar illo ), Gagirefo y Feyirefo (5, 25 . 30 s.), q u e el neóf ito calificará

    de t r ibus humanas y que, a deci r verdad, de acuerdo con su conducta ,

    se presentan como tales. Es notable también su relación con la sal ida

    del sol , pues se menciona repetidas veces "el r ío al pie del cielo" (Ama

    zonas) ,

      a cuyas or i l las v iven especia lmente aquel las t r ibus devoradas

    por la serpien te (5, 33. 46. 52). El mu rciélago , de cuyo ca m po de acción

    en el extremo oriente ya se habló (p. 53), devora a la gente Burarefo, Ye-

    zerefo (calabazo), Jimerefo (palma de chontaduro) y Faiberefo (guarumo),

    quienes, por tal razón, quemaron sus casas y huyeron (6, 93 ss.) . Fieda

    mona anda por la misma región, l lega hasta juizaki , cerca de la cueva

    de los primeros antepasados, y encuentra a la gente Zekarefo, juizarefo,

    Kaidorefo y Juñurefo, quienes gritan y, sin embargo, se ocultan a su llega

    da , pu es son sim ple h ierba (6, 58. 61. 63. 65. 68). Pero n o s olam ente és

    tos son dec la rados como humanos y an tepasados , s ino que lo son

    también la gente batea (Nokama nairei), los ralladores de yuca (Dobe-

    ñuei),

      los cernidores (Yokofiei), la paleta para el casabe (Fofeniei) y los

    t iestos (Zibegiei), quie nes gr i tan, viven to do s en choza s y se m ue ve n po r

    sí solos, según sus act ividades acostumbradas (6, 71. 75. 79. 81) . Des

    pués de eso, Fiedamona l lega donde la gente prodigiosa Ñiai , que vive

    únic am ente del o lor de la p ina y que , des pué s de ar rojar las p in as in tac

    tas ,

      l a s cons idera como excrementos (6 , 84) . Su nombre no se puede

    interpretar .

    Una vez más aparecen ta les t r ibus de p lantas en la nar ración de

    Kuionima, quien de acuerdo con su voluntad se presenta como tapir o

    como ser humano y quien además de devorar a la gente Burarefo y Fai

    berefo (guarumo), ya mencionadas, devora también a la gente Ruzurefo

    y Minokifo (7, 63). Pero este hecho tiene, de una parte, una explicación

    natural y es que el tapir se al imenta de plantas. De otra parte, las t r ibus

    de plantas son inci tadas a la venganza por dos hermanos cuyo padre

    fue devorado por Kuionima. Se trata, además de la gente Faiberefo, de la

    los Kaniema nairei (8, 37 y 18, 2, nota) o Kanieni, gente pal m a de pi nd ó, así com o

    los Jimona nairei (17, 51. 18, 16) o Jimuei (17, 36. 18, 22) tienen al pa rec er un a ex

    plicación histórica como gente de los jefes Kaniema y jimona. Cf. capítulo V. [P.]

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEM OMO S 63

    gente Nekarefo (umari verde), Tidareini y Raorefo (liana), quienes deben

    t renzar largas varas pa ra cercar ai tapi r (7 ,102) . Am bos h erm ano s s iem

    bran un cultivo donde "crece" la gente Oberefo (umari negro), Rozirefo

    (pina) y Ruzurefo (7, 104. 109). Aún más característica es la aposición

    Muinani , cuyo singular es Muinama, o sea un/el jefe de los Muinani ,

    que signif ica Tos que viven r ío abajo ' y que se opone a la palabra Mui-

    zaij ' los qu e vive n r ío arr iba ' (singular : Iduima). Estos do s úl t im os térmi

    nos aparecen muy poco (6 , 123) , mient ras que los pr imeros son muy

    frecuentes en c om pañ ía de u n nom bre o solos. Y lo par t icular es qu e los

    Muinani , as í como las t r ibus de p lantas , son señalados como los pr ime

    ros h o m b . e s en l legar a la t ierra: "All í en el mismo lugar vivían juntas

    las t r ibus de los Muinani , que fueron, entre nosotros, los pr imeros en

    nacer: los jefes de los Ferobe Muinani, de los Jitidi Muinani, de los Booiko

    Muinani y de los Yeerue Muinani. Ellos llegaron a esta tierra en el mismo

    lugar, aquí frente (a la cueva), en Nofiedie. En este punto surgió también

    la gran tribu del jefe Fee Midnama" (18, 1). De éstos, los jitidi Muinani

    son la tr ibu de los zor ros neg ros que per tenec en a los dem onio s del zo

    rro (ianiei yogi 24,12. 32). Según el canto 81, ellos viven en el Inframun

    do ,

      "río abajo, en el Inframundo (fuiri jiyaki daanaka), duerme Jitidiroki,

    el jefe de los Ji t idi Muinajoni" ( igualmente 106). A menudo los Muinani

    son asociados también con las t r ibus de plantas. Por ejemplo, los Mui

    nani llegan río arriba donde Kanifaído, el jefe de los Kanieni (pueblo de

    las palmas pindó, 18, 2 y nota; 8, 37) y lo devoran. Un tapir devasta los

    campos de la gente Juzireieini (pueblo de la yuca 17, 34) , de los Jimuei

    (17,  36), cuyo jefe, jimuegi, es un Muinama (18, 6), y de los Titibe (mari

    posa ) M uinan i (17, 43). Prim ero l lega un Muinama pa ra l levarse a la hija

    de Juyekotirima; luego llega uno de la gente Efirefo (árbol amarillo) (4,1

    s.) . Los Muinani aparecen también en luchas fabulosas y mágicas. "En

    el árbol mágico yaroka perecen nuestros hermanos, la gente del jefe de

    los Fooida Muinani y Kuikui Muinani" (9, 30), afirma el redentor Mayari

    Buineima cuando éste pide a Juziñamui una substancia mágica yaroka

    para su lucha contra el árbol . "La tr ibu del jefe de los Gir i Muinani no

    existe más: (el árbol yaroka) rompió sus cabezas", se le comunica a Ma

    yari Buineima, a su llegada al árbol (9, 31)

    9

    . En resumen, los Muinani ,

    que, como vimos, incluyen también t r ibus de animales , son la expre

    s ión pa ra lo m ás ant iguo , lo mí t ico , com o las t r ibus de p lantas ; pero , a l

    9. O t ro s pa sa je s : v . Mu inama , Mu inani . [P . ]

    http://homb.es/http://homb.es/

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    6 4 RELIGIÓN Y MITOLOGÍA DE LOS UITOTOS

    parecer, designan al mismo t iempo a los indígenas que viven río abajo,

    pues Pedro, cada vez que una palabra de los textos le era poco común

    o desconocida, la atribuía a los Muinani

    1 0

    . Como consecuencia de su

    significación m ít ica, la concha p ara el am bil tamb ién l leva el no m br e de

    Muinama riño, mujer de un Muinama, porque de la concha, que fue en

    cont rada inmedia tamente después de la sa l ida de la cueva , p roceden e l

    ambil y el almidón de yuca (102). Una excepción la constituye el hecho

    de que los Muinani no fueron los primeros en conocer la yuca, sino que

    se enteraron de su existencia más tarde que los demás (2, 75).

    Si los Muinani const i tuyen las primeras t r ibus mágicas que l legaron

    a la tierra, los Buneizat o Buineizai, cuyo singular es Buineima, designan

    a los seres que por lo general no son antepasados y que viven bajo t ie

    rra , pero especialmente bajo el agua. Esto lo indica también su nombre:

    Tos que viven bajo el agua', derivado de bui (sumergirse, estar bajo el

    agua) .  En primer lugar, son t ribus de peces y algunas t r ibus de plantas,

    de manera que los Buineizai se oponen a los Riai (singular: Riama), que

    son seres alados, aves, insectos voladores y gente del dios del cielo, Ju

    ziñamui. Aun cuando los redentores, es decir , los antepasados, en la t ie

    rra no son l lamados Buineima, el nombre de los antepasados que viven

    en el Inframundo lleva con mucha frecuencia la aposición Buineima. Tal

    vez esto sea así porque viven también bajo la t ierra . Un caso excepcio

    nal es el nombre del redentor Mayari Buineima y de su padre, Kudi Bui

    neima, seguramente porque una de las acciones del primero consiste en

    hacer un hueco profundo a t ravés de l cua l se puede observar e l Infra

    mundo (9, 24 s.) . Este empleo de Buineima corresponde a otro parecido

    en el nombre de Baikora (cavador de huecos) Buineizai, quienes junto

    con muchas t r ibus de p lan tas son inv i tados a tomar par te en la conspi

    ración contra el tapir Kuionima, para que armen una t rampa y así darle

    caza (7, 102). Puesto que Buineima significa también 'sabio, conocedor

    de algo ' (28, nota), quizá así se expl ique el nombre de una t r ibu, Kiri t i

    Buineizai, como la poseedora de la substancia mágica kirit iño (6, 1. 26)

    que causa la locura.

    En los pasajes que suministran algunos pormenores, los peces y

    plantas Buineizai son introducidos como seres que hablan y viven en

    condic iones humanas , conservando, s in embargo , su carác ter de peces ,

    10 .  Cf . t ambién : Rocha , Memorándum, p . 75 , qu ien menc iona a los Muinanos en e l

    ba jo Caque tá (Yapurá ) . [P . ]

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    PADRE CREADOR , ANTEPASADOS, DEM ONIOS 6 5

    etc.

      Jikoérima, por ejemplo, da a lamer ambil a los Imigi (piraña) Buinei

    za i , como se hace con los hombres , para que aquél los den muerte a a l

    guien (10, 50. 54). Un loro, "sentado a la puerta de los Yezere (calabaza)

    Buineizai", cogía y picaba los frutos. El jefe de aquéllos, Nayerekudu, se

    quejaba de ello: "La mascota de Yaere está arrancando los frutos del ca

    labazo; no queda siquiera uno", y lo golpeó con un palo, etc . (3 , 10 s.) .

    De otra parte, los Jifigi (ají) Buineizai "crecen" (komuide) (7, 104), y

    Nofidakai se alegra del árbol de chontaduro (jimena) y de sus Jimegi (chonta-

    du ro) Buineizai, los frutos (9, 3). C ua nd o se narr a la ma ne ra c om o el Pa

    dre Buineima, el Padre Creador, se al imenta de estas t r ibus de plantas y

    de peces, casi se puede pensar en la antropofagia. "El Padre Buineima

    comía repetidas veces Mitiri (guamo) Buineizai, y los colmillos de los

    Guamos enemigos yacían (como trofeos). El Padre Buineima comía con

    frecuencia Jirue (pez) Buineizai, y el cabello de los enemigos estaba

    amontonado en su morada . El Padre Buineima comía f recuentemente

    Gonono (caña brava) Buineizai, cuyas calaveras yacían allí" (85, 9 ss.).

    Criaturas extraordinarias que t ienen relación con el agua, son tam

    bién l lamadas Buineima. La gran serpiente de agua (la luna), s iendo aún

    diminuta, es colocada en una ol la pequeña. "En la ol la pequeña se con

    virt ió luego en agua, pues el la misma era un Buineima en su agua" (5,

    12).

      "Nuestro Padre" Buineizeni (el Buineima paral izado) se había con

    vert id o en s erpien te ( 5, 1 , 7). J idorotna persigu e a un mico ch uru co blan

    co (guami) que se convierte en una gota de rocío en la noche, se t repa

    hasta el extremo de una rama, que se ext iende sobre un lago, y final

    mente salta al agua. "De allí se fue el churuco blanco hasta el Buineima

    que lo había enviado sobre la t ierra" y el cazador di jo: "Este churuco

    blanco es un Buineima" (21,11 s.).

    Los peces Buineizai guardan una relación intrínseca con las plantas

    Buineizai, en la medida en que ellos poseen frutos de los cuales carecen

    los hombres . Un Pez Buineima, qu ien jun to con sus compañeros puede

    aparecer como pez o como humano, se casa con la hi ja de Juyekotirima

    y la conduce bajo el agua, donde se le da de comer maní , maíz y chon

    taduro. Con ocasión de una visi ta a la superficie de la t ierra sólo se le

    permite l levar frutos cocidos; pero en cambio come semil las de chonta-

    du ro c rudo que , después de expu l sa r l a s de su cue rpo , puede sembra r

    las allí arriba (4, 4. 13. 22 ss.). En otra narración, un Zikire (bambú)

    Buineima deja embarazada a la hija de Jit iruni. Cuando ella en una fiesta

    se come un pez cheo, él la reprende: "¿Por qué te comiste a uno de

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    66 RELIGIÓN Y MITOLOGÍA DE LOS  UITOTOS

    nuestra gente (kai komiedi , en real idad: a nuestro hombre)?" Por tal ra

    zón, él se manifiesta como un familiar cercano de los peces Buineizai.

    Ahora el la t rae la planta de la yuca, que se convier te en árbol gigantes

    co,  el árbol de la abundancia (moniya amena), en cuya copa se dan toda

    clas e d e frutos (2, 2s. 20. 22. 30. 34 s. 97. 99).

    "Los hombres, los Jiruida (hormiga) Buineizai" ocupan un lugar es

    pecial en el Inframundo, pues la expresión Buineima, por lo demás, se

    acompaña de l nombre de pe r sona l idades pa r t i cu la res que son cons ide

    radas como "Padre" . La inclusión de las hormigas en e l Inf ramundo se

    fundamenta, al parecer, en su forma de vida bajo tierra. En el canto 82

    se les atr ibuye también la posesión de los frutos de caimarón. Es así co

    mo apreciamos el paralelo que guardan con los peces y plantas Buinei

    zai de los ejemplos ya mencionados. La fer t i l idad l lega a la t ierra

    proveniente del Inf ramundo, como se deduce de la nar ración de Junu-

    duño (la mujer pina): "Junuduño llegó (de la caverna) sobre la tierra con

    todas ( las plantas) . Ella t rajo hermosas plantas de pina y las sembró en

    un claro. Ella trajo la raíz de la yuca." Allí, donde ella vive, prosperan

    los campos (13, 1 s. 8).

    Los Buineizai, que viven bajo tierra, están en pugna con los hombres;

    su cólera por la muerte de uno de los suyos, un pez, es la causa, por

    ejemplo, del di luvio, pues los peces revuelven las aguas (4, 35 ss.) ; sin

    embargo, a veces se establecen buenas relaciones entre el los. Los Riai o

    Riakaizai (singular: Riama, o bien, Riakai), los habitantes del cielo y la

    gente de Juziñamui, por el contrar io, están en constante disputa con el

    hombre, así como lo indica su nombre, que deriva de r i , comer (carne) .

    Ellos son los antro pófa gos por excelencia, lo mism o q ue su jefe. Se pre

    sentan como animales o como hombreci l los , "como muchachos" (16,

    66).  El amigo de juziñamui es el gal l inazo (Urueirai) que junto con su

    gente (LFrueizai) devora los cuerpos, ya en descomposición, de los hom

    bres decapi tados por Juziñamui . Para e l lo son ayudados por los o t ros

    hombres de juziñamui, quienes se convier ten en íno-gall inazos, así co

    mo los primeros se transforman en Mr^eí-gallinazos (15, 18 s. 26 s.) .

    Cier ta vez , j i t i runi aplasta un pe qu eñ o tá ba no ( jir ibema), un Riama. Para

    vengar su muerte, llegan dos loros (erada) que, tras haber sido el blanco

    de unos dardos, se convier ten en un muchacho, Dobozeiroki , y en una

    mu chach a. A mb os d evo ran a miem bros de la fami lia de J it iruni, y cua n

    do Dobozeiroki es atraído con astucia hasta un alto árbol, para que mue

    ra de hambre, "su gente", "las avispas del cielo, los Riai" (mona buregi

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 6 7

    riamaza) lo al imentan. Finalmente muere a causa de la mordida de una

    serp ien te y luego es quemado. Prec isamente sobre e l humo que se le

    vanta " las mujeres Riai (Riañodi) venían l lorando. Se fueron l lorando

    hasta el lugar de la salida del sol, en el cielo, y de allí l legaron a la t ie

    rra ." Las mujere s m ar ipo sa y av isp ón (ti tieidi riñonieidi junuñu einá) l lo

    ran sobre las cenizas y luego las l levan consigo. Enfrentamientos entre

    ho rd as de seres celestiales y los nac idos en la tierra t ienen lugar, de bid o

    aún, en e l fondo, a l t ábano ap las tado en un comienzo , has ta que aqué

    l los son vencidos , quedando apenas a lgunos malhechores a i s lados que

    deben ser el iminados, entre el los el Riama Fagodarei (pescador), quien

    pesca a los hombres y los hala hacia arriba

      (16,1 .

      10 ss. 33 ss. 57. 66 ss.

    82.

      87. 89 s. 99 ss. 121 ss.) . En otros mitos se narra también cómo los

    hombres ascienden al cielo de diversas maneras, s iendo los Riai siem

    pre los autores de tal ascensión, aun cuando esto no se dice en todos los

    casos (13, 37. 14, 37. 15, 13). En su relación con los hombres, el bien

    nunca proviene de los Riai , los habi tantes del cielo, como sí sucede en

    el caso de los Buineizai, que viven bajo tierra. Sólo en una oportunidad

    se apela al Riama Yaikarei, quien posee la red yaikafoi, para que con ésta

    cace a un tapir (17, 67).

    Hasta qué punto estos grupos t ienen una significación astral , lo sa

    bremos especialmente en los mitos. Entre el los se destacan los Muinani

    y los Buineizai , quienes guardan estrechas relaciones con la luna y su

    devenir. Debido a que estos grupos están inseridos en el pasado mít ico,

    de el los sólo se conserva, por así decirlo , su recuerdo, al igual que de

    los redentores. Con las almas (komeki) sucede algo dist into, aunque los

    mi tos también aportan mater ia l a es te respec to . El g rupo de esp í r i tus

    protectores y auxi l iadores (aigadigei) , que también fueron considerados

    como a lmas de los muertos , y e l as í l l amado segundo Yo, se presentan

    sólo en los mitos. Por eso, parece que estas dos figuras mít icas pertene

    cen só lo a l pasado: los pr imeros , como auxi l iadores de personas des ta

    cadas, o como redentores, que ya no existen más; el segundo Yo, tal vez

    como una idea relacionada con las fases de la luna.

    Aigadigei es una forma plural; el singular, oiga, nunca se menciona.

    Su aspecto tampoco se describe. Todas mis preguntas acerca de su ori

    gen fueron evadidas con la afi rmación de que se t rataba de almas de los

    muertos. El único pasaje en los mitos que narra cómo se adquieren tales

    espíritus protectores, no coincide con ello: Nofietoma "creó el árbol jana-

    ko",

      cuya s hojas se mach acan y su jug o se mezcla co n achiote, con el fin

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    68 RELIGIÓN

     Y

      MITOLOGÍA

     DE LOS

      UITOTOS

    de ser untado en el cuerpo como substancia mágica para la caza, janako

    contiene la palabra jana, ocul to, incomprensible a los sent idos. "Como

    venganza por haber creado el árbol janako, éste creó (komuitate) los sa

    pos ooño, y debajo de la vivienda croaban los sapos j igiño." A este res

    pec to , observa e l in térpre te : "Las ranas provienen supuestamente de l

    jugo exprimido de las ho jas" - "Luego, como venganza , l as ranas se

    tendieron en la vivienda misma, ya que Nofietoma había creado el árbol

    karai (janako)... Nofietoma se apoderó de las almas (komeki) de las ranas

    jigiño y las tomó como espíritus auxiliadores (aigadigeina ote)." Más ade

    lante se dice de nuevo: "A su regreso tomó las ranas j igiño y nunca más

    l legaba a casa sin bot ín." El cráneo de su mujer, después de muerta, se

    posa en su hombro . Él t ra ta en vano de qui tá rse lo de encima. "Luego,

    Nofie toma se em br iag ó (con a mb i l ) y sus es p í r i tus pr o te c tor es ( ie a iga

    digei) le hablaron: 'Nofietoma, de ninguna manera puedes l levar a cabo

    tu intento con el cráneo de tu mujer pues se ha adherido con la subs

    tancia pegajosa arebaiki que el la misma preparó. Tú la has dejado pere

    cer y aí tora, en estas circunstancias, eres un hombre infel iz , ya que te es

    imposible comer'" (12, 28 ss.) .

    Según lo an ter ior , parece que es tos esp í r i tus pro tec tores son a lmas

    de cualquier ser, por ejemplo de animales, o senci l lamente son anima

    les de los que la gente se ha apoderado a la fuerza. Esta concepción se

    confi rma en o t ros e jemplos , cuando los esp í r i tus son enviados por

    quien los posee, convert idos en escarabajos o en ratones, para l levar a

    cabo sus planes (v. más abajo). El siguiente ejemplo corresponde exac

    tamente a aquel las carac ter í s t icas de los esp í r i tus pro tec tores , aunque

    aqu í e l auxi l iador es só lo un o , e l cua l , s in emb argo , n o rec ibe e l nom br e

    de a iga , s ino e l de too i (an imal manso , mascota) : "Después de eso ,

    Nofigireima se embriagó y creó la planta ameozi, de cuya alma se apode

    ró .

      Luego, la colocó en medio de la aldea y dio de comer al rayo (ameo),

    o sea el alma caut iva" (13, 64)

    11

    .

    En nuest ro pr imer caso , pueda que los esp í r i tus pro tec tores sean

    atrapados con el objeto de hacerlos prestar una ayuda para la cacería .

    Por lo dem ás, aconsejan y ayud an ind i feren temen te a qu ien los pose e y

    le son fieles para siempre. Los consejos se dan con frecuencia, después

    de que su poseedor se ha embriagado con ambi l , e l cua l se emplea co

    mo una substancia mágica en todas las si tuaciones difíci les. También es

    11.

     Cf. capítulo rv, fiesta meni. [P.]

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONTOS 69

    frecuente que suministren una simple aclaración de la si tuación, sin

    que se dé consejo alguno, como en el siguiente caso: Luego de haber

    t ra tado en v ano de de shacerse del cráneo sumergién dose en e l agua, los

    espíritus protectores de Nofietoma le hablan: "Nofietoma, ¡llévalo hasta la

    t ram pa para p eces " Y all í, me diante su pod er de p ersuasión, logra des

    hacerse de él y huye bajo el agua, a t ravés de la abertura de la t rampa

    en la cual se coloca la nasa (12, 40 ss). Ellos no le han dado una instruc

    ción deta l lada, como suc ede gen eralmente , pero aquel lo que dicen con

    duce a su salvación. En otro pasaje tales espír i tus protectores reciben el

    no m br e a de cu ad o d e yoneri (hablado r) , qu e es un s ingula r (13, 40) . El

    cal if icat ivo es aquí tanto más justo cuanto que el espír i tu protector sólo

    da expl icaciones a su poseedor , s in prestar le ayuda más tarde por me

    dio de algún consejo. El desarrollo es el siguiente: Nofizazinama y su

    mujer fueron elevados al cielo en la hamaca en que dormían. Su mujer

    cae cuando se levanta de el la, y él , al despertarse, la l lama. "En aquel

    instante su espíritu protector le dice: 'Nofizazinama, estás en una situa

    ción infel iz. Puesto que tu padre cometió el error de absorber los ojos

    de Monayagona con su cerbatana, Monayagona te elevó hasta el cielo.

    ¿Dónde está tu mujer , a la que l lamas? Ella se estrel ló contra nuestra

    tierra y se convirtió en arena... Los brujos Riai y los Yurugui Riai, ambos

    ha bita nte s d el cielo, te dev orar án. ¿Q ué será de t i? '" (13, 40 ss.).

    Con frecuencia los espír i tus protectores hablan de objetos que sirven

    para la ejecución de sus consejos e informan detal ladamente dónde se

    pueden encontrar . "Ocurr ido aquello, Nofigireima se embriagó y buscó,

    mediante sus espír i tus protectores, las raíces (para narcotizar los peces) .

    Sus espíritus protectores decían: 'Allí , al otro lado, están las raíces; las

    de este lado no son fuertes. Por eso cava al l í , donde hay algunas'" (13,

    136;  cf . : 19, 22 s.) . Pero cuando se trata de una substancia mágica, des

    pués de haber la creado e l los mismos, d icen a su amo que é l debe pre

    parar la y extraer la de su cuerpo. Esto se evidencia, por ejemplo, en lo

    que sigue: Nonueteima había talado árboles y les había prendido fuego;

    ahora estaba rodeado por las l lamas. " 'Ahora te quemas, Nonuete ima ' ,

    decían sus espí r i tus protectores , 'pero nosot ros hemos creado una subs

    tancia mágica 'col ibr í ' . Prepara la substancia y, cuando la hayas extraí

    do (de la boca) , conviér tete en un colibr í ' . . . Por tal razón, tomó ambil ,

    se convirtió en colibrí y se alejó de allí volando" (19, 71). Frente a los es

    pí r i tus protectores e l poseedor toma una posic ión independiente , ne

    gán dole s m uc ha s veces credibi l idad a sus opiniones: "En aqu el instan te

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    70 RELIGIÓN  Y  MITOLOGÍA

     DE

     LOS UITOTOS

    le hablaban sus espíritus protectores: 'Nonueteima, observa lo que Nofiniyeiki

    hará cont igo ' . 'Él no me hará nada pues sabré defenderme. ¿Qué podrá

    hacerme? Nada, pues tengo poderes mágicos', replicaba" (13, 9; cf.: 55).

    El lugar de permanencia de ios esp í r i tus pro tec tores no se mencio

    na ; s in embargo , deben ha l l a r se j un to a l poseedor y t amb ién pueden

    ser enviados por és te a cumpl i r cua lquier encargo . "Riama envió a sus

    espíri tus auxi l iadores, convert idos en escarabajos, hasta aquel árbol ( 'e l

    á rbo l de la abu nda ncia ' , carg ado d e fru tos) .. . Los esp í r i tus auxi l iadores

    de Riama habían t rozado (las ramas con sus frutos) y las arrojaron a la

    gente; él las empacó y las l levó consigo, mientras que la gente recogía

    los t rochos" (2, 109. 114). O también: "Luego, Monayagona envió a los

    esp í r i tus auxi l iadores , qu ienes , conver t idos en ra tones , devastaron e l

    sembrado" (13 , 10) . "Después , é l y su mujer se durmieron; fue cuando

    Monayagona los elevó al cielo con ayuda de sus espíri tus protectores."

    El or igen de es tos esp í r i tus pro tec tores y auxi l iadores es probable

    mente una rac ional izac ión de l s imple poder mágico de las personas , de

    su omniscenda y de su efec to mágico a gran d is tanc ia . Además, e l en

    v ío de an imales corresponde a la forma como e l Padre Creador segrega

    de sí mismo los objetos que han de crearse (p. 49), o como otros seres

    desprenden de su cuerpo obje tos mágicos o an imales para f ines espe

    ciales. Es así como Jikobiagi saca (de su cuerpo) hormigas que arroja en

    el bosque, en el camino de Fiedamona, para que éste las encuentre (6,

    181).

      Quis iera formular la h ipótes i s de que es ta teor ía de l desprendi

    miento se deriva, entre otras cosas, del surgimiento de la luna creciente

    a par t i r de la luna ob scura , de la m ism a m ane ra com o es descr i to e l sur

    gimiento de la luna creciente, en forma de mico maicero, de las cost i l las

    de la luna vieja, del padre Yarokani, en cuya cabeza aquél viene a ali

    m en tars e (77, 2).

    Un fenómeno relacionado con lo anterior es la creencia de los indí

    genas en otro Yo  ie jigagi o naimie jigagi: su otr o Yo), del cu al s ólo se tie

    ne conocimiento en los textos de los mitos y, en verdad, sólo cuando el

    o t ro Yo es tá sep ara do c onstan tem ente de l verda dero , tras lo cua l am bas

    partes l levan una existencia totalmente independiente. El motivo de la

    separac ión es tá dado por un cambio importan te en e l des t ino . Una per

    sona, por ejemplo, que se está ahogando durante la pesca, es sacada de

    las aguas y se recupera. "Después de aquel suceso, convirt ió a su otro

    Yo en gallineta de monte. Luego regresó con su mujer a casa" (23, 88 s.).

    "Allí (en el Inframundo) nació Nofkkajítoma, quien construyó esta vi-

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 71

    vienda ( igual a la que nosot ros poseemos) . Cuando ya estaba l i s ta , No-

    finiyeiki (devorador de piedras) trasladó a su otro Yo, es decir, a la vi

    vienda, hasta aquí arriba, sobre la tierra", etc. (19, 1 s.) . Del primer Yo

    no se habla má s, só lo del segu ndo . Según e l in térprete , amb os const i tu

    yen una misma per sona . Aún más : Una muje r , después de una l a rga

    odisea en la que pierde a su hermana, regresa a casa y reprocha a su pa

    dre ser el causante de los males. Luego, el la se transforma en loro y se

    aleja volando. "Su otro Yo, convert ido en nutr ia, cayó en el puerto y se

    alejó nadando en el agua. Su padre lo transformó y di jo: ' ¡Conviér tete

    en nut r ia para que los descendientes te vean cuando l leguen más tarde

    sobre la tierra '" (25, 74 s.) . Deeijoma, el vencedor de la gran serpiente,

    se convier te en águila y quiere devorar a sus dos hi jas pues éstas se co

    mieron sus huevos que estaban en el nido. A los gr i tos de las hi jas, los

    habi tantes del pueblo arman una t rampa en la que aquél cae . "Por eso ,

    su otro Yo se conv ir t ió en g av ilán" (5, 60) . Así term ina el relato.

    Este "ot ro Yo" no t iene nada que ver con las par tes del cuerpo que

    son t ransformadas o se t ransforman en cualquier animal o p lanta (6 ,

    154 s. 8, 49. 23, 76), ni con el alma (komeki), pues el alma adquiere im

    por tancia sólo después de la muer te . En todo caso, no se d ice nada de

    ella, aun cuando komeki es ut i l izado en otro sentido, el de corazón, pe

    cho ,  m em or ia , pen sam iento . Sólo cua ndo , por e jemplo, Nofieni, por m e

    dio de un sueño, hace veni r del Inf ramundo hasta la super f ic ie de la

    t ierra al hacha en forma de loro, se podría pensar en la complicidad del

    alma, según la acostumbrada e injust if icada creencia. Lo cier to es que

    no exis te la más mínima evidencia de e l lo . S in embargo, que e l a lma

    exis ta ya durante la v ida , se puede deduci r de las palabras de los espí

    ritus protectores de Nofigireima (13, 164): "Tu hijo fue elevado al cielo y

    por eso mur ió , v íc t ima de todo s igno de desgracia . Pero su a lma acu

    muló sabidur ía ." Esto podía suceder sólo durante la v ida .

    En efecto, durante la vida el alma permanece en las cost i l las y, a la

    muerte, es extraída de al l í por un antepasado (29) . De otra parte, se me

    informó que las a lmas de todos los habi tantes del pueblo que aún vi

    ven, es tán contenidas en e l maguaré . Pero ambos datos t ienen quizá un

    común denominador que se a justa a la concepción que los u i to tos t ie

    nen de los as t ros , pues e l maguaré , como ya sabemos, es una imagen de

    la luna obscura, de la cual surge la luna creciente, así como el alma sur

    ge de las costillas de los muertos (Cf. capítulo IV).

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    72 RELIGIÓN Y  MITOLOGÍA DE LOS  UITOTOS

    El aspecto exter ior del alma de los hombres es descri to en los mitos

    frecuentemente como f iel imagen de los seres vivos. De el lo menciona

    ré aquí algunos ejemplos, pero aclaro desde ya que el resurgimiento del

    alma es sobre todo, y con mucha frecuencia, sólo una perífrasis del re

    nacimiento de un ser lunar en luna nueva. En un mito, el alma de una

    persona que fue devorada es re t i rada supuestamente de la tar ima de

    mart ir io, lugar donde murió la víct ima. Dicha alma l leva el nombre de

    komeki, o tam bi én komefako, pr es um ib le m en te d e komeki fako (alm a a la

    que se dio muerte) , aun cuando en real idad es al poseedor a quien se

    dio muerte (18, 3). Pero en otro pasaje komefako es, en efecto, el nombre

    de un alma muerta (13, 164). Ahora hago la descripción del alma: El al

    ma de Kanifaido, quien ha sido devorado, fue traída a su habitación. "El

    alma de Kanifaido arrojó en la habitación, a través de una abertura, se

    mi l las de a j í que le fueron lanzadas (cuando su cuerpo era devorado

    con salsa de ají) a la cara (uieko akaranimo). La mujer se acercó a su es

    poso y dijo: 'Kanifaido, ¿eres tú? Si es así, debo llorar. Pues si te han de

    vorado, ¿cómo es que estás v ivo? ' Luego, en la hamaca acercó a su

    esposo y lo colocó en su pecho.. . Pero, puesto que la mujer (a causa de

    la dulce presión del amor) asustaba al alma de su esposo, apenas había

    sido traída, ésta se fue de allí" al Inframundo (18, 38. 40 ss.) . En otra

    opor tunidad, e l a lma de una persona devorada adopta la forma de un

    ser humano y de esta manera se presenta ante su hermano, come pes

    cado crudo y le p ide vengar su muer te quemando el a lma y u t i l izando

    las cenizas para ciertos fines mágicos. En este mito el alma se llama ka-

    va, posiblemente: 'él se cocinaba', es decir, el cuerpo del muerto (17, 96

    ss.).

    Lo más común es que e l a lma adopte la forma anter iormente men

    cionada, pero también puede aparecer como un ser humano gigantesco

    o diminuto , o como animal , por e jemplo como gusano. Aparece en los

    mitos sólo después de una muer te v io lenta , con e l f in de vengarse , y

    puede presentarse de nuevo, dado e l caso que e l a lma también muera ,

    como el alma del alma. En otros casos no se sabe nada más después de

    la muer te del a lma. Algunos e jemplos pueden i lust rar lo anter ior . Por

    culpa de Zibunaforo, Jeedo cayó de un árbol y murió. '"Ahora regresa su

    alm a, pu es Jeedo pos ee po de res m ágico s' , di jo él ." El alm a l lega corr ien

    d o ,  se trepa hasta el techo, ya que la puerta está cerrada, y exige su lan

    za, la cual le es entregada por Zibunaforo. Con ella perfora repetidas

    veces una batea que Zibunaforo había colocado en la hamaca, en reem-

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    PADRE CREADOR, ANTEPASADOS, DEMONIOS 73

    plazo de s í mismo, y luego se va a l Inf ramundo convencida de haber

    d ad o m ue rte a su o po ne nt e (23, 99 ss.; cf. 25 , 55 ss.) . El alm a de Dobozei

    roki permanece en la semilla de una sonajera; cada noche maltrata los

    genitales de la esposa de su enemigo, por culpa del cual fue mordido

    por una serpiente venenosa. Al part ir la nuez por la hendidura, el alma

    muere (16, 92 ss.) . El alma del Kudi Buineima devorado, llamada mati,

    aparece como gusano en la her ida infectada de la p ierna de uno de sus

    enemigos (9,1 s. 17) . Amenakuduma fue quemado mientras dormía, y su

    alma se venga arrojando un gusano en la pintura que se ha aplicado el

    hijo de Nofigireima, su enemigo. Mientras que éste no duerme del dolor

    y refresca la herida con el paso del aire, colocándose para ello en el

    ma rco de la pue r ta , el a lma, conve r t ida en gigante , po ne am ba s p iernas

    frente a dos viviendas y sus rodil las sobrepasan la al tura de las casas.

    Dir igiendo su cabeza de un lado a otro anuncia la muerte a los que la

    escuchan, mient ras que aquél los que duermen sueñan exactamente lo

    mismo. Es por ello que el alma es llamada Nikairama, de nikai (soñar).

    Otra noche, cuando el la regresa, se le amarra en cada pierna los extre

    mos de una larga soga, de manera que al part ir , en la mañana, es posi

    b le segui r la hasta un a palm a hueca de cuma re , en do nd e se esconde. La

    gente tumba el árbol, dando muerte al alma, y luego la devora. Pero el al

    ma surge de nuevo en forma de un sinnúmero de larvas de avispa; la gen

    te las recoge y se las com e, razó n po r la cual todo s com ienzan a vomitar y

    a revolcarse en la tierra, para convertirse finalmente en zaino (13,152-179).

    Las a lmas t ambién se p resen tan en l a v ida d ia r i a como causan tes

    de enfermedades. "Abajo , en e l r ío , nos hablaba e l padre Duekuema,

    qu ien es humano . P r imero nos hab ló su penacho" (108) , e s dec i r , e l

    penacho del pájaro cocongo que canta en la noche y representa a l a l

    ma de un an tepasado que causa enfe rmedades . Por lo demás , se sabe

    de a lmas que causan enfe rmedades so lamente en manos de los b ru

    jos .  Aima jukugimui es el brujo que se ocupa de las almas, ya sea arro

    ján do las a l a i re , po r e jem plo, en forma de g otas de l luv ia (107