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L E HA OCURRIDO a usted y tam- bién a mí. De hecho, le pasa a to- do el que está o ha estado casado. Veamos de qué se trata. Digamos que usted y su cónyu- ge han acordado encontrarse en un centro co- mercial. El plan es recorrer algunas tiendas y luego comer juntos para celebrar un aniver- sario más de bodas. Usted ha llegado a la ho- ra acordada, pero su cónyuge no. Los minu- tos transcurren. Llama a su teléfono. No hay respuesta. ¿Qué pensamientos usualmente acu- den a su mente en una circunstancia tal? Hay básicamente dos tipos. Uno es el positivo, el que expresa preocupación y concede al cón- yuge el beneficio de la duda: Sumario El poder de los pensamientos negativos El prejuicio confirmatorio La profecía de autocumplimiento Lucía y Ricardo. Una profecía cumplida Reescribiendo la historia ¿Hay solución? “Somos nosotros los que matamos nuestro matrimonio. Cometemos ‘matrimonicidio’”. 1 John Crosby Capítulo

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LE HA OCURRIDO a usted y tam-bién a mí. De hecho, le pasa a to-do el que está o ha estado casado.Veamos de qué se trata.

Digamos que usted y su cónyu-ge han acordado encontrarse en un centro co-mercial. El plan es recorrer algunas tiendas yluego comer juntos para celebrar un aniver-sario más de bodas. Usted ha llegado a la ho-ra acordada, pero su cónyuge no. Los minu-tos transcurren. Llama a su teléfono. No hayrespuesta. ¿Qué pensamientos usualmente acu-den a su mente en una circunstancia tal? Haybásicamente dos tipos. Uno es el positivo, elque expresa preocupación y concede al cón-yuge el beneficio de la duda:

Sumario

El poder de los pensamientos

negativos

• El prejuicio confirmatorio

• La profecía de autocumplimiento

• Lucía y Ricardo.Una profecía cumplida

• Reescribiendo la historia

• ¿Hay solución?

“Somos nosotros los que matamos nuestromatrimonio. Cometemos ‘matrimonicidio’”.1

John Crosby

Capítulo

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3 “¿Por qué no ha llegado?” “¿Le habrá pa-sado algo?”

3 “Quizás el tráfico está muy pesado”.3 “¿Será que estoy esperando en el lugar

equivocado?”El otro tipo de pensamientos es el ne-

gativo, el que mata la relación:

3 “No puedo creer que otra vez se le ha-ya olvidado nuestra cita”.

3 “Como siempre, se le hizo tarde”.3 “Nunca ha sido puntual. ¿Por qué ha-

bría de serlo ahora?”Sí, ya se trate de una cita, o de cual-

quier otra situación, de esas que se produ-cen en el matrimonio, una cosa es cierta:como bien lo expresa John Crosby, “somosnosotros los que matamos nuestro matrimo-nio”. Y el arma mortal por excelencia es laclase de pensamientos que hace nido en

nuestra mente.

El prejuicio confirmatorio ¿Por qué es tan importante lo que

pienso de mi cónyuge? La respuestatiene que ver con los esquemas men-tales. Con el paso de los años desa-

rrollamos, de manera inconsciente,una imagen de nuestro cónyuge.

Es algo así como un esquemamental. Cada acto suyo esevaluado a la luz de ese es-quema. Si cierta conducta

del cónyuge coincide con esaimagen que hemos desarrolla-do, confirma lo que ya sabemos.Si no encaja, queda descarta-do como un acto inusual, atípi-co. En psicología social esta

tendencia recibe el nombre deprejuicio confirmatorio (en in-glés, confirmation bias). Senci-

llamente consiste en buscar in-formación que confirme lo que ya

creemos.2 Si, por ejemplo, ya tene-mos una buena opinión de una per-

sona, no aceptamos con facilidad cualquierrumor que intente desprestigiarla. Inclusonos molesta que se hable mal de esa per-sona. ¿Por qué cuesta tanto creer un mal

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informe de ese ser querido? Porque de esapersona ya nos hemos formado un buenconcepto. Cuando, por el contrario, la ima-gen que nos hemos formado es mala, se ne-cesitará mucha evidencia favorable para quecambiemos el mal concepto que tenemosde ella.

¿Qué imagen, o con-cepto, tiene usted de sucónyuge? Esta pregun-ta es importante porqueese concepto determinaráen gran medida el signi-ficado que usted dará a lasacciones de su pareja. SegúnAaron Beck, “la manera comoun cónyuge percibe e interpretalas acciones del otro puede afectar

en mayor medida el grado de satisfacciónmarital de esa pareja que las acciones mis-mas”.3 En otras palabras, usted verá y es-cuchará en las acciones de su cónyuge loque ya ha creído de él o ella. Y esto puede sermuy bueno, o muy malo, para la salud de

su matrimonio. Por cierto, ¿no dicen algoparecido las Escrituras?:“Porque cual es su pensa-miento en su corazón, tales él” (Proverbios 23: 7,la cursiva ha sido aña-

dida).Un ejemplo puede ayu-

dar. Imaginemos a una pa-reja que está en problemas. Por

cualquier tontería discuten. Pe-ro un buen día él se pregunta qué

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La imagen que tengamos de nuestra pareja determinará en granmedida el significado que le concedemos a sus acciones. Es impor-tante reconocer este elemento, ya que el grado de satisfacción ma-rital viene determinado en gran medida por dicha percepción.

Si su cónyuge no cumple con al-gún compromiso previamenteacordado existen dos tipos derespuestas. Una de ellas positiva,concediéndole a la otra personael beneficio de la duda. La otraes negativa, algo que contribui-rá directamente al deterioro y ala muerte de cualquier relación.

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podría hacer para mostrar a su esposa que,a pesar de todo, todavía la quiere. Así quedecide sorprenderla con un bello ramo deflores. ¿Cómo se supone que ella deberíareaccionar ante un gesto tal? Se suponeque debería contentarse, sobre todo si nohay ninguna fecha especial de por me-dio. Uno incluso pensaría que esa esposadebería caerle a besos a ese hombre tanconsiderado. Pero, si las investigacionesno se equivocan, es mucho más probableque en la cabeza de esa mujer se generenlos siguientes pensamientos:

3 “Este hombre está sospechoso. ¿Qué setraerá entre manos?”

3 “Cree que hoy es la fecha de nuestro ani-versario. Ya ni siquiera eso recuerda”

3 “Este está buscando… ya se qué”.3 “A lo mejor es que sus padres vienen de

vacaciones a nuestra casa”.¿Es ella mal pensada? ¿Pensaría él de

manera diferente si el caso fuera el con-trario (por ejemplo, que ella repentina-mente se tornara muy cariñosa hacia él)?La explicación a estas reacciones está enlos filtros emocionales.

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Continuando con el ejemplo de las flo-res, si fuera su mejor amiga quien recibieraflores de parte de su esposo, ¿imagina ellector qué es lo más probable que ocurri-ría? Pues la señora de nuestra imaginariahistoria se quitaría los espejuelos oscurosy exclamaría algo así: “¡Qué gesto tan tier-no el de tu marido de sorprenderte conflores! Si al mío solo se le ocurriera algo se-mejante”. O sea: Estaría dispuesta a inter-pretar favorablemente la conducta de unextraño hacia su esposa, pero no una con-ducta similar de su propio marido haciaella. Esto es lo que en psicología se llamaesquema mental negativo.5 Y no es que seaun esquema, o filtro, característico de lasmujeres. No. Algo similar ocurre en noso-tros los esposos cuando nos hemos acos-tumbrado a mirar “con lentes oscuros” lasacciones (incluso las buenas acciones)de nuestras esposas.

¡Qué curioso! Durante el noviazgo,o bien asignamos a nuestra parejacualidades que no existen, o exa-geramos las que existen. Tenemosojos solamente para lo bueno. Amedida que pasan los años, elproceso se invierte: ojos sola-mente para lo malo. Tienenrazón Notarius y Markmancuando afirman que “los fac-tores que originalmente con-tribuyeron a unir a una pa-reja no son los que deter-minan cómo la relación sedesarrollará”.6

El problema no termina aquí. El esque-ma mental negativo tiene una prima her-mana que puede hacer tanto daño como él.Se llama la profecía de autocumplimiento.

La profecía de autocumplimiento

Uno de los problemas de los pensa-mientos negativos es su poder para pene-trar cada espacio de la vida de quien losentretiene. Otra de sus manifestaciones laencontramos en lo que en psicología so-cial se llama la profecía de autocumplimiento(en inglés, self-fulfilling prophecy); es decir,la manera particular como nuestras cre-encias “crean” o moldeanrealidades.

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Estos son esquemas mentales que operan en todas las relaciones interpersonales,pero lo hacen con especial eficacia en las relaciones entre íntimos. En opinión deNotarius y Markman, hay básicamente dos tipos de filtros:4

• A uno lo llaman cegado por el amor.Este filtro funciona al estilo de “espe-juelos” transparentes que permitena quien los lleva puestos (usualmente,novios y recién casados), evaluar favo-rablemente todo cuanto hace su pare-ja: justifica sus errores; ríe sus chistes,no importa cuán malos sean; alaba susocurrencias; destaca sus cualidades…y pare usted de contar.

• El otro tipo de filtro: cegado por elodio. En este caso, los espejuelosson oscuros, y ya puede imaginarlo que sucede en la mente dequien los lleva: no importa loque el otro haga, o la buenaintención con que lo haga,al final solo verá lo queespera ver: sombras.

Los filtros emocionales

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Aplicada al matrimonio esta profecía fun-cionaría así:• Tengo conocimiento de la clase de per-

sona que es mi cónyuge.• Este conocimiento influye en mi mane-

ra de tratarlo.• Esta actitud hará que actúe precisamen-

te de la forma que yo espero, confirman-do así mi expectativa inicial.7

Lucía y Ricardo Una profecía cumplida

Lucía piensa que su esposo Ricardo noes nada cariñoso. Quisiera más atenciones,pero él parece no darse cuenta de su frial-dad hacia ella. Para pagarle con la mismamoneda, Lucía decide “castigarlo con ellátigo de la indiferencia”. Y ahora comienza

a ignorarlo. Ricardo, a todas estas, no pue-de explicar el porqué de la actitud de suesposa. “¿Será que hice algo malo?”, se pre-gunta. ¿Será que se siente mal? “¿Estará tra-tando de decirme algo?” Finalmente deci-de preguntar:

—¿Estás enferma?—No.—¿Recibiste alguna mala noticia?—No.—¿He hecho algo indebido?—No.“A lo mejor prefiere estar sola”, conclu-

ye Ricardo. Entonces decide mantener unadistancia estratégica hasta tener más evi-dencia de lo que está pasando. ¿Resultado?Ricardo otra vez está actuando fríamente,tal como Lucía esperaba. Profecía cumplida.

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Algunos cónyuges intentan pagarle al otro con la misma mone-da de frialdad que consideran que están recibiendo de su pareja.Con esta actitud el comportamiento de ambos se convierte en uncírculo vicioso, o lo que es lo mismo, en una “profecía cumplida”.

Alguien ilustró de manera muy simpática esta faceta de laconducta humana. El caso es que el negocio de un vende-dor de hamburguesas estaba en su mejor momento. A lahora del almuerzo los trabajadores de las oficinas cerca-

nas se agolpaban en el pequeño restaurante para ase-gurar su provisión de las populares hamburguesas.Pero un día el dueño del local recibió una llamada de

su hijo, un brillante estudian-te de economía. Des-

pués de los salu-dos de rigor, el hijo pre-

guntó a su padre…—¿Sabías papá que el mercado

está contrayéndose?—¿Eso qué significa, hijo?—Significa que habrá menos dinero en

la calle. Este hecho afectará la demanda; esdecir, reducirá el consumo.

—¿Y qué debo hacer? —preguntó el pa-dre, preocupado.

—Debes evitar los gastos innecesarios y cui-dar el dinero que tienes en caja y bancos.

Sin pérdida de tiempo, el hombre recortó susgastos. Redujo el personal y también la partida parala publicidad. Compró menos mercancía. Todo es-to afectó la calidad del producto. En poco tiem-po el número de clientes disminuyó y, por su-puesto, también las ventas. Asombrado por loque estaba sucediendo, el dueño del negocioexclamó: “Exactamente lo que mi hijo medijo que ocurriría. ¡Ese muchacho sí sabe!”

Y así la “profecía” se hizo realidad.El hombre de la historia construyó supropia realidad.

La profecía del autocumplimiento

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¿Qué dicen las investigaciones? Todo lo dicho hasta este punto se pue-

de resumir en una sencilla, pero muy im-portante declaración: interpretamos lasacciones de nuestro cónyuge de manerasesgada; es decir prejuiciada, pues lo ha-cemos de acuerdo al filtro que nuestrospensamientos imponen. Esta interpreta-ción sesgada no hará ningún daño si lapercepción del cónyuge es positiva, pe-ro añadirá un clavo al ataúd del matrimo-nio si esa percepción es negativa.

Cada nueva evaluación negativa desu pareja reforzará la imagen men-tal que usted ya tiene y dificul-tará la solución a sus con-

flictos matrimoniales, por la sencilla ra-zón de que ya habrá encontrado al culpa-ble de esos conflictos: su cónyuge. Añadaahora a la mezcla dos ingredientes más yla receta estará completa para serios pro-blemas: 1. La tendencia al pensamiento negativo

es difícil de detectar, especialmente porquien está acostumbrado a pensar así.

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2. Una vez formado el hábito, es difícil de-sarraigarlo.8

¿Qué indican las investigaciones en estesentido? De manera contundente, confir-man el poder de lo negativo. Según Beck,la característica esencial que distingue a lasparejas felices de las infelices no es tantola ausencia de las experiencias agradables,sino las muchas experiencias que, o bienson desagradables, o han sido interpreta-das de esa manera. De allí que sus sesio-nes de ayuda terapéutica para matrimo-nios con problemas se concentran más enreducir lo negativo entre los cónyuges queen aumentar lo positivo.9

Por su parte, Notarius y Markman afir-man que la tendencia a interpretar nega-tivamente la conducta del cónyuge pro-duce desesperanza (“Ella nunca va a cam-biar”) y resentimiento (“No merezco que élme trate de esta manera”). Crea un círcu-lo vicioso en el cual los pensamientos ne-gativos conducen a acciones conflictivas,y estas, a su vez, generan el potencial pa-ra nuevos conflictos.10 En otras palabras,cuando usted piensa negativamente de sucónyuge, su actitud predispone al otro aactuar negativamente.

Por último, los estudios en la materiahan revelado que quienes “equipan” sus sen-tidos para ver lo malo, desarrollan tambiénla capacidad para recordar lo malo. En otraspalabras, estas personas reescriben la his-toria de su matrimonio enfatizando lo ma-lo que ha ocurrido e ignorando los episo-dios agradables que con toda seguridadhan vivido. Este punto reviste tanta impor-tancia que le dedicaremos la siguiente sec-ción y una parte del próximo capítulo. Lue-go (¡ya es hora!) hablaremos de la formaen que podemos combatir la negatividaden el matrimonio.

Reescribiendo la historiaUna de las características distintivas en

la existencia humana es que cada indivi-duo escribe su propia historia mientras vi-ve. Una historia que es única y tiene sig-nificado; que comenzó en un punto con-creto del pasado, y se mueve hacia un fi-nal o desenlace. De la misma manera, ca-da matrimonio es una historia única. Solo

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Interpretar las acciones de nuestrocónyuge de una forma prejuiciada onegativa equivale a ir añadiendo cla-vos al ataúd del matrimonio, comosi todo fuera una muerte “anunciada”.

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que, a diferencia de la historia de cada in-dividuo, la de cada matrimonio cuenta conla participación de dos protagonistas quenarran su versión de los hechos como ca-da uno los ve. Una historia que, además,se ve afectada por la calidad del matrimo-nio mismo. Si las cosas marchan bien, lomás probable es que los cónyuges reescri-ban su historia en términos positivos. Sila pareja está atravesando por serios pro-blemas, la tendencia será recordar ma-yormente los pasajes negativos.

En este punto de nuevo es útil la palabraautorizada de John Gottman. Él afirma que,cuando una pareja está inmersa en la ne-gatividad, “no solo corren peligro su pre-sente y su futuro, sino también su pasado”.11

Ese peligro se presenta en dos formas. • Una, la más común, es que ambos

cónyuges recuerdan solo lo malo. Cuan-do en sus sesiones de asesoría Gottmanles pregunta, por ejemplo, sobre de-talles de su boda, ella recuerda queél llegó tarde; y él recuerda que ellapasó mucho tiempo coqueteando conalgún amigo. La tendencia a recor-dar solo lo negativo persiste al evo-car los años de casados.

• La otra forma como el pasado de la pa-reja corre peligro consiste en que les re-

sulta difícil recordarlo, ya sea porquepara ellos reviste muy poca im-portancia o porque es tan dolo-roso que prefieren ignorarlo.

Cualquiera sea el caso, des-pués de conocer bien su ver-sión “distorsionada” de esepasado, ahora retocado ysalpicado con señalamien-tos y amarguras, Gottmanseñala que puede predecir

con facilidad las posibilida-des de divorcio de esas parejas,

pues, a menos que ocurran cambiosdrásticos, el final para ellos está cerca.

Todo lo contrario sucede con lasparejas felices. En este caso maridoy mujer recuerdan lo emocionanteque fue conocerse, cuán bonito fuesu noviazgo; los obstáculos que de-bieron superar para casarse; las lu-chas y sacrificios que juntos han en-frentado para llegar donde están aho-ra… etcétera.12

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¿Dónde radica la gran importancia delos recuerdos matrimoniales? En opiniónde Gottman, no hay otro factor que predi-ga con mayor exactitud que este las posi-bilidades de divorcio de un matrimonio.Este hecho llamó poderosamente su aten-ción después que su equipo de colabora-dores completó un estudio longitudinalde 56 parejas. El estudio se basó esencial-mente en la historia de cada pareja: cómose conocieron, se enamoraron; los detallesde la boda, los problemas que enfrenta-ron y cómo los superaron; los buenos mo-mentos, etcétera. Terminadas las entrevis-tas, y sobre la base de los resultados obte-nidos, el equipo investigador predijo quépareja se divorciaría en los próximos tresaños. Pasados los tres años pudieron lo-calizar a 47 de las 56 parejas. De esas 47que pudieron contactar, siete se habían

divorciado. Y aquí viene la parte intere-sante: ¡esas siete parejas estaban en la listade las que, según las predicciones, se divor-ciarían! ¿Y qué de las predicciones relativasa las otras cuarenta parejas? Pues acertaroncon un noventa y tres por ciento de exac-titud; es decir, treinta y siete de esas cuaren-ta se mantenían felizmente casadas.

Estos resultados muestran claramenteuna relación estrecha entre la manera co-mo una pareja percibe la historia de su ma-trimonio y el futuro de ese matrimonio,tal como lo expresa el mismo Gottman:

“Por medio de mis investigaciones conparejas, he encontrado que no hay factorque prediga con tanto grado de precisiónel futuro de un matrimonio que la maneracomo la pareja recuerda su pasado. El fac-tor crucial no es necesariamente la reali-dad de esos primeros días de matrimonio,

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La hostilidad que se manifiesta en al-gunas parejas se asemeja a la rela-ción que se da entre algunos anima-les salvajes, donde el atractivo mu-tuo parece ser superado por los gru-ñidos y las actitudes discordantes.

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sino cómo esposo y esposa ven actualmentesu historia”.13

¿Cómo explicar esta poderosa relaciónentre el pasado y el futuro de una pareja?No es nada difícil. Las parejas que atra-viesan serios problemas en su matrimoniorecuerdan con más facilidad los momen-tos negativos de su pasado, lo cual a suvez refuerza los sentimientos negativos delpresente, lo cual a su vez provee el com-bustible para nuevos conflictos, lo cual…Es exactamente eso: un círculo vicioso delque deben salir antes que pasen a formarparte de las estadísticas.

¿Hay solución?La respuesta es un rotundo sí. Martin

Seligman, una autoridad mundial en elcampo de la motivación, escribe que “unode los hallazgos más significativos en el cam-po de la psicología, en los últimos veinteaños, es que los seres humanos podemos de-cidir la manera como pensamos”.14 Nada nue-vo en verdad porque las Escrituras afirmanque fuimos creados a semejanza de Dios (verGénesis 1: 26). La capacidad de decidir quépensar significa que mis pensamientos nose forman en moldes de piedra. No tienenpor qué ser permanentes. Más importan-te aún es que al escoger mis pensamientospuedo influir en mis sentimientos. Esta verdadhay que repetirla: La manera como pien-so influye, no solo en lo que hago; tambiéndetermina lo que siento.15

¿Qué hacer entonces? ¡Acepte la realidad! Si al leer este capítulo usted se ha visto

de alguna manera retratado en esto de pen-sar negativamente de su cónyuge, el tripleconsejo de Gary Thomas, lo puede ayudar.

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• Acepte la realidad de las relaciones humanas. Suponga que usted decide divor-ciarse de su cónyuge. Suponga también que entrevista a unos doscientos posiblescandidatos o candidatas, les aplica diferentes pruebas psico-lógicas y sale con cada uno para conocer sus cualidades yescoger el mejor. ¿Sabe qué resultado obtendría? Termi-naría casándose con una persona imperfecta que tam-bién le va a causar frustraciones, dolor y desengaño; al-guien que incluso puede ser peor que su cónyuge actual.

• Acepte la realidad del matrimonio. Cuenta Thomas quedespués de una charla matrimonial se le acercó una se-ñora con la queja de que su matrimonio era muy difícil. Él ledijo: “Lo que está diciendo usted es una redundancia. Elmatrimonio únicamente puede ser difícil ¿Con qué clase deseres nos casamos: con dioses o con seres humanos imper-fectos?” La respuesta es obvia. Una vez que se acepta estarealidad, señala este autor, entonces es más fácil sobrelle-var las dificultades de la vida conyugal.

• Acepte la realidad de sus propias imperfecciones. Deeste punto ya hablamos en el capítulo anterior. Basta porahora recordar las palabras del Señor Jesucristo en el sen-tido de que antes de mirar la paja que está en el ojo delprójimo (nuestro cónyuge es el “prójimo”más cercano) debemos primero sa-car la viga que está en el nuestro(ver San Lucas 6: 41, 42).16

Para aceptar a mi pareja

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Identifique al verdadero enemigo

Esta estrategia es útil para quienes venen el cónyuge la causa principal de los con-flictos matrimoniales. Si mi cónyuge es lacausa de mis problemas, entonces es fácilconcluir que también es el obstáculo paraalcanzar mi felicidad. Pero este razonamien-to es engañoso porque oculta la raíz delasunto. Si mi cónyuge es el problema, en-tonces yo también he fracasado como parejaal no haber sido capaz de ayudarlo a su-perar sus deficiencias. Por esta razón, enlugar de estar buscando chivos expiato-rios, una práctica útil consiste en “exter-nalizar” los problemas conyugales. Esto sig-nifica que usted y su pareja, como un equi-

po, se acostumbran a ver el conflicto ma-trimonial como un enemigo de ambos, uninvasor, una amenaza para su felicidad.Entonces unen fuerzas para enfrentarlo.

Cambie la perspectiva

Este es uno de los principios básicos delas relaciones interpersonales y consistesencillamente en que la manera como us-ted ve a su pareja; es decir, lo que piensade ella, afecta lo que siente por ella. En otraspalabras, un cambio de perspectiva trae co-mo consecuencia un cambio de sentimien-tos.17 Aunque sencillo, este principio nosayuda a entender por qué dos personasque se casaron perdidamente enamoradasuna de la otra ahora no se soportan. ¿Quépasó allí? ¿Cambió ella tanto como paraque usted ahora no la quiera? ¿Qué descu-brió en él para que ahora no lo admire?

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¿Qué conductas son típicas de las parejas infelices en su matrimonio? Dos conoci-das investigadoras, Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick,18 responden.

Las parejas insatisfechas con su matrimonio…

1. Tienen dificultades para discernir las expresiones no verbales (lenguaje cor-poral, tono de voz…) y los estados de ánimo del cónyuge. Esto facilita la apa-rición de malos entendidos, por ejemplo, al pensar que la persona está demal humor cuando en realidad no es así.

2. Con más frecuencia aplican la ley de la reciprocidad negativa: “ojo por ojoy diente por diente”.

3. Cuando la comunicación del cónyuge no se entiende con claridad, tienden aasignarle al mensaje un significado negativo.

4. Con frecuencia atribuyen intenciones negativas al cónyuge lo cual dificulta laresolución de los conflictos.

5. Son más propensas a culparse mutuamente por los problemas matrimonialesy a atribuir su causa, no a las circunstancias, sino a la personalidad o el carácterdel cónyuge (“Tú eres...”).

6. Son más dadas a maximizar lo negativo de su matrimonio y a minimizar lopositivo.

7. Cuando las esposas perciben que sus espososno dan suficiente importancia a los problemas,actúan negativamente para llamar su atención.Lo que muchas veces lograncon esta actitud es com-plicar la situación, ya quelos esposos, en lugar deinvolucrarse, se distan-cian más.

El círculo de la negatividad

Muchas personas tienen difi-cultades para identificar e in-terpretar correctamente lasexpresiones no verbales. In-cluso, algunas personas lleganal punto de actuar negativa-mente con el fin de llamar laatención de los demás, com-plicando su situación, pues loque logran es que la otra par-te se distancie aún más.

(pasa a la pág. 114)

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Martin Seligman es un psicólogo y autor que ha dedicado unos veinticinco años de suvida a investigar cómo el optimismo y el pesimismo nos afectan en la vida. Entre otrascosas, ha encontrado que las personas optimistas, en comparación con las pesimistas,son más felices, tienen más éxito, obtienen mejores calificaciones en los estudios, dis-frutan de mejor salud, etc.

En opinión de Seligman, la esencia del pesimismo radica en una actitud llamadadesvalidez: la creencia del pesimista que nada de lo que haga cambiará su realidad.En el extremo opuesto de la desvalidez se halla otra actitud, propia del optimista,el con-trol personal: la capacidad de cambiar las cosas que nos suceden por medio de nues-tras acciones voluntarias. Es verdad, explica Seligman, que muchas cosas en la vida es-capan a nuestro control, pero también hay muchas que sí podemos controlar. Entre ellasestá la manera como decidimos conducir nuestras vidas.19

¿En qué se diferencia un pesimista de un optimista? Básicamente, por la forma comocada cual explica lo malo que le ocurre. El pesimista razona que lo malo que le sucedees permanente, lo afecta todo y es su culpa. El optimista, por el contrario, piensa quelo malo que le pasa es temporal, de efecto limitado y que no es del todo culpa suya.20

Por ejemplo:

En el manejo de los típicos conflictos matrimoniales, el pesimista usualmentereacciona así:3 “Tú nunca vas a cambiar” (asigna al problema un carácter permanente)

3 “Este problema va a afectar a todo en nuestro matrimonio” (efecto abarcante)

3 “No hago nada bien”. “Soy un fracaso” (causas internas, personales)

Por el contrario, el optimista normalmente diría:

3 “Si perseveras, superarás ese problema” (carácter temporal)

3 “Este es un aspecto de nuestra relación que debemos mejorar” (efecto limitado)

3 “Un mal día lo tiene cualquiera”. “Puedo hacerlo mejor” (causas externas, cir-cunstanciales).

La actitud del pesimista la resume Seligman en las siguientes palabras: “Veinti-cinco años de investigación me han convencido de que si habitualmente creemos, comolo hace el pesimista, que lo malo que nos sucede es permanente, que afectará todo loque hacemos y que es nuestra culpa, cada vez recibiremos más de lo mismo”.21

¿Es usted optimista o pesimista? ¿Cree que los problemas de su matrimonio sonpermanentes, que lo afectan todo y que usted no es capaz de resolverlos? Si sus respues-tas a estas preguntas son todas afirmativas, entonces usted es un _ _ _ _ _ _ _ _(Escriba usted la palabra. Tiene nueve letras y termina en “mista”.)

¡A un lado con el pesimismo!

¿Optimista o pesimista?

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Una cosa es cierta: el cambio no se haproducido tanto en su cónyuge como enla perspectiva (léase opinión) que ustedtiene ahora de él o ella. La mayoría de lagente tiende a conservar los rasgos dis-tintivos de su personalidad a lo largo desu vida útil. ¿Por qué entonces ahora le mo-lesta a usted, mi amigo, que ella sea tanalegre y social? ¿Y por qué a usted, seño-ra, le disgusta tanto que él sea dominan-te? ¿No fueron esos rasgos los que hicie-ron que se sintieran atraídos uno al otro enprimer lugar?

La única solución a este impasse con-siste en quitarnos esos espejuelos oscu-ros y comenzar a mirar a nuestro cónyu-ge como lo hacíamos al principio; es de-cir, con ojos solo para ver lo bueno. Algoasí como jugar a la búsqueda del tesoro;porque aunque es cierto que nuestro cón-yuge tiene defectos, también lo es que tienevirtudes. ¿Qué miraremos: las virtudes o losdefectos?

En su matrimonio, ¿en qué sentido secumplirá la profecía? (Recuerde al vende-dor de hamburguesas.)

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Referencias1. John Crosby, Illusion and Disillusion, p. 239.2. David G. Myers, Exploring Social Psychology, 2da. ed. (Boston:

McGraw-Hill, 2000), p. 51.3. Aaron Beck, Love is Never Enough, pp. 16, 17.4. Clifford Notarius y Howard Markman, We Can Work it Out,

pp. 79, 80.5. Aaron Beck, op. cit., p. 31.6. Clifford Notarius y Howard Markman, op. cit., p. 69.7. Robert J. Stenberg, Psychology, 3ra. ed. (Orlando: Harcourt

College Publishers, 2001), 437.8. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fighting

for your Marriage, p. 55.9. Aaron Beck, op. cit., p. 34.

10. Notarius y Markman, op. cit., pp. 144, 145.11. John Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para vivir en

pareja, p. 58. (La cursiva ha sido añadida.)

12. Ibíd, p. 59.13. John Gottman, Why Marriages Succeed or Fail, p. 127. 14. Martin Seligman, Learned Optimism. How to Change Your

Mind and Your Life. (Nueva York: Pocket Books, 1998), p. 8.(La cursiva ha sido añadida.)

15. Este punto lo desarrolla Gary Smalley en The DNA of Rela-tionships, p. 35.

16. Gary Thomas, “Feeling let down?” Marriage Partnership (Pri-mavera, 2007), pp. 46, 47.

17. Aaron Beck, op. cit., pp. 36, 37.18. Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick, Communication in

Family Relationships (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1993).Estas ideas son un resumen del capítulo 9.

19. Martin Seligman, op. cit., pp. 5, 6.20. Ibíd., pp. 44-50.21. Ibíd., p. 7.

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Si usted ahora ve en su pareja más defectos que virtudes, trate de verla comolo hacía en los días de noviazgo, cuando solo tenía ojos para sus cualidades.

(viene de la pág. 110)

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«CUANTO más cerca vives de al-guien, y por más tiempo, mástienes que perder cada vez queabres la boca».

Por supuesto, para compro-bar la veracidad de esta declaración no hace faltaestar casados. Basta con… estar vivos. Pero, si ade-más de estar vivo, usted está casado, entonces muyprobablemente estará de acuerdo con esta afir-mación: la comunicación entre esposos es una delas realidades más complejas de todo cuanto sucedeen este loco mundo en que vivimos. Veamos por qué.

Cuando lo que se dice no es lo que se dice¿Por qué es tan compleja la comunicación en-

tre esposos? En primer lugar, porque lo que losune es más grande, más profundo y más impor-tante que lo que se dicen. Este hecho significa quetodo lo que se comunican tiene como telón de fon-do la pregunta: “¿Me amas?”

“Si nos amamos... ¿por qué no nosentendemos?”

“Cuanto más cerca vives de alguien, y por más tiempo, más tienes que perder

cada vez que abres la boca”.1

DEBORAH TANNEN

Capítulo

Sumario• Cuando lo que se dice

no es lo que se dice

• Las palabras y el lenguaje no verbal

• Las palabras no cuentan toda la historia

• ¿Tienes un minuto?

• Reconocer las diferenciasbásicas entre hombres ymujeres

• Reconocer las diferenciasen el estilo conversacional

• Un poco de esfuerzo nohace daño

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En segundo término, como lo ha mos-trado Albert Mehrabian, cuando de comu-nicación interpersonal se trata, no son laspalabras las que más impactan,3 según lomuestra su conocida fórmula:

IMPACTO Palabras: 7%Tono de voz: 38%Expresión facial: 55%

TOTAL 100%

Otros investigadores son más conser-vadores. Pero se estima que entre un cin-cuenta a ochenta por ciento del significa-do que transmitimos se produce a tra-vés de los componentes no verbalesde la comunicación.4 Salta a la vistaque los componentes no verbalesson los que más influyen en la per-sona con quien hablamos. Tra-ducido al lenguaje práctico ¿quéquiere decir esto? Responda us-ted mismo.

Las palabras y el lenguaje no verbal

• Cuando sus palabras di-gan una cosa y el tonode su voz diga algo di-ferente, ¿qué creerá sucónyuge: las palabraso el tono de la voz?

• Cuando sus palabras digan una co-sa y su cuerpo diga otra, ¿qué cosacreerá?

• Cuando su voz diga una cosa y su ros-tro diga otra, ¿a qué le prestará másatención?

Según Merhabian, su cónyuge le dará ma-yor crédito a los elementos no verbales de la

comunicación: al tono de voz, a los movi-mientos del cuerpo, a la expresión del rostro.

¿Por qué se le da más crédito a los ele-mentos no verbales? ¿Quiere esto decir quelo que decimos en una conversación (esdecir, la información) no es importante?¿Qué factores de las relaciones personalesentre íntimos se combinanpara que la comunicaciónsea tan compleja y, a ve-ces, tan impredecible?

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”111188 111199

Se cuenta que en cierta ocasión un rey soñó que se le habían caídolos dientes. Turbado por lo que el sueño podría significar, mandóllamar a uno de los sabios del reino para que lo interpretara. El hom-

bre escuchó atentamente y, después de pensar por largo rato, presen-tó su explicación. “Su Majestad”, declaró, “su sueño significa que

todos sus parientes morirán y que usted se quedará solo”.Al escuchar estas siniestras palabras el rey se turbó y

muy molesto ordenó que el hombre fuera expulsado delpalacio y desterrado de su reino. Cuando se tranquilizó,hizo traer a otro de sus sabios. Este hombre, al igualque el anterior, escuchó con atención, reflexionó en loque el sueño podría significar y procedió a dar su in-terpretación. “¡Alégrese, su Majestad!”, expresó en untono de regocijo. “El sueño significa que el rey vivirá

muchos años. De hecho, vivirá más que todos sus pa-rientes. ¡Que viva el rey!”

Esta nueva versión agradó tanto al monarca que le ob-sequió al sabio un costoso regalo.

¿Había realmente alguna diferencia en la interpreta-ción? En ambos casos la interpretación del contenido fuela misma: todos los parientes morirían antes que el rey.Pero la forma de expresar el mensaje marcó toda la dife-rencia del mundo. En otras palabras, al comunicar nues-tras ideas, no solo cuenta lo que deci-mos, sino también cómo lo decimos.2

Los dientes del rey

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Las palabras no cuentan toda la historia

¿Conoce usted a alguna de esas parejas,felizmente casadas, que siempre parecen te-ner algo interesante de qué hablar? Puedenestar juntos todo un día y, sin embargo, nodejan de hablar. ¿Tenían un año sin verse?No. ¿Estaban peleados y ahora se recon-

ciliaron? Tampoco. Entonces, ¿de qué ha-blan tanto? ¿Y por qué ese interés en loque cada uno dice? Si de alguna manerausted pudiera escucharlos, su sorpresa se-ría mayúscula al enterarse que en la ma-yoría de los casos no están hablando denada realmente importante. ¿De qué ha-blan entonces? El incidente con el jefe en eltrabajo, las travesuras de los niños en ca-sa, los recuerdos de aquella vacación, ese

libro tan interesante que uno de ellosestá leyendo…

¿Qué hay en la comunicaciónentre íntimos que puede, o bienfortalecer la relación, o bien des-

truirla? Deborah Tannen,profesora de Lingüística,explica:

“Muy poco de lo quese dice es importante enlo que se refiere a la in-formación expresada en

palabras. Pero esto no quie-re decir que la conversación

no sea importante. Es supre-mamente importante porquea través de ella mostramosque existe una relación ycómo nos sentimos con res-

pecto a esa relación. Nuestraconversación dice algo de nues-tra relación”.5

Entonces, ¿por qué las pa-rejas felices hablan tanto, aun-que en ocasiones no tengannada realmente importante quedecir? Por la misma razónque dos amigas charlan porteléfono durante tres horas yal día siguiente reanudan laconversación como si tuvie-

ran un año sin saludarse: sus

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112200

palabras son el medio de expresar lo bienque se sienten respecto a su relación.

Y este último punto nos trae al compo-nente central de este capítulo: cada men-saje que enviamos transmite informaciónen dos niveles, como lo establecieron haceya muchos años varios investigadores delGrupo de Palo Alto, California. Uno desus clásicos axiomas afirma que cada co-municación tiene un aspecto de conteni-do y uno de relación y este último con-diciona al primero.6 El contenido (lo quedecimos) se refiere a la información (loshechos, las opiniones, las ideas) que las pa-labras transmiten, y opera en el nivel ra-cional; el aspecto de relación (cómo lo de-cimos) indica cómo esa información debeser interpretada (como una orden, un pe-

dido, un cumplido...), y opera en el nivelemocional. Note el lector que es la relaciónexistente entre los dos la que determinacómo debe interpretarse el contenido delmensaje. Esto significa que el aspecto derelación es el elemento más importante enla comunicación interpersonal.7

¿Tienes un minuto?Suponga que en su trabajo su jefe le pre-

gunta “¿Tienes un minuto para que me ayu-des a resolver un problema?” ¿Cómo en-tendería usted ese mensaje? “¿Está pidién-dome un favor o me está dando una orden?”La respuesta está en la relación: tratándo-se del jefe, usted lo entenderá como una or-den, aunque esa no haya sido la intenciónoriginal del jefe.

112211

Todo mensaje trasmite información en dos niveles: uno de contenido yotro de relación. El vínculo matrimonial implica una comunicación que noes únicamente verbal, sino que abarca diferentes aspectos o elementoscorporales. El aspecto de relación de los mensajes es de mayor importan-cia en el caso del matrimonio, ya que se aplica en el ámbito emocional.

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Las mismas palabras dichas a un ex-traño pueden causarle a usted un proble-ma si las expresara a su cónyuge. Imagineque una señora necesita una moneda parausar el teléfono público. Aunque no la cono-ce, le da la moneda. La señora le da las gra-cias y usted responde: “No se preocupe, se-ñora, un favor se le hace a cualquiera”. Dí-gale esas palabras a su esposa y la respuestano se hará esperar: “¡Yo no soy cualquiera!”

El mensaje y el metamensajeUn experto en análisis lingüístico pue-

de explicar por qué su cónyuge se moles-taría al escuchar eso de que “un favor se lehace a cualquiera”. Para ello usaría la dis-

tinción entre mensaje y metamensaje. Elmensaje es la información que comunicael contenido de las palabras.

El metamensaje es “la pista” (la actitud,el tono de voz, los gestos, la expresión delrostro al hablar…) que indica al receptorcómo debe entender lo que le estoy co-municando, o lo que estoy dejando decomunicar. (Recordemos que lo que no sedice también comunica algo.) Lo que estoquiere decir es que cada vez que usted ysu cónyuge conversan, cada uno incons-cientemente estará “calibrando” la calidadde la relación: cuán importante el uno espara el otro, en qué medida cada uno sepreocupa, etc. ¿Y con base en qué calibra

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112222

la relación? En parte por lo que se dicen;pero, sobre todo, por la forma como lo di-cen (el tono de voz, las miradas, los gestos,la expresión del rostro...). En las palabrasde Tannen:

“Mientras hablamos, ya se trate de co-sas importantes o no, siempre estamos mo-nitoreando nuestra relación; y la manerade hacerlo es por medio de los metamen-sajes, que por definición, no se encuen-tran en las palabras, sino en la forma comoexpresamos esas palabras […]. Todo debe-mos decirlo de alguna manera; y esa mane-ra de decirlo envía metamensajes, indirecta-mente”.8

¿Por qué es importante esta distinción?Porque en la comunicación entre ín-timos, como es el caso de los esposos,son los metamensajes los que cuen-tan: acercan o alejan a los cónyuges,fortalecen o debilitan la relación.Son algo así como el termómetrode la relación. Para comprobar es-te hecho no hay que ir muy lejos.Piense en sus propios conflictosmatrimoniales. Muy probable-mente, en su mayoría, no hansido causados por lo que usteddijo, sino por la forma como esemensaje fue interpretado.

Deborah Tannen cuenta en suéxito de librería That Is Not WhatI Meant (No fue eso lo quequise decir), una interesan-te experiencia que ella mis-ma vivió.9 El caso era si ella ysu esposo debían aceptar unainvitación para visitar una her-mana de él. Ella le preguntó si quería ir, alo cual él respondió que no había proble-ma. Como a ella le pareció que esa respues-ta no indicaba mucho entusiasmo por par-

te de su esposo, le preguntó de nuevo: “¿Deverdad quieres ir?” Lo que menos espera-ba ella era una explosión. “¡Tú me vuel-ves loco!”, exclamó él. “¿Por qué no definesprimero qué es lo que quieres?” Al escucharesta respuesta la escritora narra que que-dó perpleja. “Pero si yo no he dicho qué eslo que quiero, ¿cómo me puedes pedir queme defina?”

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Lo que se conoce como “metamensaje” tiene que ver con la actitud, el to-no de voz, los gestos, la expresión del rostro al hablar. Asimismo lo que nose dice comunica un mensaje, que en el caso de los cónyuges mantieneun estado de continua evaluación respecto a la calidad de sus relaciones.

En la comunicación entre personas que gozande intimidad los metamensajes resultan decisivos.Es de vital importancia tanto lo que se dice comola forma en que el mensaje es interpretado.

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Fue mucho después cuando ella pudoentender lo que realmente sucedió ese día,gracias en parte a una charla del lingüis-ta Robert Lakoff sobre nuestra tendenciaa ser indirectos al comunicarnos. El es-pecialista dijo, entre otras cosas, que cuan-do hablamos preferimos no decir exacta-mente lo que deseamos, porque nuestrapreocupación no es tanto el mensaje queexpresamos, sino el efecto que dicho men-

saje tendrá en quienes nos escuchan. ¿Porqué nos preocupa tanto ese efecto? Porqueno queremos dar la impresión de que es-tamos imponiendo nuestro parecer, o deque no nos importa lo que el otro piensa.

Esta información, cuenta Tannen, fuepara ella como un rayo de luz. Entendióque en el matrimonio no basta con pregun-tar al cónyuge qué quiere, o qué piensa; odecir lo que uno quiere o piensa. Cuandoella preguntó a su esposo si quería ir a casade su hermana, lo hizo porque realmentequería saber qué era lo que pensaba él. Pa-ra ella la opinión de su esposo era impor-tante. Pero él pensó que, desde un prin-cipio, ella quería ir. Al decir que sí, él dio elasunto por terminado. Cuando de nuevoella pregunta: “¿De verdad quieres ir?”, elhombre explotó porque ahora entendióque en realidad ella no quería ir, pero lepreguntaba con el fin de que él dijera queno y así librarse del compromiso.

¿En qué nivel estaban hablando ellos:en el de los mensajes o en el de los me-tamensajes? La respuesta es obvia. Cadauno leyó “el mensaje oculto” detrás de laspalabras (el metamensaje), tal como ocurreentre personas que están ligadas emocional-mente.

¿Se da cuenta el lector por qué afirma-mos que la comunicación entre íntimoses tan compleja? Por un lado, esos malosentendidos son mayormente causados porpequeñeces; por el otro, sucede que mien-tras más hablan del problema, más com-plican la situación. Y así, lo que comenzócomo un simple desacuerdo, terminó enuna gran discusión y cada cónyuge hacién-dose la pregunta: “Si nos amamos, ¿porqué no nos entendemos?” O, lo que es peor:“Si no podemos entendernos, entonces qui-zás es porque no nos amamos”.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112244

¿Cuál es, entonces, el fin del discurso?Entre otras cosas, que la comunicación entreesposos es un asunto complejo, porque, co-mo ya afirmamos, “mientras más cerca es-tás a una persona, y durante más tiempo,más tienes que perder cada vez que abresla boca”. ¿Qué hacer, entonces?

De entrada debemos decir que no hayuna solución mágica para resolver estosproblemas de comunicación. Lo que sí po-

demos es señalar vías para tratar de que latravesía en la que nos embarcamos al casar-nos sea menos complicada. He aquí algunas.

Reconocer las diferencias básicas entre hombres y mujeres

Aunque no compartimos totalmente latesis popularizada por algunos escritoresen el sentido de que “los hombres y las mu-jeres somos tan diferentes como si fuéramos

112255

3 “... comunión, compartir, poner en común” (John Powell).

3 “… el proceso interpretativo de entendimiento y significado compartido conotros” (Judith Pearson).

3 “… el proceso mediante el cual se comparte información con otra persona, detal forma que esta comprende lo que uno expresa” (Norman Wright).

3 “… compartir nuestro entendimiento y, más profundamente, compartir el entendi-miento del otro” (John Gray).

Comunicación es…

Es verdad que la cercanía emocional en lapareja propicia momentos de alegría; perocuanto más íntima es una relación, tanto ma-yor será el riesgo de ser mal interpretado.

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de distintos planetas”,10 sí debe admitirseque muchos de los malos entendidos en-tre los esposos tienen su base en las dife-rencias entre los sexos. Los hombres en-focamos la vida desde el ángulo de la com-petencia; la mujer, desde el punto de vis-ta de las relaciones; el hombre valora laindependencia; la mujer, la interdependen-cia. Así, por ejemplo, consultar con el cón-yuge a la hora de tomar una decisión pue-de significar cosas muy diferentes: un hom-bre puede entenderlo como una señal dedebilidad, o un límite para su indepen-dencia; una mujer, en cambio, puede ver enel acto de consultar una muestra de que suvida está ligada a la de su pareja.

Reconocer las diferencias en el estilo conversacional

Si la naturaleza básica del hombre es“competir”, “ser independiente”, y la de lamujer es “establecer conexiones”, “relacio-narse”, entonces es de esperar que hombresy mujeres se comuniquen de manera diferente.Así, por ejemplo, en una conversación elhombre preguntará usualmente para ob-tener información, pero la mujer lo harápara mantener viva la conversación, o paraconsiderar la opinión de su interlocutor,tal como lo ilustra el siguiente relato que laprofesora Tannen narra en su libro libro YouJust Don’t Understand (Es que tú no me en-tiendes).11

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112266

Un poco de esfuerzono hace daño

En la conversación el hombre separa,la mujer se conecta. Él es directo; ella, indi-recta. Él impone, ella sugiere. ¿Sirve de al-go conocer estas característi-cas de cada sexo? Cierta-mente. Si estamos cons-cientes de las mismas, re-conoceremos que mu-chos malos entendidosno son consecuencia de

la mala voluntad, sino de diferencias en elestilo conversacional. Esto ya de por sí es unlogro. Pero, si además de reconocer estasdiferencias, cada cónyuge pone un pocode su parte, se podría facilitar el entendi-miento en la comunicación. ¿Cómo po-dría lograrse esto?

En el caso de los hombres, por ejem-plo, podríamos tratar de compren-

der el estilo conversacional delas mujeres. Y, ¿por quéno?, practicarlo con ellas.

112277

Una pareja viaja en su auto. El esposo conduce el vehículo. Cuandose acercan a una venta de refrescos, ella siente el deseo de que se de-tengan; pero, en lugar de decirlo, le pregunta a su marido: “¿Te gus-taría tomar algo?” Él responde: “No”, y sigue de largo. Entonces laseñora se incomoda porque, aunque ella tomó en cuenta la opinión

de su esposo, él le prestó muy poca atencióna los deseos de ella. Más tarde, el es-

poso también se molesta cuan-do se entera de lo ocurri-

do, alegando que a ellanada le costaba decir

claramente lo quequería. ¿Quién esculpable del desa-cuerdo? Sinceramente, nin-guno. El problema es de es-tilo conversacional.

¿Quieres tomar algo?

Se considera que en la conver-sación el hombre tiende a des-lindar conceptos e ideas, mien-tras que la mujer tiende sobretodo a conectarse emocional-mente con su interlocutor. Lasdiferencias en el estilo conver-sacional de los cónyuges pue-den dar motivo para que sur-jan malos entendidos.

(pasa a la pág. 130)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”112288 112299

Hace poco mi esposa y yo discutimos pre-cisamente a causa de la falta de precisiónen el mensaje compartido. Estábamos en elauto, listos para ir de compras.

—¡Se me quedaron los lentes! —exclamó ella.—Yo te los busco —le dije.Inmediatamente regresé a la casa. Revolví varias

gavetas del tocador, busqué en varias carteras, hasta que por finencontré los lentes. De regreso al carro, se los entregué, sin imaginar

lo que vendría.—Estos no son los lentes —me dijo muy tranquila—.

Yo me refería a los oscuros, para protegerme del sol.Sentí que una ola de calor me subía por todo el

cuerpo.—Si querías los lentes oscuros —repliqué—, ¿por

qué no lo dijiste? ¿Cuesta mucho decir oscuros? ¿Por quéme pones a adivinar?

La respuesta que me dio me molestó aún más.—No tenías que adivinar —respondió muy fres-camente—. Después de tanto tiempo de casados,

ya deberías saber que yo no leo en el auto.¿Entiende ahora el lector por qué la co-

municación entre esposos es una de lasrealidades más complejas de esta vida?

El siguiente relato lo cuenta Bill Hybels y tiene como prota-gonista a un joven esposo que se propuso ser más románticocon su esposa. Un día, de regreso a su casa, vio a un vende-dor de flores en una esquina que ofertaba su mercancía a un

precio reducido. Esa tarde, emocionado, le entregó unas flo-res a su esposa. Ella le dio las gracias, pero no manifestómucha emoción. Sin desanimarse, le siguió llevando flo-res. Un día decidió preguntarle a su señora cuál era lacausa de aquella indiferencia.

—¿Has notado que hoy no te he comprado flores? —El problema es que esas flores baratas y medio muertas, que

compras en el camino a casa, no me impresionan. Cuando las compras, noestás pensando en agradarme, sino en tu conveniencia.

Cuando el hombre se recuperó de su asombro, preguntó:—¿Qué estás insinuando? ¿Que en pleno día deje mi trabajo, vaya a un centro

comercial al otro lado de la ciudad, pague cuatro veces más por un ramo de flores yque además llegue tarde a la casa solo por comprar unas flo-res caras? ¿Es eso lo que te haría feliz?

Sin inmutarse, la esposa respondió:—Sí, eso me haría feliz.

—¡Eso que dices no es ni práctico nieconómico!

—Puede que no sea práctico nieconómico, pero es romántico...12

Un ramo de flores ¡Búscame los lentes!

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¿Ha notado usted, amigo lector, cómo suesposa puede conversar hoy con su me-jor amiga durante horas y al día siguien-te saludarla como si no hubieran habladopor varios años? ¿Cómo podemos explicareste fenómeno? Es que se mueven en la mis-ma onda: afinidad, intimidad, comuni-dad, conexión… ¿Qué pasaría si hablá-ramos con nuestras esposas en la mis-ma forma que lo hacen sus mejoresamigas? Pues a ellas les encantaría.¿Por qué entonces no tratar? Vale lapena. Aunque no hay garantía al-guna de que lo lograremos, con todaseguridad algo vamos a aprender.

Pero si los hombres debemos es-forzarnos, las mujeres, también debenponer de su parte. Por ejemplo, si yasaben que los hombres al hablar es-tamos más atentos al mensaje ¿porqué no ser un poco más directas enlo que quieren?

Este capítulo termina y no sé silo que hemos dicho creará en su ma-trimonio más problemas de los queresolverá. Para mi tranquilidad,amigo lector, amiga lectora, si norecuerda eso de los mensajes y losmetamensajes, por lo menos re-cuerde esto: 3 Si quiere ser un esposo más ro-

mántico, y decide comprarleflores a su esposa, asegúresede que no son de las muy ba-ratas, de las de segunda cate-goría, o de las que venden encualquier esquina.

3 Si a usted, señora, se le han quedadolos lentes oscuros en la casa, y su espo-so se ofrece para buscarlos, dígale “lososcuros”, porque él no es adivino.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO “Si nos amamos... ¿por qué no nos entendemos?”113300 113311

Amar a alguien no nos capacita automáticamente para anticipar o adivinarlos deseos e ideas del otro. Es necesario que haya una comunicación comple-ta que no deje nada en el aire que luego pueda resultar motivo de discordia.

Y ahora, para ambos. Si algún día es-tán viajando en auto y ella le pregunta: “Miamor, ¿quieres tomar algo?”; aunque ustedno lo desee, no se le ocurra seguir de largo,porque ella sí quiere. Y usted, señora, si él ledice “No quiero”, y sigue de largo, no pien-se que es un desconsiderado. Simplementeno quiere, además de que no es adivino.

Bueno, ¡después de todo, algo apren-dimos!

Referencias1. Deborah Tannen, That´s not What I Meant (Nueva York: Ballantine

Books, 1986), p. 115. (La cursiva ha sido añadida.)

2. Adaptado de Victor Parachin, “Words that Work Wonders”.Manuscrito no publicado.

3. Albert Merhabian, citado por David Augsburger, SustainingLove (Ventura: Regal Books, 1988), p. 121.

4. Ver Robert H. Lauer y Jeanette C. Lauer, Marriage and Family, p. 243.5. Deborah Tannen, op. cit., p. 15. (La cursiva ha sido añadida.) 6. R. Watzlawick, J. Bevin, y D. Jackson, en Stephen Littlejohn, Theories

of Human Communication,4ª ed. (Belmont: Wadsworth, 1992), p. 264.7. Em Griffin, A First Look at Communication (Nueva York: McGraw-

Hill, 2003), p. 175.8. Deborah Tannen, op. cit., p. 56.9. Ibíd., pp. 6, 7.

10. John Gray, Men, Women and Relationships (NuevaYork: HarperPaperbacks, 1993), p. 17.

11. Este relato está adaptado. La versión original se encuentra enDeborah Tannen, You Just Don t́ Understand (Nueva York: BallantineBooks, 1990), p. 15.

12. Bill Hybels, citado en Alice Gray, Stories for a Man´s Heart(Sisters: Multnomah, 1999), pp. 73-75. Relato adaptado.

(viene de la pág. 127)

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• ”La principal disfunción matrimonial no essexual, sino verbal” (Josh McDowell).

• “La muerte no es lo único que separa a losamantes. La ruptura en la comunicación tam-bién” (Dwight Small).

• “El corazón de un matrimonio es el sistema decomunicación. La causa principal de las dificulta-des matrimoniales surge cuando la pareja es in-capaz de comunicarse” (Kevin Howse, Hugh Duntony David Marshall).

3 No es determinar quién tienela razón, sino procurar el en-tendimiento.

3 No es resolver los problemas,sino saber lo que cada cónyu-ge piensa y siente.

3 No es estar de acuerdo a co-mo dé lugar, sino saber que ca-da uno puede expresar lo quepiensa sin temor a ser recha-zado.

Para lograr siempreel entendimiento en la

comunicación basta conque los cónyuges...

1. Se amen. V ___ F ___

2. Pasen más tiempo juntos. V ___ F ___

3. Expresen claramente lo que quieren. V ___ F ___

4. Discutan sus desacuerdos a fondo. V ___ F ___ Respuestas: 1. F, 2. F, 3. F, 4. F.

¿Por qué son falsas todas las declaraciones anteriores?Porque al comunicarse los cónyuges...

1. Son más emocionales que racionales. Recordemos que todo cuanto se comu-nican pasa por este filtro: “¿Me ama?”

2. Detectan con mayor facilidad las contradicciones entre los elementos verbalesde la comunicación (qué decimos) y los no verbales (cómo lo decimos).

3. Otorgan mayor importancia, no a lo que se dice, sino cómo se dice.

¿Verdadero o falso? Importancia de la comunicación en el matrimonio

Esposos, esposas:Al discutir, lo más importante...