05 Pascua b '12 Otras

19
DOMINGO 5 PASCUA / B «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda, para que dé más fruto». En su enseñanza Jesús parte con frecuencia de cosas familiares para cuantos le escuchan, cosas que estaban ante los ojos de todos. Esta vez nos habla con la imagen de la vid y los sarmientos. Jesús expone dos casos. El primero, negativo: el sarmiento está seco, no da fruto, así que es cortado y desechado; el segundo, positivo: el sarmiento está aún vivo y sano, por lo que es podado. Ya este contraste nos dice que la poda no es un acto hostil hacia el sarmiento. El viñador espera todavía mucho de él, sabe que puede dar

Transcript of 05 Pascua b '12 Otras

DOMINGO 5 PASCUA / B

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viador. Todo sarmiento que en m no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda, para que d ms fruto.

En su enseanza Jess parte con frecuencia de cosas familiares para cuantos le escuchan, cosas que estaban ante los ojos de todos. Esta vez nos habla con la imagen de la vid y los sarmientos.

Jess expone dos casos. El primero, negativo: el sarmiento est seco, no da fruto, as que es cortado y desechado; el segundo, positivo: el sarmiento est an vivo y sano, por lo que es podado. Ya este contraste nos dice que la poda no es un acto hostil hacia el sarmiento. El viador espera todava mucho de l, sabe que puede dar frutos, tiene confianza en l. Lo mismo ocurre en el plano espiritual. Cuando Dios interviene en nuestra vida con la cruz, no quiere decir que est irritado con nosotros. Justamente lo contrario.

Pero por qu el viador poda el sarmiento y hace llorar, como se suele decir, a la vid? Por un motivo muy sencillo: si no es podada, la fuerza de la vid se desperdicia, dar tal vez ms racimos de lo debido, con la consecuencia de que no todos maduren y de que descienda la graduacin del vino. Si permanece mucho tiempo sin ser podada, la vid hasta se asilvestra y produce slo pmpanos y uva silvestre.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Vivir es elegir, y elegir es renunciar. La persona que en la vida quiere hacer demasiadas cosas, o cultiva una infinidad de intereses y de aficiones, se dispersa; no sobresaldr en nada. Hay que tener el valor de hacer elecciones, de dejar aparte algunos intereses secundarios para concentrarse en otros primarios. Podar!

Esto es an ms verdadero en la vida espiritual. La santidad se parece a la escultura. Leonardo da Vinci defini la escultura como el arte de quitar. Las otras artes consisten en poner algo: color en el lienzo en la pintura, piedra sobre piedra en la arquitectura, nota tras nota en la msica. Slo la escultura consiste en quitar: quitar los pedazos de mrmol que estn de ms para que surja la figura que se tiene en la mente. Tambin la perfeccin cristiana se obtiene as, quitando, haciendo caer los pedazos intiles, esto es, los deseos, ambiciones, proyectos y tendencias carnales que nos dispersan por todas partes y no nos dejan acabar nada.

Un da, Miguel ngel, paseando por un jardn de Florencia, vio, en una esquina, un bloque de mrmol que asomaba desde debajo de la tierra, medio cubierto de hierba y barro. Se par en seco, como si hubiera visto a alguien, y dirigindose a los amigos que estaban con l exclam: En ese bloque de mrmol est encerrado un ngel; debo sacarlo fuera. Y armado de cincel empez a trabajar aquel bloque hasta que surgi la figura de un bello ngel.

Tambin Dios nos mira y nos ve as: como bloques de piedra an informes, y dice para s: Ah dentro est escondida una criatura nueva y bella que espera salir a la luz; ms an, est escondida la imagen de mi propio Hijo Jesucristo [nosotros estamos destinados a reproducir la imagen de su Hijo (Rm 8, 29. Ndt)]; quiero sacarla fuera!. Entonces qu hace? Toma el cincel, que es la cruz, y comienza a trabajarnos; toma las tijeras de podar y empieza a hacerlo. No debemos pensar en quin sabe qu cruces terribles! Normalmente l no aade nada a lo que la vida, por s sola, presenta de sufrimiento, fatiga, tribulaciones; slo hace que todas estas cosas sirvan para nuestra purificacin. Nos ayuda a no desperdiciarlas.

DOMINGO 5 PASCUA / B

En nuestra vivencia del cristianismo a veces nos encontramos con unos sntomas que nos indican que estamos errando el camino del seguimiento de Cristo. Estos sntomas podramos llamarlos: el sntoma del sarmiento separado, el sntoma de que la fe es slo una actividad social y el sndrome de la fe espiritualista. En la segunda lectura del apstol San Juan se nos dice que el mandato del Seor es que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros como nos mand. Habla, pues, de dos dimensiones conjuntamente: el amor y la fe. A veces destacamos que lo ms importante es amar a los dems, con obras concretas. Otras decimos que lo que hay que hacer es creer en Dios. En el texto del Evangelio escuchamos como Jesucristo recoge la imagen de la vid, empleada por los profetas en el Antiguo Testamento, pero se la aplica, no al Pueblo de Dios, sino a l mismo: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Permaneced en m para dar fruto. Sin estar unidos a Cristo no podemos dar fruto, no podemos sobrevivir como cristianos.Pues bien, en la sociedad actual vivimos en un conjunto de circunstancias que podramos denominar el sntoma del sarmiento separado. Estas circunstancias vienen a hacer pensar a los individuos que se puede ser cristiano por libre: uno tiene unas creencias, unos sentimientos religiosos y unas prcticas piadosas, como procesiones, promesas... pero no cree en los curas, ni en la Iglesia, ni celebra los sacramentos; tan slo ocasionalmente. Sin estar unidos a Cristo no podemos dar fruto en nuestra vida, pero esta unin con Cristo, esta relacin con Dios, no depende principalmente del convencimiento y certeza subjetiva que yo tengo de que estoy en relacin con Jess, porque tengo delante una imagen, porque lloro cuando pienso en l... La unin con Cristo es una unin sacramental o no es tal unin. Es una relacin real que no depende del sentimiento que yo tengo de esa relacin. Estoy injertado a Cristo por el sacramento del Bautismo, acogido por Dios en el sacramento de la Penitencia, comulgo su presencia real en comunidad en el sacramento de la Eucarista, el Espritu est en m por el sacramento de la Confirmacin... Si no acepto esta relacin con Dios sacramental es como despreciar al Cristo Encarnado y toda su obra y preferir la imagen que yo me he hecho de Dios. Esto es muy serio y hoy est muy extendido. Ser cristiano no es tener un sentimiento religioso. Prueba de que no se puede ser cristiano por libre es el ejemplo de Pablo, cuando se convirti al cristianismo va a la comunidad de Jerusaln, a los apstoles, y les cuenta cmo haba visto al Seor por el camino.Hay otro conjunto de manifestaciones que nos indican otra enfermedad en la comprensin de la fe; es lo que podramos llamar el sntoma de que la fe es algo solo social. Lo importante es el bien hecho a los dems, lo importante son las obras: obras son amores y no buenas razones, lo importante es el compromiso. Se pona de manifiesto el compromiso humano, el esfuerzo, lo tico, sin tener en cuenta la gracia de Dios y todo lo que l hace por que nosotros colaboremos con l en crear un mundo mejor. Hoy tambin, este modo de entender la fe como compromiso cuestiona a la Iglesia y a los cristianos: si ya hay ONGs que se ocupan de atender a los necesitados y lo hacen desde gente especializada (organizacin de mdicos) para qu ser cristianos? Para qu hace falta la Iglesia? Todo amor es bien acogido, todo bien hecho a los dems es digno de admiracin; pero seguimos pensando que es necesario amar a los dems desde Dios, desde sus valores; seguimos pensando que es necesaria la gracia de Dios para no cansarse de amar desinteresadamente a los dems; seguimos pensando que es necesaria la fe para construir un mundo mejor, abierto a la otra vida.Hoy en da, despus de ese movimiento hacia lo social posterior al concilio, parece que el pndulo de la historia nos puede llevar al otro extremo: a una espiritualidad desencarnada; una tentacin que siempre ha existido en la Iglesia, que podramos denominar el sntoma de una fe espiritualista. Somos gente muy piadosa, que consumimos actos de piedad (Ntese que he dicho conscientemente consumimos, porque hay un consumismo religioso desconectado de la vida), que tenemos mucha fe, pero que no la traducimos en obras concretas. No amemos de palabra ni de boca, si no con las obras y segn verdad, nos recordaba el apstol San Juan. Una fe sin obras es una fe muerta.Integremos pues el amor, la fe y la relacin sacramental con Cristo. Son los ingredientes bsicos para un buen cristianismo en nuestra sociedad actual.

DOMINGO 5 PASCUA / B

Queridos hermanos y hermanas,

El Domingo pasado no contemplbamos una aparicin de Jess resucitado sino una afirmacin suya que nos lo haca vivo y presente en nuestra vida: Yo soy el Buen Pastor.

Hoy seguimos en esta misma lnea: no contemplamos una aparicin de Jess resucitado sino una imagen que nos da de s mismo: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Una imagen muy pascual porqu tambin nos habla de un Jess vivo, resucitado, y que comunica vida.

La figura del Buen Pastor daba mucho juego, pero Jess quedaba como alguien que estaba fuera de nosotros. En cambio la imagen de la vid y los sarmientos nos introduce un tema capital para los cristianos: participamos de la misma vida del Cristo. Cristo nos comunica su propia vida. Jess nos viene a decir: quiero vivir en vosotros, djame vivir en ti.

Ciertamente, si todo lo que Jess dice en el evangelio lo hemos de vivir con nuestras propias fuerzas naturales, la nuestra es una moral de esclavos. Pero si Cristo vive en nosotros, entonces nuestra propuesta lleva a plenitud todo aquello que es verdaderamente humano. El amor es humano, Cristo lo lleva a plenitud. El perdn es humano, Cristo lo lleva a plenitud. La amistad es humana, Cristo la lleva a plenitud. La alegra es humana, Cristo la lleva a plenitud. Compartir es humano, Cristo lo lleva a plenitud, etc. ...

Los cristianos desde los inicios entendieron muy bien este Cristo presente y vivo en nosotros. Por esto San Pablo dice a Glatas 2,10 Ya no soy yo quien vive; es Cristo que vive en mi. Unos siglos despus San Agustn, que a veces quera provocar a su auditorio, deca: Se puede decir que no somos cristianos, que somos Cristo. Y ahora hace poco ms de 200 aos el Cura de Ars deca hablando de Cristo y nosotros: Somos dos trozos de cera fundidos en uno solo.

Permaneced en m, y yo en vosotros. ... el que permanece en m y yo en l, se da fruto abundante. Si permanecis en m. Palabras que nos iluminan dos realidades. La primera es este deseo de comunin que hay en Jess: quiere vivir en nosotros. Es bonito y evocador contemplar a Jess como deseoso de entrar y de estar en comunin con nosotros. Cuando vemos un sagrario lo primero que tendramos que pensar es: Jesucristo desea unirse a m. Somos lo que contemplamos Si queremos hacer experiencia del amor de Dios, un camino es contemplar a Jess deseoso de unirse a nosotros. Como a cristianos hemos de estar contentos por la claridad con la que habla Jess. Esta imagen que da de s mismo es tremendamente clara y nada ambigua.

l es la vid, nosotros los sarmientos, si estamos unidos a l recibimos su vida. Cmo nos unimos a l? Con la plegaria, con la meditacin de la Palabra de Dios, con trato con Mara, con la Eucarista, haciendo el bien, especialmente a los pobres y necesitados (en quien l se hace especialmente presente).

La segunda realidad que nos iluminan las palabras de Jess es el sentido de permanencia. Las palabras de Jess no apuntan a encuentros espordicos o intermitentes, apuntan a estar en l permanentemente de manera que toda nuestra vida (trabajo, ocio, vacaciones, gastos, relaciones humanas, etc.) est marcada por esta unin. Y qu quiere decir que recibimos su vida? Significa qu nos comunica su espritu, su principio vital, el Espritu Santo. Por tanto, de nosotros depende estar unidos por una pequea ramita por la cual a penas pasa nada , o por un tronquito fuerte y consistente que deja pasar grandes dosis de Espritu Santo. Este permanecer en l tan insistente (7 veces aparece la palabra permanecer) nos ha de llevar a examinar nuestra vida y ver si estamos y vivimos en l o si nuestra relacin an es un poco espordica. Importante examinarnos en este tema. Si estamos adecuadamente injertados, unidos a l, damos fruto, y un fruto abundante... si no estamos unidos a l no podemos hacer nada. Y el evangelio entonces s es una moral de esclavos . A los nios de catequesis les decimos muchas veces: Jess es tu amigo. Yo tambin se lo digo pero me da miedo: miedo porqu de un amigo se puede prescindir y no pasa nada, encontrars otro y ya est: y miedo porqu Jess es mucho ms que nuestro amigo: Jess es el Hijo de Dios que nos quiere hacer participar de su vida de Hijo, de su Espritu de Hijo y al recibir este Espritu tengamos vida y vida en abundancia. Acabo ya con un apunte breve, Jess podra haber hablado de que era un manzano, y nosotros las manzanas, pero esto nos hara pensar en una salvacin muy individual. Cuando Jess utiliza la imagen de los sarmientos nos ayuda a ver que la salvacin tiene una dimensin muy comunitaria, porqu nosotros formamos parte de un sarmiento. Por esto, es tan importante crecer en esta sensibilidad comunitaria, porqu nuestra salvacin tambin tiene una dimensin comunitaria muy importante ... Que esta Eucarista nos ayude a quedar ms estrechamente unidos a la vid, a Jesucristo, porqu sin l no podemos hacer nada y con l damos mucho fruto...