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     EL CONCEPTO DE LUCHA EN LA SOCIOLOGIA DE BOURDIEU

    THE CONCEPT OF STRUGGLE IN BOURDIEU’S SOCIOLOGY 

    Julieta María Capdevielle*

    María Laura Freyre**

    RESUMEN

    Es posible leer la obra de Bourdieu como una búsqueda por explicar y comprender losmecanismos a través de los cuáles se perpetúa el orden social desigual. Sin embargo, nose puede desconocer que la obra de Bourdieu nunca consideró incompatible la descripciónde tendencias reproductivistas con la investigación de tendencias contrarias. Así, esteartículo intenta aportar en el análisis de la distinción entre la lucha de clases en su formacompetitiva y la lucha de clases en sentido revolucionario para la transformación social.

     PALABRAS CLAVE: BOURDIEU * LUCHA * CLASES SOCIALES * PODER * VIOLENCIA SIMBÓLICA

     ABSTR ACT

     You can read the work of Bourdieu as a quest to explain and understand the mechanismsthrough which perpetuates the unequal social order. However, there is no denying thatthe work of Bourdieu never considered incompatible reproductivists description of theresearch trends of contrary tendencies. Thus, this article tries to contribute in the analysisof the distinction between the class struggle in a competitive and class struggle in a revo-lutionary sense for social transformation.

    KEYWORDS: BOURDIEU * STRUGGLE * SOCIAL CLASSES * POWER * SYMBOLIC VIOLENCE

    Rev. Ciencias Sociales 140: 111-124 / 2013 (II)ISSN: 0482-5276

     ARTÍCULOS

    *  Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFYH) “María Saleme de Burnichón” de laUniversidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina.

      [email protected]

    **  Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFYH) “María Saleme de Burnichón” de laUniversidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina.

      [email protected]

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    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 140: 111-124 / 2013 (II). (ISSN: 0482-5276)

    INTRODUCCIÓN

    En el estructuralismo genético1 de PierreBourdieu, el poder es presencia ineludible y este

    aparece como relación, como relación de fuer-zas, como enfrentamiento y lucha. Así, se definea la sociedad como un espacio diferenciado deposiciones, que no forma una totalidad únicaintegrada por funciones sistemáticas y unaúnica cultura común. Por el contrario, se reco-noce la diferencia, la desigualdad y la lucha porel control de los recursos individuales y sociales(Cragnolino, 2011: 5). El análisis hace foco en eltrazado de los movimientos, estrategias y apues-tas de los distintos agentes dentro del espacio

    social, al cual le confiere un carácter dinámico,una relación entre intereses confrontados queencuentran su síntesis y fuerza en el conceptode “lucha”. Dicho concepto enriquecido con laincorporación de las dimensiones culturales,simbólicas, morales, psicológicas y corporales.

    La lucha de clases se vuelve, desde laperspectiva de Bourdieu, cotidiana y se juegaen las escenas más triviales de la vida diaria.Pero, a su vez, la potencialidad del concepto delucha reside, desde nuestro punto de vista, en

    que este se alza como la bisagra sobre la cual seasienta la posibilidad o no de la transformacióndel orden social. En síntesis, el concepto delucha adquiere un lugar clave en la perspectiva

    1 “Por estructuralismo o estructuralista, quierodecir que existen en el mundo social, y no sola-mente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito,etc., estructuras objetivas, independientementede la conciencia y de la voluntad de los agentes,que son capaces de orientar o de coaccionar susprácticas o sus representaciones. Por constructi-

     vismo, quiero decir que hay una génesis social deuna parte de los esquemas de percepción, pensa-miento y acción que son constitutivos de lo quellamo habitus, y por otra parte estructuras, y enparticular de lo que llamo campos y grupos, espe-cialmente de lo que se llama generalmente clasessociales” (Bourdieu, 2007a: 127). Así, “basado enuna ontología social no cartesiana que rechaza ladivisión entre objeto y sujeto, intención y causa,materialidad y representación simbólica, Bourdieubusca superar la reducción de la sociología ya seaa una física objetivista de las estructuras mate-rial o a una fenomenología constructivista de las

    formas cognitivas, mediante un ‘estructuralismogenético’ capaz de incluir a ambas” (Bourdieu y Wacquant, 2008: 28).

    bourdieussiana; sin embargo, ha sido poco abor-dado por los cientistas sociales. Con el presenteartículo, se pretende aportar en dicho sentido,dando cuenta de las distintas modalidades y

    dimensiones que adquiere el mencionado con-cepto en la obra del sociólogo francés.

    Para este análisis, se ha indagado prin-cipalmente en sus obras  La Distinción  (2000);

     Sociología y Cultura   (1990);  ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüís-ticos  (2001); en las entrevistas compiladas enCosas dichas (2007e) y en  Respuestas para una

     antropología reflexiva  (Bourdieu y Wacquant,2008). En esos textos, creemos encontrar sus

    elaboraciones más importantes en torno a lasmodalidades y dimensiones que adquiere elconcepto de lucha en su teoría.

    1. LA SOCIEDAD COMO ESPACIO SOCIAL DEPOSICIONES

    Desde el marco de la perspectiva estruc-turalista que integra el modo de pensamientorelacional con la incorporación de la dimensiónhistórica, Pierre Bourdieu concibió al espacio

    social como un espacio que define acercamien-tos y distancias sociales; en él no se puedenignorar las diferencias objetivas fundamentales.

     Así, el espacio social se caracteriza por la exis-tencia de diferencias sociales, por el acento enla desigualdad ligada a la distribución de recur-sos eficientes (los capitales) y con ello, la cues-tión del poder como constitutivo de la sociedad(Cragnolino, 2011: 7).

    La característica distintiva del espaciosocial bourdieussiano2, tal como se analiza hasta

    el momento, es que en él los agentes luchan,según sus posiciones3, ya sea para cambiar o

    2 El espacio social bourdieussiano se diferencia delespacio geográfico, aunque ambos espacios se rela-cionan, ya que el espacio geográfico, trasluce lasdiferencias y distancias de las posiciones ocupadasen el espacio social. De este modo, la apropiacióndel espacio geográfico, depende del lugar ocupa-do en el espacio social. Para mayores referenciassobre este tema ver  Efectos de Lugar   (Bourdieu,2007d: 119-124).

    3 Posiciones que, desde esta perspectiva, son inde-pendientes de la voluntad y de la conciencia por-que están estructuralmente determinadas.

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    para preservar las fronteras o las formas dedicho espacio; en definitiva, las reglas de divi-sión y transformación de las posiciones delos agentes en el espacio social (Bourdieu y

     Wacquant, 2008: 42). Dicha lucha se asien-ta siempre en un “sistema” bidimensional derelaciones de poder: por un lado, relacionesobjetivas (lucha por determinados recursos) ypor otro, relaciones de significado entre grupos

     y clases (lucha por imponer una visión legítimasobre el mundo social). De este modo, si bienBourdieu, conjuntamente con Marx, veía en lasrelaciones sociales fuerzas objetivas, tambiénpuso en el centro de su interrogación sociológi-ca las relaciones de sentido, aspecto que tomóde la obra de Max Weber.

    Desde esta mirada, la sociología comociencia crítica, debe realizar una doble lecturade lo social, donde se aborde el “sistema” de rela-ciones de poder y las relaciones de significadoentre grupos y clases. Así, la primera aproxi-mación concibe a la sociedad en la manera deuna física social: como una estructura objetiva,constituida por la “distribución” de recursos“materiales” y medios de apropiación de bienes y

     valores socialmente escasos (especies de capital),captada desde afuera, cuyas articulaciones pue-den ser materialmente observadas y mesuradas,independientemente de las representaciones quese hagan aquellos que en ella viven. La fuerza deeste punto de vista objetivista o “estructuralista”reside en socavar la “ilusión de la transparenciadel mundo social” (Bourdieu y Wacquant, 2008:31). Desde este posicionamiento teórico, el sen-tido de las acciones en principio más personales

     y más “transparentes” no pertenece al sujeto que

    las lleva a cabo, sino al sistema total de relacio-nes en las cuales y por las cuales, se realizan. Esdecir, las relaciones sociales no pueden reducirsea relaciones entre subjetividades animadas deintenciones o “motivaciones”, porque ellas seestablecen entre condiciones y posiciones socia-les y tienen, al mismo tiempo, más realidad quelos sujetos que relacionan4  (Bourdieu, Chambo-redon y Passeron, 2008: 37).

    4 Esta forma de concebir la acción social es la que

    diferencia la perspectiva bourdieussiana de otrasposturas sociológicas como la Teoría de la ElecciónRacional y del Interaccionismo Simbólico.

    Sin duda, la sociedad tiene una estruc-tura objetiva, pero no es menos cierto quetambién se compone de modo decisivo de“representaciones y de voluntad” (Bourdieu y

     Wacquant, 2008: 32). De este modo, la segundalectura busca captar la forma de los sistemas de“clasificación”, esquemas mentales y corporalesque funcionan a manera de patrones “simbóli-cos” para la actividad de las prácticas, conduc-tas, pensamientos, sentimientos y juicios de losagentes sociales. Más cercano a un inconscientede clase que a una “conciencia de clase” en elsentido marxista, el sentido de la posición ocu-pada en el espacio social es el dominio práctico

    de la estructura social en su conjunto, que seofrece mediante el sentido de la posición ocupa-da en esa estructura (Bourdieu, 1990: 289) y eseste  sense of ones ś place o sentido de la posi-ción, parte importante y constituyente del habi-tus  de los agentes sociales. Las categorías depercepción del mundo social son, en lo esencial,el producto de la incorporación de las estructu-ras objetivas del espacio social. En consecuen-cia, inclinan a los agentes a tomar el mundotal cual es, a aceptarlo como natural más que a

    rebelarse contra él, a oponerle mundos posibles,diferentes y aún, antagonistas (Bourdieu, 1990:289). Es en este sentido, que las relaciones defuerza están también presentes en las concien-cias, bajo la forma de categorías de percepciónde esas relaciones. En esta instancia subjetivis-ta, es cuando la sociología busca dar cuenta delsentido que los agentes le otorgan a sus prác-ticas y al mundo social, lo que también formaparte de la realidad bajo estudio.

    Por lo tanto, la sociología debe evitar,

    desde esta mirada teórica, dos reduccionismos:el objetivista y el subjetivista. En otras palabras,la sociología debe “superar la oposición” entreuna “física social” que, armada con un usoobjetivista de la estadística, establecería unasdistribuciones (en el sentido estadístico y tam-bién en el económico) y una “semiología social”que se aplicaría a descifrar unas significaciones

     y a poner de manifiesto las operaciones cogni-tivas mediante las cuales los agentes las pro-

    ducen y las descifran (Bourdieu, 2000: 493). Esdecir, el mundo social para la teoría sociológicade Bourdieu, no solo se compone de estructuras

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    objetivas, sino también de representaciones,percepciones y visiones. Los sistemas simbóli-cos contribuyen a construir al mundo y dotarlode sentido para quienes viven en él. La luchaen el espacio social y en los distintos cam-pos5  posee esta doble dimensión: “simbólica”

     y “material”. Se retomará el análisis de estasdimensiones con mayor profundidad a lo largodel artículo.

    CLASES, LUCHA DE CLASES, LUCHA POR LASCLASIFICACIONES

    2. LA TEORÍA DE LAS CLASES SOCIALES BOUR-

    DIEUSSIANA

    Tal como se analizó, la definición delespacio social bourdieussiano se funda en unaconcepción agonística de lo social, sobre la quese asienta el concepto de “lucha”. A partir delos años 1960 y sobre todo después de su obra

     La distinción, Bourdieu elaboró una concep-ción mucho más compleja de las relaciones declases. Así, en la construcción de su teoría delas clases sociales, realiza una serie de ruptu-

    ras con la teoría marxista. En primer lugar, sedistancia de cierto marxismo por su tendenciaa privilegiar las sustancias en detrimento de las“relaciones”6. En el espacio social bourdieussia-no, las posiciones y las tomas de posiciones delos agentes se definen siempre relacionalmente.

    5 En términos analíticos, un campo puede ser defi-nido como una red o una configuración de rela-ciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones

    están objetivamente definidas, en su existencia y en las determinaciones que imponen sobre susocupantes, agentes o instituciones, por su situa-ción presente y potencial en la estructura de dis-tribución de especies de poder (o capital) cuyaposesión ordena el acceso a ventajas específicasque están en juego en el campo, así como porsu relación objetiva entre posiciones (domina-ción, subordinación, homología, etc.) (Bourdieu y Wacquant, 2008: 134-135).

    6 Para Bourdieu, la tendencia a privilegiar las sus-tancias en detrimento de las “relaciones” en lateoría marxista lleva a confundir la clase teórica o

    “clase en el papel”, construida científicamente, conuna clase real, un grupo efectivamente movilizado(Bourdieu, 1990: 281).

    En segundo lugar, esta teoría de las cla-ses critica la visión marxista del concepto decapital, al referirlo a lo estrictamente econó-mico como una forma de reduccionismo. En la

    sociología de Bourdieu, el control diferencialde recursos críticos —capitales— constitu-

     ye el principio de definición de posiciones eintereses antagónicos, desde donde se hacencomprensibles y explicables las prácticas. Estosrecursos desde esta perspectiva sociológica, nose reducen a lo económico, sino que son los queen cada sociedad y en diferentes momentos his-tóricos de la misma, se han constituidos comotales, por el hecho de reunir dos características

    fundamentales: ser escasos y al mismo tiempo, valiosos. En la medida en que un recurso escasosea objeto de interés por parte de diversos acto-res, el control diferenciado del mismo (por pro-piedad, posesión o administración) dará lugar aque algunos agentes sociales se encuentren enposición de imponer condiciones a quienes quie-ran acceder a él y esta situación implica la ins-talación de las relaciones básicas de dominaciónidentificadas por Marx desde la propiedad de losmedios de producción (Costa, 2006: 169-170).

    Por último, en la teoría de las clasessociales bourdieussiana, se encuentra la rup-tura con el objetivismo marxista que lleva aignorar las luchas simbólicas y su disputa porla representación misma del mundo social. Deesta manera, una clase social no solo poseepropiedades ligadas a relaciones objetivas quemantiene con las demás clases, sino tambiénposee propiedades ligadas a relaciones simbóli-cas. Se trata de distinciones significantes, quetienden a reduplicar simbólicamente las dife-

    rencias de clases en el plano objetivo. Los siste-mas de clasificación constituyen un asunto queestá en juego en las luchas que oponen a indi-

     viduos o grupos en las interacciones rutinariasde la vida diaria, así como también en las con-tiendas solitarias y colectivas que tienen lugaren los campos de la política y de la produccióncultural (Bourdieu y Wacquant, 2008: 39). Lasclases y otros colectivos sociales antagónicosestán continuamente comprometidos en una

    lucha por imponer la definición del mundo queresulta más congruente con sus intereses parti-culares ( Ibid., 2008: 39).

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    Con ello, Bourdieu propone la construc-ción de un “espacio social” como una estruc-tura de posiciones diferenciadas, en donde lasclases sociales no se definen por una propiedad

    ni por la suma de las propiedades (propiedadesde sexo, de edad, de origen social o étnico), sinopor la estructura de las relaciones entre todaslas propiedades pertinentes, que confiere supropio valor a cada una de ellas y a los efectosque esta ejerce sobre las prácticas.

    La configuración singular del sistema delos factores explicativos que hace faltaconstruir para explicar un estado de dis-tribución de una clase particular de bie-

    nes o de prácticas, es decir, de un balance,confeccionado en un momento dado deltiempo, de ‘la lucha de clases’ que tienecomo apuesta esa categoría particular debienes o de prácticas (caviar o pintura de

     vanguardia[...]) es la forma que toma, eneste campo, el capital objetivado (propieda-des) e incorporado ( habitus) que define enpropiedad la clase social y que constituyeel principio de producción de prácticas dis-tintivas, es decir, enclasadas y enclasantes;

    representa un estado del sistema de propie-dades que hacen de la clase un principio deexplicación y de clasificación universal, quedefine el rango ocupado en todos los cam-pos posibles (Bourdieu, 2000: 112-113).

    Siguiendo las palabras de Bourdieu, lasclases sociales son construidas como el con-

     junto de agentes que ocupan posiciones seme- jantes y que situados en condicionamientossemejantes y sometidos a condicionamientos

    semejantes, tienen todas las probabilidadesde tener disposiciones e intereses similares yde producir, por lo tanto, prácticas y tomas deposiciones semejantes (Bourdieu, 1990: 284).

    3. LAS DIMENSIONES DE LA LUCHA DE CLASES

    Tal como se comenzó a esbozar a lo largode este artículo, Bourdieu retoma los aportesde Marx y Weber para analizar el espacio socialcomo un espacio de lucha, como sistema de

    relaciones objetivas y simbólicas en el que lasposiciones y la toma de posiciones se definen rela-cionalmente. En este espacio —que incorpora

    la dimensión histórica y relacional— puedencomprenderse las estrategias individuales ocolectivas, espontáneas u organizadas, las cua-les tienen como punto de vista el conservar, el

    transformar o el transformar para conservar,las relaciones de fuerza que sustentan las dis-tancias sociales en el espacio y la desigualdadsocial (Bourdieu, 2000: 156). De este modo, lasluchas fijan un estado de la distribución de losdistintos capitales que determinan las ventajas

     y obligaciones de los agentes. El control dife-rencial de los distintos recursos otorga solo aalgunos, la capacidad de imponer condiciones aquienes quieran acceder a estos.

     Así, Bourdieu incorporó en el análisis

    de las relaciones de clase una multiplicidad dedimensiones —culturales, simbólicas, morales,psicológicas y corporales— y a su vez, reintrodu-

     jo a los individuos y a la vida cotidiana en los aná-lisis de clase. La lucha de clases se vuelve desdeesta perspectiva algo cotidiano y se desarrolla enlas escenas más triviales de la vida diaria.

    Una de los aspectos centrales de lasdisputas en la teoría bourdieussiana —y enruptura con la visión marxista de las clasessociales— lo constituye la dimensión simbóli-

    ca. Dimensión a la que se abocará con mayordetenimiento en el siguiente apartado.

    3.1.  LA LUCHA SIMBÓLICA COMO ACTO DE

    CONSTRUCCIÓN DEL MUNDO SOCIAL

    La lucha simbólica por la produccióndel sentido común o más precisamente, por la

     visión legítima del mundo social, constituye enla teoría de Bourdieu, parte central de la luchade clases. Así, la lucha implica, a su vez, relacio-

    nes de poder que adquieren una dimensión sim-bólica, en tanto que lo que se disputa en ellas esla representación misma del mundo social. Conello, Bourdieu recupera la autonomía relativa dela lógica de las representaciones simbólicas enrelación a los determinantes materiales7. Esas

    7 Basta con tener presente que los esquemas clasifi-cadores que se encuentran en la base de la relaciónpráctica que mantienen los agentes con su condi-ción y que la representación que pueden tener deellos, son a su vez, producto de esa condición, para

     ver los límites de la autonomía: la posición en lalucha de enclasamientos depende de la posición enla estructura de las clases (Bourdieu, 2000: 494).

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    representaciones, por medio de su propia efi-cacia, pueden ayudar a perpetuar o a subvertirdichas relaciones de poder.

    “De hecho, el trabajo de categorización,

    es decir, de explicitación y de clasificación, serealiza sin cesar, en todo momento de la vidadiaria” (Bourdieu, 1990: 290). Por lo cual, lalucha de clases no constituye solo el principiomismo de distribución de los bienes escasos,sino que también, en ella se juega el modolegítimo de percibirlos. De este modo, a travésde las luchas, los agentes disputan tanto elsentido del mundo social como su posición enese mundo, en definitiva, lo que está en juego

    es la identidad social de quienes participan enla disputa.Cabe aclarar que la representación

    del mundo social no es fija, sino por el con-trario, es producto de innumerables accio-nes de “construcción”, siempre ya hechas ysiempre por re- hacer (Bourdieu, 2007c: 171).En parte esto se debe a que los “objetos delmundo social” se pueden percibir y decir dediferentes maneras porque, como los objetosdel mundo natural, comportan siempre una

    parte de “indeterminación” y “evanescencia”que se debe a que aún las combinaciones másconstantes de propiedades (…) están someti-das a variaciones de orden temporal y a quesu propia significación, en la medida en queestá suspendida en el futuro, está en suspen-so, en espera y por lo tanto, relativamenteindeterminada (Bourdieu, 1990: 288). Estaparte de juego y de incertidumbre, es la que dafundamento a la pluralidad de las visiones delmundo, asimismo, está vinculada con la plura-

    lidad de puntos de vista, con todas las “luchassimbólicas” por la producción e imposiciónde la visión de mundo legítima y más precisa-mente, con todas las estrategias cognitivas de“llenado” que producen el sentido de los obje-tos del mundo social más allá de los atributosdirectamente visibles por la referencia al futuroo al pasado (Bourdieu, 1990: 288).

    Recodar que la percepción del mundosocial entraña un acto de construcción, no

    implica en modo alguno aceptar una teoríaintelectualista del conocimiento: lo esencial dela experiencia del mundo social y del trabajo de

    construcción que esta experiencia implica seopera en la práctica, sin alcanzar el nivel de larepresentación explícita ni de la expresión ver-bal8 (Bourdieu, 1990: 288-289).

    Para sostener este argumento, a modode ejemplo, se cita las palabras de Raymond

     Williams, quien recuerda que la percepción delpropio mundo natural no tiene nada de natural,en particular, gracias a la verdadera genealo-gía social de las categorías de percepción delmundo natural y también, porque ella es indi-sociable de una relación con el mundo social.El punto de vista sobre el mundo natural y a

     fortiori,  sobre el mundo social, dependen de laaltura social desde donde se tome (Bourdieu,2007c: 174).

    8 De este modo, en la teoría bourdieussia na, lasprácticas son el producto del aprendizaje del juegosocial; que le permite saber al agente lo que hayque hacer en una situación determinada —lo queen el deporte se llama el sentido del juego—, artede anticipar el desarrollo futuro del juego. Así, lanoción de estrategia en la teoría de Bourdieu cobrarelevancia, en tanto es el producto del sentido

    práctico como sentido del juego incorporado porlos agentes. Un juego social particular, histórica-mente definido, que se adquiere desde la infanciaal participar en las actividades sociales. El buen jugador, dice Bourdieu, es en cierto modo el juegohecho hombre, hacer en cada instante lo que hayque hacer, lo que demanda y exige el juego. Desdela noción de estrategia y habitus, Bourdieu criticala concepción de sujeto de la teoría de la acciónracional. Esta no reconoce nada salvo “respuestasracionales” a oportunidades potenciales o realida-des de un agente que es tan indeterminado comointercambiable. Para Pierre Bourdieu, la teoría de

    la acción racional peca al ignorar tanto los condi-cionamientos sociales como la historia individual ycolectiva de los agentes. Tomando distancia de estapostura, Bourdieu propone una teoría de la acción(con la noción de habitus) donde la mayor parte delas acciones humanas tienen como principio algoabsolutamente distinto de la intención, es decir,disposiciones adquiridas que hacen que la acciónpueda y tenga que ser interpretada como orientadahacia tal o cual fin, sin que pueda plantear porello, que como principio tenía el propósito cons-ciente de ese fin (Bourdieu, 1999b: 166). Es decir,el  habitus  en la teoría de Bourdieu no deja de ser

    pre-reflexivo, lo que hace que el agente social nose comporte como el sujeto calculador de la econo-mía racional.

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    En resumen: “la construcción social dela realidad social” se realiza en y por innumera-bles actos de construcción antagonistas que losagentes operan, en cada momento, en su luchas

    individuales o colectivas para imponer la repre-sentación del mundo social más favorable a susintereses; lucha ciertamente muy desigual, yaque los agentes tienen un dominio muy variablede los instrumentos de producción de la repre-sentación del mundo social (Bourdieu, 2007c:171). De este modo, la fuerza de que disponenlos agentes depende también (además del volu-men y estructura del capital9 que poseen), del“estado de la lucha con respecto a la definiciónde la apuesta de la lucha”. Se trata de una luchasimbólica por la definición de los instrumentos yde las apuestas legítimas, y por el porcentaje deconversión de las distintas especies de capital.

    9 No se puede dejar de mencionar la importancia del“capital simbólico”, como un recurso fundamentalen las luchas por la construcción social de la rea-lidad y por imponer la representación del mundosocial. El capital simbólico constituye uno de losinstrumentos que intervienen de modo central enla construcción de la representación del mundosocial y es uno de los recursos que se haya mas

    desigualmente distribuido. El capital simbólico—otro nombre de distinción— no es sino el capi-tal, de cualquier especie, cuando es percibido porun agente dotado de categorías de percepción queprovienen de la incorporación de la estructura de sudistribución, es decir, cuando es conocido y recono-cido como natural. Las distinciones, en su calidadde transfiguraciones simbólicas de las diferencia dehecho y más en general, los rangos, órdenes, gra-dos o todas las otras jerarquías simbólicas, son elproducto de la aplicación de esquemas de construc-ción que, como por ejemplo, los pares de adjetivosempleados para enunciar la mayoría de las valora-

    ciones sociales, son el producto de la incorporaciónde las estructuras a las que se aplican y el recono-cimiento de la legitimidad más absoluta no es sinola aprehensión como natural del mundo ordinarioque resulta de la coincidencia casi perfecta de lasestructuras objetivas con las estructuras incorpora-das (Bourdieu, 1990: 293). De ello se concluye, entreotras consecuencias, que el “capital simbólico” yque la autonomía real del campo de producciónsimbólica no impide que este siga dominado, en sufuncionamiento, por las fuerzas que rigen el camposocial, ni que las relaciones de fuerza objetivastiendan a reproducirse en las relaciones de fuerza

    simbólicas, en las visiones del mundo social quecontribuyen a asegurar la permanencia de las rela-ciones de fuerza (Bourdieu, 1990: 293).

     Aquella es una de las apuestas fundamentalesde las luchas (y por lo tanto, está expuesta acambios incesantes) entre las distintas fraccio-nes de clase, cuyos poderes y privilegios están

     vinculados a una u otra de esa s especies decapital (Gutiérrez, 2007a: 20-21).

    MODALIDADES DE LUCHA 

    4. LUCHA COMPETITIVA Y LUCHA POLÍTICA: CON-

    SERVACIÓN VS REVOLUCIÓN

    Se encuentra en la teoría bourdieussianaque las luchas sociales no están todas ni siem-pre en contradicción con el orden establecido.

     Así, es posible distinguir en su obra dos grandesmodalidades de lucha: la “lucha competitiva” yla “lucha revolucionaria”. La primera, la luchacompetitiva, se caracteriza en su funciona-miento por asegurar la reproducción del ordensocial y con ello, la reproducción de las relacio-nes de dominación/dependencia. De este modo,esta modalidad de lucha no amenaza necesariani automáticamente, la supervivencia del siste-ma. Así, la reproducción de la estructura socialpuede realizarse dentro y por medio de la luchacompetitiva que conduce a una simple trasla-ción de la estructura y con ello, a una traslación

     y perpetuación de las diferencias iniciales.

    Esta forma particular de lucha de claseque es la lucha competitiva es la quelos miembros de las clases dominadasse dejan imponer cuando aceptan lasapuestas que les proponen los dominan-tes, lucha integradora  y, a causa de su

     handicap  inicial,  reproductora, puestoque los que entran en esta especie decarrera-persecución en la que partennecesariamente derrotados, como testi-monia la constancia de las diferencias,reconocen implícitamente, por el solohecho de competir, la legitimidad de losfines perseguidos por aquellos a quienespersiguen (Bourdieu, 2000: 164-165).

    La lucha competitiva se caracteriza así, por

    ser una lucha individual y aislada, que condena alos agentes a actuar ante el efecto de las innume-rables reacciones de los grupos de agentes.

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    Un proceso semejante de desarrollohomotético se observa, según parece, siempreque las fuerzas y los esfuerzos de los gruposen competencia por una especie determinadade bienes o de titulaciones especiales tiendena equilibrarse como una carrera en la que, altérmino de una serie de adelantamientos yrecuperaciones, se mantienen las diferenciasiniciales, es decir, siempre que las tentativasde los grupos inicialmente más carentes porapropiarse los bienes y las titulaciones poseídoshasta entonces por grupos situados inmedia-tamente por encima de ellos en la jerarquíasocial, o inmediatamente delante de ellos en la

    carrera, resulta casi compensadas, en todos losniveles, por los esfuerzos que hacen los gruposmejor situados por mantener la singularidad yla distinción de sus bienes y de sus titulaciones(Bourdieu, 2000: 160).

    De este modo, lo que la lucha competiti- va eterniza no son condiciones diferentes, sinolas “diferencias de las condiciones” (Bourdieu,2000: 164). Este tipo de lucha tiene sustento enel ejercicio de lo que Bourdieu denominó como“violencia simbólica”10. Esta violencia se ejercecada vez que los dominados adhieren a los prin-cipios de legitimación de los dominantes.

    La violencia simbólica se sustenta en elpoder simbólico, como poder de consti-tuir lo dado por la enunciación, de hacer

     ver y de hacer creer, de confirmar o detransformar la visión del mundo y, de esemodo, la acción sobre el mundo, luego elmundo, que permite obtener el equiva-

    lente de lo que es obtenido por la fuerzafísica o económica, gracias al efecto espe-cífico de movilización, que no se ejerce sino es reconocido, es decir, desconocidocomo arbitrario (Bourdieu, 2006).

    10 Este concepto fue formulado explícitamente enun primer momento para el ámbito escolar en  La Reproducción  (Bourdieu y Passeron, 1998). Paraun recorrido histórico del concepto de violenciasimbólica en la obra de Pierre Bourdieu, remitirsea Gutiérrez. “Poder, hábitus y representaciones:

    recorrido por el concepto de violencia simbóli-ca en Pierre Bourdieu”.  Revista Complutense de Educación. 2004.

    La “lucha revolucionaria”, por otro lado,generaría una ruptura con el orden establecido.En esta, las clases dominadas se constituyencomo un poder antagonista capaz de definir sus

    propios objetivos. Esta ruptura herética con elorden establecido, así como con las disposicio-nes y representaciones que ese orden engendraentre los agentes modelados según sus estruc-turas, supone en sí misma una coincidenciaentre el discurso crítico y una crisis objetiva,capaz de romper la concordancia inmediataentre las estructuras incorporadas y las estruc-turas objetivas de las que esas disposiciones

     y representaciones son producto, e insistir enuna especie de époche práctico, de suspensióntemporal de la adhesión original al orden esta-blecido (Bourdieu, 2001: 97).

    La subversión herética, de este modo,explota la posibilidad de cambiar elmundo social cambiando la representa-ción de ese mundo que contribuye a surealidad o, más concretamente, oponien-do una pre-visión paradójica, utopía, pro-

     yecto o programa a la visión ordinaria,que aprehende el mundo social como unmundo natural: enunciado preformativo,la pre-visión política es, en sí misma, unapre-dicción que pretende el acaecimientode lo que enuncia (Bourdieu, 2001: 124).[De este modo], el discurso herético nosólo debe contribuir a romper la adhe-sión al mundo del sentido común pro-fesando públicamente la ruptura con elorden ordinario, sino que debe tambiénproducir un nuevo sentido común e inte-

    grar en él, investidos con la legitimidadque confiere la manifestación pública y elreconocimiento colectivo, las prácticas yexperiencias hasta ese momento tácitas orechazadas por todo un grupo (Bourdieu,2001: 97-98).

    Es decir, Bourdieu distingue dos grandesmodalidades de lucha: la revolucionaria, quepretende derrocar el orden establecido y en laque, las clases dominadas constituyen un poder

    antagonista capaz de definir sus propios obje-tivos y por el contrario, la lucha competitiva,una especie de carrera en la cual los dominados

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    se esfuerzan por apropiarse de las propiedadesde los dominantes (Bourdieu, 2001: 103). Pero,cabe aclarar, que si bien conceptualmente Bou-rdieu establece esta distinción entre las moda-

    lidades que adquiere la lucha, se puede decirque la fuerza y el propósito principal de su obrafue dar cuenta empíricamente de los distintosmodos en que se lleva a cabo la reproduccióndel orden social11. Así, en palabras de Bourdieu:“una de las preguntas más fundamentales apropósito del mundo social es la de saber porqué y cómo ese mundo perdura, persevera en elser, cómo se perpetúa el orden social, es decir,el conjunto de las relaciones de orden que loconstituyen” (Bourdieu, 2007b: 31). Así, ligacon ello a la sociología, la función de sacar a laluz las formas de dominación/dependencia quereproducen la vida social.

    Para el sociólogo francés:

    … el orden social, en lo esencial, producesu propia sociodicea. De modo que bastacon dejar que actúen los mecanismosobjetivos, o que actúen en nosotros, paraotorgar al orden establecido, sin siquierasaberlo, su ratificación. Y quienes salenen defensa del orden simbólico amenaza-do por la crisis o la crítica, pueden limi-tarse a invocar las evidencias del sentidocomún, es decir, la visión de sí mismoque, salvo que ocurra una incidenciaextraordinaria, el mundo social lograimponer. Podría decirse, haciendo unchiste fácil, que si el orden establecidoestá tan bien definido, es porque bastacon un tonto para defenderlo (Bourdieu,

    1999a: 239).

    11 Sin embargo, analizar el orden social de ningúnmodo implica identificar a Bourdieu con los auto-res y perspectivas teóricas que, desde E. Durkheim y pasando por los funcionalismos (y par ticular-mente por el estructural-funcionalismo), buscanfundamentar el orden. En el marco de análisiscríticos de la sociedad y sus relaciones, las pre-guntas acerca del orden, adquieren un sentidomuy diferente. Para profundizar sobre este punto

    de la teoría de Bourdieu ver: Capdevielle, Julieta.“Dos teorías explicativas del orden social”.  RevistaQuestion 21. 2009.

    Para Wacquant, es así como:

    la obra de Bourdieu puede leerse en sutotalidad acertadamente como una bús-

    queda para explicar la especificidad y lapotencia del poder simbólico, es decir, lacapacidad que tienen los sistemas de sen-tido y significación para proteger y, porlo tanto, para reforzar, las relaciones deopresión y de explotación ocultándolasbajo el manto de la naturaleza, la bene-

     volencia y la meritocracia (Wacquant2005: 160 en Capdevielle, 2012).

    Siguiendo este propósito, Bourdieu se

    ocupó de desentrañar a través de investiga-ciones empíricas las distintas modalidadesque ha adquirido la lucha competitiva en lasociedad francesa.

    En el próximo apartado, se centrará en unade las modalidades clave que adquiere la lucha declases competitiva en la teoría bourdieussiana: lasEstrategias de Reproducción Social. Este concep-to se vuelve fundamental para entender como losagentes, especialmente, las familias o unidadesdomésticas12 luchan para mantener o mejorar su

    posición dentro del espacio social.

    4.1.  ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN SOCIAL: UNA MODALIDAD DE LA LUCHA COMPETITIVA

     A través del concepto de Estrategias deReproducción Social13, es posible entenderlas prácticas que las familias ponen en mar-cha para reproducirse socialmente, asi comosu correlato y efecto en la dinámica de lasclases sociales. Desde la perspectiva teórica

    12 La unidad familia r o doméstica es un “grupode personas que interactúan en forma cotidiana,regular y permanente, a fin de asegurar manco-munadamente el logro de los siguientes objetivos:su reproducción biológica, la preservación de su vida, el cumplimiento de todas aquellas prácticas,económicas y no económicas, indispensables parala optimización de sus condiciones materiales y nomateriales de existencia” (Gutiérrez, 2005: 45).

    13 Para un listado exhaustivo de las distintas estra-tegias, ver Bourdieu, Pierre (1993). “Estrategias

    de reproducción y modos de dominación”. Campodel poder y reproducción social . Córdoba. FerreyraEditor, 2007b: 31-49.

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    de Pierre Bourdieu, las Estrategias de Repro-ducción Social se definen como:

    … el conjunto de prácticas fenomenal-

    mente muy diferentes, por medio de lascuales los individuos y las familias tien-den, de manera consciente o inconsciente,a conservar o a aumentar su patrimonio, ycorrelativamente a mantener o mejorar suposición en la estructura de las relacionesde clase (Bourdieu, 2000: 122).

     Así, con este concepto, Bourdieu buscóintegrar todas las prácticas que en situaciones

     y contextos muy diferentes, agentes diferentesponen en marcha y a través de las cuales serealiza la preservación de la unidad domésticacon el objetivo de reproducir su posición en elespacio social.

    El origen del concepto de “estrategia” sesitúa alrededor de los comienzos de la década de1960, a propósito de sus análisis sobre la sociedadKabil y en el Béarn francés, ligados a la lógica delos intercambios matrimoniales y a las prácticassucesorias: es allí cuando Bourdieu inicia su

    ruptura más profunda con el estructuralismocuando pasa “de las reglas a las estrategias”14.Haciendo de esta última noción un conceptoclave en su teoría de la acción, identificando ala misma con la noción de práctica y rescatandoal agente social que produce las prácticas comoresultado de las condiciones objetivas e incorpo-radas. El concepto de Estrategias de Reproduc-ción Social es retomado luego como un aspectocentral en el análisis de su obra fundamental: La

     Distinción (Gutiérrez, 2007a: 22-23).

    La vinculación del concepto de Estrategiasde Reproducción Social como una modalidad dela lucha competitiva, al abordar la dinámica de lasclases y los mecanismos de perpetuación del ordensocial, nos provee de algunas ventajas analíticas enrelación a otros conceptos15. En primer lugar, esteconcepto muestra claramente:

    14 Para analizar este tema con mayor detenimiento, ver Bourdieu, Pierre. “De las reglas a las estrate-gias”. Cosas Dichas. 2007e: 67-82.

    15 Para un análisis de este concepto y sus diferenciascon otras tradiciones teóricas: Gutiérrez, Alicia B.,2005.

    … la concepción relacional de lo social,herencia estructuralista, que esta pers-pectiva teórica pone en juego. Así, las dife-rentes estrategias de reproducción social

    se explican sólo relacionalmente, en undoble sentido: en el contexto del sistemaque constituyen (en una familia o en ungrupo de familias pertenecientes a unaclase o fracción de clase) y en el marcomás amplio del espacio social global,donde las prácticas que forman parte deese sistema se relacionan con las prácticasque son constitutivas de los otros, articu-lando de esa manera modos de reproduc-ción diferenciales (Gutiérrez, 2007b: 20).

    Por otro lado, hablar de “estrategias”implica otorgarle a la conducta de los actoresuna “autonomía relativa” respecto a la influen-cia de los factores macro sociales, razón por lacual estos actúan como “condicionantes” y nocomo “determinantes” (Gutiérrez, 2005: 46).Se sostiene así, la hipótesis de que existe una“lógica” en la configuración de los compor-tamientos familiares, que son susceptibles de

     variar de acuerdo a los parámetros impuestospor la pertenencia de clase (Gutiérrez, 2005:47).Las Estrategias de Reproducción varían, de estemodo, según la composición del patrimonioque se trata de transmitir, es decir, el volumen

     y el peso relativo de las diferentes especies decapital y por otra parte, el estado de los meca-nismos de reproducción (Bourdieu, 2007b: 38).

    El sistema de las estrategias de reproduc-ción de una unidad doméstica dependede los beneficios diferenciales que puedeesperar de las diferentes inversiones, enfunción de los poderes efectivos sobrelos diferentes mecanismos institucio-nalizados (mercado económico, merca-do escolar, mercado matrimonial) quele aseguran el volumen y la estructu-ra de su capital (Gutiérrez, 2007: 20).[Especialmente], a través de la estructurade las posibilidades diferenciales de bene-ficio que son ofrecidas a sus inversio-

    nes por los diferentes mercados sociales,se imponen sistemas de preferencias (ode intereses) diferentes y propensiones

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    totalmente diferentes a invertir en losdiferentes instrumentos de reproducción(Bourdieu, 2007b: 39).

     A su vez, el uso del concepto de Estrate-gias de Reproducción implica tener en cuentala “historicidad” del espacio social, de los distin-tos campos, pero también de los agentes y susprácticas. Así, las Estrategias de ReproducciónSocial constituyen un proceso que se desarrollaa lo largo del ciclo vital familiar; las decisionespasadas influyen en las presentes y anticipan lasfuturas. Las decisiones relativas a cada una delas dimensiones conductuales de las estrategiasfamiliares de vida están mutuamente interrela-cionadas y por lo tanto, es necesario evitar crear“compartimentos estancos” (Gutiérrez, 2005: 47).

    Por otra parte, resulta importante des-tacar que las Estrategias de Reproducción, “notienen una intención consciente y racional”,sino que las disposiciones del  habitus  tiendenespontáneamente, a reproducir las condicionesde su producción. Debido al hecho de que estasdependen de las condiciones sociales de las queel habitus es producto, es decir, en las socieda-

    des diferenciadas, del volumen y estructura delcapital poseído por la familia (y de su evoluciónen el tiempo), las estrategias de las familiastienden a perpetuar su identidad, manteniendodistancias, relaciones de orden y contribuyendoasí, en la reproducción de todo el sistema de lasdiferencias constitutivas del orden social (Bour-dieu, 2007b: 37).

    Por último, es importante mencionarque esta categoría incorpora la “dimensiónsimbólica”. De hecho, la definición del modo de

    reproducción legítimo es una apuesta ( enjuex)de luchas, especialmente en el seno del campodel poder económico (Bourdieu, 2007b: 47).

    El concepto de Estrategias de Reproduc-ción, con su foco en las unidades domésticas16,avanza hacia la articulación de las conductasindividuales y las condiciones estructurales.

     A continuación, se expondrán algunosejemplos tomados de La distinción (2000), conel fin de ilustrar la puesta en marcha de las

    16 Es claro que el “sujeto” de las Estrategias de Re-producción Social es, al menos en primer lugar, la“familia”, considerada como “unidad doméstica”.

    Estrategias de Reproducción Social por partede las familias, como una modalidad de la luchacompetitiva. En relación al ámbito educativo,Bourdieu muestra cómo la competencia entre

    los grupos que luchan por mantener su posicióndentro del espacio social, se organiza cada vezmás en función de las titulaciones académicas.

    La entrada en la carrera y en la com-petencia por la titulación académica defracciones que hasta entonces han uti-lizado poco la escuela, ha tenido comoefecto obligar a las fracciones de clasecuya reproducción estaba asegurada

    principalmente por la escuela, a inten-sificar sus inversiones para mantener laestructura de las clases, llegando a serasí la titulación académica y el sistemaescolar que la otorga una de las apuestasprivilegiadas de una competencia entrelas clases que engendra un aumentogeneral y continuo de la demanda deeducación, y una inflación de las titula-ciones académicas (Bourdieu, 2000: 130).

    Frente a la permanente devaluaciónde las titulaciones, son múltiples las estrate-gias que los individuos y las familias empleanpara salvaguardar o mejorar su posición enel espacio social. Algunas de estas estrate-gias consisten en reconvertir sus especies decapital, hacer uso de su capital social17  paramaximizar el rendimiento de las titulacionesobtenidas, intensificar sus inversiones en elcampo educativo, así también, instituir límitesde ingreso más selectivos, lo que constituye

    un  numerus clausus,   una especie de “pro-teccionismo consciente”, que reclama a lasinstituciones que hagan al descubierto (con

    17 El capital social es definido como un “conjunto derecursos actuales o potenciales que están ligados ala posesión de una red duradera de relaciones máso menos institucionalizadas de interconocimiento y de inter-reconocimiento; o, en otros términos, a la pertenencia a un grupo,  como conjunto deagentes que no están solamente dotados de pro-piedades comunes (susceptibles de ser percibidas

    por el observador, por los otros o por ellos mismos)sino que están también unidos por lazos perma-nentes y útiles” (Bourdieu, 1980: 2).

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    límites netos y rígidos) lo que de manera invi-sible hacían unos mecanismos (de selección ysegregación) que presentaban toda la aparienciade la necesidad natural (Bourdieu, 2000: 161).

    La lucha por la apropiación de los bieneseconómicos o culturales —parte constitutivade las estrategias de reproducción social— esinseparable de su dimensión simbólica. De estemodo, los bienes constituyen signos distintivosenclasantes y con ello, dadores de identidad.La cultura es una apuesta que, como todas lasapuestas sociales, supone e impone a la vezque se entre en el juego y que se tome gusto al

     juego; asimismo, el interés por la cultura, sin elque no existe carrera, concurso, competencia,se produce por las mismas carreras y compe-tencia que produce (Bourdieu, 2000: 247).

    En síntesis, las luchas sociales —en sumodalidad competitiva— son siempre luchaspor la apropiación de bienes, pero también porla imposición de las maneras de ver el mundosocial; son luchas de clasificación y a la vez,luchas de definición de clases. Develando losmecanismos de esta doble lucha, la cienciasocial da los medios para contribuir a la pro-

    ducción de las transformaciones de la sociedad(Martínez, 2007: 236).

    CONCLUSIONES: ¿LUCHA Y CAMBIO SOCIAL?

    “Así, paradójicamente, la sociología libera alliberar de la ilusión de la libertad, o, más

     exactamente, de la creencia mal ubicada enlas libertades ilusorias. La libertad no es algo dado, sino una conquista, y colectiva” (Bourdieu, 2007a).

    Tal como se ha analizado a lo largo deeste artículo, desde la perspectiva bourdieussia-na, las luchas sociales no están todas ni siem-pre en contradicción con la perpetuación delorden establecido. Más allá de las antítesis, lapermanencia puede estar asegurada por el cam-bio y la estructura perpetuada por el movimien-to (Bourdieu, 2000). Muchos trabajos sobrela obra de Pierre Bourdieu destacan el aporterealizado por este autor a la comprensión yexplicación de los mecanismos, a través de los

    cuales se realiza la reproducción de la desigual-dad social, gracias a su explicitación en diversasinvestigaciones empíricas. Sin embargo, se ha

    querido aportar haciendo hincapié en el análisisde las dos formas que supone la lucha de clasesdesde la mirada analítica bourdieussiana: lalucha competitiva y la lucha revolucionaria.

    Para ello, a partir de la indagación enalgunas de sus investigaciones empíricas ycentrándose en el concepto de Estrategias deReproducción Social, se han presentado algu-nos ejemplos acerca de los diversos planosen los que se despliega la lucha competitiva.Particularmente, la competencia por la acu-mulación y apropiación de títulos escolares,así como las prácticas de distinción en elcampo cultural.

     Asimismo, el concepto de lucha com-petitiva resulta particularmente iluminador,puesto que, por un lado permite comprenderel modo en que se desarrolla la lucha de clasesen los múltiples planos que abarcan el conjuntode las prácticas sociales de la vida cotidiana ypor otro, al hacer hincapié en este mecanismosocial, comprender al conflicto como un ele-mento inherente y constitutivo de lo social.

    Por otra parte, se ha pretendido destacarel peso que Bourdieu le otorga a la dimensión

    simbólica en el concepto de lucha de clases. Así, es necesario recordar que, si de la obrade Marx, Bourdieu ha tomado que la realidadsocial es un conjunto de “relaciones de fuerzaentre clases históricamente en lucha unas conotras”, por otro lado de la obra de Weber, hatomado que la realidad social es también unconjunto de “relaciones de sentido” y que todadominación social, a menos de recurrir pura

     y continuamente a la violencia armada, debeser reconocida y aceptada como legítima, es

    decir, tomar un sentido, preferentemente posi-tivo, de manera que los dominados adhieranal principio de su propia dominación y se sien-tan solidarios de los dominantes en un mismoconsenso sobre el orden establecido (Gutiérrez,2004: 292). Este mecanismo social está implica-do en el concepto de violencia simbólica.

    Sin embargo, a diferencia de Marx, paraBourdieu la lucha de clases es una lucha que,por medio de su propia eficacia y según la

    modalidad de la misma, puede ayudar a perpe-tuar o modificar el orden social. Lucha compe-titiva o revolucionaria respectivamente.

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    Se ha argumentado también, que lalucha por las clasificaciones forma parte de lalucha de clases. La representación del mundosocial no es un dato o lo que viene a ser lo

    mismo, un registro, un reflejo; por el contra-rio, es un acto de construcción desigualmentedistribuido en las diferentes posiciones del espa-cio social. Así, resulta necesario reconstruir lagénesis social de los conceptos, clasificaciones ycategorías de percepción como productos histó-ricos de luchas históricas que la amnesia de lagénesis eterniza y reífica.

    Teniendo en cuenta lo anterior, Bourdieuplantea que la sociología, como disciplina que

    intenta comprender y explicar el mundo social,adquiere un papel importante en las disputas declase. Para este autor, resulta fundamental unejercicio crítico de la sociología que reconstru-

     ya las condiciones sociales de producción de lascategorías sociales de percepción y de represen-tación del mundo natural o social. Es precisa-mente gracias a esta naturaleza simbólica de lalucha por la construcción legítima del mundo,que la sociología se constituye como una cien-cia política, disciplina central en el campo de

    las luchas simbólicas por la transformación dela sociedad.

    Sin embargo, “en la lucha por la impo-sición de la visión legítima, en que la propiaciencia está inevitablemente empeñada, losagentes detentan un poder proporcional a sucapital simbólico, es decir, al reconocimientoque reciben de un grupo” (Bourdieu, 2001: 66).

     Así, la violencia simbólica implícita en todoorden simbólico se relaciona con el poder denominación desigualmente distribuido entre los

    diferentes grupos sociales, a partir de la disposi-ción y apropiación de un volumen diferencial decapital simbólico. Por este motivo, dominadashasta en la producción de su imagen del mundosocial y en consecuencia de su identidad social,las clases dominadas no hablan, sino que sonhabladas (Bourdieu, 2007c: 175), mientras quelos dominantes imponen las normas de su pro-pia objetivación, reduciendo su verdad objetivaa su intención subjetiva.

    Quienes ocupan las posiciones domina-das en el espacio social, también están situa-dos en posiciones dominadas en el campo

    de la producción simbólica y no poseen losinstrumentos de producción necesarios paraexpresar su propio punto de vista acerca de losocial. De este modo, en la lucha simbólica por

    la producción de un sentido común antagónicoa los intereses de los dominantes, en la lucharevolucionaria para la transformación social,las armas están desigualmente distribuidas.

    El mundo social es producto de lo quehacen los agentes a cada momento, pero solopueden deshacerlo o rehacerlo sobre la base deun conocimiento realista de lo que este mundoes y de lo que ellos pueden hacer en funciónde la posición que en este ocupan (Bourdieu,1990: 298). Así, el intelectual o sociólogo, comoportador de capital simbólico, susceptible deser utilizado en el campo de la acción política,utilizando las armas que posee y domina, a tra-

     vés del develamiento de las relaciones de domi-nación, está en condiciones de ofrecer a losdominados, sobre la base de una homología deposición, los instrumentos de ruptura con lasrepresentaciones que se engendran en la com-plicidad inmediata de las estructuras sociales

     y mentales que tienden a asegurar la reproduc-ción continuada del orden.

     A los ojos de Bourdieu, el trabajo socioló-gico es desnaturalizar y desfatalizar el mundosocial, esto es, destruir los mitos que ocultan elejercicio del poder y la perpetuación de la domi-nación. De este modo, la sociología de Bourdieutambién puede leerse como una política en elsentido que él da al término, un intento portransformar los principios de la visión, median-te los cuales se construye (y por lo tanto, sepuede formar racional y humanamente) la

    sociología, la sociedad y en última instancia, anosotros mismos.

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     Fecha de ingreso: 01/08/2012 Fecha de aprobación: 07/11/2012