07-Libro Angel Rama

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ÁNGEL RAMA EXPLORADOR DE LA CULTURA

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  • N G E L R A M AExplorador dE la Cultura

  • N G E L R A M AExpLoRAdoR dE LA CuLtuRA

  • La aventura intelectual de ngel Rama

    Le he pedido prestado este ttulo al propio Rama, cuyo primer ensayo publicado en libro en 1951, fue La aventura intelectual de Figari. En l analizaba la vigorosa personalidad del pintor uruguayo y sobre todo una trayectoria que para l es una decidida aventura de la inteligencia.Esas mismas definiciones enfocan la intensa vida del crtico uruguayo, su pensamiento, iluminador de figuras y contradicciones, su obra, compleja, sutil, abarcadora de una literatura que sobre todo am antes de analizarla.La figura de ngel Rama brilla en solitario en la conciencia de muchos estudiosos de la literatura latinoamericana, incluso es reconocido y admirado por miles de estudiantes que encuentran en sus libros una gua o un frontn donde profundizar su pensamiento. Y el testimonio de muchos, colegas o alumnos, acerca de su personalidad restallante, de su pasin por su tiempo, va ms all de la ancdota.El Centro Cultural de Espaa ha decidido presentar una exposicin documental que intenta acercar al pblico ms amplio la personalidad de este ensayista lcido, un crtico literario sensible y erudito, un docente entregado, un protagonista de su poca que ha logrado trascenderla. Su dedicacin a las literaturas latinoamericanas le debe mucho a su entusiasmo por la lengua, que utilizaba con brillantez y exactitud, pero sobre todo se nutre de respeto, curiosidad y hondo aprecio por los seres humanos que han poblado su Amrica Latina y la expresan. Nos parece tan importante esta muestra que hemos querido superar cualquier dificultad para ofrecerla a los compatriotas de Rama, para que sientan orgullo de serlo, para que las nuevas generaciones aprendan a conocerlo, pues l, con su obra, los ayudar a ser mejores.Quiero agradecer la sensibilidad de las autoridades del Ministerio de Educacin y Cultura que han declarado esta muestra de Inters Ministerial, y en especial la generosidad de Amparo Rama, propietaria del Archivo de ngel Rama, del que proceden la casi totalidad de los documentos aqu expuestos.

    HoRtENSIA CAMpANELLADIRECTORA

    EMBAJADA DE ESPAA EN URUGUAYCentro Cultural de Espaa en Montevideo

    Hortensia CampanellaDIRECTORA

    Enrique MrakDIRECTOR DEl REA DE ACTIvIDADES ACADMICAS

  • NGEL RAMA, ExpLoRAdoR dE LA CuLtuRAExposicin realizada en 2010, organizada por el Centro Cultural de Espaa.Declarada de inters ministerial por el Ministerio de Educacin y Cultura.

    Embajada de Espaa en UruguayCentro Cultural de Espaa en Montevideo

    DIRECTORA

    Hortensia Campanella

    DIRECTOR DEl REA DE ACTIvIDADES ACADMICAS

    Enrique Mrak

    GESTIN CUlTURAl

    victoria Estol, Silvia Carrasco

    DISEO DE PUBlICACIN

    Alejandro Schmidt

    CORRECCIN

    Rosanna Peveroni

    CURADURA Y TExTOS

    Rosario Peyrou

    DISEO DE MONTAJE

    Claudia Schiaffino

    DISEO GRfICO Y AUDIOvISUAl DE lA ExPOSICIN

    Alejandra larregui, Gustavo Bentura

    COlABORADORES

    lil Cetraro, Katherina Dolinsky, Marcelo Barindelli

    Agradecemos a Jorge Ruffinelli, fermn Hontou, Juan fl, Hugo verani, Jos Manuel Quijano, Ana Ins larre Borges, Alicia Migdal, Carlos Maggi, al Museo de la Palabra SODRE y muy especialmente a Amparo Rama sin cuya generosidad esta exposicin no hubiera sido posible.

    NdICE

    9. pRLoGo 39. CRoNoLoGA

    53. LA MIRAdA dE LoS otRoS

    67. ESCRIBIR AL CRtICo

    93. MuEStRAS dE SoLIdARIdAd

    99. CARtAS dE NGEL

    111. BIBLIoGRAFA

  • 1.Prlogo

    La noticia de la muerte de ngel Rama, ocurrida en un accidente areo en las cercanas de Madrid, se supo en Montevideo en medio del acto del 27 de noviembre de 1983 y puso una cuota de amargura en esa hora de esperanza. Era la primera vez que el conjunto de las fuerzas polticas sala a la calle a manifestar su repudio a la dictadura que llevaba ya diez aos en el poder. unos meses antes el plenario Intersindical de trabajadores haba realizado una multitudinaria conmemoracin del 1 de mayo y se respiraba una apertura incipiente. una era pareca llegar a su fin. pero para quienes lo conocan, la muerte de Rama vena a sembrar una duda insidiosa y adquira en ese momento un poder simblico: recordaba que el tiempo haba pasado, que buena parte del exilio ya no volvera y que un cierto pas tal vez se haba perdido para siempre. El uruguay que iba a emerger de las ruinas de la dictadura dos aos despus ya no sera el mismo en que se haban formado las generaciones de adul-tos que llenaban esa tarde soleada el parque de los Aliados.

    otros acontecimientos vendran a alejar todava ms el pas de Rama. Esta exposi-cin se realiza cuando ya se ha cumplido un cuarto de siglo de su muerte, un cuarto de si-glo lleno de transformaciones no solo en el mbito nacional sino en el mundo: la cada del llamado socialismo real, el fin de la guerra fra, el inicio de la globalizacin y la sociedad de la informacin, y una serie vertiginosa de innovaciones tecnolgicas que cambiaron ra-dicalmente la vida cotidiana. Aunque en trminos de la larga duracin este es un lapso brevsimo, mirada desde nuestra perspectiva de hombres y mujeres del todava incipiente siglo xxI, la etapa que ocupa la vida de ngel Rama se nos aparece como un tramo clave pero lejano del que Eric Hobsbawm llam el siglo corto. Los paradigmas y los contextos han variado, y estos cambios se reflejan en el lenguaje, en las palabras a veces heridas de muerte, en ciertos discursos que se disolvieron junto con lo que nombraban. pero conviene distinguir, como sucede en cualquier tiempo y lugar, en medio del cmulo de discursos con fecha de vencimiento, las voces que consiguieron sobrevivir al tiempo. Y recordar que por algo uruguay tiene una relacin peculiar con su pasado: una vaga conciencia de que all en lo que Carlos Real de Aza llam el pas de las cercanas se esconde una cifra del futuro que se mereca y que sigue siendo una asignatura pendiente. Jos pedro Barrn lo dijo en su ltima aparicin pblica de un modo inmejorable: la historia se mueve por lo que pudo ser y no fue. Ignorar los sueos del pasado es perder calidad de futuro. por eso resulta incitante detenerse en trayectorias como la de ngel Rama, autor de una obra clave en trminos lati-noamericanos (y afortunadamente vigente en los mbitos especializados del continente), a la que, sin embargo, el uruguay todava no ha dispensado la atencin que se merece. una obra tanto terica como prctica, basada en la fuerte conviccin del papel central de la cul-tura en todo proceso de transformacin social.

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    Hecho aqu

    Nacido en 1926 en una familia de inmigrantes gallegos, ngel Rama fue el resultado de aquel uruguay esperanzado y emprendedor que haba fundado el primer batllismo. En un artculo escrito en el exilio, en 1979, escribi:

    El uruguay me hizo, yo soy su producto, para bien y para mal; yo soy hijo de su his-toria y de su probada vocacin de libertad y de justicia, yo he sido modelado por su inteligente educacin y he sido impregnado de su sentimiento democrtico de igual-dad, he sido formado en el trabajo y en la exigencia con la conviccin de servir a una comunidad altiva y laboriosa, he credo en su aspiracin a un estado de derecho y por ser fiel a este mandato que atraviesa su historia, he tratado de ampliar el reino de la justicia, del mutuo y mejor conocimiento, de la felicidad comn, con los recursos a mi alcance.1

    La afirmacin puede haberse teido de la situacin emotiva del exilio, pero no cabe duda de que Rama se senta profundamente arraigado a sus circunstancias y, sin descuidar la proyeccin de futuro lo que llam la visin utpica, sinti que trabajaba para sus contemporneos. As lo escribi en el prlogo a La novela en Amrica Latina:

    Leyendo a Sartre en la juventud aprend que resultaba vano aspirar a estar por fue-ra, soar con una visin como la que harn los hombres del 2000. de ella estaremos fatalmente ajenos como de otras muchas pocas: mejor cultivar el jardn que nos ha-ba tocado en suerte, con la mayor lucidez posible, y tratar de no engaarnos. por lo tanto, no haba otro modo de leer la literatura que sobre el marco histrico de nues-tras vidas, el cual, fuera de toda restriccin partidista o doctrinaria, me acostumbr a designar como el de la cultura que construye un pueblo en las circunstancias que le han tocado. Esto, en otro momento, lo hubiera teorizado: ahora puedo limitarme a decir que nac en un barrio popular, de padres espaoles inmigrantes, que en l y en la escuela pblica cercana me eduqu, dentro de una sociedad abierta y aluvional que haba cifrado en la democracia sus esperanzas, su felicidad y su realizacin.2

    Cultivar el jardn que nos haba tocado en suerte signific para el primer ngel Rama y para buena parte de su generacin una empresa de demolicin/construccin y un proyecto de futuro. Jvenes, iconoclastas, atentos a las novedades que venan de afuera, los del 45 se plantearon revisar la breve tradicin literaria nacional para separar la paja del trigo, cons-truirse un canon que les permitiera sentirse herederos de algo ms que un gaucho, tres gauchos, treinta y tres gauchos como dijera onetti disfrazado de periquito el Aguador y transformar con sus obras una cultura uruguaya que sentan anacrnica y desvitalizada.

    1. otra vez la utopa, en el invierno de nuestro desconsuelo, Mxico: Cuadernos de Marcha, mayo-junio de 1979.

    2. prlogo a La novela en Amrica Latina. panoramas 1920-1980, Bogot, 1982.

    para eso, para hacerse un lugar, fueron atrevidos, hipercrticos, arrolladores, a veces impia-dosos. Fundaron teatros y cineclubes, sacaron revistas e inventaron editoriales, iniciaron el moderno periodismo cultural y ocuparon los principales lugares en la prensa, desalojando a las generaciones precedentes con la insolencia de la juventud y sin esperar ni pedir nada al Estado. pero en ese contexto podra decirse que Rama con una formidable energa que era el rasgo ms visible de su carcter puso el acento en la construccin, y fue, a la vez que un terico cultural un hombre de accin, como dijo alguna vez Alicia Migdal.

    Antes de convertirse en uno de los mayores ensayistas y crticos latinoamericanos, lo prob casi todo: fue actor y crtico de teatro, escribi novelas y dramas, fue traductor y editor. Y desde los primeros pasos, un periodista cultural dinmico y atento a lo nuevo, tan-to a lo nacional como a lo extranjero. Como la mayora de los integrantes de la generacin, tuvo una formacin autodidacta, a excepcin de algunos cursos hechos en la Facultad de Humanidades y en la Seccin Agregaturas de Enseanza Secundaria. de modo que ley por su cuenta toneladas de clsicos y de moderna literatura europea, y a travs de Jos Bergamn su maestro en la Facultad y figura central del grupo que formaba en esos aos con Ida Vitale, Carlos Maggi, Maria Ins Silva Vila, Manuel Flores Mora, Jos pedro daz y Amanda Berenguer se interes tambin en la literatura espaola clsica y contempornea. El contacto con Bergamn que vena de la experiencia de la guerra civil espaola reforz en l la pasin republicana que haba aprendido de nio con su hermano Carlos, y sobre

    CAROlINA fACAl, lA MADRE. CON SUS HERMANOS, CARlOS, lIlIA Y GERMN (NGEl ES El DE lA DERECHA).

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    todo, un inters por la poltica entendida como bsqueda de la justicia y la libertad, valores que resuman para l la leccin de la Espaa republicana. puede decirse que esos valores, y sobre todo el compromiso con la sociedad en la que le toc vivir, fueron una constante de su actividad mltiple.

    Ms acorde con su temperamento y la agudeza sensible de su inteligencia, la crtica fue imponindosele como una vocacin y una militancia. Apasionado por la literatura, con-vencido de su papel humanizador y formador de sensibilidades, entendi que su camino no era la invencin de ficciones sino otro no menos creativo: el de articular una literatura con la sociedad de la que surge. Miradas en su conjunto la labor uruguaya y latinoamericana de ngel Rama pueden sintetizarse en dos obsesiones que presidieron el cmulo interminable de actividades que emprendi: la formacin de una literatura y la creacin de un pblico.

    Constructor de una literatura

    Rama concibi relativamente temprano su proyecto. Entenda que la literatura no es la suma de autores y obras sino un sistema3 en permanente movimiento, y que ese mapa de relaciones necesita de una mirada crtica que registre cambios y transformaciones, afinidades y rupturas.

    Si tuviera que decir con toda precisin cul entiendo la tarea ms importante del momento actual y nuestra responsabilidad cultural, dira que es la construccin de una literatura. (...) No basta que haya obras literarias, buenas y exitosas, para que exista una literatura. para alcanzar tal denominacin, las distintas obras literarias y los movimientos estticos deben responder a una estructura interior (...) que responda a una necesidad de la sociedad en que funcionan.4

    En ese punto exacto se fundamenta la labor de la crtica. Coincide en cierta forma con la visin de Eliot de que cada cien aos aproximadamente, es deseable la aparicin de un crtico que emprenda una revisin de la literatura del pasado y establezca un nuevo orden. Con la salvedad de que para Rama hay algo ms que una continuidad cambiante entre linajes literarios, y ese algo ms es la relacin de los productos del arte con la so-ciedad de la que surgen.

    Su labor al frente de la pgina literaria de Marcha (1959-1968) y su trabajo como editor se desplegaron en dos direcciones estrechamente vinculadas con esa nocin de la literatura: hacia la revisin del pasado til y hacia el descubrimiento de lo nuevo que modifica el mapa. Lo hizo tanto con relacin a la literatura uruguaya como a la hispanoamericana, entendida sta no como la suma de las literaturas nacionales sino como un sistema en s misma.

    3. Como ha sealado pablo Rocca, Rama adopta, al inicio de la dcada del 60, el concepto de sistema literario del crtico brasileo Antonio Candido (Cf. Rocca, pablo, ngel Rama, Emir Rodrguez Monegal y el Brasil: Dos caras de un proyecto latinoamericano, Montevideo: Banda oriental, 2006).

    4. ngel Rama, La construccin de una literatura, en Marcha, No 1040, 26 de diciembre de 1960.

    NGEl RAMA, IDA vITAlE, ZUlEMA SIlvA vIl A DE flORES MORA, MANUEl flORES MORA, JOS BERGAMN, ISABEl GIlBERT, NGElA GARCA lAGOS, AMANDA BERENGUER, JOS PEDRO DAZ.

    EN MONTEvIDEO, NGEl RAMA, IDA vITAlE, JUAN RAMN JIMNEZ, IDEA vIlARIO. 1948.

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    Su inters en la literatura latinoamericana que se har ms intenso con el paso del tiempo coincide estrictamente con el perfil del semanario y el de su director. Formado en el latinoamericanismo de los aos 20, Carlos Quijano conceba su labor periodstica como una crtica militante y en profundidad de la realidad econmica, social y cultural, y a la vez como una prdica en favor del viejo sueo de la integracin. Ese magisterio, sumado a la revolucin cubana, que aliment la ilusin de una segunda independencia y de un socia-lismo en libertad; y la aparicin de una serie de textos que confirmaban la madurez de la narrativa latinoamericana, completaron el cuadro que convirti a Rama en el hombre preciso en el momento y en el lugar precisos. tena ya un marcado inters por las relaciones entre literatura y sociedad, haba ledo con atencin a Hauser, a Lukcs, a della Volpe, y en pars, en 1956, haba sido alumno de Fernand Braudel y Marcel Bataillon. desde la direccin de la pgina literaria de Marcha, se plante un proyecto ambicioso: explorar, conocer a fon-do y divulgar la cultura del continente, establecer vasos comunicantes con sus principales creadores y ofrecerle al pblico la posibilidad de entrar en contacto con una literatura que adems de disfrute esttico aportaba un espejo donde mirar nuestra condicin de latinoa-mericanos. Eran tiempos de un enorme optimismo histrico. Los viajes por el continente para participar en congresos y coloquios, su activa colaboracin con la revista de Casa de las Amricas de Cuba que tuvo un papel central en dar a conocer la nueva literatura, lo pusieron en inmejorables condiciones para descubrir lo que se produca en Amrica Latina y volcarlo en las pginas de Marcha. Convocados por l publicaron en el semanario escrito-res como Vargas Llosa, Jos Mara Arguedas, Elvio Romero, Juan Goytisolo, Rodolfo Walsh, Jorge Edwards, thiago de Mello, Mario de Andrade, Guillermo Cabrera Infante, Jos donoso, Augusto Roa Bastos, Antonio Candido.

    Marcha reflej tambin, como ningn otro medio de prensa, las polmicas que agi-taron las aguas de la poltica y la literatura, por lo que es fuente obligada para quien quiera conocer ese momento de la vida intelectual latinoamericana. Entre las ms sonadas figuran la sostenida con Emir Rodrguez Monegal su antecesor en Marcha y su eterno rival a propsito de El siglo de las luces de Alejo Carpentier, donde lo que se discuta era la rela-cin entre la revolucin cubana y sus escritores, y la controversia que involucr a Emir y a Roberto Fernndez Retamar con derivaciones varias en torno a la financiacin por parte de la CIA de Mundo Nuevo, la revista que diriga Rodrguez Monegal desde pars. La ms clebre fue la ocasionada a raz del caso padilla, que determinara el alejamiento de ngel Rama de Casa de las Amricas y el enfriamiento de lo que haba sido su fervorosa adhesin a la Revolucin Cubana.5

    5. En 1971 el poeta cubano Heberto padilla fue encarcelado a raz de un libro suyo considerado contrarrevo-lucionario y obligado a realizar una autocrtica pblica. un grupo importante de escritores europeos firm una declaracin de condena de las autoridades de la isla, mientras otro grupo de uruguayos apoyaba al gobierno. Rama no firm ninguna de las dos declaraciones pero public en Marcha un artculo titulado una nueva poltica cultural en Cuba en el que criticaba la nueva lnea como un error que puede ocasionar perjuicios notorios a la literatura y al arte cubanos. A partir de ese momento dej de publicar en la revista Casa de las Amricas.

    EN CUBA: EN PRIMER PlANO, ANTONIO CISNEROS, DAvID vIAS, SAlvADOR GARMENDIA, NGEl RAMA, SERGIO RAMREZ.

    El EQUIPO DE MARCHA: EMIR RODRGUEZ MONEGAl, ARTURO ARDAO, JUAN CARlOS ONETTI, HUGO AlfARO, CARlOS QUIJANO, JUlIO CASTRO, CARlOS MARTNEZ MORENO Y NGEl RAMA vISTOS POR OMB.

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    PORTADA DEl PRIMER NMERO DEl SEMANARIO MARCHA.

    HCTOR RODRGUEZ, EDUARDO GAlEANO, PABlO MA GARZN, AUGUSTO BONARDO Y NGEl RAMA, EN UN PROGRAMA DE TElEvISIN A PROPSITO DE MARCHA.

    CON AlUMNOS DEl lICEO fRANCS.

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    La formacin de un pblico

    El afn de formar un pblico no se qued solo en la cantidad enorme de artculos que es-cribi en las pginas de las revistas fundadas por l desde la primera poca o con las que colabor dentro y fuera del pas, ni siquiera en su labor de Marcha6. Hubo en Rama una fir-me vocacin de editor, iniciada a sus veinte aos con la experiencia en la editorial Fbula, en su tarea como director tcnico de la Coleccin de Clsicos uruguayos de la Biblioteca Artigas, su pasaje por la cooperativa de escritores promovida por Asir, y la direccin de la coleccin Letras de Hoy de la editorial Alfa, de Benito Milla. La fundacin de Arca, con su hermano Germn y con Jos pedro daz en 1964, implic asumir personalmente el desa-fo de contribuir a la creacin en el pas de una industria editorial. Junto a Alfa y a Banda oriental, que haba sido fundada en 1961, el emprendimiento contribuy a afianzar lo que el mismo Rama llam el perodo de apogeo de la edicin nacional. Era una respuesta a la aparicin de un pblico, formado por Marcha, que tena otras demandas, acorde con los intereses de esa dcada:

    Exista un pblico nuevo, fundamentalmente constituido por jvenes que ambiciona-ban un cambio en la realidad nacional. Quera por lo tanto revisar el pas, su historia, sus hombres, sus ideas; procuraba una modernizacin que en las disciplinas nuevas (sociologa, economa, psicologa, etc.) se abasteca; bajo el impulso de la revolucin cubana se pona a la bsqueda de la Amrica Latina. Esa generacin estaba presen-ciando (viviendo, padeciendo) la quiebra del welfare state que haba sido el uruguay en la larga poca batllista: la crisis econmica, las nuevas bsquedas polticas, el pa-norama internacional y en especial el latinoamericano, la incorporacin del arte y la esttica contempornea, sobre todo norteamericana, el hondo e imaginativo deseo de hacer cosas, todo se combinaba para generar dentro de esa sociedad, numricamente reducida, un vido pblico lector. A su servicio nacieron las editoriales.7

    Con el concurso fundamental de un muy joven Alberto oreggioni quien se hara cargo de la editorial cuando ngel se ausent del pas, y consigui que sobreviviera en el desierto de la dictadura Arca dio a conocer antes de 1972 ms de trescientos ttulos, en tiradas no menores de tres mil ejemplares, a bajo precio, que recorran el pasado y el presente de la cultura nacional. All se public la obra completa de Felisberto Hernndez (en esa edicin lo leyeron Julio Cortzar y Roger Caillois, figuras centrales en la difusin internacional de Felisberto), los inditos de Horacio Quiroga, varios ttulos de onetti, de Mario Benedetti, paco Espnola, Idea Vilario, Armona Somers, Mario Arregui, y de los ms jvenes Cristina peri Rossi, Hiber Conteris o Eduardo Galeano. pero adems y sa fue su novedad y la

    6. La bibliografa de ngel Rama realizada por lvaro Barros Lmez consigna la existencia de 1.420 artculos y reseas escritas entre 1947 y 1983 (Cf. Carina Blixen y lvaro Barros-Lemez, ngel Rama. Cronologa y bibliografa. Montevideo: Fundacin ngel Rama, 1986).

    7. ngel Rama, una catstrofe editorial (El caso de uruguay), Mxico: Unomasuno No 178, 4 de abril de 1981.

    impronta de su director, Arca tuvo una coleccin de Narradores Latinoamericanos, de la que Rama se enorgulleca:

    en la poca en que apenas haba comenzado el inters por ellos, [publicamos] obras aun escasamente conocidas de Alejo Carpentier, Jos Mara Arguedas, Juan Carlos onetti. Entre ellas, editamos a un autor colombiano slo conocido en su pas, quien viva entonces en Mxico: se llamaba Gabriel Garca Mrquez y an no haba escrito Cien aos de soledad pero para cualquier lector avisado era de los grandes talentos del continente.8

    No tard mucho en ampliar el alcance de su tarea editorial. Con Guillermo Schavelzon cre en Buenos Aires, en 1967, una editorial que se llam Galerna, donde se publicaron ensayos de Lvi-Strauss, Roland Barthes, theodor Adorno, darcy Ribeiro, y en la refinada coleccin Aves del Arca, ttulos como el Urfaust de Goethe, los Diarios ntimos de Baudelaire, La fugitiva de Chujo de Murasaki Shikibu y hasta un tomo de Poesa quechua.

    otro emprendimiento de esos aos ahora con Julio Bayce y el antroplogo brasile-o darcy Ribeiro, por entonces exiliado en Montevideo es la creacin de la Enciclopedia uruguaya, una serie de fascculos semanales destinados a recorrer cronolgicamente la historia cultural del uruguay, con un enfoque interdisciplinario y en tiradas que en algn momento superaron los veinte mil ejemplares. La convocatoria a socilogos, historiadores, crticos literarios y antroplogos para trabajar en la coleccin es ndice del creciente inters de Rama en analizar la cultura desde diferentes perspectivas, ampliando la visin de las relaciones entre las circunstancias histricas y los productos del arte. La coleccin cumpla a la vez una funcin social: dar sentido de pertenencia y aportar elementos para una me-jor comprensin del presente. Con acierto, Amparo Rama ha sealado que la Enciclopedia uruguaya fue para su padre reducido al mbito nacional un ensayo de lo que sera luego la Biblioteca Ayacucho.

    La actividad editorial en ambos casos fue encarada como una tarea docente. desde su Ctedra de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias, Rama busc objetivos similares. Los textos literarios le interesaban en s mismos, por el puro goce esttico, y tambin por lo que significaban como expresin de una sociedad y una cultura. por eso en sus cursos se trabajaba sobre las obras recientes de Alejo Carpentier, de Juan Rulfo, Vargas Llosa o Gabriel Garca Mrquez, no solo en su dimensin especficamente li-teraria a la que atenda con agudeza y rigor crtico sino tambin situndolas en sus con-textos sociales y culturales, que Rama manejaba con solvencia. de la misma manera, en esa poca trabaj en profundidad temas del pasado, especialmente el fenmeno modernista, lo que dara como resultado Rubn Daro y el modernismo, Circunstancia socioeconmica de un arte americano, su libro de 1970.

    8. Ibidem.

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    Amrica Latina: un inmenso territorio a explorar

    Al culminar la dcada del 60, la labor de Rama era ya conocida en todo el continente, y su participacin en congresos y reuniones de escritores, as como las conferencias y seminarios en universidades extranjeras, se haban hecho cada vez ms frecuentes. En 1973 est en Venezuela, junto a su esposa la escritora y crtica de arte argentino-colombiana Marta tra-ba, hacindose cargo de un curso en la universidad Central, cuando se produce en uruguay el golpe de Estado. Ya no regresara. En el Diario9 que llev en sus aos de exilio hace el recuento de las dificultades que tuvo que enfrentar. pero es fcil comprobar que reprodujo en Venezuela el mismo despliegue de trabajo que haba hecho en Montevideo: a sus clases universitarias agreg una importante labor periodstica primero en El Nacional y luego en El Universal de Caracas, particip en polmicas sobre la realidad cultural venezolana, fund la revista Escritura, sigui viajando y ampli en forma considerable su conocimiento de la literatura del pas como lo prueban los libros que public10.

    pero lo ms importante de su perodo del exilio son la consolidacin de sus concep-ciones tericas y la creacin de la Biblioteca Ayacucho.

    Esta ltima fue un proyecto oficial venezolano surgido de una iniciativa de ngel Rama, y coincidi con los actos conmemorativos del sesquicentenario de la Batalla de Ayacucho que culmin la larga guerra de la independencia de Amrica del Sur. Fue pensada como una biblioteca cerrada, cifrada en quinientos tomos, que recoge la vigencia del legado civilizador de Amrica Latina, desde los textos precolombinos, con una seleccin de autores y de obras fundamentales de las letras, la filosofa, la historia, el pensamiento poltico, la antropologa, el arte, el folclore, etc., segn la describi Rama. Y tiene una finalidad concreta:

    publicar una Biblioteca de la cultura latinoamericana implica desarrollar, objetiva-mente a travs de los volmenes, un discurso intelectual sobre la regin. uno de sus puntos centrales es el afn de integracin que, para llevarse a cabo, obliga a luchar contra una fragmentacin e incomunicacin que ha durado siglos11.

    Esta concepcin responde estrictamente a la visin de su creador. presupone no slo la existencia de una cultura latinoamericana ms all de las reconocidas diversidades re-gionales sino tambin una visin comn de futuro. Busca contribuir a la integracin y tam-bin a la construccin de una literatura, en la medida en que permite observar y comparar fenmenos equivalentes en distintas zonas, a la vez que resulta un insumo fundamental para la reflexin tanto poltica como cultural.

    9. ngel Rama, Diario 174-13. Montevideo: Editorial trilce, 2001.

    10. Diez problemas para el narrador latinoamericano, Salvador Garmendia y la narrativa informalista, Rufino Blanco Fombona y el egotismo latinoamericano.

    11. ngel Rama. La Biblioteca Ayacucho como instrumento de integracin cultural latinoamericana. Mxico: Revista Latinoamericana, No 14, 1981.

    El futuro de Amrica Latina es la obsesin que alimenta la idea original de la Biblio-teca Ayacucho: se trata de aportar a una toma de conciencia sobre la singularidad latinoa-mericana en vistas a un proyecto transformador. Rama pensaba que tanto la Conquista como el modelo liberal del siglo xIx importaron los corpus ideolgicos europeos de una manera mecnica que trajo verdaderas catstrofes sociales, y tema que

    los diferentes proyectos en juego contemporneamente, desde el plan desarrollista hasta el socialista, funcionen sobre la misma peligrosa mecanicidad que no atiende a la singularidad latinoamericana. Esa desatencin est reforzada por la prdida de memoria de la colectividad, la cual, como ya se ha observado, lleva a tropezar varias veces en las mismas piedras y a rehacer fantasmagrica y trgicamente, lo que ya se ha vivido en otros tiempos.12

    Es interesante la forma en que se realiza el diseo general de la biblioteca. La selec-cin de la tradicin cultural latinoamericana es concebida tambin como un acto creativo. porque el pasado no es una realidad muerta e inmutable, sino una invencin en funcin de un momento y un proyecto cultural:

    El diseo del futuro es, simultneamente, el del pasado, aplicndose a cada uno de los campos dismiles la misma capacidad de invencin: no es menor la originalidad puesta en la construccin del pasado que la invertida para elaborar la visin del futuro y nunca se afirmar suficientemente cun indispensables son ambos territorios para el pleno ejercicio de la libertad y la accin creadora del hombre. No sera posible vi-sualizar el mundo por venir si no se contara con el respaldo y la legitimacin que pro-porciona la leccin histrica, y sta carecera de toda significacin si no respondiera a la iluminacin de que la dota la resplandeciente visin de lo futuro.13

    Como hiciera en ocasin de la pgina literaria de Marcha, recurri a nombres pres-tigiosos del pensamiento y la literatura del continente en las ms diversas disciplinas para establecer el plan general de la obra, y para hacerse cargo de cada una de las ediciones.

    Con una cuidada y bella presentacin grfica, mientras la dirigi Rama se publicaron tomos dedicados a la literatura indgena; las crnicas de Huamn poma de Ayala, de Garcilaso de la Vega y Francisco Lpez de Gmara; escritos de viajeros como Alexander Humboldt, historiadores como Fray Bartolom de las Casas, pensadores y educadores como Santa Cruz y Espejo y Eugenio Mara de Hostos; recopilaciones de tradiciones hispanoamericanas y libros sobre el pensamiento de la emancipacin. Entre los primeros cien tomos estuvieron los discursos de Simn Bolvar, escritos de Jos Mara de Sucre, el ideario de Jos Artigas, ensayos de Rod, Sarmiento, Rafael Barrett y Jos Carlos Maritegui. Hubo tambin ttulos dedicados al pensamiento conservador, positivista y anarquista en Amrica Latina.

    12. Ibidem.

    13. Ibidem.

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    Estos libros alternaron con la Poesa gauchesca, con la obra de Sor Juana Ins de la Cruz, con la poesa de Rubn daro (prologada y editada por el propio Rama), la Obra completa de Jos Asuncin Silva, La tierra purprea de Hudson y tomos dedicados a Neruda, Jos Eustasio Rivera, Roberto Arlt, Salarru, Herrera y Reissig o Juan Rulfo. una preocupacin de Rama fue incluir la literatura de Brasil cien autores en el plan general, tan mal conocida en Hispanoamrica y uno de sus mayores intereses desde la etapa de Marcha. para eso cont con la invalorable colaboracin de Antonio Candido: as en los primeros aos aparecieron volmenes dedicados a Mario de Andrade, Machado de Assis, Lima Barreto, Manuel A. de Almeida, oswald de Andrade, Silvio Romero14. despus de la muerte de Rama la Biblioteca Ayacucho sigui publicando sus volmenes y en la actualidad puede leerse en forma gratuita, en Internet.

    Hacia una teora de la cultura

    El perodo del exilio, a pesar de sus dolores y frustraciones, fue para Rama el tiempo de consolidacin de su visin terica sobre la cultura latinoamericana. Los viajes por el continente y el trabajo en la Biblioteca Ayacucho lo haban dotado de un conocimiento amplsimo de obras y autores, y a la lectura en profundidad de los maestros latinoamericanos Henrquez urea, Sann Cano, picn Salas, Blanco Fombona, Raimundo Lida haba agregado a theodor Adorno y a Walter Benjamin, a Lvi-Strauss y a los antroplogos brasileos, sin descartar herramientas tomadas de Michel Foucault o Roland Barthes.

    de las dos direcciones de anlisis literario vigentes en su momento: la que viene de los formalistas y considera a la literatura como una invencin artstica autnoma y autosuficiente en pleno auge de la moda acadmica en ese entonces, y la que busca reinsertar a la obra en el campo ms variado y complejo de la cultura, Rama haba elegido desde temprano esta ltima. Separar lo que llama la serie literaria de la serie social le pareca un error: ambas convergen en la serie cultural donde el imaginario de las sociedades humanas construye sus lenguajes simblicos. Es dentro de esa serie cultural y no fuera, donde las obras literarias conquistan su plenitud de sentido.15

    Crecientemente escribi Jos Miguel oviedo la literatura pas a ser un ingrediente de su visin general de nuestra cultura y luego un pretexto para elaborar un discurso crtico sobre la sociedad latinoamericana.16 Es difcil de compartir que la literatura fuera un pretexto para Rama, porque sinti por ella una pasin genuina, fue un lector voraz y entusiasta y escribi sobre libros y novedades hasta el ltimo minuto, pero es cierto que en algunos de sus trabajos (La ciudad letrada) la produccin literaria es solo una parte en el cuadro general de la cultura.

    14. para un estudio de la relacin de Rama con la literatura de Brasil ver el minucioso estudio de pablo Rocca en ngel Rama, Emir Rodrguez Monegal y el Brasil: Dos caras de un proyecto latinoamericano, ob. cit.

    15. La novela en Amrica Latina. Panoramas 120-10. Bogot: 1982.

    16. ngel Rama o la pasin americana, Texto Crtico No 31-32, xalapa, enero agosto de 1985.

    CON MARTA TRABA.

    CON SAlvADOR GARMENDIA, EN vENEZUElA.

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    pAtRICIA VARGAS LLoSA, pABLo NERudA, NGEL RAMA, MARtA tRABA, JoRGE ARAVENA Y MARIo VARGAS LLoSA EN ISLA NEGRA, 1967.

    ENTRE OTROS, ARTURO ARDAO, DAvID AlfARO SIQUEIROS, SERGIO RAMREZ, fRANCISCO JUlIO, MARTA TRABA Y NGEl RAMA. EN lA BIBlIOTECA AYACUCHO.

    EN QUITO, D IC IEMBRE DE 1978 C ON RUBEN ASTUDIllO Y lvARO MUTIS.

    EN BUENOS AIRES.

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    Los escritos sobre la transculturacin muestran cmo ha revisado y ampliado su visin terica. Si en su primera juventud haba sido un intelectual universalista, interesado particularmente en la modernizacin proveniente de las vanguardias, y haba mirado con cierto menosprecio al regionalismo, a partir de los aos 70, descubre que ni en una ni en otra corriente radica lo especfico latinoamericano, sino en una operacin intelectual mucho ms compleja. Estudiando la obra de Garca Mrquez, de Guimares Rosa y especialmente la de Jos Mara Arguedas profundiza en el concepto de transculturacin tomado del cu-bano Fernando ortiz, para designar los procesos de sntesis originales entre las vanguardias modernizadoras y las tradiciones vernculas.

    En cualquiera de los tres niveles (lenguas, estructuras literarias y cosmovisin) se ver que los productos resultantes del contacto cultural de la modernizacin, no pue-den asimilarse a las creaciones urbanas del rea cosmopolita, pero tampoco al regio-nalismo anterior. Y se percibir que las invenciones de los transculturadores fueron ampliamente facilitadas por la existencia de conformaciones culturales propias a que haba llegado el continente, mediante largos acriollamientos de lenguaje.17

    El viajero errante

    Como lo muestra el Diario18 que escribir en esos aos, Rama est atento a lo que sucede en uruguay, donde las noticias son cada da ms lgubres. Integrado al Comit de Solida-ridad con uruguay, en 1976 tendr que ver cmo el gobierno militar le niega el pasaporte dejndolo indocumentado, lo que lo obliga a tomar la nacionalidad venezolana.

    En 1977 pasa una temporada dando clases en Stanford. La experiencia lo hace ao-rar una vida ms plcida de lectura y de trabajo fuera del frrago de tareas, muchas veces ingratas, a la que lo obliga la vida en Caracas. La universidad de Venezuela, la Ayacucho, el periodismo, la revista Escritura, la cantidad de colaboraciones que escribe para distintos medios, las polmicas con escritores venezolanos, le han consumido tiempo y le han causado no pocos sinsabores. Su mejor refugio en esa etapa es el aula, la relacin con los alumnos de la universidad, la fraternidad juvenil, fresca, alegre y fervorosa; la pasin intelectual, ese leve paso hacia el conocimiento, segn escribe en el Diario.

    Finalmente, con Marta traba, deciden aceptar una invitacin y radicarse en Washington donde estn cerca de la Biblioteca del Congreso y donde ngel puede trabajar en sus estudios sobre la transculturacin y las relaciones entre intelectuales y poder que recoger luego en La ciudad letrada.

    En 1980, durante una visita a Bogot, Marta es operada de urgencia de un cncer. La noticia, que ngel recibe en Washington, lo afecta profundamente. La relacin con

    17. ngel Rama, Transculturacin narrativa en Amrica Latina, Montevideo: Fundacin ngel Rama/Arca, 1989.

    18. ngel Rama, Diario 174-13, Montevideo: Ediciones trilce, 2001. EN lA UNIvERSIDAD DE CARABOBO, vENEZUElA.

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    CON CARlOS MONSIvIS, GUSTAvO SAINZ, SAl SOSNOwSKI, JORGE RUffINEllI Y HUGO vERANI, EN xAlAPA, MxICO.

    EN wASHINGTON, EN lA PUERTA DEl EDIfICIO El CAIRO. EN wASHINGTON, CON AMANDA BERENGUER Y JOS PEDRO DAZ.

    wASHINGTON, 1980.

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    Marta se haba iniciado en 1969 en Chile y se haba consolidado en los aos de exilio. Vital y apasionada como l, Marta no solo era una fuente de afecto y alguien con quien compartir intereses, sino su cmplice en el proyecto de promocin y modernizacin cultural que ngel se propuso en Venezuela. Como haba hecho en Bogot unos aos antes, Marta revolucion el ambiente y la crtica de artes plsticas en Caracas y era adorada y odiada con la misma intensidad. Como lo registra en su Diario, la enfermedad de Marta sume a ngel en la desesperacin (No me imagino la vida sin ella, escribe. tantas cosas tremendas vividas y tanto que hicimos, que hizo ella sobre todo, para que llegramos a amarnos con entrega, con necesidad, con honestidad, con paciencia, en una relacin que era, que es, para siempre).19

    En abril, con Marta restablecindose, estn de vuelta en Estados unidos para dar cursos en princeton. poco despus Rama acepta la propuesta de la universidad de Maryland para integrar el staff del department of Spanish, con un salario que le permite enfrentar las derivaciones de la enfermedad de su mujer. Lentamente vuelve al ritmo de trabajo normal. da cursos sobre Garca Mrquez, la poesa de Csar Vallejo, la cultura del Ro de la plata en el 900, la obra de Rubn daro; dicta conferencias y profundiza sus investigaciones sobre el mundo novohispano. pero no descuida sus responsabilidades uruguayas y colabora asi-duamente con Cuadernos de Marcha, que publica en Mxico Carlos Quijano.

    En Estados unidos siente que por fin tiene tiempo para investigar y proponerse pro-yectos de mayor aliento. pero en julio de 1982, el Servicio de Inmigracin niega la visa de residencia que en nombre de Rama ha gestionado la universidad de Maryland, por consi-derar imposible su permanencia en Estados unidos. La resolucin se basa en una ley del perodo maccarthista la MacCarren-Walter y en informacin confidencial proporcionada por la dictadura uruguaya. Consideran a ngel bajo el cdigo 212 (d) (3) (A) (28) lo que el semanario The Nation llam trampa 28, es decir, subversivo comunista. Ninguna de las gestiones de Rama para demostrar la falsedad de la acusacin surtir efecto. tampoco las protestas de la Latin American Studies Asociation, el pen Club, la Authors League of America, o medios de prensa como The Nation, The Sun de Baltimore, el Village Voice y el Washington Post.

    La noticia de la inminente expulsin moviliz a escritores y figuras polticas que elevaron sus protestas: Belisario Betancur, presidente de Colombia, Carlos Andrs prez, ex presidente de Venezuela, el dramaturgo Arthur Miller, Julio Cortzar, Augusto Roa Bastos y Gabriel Gar-ca Mrquez, entre otros. Y aparecieron artculos en publicaciones de pars, Caracas, Bogot, Barcelona, Frankfurt, Londres, Mxico y San pablo denunciando el hecho.

    En el otro extremo, a la campaa contra Rama se sum un actor inesperado: el escritor cubano Reinaldo Arenas, que sali al ruedo en ese momento con una serie de artculos apoyan-do la decisin del Servicio de Inmigracin y acusando a Rama de haber firmado declaraciones antiimperialistas en la revista Casa de las Amricas y haber tenido un pasado pro-comunista, un pasado subversivo, una serie de manifiestos terroristas a favor de la violencia y del crimen,

    19. Ibidem.

    un contubernio al parecer muy estrecho, con el fascismo de Fidel Castro.20 Entre otras cosas lo acusa de escribir un tipo de crtica que tiene la particularidad de que la obra se valora por el fondo de denuncia de la misma o por su oportuna demagogia poltica.

    Ms all del trazo grueso y del absurdo de las acusaciones, la actitud de Reinaldo Arenas debe de haber provocado en Rama el malestar de una traicin personal. Lo haba conocido en La Habana en 1969, cuando Arenas le pidi ayuda para publicar en el exterior un libro de cuentos Con los ojos cerrados, en ediciones posteriores Termina el desfile con el argumento de que era imposible que le permitieran hacerlo en Cuba. A Rama le interes el manuscrito y lo public en Montevideo con el sello de Arca en 1970.21 Segn puede leerse en su Diario, se alarm cuando supo que Arenas estaba preso en Cuba acusado de corrup-cin de menores, y en el momento de su liberacin celebr la noticia y quiso creer que poda ser un sntoma de apertura en la isla (Estas noticias de Norberto [Fuentes] y Reinaldo, me han alegrado: eran los jvenes mejores hace una dcada. ojal todava tengan tiempo para demostrar creativamente su talento!22). Finalmente, cuando Arenas fue expulsado de Cuba por el puerto de Mariel, Rama public un artculo23 dndole la bienvenida y formulando una dura crtica de la resolucin gubernamental de expulsarlo. despus de hacer el recuento de los libros de Arenas conocidos fuera de la isla, afirmaba: Nada de eso se public en Cuba y ser algn da motivo de vergenza para los burcratas de turno. Y haca un pronstico: No se necesita ser adivino para saber que en pocos aos ser un gran escritor internacional. todava en 1981, apenas un ao antes de la furibunda diatriba de Arenas, Rama lo eligi para representar a Cuba en su seleccin de los Novsimos narradores hispanoamericanos en Marcha, y hasta lo haba apadrinado para una beca Guggenheim. En el mismo momento en el que Arenas escriba el suyo, escribi Reinaldo Arenas en la zarza ardiente, un artculo elogioso que el cubano conoca porque el propio Rama se lo haba enviado.

    Ese desagradable conflicto vena a traer a primer plano la cuestin de las relaciones de Rama con Cuba, enfriadas desde 1971 a raz del caso padilla. En aquel momento haba publicado en Marcha una serie de artculos sobre el peligroso viraje de la poltica cultural cubana y elogiado la actitud de Norberto Fuentes, quien en la sesin de autocrtica de padilla se haba negado a retractarse y defendido su derecho a opinar con libertad. Irnicamente varios aos despus de la muerte de Rama, Fuentes public Dulces guerreros cubanos24, un libro de memorias donde admite sus relaciones con la Seguridad del Estado cubano y narra alegremente los privilegios de los que goz durante los aos previos a su cada a raz del caso ochoa de la Guardia en 1989. Belkis Cuza Male, viuda de Heberto padilla, en una nota publicada en El Nuevo Herald de Miami el 21 de noviembre de 2000 afirma que Norberto

    20. En Noticias de Arte, Nueva York, octubre de 1982. Los artculos son ngel Rama, Subversive agent y una rama entre la delincuencia y el cinismo.

    21. ngel Rama, Las malandanzas de Reinaldo Arenas, El Universal, Caracas, 12 de setiembre de 1982.

    22. Cfr. diario, pg. 131.

    23. Reinaldo Arenas al ostracismo, El Universal, Caracas, 20 de julio de 1980.

    24. Norberto Fuentes, Barcelona: Seix Barral, 1999.

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    Fuentes siempre trabaj para la Seguridad del Estado y que en aquella ocasin fue l quien precisamente intent darle verosimilitud a la farsa. Rama no lleg a conocer esa parte de la historia. Cuba le dola particularmente y quera creer que el rumbo que haba tomado la revolucin poda ser modificado. En los ltimos aos, a raz de la asuncin de Armando Hart al Ministerio de Cultura, se haba hecho ilusiones de que se volva a una actitud ms abierta en materia de libertad de expresin y por eso lleg a colaborar en una ocasin con la revista de Casa de las Amricas.

    pars bien vale una visa

    ngel y Marta salieron de Estados unidos el 20 de febrero de 1983 para instalarse en pars. Rama tiene una beca Guggenheim, y la universidad de Maryland, que no quiere perderlo como investigador, le ha otorgado otra para el estudio de las culturas populares en Amrica Latina. A su vez, la cole pratique de Hautes tudes de pars lo ha contratado para dar un curso sobre La modernizacin cultural de Amrica Latina a fines del siglo xIx. La pareja se instala en un bello apartamento antiguo cerca del palais Royal y poco a poco van recuperando el buen nimo y el empuje que los caracteriza. En mayo, ngel escribe una carta colectiva a los amigos y estudiantes de Maryland en la que, parodiando con humor el estilo del Servicio de Inmigracin norteamericano, relata los pormenores de su nueva vida y sus proyectos. Lo titula Subversive Journal. Ya ha participado en distintos coloquios, acaba de publicar dos antologas para el Crculo de Lectores de Barcelona, una dedicada al siglo xIx y otra al Modernismo, y trabaja en el proyecto de una Historia de la Literatura Latinoamericana que dirige Ana pizarro, y en la Historia de la Literatura Hispanoamericana organizada por Giuseppe Bellini. Cuenta que, como su barrio es el de la Biblioteca Nacional el subversivo, como un escolar cualquiera, puede ir caminando con sus cuadernitos bajo el brazo todas las maanas, despus de los mates con que ha logrado despertar, para revisar diarios y revistas del xIx, tratando de revivir lo que sentan aquellos girasoles latinoamericanos del xIx cuando los barcos les traan esos suntuosos regalos. Y razona que si un prncipe francs haba podido afirmar que pars bien vale una misa, l tiene derecho a declarar que pars bien vale una visa.

    Entre las invitaciones que les llegan para exponer en distintos coloquios, reciben la de Belisario Betancur para participar en Bogot en el primer Encuentro de la Cultura Hispanoamericana. Ni Marta ni ngel quieren moverse esta vez de pars, pero sienten que deben agradecer al presidente su intervencin frente al gobierno norteamericano cuando el conflicto de la visa. El 27 de noviembre abordan, con otros dos escritores latinoamericanos, Manuel Scorza y Jorge Ibargengoitia, el avin que los llevar a Bogot. Minutos despus del despegue, de pars a Madrid, el aparato se estrell en Mejorada del Campo, cerca de Madrid. Ninguno de ellos sobrevivi. pocos das antes ngel le haba escrito a Carlos Maggi:

    No hay duda que nos veremos pronto, ya aqu o, por qu no esperarlo?, all mismo, en el Montevideo recuperado, cuyo asfalto sueo con pisar entre jubiloso y aterrado.

    Siempre que llovi, par, deca mi buena madre con su sabidura campesina, y nada ms lindo que la luz del cielo cuando escampa y todo parece nuevo, recin nacido. Si no nosotros mismos, estoy seguro de que nuestros hijos reharn ese mundo, con el mismo puntillo arrogante que pusimos nosotros en los gloriosos 50 y 60 que reco-rrimos en conquistadores. Los otros no prevalecern; son un desgraciado accidente de la historia, no ms. La muerte de Rama conmovi a la comunidad intelectual latinoamericana. En los si-

    guientes aos su obra ha sido estudiada y discutida en los principales mbitos acadmicos latinoamericanos, se le han dedicado volmenes crticos y realizado encuentros y seminarios en su homenaje. Esta exposicin quiere ser una contribucin para un mejor conocimiento de su pensamiento en el pas al que se sinti siempre profundamente ligado.

    Rosario peyrou

    EN BARCElONA, fERNANDO ZAlAMEA, MARTA TRABA, AMPARO RAMA, NGEl RAMA, GUSTAvO Y EMIlIANO ZAlAMEA.

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    EN PARS, EN El APARTAMENTO DE lA RUE NOTRE DAME DES vICTOIRES

    EN SU ESTUDIO DE PARS.

    CON MARTA, MARTN RAMA, SU SOBRINO, Y SU HIJA AMPARO.

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    EN xAlAPA, MxICO EN 1980, DURANTE UN HOMENAJE A ONETTI : DOllY MUHR, NGEl RAMA, JUAN CARlOS ONETTI, HUGO vERANI, IDA vITAlE, CARlOS MARTNEZ MORENO Y ENRIQUE fIERRO.

    EN wASHINGTON, EN El APARTAMENTO DEl EDIfICIO El CAIRO. CON SU HIJA AMPARO. EN BARCElONA, 1981.

  • 3 3

    2.Cronologa

    1926.El 30 de abril nace en Montevideo ngel Antonio Rama Facal, de padres espaoles inmigrantes. El padre haba dejado Galicia a los 18 aos para no ir al servicio militar en frica. Es el segundo de cuatro hermanos, Carlos (1921), Lilia (1928) y Germn (1932).

    1931-1935. Ingresa a la Escuela pblica Alemania en el Barrio del Reducto. A los nueve aos ejerce como monaguillo en la Iglesia de San Carlos Borromeo.

    1936. Estalla la guerra civil espaola, vivida de cerca por su familia. Carlos, su hermano, ya adolescente, lee a los clsicos anarquistas y sigue la guerra con pasin, identificndose con las hazaas de la columna durruti. Yo solo tena diez aos y aunque mi camino haba de ser muy otro en la vida, all conoc a los poetas que invocaban el nombre de Espaa y le carradas de Kropotkin, Bakunin, Reclus, Landauer y me saqu la ropita de monaguillo y renunci a la Accin Catlica y a la Iglesia, para desconsuelo de mi madre que siempre so con un hijo cura, escribi ngel.

    1938-1940. Ingresa al liceo dmaso Antonio Larraaga. Ya es un lector apasionado. tena yo doce aos cuando acuda a la Biblioteca Nacional a leer, y lo curioso es que las lecturas eran como jornadas de trabajo. Lea a los clsicos espaoles, y ms adelante a los grandes escritores europeos, especialmente ingleses y franceses. En la biblioteca de su hermano Carlos, futuro historiador, ley mucha historia y poltica. A partir de 1939 Marcha es tambin una lectura obligada que abre otros cauces a su curiosidad.

    1941. Constituye con un grupo de amigos la Asociacin de Arte y Cultura ApEx, y en ese mbito dicta su primera conferencia. Repite el ao liceal como consecuencia de su participacin en una extendida huelga estudiantil.

    1942. Muere su padre. Con sus amigos edita una revista liceal donde publica artculos sobre arte. Ingresa a la Escuela de Arte dramtico del SodRE de Montevideo, y hace pequeos papeles como actor.

    1943. Ingresa al IAVA en Abogaca e integra un grupo teatral que organiza unas Jornadas Arqueolgicas de teatro. Acta, dirigido por Jos pedro daz y Amanda Berenguer, en Antgona de Sfocles e Hiplito de Eurpides, y tambin en Numancia en versin de Rafael Alberti y bajo la direccin de Margarita xirgu.

    1945-1946. trabaja en France-press como traductor del francs y escribe en la pgina de libros en El Pas. Forma el grupo de teatro El Retablo.

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    1947. En la Facultad de Humanidades y Ciencias es alumno del poeta y ensayista espaol Jos Bergamn, verdadero maestro generacional. Funda con Manuel Claps, Ida Vitale y Vctor Baccheta la revista Clinamen. Integra la Comisin directiva del Ateneo y dirige su plan de conferencias y de extensin cultural en el interior. dirige un ciclo de extensin cultural de la Asociacin de la prensa en Cx 14 El Espectador.

    1948. Ingresa al Instituto de profesores Artigas (Seccin Agregaturas), dicta conferencias y participa en varios debates intelectuales.

    1949. Comienza a trabajar en la Biblioteca Nacional donde permanecer hasta 1965. dirige, junto con Manuel Flores Mora, la seccin literaria de Marcha.

    1950. Se casa con la poeta Ida Vitale, y comparten con Carlos Maggi y Mara Ins Silva Vila una casa en la calle Mart. Funda con Carlos Maggi las Ediciones Fbula, que publicar entre ese ao y el siguiente, cinco ttulos, La mano de nieve de Silva Vila, Polvo enamorado, de Maggi, La rebelin de Galatea, de Jacobo Langsner, La aventura intelectual de Figari y Oh sombra puritana!, de ngel Rama.

    1951. Nace su hija Amparo. Es designado director tcnico de la Biblioteca Artigas, cargo que ocupar hasta 1958, perodo en que publicar 28 volmenes de Clsicos uruguayos.

    1952. ocupa el primer puesto en el concurso de oposicin libre para dar clases en Enseanza Secundaria. Empieza su labor docente en institutos pblicos y en el Liceo Francs.

    1953. Es secretario de redaccin de la revista Entregas de La Licorne, dirigida por Susana Soca, donde escribe sobre autores latinoamericanos. publica en Asir trabajos sobre Jos Mart.

    1954. Nace su hijo Claudio. dirige la seccin literaria de El Nacional.

    1955. Viaja a Europa con Ida Vitale, en usufructo de una beca de la embajada de Francia. En viaje recibe la noticia de la muerte de su madre. Asiste a cursos en la Sorbonne y en el Collge de France, donde es alumno de Marcel Bataillon y Fernand Braudel. Es corresponsal de El Pas.

    1957-1958. Resea libros en el diario Accin, donde ser pronto crtico teatral. Estrena su obra La inundacin. Vuelve a colaborar en Marcha.

    CON JOS PEDRO DAZ Y CARlOS MAGGI. CON IDA vITAlE.

    NGEl RAMA, IDA vITAlE, JOS BERGAMN, AMANDA BERENGUER, JOS PEDRO DAZ.

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    1959. La Comedia Nacional estrena su obra Lucrecia, dirigida por Laura Escalante. Asume la direccin de la Seccin Literaria de Marcha, cargo que ocupar hasta 1968. Es un momento clave de su trayectoria intelectual: en armona con la concepcin general del semanario, busca desarrollar una perspectiva cultural latinoamericana, poniendo a la literatura en relacin con sus contextos sociales. Comienza a establecer una red de contactos en toda Amrica Latina para ponerse al da con la produccin literaria del continente. A la vez, se interesa especialmente por la literatura joven.

    1960. Codirige ediciones Asir y se hace cargo de la coleccin Letras de Hoy de la editorial Alfa de Benito Milla donde se publicarn las primeras ediciones de onetti, Felisberto Hernndez, Mario Arregui, Mario Benedetti, Carlos Martnez Moreno, etc. obtiene un premio del Consejo departamental de Montevideo por la novela Cacera nocturna.

    1961. Se inicia como profesor de Historia del teatro en la Escuela Municipal de Arte dramtico. Estrena Queridos amigos (mencin en el concurso de la Comedia Nacional de 1958). publica Tierra sin mapa, escrito como consecuencia de la muerte de su madre y que haba obtenido un premio del Centro Gallego de Buenos Aires en 1959.

    1962. participa en coloquios, da conferencias, integra jurados literarios. Comienza a dictar cursos en el exterior, en Argentina, Chile y Cuba. preside el coloquio organizado por Casa de las Amricas sobre La literatura latinoamericana y las ideologas revolucionarias. Funda la editorial Arca con su hermano Germn y Jos pedro daz, donde despliega su capacidad de trabajo e invencin; llegan a editar cuatro libros por mes. publica tanto a uruguayos como a latinoamericanos desconocidos en el pas, entre otros libros, La hojarasca de Gabriel Garca Mrquez, primera edicin fuera de Colombia y Los pasos perdidos de Alejo Carpentier.Estrecha sus relaciones con la Casa de las Amricas de Cuba, y se entusiasma con la posibilidad de que se realice en Cuba la conjuncin de socialismo y libertad artstica.

    1963. Recorre distintos pases latinoamericanos para participar en diferentes coloquios y visita China. Analiza en Marcha la situacin del escritor en la uRSS, en una postura muy crtica del realismo socialista, lo que ocasiona una polmica con Ariel Badano del diario El Popular. A la vez imparte cursos en Rosario (Argentina) sobre sociologa y literatura, cada vez ms interesado en las relaciones entre las obras literarias y los contextos sociales e ideolgicos. Integra el Consejo de Redaccin de la revista Casa de las Amricas de Cuba.

    1964. Se cumplen 25 aos de la fundacin de Marcha y ngel pide colaboraciones a escritores de toda Amrica Latina para una serie de suplementos especiales sobre la cultura. polemiza con Emir Rodrguez Monegal a propsito de El siglo de las luces de Alejo Carpentier y la situacin de la cultura en la revolucin cubana.

    CON El MAESTRO, JOS BERGAMN.

    CON SU HIJA, AMPARO.

    CON IDA vITAlE EN TRABAJOS DE EDICIN.

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    1965. Viaja a Italia para participar de las Jornadas sobre tercer mundo y comunidad mundial patrocinadas por la uNESCo. En ese marco se constituye la Comunidad Latinoamericana de Escritores.

    1966. Es designado por concurso director del departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias, donde impartir cursos sobre la nueva narrativa latinoamericana (Carpentier, Garca Mrquez, la literatura fantstica, etc.). deja su cargo en la Biblioteca Nacional y dirige la Revista Iberoamericana de Literatura. Asiste al primer Congreso Latinoamericano de Escritores en Arica, Chile. dicta cursos en la universidad de puerto Rico, en la universidad Central de Venezuela y participa en un encuentro en la universidad de Bogot sobre la nueva narrativa latinoamericana. Emir Rodrguez Monegal acepta el ofrecimiento del Congreso por la Libertad de la Cultura para dirigir la revista Mundo Nuevo en pars. una serie de artculos aparecidos en The New York Times conectando al Congreso con la CIA desatan una polmica entre los principales escritores latinoamericanos, muchos de los cuales se niegan a colaborar en esa revista. En Marcha la discusin tuvo amplia difusin y agrand el abismo entre Rama y Rodrguez Monegal. participa en la fundacin de la editorial argentina Galerna, donde ser asesor literario. En Arca publica Cien aos de raros y La mitad del amor, una muestra de literatura escrita por mujeres uruguayas.

    1967. Viaja a Cuba en ocasin del centenario de Rubn daro a participar en un Congreso en su homenaje organizado por Casa de las Amricas. participa tambin en el Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores en Mxico y Guadalajara, y en la reunin de expertos para el estudio de la cultura latinoamericana organizada por unesco en Lima, per. Concurre al Congreso de Literatura Iberoamericana de Venezuela. publica las Obras completas de Felisberto Hernndez.

    1968. Con darcy Ribeyro, Luis Benvenuto y Julio Bayce crea Editores Reunidos, empresa que tendr a su cargo la publicacin de la Enciclopedia Uruguaya, coleccin de 63 fascculos que realizan una revisin interdisciplinaria de la historia cultural del pas. Se hace cargo del nmero dedicado a Felisberto Hernndez del Captulo oriental. Asiste a la reunin de expertos de unesco en Costa Rica para disear un plan de estudios de la literatura latinoamericana.

    1969. Se separa de Ida Vitale y forma pareja con la escritora y crtica de arte argentino-colombiana Marta traba. Viaja a Cuba para integrar el jurado de novela de Casa de las Amricas. dicta cursos en puerto Rico sobre narrativa fantstica, y sobre las obras de Garca Mrquez y Vargas Llosa. participa en Valparaso, Chile, en una mesa redonda con el tema Literatura y Sociedad. dicta dos ciclos de conferencias en la universidad Nacional de Colombia, en Bogot. Es internado en Montevideo a causa de una endocarditis.

    EN PARS, 1955.

    NGEl RAMA Y EMIR RODRIGUEZ MONEGAl.EN MONTEvIDEO, CON AlBERTO OREGGIONI, ClAUDIO RAMA Y SOBRINOS DIEGO Y lAURA.

    El EQUIPO DE EDITORES REUNIDOS: CARlOS BENvENUTO, JUlIO NAvARRO, JUlIO BAYCE, ANGEl RAMA, EDUARDO IRAZBAl, DANIEl BElARDO (DE PIE), AlBERTO OREGGIONI, DARCY RIBEIRO, JUlIO RODRGUEZ (DE PIE), lUIS OREGGIONI, JORGE RUfINEllI (DE PIE).

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    1970. da clases en puerto Rico como profesor visitante en la universidad de Ro piedras, con cortas estadas en Montevideo donde dicta cursos breves en la Facultad de Humanidades. dirige en puerto Rico un programa de televisin. Se publica Rubn Daro y el Modernismo.

    1971. Estalla el caso padilla. En Cuba, el poeta Heberto padilla es encarcelado y obligado a realizar una autocrtica a raz de un libro de poesa considerado contrarrevolucionario por el rgimen. Vargas Llosa renuncia al comit de redaccin de la revista Casa de las Amricas y 61 intelectuales europeos firman una declaracin de repudio a lo sucedido; mientras, un grupo de intelectuales uruguayos firma otra respaldando al gobierno cubano. ngel Rama no firma ninguna de las dos y publica en Marcha una nueva poltica cultural en Cuba donde analiza lo que considera un peligroso viraje de la poltica cultural cubana. desde entonces enfra sus relaciones con la isla y deja de colaborar en la revista Casa de las Amricas.En puerto Rico no le renuevan la visa de permanencia por sus actividades de solidaridad con los independentistas, en cuyo peridico, Claridad, dirige la pgina literaria. participa en el xV Congreso Iberoamericano de Literatura en Lima, per.

    1972. Viaja a Mxico para un Congreso de difusin Cultural universitaria. da conferencias sobre la nueva literatura latinoamericana en Guatemala, Costa Rica, en Mrida (Venezuela) y Bogot. En varios artculos polemiza con Vargas Llosa a propsito del ensayo Gabriel Garca Mrquez: historia de un decidio escrito por el autor de La ciudad y los perros. La polmica muestra la afinada elaboracin de sus concepciones acerca de la relacin entre la produccin literaria y los procesos sociales. participa en coloquios en Caracas y Mxico (xalapa) y cuando llega a Bogot para reunirse con su esposa, Marta traba, es deportado a Mxico, donde tampoco se le permite salir del aeropuerto. Vuelto a Colombia, apenas se le permite estar en el aeropuerto durante seis horas hasta salir a Caracas. Rama figura en una lista negra que lo considera elemento subversivo. El episodio genera cartas y telegramas de protesta de escritores como Julio Cortzar, Sergio Ramrez, Jos Coronel urtecho, entre muchos otros. Comienza a trabajar como profesor en la Escuela de Letras de la universidad Central de Venezuela, donde permanecer hasta 1978.

    1973. Viaja a Alemania para participar en un Seminario en la universidad de Bonn. El 27 de junio se produce el golpe de Estado en uruguay. Rama participa en Caracas del Comit de Solidaridad con la Resistencia uruguaya. Ya no volver al pas. En agosto participa en un Congreso de la Asociacin Internacional de Literatura Comparada celebrado en Canad, y a fin de ao dicta dos seminarios en la universidad de San pablo, uno de ellos es transculturacin en la narrativa latinoamericana, tema que est investigando y que dar origen a uno de sus libros fundamentales.

    1974. Integra en Venezuela el Comit de Informacin sobre la represin en uruguay. promueve el proyecto de creacin de la Biblioteca Ayacucho, proyecto que asume el presidente de Venezuela nombrndolo director Literario. Comienza la redaccin de su Diario.

    EN TElEvISIN CON AUGUSTO BONARDO Y MERCEDES REIN.

    EN CUBA CON ROBERTO fERNNDEZ RETAMAR Y JUAN GElMAN

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    1975. Realiza una verdadera militancia cultural a travs de la prensa venezolana, en El Nacional y ltimas Noticias, y colabora con varias revistas literarias latinoamericanas y europeas (Texto Crtico, Revista de Literatura Latinoamericana, Vida Literaria, Hispamrica, Revista de la UNAM, Camp de larpa). En la universidad de pars hace un seminario sobre la transculturacin narrativa y en Bonn una conferencia sobre Literatura e historia en Cien aos de soledad. trabaja en sus investigaciones sobre literatura venezolana y publica Rufino Blanco Fombona, ntimo, Rufino Blanco Fombona y el egotismo latinoamericano, y Salvador Garmendia y la narrativa informalista.

    1976. publica El universo simblico de Jos Antonio Ramos Sucre, premio de ensayo en la IV Bienal J. A. Ramos Sucre. Con Mara Fernanda palacios y Rafael di prisco funda la revista Escritura auspiciada por el Consejo de desarrollo Humanstico y Cientfico de la universidad Central de Venezuela en Caracas, y convoca a varios escritores latinoamericanos como colaboradores. Sus artculos en la prensa sobre la cultura venezolana generan polmicas con intelectuales vernculos. Viaja a Estados unidos a la reunin de la Latin American Studies Association. publica en Buenos Aires Los gauchipolticos rioplatenses. En Houston, texas, es operado del corazn y se le coloca un marcapasos.

    1977. Como el gobierno militar uruguayo le ha negado el pasaporte, obtiene la nacionalidad venezolana. Es nombrado profesor Honoris Causa de la universidad de Zulia. dicta cursos en Stanford, Estados unidos, y participa en el Congreso de Literatura Iberoamericana de la universidad de Florida con un trabajo sobre el Modernismo. A fines de ese ao visita Barcelona, donde Marta est reformando un antiguo apartamento con la idea de vivir en algn momento en ese medio que les resulta estimulante y donde se renen con escritores exiliados (Martnez Moreno, Alsina thevenet, su hermano Carlos).

    1978. Viaja a Francia y a Alemania. participa en un encuentro de escritores en Quito. Escribe en El Universal de Caracas, luego de abandonar El Nacional, y publica una serie de artculos sobre la disidencia sovitica y los problemas del exilio. Marta resuelve permanecer en Barcelona y ngel pasa por un perodo de desnimo. Renuncia a la Escuela de Letras de la universidad de Caracas y se siente aislado en un medio cada da ms hostil.

    1979. Es contratado como profesor visitante en la universidad de Maryland (Estados unidos). Recibe una beca del Woodrow Wilson Center para escribir sobre Construccin y Estructura de la Cultura en Amrica Latina (1759-1830). dicta conferencias en distintas universidades estadounidenses sobre temas latinoamericanos y espaoles. participa en el Congreso de la LASA y en el del Wilson Center sobre la novela latinoamericana. Es miembro del Comit Editorial de la Asociacin Internacional de Literatura Comparada, que se aplica a la creacin de una Historia comparada de las literaturas de Amrica Latina. Sale Cuadernos de Marcha en Mxico y Rama pasa a ser colaborador permanente.

    EN CUBA, JURADO DE CASA DE lAS AMRICAS: AlEJO CARPENTIER, SAlvADOR GARMENDIA, DAvID vIAS, NGEl RAMA.

    EN CASA DE lAS AMRICAS. ENTRE OTROS, SERGIO BENvENUTO, MARIO BENEDETTI, OSCAR COllAZOS Y PEPE ESTRUCH.

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    1980. Es profesor visitante en la universidad de princeton y participa en un importante nmero de congresos, coloquios y ciclos de conferencias en distintas ciudades de Estados unidos. Viaja a Brasil para las Jornadas de Literaturas Latinoamericanas de San pablo y a un coloquio de la universidad de Campinas organizado por Antonio Candido, que proyecta la creacin de un Centro Latinoamericano. La enfermedad de Marta (es operada de un cncer de seno) lo llena de angustia. Viaja a Bogot a encontrarse con ella.

    1981. Es nombrado profesor titular de Literatura Latinoamericana en la universidad de Maryland. participa en varios congresos, entre ellos el del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana (texas) y en Caracas en el II Congreso de Revistas de Crtica Literaria Latinoamericana. dirige una coleccin de textos latinoamericanos que se editan en Suecia por exiliados uruguayos. Muere su hermano Carlos.

    1982. En Washington intensifica sus trabajos de investigacin sobre la cultura novohispana y el siglo xIx en el Ro de la plata. Su inters se centra en el papel de los intelectuales en las sociedades latinoamericanas. El 20 de julio el Servicio de Inmigracin del gobierno de Ronald Reagan niega el pedido de visado de residencia que en nombre de Rama formul la universidad de Maryland. Basndose en la ley McCarran-Walter (de la poca del maccarthismo) y en informacin confidencial proporcionada por la dictadura militar uruguaya resuelven que el solicitando es inadmisible en los Estados unidos por ser subversivo comunista. de nada sirvieron las gestiones de Rama para demostrar la falsedad de la acusacin ni las protestas del pen Club, la Latin American Studies Association, diferentes medios de prensa, escritores como Arthur Miller, Julio Cortzar o Gabriel Garca Mrquez o personalidades como Belisario Betancur, presidente de Colombia, y Carlos Andrs prez, ex presidente de Venezuela. A la actitud del gobierno contribuye una serie de artculos injuriosos de Reinaldo Arenas que se suma a las acusaciones contra Rama, a pesar de que ste haba escrito en su defensa cuando fue expulsado de Cuba y hasta haba apadrinado su candidatura a una beca Guggenheim.

    1983. Abandona Estados unidos y se radica en pars. tiene una beca Guggenheim y la universidad de Maryland, que quera mantenerlo como investigador, le otorga una beca para el estudio de las culturas populares en Amrica Latina. La cole pratique de Hautes tudes de pars lo contrata para dar cursos. Vuelve a trabajar en los estudios para La ciudad letrada. En julio vuelve a Caracas para el primer Congreso sobre pensamiento poltico Latinoamericano, y en Lima la universidad de San Marcos le otorga el ttulo de profesor Honoris Causa. En setiembre viaja a San pablo para un ciclo de conferencias en la universidad de Campinas, y a Mxico, donde asiste a la reunin anual de LASA. otra vez a Caracas para la reunin del pen Club. En noviembre asiste en Madrid a las Segundas Jornadas de Sociologa de la Literatura. Ha sido invitado por el presidente de Colombia para participar en el primer Encuentro de la Cultura Hispanoamericana, y el 27 de noviembre, junto con Marta, toman el avin a Bogot. En el vuelo van tambin Jorge Ibargengoitia y Manuel Scorza. Apenas despega, el avin se estrella en Mejorada del Campo, en las afueras de Madrid. La noticia de la muerte de ngel Rama y Marta traba se supo en Montevideo mientras se realizaba el gigantesco acto contra la dictadura, un momento clave en la recuperacin de la democracia en el pas.

    Esta cronologa mucho le debe al trabajo de Carina Blixen en Cronologa y bibliografa de ngel Rama, Fundacin ngel Rama, Montevideo, 1986.

    ENCUENTRO DE ESCRITORES EN QUITO, 1978. JUNTO A RAMA, lUIS GOYTISOlO.

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    3.Lamiradadelosotros

    La risa de ngelLAuRA ESCALANtE

    Los recuerdos me asedian y lo primero en aparecer es el remolino de alumnos, agolpados en torno a Bergamn, al final de sus clase en la Facultad de Humanidades, en el histrico edificio de la Ciudad Vieja, vetusto y sugestivo, y el salir todos en tropel a las duras, empedradas calles, casi coloniales, de aquel entonces. Lo reconozco, entre los que caminamos hacia el centro, siempre con Bergamn, en busca de un caf, un restaurante, una confitera, con Ida Vitale, Amalia Nieto, Jos pedro daz, Carlos Maggi, Maneco Flores, Amanda Berenguer, Beatriz y Julio Bayce y posiblemente otros ms. ngel, delgado, nervioso, rubio, con el pelo muy corto, ligero en el andar, en el hablar, en la risa, en cierto tono anglico que lleva consigo su persona. Las manos siempre llenas de libros. deba tener entonces 20 aos o menos quizs.

    despus el tiempo se adelanta. Blanca Garca Brunell, Jos pedro daz y yo formamos un tribunal en un saln de clase del Liceo Rod. tomamos la prueba didctica a un aspirante a profesor. El aspirante habla de las Rimas de Bcquer. Es ngel Rama. Est dando su primer paso en la docencia, y ninguno de nosotros sospecha, aunque su clase es admirable y nos tiene subyugados, as lo dice el informe que firmamos los tres, cuya copia figura en poder de los hijos, que estamos presenciando el nacimiento de una de las personalidades crticas y ensayistas ms formidables de Amrica Latina.

    El tiempo fue pasando y nuestra amistad creci. Lleg su casamiento con Ida, los nios, la familia, los encuentros, las reuniones, los proyectos, la diversidad de actividades. La vida lo apremiaba: del Liceo, al diario, del diario a la Biblioteca Nacional, de all a la imprenta, y luego a escribir, y ms tarde al teatro, al que siempre fue fiel, y leer y estudiar y preparar conferencias, concursos, revistas. Lleg a dictar 40 horas de clase sin que menguara el resto de su actividad.

    Como un mgico prestidigitador del tiempo poda multiplicarlo hasta el infinito, sin desfallecimientos. Jams en aquella poca lo vi enfermo, cansado, desilusionado. Siempre lo conoc esperanzado, dispuesto, presa de encendidos entusiasmos, sumergido en una vigorosa corriente de vida, que manejaba a su antojo y distribua generosamente a su alrededor. Adems estaba la alegra, su vena humorstica, su disposicin para rer. Yo me pregunto, ahora, qu nos decamos, para rernos tanto. En una de sus ltimas cartas dice: Me llegaron viejas fotos y estamos todos (increblemente jvenes y bellos) en pars, en invierno; tan alegres! Son como las imgenes de un sueo que vuelve, que volver! (...)

    (Fragmento de una nota que con el ttulo Necesitamos un tiempo de paz se public en Jaque, Montevideo, viernes 22 de febrero de 1985).EN PARS, CON lAURA ESCAlANTE.

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    El placer de la crticatoMS ELoY MARtNEZ

    A fines de los aos 50, las pginas culturales de la revista Marcha y de los diarios El Pas y El Da, que se publicaban en Montevideo, se convirtieron en la nica brjula de referencia crtica para los jvenes creadores de la Argentina. Eran, en Buenos Aires, tiempos de confusin y desconcierto (...).

    La casa estaba en desorden y las pasiones, inconciliables, impedan ver claro. Fue entonces, cuando desde uruguay, la que ngel Rama designara como generacin crtica ense a ver el mundo (y sobre todo el continente propio) de una manera indita. En vez del mero anlisis del discurso literario, empez a examinarse la ideologa de la cual brotaba ese discurso, las estructuras polticas y sociales del pas que lo generaba, los corsi e recorsi de los prejuicios, de los medios de comunicacin y de los receptores del texto. La literatura no fue considerada como un fenmeno aislado dentro de la panoplia de las artes. Rama, que se haba ejercitado en el teatro como autor y de modo incipiente como actor, y para quien el cine, la pera y la plstica eran panes de conocimiento cotidiano, fue de los primeros en advertir que, concertando todos esos afluentes, se abran para cualquier texto nuevos caminos de iluminacin.

    El mtodo (ms que el recurso) de la generacin crtica consisti, pues, en abarcarlo todo: en comprender que la palabra slo manifiesta la plenitud de su riqueza cuando es leda en el contexto de su entera realidad. Rama se intern ms que nadie en ese camino que haba empezado a desbrozar l mismo. Adiestrado en la gimnasia de los liceos y de los peridicos, aprendi sobre la marcha a esquivar la sofocacin de las elucubraciones tericas puras. A la inversa de los imitadores de Barthes y de Foucault, que tanto proliferaran despus en las academias de Amrica Latina, Rama jams escribi artculos meramente tericos sino que insert la teora en el anlisis de textos particulares. Y si a partir de tal anlisis se le haca necesario reformular la teora, no se amedrentaba. un ejemplo memorable son las lentas y sutiles vueltas de tuerca con que, al analizar las ltimas novelas sobre dictadores latinoamericanos, fue refutando la nocin de individuo histrico que Lukcs crea consustancial al gnero biografa novelada, y la sustituy por un concepto ms complejo: el de la instalacin del narrador en la conciencia misma del personaje, para poder interrogar as directamente al poder omnmodo y observar su pleno funcionamiento.

    Si Rama y sus congneres jugaron un papel primordial en la mitologa literaria de los aos 50 fue porque supieron captar ms rpido y mejor que nadie las transformaciones culturales de la poca. Fueron los primeros en descubrir a Ingmar Bergman y en prodigar extensos anlisis sobre su opera omnia, que slo ellos lograban ver en las salas de arte de Montevideo. Libres de pasiones parroquiales, abrieron las puertas de sus revistas tanto a Borges como a su detractor david Vias, y sus editoriales a Juan Carlos onetti y a Felisberto Hernndez; se adelantaron a narrar las aventuras de un puado de ignotos guerrilleros en Sierra Maestra, a desenmaraar los duelos entre el yo y la realidad que se libraban en las novelas de Samuel Beckett aun no traducidas y a percibir en las improvisaciones de

    John Coltrane y de Miles davis los ecos del difunto Charlie parker. Nadie saba de dnde sacaban tiempo para explorar tanta informacin y para procesarla con inteligencia. todos ellos publicaban un par de largos artculos por semana, un libro al ao, dictaban cursos y conferencias, eran editores y viajeros.

    Hasta Buenos Aires solan llegar, mitigados, los ecos de las batallas de inteligencia que oponan entonces a Emir Rodrguez Monegal crtico de El Pas, clebre ya por sus sarcasmos contra los admiradores de Sartre y Lukcs que proliferaban en ambas mrgenes del plata con ngel Rama, quien desde Marcha impona una visin sociolgica, comprometida, de los fenmenos culturales. Fue un tenaz combate que sigui librndose en otras ciudades durante ms de un cuarto de siglo, sin que jams hubiese un derrotado, y que acaso siga librndose ahora en otras latitudes de la eternidad, como en un cuento de Borges.

    pido en este punto que se me consienta una digresin personal. No encuentro medio mejor que la ntima memoria para trasmitir el contagio de vida que se desataba en la relacin intelectual con Rama.

    En el invierno austral de 1958 yo era un joven crtico cinematogrfico de Buenos Aires que se drogaba cada semana con los ejemplares cannicos de Marcha y El Pas. No es difcil imaginar, entonces, la profunda sensacin de buena suerte que me sobrecogi cierta maana, cuando recib un convite para dictar dos conferencias en el Cine Club de Montevideo. Si acept fue slo porque confiaba en encontrarme al fin con los maestros.

    En el puerto de la Ciudad Vieja me recibi el propio Rama. todava recuerdo el esplendor de su carcajada, el extremo inters con que atenda mis comentarios triviales, el abanico de erudicin que despleg invocando nombres que yo desconoca para permitirme relacionarlos con otros que yo no poda sino conocer. Mucho tiempo despus advert que el primer mandamiento de su magisterio era convertir al interlocutor en la persona ms importante del mundo. Bastaba que alguien lanzase al aire una palabra para que l, con fruicin, la cazase al vuelo y la devolviera multiplicada con todos sus significados; para Rama, ensear y aprender formaban parte de una misma ceremonia dialctica, y jams conoc a nadie que se internara con tanta pasin en las dos aguas a la vez.

    Aunque tena slo nueve aos ms que yo, saba tanto como si me llevara noventa. Ya por entonces haba fundado y dirigido la revista Clinamen, haba editado Entregas de la Licorne, proyectaba el lanzamiento de la editorial Arca, diriga la seccin literaria de Marcha, dictaba clases en innumerables colegios, y estaba completando la escritura de su segunda novela, Tierra sin mapa. (...)

    Esos abusos de energa le brotaban tambin de la conversacin, como una electricidad. Hacia las 10 de la maana de aquel primer da en Montevideo, habamos pasado ya revista (l lo hizo: yo tan slo acotaba) a los ltimos discos de Louis Armstrong, a las pelculas de Leopoldo torre Nilsson, a los sorprendentes cuentos de un argentino ignoto que viva en pars como traductor de la unesco, y al tumulto de libros sobre el peronismo que inflamaba el ambiente intelectual argentino. En la casa de la calle timb donde viva por entonces, Rama desplazaba los encantos de su talento sin que nada pareciera fatigarlo: como si fuese a la vez un acrbata y un maratonista. Recuerdo el fugaz momento en que hoje, al pasar,

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    la Antologa potica argentina de Borges, Bioy Casares y Silvina ocampo, y se detuvo en algunos versos que se le desmoronaron sobre la lengua, enfermos de ceniza. Le o preguntar entonces qu sobrevivira de toda esa hojarasca, sobre cules de aquellas lneas (salvadas ya del olvido entre otras miles) se posaran los ojos de cien aos ms tarde.

    Quin se la llevar por fin repiti, callando la nica palabra que haca falta, glo-ria, con la misma curiosidad metafsica que yo le descubrira casi veinte aos despus en Caracas y al cabo de otros cinco en su casa de Washington. Quin, entre todos, se llevar la gloria.

    Mucho de lo que escribi desde entonces fue para dar sosiego a esa pregunta. Como no tena miedo a equivocarse (por lo contrario, entenda que sin error no hay grandeza: que los errores nos salvan), perfeccion el olfato para descubrir antes que nadie a los creado-res verdaderos, y a partir de esa gimnasia, para ver smbolos y tensiones inexploradas en obras que haban pasado ya por el filtro de todos los anlisis.

    Entre 1975 y 1979 acud con frecuencia a su apartamento de Caracas, en las Coli-nas de Bello Monte, donde los malabarismos de su inteligencia se las arreglaban para no desor a los amigos mientras escriba un par de brillantes ensayos al mes, concertaba las ediciones de la Biblioteca Ayacucho, sala y entraba de sus conferencias en puerto Rico, preparaba las clases inolvidables clases, me han dicho para la universidad Central de Venezuela, organizaba la revista Escritura y terminaba enzarzndose en polmicas feroces sobre la cultura venezolana. No pocas excomuniones le valieron esas polmicas, porque tampoco era fcil descubrir, bajo el caparazn de sus reproches, las seales de un amor intenso por el pas que lo haba cobijado en el exilio y que, a la postre, elegira como su patria final. (...)

    Estar en todo, penetrarlo todo, acab por ser la otra huella digital de Rama. Jean Franco ha narrado que, cuando lo visit en pars, lo ltimo que oy fueron los fragores de su mquina de escribir, que competa con el tecleo incesante de una mquina contigua, la de Marta traba. (...)

    A m, en cambio, se me ha sembrado en la imaginacin el recuerdo de una noche de invierno en su estudio del Cairo Building, cuando el departamento de Inmigracin estaba condenndolo a marcharse para siempre de Washington. En medio de los desasosiegos de la inminente mudanza, Rama llevaba en alto su inquebrantable humor, su curiosidad por el futuro, el hambre por todas las palabras y todos los sentimientos de este mundo. En alguna parte sonaba el concierto para piano N 21, de Mozart. Yo, distrado, hojeaba los ltimos libros de dos grandes narradores latinoamericanos. de pronto, ngel solt una carcajada, recit de memoria las frases iniciales de ambas novelas, con los bigotes en ris-tre y los ojos alzados hacia un horizonte de manuscritos universitarios, y repiti la eterna, gozosa pregunta de la juventud:

    Quin se la llevar: qu te parece?

    (Fragmento de ngel Rama o el placer de la crtica, prlogo a La crtica de la cultura en Amrica Latina, de ngel Rama, Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985).

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    El polemistaMARIo VARGAS LLoSA

    Los Congresos de Literatura sern ms aburridos ahora que ngel Rama no puede asistir a ellos. Verlo polemizar era un espectculo de alto nivel, el despliegue de una inteligencia que, enfrentndose a otras, alcanzaba su mximo lucimiento y esplendor. Me toc discutir con l algunas veces, y, cada vez, aun en lo ms enrgico de los intercambios, aun mientras nos dbamos golpes bajos y ponamos zancadillas, admir su brillantez y su elocuencia, esa fragua de ideas en que se converta en los debates, su pasin por los libros, y siempre que le sus artculos sent un respeto intelectual que prevaleca sobre cualquier discrepancia. tal vez por eso, ni en los momentos en que nuestras convicciones nos alejaron ms, dejamos de ser amigos. Me alegro de haberle dicho, la ltima vez que le escrib, que su ensayo sobre La guerra del fin del mundo era la que ms me haba impresionado entre todas las crticas a mi obra.

    desde que supe de su muerte, no he podido dejar de recordarlo asociado con su compatriota, colega y contrincante de toda la vida: Emir Rodrguez Monegal. todo organizador de simposios, mesas redondas, congresos, conferencias y conspiraciones literarias, del Ro Grande a Magallanes, saba que conseguir la asistencia de ngel y de Emir era asegurar el xito de la reunin: con ellos presentes, habra calidad intelectual y pugilismo vistoso. ngel, ms sociolgico y poltico; Emir, ms literario y acadmico: aqul ms a la izquierda, ste ms a la derecha, las diferencias entre ambos uruguayos fueron providenciales, el origen de los ms estimulantes torneos intelectuales a los que me ha tocado asistir, una confrontacin en que, gracias a la destreza dialctica, la elegancia y la cultura de los adversarios, no haba nunca un derrotado y resultaban ganando, siempre, el pblico y la literatura. Sus polmicas desbordaban de la sala de sesiones a los pasillos, hoteles y pginas de los peridicos y se aderezaban de manifiestos, chismografas y barrocas intrigas que dividan a los asistentes en bandos irreconciliables y trocaban al Congreso palabreja que suena como bostezo con cierta razn en una aventura fragorosa y vital, lo que debera ser siempre la literatura.

    para ngel Rama lo fue. Aunque parezca absurdo, lo primero que hay que decir en elogio de su obra es que fue un crtico que am los libros, que ley vorazmente, que la poesa y la novela, el drama y el ensayo, las ideas y las palabras, le dieron un goce que era a la vez sensual y espiritual. Entre quienes ejercen hoy la crtica en Amrica Latina abundan los que parecen detestar la literatura. La crtica literaria tiende en nuestros pases a ser un pretexto para la apologa o la invectiva periodstica, o la llamada crtica cientfica, una jerga pedante e incomprensible que remeda patticamente los lenguajes (o jergas) de moda, sin entender siquiera lo que imita: Barthes, derrida, Julia Kristeva, todorov. Ambas clases de crtica, sea por el camino de la trivializacin o el de la ininteligibilidad, trabajan por la desaparicin de un gnero, que, entre nosotros, lleg a figurar entre los ms ricos y creadores de la vida cultural gracias a figuras como Henrquez urea o Alfonso Reyes. La muerte de ngel Rama es como una funesta profeca sobre el futuro de una disciplina intelectual que ha venido declinando en Amrica Latina de manera inquietante.

    EN vENEZUElA, EN UNA MESA REDONDA CON MARIO vARGAS llOSA.

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    Aunque, en su juventud, escribi novelas y teatro, ngel Rama fue un crtico, y en este dominio desarroll una obra original, abundante y vigorosa que, luego de hacer sus primeras armas en uruguay donde se haba formado bajo la gua de un crtico e historiador ilustre de la literatura rioplatense, Alberto Zum Felde, fue luego creciendo y multiplicndose, en curiosidad, temas y ambicin, hasta moverse con perfecta soltura por todo el mbito latinoamericano.

    En su ltimo libro, La novela latinoamericana (Bogot, 1982), recopilacin de una docena de ensayos panormicos sobre la narrativa continental, se advierte la versacin histrica y la solvencia esttica con que Rama poda valorar, comparar, interpretar, y asociar o disociar de los procesos sociales a las obras literarias de Amrica Latina, por encima de sus fronteras nacionales y regionales. En esas visiones de conjunto derroteros, evoluciones, influencias, experimentados por escuelas o generaciones de uno a otro confn probablemente nadie desde la audaz sinopsis que intent Henrquez urea, Historia de la Cultura en Amrica Hispnica (1946) ha superado a ngel Rama. No es de extraar, por eso, que fuera l quien concibiera y dirigiera el ms ambicioso proyecto editorial dedicado a reunir lo ms representativo de la cultura latinoamericana: esa Biblioteca Ayacucho, patrocinada por el Estado de Venezuela, que ojal no se interrumpa ahora con la muerte de su inspirador.

    Lo mejor del trabajo crtico de Rama no fueron libros, hacia los que, durante mucho tiempo, tuvo una curiosa resistencia: casi todos los que se anim a publicar fueron compilaciones de textos aparecidos en revistas o como prlogos. Sin embargo, el nico libro orgnico que escribi, Rubn Daro y el modernismo (Caracas, 1970), es un penetrante anlisis del gran nicaragense y del movimiento modernista. Rama mostr en ese ensayo la compleja manera en que concurrieron diversas circunstancias histricas, culturales y sociales para que surgiera la corriente literaria que descoloniz nuestra sensibilidad y, alimentndose con audacia y libertad de todo lo que las vanguardias europeas ofrecan y de nuestras propias tradiciones, fund la soberana potica del continente. La perspectiva sociolgica e histrica, a la manera de Lukcs y de Benjamin, fue la predominante en las investigaciones y anlisis de Rama y, a veces, incurri en las generalizaciones que esta perspectiva puede producir, si se aplica de manera demasiado excluyente al fenmeno artstico, pero, en su libro sobre daro, ella le permiti, gracias a un equilibrado contrapeso de lo social y lo individual, el contexto histrico y el caso especfico y la influencia del factor psicolgico, esbozar una imagen nueva y convincente de la obra de daro y el medio en que ella naci. pero la crtica en que Rama descoll, como muy pocos otros en nuestros das, fue en aquella que, desde las pginas de un peridico o revista, desde la tribuna de un aula o el prefacio de un libro, trata de encontrar un orden, establecer una jerarqua, descubrir unas llaves para sus recintos recnditos a la literatura que est naciendo y hacindose.

    Es lo que se llama crtica de actualidad, que algunos creen rebajar calificndola de periodstica, como si la palabra fuera sinnimo forzoso de superficial y efmera. En verdad, sa es la estirpe de la que han salido los crticos ms influyentes y sugestivos, aquellos que convirtieron al gnero en una arte equiparable a los dems: un Saint Beuve, un ortega y Gasset, un Arnold Bennett, un Edmund Wilson. A esa