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PPPI UNED Curso 2008/2009 TEMA 21. LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO Y MEDIO EN EL NOROESTE 1.- MESETA NORTE Hasta hace poco, la escasez de información ha hecho que en esta zona se consideraban la cerámica campaniforme Ciempozuelos y algunos hallazgos de espadas y objetos metálicos argáricos y atlánticos, lo más representativo. Por otro lado, la aparición de cerámicas incisas, excisas y de boquique con ricos motivos, incluidos en la denominación Cogotas, fueron consideradas como continuación del campaniforme para, en los 70, atribuirlas a la Edad del Hierro, relacionadas con invasiones de los Campos de Urnas. En los 80 este grupo se considera Bronce final y, actualmente se establecen varias etapas diferenciadas. 1.1.- Cronología y periodización Abarquero propone Fase Protocogotas (1750-1500 a.C.), una segunda de Bronce Pleno o Cogotas I (1500-1150/1100 a.C.) y una tercera o Cogotas I evolucionado (Bronce final, 1100-950 a.C.). Blasco establece Bronce antiguo, caracterizado por horizonte de cerámicas lisas (1700-1500 a.C.). En 1500 a.C. tendría lugar lo que la misma Blasco y otros denominan Protocogotas o fase inicial de esa etapa (Bronce medio), con fechas entre 1450-último tercio de s.XII a.C.). Etapa de plenitud de horizonte Cogotas I es Bronce final (siglos XI y X a.C.). Algo similar indica Eiroa con Bronce antiguo, paralelo a Ferradeira y Montelavar, con fechas entre 1780-1420 a.C., dataciones proporcionadas por yacimiento de La Loma del Lomo (Guadalajara), y Bronce medio definido por complejo Cogotas I (también denominado Protocogotas o Cogeces en esa etapa). Jimeno también denomina Protocogotas al Bronce medio (1700-1500 a.C.) con segunda fase de generalización de Cogotas I entre 1550-1350 a.C. y una tercera ampliada al área del Tajo. Galán propone tres fases para Cogotas I en función de dataciones radio carbónicas calibradas, primera fase 2050-1700 a.C. aprox., segunda fase 1700-1550 a.C. aprox., y tercera fase 1550-625 a.C. aprox. 1.2.- Asentamientos TEMA 24. LA PRIMERA EDAD DEL HIERRO 1

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TEMA 21. LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO Y MEDIO EN EL NOROESTE

1.- MESETA NORTE

Hasta hace poco, la escasez de información ha hecho que en esta zona se consideraban la cerámica campaniforme Ciempozuelos y algunos hallazgos de espadas y objetos metálicos argáricos y atlánticos, lo más representativo. Por otro lado, la aparición de cerámicas incisas, excisas y de boquique con ricos motivos, incluidos en la denominación Cogotas, fueron consideradas como continuación del campaniforme para, en los 70, atribuirlas a la Edad del Hierro, relacionadas con invasiones de los Campos de Urnas. En los 80 este grupo se considera Bronce final y, actualmente se establecen varias etapas diferenciadas.

1.1.- Cronología y periodización

• Abarquero propone Fase Protocogotas (1750-1500 a.C.), una segunda de Bronce Pleno o Cogotas I (1500-1150/1100 a.C.) y una tercera o Cogotas I evolucionado (Bronce final, 1100-950 a.C.).

• Blasco establece Bronce antiguo, caracterizado por horizonte de cerámicas lisas (1700-1500 a.C.). En 1500 a.C. tendría lugar lo que la misma Blasco y otros denominan Protocogotas o fase inicial de esa etapa (Bronce medio), con fechas entre 1450-último tercio de s.XII a.C.). Etapa de plenitud de horizonte Cogotas I es Bronce final (siglos XI y X a.C.).

• Algo similar indica Eiroa con Bronce antiguo, paralelo a Ferradeira y Montelavar, con fechas entre 1780-1420 a.C., dataciones proporcionadas por yacimiento de La Loma del Lomo (Guadalajara), y Bronce medio definido por complejo Cogotas I (también denominado Protocogotas o Cogeces en esa etapa).

• Jimeno también denomina Protocogotas al Bronce medio (1700-1500 a.C.) con segunda fase de generalización de Cogotas I entre 1550-1350 a.C. y una tercera ampliada al área del Tajo.

• Galán propone tres fases para Cogotas I en función de dataciones radio carbónicas calibradas, primera fase 2050-1700 a.C. aprox., segunda fase 1700-1550 a.C. aprox., y tercera fase 1550-625 a.C. aprox.

1.2.- Asentamientos

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La característica principal del hábitat en el II milenio en esta área es la precariedad. Los restos de las escasas estructuras conservadas son construcciones de materiales perecederos (postes hincados en el suelo, cubiertas de barro y ramas).

Poblados más representativos son los ubicados en llanura con ausencia de estructuras aéreas, caracterizados por los restos excavados en suelo, en forma de “fondos de cabaña”, silos, fosas, etc., denominados como campos de hoyos. No representan novedad respecto a etapas anteriores pero ofrecen diferencias. En Bronce antiguo son de mayor extensión, hay gran concentración de hoyos y son de mayores dimensiones que los anteriores; en Bronce medio son aún mayores los asentamientos pero el tamaño de los hoyos disminuye.

Respecto a su ubicación, están próximos a cursos de agua, pero se advierten diferencias según la etapa.

o En Bronce antiguo aparecen en ocasiones en lugares ocupados previamente, aunque también los hay de nueva planta, y en zonas (Alto Duero) pasan de ocupar zonas de pastos a tierras agrícolas.

o En Bronce medio se abandonan los lugares ocupados en etapa anterior y se crean nuevos poblados en zonas próximas, aún más bajas y cercanas a los cauces. Algunos son refundaciones sobre antiguos hábitats neolíticos, como el caso del Arenero de los Vascos (Madrid).

Se carece de información casi sobre el número de cabañas, su tamaño o localización, al igual que sobre las posibles delimitaciones y recintos internos. De lo poco conocido se deduce que las plantas son de tendencia oval y de pequeño tamaño y que aparecen hogares aislados de barro endurecido. Se conservan algunos tramos de zanjas en Las Matillas (Alcalá de Henares, Madrid), que parecen formar parte de recinto circundante, junto a la disposición de los hoyos, hace pensar en localización de viviendas en la periferia, con zona central del recinto dedicado al almacenamiento, actividades artesanales o de transformación de alimentos.

Es difícil conocer la evolución y duración de los poblados dadas las superposiciones de fondos, ya que no siempre se sabe el tiempo que transcurre entre ellas. Pensamos en la existencia de extensas agrupaciones de cabañas con espacios intermedios, donde se abren los hoyos con diversas finalidades (silos, basureros, contenedores, etc). Sí es seguro el uso de algunos como tumbas pero, al igual que los usados como basureros, fueron ocupaciones secundarias, no fueron construidos para esos fines, sino reutilizados. La aparición de restos enfoscados o revocos manifiesta que fueron construidos como silos de almacenamiento.

Yacimientos destacables: La Loma del Lomo en Cogollado (Guadalajara) y el Tejar del Sastre (Madrid) son los mejor conocidos, también se puede mencionar Aldeagordillo y Sonsoles en Ávila y Los Tolmos de Caracena en Soria, ubicado en zona elevada. El Caserío de Perales y el Arenero de los Vascos en la cuenca del Manzanares y El Negralejo en la vega del Jarama son representativos del Bronce medio.

Ubicados en altura, en zonas estratégicas e incluso con fortificaciones, hay algunos poblados como la Plaza y el Castillo de Rábano en Valladolid. El pequeño poblado de altura de Cogeces del Monte, también en Valladolid, ha dado lugar para algunos autores al “horizonte de Cogeces”, para definir fase entre campaniforme Ciempozuelos y Cogotas I.

También, en zonas montañosas de los Sistemas ibérico y Central perviven hábitats en cueva: Pedro Fernández en Estremera (Madrid), la Cueva de la Vaquera en Torreiglesias (Segovia) o la Cueva del Asno (Soria).

1.3.- Enterramientos

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Existe, en algunas zonas, una pervivencia de enterramientos en sepulturas megalíticas y en cuevas, pero lo más generalizado son las inhumaciones individuales o dobles dentro de poblados y en diversidad de espacios, habitualmente en hoyos o fosas sellados con grandes piedras. Los inhumados se colocan en posición flexionada. Este enterramiento aparece en Bronce antiguo y medio aunque con diferencias como inhumaciones infantiles en pithoi, que aparecen sólo en el antiguo.

En cuanto al ajuar, la mayoría carece de él o tiene sólo un vaso cerámico. Es frecuento la existencia de restos de animales (grandes o completos) pero no se puede afirmar, salvo algún caso, que sean parte del ajuar. Igual ocurre con presencia en fosas de objetos domésticos en desuso (fragmentos de coladores, restos de fundición, etc), que pudieron caer de forma casual a las fosas sin ser parte constitutiva del enterramiento.

Los más representativos son el Tejar del Sastre, las Matillas o la Fábrica de Euskalduna, todos en Madrid. El ejemplo más conocido y completo es la loma del Lomo de Cogollado, Guadalajara, con 24 enterramientos repartidos en 20 fosas. Del Bronce medio hay que mencionar la inhumación triple de Los Tolmos de Caracena en Soria y un enterramiento infantil doble en el Caserío de Perales. En este último sí hay restos de un perro colocados a los pies, así como fragmentos cerámicos junto a la cabeza.

1.4.- Actividad económica

Es difícil de concretar dado lo amplio y variado de la zona geográfica y con la poca información de que se dispone cuales fueron las bases económicas de la región en el II milenio a.C. Contamos con restos animales y vegetales, y también se parte de la distribución y características de las zonas diversas. De ello se deduce que la agricultura y ganadería fueron fundamentales.

o El pastoreo de ganado sería la fuente principal de recursos en piedemontes de sistemas montañosos de cuenca del Duero y el Sistema Central, zonas de pastos para el ganado (ovicápridos, bóvidos, algunos cerdos). La certificación de sacrificios de bueyes y caballos adultos hace pensar en su uso como fuerza motriz de trabajo.

o En zonas de valles, sobre todo en tierras sedimentarias de cuencas del Duero y el Tajo, existe agricultura de cereales (trigo y cebada), leguminosas como las habas, lino, posible cultivo de olivos y nogales y recolección de bellotas. Hay continuo incremento de ocupación de tierras agrícolas de la Meseta, con explotación continuada y abandono ante el agotamiento de las tierras.

o Se relacionan algunos asentamientos de Zamora con explotaciones de salinas y se documenta la caza de ciervos, conejos y jabalíes, en el Bronce medio, al menos.

La producción de alimentos era la actividad principal de las comunidades pero también se fabricaban útiles líticos y cerámica dentro del ámbito doméstico como testimonian los talleres del Ventorro. Las materias primas (sílex y arcilla), se obtenían en el entorno cercano.

La metalurgia se documenta en algunos asentamientos (Las Pozas, El Ventorro y Tejar del Sastre) por existencia de crisoles y otros restos, que debió ser a pequeña escala, de ámbito doméstico. Hay escasos hallazgos de objetos metálicos y en horizonte Protocogotas perduran tradiciones antiguas con tipos sencillos en cobre arsenical natural. En Cogotas I, además de los tipos anteriores, se incorporan tipos nuevos (atlánticos) y aleaciones cobre-estaño. El mineral procede de yacimientos cercanos, aunque la Meseta es pobre en minerales. Fragmentos de recipientes, hornos, crisoles, restos de fundición manifiestan actividad metalúrgica.

1.5.- Cultura material

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En industria lítica tallada (con soporte de sílex, cuarcita y cuarzo), son representativos los dientes de hoz, sobre lasca. También hay hojas, lascas y, más raro, puntas de flecha simple o de aletas con pedúnculo. Por lo general, las lascas laminares de los primeros momentos dan paso a soportes más anchos e irregulares. En el Bronce medio aparecen puntas, raspadores y denticulados en láminas de sílex.

En piedra pulida hay molinos barquiformes y manos de molino, hachas, afiladeras y machacadores. En hueso hay punzones, espátulas, agujas circulares, esquirlas perforadas ¿colgantes? En barro cocido hay pesas de telar.

En metal (cobre arsenical) y en etapa Protocogotas, lo más frecuente son punzones de sección cuadrada, puntas de flecha Palmela, puñales de lengüeta y hachas planas. Poco a poco se van abandonando tipos arcaicos como lengüetas de puñales en favor de los remaches. Aparecen algunos modelos de tipología atlántica como alabardas tipos Carrapatás. En el depósito de la Finca de la Paloma aparecen dos alabardas de este tipo junto a cuatro puntas Palmela y demás utillaje metálico.

En el Bronce medio son características las hachas planas, punzones, puñales de remache, puntas de flecha con pedúnculo y varillas pero la variación está en la aparición de cobre con estaño.

En cerámica hay vasos de cocina y almacenaje, toscos y de acabados poco cuidado. Son de paredes gruesas y dimensiones grandes y medianas. Sus formas son ollas y orzas globulares, también vasos troncocónicos o bitroncocónicos con cordones lisos o decorados con digitaciones o ungulaciones. La del Bronce antiguo tiene acabados espatulados en cerámica lisa, con formas carenadas y, en ocasiones, mamelones en la línea de carena.

En horizonte Protocogotas o Cogeces o fase inicial de Cogotas I, la cerámica es más cuidada con formas carenadas más suaves y altas y vasos de perfil en S. La decoración es incisa e impresa con incrustaciones y motivos a base de espigas, reticulados, zigzags, líneasoblicuas u onduladas, ángulos con puntillados, habitualmente dispuestas en bandas simples bajo borde o carena.

Pero la cerámica más representativa del periodo es la cerámica fina decorada conocida como Cogotas, que ha servido para establecer periodizaciones. Está caracterizada por el aumento de motivos de boquique en guirnaldas formadas por zigzags, líneas paralelas y círculos concéntricos. Disminuyen incisiones e impresiones apareciendo la excisión. La decoración se extiende por todo el vaso, las formas son cuencos bajos y vasos globulares. Durante todo el período hay coladores y queseras.

2.- MESETA SUR

Es conocido como Bronce de La Mancha. Es un periodo con rasgos en común con Bronce valenciano y con el Argar, especialmente. De hecho, al inicio de las investigaciones sobre el Bronce se consideró como extensión de la cultura argárica, más conocida y definida. También tiene puntos en común con otras zonas como el Bronce del suroeste o el del valle del Guadalquivir. Actualmente se la considera un área con personalidad propia, que abarca las provincias de Ciudad Real, Albacete, Cuenca y Toledo.

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Las primeras referencias sobre estos yacimientos del Bronce en la región se remontan a 1899, cuando Hervás publica noticias sobre la Motilla de Torralba, creyendo que era un túmulo megalítico. En la década de los cuarenta Sánchez Jiménez da a conocer yacimientos en Albacete similares a las motillas de Ciudad Real.

En los años sesenta Pellicer y Schüle localizan varias motillas en Alcázar de San Juan, considerándolas túmulos de enterramiento o lugares de habitación del Bronce pleno asentados sobre antiguos megalitos. En los setenta la Universidad de Granada comienza un proyecto de excavación sobre el Bronce de la Mancha y una campaña de prospección. Desde 1977, la Universidad de Madrid excava en el Cerro de la Encantada y desde 1984 en la Motilla de Santa María del Retamar.

En los ochenta, Fernández Miranda comienza sus trabajos en Albacete: excavaciones en la Morra del Quintanar, Munera y en El Acequión y campañas de prospección sobre el patrón de asentamiento.

2.1.- Cultura material

Nájera y Molina consideran la duración de esta etapa entre 2200 y 1500 aC, estableciendo un Bronce antiguo, otro pleno y otro tardío. En el Bronce antiguo se inicia un proceso de nuclearización de la población y aparecen las motillas como modelo de asentamiento, con campaniforme tardío en alguna de ellas. En la etapa plena se consolida el sistema ocupacional del territorio con asentamientos en llanura (las motillas), ubicadas en vegas de los ríos o junto a lagunas, y poblados en altura en las serranías. En Bronce tardío se inician cambios profundos en región con aparición de cerámicas tipo Cogotas y continuidad de motillas y abandono de estas al final del periodo.

o Eiroa cita dos facies paralelas, entre 1700 y 1300 a.C.: poblados en llanura o motillas y poblados en altura, morras o castillejos.

o Sánchez Meseguer y Galán establecen periodización mediante dataciones radio carbónicas para el Cerro de la Encantada, situando el inicio del asentamiento sobre el 2500 a.C. y su abandono a mitad del II milenio a.C.

o Por su parte, Fernández-Posse, Gilman y Martín establecen las fases de los yacimientos de la Morra del Quintanar y El Acequión, en Albacete ambos, con ayuda del C14. Su determinación para la Morra del Quintanar es como inicio 2000 cal BC y segunda fase entre 1700 y 1500 cal BC. Para El Acequión determinan fases I y II entre 2200 BC y 2050 BC, y una tercera fase 2050 BC a 1950 BC. Ocupación final sería entre 1950 – 1850 cal BC. Estos investigadores determinan que el 90% de las fechas radio carbónicas en Bronces antiguo y medio manchego están entre 2200 y 1500 BC pero, consideran que su subdivisión está basada en fechas de C14, careciendo de contenido arqueológico definido, planteando la necesidad de establecer periodizaciones con contenido arqueológico. Así mismo, destacan que hay pocos asentamientos calcolíticos en la zona que indican que no hubo un substrato anterior en los yacimientos y que, por lo general, los asentamientos del Bronce desaparecen antes del Bronce tardío, salvo excepciones.

Para Cuenca se propone secuencia de tres periodos según los tipos cerámicos:

• Bronce Inicial � Cerámica Dornajos, • Bronce Medio � Cerámica lisa • y Bronce Final � Cerámica Cogotas I.

Con posterioridad, Díaz Andréu establece un Bronce inicial con poblados en llano y altura y un Bronce medio con poblados en zonas altas y sistemas defensivos artificiales. Carrobles, Muñoz y Rodríguez establecen que en Toledo los inicios del Bronce están muy ligados al final del

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campaniforme y que no es posible diferenciar un Bronce antiguo. Proponen una etapa formativa sobre la cual evolucionan diferentes tipos de asentamientos.

2.2.- Asentamientos

Se documenta en esta zona una ocupación estable desde el Bronce antiguo con alta densidad demográfica en Bronce pleno. Los asentamientos ofrecen variedad que da lugar al establecimiento de diversas facies dentro del bronce manchego, siendo los primeros en definirlas Nieto y Sánchez Meseguer, sobre las excavaciones en el Cerro de la Encantada, en Ciudad Real. Hay asentamientos en llanura: motillas y escasos fondos de cabaña, y en altura: cerros o castellones y morras. También algunas cuevas, aunque de carácter minoritario.

Las motillas aparecen por llanura manchega en los cauces fluviales, con distribución regular y distancia entre ellas de 4-5 Km, también a veces junto a lagunas. El tamaño va desde las 0,25 a 1,0 Ha, salvo algunas mayores como Los Palacios con 2 Ha. Son asentamientos con fortificación central y poblado en torno a ella, algunas con necrópolis en zona de hábitat. La fortificación la constituye una torre central con sus accesos; un patio con estructuras hidráulicas y los muros maestros de la fortificación. En todas las motillas aparecen estos elementos. El poblado se extiende al exterior de la fortificación hasta un radio de 50m y viviendas ovales o rectangulares con divisiones internas y, a veces, paredes medianeras (El Azuer).

Los castellones (asentamientos en altura), están ubicados por lo general en lugares defendibles y cuentan con sistemas de fortificación, dominando territorios de los valles del Tajo y el Jabalón, rodeados de zonas cultivables y de pastoreo. Su gran visibilidad permite el control de vías de comunicación (casos de Cerro del Bu en Toledo o Cerro de la Encantada en Ciudad Real). En otras ocasiones hay un poblado y una atalaya o torre (Cerro del Peñón). Por otro lado, el Cerro de la Encantada es un doble promontorio con inmejorable situación estratégica, dominando pasos hacia Despeñaperros, valle de la Alcudia y sierra de Alcaraz.

Hay defensas naturales y artificiales, a veces hasta triple recinto, silos-torreones que configuran lienzos de murallas. Las viviendas son chozas adaptadas a la topografía, con postes de madera en los primeros momentos y, después, con zócalos de piedra y paredes de tapial, predominando líneas rectas. En Cerro de la Encantada se documenta un posible horno de fundición y dos de fusión, uno de ellos en un recinto dedicado a la metalurgia ya que aparecen elementos propios de esta actividad. En este yacimiento se han identificado estructuras interpretadas como edificios de culto cuyo carácter ritual se relaciona con algunas sepulturas y se les considera templos funerarios. En Cerro del Bu hay cabañas circulares u ovales con zócalos de piedras y paredes y techos de ramajes y barro.

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En Cuenca, Díaz-Andreu observa cambio en los patrones de asentamiento con progresivo aumento de elección de emplazamientos defensivos desde Calcolítico al Bronce medio. Ve diferencias de tamaño y distribución espacial, planteando para la zona conquense un modelo ocupacional con concentración de población en poblados grandes, con hasta cinco tamaños de poblados.

Poblados en altura hay por comarca de Almansa, en zonas con agua, tierras agrícolas y pastos. Hay de todos los tamaños estando, los grandes, rodeados por varios pequeños. Son cerros de forma cónica o amesetada con construcciones en la cima o laderas, con defensas naturales y artificiales. El Cerro del Cuchillo presenta complejo sistema de acceso y tres líneas defensivas con puertas de acceso. Hay dos edificios representativos, uno de 8,5x5,25 m y puerta de acceso con tres cubetas de muros de barro en interior y cubierta de losas de piedra. El otro es una habitación de cuatro pisos.

Las Morras se localizan en pequeñas elevaciones, con fortificaciones considerables. El estudio más detallado se llevó a cabo por campañas de prospección intensivas en zona septentrional de provincia de Albacete y en excavaciones en El Acequión y la Morra del Quintanar en Munera.

Cerca de 300 yacimientos con estructuras y materiales del periodo 2250-1500 a.C. Se documentan, repartidos por el territorio prospectado, siendo de dos tipos: Morras y Castellones. Su ubicación responde a lugares con fácil acceso a las tierras agrícolas o de pastos permanentes, dos terceras partes de poblados están en lagunas, cursos de agua o cañadas de cultivo. Son importantes los aspectos defensivos: la mayoría están en promontorios, riscos o cerros con fuertes pendientes. No son lugares con ocupaciones anteriores ni posteriores y se aprecia una clara diferencia de tamaño, desde los 3.300 m2 de la Dehesa de las Carnes a los 160 m2 de Castillejo del Jardín.

Hay un evidente desfase entre el tamaño de los yacimientos y los recursos agrícolas del entorno. Los dos tipos de yacimientos cubren la gama completa de tamaños y no hay diferencias funcionales.

Las morras responden a sistema de construcción de planta central y recintos circulares concéntricos, los poblados suelen ser mayores que ellas. Morras y poblados se asientan en cerros aislados o puntos altos de laderas y también en emplazamientos bajos.

Como representativo de fondos de cabaña, se debe mencionar el yacimiento de Las Saladillas (Alcázar de San Juan), donde se han excavado 25 fondos de cabañas de sección cilíndrica con paredes rectas y sección en forma de tronco de cono invertido. Las plantas son de tendencia circular. Estas estructuras se consideran como parte de otras más amplias que no han dejado evidencias arqueológicas al haber sido construidas con materiales perecederos.

2.3.- Enterramientos

En la Motilla del Azuer aparecen en zona de hábitat, donde se excavan más de 29 sepulturas con restos de más de 40 individuos. Son en fosas simples o revestidas de mampostería o lajas hincadas, que a veces se adosan a muros de casas o paramentos exteriores de la fortificación, de inhumación individual y escaso y pobre ajuar.

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Yacimiento que proporciona mayor información es el Cerro de la Encantada, con enterramientos en fosas, grietas de canchales o roquedos, en sepulturas construidas con lajas verticales o con mampostería y pithoi. Se debe añadir los enterramientos adscritos a lugares de culto. El rito es inhumación y en ajuares aparecen cerámicas, puñales de remaches de bronce, adornos en metal y piedra (brazaletes, cuentas de collar, colgantes), también molederas, dientes de hoz,...

En zona de Almansa sólo se documenta en Cerro de La Cueva Alta Septentrional un enterramiento de inhumación individual en grieta; una cista en la Morra de la Cueva de la Paja y otra en Cabezo C.

En Toledo sólo conocemos la necrópolis del Cerro del Obispo en Castillo de Bayuela. Son inhumaciones en pithoi rodeadas por bloques de granito que conforman caja exterior con torta cerámica que cubre la estructura. Dentro del pithos está el inhumado y su ajuar es a base de objetos de sílex, hachas de piedra pulimentada, brazaletes de arquero, ídolos, fusayolas, crisoles, leznas, vasos, etc. Entre pithos y caja de granito hay cerámica sin usar y restos de fauna.

2.4.- Actividad económica

La presencia de trigo, escanda, cebada y leguminosas como guisantes o lentejas, hacen pensar en agricultura cerealista extensiva de secano con rotación en la motilla del Azuer. Almacenamiento de los cereales se hacía por separado ¿cultivo en campos diferentes? No hay espiguillas ni raquis, lo que indica que trillado se hacía en otro lugar.

La ganadería es la segunda actividad económica del yacimiento, con pequeños rumiantes, bóvidos, caballos, cerdos, perros. Se explotaron productos secundarios (leche y lana) dada la presencia de queseras y pesas de telar.

En el Cerro de la Encantada hay testimonios de agricultura y ganadería a pequeña escala, con presencia mayoritaria de ovicápridos y bueyes y, en menor medida, cerdos y caballos. Su base económica fundamental tuvo que ser la prospección y las actividades metalúrgicas junto con el control del comercio del metal.

La explotación agrícola intensiva parece haber sido la base económica común en los yacimientos albaceteños, así como la ganadería, con asentamientos en zonas de pastos permanentes.

De esta diversidad de actividades se deduce actualmente un sistema complementario entre los asentamientos. Nájera y Molina creen que clases dirigentes del Bronce manchego no residieron en motillas sino en los principales asentamientos de altura (como Cerro de la Encantada). Esto permite hipótesis de existencia de este sistema complementario con interrelación entre poblados de altura (residencia de elites) y asentamientos en llanura, con función dirigida a explotación, almacenamiento y gestión de los recursos agropecuarios.

En el corredor de Almansa se constatan la agricultura, la ganadería y la metalurgia, documentándose tareas agrícolas y de transformación en la Morra del Quintanar. El metal es escaso y hace pensar en sistema de producción de mercantil.

Debió tener gran importancia la industrial textil, puesto que en esta misma Morra hay una construcción con abundantes pesas de telar de gran tamaño.

2.5.- Cultura material

o En piedra tallada, los dientes de hoz aparecen en casi todos los yacimientos y, más esporádicamente, hay restos de talla, lascas y láminas. En piedra pulida lo más habitual son

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hachas y azuelas, junto con molinos, por lo general, barquiformes. Martillos de minería, moldes para fundición así como crisoles y brazaletes de arquero completan el apartado.

o En hueso o concha hay presencia de punzones, agujas y espátulas así como botones con perforación en V, colgantes y cuentas de collar.

o El marfil abunda en Morra del Quintanar y El Acequión plasmado en botones en V y en una barrita preparada para fabricarlos (esta última en el Quintanar).

Por lo general, el metal empleado es el cobre habiendo puntas de flecha de largo pedúnculo y puñales en las motillas. En comarca de Almansa hay puñales de remaches, puntas Palmela y en el Cerro del Cuchillo hay, también, escorias, hachas planas, cuchillos, punzones y adornos. En el Cerro de la Encantada se documentan tres hornos, uno de ellos en un recinto que aparece ser dedicado a la metalurgia, ya que junto a él apareen fragmentos de moldes y un crisol con escoria; se constatan puntas de fecha lanceoladas con pedúnculo, punzones, cinceles, puñales de remache, zarcillos y brazaletes (estos últimos de plata).

En las Saladillas (Alcázar de San Juan), la cerámica se hace a mano, alisada y rara vez bruñida. Por lo general es lisa, excepto algunas digitaciones en el borde, un cordón y alguna incisión. Las formas son cuencos semiesféricos, vasos globulares con cuello, ollas y fragmentos de queseras. Destacan los vasos carenados con asa y alguno con cazoleta del Cerro del Cuchillo. También en Toledo predominan las cerámicas lisas con alguna incisión o impresión en el borde; sus formas son de cuencos semiesféricos, ollas globulares, vasos carenados y grandes recipientes de almacenaje, así como queseras y cucharas.

En las motillas abundan los cuencos bajos y abiertos, vasos de carena baja y grandes vasijas carenadas en cerámicas espatuladas o bruñidas, por lo general, lisas. En Cerro de la Encantada hay cerámica a mano lisa con algunos bordes decorados, con mamelones, cordones, relieves y surcos.

3.- NOROESTE PENINSULAR

3.1.- Cronología y periodización

El Bronce antiguo abarca desde 1800 al 1500 aC y el medio desde 1500 a 1200 aC. Existen varios intentos de periodización (Harrison, Almagro Gorbea y Ruiz Gálvez), siendo evidente que este periodo se inicia tras una fase calcolítica con fuerte desarrollo megalítico.

Bajo esta clasificación se incluye Galicia, norte de Portugal y zona occidental de Asturias. Lo mejor conocido son los depósitos de materiales, hallazgos sin contexto arqueológico, por lo que las periodizaciones se han realizado sobre la base de las distintas tipologías. Partiendo de Harrison y Almagro, Ruiz Gálvez marca tres etapas:

o Etapa inicial o de formación (1800-1700 aC). Fuerte substrato campaniforme, contactos atlánticos reflejados en alabardas Carrapatás y los rituales de enterramiento. Se comienzan a individualizar las características del periodo.

o Etapa de desarrollo (1750/1700-1600 aC). Ya están definidas las características de la zona, con una primera explotación intensiva del oro aluvial y de recursos mineros. Hay progresivo aumento de tipos metálicos y evidentes contactos con núcleo metalúrgico del sureste, sirviendo como puente entre éste y regiones atlánticas. Contactos con Bretaña.

o Etapa de transición (1600-1500 aC). Contactos intensos con Bretaña y más difusos con Wessex e Irlanda.

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Eiroa también establece tres fases:

1) Bronce antiguo A (1800-1700 aC). Fuertes tradiciones locales. Paralelo a horizonte de Ferradeira. Se conoce como Horizonte de Montelavar o Roufeiro.2) Bronce antiguo B (1700-1600 aC). Se desarrollan algunos tipos anteriores así como la orfebrería. Se denomina fase Atios.3) Bronce antiguo C (1600-1500 aC). Transición hacia Bronce medio con transformación cultural. Se denomina a esta fase Caldas de Reyes.

La etapa siguiente, Bronce medio, se encuadra entre 1500 y 1200 aC, se conoce como Horizonte de Barcelós (o Codeseda-Melide), definido por algunos objetos metálicos (aleados o no): hachas de talón con reborde sin anillas.

En Asturias, de Blas Cortina propone dos fases, una inicial con influjos campaniformes pero sin esta cerámica (Gamonedo, Frieres y Cueva del Cuélebre son los yacimientos más representativos), y otra de desarrollo (depósito de Siego en Cabrales entre otros, con largas hachas planas tipo Cabrales, muy difundidas en otras zonas de la península).

La introducción de metalurgia se conoce por estos depósitos, además de por restos de materiales que muestran explotación en minas de Aramo en Mieres y El Milagro en Onís. de Blas opina que, ante la intensidad de explotación de las minas y la escasez de objetos manufacturados, se puede hablaar de una exportación de mineral a otras zonas.

3.2.- Asentamientos

Es escasa la documentación en este apartado. La casi ausencia de asentamientos atribuibles a esta etapa hasta hace bien poco hizo pensar en un descenso demográfico a causa de una crisis. En la actualidad se tiende a pensar en una continuidad de la población pero con mayor movilidad motivada por la importancia de la ganadería.

Los poblados estables tienden a desaparecer. Lo más frecuente son estructuras como silos o basureros o agujeros para postes. También hay recintos para encerrar ganado y son claras las ocupaciones estacionales. La situación de los asentamientos sirve de base para afirmar la importancia de la ganadería, también se cree que la presencia de petroglifos y hallazgos de espadas descontextualizadas pueden interpretarse como marcadores de zonas de paso o rutas (Fabregas relaciona estos hallazgos con otros de la Meseta, Zamora y Salamanca, cuya ubicación controlando salinas o rutas trashumantes, confirma la interpretación de cría de ganado.

3.3.- Enterramientos

Perduran, aunque escasas, las reutilizaciones de construcciones megalíticas, pero hay aumento y desarrollo de la individualización y pérdida de monumentalidad en tumbas, con las cistas como más representativo, sean solas o agrupadas en necrópolis. Destacan Tarayo de Cerqueda en San Cristóbal (Coruña), Atios en Porriño (Pontevedra) y Sao Bento de Bulagaes. Son muy insuficientes los enterramientos conocidos, aún más en Bronce medio, lo que lleva a pensar que no es el ritual usado para toda la población. Para interpretar este vacío, se piensa en la existencia de estructuras funerarias tan poco significativas que no se puedan atribuir con claridad ni cultural ni cronológicamente (fosas, pequeños túmulos).

Esta no visibilidad del mundo de los muertos, propia de otras zonas atlánticas trata de explicarse como el resultado de intencionalidad simbólica en la que se primaría otro tipo de manifestaciones. Esta desaparición de evidencias podría relacionarse con la existencia de depósitos y con distribución de petroglifos u otros símbolos, que serían reflejo de ceremonias que canalizaran el simbolismo.

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Se piensa en ritos funerarios vinculados con los depósitos. Ruiz Gálvez relaciona tránsito que implica la muerte con enterramiento de depósitos en cursos fluviales o rutas de paso, que delimitarían derechos de uso o control de gran importancia en esta etapa en la que las vías naturales se usaban de forma intensa, consecuencia de la creciente circulación de ideas y materias primas. Los ajuares de algunas de las pocas tumbas conocidas son ricos, con objetos metálicos como puñales, puntas Palmela, espirales de plata y oro, diademas de oro, brazaletes de arquero...

3.4.- Cultura material

Bronce antiguo supone inicio de actividades metalúrgicas (con cobre sin alear o aleación natural de arsénico) y mineras en región. Los objetos metálicos abundan, siendo lo más representativo en este periodo. Aparecen puñales con lengüeta y puñales de remaches, alabardas, hachas y espadas, algunos de estos bien representados en depósito de Roufeiro (Ourense). El tipo de hacha plana de Roufeiro evoluciona a hachas también planas pero más grandes y gruesas. Aparecen algunas relacionadas con tipos irlandeses en Lugo que pueden ser importadas. Al final del periodo hay algunas de influencia argárica trapezoidales. También hay brazaletes y espadas, destacando las de tipo Santiago y Pinhal de Melos, y las de Cuevallusa, casi de transición con Bronce medio, relacionadas con el tipo bretón de Saint Brandan, pero de producción local.

La orfebrería se desarrolla según avanza el período, con diademas, espirales y bandas de oro en primeros momentos con tipos locales e importados de espirales largas, gargantillas de tiras y algunas lúnulas en norte de Portugal. El hallazgo más famoso es el de Caldas de Reyes (Pontevedra), de final del Bronce antiguo o inicios del medio, con gargantillas de tiras, brazaletes, torques, varas y un peine. También hay piezas de influencia bretona como espirales de plata y cobre. Un conjunto destacable en plata es el de Antas de Ulla, consistente en un gran aro del que cuelgan seis espirales, cada una de ellas con cinco eslabones de dos o tres vueltas.

El Bronce medio aporta como novedad el uso del bronce y supone un periodo con pocas innovaciones que preludia lo que será el siguiente: Bronce final, momento de esplendor de la región convertida en gran foco metalúrgico de Europa occidental del denominado Bronce atlántico.

Se inician explotaciones intensivas de minerales, siendo posible la comercialización del metal, así parece indicar la existencia del bloque de cobre de Lamela (Pontevedra). En cuanto a tipos nuevos, se pueden citar espadas de tipo argárico, espadas estoques, hachas con reborde y talón y hachas tipo Bojôes-Barcelos, con el filo abierto y algunas decoradas. También hay que mencionar la existencia de moldes de fundición y cerámica decorada con incisiones geométricas sobre pasta blanca tosca en Lavapês (Pontevedra).

En arte rupestre hay que mencionar el espectacular ídolo de Peña Tu en Llanes (Asturias), el más representativo megalitoestela del Noroeste. Es un gran bloque de caliza con decoración pintada y grabada de figuras humanas muy esquemáticas. En el extremo derecho destaca el ídolo propiamente dicho, que es una representación geometrizada de un ser antropomorfo de 1,1m de alto, a la izquierda del mismo está representada una espada, aparentemente, que aludiría a la masculinidad del individuo y a su dignidad como jefe o guerrero.

4.- NOROESTE PENINSULAR

Se pueden destacar tres regiones con manifestaciones culturales diversas: Aragón, Cataluña y País Vasco.

4.1.- Aragón

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La información es fragmentada e insuficiente: a partir de un Calcolítico poco conocido, tampoco se sabe mucho de los inicios del Bronce. Burillo y Picazo hacen una periodización en tres fases, partiendo de fechas C14 y de seis yacimientos:

• Bronce antiguo (1950-1600 aC/2450-1900 cal BC)• Bronce medio (1600-1300 aC/1900-1400 cal BC)• Bronce tardío (1300-1100 aC/1500-1150 cal BC)

Estos seis yacimientos se extienden por sierras y depresiones del sur de Teruel, al límite con provincias de Valencia y Castellón.

Según Andrés Rupérez, los límites cronológicos de esta etapa son los tradicionales en la historiografía aragonesa, no coincidiendo con la Edad de bronce propiamente dicha, por un lado estaría incluido el Calcolítico, unido al Bronce inicial en la región, y por otro, se excluye el Bronce final, el cual es inseparable del Hierro inicial abarcando un marco temporal de 2500 a 1200 aC.

Según los yacimientos excavados en cuenca del río Alfambra (Teruel), Picazo Millán sintetiza los aspectos más relevantes al Bronce antiguo. Hay un primer momento de ocupación en el cerro del Castillo de Frías sobre el 2075 aC, el cual sirve como referencia de transición del Calcolítico a primeros asentamientos del Bronce. Poco después existen numerosos asentamientos típicos del Bronce (Las Toscas, 1930 aC).

4.1.1.- Asentamientos

Hay poblados estables en zonas estratégicas de altura pero perviven las cuevas de hábitat en zonas altas de Huesca (La Espluga), y algunos poblados como Moncín (Zaragoza). Relacionados con Bronce valenciano están El Castillo de Frías (Teruel), Uncastillo y La Muela (Zaragoza). Son poblados estables en zonas estratégicas con casas ubicadas en la cima y, sobre todo, en las laderas, con plantas rectangulares y zócalo de piedra. Son ya del Bronce medio y, la existencia de medianeras testimonia una organización del espacio. En su interior hay hogares, enlucidos y estructuras adosadas a las paredes, vasares.

Hay silos o basureros y cabañas cuadrangulares en barro al aire libre, sobre todo en el Bajo Aragón. Moncín tiene secuencia desde Calcolítico a Bronce tardío con fechas de C14 desde mitad del III milenio hasta el 1300/1200 BC. Es un poblado ganadero agrícola y aparecen cerámicas con apéndice de botón también presentes en otros lugares del mismo Bajo Aragón.

Parece claro que cuencas de ríos Cinca, Jalón y Jiloca desempeñan un importante papel como vías de comunicación con el sur de Francia y con la Meseta. Partiendo de variaciones cerámicas y su distribución geométrica, Burillo y Picazo proponen para Bronce medio la existencia de dos zonas articuladas en torno a un poblado (El Castillo), ubicado en la cuenca del Alfambra, lo que reflejaría un proceso de jerarquización.

Sin embargo, no hay continuidad en Bronce tardío ya que la mayoría de los poblados se abandona. Los cambios se interpretan como resultado de una crisis que desemboca en despoblamiento del territorio y que se observa en otros poblados que se deshabitan o que se pasa de casas a fondos de cabaña. El proceso de jerarquización también se observa en algunos de los grandes poblados del Bronce valenciano. Hay que destacar, ya en Bronce tardío, la presencia de cerámica Cogotas I en los poblados, especialmente en zonas próximas al Ebro y otros ríos, por lo general.

4.1.2.- Economía

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Se basa en la ganadería, tanto para la obtención de carne como productos secundarios. Existen sobre todo ovicápridos y bóvidos, menor número de cerdos. La caza es muy importante y la agricultura está poco documentada pero se acepta la existencia de agricultura de secano con barbechos.

4.2.- País Vasco

Perviven algunos campaniformes y, en momento avanzado aparecen elementos de Cogotas I llegados desde la Meseta. Grupo de Los Husos (Álava) es el mejor definido. El nombre deriva de la cueva del mismo nombre con tres niveles de ocupación del Bronce y evidencias de la introducción de metalurgia en País Vasco. Es un grupo más ganadero que agrícola, con útiles de sílex de tipologías antiguas con hojas de hoz, lascas y hojas. Abunda la industria ósea con adornos.

En cerámica hay vasos carenados y troncocónicos con decoraciones incisas, digitadas, a peine,... Restos de tejido y un puñal metálico con dos remaches. Hay una fecha del 1710 aC para la Cueva de Gobaederra (Álava). También hay otros poblados como La Hoya (Álava) con campaniforme todavía.

Es menos conocido el grupo de Santimamiñe en Vizcaya, con serie de cuevas en las que vivieron grupos dedicados a la agricultura y ganadería. También se conocen: una fecha de 1760 aC para la Cueva de las Pajucas (Álava) y datos sobre un depósito, perdido en la actualidad, el de Kutxinobaso (Vizcaya), hallazgos esporádicos con hacha tipo Barcelós en Guipúzcoa y materiales en dólmenes de Auski o Aralar, encasillados en el Bronce medio.

4.3 Cataluña

En varias zonas pervive el megalitismo, sobre todo al oeste de la cuenca del Llobregat con caracteres arcaizantes e influjos transpirenaicos, y el campaniforme. Los comienzos del Bronce están marcados por la presencia de cerámica epicampaniforme tipo Arboli, nombre derivado de las cuencas tarraconenses donde aparece. Actualmente se engloba dentro del grupo de noreste. Sus formas son cuencos, tazas, jarras con perfil en S y vasos carenados, la decoración es a base de incisiones de guirnaldas, flecos o festones. Las dataciones son del último cuarto del III milenio e indican el fin de las decoraciones campaniformes.

En el norte destaca la presencia de cerámicas con apéndices de botón en contextos de Bronce antiguo, medio y posterior. Hay evidentes influencias del sur de Francia y norte de Italia, y se distribuyen por toda la región llegando al valle del Ebro o a Soria y Guadalajara, siendo más numerosas en Gerona y en el interior de Cataluña. Se evidencia la ruta norte sur de esta difusión. Por lo general son cerámicas lisas que proceden de contextos funerarios. La presencia de estas en un entorno geográfico casi coincidente con el posterior Campo de Urnas se ha interpretado como inicio de penetraciones norpirenaicas. Está clara la existencia de relaciones e intercambios. Las formas son tazas y vasos carenados lisos.

4.3.1.- Cronología

Se establece una división en tres etapas:1. Bronce Antiguo (1800-1500 a.C.)2. Bronce Medio (1500-1250 a.C.)3. Bronce Final (1250-700 a.C.)

Para Maya y Petit determinan en esta zona una única etapa, previa a Campos de Urnas, que englobaría Bronces antiguo y medio, abarcando desde 2300 al 1300 a.C.

4.3.2.- Asentamientos

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No se documentan cambios respecto a la etapa anterior. Perduran algunas cuevas en zonas de montaña, hay asentamientos al aire libre con estructuras perecederas en zonas altas de tierras de pasto, en tierras agrícolas llanas parecen complementarse, aunque con importancia creciente de ganadería. Se recuperan antiguas cuevas neolíticas como Santa Creu de Olorde o Roca del Frare. Aparecen talleres de sílex en regiones como El Priorato o El Penedés.

La dispersión geográfica es similar la anterior, ocupándose zonas nuevas como el norte de Gerona y cuencas del Alto y Bajo Segre, y el Cinca, donde a estructuras perecederas se unen las de adobe y tapial o piedra., incluso. La mayor extensión de las estructuras parece indicar estabilidad de población. En algunos casos (Instituto Manlleu en Osona) hay abundancia de estructuras abarcando unas 6 Has de extensión.

4.3.3.- Enterramientos

Existe continuidad en algunas cuevas y megalitos, incluso se construyen algunos nuevos. Aparecen en éstos, enterramientos secundarios y restos óseos quemados. Sin embargo, la tendencia es a enterramientos individuales o dobles. En ocasiones hay inhumaciones individuales, dobles o cuádruples en estructuras excavadas en el suelo, en asentamientos al aire libre, similares a silos, que debieron ser reutilizadas con fines funerarios.

Aparecen cistas de tradición megalítica pero de rito individual como Cueva del Toll en Moia (Barcelona), datado sobre el 1850 a.C. Sepulturas individuales en cueva aparecen en Rocallaura, con un ajuar de objetos arcaicos y otras muy avanzadas. También hay enterramientos en fosa cubiertas por losa con materiales de pervivencia calcolítica.

4.3.4.- Actividad económica

Hay pocas diferencias respecto a etapa anterior: en cuanto a los cereales, perduras el trigo y la cebada y aparece el mijo en la Bruma del Serrat del Pont. Están poco documentadas las leguminosas (guisantes, lentejas y arvejas). En ganadería predominan ovicápridos, después los cerdos y en menor número los bóvidos. Perduran caza y recolección.

En cuanto al metal, esta es zona con pocos recursos mineros por lo que actividad metalúrgica tiene poco desarrollo, pero ofrece una mayor complejidad que implica la extracción del mineral, reducción, aleación y fundición. Tanto producción como demanda debieron ser a pequeña escala según el bajo número de objetos (algunos adornos y útiles como hachas planas) y la inexistencia de espadas y objetos de prestigio.

En yacimiento tarraconense de Porta Lloret están más claras las evidencias de actividad metalúrgica, con presencia de masas de fundición, crisoles, moldes. Testimonian la transformación del mineral. Por otro lado, hay útiles mineros en Cueva de Tartareu en Lérida. Los objetos metálicos encontrados son punzones, puntas de flecha con aletas y pedúnculo, puñales y hachas planas.

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