111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería...

7
U IVERSIDAD DE MEXICO 7 *** -Yo creía que el sexo no tenía fin, dice el hombre en crepúsculo. Y el filóso- fo contesta-: o lo tiene. Lo único es que se desplaza. Como el pólen. que se convierte a su modo en 111;1 ri posa. * * * La ironía es que todas las cosas del hombre -amor, dolor, sexo, amistad, pen- samiento creador, éxtasis místico- son infinitas. Y que parecen serlo sólo ',Jor lo mismo que cada hombre es finito. .. * * * -Yo no quería nacer, y nací. o quiero \llOrir, y mOl'il'é, ¿ Es éste el resumen ele la voluntad humana? * * * -No me digas lo que debo sentil', ni 'o que debo pensar. ni 10 que debo' hacer. Existo sólo por cuanto siento y pienso y hago todo lo que no debo hacer, pensal' ;li sentir. * * * bocadillos y botanas que, tomamos en abundancia, nos impiden comer pero no nos alimentan. * * * Vaya enviárselas todas a Alfonso Re- yes. A él lo aburría un poco la cosa, pero a me liberará. Y. además. él podrá quemarlas. * * * Cuando le confiesa uno a su mUjer le- gítima: -¿ Sabes? Yo soy el mismo que te se- guía todas las noches hasta tu casa. y del que corriste una vez. Ella contesta :-N o lo creo. Yo te conté que alguien me seguía, y inventas e o ahora. La realidad nunca llega a la altura de' deseo. uestra esposa quiere seguir siendo seguida. pero no (¡"ee en la verdad porque no quiere que la sigamos nosotros. El de- recho a la fuga. * * * En México existe nada más otro dere- cho: el derecho a la Ley Fuga. * * * n amable profesor de Au tin dice que aquí no hay más que dos estaciones: la estación de verano y la estación del ferro- carril. ¿ No. olvida - una? La estación de morir, en Austin o en cualquier parte. * * * Los amigos muertos de esta temporada terrible nos hacen, por señas, una invita- ción amistosa. En vano. Podemos e cribir ver os por epidemia, frases por imitación tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado personal para volverlo grega- rio, ni promiscuo. Es, glosando el viejo chiste sucio de nuestra infancia, el itio "adonde el rey va solo." * * * Sólo Y su alma, como dicen las coma- eh-es. i\ustin, 11 de agosto de 1955. Sólo la rebelión conduce a Dios. La su- misión es una módica reproducción del in- fierno. * * * -No me salude usted, por favor. To- davía no me he visto esta mañana. EL IDIOMA SEGUNDA PARTE Por An.tonio ALATORRE E N la primera parte de este estu-- d;o * he esbozado 'un paralelo en- tre la conquista lir:.güística de Mé- xico por españoles y la con- quista lingüística de España for los ro- manos. Me he referido, entre otras co- sas, al sustrato náhuatl que hay bajo el español que hablamos en México, répli- ca del sustrato ibérico de la lengua de la Península, y al supcrestrato o adstrato in- quiero señalar algunos aspectos caracte- rísticos y vitales del idioma de los mexi- canos, trataré de corregir ese desequili- brio. A decir verdad, Jos los "pochismos", no son -o no son toda- vía- ni característicos ni vitales. Tal vez sea un poco anacrónico decir esto, pero me imagino que en cierto momento la pa- labra alcáza.r, de origen árabe, fué en la lengua de Castilla un huésped tan incó- modo y tan mal adaptado como es aquí, ahora, digamos, la palabra roof-ga.rdell. MEXICANOS LOS DB * * * Estoy cansado. Lo unlCO que me ,'ea- n:ma es prnsar qU2 los demás pueden can- sarse de mí. Parranda de frases. La de uno tenderse también, hasta el pla- cer, en una cama estrecha - o en una palabra. * * * Las hojas pequeñas de papel son tan tEntadoras CODO las mujeres de paso. Siempre queremos dejar un sello en El matrimonio es en grueso libro en blan- co que quisiéramos dejar tal cual. * * * Toca al dramaturgo marcar el mutis de S1.:S personajes y los telones de sus actos. Pero yo sigo escribiendo estas ;laderías porque ¿ quién va a hacerme teatro a mí? * * * Las reflexiones breves, las sentencias, las frases, son como esos juguetes de barro policromado que el indio mexicano solía vender pOI' un centavo. N o son una pirámide, pero cada uno es único, bíblico en un sentido de desemejanza, singular en la acepción de la gota de agua que no se parece a ninguna otra y, sin embargo, es igual a todas. * * * Leo un libro sobre Humbo!dt y com- prendo por qué su estatua blanca, en el jardín del vie.io convento de San Agustín. me inspiró siempre un curioso recelo: era homosexual. Pero era un homoxesual ena morado del Cosmos - no del gendarme de la esquina. * * * Lo malo de hacer frases es que nunca termina uno. Las comparé una vez a Jos glés a que ahora nos estamos viendo so- metid,os y que se asemeja curiosamente, en mas de un aspecto, a la influencia ára- be sufrida antaño por la lengua caste- llana. Pero me he detenido más en el pro- blema de los anglicismos que en el papel de los nahuatlismcs en nuestra lengua. Y en las páginas que siguen, en las cuales La lengua de Castilla, sin embargo, aca- bó por quedar t ñida, impregnada de mu- chos centenares de arabismos, palabras que, vistas de de nuestra perspectiva, después de siglos, son tan vitales y tan características como las demás. Sentimos la palabra azahar, de estirpe árabe, tan * Véase el número ele octubre de Univer- sidad de México.

Transcript of 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería...

Page 1: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

U IVERSIDAD DE MEXICO 7

* * *-Yo creía que el sexo no tenía fin,

dice el hombre en crepúsculo. Y el filóso­fo contesta-: o lo tiene. Lo único esque se desplaza. Como el pólen. que seconvierte a su modo en 111;1 ri posa.

* * *La ironía es que todas las cosas del

hombre -amor, dolor, sexo, amistad, pen­samiento creador, éxtasis místico- soninfinitas. Y que parecen serlo sólo ',Jor lomismo que cada hombre es finito. ..

* * *-Yo no quería nacer, y nací. o quiero

\llOrir, y mOl'il'é, ¿ Es éste el resumen elela voluntad humana?

* * *-No me digas lo que debo sentil', ni

'o que debo pensar. ni 10 que debo' hacer.Existo sólo por cuanto siento y pienso yhago todo lo que no debo hacer, pensal' ;lisentir.

* * *

bocadillos y botanas que, tomamos enabundancia, nos impiden comer pero nonos alimentan.

* * *Vaya enviárselas todas a Alfonso Re­

yes. A él lo aburría un poco la cosa, peroa mí me liberará. Y. además. él podráquemarlas.

* * *Cuando le confiesa uno a su mUjer le­

gítima:-¿ Sabes? Yo soy el mismo que te se­

guía todas las noches hasta tu casa. y delque corriste una vez.

Ella contesta :-No lo creo. Yo te contéque alguien me seguía, y tú inventas e oahora.

La realidad nunca llega a la altura de'deseo. uestra esposa quiere seguir siendoseguida. pero no (¡"ee en la verdad porqueno quiere que la sigamos nosotros. El de­recho a la fuga.

* * *

En México existe nada más otro dere­cho: el derecho a la Ley Fuga.

* * *n amable profesor de Au tin dice que

aquí no hay más que dos estaciones: laestación de verano y la estación del ferro­carril. ¿ No. olvida - una? La estación demorir, en Austin o en cualquier parte.

* * *Los amigos muertos de esta temporada

terrible nos hacen, por señas, una invita­ción amistosa. En vano. Podemos e cribirver os por epidemia, frases por imitacióntener noviazgos o casarnos, o jugar a lalotería o invertir en bonos y accione porconcomitar:cia. Pero la muerte es algodemasiado personal para volverlo grega­rio, ni promiscuo. Es, glosando el viejochiste sucio de nuestra infancia, el itio"adonde el rey va solo."

* * *Sólo Y su alma, como dicen las coma­

eh-es.

i\ustin, 11 de agosto de 1955.

Sólo la rebelión conduce a Dios. La su­misión es una módica reproducción del in­fierno.

* * *-No me salude usted, por favor. To­

davía no me he visto esta mañana.EL IDIOMA

SEGUNDA PARTE

Por An.tonio ALATORRE

EN la primera parte de este estu-­d;o * he esbozado 'un paralelo en­tre la conquista lir:.güística de Mé­xico por ~os españoles y la con­

quista lingüística de España for los ro-manos. Me he referido, entre otras co­sas, al sustrato náhuatl que hay bajo elespañol que hablamos en México, répli­ca del sustrato ibérico de la lengua de laPenínsula, y al supcrestrato o adstrato in-

quiero señalar algunos aspectos caracte­rísticos y vitales del idioma de los mexi­canos, trataré de corregir ese desequili­brio. A decir verdad, Jos ang~icismos, los"pochismos", no son -o no son toda­vía- ni característicos ni vitales. Tal vezsea un poco anacrónico decir esto, perome imagino que en cierto momento la pa­labra alcáza.r, de origen árabe, fué en lalengua de Castilla un huésped tan incó­modo y tan mal adaptado como es aquí,ahora, digamos, la palabra roof-ga.rdell.

MEXICANOSLOSDB* * *

Estoy cansado. Lo unlCO que me ,'ea­n:ma es prnsar qU2 los demás pueden can­sarse de mí.

Parranda de frases. La i~usión de qu~

p~lede uno tenderse también, hasta el pla­cer, en una cama estrecha - o en unapalabra.

* * *

Las hojas pequeñas de papel son tantEntadoras CODO las mujeres de paso.Siempre queremos dejar un sello en ~llas.

El matrimonio es en grueso libro en blan­co que quisiéramos dejar tal cual.

* * *Toca al dramaturgo marcar el mutis de

S1.:S personajes y los telones de sus actos.Pero yo sigo escribiendo estas ;laderíasporque ¿quién va a hacerme teatro a mí?

* * *Las reflexiones breves, las sentencias,

las frases, son como esos juguetes debarro policromado que el indio mexicanosolía vender pOI' un centavo. N o son unapirámide, pero cada uno es único, bíblicoen un sentido de desemejanza, singular enla acepción de la gota de agua que no separece a ninguna otra y, sin embargo, esigual a todas.

* * *Leo un libro sobre Humbo!dt y com­

prendo por qué su estatua blanca, en eljardín del vie.io convento de San Agustín.me inspiró siempre un curioso recelo: erahomosexual. Pero era un homoxesual enamorado del Cosmos - no del gendarmede la esquina.

* * *Lo malo de hacer frases es que nunca

termina uno. Las comparé una vez a Jos

glés a que ahora nos estamos viendo so­metid,os y que se asemeja curiosamente,en mas de un aspecto, a la influencia ára­be sufrida antaño por la lengua caste­llana.

Pero me he detenido más en el pro­blema de los anglicismos que en el papelde los nahuatlismcs en nuestra lengua. Yen las páginas que siguen, en las cuales

La lengua de Castilla, sin embargo, aca­bó por quedar t ñida, impregnada de mu­chos centenares de arabismos, palabrasque, vistas de de nuestra perspectiva,después de siglos, son tan vitales y tancaracterísticas como las demás. Sentimosla palabra azahar, de estirpe árabe, tan

* Véase el número ele octubre de Univer­sidad de México.

Page 2: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

8

castiza como la palabra pájaro, de origenlatino, o como la palabra arroyo, perte­neciente al ubstrato ibérico prerromano.De~de nuestro punto de vista, las tres tie­nen idéntica carta de natlll-aleza. Es im­po ible aber si algún día ocurrirá otrotanto con los anglicisrpos.

l.o nahuatlismos, en cambio, sonconnaturale al idioma de los mexicanos.Cuando hacemo la "conjunción" de chi­le y tortilla, no nos damos cuenta de quela primera es palabra náhuatl y la segundae pañola; gentimo las do igualmentemexicanas. Pero algo rechina si hacemosla "conjunción" de un hot-dog y un jarrode tepachl.' ... El hot-dog es todavía, ma­terial y lingüísticamente, un advenedizo.y cuando se avergüenza de su origen ytrata de presentársenos traducidos al espa-

-ñol como "perro caliente", creo que espeor; su posición es más incómoda aún.

Los nahuatlismos están en el poloopue to d,' estos advenedizos. Lo cualquiere decir, por otra parte, que ya no'advienen", que ya no penetran nuevapalabras de cur:o náhuatl en la lengua quehablamos. Al cont¡-ario, es evidente quemuchos de lo nahuatlismos que se usa­ban corrientemente en la época colonialson ahora casi desconocidos. He aludido,por ejemplo, a la palabra piciete, derro­tada por la palabra rival tabaco,. otrasvoces nahuas desaparecieron porque des­apareció el objeto que denotaban, o por­que este objeto acabó por ser de ignadocon una palabra española.

camente nahuatlizado: nombres de pohla­ciones, comenzando con el propio nombrede México, nombre de animales, de plan_tas, de alimentos, de bebidas, de mueblese instrumentos varios. etc., etc.

Ahora bien, ¿ qué uso hacemos de 105

nahuatlismos) Ante todo, hay que decirque muchos no son de empleo corriente:designan plantas, alimentos, objetos conJos cuales sólo tienen familiaridad de-

CANTINFLAS

. .. olfato idiomático . ..

UNIVERSIDAD DE MEXICO

terminadas poblaciones rural<:, obre to­do la indígenas. Además, muchos de e osnahuatlismos revisten todavía una formatan "cruda", tan alejada del e pañol, qu~

para los mexicano mismos re ultan im­pronunciable. N o e raro, pues, que nose oigan muy a menudo palabra comotlalantacuitlapil, tlacotequilizpacle, tepe­cuitazote, zacapelosúchil o chompiligiiis­patli. Sin embargo, los re tante , aunquehablando en términos absoluto no eanmuy abundantes, se emp~ean tanto, per­tenecen de tal modo al habla diaria, quesu presencia en el español que hablamoen México llama inmediatamente la aten­ción. Y no ólo porque se refieren a ob­jetos de la realidad en que nos movemo .sinÓ ademá porque tienen una extraor­clinaria vitalidad en la creación de girostípicos, de comparaciones muy usadas enel lenguaje afectivo. Muchos de los na­huatlismos están continuamente en trancede metaforizaciÓn. Uno de los constantesrecursos del pueb'o para dar viveza yprecisión gráfica a lo que dice es, en efeé­to, el empleo de metáforas. De ese modose realiza, anónimamente, una labor aná­loga a la del poeta (distinta sólo por laintención). La metáforas, sin embargo,se desgastan pronto y pierden su vivezaoriginal: se "lexicalizan". Entonces secrean nuevas metáforas o comparaciones.En este aspecto, es notable la predileccióndel mexicano por las palabras de origennáhuatl: llevan una referencia tan exactay vívida a la realidad del medio, que se

... dicen y repiten sus expresiones, deleitándose en eNas ...

Así, pues, el número y la extensión delos nahuatlismos se conocen más o menoscon todas sus circunstancias, y un diccio­nario como el de don Cecilia A. Robelolos contiene prácticamente todos. En laszonas en que se sigue hablando el ná­huatl' -sobre todo los Estados de Mé­xico, Puebla y Tlaxcala- son quizá másabundantes los nahuatlismos que en otraspartes, pero los que haya allí de más sonde uso regional y restringido. El náhuatlha dejado de ser fuente activa de voca­bulario. Sin embargo, el mundo del me­xicano ha quedado permanente .y orgáni-

CLAVILLAZQ

... el l'Ío de la lIloda lingiiist'ica.

prestan admirablemente para su objeto.Cabeza de chorlito es un giro español quesólo conocen en México las personas cul­tas, pero que al pueblo no le dice nada,puesto que no conoce ese pájaro que enEspaña se l!ama chorlito. En cambio, altonto y caprichoso puede IJamarlo de ma­nera gráfica cabeza de tenamastle. Tam­bién guaje, designación del tonto, e metá­fora lexicalizada. Junto con su carácterg'r-áfico y concreto, las expresiones de estetipo suelen llevar una intención satírica,cuando de una mujer que sale a la callecomo excesivamente pintada y maquilladadicen que se le pasó la mano de tlapalería,o de la que se adorna demasiado con cin­tajos, collares, etc., que se cuelga hasta lamano del metate. El muy rubio tiene ca­beza de jilote, y la mujer de piernas fla­cas las tiene de popote. El pelirrojo es

Page 3: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

UNIVERSIDAD DE MEXICO

güero enchilado, la persona enojada estáenchilada o enchiladísima, y del que llegafurioso a tomar una venganza se dice queviene más bravo que un chile piquín. Abase de atole hay gran número de expre­siones. Una persona anciana o una cosamuy antigua son más viejas que el a.tole,.el de piernas delgadas tiene zancas dechorro de atole,. la persona desabrida esun pan con atole, y de la flemática e in­dolente se dice que le corre atole por lasvenas. Nuestra expresión i A la culebraatole! es análoga al giro español "¡ A otroperro con ese hueso!" Y hay un refránque invita a no cambiar las cosas cuandoéstas son más o menos aceptables: Si conatolito vamos sanando, atolito vámosledando.

Con razón decía Pedro HenríquezU reña: "La abundancia del vocabularionáhuatl a influído en la riqueza léxicadel español de México, que contrasta conla limitación del vocabulario corriente endiversas regiones de América. No hay sóloriqueza por suma de léxico: hay riquezade matices, costumbre de distinguir y di­sociar, empel:o de establecer divisiones ysubdivisiones en las cosas materiales y suselementos; no es aventurado atribuirlo aperpetuación de hábitos mentales y tradi-

ciones culturales indígenas, en colabora­ción con la alta cultura de las ciudades de!virreinato." Esta riqueza de vocabularioque tanto impresionó a Henríquez Ureña,y que se debe sobre todo a la abundanciade matices, de giros metafóricos, de expre­siones figuradas, también le ha llamadola atención, recientemente, al maestroTomás Navarro.

Pero sólo he mencionado la presenciadel náhuatl, lo cual podrá parecer un tan­to parcia!. En efecto, en el territorio me­xicano se hablaban en el momento de laconq\lista unas ciento treínta lenguas dis-

tintas, de las cuales subsisten todavía másde la mitad. Algunas de el1as, como el ma­ya, el zapoteco, e! tarasco y el otomí, sehablan en regiones extensas y pobladas.Sin embargo, casí na han dejado huellaen e! español general del país, sino única­mente en las regiones respectivas. La in­fluencia del maya sobre el español de lapenínsula de Yucatán es muy fuerte (bas­ta pensar en la pintoresca pronunciaciónde los yucatecos) ; pero los mayismos deCampeche y Yucatán casi no han trascen­dido al resto de México. Tampoco delotomí, lengua de extraordinario interés ensí misma, hemos tomado ninguna palabra.El tarasco es la única que ha producidomexicanismos de uso general. El más co­nocido es la palabra huarache. ¿Por quéprosperó y se generalizó así el tarasquis­mo huarache, a pesar de que en náhuatl

. existía la palabra cactli? Es un misterio.El nahuatlismo cactli (cacle) subsiste, potcierto, pero sólo para designar los zapa­tos -el calzado urbano- de manera hu­morística.

o he hecho más que esbozar ligera­mente el papel de los indigenismos en elidioma de los mexicanos. Sería bonito te­ma para una investigación amplia. Pero esevidente que, en el conjunto de la lengua

... __ .._---_.- --:- --- -------¡

BOROLAS TIN TAN SOTO

... un lenguaje flotante, 1Jervioso, que no conoce el sosiego ...

RESORTES

Page 4: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

10

que hablamos, el vocabulario de origennáhuatl no es, numéricamente, muy im­portante. Conviene, pues, que nos deten­gamos en lo que es, ahora, el idioma es­pañol hablado en México, 10 que es el len_guaje vivo de todas las gentes y todas lascircunstancias. En otras palabras, convie­ne que examinemos -y esto es quizá loque tiene más interés- qué cosa hace elpueblo de México (empleando la palabra"pueblo" en su acepción más amplia) conese instrumento, ajeno en un principio yahora ya plenamente suyo, que es la len­gua ca tellana; cómo lo adapta a sus pro­pias necesidades expresivas, cómo le im­prime, en suma, el sello de su peculiarhumor, de su actitud ante la vida, de suspreocupaciones, odios e ideales. Escogeré,para esto, algunas zonas del lenguaje queme parecen representativas. (Habría quetomar todas las zonas, y no sólo algunas;pero para esto hacen falta muchos años deestudio y muchos estudiosos. Y las inves­tigaciones lingüísticas, en México, estánen mantillas.)

Viene publicándose una colección delibretos, muchos de ellos interesantes,yalgunos hasta buenos, intitulada "Méxicoy lo mexicano". Su objeto es analizar lotípico, lo característico, lo diferencial delmexicano. En esa colección no ha apare­cido ha ta ahora un libro que enfoque lacuestión desde el punto de vista del len­guaje, lo cual es fácil de comprender:nuestros conocimientos dialectológicos sonaún insuficientes para determinar a cien­cia cierta las peculiaridades nacionales. Elprofesor Charles E. Kany, en su excelen­te libro sobre la sintaxis hispanoameri­cana, recuerda cómo los primeros dialec­tólogos de Hispanoamérica, autores casisiempre de diccionarios de chilenismos,de peruanismos o de mexicanismos, solíanconsiderar como típicas de sus países cier­tas expresiones que pertenecen al len­guaje vulgar de todo el mundo de hablaespañola. Todavía queda mucho por hacer,comenzando con España, de manera quees muy fácil incurrir en esa misma equi­vocación. El mexicano está convencido deque raj-arse es un verbo típica y exclusi­vamente mexicano; es natural que Octa­vio Paz, en una valiosísima meditaciónacerca de nuestras peculiaridades, se apo­ye en el verbo rajarse para elaborar unaespecie de teoría de la mexicanidad. Peroquien hojee el Diccionario de americanis­'/110S de Santamaría sentirá sorpresa al verque también en Cuba se usa el verbo conel mismo sentido, y más sorpresa experi­mentará cuando se entere, al hablar conun españolo un argentino, de que tantoen España como en la Argentina, rajarsese emplea con una acepción muy pareci­da, si no idéntica. Hay que andar, pues,con mucho cuidado, y no pretender, porahora, que al estudiar el habla de Méxi­co tenemos un medio seguro de conocerla idiosincrasia del país.. Antes de entrar en materia, será buenoseñalar, a grandes rasgos, las distintas ca­pas que constituyen el habla "popular".No es una división muy precisa, pero creoque servirá para entender un poco losmecanismos de creación y de difusión dellenguaje. Los llamaré grupo A, grupo By grupo C.

El primer grupo es, cuantitativamen­te, el más importante. Está constituídopor la clase media de las ciudades y porla población provinciana en general. Loshablantes de este grupo son tradicion~~·,

listas. Así como es muy frecuente encon­trar en sus casas objetos antiguos, retra­tos de pintores ingenuos del siglo pasado,preciosos juguetes y adornos de barro yde vidrio y toda clase de muestras de lasartes populares mexicanas, así tambiénabundan en sus labios las expresiones, amenudo pintorescas, de otros tiempos.i Feliz el filólogo que encuentra un bueninformante de este grupo! Su cosecha se­rá abundante. No importa que algunosde los giros que recoja ya no sean usua­les, como tampoco se fabrican ya ahoraesas maravillas del arte popular de tiem­pos pasados. El lenguaje del grupo A esla base estable del habla popular del paí ,el fondo permanente. Los hablantes deeste grupo dicen y repiten sus expresio­nes, deleitándose en ellas, sin temor defastidiarse. Son los que al tacaño le dicencuentachiles, o que ahorra en las sopas delperieo; los que a propósito del que andacomiendo antojitos a toda hora comen­tan: parece puereo placero; los que lla­man ajonjolí de todos los moles al amigode fiestas; los que califican al entrome­tido diciendo que anda de metesillas y sa­caba.neos; los que dicen de quienes todolo pretenden saber y de todo hablan queson de chile, de dulce y de manteca. Ensu boca abundan calificativos como aco­medido, argiiendero, chimiscolero, azopi­lotado ... El habla de este grupo A comoque nos traslada al siglo XIX, al mundode las novelas de Inclán o de Riva Palacio.

El grupo B está formado por las cla­ses bajas urbanas; más exactamente, porel pueblo bajo de la ciudad de México.Es un lenguaje mucho más fértil, muchomás aficionado a la creación y a la reno­vación de las expresiones. Algunos de suselementos están en contacto inmediato conel hampa y con el lengua del hampa, elargot o caló. Y, del mismo modo que elcaló, evita la excesiva repetición de ungiro. Es, pues, un lenguaje que constan­temente se renueva. A diferencia del gru­po A, el B tiene un lenguaje flotante,nervioso, que no conoce el sosiego. Loscómicos más populares -Cantinflas, Pa­lillo, C1avillazo, Borolas, Tin-Tan- lorepresentan fielmente. Gran parte deléxito de esos cómicos se debe a su ol­fato idiomático, a una especie de ins­tinto que les hace adivinar por dóndeva corriendo el río subterráneo de lamoda lingüistica. Ellos escuchan al pue­blo, se enteran de las últimas "punta­das", y logran que llegue a sus manoslas monedas lingüísticas más nuevas, re­cién acuñadas, relucientes todavía. Y, asu vez, son ellos los que marcan la direc­ción del río, son ellos los que ponen encirculación nuevas monedas. Cuando uncómico se repite, pierde el favor popular,hecho bien conocido en todas partes; yaquí, el agotamiento de la fuerza cómicasuele estar relacionado con el agotamientolingüístico. Los cómicos se suceden verti­ginosamente en el pedestal de la fama.Ahora ya nadie habla de Roberto Soto,del Chino Herrera, de Medel, de Donato,que fueron ídolos en un tiempo. Nada deraro tiene que el habla de este grupo Babunde en expresiones humorísticas, sa­tíricas, a veces crueles e hirientes. Crea­ciones espontáneas y nacidas en el mo­mento o bien giros ya divulgados, son mu­chas veces 10 que un par de banderillas enmanos del torero: el actor hace su númerode destreza y exhibición, la víctima sufreel escozor, y el público se divierte. Este

UNIVERSIDAD DE MEXICO

vocabulario es enorme, literalmente ina­gotable, pero también efímero. Algo so­brevive, sin embargo, algo se adhiere alo que he llamado base establece, al len­guaje de la clase media y de la poblaciónprovinciana, y así se eterniza.

El grupo C es el hampa, el mundo varia­do de los criminales y viciosos de toda la­ya, la excrecencia vergonzo a de las gran­des ciudades. Su lenguaje, el caló, es aúnmás efímero, y también más "exclusivo",que los otros dos: es un lenguaje quesólo deben emplear los hampones entre sí,y las palabras que trascienden de ese círcu­lo deben sustituirse inmediatamente porotras. Es curioso comparar el primerode los estudios que publicó el romanistaMax Leopold Wagner sobre el argot me­xicano (Mexikanisches Rotwelsch, 1918)con un diccionario relativamente recientedel caló del hampa, publicado para u o dela policía del Distrito Federal. Algunasde las palabras registradas por Wagnerse siguen empleando, pero son muy pocas;otras han pasado sencillamente a la histo_ria, y algunas son ahora de uso corrientey han perdido su carácter esotérico. Esseguro que muchas veces los cambios seefectúan en el más absoluto secreto, estoes, que gran parte del vocabulario delhampa se olvida y se sustituye sin que na-

da trascienda al exterior. Lo que sí tras­ciende es lo que adopta el habla del grupoB, y que en algunos casos puede llegarhasta el grupo A. Si no fuera por estacircunstancia, no habría razón para con­siderar el lenguaje del hampa como unade las capas del habla popular: estaríaen la misma situación que la jerga de losmédicos o la de los ingenieros electricis­tas.

Hay, pues, puntos de contacto e~trelas tres capas, y muchas veces es difícilprecisar las fronteras. Además. habríaque pensar en el habla de la clase ricay aristocrática, la que desde hace algunosaños se llama clase popoff. La sociedadpopoff tiene a menudo el gusto de laspalabras pintorescas y picantes de las cIa­ses inferiores; es -me imagino- un re­medio contra el aburrimiento, como el irde parranda, una noche, no al cabaretelegante y conocido, sino al tugurio des­conocido y sospechoso. Y también el len­guaje popoff suele pasar a las capas po­pulares, como las prendas que las catrinasdan a sus criadas cuando están ligera­mente pasadas de moda.

* * *

V éamos ahora algunos de los procedi­mientos de que se sirve el mexicano de

Page 5: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

UNIVERSIDAD DE MEXICO11

... la base estable del h.abla popular del país ...

(aunque el método de acortamiento fre­:uente en i.~glés, no lo es tanto en 'espa­nol) ; tamblen se emplean combinados am­bos métodos. Los ejemplos son infinito,sobre t~do en el caló, donde acá pasa aser a-can~aros, el bote (la cárcel) pa aa ser, cunosamente, botiche/i, y alcahueteda c~c~~u~te, ahuchuete ("ahuehuete mi­lenano SI el alcahuete es "millonario")alcanfor, alca11forado alcohol alcalde al~casétzer, etc. Abunda~l también en el 'len­guaje coloquial más general: el monosí­labo de afirmación, sí, se convierte ensimón, simondor, silverio, silao, cintara­zas. Al bizco se le llama bizcocho vizcon­de, Vizconde de Mirachueco bi;cornetevitrinas . .. ; al viejo, vejan:órl, vetarro:veterano, viernes, etc. En muchos paí ede habla española se nos llama humorí ti­camente cuatro ojos a los que usamo ga­fas; para acentuar la burla, el mexicanosuele transformar la expre ión cuatro ojosen cuatro milpas; pero cuatro l1úlpas no

basta; el giro, alargado, se convierte enun grito de vendedor de billetes de lote­ría: cuatro mil para ha}'.

El procedimiento es a veces más com­plicado, porque supone todo un procesode razonamiento. En muchas lenguas delmundo, burro equivale a "tonto"; y altonto, en México, le dicen también gua­jolote (a su vez, alargamiento probablede guaje, que es como decir "calabaza").Pero muchos no dicen simplemente bu­rro, sino algo más complicado: "Fulanono anda en cuatro patas porque se enojanlos burros": es decir, los burros son másinteligentes que él, y no le permiten andaren cuatro patas para evitar confusiones;quieren que se guarden las distancias. Ytambién: "Fulano anda en dos patas porimitar al guajolote": es decir, camina so­bre dos pies como las personas, pero enrealidad eso se debe a pura coincidencia:la verdadera razón es su afán de parecer-

hoy para modelar, matizar, vivificar ellenguaje. Hay que hacer constar, sin em­bargo, que los procedimientos en sí mis­mos son -en gran parte por lo menos­los mismos que en todas partes, los pro­cedimientos estudiados por la estilísticadel lenguaje vivo.

Toda lengua logra siempre su máximavitalidad'en el aspecto afectivo, emocio­nal. La indignación, el júbilo, la sorpresa,la admiración, el desprecio llevan cons­tantemente a la creación de palabras yformas nuevas, que una vez envejecidasdejan su lugar a otras de expresividadfresca e intacta. Es sobre todo el grupo Bel que práctica sus facultades lingüísticascreadoras y renueva las interjecciones, losjuicios ponderativos, las comparaciones,los giros que designan vicios y tachas (ra­ra vez virtudes) de personas y de cosas.

Para dar salida al enojo o al descon­cierto provocado por algún suceso des­agradable, por algUlla contrariedad, losmexicanos suelen exclamar desde hacem¡ucho (desde tiempo inmemorial, ibaa decir): ¡Me lleva la ... ! Y cómo nosiempre es posible decir la palabra quesigue, la expresión toma una forma másinocente: ¡ Me lleva . .. el tren! Pero estegiro, desgastado por el uso, ha dado lu­gar a la creación de toda una familia de

exclamaciones equivalentes, en que se con··serva el M e lleva inicial, la t de tren, yademás el recuerdo de la palabra original,la que no se pronuncia ante personas derespeto. Así, por ejemplo: Me lleva latramp.a, M e lleva la trompada, o bien M elleva la tía de las muchachas.

Otro ejemplo: La palabra sua·ve ha te­nido en México, también desde hace mu­cho, una extensión de significado, y de­signa una cosa bonita, agradable y satis­factoria; se dice Qué muchacha más sua.­ve, o Qué casa tan suave tiene fulano,expresiones totalmente desconocidas enEspaña o en la Argentina. Pero suave estambién una interjección con que se acep­ta una propuesta o invitación: ¿ Vamos alcine! -¡Suave! La interjección parecehaberse debilitado un tanto al correr delos años; se ha sentido la necesidad dereforzarla, de restaurar su relieve, y seha creado Suave ['aroma.. Ya iniciado elproceso de alargamiento, se convierte sua­ve en su-avena, y luego, alargando cómi­camente (¿ tintanescamente?): Su-avenay su arracito con leche.

Tenemos aquí dos métodos de crear ex­presiones nuevas: la elaboración fanta­sista (la trampa, la trompada, la tía delas muchachas) o la variación de la pala­bra usual, alargándola o acortándola

Page 6: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

12

se en todo a los guajolctes, animales bí­pedos.

Una cosa ciertamente notable es laconstante referencia burlesca a las imper­fecciones de carácter y sobre todo a losdefectos físicos del prójimo. Esta actitudparece, en general, incomprensible (l loseuropeos y a los norteamericanos. Aquínos encontramos, sin duda, ante una pro­funda diferencia psicológica. El hecho esque en gran parte de Hispanoaméricaabundan las designaciones de defectos fí­sicos. Max Leopold \iVagner, que ha estu­diado en época reciente este fenómeno(en un artículo de nuesfra Nt·teva Revistade Filología Hispánica) ,lo explica por"las creencias y supersticiones indígenas,en las cuales es muy grande el papel deestas enfermedades v deformaciones". Loque \i\fagner dice e~tá plenamente atesti­guado por la arqueología mexicana: abun­dan, en las distintas culturas prehispáni­cas, las estatuillas de cojos, jorobados,etc., y además las de seres físicamentemonstruosos. Según parece, para la men­talidad mítica (o "teológica", como diríaComte), el individuo marcado con undefecto físico estaba señalado por los dio­ses, tenía un carácter mágico; había, pues,una preocupación colectiva con respectoa ellos. Las designaciones que examinaWagner en ese estudio son las que ter-

minan en el sufijo -eco, como cachurecoy patuleco, y el filólogo alemán explicaese sufijo, prácticamente desconocido enEspaña, como adaptación de un sufijoanálogo que existe en N áhuatl. (He ha­blado de las huellas fonéticas y de lashuellas léxicas del náhuatl en el españolde México; hay que añadir ahora, de pa­sada, las huellas morfológicas.) Desdeluego, es evidente que donde existen esosadjetivos es en México y en Centroamé­rica, zonas de sustrato náhuatl. Ahorabien, es explicable la abundancia de talesdesignaciones de las anormalidades físi­cas, pero no el carácter hiriente, ridicu­lizante, despectivo que han adquirido. Es­to, según me parece, coincide con la ac­titud española. No creo que en. Españaabunden notablemente las designacionesde defectos físicos, pero la actitud haciaellos es tan poco compasiva y caritativacomo en México (recordemos al pobre dedon Juan Ruiz de Alarcón). Reconozcoel peligro de las grandes generalizaciones,pero ¿no se podría explicar la modalidadque tienen las designaciones de defectosfísicos en el lenguaje mexicano como un

caso particular de mestizaje psicológiCG?Así, pues, la mayoría ,de las expre~io­

nes citadas son de caracter despectIvo,burlesco y aun cruel. El pueblo hace galade humor para satirizar y ridiculizar aflacos y gordos, bizcos y narigudos, joro­bados y calvos. En este aspecto del voca­bulario puede verse en plena acción su fa­cultad inventiva y los diferentes métodosde que se sirve -inconsciente y automá­ticamente, desde luego- para formarnuevas expresiones humorísticas. La gen­te se complace en las exageraciones másdescabelladas. Del individuo delgado diceque si se pone de perfil no se ve. Al flacoy alto lo Ilama l?iJómetro parado (jugan­do con kilómetro cuadrado), y el bajo deestatura es pedazo de retazo de hombre,es pulga, piojo, microbio. El hombre altoes inspector de azoteas; el "chaparro",inspector de sótanos o pariente del suelo.Ya he recordado las expresiones piernasde popote y zancas de chorro de atole.Basta que alguien tenga la boca un pocomás grande de lo normal para que seafirme que la tiene tan grande, que seaconseja solo (esto es, que puede hacerseconfidencias a su propio oído). O bien,son comparaciones gráficas, como cuandose llama cara de coladera al que la tienepicada de viruelas, o cuando se dice queel camina con los pies para fuera anda

como perico en alfombra. Siguiendo poreste camino se suele llegar a la creación deexpresiones que son verdaderas adivinan­zas, enigmas que requieren explicaciónpara el no iniciado. Imposible saber, porejemplo, por qué se llama campeona denatación a una flaca. ¿Acaso las flacas sonmejores nadadoras? N o, la flaca es cam­peona de natación porque ... "nada pordetrás y nada por delante". Otro ejem­plo: una expresión española humorísticapara "morir" es estirar la pata. Pues bien,una de las designaciones del cojo, del quetiene una pierna encogida, es en Méxicoel Inmortal, porque es alguien 'que nopuede estirar la pata ...

Con esto llegamos a otro de los temasen que más se ej erce la creatividad lin­güística del mexicano, un tema tan incom­prensib:e como el anterior para toda men­talidad "occidental". Es el tema de lamuerte. Aquí es también indudable la con­fluencia indígena y española, el mestizajepsicológico.:'De los antiguos mexicanos hallegado la -herencia de su peculiarísimaconcepción de la muerte, estudiada, en susmanifestaciones artísticas, por críticos co_

UNIVERSIDAD DE MEXICO

mo Paul Westheim y Justino Fermindez.Y del mundo europeo ha venido la tradi­ción de las danzas de la muerte. Pero elproducto actual es muy distinto. Jo haynada de hierático, de solemne; no es tam­poco algo puramente macabro o escato­lógico. La danza de la muerte no es unadanza pausada y grave, sino un "huate­que" chocarrero y desenfrenado. El temaes de enorme interés, pero como rebasa detal modo el aspecto lingüístico no podemosdetenernos en él. Lo que nos interesa esque en el lenguaje, como en las represen­taciones plásticas, se pone de manifiestoahora una actitud que podríamos llamarirrespetuosa ante la muerte. El mexicano,a lo que parece, no le tiene miedo ni ho­rror, sino que la ve cara a cara y le hablade tú. Y la ve, además, Cbmo personajegrotesco; se complace en representárselacomo un esqueleto guasón, y la llamala calam, la flaca, la huesuda, la pelona,las. patas de alambre, la dientuda, y enJ ahsco, por lo menos, le echamos encimaun epíteto de lo más chusco: la muerteciriquiciaca. Basta recordar los grabadosde José Guadalupe Posada y las calaverasque se imprimen el Día de Difuntos paraver la estrecha correspondencia que hayentre la creación verbal y la artística. (Yoestaba en París en los días de la gran ex­posición de arte mexicano, y recuerdo alos buenos franceses, profondément cha­qués ante las calaveritas de azúcar.) Nadade trágico, tampoco, en las expresionesque sustituyen al verbo "morirse". Ade­más de estirar la pata, común a otros paí­ses hispánicos, recuerdo éstas: irse parael otro barrio, irse a la difuntería, cerrarlos ojitos, entregar el e.quipo o la herm~

mienta, liar el petate, y más escuetamentepetatearse. Liar el petate es fácil de en­tender, pero en petatearse hay un procesolingüístico más misterioso: petate ha pro­ducido directamente un verbo reflexivo,tal como enojo ha dado enojarse. Pero sienoja,rse es "llenarse de enojo", ¿cómointerpretar petatearse? Es una creaciónilógica, irracional, que de una identidadmuerte/petate ha sacado la identidad mo­rir-se/petatear-se.

Más siniestras e ·inadmisibles para lamentalidad europea son las expresionescon que el pueblo bajo describe un asesina­to: le dió mate, le dió matarile, le dió suagua (o su agüita) , se lo quebró, se lo que­mó, se lo tiró, se lo echó al plato, le dió suguardadito, su a,plaque, etc.

N o me alargo más. Pero importa obser­var que, si el mexicano parece afanarseen dar la impresión de que no teme a lamuerte, la abundancia misma de expresio­nes y la creación constante de nuevosgiros demuestra que la muerte sí le pre­ocupa, como también le preocupan, evi­dentemente, los defectos físicos. Hay sinduda en cada pueblo, como en cada per­sona, un grupo de temas que lo obsesionan,y el lenguaje es la manifestación patentede tales obsesiones. (Me dicen que en elParaguay, país de fortísimo porcentajede sangre indígena, la palabra nefandapor excelencia, la que jamás se dice ensociedad, significa "indio viejo" : eso sim­plemente; ni más, ni menos.)

Otra de las obsesiones es en México el"machismo", el afán de alardear hombría.Renato Rosaldo (en una revista norteame­ricana) y más recientemente Alfred Bru­ce Gaarder (en una tesis de la Universi­dad de México) han llamado la atención

Page 7: 111;1 y - Revista de la Universidad de México · tener noviazgos o casarnos, o jugar a la lotería o invertir en bonos y accione por concomitar:cia. Pero la muerte es algo demasiado

UNIVERSIDAD DE MEXICO 13

GENTE DEL PAIS

.. cabeza colosal esculpida en roca volcánica . ..

creando en torno suyo toda una nube desustitutos y eufemismos.

HULEDELnas y marismas y en una época en queel brazo del hombre era la única fuerzade tracción disponible; quiere ello decir,la necesaria existencia de una gran po_blación.

A primera vista, los rasgos físicos deldios Cabeza Colosal parecen negroides;especialmente la nariz ancha y aplastaday los labios gruesos, sensuales y arrisca­dos dan la sensación de querer represen­tar características somáticas negras; sinembargo, todo esto no es sino una ilusión.Hemos dicho ya que la migración de in­dividuos pertenecientes a la gran raza ne-

mismo. Pero ¿quién negará que tieneaspectos útiles para el conocimiento o lamejor comprensión ele otros fenómenos?Creo que, si se desarrolla y ahonda !oque aquí he dicho, si a las materias que hetocado se añaden muchisimas otras y setratan todas con método riguroso, no sólotendremos una imagen más clara de esehecho apasionant que es el lenguaje, sino,además, una contribución importante pa­ra la psicología y la sociología mexicanas.Porque el lenguaje es quizá, entre lasobras humanas, la que con mayor fideli­dad revela a su creador el hombre.

EL COLEGJO DE MEXICO.

***

(Viene de la pág: 2)

en los largos siglos que debieron trans­currir para el logro de tal perfeccíón.

El dios Cabeza Colosal de Hueyapanasienta en las proximidades de la serra­nía de Tuxtla; no hay dificultad por tan­to para imaginar grandes problemas detransportes desde el sitio donde pudo ha­ber sido labrada hasta el lugar donde hoytodavía se encuentra inamovible; en cam­bio, otras cabezas, como las de La Ven­ta, fueron acarreadas él más de cincuentakilómetros de los lugares donde hay pie­dra, y esto al través de ríos, esteros, lagu-

En el artículo anterior y en éste hetocado sólo algunos aspecto~ del "idiomade los mexicanos". Nuestra realidad lin­güística total es infinitamente más com­p\'eja. Que conste, la parcialidad y elfragmentarismo de los dos artículos. Loque me ha movido a escribirlos es antetodo mi interés por la lengua que habla­mos, pues el estudio del lenguaje, comoel de 'a lite;-atura, se justifica por sí

sobre la riqueza léxica producida por esapreocupación. Se manifiesta en muy di­versas formas. En primer lugar, toda laserie de expresiones con que el hombrealardea de ser muy masculino, muy macho:Soy padre de 1nás de cuaf1'o, Soy hombrede pelo en pecho . .. o afirma su superio­ridad denigrando disminuyendo al próji­mo: Fulano no me si/'ve ni para el arran­qtte Zutano 1ne hace los mandados. Setrata de hacer más pequeiío al otro nin­gunearlo (otro verbo muy significativo:convertirlo ·en ninguno en cero); es elmedio más eficaz de afirmarse a sí mis­mo.

Dentro del complejo língüístico creadopor el tema obsesivo del machismo está,desde luego, la exaltación del valiente yel desprecio por el cobarde; son muchaslas expresiones flue designan .1 ambos. Delvaliente se dice, por ejemplo, que es bra­gado, broncudo, atravesado, en.trón, muygaNo, muy gancho, picudo, pantera, omuy plantado. Pero aún más que el va­liente, despierta admiración el listo, elastuto, el que nunca se deja engañar;muchas expresiones combinan ambos sen­tidos: listo y valiente: templado, plancha­do, que se las trae, que tiene agallas, etc.Aún más, el tipo de hombre que goza dela admiración del pueblo no sólo es listoy valiente, no sólo no se deja engañar,sino que sabe engaiíar, es taímado y tram­poso, es una lanza o muy lángara, es reteabusado (o aguzado), trucha, aprovecha­do. No hay para qué decir que el indivi­duo engañado, el que se deja engañar,o simplemente el que se deja, el dejado,es objeto de burla, porque al caer la tram­pa ha demostrado su escasa virilidad. Sedice que lo hicieron tonto, que lo hicieronte.rugo, pendejo, maje. De este últimoadjetivo ha nacido otro verbo muy mexi­cano, majear. A la víctima de un fraudese le dice a guisa de consuelo: "¡ Te ma­jearon!" O sea: Mostraste 'eU inferiori­dad; más vale que no hables del asunto,para que no acabes de hundirte. El mismodesprecio, por supuesto, para el afemina.do. Bernal Díaz del Castillo dice que,cuando los españoles salieron huyendo deTenochtitlán en una noche aciaga, los me­xicanos les gritaban: "¡ N o huyáis, cui­loni!" Esta palabra náhuatl denotaba alinvertido sexual, al prostituído, y todavíase llama cuilón al afeminado y al cobarde.(¿ No es verdaderamente cu¡:iosa, para dpsico!ógo y para el lingüista, la super­vivencia de este indigenismo? Sobre todosi se considera que los nahuatlismos quehan quedado designan casi siempre obje­tos materiales y concretos, y raras vecesson calificativos.) Las designaciones delinvertido son extraordinariam~nte :mme­rosas. Alfred Bruce Gaarder contaba vein­tinueve; yo he contado cuarenta y tres, yseguramente no son todas. Se trata, jJues,de otro tema obsesivo.

En torno al machismo se agrup.1. porconsiguiente, una enorme cantidad de'palabras y giros populares, que se vanrenovando v sustituyendo sin cesar. Sepueden dividir en varias catego:'ías: poruna parte, términos para valiente, paralisto, para astuto y tramposo, para enga­ñador ;por otra, términos para insigni­ficante, para tonto, para cobarde, parahomosexual. Es un campo riquísimo, fe­cundo sobre todo en palabras cargadasde connotación emocional, de admiración !

ienfática o enfático desprecio; palabras ~-----"'--"''''-'-

fuertes, tan graseras y ofensivas que van