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    LOS SECRETOS DE LA ATLANTIDAAndrew Thomas

    Ttulo original: THE TREASURE OF THE SPHINX Robert Laffont, 1969Primera Edicin 1971 Plaza & Janes

    INDICE

    EL DESTINO DE LA ATLANTIDA

    EL XODO

    COLONIAS ANTEDILUVIANAS

    CUANDO LOS DIOSES VIVAN ENTRE LOS HOMBRES

    LOS VESTIGIOS DE UNA RAZA MISTERIOSA

    EL LEGADO DE LA CIENCIA PRIMITIVA

    CAVERNAS DE TESOROS ANTERIORES AL DILUVIO

    TODO SUCEDI YA EN OTRO TIEMPO

    DE LA LEYENDA AL DESCUBRIMIENTO

    AUTORIDADES, ANCDOTAS, ATLNTIDA

    EPLOGO

    PREFACIO

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    A Nicols Roerich (1874-1947), pintor, explorador y filsofo, a quien debemos estos versosdedicados a una raza olvidada:

    Nosotros no sabemos. Pero ellas, s,Las piedras lo saben,y lo recuerdan.Unas mquinas surcaban tos aires^

    Un fuego liquido apareci,y derram su luz,la chispa de la vida y de la muerte.

    Masas de piedras surgieronpor la fuerza del espritu.Celaban las escrituras sus sabios secretos$

    y ahora todo nos es revelado.

    PREFACIOLas pginas que siguen estn escritas a lo largo de esa huidiza frontera que separa la ciencia dela fantasa. Heinrich Schliemann paseaba, con la Ilada de Homero en la mano, cuando encontrla legendaria Troya. El profesor Hermann Oberth me confes que la lectura de De la Tierra a laLuna, de Julio Verne, le indujo a convertir una novela en frmulas de cohetes. La ficcin de hoy

    ser la realidad de maana.

    Esta obra se propone atraer la atencin de los medios cientficos y del gran pblico sobre unode los grandes misterios de este mundo. Dej la Atlntida depsitos de oro y otros te-sorosenterrados bajo las Pirmides y la Esfinge, como pretende una antigua tradicin?Con motivo de la Exposicin Internacional de 1964, se enterr en Nueva York una cpsulaconteniendo 44 objetos, testigos de nuestra poca. Nuestros predecesores histricos pudieronhaber actuado del mismo modo, legando a las edades futuras objetos y manuscritos deinapreciable valor.

    En 1967, la Repblica rabe Unida y los Estados Unidos acometieron conjuntamente lProyecto de las Pirmides, cuyo objeto es someter estos edificios a las radiaciones csmicas,

    a fin de determinar la existencia y la situacin exacta de criptas secretas. Las exploraciones enprofundidad realizadas en Gizeh podran culminar en un gran descubrimiento arqueolgico.En nuestra poca, en que la ciencia realiza progresos sin parangn en el pasado, parece llegadoel momento de explorar ciertos terrenos desconocidos a fin de anticipar y estimular nuevosdescubrimientos.

    En sus investigaciones, el autor no ha dejado de inspirarse en el precepto de Galeo:Libremente interrogar y libremente responder.

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    EL DESTINO DE LA ATLANTIDAEL MAR Y EL VOLCN DESATAN SU FUROR CONTRA LA TIERRA

    En un instante, el cielo se volvi completamente negro, y, al instante siguiente, lo vi convertidoen un ascua de fuego. La oscuridad y su rpida transformacin sobrepasaban todo lo imaginable;si insistiera sobre ello, no se me creera. As escriba un testigo de la erupcin del Krakatoa en

    1833 (1) *

    * Vase la bibliografa al final del libro.

    La isla de Krakatoa, situada entre Sumatra y Java, fue literalmente levantada, provocando undesgarro del suelo submarino. Una ola de ms de treinta metros de altura proyect grandes

    buques y pequeas embarcaciones sobre las costas ribereas. El fragor de la erupcin se oyhasta en Australia, y la atmsfera sufri perturbaciones en toda la extensin del globo terrestre.La cada cegadora de piedras y arena, la intensa oscuridad, slo interrumpida por el incesantefulgor de los relmpagos, el constante y sordo rugido del volcn, producan en nosotros unaimpresin aterradora, cuenta este marino, que asista al desastre.

    Una noche de febrero de 1966, me encontraba yo a bordo de un paquebote que atravesaba elestrecho de la Sonda; el extrao resplandor del Krakatoa proyectaba rojos fulgores sobre el mar ylas nubes. En aquel momento me acord del furor del fuego volcnico y de la marea ascendentedel cataclismo del Krakatoa. Pero, con el tiempo, se va esfumado el recuerdo de esta

    perturbacin geolgica; slo los relatos populares evocarn un incidente dramtico que seprodujo en un pasado lejano. Tal vez sea exactamente esto lo que ha ocurrido con la legendariaAtlntida.Representan en verdad los continentes una morada permanente para las naciones actuales? Noabandonarn jams su lecho los ocanos? A esta pregunta slo podra darse una respuestanegativa, con el apoyo de una larga lista de documentos.

    Aunque la Historia, tal como la conocemos, sea demasiado corta para que se pueda hablar de ellaen trminos de pocas geolgicas, nos ha transmitido, no obstante, el recuerdo de importantescambios geogrficos operados en el pasado.

    La ciudad etrusca de Spina, mencionada por Plinio l Viejo y por Estrabn como un importantecentro del comercio y la civilizacin, se halla en la actualidad completamente sumergida bajo lasolas del Adritico. Dioscurias, la ciudad cercana a Sukumi, que fue visitada por los legendariosargonautas en su travesa del mar Negro, yace hoy bajo las aguas. Fanagorias, importante puertodel mar Negro en la poca helnica, est sumergido en el golfo de Tamn.

    No se trata solamente de ciudades, sino tambin de inmensas extensiones de terrenos quedesaparecen constantemente en las profundidades de los ocanos, y los movimientos tectnicos

    prosiguen sin cesar en toda la superficie de la Tierra. Si tomamos en consideracin estos hechos,la desaparicin de la Atlntida bajo las aguas debera parecemos perfectamente verdica.La tierra se hunde en el mar y emerge de l en un tiempo relativamente muy breve. La simpleenumeracin de estos cambios geolgicos y geogrficos que se han producido por doquier en elGlobo pone de manifiesto fenmenos sorprendentes. El templo de Jpiter-Serapis fue construidoen la baha de Npoles el ao 105 a. de JC. Tras haber ido hundindose gradualmente en elMediterrneo, emergi de nuevo, en 1742, de las profundidades del mar. En la actualidad, se esthundiendo otra vez.

    La fortaleza de Caravan-Sarai fue construida en 1135 en un islote del mar Caspio. En eltranscurso de las generaciones, desapareci lentamente bajo las aguas. Las referencias a este

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    fortn que figuran en las antiguas crnicas fueron consideradas, en definitiva, como pura fbula.Pero, en 1723, el islote se elev por encima del nivel del mar y es perfectamente visible en laactualidad.En Jamaica, Port-Royal, que durante mucho tiempo sirvi de albergue a los piratas, fueintensamente estremecido en 1692 por un temblor de tierra, quedando parcialmente cubierto porlas aguas-Durante el terremoto de Lisboa de 1755, la altura de las olas alcanz los diez metros.

    La mayor parte de la ciudad qued destruida; sesenta mil de sus habitantes perecieron.La isla de Faucon o de Jacques-dans-Ia-Boite fue descubierta en el Pacfico meridional porMorell, un explorador espaol. En 1892, el Gobierno de Tonga hizo plantar en ella dos milcocoteros, pero dos aos ms tarde la isla entera desapareci en el ocano. En la actualidad,comienza a elevarse de nuevo.

    Un violento terremoto sacudi en 1819 el delta del Indo (Sind). Un vasto territorio quedinundado, y slo los edificios ms altos se mantuvieron por encima de las aguas.Entre 1822 y 1853, tras importantes movimientos ssmicos, la costa de Chile se elev nuevemetros.En la segunda mitad del siglo xix, la isla Tuanaki, en el archipilago de las Cook, se sumergi

    con sus trece mil habitantes, en el ocano Pacfico. Varios pescadores haban salido de la isla porla maana a bordo de sus embarcaciones; cuando regresaron, al atardecer, la isla habadesaparecido.En 1957, se vio surgir una isla humeante de las profundidades del Atlntico, no lejos de lasAzores. En este mismo archipilago de las Azores, un terremoto asol, siete aos ms tarde, laisla de San Jorge; la catstrofe adquiri tales proporciones que quince mil habitantes se vieronobligados a abandonar la isla.

    El volcn de Tristn da Cunha, considerado como extinguido, hizo erupcin en 1961 en elAtlntico meridional, lo que dio lugar a la evacuacin a Inglaterra de toda su poblacin.Y no son solamente islas o costas lo que se hunde o emerge, sino continentes enteros. As,Francia se hunde treinta centmetros cada siglo. El terreno existente entre el Ganges y el Hima-laya asciende 18 milmetros al ao; se supone que, desde la poca de Cristbal Coln, los Andes,en Amrica del Sur, se han elevado un centenar de metros. El fondo del ocano Pacfico asciendehacia la superficie en la regin de las islas Aleutianas. Segn el padre Lynch, de la Universidadde Fordham, en Nueva York, un nuevo continente se halla prximo a surgir en la superficie delocano Atlntico. No sera esto la reaparicin de la legendaria Atlntida?

    La importancia de los cambios geolgicos operados en las profundidades de los ocanos fuepuesta de manifiesto por los tcnicos de la Western Telegraph embarcados en 1923 a la bsquedade un cable en las aguas del Atlntico. Descubrieron que el cable, en slo veinticinco aos, haba

    sido proyectado, por el ascenso del fondo ocenico, a una altura de 3.620 metros.Si se lograra desecar el ocano Atlntico, podra verse en el fondo una larga cadena de montaas,desde Islandia al Antrtico. Al sur de las Azores se encuentra una protuberancia denominadaAtlntida: representa los despojos mortales de la Atlntida legendaria.

    El profesor Ewing, de la Universidad de Columbia, procedi en 1949 a la exploracin de lacordillera que se eleva en medio del Atlntico. A una profundidad entre los 3.000 y los 5.500metros, descubri arena costera prehistrica. Se encontr ante un gran enigma, pues la arena,

    producto de la erosin, no existe en el fondo del mar.

    La nica conclusin que poda extraerse de este descubrimiento era la siguiente: el terreno sehaba hundido en el fondo del Atlntico, a menos que las aguas del ocano se hubieran

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    encontrado, en una poca ya finalizada, a un nivel inferior. Si se aceptase esta ltima hiptesis,cabra preguntarse qu haba sido de toda el agua suplementaria.

    Numerosos valles submarinos del Atlntico no son sino continuaciones de ros existentes: quiereesto decir que, en ciertos lugares, el actual fondo del mar era en otro tiempo tierra firme.En 1898, un barco cablero francs tropez, a una profundidad de 3.160 metros, con un trozo de

    lava vtrea, taquilita, que solamente se forma por encima del nivel del mar. Sera necesario, portanto, concluir que en este lugar se produjo una erupcin volcnica, en una poca en que en lugardel ocano se encontraba all tierra firme.

    Los Andes debieron de elevarse sbitamente en una poca relativamente reciente en la que ya sepoda navegar sobre los mares; si se rechaza esta hiptesis, resulta totalmente inexplicable laexistencia de un puerto martimo en el lago Titicaca, a una altitud de 3.800 metros y a 322kilmetros de distancia del Pacfico. Las argollas destinadas a sujetar las cuerdas al muelle erantan grandes que slo habran podido utilizarlas los navos que cruzaban los ocanos. En esteextrao puerto de los Andes se encuentran todava rastros de conchas y de algas marinas. Se venen l numerosas playas sobrealzadas, y el agua de la parte meridional del lago es, en la

    actualidad, todava salada.

    No menos misterioso es el puerto megaltico de Ponap, en las Carolinas. Nan-Matal es unaverdadera Venecia, surgida en medio del Ocano. Los indgenas no pretenden que susantepasados hubieran podido construir este puerto. Pero hablan de los reyes-soles que reinabanen la isla y despachaban navos a lejanos pases. Qu era ese Nan-Matal? Quiz una vasta isla,cuya mayor parte fue engullida por las aguas en la poca en que surgi el puerto del lagoTiticaca,

    Los indios quechuas afirman que los cereales comenzaron a cultivarse en las proximidades dellago Titicaca; pero en nuestros das el maz no crece ya a esa elevada altitud. Todo esto nos

    permite suponer que, en su tiempo, la costa occidental de Amrica del Sur tena un nivel mselevado. El hundimiento de la Atlntida podra haber provocado la elevacin de los Andes.El explorador mexicano Jos Garca Payn ha encontrado en la cordillera dos cabaasrecubiertas de una espesa capa de hielo. Restos de conchas indicaban la presencia, en aquellugar, de una playa martima en la que se construyeron esas viviendas. En la actualidad, suemplazamiento se halla a 6.300 metros encima del nivel del mar.

    NEITH DE SAIS NOS HABLA

    Si volvemos la mirada hacia la literatura, la mitologa y el folklore de la Antigedad, la Atlntida

    se nos aparece al punto como una posibilidad histrica.Timeo y Cridas, de Platn, contienen una crnica de la Atlntida. Se la atribuye a Soln,legislador de la antigua H-lade, que viaj a Egipto hacia el 560 a. de JC.

    La asamblea de los sacerdotes de la diosa Neith de Sais, protectora de las ciencias, revel aSoln que sus archivos se remontaban a millares de aos y que se hablaba en ellos de uncontinente situado ms all de las Columnas de Hrcules y engullido por las aguas hacia el 9560a. de JC.

    Platn no comete el error de confundir la Atlntida con Amrica; dice claramente que exista

    otro continente al oeste de la Atlntida. Habla de un ocano que se extiende ms all del estrechode Gibraltar y dice que el Mediterrneo no es ms que un puerto. En este ocano elAtlntico, sita una isla-continente ms extensa que libia y Asia Menor reunidas.

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    Cuenta que en el centro del Atlntico exista una frtil llanura protegida de los vientosseptentrionales por altas montaas. El clima era subtropical, y sus habitantes podan recoger doscosechas al ao. El pas era rico en minerales, metales y productos agrcolas.En la Atlntida, florecan la industria, los oficios y las ciencias. El pas se enorgulleca de susnumerosos puertos, canales y astilleros. Al mencionar sus relaciones comerciales con el mundo

    exterior. Platn sugiere el empleo de barcos capaces de atravesar el Ocano.

    Los habitantes de la Atlntida construan sus edificios con piedras rojas, blancas y negras. Eltemplo de Cleito y de Poseidn estaba decorado con ornamentos de oro; los muros eran de plata;una muralla de oro lo rodeaba. All es donde los diez reyes de la Atlntida celebraron susreuniones.Segn los datos de Platn, 1.210.000 hombres estaban alistados en el ejrcito y en la marina.Partiendo de esta cifra, haba que admitir que la poblacin entera se elevaba a un buen nmerode millones. Durante el ltimo perodo de la historia de la Atlntida de que habla Platn, lanacin se hallaba gobernada por los descendientes reales de Poseidn. Poco antes de sudesaparicin, el Imperio atlante se lanz por los caminos del imperialismo, con la intencin de

    extender sus colonias al Mediterrneo.

    A juzgar por el relato de Platn, parecera, no obstante, que en una poca anterior los atlantes semostraban sabios y afables. Segn l, despreciaban todo, a excepcin de la virtud. No dabangran importancia a la posesin del oro y de otras propiedades, que les parecan una carga; noestaban intoxicados por el lujo, y la riqueza no les haca perder el sentido. Los hombres de laAtlntida ponan la camaradera y la amistad por encima de los bienes terrestres. Teniendo encuenta este desprecio a la propiedad privada y esta sociabilidad, es lcito suponer que losatlantes aplicaban ya, en aquellos extinguidos tiempos, un sistema de socialismo? Si es as, elloexplicara la existencia de una economa sin dinero en el pas de los incas, puesto que, segntodos los indicios, el Per era una porcin del Estado atlante.

    Segn las Gergicas, de Virgilio, y las Elegas, de Tbulo, la tierra era en la Antigedadpropiedad comn. El recuerdo de una democracia que habra existido antao en la antigua Greciay en la antigua Roma se perpetu en las fiestas de las saturnales, en las que amos y esclavos

    beban y danzaban juntos durante un da entero. En suEngidu, de cinco mil aos de antigedad,y en su poema de Uttu, los sumerios se lamentan de la desaparicin de una estructura social en laque no haba mentira, ni enfermedad, ni vejez.

    Platn evoca la decadencia moral de los atlantes, que se produjo cuando ganaron terreno laavaricia y el egosmo. Fue entonces cuando Zeus, viendo que una raza memorable haba cado

    en un triste estado y que se alzaba contra toda Europa y Asia, resolvi infligirle un castigoterrible. Segn el filsofo griego, los hombres animados de un espritu guerrero se hundieron enla tierra, y la isla de la Atlntida desapareci del mismo modo, engullida por las aguas.Previendo la actitud escptica de sus futuros lectores, Platn afirma que su historia aun

    pareciendo extraa, es perfectamente verdica. En nuestros das, su relato se ve cada vez msfirmemente confirmado por los datos de la Ciencia.

    La exploracin del lecho del Atlntico nos revela la existencia de una cresta que se extiende deNorte a Sur en medio del Ocano. Las Azores podran ser los picos de esas montaas sumergidasque, segn el relato de Platn, protegan la llanura central de los vientos fros del Norte. CuandoCritias nos habla de las casas atlantes construidas con piedras negras, blancas y rojas, su

    indicacin est confirmada por el descubrimiento de terrenos calcreos blancos y rocasvolcnicas negras y rojas en las Azores, ltimos restos de la Atlntida.

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    LA ATLNTIDA Y LA CIENCIA

    Las nociones adquiridas por la ciencia actual nos confirman la posibilidad de una existenciaanterior, en medio del Atlntico, de un centro de elevada civilizacin. V. A. Obruchev, miembrode la Academia de Ciencias de la URSS, sustenta desde hace tiempo la opinin de que laAtlntida no era ni imposible ni aceptable desde el punto de vista de la geologa (2). De hecho,

    ha tenido el valor de afirmar, adems, que la prctica de sondeos en la zona septentrional delocano Atlntico podra revelar, bajo las aguas, ruinas de edificios y otros restos de una antiguacivilizacin (3).

    El profesor N. Lednev, fsico y matemtico moscovita, ha llegado, tras veinte aos deinvestigaciones, a la conclusin de que la fabulosa Atlntida no puede ser considerada como unsimple mito. Segn l, documentos histricos y monumentos culturales de la Antigedad nosdemuestran que la Atlntida era una inmensa isla de centenares de kilmetros de extensin,situada al oeste de Gibraltar (4). Otro representante de la ciencia sovitica, CatalinaHagemeister, escriba, en 1955, que, habiendo llegado hace diez o doce mil aos las aguas delGulf Stream al ocano rtico, la Atlntida debi de haber sido la barrera que desvi la corriente

    hacia el Sur. La Atlntida explica la aparicin del perodo glaciar. La Atlntida era tambin larazn de su fin, afirmaba.Groenlandia est cubierta por una capa de hielo de unos 1.600 metros de espesor que no se funde

    jams. Y, sin embargo, Noruega, que se halla situada en la misma latitud, posee en verano unarica vegetacin.El Gulf Stream calienta a Escandinavia y al resto de Europa, y a esta corriente clida se la

    designa, con justicia, la calefaccin central de nuestro continente.

    Realizando sondeos en el lecho del Atlntico ecuatorial, el buque sueco Albatross descubri, ams de 3.219 metros de profundidad, rastros de plantas de agua dulce. El profesor HansPetterson, jefe de la expedicin, expuso la opinin de que una isla haba sido engullida en aquellugar (5).

    Los foraminferos son minsculos animales marinos testceos, o recubiertos por una concha.Existen dos gneros principales de ellos, los Globorotalia menardii y los Globorotaliatruncatulinoides.

    El primero se caracteriza por una envoltura de concha que gira en espiral hacia la derecha; habitaen aguas clidas. La concha del segundo gira hacia la derecha, y puede existir tambin en lasaguas fras del ocano. Estos dos gneros de animales martimos pueden servir, as, comoindicadores de clima clido o fro.

    El tipo clido no aparece en ningn lugar por encima de una lnea que se extiende desde lasAzores a las Canarias. El foraminfero de agua fra se halla en el cuadriltero nororien-tal del Atlntico.

    La zona media del Atlntico, desde el frica occidental a la Amrica central, est pobladaabundantemente por el tipo clido de losgloborotalia menardii.No obstante, el tipo fro hace sureaparicin en el Atlntico ecuatorial. Parece como si la especie de foraminferos de aguatemplada hubiera penetrado a travs de una barrera en direccin al Este. No era la Atln-tida esta barrera?

    Los trabajos cientficos emprendidos en los Estados Unidos por el Observatorio GeolgicoLamont han permitido la realizacin de un importante descubrimiento basado en la distribucion

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    de foraminferos: hace una decena de millares de aos se produjo en el Atlntico un sbitocalentamiento de las aguas en la superficie ocenica. Lo que es ms, la transformacin del tipofro de foraminferos en tipo caliente no dur ms de un centenar de aos. No podra, pues,soslayarse la conclusin de que hacia el ao 8000 a. de JC. se produjo en el ocano Atlntico uncierto cambio catastrfico del clima.

    En el curso de un sondeo submarino efectuado en 1949 por la Sociedad Geolgica de Amrica,se extrajo del lecho del Atlntico, al sur de las Azores, una tonelada de discos de piedra caliza.Su dimetro medio era de 15 centmetros, y su grosor de 3,75 centmetros. Estos discos poseanen su centro una extraa cavidad; eran relativamente lisos por fuera, pero sus cavidades

    presentaban un aspecto rugoso. Estos bizcochos de mar, difciles de identificar, no parecanser de formacin natural. Segn el Observatorio Geolgico Lamont (Universidad de Columbia),el estado de litificacin de la piedra caliza permite suponer que pudo litificarse en condicionessubareas en una isla situada en medio del mar hace doce mil aos (6).

    Si queremos fijar la fecha de la desaparicin de la Atlntida, no debemos olvidar que la edad dela garganta del Nigara, de la desembocadura del ro en la cascada actual, se remonta a 12.500

    aos. Es tambin un hecho conocido que la elevacin de la cordillera alpina hasta una altura de5.700 metros se produjo hace unos diez mil aos.

    El empleo de carbono radiactivo para determinar las fechas de diversos materiales ha producidoresultados muy significativos. En otro tiempo, existi en las Bermudas un extenso bosque decedros que se encuentra en la actualidad bajo las aguas. Las pruebas realizadas con carbono 14nos revelan que el bosque desapareci de la superficie hace unos once mil aos. Se ha podidocomprobar que un montn de barro del lago Knockacran, en Irlanda, perteneciente a la ltimacapa de hielo, tena una edad de 11.787 aos. Un bosque de abetos prximo a Two Creeks, enWisconsin, fue destruido por el avance de los glaciares hace unos once mil aos. Tambin haceunos 10.800 aos que bloques movedizos de hielo arrancaron grupos de abedules existentes en elnorte de Alemania.

    La determinacin por el carbono radiactivo de la edad de la civilizacin de Jeric nos da la fechade 6800 a. de JC. Se han encontrado en este lugar reproducciones artsticas en yeso de crneos dehombres de un tipo egipcio bastante refinado que vivan all hace ocho mil aos.De todas estas fechas se desprende que hace once o doce mil aos se produjo una penetracinmenor de capas glaciares. Tras este ltimo avance de los glaciares provenientes del Polo, elclima volvi a calentarse. Hacia el ao 8000 a. de JC, en la Era llamada mesoltica, la capa dehielo se retir y se abrieron nuevas tierras para los hombres, los animales y las plantas.

    A modo de recapitulacin, puede decirse que los climas adquirieron sus rasgos caractersticosactuales entre el ao 10000 y el 8000 a. de JC. Europa y Amrica del Norte pudieron gozar deuna atmsfera considerablemente ms templada que en el pasado. La teora de la Atlntida,segn la cual el continente desaparecido habra impedido el acceso del clido Gulf Stream haciael Norte, tratara de explicar este cambio de clima.

    Pero, al contrario de lo sucedido en Europa, grandes extensiones de Asia iban a sufrir cambiosclimticos en un sentido opuesto.En 1958, el arquelogo ruso V. A. Ranov descubri varias pinturas murales en las grutas delPamir, a una altitud de 4.200 metros; representan una obra de arte prehistrico, situada en uno delos lugares ms elevados del mundo. Estos dibujos de la gruta Chajta, realizados con una pintura

    mineral roja, representan un oso, un jabal y un avestruz, tres animales ninguno de los cualespodra sobrevivir en la actualidad en la temperatura rtica del Pamir.

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    Una clave para resolver el enigma de la edad de estas pinturas ha sido encontrada en Markansu,donde sus habitantes prehistricos dejaron herramientas y cenizas. Estas ltimas provienen deabedules y cedros que ya no crecen en esa regin: el carbono 14 permite datarlas en 9.500 aos.Este sbito descenso de la temperatura en el Pamir podra deberse a una rpida elevacin de lacorteza terrestre subsiguiente a una perturbacin geolgica.

    En las cercanas del lago Sevan, en las montaas de la Armenia sovitica, se ha encontrado uncrneo de reno. La presencia de este animal de las llanuras en las montaas del Cucasomeridional constituye un absoluto misterio. Se produjo en otro tiempo un cataclismo geolgicode proporciones tales que transform una llanura en un pas montaoso? La mayor parte de lossabios rehusaran, probablemente, admitir esta hiptesis; la edad del crneo ha sido, sin embargo,calculada en doce mil aos, cifra que coincide con la fecha tradicional de la desaparicin de laAtlntica bajo las aguas.

    Cuando se procedi a una prueba con carbono 14 sobre la osamenta de un mamut encontrada enla zona septentrional de Siberia, el resultado obtenido fue de doce mil aos. Millares de estos

    animales debieron de sufrir una muerte sbita en aquella poca, lo que se infiere con todaevidencia del hecho de que varios de ellos fueron hallados en pie y con hierba en la boca y en elestmago.Por otra parte, cabe hacer notar que el mamut no era un animal polar. Salvo por su largo pelaje,la estructura y el grosor de su piel se asemejan a los del elefante de las Indias tropicales. La pielde estos animales helados est llena de corpsculos de sangre roja; ello prueba que murieronasfixiados por el agua o por los gases.

    El marfil obtenido de los colmillos de los mamuts ha constituido durante siglos un objeto decomercio. Segn Richard Lydekker, durante las ltimas dcadas del pasado siglo fueronvendidos irnos veinte mil pares de colmillos en perfecto estado. Ello nos da una idea aproximadadel gran nmero de mamuts helados encontrados. Hay que hacer notar que, para tallar el marfil,slo pueden emplearse los colmillos de animales recientemente muertos o congelados; loscolmillos expuestos al aire se resecan y resultan inutilizables. En las regiones septentrionales deAmrica y Asia han sido descubiertos decenas de millares de mamuts. Y, como nicamente seutilizaba para el comercio marfil de mamuts de la mejor calidad, es evidente que todos losanimales tuvieron que hallar una muerte sbita.

    Segn las estimaciones del profesor Frank C. Hibben, slo en Amrica del Norte cuarentamillones de animales perecieron al final de la Era glacial. Era una muerte catastrfica que no

    perdon a nadie, escribe (7).

    Las pruebas con el carbono 14 nos revelan que los restos humanos desaparecieron sbitamentedel continente americano hace unos 10.400 aos. Fue el legendario Diluvio lo que borr a losseres humanos de la superficie de Amrica del Norte?

    Si se admite esta hiptesis, las cifras de la poblacin mundial adquieren una significacinparticular. Hace dos mil aos, no haba ms que diez millones de habitantes en las dos Am-ricas. En la misma poca, vivan en frica 26 millones, en Europa 30, y 133 en Asia. Estas cifras

    indican que la cuenca atlntica comprendiendo Amrica, Europa y frica no tena ms quela mitad de la poblacin de Asia. El alejamiento del lugar en que se produjo un desastregeolgico podra explicar el elevado nmero de habitantes de Asia en los tiempos antiguos.

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    QUINES SON LOS VASCOS?

    Existe entre los vascos una leyenda que habla de un cataclismo en el curso del cual libraroncombate el agua y el fuego. Los antepasados de los vascos encontraron refugio en las cavernas ysobrevivieron.La lengua vasca tiene una afinidad, difcil de explicar, con los dialectos de los indios de

    Amrica. Un misionero vasco predic en su lengua natal a los indios de Peten, en Guatemala, ylos indgenas le comprendieron perfectamente.

    Se conserva entre los vascos una creencia en una serpiente mtica de siete cabezas, laErensugua, que los relaciona con el culto a la serpiente profesado por los aztecas, al otro ladodel Atlntico. La vieja costumbre vasca de contar por veintenas, y no por decenas, encuentra su

    paralelo en Amrica Central, donde se utilizaba una aritmtica del mismo gnero. Y losfranceses, a su vez, han heredado de los vascos la palabra quatrevingts.

    Del mismo modo, el juego de pelota vasca Jai alai, jugado con un guante de mimbre atado a lamueca (la cesta), nos hace pensar inmediatamente en el juego maya de pok-a-tok.

    Si se compara a los vascos con los dems pueblos europeos, se advierte al punto que son nicosen su gnero en lo que se refiere a la comunidad de grupos sanguneos. Se encuentra con granfrecuencia entre ellos el grupo O, mientras que el grupo A es relativamente raro, y el grupoB tiene la frecuencia ms baja de toda Europa. En lo que atae a los grupos sanguneos Rh,muestran la frecuencia en Rh negativo ms elevada de todas las poblaciones europeas y, con la

    posible excepcin de algunas tribus bereberes, la ms elevada del mundo. Todos estos sntomasindican que los vascos son diferentes de los franceses o de los espaoles.

    Se considera que los vascos de los Pirineos estn emparentados con los hombres de Cromanque ocupaban zonas de Francia y Espaa al final de la Era glacial. No se asemejaban a loshabitantes de estos pases y no estaban emparentados con ninguna raza del Este. Hablando de losvascos en suHistoria de Espaa, Rafael Altamira llega a la conclusin siguiente: Tal vez seanlos nicos supervivientes de las tribus prehistricas que habitaban en las cuevas de los Pirineos,y que tantas pruebas dejaron en ellas de su habilidad tcnica y de su sentido artstico (8).

    Slo ellos entre los pueblos de la Europa occidental, han conservado la costumbre de las danzasanimales y totmicas de las razas primitivas. Compartan con los antiguos egipcios y los incas lacreencia en la inmortalidad de un cuerpo no sepultado. La costumbre de reducir artificialmentelas cabezas se haba mantenido entre los vascos lo mismo que entre los indios de AmricaCentral.

    Los hombres de Croman tenan estatura elevada alrededor de 1,83 metros, y su cajacraneana era ms grande que la de los hombres actuales, cosa que no se habra esperadodescubrir en un habitante de las cavernas. Con su frente amplia y lisa y sus pmulos

    prominentes, se parecan a los guanches de las islas Canarias, que estn considerados comodescendientes de los atlantes. Los hombres de Croman eran artistas de talento, aunque susarmas y utensilios estuviesen fabricados en piedra. Por falta de materiales apropiados, a los quese haban acostumbrado en su pas de origen, los hombres de esta raza empleaban la piedra parafabricar objetos cuyos modelos provenan de su civilizacin ancestral.

    Las pinturas sobre rocas, los dibujos y las esculturas de los Croman de la pocamagdaleniense, que datan de 11.000 aos, y ms, ocupan un lugar destacado en la historia del

    arte.

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    A menos que su civilizacin les hubiera sido legada por unos antepasados, resulta difcilcomprender cmo estos hombres de las cavernas vascas pudieron dar pruebas de un talentoartstico superior a su realismo dinmico y en su presentacin dramtica al del antiguo Egipto oal de Sumer.

    Los azienses, raza prehistrica de Espaa, fueron enterrados invariablemente con el rostro

    vuelto hacia el Oeste. Tenan reputacin de ser excelentes pescadores y navegantes. Nollegaran en barcos, procedentes de un pas occidental?

    EL DA DEL JUICIO FINAL

    El poeta romano Ovidio nos da, al describir el Diluvio, la continuacin de la crnica inconclusade Platn:

    Haba antao tanta maldad sobre la Tierra, que la Justicia vol a los cielos y el rey de los diosesdecidi exterminar la raza de los hombres... La clera de Jpiter se extendi ms all de su reinode los cielos. Neptuno, su hermano de los mares azules, envi las olas en su ayuda. Neptunogolpe a la tierra con su tridente, y la tierra tembl y se estremeci... Muy pronto, no era ya

    posible distinguir la tierra del mar. Bajo las aguas, las ninfas Nereidas contemplaban,asombradas, los bosques, las casas y las ciudades. Casi todos los hombres perecieron en el agua,y los que escaparon, faltos de alimentos, murieron de hambre.Por las leyendas del antiguo Egipto sabemos que el dios de las Aguas, Nu, incit a su hijo Ra,dios del Sol, a destruir completamente a la Humanidad cuando las naciones se rebelaron contralos dioses. Debe concluirse de ello que esta destruccin fue realizada mediante una inundacindecretada por Nu, seor de los mares.

    Un papiro de la XII dinasta, de tres mil aos de antigedad, que se conserva en el Ermitage deLeningrado menciona la isla de la Serpiente y contiene el siguiente pasaje: Cuandoabandonis mi isla, no la volveris a encontrar, pues este lugar desaparecer bajo las aguas de losmares.Este antiguo documento egipcio describe la cada de un meteoro y la catstrofe que sigui: Unaestrella cay de los cielos, y las llamas lo consumieron todo. Todos fueron abrasados, y slo yosalv la vida. Pero cuando vi la montaa de cuerpos hacinados estuve a punto de morir, a mi vez,de pena.

    Es casi imposible hacerse una idea exacta de los trastornos geolgicos que destruyeron laAtlntida. Pero el folklore y las escrituras sagradas de numerosas razas nos proporcionan uncuadro dramtico de la catstrofe.

    El canto pico de Gilgams, de hace cuatro mil aos, contiene un relato detallado del Diluvio ydeplora el fin de un pueblo antiguo con las palabras siguientes: Hubiera sido mejor que elhambre devastara el mundo, y no el Diluvio.

    La Biblia contiene el relato del arca de No que se salv del gran Diluvio. En el libro de Enoc, elpatriarca que previno a No del inminente desastre antes de subir l mismo vivo al cielo,encontramos significativos pasajes referentes al fuego que vendr del Occidente y a las

    grandes aguas hacia Occidente.

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    Hace tan slo dieciocho siglos, Luciano escribi una historia muy curiosa que ilustra lasupervivencia en el mundo antiguo de la tradicin del gran Diluvio.

    Los sacerdotes de Baalbek (hoy en territorio libanes) tenan la singular costumbre de verter aguade mar, obtenida en el Mediterrneo, en la grieta de una roca cercana al templo, a fin de

    perpetuar el recuerdo de las aguas del Diluvio, que haban desaparecido por all; la ceremoniadeba conmemorar igualmente la salvacin de Deucalin. Para conseguir esta agua, lossacerdotes tenan que realizar un trayecto de cuatro das hasta las orillas del Mediterrneo, yotros tantos de regreso hasta Baalbek.

    Es de notar que esta cavidad se encuentra en la extremidad septentrional de la gran hendeduraque se extiende en direccin meridional hasta el ro Zambeze. Este rito sagrado podratestimoniar la persistencia del recuerdo de un gran cataclismo en la memoria popular.Una narracin difundida entre los bosquimanos menciona una vasta isla que exista al oeste defrica y que fue sumergida bajo las aguas. Es una de las numerosas leyendas que hablan de ladesaparicin de la Atlntida.

    Al otro lado del Atlntico existen igualmente testimonios extraordinarios de un cataclismomundial. Ello debera parecer natural si se admite que la Atlntida estaba unida por lazoscomerciales y culturales, no slo a Europa y frica, sino tambin a las Amricas.Un cdice maya afirma que el cielo se acerc a la tierra, y todo pereci en un da: incluso lasmontaas desaparecieron bajo el agua.

    El cdice maya, llamado de Dresde, describe de forma grfica la desaparicin del mundo. Enel documento se ve una serpiente instalada en el cielo, que derrama torrentes de agua por la boca.Unos signos mayas nos indican eclipses de la Luna y del Sol. La diosa de la Luna, seora de lamuerte, presenta un aspecto terrorfico. Sostiene en sus manos una copa invertida de la quemanan las olas destructoras (9).

    El libro sagrado de los mayas de Guatemala, el Popol Vuh, aporta un testimonio del carcterterrible del desastre. Dice que se oa en las alturas celestes el ruido de las llamas. La tierratembl, y los objetos se alzaron contra el hombre. Una lluvia de agua y de brea descendi sobrela tierra. Los rboles se balanceaban, las casas caan en pedazos, se derrumbaban las cavernas yel da se convirti en noche cerrada.El Cham Balam del Yucatn afirma que, en una poca lejana la tierra materna de los mayas fueengullida por el mar, mientras se producan temblores de tierra y terribles erupciones.Antiguamente, viva en Venezuela una tribu de indios blancos llamados parias, en un pueblo que

    llevaba el significativo nombre de Atln. Esa tribu mantena la tradicin de un desastre quehaba destruido a su pas, una vasta isla del ocano.

    Un estudio de la mitologa de los indios de Amrica nos permite comprobar que ms de 130tribus conservan leyendas referentes a una catstrofe mundial.

    Nos es lcito servirnos, hasta cierto punto, de la mitologa y del folklore para rellenar lasnumerosas lagunas de la Historia? El profesor sovitico I. A. Efremov responde a esta preguntade forma netamente afirmativa: Los historiadores insiste deben dar pruebas de ms respetoen relacin con las tradiciones antiguas y el folklore. Acusa a los sabios occidentales de hacergala de una especie de esnobismo ante los relatos provenientes de las gentes llamadas

    ordinarias.

    Una leyenda esquimal cuenta: Vino luego un diluvio inmenso. Muchas personas se ahogaron, y

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    su nmero disminuy. Los esquimales, como los chinos, conservan una curiosa leyenda, segnla cual la tierra fue violentamente sacudida antes del Diluvio.

    Un bamboleo del eje terrestre podra explicar un cataclismo de amplitud mundial, pero la cienciano conoce causas que pudieran producir una sacudida semejante. La colisin con un enormemeteoro habra podido provocar el cataclismo atlante, a menos que se tratara, como pretende

    Hoerbiger, del contacto con un planeta conocido en la actualidad con el nombre de luna. Loshoyos de Carolina tendran su origen en cadas de meteoros. Estos crteres elpticos tienen,por trmino medio, un dimetro de unos ochocientos metros, con bordes elevados y unadepresin de 7,5 a 15 metros de profundidad. Puede observarse, dicho sea de paso, que enCarolina del Norte y del Sur se han encontrado gran nmero de meteoritos.Merece ser tomada en consideracin la hiptesis de un deslizamiento de la corteza terrestre,formulada en los Estados Unidos por el doctor Charles Hapgood. Segn su teora, la fina cortezaterrestre se deslizara hacia delante y hacia atrs sobre una bola de fuego. El peso de las capas dehielo sobre los dos polos provocara este deslizamiento. El doctor Hapgood explica as la

    presencia de corales fsiles en el rtico y los movimientos hacia el Norte de los glaciares delHimalaya.

    Si la envoltura de la Tierra fuese mvil, una colisin con un asteroide habra podido provocar eldesplazamiento de esta corteza. No se trata de ciencia ficcin, sino de una posibilidadastronmica. Baste recordar cmo nuestro planeta evit en octubre de 1937, por cinco horas ymedia solamente, el choque con un planetoide.

    El profesor sovitico N. S. Vetchinkin pretende resolver el misterio de la Atlntida y del Diluviode la manera siguiente:

    La cada de un meteorito gigantesco fue la causa de la destruccin de la Atlntida. Huellas demeteoritos gigantes son claramente visibles en la superficie de la Luna. Se divisan en ellacrteres de doscientos kilmetros de dimetro, mientras que en la Tierra no tienen ms de treskilmetros de longitud. Al caer en el mar, estos meteoritos gigantes provocaron una marea deolas que sumergi, no solamente el mundo vegetal y animal, sino tambin colinas y montaas(10).

    El recuerdo del cataclismo atlante sobrevive en los mitos de numerosos pueblos. Estudindolos,puede deducirse que la amplitud y el carcter de la catstrofe variaron segn los emplazamientosgeogrficos.Los indios quichs de Guatemala recuerdan una lluvia negra que cay del cielo en el momentomismo en qu un temblor de tierra destrua las casas y las cavernas. Esto implica un violentomovimiento tectnico que se produjo en el Atlntico. El humo, las cenizas y el vapor

    ascendieron desde las hirvientes aguas hacia la estratosfera, y fueron seguidamente arrastradoshacia el Oeste por la rotacin de la Tierra, produciendo, as, la lluvia negra que se derram sobrela Amrica Central.

    Las leyendas de los quichs encuentran confirmacin en las de los indios de la Amazonia.Cuentan stos que, tras una terrible explosin, el mundo qued sumido en tinieblas. Los indiosdel Per aaden que el agua subi entonces hasta la altura de las montaas.En la cuenca del Mediterrneo, los relatos referentes al Diluvio ocupan ms lugar que losdedicados a fenmenos volcnicos. En la antigua mitologa griega se habla de mareas cuyas olasascienden hasta las copas de los rboles, dejando tras ellas peces trabados en las ramas. ElZend-

    Avesta afirma que en Persia el Diluvio alcanz la altura de un hombre.

    Alejndonos ms hacia Oriente, vemos que, segn los documentos antiguos, el mar retrocedi enChina en direccin Sudeste.

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    Esta concepcin del cataclismo mundial es perfectamente defendible. Una marea gigantesca delAtlntico deba por fuerza producir un reflujo en la otra parte del Globo, en el ocano Pacfico.En apoyo de esta tesis pueden citarse gran nmero de interesantes testimonios. As, por ejemplo,exista en el antiguo Mxico una fiesta consagrada a la celebracin de un acontecimiento del

    pasado en el que las constelaciones tomaron un aspecto nuevo. Resultaba de ello, segn la

    opinin de los indgenas, que los cielos no haban tenido en otro tiempo el mismo aspecto quehoy.Martinus Martini, misionero jesuta que trabaj en China en el siglo xvn, habla en suHistoria deChina de viejas crnicas que evocan un tiempo en que el cielo comenz sbitamente a declinarhacia el Norte. El Sol, la Luna y los planetas cambiaron su curso despus de una conmocinocurrida en la Tierra. Constituye ello una seria indicacin de una sacudida de la Tierra, nicacausa susceptible de explicar los fenmenos astronmicos descritos en los documentos chinos.Dos reproducciones de la bveda celeste, pintadas en el techo de la tumba de Senmut, elarquitecto de la reina Hats-hepsut, nos presentan un enigma. Los puntos cardinales se hallancorrectamente colocados en uno de estos mapas, mientras que en el otro estn invertidos, como sila Tierra hubiera sufrido un choque.

    En efecto, el papiro Harris afirma que la Tierra se invirti durante un cataclismo csmico. En lospapiros del Ermi-tage, de Leningrado, y en el de Ipuwer, se hace igualmente mencin de estainversin de la Tierra.

    Los indios asentados a orillas del curso inferior del ro Mackenzie, en el Canad septentrional,afirman que una ola de calor insoportable se abati durante el Diluvio sobre su regin rtica; y,luego, sbitamente, un fro glacial habra sucedido a este calor. Un desplazamiento de laatmsfera, producido en el curso de una sacudida del globo terrqueo, muy bien hubiera podido

    provocar estos cambios extremadamente bruscos de la temperatura de que hablan los indios delCanad.De todos estos testimonios del pasado se infiere que la catstrofe de la Atlntida tuvo un carcterviolento y terrorfico.

    PIRMIDES Y CONQUISTADORES

    Un poderoso imperio situado en medio del ocano Atlntico debi, ciertamente, de poseercolonias en Europa, frica y Amrica. No carecemos de datos que confirman esta suposicin.

    El antiguo Egipto construy pirmides de dimensiones colosales. Babilonia dispona de zigurats,torres alineadas en las que se combinaban estudios astronmicos y el culto religioso.Los antiguos habitantes de la Amrica central y meridional construyeron tambin enormes

    pirmides que utilizaban como templos, observatorios o tumbas. Es grande la distancia entreMxico y Babilonia y Egipto. Pero esta costumbre de construir pirmides, comn a las dosorillas del Atlntico, puede explicarse fcilmente si se admite que tuvo su origen en Atlntida,desde donde se extendi con posterioridad hacia el Este y el Oeste.

    Segn una opinin en boga, las pirmides seran, simplemente, la expresin de una necesidad deerigir montaas artificiales. Ello podra ser cierto para las llanuras de Egipto y Mesopotamia,

    pero esta teora no explica la presencia de pirmides similares en el accidentado terreno de

    Mxico y Per. Tiene que haber, con toda evidencia, otras razones distintas que indujeran aconstruir pirmides de forma idntica a ambos lados del Atlntico; una tradicin heredada de laAtlntida podra ser una de esas razones.

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    Segn Flavio Josefo, historiador judo del siglo i, Nemrod habra construido la torre de Babel

    para tener un refugio en caso de que se produjera un segundo Diluvio. El cronista mexicanoIxtlilxochitl nos transmite el argumento paralelo que indujo, segn 61, a los toltecas a construirlas pirmides:

    Cuando los hombres se multiplicaron, construyeron un "zacuali" muy alto, que es hoy una torrede gran altura, a fin de poder hallar refugio en l en caso de que el segundo mundo fuera a su vezdestruido.

    Sabios crticos aseguran con insistencia que las pirmides aparecieron en Asia, frica y Amricade manera independiente, sin tener un origen comn, como afirman los atlantlogos.

    Es lcito preguntarse cmo podra ser idntico el objeto de las pirmides en Babilonia y enMxico sin tener un origen comn Josefo e Ixtlilxochitl lo definen del modo ms claro posible:

    se trataba de contar con un abrigo en el caso de un segundo Diluvio.

    Los habitantes de Amrica Central han vivido siempre en la espera de un fin del mundo; ste esel origen de los sacrificios humanos que, segn los aztecas, deban apaciguar a los diosesencolerizados y salvar a la Humanidad de otro desastre.

    Los olmecas, predecesores de los mayas y los aztecas, podran haber sido sbditos del imperioatlante. Cuando los arquelogos tropezaron con dificultades para determinar la edad de la

    pirmide de Ciucuilco, en los accesos de la ciudad de Mxico, apelaron a los gelogos, ya que lamitad de la estructura estaba recubierta de lava slida. Dos volcanes se hallaban en sus

    proximidades, y era preciso, naturalmente, plantearse la cuestin: Cundo haba tenido lugar laerupcin? La respuesta fue desconcertante: Hace ocho mil aos. (11). Si esta conclusin escorrecta, demostrara la existencia de una elevada civilizacin en Amrica Central en una pocaextremadamente remota.

    Al igual que las pirmides, se han encontrado esfinges en el Yucatn: estn reproducidas enestilo maya.

    Numerosos atlantlogos opinan que el emblema de la cruz nos viene de la Atlntida, pues hasido venerado en todas sus presuntas colonias. La cruz era el smbolo predilecto de la antiguaAmrica. En las murallas de Egipto, numerosos dioses estn representados con la cruz de tao, as

    como con la cruz de Malta. Los monarcas y los guerreros de Asira y Babilonia llevaban cruces,a guisa de talismanes sagrados, suspendidas del cuello.

    El culto al Sol fue transmitido por la Atlntida a los pueblos de la Antigedad. Los atlantlogoscitan, a ttulo de ejemplo, la adoracin simultnea del Sol en Egipto y el Per, as como elreinado de dinastas solares en estos dos pases.

    El papiro de Turn habla de Ra, dios del Sol. Menciona tambin un gran desastre provocado porel Diluvio y por incendios. Algunos investigadores extraen de ello la conclusin de que el cultoal Sol fue importado a Egipto desde esa Atlntida llamada a desaparecer.

    Los egipcios crean en un pas de los muertos que se encontraba al Oeste y se llamaba Amenti.

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    Si el reino de los muertos corresponde al reino sumergido de la Atlntida, la legendaria dinastade semidioses que rein en Egipto sera la dinasta de los soberanos de la Atlntida. Segn unaantigua tradicin, los reyes atlantes habran partido para Egipto quinientos aos antes de lacatstrofe final y, previendo el trgico destino de su continente, habran fundado en l la dinastade los Muertos.

    Los sacerdotes aztecas conservaban devotamente el recuerdo de Aztln, pas situado al Este,de donde habra llegado Quetzalcoatl, portador de la civilizacin. Los incas crean en Viracocha,que fue hacia ellos desde el pas de la aurora. Los ms antiguos documentos egipcios hablan deThot, o Tehuti, que lleg desde un pas occidental para implantar la civilizacin y la ciencia en elvalle del Nilo.

    Los antiguos griegos cantaban a los Campos Elseos, situados al Oeste, en la isla de losBienaventurados. Segn ellos, Tartaria, pas de los muertos, se encontraba bajo las montaas deuna isla del ocano occidental.

    Los antiguos griegos y egipcios situaban esta isla misteriosa apuntando hacia Occidente. Los

    indios de Amrica hacan gestos hacia el Este cuando queran indicar el emplazamiento del pasde Quetzalcoatl o de Viracocha.

    Este pas, al oeste del Mediterrneo y al este de las Amricas, no era otro que la Atlntida,continente sumergido bajo las aguas del Ocano.

    Aunque las religiones de numerosas naciones de la Antigedad profesaran su creencia en lainmortalidad del alma, los peruanos y los egipcios eran los nicos en sostener que el alma

    permaneca suspendida junto al cuerpo difunto y mantena contacto con l. Las dos razasconsideraban necesario conservar los cuerpos embalsamndolos.

    La tradicin de unos reyes divinos residentes en el Este es en gran medida responsable de laderrota infligida a los aztecas y los incas por un puado de conquistadores.

    Cuando Coln lleg a las Antillas y desembarc all con sus hombres, los indgenas les llevaronen brazos, besaron sus manos y sus pies e intentaron explicarles de todas las maneras posiblesque, por lo que ellos saban, los hombres blancos procedan de os dioses (12).

    Moctezuma, ltimo rey de los aztecas, dijo a Corts que sus antepasados no haban nacido aqu,sino que provenan de un lejano pas llamado Aztln, con altas montaas y un jardn habitado porlos dioses. Moctezuma aadi que l reinaba solamente como delegado de Quetzalcoatl, seor

    de un imperio oriental.El libro de los mayasPopol Vuh menciona la antigua costumbre de los prncipes de viajar al Estea travs de los mares para recibir la investidura del reino.

    La facilidad con que Corts y Pizarro lograron la victoria proporciona una prueba suplementariade la existencia efectiva de la Atlntida en un remoto pasado. La tradicin de los aztecas y losincas, mantenida por sus sacerdotes, veneraba a poderosos seores del pas del Sol naciente, queeran de estatura elevada, piel blanca y barbudos. Cuando aparecieron ante ellos, los aventurerosespaoles fueron al instante identificados como representantes del legendario imperio del ocanoAtlntico. Al principio, los hombres de Moctezuma y Atahualpa recibieron con los brazos

    abiertos a los hombres blancos, porque esperaban su llegada desde haca mucho tiempo.Esta firme creencia en un Estado soberano situado en el pas del Sol naciente constituye una delas principales razones que contribuyeron a la cada de los poderosos imperios de Mxico y Per.

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    La espera de visitas regulares que los emperadores atlantes haran a sus colonias americanas ibaa ser fatal para las civilizaciones del Nuevo Mundo.

    Cristbal Molina, sacerdote espaol establecido en Cuzco, Per, escriba, en el siglo xvr, que losincas haban recibido de Manco Capac un relato completo del gran Diluvio.

    Segn la tradicin, antes del Diluvio exista un Estado planetario en el que solamente se hablabauna lengua. Este Estado era, sin duda, la legendaria Atlntida.

    Aunque separados por distancias enormes, Israel y Babilonia, en Asia Menor, y Mxico, enAmrica Central, han conservado en sus escrituras sagradas esta misma creencia.

    La Biblia nos habla de un tiempo en el que no haba ms que una sola raza y una sola lengua enel mundo. nicamente tras la construccin de la torre de Babel hicieron su aparicin numerososdialectos, y las gentes dejaron de entenderse.Beroso, historiador babilonio, evoca un periodo en que una antigua nacin se enorgulleci de talmodo de su poder y su gloria que comenz a despreciar a los dioses. Se construy entonces en

    Babilonia una torre tan alta que su cspide tocaba casi al cielo; pero los vientos vinieron enayuda de los dioses y derribaron la torre, cuyas ruinas recibieron el nombre de Babel. Hastaentonces, los hombres nicamente se haban servido de una sola y misma lengua.

    Por extrao que pueda parecer, en Mxico las crnicas tolte-cas contienen un relato casi idnticoreferente a la construccin de una alta pirmide y a la aparicin de numerosas lenguas.

    Si consideramos la construccin de la torre de Babel como un hecho histrico y no como unafbula, ello demostrara la existencia, en una poca lejana, de un imperio mundial en que sehablaba una sola lengua.

    Como un Estado planetario semejante no habra podido existir sin vas de comunicacinorganizadas y sin nociones tecnolgicas suficientemente avanzadas, nos es forzoso contemplar,como eventual posibilidad, la existencia de una ciencia en una edad prehistrica, antediluviana.

    Es muy significativo que los agricultores de la Amrica Central y meridional hayan cultivadomayor nmero de clases de cereales y plantas medicinales que ninguna otra raza de nuestro

    planeta. En la poca preincaica e incaica, existan en los Andes y en la regin del Amazonassuperior no menos de 240 variedades de patatas y veinte tipos de maz.Los pepinos y los tomates de nuestras ensaladas, las patatas, las calabazas y las judas de

    nuestros primeros platos, las fresas y los chocolates de nuestros postres, son originarios del

    Nuevo Mundo.As, pues, la mitad de los productos de que hoy nos alimentamos eran desconocidos antes deldescubrimiento de Amrica. Heredaron de la Atlntida sus conocimientos agrcolas el antiguoPer y el antiguo Mxico?

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    LOS CALENDARIOS DE LA ATLNTIDA

    Existe, a travs del Atlntico, otro lazo entre el antiguo Egipto y el antiguo Per. Su calendarioconstaba de dieciocho meses de veinte das, con una fiesta de cinco das a fin de ao. Se trata desimple coincidencia o de una tradicin que arranca de la misma fuente?

    Un examen de estos antiguos calendarios nos permite fijar la fecha aproximada de ladesaparicin de la Atlntida. El primer ao de la cronologa de Zoroastro, el ao en quecomenz el tiempo, corresponde al 9600 a. de JC. Esta fecha es muy prxima a la que, conmotivo de su conversacin con Soln, dieron los sacerdotes egipcios para la desaparicin de laAtlntida, es decir, 9560 a. de JC.

    Los antiguos egipcios calculaban el tiempo en ciclos solares de 1.460 aos. El fin de su ltimapoca astronmica sobrevino en el ao 139 d. de JC. A partir de esta fecha se pueden reconstituirocho ciclos solares hasta el ao 11542 a. de JC. El calendario lunar de los asirios divida eltiempo en perodos de 1.805 aos; el ltimo de estos perodos finaliz en 712 antes de JC. A

    partir de esta fecha, se pueden establecer seis ciclos lunares para remontarse hasta 11542 a. de

    JC. El calendario solar de Egipto y el sistema asirio de calendario lunar coinciden, pues, al llegaral mismo ao 11542 a. de JC. como fecha probable de iniciacin de los dos calendarios.Los brahmanes calculan el tiempo en ciclos de 2.850 aos a partir del 3102 a. de JC Tres de estosciclos, o sea 8.550 aos, sumados a 3102 a. de JC, nos dan la fecha de 11652 a. de Jesucristo.El calendario maya nos muestra que los antiguos pueblos de la Amrica central tenan ciclos de2.760 aos. El comienzo de una etapa se instituye en el ao 3373 a. de JC. Tres perodos de2.760 aos, o sea, 8.280 aos, a partir de 3373 a. de JC, nos llevaran a 11653 a. de JC, es decir,a un ao de distancia de la fecha establecida por los Sabios de la India,

    El Codex Vaticanus A-3738 contiene una cronologa azteca muy significativa, segn la cual elprimer ciclo concluy con un diluvio, tras 4.008 aos de duracin. El segundo ciclo de 4.010aos finaliz con un huracn. La tercera Era de 4.801 aos termin con incendios. Durante elcuarto perodo, que dur 5.042 aos, la Humanidad padeci hambre. La Era actual es la quinta:comenz en 751 a. de JC

    La duracin total de los cuatro perodos mencionados en el Codex es de 17.861 aos; sucomienzo se halla en la fecha, increblemente remota, de 18.612 aos a. de JC

    El obispo Diego de Landa escriba, en 1566, que en su tiempo los mayas establecan sucalendario a partir de una fecha que vena a corresponderse con el 3113 a. de JC, en la

    cronologa europea. Afirmaban que antes de esta fecha haban transcurrido 5.125 aos en ciclosanteriores. Esto fijara el origen de los primitivos mayas en el ao 8238 a- de JC, fecha muyprxima a la del cataclismo atlante.

    Sobre la base de todas estas fechas, que nos proporcionan una indicacin para la de la Atlntida,cabe formular la hiptesis de que, hace millares de aos, la Humanidad dispona ya deconsiderables conocimientos de astronoma, dignos de una elevada civilizacin.

    El da ms largo del calendario maya contena 13 horas, y el ms corto, II. En el antiguo Egipto,el da ms largo tena 12 horas y 55 minutos, y el ms corto, 11 horas y 55 minutos, cifras casiidnticas a las de los mayas. Pero lo ms asombroso de estos clculos es que 12 horas y 55

    minutos no es la duracin real del da ms largo en Egipto, sino en el Sudn. Tratando deexplicar esta diferencia, el doctor L. Zajdler, de Varsovia, formula la suposicin de que esteclculo del tiempo provena de la Atlntida tropical (13).

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    El arquelogo Arthur Posnansky, de La Paz, Bolivia, hablando del templo inacabado del Sol enTiahunaco, afirma que la construccin fue sbitamente abandonada hacia 9550 antes de JC. Lafecha nos es ya familiar. No le haban dicho a Soln los sacerdotes de Sais que la Atlntida

    pereci en 9560 a. de JC?

    Segn el sabio sovitico E. F. Hagemeister, la ciencia puede afirmar lo siguiente respecto a ladesaparicin de la Atlntida: El fin de la Era glacial en Europa, la aparicin del Gulf Stream yla desaparicin de la Atlntida se produjeron simultneamente hacia el ao 10000 a. de JCPero no todos los sabios enjuician de la misma manera el problema de la Atlntida. Algunos, adespecho de las evidencias, rechazan toda la teora; otros, tratan de situar la Atlntida en elMediterrneo, e incluso en Espaa o en Alemania. No hace falta subrayar que no es sta laAtlntida de Platn y de los sabios egipcios, que la situaban ante las Columnas de Hrcules, enel mar Atlntico.

    En la seccin egipcia del museo del Louvre, he visto un dibujo esculpido, sin letrero explicativo,en un lugar poco visible, junto a una escalera. Sin embargo, no me fue difcil reconocer en l el

    Zodaco de Dendera.

    Esta antigua reliquia egipcia constitua en otro tiempo parte del techo de un prtico del templo deDendera, en el Alto Egipto. Fue llevada a Francia por Lelorrain en 1821.Durante generaciones enteras, el calendario de Dendera ha constituido para los sabios un enigmaindescifrable. Los signos del Zodaco estn colocados en espiral, y los smbolos son fciles dereconocer; pero Leo se encuentra en el punto del equinoccio vernal. Teniendo en cuenta la

    precesin de los equinoccios, ello indicara una fecha entre 10950 y 8800 a. de JC, es decir, elperodo mismo en el curso del cual se produjo la catstrofe de la Atlntida.El Zodaco de Dendera es, sin duda, de origen egipcio, pero podra haber sido esculpido enconmemoracin de un remoto acontecimiento, el fin de la Atlntida y el nacimiento de un nuevociclo.

    EL XODOA TRAVS DE LOS MARES Y DE LOS AIRES

    La mitologa y los escritos antiguos nos hacen saber que el ltimo da de la Atlntida se viomarcado por una inmensa catstrofe. Olas tan altas como montaas, huracanes, explosionesvolcnicas, sacudieron el planeta entero. La civilizacin sufri un retroceso, y la Humanidadsuperviviente qued reducida al estado de barbarie.

    Las tablas sumerias de Gilgams hablan de Utnapichtim, primer antepasado de la Humanidadactual, que fue, con su familia, el nico supervivente de un inmenso diluvio. Encontr refugio enun arca para sus parientes, para animales y pjaros. El relato bblico del Arca de No parece seruna versin tarda de la misma historia.

    El Zend-Avesta iranio nos proporciona otro relato de la misma leyenda del Diluvio. El diosAhuramazda orden a Yima, patriarca persa, que se preparara para el Diluvio. Yima abri unacueva, donde, durante la inundacin, fueron encerrados los animales y las plantas necesarios paralos hombres. As fue como pudo renacer la civilizacin despus de las destrucciones ocasionadas

    por el Diluvio.

    El Mahabharata de los hundes cuenta cmo Brahma apareci bajo la forma de un pez anteMan, padre de la raza humana, para prevenirle de la inminencia del Diluvio. Le aconsej

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    construir una nave y embarcar en ella a los siete Rishis (sabios) y todas las distintas semillasenumeradas por los brahmanes antiguos y conservarlas cuidadosamente.

    Man ejecut las rdenes de Brahma, y el buque, que le llev con los siete sabios y con lassemillas destinadas al avituallamiento de los supervivientes, naveg durante aos sobre lasagitadas aguas antes de atracar en el Himalaya.

    La tradicin hind designa a Manali, la ciudad de Man, en el valle de Kulu, como el lugarposible en que se vio desembarcar a Man. La regin es generalmente conocida por el nombre deAryavarta, pas de los arios. Este captulo ha sido escrito por el autor del presente estudio al

    pie del Himalaya.

    La semejanza entre el relato de No y el de Man no parece deberse a una simple coincidencia.Es un hecho conocido que, en todas las evocaciones del gran Diluvio, se atribuye a ciertos

    personajes elegidos un conocimiento previo de la proximidad de la catstrofe mundial.La salida del pas condenado de la Atlntida fue realizada en barco, y tambin por los aires. Deapariencia fantstica, esta teora se apoya en numerosas tradiciones histricas.Existe entre los esquimales una curiosa leyenda, segn la cual habran sido transportados al

    Norte glacial por gigantescos pjaros metlicos. No nos hace esto pensar en la existencia deaviones en aquella poca prehistrica?

    Los aborgenes del territorio septentrional de Australia tienen tambin una leyenda del Diluvio yde los hombres-pjaros. Karn, jefe de la tribu, dio alas a Waark y a Weirk cuando el aguainvadi los brazos del mar, cuando el mar ascendi y recubri al pas entero, las colinas, losrboles, en una palabra, todo. Entonces, el propio Karn levant el vuelo y se instal a lo largode la Lima, observado por los hombres-pjaros (14).

    El canto pico de Gilgams nos da un cuadro dramtico del desastre planetario:Una nube negra se elev desde los confines del cielo. Todo lo que era claro se volvi oscuro. Elhermano no ve a su hermano. Los habitantes del cielo no se reconocen. Los dioses teman alDiluvio. Huyeron y ascendieron al cielo de Anu.

    Quines eran esos habitantes del cielo? Quines eran esos dioses que teman al Diluvio y serefugiaron en los cielos? Si hubieran sido seres etreos, no se habran sentido aterrorizados por elfuror de los elementos. Cabe suponer que estos habitantes del cielo no eran otros que los jefes

    atlantes que tenan aviones, o incluso astronaves, a su disposicin.Segn la religin sumeria, el cielo de Anu era la sede de Anu, padre de los dioses. Susignificado estaba asociado con las palabras grandes alturas y profundidades, lo que hoyllamamos el espacio. Los hombres del cielo partieron al espacio: tal es nuestra interpretacinde este desconcertante pasaje del canto pico.

    El libro de Dzyan, recibido hace unos cien aos por Hlne Blavatsky en una ermita delHimalaya, podra ser una pgina perdida de la historia de la Humanidad:

    Sobrevinieron las primeras Grandes Aguas y devoraron las Siete Grandes Islas. Todo lo que era

    santo fue salvado; todo lo que era impuro fue aniquilado (15).

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    Un antiguo comentario de este libro explica con perfecta claridad el modo en que se produjo elxodo de la Atlntida.En previsin de la catstrofe inevitable, el Gran Rey, de rostro deslumbrante, jefe de loshombres esclarecidos de la Atlntida, envi sus navios del aire a los jefes, sus hermanos con elmensaje siguiente: Preparaos, levantaos, hombres de la Buena Ley, y atravesad la Tierra

    mientras todava est seca.

    La ejecucin de este plan debi de mantenerse secreta a los poderosos y malvados jefes delimperio. Entonces, durante una noche oscura, mientras el pueblo de la Buena Ley se hallabaya a salvo del peligro de la inundacin, el Gran Rey reuni a sus vasallos, escondi su rostrodeslumbrante y llor. Cuando son la hora, los prncipes embarcaron en vimanas (naves areas)y siguieron a sus tribus a los pases del Este y del Norte, a frica y a Europa. Entretanto, grannmero de meteoritos cayeron en masa sobre el reino de la Atlntida, donde dorman losimpuros.Si bien la posibilidad de un xodo de la Atlntida por va area no debe ser necesariamenteaceptada, merece, no obstante, ser objeto de un examen cientfico. Acaso no contiene la

    Enciclopedia de los viajes interplanetarios,publicada en la URSS por el profesor N. A. Rynin,una ilustracin en la que se ve a los Grandes Sacerdotes atlantes elevarse en avin, mientras, alfondo, la Atlntida se hunde en los mares?

    En la poca prediluviana eran, sin duda, muy pocas las personas que posean aviones oastronaves; incluso en nuestros das, solamente las compaas comerciales o los Gobiernos son

    propietarios de aviones o cohetes csmicos. La situacin no deba de ser distinta en la pocaatlante.Los babilonios han conservado el recuerdo de astronautas b de aviadores prehistricos en la

    persona de Etana, el hombre volador. El museo de Berln posee un sello cilindrico en el queaparece atravesando los aires a lomos de un guila, entre el Sol y la Luna.En Palenque, Mxico, puede verse el curioso dibujo de un sarcfago extrado de una pirmidedescubierta por el arquelogo Ruz-Lhuillier. Representa, en estilo maya, a un hombre sentadosobre una mquina semejante a un cohete que despide llamaradas por un tubo de escape. Elhombre est inclinado hacia delante: sus manos reposan sobre unas barras. El cono del proyectilcontiene gran nmero de misteriosos objetos que podran ser partes de su mecanismo. Despusde haber analizado numerosos cdices mayas, los franceses Tarade y Millou han llegado a laconclusin de que se trata de un astronauta a bordo de una nave espacial, tal como las concebaeste pueblo (16).

    Los jeroglficos existentes en el borde significan el Sol, la Luna y la Estrella Polar, lo que

    vendra a apoyar la interpretacin csmica. Mas, por otra parte, las dos fechas marcadas sobre latumba 603 y 663 d. de JC. no dejan de suscitar nuestras dudas. Sin embargo, en el caso deque el sacerdote enterrado en la tumba no fuera simplemente un sacerdote astrnomo, sino unguardin de la tradicin de los dioses astrales de la Amrica Central, el ornamento podraexplicarse como una evocacin de viajes espaciales anteriores.

    Esta tradicin de antiguas naves areas se nos aparece como un vago eco de la aviacin y laastronutica prehistricas. Podra admitirse una explicacin parecida, ya que, segn ciertosatlantlogos, la civilizacin habra alcanzado antes del Diluvio un nivel muy elevado.

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    BOMBAS ATMICAS Y NAVES ESPACIALES EN LA PREHISTORIA

    Cul era el nivel de conocimientos en la Atlntida en vsperas del cataclismo? Platn no vacilaen hablar de conquistas y de imperialismo de los atlantes en esta ltima poca.Las escrituras Samsaptakabadha de la India mencionan aviones conducidos por fuerzascelestes. Hablan de un proyectil que contena la potencia del Universo. El resplandor de la

    explosin es comparado a diez mil soles. El libro dice: Los dioses se inquietaron yexclamaron: No reduzcis a cenizas el mundo entero.

    ElMausola Purva, escrito en snscrito, menciona un arma desconocida, un hierro lanzador derayos, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas las razas enteras de los vrichnisy los anhakas; los cuerpos consumidos eran irreconocibles; se haban desprendido los cabellos ylas uas; las vasijas de barro se rompieron sin causa aparente, y los pjaros se volvieron blancos.Al cabo de unas horas, todos los alimentos estaban infectados.

    Alexandre Gorbovski escribe en sus Enigmas de la Antigedad que un esqueleto humanoencontrado en la India era altamente radiactivo, sobrepasando cincuenta veces el nivel normal.

    Cabe, en verdad, preguntarse si el Mausola Purva no relatar un hecho histrico, ms que unaleyenda.Hablando de los escombros carbonizados de Borsippa, los que se identifica a menudo con lasruinas de la torre de Babel, E. Zehren se pregunta en su obra Die Biblischen H-gel* qu fuerzahabra podido fundir los ladrillos de la zigu-rat. Responde: Nada, sino un rayo monstruoso ouna bomba atmica.

    El profesor Frederick Soddy, premio Nobel, descubridor de los istopos, escriba en 1909, apropsito de las tradiciones transmitidas hasta nuestros das desde los tiempos prehistricos;*No encontramos justificacin alguna de la creencia segn la cual razas humanas hoydesaparecidas hubieran alcanzado no slo nuestros conocimientos actuales, sino tambin un

    poder que nosotros no poseemos an (17).

    En 1909, no poseamos an ese poder, la fuerza atmica. Con toda evidencia, el profesor Soddyadmita la existencia de una antigua civilizacin que habra dominado la energa nuclear.Al hablar de esta raza prehistrica, el pionero de la ciencia nuclear contemplaba la posibilidad deque fuera capaz de explorar las regiones exteriores del espacio.

    Los escritos antiguos de la India hablan de aviones y de bombas atmicas, as como de viajes porel espacio. Pushan, dios vdico, navega en un barco dorado a travs del ocano del cielo. Gaida,

    el pjaro celeste, transporta al seor Visn a travs del cosmos.El Samsaptakabadha describe vuelos areos a travs de la regin del firmamento situada porencima de la regin de los vientos. No es esto una clara indicacin de viajes a travs delespacio?El Surya Siddhanta, la ms antigua de las obras astronmicas escritas en snscrito, menciona alos siddhas, u hombres perfectos, y a los vidhyaharas, o poseedores del saber, que viajanalrededor de la Tierra por debajo de la Luna y por encima de las nubes. No hay en ello unaclara indicacin con respecto a sabios o filsofos que circulaban en rbita en torno a nuestro

    planeta?Si relacionamos el canto de Gilgams con las escrituras de la India, podemos colmar muchas

    lagunas de la prehistoria humana. En el momento del cataclismo mundial, los hombres delcielo de Gilgams partieron hacia el cielo, ya fuera para describir rbitas en torno a la Tierra, yafuera, incluso, para volar hacia otros planetas. El Saramanagana Sutrahara cuenta que los

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    hombres podan volar por los aires en navios del espacio, y tambin que seres celestes podanllegar a la Tierra. Cuando se lee este texto, no puede uno por menos de pensar en un trfico entrenuestro planeta y otros mundos.

    Quiz sea ms razonable suponer que el gran xodo de la Atlntida fue realizado un barco, msbien que en avin o en ingenios espaciales, toda vez que stos estaban reservados a los

    privilegiados. Los as salvados se instalaron en los cercanos Pirineos, contribuyendo de estemodo al impulso de la civilizacin mediterrnea.

    COLONIAS ANTEDILUVIANASUN ESTADO DEL QUE LA ONU NO SABE NADA

    Un autor alemn, K. K. Doberer, expresa en su libro, Los fabricantes de oro, la idea siguiente:Los hombres sabios de la Atlntida vislumbraron una posibilidad de escapar al peligroemigrando a travs del Mediterrneo hacia el Este, a las inmensas tierras asiticas, y fundandocolonias en el Tibet.

    Se trata de una hiptesis sorprendente y, tal vez, muy cercana a la verdad. Los grandessacerdotes y los prncipes de la Buena Ley pudieron ser transportados por los aires, a salvo del

    peligro, con direccin a un lejano pas, juntamente con todos los logros de su civilizacin y consus conocimientos tcnicos. Instalndose en una pequea comunidad completamente aislada,habran podido desarrollar sus ciencias, alcanzando alturas que nuestras academias no soaransiquiera. No faltan testimonios en apoyo de esta teora, aparentemente fantstica.

    El canto pico delMahabharata habla de una Era arcaica en que volaban aviones por los aires, ybombas devastadoras eran arrojadas sobre las ciudades. Se libraban guerras terribles, y el malreinaba por doquier. A la vista de los escritos antiguos y de las leyendas de numerosas razas, noes imposible reconstituir un cuadro de acontecimientos que probablemente tuvieron lugar envsperas de la catstrofe geolgica.Cuando un grupo de esclarecidos filsofos y sabios comprendieron que su civilizacin estabacondenada y que sehaliaba en peligro el progreso de la Humanidad, tomaron la decisin deretirarse a lugares inaccesibles de la Tierra. Fueron excavados refugios secretos en las montaas;los pocos escogidos eligieron los valles ocultos en el corazn del Himalaya, para conservar enellos la antorcha del saber en beneficio de las generaciones futuras.

    Cuando el Ocano hubo engullido a la Atlntida, las colonias de supervivientes tuvieron tiemposobrado para erigir una Utopa, evitando los errores del imperio destruido. Sus comunidades,

    protegidas por su aislamiento, pudieron prosperar lejos de la barbarie y la ignorancia. Habandecidido, desde el principio, romper todo contacto con el mundo exterior. Su ciencia tuvo as laposibilidad de florecer sin trabas y de sobrepasar los resultados obtenidos por los atlantes.Se trata de una fantasa? No sabemos que buen nmero de nuestros actuales sabiosrecomiendan ya la construccin de refugios e, incluso, de ciudades subterrneas, en previsin deun holocausto atmico?

    La despoblacin de los ncleos urbanos y la construccin de ciudades subterrneas, tales son losproyectos presentados en la actualidad por los sabios responsables, deseosos de asegurar lacontinuidad de la raza humana.

    Si los sabios contemporneos elaboran planes de este tipo, por qu no admitir que planessimilares fueran propuestos y ejecutados por los jefes intelectuales de la Atlntida cuando

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    tuvieron que enfrentarse a la degeneracin moral de su sociedad y a la amenaza de un arma deBrahma, resplandeciente como diez mil soles?El pensamiento cientfico no rechaza ya la idea de un poderoso Estado, que habra existido enuna poca remota, dotado de avanzados conocimientos tecnolgicos. Tratando de explicar latradicin cientfica de la Antigedad, el profesor Fre-derick Soddy, pionero de la fsica nuclear,declaraba, en 1909, que podra representar un eco de numerosas pocas precedentes de la

    prehistoria, de una Edad en que los hombres avanzabanpor la misma senda que nosotros (17).Para conservar durante un perodo indefinido los productos de la civilizacin amenazados porguerras devastadoras y calamidades geolgicas, nada podra ser ms til que la construccin derefugios subterrneos. Esto es tan cierto en nuestros das como lo era en la poca de la Atlntida.El tiempo ha arrancado numerosas pginas de la historia del hombre sobre este planeta, perotodas las leyendas hablan de un inmenso desastre que destruy una avanzada civilizacin ytransform en salvajes a la mayor parte de los supervivientes. Los que fueron despusrehabilitados por mensajeros divinos pudieron elevarse de su estado y dar origen a lasnaciones de la Antigedad de las cuales descendemos nosotros.

    Las comunidades secretas de los Hijos del Sol eran poco numerosas, pero sus conocimientos

    eran amplios. Su elevado nivel cientfico les permiti excavar una vasta red de tneles,especialmente en Asia.

    El aislamiento era la inmutable ley que imperaba en estas colonias. Los filsofos, los sabios, lospoetas y los artistas no pueden prescindir de un ambiente pacfico para desarrollar su trabajo. Noquieren or el resonar de las botas de los soldados y los gritos del mercado. Nadie podra acusarde egosmo a estos pensadores por haber querido, a travs de los tiempos, compartir su sabersolamente con quienes estaban preparados para ello. Este alejamiento les sirve de proteccin.No es hoy la ley del ms fuerte la misma que en tiempos de Calgula? No parece el puo msaterrador an en su armadura tecnolgica?

    Perdidos en valles cubiertos de nieve o escondidos en las catacumbas, en el corazn de lasmontaas, los Hermanos Mayores de la raza humana continuaron su existencia. La realidad deestas colonias se halla refrendada por testimonios procedentes de pases tan alejados unos deotros como la India, Amrica, el Tibet, Rusia, Mongolia y muchas otras partes del mundo. En elcurso de cinco mil aos, se han recibido estostestimonios, que, aun adornados por la fantasa,deben contener un elemento de verdad.

    Ferdinand Ossendowski, galardonado por la Academia Francesa, menciona una extraa historiaque le fue relatada hace cincuenta aos en Mongolia por el prncipe Chultun Beyli y su GranLama. Segn ellos, en otro tiempo haban existido dos continentes, en el Atlntico y en el

    Pacfico. Desaparecieron en las profundidades de las aguas, pero parte de sus habitantesencontraron refugio en vastos albergues subterrneos. Estas cuevas se hallaban iluminadas poruna luz especial que permiti el crecimiento de plantas y asegur la supervivencia a una tribu

    perdida de la Humanidad prehistrica que alcanz posteriormente el ms alto nivel deconocimientos (18).

    Segn el sabio polaco, esta raza subterrnea consigui importantes logros en el terreno tcnico.Posea vehculos que circulaban con extraordinaria rapidez a travs de una inmensa red detneles existente en Asia. Estudi la vida en otros planetas, pero sus xitos ms notables seencuentran en el mbito del espritu puro.

    El clebre explorador y artista Nicols Roerich se hizo mostrar largos corredores subterrneos enel curso de sus viajes a travs de Sinkiang, en el Turquestn chino. Los indgenas le refirieron

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    que gentes extraas salan a veces de aquellas catacumbas para hacer compras en la ciudad,pagando con monedas antiguas que nadie era capaz de identificar.

    En el curso de una estancia en Tsagan Kur, cerca de Raigan, en China, Roerich escribi, en1935, un artculo titulado Los guardianes, en el cual se preguntaba si esos hombres misteriososque de pronto aparecen en medio del desierto no saldrn de un pasadizo subterrneo (19).

    Interrog largamente a los mongoles acerca de esos visitantes misteriosos y obtuvo de ellosinformaciones muy interesantes. A veces, dicen, estos extranjeros llegan a caballo. Con el fin deno provocar demasiada curiosidad, se disfrazande mercaderes, pastores o soldados. Hacenregalos a los mongoles (19).

    No se puede desechar, sin ms, el testimonio de un hombre de reputacin internacional. El autorde este libro tuvo, por otra parte, el honor de entrevistarse personalmente con el gran exploradoren Shanghai, al trmino de su expedicin de 1935.

    Es interesante sealar que el profesor Roerich, as como los miembros de su equipo, observ en1926 la aparicin de un disco luminoso por encima de la cordillera del Karakorum. Durante un

    maana soleada, el objeto era claramente visible a travs de los tres potentes anteojos de quedisponan los exploradores. El aparato circular cambi bruscamente de rumbo mientras loobservaban. Hace cuarenta aos, ningn avin ni dirigible sobrevolaba el Asia central. Provenael ingenio de una colonia prehistrica?

    Durante la travesa del desfiladero de Karakorum, un gua indgena cont a Nicols Roerich quehaban aparecido grandes hombres blancos, as como mujeres, surgiendo del fondo de lasmontaas por salidas secretas. Se les haba visto avanzar en la oscuridad, con antorchas en lamano. Segn uno de los guas, estos misteriosos montaeses haban incluso llevado ayuda aalgunos viajeros (20).

    La seora A. David-Neel, exploradora del Tibet, menciona en sus escritos a un chantre tibetanode quien se deca que conoca el camino de la morada de los dioses, situada en alguna parte delos desiertos y las montaas de la provincia de Chinhai. Una vez, le llev desde ese lugar unaflor azul que haba brotado reinando una temperatura de veinte grados bajo cero; el ro Dichuestaba en aquel momento cubierto por una capa de hielo de casi dos metros (21).

    SHAMBHALA SEPTENTRIONAL

    Hace cuarenta aos, el doctor Lao-Tsin public en un peridico de Shanghai un artculodedicado a su viaje a una extraa regin del Asia central (22). En su pintoresco relato, que

    prefiguraHorizontes perdidos, de James Hilton, este mdico describe la peligrosa caminata querealiz por las alturas del Tibet en compaa de un yogui oriundo de Nepal. En una regindesolada, en el fondo de las montaas, los dos peregrinos llegaron a un valle escondido,

    protegido de los vientos septentrionales y gozando de un clima mucho ms clido que el delterritorio circundante.

    El doctor Lao-Tsin evoca a continuacin la torre de Shambhala y los laboratorios queprovocaron su asombro. Los dos visitantes fueron puestos al corriente de los grandes resultadoscientficos obtenidos por los habitantes del valle. Asistieron tambin a experiencias telepticasefectuadas a grandes distancias. El mdico chino habra podido decir muchas ms cosas sobre suestancia en el valle si no hubiera hecho a sus habitantes la promesa de no revelarlo todo.

    Segn la tradicin conservada en Oriente a propsito de Shambhala septentrional, donde hoy nose encuentran ms que arenas y lagos salados, exista all en otro tiempo un mar inmenso, con

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    una isla de la que no quedan en la actualidad sino unas cuantas montaas. Un granacontecimiento se produjo en una poca remota.Entonces, con el terrorfico fragor de un rpido descenso desde alturas inaccesibles, rodeadosde masas fulgurantes que inundaban el cielo de llamaradas, los espacios celestes fueron surcados

    por la carroza de los Hijos del Fuego, los Seores de las llamas de Venus; se detuvo, suspendida,sobre la isla Blanca, que se extenda sonriente sobre el mar de Gobi (23).

    Al recordar la controversia existente en nuestros das con respecto a la nave csmica que seestrell en Tunguska, Sibe-ria, no nos es lcito rechazar, con una simple sonrisa, la viejatradicin snscrita.

    El folklore y los cantos del Tibet y de Mongolia exaltan el recuerdo de Shambhala hastatransformarlo en realidad. Durante su expedicin a travs de Asia central, Nicols Roerich llegun da a un puesto fronterizo blanco considerado como uno de los tres lmites de Shambhala(22).Para demostrar hasta qu punto la creencia en Shambhala est arraigada entre los lamas, bastarcitar las palabras de un monje tibetano pronunciadas ante Roerich: Los hombres de Shambhala

    se presentan en ocasiones en este mundo; entran en contacto con aquellos de sus colaboradoresque trabajan sobre la tierra. A veces, envan, en bien de la Humanidad, dones preciosos yreliquias extraordinarias (20).

    Despus de haber estudiado las tradiciones de los budistas tibetanos, Csoma de Kros (1784-1842) situaba la tierra de Shambhala al otro lado del ro Syr-Daria, entre los 45 y los 50 gradosde latitud norte. Resulta curioso comprobar que un mapa publicado en Amberes en el siglo xviiindica el pas de Shambhala.

    Los primeros viajeros jesutas al Asia Central, tales como el padre Etienne Cacella, mencionan laexistencia de una regin desconocida llamada Xembala o Shambhala.

    El coronel N. M. Prievalsky, gran explorador del Asia Centralas como el doctor A. H. Franke,mencionan Shambhala en sus obras. La traduccin por el profesor Grnwedel de un antiguotexto tibetano (La ruta de Shambhala) es tambin un documento interesante. Parece, no obstante,que las indicaciones de tipo geogrfico se mantienen deliberadamente muy vagas. No puedenservir de gran cosa a quienes no conozcan con detalle los nombres antiguos y modernos de lasdiversas regiones y de los numerosos monasterios. El deseo de sembrar la confusin obedece ados razones. Los que conocen efectivamente la existencia de estas colonias no revelarn jams ellugar en que se encuentran, a fin de no obstaculizar la accin humanitaria de los Guardianes. Porotra parte, las referencias a estos refugios existentes en la literatura y en el folklore oriental

    pueden parecer contradictorias, porque hacen alusin a comunidades instaladas en localidadesdiferentes.Tras haber estudiado durante largos aos este tema, he escrito el presente captulo durante miestancia en el Himala-ya, y, para m, el nombre de Shambhala engloba no solamente la islaBlanca del Gobi, valles y catacumbas ocultos en Asia y en otras partes, sino tambin muchasotras cosas.Lao-Ts, fundador del taosmo en el siglo vi a. de JC.f se haba dedicado a buscar la residenciade Hsi-Wang-Mu, diosa del Occidente, y acab por encontrarla. Segn la tradicin taosta, estadiosa era una mujer mortal que haba vivido millares de aos. Tras haber adquirido lascualidades divinas, se retir a las montaas del Kun Lun. Los monjes chinos afirman queexiste un valle de extraordinaria belleza, inaccesible a los viajeros desprovistos de gua. En ese

    valle habita Hsi-Wang-Mu, presidiendo una asamblea de genios que podran ser los ms grandessabios del mundo.En esta perspectiva, adquiere todo su significado la aparicin ante los componentes de la

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    expedicin Roerich de un extrao ingenio por encima del Karakorum, que se encuentra en unaextremidad del Kun Lun. Este extrao disco podra provenir del aerdromo de esos seresdivinos.De todo lo que acabamos de decir, resulta que debe de ser sumamente difcil entrar en contactocon los miembros de las comunidades secretas. No obstante, han tenido lugar encuentros conellos, y ms frecuentemente de lo que se dice. La ausencia de informaciones se explica por la

    promesa de secreto que inevitablemente se exige a los que acuden a visitar esas antiguas coloniascon un propsito justificado. Los mahatmas no quieren ser molestados por curiosos, porescpticos o por buscadores de riquezas, pues se consideran los guardianes de la sabiduraantigua y de los tesoros del pasado.Me parece oportuno citar aqu el siguiente texto, tomado de una carta escrita por uno de esosmahatmas para definir la finalidad de sus actividades humanitarias:.Durante generaciones innumerables, el adepto ha construido un templo con rocasimperecederas, una torre gigantesca del Pensamiento infinito, convertida en la morada de un titnque permanecer en ella, solo, si es necesario, y nicamente saldr al final de cada ciclo parainvitar a los elegidos de la Humanidad a cooperar con l y contribuir, a su vez, a la ilustracin delos hombres supersticiosos (24).

    Este texto fue escrito por el mahatma Koot Humi en juliode 1881.El origen de esas comunidades desconocidas se pierde en la noche de los tiempos. Segn toda

    probabilidad, son nuestros predecesores en la evolucin humana que ordenaron la salida de laAtlntida a los hombres de la Buena Ley.Es posible que estas colonias secretas conserven todos los documentos y todos los resultados deorden espiritual de laAtlntida, tal como sta fue en sus das de esplendor. Esta pequearepblica no est representada en las Naciones Unidas, pero podra ser el nico Estado

    permanente de nuestro planeta y el custodio de una ciencia tan vieja como las rocas. Losespritus escpticos no deben olvidar que los mensajes de los mahatmas se conservan hastanuestros das en los archivos de ciertos Gobiernos.Existe en el folklore ruso la leyenda de la ciudad subterrnea de Kiteje, reino de la justicia. LosViejos