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  • 1LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

  • 3LA IGUALDADES COGOBIERNO

    Luis Tapia

    CIDES-UMSA

  • 4 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

    Esta publicacin ha sido posible gracias a la cooperacin financierade la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional - ASDI-SAREC

    CIDES-UMSAPostgrado en Ciencias del DesarrolloAv. 14 de septiembre 4913, Obrajes, La PazTelfonos: (591) (2) 2786169/2782361www. cides.edu.bo / Email: [email protected]

    Cuidado de la edicin: Luis Tapia y Cecilia SalazarDibujo de la tapa: Max Aruquipa Chambi

    Luis Tapia, 2007 CIDES-UMSA, ASDI-SAREC y Plural editores, 2007

    Primera edicin: agosto de 2007

    ISBN: 978-99954-1-094-0D.L.: 4-1-1630-07

    Produccin:Plural editoresc/ Rosendo Gutirrez 595 esquina Av. EcuadorTelfono 2411018 / casilla 5097, La Paz, Boliviawww.plural.bo / e-mail: [email protected]

    Impreso en Bolivia

  • 5Introduccin ............................................................................ 7

    I. Racismo e intersubjetividad autoritaria ....................... 9

    II. La dinmica de la ciudadana en la reforma del estado y de la sociedad civil ..................................................... 31

    III. La diversidad de prcticas de los derechos polticos en la configuracin de la ciudadana ............................ 63

    IV. La reforma del sentido comn en la dominacin neoliberal y en la constitucin de nuevos bloques histricos nacional-populares ....................................... 87

    V. Los horizontes de las acciones colectivas ..................... 105

    VI. Pluralizando el multiculturalismo ................................ 133

    VII. La igualdad es cogobierno ............................................ 155

    Bibliografa .............................................................................. 175

    Contenido

  • 6 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

  • 7Este conjunto de textos son producto de ponencias preparadas para participar en varios seminarios, como parte del trabajo de investigacin y anlisis que realizo dentro del CIDES. Empec trabajando sobre el tema del racismo, la ciudadana y los derechos en la historia de Bolivia y encontr que haba un hilo que recorre los procesos de democratizacin en este conjunto de historias que de manera conflictiva y en tensin contienen los tiempos de configuracin y reconfiguracin del pas: la idea y las experiencias de cogobierno. En este sentido, se convirti en el eje del resto de los trabajos que complementan este libro.

    La idea bsica o la idea fuerza de este libro es que la igualdad poltica significa bsicamente la prctica del cogobierno. Si, a la vez, se piensa que el ncleo definitorio de los procesos de de-mocratizacin es el principio de igualdad, se puede sostener, en consecuencia, que la forma principal de la democracia en tanto forma de vida organizada en torno al principio de igualdad, que a la vez funciona como un fin, es la del cogobierno.

    Estos textos rastrean la presencia de esta idea y experiencia en diferentes momentos y formas en la historia del pas. En ese sentido, son una preparacin para el trabajo de propuesta de formas polticas de democratizacin descolonizadora y de instituciones de cogobierno multicultural y pluralista para el pas. Ocurre que ya se han publicado dos avances en este sentido: La invencin del ncleo comn y Gobierno multicultural y democracia directa nacional. Estos

    Introduccin

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    textos fueron la preparacin para la formulacin de estas propues-tas. Ahora se las publica porque hacen el anlisis histrico-poltico que no est explicitado en estos documentos de proyeccin. La mayor parte de ellos se centran en analizar el periodo de la domi-nacin neoliberal y en rastrear los momentos y formas histricas de la igualdad como cogobierno, que a mi parecer es lo que puso en crisis al bloque poltico dominante bajo nuevas formas. En este sentido, no contienen una anlisis del tiempo posterior a la victo-ria electoral del MAS, estn un poco aejos. Por eso este libro se completa con otro: La coyuntura de la autonoma relativa del estado*, que analiza parte del tiempo poltico que estamos viviendo.

    * Nota del editor: el autor prefiere utilizar la palabra Estado con minscula: estado, cuando se refiere a la institucin estatal.

  • 9I

    Una buena parte de las relaciones entre individuos y colectividades est condicionada por una trama subyacente de estructuras, que nos constituyen como sujetos ms o menos multidimensionales o complejos. Este es el momento de la determinacin por el tiempo social pretrito.

    En las interacciones o relaciones intersubjetivas tambin se despliega una dimensin de apertura, de variacin, cambio, sustitucin, desarrollo, renacimiento, renovacin, as como de deterioro, descomposicin y destruccin.

    Siempre hay determinacin y condicionamiento, a veces hay libertad. En el fondo histrico de la reproduccin que se procesa como fuerza organizadora del tiempo social, se insertan invencio-nes, variaciones que devienen de la imaginacin de individuos y colectividades o de la articulacin involuntaria de varias acciones, ideas y procesos, que produce el carcter social y siempre en mo-vimiento de nuestra condicin humana.

    Este anlisis reflexiona sobre dos invenciones polticas que se han articulado de variados modos para enfrentar la condicin de desigualdad que se ha generado en la produccin y reproduccin de lo social. Una de ellas es el racismo, la otra es la idea de igualdad.

    En principio se podra decir que la negacin de igualdad entre individuos de diferentes pueblos, culturas y sociedades, es lo que

    Racismo e intersubjetividad autoritaria

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    constituye el racismo; y que la negacin de la libertad da lugar a o es el despliegue del autoritarismo, cuando se trata de relaciones en el seno de una misma sociedad y al colonialismo cuando se trata de relaciones entre sociedades y pases.

    Las negaciones, en tanto son parte de estrategias de poder y dominacin, no siempre son totales. Se establecen jerarquas. Se combina la produccin de reas de igualdad y de iguales (general-mente diferenciados tambin) con reas de exclusin o relaciones de desigualdad.

    Antes de continuar en esta lnea de argumentacin cabe problematizar la relacin entre igualdad y la libertad. Quiero concentrarme en la igualdad poltica, para evitar tratar sobre las primeras formas colectivas de lo humano y lo social. La idea de igualdad poltica se inventa para enfrentar la desigualdad social en el seno de una misma matriz de relaciones sociales y cultura. As se inventa la democracia. La igualdad poltica entre sociedades es algo pensado mucho despus y algo no resuelto en la historia de las relaciones interestatales de ayer y de hoy.

    La introduccin de la igualdad poltica en la invencin de la democracia griega se acompa de una concepcin de desigual-dad entre sociedades y pueblos. La institucin de la constitucin y la democracia era un criterio de superioridad civilizacional en relacin a los brbaros que son los que no tenan una buena forma poltica o pueblos que, as, no tenan forma. Paradjica-mente la introduccin de la igualdad poltica para enfrentar la desigualdad social interna, sirve para reforzar los criterios de desigualdad entre pueblos.

    Al hablar de la libertad me referir tanto a la libertad polti-ca, que depende de la organizacin de la vida y la forma poltica de la sociedad y pas, como a la libertad que deviene de nuestra condicin de seres temporales en movimiento y, por tanto, productores de novedad y variaciones. Esta libertad se practica sin que necesariamente existan libertades polticas reconocidas. Esta instituye lo social y lo poltico, incluso cuando se configu-ran como formas autoritarias, despticas y de extensa represin y control.

  • 11RACISMO E INTERSUBJETIVIDAD AUTORITARIA

    II

    Me centro en comentar el tipo de racismo que se produce con la colonizacin de Amrica y argumento a partir de la situacin actual y en particular tomando como referencia partes de la his-toria de Bolivia.

    Las prcticas y experiencia de discriminacin en Bolivia son cotidianas y extendidas a travs de toda la vida social y poltica. La mayor parte son una mezcla o composicin de racismo y clasismo, que se complementa con sexismo.

    La discriminacin racista se ejerce por lo general en relacin a personas o individuos, pero se lo hace suponiendo que pertene-cen a una colectividad estigmatizada como inferior, incompleta, subdesarrollada, incapaz o negativa.

    La valoracin de la persona o las personas y el trato que se les da resulta de una valoracin sobre el grupo social al que pertenece o se cree que pertenecen, en lo que puede primar el criterio clasista; pero en condiciones multiculturales producto de la colonizacin, la valoracin del individuo y del grupo dependen de la valoracin que se hace sobre la cultura y el tipo de sociedad en la cual se han socializado y constituido como sujetos individuales.

    La interaccin cotidiana est permeada de constantes juicios, que operan como prejuicios, sobre las culturas y sociedades que interactan a travs de las relaciones entre individuos. Aunque la discriminacin racista aparece en trminos de un juicio sobre la diferente capacidad biolgica de los individuos que pertenecen a grupos con rasgos comunes, es decir a diferencias naturales, en el fondo y en lo bsico siempre es un juicio sobre la forma social y poltica o sobre lo que se suele llamar cultura, esto es, sobre el conjunto de sus estructuras de produccin y reproduccin del orden social y su forma poltica de gobierno.

    En cada discriminacin se encuentra un juicio-prejuicio sobre la cultura y la sociedad del discriminado. Obviamente no es un juicio razonado la mayora de las veces sino un prejuicio incorpo-rado en los procesos de socializacin e individuacin.

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    En cada interaccin en la que hay discriminacin racial se re-crea, inconscientemente hoy, el resultado de la conquista colonial: la derrota y subordinacin de unos y la imposicin de una autoridad social y poltica externa. En cada interaccin social que contiene multiculturalidad o se despliega entre sujetos de diferentes culturas y sociedades est latente la relacin conflictiva entre dos conjuntos de relaciones sociales que estn ordenando las condiciones de la in-teraccin y la relacin as como los cdigos de interpretacin de la misma. En tanto se trata de una condicin multicultural y colonial no suele haber un cdigo comn de significacin e interpretacin. Opera el cdigo de la cultura dominante, a su vez diversificado por la propia dinmica moderna, con sus sesgos de clase e ideologas. Opera el cdigo de la cultura dominada, de manera menos audi-ble y visible, en el fuero interno del discriminado y el modo en que en su colectividad se procesan estas experiencias. Opera una especie de cdigo mestizo o intermedio, en el que parece que se incorporan acuerdos de sentido entre ambas culturas o se compone el status quo de la relacin colonial histrica y contempornea. Se trata de un cdigo que abarca un espectro amplio de variaciones hacia ambos lados, con la incorporacin de novedades. Se trata de un cdigo que incorpora jerarquas de autoridad, de grupos y sobre todo de sociedades o tipo de civilizacin.

    Esto significa que las interacciones cotidianas tienen un con-texto o trama invisible pero presente que las organiza, a veces de manera ms fuerte que otras, en el sentido de establecer jerarquas, distancias y horizontes de comunicacin as como cdigos de in-terpretacin. Esta trama invisible se compone de manera variable de una sobreposicin de estructuras sociales y culturales que estn en interaccin a travs de las interacciones individuales. Consi-derando que son estructuras con historia, la organizacin de esa trama depende de la carga histrica que se actualice a travs de las interacciones individuales, es decir, el tipo de memoria, conciencia y posicin poltica y social que cada individuo desarrolla en la red de relaciones de poder que configuran la vida social y poltica. Depende mucho del grado de interiorizacin de la sumisin o subordinacin en individuos que son de la sociedad dominada

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    histricamente o del grado de asuncin de igualdad y conflicto abierto por la igualdad o la dignidad que asuman sus acciones. Por otro lado, depende del grado en que los miembros de la cultura dominante asumen o no la supuesta superioridad del conjunto de sus instituciones sociales y polticas, as como de su concepcin del mundo y su modo de conocer y transformarse.

    En Bolivia es clave el cmo se incorpora el hecho del 52 y el cmo se interpreta la igualdad poltica que se reconoce. Antes de que en 1953 se reconozca el voto universal que incluy a mujeres e indgenas, hubo una otra instauracin de facto de la igualdad poltica que es el cogobierno MNR-COB. Aunque los representan-tes de la COB eran miembros del comit ejecutivo nacional del MNR, lo que haca que en la prctica sea un gobierno monoplico del MNR, esto no deja de simbolizar el tipo de planteamiento de la igualdad poltica por parte de los obreros, la mayora de ellos a su vez de origen comunitario.

    La igualdad significaba cogobernar, no primordialmente el derecho a elegir gobernantes a travs de elecciones y competencia poltica liberal. Esta figura y demanda del cogobierno reaparece de manera continua en la historia contempornea de Bolivia post 52, sobre todo en momentos de ascenso del movimiento obrero y crisis simultnea del estado. Ocurre en 1970, a fines de los 70s, en la conquista y transicin a la democracia a inicios de los 80s y ahora, aunque de manera ms dbil y adecuada al periodo posterior a las reformas neoliberales, a travs de la demanda de la asamblea constituyente y el modo de concebirla a travs de la participacin de las organizaciones de base de los trabajadores.

    Cabe analizar un poco la composicin de esta idea y prctica de cogobierno, Primero, lo ms importante, consiste en la idea de que la igualdad poltica consiste en cogobernar, en participar en los procesos de deliberacin y toma de decisiones a nivel del gobierno nacional, aunque sea a travs de los representantes de clase. La idea de igualdad poltica como participacin en el cogobierno no es de origen liberal ni moderna. Proviene de la organizacin poltica de la comunidades agrarias, que se traslada a la organizacin de los sindicatos mineros y a travs de ellos al tipo de incorporacin

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    que los obreros imaginan y demandan como reconocimiento de ciudadana a travs del proceso revolucionario.

    Por otro lado, se trata de cogobierno en el seno de la forma poltica o estado que corresponde a la cultura y sociedad dominan-te, que con esa forma de presencia obrera tambin queda modifi-cada. Como se ve, se trata de un producto mestizo de la poltica. Los obreros demandan y practican su incorporacin poltica al estado boliviano que se reorganiza segn una de las pautas de la cultura dominante, como estado-nacin y como capitalismo de estado; pero segn valores de igualdad poltica que provienen de las culturas dominadas.

    El puente que proces este mestizaje poltico fueron los sin-dicatos. En la medida que la clase obrera no pas por los procesos de subsuncin real al capital poda combinar una concepcin del mundo, la poltica, la participacin y los derechos con carcter comunitario, con la forma moderna de organizacin de las clases obreras. Esta combinacin no estuvo exenta de un cierto racismo obrerista, como deca Zavaleta, hacia campesinos y comunarios. Las cosas no se mezclan impunemente. El situarse en la modernidad, adems con un sentimiento de vanguardia, genera un sentimiento de superioridad, incluso en el seno de lo proletario y popular.

    La idea de cogobierno implicaba que no slo se participaba de la representacin en el legislativo, que no fue lo principal, sino participacin en el ejecutivo, en el manejo de la economa, en la poltica macroeconmica.

    La otra dimensin del cogobierno fue la gestin en las minas nacionalizadas Esto implica que la igualdad poltica o ciudadani-zacin implic integracin en el gobierno, sobre todo en el eje-cutivo, e integracin en la direccin de las empresas econmicas. En ambos casos la integracin al cogobierno y la cogestin se dio en condiciones de subordinacin y desigualdad en estos niveles decisorios del ejecutivo nacional y de las empresas.

    Por un lado, los reorganizadores del estado y el capitalismo tuvieron que aceptar el compartir el poder, pero slo un poco y por un tiempo no muy largo. Por el lado obrero, el cogobierno encarnaba su idea de igualdad poltica y derechos, pero el modo

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    subordinado y desigual en el que participaron muestra lo que tra-dicionalmente el obrerismo socialista llam el grado de desarrollo de la conciencia y autonoma poltica de clase y, lo que quisiera resaltar, la asuncin o relativa interiorizacin de una jerarqua de sociedades y sus respectivas formas polticas, que resulta de la participacin como dominados y explotados en la formas sociales, econmicas y polticas de la cultura dominante. Al convertirse en proletarios participan del capitalismo y desde dentro empiezan a organizarse y disputar el poder. Esto implica que una parte de los dominados, en tanto son explotados por formas ms o menos modernas tienden a adoptar la formas tambin modernas de la organizacin y lucha de clases.

    El 52 los obreros cogobiernan, pero a la vez aceptan su condi-cin desigual y subordinada en ese cogobierno, por su condicin de clase subordinada del capitalismo; tambin porque a la vez estn en el seno de una forma poltica ajena a su cultura matriz o a su historia poltica interna.

    La idea del cogobierno es difcil de tragar para los que diri-gen el bloque dominante. En este sentido, han reaccionado con dictadura militar y autoritarismo poltico frente a nuevas coyun-turas de emergencia de la posibilidad o facticidad del cogobierno con obreros. En la medida que el liberalismo se ha relanzado y expandido en las capas medias, se ha ligado el cogobierno a algo no democrtico, por ser corporativo.

    Volvamos al otro punto clave: la expulsin de los obreros del cogobierno primero y la derrota de la asamblea popular el 71. Una hiptesis es que en tanto los obreros indios y mestizos ya econmica y polticamente asumen que la incorporacin e igualdad poltica implica cogobierno, pero esto se da y se piensa en el seno del estado capitalista que mantiene como eje la distincin o divisin clasista. No se piensa ni elabora una forma alternativa.

    El grupo nacionalista burgus en lo ideolgico y pequeo burgus en lo econmico-social, organizado en el MNR, acepta la forma de igualdad que implicaba el co-gobierno, por la fuerza de hecho de los obreros, que se vuelven el brazo armado del estado por un tiempo; tambin por la posibilidad de mediacin ideolgica

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    en el seno de las organizaciones obreras. Pero este tipo de igualdad poltica no prospera ni se institucionaliza a la larga sino que se planea desmontarla desde el inicio. El MNR se mueve en el sentido de sustituir el movimiento obrero por los norteamericanos. Este proceso de sustitucin les dio el monopolio pero tambin fue la causa de su cada1, en tanto qued un estado sin base social.

    La poltica y la estrategia de alianzas del MNR implicaron des-armar el tipo de igualdad poltica que la coyuntura de la revolucin plante como resultado de una acumulacin histrica de dcadas, en algunos aspectos, y en otros cargada de siglos.

    El resultado del desarme de este tipo de igualdad poltica fue precisamente el autoritarismo militar. El desmontaje del cogobier-no o la igualdad poltica implic un aumento de la discriminacin hacia obreros e indgenas, ya que quien no tiene poder no es res-petado, sobre todo quien no tiene poder reconocido e incorporado en el estado. La descomposicin de la igualdad poltica implantada por los obreros implic la prdida de igualdad poltica para otros grupos de trabajadores y sectores populares tambin.

    La reversin de esta igualdad poltica lleva al tipo de racismo que implica la masacre de obreros en las minas en el gobierno mili-tar de Barrientos, esto es, a la desvalorizacin total de la vida de los trabajadores. No slo se cancela los derechos polticos y sociales y se les reduce el salario a la mitad sino que se les quita la vida. Esta masacre responde a los intereses de las empresas extranjeras que con la dictadura vuelven a controlar algunas minas. Menciono esto para mostrar que la reaparicin o ascenso del racismo est ligado a la presencia imperialista del capital extranjero y el desmontaje de la nacionalizacin. Hay una fuerte correlacin entre naciona-lizacin y reduccin del racismo y desnacionalizacin y aumento del racismo, en la poltica estatal y en la vida cotidiana.

    En el caso de la historia boliviana el racismo se vuelve una poltica anti-obrera, porque fueron los obreros los que plantearon una forma de igualdad a travs del cogobierno. La conversin de

    1 Ver Zavaleta, Ren. La cada del MNR y la conjuracin de noviembre, Los Amigos del Libro, La Paz, 1995.

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    los comunarios en proletarios los habilit para disputar la igualdad poltica en el seno del estado boliviano, aunque con un carga de valores y principios de accin heterogneos.

    El racismo se articula como parte del discurso de dominacin colonial que consiste en la sobreposicin de una sociedad sobre otra(s), es decir, como la institucin discursiva de la desigualdad entre culturas y sociedades, que organiza las prcticas institucio-nales y cotidianas de discriminacin y exclusin poltica hacia los miembros de la sociedad dominada.

    En la medida que la sociedad dominante va incorporando a esta gente en la formas modernas de produccin y en la medida que se dan los procesos de independencia y el inicio de construccin de los estados-nacin, el racismo se vuelve ms clasista. El racismo contemporneo es una composicin de colonialismo y clasismo, que se imbrican ms all donde se ha proletarizado a la poblacin de las sociedades colonizadas, hasta hoy.

    Di el largo rodeo por una parte de la historia de Bolivia para poder argumentar un conjunto de ideas e hiptesis sobre la dimensin poltica del racismo, primero, y sus consecuencias en otros mbitos de la vida social.

    La dimensin colonial del racismo implica que al negar la igualdad poltica o, ms bien, la autonoma poltica de los con-quistados, se cancela y se niega su capacidad de autogobierno. El conquistado es concebido como incapaz de autogobierno que les mueva hacia delante, que los haga progresar, ilustrarse, moder-nizarse, humanizarse. La conquista militar que se vuelve derrota poltica se vuelve un juicio sobre la inferioridad del grado de civilizacin o la ausencia de ella.

    En el racismo colonial hay una especie de etnocentrismo teleolgico en el que los conquistadores se sitan en la punta del tiempo histrico en relacin a las formas subordinadas por su poder poltico-econmico y militar. En este sentido, quien se sita en la punta del tiempo histrico puede ir desplazando a otros conquistadores o poderes previamente hegemnicos. Los que no tienen poder poltico autnomo se vuelven un pueblo o una raza dominada.

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    La siguiente fase implica el paso de la relacin tributaria seorial de los indgenas, en la que se expropiaba el producto de su trabajo, a la expropiacin de la tierra. De la expropiacin tributaria del trabajo se pasa a la relacin salarial capitalista. Los que no tienen propiedad se vuelven una clase explotada. Esta doble condicin de pueblo dominado y de clase explotada deviene de la negacin de su dimensin poltica.

    El racismo es la negacin de la autonoma de los discrimina-dos. La negacin de la igualdad y la suposicin de la superioridad implican el no reconocimiento de la libertad de otros en trminos de su capacidad de autogobierno individual y colectivo. Por eso se justifica la expropiacin y el dominio.

    La idea clave del iluminismo planteada por Kant: la libertad y capacidad de pensar por s mismos2, es decir, la autonoma intelectual y moral que parece tener un contenido emancipador en relacin a las subordinaciones feudales y teolgicas, sirve para negar esa capacidad y voluntad de pensar por s mismos a los pueblos colonizados. Y quien es incapaz de pensar por s mismo tambin es incapaz de gobernarse por la razn.

    El racismo que no se circunscribe a la piel, arguye el gobierno segn la razn como criterio de superioridad, es decir, por aquello que no tiene color y es universal. Una primera negacin del crite-rio, en el mismo momento de su constitucin, es que se instituye la raza blanca como cuerpo social de la razn universal; es decir, lo universal no es universal o comn a todos los seres humanos, es algo a lo que se accede desigualmente y unos antes que otros. El acceso a lo universal implica el derecho al ejercicio de la libertad. Quien no est en lo universal no es libre ni tiene derecho a la libertad.

    Esto est ligado a la constitucin de un centro y varias peri-ferias en la configuracin de un sistema-mundo producto de las colonizaciones y los posteriores imperialismos.

    As, la libertad es una cuestin del centro. El centro se configu-ra en base a criterios de diferencia de civilizaciones, y al interior el

    2 Kant, Immmanuel, Qu es la ilustracin?, en Filosofa de la historia FCE, Mxico, 1974.

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    centro se configura en base a criterios de clase, que luego tambin se han de desplegar en el seno de las colonias. En el centro no tienen libertad poltica los que no tienen propiedad y en la periferia los que no tienen razn (universal) ni pueden tenerla; por esto tambin se pueden apropiar de su tierra y trabajo, as como de sus cuerpos. El reconocimiento de libertades polticas al interior del centro o de los centros es lo que se llama democratizacin.

    El colonialismo que implica el no reconocimiento de la liber-tad poltica de los conquistados se contina como autoritarismo ms o menos militar y legal, a travs de los regmenes liberales post independencia.

    La forma liberal de inclusin poltica de los individuos y de reconocimiento de derechos polticos que se centra en el derecho a votar y ser elegido, bien puede convivir con la discriminacin racista. Las estructuras de clase y el sistema de prejuicios, que la idea de igualdad trata de combatir, condicionan fuertemente la seleccin.

    La idea de la representacin delegada no reduce sustantiva-mente la exclusin y la desigualdad poltica. En ciertos sentidos y condiciones, la refuerza; haciendo votar a mucha gente por can-didatos que tienen recursos para competir. Esto slo se modifica cuando obreros y campesinos logran articular sus propias orga-nizaciones polticas y usan las instituciones liberales para disputar el poder poltico y la redistribucin de la riqueza. Cuando estas organizaciones logran introducir su gente al parlamento se dice que indgena han entrado al parlamento, esto es, primero se les exige que compitan electoralmente como cualquier otro ciudadano pero luego se les atribuye una identidad tnica, que implcitamente significa pensar y decir que las personas identificadas como ind-genas slo representan a su cultura y pueblo y los no indgenas pueden representar a todos, a la nacin.3

    Esto funciona por ambos lados. La desigualdad en las re-laciones de poder en el seno de estas instituciones hace que los

    3 Algo as sostiene Genevieve Fraisse en relacin a las mujeres en Democracia exclusiva, repblica masculina en Filosofas de la ciudadana, Homo Sapiens, Buenos Aires, 1999.

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    parlamentarios identificados como indgenas se presenten como representantes de sus pueblos asumiendo la parcialidad. Del otro lado se espera que esa gente ejerza eso, representacin de sus pueblos y parcialidades y no se metan a legislar y querer gobernar el pas. De vez en cuando se incluye a algn indgena o de origen indgena en el ejecutivo; pero se trata siempre de algunos indgenas en el seno de las formas liberales de la poltica. A la vez prolife-ran opiniones sobre la inadecuacin de las formas polticas de las culturas o pueblos originarios para el gobierno del pas o para la discusin y toma de decisiones sobre cuestiones nacionales.

    Se asume de entrada que un conjunto de instituciones libera-les, que no son las nicas ni la alternativa moderna ms adecuada para el pas, son superiores. Cabe sealar que entre las alternativas liberales no tenemos operando la ms democrtica y adecuada a una condicin multicultural.

    Esto implica que en el mejor de los casos hay una predispo-sicin a aceptar la igualdad poltica de miembros de culturas y pueblos dominados en el seno de las instituciones liberales; pero no a reconocer en trminos de igualdad poltica sus formas de autogobierno. La igualdad jurdico-poltica ofrecida en el seno de la sociedad dominante no produce la igualdad poltica entre individuos de diferentes pueblos y culturas, ni elimina la discri-minacin, aunque la puede reducir.

    All donde el proceso de colonizacin y el proceso de desa-rrollo del capitalismo han desorganizado las estructuras sociales que producan su propia forma de autogobierno, mantenindose las diferencias de lengua y parte de las culturas, a los miembros de esos pueblos no les queda otra que pelear por la igualdad en el seno de las instituciones de la cultura y sociedad dominante, en las que siempre sern discriminados en tanto persista la divisin clasista que el capitalismo produce.

    Considero, como hiptesis, que all donde no se han reprodu-cido las formas de autogobierno precolonial, es ms difcil superar el racismo; ya que las personas que pertenecen a esa culturas ya no tienen un referente, espacio social y forma de ejercicio de su liber-tad poltica que le permita generar poder propio y, as, producir

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    de facto mayor igualdad en el mbito de la relacin intercultural e intersocietal.

    En condiciones en las que el dominio colonial y capitalista no ha destruido la forma poltica de las comunidades conquistadas, hay por un largo tiempo un fuerte racismo que acompaa la do-minacin, pero considero que hacia adelante tambin habra ms posibilidades de reducir la desigualdad poltica entre sociedades y miembros de diferentes culturas que ahora forman parte de un mismo pas.

    Creo que nos podemos acercar ms a relaciones de igualdad entre miembros de diferentes sociedades en el seno de un mismo pas, cuando se reconoce en trminos de igualdad las formas po-lticas de autogobierno de los viejos colonizados y, por tanto, su libertad y capacidad de dirigirse y cogobernar y cogobernarse en condiciones de relaciones con otras sociedades y comunidades.

    No me refiero a las autonomas indgenas, que forma y puede formar parte del reconocimiento igualitario, sino a la reforma de la forma de gobierno que incluya de manera compuesta formas modernas y comunitarias en el ncleo central del gobierno nacio-nal y en lo local tambin.

    La igualdad poltica en condiciones multiculturales necesita de una forma de gobierno compuesta, en la que lo comunitario no se circunscriba a lo local municipal sino que est incorporado en lo macro nacional.

    Mientras la forma poltica de una cultura y pueblo no sea reconocida en trminos de igualdad, los miembros de ella son y sern discriminados; ocupan y ocuparn posiciones subalternas en el seno de las instituciones reconocidas como superiores o nacionales.

    Lo que hoy se reconoce como superior y nacional es una combinacin de instituciones, leyes y creencias de la sociedad colo-nizadora y de la sociedad imperialista, es decir, que interactuamos en el seno de marcos institucionales que ya han organizado por siglos la desigualdad entre sociedades y la desigualdad al interior de cada una de ellas tambin. Aquellas formas y polticas que han introducido algn grado de igualdad y libertad en el seno de lo

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    moderno son combatidas, como los sindicatos, o se han desmon-tado o desorganizado, como el cogobierno y la nacionalizacin.

    Vuelvo a la idea central de mi argumento: sin cogobierno no hay igualdad poltica. Puesto en positivo: la igualdad poltica en condiciones multiculturales y multisocietales as como en el seno de cada una, implica cogobierno.

    Si se quiere reducir el racismo y la desigualdad naturalizada, se debe introducir algn grado de cogobierno, pero slo es efectivo si afecta al ncleo central de la vida poltica.

    El carcter ampliamente monocultural del estado boliviano produce la discriminacin racial en la relacin entre estado y ciu-dadanos a travs de la relacin cotidiana y en el modo de encarar institucionalmente la mediacin de mediano y largo plazo. Un estado monocultural en condiciones multisocietales, es un lmite a la democratizacin de la vida poltica. Es un rasgo de persisten-cia del colonialismo y da pie a la discriminacin racial en la vida cotidiana, en las interacciones entre instituciones de gobierno, entre funcionarios y los ciudadanos.

    III

    La igualdad no est peleada con la libertad en el campo poltico. La igualdad poltica consiste en reconocer e incorporar la libertad poltica de cada uno. El ncleo central de la igualdad poltica es precisamente la libertad de uno y la de los otros. Sin la libertad no se puede definir y constituir la igualdad.

    La libertad poltica es autogobierno, colectivo e individual. En tanto somos seres sociales el autogobierno individual necesita del autogobierno colectivo.

    La institucin, reconocimiento o incorporacin prctica de la igualdad y la libertad en la vida poltica, como modo de combatir las desigualdades, es la democracia. La negacin de la igualdad y la libertad, a causa de las estructuras sociales y polticas, histricamente ha producido el colonialismo y las sociedades divididas en clases.

    El autoritarismo consiste en el no reconocimiento de la igual-dad de libertades y en la negacin de algunas y de algunos sujetos

  • 23RACISMO E INTERSUBJETIVIDAD AUTORITARIA

    como incapaces de libertad, o es la negacin de algunas libertades desordenadoras de las estructuras de desigualdad y jerarqua que gobierna.

    Para ver las conexiones entre racismo y autoritarismo habra que tomar en cuenta la articulacin de dos tipos de clivajes o di-visin social que se han producido histricamente: la separacin entre centro y periferias, que se produce con el colonialismo, y la separacin de lo poltico y lo econmico que se produce en el seno de las sociedades conquistadoras y luego en las conquistadas, como producto del desarrollo del capitalismo. Esta separacin de lo poltico y lo econmico produce a su vez la moderna se-paracin entre gobernantes y gobernados, que se articula fuer-temente en trminos de resultado causal con la distincin entre propietarios-explotadores y trabajadores-explotados.

    La separacin de lo poltico y lo econmico es una condicin histrica de la desigualdad poltica moderna. Esta separacin pro-duce las condiciones de libertad poltica para los propietarios y la negacin de la libertad poltica para los dems. Lo peculiar del esquema liberal que deviene de esta separacin es que la libertad y la igualdad se circunscriben al proceso de seleccin de los go-bernantes, es decir, se las hace trabajar para instituir y reproducir la forma general de la desigualdad poltica que consiste en la separacin entre gobernantes y gobernados.

    La articulacin de racismo y clasismo deviene de este doble proceso de articulacin de un sistema-mundo con un centro y sus periferias y de la capitalista separacin de lo econmico y lo pol-tico. La negacin de la libertad viene del monopolio econmico, que a su vez se logra por el podero militar.

    Se podra distinguir tipos de racismo de acuerdo a los mo-mentos histricos. Se podra hablar de un racismo constitutivo de la relacin colonial, que sirve para imponer, nombrar y legitimar en el seno de los conquistadores la sobreposicin de su poder poltico sobre otras sociedades. Hay un otro racismo de reaccin a los procesos de nacionalizacin y democratiza-cin en las ex-colonias, que acompaa la poltica y economa neoliberal que se ha desplegado para desmontar los avances en

  • 24 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

    reconocimiento de derechos que implicaban algunas reas de mayor igualdad en el seno de las instituciones de la sociedad dominante. Este racismo no est expresado en trminos de piel sino de superioridad civilizacional que afirma el sinsentido de experimentar otras alternativas a la capitalista liberal, o de otro tipo de racionalidad econmica y social, aunque las explota extensamente por otro lado en esta fase de acumulacin del capital. Se podra considerar, por ejemplo, que la teora de la eleccin racional es un tipo de etnocentrismo anglosajn en el campo de las ciencias sociales.

    Considero que el ncleo del racismo no es la diferenciacin del color y la etnia de las personas y grupos sino la negacin de su libertad poltica, es decir, su capacidad de autogobierno. Es a su cultura que se atribuye esta incapacidad o inmadurez para la libertad poltica, y estas limitaciones vendran de la naturaleza corporal. Todo racismo es naturalizante. Se necesita naturalizar las cosas, las desigualdades, para evitar y negar que en el tiempo social puedan cambiar. El ncleo naturalista y ahistrico sirve para negar la autonoma o libertad poltica de las sociedades, grupos e individuos y, as, explotarlos.

    En este sentido, el racismo que ya no puede ser formulado abiertamente, porque las revoluciones nacionalistas y los mrgenes de democratizacin lo han vuelto ilegtimo, se vuelve autoritaris-mo poltico y social: un reconocimiento desigual de libertades, aceptacin en mbitos subalternos y negacin en el centro de la vida poltica. Las relaciones polticas tienden a ser descendentes, con algn grado de paternalismo, tolerancia e incorporacin, pero casi siempre con una carga de autoridad que est dada no slo por el sistema de instituciones polticas y sociales sino tambin por la historia, por la acumulacin histrica.

    Nuestras relaciones e interacciones se dan en el contexto de estructuras ordenadoras de la experiencia social y sobre un fondo histrico que contiene tanto la larga historia de la sumisin y la interiorizacin de la desigualdad, como tambin las experiencias de instauracin de formas de igualdad poltica y social, o de de-mocratizacin y nacionalizacin.

  • 25RACISMO E INTERSUBJETIVIDAD AUTORITARIA

    En cada interaccin se actualiza una parte de esa historia y una buena parte de esas estructuras, y se vara y desarrolla la vida social ms all de ella como nueva historia en su nivel micro de configuracin. A veces se actualiza el lado igualitario de la historia, en el conjunto de creencias, principios y fines que estn presentes en las relaciones entre amigos, entre miembros de un partido o entre diferentes organizaciones y entre stas y el estado. Por lo general se actualiza el lado colonial y clasista de la historia y las estructuras sociales en mayor o menor medida, lo cual implica un grado de racismo en la interaccin.

    Los tipos de intersubjetividad que se configuran en Bolivia son y tienden a ser complejos y complicados por la superposicin de sociedades que persiste. Esto implica que hay un campo pri-vilegiado de intersubjetividad configurado por la comunicacin en lengua castellana, en el que los cdigos predominantes de la interpretacin son los que predominan en el seno de la sociedad dominante en cada poca. En un tiempo fue una combinacin de liberalismo y seorialismo, en otra el nacionalismo en varias versiones o articulaciones, ahora lo es un tipo de neoliberalismo que a su vez reactualiza el seorialismo ancestral o propio de la historia colonial e imperialista.

    El tiempo o la historia poltica se ha encargado de introducir oposiciones y crticas en el seno de ese campo castellano predomi-nante: el obrerismo, el socialismo, el katarismo. Este ltimo como crtica que viene de la historia de las comunidades colonizadas, introducida ya en el seno del estado nacional.

    Este campo o espacio de intersubjetividad est determinado por un sistema monocultural de instituciones polticas, en el que a veces se escuchan otras voces y lenguajes, los que tienden a ser recodificados e interpretados a partir de la cultura dominante y sus juegos de lenguaje predominantes.4

    Hay otro campo de intersubjetividad que resulta de la produc-cin de un conflicto poltico-cultural por la igualdad y la libertad,

    4 Wittgenstein, Ludwig. Philosophical investigations, Basil Blackwell, London, 1958.

  • 26 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

    que en la historia de Bolivia se ha dado en los momentos y ciclos de rebelin, tanto en el altiplano andino como en la zona guaran. La respuesta ha sido la negacin militar de la igualdad y la libertad de estos pueblos o el racismo de estado, apoyado por el racismo de la vida social cotidiana.

    Este tipo de intersubjetividad del conflicto entre civilizaciones, pueblos, culturas y formas polticas se ha vuelto a plantear desde el 2000 en el nuevo ciclo de ascenso de bloqueos y movilizaciones comunitarias. Hasta ahora la respuesta ha sido predominantemente racista y autoritaria, a veces slo militar.

    En este tipo de conflicto se hablan diferentes lenguas en cada uno de los bandos del conflicto. Todava no se ha configurado un juego de lenguaje para la gestin del conflicto. Este tipo de inter-subjetividad sin horizonte amplio de comunicacin es resultado de la persistencia de lo colonial en la historia contempornea.

    Hay otro tipo de intersubjetividad que se puede llamar nacio-nal-popular, siguiendo a Zavaleta5. Esta es un resultado de la his-toria de fusin en diversos momentos de la historia del pas, entre individuos y colectividades de matriz social y cultural diferente, en torno a la constitucin de la nacin o lo comn. Este tipo de intersubjetividad por lo general se ha constituido en coyunturas de crisis del estado y contra l, con excepcin del momento constitu-tivo del 52 en los tiempos de la revolucin nacional, en los que los procesos de nacionalizacin fueron a la vez los de reorganizacin y extensin del estado y de incorporacin poltica de campesinos y obreros a la vida poltica nacional.

    Es en este tipo de intersubjetividad que se ha incorporado con mayor amplitud el principio y sentimiento de igualdad pol-tica y social, a la vez que se han pasado los lmites propios de la heterogeneidad de sociedades y culturas. Hay un sentido de fusin histrica, temporal en parte y duradera en otra parte, que opera como condicin de posteriores interacciones, como memoria y referente de organizacin y articulacin de prcticas que se ac-tualizan y reproducen en nuevos hechos.

    5 Zavaleta, Ren. Lo nacional-popular en Bolivia y Las masas en noviembre. Los Amigos del Libro, La Paz, 1986.

  • 27RACISMO E INTERSUBJETIVIDAD AUTORITARIA

    La igualdad no se establece en relacin a los derechos o las leyes o a la ciudadana jurdica, sino en relacin a ser parte de la nacin y de una nacin definida y sentida en trminos de pueblo. Esto es ms fuerte porque el estado no ha producido las condi-ciones y experiencia de la igualdad poltica, a no ser en el tiempo del cogobierno post 52.

    Se ha tratado de desarticular esa intersubjetividad nacional-po-pular, para imponer y legitimar el neoliberalismo; en parte se lo ha logrado durante la dcada del 90 en las ciudades. Desde el 2000, sin embargo, se ha comenzado el despliegue de un nuevo ciclo de desarrollo de la intersubjetividad nacional-popular. Primero en torno a ncleos locales y regionales y en torno a problemas sec-toriales, como la tierra y el agua, pero luego casi inmediatamente han comenzado las rearticulaciones de lo nacional-popular vivido localmente hacia el horizonte de lo popular-nacional.

    Esto se est dando con muchas dificultades pero con algunos logros, como la cancelacin de la ley de privatizacin de aguas, la expulsin del presidente neoliberal, la incorporacin del referen-dum sobre el gas y la constituyente en la agenda de reformas del estado reconocida por los gobiernos anteriores. Este hecho ampla y ampliar las condiciones de desarrollo de la intersubjetividad nacional-popular en el pas. Este levante de lo nacional-popular ha revelado el racismo que contenan amplios sectores de las capas de funcionarios pblicos y consultores reductores de la pobreza, as como de una parte de las capas medias. El de la clase dominante es evidente, reclam la mano militar en octubre del 2003.

    El planteamiento de establecer condiciones de recuperacin de soberana sobre los recursos naturales, la redistribucin de la tierra monopolizada y el oponerse al autoritarismo militar del gobierno se ha interpretado como amenaza al orden y la democra-cia, como amenaza de los indgenas que se habran vuelto racistas por reclamar justicia distributiva y soberana nacional. El racismo clasista neoliberal reacciona acusando de racistas a los sujetos que estn rearticulando lo nacional-popular.

    El camino de la igualdad nuevamente avanza por los ejes de la nacionalizacin y el cogobierno, presentes en los proyectos

  • 28 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

    de recuperacin de los hidrocarburos y en el modo de pensar la realizacin de la constituyente; as como en el modo de pensar la reorganizacin de la vida poltica en el pas a travs de ese momento poltico de reforma de la forma poltica del pas. Ese movimiento ha revelado una nueva ola de racismo ms explcito y de autoritarismo poltico-militar extensamente desplegado en la crisis de octubre del 2003.

    Por un lado, se neg la racionalidad de las demandas de nacionalizacin y la incorporacin de lo sindical corporativo en la constituyente y la nueva forma de gobierno que de ella resulte Esto ltimo se considera anti-democrtico o no democrtico y lo primero irrealizable e irracional en las condiciones de la economa mundial.

    Ha sido una constante el no reconocer racionalidad en las demandas obreras y populares, que es lo propio de la combinacin de racismo y clasismo.

    IV

    Por ltimo planteo algunas ideas generales ms o menos sintticas, a partir de la experiencia boliviana.

    El racismo es producto de la sobreposicin ms o menos colonial de sociedades. A esta condicin Zavaleta llam abi-garramiento.

    El racismo es una ideologa y poltica de institucin de la desigualdad y la discriminacin entre sociedades y, en conse-cuencia, en la interaccin entre miembros de una y otra.

    El racismo persiste en condiciones ms o menos modernas y multiculturales a la vez, mientras no se reconozca condiciones de igualdad a las formas de autogobierno de las sociedades histricamente dominadas, y no slo a los miembros indivi-duales de ellas.

    El colonialismo es la primera forma histrica de negacin de la libertad de los conquistados. Esta se va sustituyendo en la medida que las colonias se independizan y se va reconociendo

  • 29RACISMO E INTERSUBJETIVIDAD AUTORITARIA

    ciudadana en el seno de la cultura dominante pero no las formas de autogobierno de los subalternos.

    El racismo consiste en una negacin de la libertad poltica de los dominados en base al criterio de inferioridad de su cultura y, en eso, de su forma de autogobierno.

    El racismo siempre se ha acompaado de autoritarismo, seorial primero, liberal despus, nacionalista tambin; o de grados y espacios diferentes de negacin y reconocimiento de libertades.

    Si, por un lado, se reconoce a alguien como participante de una identidad racialmente identificada y luego como parte del estado nacionalmente organizado en base a una faceta de la cultura y sociedad dominante y, por el otro, se orga-niza un campo de intersubjetividad en la que ocurren los reconocimientos y desconocimientos en base a los cdigos de un sistema monocultural de instituciones, estn dadas las condiciones para la discriminacin cultural primero y para la discriminacin cotidiana en las interacciones individuales.

    Si bien he comenzado diciendo que el racismo consiste en la negacin de la igualdad entre sociedades y miembros individuales de ellas, y que el autoritarismo es la negacin ms o menos parcial de la libertad, el desarrollo del asunto lleva a pensar que ambas cosas van juntas. La negacin co-lonial de la igualdad entre sociedades es en principio una negacin de su libertad o su forma de autogobierno. La negacin de la libertad instaura no slo dominacin sino tambin desigualdad y la reproduce. El ejercicio de libertad poltica requiere condiciones de igualdad poltica, a la vez que la instaura.

    El conjunto de este anlisis est dirigido a argumentar que las prcticas de racismo en pases multisocietales como Bolivia, se articulan en torno al no reconocimiento de igualdad poltica a las formas de autogobierno tradicionales o de las sociedades, as, dominadas. De manera ms general est dirigido a tomar en cuenta esta dimensin poltica macrosocial en la conside-racin del racismo.

  • 30 LA IGUALDAD ES COGOBIERNO

    La intersubjetividad que resulta de las interacciones indivi-duales y colectivas, y la que condiciona sta, est organizada y determinada por toda la historia de dominacin colonial y por la actual sobreposicin jerrquica persistente de una sociedad sobre otras, es decir, por la historia y actualidad de las estructuras del dominio; pero tambin por la historia de procesos y hechos que han tratado de introducir igualdad en la reorganizacin del pas, por lo general a travs de la nacio-nalizacin y el cogobierno.

    Histricamente, la igualdad ha sido planteada como cogo-bierno. Esta es tambin la condicin ms general de reduccin del racismo. Histricamente est planteado el reto y la necesidad de pasar del cogobierno en el seno y con las instituciones y forma poltica de la cultura y sociedad dominante, al cogobierno entre formas polticas de todas las sociedades contenidas en el pas.

    Este es el tipo de mestizaje, democrticamente construido, que puede reducir las condiciones del racismo. Un mestizaje que contenga las libertades polticas y que no resulta de la asimilacin y transformacin en el seno de la sociedad dominante, con algo de pasado.

    Los cuestionamientos del autoritarismo han venido del ejerci-cio de libertad desde las formas de vida poltica de los subalternos, las comunitarias y las populares modernas. Esa libertad produce las condiciones de la posible igualdad y, as, de la reduccin del racismo.

  • 31

    Este captulo rene una serie de argumentos e interpretaciones que parten de la idea que los cambios realizados a travs de las reformas del estado, implican tambin un cambio del tipo de ciudadana que se reconoce y ejerce. Por otro lado, implica que cambios en la sociedad civil tambin significan cambios en el tipo de ciudadana existente. Se puede ver la cosa tambin por el otro lado: que cambios en las prcticas de ciudadana a partir de un conjunto de derechos ya reconocidos por el estado, pero tambin como el resultado de derechos que la ciudadana se imagina que tiene, aunque no necesariamente hayan sido reconocidos, produ-cen cambios en la sociedad civil.

    Se puede pensar que hay reformas estatales que devienen de un proceso precedente de ejercicio de prcticas y formas de vida poltica por parte de algunos sectores de la sociedad civil y de algunas propuestas individuales y grupales que antes no haban sido reconocidas como parte del rgimen de ciudadana. En este sentido, las reformas que el estado reconoce como ciudadana tambin dependen de estos periodos previos de imaginacin y movilizacin poltica y social que en algn momento logran refor-mar el estatuto jurdico del sistema de derechos que se consideran como ciudadana.

    Para el anlisis cabe tomar en cuenta varias dimensiones o aspectos referentes a la ciudadana: los rasgos jurdicos expresados en el conjunto de derechos que se corroboran en el orden constitu-

    La dinmica de la ciudadana en la reforma del estado y la sociedad civil

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    cional del pas, esto es, el estatuto jurdico y poltico; la dimensin de las instituciones que se organizan para hacer respetar los dere-chos que el estado reconoce, y las instituciones que gestionan los servicios que el estado tambin reconoce como su responsabilidad. Por otro lado, es necesario considerar el tipo de cultura poltica que se ha configurado histricamente en una poca del pas y a lo largo del tiempo, ya que es clave tener la perspectiva histrica de la formacin del cambio del sistema de creencias a la vez que su carcter ms o menos diversificado y heterogneo. Tambin cabe tomar en cuenta la dimensin de las prcticas y los modos en que individual y colectivamente se ejerce los derechos que son reconocidos cuando esto ya est incorporado en el rgimen estatal o se demandan los derechos que por justicia se creen tener.

    La intencin es analizar sintticamente algunas lneas de cambio de la condicin de la ciudadana del pas, en relacin a las reformas del estado y de la sociedad civil en Bolivia durante las ltimas dcadas. Para esto se toma como estructura de anlisis la distincin entre derechos civiles, polticos y sociales. Se trata de establecer algunas ideas analticas sobre las tensiones y relaciones de contradiccin en el modo en que estos se han incorporado en la vida estatal y en la vida poltica del pas. Sobre todo se trata de ver la dinmica del movimiento de estos derechos a travs de sus dos ejes: la reforma poltica jurdica en las instituciones del estado y, por el otro lado, la dinmica de ejercicio de los derechos por parte de individuos y colectividades en los ltimos tiempos en el pas.

    A modo de hiptesis se puede mencionar tres ideas que en lo sucesivo sern argumentadas a partir de las relaciones entre sus formas presentes, y parte de la historia poltica que las explica. Primero: el conjunto de las reformas econmicas y polticas im-plementadas a partir de 1985 son de inspiracin liberal, en lo que concierne al modelo econmico, en lo que concierne al sistema de instituciones polticas y a la orientacin de las reformas que se han realizado y, en este sentido, en el tipo de ciudadana que as se disea y el tipo de ciudadana que se espera de los bolivianos.

    Por otro lado, el conjunto de prcticas polticas y el tipo de movilizaciones que, desde el 2000 en adelante, han puesto en

  • 33LA DINMICA DE LA CIUDADANA

    cuestionamiento partes de la poltica de privatizacin del modelo econmico neoliberal, vienen siendo desarrolladas a partir de prcticas polticas y un tipo de mentalidad o cultura poltica que genricamente se puede decir que no es liberal, lo cual no implica que no sea moderna en parte. Son prcticas que, sin embargo, se hacen a partir de cierta nocin que se tiene de los derechos polticos. En este sentido, el primer problema planteado sera esta tensin, a ratos contradiccin y conflicto, entre un conjunto de instituciones y de leyes que con un tipo de mentalidad liberal ha marcado la reforma y conduccin del estado, y un conjunto de prcticas polticas, de formas de organizacin, de accin, de una mentalidad no liberal. En tanto ejercicio de ciudadana o de derechos polticos, entra en contradiccin con aquella dimensin liberal de la vida poltica en el pas que es dominante tanto en la forma de las instituciones del estado, sus leyes, y parte de la men-talidad de los gobernantes de los ltimos aos.

    Cuando se piensa sobre ciudadana en Bolivia se debe tener en cuenta que uno de los rasgos de la vida poltica en el pas es que sta es una sociedad en la que no ha predominado la cultura liberal en general, y la cultura poltica liberal en particular. Si bien se han utilizado rasgos de discurso liberal desde la fundacin de la repblica, sobre todo para definir a travs de la constitucin la forma de gobierno, este liberalismo siempre ha estado combinado con seorialismo, colonialismo e imperialismo.

    Se puede recordar que las primeras formas de ciudadana en los estados modernos son formas de igualdad entre miembros de la clase dominante, es decir, entre propietarios. Luego la nocin de ciudadana ha estado acompaada cada vez ms de la produccin de reas de igualdad y del principio de igualdad. A su vez, cabe considerar que est igualdad nunca ha sido universalizada como una condicin efectiva en el conjunto de las relaciones sociales y las interacciones individuales sino que siempre ha estado acotada.

    El primer horizonte de la igualdad, entonces, es la igualdad en el seno de la clase dominante, que a su vez se convierte tambin en la igualdad en el seno del sexo dominante, dentro del cual se aplicaba la restriccin anterior. A esto, adems, cabe aadir que

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    las primeras formas de ciudadana moderna se complementaban con el criterio colonial, es decir no slo se trataba de igualdad en el seno de la clase dominante y del sexo dominante sino tambin en el seno de la sociedad y la cultura dominante. Si se va desde lo ms general a lo particular, se podra decir que, ms bien, la igualdad en el seno de la sociedad y cultura dominante se encarnaba en el sexo dominante dentro la clase dominante y, de manera ms particular, es igualdad entre miembros de la clase dominante como propietarios que se hacan, as, cargo del gobierno poltico.

    Se puede pensar que la ciudadana tiene que ver con un modo de definir las relaciones entre gobernantes y gobernados. As, las primeras formas de ciudadana marcaban los lmites de reconoci-miento de la igualdad jurdica y, por tanto, la posibilidad poltica de participar en los procesos de seleccin de los gobernantes y de control de los mismos, entre miembros de la clase dominante que, a su vez, eran los que encarnaban la sociedad y cultura do-minante.

    En este sentido, el liberalismo entre el siglo XIX y parte del siglo XX, en Bolivia, combinaba estos criterios liberales, en el seno de los propietarios mineros y terratenientes, con el criterio de la desigualdad propia de la mentalidad colonial que estableca una diferencia natural pero tambin a su vez histrica y teleolgica entre los pueblos conquistados y dominados. Los principales au-tores liberales en la historia del pas presentaron y representaron la cultura y el tipo de sociedad que se trajo a travs de la colonizacin. Una de las ideas sobre derecho que tiene ms peso en la historia del pas, es que aquellos que tienen propiedad y a su vez la tienen porque forman parte de la cultura occidental dominante, tienen derecho a gobernar, y aquellos que forman parte de la culturas conquistadas no tendran el mismo derecho de gobernar, a no ser despus de la revolucin del 52.

    Sin embargo, sigui teniendo mucho peso la idea de que los que tienen propiedad y mucha son los que tienen derecho a gober-nar. De hecho, el conjunto de reformas que se han implementado desde el 85 en adelante, en torno a la instauracin de un modelo de privatizacin neoliberal, en las instituciones econmicas, en los

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    recursos naturales en el pas, est acompaada de una ola poltico-ideolgica que responde a esta idea presente en los miembros de la clase propietaria en el pas, que no son tan liberales, que consiste en que propietarios y empresarios tienen derechos a competir por hacerse cargo del legislativo y del ejecutivo en el pas. Esto implica que el ejercicio del derecho est bien ligado al tipo y la cantidad de recursos que se requieren para participar en poltica, sobre todo una vez que la poltica est diseada para la competencia, a partir de condiciones de monopolios econmicos.

    La otra ola de promocin y expansin del liberalismo como cultura poltica es ms bien reciente. Se la impulsa desde 1985, con la implantacin de un modelo econmico neoliberal, es decir, que la idea de que la vida poltica debe organizarse bsicamente en trminos de participacin electoral y a travs de un sistema de partidos que permitira seleccionar a los legisladores y a la cabeza del poder ejecutivo, est muy ligada a la idea de que esos proce-sos tambin se realizan a travs de la competencia, en la que los individuos ejerceran sus libertades de organizacin y de eleccin. Este tipo de ideas, de cultura poltica, que no tiene mucha tra-dicin y extensin generalizada en la poblacin boliviana, ha ido adquiriendo un grado de aceptacin ms amplia sobre todo en los sectores urbanos, producto del conjunto de reformas neoliberales de las dos ltimas dcadas, que han sido acompaadas a su vez de estrategias de comunicacin, nacionales e internacionales a favor de este tipo de cultura poltica. En este sentido se podra hablar de un tipo de reforma moral e intelectual, en el sentido de Gramsci, que ha ido sustituyendo un conjunto de creencias nacionalistas por un conjunto de creencias ms liberales. Con esto quiero referirme al desarrollo de concepciones y prcticas sobre los derechos polti-cos que vienen ligadas principalmente a la participacin electoral, a la formacin de partidos y a la aceptacin de la formacin de gobiernos, y a la renovacin o sustitucin de los mismos por este tipo de mecanismos institucionales.

    Cabe recordar la otra veta en trminos de cultura poltica e historia poltica, que se convierte tambin en una matriz organiza-dora de las prcticas de amplios sectores sobre todo populares en

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    el pas a lo largo del siglo XX y tambin hoy. Hay una otra matriz de cultura poltica en la historia del pas que ha ido desarrollando un conjunto de creencias que han ligado la idea de los derechos polticos a determinadas formas de participacin en la vida po-ltica. Esta otra tradicin y cultura poltica, a la vez ms colecti-vista y participativa, resulta de una combinacin de creencias que vienen de prcticas comunitarias, por un lado, a las cuales estn relacionados y han estado vinculados una buena parte de clase trabajadora, de los migrantes. Esto se articula con la tradicin de organizacin y deliberacin en el seno de los sindicatos en la etapa de organizacin ms fuerte de la sociedad civil, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

    En la concepcin liberal de los derechos polticos el principal derecho poltico est ligado al derecho a elegir a los gobernantes, que complementariamente implicara el ser elegido eventualmente. En la otra cultura, la nacional-popular, el derecho poltico est ligado a la idea del derecho a participar del gobierno. La visin ms clara de esto es que el hecho de la revolucin del 52 no lleva, como uno de sus resultados principales en tanto organizacin de los espacios polticos inmediatos de reorganizacin en la vida poltica del pas, a la instauracin de un sistema de partidos y elecciones, que funcionara como un sistema de representacin y mediacin a partir de este eje de instituciones. Este proceso de reorganizacin estatal tiene como uno de sus componentes iniciales la figura del cogobierno y la cogestin, es decir, cogobierno entre la COB y el MNR, articulado con participantes de la clase obrera, con el proletariado minero en particular y los representantes del partido nacionalista, dirigente en el proceso.

    Cabe resaltar aqu que si bien no es un esquema liberal ste del cogobierno no deja de ser un esquema representativo. La idea del cogobierno es una figura de gobierno entre representantes de dos fuerzas polticas y sociales.

    Es sintomtico que el reconocimiento del voto universal recin se proclama casi un ao despus en 1953. El sistema de partidos en toda esta dcada tiene una funcin secundaria, en relacin al otro eje de mediaciones y articulaciones de las estructuras del

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    poder poltico en torno la relacin partido nacionalista-estado-sindicatos. En esto tal vez habra que tomar en cuenta el peso de las determinaciones externas de las formas predominantes de una poca y del mundo. Se podra decir que el sistema poltico, en trminos de organizacin de las relaciones de fuerzas que resultan del 52, no es liberal; pero que paralelamente con cierto retraso se adopta y legaliza un tipo de institucionalidad poltica que implica divisin de poderes, sistema de partidos, elecciones, es decir un formato liberal clsico que, sin embargo, no es la arena principal de la vida poltica en el pas.

    Uno de los resultados de estos procesos es que habra como dos regmenes de ciudadana. Uno de ellos correspondera a este for-mato liberal, que tendra un carcter secundario, y por el otro lado hay un rgimen de ciudadana, es decir, de ejercicio de derechos polticos, que se desarrolla a partir de otro tipo de instituciones: sindicatos y algunos partidos polticos, en particular el MNR.

    El otro modo de distinguir estas relaciones y diferencias sera decir que, por un lado, hay un rgimen de ciudadana pensado y organizado en torno a la idea de la relacin entre individuos y estado, y un sistema de mediaciones a travs de partidos, que es lo clsico. Por el otro lado hay un rgimen de ciudadana pensada ms bien en trminos de organizacin y representacin de clase, y de su relacin con el estado, que fue el predominante del 52 hasta el 64. Se podra decir que tambin fue base del autoritarismo militar. Este eje se mantendra con cambios significativos, con un desplazamiento hacia un sector de los sindicatos campesinos.

    Cabe resaltar que en el seno de la tradicin no liberal sobre los derechos polticos, no se niega la representacin a favor de la participacin sino que se articula ambas cosas. La poltica impli-ca derechos a organizarse, a participar en la deliberacin de las organizaciones, articular sus intereses especficos, particulares, o de sindicatos, y tambin el derecho a que haya representacin de sus derechos, proyectos y demandas en la relacin entre la parte sindical y el estado.

    En todo el espectro sindical de esta tradicin de cultura pol-tica no liberal, la concepcin de los derechos polticos implica un

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    fuerte vnculo entre organizacin, participacin en la deliberacin y representacin nacional. La representacin, en momentos de exclusin o dominacin, aspira sobre todo a que sta permita que sean escuchados. En perspectiva, la idea de representacin no est ligada a elegir a gobernantes ajenos todos a la clase, sino que en el gobierno tendra que haber representantes de la clase, esto es, el derecho poltico a cogobernar.

    Todo este largo rodeo estaba dirigido a sealar que en la historia poltica del pas y tambin en las fuerzas que se mueven hoy, hay un modo de concebir los derechos polticos en el que est presente muy fuerte la idea del cogobierno como algo que tiene preeminencia e incluso ms fuerza que la idea del derecho a ser representado por otros, en ltimas instancia por miembros de la clase que los explota.

    Uno de los rasgos de las opiniones predominantes en los lti-mos aos a lo largo de los noventa, que se ha ido expresando y se ha recogido a travs de varias encuestas de opinin sobre la poca representatividad de los partidos polticos, es que en el lapso de una dcada el grado de sentimiento de representacin por parte de los partidos ha ido de un 5% a inicios de los aos noventa a un 2 % hacia fines de la dcada. Una opinin generalizada es que los partidos no representan, no median, no canalizan demandas y tampoco han organizado la participacin de los ciudadanos y que ms bien se han vuelto estructuras de exclusin, de monopolio, tambin de fuerte corrupcin, por parte de aquellos que a travs de los partidos han accedido a los cargos pblicos y han hecho usufructo privado de los recursos de la nacin.

    Una de las direcciones de estas opiniones de la corriente crtica al sistema de partidos, no es la demanda de representacin a travs del conjunto de los partidos que han predominado el ltimo tiem-po, es decir de renovar o reforzar el derecho a ser representado o participar de la poltica a travs de la representacin por la va de la reforma de los partidos y del sistema de partidos que se vuelva ms representativo. Ms bien una lnea fuerte de crtica est dirigida a la bsqueda de suspender el monopolio de la representacin a travs de los partidos polticos. Por el otro lado, hay la demanda

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    de una presencia de representacin corporativa, clasista, gremial, sectorial, territorial en la toma de decisiones sobre polticas locales, regionales, y tambin macro nacionales. En los ltimos aos la crtica y el descontento en relacin al desempeo de los partidos que han gestionado el sistema de partidos y el gobierno en la ultima dcada, se ha expresado por dos vas: por un lado, en el desplazamiento del voto hacia el MAS y el MIP, que son partidos que, con sus diferencias, tienen como ncleo organizador de su base social al sindicato; adems son organizaciones polticas que no sostienen ideas liberales, sino ms bien anti-neoliberales.

    La otra expresin de ese descontento y critica est canalizada a travs de una demanda de realizacin de una asamblea constitu-yente en el pas. En principio fue formulada por organizaciones indgenas de las tierras bajas y luego fue ms ampliamente sociali-zada por la Coordinadora del Agua, casi inmediatamente despus del conflicto conocido como la guerra del agua, como un modo de saltar de lo regional al cuestionamiento de la ley de aguas y de ah a la demanda de revisar la forma de organizacin poltica o la constitucin del pas, es decir, de nacionalizar el conflicto en torno a las normas de la direccin de la poltica y la economa del pas. En el modo en que se concibe la constituyente por estos sectores, est presente la idea de que ese momento de reforma de la constitucin debera hacerse a travs de la representacin de lo que llaman los sectores vivos de la sociedad, es decir, las formas de organizacin colectiva, ya sea de carcter sindical, vecinal, comunitario. Se est demandando y pensando una reforma de la constitucin en base a formas no liberales. Se puede ver que aqu hay cierta continuidad de esta tradicin de los derechos polticos a participar en la toma de decisiones, en este caso en las decisiones que tienen que ver con la reforma de la constitucin.

    A su vez, cabe sealar que esta concepcin ms colectivista, por as decirlo, de reforma de la constitucin a travs de la re-presentacin de sectores sociales, no deja de ser una propuesta representativa. Se est discutiendo cmo definir la representacin, quienes deben y pueden representar, as como quienes van a ser representados y por quienes. La propuesta de la constituyente a

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    travs de una representacin corporativa no deja de ser una pro-puesta de democracia representativa, puesta en los trminos de las instituciones e historia que realmente pueden hacerla efectiva.

    Con esto, lo que quiero decir es que en la vida poltica boli-viana hay una especie de dualidad de concepciones de los derechos polticos, que ahora en los ltimos tiempos se encuentran en con-tradiccin. Por un lado, existe el manejo ya un poco ms expandido de la idea de los derechos polticos ligada al funcionamiento del sistema de partidos y elecciones, adems de las condiciones bsicas, que son los derechos de organizacin y opinin. Por el otro lado, est presente la idea de que los derechos polticos estn dirigidos a reconocer la participacin en el gobierno, en los procesos de toma de decisiones. Esto implica que hay un conjunto de prcticas que se han venido desarrollando desde hace aos que ejercen derechos polticos de un modo que han puesto en crisis al gobierno en varias coyunturas y de manera ms recurrente del 2000 hasta hoy. Esto implica que ha habido cambios en el estado y tambin en el seno de la sociedad civil.

    De ahora en adelante paso a analizar de manera selectiva algunos de los cambios que se han dado en el seno del estado, y de manera complementaria luego veo los cambios que se haban dado en el seno de la sociedad civil, sobre todo los que tienen que ver con ciudadana.

    El principal cambio en trminos de la reforma del estado ha tenido que ver con la privatizacin del ncleo de empresas pro-ductivas del estado. Primero con el cierre de minas, el traspaso de varias de ellas a la empresa privada, y luego con la privatizacin ampliada del sector de los hidrocarburos. A su vez, el estado ha privatizado, tambin durante la dcada de los 90, las fbricas que formaban parte del circuito de gestin estatal. En un segundo momento de privatizaciones, el estado tambin ha entrado a la privatizacin de la seguridad social. Menciono esto porque quiero establecer los siguientes vnculos.

    Con la poltica y el proceso de privatizacin, el estado ha entrado en una poltica ms o menos suicida en la que ha ido entregando las fuentes de generacin de excedente con el cual el

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    estado se autofinanciaba. A medida que stas han pasado a manos privadas y transnacionales, el estado ha ido reduciendo la base fiscal econmica de su mantenimiento. En la medida en que ya no hay esta fuente el estado pasa a depender de impuestos, que es un punto en el que sobre todo las empresas bolivianas o los empresarios bolivianos no tienen una tradicin de contribucin regular. Ms bien una de las pautas de la vida poltica de los 80`s y 90`s, es que empresarios hacen partidos y hacen poltica, y estn en el legislativo y ejecutivo para reducir o evitar el pago de im-puestos. La otra fuente es la deuda externa, que ha ido creciendo. Hay una tercera fuente que se puede distinguir, la cooperacin internacional.

    En torno a esta reduccin de los ingresos, de las fuentes de excedente econmico del estado, se pueden plantear las siguientes relaciones. La primera y ms comnmente sealada, es la que tendra que ver con la relacin entre derechos civiles, polticos y sociales en lo que concierne a la reduccin de derechos sociales producto de los procesos de privatizacin. De una manera esque-mtica y viendo un poco la secuencia histrica, la cosa se podra poner del siguiente modo: los bolivianos accedieron a derechos sociales y al conjunto de instituciones encargadas de gestionar los servicios que el estado reconoca como derecho de los boli-vianos y obligacin del mismo como la educacin y salud, pero en menor medida y ms parcialmente vivienda, como producto de la ola de movilizacin poltica empujada, por as decirlo, por un tipo de ejercicio de los derechos polticos que llev a la forma del cogobierno y la cogestin.

    De manera ms especifica, el punto que quiero plantear es que el acceso a la posibilidad de implementacin de los derechos sociales en Bolivia, pas por la poltica de la nacionalizacin de los recursos naturales, de la minera en particular. Contempornea-mente la privatizacin de la minera est asociada a la privatizacin de la seguridad social, en la medida en que los sectores de los trabajadores no han podido defender la nacionalizacin durante los 80s, la privatizacin y reduccin de los derechos sociales viene como consecuencia.

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    Otra relacin de tipo ms poltico es la que tiene que ver con la cualificacin de la democracia. En la medida en que inter-namente cada vez se han ido ligando ms las diferentes fases de cuidadanizacin, es decir, ampliacin en trminos de integracin a derechos y a recursos, el desarrollo de la ciudadana se ha ido ligando a procesos de democratizacin, es decir, una combinacin de mayor participacin poltica ligada a una mayor redistribucin de la riqueza, lo cual implica una significativa capacidad de los estados para autogobernarse, es decir, capacidad de decisin sobre el destino del excedente de la produccin en su sociedad, en la direccin de reducir algunas de las desigualdades que atraviesan las sociedades contemporneas. En la medida que el estado ha en-tregado las fuentes de su autofinanciamiento ha ido perdiendo an ms las capacidades de tomar decisiones que permitan enfrentar el problema de la desigualdad, la exclusin, la explotacin, y la dominacin en el pas a travs de polticas y leyes que permitan buscar un mayor grado de igualdad y justicia social.

    El resultado por todos lados es que el modelo neoliberal ha aumentado la explotacin, la exclusin socioeconmica y tam-bin ha limitado en sentido reductivo la participacin poltica. Los cambios que se han establecido a nivel de las estructuras econmicas, sobre todo en el rgimen de propiedad, hacen que inclusive el reconocimiento de la igualdad poltica canalizada e institucionalizada en parte a travs del sistema de partidos, no pueda afectar a las estructuras de desigualdad e incluso puedan trabajar para producir las nuevas estructuras y estrategias y leyes que organizaron las nuevas formas de desigualdad durante el periodo neoliberal. Esto est claro en el proceso de gobierno y el sistema de partidos que ha predominado en el parlamento durante los 80s y con ms fuerza en los 90s. Ese sistema de partidos es el que aprob el conjunto de reformas que han instaurado el modelo econmico que ha ido privatizando paulatinamente las fuentes de ingreso para el estado; son aquellos que han legalizado las nuevas formas y estructuras de desigualdad.

    Vuelvo primero sobre lo ms general, y es que el estado boliviano no puede autofinanciarse y se ha vuelto cada vez ms

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    dependiente en la toma de decisiones y en el diseo de las polticas sociales, la poltica macroeconmica y tambin en los proyectos de reforma institucional, de los modelos promovidos por las grandes instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Mo-netario Internacional, y algunos estados que tienen fuerte influencia con capacidad de determinar la poltica interna, como los Estados Unidos y Alemania en particular. Mencionaba esto para sealar su influencia en la calidad de la ciudadana poltica de los bolivianos y tambin en las dimensiones de los derechos sociales.

    En la medida en que durante el periodo neoliberal el estado boliviano ha organizado las estructuras de su ms fuerte depen-dencia, la anulacin o reduccin de su margen de autonoma, el tipo de ciudadana poltica que se permite a los bolivianos, tiende a ejercerse en un espacio secundario donde no se han tomado las decisiones principales en trminos de la organizacin econ-mica y la direccin poltica del pas. Esto se plantea desde que las reformas econmicas del estado han tenido como uno de sus resultados ms generales, el convertir los espacios polticos en los que se reconoce el ejercicio de los derechos ciudadanos, en espacios secundarios en lo que concierne a tomar decisiones. Se han convertido en espacios de legimitizacin de polticas que, sin embargo, no disean ni deciden.

    En trminos generales, se podra decir que una vez que se ha conquistado los derechos polticos mnimos las ampliaciones de esa ciudadana se deben a democratizaciones correctivas de las desigualdades en las sociedades modernas. La ola neoliberal, en la medida en que ha ido reduciendo la democracia en el sentido de reducir el grado de autonoma y soberana de algunos estados y del boliviano en particular, implica tambin la reforma de la ciudadana en el sentido de su reduccin.

    Otro modo en que se han reducido los derechos de los tra-bajadores bolivianos en particular es a travs de la flexibilizacin laboral que acompaa a la normativa e implantacin del proceso privatizador neoliberal y de apertura irrestricta de fronteras para los procesos econmicos. Se han elaborado varios proyectos y reformas de la ley del trabajo aunque no se han llegado todava a

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    discutir en el parlamento, en la prctica la flexibilizacin laboral funciona ya extendidamente. Esto implica una cancelacin de los derechos de los trabajadores, en algunos casos, el derecho a tra-bajar y obtener un empleo, considerando que debe renunciar a la sindicalizacin. Esta es una de las cosas ms extendidas.

    La flexibilizacin laboral anul los llamados beneficios labo-rales. Los contratos cortos y las renovaciones sucesivas hacen que los trabajadores no puedan adquirir la antigedad y el derecho a seguridad social aumentando la incertidumbre y reduciendo el valor de su fuerza de trabajo, acrecentando las condiciones de explotacin. Para miles, millones de personas sin trabajo, ste ya no es un derecho. Lo que prima es explotar el trabajo ajeno sin restricciones polticas, es decir que la democracia no interfiere en el grado de explotacin del trabajo, cosa que si se puede regular en democracia. En la medida que se retira del mbito de regulacin de los grados de explotacin, en ese sentido se da luz verde para la intensificacin de la explotacin.

    En la medida en que los derechos polticos no puedan regular y limitar la produccin de desigualdad a travs de los procesos de explotacin econmica, se est cancelando una de las principales tareas o funciones que se le atribua a los derechos polticos o la idea de la igualdad poltica, como el principal mecanismo para tratar de contrarrestar la desigualdad econmica generada en el mbito de las estructuras sociales, En este sentido, tambin se ha legitimado y se justificaba la democracia, como igualdad poltica capaz de limitar y contrarrestar la desigualdad econmica. Lo que hace el esquema neoliberal es cancelar esta tensin entre estas dos dimensiones: la de la igualdad poltica y el ncleo de ciuda-dana poltica, y la desigualdad econmica como resultado de las estructuras sobre todo del capitalismo. En ese sentido, redisea el espacio de ciudadana en el que reconoce la igualdad poltica , de tal modo que ya no puede afectar en el sentido de la reduccin de los grados de explotacin de desigualdad y ms bien empieza a trabajar para legalizarla

    Al nivel de los procesos econmicos hubo una serie de reformas normativas que el estado boliviano instituy a travs del decreto

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    21060, que empez a desregular la economa, para decirlo de otro modo, la influencia de los derechos polticos sobre los procesos de produccin y reproduccin. Los proyectos que se prepararon trataron de compatibilizar esta relacin entre nuevas estructuras de explotacin intensiva que caracteriza el modelo neoliberal y la reduccin de las posibilidades de que los derechos polticos o el ejercicio de la igualdad poltica pueda limitar y disminuir la des-igualdad econmica, a travs de un discurso de legitimacin, que gir en torno a la idea de la modernizacin del estado.

    Hasta aqu, lo sealado implica que los cambios introducidos e inducidos por la reforma poltica neoliberal han reducido el es-pacio poltico de la ciudadana, en lo que concierne a soberana, que es lo principal; por lo tanto, se ha reducido el nivel dado de democracia en la forma de gobierno en el pas. Como producto de la flexibilizacin laboral se han ido cancelando, en mayor o menor medida, los derechos sociales de los trabajadores y se ha propi-ciado que el principio de la igualdad poltica no pueda controlar ya el grado de explotacin econmica o el ncleo de produccin de desigualdad social.

    Hay otros dos mbitos en los que la reforma del estado ha implicado una ampliacin progresiva de la ciudadana. El ms importante ha sido el proceso de municipalizacin introducido a travs de la Ley de Participacin Popular. La municipalizacin implica en principio que se multipliquen los espacios de la parti-cipacin poltica. Los espacios donde los individuos pueden elegir a sus gobernantes locales. El grado de descentralizacin poltica implica pues una ampliacin de la ciudadana. Este cambio ade-ms ha ido acompaado de una redistribucin ms equitativa de los recursos. En este doble sentido implica un reforzamiento o ampliacin de la ciudadana.

    La municipalizacin canalizada a travs del sistema de par-tidos y el monopolio de representacin introdujo un formato o una forma liberal de hacer poltica en territorios con otro tipo de cultura poltica. Esto hizo que en muchos lugares del pas en un primer momento se desplacen como candidatos de partido los que vivan en las ciudades, para ser candidatos de los centros rurales

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    ms pequeos. En las elecciones municipales se dio tambin el ingreso de muchos indgenas en los gobiernos municipales a travs de su participacin en las listas de los partidos. Despus de un tiempo, el formato liberal se tuvo que ir combinando con otro tipo de prcticas colectivas articuladas como estrategias de ingreso a los espacios estatalmente reconocidos.

    Propongo el siguiente esquema de fases de desarrollo entre esta relacin de municipalizacin-participacin poltica local, donde sealo algunas tendencias predominantes. Cabe tener en cuenta que los resultados de estas reformas han sido bien diferentes a lo largo de las diversas regiones en el pas. En un primer momento, que corresponde a las primeras elecciones rea-lizadas despus de la reforma que introduce la municipalizacin el ao 1995, la nota predominante es el que en los pequeos municipios urbanos y rurales los candidatos son elegidos por el partido y por eso se trasladan desde lugares diferentes a los de eleccin, es decir, hay una seleccin de candidatos desde los partidos sin vnculo o relaciones de comunicacin con los territorios electorales. En muchos casos han estado unidos a un reforzamiento de las elites de vecinos de los pueblos por sobre la poblacin rural local.

    Un segundo momento, que ha ido madurando de diversos modos a lo largo del pas, resulta de la confluencia por lo menos de dos cosas. Por un lado, una red clientelar bastante extendida por el sistema de partidos a lo largo de la sociedad civil. Por otro lado, cierto aprendizaje de las normas y de la accin poltica en el seno de las instituciones liberales por parte de las poblaciones locales. Uno de los resultados que no se ha generalizado en todo el pas pero se ha extendido a algunas zonas es el hecho de que a nivel local, a nivel de las comunidades agrarias y a partir de sus estructuras de autoridad, se eligen a los representantes de la misma y se negocia con los partidos su inclusin como candidatos para el municipio, algo parecido tambin hacen sindicatos y juntas vecinales, sobretodo son comunidades y juntas vecinales las que tienen mayores posibilidades e influencia para ofertar candidatos para elecciones municipales.

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    A medida que los partidos polticos han dejado de hacer vida poltica organizando espacio pblico en el seno de la sociedad civil, en el sentido de formacin de cuadros, debate poltico, incluso de generar una vida interna de partido ms o menos significativa, se les ha hecho cada vez ms necesario tener candidatos que puedan jalar votos, es decir, que estn vinculados a organizaciones y a territorios sociales. Esto ha hecho que los partidos incorporen en muchos casos a los candidatos seleccionados por su colectividad y de este modo tengan acceso al gobierno del municipio.

    Hay un tercer momento en el que creo que este aprendizaje de participacin en elecciones tiene presencia ya en los legis-lativos y ejecutivos municipales, ligado a ciertos cambios ms generales en la poltica nacional que han marcado un cambio de direccin en las movilizaciones populares. El hecho de la guerra del agua ha hecho que mucha gente de sectores popula-res, trabajadores urbanos y agrarios, haya dejado de votar por el conjunto de partidos que predomin durante las dos ltimas dcadas de manera absoluta y empieza a inclinar su voto por partidos de su clase, por candidatos que provienen de su misma clase, por el MAS y por el MIP. Es probable que esta tendencia siga desarrollndose hacia adelante.

    Cabe anotar que uno de los rasgos del MAS que es el partido a travs del cual se habra canalizado con mayor fuerza este cambio y las preferencias electorales populares, no es un partido comn al resto de los que predominan en el sistema de partidos, sino que precisamente se articula en torno a un ncleo sindical comple-mentado por una red de alianzas entre ese ncleo y otros ncleos de organizacin colectiva de carcter comunitario, ideolgico, sindical, gremial, a lo largo del pas. Es algo as como una red de alianzas de clase, al interior de la clase trabajadora que permite sostener una poltica electoral tambin.

    Esto me lleva a plantear un conjunto, central tal vez, de ideas en este trabajo que gira en torno a las prcticas de los derechos polticos y el modo en que se practica los derechos polticos en el seno de la sociedad civil, comparados con el desempeo a nivel del sistema de partidos.

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    Hay dos lneas predominantes, con algunas otras tendencias complementarias. Por un lado, est la que ha predominado en la formacin de los gobiernos durante las dos ltimas dcadas, que es el proceso por el cual los principales empresarios del pas han formado partidos polticos o han llegado a hacerse de la direccin de algunos histricos ya existentes como es el caso del MNR, para competir en elecciones y as llegar al ejecutivo, al legislativo y, as, influir sobre el judicial.

    Uno de los rasgos que adquiere esta dinmica es que desde que fueron abatidos y casi expulsados del parlamento los partidos que contenan algn grado de vnculo con la clase trabajadora, el sistema de partidos se ha cara