15488107 Historia de Guayaquil

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  • 2A los ciudadanos y ciudadanas de mi Cantn:

    A travs de este libro deseo ofrecerte la oportunidad de que conozcas y fortalez-cas tus conocimientos de la historia de Guayaquil para que profundices el cono-cimiento de tus races y, especialmente, compruebes el compromiso de nuestra gente por alcanzar su desarrollo.

    La Historia de Guayaquil pasada y reciente- tiene algo muy importante que des-tacar y es que los guayaquileos de nacimiento y de corazn hemos sido siem-pre solidarios, independientes, guerreros. Esta tierra ha sido especialmente bendecida porque desde sus inicios ha sido fuente de trabajo y de riqueza, pero adems aqu se han forjado muchas independencias y procesos revolucionarios siempre pensando en Guayaquil por Guayaquil y Guayaquil por la Patria. La evidencia ms concreta de las transformaciones que ha tenido Guayaquil y su gente recoge en la historia, contada desde mltiples miradas.

    A lo largo de estas pginas llenas de verdad, podrs confirmar una y otra vez que hemos salido adelante siempre juntos, sin distingo de clase, raza o condicin social, porque Guayaquil ha surgido majestuosa por la unin de su gente. Con Guayaquil no ha podido ni la peste, ni el pantano, ni los incendios, ni los bucane-ros, viejos y nuevos. Y nadie podr. Juntos hemos labrado un camino, proyectado un horizonte. No hay duda que la historia es el camino recorrido que ilumina el presente y dibuja el futuro. Hay que saber de donde venimos para saber donde estamos y a donde vamos. Y Guayaquil autnoma e invencible- hoy lo sabe.

    Jaime Nebot SaadiAlcalde de Guayaquil

  • 3Cuando la tierra era joven y el hombre buscaba en ella nuevos horizontes, Amrica se abra para l como una nueva posibilidad de supervivencia, en un mundo que por estar saliendo del perodo gla-cial se presentaba tremendamente hostil.

    Durante miles de aos, el hombre que lleg desde Asia cruzando el estrecho de Bering, debi luchar y recorrer extensas regiones conge-ladas en el hemisferio norte, donde arrancarle un fruto a la naturaleza era casi imposible y encontrar una presa de caza, sumamente difcil.

    Otras migraciones, no ms afortu-nadas, llegaron desde el sur cruzan-do el puente congelado que una Asia, con Australia, la Antrtida y Amrica. Estos, se establecieron en la regin que hoy conocemos como la Patagonia.

    Los hombres que cruzaron el es-trecho de Bering y venan desde el norte se enfrentaron con el gi-gantesco glaciar que cruzaba de este a oeste la gran planicie de Norteamrica. Milenios debieron pasar hasta que se formaran las primeras grietas en estos glaciares, y permitieran continuar al hombre primitivo en su incansable bsque-da de nuevos horizontes.

    Un da... hace 10.000 aos... sin esperarlo y de manera sbita, en su peregrinar hacia el sur el hombre lleg a un lugar paradisaco donde los rboles le ofrecan todo aquello que Dios haba dispuesto, donde el canto de las aves se confunda con el murmullo de los ros y con el so-nido de las olas del mar, estrelln-dose contra la roca cincelada desde tiempos de la creacin.

    Un lugar en el que no necesit lu-char ms para sobrevivir, donde la caza era tan abundante que no de-ba esforzarse para obtener las ms apetitosas presas y donde la riqueza del mar era tan generosa, que poda recoger a manos llenas sus frutos, da a da.

    El mundo para l haba cambiado... y decidi quedarse en la inmensa y rica cuenca del ro Guayas...

    La cuenca hidrogrfica que baaba esta milagrosa tierra alterara las costumbres del hombre que a ella haba llegado, dndole a la huma-nidad, en este sitio, la oportunidad de cambiar su destino.

    Era Era un nuevo Edn, en nada distinto al bblico, pues si la Mesopotamia se nutra del Tigris y el Eufrates, este se beneficiaba del Daule y el Babahoyo, padre

    Prehispania

    El Principio

    y madre munficos del caudaloso Guayas.

    Antes de la Cermica

    Estas regiones de horizonte sin l-mite, y la posibilidad de poder vi-vir sin tener que luchar como en el pasado para lograr sobrevivir y obtener su alimento, le permiti a este nuevo hombre, hijo del ro y del mar, utilizar el tiempo que le quedaba libre para experimentar con nuevas posibilidades.

    Entonces sembr... Y la tierra le dio su fruto... Haba inventado la agricultura.

    Mientras en las cercanas de su asentamiento, este hombre culti-vaba sus productos; en los valles, en los montes y en la espesura de la selva, la feracidad de este mara-villoso nicho natural era compar-tida con inmensos mamferos hoy extinguidos, como mastodontes, esmilodontes (tigres dientes de sa-ble), megaterios (osos perezosos gigantes), y otros similares que, en ocasiones, constituan el alimento de los nuevos conglomerados hu-manos que se formaron en la re-gin.

    Con el paso del tiempo y como consecuencia lgica del dominio

  • 4del hombre sobre la naturaleza, poco a poco se fueron creando nuevas tcnicas como la habilidad en el manejo de la piedra y, en con-secuencia, cuchillos, lanzas, agujas y raspadores, unos de silex y otros de obsidiana, se convirtieron en las herramientas por medio de las cua-les el hombre empez a dar forma a todos los instrumentos que nece-sitaba para su vida y desarrollo.

    El hombre que haba llegado hu-yendo del fro se haba estableci-do de manera definitiva, y en ese amplio y rico territorio aparecieron los asentamientos que los cientfi-cos bautizaron con el nombre de Las Vegas, por estar situados precisamente en el lugar que hoy se llama as, en la pennsula de Santa Elena.

    Tres mil aos haban pasado des-de que el hombre de Las Vegas ha-ba hecho suya la regin; el cultivo del maz, la yuca y el zapallo ya no tena secretos para l, y la auto sustentacin le haba permitido evolucionar y encontrar nuevas posibilidades para su desarrollo in-telectual.

    Su evolucin lo llev a buscar nue-vas formas de desarrollo; enton-ces invent la cermica, y naci Valdivia... la del pecho desnudo y fresco, la del peinado hermoso... La madre de todas las culturas americanas. Nuevamente se pre-sentaba el paralelismo ednico: Si de la mesopotamia nacieron todas las culturas conocidas del mundo antiguo, de la cuenca del Guayas nacan los pueblos del que miles de aos despus sera llamado Nuevo Mundo.

    Los hombres de Valdivia se dis-tribuyeron por el amplio territorio que abarcan los gigantescos tribu-tarios del Guayas, extendindose adems hacia las estribaciones de la cordillera occidental.

    Y el desarrollo de la cermica, en sus hbiles manos, evolucion al extremo de convertirse, de objeto utilitario a elemento ornamental. En efecto, los valdivianos -satis-

    fechos en sus necesidades vitales- dedicaron mayor tiempo a descubrir nuevos aspectos del arte y la belleza, entregando gran parte de su tiempo a la elaboracin y el perfeccionamiento de nuevas tcni-cas para dominar la cermica que ellos mismos ha-ban inventado.

    Extraordinario entierro de un hombre una mujer, pertenecientes a la cultura Las Vegas, que tiene una antigedad aproximada de entre 5.000 y 6.000 aos A.C. y que, por encontrarse abrazados se lo conoce con el nombre de Los Amantes de Sumpa

    an parte de su tiempoin y el

    miento cni-

    minar queha-

    o.

    La Venus de Valdivia constituye una de las expresiones ms representativas de esta cultura, con-siderada como una de las ms antiguas del Ecuador.

    La decoracin con incisos, el uso del acordelado, la tcnica del maz, el decorado con las uas, as como el biselado, fueron solo una parte de la gran cantidad de innovacio-nes que crearon para expresarse a travs de la cermica. La evolucin y el perfeccionamiento de los figu-rines y la utilizacin de la cermica en nuevas funciones, sentaron las bases para la evolucin de esta cul-tura y su paso a un nivel superior de desarrollo.

    Por los aos 1.500 a.C. el proce-so evolutivo de Valdivia estaba llegando a la cima o al momento en que deba desaparecer para dar paso a una nueva expresin de desarrollo. Sus primitivos logros haban sufrido importantes trans-formaciones tanto en las carac-tersticas de la cermica como en las costumbres funerarias, y haba empezado a ocupar regiones geo-grficas en las que nunca antes se haba establecido, dando paso a la formacin de un nuevo nicho cul-tural al que los arquelogos -en

    La Formacin de las Culturas o Perodo Formativo

  • 5razn a su nuevo emplazamiento, ubicado en la ribera oriental del ro Babahoyo, en la provincia de Los Ros - bautizaron con el nombre de Chorrera.

    Con su aparicin se mejor de ma-nera sustancial la cermica; todos los aspectos en los que las otras culturas no haban evolucionado, encontraron en Chorrera la fuerza csmica para perfeccionarse a ni-veles nunca antes vistos.

    En lo que a vivienda se refiere, las casas de los Chorrera constituyen verdaderas habitaciones perfec-tamente estructuradas tanto en la forma como en el diseo; y las bo-tellas de cermica, por medio de las cuales se las representa, ofre-cen infinidad de modelos con cu-biertas de dos aguas que terminan en vrtices.

    La dependencia cada vez menor de los frutos del mar nos permite su-poner que -a diferencia de Valdivia- Chorrera explot mucho ms la agricultura y la caza. Como lapida-rios, navegantes, textileros y cera-mistas, no tienen igual en la histo-ria de las culturas americanas que compartieron su tiempo, haciendo su aparicin -por primera vez- las ms variadas representaciones zo-omorfas, con un nivel de fidelidad y plasticidad inigualables.

    Esta cultura influy sustancialmen-te en el desarrollo de otras que flo-recan en los ms distantes confi-nes de Amrica; muchos vestigios se han encontrado de su influencia, principalmente en Mxico, Per y Centroamrica; baste decir que una gran cantidad de objetos en-contrados en Teotihuacn son ex-traordinariamente parecidos a los que siglos atrs haban sido produ-cidos por los chorreranos.

    Pero no slo se movi por las re-giones costaneras. El hombre cho-rrera tambin estableci un inten-so intercambio comercial con las incipientes culturas del altiplano

    Arriba, figura de mujer Chorrera creada utilizando la tcnica del vaciado. Al igual que en otras culturas, se destaca la deformacin del crneo, acentuada por la forma del tocado o peinado.

    Abajo, Jarra Antropomorfa ela-borada en cermica, que identifica plenamente a la cultura Macha-lilla, constituyendo una tradicin que se mantiene hasta hoy, y que ha dado pie a una terminologa con la que se designan sus diferentes partes: Labios, Cuello, y Cuerpo.

    interandino, influenciando con su presencia el desarrollo de esos pueblos; es por eso que se han en-contrado innumerables vestigios Chorrera en lugares tan distan-tes como Alaus, Cotocollao, las Cuevas de los Tayos y algunas zo-nas de la regin oriental.

    Con Chorrera, el proceso evolutivo del hombre prehispnico lleg a un punto de culminacin triunfal, en el que las culturas formativas, madres de las naciones indgenas que ven-dran despus a lo largo de la costa ecuatoriana, llegaran a un punto de perfeccin que sera heredado al mo-mento en que se inici el desarro-llo de las regiones del litoral de lo que hoy es nuestro pas.

    Un caso especial -entre Valdivia y Chorrera- es el de la cultura Machalilla, cuya limitada rea de distribucin, Manab y norte de Santa Elena, hace pensar en una etapa con sus-tanciales cambios que no llegaron a influenciar ms all del rea en la que se han encontra-do los vestigios que de ella.

    La botella de estribo y asa es el principal aporte cermico que esta cultura trajo consigo.

    Algunas interesantes piezas han sido encontradas y estudiadas por los principales arquelogos na-cionales y extranjeros, dedicando un nfasis particular a las repre-sentaciones antropomorfas, que si bien no llegan a tener la perfeccin armnica deseada en vista de la evolucin experimentada anterior-mente, constituyen sin embargo una innovacin en el proceso evo-lutivo del manejo de la cermica.

  • 6El Desarrollo Regional

    Chorrera se ha impuesto en toda la regin del litoral ecuatoriano, y de ella surgir la reestructuracin poltica y social de los grupos que integraron el perodo formativo (Valdivia, Machalilla y Chorrera), y aparecern los seoros basados en los parentescos y en la unificacin de los clanes familiares, que al agru-parse en diferentes organizaciones desarrollarn caractersticas propias, reflejadas en distintos elementos como las tcnicas decorativas, los vestidos y ornamentos, la cermica en sus nuevas formas y, principal-mente, en la metalurgia, que hace su aparicin en este perodo.

    Los hombres han llegado a un gra-do superior de evolucin, y sus costumbres y forma de vida han ido perfeccionndose.

    Durante todo este tiempo -desde el desarrollo de los valdivianos, hasta la cumbre de los hombres de Chorrera- obligados por las cir-cunstancias geogrficas y climato-lgicas, los pueblos establecidos tanto en Mxico como en el Per, se han unido para formar gran-des imperios -Azteca e Inca- que lograron desarrollarse de manera extraordinaria hasta alcanzar una organizacin social casi perfecta; mientras tanto, en estas regiones de la cuenca del Guayas, debido a la feracidad y generosidad de la tierra los pueblos prefirieron mantenerse separados unos de otros, disfrutando las comodida-des que les brindaba el medio.

    Los grupos humanos que confor-maron las culturas de estas regiones se caracterizaron por su movilidad y bsqueda de horizontes que les permitieran obtener mayores y me-jores recursos para su evolucin; a diferencia de los pueblos que in-tegraron las culturas del perodo formativo, cuya principal cualidad

    Evaluacin

    Hace cuanto tiempo se establecieron los primeros habitantes de esta regin?

    Donde y en que sitio se establecieron estos primeros migran-tes?

    Con que nombre es conocido el entierro de una pareja, hom-bre y mujer, que fueron encontrados abrazados?

    Con que nombre llamaron los investigadores y arquelogos a la primera cultura que se form en base a las migraciones y por que la llamaron as?

    Como se llam esta cultura y que la convirti en la madre de todas las culturas americanas?

    Como se llama la figurilla de cermica que identifica a la cultu-ra Valdivia?

    Qu otras culturas, junto a Valdivia, integran el Perodo Forma-tivo?

    Cuantos aos pasaron desde que el hombre de Las Vegas se estableci en la regin, y la aparicin de la primera cultura?

    De estas dos culturas, cual influenci en el desarrollo de otras en Mxico, Per y Centroamrica?

    Cual de estas dos culturas se estableci en Manab y norte de Santa Elena, y cual fue su aporte a la cermica?

  • 7fue la de evolucionar y distribuirse radialmente desde un punto de ori-gen, sin traslados ni migraciones.

    El desarrollo de las culturas del perodo regional es paralelamente horizontal entre todas y cada una de ellas, y por esta razn, ningu-na logra destacarse de las dems. Indudablemente existan diferen-cias, pero eso no las hizo ni mejo-res ni peores entre si. En este punto es preciso destacar un detalle muy importante: Todas se desarrollaron entre los aos 500 a.C y 500 d.C.

    Cuatro son las culturas que flore-cieron en el corazn de la regin de Guayaquil: la primera, bauti-zada con el nombre de Guangala, se extendi en un rea de difusin mucho ms amplia que la segun-da, llamada por sus descubridores Guayaquil. Una tercera, conocida con el nombre de Daule-Tejar, tiene tambin una amplia cober-tura geogrfica en la regin, ha-bindose encontrado piezas de esta cultura incluso cerca de la actual poblacin de Santo Domingo de los Colorados; finalmente aparece la conocida como Jambel, que se desarroll a orillas del mar, en la zona del estuario del golfo, hasta la provincia de El Oro.

    Ms hacia el norte se asentaron las culturas Baha y Jama-Coaque, que no por estar ms alejadas deja-ron de integrar el conjunto cultural que form el perodo de Desarrollo Regional en la cuenca hidrogrfica del Guayas.

    Entre todas ellas se destaca la cul-tura Baha por la virtuosidad demostrada en el manejo de la cermica, as como por sus in-novaciones tanto formales como tcnicas. En Baha se continuar fabricando las afamadas botellas silvato, creadas por Chorrera, as como las decoraciones hechas a base de incisiones en superficies no pulidas, con un efecto visual extraordinario.

    La metalurgia adquiri tambin un relieve desconocido hasta ese entonces. El manejo del oro, y la vida ceremonial, as como las cos-tumbres religiosas de esta cultura fueron de una riqueza incompara-ble.

    En cuanto a Jama-Coaque, el mayor aporte realizado por ella lo consti-tuye la prolifera produccin de sellos y pintaderas que fueron utilizados tanto para el estampa-do de tejidos como para realizar pintura corporal o tatuajes.

    Guangala, Daule-Tejar y Guaya-quil -vinculada esta ltima a la cultura Baha- florecieron justa-mente en la zona comprendida entre la latitud que ocupa la isla de La Plata y el norte del golfo de Guayaquil; en la regin que cruza la cordillera de Chongn-Colonche, y cuyo verde exube-rante -producto de las aguas de los tributarios de Guayas- fom para ellas un nicho natural que cubri todas sus necesidades.

    De las culturas que convivieron en la misma poca y casi en la misma zona, Guangala cubri una mayor extensin territorial: Esta se dife-rencia de las otras por haber logra-do un desarrollo cermico muy peculiar dentro del cual se des-tacan los platos polpodos y las decoraciones policromticas de los mismos.

    Los vasos esferoides, tpicos de esta cultura, poseen pa-tas al igual que los platos anteriormente mencio-nados; los figurines son encontrados en gran nmero y tienen una connotacin eminente-mente religiosa.

    Es preciso anotar que el hombre Guangala de-sarroll una importante actividad productiva y mantuvo relaciones co-merciales no solo con los pueblos vecinos

    sino con otros tan distantes como los de la regin amaznica.

    La ms austral de las culturas de este perodo, se estableci y de-sarroll en la regin suroeste del golfo de Guayaquil, y fue bauti-zada por sus descubridores con el nombre de Jambel.

    La conjuncin de los pueblos que conformaron la cultura Jambel se caracteriz por compartir algunas de las costumbres de las naciones vecinas, diferencindose bsica-mente en la especial y delicada elaboracin de la cermica, a la que le dieron caractersticas estili-zadas muy propias de ellos. La re-lacin que existi entre Jambel y Guangala fue sumamente estrecha, al punto que es muy comn encon-trar la cermica de una cultura en el emplazamiento ocupado por la otra, y viceversa. Todo esto como producto del intenso comercio que se realizaba entre ellas.

  • 8La Integracin de los Pueblos y el Origen de las Naciones Prehispnicas del Litoral

    El largo caminar -en la evolucin de los pueblos que formaron el an-terior perodo- dio origen a un pro-ceso de integracin, reflejado en la homogeneidad de tradiciones, cos-tumbres y tcnicas, que permitie-ron la conformacin de dos grandes naciones a las que los arquelogos llamaron Manteo-Huancavilca y Milagro-Quevedo.

    Ya ellos, en sus largos y produc-tivos viajes a las regiones meso-americanas, haban asimilado el concepto de la gran integracin de los pueblos, as como sus ventajas y beneficios; haban conocido a los Mayas y a otros pueblos del norte, y negociado con las naciones del sur donde vieron el progreso de culturas como Chim y Chavin de Huantar.

    Evaluacin

    Entre que aos se desarrollaron las culturas del Perodo de Desarrollo Regional?

    Cuales son las principales culturas del Perodo de Desarrollo Regional?

    Cual es el mayor aporte de la cultura Jama-Coaque?

    Con quienes desarroll su actividad comercial la cultura Guangala?

    En qu rea se desarroll la cultura Jambel?

    Por qu se destaca la cultura Baha?

    En qu regin florecieron las culturas Guanga-la, Guayaquil y Daule-Tejar?

    Por qu las culturas de este perodo no se desarrollaron como los Incas y los Aztecas?

    Vaso ceremonial perteneciente a la cultura Jama-Coaque, que se conserva en el museo Presley Norton de la ciudad de Guayaquil.

  • 9Estos pueblos tuvieron un rea de distribucin muy amplia, que al-canz a ocupar, en el caso de los Manteo-Huancavilca, casi toda la provincia del Guayas y la mi-tad de Manab; y en el caso de los identificados como Milagro-Quevedo, las estribaciones occi-dentales de la cordillera andina, casi a lo largo de todo lo que hoy es el Ecuador.

    Entre estas dos culturas no existe una superacin de logros por parte de una sobre la otra; son ms bien dos naciones que desarrollan dife-rentes actividades, logrando una enorme especializacin en algunas de ellas como la navegacin, en el caso de la primera, y la metalurgia para la segunda.

    Fueron pueblos ntimamente rela-cionados en varios aspectos cultu-rales y sociales, pero que mantuvie-ron cada uno su propia autonoma.

    Las caractersticas de los pueblos Manteo-Huancavilca estn per-fectamente descritas por el cronista Agustn de Zrate quien nos dice: ...tenan gestos ajudiados, hablan de papo, andan trasquilados, hcen-se corona a manera de frailes, aun-que delante y detrs no traen ningn cabello, sino a los dos lados.

    Cronistas como Cieza de Len nos describen al pueblo Manteo de Carquez como hombres con el rostro muy poco labrado, con el crneo deforme, desdentados, gra-cias, todo esto, a las costumbres cosmticas que tenan.

    El antroplogo norteamericano Marshall Saville, en 1910 alcanz a conocer restos de un gran pobla-do Manteo, al que describi de la siguiente manera: Cerca de la actual ciudad de Manta se en-cuentran las ruinas de un extenso poblado Precolombino. El pobla-do indio era llamado Jocay. A una distancia de una o dos leguas de Jocay haba otros tres pueblos lla-mados Jaramij, Camiloa y Cama.

    Los espaoles obligaron a los in-dios a abandonar estos poblados y concentrarse en Manta. Un mismo lenguaje se hablaba en todas es-tas poblaciones. Las ruinas de Jocay se ven hasta el sur de Manta y se extienden so-bre ella misma. Existen los res-tos de cientos y

    cientos de casas as como mont-culos, y por todos lados innume-rables tiestos sobre el terreno.

    Desarrollaron su artesana con delicadas tcnicas para el tra-bajo en oro y plata, y dedicaron gran parte de sus actividades a los aspectos religiosos, que los llev inclusive a celebrar ritos con sacrificios humanos.

    La muy especial teologa de esta nacin cre una deidad que fue adorada por hombres de latitudes tan lejanas como Centroamrica y el norte de Chile. Se dice que esta diosa, representada por una gran es-meralda y denominada Umia, tena extraordinarios poderes cu-rativos, habiendo sido el origen de gran cantidad de historias que dan fe de lo dicho.

    Una de las expresiones ms propias de esta nacin naviera la constitu-ye, sin lugar a dudas, la balsa; me-dio de navegacin que les permiti alcanzar destinos muy alejados de su lugar de origen, tanto hacia el norte como hacia el sur, y desarro-llar un intenso comercio con los pueblos que visitaban.

    blaba en todas eseoat

    n isrs

    blaba en todas es-s. Las

    ocaya el ta y

    so-sma.res-s y

    Cuenco Trpode con representaciones de culebras en sus patas, per-teneciente a la cultura Milagro-Quevedo, que se conserva en el Museo

    Arqueolgico Presley Norton.

    Los Manteo-Huancavilca, fueron hbiles orfebres que dominaron amplia-mente la tcnica de la elaboracin y ma-nufactura de objetos de oro, como esta mascara mantea hecha con lminas del precioso metal.

    Los Manteo-Huancavilca, fueron

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    Como podemos ver, los pueblos que formaban esta nacin debieron tener un alto nivel de desarrollo, prueba de lo cual son las caracte-rsticas anteriormente descritas.

    El medio ambiente, sustancialmen-te distinto al ambiente marino de la Manteo-Huancavilca, oblig a Milagro-Quevedo a desarrollar habilidades como el dominio de la metalurgia y el perfeccionamiento en las tcnicas curativas, haciendo de los artfices de esta, as como de sus curanderos, verdaderos exper-tos en la prctica de ellas.

    Fue Milagro-Quevedo, precisa-mente, la que cubri totalmente el rea que hoy ocupa la ciudad de Guayaquil, y est comprobado por las ltimas investigaciones arqueo-lgicas, que su influencia sobre esta zona fue muy superior a la que ejerci la Manteo-Huancavilca.

    Los niveles de abstraccin y de de-sarrollo intelectual que alcanzaron sus miembros le permiti desarro-llar, por primera vez, el concepto de moneda, siendo gracias a ellos que se conocen los primeros vestigios de este elemento de intercambio en esta regin de Amrica del sur.

    Las representaciones plsticas de su cermica fueron realmente ini-gualables, tal cual lo demuestran las ollas de brujo y los cntaros polpodos que la caracterizan.

    Estas naciones fueron el origen de nuestra identidad, y fueron quienes, con el devenir del tiempo, entraran en contacto con una raza descono-cida por entonces para ellos: La europea, aquella que en singular simbiosis dar origen al hombre hispanoamericano, fusionando en ella los valores y atributos de dos mundos separados por un ocano y unidos por el valor y la audacia de un puado de aventureros, que se empearon en conquistar, para la gloria de Espaa, el inmenso im-perio de los Incas.

    Evaluacin

    Que pueblos influenciaron -al norte y al sur- en el desarrollo de estas culturas?

    Cuales fueron las principales culturas del Perodo de Integra-cin Regional?

    Como se llama la diosa representada por una gran esmeralda?

    Como se llam el poblado precolombino que existi cerca de Manta y que rea ocup?

    Que caracteriza a los Manteo-Huancavilca en el aspecto arte-sanal y religioso?

    Que territorios ocuparon estas culturas?

    Como se llama el medio de transporte fluvial y martimo que utilizaron los Manteo-Huancavilca?

    Que muestras de cermica son caractersticas de la cultura Milagro-Quevedo?

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    Fundacin de Guayaquil

    La historia de la ciudad de Santiago de Guayaquil se remonta a inicios de 1534, cuando, luego de asis-tir a la muerte de Atahualpa en Cajamarca, los espaoles empren-dieron la conquista de lo que el padre Juan de Velasco llam: El Reino de Quito.

    Fue as que don Diego de Almagro lleg hasta las orillas de la laguna de Colta, cerca del antiguo pobla-do indgena de Riobamba, y el 15 de agosto de 1534, dispuso y llev a cabo la fundacin de la ciudad de Santiago de Quito (Santiago en los territorios de Quito, hoy Guayaquil), con la advertencia de que sta se podra mudar a otro lu-gar ms propicio en el que se pudie-ra establecer de manera definitiva.

    Posteriormente y para cumplir con lo dispuesto por Almagro, Sebastin de Benalczar, Fran-cisco de Orellana y Diego de Urbina, trasladaron la ciudad de Santiago a diferentes puntos de la regin llamada entonces de Huaillaquile, por lo que dej de llamarse Santiago de Quito y adopt el nombre de la nueva regin: Santiago de Huaillaquil, convirtindose, con el paso del tiempo, en nuestra Santiago de Guayaquil.

    La ciudad fundada en 1534 en lo alto de la cordillera andina, a ori-llas de la laguna de Colta, luego de un largo peregrinar, por junio de 1547 qued establecida, definiti-vamente, en el lugar en el que hoy se encuentra (Dora Len Borja y dm Szszdi.- Estudios Sobre las Fundaciones de Guayaquil, p. 21 y 57 / Archivo Histrico del Guayas, 2006).

    Pocos aos ms tarde, su activi-dad industrial y comercial rendi-ra extraordinarios beneficios a la Corona Espaola, especialmente a travs de la exportacin de produc-tos que -desde el puerto- se comer-cializaban con Lima, Panam y las costas de Nueva Espaa. Estos consistan en: cacao, Zarzaparrilla, jarcia y una gran variedad de ma-deras finas tales como roble, gua-chapel, amarillo, palo negro y man-gle; tambin por Guayaquil salan las mercaderas que bajaban de Quito y Cuenca, como pa-os, cordobanes, calzado, alpargatas, calcetines baquetas, biscochos, jamo-nes, quesos, alfor-jas, etc. En cuanto al ingreso de mer-

    caderas, las principales eran loza, cristalera, ropa, armas, plvora, vinos, harina de trigo, manteca, pa-sas, higos y azcar.

    Los Astilleros

    Veinte aos despus de su asen-tamiento definitivo, ya Guayaquil haba empezado a desarrollar su actividad naval y sus astilleros a gozar de merecida fama y reputa-cin.

    Tal lleg a ser la capacidad de estos y la calidad de sus naves en lo que a navegabilidad se refiere, que a fines del siglo XVI se haban con-vertido en los ms importantes de las costas del Pacfico. Llegndose a construir en sus instalaciones,

    Fundacin y

    Colonia

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    naves de hasta 1.000 toneladas de desplazamiento.

    En los astilleros de Guayaquil se fabricaron grandes naves, no solo de transporte y carga, sino tambin destinadas a incrementar y forta-lecer la armada espaola. En casi todo el tiempo que dur la colo-nia, no hubo en toda la costa del Pacfico ningn astillero que pu-diera igualar a los guayaquileos.

    El Malecn

    En 1563, el Procurador Andrs Contero inici el relleno de un pequeo estero que entraba a la al-tura de donde hoy se encuentra el Museo de los Bomberos, al norte de la ciudad, para posteriormente hacer construir una pequea calle -junto al ro- que llegara hasta el Estero de Villamar (hoy calle Loja). Esa calle se convertira en el primer Malecn de Guayaquil, y el inicio del hermoso malecn que hoy es orgullo de los guaya-quileos.

    El Hospital

    Al ao siguiente, don Hernando de Santilln, primer Presidente de la Audiencia de Quito, al llegar a Guayaquil de paso a su destino, dispuso la creacin del Hospital de Santa Catalina -llamado des-pus San Juan de Dios- que fue el primero en establecerse dentro de los territorios de lo que hoy es el Ecuador.

    Diez aos despus -en 1574- los Dominicos edificarn la Iglesia de su Orden en las faldas del ce-rro Santa Ana, utilizando en su construccin -por primera y segn las crnicas tambin por ltima vez- materiales no perecibles tales como piedra y adobe.

    Incendios, Plagas y Piratas

    Entre 1583 y 1589 la ciudad se vio azotada por dos terribles flagelos que diezmaron sustancialmente su poblacin: El fuego -primero- y luego la viruela despus, provo-caron la movili-zacin del pobla-do hacia lugares menos peligrosos y ms saludables. Estas fueron las razones que mo-tivaron a que en 1590, parte de la ciudad fuera tras-ladada una vez ms a la cima del Santa Ana, donde se edificaron las Casas del Cabildo, la Iglesia Matriz con su Convento y la Plaza de Armas.

    Al ao siguiente la regin sufri su primera incursin pirtica cuando Thomas Cavendish intent apo-derarse de ella. Los guayaquileos -conociendo que los piratas haban desembarcado en Pun- para evitar que la ciudad sea asaltada se tras-ladaron durante la noche hacia la isla, y sorprendieron a los piratas obligndolos a retirarse.

    Al no poder cumplir sus objetivos, Cavendish lleg hasta Puerto Viejo (Portoviejo) que fue totalmente arrasada, habiendo sido esta razn por la que sus pobladores decidie-ron cambiar de lugar a la ciudad -que haba sido fundada a orillas del mar-, trasladndola al lugar en el que hoy se encuentra.

    Por esos aos -e imitando a los Dominicos- unas pocas construc-ciones fueron hechas con piedra y adobe, pero debido a las dificul-tades que existan para conseguir estos materiales, los pobladores empezaron a edificar sus viviendas con otros de la regin como la ma-

    dera, la caa y el bijao, todos muy combustibles.

    Por esta razn la ciudad fue azota-da varias veces por incendios que la consumieron casi por completo, eli-minando todos los vestigios de esos primeros aos de su existencia.

    Pero sus pobladores, se negaron siempre a abandonarla, marcando el nacimiento de un pueblo heroico que nunca se dobleg ante los em-bates del destino.

    A principios del siglo XVII la ciudad se compona ya de 61 ca-sas, entre las que haba cuatro posadas para viajeros o visitantes ocasionales, y la del cabildo -que era la ms importante- construida en madera al estilo espaol de la poca y cubierta de tejas.

    Por esos aos la actividad produc-tiva de la ciudad se basaba en la exportacin de productos de la re-gin y, principalmente, en la cons-truccin de naves fabricadas en sus afamados astilleros, actividad en la que participaba tambin mano de obra capacitada que, incluyendo esclavos negros, era enviada desde Lima para trabajar en los Astilleros Reales.

    As, y aunque los guayaquileos proporcionaban la mayor parte de los trabajadores, la ciudad reciba continuamente -tal como sucede hoy- una fuerza laboral que a me-nudo se radicaba en ella de manera definitiva.

  • 13

    Era tan determinante la actividad de los astilleros en Guayaquil, que la botadura de un navo era con-siderada como un acontecimiento pblico muy importante, segn consta en el Compendio Histrico y Geogrfico de la Provincia y Puerto de Guayaquil del pa-dre Jacinto Morn de Butrn, publicado en Madrid en 1741 -equivocadamente- bajo la auto-ra de Don Dionisio de Alcedo y Herrera.

    Dibujo que se incluye en la obra de Felipe Huamn Poma de Ayala, publicada a fines del siglo XVI, en el que se hace una representacin de la ciudad de Guayaquil que indudable-mente es producto de la imaginacin del cronista, debido principalmente a que no responde ni a las caractersti-cas topogrficas ni a las urbansticas que la ciudad debi tener para ese entonces. En todo caso y aceptndola como propia, esta sera, por su antigedad, la primera ilustracin que se conoce de la ciudad de Guayaquil.

    Evaluacin

    Quin, cuando y donde fundo Guayaquil?

    Cuando se establecieron los astilleros de Guayaquil?

    Cual es el nombre de los conquistadores que reasentaron Gua-yaquil entre 1534 y 1547, y donde lo hicieron?

    Cual es el tonelaje mximo de las naves fabricadas en Guayaquil?

    Como se llamo el Procurador espaol que inicio los trabajos del malecn en 1563?

    Cual es el nombre del primer hospital de Guayaquil y a su vez de la Audiencia de Quito?

    Quin fue el primer pirata que llego a nuestras costas?

    Cuntas casas tenia la ciudad a inicios del siglo XVII?

    Quin y en que ao escribi la obra Compendio Histrico de la Provincia de Guayaquil?

    El mariscal Diego de Almagro, fundador de Guayaquil.

  • 14

    E l E s c u d o C o l o n i a l d e G u a y a q u i l

    En 1952, Don Pedro Robles Chambers, Ilustre historiador y genealogista guayaquileo, obtuvo la reconstruccin exacta del escudo colonial de nuestra ciudad, gracias a los acertados trabajos que previamente haba realizado Don J. Gabriel Pino Roca, as como a un conjunto de documentos inditos que le facilitara el Dr. Pedro Jos Huerta.

    El ao en mencin, el Centro de Investigaciones Histricas de Guayaquil le public su trabajo titulado Estudio Sobre el Origen del Escudo de Armas Colonial de la Ciudad de Santiago de Guayaquil en el que, entre otras cosas deca:

    ...fue el capitn Diego de Urbina quien por su propia iniciativa cre el escudo, para lo cual herman en un mismo blasn el de su ciudad natal y el de su linaje, a n de perpetuar el recuerdo de su memorable hazaa (la de haber reconstruido la ciudad en 1541 y logrado su consolidacin denitiva), siendo sin duda ste el origen de las armas que adopt la ciudad de Santiago de Guayaquil. Hago esta armacin, despus de un meditado estudio sobre las armas de la ciudad de Ordua, las de la familia del conquistador y la similitud que estas ostentan con las de nuestra ciudad

    El blasn de la ciudad de Guayaquil, fruto de la inspiracin de Urbina, sera descrito herldicamente de la siguiente manera:

    En campo de plata, un castillo de su color (piedra vieja), y a su siniestra, un len rampante coronado, de color bermejo, que sostiene un asta tambin de su color, con una bandera de gules (rojo) cargada de un aspa de plata, todo puesto sobre ondas de agua de azul y plata. Bordura de gules (rojo) cargada de una cadena de ocho eslabones de oro.

    Interpretacin Herldica de Algunas de las Figuras, Esmaltes, Colores y Metales que Contiene el Escudo de Santiago de Guayaquil.

    El Castillo o Torre, o parte del muro o almenas, representa ser ganado, defendido por fortaleza de virtud personal o podero.

    El Len signica braveza y valenta.

    Las Banderas y Pendones representan el estado del hombre rico, caudillo de gente de guerra, as como que banderas y pendones fueron ganados a sus enemigos.

  • 15

    La Aspa se gan por armas en la victoria conseguida contra los moros que estaban en la ciudad de Baeza, da del apstol San Andrs. La aspa es el smbolo que dicho santo tiene de la herramienta de su martirio. Esta victoria se efectu el ao de 1227 y los que se hallaron all la pusieron sobre sus escudos.

    Las Ondas representan contrastes padecidos con valor y vencimiento.

    Las Cadenas recuerdan la batalla de las Navas de Tolosa, smbolo tomado por varios caballeros que all lucieron su valor.

    El simbolismo de los colores utilizados en el escudo, son:

    El Rojo o Gules signica el fuego, el atrevimiento, ardides, fortaleza, guerra y vencimiento con sangre;

    El Azul o Azur denota celo, justicia, caridad y lealtad.

    Con respecto a los metales:

    El Oro signica poder, constancia, sabidura y noble za

    La Plata, que se simboliza dejando el campo en blanco y sin seal, representa inocencia, integridad, elocuencia, riqueza y vencimiento.

    Escudo Colonial de Gua-yaquil reconstruido por don Gabriel Pino Roca, basn-dose en dos descripciones imperfectas e incompletas.

    Escudo de la Ciudad de Ordua, tal como fue usa-do hasta el ao 1904, en que vari por dictamen del Rey de Armas don Luis Rubio y Ganga.

    Escudo del Linaje de Urbi-na, donde puede observarse la bordura cargada de las cadenas que se le agreg al de la ciudad de Ordua.

    Escudo de Guayaquil con-cebido por el Conquistador Diego de Urbina.

  • 16

    Guayaquil a Inicios del Siglo XVII

    Con el tiempo la ciudad incremen-t sus construcciones y creci ha-cia la depresin que une los dos cerros de Santa Ana y El Carmen.

    A inicios del siglo XVII Guayaquil tena tambin -a ms de las Casas del Cabildo y de las cuatro de po-sadas- una fbrica de jabn, dos carniceras, un fortn y un foso; contaba tambin con cuatro igle-sias: la parroquial, consagrada al apstol Santiago, construida al poco tiempo de establecida la ciudad; la de los dominicos, construida en 1574 bajo la ad-vocacin de San Pablo; la de los agustinos, edificada en 1593 bajo la proteccin de Nuestra Seora del Soto; y la de los franciscanos, levantada en la orilla norte del estero de Villamar (actual calle Loja), en el ao 1600.

    Entre 1620 y 1630 Guayaquil ex-periment cambios sustanciales: Se cavaron los primeros pozos de agua en los conventos de San Agustn y Santo Domingo, as como el famoso pozo de La Noria, que estuvo ubicado en la conver-gencia de las actuales calles Julin Coronel y Rocafuerte.

    En Junio de 1624 fue asalta-da por la armada Holandesa al mando de Jean Claude de Gubernat, lugarteniente de Jaques LHeremite Clerk quien -para atemorizar a los habitantes de la ciudad y destruir sus astille-ros- orden que fueran incendia-das ms de veinte casas y la iglesia Matriz.

    A pesar del feroz ataque, los piratas fueron rechazados con bravura por los guayaquileos, obligndolos a huir; por lo que dos meses ms tarde y como represalia surgida de su vergonzosa derrota, se presenta-ron nuevamente para una vez ms medir el valor de sus habitantes, quienes nuevamente lograron im-ponerse, matando a su lder en la

    refriega.

    Pero el desarrollo de la ciudad se vi obstaculizado, ms que por los piratas, por el fuego, que apareci, nuevamente, en 1632 para -en un poco ms de seis horas- consumir ms de cien casas de las ms va-liosas que existan en la ciudad, incluyendo en Cabildo y el templo de San Francisco. Tal desastre cu-yos efectos pudieron calcularse en 600.000 pesos, hizo retroceder a la poblacin cincuenta aos (Francisco Campos Coello.- Compendio Histrico de

    Guayaquil desde su Fundacin hasta el ao

    de 1820, p. 68).

    Dos aos ms tarde, otro terrible incendio arras la ciudad produ-ciendo desastrosas consecuencias para la historia guayaquilea, pues el fuego consumi todos los archi-vos del Cabildo Porteo, razn por la cual el patrimonio documental de la ciudad solo data de 1634 y no de una fecha anterior.

    Fue precisamente en ese ao -1634- en que se dieron los primeros pasos para integrar a Guayaquil al gran comercio martimo internacional, solicitando la autorizacin para en-viar a Mxico un cargamento con productos de la regin.

    Cinco aos ms tarde la Iglesia

    Matriz tuvo que ser demolida debi-do a que se encontraba en avanza-do estado de vetustez; fue entonces trasladada desde la cima del cerro hasta un terreno ubicado frente a la Iglesia de Santo Domingo, que la reemplaz durante su construccin hasta ser concluida en 1654.

    Ya para entonces la ciudad haba cumplido sus primeros cien aos de existencia, y por su importancia se haba convertido en la gran ge-neradora de la riqueza de la regin; fue por eso que, para prevenirse de nuevos ataques por parte de pira-tas, corsarios y filibusteros, desde tiempo atrs haba iniciado la cons-truccin de fosos y fortificacio-nes, concluyendo los primeros en 1649, el fortn de La Planchada en 1651, y el de San Carlos, en la cima del cerro, en 1682.

    Estas construcciones -destinadas para la defensa- fueron tan efec-tivas, que cuando en 1684 los pi-ratas Dampier, Swan y Davies se unieron para atacar la ciudad, fueron valerosamente rechazados por sus habitantes.

    Aos despus, en sus memo-rias, Dampier escribira sobre Guayaquil lo siguiente: La ciudad tiene un fuerte en un lugar bajo y otro en una altura; esta plaza pre-senta una muy bella perspectiva y est adornada con diversas iglesias y buenos edificios.

  • 17

    La Educacin en el Guayaquil Colonial.

    Durante los cincuenta aos poste-riores, Guayaquil vivi momentos trascendentales que impulsaron positivamente su desarrollo. La llegada de los jesuitas en 1638 propici el que los vecinos inten-taran resolver de manera definitiva el problema de la educacin, con la creacin del primer colegio y la eli-minacin de los escueleros, que eran quienes -aunque de manera irregular- impartan enseanza.

    Muchas y muy grandes fueron las colectas pblicas que se realizaron para convencer a la orden de la Compaa de Jess de que se haga cargo de la educacin de nuestros jvenes, habindosele ofrecido in-cluso el manejo del Hospital San Juan de Dios (llamado antes de Santa Catalina); pero no hubo ma-nera de concretar el convenio con los religiosos, pues, para entonces, los requerimientos econmicos que la orden impona no podan ser cubiertos en su totalidad.

    Veinte aos tendra que esperar Guayaquil para -luego de reunir un inmenso hato ganadero producto de la recoleccin de diez cabezas por vecino- poder cubrir las exigencias planteadas por la Compaa.

    Lamentablemente y a pesar de los esfuerzos realizados, los obs-tculos para resolver el problema educacional se agudizaron cuando la ciudad solicit a la Corona el permiso respectivo para establecer dicho colegio, mismo que demor en llegar algo ms de diez aos. Finalmente, el 13 de agosto de 1705, un acontecimiento de gran importancia alegr el corazn de los guayaquileos, cuando lleg la Real Cdula que autorizaba a los jesuitas a establecer el primer colegio de la ciudad.

    Al Colegio se le dio el nombre de San Francisco Javier, y fue cons-truido ese mismo ao en la manza-na comprendida actualmente entre las actuales calles Diez de Agosto, Sucre, Pichincha y Pedro Carbo.

    El colegio tena, a ms de su pro-pio edificio, el Monasterio de la Compaa, la capilla dedicada a la Virgen de la Soledad y la torre de la campana que por muchos aos fue la que dio la hora a la ciudad.

    Tena Guayaquil en esos aos una poblacin que sobrepasaba las 6.000 almas, y su actividad social, comercial y laboral se vea com-plementada -para su desarrollo in-telectual- con la presencia de cua-tro sacerdotes jesuitas que se des-tacaron notablemente en el campo

    de las letras: los padres Antonio Bastidas, Jacinto de Evia, Jacinto Morn de Butrn y Juan Bautista Aguirre.

    Otra vez los Piratas

    Antes de finalizar el siglo XVII, y a pesar de los preparativos y fortifica-ciones construidas para su defensa, en 1687 la ciudad haba sido atacada por los piratas Grogniet, Piccard y Hewitt, quienes raptaron a sus-principales habitantes con el fin de solicitar rescate.

    Aunque los aos eran difciles, la esforzada ciudad de Guayaquil lu-chaba por desarrollarse en un am-biente de trabajo y seguridad; fue por eso que, independiente de la construccin de fortines para su defensa, los guayaquileos haban trabajado tambin en la implemen-tacin de grandes trincheras de 1.5 m. de altura por 1 m. de espesor, entre las que se destacaba -preci-samente- la del Estero de Villamar (hoy calle Loja). Estas trinche-ras daban a la vieja Guayaquil la imagen de Ciudad amurallada, tal como se aprecia en el croquis de Paulus Minguet, que apare-ce en el Compendio Histrico y Geogrfico de la Provincia y Puerto de Guayaquil, del padre Jacinto Morn de Butrn, publica-do en Madrid en 1741.

    Guayaquil se extenda entonces desde los cerros Santa Ana y del Carmen, por el norte; hasta el es-tero de Villamar, al sur, a la altura de la actual calle Loja; tena por el este al ro de Guayaquil y por el oeste una extensa y casi impene-trable zona de manglares; en esta ubicacin y por las caractersticas del terreno, la ciudad era muy vul-nerable a los ataques de los pira-tas y a los incendios; y estos dos enemigos -uno antes y el otro des-pus- la atacaron cruelmente, hasta dejarla totalmente destruida y con apenas 2.000 habitantes.

    El colegio de los Jesuitas

  • 18

    Ciudad Nueva

    Ante la constante amenaza de in-cendios y piratas, ya en 1688 se so-licit al Presidente de la Audiencia -Lic. Lope Antonio de Munive- la respectiva autorizacin para tras-ladar la poblacin hacia el sur, al sector de Sabaneta, y construir en ese sitio una ciudad mejor trazada y ms fortificada; por este motivo, el Regidor Juan Prez de Villamar viajara a Espaa con la misin de obtener la Cdula Real que permi-tiese dicho traslado.

    Comprendiendo la gravedad de la situacin, las autoridades reales extendieron la cdula respecti-va, y en 1693, cuanto esta lleg a Guayaquil, el Cabildo procedi a organizar su traslado hacia el lu-gar destinado para el caso.

    Ciudad Nueva tendra un trazado de veinticinco manzanas perfec-tamente simtricas, de acuerdo a los trazados que contemplaban las Leyes de Indias para la construc-cin de ciudades en las colonias de ultramar.

    El levantamiento de la nueva ciu-dad se inici con las construccio-nes de la Iglesia Matriz y de las Casas del Cabildo, que fueron fa-bricadas frente a la Plaza de Armas (hoy Parque Seminario),

    A pesar de que el proceso de tras-lado se desarroll con prontitud, muchos de los pobladores de la lla-mada Ciudad Vieja se negaron a cumplir con esta disposicin, adu-ciendo que donde estaban asenta-dos tenan sus chacras, pastos y lecheras, y que no tenan el dinero necesario para desbaratar sus casas y edificar otras nuevas.

    En estas circunstancias, los religio-sos dispusieron que desde Ciudad Vieja sea trasladado el Santsimo Sacramento, como en efecto se hizo.

    Una vez que estuvo debidamente establecida Ciudad Nueva, algu-nos habitantes que inicialmente se

    haban negado a abandonar Ciudad Vieja decidieron levantar sus vi-viendas en la zona intermedia que haba quedado entre los dos sec-tores, misma que con el tiempo empez a ser llamada Barrio del Bajo, haciendo alusin, este cali-ficativo, a la caracterstica de estos terrenos, que era la de ser anega-dizos una buena parte del ao. El Barrio del Bajo se extenda entre las actuales calles Loja y Junn.

    El Puente de las Ochocientas Varas, Ms Obra Pblica y La Fiebre Amarilla.

    Para ese entonces toda la ciudad estaba rodeada de fosos y trinche-ras, y los esteros eran cruzados por pequeos puentes construidos por los vecinos del lugar; pero estos -por haber sido fabricados de ma-nera rudimentaria- no eran lo sufi-cientemente seguros; fue por eso que en 1709 se vio la imperiosa necesidad de construir un puen-te con sus calzadas, que permita la unin de los dos sectores de la ciudad y el desarrollo paralelo de su economa.

    Ante esta realidad, el Corregidor don Jernimo de Boza y Sols dispuso -en 1710- la construccin de un nuevo un puente que -a decir de los viajeros de la poca- era el ms largo del mundo. Dicho puen-te, de dos varas de anchura y casi ochocientas de longitud, atravesa-ba los cinco esteros que cruzaban

    el rea y que en pocas de invier-no, al desbordarse con las lluvias, la inundaban hacindola pantano-sa y anegadiza.

    Las caractersticas de Sabaneta -donde se haba levantado Ciudad Nueva- permitieron que la ciudad se planificara en forma de cuadr-cula y se extendiera a lo largo de las orillas del ro, donde los ms pudientes procuraron construir sus casas para poder disfrutar, no solo del bello paisaje sino, adems, de los beneficios de sus vientos salu-dables y frescos.

    En 1719, a la altura de la actual calle 10 de Agosto se levant el Baluarte de la Limpia Concepcin, que consista en una fortificacin semicircular y una muralla hacia el norte, que lamentablemente se mantuvo en pie solo por muy poco tiempo.

    Para 1728, el Hospital de Santa Catalina -fundado en 1564 y del cual ya hablamos en un captulo anterior- fue trasladado a Ciudad Nueva y entregado a la administra-cin de los Hermanos de San Juan de Dios, que le transfirieron su nombre. El nuevo emplazamiento estuvo situado en el Malecn, en la manzana comprendida entre las ac-tuales calles Aguirre e Illingworth.

    Fue entonces que, para evitar que el fuego de los posibles incendios se propague de una casa a otra, las au-toridades de la ciudad dispusieron -en 1732- que las calles aumenten a un ancho de veinticinco varas. Por esa misma poca se llev a cabo el

  • 19

    primer censo oficial de Guayaquil, que arroj una poblacin total de 12.000 habitantes.

    En 1736 llegaron a nuestra ciu-dad los cientficos Jorge Juan y Antonio de Ulloa, integrantes es-

    El puente de las ochocientas varas

    paoles de la Misin Geodsica de Francia. Ellos se interesaron en conocer el porqu de las construc-ciones palafticas (*) hechas en el sector del Barrio del Bajo, ra-zn por la que, hechas las averi-guaciones pertinentes, ordenaron al dibujante de la expedicin que realizara un grabado ilustrativo, con el fin de transmitir, de la me-jor manera posible, la informacin relativa a las reas inundables de la ciudad.

    (*) Palafticas son las casas que, por estar en terrenos anegadizos, son levantadas sobre postes para evitar que el agua de las inunda-ciones las alcance.

    Evaluacin

    Quin fue el responsable de dotar de escudo a la ciudad de Guayaquil en tiempos coloniales?

    En que aos se construyeron las primera iglesias guayaquileas?

    Cuando asalt la Armada Holandesa a Guaya-quil?

    Cuntas casas consumi el incendio de 1632?

    En que ao se perdi el patrimonio documental de la ciudad?

    Cuando se construy el fortn de la planchada?

    Qu piratas atacaron la ciudad en 1684?

    En que ao llegaron los Jesuitas y cuando lleg el permiso para que fundaran su colegio?

    Cuantos habitantes tenia Guayaquil en 1705?

    En que ao naci Ciudad Nueva?

    Cuando y quien construy el puente de las ocho-cientas varas?

    Cuando se traslad el hospital a Ciudad Nueva?

    En que ao llegaron a Guayaquil Jorge Juan y Antonio de Ulloa?

    Que piratas invadieron la ciudad en 1687?

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    El Guayaquil del Setecientos: De Lima a Santa Fe

    El 29 de mayo de 1717, una Real Cdula expedida en Segovia, por Felipe V, cambi de manera deter-minante la historia de nuestra ciu-dad, cuando la Corona Espaola dispuso que la Real Audiencia de Quito deje de pertenecer al Virreinato de Lima y pase a in-tegrar el recin creado de Nueva Granada, cuyo capital estara, lgi-camente, en Santa Fe de Bogot.

    Por complicaciones de orden admi-nistrativo, el nuevo virreinato fue suprimido por el mismo monarca por medio de Cdula Real expedida en San Idelfonso el 5 de noviembre de 1723, para, finalmente, volver a ser restituido por el propio Felipe V -nuevamente en San Idelfonso-, por Cdula Real del 29 de agosto de 1739.

    Con relacin a esta disposicin -que tanto dao hizo a nuestra ciu-dad-, en la pgina 35 de su obra Los Gobernadores de Guayaquil del Siglo XVIII, el Dr. Abel Romeo Castillo dice: Guayaquil, mientras perteneci a Lima, se vio amparada por los virreyes del Per

    y elevada a categora de Primer Astillero del Mar de Sur y uno de sus ms importantes puertos; con permiso para comerciar con los puertos de Nueva Espaa -a pesar de la prohibicin existente- medi-da esta ltima que la enriqueci in-mensamente y fue el origen de su predominio y primaca durante los siglos XVII y XVIII.

    Una Real Cdula separ la Audiencia de Quito -y con ella a Guayaquil- del Virreinato del Per, y entonces las cosas tomaron otro rumbo. Los Virreyes del Per se dedicaron a hacer del Callao el primer puerto del Mar del Sur, y a no desaprovechar la ocasin para quitarle a Guayaquil todo lo que sus antecesores haban conseguido para ella.

    Los Virreyes de Santa Fe procuraron por todos los medios contrarrestar esta poltica hostil de los Virreyes del Per, pero poco consiguieron...

    En efecto, durante los aos que Guayaquil per-teneci al Virreinato del Per, por su situacin geogrfica y por las fa-cilidades que represen-

    taba para la navegacin martima, pudo mantener una comunicacin directa con Lima, que le permiti lograr un relativo pero importan-te desarrollo; pero cuando la Real Audiencia de Quito fue incorpora-da definitivamente al Virreinato de Santa Fe, Guayaquil fue alejada de la sede principal del gobierno, y las cosas cambiaron radicalmen-te, pues -como es fcil de enten-der- toda gestin deba hacrsela a travs de Quito, situacin que se volva muy difcil debido a la falta casi total de vas de comuni-cacin entre nuestra ciudad, la ca-pital de la Audiencia y la sede del Virreinato, o sea, Bogot.

    Portada de la obra Compendio Histrico de la Provincia, Partidos, Ciudades, Astilleros, Ros y Puerto de Guayaquil en las Costas de la Mar del Sur, del padre Jacinto Morn de Butrn, que en 1741 fue editada en Madrid (indebidamente) bajo la auto-ra de Dionisio de Alsedo y Herrera, quien fuera vigsimo Presidente de la Real Audiencia de Quito. A la izquierda, croquis de Guayaquil grabado por Paulus Minguet y que fue incluido en la obra mencionada anteriormente.

  • 21

    A mediados del siglo XVIII Guayaquil se haba convertido en una de las ciudades ms grandes de Amrica y posiblemente una de las ms pobladas: tena 20.000 habi-tantes.

    Para su defensa haba construido tres fuertes, para el culto religioso haban levantado siete iglesias, y en su es-tructura urbana se destacaban las Casas del Cabildo, el hospital, la cr-cel, muchas casas de posada, y cons-trucciones de dos plantas y entrepi-so, siendo utilizados, este y la planta baja, para alquiler y comercio.

    A ms de ello, Guayaquil ya con-taba con Sala de Armas, aduana, varias plazas y el Colegio de La Compaa de Jess.

    La vida se desarrollaba con pla-centera normalidad y todo pareca asegurar que los aos de angustia ya haban pasado. No se imagina-ban los guayaquileos que una te-rrible amenaza se cerna sobre su ciudad: El primer brote de fiebre amarilla, que en 1742 una vez ms diezm la poblacin de ma-nera sustancial.

    A pesar de esta dramtica situacin por la que debi pasar, Guayaquil pudo sobreponerse y continu sien-do no solo una ciudad en expansin sino, adems, una de las ciudades ms prsperas de Amrica, ya que se haba hecho rica gracias a las expor-taciones de cacao y otros productos como jarcia, ail, caf, maderas finas, zarzaparrilla, tabaco, alqui-trn y azcar que, a travs de su puerto, salan con destino a Mxico, Centro Amrica, Per y Chile; por otra parte, la comercializacin de mercaderas importadas como aguardiente, vino, hierro, ropa de Castilla, pasas, higos, etc. tambin le produca importantes ingresos.

    El comercio guayaquileo -tanto con Lima como con Mxico- se desarrollara de tal manera, que para 1780 generara ms del 60 % de los ingresos percibidos por

    la Real Audiencia de Quito por concepto de exportaciones.

    Desgraciadamente, ese gran co-mercio -fruto de la produccin pro-pia y la exportacin e importacin- no dejaba los recursos necesarios para que la ciudad creciera, pues la Corona Espaola le impona sus-tanciales contribuciones y le haca ingentes extracciones de bienes y riquezas que le impedan hacer uso del fruto de su trabajo.

    Una de sus ms grandes riquezas provena de los extensos bosques de maderas preciosas, tiles tan-to para la construccin civil como para la construccin naval, que eran aprovechados adems para la construccin de esos grandes bar-cos que le dieron merecida fama a sus astilleros.

    Guayaquil intentaba desarrollarse por su propio esfuerzo, pero estaba tan abandonada por el poder cen-tral de la Audiencia de Quito y de la Corona Espaola, que careca de las ms elementales necesidades urbansticas. Sus calles presenta-ban caractersticas deplorables, pues carecan de pavimentacin, y constantemente -ya sea por las llu-vias o por el desbordamiento del ro y los esteros- se convertan en verdaderos lodazales.

    Fue entonces que, por propia ini-ciativa y en procura de mejorar las caractersticas urbanas de la ciudad, en 1742 el Cabildo dispu-so que se construyan calzadas de piedra en las bocacalles de Ciudad Nueva. Lamentablemente esta dis-posicin no pudo cumplirse debido a la escasez de fondos que sufra el Cabildo, y no sera sino hasta la dcada de 1770 en que -gracias a las gestiones realizadas por el in-geniero Francisco Requena- se empezara finalmente a empedrar las calles de la ciudad.

    La pavimentacin de la ciudad se completara a principios del siglo XIX, y tal como lo describe el via-

    jero francs Julin Mollet, en 1818, en su obra Viajes por el Interior de Amrica Meridional, las calles de Guayaquil eran anchas, alinea-das y bien pavimentadas.

    La Gobernacin de Guayaquil

    Indefensa, destruida por devasta-dores incendios, atacada por pira-tas y asolada por pestes y enferme-dades tropicales, durante ms de 200 aos la ciudad de Guayaquil permaneci abandonada por la Corona Espaola, a pesar de las insistentes splicas de de los ve-cinos y el cabildo, y de las mlti-ples recomendaciones hechas por eminentes ciudadanos espaoles -como el Presidente de la Real Audiencia de Quito, don Dionisio de Alsedo; y los representantes de la Corona, Jorge Juan y Antonio de Ulloa- en el sentido de que Guayaquil fuese elevado a la cate-gora de Gobernacin.

    En el Compendio Histrico de la Provincia de Guayaquil, publica-do en Madrid en 1741, aparece un Exordio dirigido al rey, que en uno de sus prrafos dice: Por una de aquellas ocultas causas polti-cas, que an cuando llegan a com-prenderse, no se encuentra con el modo de explicarse, Guayaquil se ha mantenido abierta, e indefensa a las invasiones, y robos de los ene-migos, y piratas extranjeros; y por este descuido, y olvido, se ha vis-to invadida tres veces, amenazada otras dos y defendida slo una por el extraordinario esfuerzo de un corregidor, quedando en las de ms hecha objeto del estrago a los ojos de la compasin y de la lstima; siendo su abundancia y fertilidad quien la ha vuelto a res tituir otras tantas veces a su antecedente opu-lencia y esplendor

    De igual manera, un informe pre-sentado posteriormente por Jorge

  • 22

    Juan y Antonio de Ulloa, en el que detalla las psimas condiciones en que se encontraban las defensas de Guayaquil dice: Convendra mu-cho que se guardase este puerto, porque ade ms de ser el que sur-te a Lima y las otras ciudades de toda la madera destinada para la fbrica de casas, contribuye con la nece saria para la carena de toda suerte de embarcaciones y sus as-tilleros, tanto de guerra como del comercio; por lo cual se debe pre-sumir que si alguna de las nacio-nes extranjeras que desean formar establecimien tos en el Per para colonizarse llegara a ocuparlo, se-ra su primera diligencia apoderar-se de Guayaquil, con lo que sera duea de aque llos mares, arbitra absoluta en todas sus costas, y ni-ca para hacer todo el comercio que quisiese y para estorbrselo a los espaoles; porque enseoreados de Guayaquil podra fabricar, para guerra o para comercio, cuantos barcos quisieran, y nos privaran

    enteramente de poder nosotros eje-cutarlo. Esto que parece mera pon-deracin o pro posicin demasiado absoluta, no tiene nada de exage-racin, pues con siderando bien el caso, se ver que las resultas deben ser con toda precisin las que aqu se exponen.

    Dicho informe concluye sealan-do que: Para que Guayaquil estu-viese guardado sera conveniente, en primer lugar, que tuviera un Gobernador Militar.

    No podan olvidar -ni Jorge Juan ni Antonio de Ulloa- que cuando en 1741 el pirata Anson amenaz con atacar la ciudad, ante la falta de conductores militares fue a ellos a quienes se encomend su defensa.

    En 1753 el Cabildo de Guayaquil encarg a don Jos Clemente Mora -quien haba sido Corregidor de la ciudad de 1744 a 1750 y esta-ba prximo a partir hacia Espaa- la misin de agilitar ante la Corona los trmites para lograr su erec-cin en Gobernacin. Una vez en Cdiz -donde desembarc- Mora traspas los poderes que le ha-ban sido concedidos a don Felipe Vsquez quien, con dedicacin y celo, present ante el rey una ex-posicin en la que se destacaba la importancia de Guayaquil por lo beneficios que renda a la Corona gracias a su puerto y astillero, as como por la produccin de cacao

    y, sobre todo, por sus ricas ma-deras, con las que inclusi-

    ve se haba construido gran parte de la ciudad de Lima.

    Finalmente y ante las constantes so-licitudes y reco-mendaciones, la

    situacin se resolvi favorablemente para

    Guayaquil cuando Carlos III, con fecha el 8 de di-

    ciembre de 1762, expidi la Real Cdula por medio de la cual se eri-

    gi en Gobierno el Corregimiento de Guayaquil, lo cual fue comu-nicado de inmediato al Virrey de Nueva Granada.

    El Virrey don Pedro Mesa de la Cerda, que resida en Cartagena, en cuanto recibi la Real Cdula se empe en buscar -entre los oficia-les de su guarnicin- a aquel que por su graduacin y mritos estu-viese en condiciones de ponerse al frente del gobierno militar que aca-baba de crearse en Guayaquil; de-signacin y honor que recayeron en el Teniente Coronel Juan Antonio Zelaya, quien lleg a Guayaquil el 11 de octubre de 1763 para po-sesionarse, ese mismo da, en el cargo de Real Gobernador.

    Como un dato interesante, que de-muestra las distancias y las dificul-tades que existan en esa poca en lo relacionado a comunicaciones, vale la pena consignar el hecho de que el ttulo Real de Gobernador le fue expedido a Zelaya en Aranjuez, en junio de 1764, es decir, un ao despus de haberse posesionado en el mismo.

    Guerra entre Inglaterra y Espaa

    Ya para entonces, el 2 de enero de 1762 Inglaterra la haba declarado la guerra a Espaa, situacin que amenazara gravemente las po-sesiones espaolas en Amrica y, de manera especial de Guayaquil, a la que su estratgica situacin geogrfica la converta en baluar-te inexpugnable de la costa del Pacfico.

    Era tan importante para Espaa el emplazamiento de Guayaquil, que esta situacin de guerra fue in-formada de inmediato por medio de Real Cdula, en momentos en que el Gral. Jos de Cortzar asuma el cargo de Corregidor.

    La disposicin Real le ordenaba adems al Corregidor tomar todas

    Carlos III, Rey de Espaa, quien erigi la Gobernacin de Guayaquil.

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    las medidas necesarias para la de-fensa militar de la ciudad ante los posibles ataques ingleses. Casi al mismo tiempo, otra Real orden emitida por el Virrey de Santa Fe por la voz del Fiscal de Quito dispona que se remitiera a esa ciu-dad el dinero de las Reales Arcas de Guayaquil.

    Esta absurda confrontacin de dis-posiciones -que por un lado orde-naban la defensa de la ciudad y por el otro le quitaban los medios con que hacerlo- fue enfrentada con tino y sabidura por el Corregidor Cortzar, quien logr resolver el entuerto a favor de la ciudad, evi-tando que los fondos de Guayaquil fuesen enviados a Quito.

    Fue admirable la actividad y celo del general Cortzar y la prontitud con que quera resolver todos los asuntos, en una poca en que todas las iniciativas las mataba el tiempo que se perda en los trmites regla-mentarios y absurdos de un pesado engranaje burocrtico, que fue lo que hizo comprender ms palpa-blemente -a medida que corran los aos y crecan las colonias en po-blacin, importancia y necesidades vitales- la imposibilidad de conti-nuar dependiendo de la Pennsula (Abel Romeo Castillo.- Los Gobernadores de

    Guayaquil del Siglo XVIII, p. 59).

    Fue gracias a su tesn y extraor-dinaria capacidad de trabajo, que pudo obtener del Virrey la auto-rizacin para tomar de las Cajas Reales de Guayaquil el poco dine-ro que haba, e intentar preparar y organizar la defensa militar de la ciudad, que afortunadamente no fue atacada por los ingleses.

    Evaluacin

    En que fecha, la Real Audiencia de Quito dej de pertenecer al virreinato de Lima y pas a pertenecer al de Santa Fe de Bogot?

    Cul fue la consecuencia que Guayaquil experiment debido a esta disposicin real?

    Cuantos habitantes tena Guayaquil a mediados del siglo XVIII?

    En que ao fue el primer brote de fiebre amarilla?

    Qu productos se exportaban y cuales llegaban a la Audiencia a travs del puerto de Guayaquil?

    Cual es el porcentaje de ingresos que guayaquil generaba a la Audiencia para los 1780?

    Cul era la mayor riqueza natural que tenia Guayaquil?

    A quien se encarg en 1753 las gestiones para que Guayaquil sea erigida en gobernacin?

    En que fecha se expidi la Real Cdula que cre la goberna-cin de Guayaquil?

    Quien fue el primer Gobernador de Guayaquil?

    En que fecha Inglaterra le declar la guerra a Espaa?

    Como se llam el Corregidor de Guayaquil en tiempos de dicha guerra?

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    El Fuego Grande

    Para 1763, ao en que el general Juan Antonio Zelaya asumi el cargo de Gobernador, Guayaquil mantena una situacin econmi-ca solidamente sustentada. Haba establecido contactos comerciales con todos los puertos del Pacfico y con varias ciudades no costeras, y se enriqueca con la exportacin de cacao, tabaco, madera, sal, carnes, quesos, cera, pieles y otros produc-tos, importndose en cambio hari-na, azcar, pescado salado, vinos, telas, ropa, especies, aguardiente, aceite y loza, entre otros..

    Lamentablemente, esta situacin de prosperidad fue terriblemente afectada el 10 de noviembre de 1764, cuando estall un pavoro-so incendio que arras con toda Ciudad Vieja, destruyendo las ms antiguas y mejores casas e iglesias, es decir, todo lo hermoso que an quedaba de esa parte de la ciudad; fue tal el ensaamiento del fuego con nuestra ciudad, que en las cua-tro horas que dur consumi 150 casas.

    Testigos de la poca afirmaron -se-gn consta en documentos- que si la misericordia de Dios usando de sus piedades no nos hubiera so-

    corrido con un aguacero intempes-tivo, se hubiera verificado la total destruccin del resto que ha que-dado.

    La ciudad qued devastada: Solo escaparon al fuego el Convento de San Francisco, el Hospital San Juan de Dios, el Colegio de la Compaa de Jess, la Real Contadura y Hacienda, y algu-nas casas de las ms apartadas. Afortunadamente no se registr ninguna prdida humana.

    En esa ocasin, el mismo gober-nador Zelaya se convirti en uno de los ms heroicos defensores de la ciudad, prodigndose en su lu-cha contra el fuego.

    Este incendio, que la historia re-coge con el nombre de El Fuego Grande, gener un cambio demo-grfico tan brusco, que de 20.000 habitantes que tena, la ciudad que-d reducida a una mnima pobla-cin, pues la mayora debi buscar refugio en otras ciudades o se tras-lad a las haciendas y propiedades rurales.

    Con respecto a la poblacin, un informe presentado por el propio gobernador, y al cual hace refe-rencia el Dr. Abel Romeo Castillo en la obra anteriormente citada,

    dice: La ciudad de Guayaquil cuenta con 4.914 habitantes, 300 en las haciendas del campo y 468 de negros, indios y sus descen-dientes en el mismo informe, un poco ms adelante, el gober-nador Zelaya agrega: El Astillero de Guayaquil contina siendo el nico del Mar del Sur donde se construyen y carenan las embarca-ciones que le navegan La ciudad cuenta con siete iglesias: la Matriz, San Francisco, San Agustn, la iglesia de la Compaa de Jess, la del Hospital de San Juan de Dios y, en la ciudad antigua, la del con-vento de Santo Domingo la sp-tima iglesia, que por alguna razn fue omitida en este informe, es la Ayuda de Parroquia, que era la edificacin ocupada por la antigua Iglesia Matriz, tal cual se puede constatar en los planos que el Ing. Francisco de Requena levantara en 1770.

    As, vemos que Guayaquil, a pesar de ser una ciudad relativamente pequea, estaba llena de iglesias; y esto no resulta raro, pues los es-paoles, desde el momento mismo de la conquista, llegaron a Amrica trayendo, en una mano la espada y en la otra la cruz.

    El 10 de Noviembre de 1764 Guayaquil fue nuevamente arrasada por un pavoroso in-cendio que en cuatro horas con-sumi 150 de las ms hermosas casas que haba en la ciudad.

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    Por esa poca, ya el Virrey de Nueva Granada haba sacado a su-basta la construccin -en Ciudad Nueva- de la Armera y Herrera del Rey.

    Al iniciarse la reedificacin de la ciudad, las autoridades dispusieron -entre otras cosas- la prohibicin terminante de construir casas de madera, caa y techo de paja o bijao; pretendan que estas sean construidas con materiales que no fueran tan combustibles, disposi-cin que lgicamente no se cum-pli, establecindose entonces las condiciones para nuevos y ms terribles incendios. Se dispuso tambin que las calles se tracen en forma regular para evitar calles tortuosas y recovecos, ocupando -si era preciso- los terrenos que antes haban albergado a las casas destruidas por el fuego.

    A pesar de las disposiciones ema-nadas por las autoridades, el 2 de enero de 1765 un nuevo incen-dio consumi 20 casas de Ciudad Vieja.

    En octubre de 1765 el gobernador Zelaya debi abandonar la ciudad para viajar a Quito -alterada por los motines del aguardiente y la aduana, conocidos tambin como la Revolucin de los Estancos- y asumir interinamente el cargo de Presidente de la Real Audiencia, que ejerci hasta los primeros das de julio de 1767 en que entreg el cargo al titular, don Jos Diguja, luego de lo cual volvi a Guayaquil para asumir nuevamente la gober-nacin.

    Primera Expresin Autonmica de Guayaquil

    Cuando Zelaya volvi a Guayaquil, luego de ejercer la Presidencia de Quito, no le pareci apropiado prestar obediencia a su sucesor, si-tuacin que al ser consultada tanto

    por Zelaya como por Diguja al Virrey de Santa Fe, Mesa de la Cerda, ste respondi afirmando categri-camente que mientras Guayaquil tuvo carc-ter de Corregimiento haba estado someti-do a la Audiencia de Quito; pero (en 8 de diciembre de 1762), habiendo autorizado el Rey a su Virrey de Santa Fe para que nom-brase un Gobernador militar y dictase las medidas que creye-se conveniente, este ltimo haba nom-brado a Zelaya y haba determinado la independencia del Gobierno de Guayaquil de la Presidencia, mientras el Rey no dispusiese otra cosa. Como ste, posteriormente, haba aprobado el nombramiento de Ze laya y las dis-posiciones de su Virrey, la indepen-dencia del Gobierno de Guayaquil con respecto al Presidente de Quito y su nica depen dencia al Virrey, era un hecho (Abel Romeo Castillo.- Los Gobernadores de Guayaquil del Siglo XVIII,

    p. 96).

    El Presidente de la Audiencia, Jos Diguja, mantuvo una larga discusin con el Virrey Mesa de la Cerda; pero al no poder llegar a un acuerdo satisfactorio para am-bas partes, stas acordaron buscar instancias superiores y el asunto fue elevado a consulta, pero esta jams fue resuelta, posiblemente por no desmentir al Virrey que, indudablemente, estaba en un cra-so error.

    La Expulsin de los Jesuitas

    A mediados de 1767, las autorida-des de todas las posesiones espa-olas en el mundo recibieron una

    dolorosa y absurda disposicin emanada de Carlos III, la cual or-denaba que los jesuitas deban ser expulsados de sus dominios.

    Esta disposicin real no tena ori-gen religioso ni cultural; era sim-plemente econmico, pues debido a acuerdos establecidos entre la Corona y la Compaa de Jess, esta ltima estaba exenta de pagar tributos, y esto, en momentos en que Espaa estaba en guerra con Inglaterra, molest de sobremane-ra al monarca espaol, quien dis-puso su expulsin sin considerar que, a cambio de no pagar tributos, los Jesuitas construan colegios, brindaban educacin y asistan a los enfermos.

    A finales de agosto, para cumplir con dicha disposicin y luego de informar a los religiosos lo dis-puesto por Carlos III, el presidente de la Audiencia -don Jos Diguja- solicit a don Miguel de Olmedo y Troyano (padre del precursor de la independencia) la misin de con-ducir hacia Guayaquil y ocuparse de embarcar hacia Panam a un grupo de 60 Jesuitas.

    El Crnel. Antonio Zelaya t

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    Al respecto de este viaje, en su Historia Moderna del Reino de Quito y Crnica de la Compaa de Jess del Mismo Reino, el padre Juan de Velasco seala que Olmedo se port en todo el camino, hasta el puerto de Guayaquil, con mucha caridad, poltica y atencin.

    Fue as que a principios de Septiembre de ese mismo ao y provenientes de todas partes de la Audiencia, los religiosos empeza-ron a llegar a Guayaquil, donde fueron recibidos con grandes mues-tras de afecto y piedad cristiana, y hospedados en casas particulares por los guayaquileos que se dis-putaban el privilegio de recibirlos, aunque sea por pocos das en sus hogares, para de esa manera de-mostrarles solidaridad y gratitud.

    Finalmente, el 3 de octubre de 1767, a bordo de los navos Santa Brbara, Ira de Dios y San Francisco, los padres je-suitas salieron deportados desde el puerto de Guayaquil. Fue ese un da de lamentable recordacin para los guayaquileos quienes, al ver embarcar a los religiosos, no pu-dieron contener su terrible dolor; pues saban que con su partida se iba tambin la luz del conocimien-to: Partan los maestros, los educa-dores, los hombres ms ilustrados de Guayaquil y la Audiencia.

    Entre los expulsados se fueron para siempre dos ilustres compa-triotas nuestros: el padre Juan de Velasco, nacido en Riobamba, y el padre Juan Bautista Aguirre, nacido en Daule, as como el sa-cerdote italiano Mario Cicala, quien en 1771 publicara una in-teresante y bellsima obra titulada Descripcin Histrica Topogrfica de la Provincia de Quito en la que hace hermosa y documentada refe-rencia de todos los pueblos, ciuda-des y regiones de la Audiencia.

    En su obra El Colegio San Francisco Javier y la Instruccin Pblica en el Guayaquil Colonial, refirindose al gobernador Zelaya -que fue quien tuvo que cumplir con la expulsin de los jesuitas en Guayaquil- el Dr. Pedro Jos Huerta dice: Este caballero pru-

    dente, poltico y muy amante de la Compaa, se port con gran gene-rosidad, piedad y amor, sin faltar en nada a las instrucciones de su comisin....

    El Primer Plano de Guayaquil

    En la dcada que va de 1770 a 1780, Guayaquil fue gobernada con gran inteligencia y sus medios econmicos fueron utilizados de la mejor manera.

    Esta situacin se vio privilegia-da por la presencia del Crnel. Francisco de Ugarte, quien desem-barc el 13 de enero de 1772 para asumir, ese mismo da, el cargo de Gobernador.

    Ugarte lleg en pleno invierno, cuando casi toda la ciudad era un inmenso lodazal que haca imposi-ble transitar por sus calles, a pesar de que los vecinos haban construi-do sobre ellas, utilizando tablas y maderos, pequeos y enclenques puentecillos.

    El estado sanitario tambin era deplorable, pues por doquier apa-recan charcos y pozas de agua putrefacta que propiciaban la pro-liferacin de enfermedades pro-pias de la insalubridad. Debido a esto y a decir del propio Ugarte, todos los das hay ocho, diez y doce entierros, que para una corta poblacin como sta es un nmero excesivo.

    Para mejorar el aspecto de la ciu-dad, Ugarte dispuso que todos los vecinos deban estar preparados para a partir de junio -que es cuan-do ya se secaban totalmente las ca-lles y los charcos- proceder a em-pedrar cada uno la seccin de la media calle frente a sus casas.

    De alguna manera, podra decirse que ese fue el primer intento de Regeneracin Urbana que se implement en Guayaquil.

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    Para entonces, enviado por la Corona Espaola con el propsi-to de realizar varios e importan-tes trabajos, haba llegado el Ing. Francisco de Requena, con el en-cargo adems de levantar el pri-mer plano de la ciudad, trabajado bajo los principios topogrficos utilizados en aquel entonces en los procesos cartogrficos.

    Requena puso al servicio de Guayaquil todos sus conocimien-tos y fue contratado incluso para supervisar el empedrado de las ca-lles y su mejoramiento sanitario.

    Fascinado con la ciudad, con sus habitantes y con la belleza de sus mujeres, en los folios 123 y 124 de las Descripciones de Requena consta que es, en efecto, famo-sa la blancura de las guayaquileas en un temperamento tan ardien-te, y es admirable que sean entre ellas las buenas caras tan comunes, como raras en otras partes las be-llezas.

    Primer plano perfectamente elaborado de la ciudad de Guayaquil, levantado bajo la responsabilidad del Ing. Francisco de Requena en el ao de 1770.

    En l se puede apreciar no solo la escala precisa de las construcciones, que comprendan, para ese entonces, tanto Ciudad Vieja como Ciudad Nueva,

    sino que, a ms de ello, reproduce en zonas sombreadas los sectores anegadi-zos que tena la ciudad.

    Al esfuerzo realizado por el go-bernador Ugarte se adhiri el del don Francisco Trejo, elegido Procurador el 1 de enero de 1775 quien al igual que Ugarte sera un incansable impulsador el de-sarrollo de Guayaquil.

    Trejo se convirti en la voz de Guayaquil, voz que, con angus-tioso dejo de splica, pide mejo-ras para su ciudad, mejoras que no llegan, o llegan tarde, tan ter-giversadas, que no las identifica ni el que las solicit. Un verdadero diluvio de representaciones del Procurador Trejo amaga al Rey, al Ministro de Indias, al Virrey de Santa Fe, al Virrey del Per, a la Real Audiencia de Quito, al Presidente de la misma, a la Junta de Temporalidades, al Real Patronato, al Obispo diocesano, al Den y al Cabildo eclesistico de la ciudad, a la Infanta doa Car-lota, al Prncipe de Asturias, al Rey de Npoles, al Tribunal de la Santa

    Cruzada y a cien personajes ms, sin que se le escape ni siquiera el Papa de Roma. Y no se crea que D. Francisco Trejo fuera un hombre desequilibrado, pues, muy por el contrario, todas sus representacio-nes son bien meditadas y escritas con acierto, aprovechando todas las circunstancias favorables rela-cionadas con el fin que persigue. Es, sen cillamente, un hombre de una actividad desconocida en el siglo XVIII y de una astucia y una tenacidad admirables (Abel Romeo Castillo.- Los Gobernadores de Guayaquil del

    Siglo XVIII, p. 146).

    Trejo procur remediar la falta de colegios que sufra Guayaquil desde la expulsin de los jesuitas, procur la fundacin de un con-vento de monjas y trat de conse-guir que Guayaquil sea designa-da sede del nuevo Obispado.

    Para ejemplo de las generaciones, que solo sera imitado por muy po-cas y excepciones, Trejo se retir

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    de sus funciones muy perjudicado en sus intereses particulares, los cuales haba abandonado para ser-vir eficientemente a su ciudad.

    Por esos aos la ciudad contaba ya con ms de seiscientas cincuenta casas y edificaciones de mayor im-portancia, entre ellas La Tahona, construida en 1776 a la altura de lo

    que hoy es el sector del Malecn y la Av. Olmedo, y que no era otra cosa que una gran fbrica de ha-rina perteneciente a doa Josefa Bejarano de Rocafuerte, madre de Vicente.

    Dos aos ms tarde y gracias a disposiciones de la Corona se sus-pendieron todas las restricciones

    arancelarias que pesaban sobre el cacao que se produca y se expor-taba por Guayaquil; gracias a esa medidas la produccin y exporta-cin fue tan extraordinaria, que en poco tiempo Guayaquil se conver-tira en una de las ms ricas de esta parte de Amrica.

    Evaluacin

    En que ao asumi la gobernacin el Gral. Juan Antonio Zelaya?

    En que fecha estall el incendio conocido como El Fuego Grande?

    Que edificios escaparon de ser consumidos de este incendio?

    Que prohibicin emanada por el Cabildo para evitar la propagacin de incendios, no fue cumpli-da por la comunidad?

    En que fecha el gobernador de Guayaquil fue designado Presi-dente de la Audiencia de Quito, para enfrentar La Revolucin de los Estancos?

    Quin y en que ao orden la expulsin de los Jesuitas de Amrica?

    Cual es el nombre de las naves en que se expul-saron a los Jesuitas y en que fecha?

    Cite los nombres de tres ilustres Jesuitas que fue-ron expulsados de la Audiencia.

    Por qu se pensaba que el Gobernador de Gua-yaquil de 1772, Crnl. Francisco de Ugarte realiz el primer intento de Regeneracin Urbana?

    Para que vino a Guayaquil el Ing. Requena?

    Cuando se eligi Procurador al Don Francisco Trejo y que hizo este por Guayaquil?r de

    esi-uito, n de

    CuaaTrejo

    Cartgrafo espaol ataviado a la usan-za de la poca, tal como debi verse el Ing. Francisco de Requena durante el tiempo que estuvo trabajando en Guayaquil.

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    La Reconstruccin de Guayaquil

    El 13 de octubre de 1779 se po-sesion el tercer Gobernador de Guayaquil, Crnel. Ramn Garca de Len y Pizarro, quien tuvo entre sus prioridades disciplinar las mi-licias y fortalecer las defensas de la ciudad para estar en condicio-nes de enfrentar cualquier ame-naza proveniente de Inglaterra.

    Garca de Len y Pizarro fue uno de los mejores Gobernadores que tuvo la ciudad en tiempos coloniales, y bajo su administracin se realiza-ran varias obras de gran importan-cia tales como la construccin del Mercado de Abastos, en 1785, en el terreno que hoy ocupa el Palacio Municipal, y que se mantuvo -con algunas variaciones- hasta el ao 1908; el Muelle Nuevo, justamen-te frente al Mercado de Abastos, y el Cuartel de Milicias, tambin frente al mercado pero por el lado de la actual calle Pichincha.

    En 1780, al ser elegido Alcalde ordinario de Guayaquil y conside-rando que Espaa se encontraba en guerra con Inglaterra, don Miguel de Olmedo y Troyano propuso la construccin de la Batera o Baluarte de San Carlos -situado al sur de la ciudad a orillas del ro y a la altura de la actual Av. Olmedo- con el propsito de defenderla con-tra posibles incursiones enemigas. La construccin fue supervisada personalmente por Olmedo quien adems sufrag ms de la mitad de los 7.000 pesos que importaron las obras (Mara Luisa Laviana.- Estudios Sobre el Guayaquil Colonial, p. 78).

    A partir de entonces Guayaquil comenzara a recuperarse de las devastadoras consecuencias del Fuego Grande, pues entre ese ao

    y diciembre de 1787 se construye-ron un total de 105 casas y 26 tiendas o casas tiendas, adems del fuerte y batera de San Car los, el puente de Carrin, el puente del Astillero o de San Carlos, el ca-n -almacn- de doa Baltasara Larrea, los claustros y celdas del convento de San Agustn, la torre del reloj, el cuartel de milicias y el Palacio del Gobierno (construi-do en un ala del an tiguo colegio de los jesuitas). En enero de 1788 estaban constru yndose 36 casas, la capilla mayor de la parroquia de San Pedro, las enfermeras del hospital de San Juan de Dios, la parroquia de la Concepcin, los claustros y celdas del convento de Santo Domingo, el convento de San Francisco y los almacenes de la Administracin de Aduana (Mara Luisa Laviana.- Guayaquil en el Siglo

    XVIII, p. 57).

    Paralelamente y para fortalecer las defensas militares de la ciudad, por disposicin del Gobernador Garca de Len se mejor el Fortn de la Planchada, se ubic una nueva batera en la cima del cerro Santa Ana y se construy la Batera Las Cruces, que estuvo ubicada tambin junto a la orilla, a la altura de lo que hoy son las calles

    Argentina y General Gmez.

    Al ao siguiente y con el propsito de poder combatir ms eficazmen-te al fuego, que siempre sera su ms terrible enemigo, se adquiri la primera bomba contra incendios, la misma que lleg a Guayaquil en el navo San Francisco -llamado tambin La Posta de Amrica- y a la que seguiran otras en los aos siguientes.

    La ciudadana no pudo ocultar su entusiasmo por la llegada de la bomba, pues hasta entonces, para apagar los incendios, haca falta la presencia de casi todos los vecinos quienes, a la voz de alarma, corran hacia el ro o los esteros cercanos y se dividan si era necesario en dos o tres secciones, por donde hu-biera agua para combatir por otros tantos lados simultnea mente. Se formaban en dos filas, frente a frente, desde el lugar del incendio hasta la orilla del ro o del estero, a distancia, entre las dos filas, de una o de dos varas, y de hombre a hom-bre, media vara, unos cuantos, pro-vistos de zurrones o capachos de cuero con asas, a modo de baldes, y con capacidad de cinco o seis ga-lones. Los baldes pasaban vacos de mano en mano rpidamente por una fila, hasta llegar a los del ro;

    Extraordinario plano triodimensional realizado por el Arq. Gustavo Vinueza, en el que se puede apreciar la reconstruccin de la parte principal de Ciudad Nueva, por el ao de 1770.

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    stos los iban llenando y entregan-do a la otra fila, que de mano en mano los pasaba, hasta darlos en manos de los vertedores o apaga-dores, que, vaciados los baldes, los devolvan a la otra fila para regre-sarlos al ro; y as el trajn: por la una fila iban los zurrones llenos, por la otra volvan vacos, como en una polea sin fin o a modo de dra-ga (Modesto Chvez Franco.- Crnicas de Guayaquil Antiguo - Los Bomberos, p. 161).

    En otro orden, aunque no de me-nos importancia, se inici tambin la iluminacin pblica a base de aceite de ballena.

    Antes de finalizar el siglo, en 1793 llegaron los mercedarios de Portoviejo y se establecieron en Guayaquil, recibiendo como cede la antigua iglesia conocida como Ayuda de Parroquia, situada en Ciudad Vieja, en las faldas del cerro de Santa Ana, frente al tem-plo de Santo Domingo; y que ms tarde sera llamada Iglesia de la Concepcin.

    Para entonces y empeado en me-jorar las condiciones de salubridad de la ciudad, el Cabildo dict una ordenanza de Aseo de Calles, al tiempo que dispona tambin la construccin del famoso Muelle de la Aguardentera, que tuvo 64 varas de largo.

    Un ao despus se constru-y la Real Aduana -esta-blecida por disposicin del Presidente de la Audiencia de Quito Jos Garca de Len y Pizarro, hermano de quien fuera Gobernador-, as como la Sala de Armas, conocida como la Armera y Herrera del Rey, cuyo emplazamien-to era el terreno ubicado en la interseccin del Malecn con la actual calle 10 de Agosto. Terminada la edificacin, esta constaba de dos plantas que incluan la habitacin del ar-mero, el rea de fragua, una bode-ga de explosivos y otros espacios

    necesarios para las labores que en ella se realizaban.

    El establecimiento de la Real Aduana sera determinante para el desarrollo de Guayaquil, pues sera esta la encargada de cobrar las alcabalas y los impuestos de aduana. Por otro lado, el estanco de aguardientes y la administracin de tabacos y plvora empezaran a rendir sus beneficios imponindose desde esa poca -gracias a la ad-ministracin directa- las primeras gestiones de autonoma econmica para Guayaquil.

    En este punto es preciso destacar que la produccin y elaboracin de tabaco en Guayaquil era de tal importancia, que el producto -luego de separar una pequea parte que era para consumo local- se enviaba a otras ciudades de la Audiencia, a Panam cuando escaseaba el pro-ducido en Cuba y, la mayor par-te, a Lima.

    Es por eso que en la fbrica de ta-bacos de Guayaquil haba, en julio de 1780, un total de 107 trabajado-res, de los cuales 40 eran obreros libres contratados, 6 muchachos aprendices y 61 presidiarios ocu-pados en las labores ms pesadas a racin y sin sueldo (M. L. Laviana.- Estudios Sobre el Guayaquil Colonial, p. 176).

    As como los piratas y los incen-dios, otro de los azotes que sufri Guayaquil en poca de la colonia fue el de las epidemias que ms de una vez asol a la poblacin. Fue as que nuestra ciudad fue amena-zada por una de viruela que se pre-sent a mediados de 1785.

    La oportuna y decidida interven-cin del Gobernador y del Cabildo impidi que esta se desarrollara, salvndose en esta ocasin la ciu-dad de un flagelo que pudo tener consecuencias devastadoras.

    La Expedicin Malaspina

    En octubre de 1790, anclaron frente a Guayaquil las corbetas Atrevida e Intrpida, que integraban la ex-pedicin cientfica dirig