16 Laclau Demandas Soc e Ident Polit

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Conferencia en la que Laclau sintetiza su noción de populismo como construcción político discursiva

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    REVISTA DE TRABAJO AO 4 NMERO 5 ENERO - JULIO 2008

    Mario Wainfeld 1: En una breve conversa-cin el Profesor Laclau me contaba que enInglaterra lo llaman profesor y que en Argen-tina le dicen doctor. Parece entonces que, ennuestro pas, es ms sonoro ser doctor y queen Inglaterra tiene mejor reputacin serprofesor. No voy a hacer yo una opcin; mejorhganla ustedes. De momento yo le diraMaestro por dos motivos: uno, porque la pa-labra maestro en la Argentina tiene unaserie de connotaciones positivas, valoradas, li-gadas a un imaginario histrico respecto de latransmisin; y otra menor, ms portea tal vezporque uno es de donde es; yo hablo desdeac, que es aquella por la cual uno tambinle dice maestro a la persona que interpela enla calle uno dice Maestro, dnde queda lacalle Altolaguirre?, Maestro, dnde hay unkiosco?. Y en ese doble sentido yo sencilla-mente le pido al Profesor o Doctor o MaestroLaclau que empiece su exposicin. Gracias.

    Ernesto Laclau: Muchsimas gracias. Param populismo no es un trmino peyorativo; alcontrario, yo creo que uno tiene que hacer conel populismo lo mismo que los cristianos hicie-ron con la cruz, que era un smbolo de ignomi-nia y que lo transformaron en un smbolo

    altamente positivo, invirtiendo su significado.De modo que lo que voy a intentar hacer enesta breve exposicin es explicar de qu mane-ra yo veo la constitucin de las identidadespolticas populistas. Dado que es un pblico detipo general, voy a tratar de evitar en la medi-da de lo posible todos los tecnicismos tericos,excepto en un par de casos en que tendr queineludiblemente apelar a ellos.

    Quisiera comenzar con un ejemplo muy tra-bajado en un ensayo mo (2004, 2005) acercade cmo se empieza a constituir una identidadpopular. Supongamos que tenemos un grupode vecinos que vive en una cierta localidad yque piden a la municipalidad que se cree unalnea de mnibus para transportarlos desde ellugar en donde viven al lugar en donde lamayor parte de ellos trabajan. Esto es lo que yollamo una demanda elemental presentada alsistema poltico. Supongamos que la demandaes aceptada; en ese caso, es el fin del problema:la demanda aparece absorbida por el aparatoinstitucional. Pero supongamos que la deman-da no es aceptada. En ese caso lo que empeza-mos a tener es la frustracin de una demanda;y si la gente ve que, junto con la demanda con-cerniente al transporte, hay otras demandasreferentes a la vivienda, salud, escolaridad y

    Conferencia: Demandas sociales eidentidades polticasMinisterio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

    Buenos Aires, 11 de abril de 2008

    Ernesto Laclau*

    * Ernesto Laclau (Buenos Aires, 1935). Realiz estudios de historia en la Universidad de Buenos Aires y se doctor enGran Bretaa en la Universidad de Essex. Desde 1973 es profesor de Teora Poltica en la Universidad de Essex y a par-tir de 2006 es Profesor Distinguido de Humanidades y Estudios Retricos en la Universidad de Northwestern en losEstados Unidos. Asimismo es el director honorfico del Centro de Estudios del Discurso y las Identidades Sociopolticas(CEDIS) de la Universidad Nacional de San Martn. Ha sido Profesor Invitado de las universidades de Toronto, Chicago,San Pablo y Buenos Aires, entre otras.

    1 Mario Wainfeld: abogado recibido en la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempea como periodista en el

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    otros aspectos en el rea donde viven, que tam-poco son satisfechas, en ese caso entre todasestas demandas comienza a constituirse unasolidaridad. Es decir, la gente comienza a frus-trarse respecto a un poder que no responde asus requerimientos. Esta relacin de solidari-dad entre distintas demandas es lo que yo lla-mo en mi terminologa una relacin de equi-valencia. Y la condicin previa para la consti-tucin del pueblo como agente colectivo es quehaya una equivalencia entre una pluralidad dedemandas insatisfechas. Entonces tenemosaqu una cierta dualidad entre dos tipos deconstruccin de las demandas sociales: por unlado uno puede tener demandas que son absor-bidas individualmente dentro del sistema; y enese caso el sistema poltico tiene una caracte-rstica mucho ms institucional. O por el con-trario, podemos encontrar demandas que cons-tituyan a los de abajo como opuestos al po-der; y en ese caso hay una dicotoma del espa-cio social; y cuando eso empieza a ocurrir escuando tenemos las condiciones previas nece-sarias para armar el populismo. El populismoes la constitucin colectiva de los agentes so-bre la base de una divisin del espacio socialentre el poder y los de abajo. Sin eso simple-mente no hay populismo. Este es el primer te-ma.

    El segundo tema es que, una vez que todasesas demandas son adicionadas en una cadenade equivalencias, se necesitan smbolos globa-les, en cierto momento, que expresen a lacadena como un todo, porque de lo contrariohabra una difusin muy vaga de temas popu-lares, pero no habra la constitucin del puebloalrededor de ciertos smbolos y temas centra-les. Y este es el segundo aspecto al que quisie-ra referirme, porque sin la constitucin de unaunidad simblica de la cadena de equivalen-cias no hay populismo. Voy a darles un par deejemplos: supongamos que tenemos un rgi-men altamente represivo y que en ciertomomento en una localidad particular diga-mos los obreros metalrgicos, para dar unejemplo cualquiera comienzan una huelgapor un aumento de salarios. Esa es unademanda particular, aumento de salarios, peropor el hecho de que tiene lugar en el contextode un rgimen altamente represivo inmediata-

    mente es percibida como un acto anti-sistema.Es decir que el significado de la demandaaparece desde el comienzo dividido entre laparticularidad de la demanda y la significa-cin de la demanda en ese contexto histricoms amplio, porque existe esta segunda signi-ficacin de carcter ms universal. Ahora,digamos, en otra localidad cercana all losestudiantes comienzan a hacer una serie demanifestaciones respecto a la disciplina en losestablecimientos educativos. Esta segunda de-manda, desde el punto de vista de la particula-ridad, es completamente distinta de la prime-ra de los metalrgicos; aunque las dos son vis-tas como una accin anti-sistema, entre ambasempieza a formarse una equivalencia. Y enuna tercera localidad, por ejemplo, los polticospueden iniciar una campaa por la libertad deprensa, y as se van aadiendo una serie deeslabones que van constituyendo al pueblocomo actor colectivo. Y aqu es donde empiezael problema al cual me refera antes: cmo seva a constituir ese actor colectivo alrededor deun smbolo central, cules son los medios derepresentacin de estos smbolos ms univer-sales, ms centrales. Los nicos medios derepresentacin son las demandas particulares.Entonces, una demanda particular, en ciertomomento, sin dejar de ser totalmente particu-lar, asume la representacin de la totalidad dela cadena, es decir, asume una representacinms amplia. Por ejemplo, los smbolos delMovimiento Solidaridad en Polonia al princi-pio eran los smbolos de un grupo particular deobreros en los astilleros Lenin de Gdansk; peropor el hecho de que esas demandas tenanlugar en un contexto histrico en que muchasotras demandas sociales tambin fueron frus-tradas, esas demandas particulares asumieronla representacin de la totalidad de la serie. Yac hay dos categoras que yo quisiera introdu-cir en el anlisis: en primer lugar, estos smbo-los que asumen esa funcin de representacinuniversal, significan una cierta particulari-dad, asumen la representacin de una univer-salidad que es inconmensurable consigomisma, que es mucho ms amplia. Ahora, estetipo de relacin por la que lo particular asumela representacin de lo universal es lo que yollamo una relacin hegemnica. Ah tienen

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  • otra palabra de la que los polticos se defiendenconstantemente, pero sin razn, a mi ver; esotra palabra que hay que asumir como partedel propio vocabulario poltico. Es decir quesiempre una relacin que asume esta univer-salidad va a ser una relacin hegemnica.Ustedes pueden ver esto en la significacin dela palabra pueblo: en latn pueblo en unsentido es populus, que es la totalidad de lacomunidad; en otro sentido el pueblo es plebs,es decir, los de abajo. Ahora, los de abajopresentan sus reclamos como encarnando latotalidad de una nacin que es frustrada. Poreso entre los dos significados del trmino hayconstantemente un juego dialctico complejo. Osea, la segunda condicin es que los significantesen los cuales se va a encarnar esta imagen delpueblo van a ser significantes hegemnicos.

    Y hay una tercera condicin del populismo,y es que estos significantes van a tender a sersignificantes vacos. Qu significa esto? Si yotengo un cierto trmino que comienza a rom-per su ligazn con la demanda original de lacual brot y empieza a representar la totalidadde una serie de equivalencias, obviamentetiene que irse desprendiendo de significadosparticulares para representar esa totalidad; esdecir que la tan mentada imprecisin y vague-dad de los trminos populistas es la expresinde su eficacia poltica. Un trmino no puedesignificar la totalidad de esta serie de equiva-lencias sin romper sus lazos particulares conlas demandas a partir de las cuales originaria-mente surgi. O sea que ah, entonces, tenemostodos los elementos estructurales para enten-der lo que es el populismo. Es, en primer lugar,el surgimiento de una cadena de equivalenciasque divide a la sociedad con una dicotoma en-tre los de arriba y los de abajo; en segundolugar es la presencia de ciertos smbolos o sig-nificantes hegemnicos por los cuales una par-ticularidad asume la representacin de la tota-lidad y ese es, por ejemplo, el significantetrabajadores en el caso del peronismo; y entercer lugar, estos significantes tienden a sersignificantes vacos porque la totalidad a laque se refieren no puede adicionarse a ningnsignificado preciso. Esto es lo que yo llamarael populismo, y yo creo que el populismo en unsentido es la esencia de lo poltico. No hay po-

    ltica en una sociedad sin que haya construc-cin del pueblo, es decir, actores colectivos queentren en relaciones de confrontacin los unoscon los otros. Lo que se opone al pueblo, alpopulismo, a la poltica es de otro lado la puraadministracin, la idea de que la gestin de lacosa pblica es simplemente una cuestin deexpertos. Y entonces all s todo tipo de proble-ma aparece reducido a su particularidadconcreta; no hay construccin del pueblo comoagente colectivo.

    En el siglo XIX, por ejemplo, Saint Simondeca que haba que pasar del gobierno de loshombres es decir, de los conflictos sociales ala administracin de las cosas, y daba una delas primeras frmulas tecnocrticas; y no escasual que esta frmula de Saint Simon hayasido adoptada por Marx cuando quera referir-se a la situacin que existira una sociedad sinclases, es decir, una sociedad en la cual lo pol-tico hubiera desaparecido. Por el contrario, sihay poltica, siempre vamos a tener un ele-mento de conflicto, de antagonismo, y esto va asignificar la construccin de los actores colecti-vos en el sentido que me refiero. Las oligar-quas latinoamericanas (positivistas del sigloXIX) tenan un discurso esencialmente admi-nistrativista y antipoltico; la frmula delgeneral Roca era Paz y administracin, ytodava ustedes pueden encontrar en la bande-ra brasilea Orden y progreso, que era ellema de los positivistas latinoamericanos. Conesto, entonces, llegamos a una primera aproxi-macin de lo que una relacin populista impli-ca: implica esta divisin del espacio social yestas tres caractersticas que acabo de definir.El problema es que un rgimen como vamos adiscutir en un momento dado no puede serexclusivamente administrativo. Un rgimentotalmente administrativo sera una sociedadcompletamente anquilosada, en realidad,esclerosada, donde la posibilidad de la polti-ca habra sido eliminada. Pero un rgimentotalmente populista basado en la moviliza-cin sin ningn tipo de exigencia institucionaltampoco puede crear el marco estable en unasociedad; o sea que de alguna manera todorgimen poltico viable tiene que introducir lavariable populista y tambin la variable insti-tucional; y dependiendo de cmo se combinen

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  • estos dos factores vamos a tener contextospolticos de carcter distinto. Hoy da, porejemplo, en Amrica Latina claramente tene-mos regmenes que se han ido demasiadohacia el lado institucional y que por consi-guiente las demandas democrticas de lasmasas no las pueden representar bien serael caso de los regmenes uruguayo o chileno.Por otro lado, hay regmenes que se basan mu-cho ms a fondo en una poltica de movilizacio-nes esto es lo que ocurre con Evo Morales y enmayor medida con Hugo Chvez. Entonces,quiero darles dos ejemplos: primero el de unapoltica en la cual predomina el elemento ins-titucional y, segundo, el de una poltica en quepasa a ser central el elemento de equivalenciaspopulista; voy a referirme a este segundoaspecto al populismo como poltica dicotmi-ca con el ejemplo del peronismo argentino enlos aos 60 y voy a referirme al caso de unapoltica institucional diferencial con un ejem-plo de un rea geogrfica y temporal completa-mente distinta, que es el caso del cartismoingls en el siglo XIX.

    Como ustedes saben, en 1955 hubo un golpeoligrquico por el cual el rgimen popularperonista fue abatido. Esta oligarqua restau-rada y la nueva recomposicin de fuerzas quese di a partir de 1955 tena vagamente pensa-do el siguiente proyecto: que la economa delpas se reestructurara sobre la base de las in-versiones extranjeras, que eso permitiraabsorber diferencialmente, en el sentido quepropongo, las demandas individuales, que lasequivalencias peronistas se romperan y que,como consecuencia, los smbolos del peronismoiran a pasar simplemente al horizonte de losocial y desapareceran en ltima instancia.La apuesta era clara: o bien este proyecto depas tena xito, y en ese caso hubiramospasado a un rgimen puramente institucional;o bien iban a fracasar, y en ese caso lo contra-rio que se iba a producir sera una acumula-cin, como dijimos antes, de demandas socialesfrustradas, una incapacidad creciente delsistema institucional para absorberlas, la for-macin de cadenas de equivalencias, y lossmbolos centrales del peronismo tendran unacentralidad cada vez mayor. Como ustedessaben, en los aos 60 eso es exactamente lo

    que ocurri, el proceso de lo que se llamdespus la nacionalizacin de las clasesmedias. Y cules eran los ejes alrededor delos que los significantes vacos, hegemnicos,del peronismo se iban a estructurar? Fue la de-manda del retorno de Pern a la Argentina,que ocup un lugar creciente en el imaginariopoltico de las masas durante los aos 60.Pern estaba en una condicin ideal para serun significante vaco, en primer lugar, porquel estaba exiliado en el exterior. Los gobiernosque lo acogan le ponan como condicin que nohiciera declaraciones polticas, y, como ustedessaben, en la Argentina las declaraciones de Pe-rn no podan circular pblicamente; el gobier-no del 55 haba transformado en un crimenpronunciar la palabra Pern, y entonces losperidicos tenan que usar toda clase de sub-terfugios cuando tenan que hablar de l: le de-can El Tirano, El Cobarde, El Fugitivo,cosas de ese estilo. En esa situacin, entonces,los mensajes de Pern circularon en cassettes,en cartas que enviaba a travs de amigos, etc.,que de alguna manera comenzaron a alimen-tar a todo el mundo de la resistencia peronistaque se organizaba en esos aos. Y precisamen-te, lo que al principio era una desventaja, el ca-rcter ambiguo de estos mensajes, pas atransformarse en una ventaja porque su mis-ma ambigedad los transform en significan-tes vacos que reagregaban significados degrupos completamente distintos. Recuerdo queen el epistolario de John William Cook hay unpasaje en el cual le escribe a Pern dicindole:General, hay demasiadas directivas, y todaslas directivas van en sentido contrario; o seaque no sabemos exactamente cmo operar; yPern le escribi Pero, mire, usted tiene quetener en cuenta que yo ahora soy como el Pa-pa, y que el Papa tiene que ser infalible; de mo-do que si yo me comprometo totalmente conuna sola poltica y esa poltica fracasa, mi infa-libilidad va a ser puesta en cuestin. Enton-ces empez a desarrollar la teora de las dosmanos, esto es, que l tena una mano izquier-da, una mano derecha, y enviaba mensajes queeran profundamente ambiguos; pero esa ambi-gedad iba creando la centralidad de Pern co-mo figura poltica. Y a comienzos de los 70, lle-gamos a una situacin en la cual el significan-

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  • te Pern y el significante justicia pasaron aser prcticamente sinnimos. Yo siempre re-cuerdo haber ledo en esos aos en una de es-tas revistas, Primera Plana o Confirmadouna de estas, el caso de una muchacha quehaba ido a un hospital para pedir que se lepracticara un aborto y le haba sido negado;entonces, sali del hospital, tir una piedra conla que rompi los vidrios del hospital y gritViva Pern!. O sea que finalmente todo tipode demanda social se vehiculizaba a travs deeste tipo de significacin. El drama, por su-puesto, fue que despus, cuando volvi a la Ar-gentina, ya no era un significante vaco: era elpresidente de la Repblica y tena que tomarmedidas concretas. Pero la lgica salvaje de lossignificantes vacos haba avanzado en formastan heterclitas las unas de las otras que eraincluso para Pern mismo imposible unificarsu movimiento de una manera coherente, y lascosas terminaron como ustedes saben.

    Ahora les voy a dar el otro ejemplo, que esun caso extremo opuesto, que es el caso de unalgica de la pura diferencia. A mediados delsiglo XIX en Inglaterra, haba un sistema pol-tico profundamente dividido: por un lado esta-ba lo que era el poder, lo que se llamaba oldcorruption, vieja corrupcin; por el otro lado es-taba el pueblo, que en la poca cartista habalogrado cierta cristalizacin en su objetivoimportante, que era una pluralidad de deman-das ligadas de manera equivalente: demandassociales por alojamientos, salarios, etc. distin-tos tipos de estas demandas. Haba tambindemandas polticas que iban desde la libertadde prensa hasta el republicanismo; haba de-mandas econmicas, etctera. En ese momentofue cuando comenz la experiencia poltica deDisraeli, el lder del partido conservador en In-glaterra y tambin novelista, quien acu laexpresin one nation. Disraeli deca algo as:Inglaterra est dividida en dos naciones irre-conciliables, y si seguimos as todos vamos aacabar como Luis XVI. Entonces, el objetivoera lograr one nation. Cmo hacerlo? Simple-mente rompiendo la equivalencia entre lasdistintas demandas que en el perodo cartistase haban conjugado. Por ejemplo, frente a lademanda de vivienda, la solucin fue vehiculi-zarla a travs de una institucin del Estado

    pero con la salvedad de decir vea que esto selo da la buena reina Victoria; esto no tienenada que ver con el republicanismo. Enton-ces, el ideal era un puro sistema de diferenciasen las cuales las equivalencias populares serompieran y entonces hubiera una sociedadprcticamente sin fisuras internas. Y esta fuela ideologa que ms tarde, fue ms all delpartido conservador y pas al partido laboris-ta, y que est en la base de la experiencia delestado de bienestar en la forma en que fueconcebido en los aos 30 y 40. Aqu, entonces,ustedes tienen el otro modelo de la poltica:una poltica que es exclusivamente institucio-nal y evita el momento radical de la confronta-cin. Esta poltica institucional podra tambinoperar de otras maneras; por ejemplo, podraoperar sobre una base clientelista. Y en el casode la Argentina como en el caso de la mayorparte de los sistemas latinoamericanos ante-riores a la crisis del 30 este modelo clientelis-ta era diferencial. Cmo operaba un sistemapoltico ac en la Argentina? Tena tres nive-les: el nivel ms bajo era el de los punteros; en-tonces, si usted le haba dado una pualada aalguien en un baile y estaba en la comisara, elpuntero era amigo del comisario y lo sacaba;en una poca en que el estado asistencial eramnimo y se necesitaba una cama de hospital,el puntero consegua la cama de hospital; si suhija se haba recibido de maestra y necesitabaun cargo, el puntero tena contactos en la mu-nicipalidad y le consegua un cargo, y a cambiode eso la gente daba el voto. Entonces, los pun-teros controlaban tres o cuatro manzanas enuna localidad. Por encima de los punteros esta-ban los caudillos, que controlaban una ciertarea y despus estaban los que se llamaban losdoctores, que eran los que eran diputados o se-nadores que tenan que negociar con los caudi-llos para ser elegidos. Los caudillos jams sepresentaban a elecciones. Incluso, por ejemplo,un caudillo histrico como Gimnez una solavez se present a una eleccin de diputados ylo que deca era Adelante los seores y monse-ores. Bueno, este sistema funcionaba relati-vamente bien hasta 1930. Debajo de la pirmi-de social estaban las demandas que se presen-taban al sistema, y estas demandas que se pre-sentaban al sistema iban siendo vehiculizadas;

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  • cada ao cuando se cerraban las sesiones delCongreso haba una racha de pedidos de darun subsidio al club de ftbol de tal lugar y talotro lugar y, bueno, eran todas estas deman-das que estaban operando de esta manera.Despus de la crisis del '30, sin embargo, el sis-tema empez a restringirse, es decir hasbamenos torta para repartir y el resultado fueque muchas demandas que eran puestas en labase no podan ser absorbidas sistmicamente.Entonces, ah ustedes tienen ya una situacinpre-populista, es decir, lo que hemos llamado laacumulacin de demandas insatisfechas entrelas cuales las equivalencias empiezan a produ-cirse y tambin una incapacidad institucionalde absorberlas, hasta que en cierto momentoalguien, totalmente por afuera del sistema po-ltico tradicional, empieza a interpelar a estasmasas y las lanza a un proyecto poltico de ti-po nuevo. Y es interesante ver en este procesola circulacin simblica a travs de la cual es-te proceso operaba.

    Como ustedes saben, en los aos 30, con eldeterioro en trminos del intercambio, hubo unacrisis general de la economa agraria; entonces,muchos sectores del interior del pas comenza-ron a trasladarse a las grandes ciudades indus-triales emergentes donde haba una industriasustitutiva de importaciones Rosario, Crdoba,Buenos Aires y se transformaron en obrerosindustriales. Ahora, esta gente que comenz avivir en las villas miserias, alrededor de loscentros urbanos, tena todo tipo de problemas:problemas de habitacin, problemas de violen-cia policial, problemas de adaptacin a la nue-va disciplina de la fbrica, salud, etctera.Entonces, una reaccin de estos sectores fuereforzar los smbolos culturales que provenande sus zonas originarias agrarias y transfor-marlos en un nuevo universo simblico. Ahora,hay generaciones de investigadores funciona-listas tontos que han dicho que estos son reza-gos culturales. En realidad, no eran rezagosculturales porque a travs del desarrollo y lareafirmacin de estos smbolos ellos ibancreando una nueva cultura de la resistencia, yesa nueva cultura de la resistencia iba a tenerefectos de una enorme importancia ms tarde.

    Cuando la protesta de la clase mediacomienza a principios de los aos 40 va, en una

    cierta medida, a apelar a los smbolos de losmigrantes internos porque eran las nicas ma-terias primas ideolgicas que en esa sociedadexpresaban un status quo radical. Haba otrosque procedan de lites marginales, como FOR-JA. Yo me acuerdo que Arturo Jauretche mecontaba que l estaba completamente asom-brado, en el 45, cuando vea las manifestacio-nes peronistas incipientes que usaban toda laterminologa vendepatria, etctera que ha-ba sido concebida por las lites forjistas en losaos anteriores. Es decir que hay un procesode largo aliento de expansin de las equivalen-cias, un proceso de centralizacin simblica. Yaqu yo lo que quisiera agregar es algo impor-tante, y es lo siguiente: hemos dicho que estossmbolos, estos significantes vacos, estos sig-nificantes hegemnicos tienden a perder ca-ractersticas definitorias a medida que la seriees cada vez ms larga. Usando una distincinque se hace en lgica, podramos decir que ex-tensivamente stos significantes son cada vezms ricos porque absorben cada vez ms de-mandas; pero intencionalmente, es decir, res-pecto a su contenido interno, son cada vez mspobres porque si tienen que representar todala serie tienen que perder rasgos especficos deun elemento o de otro; y entonces empiezan ahacer nombres cuyo contenido conceptual escada vez ms pobre, y la lgica del proceso con-duce a una situacin en la cual finalmente es-te puro nombre es el nombre de una persona.Es decir, en todo populismo existe tambin latendencia a constituir la centralidad del nom-bre de un lder, mientras que en una polticainstitucional hay una inmanentizacin de lasrelaciones polticas que impide esta unintrascendente alrededor del nombre individua-lizado. O sea que esta dimensin del lder meparece que es decisiva. En este caso hay querecurrir a Freud en Psicologa de las Masas yAnlisis del Yo. El argumento de Freud es el si-guiente: que todo depende del grado de separa-cin entre el yo y el yo ideal. El yo es la rela-cin que se da entre lo que se llama los her-manos: las personas estn en una relacin deidentificacin los unos con los otros, y aquellocon lo que se identifican es la figura del lderque es el yo ideal. Ahora, Freud dice: Todo de-pende del grado de separacin entre el yo y el

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  • yo ideal. Si tenemos una sociedad esto ya nolo dice Freud, lo digo yo muy estructurada enla que la distancia entre el yo y el yo ideal noha avanzado demasiado, en este caso el yoideal esto s lo dice Freud va a ser simple-mente aquel que representa, el lder que repre-senta, de una manera particularmente acen-tuada, rasgos que pertenecen al comn de loshombres. Si por el contrario, hay una desinte-gracin social por la que la distancia entre elyo y el yo ideal se acrecienta, en ese caso el roldel lder en la constitucin de las identidadescolectivas va a ser mayor. Esto, por ejemplo, sepuede tener en cuenta en la diferencia entre elpopulismo boliviano actual y el populismo ve-nezolano. En el caso de Bolivia ustedes tienencomunidades muy preconstituidas, comunida-des campesinas, comunidades indgenas, co-munidades de varios tipos, a lo que se aade elregionalismo; es decir que el papel del lder enla constitucin de una totalidad poltica signi-ficativa tiene que pasar por una negociacincon identidades comunitarias que son suma-mente fuertes; entonces, el papel de Evo Mora-les es mucho ms, es una articulacin de unavida comunitaria que lo precede... no puede sersimplemente un lder carismtico constitutivo.En el caso de Venezuela hay menos comunida-des constituidas de esta manera; entonces lasociedad es mucho ms proteica y gelatinosa,como dira Gramsci, y a consecuencia de estose necesita que el rol del lder en la constitu-cin de las identidades colectivas, desde el co-mienzo, tenga una fuerza mucho mayor. En elpopulismo venezolano todo depende ms de lacentralidad del lder que lo que depende enBolivia. Y si ustedes van al populismo clsicopueden encontrar casos similares. Pern, final-mente, era un lder con un enorme poder por-que era el lder de una masa popular homog-nea concentrada en tres grandes centros, Cr-doba, Rosario y Buenos Aires, que constituanel centro del pas y lo que ocurra ah se refle-jaba casi automticamente en el resto del pas.En el caso de Vargas no; Vargas tena un pasdesde el comienzo con un extremo regionalis-mo, y este extremo regionalismo haca muy di-fcil la constitucin de un Estado nacional uni-ficado, o sea que l a lo largo de toda su carre-ra tuvo que ser el articulador de fuerzas dispa-

    res. Es decir que con esto yo creo que he defini-do una serie de primeras dimensiones que sevinculan a la nocin de populismo, hegemonay significantes vacos.

    Ahora, hay dos especificaciones que quisie-ra hacer y esto va a ser la parte final de mipresentacin y es la siguiente: hasta ahora,en todo lo que he escrito, he supuesto que lafrontera que separa al poder de los de abajo,y que es la base de la constitucin de las equi-valencias y de los significantes vacos, que esafrontera es estable; pero esto es un supuestoclaramente irrealista porque presupondraque los que estn del otro lado de la frontera,del lado del poder, son completamente est-pidos, y evidentemente no tienen nada de est-pidos. O sea que la frontera tambin puededesplazarse, y eso obliga a modificar el esque-ma al que nos estamos refiriendo. Por ejemplo,puede haber por el lado del poder el intento decrear cadenas de equivalencias distintas queabsorban algunas de las demandas individua-les que estaban originariamente en la cadenapopular. Esto es lo que, por ejemplo, ocurre conel populismo norteamericano: a fines del sigloXIX haba un movimiento populista fuerte quetena una orientacin globalmente de izquier-da, la ideologa del pequeo productor frente ala gran riqueza, frente al sistema de los ferro-carriles, de los bancos, etctera; este tipo deideologa fracas en las elecciones de 1895, pe-ro los temas siguieron flotando en la imagina-cin de las masas; y esos temas populistas,siempre ligados a una ideologa globalmentede izquierda, fueron los que alimentaron laideologa del new deal de los aos '30. Pero apartir de los aos '50 empieza a modificarse elproceso porque se mantiene la interpelacin alpequeo hombre frente al poder, pero el poderya no va a ser la gran riqueza monoplica sinoque van a ser las lites liberales del este. En-tonces se da la reversin, sin modificar dema-siado el guin, de un populismo de izquierda aun populismo de derecha. Esto es lo que ocurreen primer trmino con las campaas de McCarthy en los aos '50, es lo que va a ocurrirdespus en las campaas de George Wallace,racistas, en los aos '60, y despus van aentrar en el discurso de la gran poltica y vana estar en la base de las campaas electorales

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  • de Nixon y de Reagan y van a ser una de lasmatrices importantes de George W. Bush.Entonces, este tipo de situacin nos obliga a in-troducir en el anlisis una segunda dimensin:ciertas demandas van a estar sometidas a lapresin estructural de lgicas articulatorias deequivalencias hegemnicas de tipo distinto. Ycuando estos elementos estn sometidos a estacompetencia hegemnica ya tenemos que ha-blar no de significantes vacos sino de signifi-cantes flotantes. Flotantes por qu? Porque susignificacin es todo el tiempo el campo de unacompetencia. De todos modos, en la prctica noes tan importante la distincin pero terica-mente s es importante. Aunque en la prcticanunca vamos a tener una frontera tan establede modo que tengamos slo significantes va-cos y no significantes flotantes, ni tampoco va-mos a tener una sociedad tan loca en la cual nohaya ningn tipo de fijacin, por lo que todo es-tara en estado de flotamiento, en un anlisispoltico, s es importante tener en cuenta estasdos dimensiones.

    Y el ltimo punto al que me quiero referires: qu es lo que ocurre si ciertas demandasno pueden ser incorporadas a la cadena deequivalencias no porque no estn en oposicinal mismo sistema del poder, sino porquechocan con los intereses particulares que sonparte de la cadena? Es decir, que puede haberotro tipo de exclusin por la cual la cadena deequivalencias no logre consolidarse y deje unresabio afuera que no puede ser incorporado ala esfera pblica. Volviendo al ejemplo nortea-mericano, para simplificar las cosas: en la lti-ma dcada del siglo XIX el movimiento popu-lista trataba de organizar a todos los peque-os productores frente a la gran riqueza;entonces, all el problema era que haba resis-tencias; por ejemplo, los farmers (chacareros)blancos y los farmers negros tenan los mis-mo intereses en su oposicin a los bancos y alas compaas ferroviarias; pero a los far-mers blancos les costaba enormemente esta-blecer una alianza con los farmers negros;entonces, el discurso de ellos era un discursomuy dubitativo y los farmers negros muchasveces no se sentan interpelados por ese tipode discurso. Y ni qu decir si hablamos de losinmigrantes del sudeste asitico, porque all

    todos los sectores estaban en contra de cual-quier incorporacin; se deca que los asiticosaceptaban bajo nivel de salarios y de esa ma-nera depriman el nivel de salario de los ame-ricanos. Y haba otro tipo de conflicto, tam-bin, entre los sectores obreros y entre los sec-tores agrarios, que, bueno, no les puedo contartoda la historia ahora. El resultado es que sellega a la gran confrontacin con la que se vaa decidir el futuro de los Estados Unidos enlos 50 aos siguientes, que fueron las eleccio-nes de 1897. Y ah se confrontan el lder delpartido demcrata, William Bryan, en alianzacon el Partido Populista, con la Amrica corpo-rativa, que eran los republicanos, ayer comohoy, que estaban representados por WilliamMcKinley. Pero, por el hecho mismo que la ca-dena de equivalencias era muy dbil, el siste-ma de alianzas realmente no funcion, y elresultado fue que los republicanos ganaron laselecciones. Si ustedes piensan en varias situa-ciones latinoamericanas la situacin bolivia-na, por ejemplo, hoy ustedes ven lo difcil quees a veces recomponer fuerzas de distinto tipo.Y este problema, que no es simplemente unproblema de alianzas, porque no es que cadauno vaya a ir con sus propios objetivos, sinoque muchas veces hay sectores marginalesque no tienen objetivos perfectamente delimi-tados, pero que pueden ser interpelados pordiscursos completamente diferentes. Eso, porejemplo, se ve en Europa hoy mismo: ustedesencuentran que haba un voto protesta enFrancia, tradicionalmente era un voto que ibaal partido comunista; se disuelve todo esemundo social alrededor del cual ese votoprotesta se estructuraba, se crea una unidad,el partido comunista es incorporado dentro deuna coalicin gubernamental; al mismo tiem-po hay una tercerizacin de la economa por laque los cinturones rojos desaparecen; y elresultado es que no hay voto protesta, y enton-ces una buena parte del electorado comunistaempieza a votar por Le Pen. Hay varios estu-dios que muestran que entre un radicalismode izquierda y un radicalismo de derecha,eligieron simplemente un radicalismo, sinimportarles tanto que fuera de izquierda o dederecha. Bueno, con esto les he queridodescribir ciertas dimensiones alrededor de

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    ERNESTO LACLAU

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  • estos fenmenos de lo que llamamos populis-mo y espero haberles transmitido el mensajede que la poltica es algo realmente complica-do. Gracias.

    Bibliografa

    Laclau, Ernesto, Hacia una teora del populismo,en Poltica e ideologa en la teora marxista. Capi-talismo, fascismo, populismo. Madrid, SigloVeintiuno, 1978.

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    Conferencia: Demandas sociales e identidades polticas

    REVISTA DE TRABAJO AO 4 NMERO 5 ENERO - JULIO 2008

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    Revista de Trabajo 5 versin final.pdf

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