16826016 La Musica Zingara Aquellos Violinist As Egipcios Descendientes de Los Faraones
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AQUELLOS VIOLINISTAS EGIPCIOS, DESCENDIENTES DE LOS FARAONES...
LA MÚSICA ZÍNGARADOSSIER
Textos: Rafael Fernández de Larrinoa
El 28 de septiembre de 1908 moría en Biarritz el violinista navarro Pablo de Sarasate. El 26 de enero del
mismo año nacía en París Stéphane Grappelli. A pesar de no ser gitano ninguno de ellos, su arte y sus
nombres quedarían ligados, de forma más o menos accidental, al deslumbrante virtuosismo que este pueblo
legó a la cultura universal. El primero, a través de sus popularísimos Aires Gitanos op. 20, y el segundo, como
cofundador, junto a Django Reinhardt del manouche (jazz gitano). Aprovechamos esta doble efeméride para
aproximarnos a este exuberante mundo de virtuosismo violinístico gitano: la música zíngara.
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Por música zíngara entendemos la música de los gitanos de Hungría y algunas regiones limítrofes. Caracte-
rizada por un inconfundible exotismo (debi-do en gran medida a la escala “húngara” tan a menudo citada en los manuales de música) y por un endiablado virtuosismo instrumental, la música zíngara ha constituido desde sus orígenes un territorio dominado por violi-nistas que llevaron su instrumento al límite de sus posibilidades, causando la admiración de cuantos pudieron disfrutar de su arte. Así, si Franz Liszt alabó el arte incomparable de János Bihari (1764-1827), Jascha Heifetz de-claró a Grigoras Dinicu (1889-1949) el me-jor violinista del mundo, mientras otro gran violinista del siglo XX, el británico Yehudi Menuhin, acudió siempre que pudo al club de Bruselas donde actuó durante años su ad-mirado Roby Lakatos (1965).
LA GRAN TRAVESÍA
Esta deslumbrante tradición no debería sor-prendernos habida cuenta su larga historia. Como bien sabemos, los gitanos llegaron a Europa procedentes de la India del norte. Aunque alcanzaron el territorio húngaro hacia principios del siglo XV (son mencionados en un documento del rey Segismundo fechado en 1423), no se tiene noticia de ellos como músi-cos profesionales hasta un siglo después: el au-tor de una carta escrita en 1525 hace referencia a los “violinistas egipcios más sobresalientes, descendientes de los faraones”, tocando el cim-
balon y cantando en la corte de la reina Isabel. Se refi ere, sin duda alguna, a músicos gitanos, quienes desde muy pronto protagonizaron en el continente europeo el desarrollo de nuevos tipos de música orientados al baile y la danza y dirigidos al patronazgo de las clases altas. Ya du-rante el siglo XVI las cortes europeas tuvieron oportunidad de disfrutar los exóticos ritmos proporcionados por la ungaresca o el saltus hun-
garicus, coincidiendo con el desmembramiento y ocupación del reino magiar por parte de las hordas turcas. El eco de estas danzas persistirá en numerosas fuentes europeas hasta el siglo XVIII, en colecciones donde se mezclarán con otras de diversas procedencias nacionales (courante, sarabande, polonica, Ländler, etc.).
DESHACIENDO MALENTENDIDOS
La música zíngara (hu. cigány, al. zigeuner, fr. tzigane, gitano/gitana) no es música folclórica en el sentido que suele reconocerse a este tér-
mino, y debe ser distinguida tanto del folclore húngaro propiamente dicho como del folclore de los gitanos húngaros, que es de tipo vocal y emplea la lengua romaní. La música zíngara es la perteneciente a los músicos gitanos que desarrollaron su actividad de forma profesio-nal en las aldeas, en las cortes o en las ciudades húngaras, tocando en bodas, funerales y otros festejos. Como ha ocurrido con los gitanos asentados en otros países, los gitanos adop-taron los rasgos esenciales de la música au-tóctona húngara, asimilándolos a través de su peculiar idiosincrasia, forjada a lo largo de sus
extensas migraciones por el Oriente Medio. Así si los gitanos búlgaros (en menor medida, los serbios) adoptaron los complicados ritmos aksak típicos de la región, si los rusos se adap-taron a la polifonía, o si los españoles tomaron como propios la guitarra y el folclore andaluz, en Hungría asimilaron algunos rasgos esen-ciales de la canción tradicional, así como ins-trumentos como el cimbalon o el violín. Esta absorción del sustrato tradicional se debió a que, en las celebraciones rurales, los gitanos debían interpretar la música que los aldeanos pedían, y si no les era sufi cientemente
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posición de características musicales de dis-tinta procedencia, tanto gitanas (virtuosismo instrumental, escalas “orientales”) como occi-dentales (sea ésta la música de danza cortesa-na durante los primeros tiempos o el jazz y el rock a lo largo del siglo XX) sobre el sustrato folclórico húngaro. Debido a ello, esta música se ha englobado (al igual que el fl amenco, el tango, el jazz o el mismo rock) en la categoría musical que la moderna musicología ha ve-nido a encuadrar dentro de la etiqueta de las músicas populares urbanas.
EL ELEMENTO CRISTALIZADOR: EL VERBUNKOS
Tras la expulsión de los turcos a fi nales del siglo XVII y la desactivación del conato in-dependentista liderado por el héroe nacio-nal Férenc Rákóczi (1703-1711), la corona austríaca tomó el control efectivo del reino
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conocida, éstos la silbaban para que la apren-dieran de memoria y pudieran tocarla. A pesar de ello, comparada con la música tradicional húngara, la zíngara presenta, in-cluso a los oídos del oyente poco experto, una sonoridad más “orientalizante”, resultado en gran medida de la aplicación característica del intervalo de segunda aumentada (inusual en el folclore húngaro, de base pentatónica), que los gitanos pudieron importar tanto de la India como de los reinos persas o árabes que atravesaron durante su migración hacia occi-dente, así como de los conquistadores turcos durante su periodo de dominación del reino húngaro.De naturaleza esencialmente híbrida y dota-da de una enorme capacidad de adaptación a las modas de cada momento (durante el siglo XIX se haría cada vez más urbana, perdien-do el contacto con el mundo rural), la música zíngara es el resultado, por tanto, de la super-
Clasicismo y verbunkos Romanticismo y csárdás Opereta y ópera
Franz Joseph Haydn (1732-1809): • Concierto para piano en Re Hob. XVIII-11 (III)• Trío en Sol mayor nº 25 (III)• Cuarteto en Re mayor, op. 20 nº 4 (III, IV)• Cuarteto en re menor, op. 76 nº 2 (IV)
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791): • Concierto para violín en La, K. 219 (III)• Cuarteto de cuerda en Fa, K. 590 (IV)
Ludwig van Beethoven (1770-1827): • Alla ungherese op. 129• Sinfonía nº 3 op. 55 (IV, variación en sol menor)• Sinfonía nº 7 op. 92 (IV, segundo tema)• Sonata op. 57 Appassionata (III)
Carl Maria von Weber (1786-1826): • Preciosa (coro gitano del Acto II)• Andante e rondo ungarese op. 35• Ocho piezas para piano a cuatro manos op. 60
(Alla zíngara)• Siete variaciones sobre una canción gitana op. 55• Grand pot-pourri op. 20
Franz Schubert (1797-1828): • Momento musical en Fa menor, op. 94 nº 3• Cuarteto en Sol menor D 173 (IV)• Octeto en Fa mayor D 803 (VI)• Cuarteto en La menor D 804 (IV)• Divertissement à l’ hongroise D 818• Fantasía en Do mayor D 934• Sinfonía nº 9 en Do mayor (II)• Quinteto en Do mayor D 956 (III, IV)
Hector Berlioz (1803-1869):• La condenación de Fausto (Marcha Rakoczi)
Robert Schumann (1810-1856): • Zigeunerleben op. 29 para coro mixto y piano
Franz Doppler (1821-1883):• Fantasía pastoral húngara
Johannes Brahms (1833-1997): • Zigeunerlieder op. 103 para cuarteto vocal y piano• 21 Danzas húngaras
Léo Delibes (1836-1891): • Coppelia (Czardas)
Karel Bendl (1838-1897): • Cigánské melodie para voz y piano
Piotr Ilych Tchaikovsky (1840-1893): • El lago de los cismes (Czardas)
Antonin Dvorák (1841-1904): • Zigeunermelodien op. 55 para voz y piano
Pablo Sarasate (1844-1908): • Zigeunerweisen (Aires gitanos) op. 20
Alexander Glazunov (1865-1936): • Raymonda (Czardas)
Vittorio Monti (1868-1922):• Czardas para violín y piano
Vítezslav Novak (1870-1949): • Cigánské melodie op. 14 para voz y piano
Fritz Kreisler (1875-1962):• La Gitana
Maurice Ravel (1875-1937): • Tzigane, para violin y lútheal
George Enescu (1881-1955): • Rapsodias Rumanas nos. 1 y 2
Johann Strauss II (1825-1899):• Die Fledermaus (El murciélago)• Der Zigeunerbaron (El barón gitano)
Pietro Mascagni (1863-1945): • L’amico Fritz (El amigo Fritz)
Franz Lehár (1870-1948):• Magyar Abrand
(Fantasía húngara para violín y orquesta)• Zigeunerliebe (Amor gitano)• Wo die Lerche singt (Cuando canta la alondra)
Emmerich Kálmán (1882-1953):• Der Zigeunerprimas (El violinista húngaro)• Die Csárdásfürstin (La princesa de las czardas)• Die Herzogin von Chicago (La duquesa de
Chicago)
INFLUENCIAS MÁS ALLÁ DE HUNGRÍA
EL MOVIMIENTO NACIONALISTA HÚNGARO TOMÓ
ERRÓNEAMENTE EL VERBUNKOS COMO FUENTE ORIGINARIA
DE LA MÚSICA HÚNGARA
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húngaro. A partir de entonces, la vida cultural y musical de las ciudades magiares más im-portantes estará crecientemente infl uenciada por Viena, metrópoli que se convertirá con el tiempo en la ciudad de Haydn, Mozart y Beethoven, y de la que Hungría tomará prestado al primero de ellos, al servicio de los príncipes Paul Anton y Nikolaus Esterházy entre 1761 y 1790. Es en este periodo cuando el ejército austríaco comenzará a contratar a pequeñas orquestas de músicos gitanos para atraer a los jóvenes durante sus campañas iti-nerantes de reclutamiento (alemán, Werbung) por el territorio húngaro. El repertorio de es-tas bandas, conocido sólo de forma indirecta, pudo estar compuesto por marchas militares y/o melodías autóctonas de sesgo folclórico y carácter igualmente marcial, semejantes a las recogidas por manuscritos de danza de la época como el Aponyi/Ugróc (1730). La fama de esta música, que debió tener un marcado color gracias al singular estilo inter-pretativo de los músicos gitanos, alcanzó a la propia Viena, donde alimentó el gusto por lo exótico compartido por la música “turca”, con la que a menudo se confundió. La colección Clavierauszug von verschiedenen Zigeunern aus
Galantha, transcrita y publicada a partir de la actuación en Viena de los gitanos de Galanta en 1787, constituye uno de los pocos testimo-nios verdaderamente fi dedignos de esta mú-sica. Simultáneamente, el género fue apropia-do por compositores y editoriales vienesas de música de baile. En efecto, durante la década de 1780 empiezan a publicarse las primeras colecciones de verbunkos (o también “danzas húngaras”), fi rmadas por autores de origen germánico como József Bengráf, Antoine Wranitzky o Ferdinand Kauer. Se trata de un tipo de música en un estilo de danza tan com-pletamente vienés como el de las contradan-zas o marchas mozartianas, pero que presenta los rasgos que permanecerán ligados a la mú-sica zíngara desde entonces: ritmos enérgicos sincopados y de puntillo, eventual empleo del modo lidio y de la segunda aumentada, y fór-mulas melódicas de fi nal de frase caracterís-ticas (bokázó). La fama del verbunkos fue en aumento y al-canzó su madurez a partir de 1800 gracias a los nombres de János Bihari, János Lavotta y Antal Csermák. Bihari, el más grande entre todos, fue, además de un afamado violinis-ta, uno de los pocos gitanos en componer él mismo verbunkos (la mayoría de los composi-tores del género no fueron, paradójicamente, gitanos), bien que éstos debían ser escritos por otra persona, dado que él no sabía leer ni
Arriba: cimbalista zíngaro en una postal de principios de siglo XX.Izquierda: Yehudi Menuhin en una escena de la película Stage Door Canteen de 1943.
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escribir música. Bihari actuó repetidas veces en Viena, algunas de ellas ante el emperador, y (según Gyula Káldy) incluso fue escuchado por Beethoven. El verbunkos de este periodo (hasta 1830 aproximadamente) ganó en vir-tuosismo instrumental, variedad melódica y armónica (se incorporaron acordes alterados, modulaciones inesperadas y progresiones ar-mónicas heterodoxas, incluyendo las quintas paralelas) y comenzó a presentarse en pares de danzas lenta (lassú) - rápida (friss). El ver-
bunkos se fi ltró en la música de los más gran-des compositores del momento, como ilustra Csilla Pethő en Style Hongrois. Hungarian
Elements in the Works of Haydn, Beethoven,
Weber and Schubert (SMASH, 2000/41).
CSÁRDÁS, MAGYAR NOTÁ Y NACIONALISMO MUSICAL
El desarrollo de la conciencia nacional en Hungría a lo largo del siglo XIX, que tuvo su momento álgido en la revolución contra la dominación austríaca de 1848 y se apla-có temporalmente con la declaración ofi cial del Imperio Austro-Húngaro (dos reinos, un imperio) en 1867, tuvo hondas consecuencias en la vida musical del país. El movimiento nacionalista húngaro tomó erróneamente el verbunkos como fuente originaria de la mú-sica húngara, y esta confusión promovió su expansión y desarrollo tanto en el ámbito de
LOS NACIONALISMOS HÚNGAROS
CORRIENTES INTERNACIONALES
NACIONALISMO HÚNGARO
MÚSICA POPULAR URBANA CON INFLUENCIA GITANA
FOLCLORE HÚNGARO
SIGLO XVIII SIGLO XIX SIGLO XX
Clasicismo vienés
F. J. Haydn (1732-1809)
C. M. von Weber (1786-1726)
F. Schubert (1797-1828)
Verbunkos
József Bengráf (c.1745-1791)
János Bihari (1764–1827)
Antal Csermák (1774–1822)
Impresionismo francés
Folclore húngaro
Zoltán Kodály
(1882-1967)
Béla Bartók
(1881-1945)
Franz Liszt
(1811-1886)
Férenc Erkel
(1810-1893)
Romanticismo alemán
Ópera italiana/alemana
Magyar nótaVerbunkos primitivo
Danzas de reclutamiento tocadas por
bandas gitanas
LA MÚSICA ZÍNGARA ES LA PERTENECIENTE A LOS MÚSICOS
GITANOS QUE TOCABAN DE FORMA PROFESIONAL EN BODAS,
FUNERALES Y OTROS FESTEJOS RURALES Y URBANOS
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la música popular (magyar notá) como en el de la música de concierto y la ópera. Hacia 1835 se confi guró una nueva música de baile que alcanzaría notoriedad internacional, las csárdás (czardas en su transcripción germa-na), heredera directa del verbunkos, con la que comparte la alternancia entre una o varias partes lentas y otras tantas rápidas (vertigino-sas en ocasiones). Compuestas en su mayor parte por músicos no gitanos (como el violi-nista Márk Rózsavölgyi, apodado “rey de las csárdás”), el nuevo estilo constituyó, junto con el antiguo verbunkos y la moderna canción sentimental (hallgató), el repertorio básico de las bandas de músicos gitanos que triunfaban por entonces en las principales ciudades del país. El fervor patriótico y la pujanza de esta músi-ca motivaron que fuera tomada como referen-te por los nombres señeros del nacionalismo musical húngaro: Férenc Erkel (1810-1893) y Franz Liszt (1811-1886). El primero como fundador de la ópera nacional húngara, con títulos emblemáticos como Hunyadi László (1844) y Bánk Bán (1861), y el segundo con sus 19 Rapsodias húngaras (1846-1853) para piano, algunas de las cuales (nos. 8 y 12) se inspiraron directamente en melodías de Rózsavölgyi.En 1861 Liszt publicaría en Pest Des Bohé-
miens et de leur musique en Hongrie, en la que ensalzaba la labor de los gitanos como cus-todios de la música tradicional húngara. La obra le valió furibundas críticas por parte de sus compatriotas, por atribuir en ella al genio gitano la paternidad de la música húngara. Según sus críticos, la música zíngara era gita-na sólo en la medida de que era interpretada por músicos gitanos, pues la autoría moral correspondía al pueblo húngaro. En lo que erraban los críticos era en considerar “pueblo” a sus autores, la mayor parte de los cuales eran compositores urbanos con nombres y ape-llidos conocidos. La crítica que dirigirá Béla Bartók a todo el nacionalismo musical del siglo XIX, tal como quedó expresado en un artículo fundamental, Música gitana? Música
húngara? (Ethnographia; Budapest, 1931), se moverá por derroteros muy distintos: la música zíngara no es, sencillamente, música tradicional húngara.
BARTÓK, KODÁLY Y LA REACCIÓN FOLCLORISTA
Se trataba de un hecho que nadie quería re-conocer y que, a fuerza de insistir, se había instalado en el imaginario colectivo de forma
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difícil de corregir. Sin embargo, ya desde la segunda mitad del siglo XIX se habían eleva-do voces que reclamaron la recuperación del folclore húngaro para la causa artística, como testifi can la obra pionera de Karoly Szini (Las canciones y melodías del pueblo húngaro, 1865), y ciertos asomos de música folclórica auténtica en la obra del compositor (gitano, paradójicamente) Pista Danko (1858-1903). Sin embargo, la magnitud del error no pudo comprobarse hasta que Zoltán Kodály y Bar-tók testimoniaran, a lo largo de su extensivo trabajo de campo etnomusicológico en las áreas rurales a partir de 1905, lo difícil que era obtener de los campesinos una melodía fol-clórica auténtica, convencidos como estaban de la autenticidad y antigüedad de melodías que, en realidad, habían sido compuestas unos 40 o 60 años antes en las ciudades.Este giro propiciado por Bartók y Kodály
supuso el abandono casi total de la música zíngara como fuente primaria de inspiración para los compositores nacionalistas húngaros del siglo XX (esta afi rmación no es comple-tamente cierta en el caso del segundo), que sobrevivió, no obstante, en el limbo nostál-gico de los últimos compositores húngaros de operetas, como Franz Lehár y Emmerich Kálmán, sin impedir, claro está, su evolución como estilo “popular” en contacto con las nuevas tendencias urbanas del siglo XX. Alia-da o no con las corrientes cultas de cada épo-ca, adaptándose o infl uenciando a los nuevos escenarios musicales urbanos, el hecho es que tenemos la suerte de encontramos aún ante una música cuyo instinto de supervivencia le ha permitido sobrevivir a otomanos, austría-cos, nacionalistas y folcloristas durante más de cuatro siglos. Brindemos, pues, por los próximos cuatro.
Página 58 abajo: el violinista español
Pablo Sarasate.En esta página:
Stéphane Grappelli en un concierto en
Normandía en 1991.
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Un producto de este tipo sólo es posible en un país
como Hungría, referente a nivel mundial en cuanto
a la investigación musicológica y en el que se ha
hecho realidad un concepto, la etnomusicología
“histórica”, que resultaría contradictorio en
cualquier otro lugar del mundo. El Ensemble
Janosi es una interesantísima formación que ha
indagado en el pasado musical de su país con
enorme rigor (etno)musicológico. Sus registros
para el sello Hungaroton han repasado la histórica
del folclore húngaro a través de manuscritos de
los siglos XVII y XVIII (Apponyi, Nagyszombat,
etc.), bien a la reconstrucción de las fuentes
folclóricas de compositores como Liszt o Bartók.
El presente registro se propone restaurar las
fuentes originales de algunas de las obras más
conocidas de Liszt (rapsodias húngaras) y Bartók
(danzas rumanas y transilvanas), partiendo de
fuentes históricas o archivos etnomusicales y
recreando el sonido del folclore rural, con sus
instrumentos, sistemas de afi nación no temperados
y el “arrastre” rítmico característico.
El hecho de que Liszt no se inspirara en fuentes
folclóricas sino en, como hemos visto, la magyar
notá, plantea a los músicos el reto de “ruralizar”
este repertorio, empresa que exige un esfuerzo
fi lológico suplementario y que resuelven con
enorme éxito, a la vista del extraordinario trabajo
recopilatorio realizado para la Marcha Rákóczi.
De Bartók recomendamos unas “danzas rumanas”
que ponen los pelos de punta por su autenticidad
y atavismo.
ENSEMBLE JANOSI
Rhapsody - Liszt & Bartók Sources
Sonido: ★★★Valoración: ★★★HUNGAROTON HCD 18191 ADD 1995 59:00 1991
RECOMENDACIONES DISCOGRÁFICAS
Interesantísimo y muy satisfactorio álbum,
que indaga en el verbunkos de la era de Haydn
y posterior, de la mano de la musicóloga y
especialista norteamericana Linda Burman-Hall
y la violinista historicista Monica Huggett, de
sobra conocida en el mundo discográfi co por sus
numerosas grabaciones de repertorio solista y
camerístico barroco y clásico, que consigue una
sonoridad “húngara” gracias a un sabio empleo del
portamento y el rubato.
El compacto constituye toda una enciclopedia
sonora del verbunkos, desde sus muestras más
antiguas, hasta las más tardías, concomitantes
con las csárdás (Rózsavölgyi), pasando por
los “vieneses” Csermák, Bengraf, Krauer y
Hummel y los “pre-románticos” Bihari y Lavotta,
interpretadas en diversas formaciones de cámara
que van desde el cuarteto de cuerda a la pieza para
tecla sola.
Para un repertorio algo más temprano,
interpretado también en clave “historicista”
podemos recomendar el álbum Hungarian
Dances from the 17-18th centuries, liderado por
el intérprete de tárogató (especie de clarinete
folclórico con un sonido próximo al del oboe)
Csaba Nagy (Hungaroton, 2006), aunque
tampoco nos resistimos a proponer la escucha de
los cuartetos haydnianos a cargo de los húngaros
Quatuor Festetics, que incluyen la interpretación
más inequívocamente hongroise del Finale del
Cuarteto op. 76 nº 2 (Arcana, 2000).
MONICA HUGGETT
Haydn and the GypsiesObras de Haydn, Kossovits, Csermák, Lavotta, Bihari, Rózsavölgyi, Bengraf, Hummel, Mátray, Ruzitska, Kauer y anónimosLux Musica. Monica Huggett, violín. Linda Burman-Hall, fortepiano y directora
Sonido: ★★★Valoración: ★★★★KLEOS CLASSICS 5101 DDD 2000 78:06 2000
Grabada como banda sonora de un fi lm
inencontrable en DVD (y menos, con subtítulos
en castellano), debemos agradecer la iniciativa de
recuperar para la fonografía la obra maestra del
padre de la ópera nacional húngara, Ferenc Erkel.
Título estimable, cargado de fuerza y lirismo
(dúo de Bánk Bán y Melinda del Acto II) en
una vena próxima a la verdiana pero con el color
característico de la música “húngara”, resulta, como
mínimo, curioso, ver asociado el contagioso ritmo
de las csárdás a un dramático concertante fi nal
(Acto I), o escuchar de vez en cuando los furtivos
y melancólicos sones de un cimbalom o de una
viola d’amore. El reparto no es perfecto, a pesar de
la talla internacional de algunos nombres, debido
a una Eva Marton algo estridente y a una Andrea
Rost excesivamente frágil, y a pesar de un valiente
Attila Kiss en el arduo papel protagonista.
Como complemento escénico a este título,
podríamos proponer la deliciosa opereta de
Emmerich Kálmán Die Herzogin von Chicago,
en la divertidísima versión de Richard Bonynge
registrada para Decca en 1999, en la que las
músicas “húngara” y “vienesa” de un arruinado
príncipe centroeuropeo se contraponen a los
ritmos de fox-trot y charleston de una millonaria
americana, más una Quinta de Beethoven en
versión jazz de fondo, en algún que otro momento.
ERKEL
Bánk BánOrchestra for Hungarian Millenium. Hungarian national Chorus. Honvéd Male Chorus. Tamás Pál, director. Atilla Kiss (Bánk Bán), Eva Marton (Gertrud), Andrea Rost (Melinda), Dénes Gulyás (Ottó), Kolos Kóvats (II. Endre)
Sonido: ★★★★Valoración: ★★★★TELDEC 0927 44606 2 2003 DDD CD1 51:56 CD2 69:33
BUDAPEST, 2001
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Llegamos al apartado reservado a los grandes
violinistas “zíngaros” (o primas) cuyo arte ha sido
preservado a la posteridad gracias a la fonografía, y
entre los que resultan de obligada cita los nombres
y sagas históricas de los Imre Magyari, Sandor
Lakatos, su hijo Sandor Deki Lakatos, László
Berki, Ferenc Santa o András Farkas (la mayoría
de los cuales están bien representados en el rico
catálogo discográfi co de música popular del sello
Hungaroton), o más recientemente, Roby Lakatos,
artista más polifacético que ha sabido abordar
repertorios más internacionales (jazz), alcanzar
registros más variados y colaborar, merced a la
enorme categoría de su técnica, con violinistas
clásicos de la talla de Vadim Repin o Maxim
Vengerov sin perder un ápice de autenticidad.
El compacto que aquí presentamos resulta idóneo
para introducirse en este fascinante mundo a un
precio módico: no sólo incluye obras obligadas
como las Czardas de Monti o Ciocarlia de Dinicu
en realizaciones llenas de fuerza y color, sino que
realiza un retrato fi dedigno del arte de los gitanos
húngaros, tanto por repertorio como por el variado
empleo de instrumentos que, como el cimbalom o
el tárogató, han marcado la historia de esta música.
No obstante, si prefi riéramos un enfoque más
actual, podríamos recomendar al lector el álbum
Fire Dance de Roby Lakatos (Avanti, 2005).
FERENC SANTA GYPSY BAND
Csárdás: Hungarian Gypsy MusicFernc Santa Gypsy Band. Ferenc Santa, violín y director
Sonido: ★★★Valoración: ★★★★NAXOS 8.550954 DDD 1995 59:11 1995
La fusión del violinismo zíngaro y la música
de concierto occidental no había producido
un resultado tan feliz desde los tiempos en los
que Brahms publicara sus celebérrimas Danzas
húngaras, de las que, por cierto, contamos con una
entusiasta grabación a cargo de Claudio Abbado y
la Filarmónica de Viena (DGG, 1982).
Recién salido del horno, este disco protagonizado
por la orquesta de cámara (doce instrumentistas
de cuerda) London Concertante, el primero para
el sello Chandos, propone un duelo entre su
concertino, el violinista, arreglista y compositor
Adam Summerhayes y el violinista búlgaro Emil
Chakalov. Con una mezcla de temas tradicionales,
de autor y composiciones propias, aderezados con
arreglos sencillos pero modernos, de sonoridad
e instrumentación clásica e infl uencias que van
desde el swing gitano de Django Reinhardt, el
jazz o el funk (a menudo la orquesta parece imitar
la sección rítmica de una banda moderna), el
compacto recoge temas procedentes de Bulgaria
(la copanitza, en un endiablado compás de 11/16),
Bohemia, Besarabia y Rumania. Entre otras
sorpresas encontramos un arreglo para dos violines
solistas de la imprescindible Ciocarlia de Gregorias
Dinicu, tocado por ambos violinistas con un
virtuosismo capaz de quitar el hipo, una misteriosa
aparición en segundo plano del tema Repül a Szán
(el que utilizara Brahms para su Danza húngara nº
4) en medio de Swifts in Flight y, como no podía
ser menos, una Polka del padre del violín zíngaro,
el mítico János Bihari.
ADAM SUMMERHAYES – EMIL CHAKALOV
Gypsy stringsLondon Concertante. Adam Summeryayes, Emil Chakalov, violines
Sonido: ★★★★Valoración: ★★★★CHANDOS CHAN 10453 DDD 2008 44:53
No queríamos despedirnos sin hacer mención
del peculiar universo sonoro de los hermanos
balcánicos (serbios, macedonios y búlgaros,
principalmente) de los músicos zíngaros. Con
agrupaciones basadas en bandas de metales
extremadamente virtuosísticas y sacudidas por los
característicos ritmos búlgaros aksak, la música de
los gitanos eslavos del sur ha alcanzado proyección
internacional en los últimos tiempos gracias a
agrupaciones como la Kočani Orkestar, Fanfare
Ciocărlia y Urs Karpatz.
Como en el caso anterior, presentamos una
recientísima propuesta apadrinada por el
cineasta serbo-bosnio Emir Kusturica, quien ha
popularizado el sonido de las bandas gitanas de
metales balcánicas gracias a sus laureadas películas
Tiempo de gitanos (1989) y Gato negro, gato blanco
(1998).
Time of the Gypsies no es sino la transposición
al escenario teatral (de ahí la denominación
punk opera), a modo de musical, del fi lm Tiempo
de gitanos, cuya banda sonora original fuera
compuesta por Goran Bregovic, colaborador
habitual de Kusturica. En esta ocasión, cuenta con
una sucesión de temas compuestos y arreglados por
Nelle Jankovic y Dejan Sparavalo, que superponen
a la banda de metales habitual otros artefactos
sonoros, desde la Orquesta Sinfónica de Budapest,
electrónica disco y power chords, hasta una cita del
Rigoletto verdiano (Evropa). Propuesta vitalista y
abigarrada, algo disparatada a nuestros oídos, pero
que seguramente cobrará pleno sentido junto al
obligado complemento visual.
THE NON SMOKING ORCHESTRA
Time of the GypsiesTheNonSmoking Orchestra. Vojislav Aralika, productor
Sonido: ★★★★Valoración: ★★★DECCA 475 9154 DDD 2007 51:42 BELGRADO, 2007
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