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    Boletn de Filologa, Tomo XLIII(2008): 145 - 174

    El espaol de Amrica Central ayer,hoy y maana*

    Miguel ngel Quesada Pacheco**

    Universidad de Bergen, Noruega

    RESUMEN

    El espaol que se habla en los pases que conforman el istmocentroamericano (Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras,Nicaragua, Costa Rica y Panam) ha sido estudiado de manera escasay fragmentaria. Desde los inicios de la poca independiente (1821),el inters filolgico se ha centrado, por una parte, en la lexicografa,y por otra, en la normatividad, con lo cual se han dejado de ladootras perspectivas de estudio lingstico. Adems, con frecuencia laspersonas interesadas en el tema no son profesionales en la materia,sino ms bien aficionadas, con lo cual el producto de sus esfuerzosno siempre va coronado con los mejores resultados lingsticos.En el presente estudio se esboza el camino recorrido para llegar alconocimiento que hoy tenemos del espaol centroamericano, lo quese ha hecho hasta nuestros das, y las tareas que nos esperan. Seresaltarn los aportes logrados en cada uno de los estudios, situandosu valor cientfico en tiempo y espacio, con el fin de destacar etapas

    histricas en el camino recorrido.

    Palabras clave: Espaol, Lingstica, Filologa, Historia, Dialectologa.

    *El presente artculo fue presentado como ponencia plenaria en el IV Simposio sobre laLengua y la Literatura Nicaragenses(Managua, 27 y 28 de abril de 2006).

    ** Para correspondencia dirigirse a: Miguel ngel Quesada Pacheco ([email protected]), Departamento de Lenguas Extranjeras (Institutt for framandsprk), Facultad deHumanidades (Det humanistiske fakultet), Universidad de Bergen (Universitetet i Bergen),HF-Bygg, Sydnesplass 7, N-5007 Bergen, Noruega.

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    CENTRALAMERICANSPANISHYESTERDAY, TODAYANDTOMORROW

    Abstract

    The Spanish spoken in the Central American countries (Belize,Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica andPanama) has been very scarcely studied, and viewed in a veryfragmented way. Since the beginning of the Independency times(1821), the philological interest has been focused by CentralAmerican, on the one hand, on lexicography; on the other hand,within normativity. Thus, many tasks have been failed to be done,such as to study the Spanish language in these countries from other

    linguistic points of view. Besides, many persons who have showninterest in this issue have not been experts, but just amateurs, and thisfactor has led to works not always crowned with the best linguisticresults. The present study makes an outline of the long way whichhas been tracked in order to come out to the knowledge we nowadayshave about the Spanish language spoken in this part of the Americancontinent. Results and achieved goals in each of the mentioned studieswill be ponted out, in an effort to locate their cientific values in timeand space, in order to establish historical periods along the way.

    Key words: Spanish, Linguistics, Philology, History, Dialectology.

    Recibido 30/05/08. Aceptado 11/07/08.

    1. LA CENICIENTA DEL ESPAOL AMERICANO

    El inters por el estudio global del espaol hablado en las repblicas queconforman el istmo centroamericano, incluidos Belice y Panam, ha sidorelativamente escaso. Los expertos en asuntos lingsticos han demoradoy hasta brillado por su ausencia cuando se trata de describir y dilucidar lalengua espaola en la parte central del continente americano. En 1993, JuanManuel Lope Blanch, al hacer un recuento sobre los estudios relativos alespaol de Amrica Central1, escriba las siguientes palabras:

    1 Su discurso se refera al espaol de Mesoamrica, concepto bajo el cual incluy a Mxico.Por razones geogrficas e histricas, este pas queda excluido dentro del mbito del presenteestudio.

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    Pero, de cualquier manera, el balance es pobre, decepcionante. Ni un soloestudio global, de conjunto, que demuestre con la mnima garanta de fide-lidad cmo es la norma lingstica de los pases mencionados. Slo brevesanotaciones dispersas en torno a temas particulares y algunos estudios decarcter lxico, superficiales y asistemticos (Lope Blanch 1993: 111).

    La situacin que observaba Lope Blanch a finales del siglo XX en rea-lidad no ha diferido mucho en la actualidad. Razones no faltarn, excusassobrarn; pero lo cierto es que estamos frente a un campo de estudio muypoco conocido y aun menos explotado.

    En miras a subsanar el vaco apuntado, el presente estudio intenta cambiar

    la situacin mencionada de manera radical, al dar a conocer estudios siste-mticos y de conjunto para cada uno de los pases que conforman el istmocentroamericano, desde la perspectiva dialectolgica. Con estos trabajos sepretende dar un aporte significativo al conocimiento de la situacin lings-tica por la que est pasando el espaol hablado en Amrica Central.

    En lo que sigue me dedicar a trazar el camino recorrido para llegar alconocimiento que hoy tenemos del espaol centroamericano, lo que se hahecho hasta nuestros das, y las tareas que nos esperan. Tratar, en la medidade mis posibilidades, de resaltar los aportes logrados en cada uno de los estu-dios, situando su valor cientfico en tiempo y espacio, con el fin de destacaretapas histricas en el camino recorrido. Espero, en consecuencia, que mispalabras sirvan de estmulo a los actuales investigadores para que se animena introducirse en este campo casi virgen del estudio de la lengua espaola.

    2. LA POCA COLONIAL. PRIMEROS TESTIMONIOS DEL

    ESPAOL CENTROAMERICANO

    Los primeros testimonios del espaol centroamericano como variantedivergente del espaol estndar durante la poca colonial son los ofrecidospor Francisco A. de Fuentes y Guzmn (siglo XVII; publicado en 1883),Juan Francisco de Pramo y Cepeda (1697), Jorge Juan y Antonio Ulloa(1748), Manuel Jos de Ayala (1750 - 1770) y Antonio de Alcedo (1789).

    En realidad los trabajos consultados no especifican el istmo centroamericanoy ms bien se refieren en general al Nuevo Mundo, razn por la cual sonescasas las menciones referentes al espaol de Amrica Central. Tal y comocorresponde a la mentalidad de la poca, en la mayor parte de estos trabajosse respira un aire de ilustracin y enciclopedismo, ms que de puro inters

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    lingstico, lo cual explica la abrumadora cantidad de datos que no ataendirectamente a la lengua en s.

    El primer documento que recoge datos lingsticos de una provinciacolonial centroamericana es la Recordacin Florida, de Francisco A. deFuentes y Guzmn, el cual describe palabras empleadas en Guatemala, enparticular por los de ascendencia espaola, y en cuya lista figuran entradastanto de origen hispnico, como de origen indgena (nhuatl y maya,especialmente).

    En 1697 se escribe un largo poema pico sobre la regin del Darin,actual zona fronteriza entre Panam y Colombia. Alfinal del poema, su autor,Juan Francisco de Pramo y Cepeda, ofrece un Yndise de algunos nombresyndios de la Amrica para la inteligensia desta obra. Este vocabulario constade 100 vocablos que tienen que ver con toponmicos casi todos referentesa Panam, tales comoAncn, Bayano, Pacora, San Miguel, Pirre, Taboga,

    Zamb, etc., antroponmicos entre los que destacan Arbiona, Contreras,Baybay, Dinarco, etc. y nombres comunes como caimito, chaguala,chaquira, chicha, guanbano, guarumo, guacamayo, lere, nspero, orbo,

    pjaro de esmeralda, totumay muchos otros.Tal como sucede con los glosarios y vocabularios del siglo XVII, la

    funcin de este ndice es ancilar, o sea, de ayuda para esclarecer conceptos,no para corregir, comparar o para dar a conocer el vocabulario regional.Para la historia del lxico panameo esta pequea obra guarda singularimportancia, debido a las tempranas documentaciones que registra del lxicode este pas centroamericano.

    En cuanto a laRelacin histrica del viaje a la Amrica Meridional, deJorge Juan & Antonio de Ulloa (1748), los autores recogen muchos voca-blos empleados principalmente en Panam, llamada tambin Tierra Firmeen esa poca. Pero tambin dan testimonios de la fontica y la entonacin,y este dato se convierte en el primero, hasta ahora recogido, de la manerade pronunciar los panameos el espaol:

    Aunque no not en Cartagena lo que voy a decir, fue por tenerlo reservadopara este lugar; y es, que ass en aquella Ciudad, como en Portobelo, y esta[ciudad de Panam] tienen sus moradores un methodo de prorrumpir laspalabras, quando hablan, bien particular; y ass como hay unos Pueblos, quetienen arrogancia; otros dulzura; y otros brevedad; este tiene una floxedad,y desmayo en las vocales tal, que es muy sensible, y molesto al que le oye,hasta que la costumbre le va habituando a ello: aun mas sucede en este parti-cular, y es que en cada una de las tres ciudades llevan distitno methodo en eldesquadernamiento, flaqueza, y acento de las voces, acompaado de diversassylabas propias de cada uno; no menos distinguibles entre s, que todas ellas

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    apartadas del estilo, con que se habla en Espaa. (Juan 1748: Parte I, libro II,cap. III; pg. 163-164).

    Jorge Juan achaca al clima y a la costumbre la razn de esta divergenciadialectal:

    Yo he comprendido, que esto puede provenir en alguna manera de la indispo-sicion, en que estn los Cuerpos desfallecidos con la calor; aunque tampocome opongo, que tenga mucha parte la costumbre (ibdem).

    Estas hiptesis o maneras de abordar el cambio lingstico, hoy en daun simple recuerdo en la historiografa lingstica, tuvieron cierto arraigo

    en Amrica Central, a juzgar por las afirmaciones del fillogo costarricenseLuis Dobles Segreda a principios del siglo XX, cuando habla, entre otros,de los agentes de la costumbre y topogrficos para explicar las causas delcambio en las lenguas2.

    Entre 1750 y 1770, un jurista panameo, de nombre Manuel Jos deAyala, tuvo el puesto de archivero real en Madrid, lo cual aprovech pararecopilar unas 2800 entradas procedentes del Nuevo Mundo, con el fin depublicarlo en forma de Diccionario de voces americanas. En esta obra, que

    nunca public, se hallan como corresponde a la mentalidad lexicogrficade la poca tanto toponmicos (1400 entradas3) como una enorme cantidadde americanismos (1230 entradas): voces comunes, referentes a plantas,animales y aspectos culturales de las diversas partes, provincias y virreinatosamericanos. Con esta cantidad de voces, la obra de Ayala se convierte en eldiccionario que recopila la mayor cantidad de americanismos antes del sigloXIX, llegando a superar a ms del doble la cantidad de voces americanasregistradas en su antecesor elDiccionario de la Real Academia Espaola

    2 Segn sus propias palabras: Unos trabajan en la agricultura y conocen al dedillo losnombres de las plantas, de sus herramientas, de sus mquinas, etc. Otros laboran en la industriao el comercio y saben de medidas, de pesos, de monedas, de calidades, de telas, de artculos,etc. Todas esas circunstancias constituyen lo que podramos llamar costumbre, agente de granvalor en el proceso evolutivo de las lenguas [...] Los que viven en regiones fras no deben tenerembarazo en pronunciar las eses, en rodar las erres, en nasalizar bien las enes, etc. Cmo

    podremos llamar a ese agente modificativo? Alguien lo llamagenio, (la idiosincracia [sic] delpueblo, su actividad o su pereza). Se le puede llamar agente climatrico, o ms propiamentetrmico. (L. Dobles Segreda 1910: p. 4282-4285).

    3 De hecho, el diccionario de Ayala comprende un 50% de toponmicos, muchos de loscuales van acompaados de descripciones geogrficas bien detalladas, y algunos con datoshistricos o culturales de inters para el enciclopedismo dieciochesco (Ayala 1995, XXXI

    XXXV).

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    (1716 1739)4. Sin embargo, en cuanto al vocabulario de Amrica Central,luce por su escasa representacin, si lo comparamos con el de otras regiones,

    tales como Mxico y toda la Amrica del Sur.Sin embargo, dentro del istmo centroamericano, la regin que sale msfavorecida es el Reino de Tierra Firme o Panam, quizs por ser su autororiundo de all. De ello dan fe voces como bastimentos, caymito, cayaro,chapetn, chcara, chichigua, escotero, estancia, frailecillo, gamalota,

    guaca, locro, machete, motete, mococoa, orejano ypalenque.Entre 1786 y 1789, se publica el Diccionario histrico-geogrfico de las

    Indias Occidentales, de Antonio de Alcedo. A diferencia de Ayala, Alcedologra separar lo puramente histrico-geogrfico de lo lingstico, y as,en el V tomo de su Diccionario, edita un glosario de voces empleadas enAmrica. En lo pertinente a Amrica Central, y al igual que en Ayala, esPanam la regin mejor representada con palabras como bodoquero, bongo,changam, charquicn, chata, chomb, fruta de mono, gamalota, lenguade vaca, mazato, metedor, motete, pasmo, pico feo(en la entrada tulcn),

    pipin, pixbae, tasajoy virul.

    3. EL SIGLO XIX: EL NORMATIVISMO ACADMICOY SUS EXCEPCIONES

    Los movimientos filolgicos decimonnicos y republicanos del continen-te americano se manifestaron en Amrica Central a travs de una tendenciams bien de corte conservador, cuyo inters primordial era mantener la

    lengua y literatura espaola e hispanoamericana unidas. Reinaba un ciertotemor ante la idea de una desarticulacin de la lengua espaola en el NuevoMundo, a la vez que le profesaban un cario inquebrantable. Segn estemovimiento purista o normativista, cuyas ideas estaban representadas enlos lineamientos filolgicos del gramtico venezolano Andrs Bello5, launidad idiomtica se podra lograr por medio de la educacin lingstica

    4El DRAE de 1716-1739 recopila nicamente 500 americanismos, segn G. Haensch(1997, 217).

    5 Juzgo importante la conservacin de la lengua de nuestros padres en su posible pureza,como medio providencial de comunicacin y vnculo de fraternidad entre las varias nacionesde origen espaol (cit. por Quesada 1989: 135).

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    prescriptiva, purista, partiendo del espaol peninsular como regla y modelo.Por lo tanto, haba que estudiar el idioma; es decir, escribir gramticas y

    diccionarios que condenaran todo tipo de expresin dialectal que atentaracontra la unidad lingstica. Esta metodologa se aplicaba de la manera comoexplica Eduardo Arellano (1992: 21):

    En concreto, su prctica consista en identificar las incorreccionesfrecuentesdel habla y redaccin populares. Tal prctica se haca con el fin de preservarla pureza del idioma espaol y coleccionar vocablos rastreando sus proce-dencias y ejemplificando su uso correcto con fragmentos de escritores clsicosy famosos.

    El clebre fillogo nicaragense Juan Eligio de la Rocha es quien, a

    mediados del siglo XIX, inicia la corriente purista en Amrica Central, elcual, siguiendo el camino de Andrs Bello, apunta:

    Preciso es que en Centroamrica se le d impulso a la mejora del idioma denuestros padres con un estudio positivo de l, pues los Estados y ciudadesnuestras que hacen alarde de hablar mejor el espaol que sus vecinos, estnequivocados. Arcasmos que causan nuseas, resabios incorregibles, provin-cialismos procedentes de lenguas aborgenes inferiores, vocales omitidas,silabeo, el hablar articulando apenas la consonante que hiere, acento falsete yde asonancia nasal, tomados de los antiguos nahuales, quichs, lencas, mangues,etc., abundan en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.(de la Rocha, cit. por Arellano 2002: 40).

    De la Rocha, al igual que el gramtico Andrs Bello, insiste en la edu-cacin lingstica por parte de los padres de familia; adems, es partidariode la idea de que el castellano de la Pennsula deber servir de modelo parala correccin lingstica:

    No est la primaca de hablar bien, como creen algunos pueblos semilustrados,en decir Juana y noLa Juana, en decir chuchoal perro, ni en nombrar nance alnancite, ni quisquilal chayote, ni trajeal tnico, ni dundoal sencillo, ni hablaren secretos ni en charlas a gritos; sino en observar las reglas de la gramtica,consultar el diccionario y procurar aproximarse al acentro sonoro, marcadoabierto rotundo y claro de los castellanos, destruyendo los arcasmos, resabiosy todos los provincialismos que tengan equivalente en espaol. Las madres ylos maestros de primeras escuelas son los apstoles de esta mejora, la infanciasobre todo es la edad propia de corregir estos defectos ya bajo precepto o concorrecciones o redculos suaves que hasta a los adultos mejoran (de la Rocha,cit. por Arellano 2002: 40, nota (b)).

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    Por eso de la Rocha impulsa la confeccin de una gramtica normativapara uso de la juventud nicaragense, publicada en 1858 (cit. por Arellano

    1992: 16-17). Asimismo, es de la Rocha quien propone la correccingramatical en dos columnas, cuando afirma: Es de desear que todos losmaestros formen en sus escuelas ndices de todos los defectos con surespectiva columna de correccin, y que todos los discpulos los lean conatencin una vez por semana (cit. por Arellano 2002: 40, nota (b)).

    A de la Rocha le sigue el fillogo costarricense Francisco Ulloa, quienpor 1870 inicia la corriente purista en su pas con la publicacin de losElementos de gramtica de la lengua castellana, escritos expresamentepara la enseanza de la juventud en Costa Rica. En este libro el autor,

    siguiendo el mtodo propuesto por el fillogo nicaragense de la Rocha,hace una larga lista de trminos llamados Barbarismos ms comunes entrelos costarricenses (Ulloa 1872: 224 238), en donde presenta dos columnasde palabras; la columna izquierda, que lleva el subttulo de No digis,integra vocablos y representa la manera como hablan los costarricenses; lacolumna derecha, cuyo subttulo es Decid, trae los vocablos que, segnel gramtico normativo, se deben decir. As, entre los trminos brbaros,Ulloa enumera una serie de variantes fonticas y lxicas que han sido y

    fueron caractersticas del habla costarricense. A manera de ilustracin secitan las siguientes palabras:

    No digis Decid

    Alimento LocoBtuma VctimaBolo Ebrio

    Cuja Cama, lechoDefeuto DefectoDesbelit DebilidadEnculecarse EnclocarseEngruesar EngrosarEntonce EntoncesJeder HederMercar Comprar

    Polbero Pauelo

    En 1892, el fillogo guatemalteco Antonio Batres Juregui publicasu diccionario correctivo de guatemaltequismos. Batres estimaba losiguiente:

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    La falta de estudio, la carencia de centros destinados a conservar la pureza dellenguaje, y la indiferencia lastimosa con que, durante largos aos, se viera todolo que al idioma se refiere, han sido parte a que se corrompa de tal modo, quehay muchas frases y voces viciosas, que por desgracia emplean hasta personascultas y educadas, sin contar con los innumerables vulgarismos que a cada pasoofenden el buen gusto (cit. por Sandoval 1941: XII).

    En el mismo ao, el fillogo costarricense Carlos Gagini publica el primerdiccionario correctivo de costarriqueismos y, siguiendo de cerca el mismopensar de su colega guatemalteco, expresa:

    Incontrovertible es la utilidad de los estudios crticos sobre el lenguaje vulgarde los pueblos hispano-americanos. La lengua castellana ha experimentadotales modificaciones en el Nuevo Mundo, son tan numerosas las corruptelas,los neologismos, extranjerismos y alteraciones sintcticas con que la desfigu-ra el vulgo, que en muchos lugares no es ya sino una caricatura grotesca deaquella habla divina de Garcilaso, Cardern y Cervantes. Por otra parte, esosmatices locales contribuyen sobre modo romper la unidad del idioma comnde nuestras Repblicas, preparando la formacin de dialectos y dificultando elcomercio de ideas (Gagini 1892: I).

    Un ao despus, en 1893, se publica la obra Vicios de nuestro lenguaje,del fillogo nicaragense Mariano Barreto, y en 1900 saca a la luz sus

    Ejercicios ortogrficos, en donde se registran ms de 600 voces malescritas (Arellano 1992: 22).

    Sin embargo, no todo es correccionismo ni purismo en esta etapa de lalexicografa centroamericana, porque hay publicaciones que en cierta medidase salen de lo establecido y, con una metodologa menos academicista, tresautores publican sus inventarios lxicos desde otra perspectiva. En orden

    cronolgico se trata, en primer lugar, del escritor colombiano Jos JoaqunBorda, quien publica un corto artculo con el ttulo deProvincialismos deCosta Ricaen 1865. Al respecto escribe Borda6:

    No se crea que al insertar estas palabras provinciales lo hacemos por denigrara Costarica. All se habla tan bien la lengua castellana como en las demassecciones hispanoamericanas, que tambien tienen sus provincialismospeculiares. Los hemos insetardo cn el fin de que sean conocidos i mas tardeharemos otro tanto con algunos provincialismos de nuestro pais (Borda 1865:

    124).

    6 Se respeta la ortografa del original.

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    El segundo investigador es el alemn Carl Herman Berendt (1874, cit. porArellano 1992), a quien cabe el mrito de ser el primer compilador del lxico

    nicaragense. Su trabajoPalabras y modismos de la lengua castellana,segnse habla en Nicaragua, que consta de unas dos mil entradas, fue hecho confines totalmente descriptivos y, tal como se puede inferir de su lectura, al autorle interesaba resaltar la variedad y la contrastividad del espaol nicaragenseen relacin con la lengua estndar de la poca. Se preocupa por consignarlos nombres cientficos de los trminos de flora y fauna recopilados, y enalgunos casos marca la procedencia geogrfica de los vocablos.

    El tercer autor es el fillogo hondureo Alberto Membreo, quien en1895 lleva a la imprenta la primera edicin de susHondureismos. Si bien

    Membreo participa en las ideas de la corrupcin lingstica y de los viciosdel lenguaje de su poca7, en el prlogo de su libro manifiesta un plandiferente, y lo lleva a cabo con bastante coherencia:

    LasApuntaciones crticas, del seor Cuervo, el Diccionario de Chilenismos,del seor Rodrguez, el Diccionario de barbarismos y provincialismos deCosta Rica, del seor Gagini, y los Vicios del lenguajeyprovincialismos deGuatemala, del seor Batres Juregui, tienen por principal objeto purificar elhabla castellana censurando los vicios que se han introducido en ella y tienden

    pervertirla; la obrita de nosotros se concreta lo ms traducir nuestrosprovincialismos, palabras anticuadas indgenas y uno que otro vocablo quehemos formado por onomatopeya (Membreo 1895/1982: V).

    Y, tal como lo haba expresado en el prlogo, Membreo enumera unalista de vocablos usados en Honduras, sin mezclar el mtodo correctivo de susantecesores ni definir las entradas con criterios normativos ni prescriptivos,con lo cual se adelanta dcadas a una nueva etapa de la lexicografacentroamericana, cual es la descriptiva.

    7 Tal como se puede apreciar en el mismo prlogo (Membreo 1895/1982: III-XIII).

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    4. EL SIGLO XX: TRANSICIN HACIALA CIENTIFICIDAD LINGSTICA

    El siglo XX entra con nuevos bros en el estudio del espaol centroame-ricano, y lo ms notable es la transicin de los trabajos prescriptivos a losestudios descriptivos. En lo concerniente a autores y sus obras de transicin,caben destacar los trabajos de personas que iniciaron su carrera filolgicacomo puristas para irse adentrando poco a poco en los menesteres de laciencia lingstica. Este grupo de autores se dio cuenta de que no todo eraincorreccin, sino tambin creacin. Adems, a principios del siglo XXentr en nuestros pases una fuerte tendencia al nacionalismo, con lo cuallo nuestro espaol tena tanto valor como lo peninsular. En consecuencia,aplicaron el principio del abolengo, de acuerdo con el cual, en muchas reasde la regin se empleaban vocablos y estructuras lingsticas que tambin sepodan rastrear en los autores clsicos espaoles. Autores que participaron deesta etapa son, por ejemplo, los citados Mariano Barreto y Carlos Gagini.

    Barreto y Gagini tuvieron una fuerte amistad con el clebre fillogocolombiano Rufino Jos Cuervo, quien se les haba adelantado en dcadas

    en su camino de la prescripcin normativa a la descripcin cientfica de lalengua espaola, y no sera raro que se vieran influidos por sus teoras ymodo de pensar respecto del espaol de Amrica (cfr. Arellano 1992: 22 yQuesada Pacheco 1989).

    En 1919, Carlos Gagini saca la segunda edicin de su diccionario, estavez con el ttulo deDiccionario de costarriqueismos, y con un viraje enel marco terico que sustentaba su antiguo Diccionario de barbarismos y

    provincialismos de Costa Rica8:

    Sale, pues, esta edicin notablemente aumentada y bajo un plan menos emp-rico; en ella considero las divergencias de nuestro lenguaje con relacin a lalengua madre, no como simples corruptelas introducidas por el capricho o laignorancia, sino como resultado natural de la evolucin fontica y semnticaa que estn sujetos los idiomas vivos (Gagini 1919: 6).

    8 Sin embargo, a pesar de su enorme esfuerzo por cambiar de rumbo, quedan en las en-tradas de este diccionario algunas manifestaciones puristas, que contraran los mtodos dedefinicin de la lexicografa, tal como las concibieron sus colegas Membreo y Baldaresalgunos aos antes, y tal como se practica en la actualidad. Adems, Gagini sigue, en ciertamanera, pensando en el espaol peninsular como rector del idioma, segn se puede apreciaren la entrada ccido.

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    Por 1925, Barreto empez la publicacin de Voces y locuciones usadasen Nicaragua, ms bien dentro del marco de la lingstica (cit. por Arellano

    1992: 22). Por otra parte, Barreto se convierte en el primer dialectlogocentroamericano al publicar, en 1908, su estudio tituladoEl lenguaje popularde Nicaragua y Colombia(cit. por Arellano, ubi supra).

    Los estudios sobre el espaol centroamericano que surgen en elsiglo XX se pueden enfocar desde tres aristas: a) estudios globales, mayor-mente de corte dialectal, referentes a todo el istmo, b) estudios nacionales,tanto dialectales como sociolingsticos, en donde se incluye el contactolingstico, y c) otros estudios.

    4.1 ESTUDIOSGLOBALESSOBREELESPAOLCENTROAMERICANO

    Los primeros trabajos globales sobre el espaol centroamericano apuntanal componente lxico y datan de los primeros aos del siglo XX. De estemodo, y siguiendo un estilo similar al del costarricense Francisco Ulloa,antes visto, en 1905 sale a la luz elPequeo Diccionario de provincialismos

    y barbarismos centroamericanos, del hondureo Prspero Mesa. Esta obritatiene el mrito de ser el primer diccionario concebido como de conjunto paraAmrica Central. Al igual que su antecesor Ulloa, y siguiendo el mtodopropuesto dcadas antes por Juan Eligio de la Rocha, Mesa dedica la obra alos escolares, y dispone su recopilacin lxica en dos columnas, organizadasalfabticamente; la de la izquierda lleva como ttulo VICIOS, y la segunda,CORRECCIONES, como se puede apreciar en los siguientes ejemplos:

    VICIOS CORRECCIONES

    Bamba (Hond.) Peso9Coche (Guat.) CerdoChiches (Hond. y C. Rica) Eso es cmodo, fcilEstampilla Sello de correoGuambas (C. Rica) Tonto, imbcilGuanaba (Guat. y El Salv.) GuanbanaGorguera Notabilidad

    9Se refiere a la moneda.

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    Jaracatal (Guat.) MultitudNacascolo Dividivi

    apa PropinaTigre (el de Amrica) JaguarYagual (Hond.) Rodete de trapoZaite (El Salv.) Aguijn

    Del mismo estilo es el segundo diccionario de centroamericanismos,publicado en San Salvador en 1907 por Salomn Salazar. Como se puedeobservar, si bien es interesante y de gran significado el haber confeccionado

    dos diccionarios de centroamericanismos entrando el siglo XX, no lo es encuanto al mtodo empleado, ya que los dos autores se van por la corrientenormativa decimonnica, con lo cual sus repertorios lexicogrficos se con-vierten en meras advertencias hacia el purismo idiomtico10.

    Habr que esperar varias dcadas para ver elDiccionario de modismos yregionalismos centroamericanosde A. Costales Samaniego (1965), el cual,adems de ser el primero en usar el trmino centroamericanismo, haceun buen intento de lo que podra llegar a ser un diccionario para la regin.De acuerdo con Costales,

    Aparentemente, los cinco pases objeto del anlisis11, parecen mantener unaidentidad cultural comn, pero cuando se llega a profundizar en el estudio delas caractersticas idiomticas se comprueba que cada una de ellas, por ciertosfactores socio-geogrficos guardan entre s, un grado de cultura histrica dife-rente. Por cierto, esta diferenciacin que la encontramos en trminos lingsticostrascienden a los lmites polticos y sociales (Costales 1965: 1).

    Sin embargo, en vista de que Costales recopila en su obra nicamente

    vocablos referentes a la tenencia de la tierra y a las condiciones del trabajoagrcola, deber considerarse este diccionario como una obra lexicogrficareferente a un campo lxico determinado, y no una obra de carcter general,de regionalismos.

    Es a finales del siglo XX cuando se vuelve a despertar el inters por verel espaol centroamericano como un conjunto, pero esta vez ya no solo

    10 Aun as, la persona interesada en asuntos lingsticos centroamericanos podr interpretarlos datos normativos desde una perspectiva cientfica, notando, entre otras cosas, que habadivergencias lxicas y tambin similitudes en el espaol hablado por las naciones del istmoa principios del siglo XX.

    11 Costales no recopila lxico procedente de Panam.

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    tomando en cuenta lo lxico-semntico, sino ms bien desde una perspectivageneral; en este sentido destacan los pequeos trabajos de Frantisek Vrhel

    (1978) Vladimir Honsa (1988), J. Diego Quesada (1996) y Miguel ngelQuesada Pacheco (1996).

    4. 2 ESTUDIOSPORPASES

    Poco a poco empiezan a vislumbrar, a partir de finales del siglo XIX,investigadores interesados en describir los rasgos lingsticos de cada pas

    centroamericano, de modo que en ellos se hallan datos fonticos, morfo-sintctios y lxico-semnticos. Este tipo de estudios, de corte generalmentedialectal, comenzaron como trabajos correctivos para convertirse luego enverdaderos estudios descriptivos del espaol centroamericano; a veces,tocando los rasgos en conjunto; otras veces, uno de sus componentes lin-gsticos: fontica, morfologa o lxico. El mtodo para la presentacin delos datos ha sido generalmente el dialectolgico y contrastivo con respectoal espaol peninsular.

    El primer estudio sobre el espaol de un pas centroamericano es autorade Pico de la Mirndola (obviamente un seudnimo), quien, en 1878, haceuna breve descripcin de los rasgos del espaol de Nicaragua, desde unngulo normativo, como corresponde a la poca. Le sigue el estudio delalemn Karl Lentzner, quien en 1892 public en su pas natal sus observa-ciones sobre el espaol de Guatemala, publicado en espaol en 1938. Estatradicin contina con la costarricense ngela Baldares, la primera mujercentroamericana que irrumpe en el campo de la filologa. En 1914, Baldarespublica una pequea obra en donde toca la fontica, la morfosintaxis o ana-

    loga, segn el trmino de ese tiempo y la lxico-semntica, entresacadasde la obra costumbrista del poeta costarricense Aquileo J. Echeverra. Es denotar la total ausencia de opiniones subjetivistas e impresionistas o de corteprescriptivo en toda la obra de Baldares, quien, se podra con toda autoridadafirmar, es la primera centroamericana, y mujer, que abre la brecha de ladistincin entre lo academicista o correctivo del lenguaje, y lo estrictamentecientfico, logro que no ser imitado sino hasta bien entrado el siglo XX 12.

    12 Si bien su antecesor Membreo supo dividir bien tambin lo prescriptivo de lo descriptivo,no deja de expresar en otros momentos su academicismo, como lo expresa en la Introduccina su Diccionario: Cualquiera que sea el defecto que noten en este trabajo los que tengan la

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    Estudios similares para los dems pases surgen a partir de la dcada de1920 para Honduras (cfr. A. Membreo 1922 y 1923), y El Salvador (cfr. D.

    Guzmn 1924); respecto del espaol panameo, a partir de 194013

    .El inters por la fontica o la fonologa del espaol de los diversos pasescentroamericanos ve la luz a partir de la segunda mitad del siglo XX en losestudios de Lincoln Canfield (1952a y 1952b) para el espaol guatemaltecoy salvadoreo, el de scar Chavarra (1951) respecto de los fonemas delespaol hablado en Costa Rica, el de Heberto Lacayo (1954) en cuanto ala pronunciacin del espaol de Nicaragua, y el de Elsie Alvarado (1971)para el sistema fontico del espaol panameo. Por la misma poca serealizan estudios fonticos, ya no de conjunto, como los anteriores, sino

    especializndose en un fonema o grupo de fonemas, en los que muchasveces sale favorecido el fonema sibilante /s/, ahora desde la perspectivasociolingstica14.

    Echando ahora un vistazo por el componente morfosintctico, muy pocose ha hecho en este campo, y dos temas son los ms descritos, cuales sonlos sufijos del espaol centroamericano y las formas de tratamiento, ademsde algunos trabajos recientes sobre el sistema verbal (cfr. van Buren 1992,P. Pitloun 2003). Este tipo de estudios comienza a tener mayor presencia a

    partir de la segunda mitad del siglo XX15

    .En cuanto al componente lxico-semntico, ha habido, como hasucedido en todo el Nuevo Mundo hispano, una fuerte y bien cristalizadatendencia a la realizacin de trabajos lexicogrficos, ms que de fontica ymorfosintaxis. Tendremos que buscar la razn de tal inters hacia el lxicohispanoamericano en las corrientes normativas decimonnicas, las cuales,como queda ya visto, dieron nacimiento a un buen nmero de diccionarioscorrectivos de provincialismos. Haciendo un conteo comparativo de lostrabajos en estos componentes lingsticos realizados durante el siglo XX,

    paciencia de leerlo, ruego lo imputen a mi ignorancia involuntaria, alejando la idea de quetengo el nombramiento de individuo de la Academia Cientfico-Literaria de Honduras. Si losque hoy son mis colegas me han honrado con aquel nombramiento, no se debe esto a misescasas luces, sino a mis deseos fervientes por que en mi querida patria se mantenga el hablacastellana siempre limpia, fija y con esplendor (Memebreo 1895/1982: XII-XIII).

    13 Por ejemplo, los trabajos de Miguel Amado (1945 y 1949), Roberto Jaen y Jan (1956),

    Pedro Altamiranda (1965) y Stanley Robe (1960).14 Por ejemplo, en los trabajos de Richard Predmore (1945) para Guatemala, Susan Berk-

    Seligson (1978) y J. A. Quesada Pacheco (1984) para Costa Rica, John Lipski (1984, 1987 y1989) para Nicaragua para El Salvador y Honduras, y John Amastae (1989) para Honduras.

    15 Segn el catlogo bibliogrfico de H. Lpez Morales (1999: 20-22, 44-45, 57, 75-77y 95).

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    se obtiene el siguiente cuadro para cada uno de los pases del istmo, y enconjunto:

    Pas Fontica Morfosintaxis Lxico16

    Pas Nmero Porcentaje Nmero Porcentaje Nmero Porcentaje

    Guatemala 5 9,4 % 7 13,2 % 41 77,3 %

    El Salvador 4 36,3 % 0 0 7 63,8 %

    Honduras 5 10,2 % 5 10,2 % 39 79,5 %

    Nicaragua 8 11,7 % 17 25 % 43 63,2 %

    Costa Rica 23 21,6 % 24 22,6 % 59 55,6 %

    Panam 16 41 % 4 10,2 % 19 48,7 %TOTAL 61 18,7 % 57 17,4 % 208 63,8 %

    Cuadro 1. Estudios sobre el espaol centroamericano en el siglo XX(segn datos entresacados de Lpez Morales 1999)

    Como se puede observar, los trabajos lexicogrficos sobrepasan el 60%de los estudios lingsticos para todo el istmo, lejanamente seguidos del

    componente fontico (18,7) y del morfosintctico (17,4). Habiendo un gradotan alto de trabajos en este campo, es de esperar abundancia de autores yde variedades de diccionarios. En efecto, los hay desde normativos hastacientficos, tcnicos, marginales, sin contar los toponmicos y referentes aotras ramas del saber, como la antropologa, el folclor, la paremiologa, yotras ms.

    En trminos generales, se puede afirmar que los diccionarios nacionalesque ven la luz en Amrica Central a partir de la dcada de 1960 dejan loscriterios prescriptivistas y puristas para adentrarse en una nueva dimensin

    lexicogrfica: por una parte, son obras constrastivas, en cuyas entradas ellector encuentra lo diferente, lo que no se registra en los diccionarios gene-rales de la lengua espaola; por otra, ocupan el puesto de guas y de fuentesdescriptivistas de conocimiento del lxico de Amrica Central. El primeroregistrado en esta dimensin es el trabajo de B. Isaza Caldern (1964/1986)que lleva el ttulo dePanameismosy recopila unas 2000 entradas, entre lasque sobresalen voces de origen ibrico con sentido panameo, indigenismos

    16Se han tomado en cuenta nicamente los glosarios y diccionarios generales, no losvocabularios especializados (como lxico arqueolgico, botnico, etc.).

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    y muchas voces de origen incierto o no determinado an, que son parte delpatrimonio lxico del panameo.

    4.3 OTROSESTUDIOS

    En Amrica Central no todo ha sido dialectologa, sino tambin ha habidoun inters por estudiar el espaol del rea desde otras perspectivas. Una deellas tiene que ver con los estudios lingsticos tomando como base, no elhabla registrada y reunida en un trabajo de campo, sino sobre la base de

    textos literarios17.La primera persona que abre esta etapa en la historia de los estudios

    lingsticos es ngela Baldares (1914), antes citada, con su estudio globaldel espaol costarricense sobre la base de los poemas del poeta costumbristaAquileo Echeverra. Lo ms notorio es que, con su estudio, Baldares seadelanta unos aos al famoso escrito del clebre humanista dominicano PedroHenrquez Urea, cuando en 1921 sugera: Sera tiempo ya de acometertrabajos de conjunto sobre el espaol de Amrica. Los materiales abundan en

    la literatura, tanto la popular como la culta de temas populares (HenrquezUrea 1921: 357). Abierta la brecha, varios estudiosos se interesan enaplicarla. Segn mis pesquisas, se nota una curva ascendente en el inters poreste tipo de estudios hacia 1950 para descender, y prcticamente desaparecer,en la dcada de 197018.

    Otro tipo de estudios realizado con bastante ahnco en el rea es elreferente a los vocabularios especializados. Como una disciplina derivada delsecular inters por la lexicografa, varios estudiosos se han dedicado, desdelos inicios del siglo XX, a describir las palabras empleadas por los grupos

    marginales, as como por los diversos sectores de una ciencia (lxico de floray fauna, lxico de la antropologa), y de la cultura en general (vocabulariode la vivienda, del deporte, de los oficios, de los pescadores, etc.). El primerestudio en este campo data de 1921 y es obra de Jos Mara Pinaud, relativoal lxico del hampa costarricense. Hacia 1940 se encumbra el inters por

    17 De hecho, el manual de Lpez Morales (1999) registra 17 estudios en esta disciplina.18 Segn se desprende de los estudios registrados en el catlogo de Lpez Morales (1999:

    31-32, 39-40, 67, 87-88). Curiosamente, en Espaa este tipo de estudios tiene bastante arraigo,quizs debido a la falta de inters de los fillogos peninsulares por viajar a Amrica y realizarestudios en el terreno.

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    elaborar glosarios, diccionarios y otro tipo de estudios enmarcados en estadireccin19.

    Referente a los estudios sociolingsticos20

    , es bien poco lo que seha hecho en la regin, segn se puede observar en el siguiente cuadrocomparativo:

    Pas Estudios dialectolgicos21 Estudios sociolingsticos

    Nmero Porcentaje Nmero Porcentaje

    Guatemala 53 82,8 % 11 17,1%

    El Salvador 11 100 % 0 0

    Honduras 49 90,7 % 5 9,2Nicaragua 68 85 % 12 15%

    Costa Rica 106 88,3 % 14 11,6

    Panam 39 67,2 % 19 32,7%

    TOTAL 326 84,2 % 61 15,7%

    Cuadro 2. Estudios dialectolgicos y sociolingsticos en Amrica Central(Datos entresacados de Lpez Morales 1999)

    Ahora bien, suena hasta cierto punto injusta la comparacin del cuadro 2,donde se nota un contraste abismal entre la cantidad de estudios de una y otradisciplina, porque la dialectologa tiene una trayectoria ya secular, mientrasque los estudios sociolingsticos, que ven la luz en la dcada de 1960 en elmundo, tocan el espaol del istmo centroamericano a partir de 1973, concre-tamente con el espaol panameo (cfr. H. Cedergren 1973, R. Brown 1976).Aun as, y siendo bien conocida la disciplina sociolingstica en el rea ya afinales del siglo XX, los lingistas y fillogos centroamericanos de esa poca

    continuaban incrustados en las tendencias lexicogrficas decimonnicas, sinabrirse a otros mtodos de abordar el espaol de la regin.

    En lo pertinente al contacto lingstico, se puede afirmar que desdemediados del siglo XIX vena vislumbrndose un gran inters por estudiarla relacin que haba desarrollado el espaol en contacto con las lenguasindgenas del rea. Estamos, pues, en los inicios de la era dominada por la

    19 Como se puede observar en el catlogo de Lpez Morales (1999: 25-26, 61-62, 80-81,96-97).

    20 Sin tomar en cuenta los trabajos referentes a contacto lingstico.21Aqu se toman las cifras del cuadro 1, que son las que bsicamente representan los

    estudios dialectolgicos.

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    teora del sustrato, de acuerdo con la cual el espaol de Amrica ha sidofuertemente influido por las lenguas indgenas. El primer fillogo que da

    muestras de inters por el tema es Juan Eligio de la Rocha, el cual, en 1858,afirmaba:

    Cuando la conquista, encontraron los espaoles habitada a Centroamrica porvarias naciones aborgenes entre los que sobrepujaban los quichs y cachiquelesen Guatemala, lencas en Honduras, nahuales [sic] o mejicanos en El Salvador yNicaragua, donde tambinfiguraban por su idioma sonoro los mangues. Todaslas lenguas afectaron con su acento a la espaola al naturalizarse, recibiendosta al mismo tiempo un caudal de voces y despus de provincialismos varios;

    entre los que, as a los nombres de frutas,fl

    ores, animales, manjares, comolos de otro gnero, se debe dar preferencia a los de El Salvador y Nicaraguatanto por el mrito intrnseco de la lengua mejicana de donde proceden, rica yarmoniosa como la girega, cuando porque sta fue el habla de la nacin mscivilizada que existi en todo nuestro continente (de la Rocha 1858; cit. porArellano 2002: 58)

    Como se puede ver, sin lugar a dudas el nhuatl fue la lengua que causms aficin entre los estudiosos. As, y siguiendo los pasos del maestro de

    la Rocha, el espaol Juan Fernndez Ferraz publica en 1892 el diccionarioNahuatlismos de Costa Rica, donde se presenta una extensa lista de palabrasque el autor considera de origen azteca22.

    Esta tendencia, que bien se podra llamar nahuatlista o nahuatista, seintensifica a partir de la segunda mitad del siglo XX con las publicacionesde estudios como los de O. Schumann (1987) para Guatemala, P. Geoffroy(1982 y 1987) para El Salvador, V. Arroyo (1953) para Costa Rica, y C.Mntica (1989 y 2000) para Nicaragua. El inters por el sustrato indgenalleg a ser tan intenso, que varios defensores de esta tendencia llegaron, por

    una parte, a ver el espaol centroamericano como un castellano forrado devoces y giros lingsticos de origen nhuatl; y por otra, a creer que el contactofue anterior a la conquista espaola y, en consecuencia, el caudal de vocesnhuatl en el espaol es herencia precolombina. Por ejemplo, y respecto de

    22 Varias de las palabras consideradas por el autor de origen nhuatl no lo son, tales comobaquiano, caimn, cajeta, canoa, cilampa, conuco, chcarao chacra, cholo, danta, hamaca,huaca, iguana, macana, apa, papaya, tacaco, targu, tucn, trapiche, zapalloy otras. Noobstante, hay que reconocerle a Fernndez su honestidad y limitaciones en cuanto a muchasetimologas, pues l mismo deja el beneficio de la duda en algunas entradas, como se apreciaen la palabra banana, en donde dice: Es voz que parece enteramente nahua, cambiando la benp, mas no nos atrevemos a afirmarlo (Fernndez Ferraz 1892, 10).

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    El Salvador, segn P. Geoffroy, el nhuat es el responsable de que el espaolde su pas no distinga la diferencia ibrica entre la fricativa interdental

    sorda y la picoalveolar, del yesmo y de que el fonema /x/ se realice deforma lenis; asimismo, este idioma, a causa de su sistema polisinttico, es elresponsable de algunas contracciones tales como vapu vaya pues, puesipues s, vua voy a,idiayy de ah y otras, as como la gran cantidad depalabras compuestas empleadas en dicho pas centroamericano, muchas delas cuales, segn el autor, son combinacin de nhuat y espaol (Geoffroy1987: 16-25). En cuanto al espaol de Nicaragua, Carlos Mntica vislumbrauna profunda huella nhuatl en una serie de prstamos y calcos semnticosde la vida diaria en su pas, a lo cual llama nhuatl oculto (Mntica 2000:

    105-113). De manera similar piensa el investigador costarricense L. Ferrero(1986: 100-101) respecto de sus impresiones sobre el espaol de la provinciade Guanacaste:

    Cuando los espaoles llegaron a la Gran Nicoya la evidencia lingstica era elnahuat (la variante ms antigua) y el nhuatl (la variante ms tarda). Nombresde plantas, de animales, de sitios geogrficos, de actividades cotidianas, defenmenos celestes, en el habla popular guanacasteca actual demuestra quehubo vnculos muy fuertes con el nahuat y el nhuatl, ms que con el Cho-

    rotega-mangue que hablaban los Cholotas conocidos como Chorotegas. Delmangue los fillogos apenas han podido encontrar escasa docena de vocabloscontra miles del nahuat y del nhuatl.

    Al igual que sus contemporneos y antecesores, el antes mencionadoCostales da gran importancia al elemento de sustrato en la composicinlxica del espaol centroamericano:

    Los grupos indgenas, sin tomar en cuenta el grado de cultura y civilizacin,

    en cada uno de los pases estudiados han sido sin lugar a dudas los que con suidioma han ido labrando la fisonoma de los modismos y regionalismos usadoscon tanta frecuencia, aun en los medios urbanos donde la instruccin ha sidodebidamente impartida (Costales 1965: 3).

    A este fenmeno llama el autor ladinaje o criollismo idiomtico(dem).

    Sin embargo, entre quienes mostraron su inters por la teora del contactolingstico y del sustrato, hubo asimismo algunos que pusieron su nota de

    duda respecto de la abrumadora presencia de vocablos aztecas en el espaolcomo herencia del contacto cultural precolombino. Tal es el caso del fillogodecimonnico J. Fernndez Ferraz, antes mencionado, cuando escribe:

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    Demuestra la existencia de palabras de origen mejicano en todos los pasesconquistados y poblados por Espaa, Filipinas incluso, dominacin ms omenos duradera de la pujante raza azteca?No, precisamente, y hasta tengo la idea de que la mayor parte de esas sonorasvoces nahuas fueron tradas de Mjico a los pases de Centro y Sur Amrica,por los espaoles mismos que entendieron acaso que por medio de esa lenguase haran comprender de los otros pueblos que sucesivamente fueron visitando,sometiendo y poblando de Norte a Sur (Fernndez 1892: VII - VIII).

    Del mismo parecer es V. Arroyo, quien afirma lo siguiente en relacincon el vocabulario del espaol costarricense:

    No hay influencia del nhuatl en las lenguas indgenas costarricenses. Los na-huatlismos del habla popular, pues, tienen que haber llegado durante la colonia,especialmente, trados por funcionarios de la corona y otros inmigrantes quehaban vivido en regiones americanas como Mjico, Guatemala, El Salvador,etc., donde tales voces estaban vigentes (Arroyo 1971: 171).

    La hiptesis de los fillogos Fernndez y Arroyo se ve confirmada conlos recientes estudios sobre la historia del espaol en Costa Rica, en dondese comprueba la infiltracin de antillanismos, nahuatlismos y quechuismosen el espaol de este pas durante la Colonia a travs del contacto cultural,demogrfico y comercial con las otras regiones del Nuevo Mundo (QuesadaPacheco 1990: 211-244 y 1991: 86-91).

    En lo pertinente al elemento africano en el espaol centroamericano, esCostales quien primero menciona la contribucin africana en la composicinlxica de Amrica Central, con las siguientes palabras:

    Entre los elementos que han contribuido al ladinaje o criollismo idiomtico de

    los pases centroamericanos est el negro. Este elemento extico que vinieradespus de la Conquista como consecuencia del comercio negro, tambinofreci su contingente en la formacin de nuevos vocablos que llegarona confundirse y aun a identificarse en el decir del pueblo y del campesino(Costales 1965: 5).

    ngel Revilla es el primero que toca el tema para el espaol dePanam:

    Gran parte de los panameismos, pues, parecen basarse en un segmento de lacomunidad lingstica castellana-africana, que es el hombre panameo comohecho cultural (desde que Castilla y frica llegaron al Istmo) y no como hechopoltico (1903 para ac, o cualquier portado que tenga esta nacionalidad poradopcin) (Revilla 1982: 5).

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    Y, dentro de este pas centroamericano, es M. Jamieson (1992) quienrealiza un estudio sobre el elemento lxico africano.

    En el campo de los anglicismos, los centroamericanos han hecho incur-siones valiosas, en las cuales enumeran y describen rubros lxicos tomadosdel ingls y empleados en el espaol de sus respectivos pases. Entre ellostenemos, en orden cronolgico, a los panameos L. Aguilera (1945) y R. J.Alfaro (1950), a la costarricense V. Ziga (1978) y al nicaragense R. MatusLazo (2002). Aguilera es quien primero se lanza a la tarea de enumerar ydescribir la influencia del ingls en un pas centroamericano, en donde haceuna lista de 115 rubros lxicos. Por su parte, y a diferencia de los autoresconsultados, quienes se restringen a describir el influjo del ingls en sus

    respectivos pases, el panameo Alfaro revisa y enumera, en una actitudpurista, los anglicismos en el espaol general, con el fin de tomar medidasen la lucha contra los advenedizos, particularmente aquellos que el autorconsidera innecesarios en el idioma.

    Por ltimo quisiera referirme a los trabajos relativos a la historia del es-paol en Amrica Central, una disciplina derivada de la lingstica histricaque ve sus inicios en la dcada de 1950, en el estudio sobre algunos aspectosde la historia del espaol de Panam, de Stanley Robe (Robe 1953). Pero

    no es sino a partir de 1980 cuando se observa un pequeo repunte en losestudios sobre el tema, hasta el momento hechos en Honduras (Nieto 1995),Nicaragua (Alemn 1992) y Costa Rica (Quesada Pacheco 1990).

    5. RETOS PARA EL FUTURO

    Segn se desprende del somero recorrido histrico emprendido aqu,con todo y los esfuerzos dados por estudiosos e interesados en asuntoslingsticos, seguimos sin tener una idea clara y general de cmo se hablael espaol en esta parte del mundo hispanohablante, contentndonos condatos sueltos, diseminados, como un rompecabezas sin terminar. En primerlugar, ha habido bastantes aficionados o interesados en asuntos del idioma,pero pocos lingistas o fillogos que se han dado a la tarea de los estudioslingsticos en esta parte del mundo hispano, de manera que, por muchas y

    buenas intenciones que hayan tenido los primeros, desafortunadamente nosiempre se pueden aprovechar sus trabajos porque no estn fundamentadosen teoras o mtodos cientficos y, en consecuencia, sus datos o resultados

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    pueden inducir a impresiones falsas o errneas23. En segundo lugar, yrefirindome ahora a las investigaciones lingsticas, de qu nos sirve saber

    que determinado fonema o estructura gramatical tiene tal o cual realizacinen uno u otro pas, si los datos ofrecidos por quien hizo los estudios enesos pases no calzan ni terica ni metodolgicamente con otros estudiossimilares?24. En tercer lugar, a veces da ms la impresin de que el conceptode espaol centroamericano es el producto de ideas impresionistas y no comoresultado de estudios empricos. Por ejemplo, Vladimir Honsa, basndose enfactores histricos, presenta a Amrica Central como un tapete lingsticobastante abigarrado, a veces descosido, pero siempre con una corriente defondo que le da sentido (Honsa 1988: 745). Cmo se puede aplicar esa

    frase a una realidad lingstica tan poco abordada? Por otra parte, J. Lipski(1989: 751) cataloga a Honduras como una zona de transicin dialectalsegn el grado de aspiracin de /s/ y afirma que Costa Rica occupies theend position of a dialect zone (Central America) (Lipski 1994: 225)25.Y cabe preguntarse de nuevo: de qu manera podremos comprobar queAmrica Central conforma una regin dialectal con subdivisiones nacionaleso regionales, si hasta la fecha no hay un estudio general ni de campo querefute o confirme tales aseveraciones?

    Abundan los trabajos de lexicografa, pero no hay uno solo descriptivo delcomponente lxico general a nivel centroamericano, ni de la misma ndoleen otros componentes de la lengua. Tampoco hay un solo estudio donde serelacionen lengua y cultura en Amrica Central, y la geolingstica, que debihaberse aplicado hace medio siglo a manera de introduccin de conjunto alconocimiento del espaol del istmo, apenas estn abriendo sus puertas enel rea (cfr. Quesada Pacheco 1992a y 1992b). Por otra parte, queda mucho

    23 Pienso, para citar un pequeo ejemplo, en la afirmacin de J. Lipski (1994: 225) sobreel sufijo -eraen el espaol de Costa Rica, el cual sirve, segn l, to refer to the act of doingsomething, to items related to a general activity, or as a general collective noun: bailaderadancing, habladera speaking, conversadera having a conversation, comidera [sic] food,eating, bebidera[sic] drinking, escribidera writing, jorunalism e inmediatamente citacomo fuente de sus datos a C. Lscaris, quien fue un aficionado a asuntos lingsticos, no unlingista. El asunto es que este sufijo (-dera) se emplea para designar acciones que denotanreiteracin, de modo que, por ejemplo, conversaderaes acto reiterativo de hablar, opuesto

    a conversadaacto de conversar (cfr. Agero 1996: 74).24 A manera de ilustracin, cito los trabajos por lo dems bien realizados de Jorge Arturo

    Quesada para la /s/ del espaol del rea metropolitana de San Jos, Costa Rica, en los estudiosde John Lipski (1983 y 1984) con la misma temtica para Nicaragua y Honduras.

    25 Me refiero a comentarios similares que hice en mi artculo sobre el espaol de AmricaCentral (Quesada Pacheco 1996: 115).

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    168 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIII, 2008

    por hacer en cuanto a los estudios de carcter histrico. En este sentido,si bien ya se han dado los primeros pasos, el estudio histrico-lingstico

    coordinado llenara un enorme vaco en el conocimiento de las distintasetapas evolutivas por las cuales ha pasado la lengua espaola en AmricaCentral. Este tipo de estudios dara ptimos resultados si se consultaranlas fuentes histricas de que estn llenos los archivos centroamericanos,empezando por el monumental Archivo de Gobierno, en Guatemala. Enellos se encierra un tesoro lingstico casi nada explotado por los fillogoso lingistas. No me refiero aqu a documentos de tipo oficial, real, sino msbien a los locales, en donde, a travs de la descripcin de un pleito, un juicio

    por robo, un informe de cofrada o un pliego de correspondencia privada,de la gente comn y corriente de la Colonia y decimonnica, se encierrandatos de corte fontico, morfosintctico y lxico-semntico que de segurorevelarn rasgos fundamentales de la gestacin y desarrollo de la lenguaespaola en Amrica Central.

    Pero esto no quiere decir en absoluto que no se pueda lograr nada. Alcontrario, nunca antes haba habido mejor momento, pues todos los pasescentroamericanos cuentan ahora con instituciones de enseanza superior tan

    valiosas como en otras partes del mundo, y con personal acadmico biencapacitado para estas tareas investigativas, amn de los medios de comu-nicacin al alcance de casi todo el mundo. Por otra parte, y aqu viene lointeresante, hasta la fecha lo que se ha logrado en el istmo centroamericanoha sido obra de una persona a veces dos, o bien algn estudio concer-niente a un pas, regin o aspecto lingstico, como queriendo formar, sin eldebido xito, el rompecabezas lingstico de que est compuesto el espaolcentroamericano. A partir de esta realidad, sugiero que nuestro istmo pasea una nueva etapa en los estudios sobre el espaol hablado en esta partedel Nuevo Mundo, cual es la etapa del trabajo coordinado y en equipo,sobre la base de tres ejes axiomticos: investigacin, intercambio de ideasy publicaciones.

    Ante todo, el espaol de Amrica Central necesita un estudio global,integral, que nos suministre al menos una idea comprehensiva y coherente delos rasgos fonticos, morfolgicos, sintcticos y lxicos que lo caracterizan.Y esto solo ser posible con investigaciones coordinadas, en equipo26, sea a

    26 Esto es lo que pretende el proyecto del Atlas Lingstico de Amrica Central (con sussiglas ALAC, ver http://atlaslinguistico.blogspot.com).

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    EL ESPAOL DE AMRICA CENTRAL AYER, HOY Y MAANA / MIGUEL NGEL QUESADA 169

    nivel centroamericano, sea en unin a proyectos internacionales. En conse-cuencia, si alguien, por ejemplo, quisiera estudiar tal o cual rasgo lingstico,

    que lo haga en compaa de otros investigadores y tomando como base elmismo marco terico-metodolgico. Tenemos que abandonar, de una vezpor todas, la antigua y clsica idea redentora, segn la cual una sola personalograr salir avante con la tarea emprendida. Ahora debemos unirnos paralograr ms y mejores resultados. Adems, es absolutamente necesario darsea la tarea de realizar trabajos empricos, de campo, en mayor escala, organi-zando el estudio lingstico por etapas, por localidades, con informantes oconsultores, por grupos sociales, etc., que renan ciertos requisitos segn elmtodo elegido. Debemos terminar de laborar cada uno en su nicho y para

    s mismo, es hora de unirnos en grupos de trabajo intercentroamericano. Eneste sentido, la geolingstica, la sociolingstica y la pragmtica, el estudiode las lenguas en contacto y la antropologa lingstica, vendran a servir deimportante fundamento en los mtodos por seguir en la tarea asignada.

    Otro punto importante y de gran valor es el intercambio de ideas mediantela configuracin de congresos a nivel centroamericano, con investigadoresen el ramo27. Actividades como la presente, a la que he sido invitado, sesuman a la historia de los esfuerzos por describir y comprender, en conjunto

    y ms a fondo, la realidad del espaol hablado en el istmo centroamericano.Es necesario sembrar y propagar la idea de organizar congresos sobre elespaol del istmo centroamericano.

    Finalmente, dar a conocer los resultados ser no solo beneficioso, sinofundamental. Afortunadamente, en la actualidad casi todas nuestras institu-ciones cuentan con facilidades para la publicacin de material cientfico. Sinembargo, los centroamericanos no tenemos hoy en da una revista lingsticacentroamericana, y cada uno publica donde mejor le parezca, con lo cual labsqueda de bibliografa se torna un verdadero calvario. Por qu no unirnos

    para crear laRevista de Dialectologa y Folclor de Amrica Central? Unarevista que perfectamente podra estar colgada de la red, si fuera dificultosoconseguirfinanciacin para publicarla en papel, donde se den a conocer, si noen su totalidad, al menos en forma de artculos las tesinas, tesis de maestray tesis doctorales relativas al campo de estudio que nos ocupa.

    27 En este sentido, ha marcado un hito en la historia el curso Variacin lingstica y cul-tural de Amrica Central, celebrado en la Universidad de Costa Rica el 24-28 de octubre de2005, porque es la primera vez, de que tengamos conocimiento, de una actividad acadmicaque reuniera en su seno a investigadores centroamericanos, para exponer y discutir temas

    pertinentes al estudio que nos ocupa, y desde distintos ngulos del saber.

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    170 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIII, 2008

    Mucho tenemos por delante. El nico ingrediente que necesitamos esvoluntad. Vamos, pues, a la milpa, que Amrica Central promete una buena

    tapisca.

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