1er Parcial Domiciliario Comu III

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Gabriel Medina DNI: 26200514 Com: Parcial Domiciliario de Teorías y Practicas de la Comunicación III I - ¿Cuál es el problema principal y los problemas asociados que aborda la investigación y mediante qué preguntas se los podría expresar? ¿Cómo se ordenarían jerárquicamente esas preguntas y por qué? Enunciáremos su tema de investigación del trabajo de Sebastián Carassai como “Los sectores medios ante la violencia política en la Argentina de los años 70s ”, podríamos postular los siguientes problemas, jerarquizándolos como interrogantes derivados o convergentes: ¿Como percibieron y se posicionaron frente a la agitación y violencia de aquellos años las amplias franjas de clases medias que no participaron directamente ni fueron alcanzados por el conflicto político? ¿Puede hablarse de violencia en general o conviene distinguir las manifestaciones y momentos de agitación, lucha armada o el terrorismo de Estado como elementos diferenciados que obtenían en cada caso posicionamientos disímiles por parte de estos sectores? ¿Tuvo la violencia política de los 70s la legitimidad y el respaldo por parte de amplios sectores de las clases medias? ¿Fue el llamado “giro hacia la izquierda” tan significativo en los sectores medios como suele estimarse? ¿Puede asumirse que el giro ideológico hacia la izquierda Implico a su vez un “giro político hacia el peronismo”? ¿Existió efectivamente una simpatía o aprobación para con el activismo universitario o los sucesos de levantamiento popular durante aquellos años? ¿Existió una legitimación de la represión y el terrorismo de Estado por parte de los sectores “no politizados”? ¿Era la violencia un elemento tan cotidiano, y quizá, hasta deseable en la sociedad por aquellos años?

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Parcial de Teorias y Practicas de las Cs de la Comunicación III

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Gabriel MedinaDNI: 26200514Com:

Parcial Domiciliario de Teorías y Practicas de la Comunicación III

I

- ¿Cuál es el problema principal y los problemas asociados que aborda la investigación y mediante qué preguntas se los podría expresar? ¿Cómo se ordenarían jerárquicamente esas preguntas y por qué?

Enunciáremos su tema de investigación del trabajo de Sebastián Carassai como “Los sectores medios ante la violencia política en la Argentina de los años 70s ”, podríamos postular los siguientes problemas, jerarquizándolos como interrogantes derivados o convergentes:

¿Como percibieron y se posicionaron frente a la agitación y violencia de aquellos años las amplias franjas de clases medias que no participaron directamente ni fueron alcanzados por el conflicto político?

¿Puede hablarse de violencia en general o conviene distinguir las manifestaciones y momentos de agitación, lucha armada o el terrorismo de Estado como elementos diferenciados que obtenían en cada caso posicionamientos disímiles por parte de estos sectores?

¿Tuvo la violencia política de los 70s la legitimidad y el respaldo por parte de amplios sectores de las clases medias?

¿Fue el llamado “giro hacia la izquierda” tan significativo en los sectores medios como suele estimarse?

¿Puede asumirse que el giro ideológico hacia la izquierda Implico a su vez un “giro político hacia el peronismo”?

¿Existió efectivamente una simpatía o aprobación para con el activismo universitario o los sucesos de levantamiento popular durante aquellos años?

¿Existió una legitimación de la represión y el terrorismo de Estado por parte de los sectores “no politizados”?

¿Era la violencia un elemento tan cotidiano, y quizá, hasta deseable en la sociedad por aquellos años?

Si asumimos con Bourdieu que el hecho científico se conquista, en este trabajo de Carassai, el autor emprende un recorrido sobre los lugares comunes de cierto “academicismo comprometido” o por lo menos, “políticamente orientado”, intentando deconstruir algunos postulados ampliamente asumidos por la academia e incluso por la difusión de una historiografía más o menos hecha sentido común. Por ello las preguntas son claves. Se trata de desnaturalizar estos saberes, o si como plantea Bachelar "lo real no es jamás 'lo que podría creerse' sino siempre lo que debería haberse pensado", repensar ciertos discursos sobre los sectores medios y la violencia de los 70s es también intentar el extrañamiento del objeto a través de poner en signos de interrogación aquello que hasta ayer representó la piedra de toque de nuestras indagaciones.

A su vez, las preguntas nos ayudan a establecer un desagregado orientatorio del trabajo teórico o metodológico posterior. Un diagnostico que debe traducirse en un programa de investigación capaz de desplegar recorridos, abordajes, articulaciónes teórico/metodológicas y limites.

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Interrogarse por la violencia tal vez implique generar una taxonomía interna de aquello que llamamos violencia, estableciendo categorías que puedan orientar nuestras indagaciones siguientes. Del mismo modo, interrogarnos por las clases medias no-militantes, debe también asumir un carácter relacional con los sectores de clase media militantes que escapan a este trabajo, estableciendo una alteridad ¿Como se los percibía? ¿Como los retrataban los medios?

II

- ¿Qué rupturas, con el “sentido común-común” y con el “sentido común- académico”, se produjeron en este caso, considerando tanto al texto en general como a diferentes capítulos del mismo?

La primer ruptura con el sentido común académico consiste en interrogarse por las amplias mayorías que no tuvieron una implicación directa en los conflictos de los 70s. Esto representa una primer ruptura, enunciada explícitamente en la presentación del tema, toda vez que abunda la literatura sociológica o historiográfica sobre el accionar de grupos militantes y terrorismo de Estado, pero el rol o los imaginarios que atravesaron a los sectores medios no militantes del periodo resultan un aspecto poco o nada explorado por los estudios vinculados a la violencia de aquella década. El autor asume la decisión de abordar este aspecto o dimensión del fenómeno, y con ello establece una ruptura con la orientación más extendida y previsible sobre este tipo de trabajos.

Otra ruptura que podría estimarse una ruptura con el “sentido común de la militancía”, es sobre el fenómeno llamado “La nacionalización de los sectores medios”, conforme él cual, a partir de sucesos tan disimiles como la revolución cubana o él mayo francés, una generación de sectores medios habrían abrazado masivamente el peronismo. El autor propone matizar la asunción de un antiperonismo masivo en la case media sustituyéndolo por un masivo “No peronismo” cultural que A) Queda invisibilizado ante la emergencia de sus hijos, flamantes conversos al peronismo que desde el bullicio del activismo universitario y de cenaculos intelectuales cuantitativamente minoritarios generan esa sensación de radicalización de los sectores medios que en rigor es la que preocupa a franjas mas extendidas de la población a las que Campora deberá salir a reconquistar acompañado de a juventud sindical en sus giras electorales por el interior del país y B) Repone estadísticas de estudios de opinión conforme a las cuales la posible evolución electoral del no peronismo hacia un voto justicialista puede verse seducida por una confluencia plural de formaciones partidarias que diluya o morigere el componente peronista. Según el autor esto estuvo en la estrategia de Perón y en significativos giros en sus discursos. Con todo esto lo que se postula es que la relación entre peronismo y clases medias fue más o menos la histórica, es decir una relación menos antitética de lo que pudiera pensarse pero efectivamente mucho mas desapasionada en esta contradicción y en el fugas acercamiento que se le atribuye al periodo.

También hay una ruptura con aquella creencia de sentido común conforme a la cual una supuesta solidaridad de los sectores medios con las movilizaciones del período expresaba el nivel de politización inédito y el giro a la izquierda de la sociedad. Según el autor, existía una suerte de empatía “gremial” entre los sucesos vinculados a demandas y movilizaciones que tuvieron a los universitarios como protagonistas, solo por parte de las franjas medias que efectivamente habían experimentado la vida académica y se sentían solidarias con lo que entendían como causas “no políticas” o “no partidarias”, sino sencillamente como demandas justas. Vale decir, existió una suerte de adherencia a estas demandas a partir de A) sentirse parte de un mismo colectivo, el estudiantil. O bien tener la vida académica como horizonte aspiracional conforme a los relatos sobre las bondades de “la educación y la cultura” que le son atribuidos a la educación superior y en base a los cuales se idealiza la figura del estudiante. Y B) Esta adherencia partía de la interpelación identitaria antes descripta pero no se asumía en su carácter político-ideologico como instancias de lucha en pos de los horizontes utópicos mas extendidos que las movilizaban, si no a partir de ser percibidas como demandas sustantivas de justicia. Al mismo tiempo estos acontecimientos representaban una cuestión de gran ajenidad para aquellas amplias franjas de clases medias que no habían experimentado el privilegio de la educación superior o la entendían como un ámbito de formación profesional preferiblemente ascético o ideologicamente “neutral”.

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Una de las tesis más significativas, sin embargo, es la que cuestiona los trabajos de Guillermo O'Donell que, a pesar de la advertencias del propio O'Donell, muchas veces son invocados para postular una adhesión y legitimidad masiva al accionar de la lucha armada y las organizaciones guerrilleras durante el período. El autor revisa estos datos, las fuentes, las contrasta con otras mediciones de la época y luego ilustra a partir de sus propias entrevistas que la adhesión a la lucha política por la vía de la lucha armada nunca contó con el respaldo que interesadamente suele atribuirsele. Antes bien, el autor construye una idea de agenidad sobre la que se replegaban amplias franjas de los sectores medios, que observaron los acontecimientos como enfrentamientos facciosos de los que les tocaba en suerte ser reenes.

En el capitulo 5, el autor comienza una deriva hacia el terreno del análisis del discurso publicitario que parte de la ruptura teórica con los desarrollos en materia de estudios de la recepción, para recuperar en la tradición crítica y ciertos postulados de Mórin, una suerte de asidero teórico sobre el que justificar que en el discurso publicitario algo semejante a una “sobredeterminación” de lo social; conforme a la cual, encontrar en ellos la recurrencia de ciertos temas y motivos implicaría conectar con los imaginarios dominantes de ese periodo en la sociedad.

III

¿Mediante qué conceptos teóricos, métodos y técnicas construyó Carassai su objeto de investigación? ¿Cuál sería –sintéticamente expresado- el objeto resultante?

El marco teórico

El concepto de clase media está definido por Carassai en la pag. 17 del trabajo como: “una construcción teórica basada en la existencia objetiva de diferencias

y diferenciaciones que a su vez se expresan en diferencias del habitus (…) A diferentes posiciones sociales les son mas afines unas practicas que otras, unos gustos que otros, unos bienes que otros. Obreros y clases medias tienden a tener practicas distintas que a su vez son distintivas. Los consumos, fundamentalmente de tipo cultural, ayudan a firmar tácitamente lo que cada uno es y lo que no es.”

Y si bien, a pesar de la alusión implícita a su universo categorial, no hay una cita explicita de Bourdieu (Sí mas tarde para aludir al “punteado” del que se desprendería que lugar geográfico seria un atributo común a la clase media, pero no en esa definición), en la bibliografía menciona Razones Practicas del sociólogo francés como trabajo de referencia. Si esos consumos culturales, se inscriben o no en repertorios legítimos ¿Cuales serían?

Para la técnica de entrevistas Carassai toma el concepto de memoria involuntaria de Walter Benjamin, a través del cual cree poder recuperar percepciones de los actores que no estarían medidas por una elaboración ideológica ulterior. Por una voluntad consciente de resignificar los recuerdos, sino permite que estos lleguen a través de un disparador, el uso del documental COMA 13 que imbrica imagenes de epoca sin la intervención de relatos o metadiscursos posteriores, sino que retrotraen al registro capturado originalmente en aquellos años.

Los trabajos del politólogo Guillermo O'Donell sobre la violencia en los 70s son tenidos en cuenta, si bien no para asumir sus postulado sobre el alto nivel de adhesión a la lucha armado por buenos sectores de la población, que se indican en su clásico libro El Estado burocrático autoritario. Si no al menos para polemizar con lo que a pesar de las advertencias de O'Donell sobre la fiabilidad de las fuentes han hecho uso intencionado de ese dato a fin de justificar sus posiciones políticas.1

Durante el análisis de las entrevista que se desarrolla en capitulo 4, Carassai encuentra en el concepto de el señorío de los otros, del Heidegger de Ser y Tiempo, una herramienta que le permite interpretar la

1 Cassarai retome las fuentes del estudio de opinin del sociogo Frederick Turner quien diseñara el “Opinometro” para empresa IPSA en 1971 y relativiza el dato a partir de cuestionar el diseño de los cuestionarios.

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sustitución pendular del “yo” por el “uno” en el relato de Linda.

En el modo de concebir los discursos publicitarios, así como de justificar su relevancia como corpus para el trabajo, hay una recuperación explicita de Edgard Morín y Theodor Adorno en su etapa de La Industria Cultural. Trabajo que es mencionado en la bibliografía de referencia. Se alude también a las teorías psicoanalíticas y mas explícitamente a desarrollos de Lacan sobre la sexualidad y el deseo en el análisis de contenido del discurso publicitario y a los trabajos de Klaus Theweleit sobre los freecorps, como parámetro para contrastar algunos desplazamientos sobre las representaciones de los roles de género.

Finalmente, en el caso del análisis de contenido sobre los discursos mediáticos, no se explicitan herramientas teóricas de semíotica o análisis del discurso por fuera de sus operaciones de clasificación de la recurrencia de temas y motivos.

La vía técnico/metodológicaEste trabajo asume la vía interpretativa para recuperar los imaginarios y las representaciones sociales que

circularon y asumieron los sectores medios del periodo.

La investigación se desarrollara básicamente a través de la convergencia de tres técnicas: Entrevistas en profundidad Análisis del discurso de los medios, a partir del recorte de un corpus significativo de la época Reconstrucción histórica del contexto en base a fuentes historiograficas, discursos políticos,

estudios de opinión y otros documentos de la época, etc.

Técnica de entrevistas

El autor construye una muestra representativa de sujetos de clase media que durante el periodo no participaron ni se vieron alcanzados por la violencia política, para ser entrevistados asumiéndolos como testigos relevantes del periodo en tanto habitantes de tres zonas geográficas: El pueblo de Correa en Sta Fé, La ciudad de San Migue de Tucumán y la Ciudad de Bs As. Definición esta última, que pretende cubrir una gama heterogénea de representantes de los sectores medios de zonas diversa del pais donde se nos dicen, existierón focos de activismo que hace de esos lugares relevantes.

En el caso de las entrevistas en profundidad, la técnica utilizada consiste en desarrollar la entrevista a lo largo de varias sesiones. Empezar por ahondar en la memoria de los entrevistados, pero luego, en otra sesión, utilizar el material audiovisual COMA 13, una producción de autoría del propio cassarai que recupera programas televisivos del periodo con sucesos relevantes o de entretenimiento en el que se aludía a cuestiones de actualidad sin mediación de interlocutores posteriores, como disparador confeccionado exclusivamente a los efectos de re situar a los entrevistados en el clima de agitación de aquellos años.

También hay un trabajo exhaustivo por parte del investigador, tratando de restablecer las zonas de olvido o contradicción en los testimonios. Volver sobre ellos para conectarlos con dichos anteriores o sencillamente asumir, como en el excurso, que la memoria puede también funcionar como un ámbito habito por un “inconsciente pre ideológico”.

Ademas existe un apreciable empeño a lo largo de la investigación por hacer de las entrevistas algo mas que una casuistica ilustrativa, sistematizando las tendencias que se expresan recurrentemente como posiciones morales o ideológicas respecto del peronismo, la izquierda, los golpes militares, etc. Recuperando los “olvidos” o encontrando en los pliegues de los mismos, operaciones tras las cuales de condensan gramáticas de producción de sentido.

Técnicas de análisis de contenido en los discursos mediáticos

En buena parte del capitulo 2 Carassai toma como referencia el ciclo televisivo Rolando Rivas Taxista, del que extrae las representaciones de la militancia universitaria y de la pertenencia a grupos guerrilleros que entiende como representativas de los imaginarios que sobre estos temas circularían masivamente entre los sectores medios.

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En el capitulo 5 se repasa ampliamente un voluminoso corpus de publicidades, portadas de semanarios y piezas de humor gráfico que suponen como receptor a los sectores medios y en donde estos elementos emergerían como “sintomaticos” antes que una serie de inetervenciones deliberadas para instituir la vanalización de la violencia a la que Carasai arriba como conclusión.

Técnica de contextualización histórica

Complementario a las demás, este aspecto recupera un contexto de interpretación desde donde leer las entrevistas o el sentido de los artefactos culturales analizados. Se trata de uso de estadísticas, estudios de opinion del momento, incluso lectura crítica de los mismos. Declaraciones de figuras púbicas. Estudio diacronico de cierto corpus de periódicos o publicaciones locales locales a la luz de los cuales ir dilucidando los cambios y las transformaciones en el humor político de la época, etc.

El objeto que mediante este trabajo termina construyendo Carassai, puede definirse como el estudio de Las representaciones sociales sobre la violencia de los años 70s en los sectores medios sin implicación en la vida política; y su particular conjunto de disposiciones, imaginarios, valores (o sensibilidad de clase media)y prácticas sociales vinculadas a lo político.

IV

¿Hay en este caso una adecuada articulación entre conceptualización teórica, operaciones metodológicas y operaciones técnicas? Justificar la respuesta.

Desacople entre la categoría “clase media” y su operacionalización

La definición que reponíamos textualmente en el apartado III de la categoría clase media no deja en firme mas que una vaga apuesta por lo distintivo en términos de (nos permitimos interpretar) capital cultural entendiéndolo como formas de conocimiento, educación, habilidades, y ventajas que tiene una persona y que le dan un estatus más alto dentro de la sociedad. Sin embargo tanto las especificidades de este capital cultural, como los modos objetivados de caracterizarlo están ausentes en las definiciones, se presuponen. Acto seguido el autor pasa a definir que el modo de “puntear” a las clases medias en algunos lugares del país, pasa por como se agregan nítidamente en regiones geográficas.

Como sugeríamos en el apartado III, en el caso de la selección de la muestra para las entrevistas no parece congruente postular que se pertenece a los sectores medios, que son de por si grupos heterogeneos, a partir de compartir practicas y consumos que los diferencian de los sectores trabajadores y luego concluir que la agregación en zonas geográficas es ya una distinción de clase. Podemos decir a favor del autor dos cosas:

A) Es verdad que existen mapas de estratificación social por manzanas, donde se asume que tal o cual manzana esta preponderantemente compuesta por sectores C1, C2, D1, etc Pero esto solo funciona a modo orientador ya que la realidad del campo luego termina mostrando la exepcionalidad operante.

B) Por el otro, Carassai aclara que dicha heterogeneidad en los sectores medios era mucho menos en la Argentina de los setentas, comparada con la fractura del tejido social producida en los años venideros en el país.

Sin embargo cabe preguntarse si la sola zona geográfica puede homogeneizar la muestra, omitiendo procesos que hoy mismo sitúan a las personas en otros espacios de estratificación, y por consiguiente, bien pueden modificar sus memorias y lecturas de lo sucedido(a pesar del esfuerzo por preservar la “memoria

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involuntaria” que como vimos en el excurso parece imposible de franquear toda vez que el presente reaparece como referencia relacional). O bien, obviar los recorridos biográficos previos al periodo a partir del solo atributo de habitar zonas de clase media, puede ofrecer tamaña diversidad de pareceres o incluso lo que Boudieu llama habitus desgarrados “divididos contra si mismos, en negociación permanente contra si mismos y contra su propia ambivalencia” (Boudieu 1999) que seria dudoso situar tan ligeramente cualquier habitante de la zona como de clase media, sin mas.

La prueba esta en que convergen bajo la misma categoría de “clase media” empleados bancarios, hijos de trabajadores peronistas que ascendieron socialmente o universitarios. Quizá algún elemento como el capital social objetivado en un titulo bachiller o de ámbitos de la educación superior como atributo para el NES, pudiera determinar franjas de estratificación mas efectiva.

Del mismo modo, conviven desordenadamente en los testimonios varias miradas generacionales que podrían llegar a merecer cada una de ellas un tratamiento especial, como testigos del momento político atravesados por diferentes experiencias, códigos, valores vinculados a su condición etaria.

Finalmente, del mismo modo que parece desproporcionado completar el fresco de un objeto tan amplio como la clase media del periodo, encarando el análisis de contenido de las publicidades de la época, no nos termina de parecer convincente que la representación que totaliza la clase media pueda cifrarse en los testimonios de personas que habitaron solo tres puntos del país, a pesar de la insistencia en considerarlos lugares clave. Si es dable o no encontrar unidades de análisis que puedan asumir la representación de un objeto tan ambicioso como “la clase media” es una cuestión que en todo caso puede obligar a replantear las ambiciones de este trabajo, asumiéndolo como el comienzo de un programa de investigación mas amplio para continuar completándose en el futuro.

Conveniencia de las entrevistas en profundidad como soporte de la vía interpretativa Respecto a la técnica de entrevistas en profundidad, consideramos que esta representa un acierto metodológico, ya que brinda el material con la densidad necesaria para el trabajo interpretativo que el autor se propone. Si la técnica hubiera estado vinculada al focus group, vivencias tan heterogéneas hubieran echado por la borda la posibilidad de establecer algunos patrones como los que el investigador laboriosamente construye para dar cuenta de los tipos de antiperonismo, las representaciones sobre la militancia universitaria, etc. Si uno de los rasgos que rápidamente el Carassai detecta y que comienza a aglutinar bajo la categoría sensibilidad de clase media, es el “libre pensamiento”, es dable pensar que la interacción interna en el ceno de un grupo focal pudiera verse opacada por la necesidad de prevalencia de una posición individual o distintiva a cargo de los actores, antes que por establecer puntos de vista convergentes sobre los recuerdos de los fenómenos por los que se los interroga, inaugurando una casuistica poco susceptible de ser captada tendencialmente.

El Affair Rolando RivasIrrumpe sorpresivamente en el capitulo 2, el análisis de la telenovela Rolando Rivas Taxista como una

referencia en donde encontrar las representaciones epocales sobre la militancia. Según el investigador, se desprende de sus entrevistas que con la emisión de este programa “separaba el país” y ademas era uno de los primeros programas de entretenimiento que aludía al contexto político y social recurrentemente, ademas de incorporar al genero de telenovela una audiencia joven y masculina, inusual para estos formatos. Llama poderosamente la atención, la ingenua asimilación del discurso ficcional sobre la participación política en organizaciones de la lucha armada al imaginario hegemónico del momento. Y si bien en el capitulo 5 ya hay un giro total hacia el análisis discursivo de los consumos culturales de la época, justificando (ahora sí) la necesidad de reflexionar en ellos como portadores o condensadores de las representaciones sociales mas comúnmente en circulación, uno como analista no debiera asumir tan livianamente a los productos de la industria cultural como portadores incuestionables de las visiones de mundo predominantes en la sociedad. Con ello pareciera incurrirse en la ingenuidad de creerle a los nativos todos lo que los nativos dicen sobre si y los suyos sin interponer alguna interpretación de tercer orden, o como bien señala Bourdieu:

“No bastan con que el sociólogo escuche a los sujetos, registre fielmente sus palabras y razones, para explicar sus conductas y aun las justificaciones que proponen: Al hacer esto corre el riesgo de asumir falsamente sus propias prenociones por las prenociones de quienes estudia o por una mezcla falsamente científica y falsamente objetiva de la

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“sociología espontanea” del científico y de la sociología espontanea de su objeto” (Bourdieu 1983 pp 63)

Es posible atender, dada la masividad del ciclo, de que modo la industria del entretenimiento del momento asimilaba en sus ficciones a la, aparentemente ya ineludible, figura del universitario militante. Pero de allí a negar toda intencionalidad autoral o de la linea editorial del medio, o bien, la mera reproducción de concepciones conservadoras en el discurso que no necesariamente se condigan con las expectativas de las audiencias o si bien de estas, quizá no de la sociedad en su conjunto o en una mayoría sustancial; hay por lo menos una laguna teórica que saldar a esta altura del desarrollo de los estudios vinculados a los consumos culturales. Apenas dos años antes de la emisión de la telenovela, Armand Mattelart publica su primer trabajo en donde analizaba un corpus de fotonovelas en las que encuentra lo que hoy podríamos llamar operaciones de estigmatización sobre la participación política juvenil, muy en sintonia con lo que Carassai nos muestra como la revelación del imaginario social de la época, pero que Mattelart denuncia como la insistencia de “un discurso de rechazo taxativo del cambio social” (Matellart 1970).

En el caso del capitulo 5, en cambio, hay una justificación teórica discutible pero atendible, sobre la conveniencia de asumir estos artefactos culturales como representantes, expresiones, reflejos, del clima social del momento, que no atiende mediaciones ideológicas ni de la Industria Cultural que los vehiculiza, ni la posibilidad de uso o apropiaciones en recepción: “enfatizo la materia prima de los discursos, el barro del que estuvieron hechos algunos mensajes y la forma que asumieron, viendo en ellos menos la causa que lo causado por una comunidad de creencias, ideas y valores compartidos” Y hay ademas un trabajo interpretativo un poco mas logrado para encontrar en los desplazamientos de algunos elementos (el sexo, los roles de genero, la reiteración de motivos) la gradual (o vertiginosa) inclusión de elementos de violencia a la retorica cotidiana.

ConclusionesEncontramos un primer desacople entre la noción de clase media enunciada como punto de partida y su

operacionalización en sus referentes empíricos como unidades de análisis. Sin embargo la vía metodológica propuesta sigue resultando apropiada para rastrear las marcas de la

subjetividad social de este grupo. La preponderancia de lo cualitativo como medio para interpretar las representaciones sociales, contrastando de vez en cuando las afirmaciones de los actores o las conclusiones del análisis con datos y estadísticas del periodo representan un ejercicio de vigilancia epistemologica convincente para respaldar algunas tesis polémicas del trabajo, es decir, como estrategias de validación.

Es el caso de las técnicas, las entrevistas conjuntamente con la contextualización, es un acierto desde donde mejor pueden leerse ciertas tendencias, patrones o regularidades que estructuran lo que el autor denomina “sensibilidad de clase media”.

El análisis de contenido en los medios resulta una indagación interesante, pero que no necesariamente complementa lo que las entrevistas dejan como saldo. Mas bien parece tema para un estudio aparte, o bien, para utilizar la idea de vanalización de la violencia como un insumo a rastrearse en las entrevistas.

Finalmente, el desacople que mencionaramos al comienzo también incrementa un segundo desajuste en los aspectos vinculados a la dimensión comunicacional. El análisis de contenido “descabalgado” de toda posibilidad de instancias de circulación y producción o reproducción del sentido deja entrever una concepción pobre de la comunicación y de la dinámica de los discursos sociales en términos mas amplios y generales, dando por resultado una serie de artefactos que cuesta leer de modo relacional a partir de lo que se intenta postular como sensibilidad de clase media, recorridos biográficos y discursos de época.

BACHELARD, Gastón, La formación del espiritú científico, Siglo XXI, México D.F., 1979 –ed. Or.:1983- (Capítulo 1: “La noción de obstáculo epistemológico”; pp. 7-26)

BOURDIEU, Pierre, Jean-Claude CHAMBOREDON, y Jean-Cleaud PASSERON, El oficio del sociólogo, Siglo XXI, Buenos Aires, 1975 ed-. Or.: 1973- (Introducción, Primera parte: “La ruptura” y Segunda parte: “La construcción del objeto”

BOURDIEU, Pierre, Jean-Claude, La Miseria del Mundo, Madrid, 1999 ed- Akal (Capitulo: ”Las contradicciones de la herencia”; pp.443)

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CARASSAI, Sebastian, Los años setenta de la gente común, la naturalización de la violencia, Bs As, 2013, -ed Siglo Veintiuno Editores (Volumen Completo)

GUBER, Rosana, El salvaje urbano, Argentina, 2004 ed- Paidos (Capitulo 14: “A modo de ejercitación”pp )

MATTELART, Armand MATTELART, Michélle PICCINI, Mabel, Los medios de comunicación de masas, la ideologia de la prensa liberal, Argentina, 1970 -ed El Cid Editor (Capitulo V: “El nivel mítico de la prensa amorosa” pp 221-287)