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1er Proyecto: LA RAZÓN ESPANTA LAS TINIEBLAS EL TEATRO DEL SIGLO XVIII COLEGIO SANTA MARÍA DEL NARANCO ALTER VÍA. OVIEDO. LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA. 4º ESO TEATRO ILUSTRADO DEL SIGLO XVIII Durante largo tiempo el teatro que prefería el pueblo fue el teatro barroco, por lo que el teatro neoclásico tuvo que ser poco a poco impuesto desde el poder, estratégicamente, por ejemplo, a través la prohibición o censura del auto sacramental, por motivos literarios y morales. Por tanto, desde los gobiernos ilustrados se adoptaron medidas para acabar con las últimas manifestaciones del teatro barroco. Estas obras tenían un gran éxito popular debido al dinamismo de su acción y a la aparatosidad de los montajes escenográficos. Los ilustrados denunciaron este tipo de teatro porque no se ajustaba a la norma neoclásica del buen gusto, no respetaba las reglas aristotélicas de las tres unidades y desde el punto de vista ideológico no estaba al servicio de los ideales políticos y morales de la Ilustración. La renovación teatral se iría imponiendo aunque su consecución no fue fácil. El teatro ilustrado iba dirigido a la clase media y tenía un fin didáctico y moral. Será utilizado como medio para educar al público. Así, poco a poco, las obras neoclásicas irían llenando las carteleras teatrales. Características Queda sometido a la regla de las tres unidades: unidad de acción —una única historia relevante—, unidad de lugar —ocurre en un solo lugar— y unidad de tiempo -toda la acción ocurre en un plazo máximo de un día. La obra se estructura en tres actos. Respetaron también el precepto clásico de no mezclar lo trágico con lo cómico. Lo que supone la completa separación de géneros, para una mayor claridad de los hechos. Nunca podrán aparecer juntos en una obra personajes del pueblo y personajes nobles. Fin didáctico: los temas tratados serán de utilidad y práctica para la sociedad. Se pretendía educar desde los escenarios a los espectadores para que éstos desterraran de sus vidas las anticuadas costumbres de la sociedad española. Verosimilitud: el planteamiento y los hechos serán lo más acorde posible a la realidad. Debe ser creíble y sometido a la razón En general, las obras neoclásicas no fueron recibidas con demasiado entusiasmo por el público, que estaba habituado a las historias fantásticas y al dinamismo escénico y expresivo del teatro barroco.

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1er Proyecto: LA RAZÓN ESPANTA

LAS TINIEBLAS

EL TEATRO DEL SIGLO XVIII

COLEGIO SANTA MARÍA DEL NARANCO ALTER VÍA. OVIEDO. LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA. 4º ESO

TEATRO ILUSTRADO DEL SIGLO XVIII

Durante largo tiempo el teatro que prefería el pueblo fue el teatro barroco, por lo que el teatro neoclásico tuvo que ser poco a poco impuesto desde el poder, estratégicamente, por ejemplo, a través la prohibición o censura del auto sacramental, por motivos literarios y morales. Por tanto, desde los gobiernos ilustrados se adoptaron medidas para acabar con las últimas manifestaciones del teatro barroco. Estas obras tenían un gran éxito popular debido al dinamismo de su acción y a la aparatosidad de los montajes escenográficos. Los ilustrados denunciaron este tipo de teatro porque no se ajustaba a la norma neoclásica del buen gusto, no respetaba las reglas aristotélicas de las tres unidades y desde el punto de vista ideológico no estaba al servicio de los ideales políticos y morales de la Ilustración.

La renovación teatral se iría imponiendo aunque su consecución no fue fácil. El

teatro ilustrado iba dirigido a la clase media y tenía un fin didáctico y moral. Será

utilizado como medio para educar al público. Así, poco a poco, las obras neoclásicas irían

llenando las carteleras teatrales.

Características

Queda sometido a la regla de las tres unidades: unidad de acción —una única historia relevante—, unidad de lugar —ocurre en un solo lugar— y unidad de tiempo -toda la acción ocurre en un plazo máximo de un día.

La obra se estructura en tres actos.

Respetaron también el precepto clásico de no mezclar lo trágico con lo cómico. Lo que supone la completa separación de géneros, para una mayor claridad de los hechos. Nunca podrán aparecer juntos en una obra personajes del pueblo y personajes nobles.

Fin didáctico: los temas tratados serán de utilidad y práctica para la sociedad. Se pretendía educar desde los escenarios a los espectadores para que éstos desterraran de sus vidas las anticuadas costumbres de la sociedad española.

Verosimilitud: el planteamiento y los hechos serán lo más acorde posible a la realidad. Debe ser creíble y sometido a la razón

En general, las obras neoclásicas no fueron recibidas con demasiado entusiasmo por el

público, que estaba habituado a las historias fantásticas y al dinamismo escénico y

expresivo del teatro barroco.

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LAS TINIEBLAS

EL TEATRO DEL SIGLO XVIII

COLEGIO SANTA MARÍA DEL NARANCO ALTER VÍA. OVIEDO. LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA. 4º ESO

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) nació en Madrid, en el seno de una

familia culta e ilustrada. Tras la guerra de la Independencia, se le consideró afrancesado

a causa del apoyo que había prestado al gobierno de José Bonaparte. Tuvo que exiliarse

en Francia, en cuya capital murió.

En sus comedias, Moratín adoptó los preceptos del teatro clásico, pero imitó a

los hombres y mujeres de su tiempo. En efecto, los argumentos de sus obras se

desarrollan en el ámbito familiar y doméstico, donde podían aflorar las costumbres, los

vicios y errores más comunes de la clase media española de la época. Entre estas

costumbres irracionales estaba, por ejemplo, la de concertar matrimonios entre

jovencitas y viejos por puros intereses económicos.

El sí de las niñas, es una obra teatral de Leandro Fernández de Moratín estrenada el 24 de enero de 1806 y representada hasta la cuaresma de ese mismo año. Moratín tenía escrita El sí de las niñas en 1801. Moratín tardó varios años en estrenarla, hasta 1806. El sí de las niñas no fue solamente un sonoro éxito de público: fue la obra de mayor aceptación de su tiempo y casi con seguridad el mayor acontecimiento teatral de todo el siglo. La obra se mantuvo veintiséis días seguidos y atrajo a más de 37.000 espectadores, cifra equivalente a la cuarta parte de la población adulta de Madrid. Al éxito en las tablas se sumó el editorial. A las cuatro ediciones de 1806 hay que sumar la de 1805, que, al parecer, no fue la única de aquel año.

El éxito sin precedentes de El sí de las niñas supuso, paradójicamente, el

abandono de la escena por parte de su autor. En 1815 la Inquisición encontró motivos

suficientes para prohibir esta comedia. La prohibición se renovó en 1823, de modo que

durante cerca de veinte años los españoles se vieron privados de ver en escena la obra

maestra de Moratín. Cuando se levantó la prohibición y la obra pudo volver a estrenarse,

en 1834, lo hizo con cortes debidos a la censura.

En El sí de las niñas, su obra más importante, Moratín defendió la libertad de la

mujer para elegir marido y muestra su desacuerdo con el método autoritario para

educar a los jóvenes.

Argumento

Doña Paquita es una joven educada en un convento de monjas, tiene dieciséis años y está prometida con Don Diego, un hombre adinerado, de cincuenta y nueve. El casamiento ha sido concertado entre Don Diego y la madre de ésta, Doña Irene, en el cual, la prometida no ha tenido ocasión de opinar sobre su futuro.

Paquita está a su vez enamorada de un joven militar, Don Carlos, sobrino de Don Diego, que ella conoce como Félix de Toledo. El enamorado, con el objetivo de impedir la boda, acude a ver a su amada a una posada, sin saber que era su tío su futuro marido, quien desconocía el amor entre ambos. Por las sospechas que tenía, Don Diego, ordena

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LAS TINIEBLAS

EL TEATRO DEL SIGLO XVIII

COLEGIO SANTA MARÍA DEL NARANCO ALTER VÍA. OVIEDO. LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA. 4º ESO

a su sobrino que regrese al regimiento y éste se dispone a obedecer, renunciando a la vez al amor de su amada.

Para informar a Doña Paquita, le envía una carta, la cual llega a manos de Don

Diego, que, comprendiendo el amor entre los jóvenes, decide renunciar a su matrimonio

con la joven, y haciendo llamar a su sobrino, hace posible la unión entre los dos

enamorados, en contra de los deseos de la autoritaria Doña Irene. La acción transcurre

en unas pocas horas, en una pequeña posada de Alcalá.

Fragmentos de El sí de las niñas de Moratín

Acto III

DON DIEGO: Muy bien. Siéntese usted... Y no hay que asustarse ni alborotarse (Siéntanse los dos) [...] Su hija de usted está enamorada… DOÑA IRENE: Pues ¿no lo he dicho ya mil veces? Sí, señor, que lo está [...]… DON DIEGO: ¡Este vicio maldito de interrumpir [...]! Déjeme usted hablar. DOÑA IRENE: Bien, vamos, hable usted. DON DIEGO: Está enamorada; pero no está enamorada de mí. [...] DOÑA IRENE: Pero ¿quién le ha contado a usted esos disparates? DON DIEGO: Nadie. Yo lo sé, yo lo he visto, [...] Vaya, ¿qué llanto es ése? DOÑA IRENE: (Llora) ¡Pobre de mí! DON DIEGO: ¿A qué viene eso? DOÑA IRENE: ¡Porque me ven sola y sin medios, y porque soy una pobre viuda, parece que todos me desprecian y se conjuran contra mí! [...] Al cabo de mis años y de mis achaques, verme tratada de esta manera, [...] ¿Quién lo creyera de usted?... ¡Válgame Dios!... ¡Si vivieran mis tres difuntos!... Con el último difunto que me viviera, que tenía un genio como una serpiente… DON DIEGO: Mire usted, señora, que se me acaba ya la paciencia.[...] Pero ¿es posible que no ha de entender usted a lo que voy a decirle? DOÑA IRENE: ¡Ay, no, señor; que bien lo sé, que no tengo pelo de tonta [...]Usted ya no quiere a la niña, y busca pretextos para zafarse de la obligación en que está...

Acto III. Final de la obra

DON DIEGO: Paquita hermosa (Abraza a DOÑA FRANCISCA.), recibe los primeros abrazos de tu nuevo padre... No temo ya la soledad terrible que amenazaba a mi vejez... Vosotros (Asiendo de las manos a DOÑA FRANCISCA y a DON CARLOS.) seréis la delicia de mi corazón; el primer fruto de vuestro amor... sí, hijos, aquél... no hay remedio, aquél es para mí. Y cuando le acaricie en mis brazos, podré decir: a mí me debe su existencia este niño inocente; si sus padres viven, si son felices, yo he sido la causa. DON CARLOS: ¡Bendita sea tanta bondad! DON DIEGO: Hijos, bendita sea la de Dios.