1º Domingo de Adviento-c

9
SUBSIDIO VOCACIONAL PARA ADVIENTO Domingo de Adviento Ciclo C Jeremías 33, 14 – 16 1 Tesalonicenses 3, 12 – 4,2 Lucas 21, 25-28, 34-36 1. Comentario vocacional El mensaje de este primer domingo de adviento es actual, necesario y provocativo. Sin embargo hay que reconocer que siempre nos llama la atención este leguaje extraño y complicado que nos habla del fin del mundo. El problema es que leemos el texto al pie de la letra y no desde el contexto literario en el que fue escrito. Efectivamente, el lenguaje apocalíptico que encontramos hoy dirige un mensaje muy claro a aquellos que viven inmersos en muchas dificultades. La convulsión y la catástrofe del cosmos vienen a ser signo de la destrucción de un orden social injusto, viejo y caduco, para abrir la puerta a un nuevo mundo de justicia y fraternidad. Quienes leían estas palabras encontraban en ellas un motivo de esperanza pues se anunciaba el fin y la destrucción de la causa de todos sus males. Por ello este género literario no buscaba provocar el miedo y el temor, sino todo lo contrario: la esperanza. Una esperanza fundada en la promesa realizada por Dios: “Mirad que llegan días en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israelí y a la casa de Judá ” (Jer 33,14). El vástago o

description

LITURGIA

Transcript of 1º Domingo de Adviento-c

Page 1: 1º Domingo de Adviento-c

SUBSIDIO VOCACIONAL PARA ADVIENTO

1º Domingo de Adviento Ciclo CJeremías 33, 14 – 161 Tesalonicenses 3, 12 – 4,2Lucas 21, 25-28, 34-36

1. Comentario vocacional

El mensaje de este primer domingo de adviento es actual, necesario y provocativo. Sin embargo hay que reconocer que siempre nos llama la atención este leguaje extraño y complicado que nos habla del fin del mundo. El problema es que leemos el texto al pie de la letra y no desde el contexto literario en el que fue escrito.

Efectivamente, el lenguaje apocalíptico que encontramos hoy dirige un mensaje muy claro a aquellos que viven inmersos en muchas dificultades. La convulsión y la catástrofe del cosmos vienen a ser signo de la destrucción de un orden social injusto, viejo y caduco, para abrir la puerta a un nuevo mundo de justicia y fraternidad. Quienes leían estas palabras encontraban en ellas un motivo de esperanza pues se anunciaba el fin y la destrucción de la causa de todos sus males.

Por ello este género literario no buscaba provocar el miedo y el temor, sino todo lo contrario: la esperanza. Una esperanza fundada en la promesa realizada por Dios: “Mirad que llegan días en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israelí y a la casa de Judá” (Jer 33,14). El vástago o renuevo que Dios anuncia será su Hijo Jesús que aparecerá como Hijo del Hombre. Se subraya con esta imagen, su condición celeste, pero sobre todo, el carácter salvador y liberador de su venida. Será Jesús quién “hará justicia y derecho en la tierra”.

Este texto puede ser bien entendido por todos aquellos que en nuestro mundo viven hoy una situación de injusticia y opresión; aquellos que se sienten olvidados, despreciados, humillados… ; todos estos que han perdido su dignidad la recuperarán: “levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Para ellos, la liberación que trae Jesús será un hecho irreversible. Por ello, Jesús se convierte en un creador de esperanza para tantos desesperanzados.

¿Cuándo será esta venida gloriosa de Jesús? No lo sabemos y tampoco nos interesa mucho la fecha. No conviene inquietarse. Lo importante será centrarse en el cómo preparase, es decir, cómo hay que vivir el momento presente. Jesús deja dos exhortaciones a sus discípulos. Primero, algo a evitar: un espíritu embotado por el vicio, la bebida y los agobios de la vida. Alguien “embotado” es alguien debilitado por lo que no es activo ni eficaz. Personas de estas características no interesan al reino de Dios. Por eso Jesús hace una segunda invitación a la vigilancia: “estad siempre despiertos y manteneos en pie”, es decir, en actitud de servicio y disponibilidad. Algo que sólo es

Page 2: 1º Domingo de Adviento-c

posible hacer desde la oración. Por eso Jesús invita a “pedir fuerza”.

También San Pablo en la segunda lectura nos invita a la oración para que Dios nos rebose de amor mutuo y nos fortaleza, así podremos llegar a presentarnos “santos e irreprensibles ante Dios nuestro Padre”. En definitiva, este tiempo de espera es un tiempo para crecer en santidad como un don recibido en oración.

De esta manera el adviento es una llamada para ser profetas de esperanza entre dos grupos que la necesitan. En primer lugar pensamos en los muchos, demasiados, que hoy viven oprimidos, en medio de un mundo a veces inhumano y cruel. La crisis económica ha golpeado de una manera más dura a los más débiles, a quienes peor lo tienen para defenderse. Ellos necesitan una palabra de esperanza que les haga ver un horizonte nuevo. Necesitan también unos gestos de esperanza que el muestren que otro mundo es posible.

Pero también son muchos aquellos que, en nuestro mundo occidental, viven embotados con el vicio, la bebida y los agobios de la vida. Nos será fácil encontrarlos. Viven a nuestro lado, a veces, somos nosotros mismos. Son los jóvenes que no saben qué hacer son sus vidas, que tienen de todo, pero no saben hacia dónde van; que ocupan su tiempo sin hacer nada mientras se les va la vida.

Hoy somos nosotros, los cristianos discípulos de Jesús, quienes tenemos que continuar su misión. Es a nosotros a quien corresponde hoy decirles a todos ellos “levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”. ¿Quién se puede negar a esta misión?

2. Ideas para la homilía

En este primer domingo de adviento leemos un evangelio que está escrito con el género literario apocalíptico. La catástrofe cósmica es signo de la destrucción de un mundo viejo de injusticia.

El género apocalíptico no busca provocar temor sino esperanza, una esperanza basada en una promesa de Dios. Así Jesús vendrá como Hijo del Hombre, como vástago que traerá la justicia y el derecho para liberar al pueblo. Su venida traerá la esperanza a todos los que han perdido su dignidad de hijos de Dios en el mundo de hoy.

Puesto que no sabemos el cuándo de estos acontecimientos, hay que centrarse en el cómo prepararse para vivirlos, desde la vigilancia, la oración, el amor y la fortaleza que nos harán santos.

El adviento es una llamada a ser profetas de esperanza en este nuestro mundo, entre los que sufren y entre los que viven “embotados”.

Page 3: 1º Domingo de Adviento-c

3. Preguntas para la reflexión personal o en grupo

Las expresiones que leemos en el evangelio de hoy, ¿suscitan en ti el miedo o la esperanza? ¿Por qué?

¿Cuáles son los síntomas del mundo viejo e injusto que hay que destruir?

¿Qué aspectos de tu vida tienen que ser sanados por Jesús? ¿Hasta qué punto dejas que Jesús te libere?

¿Qué significa para tu fe que Jesús viene?

¿Cuándo y en qué circunstancias tienes el espíritu embotado?

De los que viven cerca de ti, ¿quiénes tienen necesidad de un mensaje de esperanza?

¿Qué puedes hacer para ser profeta de esperanza?

4. Un poco de poesía

“Pero la esperanza, dice Dios, esto sí que me extraña,me extraña hasta a Mí mismo,esto sí que es algo verdaderamente extraño.Que estos pobres hijos vean cómo marchan hoy las cosasy que crean que mañana irá todo mejor,esto sí que es asombroso y es, con mucho,la mayor maravilla de nuestra gracia.Yo Mismo estoy asombrado de ello.Es preciso que mi gracia sea efectivamente de una fuerza increíbley que brote de una fuente inagotabledesde que comenzó a brotar por primera vezcomo un río de sangre del costado abierto de mi Hijo.¿Cuál no será preciso que sea mi gracia y la fuerza de mi graciapara que esta pequeña esperanza,vacilante ante el soplo del pecado,temblorosa ante los vientos,agonizante al menor soplo,siga estando viva, se mantenga tan fiel, tan en pie,tan invencible y pura e inmortal e imposible de apagarcomo la pequeña llama del santuarioque arde eternamente en la lámpara fiel?De esta manera,una llama temblorosa ha atravesado el espesor de los mundos,una llama vacilante ha atravesado el espesor de los tiempos,una llama imposible de dominar, imposible de apagar al soplode la muerte,la esperanza.Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza,y no salgo de mi asombro.Esta pequeña esperanza que parece una cosita de nada,

Page 4: 1º Domingo de Adviento-c

esta pequeña niña esperanza,inmortal.Porque mis tres virtudes, dice Dios, mis criaturas,mis hijas, mis niñas,son como mis otras criaturas de la raza de los hombres:la Fe es una esposa fiel,la Caridad es una madre, una madre ardiente, toda corazón,o quizá es una hermana mayor que es como una madre.Y la Esperanza es una niñita de nadaque vino al mundo la Navidad del año pasadoy que juega todavía con Enero, el buenazo,con sus arbolitos de madera de nacimiento,cubiertos de escarcha pintada,y con su buey y su mula de madera pintada,y con su cuna de paja que los animales no comen porque son de madera.Pero, sin embargo, esta niñita esperanza es la queatravesará los mundos, esta niñita de nada,ella sola, y llevando consigo a las otras dos virtudes,ella es la que atravesará los mundos llenos de obstáculos.Como la estrella condujo a los tres Reyes Magos desdelos confines del Oriente, hacia la cuna de mi Hijo,así una llama temblorosa, la esperanza,ella sola, guiará a las virtudes y a los mundos,una llama romperá las eternas tinieblas.Por el camino empinado, arenoso y estrecho,arrastrada y colgada de los brazos de sus dos hermanas mayores,que la llevan de la mano,va la pequeña esperanzay en medio de sus dos hermanas mayores da la sensaciónde dejarse arrastrarcomo un niño que no tuviera fuerza para caminar.Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras dos,y la que las arrastra,y la que hace andar al mundo enteroy la que le arrastra.Porque en verdad no se trabaja sino por los hijosy las dos mayores no avanzan sino gracias a la pequeña”

(C.Peguy)

5. «Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo» (1 Tim 4,10)

La juventud, en particular, es tiempo de esperanzas, porque mira hacia el futuro con diversas expectativas. Cuando se es joven se alimentan ideales, sueños y proyectos; la juventud es el tiempo en el que maduran opciones decisivas para el resto de la vida. Y tal vez por esto es la etapa de la existencia en la que afloran con fuerza las preguntas de fondo: ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué será de mi vida? Y también, ¿cómo alcanzar la felicidad? ¿Por qué el sufrimiento, la enfermedad y la muerte? ¿Qué hay más allá de la muerte? Preguntas que son apremiantes cuando nos tenemos que medir con obstáculos que

Page 5: 1º Domingo de Adviento-c

a veces parecen insuperables: dificultades en los estudios, falta de trabajo, incomprensiones en la familia, crisis en las relaciones de amistad y en la construcción de un proyecto de pareja, enfermedades o incapacidades, carencia de recursos adecuados a causa de la actual y generalizada crisis económica y social. Nos preguntamos entonces: ¿Dónde encontrar y cómo mantener viva en el corazón la llama de la esperanza? (…)

La crisis de esperanza afecta más fácilmente a las nuevas generaciones que, en contextos socio-culturales faltos de certezas, de valores y puntos de referencia sólidos, tienen que afrontar dificultades que parecen superiores a sus fuerzas. Pienso, queridos jóvenes amigos, en tantos coetáneos vuestros heridos por la vida, condicionados por una inmadurez personal que es frecuentemente consecuencia de un vacío familiar, de opciones educativas permisivas y libertarias, y de experiencias negativas y traumáticas.

Para algunos –y desgraciadamente no pocos–, la única salida posible es una huída alienante hacia comportamientos peligrosos y violentos, hacia la dependencia de drogas y alcohol, y hacia tantas otras formas de malestar juvenil. A pesar de todo, incluso en aquellos que se encuentran en situaciones penosas por haber seguido los consejos de «malos maestros», no se apaga el deseo del verdadero amor y de la auténtica felicidad. Pero ¿cómo anunciar la esperanza a estos jóvenes? Sabemos que el ser humano encuentra su verdadera realización sólo en Dios. Por tanto, el primer compromiso que nos atañe a todos es el de una nueva evangelización, que ayude a las nuevas generaciones a descubrir el rostro auténtico de Dios, que es Amor. A vosotros, queridos jóvenes, que buscáis una esperanza firme, os digo las mismas palabras que san Pablo dirigía a los cristianos perseguidos en la Roma de entonces: «El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo» (Rom 15,13). Durante este año jubilar dedicado al Apóstol de las gentes, con ocasión del segundo milenio de su nacimiento, aprendamos de él a ser testigos creíbles de la esperanza cristiana.(…)

Queridos amigos, como Pablo, sed testigos del Resucitado. Dadlo a conocer a quienes, jóvenes o adultos, están en busca de la «gran esperanza» que dé sentido a su existencia. Si Jesús se ha convertido en vuestra esperanza, comunicadlo con vuestro gozo y vuestro compromiso espiritual, apostólico y social. Alcanzados por Cristo, después de haber puesto en Él vuestra fe y de haberle dado vuestra confianza, difundid esta esperanza a vuestro alrededor. Tomad opciones que manifiesten vuestra fe; haced ver que habéis entendido las insidias de la idolatría del dinero, de los bienes materiales, de la carrera y el éxito, y no os dejéis atraer por estas falsas ilusiones. No cedáis a la lógica del interés egoísta; por el contrario, cultivad el amor al prójimo y haced el esfuerzo de poneros vosotros mismos, con vuestras capacidades humanas y profesionales al servicio del bien común y de la verdad, siempre dispuestos a dar respuesta «a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1 P 3,15). El auténtico cristiano nunca está triste, aun cuando tenga que afrontar pruebas de distinto tipo, porque la presencia de Jesús es el secreto de su gozo y de su paz.

(Mensaje de Benedicto XVI a la ocasión de la XXIV Jornada Mundial de la Juventud – 2009)