2 Bilbao Carrera H

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2 Bilbao Ertz-gunean l festival de cine Zinego- ak cumple 16 años. Al frente, un equipo de personas imaginativas que se han ganado a pulso un espacio cinematográfico en la ciudad y que la han agitado. “El poder de la pluma” y “la libertad para expresar su orientación sexual como consideren, sin miedo” han sido el hilo que guía esta edición, la de un festival que busca ser una herramienta so- cial para divulgar mediante el audiovisual otros modos de ver y de vivir la vida. “Por muchos años, la gente, los fans, promo- tores y los luchadores veían a los Exóticos como lo más bajo, como si no significáramos na- da. Sólo estábamos ahí para que la gente se burlara de nos- otros”. Cassandro, el luchador mexicano Saúl Armendáriz, pelea en el cuadrilátero por el derecho a forjarse la identidad que le plazca y haciéndole frente al machismo con su máscara de pestañas y sus pár- pados maquillados impecable- mente. Su proeza como cam- peón del mundo ha sido retra- tada en Cassandro, el exótico (2018), un documental dirigi- do por la francesa Marie Losier y proyectado en el festival, que retrata a un hombre que ha otorgado a los luchadores ho- mosexuales, los así llamados Exóticos, la condición de de- portistas respetados. Hoy Cas- sandro en México y ayer Ocaña en Barcelona. Distintos luga- res, similares historias y reivin- dicaciones. Ventura Pons ret mmrató con luz y cariño al ar- tista andaluz, José Pérez Ocaña en Ocaña, retrato intermitente (1978). La película dibujaba una identidad liberadora, anarquista y folclórica en la que se mezclaba el universo del artista, su casa, su pensamiento y sus palabras llenas de gracia con la Barcelona de los finales de los sesenta donde aún se convivía con la “la ley de peli- grosidad social” acuñada du- rante la dictadura franquista. Ocaña y su disfraz de sol abrie- ron un camino que hoy otros si- guen transitando, transfor- mando las mentes y los lugares por los que pasan y Zinegoak les tiende la mano. Iratxe Fresneda ace dos años, Sergio me mandó un mensaje con un enlace incrustado y me dijo: “Escucha esta can- ción”. En ese momento traba- jaba en un hotel y, mientras terminaba de meter varias re- servas, la escuché. A Sergio siempre le hago caso. Hay dos tipos de canciones en este mundo: las que suenan y las que vuelan. Y ésta, vuela. Con el verano cerca, la invitación de Holgazanear de Paco Bello era imposible de no aceptar pero en esa propuesta de “mo- ver nubes en el cielo con tan solo soplar” se esconden, co- mo cajas chinas, ideas que da- rían para horas y horas de con- versación. Como la idea del éxito. Con cuarenta años recién cumplidos he descubierto que nunca he tenido la sensación de estar construyendo una ca- rrera laboral. He tomado deci- siones, claro. He decidido tra- bajar en un sitio u otro. O no. Pero todos esos cruces de cami- nos no estaban marcados por un gran horizonte al que llegar. De hecho, hace casi seis años decidí alejarme del periodis- mo, literal y metafóricamente, pensando en que no volvería a cruzarme con él y para una de- cisión consciente que tomo, fa- llé. A veces me arrepiento de no haber tenido esa ambición o esa perspectiva pero me siento afortunado por todos los luga- res por donde he pasado y, so- En tierra de nadie H Amaitugabeko iraultza Carrera E sko bidaiatuagatik, ergela ez da sekula argia izango”, sarri- tan azpimarratzen zuen Rosa Luxenburg-ek itxurakeriaren gizartean. Rosa ez zen inondik ere ergela, eta laster nabar- mendu zen, bere bizkortasu- na, adorea eta inteligentzia po- litikoa zela eta. Ehun urte bete dira Rosa Luxemburg, XX. mendeko iraultzaile ezkertiarrik handie- netako bat, Berlinen erail zute- la. Franz Mehringen garaiko sozialdemokrazia alemania- rreko buruetako batek eta Ro- sari eta iraultzari azkenera arte leial izango zaion bakarrak esan ohi zuen “Karl Marxen os- tean marxismoak sortu zuen buru miragarriena” zuela Lu- xemburgek. 1904an, II. Internazionala- ren kongresutik bueltan, Gi- len II.a Alemaniakoa kritika- tzeagatik kartzelara bidali zu- ten. Garai horretan Luxem- burgek Leninen ideiaren aur- ka idatzi zuen ere: ez zetorren bat “altxamendu armatu” bat egitearekin, langile mugimen- duaren kontzientzia zen ber- piztu eta batu behar zena iraultza egiteko, eta ez langile- ak armatu. Rosak beste mundu bat aldarrikatzen zuen, askata- sunaren izenean justizia sakri- fikatuko ez zuen mundu bat nahi zuen, mundu bat justizia- ren izenean askatasuna sakrifi- katuko ez zuena. Ez zen hura preso sartu zu- ten lehen aldia, ezta azkena izango ere. 1915eko otsailean atxilotu zuten Frantziako eta Alemaniako proletarioei Le- hen Mundu Gerran ez parte hartzeko eskatzeagatik. Espe- txetik irten eta berehala hil zuten. Gorpu agertu zen orain ehun urte, baina bizirik dirau gerren aurkako haren alda- rria, kapitalismoaren gaineko kritika zorrotza, Europa beste eredu ekonomiko, sozial eta politiko batean antolatzea po- siblea dela zioen bidea, gizata- sunaren aldeko lana handia, denona den, komuna zaiguna denon artean eusteko jarrera, Luxenburgorena erabatekoa zen hori guztia. Preso zela, korresponden- tzia baliatu zuen munduan gertatzen ari zenaren berri iza- teko, eta artikuluen bitartez parte hartu zuen unean uneko eztabaida publikoetan. Adiski- de askorekin trukatu zituen gutunak. Sophie Liebkechti bidalitakoak euskarara ekarri ditu Amaia Lasak, eta Katakra- kek argitaratu ditu, Kartzelako gutunak Sophie Liebknechti izen- burupean. José Luis Padrón “A Identidades que viajan y nos transforman desde los márgenes “En mi vagón decido yo pero me lleva el tren” Paco Bello bre todo, por toda la gente que he conocido. A veces culpo al estado de mi profesión pero también esas ganas de hacer co- sas por primera vez que no pue- do evitar me ha empujado a probar caminos que, quizás, me desviaban de una carrera más estable y sólida. Ahora que vuelvo a trabajar en un hotel, orgulloso de no ser devorado por una vocación in- saciable, he vuelto a la canción que me descubrió Sergio con la idea de éxito, de triunfo, en la cabeza. Y Bello me dice, iróni- co, “cuidado que en este mun- do, a veces, pierde quien llega segundo”. A veces, dice. Una advertencia obvia en un mun- do en el que quien no gana, pierde. Así de fácil. Pero cuan- do las canciones hablan, como mantras de autoayuda y supera- ción, de que sí se puede, Bello dice que no, que no siempre se llega y no pasa nada. Y entonces llega el estribillo: “En mi vagón decido yo, pero me lleva el tren”. Menudo verso. Y se que- da tan ancho. Yo me quedo en ese tren, pensando en que si es cierto que hay cosas que no po- demos controlar o que, como me dijo Marieta: “En realidad, nada está bajo nuestro con- trol”. Ya estoy más tranquilo. Porque, ¿qué es el éxito? ¿Es- cribir una canción perfecta o que la escuchen y la compren cientos o miles de personas? ¿Hacer carrera o hacer cosas que nunca habías hecho por primera vez? Uno de los secre- tos para poder responder a es- tas preguntas lo da Bello al can- tar: “Holgazanear, no pedirme nada a cambio mañana al des- pertar”. Esa es la clave, creo. Hacemos cuentas cada mañana con nosotros mismos y si el sal- do sale negativo nos negamos el saludo en el espejo del baño. No nos lo permitimos. Leía ha- ce unos días un artículo que in- cidía sobre la obligación actual de monetizar cualquier cosa que se nos diera bien. En vez de abrazar el hobbie o el talento co- mo una manera de expresión li- bre que no pide nada a cambio, buscarle un rédito económico para vivir de lo que te gusta. Otra vez la perversa vocación asoma el hocico. Sigo con la canción en bucle. Lanza otra imagen que hace que cierre los ojos: “Holgazane- ar es mitad dormir, mitad so- ñar; hacer nidos en tu cuerpo como un dulce animal”. Otra vez esa idea de descanso, de buscar cobijo en espacios ama- bles. De parar en un mundo que exige que no dejes de mo- verte si quieres hacer carrera. Entonces llega el final de la can- ción donde el veterano cantau- tor insiste: “Gente que corre, que corre, que corre y que pier- de el tren”. A veces no se llega. A veces se corre, se intenta pero no se alcanza. Un final amargo dentro de un traqueteo de gui- tarra acústica en el que vuelve a ser indulgente y a no pedir cuentas ni a hacer reproches. A veces se pierde el tren y no pasa nada. Siempre nos quedarán las canciones que vuelan, pien- so. Jöel López

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Ertz-gunean

l festival de cine Zinego-ak cumple 16 años. Alfrente, un equipo de

personas imaginativas que sehan ganado a pulso un espaciocinematográfico en la ciudad yque la han agitado. “El poderde la pluma” y “la libertad paraexpresar su orientación sexualcomo consideren, sin miedo”han sido el hilo que guía estaedición, la de un festival quebusca ser una herramienta so-cial para divulgar mediante elaudiovisual otros modos de very de vivir la vida. “Por muchosaños, la gente, los fans, promo-tores y los luchadores veían alos Exóticos como lo más bajo,como si no significáramos na-da. Sólo estábamos ahí paraque la gente se burlara de nos-otros”. Cassandro, el luchadormexicano Saúl Armendáriz,pelea en el cuadrilátero por elderecho a forjarse la identidadque le plazca y haciéndolefrente al machismo con sumáscara de pestañas y sus pár-pados maquillados impecable-mente. Su proeza como cam-peón del mundo ha sido retra-tada en Cassandro, el exótico(2018), un documental dirigi-

do por la francesa Marie Losiery proyectado en el festival, queretrata a un hombre que haotorgado a los luchadores ho-mosexuales, los así llamadosExóticos, la condición de de-portistas respetados. Hoy Cas-sandro en México y ayer Ocañaen Barcelona. Distintos luga-res, similares historias y reivin-dicaciones. Ventura Pons ret

mmrató con luz y cariño al ar-tista andaluz, José Pérez Ocañaen Ocaña, retrato intermitente(1978). La película dibujabauna identidad liberadora,anarquista y folclórica en laque se mezclaba el universo delartista, su casa, su pensamientoy sus palabras llenas de graciacon la Barcelona de los finalesde los sesenta donde aún se

convivía con la “la ley de peli-grosidad social” acuñada du-rante la dictadura franquista.Ocaña y su disfraz de sol abrie-ron un camino que hoy otros si-guen transitando, transfor-mando las mentes y los lugarespor los que pasan y Zinegoakles tiende la mano.

Iratxe Fresneda

ace dos años, Sergio memandó un mensaje conun enlace incrustado y

me dijo: “Escucha esta can-ción”. En ese momento traba-jaba en un hotel y, mientrasterminaba de meter varias re-servas, la escuché. A Sergiosiempre le hago caso. Hay dostipos de canciones en estemundo: las que suenan y lasque vuelan. Y ésta, vuela. Conel verano cerca, la invitaciónde Holgazanear de Paco Belloera imposible de no aceptarpero en esa propuesta de “mo-ver nubes en el cielo con tansolo soplar” se esconden, co-mo cajas chinas, ideas que da-rían para horas y horas de con-versación. Como la idea deléxito.

Con cuarenta años reciéncumplidos he descubierto quenunca he tenido la sensaciónde estar construyendo una ca-rrera laboral. He tomado deci-siones, claro. He decidido tra-bajar en un sitio u otro. O no.Pero todos esos cruces de cami-nos no estaban marcados porun gran horizonte al que llegar.De hecho, hace casi seis añosdecidí alejarme del periodis-mo, literal y metafóricamente,pensando en que no volvería acruzarme con él y para una de-cisión consciente que tomo, fa-llé. A veces me arrepiento de nohaber tenido esa ambición oesa perspectiva pero me sientoafortunado por todos los luga-res por donde he pasado y, so-

En tierra de nadie

HAmaitugabekoiraultza

Carrera

E

sko bidaiatuagatik,ergela ez da sekulaargia izango”, sarri-

tan azpimarratzen zuen RosaLuxenburg-ek itxurakeriarengizartean. Rosa ez zen inondikere ergela, eta laster nabar-mendu zen, bere bizkortasu-na, adorea eta inteligentzia po-litikoa zela eta.

Ehun urte bete dira RosaLuxemburg, XX. mendekoiraultzaile ezkertiarrik handie-netako bat, Berlinen erail zute-la. Franz Mehringen garaikosozialdemokrazia alemania-rreko buruetako batek eta Ro-sari eta iraultzari azkenera arteleial izango zaion bakarrakesan ohi zuen “Karl Marxen os-tean marxismoak sortu zuenburu miragarriena” zuela Lu-xemburgek.

1904an, II. Internazionala-ren kongresutik bueltan, Gi-len II.a Alemaniakoa kritika-tzeagatik kartzelara bidali zu-ten. Garai horretan Luxem-burgek Leninen ideiaren aur-ka idatzi zuen ere: ez zetorrenbat “altxamendu armatu” bategitearekin, langile mugimen-duaren kontzientzia zen ber-piztu eta batu behar zenairaultza egiteko, eta ez langile-ak armatu. Rosak beste mundubat aldarrikatzen zuen, askata-sunaren izenean justizia sakri-fikatuko ez zuen mundu batnahi zuen, mundu bat justizia-ren izenean askatasuna sakrifi-katuko ez zuena.

Ez zen hura preso sartu zu-ten lehen aldia, ezta azkenaizango ere. 1915eko otsaileanatxilotu zuten Frantziako etaAlemaniako proletarioei Le-hen Mundu Gerran ez partehartzeko eskatzeagatik. Espe-txetik irten eta berehala hilzuten.

Gorpu agertu zen orainehun urte, baina bizirik diraugerren aurkako haren alda-rria, kapitalismoaren gainekokritika zorrotza, Europa besteeredu ekonomiko, sozial etapolitiko batean antolatzea po-siblea dela zioen bidea, gizata-sunaren aldeko lana handia,denona den, komuna zaigunadenon artean eusteko jarrera,Luxenburgorena erabatekoazen hori guztia.

Preso zela, korresponden-tzia baliatu zuen munduangertatzen ari zenaren berri iza-teko, eta artikuluen bitartezparte hartu zuen unean unekoeztabaida publikoetan. Adiski-de askorekin trukatu zituengutunak. Sophie Liebkechtibidalitakoak euskarara ekarriditu Amaia Lasak, eta Katakra-kek argitaratu ditu, Kartzelakogutunak Sophie Liebknechti izen-burupean.

José Luis Padrón

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Identidades que viajan y nostransforman desde los márgenes

“En mi vagón decido yo pero me lleva el tren” Paco Bello

bre todo, por toda la gente quehe conocido. A veces culpo alestado de mi profesión perotambién esas ganas de hacer co-sas por primera vez que no pue-do evitar me ha empujado aprobar caminos que, quizás,me desviaban de una carreramás estable y sólida.

Ahora que vuelvo a trabajaren un hotel, orgulloso de no serdevorado por una vocación in-saciable, he vuelto a la canciónque me descubrió Sergio con laidea de éxito, de triunfo, en la

cabeza. Y Bello me dice, iróni-co, “cuidado que en este mun-do, a veces, pierde quien llegasegundo”. A veces, dice. Unaadvertencia obvia en un mun-do en el que quien no gana,pierde. Así de fácil. Pero cuan-do las canciones hablan, comomantras de autoayuda y supera-ción, de que sí se puede, Bellodice que no, que no siempre sellega y no pasa nada. Y entoncesllega el estribillo: “En mi vagóndecido yo, pero me lleva eltren”. Menudo verso. Y se que-da tan ancho. Yo me quedo enese tren, pensando en que si escierto que hay cosas que no po-demos controlar o que, comome dijo Marieta: “En realidad,nada está bajo nuestro con-trol”. Ya estoy más tranquilo.

Porque, ¿qué es el éxito? ¿Es-cribir una canción perfecta oque la escuchen y la comprencientos o miles de personas?¿Hacer carrera o hacer cosasque nunca habías hecho porprimera vez? Uno de los secre-tos para poder responder a es-tas preguntas lo da Bello al can-tar: “Holgazanear, no pedirmenada a cambio mañana al des-pertar”. Esa es la clave, creo.Hacemos cuentas cada mañanacon nosotros mismos y si el sal-do sale negativo nos negamosel saludo en el espejo del baño.No nos lo permitimos. Leía ha-

ce unos días un artículo que in-cidía sobre la obligación actualde monetizar cualquier cosaque se nos diera bien. En vez deabrazar el hobbie o el talento co-mo una manera de expresión li-bre que no pide nada a cambio,buscarle un rédito económicopara vivir de lo que te gusta.Otra vez la perversa vocaciónasoma el hocico.

Sigo con la canción en bucle.Lanza otra imagen que haceque cierre los ojos: “Holgazane-ar es mitad dormir, mitad so-ñar; hacer nidos en tu cuerpocomo un dulce animal”. Otravez esa idea de descanso, debuscar cobijo en espacios ama-bles. De parar en un mundoque exige que no dejes de mo-verte si quieres hacer carrera.Entonces llega el final de la can-ción donde el veterano cantau-tor insiste: “Gente que corre,que corre, que corre y que pier-de el tren”. A veces no se llega.A veces se corre, se intenta perono se alcanza. Un final amargodentro de un traqueteo de gui-tarra acústica en el que vuelve aser indulgente y a no pedircuentas ni a hacer reproches. Aveces se pierde el tren y no pasanada. Siempre nos quedaránlas canciones que vuelan, pien-so.

Jöel López