2. Lunes

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Lunes de la I semana de Adviento JESÚS SE QUEDÓ ADMIRADO Tomado del Evangelio de Mt 8, 5-11 Comienza el ADVIENTO. Un tiempo que nos invita a estar abiertos a la Palabra, para que el día de Navidad esta Palabra se haga carne en cada uno de nosotros. Esta Palabra que puede despertar en nosotros múltiples sensaciones dormidas, precisamente es por eso que vemos la variedad de géneros literarios en la Biblia, para hacer remover cada rincón de nuestra alma, sea cual sea nuestro estado anímico y espiritual. Hoy nos invita a la ADMIRACIÓN. "Jesús se quedó admirado", nos dice el evangelio. Es el Maestro el que se admira. Y es un pagano, un militar, el que consigue despertar su admiración. No es ninguno de sus discípulos, no es ningún acontecimiento espectacular, no es ningún superdotado. ¿Qué es lo que hace que Jesús se admire? La fe. La fe es lo único capaz de despertar su más profunda admiración. Y también la nuestra. Porque la fe es un milagro. El milagro que nos cuenta hoy el evangelio ha tenido un alcance muy grande en la primera comunidad cristiana. El que pide a Jesús el favor de la curación es nada menos que un centurión romano. Mateo insiste en su fe ejemplar, y con este motivo, anuncia la participación de todos los pueblos en la salvación, mientras que muchos del pueblo elegido quedarán fuera por su falta de fe. Este militar sabía muy bien lo que es la autoridad, la disciplina, mandar a otros. Tenía un servidor que se había caracterizado por una obediencia ejemplar a su palabra. Ese militar también cumplía las palabras que sus jefes le dirigían. Pero hay situaciones en la vida en que la autoridad que uno tiene no pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos: la enfermedad sigue su curso destructor y, ante ella, caen por tierra todos los poderes humanos. Un centurión era un militar de bajo grado que comandaba una patrulla de unos 100 soldados. Debía ser un romano o un mercenario, en todo caso un pagano. El centurión ruega por un criado suyo enfermo de parálisis, y cuando Jesús propone ir a curarlo el centurión le dice algo admirable: que simplemente dé una orden de curación y su criado sanará, que él nos es digno de que Jesús entre en su casa, que como mandan los oficiales del

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Lectio Divina

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Lunes de la I semana de Adviento

JESS SE QUED ADMIRADO

Tomado del Evangelio de Mt 8, 5-11

Comienza el ADVIENTO. Un tiempo que nos invita a estar abiertos a la Palabra, para que el da de Navidad esta Palabra se haga carne en cada uno de nosotros. Esta Palabra que puede despertar en nosotros mltiples sensaciones dormidas, precisamente es por eso que vemos la variedad de gneros literarios en la Biblia, para hacer remover cada rincn de nuestra alma, sea cual sea nuestro estado anmico y espiritual. Hoy nos invita a la ADMIRACIN. "Jess se qued admirado", nos dice el evangelio. Es el Maestro el que se admira. Y es un pagano, un militar, el que consigue despertar su admiracin. No es ninguno de sus discpulos, no es ningn acontecimiento espectacular, no es ningn superdotado. Qu es lo que hace que Jess se admire? La fe. La fe es lo nico capaz de despertar su ms profunda admiracin. Y tambin la nuestra. Porque la fe es un milagro.

El milagro que nos cuenta hoy el evangelio ha tenido un alcance muy grande en la primera comunidad cristiana. El que pide a Jess el favor de la curacin es nada menos que un centurin romano. Mateo insiste en su fe ejemplar, y con este motivo, anuncia la participacin de todos los pueblos en la salvacin, mientras que muchos del pueblo elegido quedarn fuera por su falta de fe.

Este militar saba muy bien lo que es la autoridad, la disciplina, mandar a otros. Tena un servidor que se haba caracterizado por una obediencia ejemplar a su palabra. Ese militar tambin cumpla las palabras que sus jefes le dirigan. Pero hay situaciones en la vida en que la autoridad que uno tiene no pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos: la enfermedad sigue su curso destructor y, ante ella, caen por tierra todos los poderes humanos.

Un centurin era un militar de bajo grado que comandaba una patrulla de unos 100 soldados. Deba ser un romano o un mercenario, en todo caso un pagano. El centurin ruega por un criado suyo enfermo de parlisis, y cuando Jess propone ir a curarlo el centurin le dice algo admirable: que simplemente d una orden de curacin y su criado sanar, que l nos es digno de que Jess entre en su casa, que como mandan los oficiales del ejrcito y sus rdenes se cumplen, con cunta ms razn se cumplir la palabra de Cristo.

El centurin de Cafarnan ha odo hablar de Jess, se ha informado bien de quin es l y qu hace. Interiormente una luz le ha hecho ver en este hombre algo ms que un hombre, por eso se anima a pedirle el milagro. Ese militar sale al encuentro de Jess. Ha quedado muy afectado por los sufrimientos de su servidor y quiere salvarlo. Pero l no puede hacer nada! Su palabra es ya en este caso- absolutamente impotente. Confa en la palabra de Jess. Confa en la palabra de Jess hasta un extremo llamativo: d una sola palabra. No hace falta que vengas.

La palabra humana tiene una fuerza impresionante. En ocasiones hiere, otras mata. Unas veces anima, otras vivifica. Hay momentos en que la palabra desconcierta. Quiero hablar de aquellas palabras que nos conmueven, nos llegan a lo ms profundo del alma y hasta nos curan, o nos dan la noticia que ms nos importa. Este evangelio nos habla de la fuerza curativa de la palabra.

Jess qued admirado de la fe que esta persona tena en su palabra. Lo puso de ejemplo a todos en Israel. Pero aadi algo importante: es el primero, pero no el nico. Habr muchos que, como l, creern en el poder de la palabra de Jess. Vendrn muchos de Oriente y Occidente y se sentarn a la mesa. No nos olvidemos de Mara que , crey siempre en la Palabra.Se nos ha definido a los cristianos como aquellos que van a misa, que se confiesan, comulgan. Est bien! Pero, ante todo, se nos deba definir como aquellos que creen en la Palabra de Jess, en la Palabra de Dios. Es precioso ver cmo la iglesia de nuestro tiempo ha crecido en este aspecto. Cada vez se conoce ms la Palabra de Dios. La Biblia no es un libro que decora nuestras bibliotecas. Muchas personas la leen como palabra de Vida, como palabra de discernimiento en momentos difciles. La Palabra nos debe habitar por dentro. Esa una medicina permanente, una fuerza que nos saca de nuestros desnimos, el medicamento de la vida.

Estamos comenzando el Adviento. Nos conviene reavivar nuestra esperanza en Jess. Simplemente creemos en Jess, o le creemos a Jess. l es el que viene a salvarnos. Qu esperamos que traiga a nuestras vidas?

Este Adviento ha empezado como un tiempo de gracia para todos, los cercanos y los alejados. Adviento y Navidad son un canto de confianza. Dios quiere salvar a todos, sea cual sea su estado anmico, su historia personal o comunitaria. En medio del desconcierto general de la sociedad, l quiere orientar a todas las personas de buena voluntad y sealarles los caminos de la verdadera salvacin.

Hoy tambin, muchas personas, aunque nos parezcan alejadas, muestran como el centurin buenos sentimientos. Tienen buen corazn. Y al mismo tiempo, me doy cuenta que muchas veces el llego sin preparacin, sin Adviento a la Navidad. Un ao ms de lo mismo, los mismos cantos, las mismas celebraciones, los mismos protocolos. Quizas nos hemos acostumbrado tanto que ya no nos admiramos. No nos admiramos que Dios haya venido al mundo; no nos admiramos que se haya quedado con nosotros; no nos admiramos que haya muerto por salvarnos.

Suceder tambin este ao que esas personas tal vez respondan mejor a la salvacin de Jess que nosotros? estarn ms dispuestas a pedirle la salvacin, porque sienten su necesidad, mientras que nosotros no la sentimos con la misma urgencia? tendr que decir otra vez Jess que ha encontrado ms fe en esas personas de peor fama pero mejores sentimientos que entre los cristianos buenos? Vendrn de Oriente y Occidente -o sea, de mbitos que nosotros no esperaramos, porque estamos un poco encerrados en nuestros crculos oficialmente buenos- personas que celebrarn mejor la Navidad que nosotros? O nos creemos ya santos, merecedores de los dones de Dios?

Seor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra y mi criado quedar sano...Di una palabra. La fuerza de Jess es su Palabra que transforma los corazones y llena de vida a los que estn enfermos. Acerqumonos a sta Palabra creadora, a sta Palabra que sana y libera, que salva. Hagamos un camino, el camino del Adviento, de modo que al llegar el momento del encuentro, no se nos pase de largo, sino que lo acojamos con amor y humildad.