2006 RFlores supMarcos
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A~
NIVERSIDAD AUTNOMA METROPOLITANA
Dr.JosLemaLabadie
RECTOR GENERAL
Mtro.JavierMelgozaValdivia
SECRETARIO GENERAL
UNIDADIZTAPALAPA
Dr.scarMonroyHermosil lo
RECTOR
M.enC.RobertoTorres-Orozcoermeo
SECRETARIO
Dr.PedroC.SolsPrez
DIRECTORELADIVISiNECIENCIASOCIALES
y HUMANIDADES
@D.R.
UAM-IZTAPAlAPA
DivisindeCiencias'
Socialesy Humanidades
Av.SanRafaelAtlixconm.186
Col.Vicentina,Mxico,D.F.09340
Mxico
Dr.LuisFelipeSeguraMartnez
JEFEDEL DEPARTAMENTODE FILOSOFrA
Eldossier:Anlisisdeldiscursoapatista uecoordinadoorladoctoraLauraAdrianaHernndez
Martnez
Coordinadoraepublicaciones,epartamentoeFilosofa:ic.MaraGuadalupeodrgueznchez.
Todoartculoirmadoesresponsabilidadesuautor.
ISSN:1870-4042
ColabornlaelaboracineestenmeroorenzoranciscouizMora.
FormacinenPageMakerporAgustnTonatihuTorresMiranda.
Hechoen Mxico.
Precioporejemplar: 110.00
.
s nos
LIN STI OS
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.
.
.
3
enero junio 006
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Signos Lingsticos 3 enero-junio,2006 , 129-149
LAS EPSTOLAS DEL SUpMARCOS A LA PRENSA:
, *
LA CONSTRUCCIONDISCURSIVADE UNAIDENTIDAD
Roberto Flores
Escuela Nacional de Antropologa e Historia
PALABRAS CLAVE: MARCOS, ZAPATlSTA, SEMITICA, NARRACIN, IDENTIDAD
Introduccin
E
l relato comienza en la madrugada del primer da de 1994 con la ocupacin
armada de la ciudad de San Cristbal de las Casas, Chiapas, por parte de
misteriosos encapuchado s que parecan provistos del don de lenguas. Para
unos, el acontecimiento era alarmante puesto que reviva temores atvicos de
ruptura del orden, de irrupcin del caos, de cada de esa ciudad que los coletos
consideranbastin de la civilizacin y la cultura en manos de hordas de indios sal-
vajes. Para otros, se trataba del inicio de una nueva poca, cargada de promesas
y esperanzas, portadora de los ideales ms queridos de la poblacin indgena y
campesina de Mxico, el zapatismo y la reforma agraria. Para otros ms, el
sucesoapareca como un rechazo a la modernidad representada por el ingreso de
Mxico a un Tratado de Libre Comercio de Norteamrica.
Unos lo situaron bajo el signo del indigenismo, otros, atentos a la historia
reciente,vean en los zapatistas el ms reciente avatar de la guerrilla izquierdista
.
Elpresentetexto recoge y ampla una ponencia presentada en el xx Congreso de la Semiotic
o iety
ofAmericay publicadaen C.W.Spinksy J.Deely eds. ,
Semiotics
1995,Peter Lang, 1996.
Asimismo, se apoya en un articulo periodstico publicado el 19 y el 20 de febrero de 1994 en La
Jornada
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latinoamericana, subrayaban los vnculos del estado de Chiapas con Centroamrica
y adivinabanvnculoscon lossandinistas,con elFrenteFarabundoMart,con
en
dero Luminoso, altiempo que hablaban del fm de lahistoria para intentar conjurar
el retorno del marxismo. Finalmente unos terceros hablaban de modernidad, o
ms precisamente de posmodemidad, invocando tambin el fin de siglo y lade-
saparicin de los regmenes comunistas como lo hicieron, en su momento, unos
diputados italianos del Partido Radical, de visita en el estado) y el fin de las
ideologas o ms bien su trivializacin); estos terceros subrayaban la importancia
de esa rebelin que se presentaba como genricamente indgena; la presencia de
reivindicaciones nacionales y no slo regionales y,por ltimo, aunque demanera
muy notoria, la presencia de un subcomandante con pretensiones literarias.
La figura del subcomandante Marcos atrajo rpidamente la atencin y con-
centr miradas que iban desde elrecelo de ver a un blanco entre los indios, hastala
fascinacin amorosa que suscitaba un rostro oculto, en el cual se queran adivinar
los rasgos de la donosura. Poco despus del inicio del movimiento, comenzaron a
llegar a las redacciones de varios peridicos las clebres cartas del personaje,
cuajadas de posdatas, en donde se conjugaban manifiestos polticos, reprimendas,
recuerdos personales y relatos de sabor mtico; cartas que parecan conjugar, en
un estilo con pretensiones indudablemente literarias, polticas y poticas. Tratar
de interpretar entonces esta figura parece enfrentamos a una alternativa radical,
entre latradicin representada por el movimiento armado y laposmodemidad de
su presencia discursiva. Para lograr esta conciliacin de los contrarios me centrar
en la imagen del supMarcos, que analizar desde la perspectiva de una socio
semitica de la identidad
Examinar a continuacin algunos emblemas de esa nueva identidad: mscaras
y posdatas del supMarcos, para proponer que la identidad, sea individual o
colectiva, es el producto de relaciones entre imgenes producidas al interior del
discurso mediante dispositivos de carcter aspecto-temporal, que crean lailusin
de un vnculo entre un ser y su representacin.
1. Una identidad retrica
En primer lugar no esposible dejar de sealar que la figura de Marcos aparece
como si fuera un tropo de su discurso, un oxmoron condensado al extremo:~n
secreto mostrado
Recordemos que ya de por s un oxmoron es una paradoja
condensada y que por tal razn se sita en el polo
intenso
de la categora de la
.,
Las epstolas...
tensin, tensin discursiva en este caso que opera sobre la qlasticidad del discurso,
pero que posee un efecto no slo veridictori02 sino tamblen provocador.
En trminos de veridiccin, la mscara-pasamontaa~ establece un contraste
entre el anonimato de la persona y el estatuto pblico de los discursos Flores,
1994):
esconder vs. mostrar
Esecontrasteno seresuelvesinoque, al asumirla contradiccin,hacecoexistir
los opuestos en un equilibrio tenso. La presencia del subcomandante exige una
solucina laparadoja; de ah el efecto provocador que su discurso,posterior a su
aparicin sorpresiva, se encargar de desarrollar. En ese sentido, la figura de
Marcos responde a una estrategia de presentacin de s mismo Gootlnan,
1959y Landowski, 1993: 113)que no se limita a la mscara sino que tambin
aparece en sus cartas:
En realidad estas postdatas son una carta que se disfraza depostdata 6/02/
94; 1:130).3
Ahora bien, si se quiere evitar un planteamiento referencialista en tomo de la
semitica de la identidad, estos efectos veridictorios de la figura y el discurso del
subcomandante Marcos nos remiten, para su anlisis, a los procesos de cons-
truccin de simulacros a travs del acto de enunciacin.
Como presencia sorpresiva, la figura del subcomandante juega elpapel de un
primer acto de enunciacin, con el cual afirma su propia identidad. Al respecto,
estil relacionar ese primer acto con las propuestas de G.Benveniste 1966: 154)
Y1.Cl. Coquet 1984: 12-15) respecto del acto de enunciacin, en donde reco-
nocen laexistencia de una proposicin implicada por cualquier acto de discurso y,
por medio de la cual, se instaura el sujeto de enunciacin:
Ego es quien dice Ego y quien se dice Ego
2
A diferenciade la verdadcomocorrespondenciacon la realidado de la verosimilitudcomo
plausibilidad, laveridiccin aborda latemtica de laverdad dicha o enunciada y sedescribe mediante
lacorrespondencia, o no, entre una apariencia y lo que, en eltexto, se dice que es verdad.
3 Seindica lafecha depublicacin de lacarta ya continuacin eltomo y lapgina de supublicacin
en los Documentos y comunicados del EZLN,editorial Era.
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Esta proposicin contiene dos operaciones constitutivas:
decir algo+ afinnarse comoelque dice.
Las cuales no dejan de recordar el enunciado teolgico con el que se afirma la
absoluta autonoma del sujeto divino:
Ego sum qui sum
En un mbito no divino, laico quin tiene la capacidad de afirmar su autonoma?
El enunciador, pero a costa de que limite su ser al campo del lenguaje:
Soy aquel que habla y dice Soy Ego .
Esta limitacin tiene dos consecuencias: 1)introduce la posibilidad de otro
enunciado diferente a Soy Ego ; 2) abre la puerta a la polmica.
En cuanto a la primera, otros enunciados -soy indgena, soy zapatista, soy
lder poltico, soy militar- constituyen ulteriores limitaciones a la afirmacin del
ser, con lo que la afirmacin pierde todava ms fuerza asertiva. Elproblema que
enfrenta Marcos es conservar lacapacidad del enunciado afirmativo de instituirlo
como sujeto autnomo: soy quien digo serporque as lo digo. De ah que requiera
demostrar la posesin de una competencia enunciativa.
En cuanto a la segunda, independientemente de la fuerza asertiva de la
enunciacin o,ms bien, negando dicha fuerza asertiva, otros enunciadores pueden
hacer uso de lapalabra y sustituir al enunciado propuesto ( soy quien digo ser )
enunciados alternativos. Estos otros enunciados pueden ser de carcter negativo
o positivo: no eres quien dices ser ; eres quien yo digo que eres . Pero, lo que
es comn a estos enunciados es que ambos confrontan competencias enunciativas
antagnicas. De esta manera se instaura la polmica inicial:
Soy indgena, zapatista, revolucionario, etctera,
vs.
Es indgena aquel a quien yo llamo indgena
,
Las epstolas...
La afirmacin reflexiva, aquella por medio de la cual Marcos se define a s
mismo, se apoya en una pretensin de la absoluta autonoma del sujeto y en su
capacidad para poder identificarse mediante cualquier predicado, lo que corres-
ponde, segn Coquet (I984: 24), a una predicacin generalizante ser todo aquello
queyo quiero ser). Por su parte, otros enunciadores, responsables de la afirmacin
transitiva pondrn el acento en la negacin de esta autonoma y buscarn afirmar
el carcter dependiente de la identidad del subcomandante mediante enunciados
del tipo no eres todo lo que t quieres ser), no eres ms que lo que yo digo
que eres). De esta manera, el dispositivo de identificacin que opera en la
afirmacin de la identidad pone enjuego las siguientes oposiciones:
identidad autnoma vs. identidad dependiente
Isertodol
Ino serms que...
predicados particularizantesredicados generalizantes
Desde la perspectiva del subcomandante, el mecanismo de autoidentificacin
se establece mediante dos estrategias complementarias: la ambigedad y la va-
guedad que definen un recorrido al interior de un cuadrado semitic04 de la
identidad. En la primera estrategia, Marcos adopta papeles temticos5 variables
como aparece en el siguiente ejemplo:
[...] pirata extraviado, profesional de la esperanza, transgresor de la irljus-
ticia, bandido de suspiros, amo de lanoche, seor de la montaa, hombresin
rostroy sinmaana. 3/09/94; 1:304)
4 En lasemitica estndar de laEscuela de Pars, elcuadrado semitico es laestructura elemental de
lasignificacinmediante la cual sedescribenlas categoras semnticas.Estaestructuraarticula dos
trminos(SI YS2) en el seno de una misma categora mediante relaciones de contradiccin que
generantrminos negados (no SI Yno S2):a su vez, a partirde un trmino (por ejemplo SI), su
negacin(noSI) permitegenerarel trminocontrario(S2),medianteimplicacin.As,por ejemplo,
abandonarun lugarAsuponeestaren unlugardefinidocomo(noA), quees condicinindispensable
parallegara estaren B.
sLasemitica narrativa define a los actores de un relato a partir de los papeles queasumen: por
Unlado, los papeles actanciales son las funciones que un personaje asume dentro de un relato
especfico y los papeles temticos: formas estereotipadas que le ofrecen el lxico y la cultura.
Deestemodo, unjoven hurfano (papeles temticos) ser el hroe (papel actancial) que rescate
a la princesa.
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Pero tambin en sus escritos opera una
escisin
de la identidad en mltiples
personalidades:
P.D. Que, de luto, llora. Estaba yo escuchando en la grabadorcita esa rola...
cuando viene corriendo mi otro yo y me dice: -Parece que te saliste con la
tuya...
- Apoco yacay elPRI? -pregunto con esperanza.
-N ombre ... Temataron--dice miotro yo.
-A m? Cundo? Dnde? -cuestiono mientras hago memoria dednde
he estadoy lo que he hecho.
-Hoy, en un enfrentamiento... pero no dicen donde mero-, responde.
-Ah, bueno ... Yqued malherido o mero muerto? -insisto.
- Todititomuerto... as dicen las noticias --dice mi otroyo y seva.
Un sollozo narcisista compite con los grillos.
-Por qu lloras? -pregunta Durito mientras enciende supipa.
-Porque no podr asistir a mientierro.
Yo,que me amaba tanto.
(17/03/95; 2: 278)
La segunda estrategia, mediante la vaguedad, opera por
denegacin
de la
identidadasignadapor otros enunciadores:
Espero que la mediafiliacin del comandante Marcos no le haya trado
contratiempos a ms inocentes doble contra sencillo a que con esa media
filiacin van a acabar deteniendo al que protagoniza a Juan del Diablo
en la telenovela CoraznSalvaje del canal, but o/ course, de las estrellas).
(13/01/94;1:72)
o bien, opera mediante el rechazo al proceso mismo de identificacin:
A qu tanto escndalo por elpasamontaas? No es la cultura poltica
mexicana una cultura de tapados?
(20/01/94; 1:98)
,
Las epstolas...
Como puede apreciarse en los ejemplos citados, las distintas estrategias tienden
anegar la existencia de una identidad singular del tipo
ser alguien,
en provecho
deuna identidad general del tipo
ser todo
mediante lamultiplicacin de la identidad
y que lo cond~ce a ocup~r, d.entro de u~ cuadrado. semit ico de la ident idad, la
posicin defimda por el termmo contrarIo,
ser nadIe.
sertodo
sernadie
1
no seralguieneralguien
2. La polmica en torno a la identidad
Ademsde la autonoma o dependencia y de la cuantificacin, el dispositivo
identificadorpone en juego una orientacin temporal articulada mediante dos
trminoscontrarios (Coquet, 1984:27-32) con los cuales se establece lapolmica
entornoa la identidad:
identidad anticipada / identidad asumida
La identidad, sea anticipada o asumida, corresponde a una identidad enunciada
enun presente de la enunciacin, pero dotada de una orientacin que la convier-
te en una imagen reflejo de una identidad supuestamente
real
fincada en un
pasado o en un futuro. Se trata pues de analizar la ident idad en la existencia de
dos simulacros o representaciones, una de las cuales se sita en el presente de la
enunciacin y
proyecta
o
retroyecta
a la otra en el eje temporal, ya sea en un
pasado o en un futuro como una representacin de la representacin.
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En los discursos de los zapatistas y en los de sus detractores, laasignacin de
identidad se contrapone a la enunciacin de la propia identidad: quin sepUe-
de nombrar a smismo, quin esnombrado. Sise toma eldiscurso delos detractores
surge una oposicin en la que el primer trmino afirma la capacidad para
identificarse a smismo y, el segundo, niega al otro la capacidad de identificarse
por s solo:
Grupo de autnticos coletos vs. autodenominados zapatistas
Cabe sealar, con respecto al primer trmino de esta oposicin, que la
autenticidad as afirmada es disputada por distintos grupos de sancristobalenses
en una polmica cuyo origen es anterior a la sublevacin zapatista: esta denomi-
nacin se ladisputan habitantes dealgunos barrios tradicionales, miembros delas
clases medias y altas conservadoras y habitantes oriundos de esa ciudad.6 Como
rasgo general, la denominacin autnticos coletos se apoya en la autoctona
asociada a otros rasgos raciales y de clase, lo que da un valor retroyectivo a esa
identidad reflexivamente asumida, es decir, encuentra la identidad en el pasado y
hace de la identidad presente una proyeccin de la historia; esta identidad slo
tiene un valor presente en funcin del pasado.
Por su parte, la identidad asignada a travs del trmino autodenominados es
una identidad que, adems de ser transitiva, tiene un carcter puntual, esta identidad
carece de valor retroyectivo, aunque tampoco es de carcter proyectivo: es decir,
no est fincada ni en un pasado han sido o fueron ), ni en un sern futuro
virtualidad presente que es imagen de una realizacin futura) as como tampoco
en un estn adviniendo al ser que empatara al presente con el futuro en un
continuo temporal, sino que laubican en un presente vlido nicamente el tiem-
po de la enunciacin: el detractor no puede negar que ha existido el acto de
asuncin de identidad que corresponde a la retroyeccin), pero s le niega su
alcance temporal y, por ende, su permanencia.
Volvemos a encontrar las dos formas de identificacin en la siguiente oposicin,
muy frecuente sobre todo en los primeros meses del conflicto:
profesional de la esperanza
identidad proyectiva
vs profesional de la violencia
identidad retroyectiva
6Sulca Bez, 1990-1993: cap. 11I.
Las epstolas...
En efecto, ya desde el primer mes del conflicto, el presidente Carlos Salinas
se refiri a los dirigentes guerrilleros como mercenarios y guerrilleros a sueldo
provenientesdel extranjero, para distinguirlos de los indgenas, cuya presencia
erainnegable;paraello, utilizla expresin profesionalesde laviolencia ,misma
quefueutilizada profusamente en los mbitos polticos y periodsticos, a lo que
Marcosrespondi en una carta,dirigida alnioMiguelA.VzquezValtierra:
y resulta que s que somos profesionales. Pero nuestraprofesin es la espe
ranza. Nosotros decidimos un buen da hacernos soldados para que un da
no sean necesarios los soldados. Es decir escogimos unaprofesin suicida
porque es una profesin cuyo objetivo es desaparecer soldados que son
soldados para que un daya nadie tenga que ser soldado. Claro no? 6/03/
1994,1:191)
Identidad que el subcomandante reitera en otras ocasiones, como en el ejemplo
yamencionado 3/09/94; 1:304) en donde reitera su definicin como profesional
de la esperanza .
Con estas citas es posible precisar ms elcontenido de la identidad proyectiva
queidentificamos como un enunciado elptico en el cual el contenido de la esperanza
se encuentra elidido. La primera cita permite la reconstruccin siguiente:
profesional de [laesperanza de]).
Se trata de un enunciado formado a partir de dos construcciones adnominales:
1) profesional de; 2) esperanza de. Para poder interpretar el enunciado resultan-
te como una identidad proyectiva es necesario considerar el semantismo de las
dos construcciones constitutivas y sealar una primera dificultad: tanto el trmino
profesional como el de esperanza son de carcter retroyectivo y no proyectivo
puesto que se refieren a estados realizados, instituidos en un pasado y que
configuran a un actor cuya identidad es asumida. Sin embargo, el enunciado
resultante configura a un actor cuya identidad permanece en un estado virtual y
proyectada en un futuro -la esperanza-, lo que corresponde a una identidad
anticipada. Para resolver esta aparente paradoja debe considerarse la presencia
deun proceso de resemantizacin que sustituye los rasgos semnticos /esttico/
y /retroyectivo/ enprovecho de los rasgos /dinmico/ y /proyectivo/. Esta sustitucin
de rasgos slo es posible si el segmento elicitado gracias a la primera cita no ser
soldado es considerado como un predicado dinmico en lugar de tomarlo como
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un estado, es decir, si se le deja de considerar como un simple contenido o una
meta del estado de esperanza para pasar a considerado como la identidad modal
de un sujeto eminentemente activo: en consecuencia, el no ser soldado equivaldr
a una inaccin considerada como una accin y la esperanza corresponder a la
disposicin de este sujeto activo para abstenerse activamente de actuar. Dicho
en trminos narrativo s, el
profesional de la esperanza
muestra su disposicin
activa para obtener la competencia narrativa que lepermitir dejar de ser soldado.
La identidad as afirmada constituye entonces una identidad anticipada que
requiere de la ejecucin de un programa de accin definido como el Ino ser
soldadol y de las competencias y condiciones necesarias para su realizacin.
Esta identidad es de naturaleza eminentemente actanciaF y contrasta con eljuicio
del presidente Salinas que corresponde a una identidad reconocida como un
estereotipo, ya sea a partir del papel temtico del mercenario con el que es
posible identificar la expresin
profesional de la violencia
o bien simplemente a
partir del papel patmic08 del proclive a la violencia. Con estos sealamientos
ahora podemos precisar ms el contenido de las identidades en conflicto:
profesional de la esperanza
profesional de la violencia
identidad proyectiva vs
anticipada
identidad retroyectiva
asignada
papeles actanciales articulados
en un recorrido
papeles temticos organizados
alrededor de un estereotipo
7
Cf. Nota 5.
8
A partir de ladcada de 1980, lasemitica narrativa desarroll una semitica de las pasiones, de las
emociones y sentimientos. El papel patmico es ladisposicin pasional la escolska hablaba de
inclinaciones del alma ) que determina elmodo enque el actor realizar su accin: inJolentemente,
con entusiasmo, lleno de ira, etctera.
Las epstolas...
3. El portavoz de una identidad
A las polmicas iniciales se suma la inscripcin de las afirmaciones del ser en
programas dems amplio carcter poltico, en particular en el mbito comunicativo
definido a travs del papel temticos de la
representatividad.
En especial, asumir
lapalabra a nombre de otros equivale a transformar la propia identidad de manera
ms o menos permanente. Al igual que en la identidad objeto de una polmica, la
representatividad es tambin producto del dispositivo aspectual e intencional.
Las siguientes citas son muestra del papel temtico de portavoz, pero que
curiosamente marcan el conflicto central sealado anteriormente: quien habla es
quien define.
1 Por mi boca habla el CCRI, CG del EZLN.
22/02/1994, 1: 162)
2 Tenemos que decir nuestra palabra y que otros la escuchen. Si no
lo hacemos ahora, otros tomarn nuestra voz y la mentira saldr de
nuestra boca sin nosotros quererlo. Busca por donde puede llegar
nuestra verdad a otros que quieren escucharla.
11/02/1994; 1: 138)
o en la respuesta que da el comandante Tacho a un periodista que insinuaba
la existencia de desacuerdos entre el sup y la comandanciazapatista durante los
dilogosde SanAndrs:
3 Lo que opina Marcos es lo que opina esta delegacin;el subcomandan-
te Marcos no se vende ni se rinde; eso es lo que dice Marcos. 241
04/1995)9
En 1) se produce una fusin del individuo que habla en una colectividad. No
es que el individuo simplemente represente a la colectividad como parte de ella,
sinoque l se erige en la colectividad hablando: la identidad es retroyectiva y el in-
dividuo asume un papel de imagen viva de la colectividad, su individualidad
pasa a segundo plano o simplemente se desvanece. La identidad de la colectivi-
dad es permanente y la del individuo como su representante lo es tambin pero
slo en lamedida en que el mecanismo de delegacin de lapalabra siga vigente.
9
http://www.eco.utexas.edul-archive/chiapas9511995.04/msg00315.html
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En (2) se dice de manera explcita que es la voz la que antecede a la identidad
y no lo inverso: normalmente si alguien habla por mi yo puedo desautorizarlo
tal posibilidad parece estar excluida, no por incapacidad circunstancial par~
desautorizar, sino antolgicamente , puesto que lavoz es laque da origen alser:
la identidad es proyectiva, surge a partir del acto de enunciacin para instalarse
en un futuro marcado lingsticamente Si no lo hacemos ahora, otros tomarn
nuestra voz y la mentira
saldr
de nuestra boca sin nosotros quererlo ;
la
identidad presente es slo virtual, como lomuestra lapresencia de lamodalidad 10
del/querer que, en este caso, no corresponde a un /no querer/ sino a un /querer
no ser/ que depende de las enunciaciones futuras.
En (3) se opera una fusin similar a (1) pero en sentido inverso y de manera
indirecta. Estamos frente a tres actores distintos: la delegacin que negociar
con el gobierno, elcomandante Tacho (un indgena) y elsubcomandante Marcos.
En este caso es la colectividad, figurativizadall en la delegacin negociadora,
quien habla y se erige en un individuo, el subcomandante Marcos. En la primera
par te del enunciado, Tacho se transforma en la delegacin de modo similar a
como sucede en (l) y, en la segunda parte, una vez constituido el complejo
individuo-colectividad (en donde prima el trmino colectividad), se opera la
fusin en sentido inverso cuando setransforma en un individuo distinto (Marcos).
De este modo, la identidad de la delegacin termina fusionf.ndose con la de
Marcos (en el complejo as construido prima eltrmino individuo). Esta identidad
(la delegacin hablando a travs de Tacho y como si fuera Marcos) es puntual en
la medida en que es valida el tiempo que dura su enunciacin: se trata de una
identidad inestable que es necesario reactualizar en el lenguaje.
Como se puede observar, los tres ejemplos son notables porque, si bien ponen
en juego los mecanismos de la representatividad poltica, esta representatividad
no opera en el mismo modo que en las democracias occidentales: dentro del
grupo zapatista los individuos no hablan como meros portavoces, sino que tienen
que despojarse de su individualidad para asumir una nueva identidad, a veces de
carcter colectivo pero tambin individual (finalmente recordemos que en el ejemplo
(3) Tacho habla como si el que hablara no fuera l sino Marcos). Esta forma de
representacin deja poco lugar al desmentido y exige un fuerte consenso en la
toma de decisiones, que llega hasta la inflexibilidad: una vez que se toma una
decisin no se puede cambiar de opinin so pena de perder la propia identidad.
Quiz de ah derive la perplejidad de muchos observadores (funcionarios,
periodistas, antroplogos) cuando asisten a asambleas campesinas e indgenas y
constatan, por una parte, la unanimidad en las votaciones que hace imposible la
existencia de grupos minoritarios y,por otra parte, la inviabilidad de la disidencia
en el seno de las comunidades una vez tomados los acuerdos (considrese
simplemente el fenmeno de las expulsiones de pobladores por razones religiosas
o partidarias).
4. La identidad contractual
Otro aspecto de la identidad de nuestro personaje que no ha sido abordado es el
desu relacin, yano con los antagonistas, sino con los aliados. Discurso que se ins-
cribe dentro de relaciones intersubjetivas de tipo contractual. Marcos aparece,
en ese caso, como un actor dotado de una identidad nueva, la cual ha adquirido
mediante su contacto con los pueblos indios y con el saber ancestral que stos
poseen. Esta identidad espresentada como objeto de un laborioso aprendizaje, en
el que el lenguaje y la memoria juegan un papel central.
Al examinar el acto comunicativo que constituyen las epstolas de Marcos,
nos encontramos con tres ordenamientos de los actores involucrados:
l. En primer lugar un acto enunciativo (quin habla?) sigue el curso de los
actos de cesin de lapalabra. Marcos habla para referimos, mediante el
discurso directo, laspalabras del viejoAntonio:
El viejoAntonioespera queencendierayo mipipa y, tomandodelu o
comnlamemorianecesaria,
mecont... (25/02/2001, 5: 123)
ste, a su vez, nos refiere las palabras de los primeros hombres; este or-
den va del presente de la enunciacin a un pasado mtico:
10 La modalidad es lacategora de lasintaxis narrativa que, junto con los papeles patmicos, permite
describir el modo en que un actor realiza sus acciones: la modalidad forma parte de la competencia
que unactor ti ene para laaccin .
11 Adems de los papeles actanciales y temticos, los actores reciben atributos figurativos, es decir,
de carcter antropomorfo, con los que se produce el efecto de realidad, el efecto de que se est
representando larealidad: el uniforme delsupMarcos es un atributo figurativo de supersona.
Cuentan
los viejos ms viejos de nuestrospueblos, que los primeros dioses,
no los msprimeros, no los que nacieron el mundo, sino otros queya no eran
tanprimeros pero s algo, eran unpoco holgazanes.
(25/02/200 1,5: 123)
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y as fue como llegaron al acuerdo deponer su memoria bien cuidada y
lengua hicieron supalabra. Pero pensaron que qu tal que olvidan su len
gua o alguien lesroba esa memoria y entonces acordaron tambin grabarla
enpiedra y guardarla bien donde supensamiento les dijera. Y unos guarda
ron en la montaa lapiedra con la memoria grabada y otros a la marla
dieron a cuidar.
25/02/2001,5: 124)
mirn. Tal caracterizacin, sin embargo, no es del todo satisfactoria en lamedida
enque las misivas tienen un estatuto ambiguo, entre lo pblico y lo privado.
Entre la car ta privada y el manifiesto pblico se sitan los escritos del sub-
comandante. Cabe mencionar aqu el vaivn de las responsabilidades: quien hace
pblicas las cartas no es el signatario sino el destinatario; son los peridicos quienes
deciden su publicacin. Pero pecaramos de ingenuos si creyramos que el
signatario no ha anticipado lapublicacin. Por esta razn es necesario considerar
laresponsabilidad de la publicacin como unjuego que toma en cmplice invo-
luntario al receptor sealado de la misiva. Es ah donde surge la ambigedad de
las fronteras entre lopblico y loprivado, ya que sinos atenemos a los estereotipos
podemos decir que el subcomandante encapuchado se encuentra en la situa-
cin de
querer no ser visto
mientras que los dems nos hallamos en la posicin
voyerista de
querer ver:
pero, al publicarse sus cartas, no es posible sino
constatar que el deseo de no ser identificado se ve contrarrestado por el
querer
ser ledo
querer mostrarse en la esfera pblica.12 De modo que la ambigedad
no reside en la aparente posicin incmoda de mirn en las que no sitan las
cartas, ni en la mscara detrs de la que se esconde su autor, sino en su exhibicio-
nismo epistolar, en su afn por controlar los mecanismos de su identificacin.
Por otra parte, elhacer enunciativo pone enjuego el modo peculiar, ya sealado,
en que se da la delegacin de la palabra entre los zapatis tas y en el que elvocero
asume elpapel de la colectividad, al tiempo que soslaya su identidad individual: de
este modo se entiende que Marcos esconda e, incluso, intente borrar, su identidad
personal en provecho de la identidad zapatista que pretende asumir. Esta reiden-
tificacin se produce mediante el ejercicio del vocero que asume la palabra co-
lectiva: a travs del viejo Antonio, son los primeros hombres quienes hablan, lo
que sucede igualmente con respecto a Marcos cuando refiere las palabras de los
anteriores. La identidad es retroyectiva, lo que se encuentra claramente marca-
do mediante la figura de la
memoria
como se expresa en 25/02/2001,5: 124).
Pero esa identidad es instrumental, puesto que no se limita a ser una aoranza
de los tiempos idos o a confundir el tiempo presente con el tiempo de los orgenes:
su valor reside en la capacidad que otorga a los enunciatarios indgenas -la
atribucin de competencia- para asumir su propia identidad y proyectarla en
toda accin futura, lo cual es sealado bajo la figura de la
dignidad
cuyo anlisis
nopodra ser emprendido aqu):
Esta relacin no es limitante, puesto que otros pueden referir, a suvez
las palabras de Marcos. cf.
infra.
nmero 3) ,
2. Bajo esa delegacin de la voz ocurre otro ordenamiento que estavez ar-
ticula los actos informativos de carcter didctico; los hombres y muje-
res de maz aprenden la importancia de la memoria y transmiten ese
saber hasta el viejo Antonio, quien se lo ensea a Marcos: este orden es
inverso del anterior, va del origenmtico alpresente:
3. Un hacer informativo de dnde viene la informacin?) que se encuen-
tra desdoblado:uno primero vincula al
sup
en supapel denarrador, a los
lectores de lasmisivas; este hacer informativo se articula con un segun-
do que vincula al
sup
con un auditorio simulado, los indgenas y,
especficamente, los zapatistas. Este hacer informativo puede incluir a
otros participantes:
Antes de que saliramos para ac el SupMarcos
nos cont
una historia
que dice que
le cont
el viejo Antonio para la mar. El sup nos cont esta
historia para que nosotros la conociramos y la
contramos
a ustedes...
20/11/1998,4:265)
El hacer informativo desdoblado se identifica por momentos con el hacer
enunciativo, cuando el subcomandante toma la palabra en primera persona Yse
ubica en el aqu-ahora de la enunciacin: en esos momentos puede suceder que,
salvo indicacin contraria, el destinatario explcito de sus palabras -aquellos a
quienes van dirigidas las misivas- seconfundan con los indgenas y los zapatistas.
Al respecto cabe tambin sealar que los destinatarios explcitos son, en lamayora
de los casos, los peridicos aunque en algunas ocasiones se dirige a alguna persona
en especial. De modo que esa estructura aparentemente deja al comn de los lec-
tores en el papel de un lector y observador externo quien se inmiscuye en esoS
actos comunicativos sin que se le otorgue un papel ms especfico que el de
12Cf. Landowski: 1993.
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En ellos [los sueos] viene la historia y la memoria sin ellos se come la
muerte y el olvido. Aprendiendo a soar aprenden a hacerse grandes
a
hacerse dignos,
a luchar.
2/01/96; 3:75 .
A suvez, la fusinde la identidadindividualen lacolectividadaparecemarcada
figurativamente, por lo que nos centraremos en las figuras simblicas de la
competencia cognitiva de los enunciadores -cmo es que acceden al saber
ancestral?- y,en consecuencia- questatutodeverdadtieneeseconocimiento?
En cuanto a primer punto, las figuras que constituyen el escenario de la
transmisin del saber son mltiples y reiteradas, por lo que bastan unos cuantos
ejemplos para presentarlas:
As que estaba yo velando la solitaria voluta de humo de mi pipa adivinan-
do tal vez que ya llegara despus la niebla a darle puerto a esa nube que me
naca de los labios cuando de un rbol cercano se desprende una forma.
mitad niebla mitad sombra y con paso cansado se l lega a mi lado y me dice:
La sabidura no est en conocer muchas cosas o en conocer mucho de una
cosa... 11/12/1998, 4: 267
Marcos se encuentra en actitud de espera: vela el humo de su pipa como
quien antao velaba las armas. Aludir aqu a un pasado antiguo no es tan insensato
como parece, si recordamos la figura del escarabajo Durito y su obsesin
caballeresca: se trata de una isotopa13 tica que atraviesa todo el discurso del
subcomandante. Pero no es tanto la figura medieval de lavigilia, como elentorno
figurativo el que debe llamamos la atencin: lo que vela es el humo que se funde
y seconfunde con la niebla circundante. Y as, como de laboca nace lavoz hecha
humo, de los rboles nace la niebla, figura informe que, paradjicamente, adopta
una forma y habla. El paralelismo es patente: de la
oc
nace el humo, comodel
rbol laniebla; el humo nace del rgano de lavozy leniebla resuena alproferir
\J Una categora semntica o un trmino de dicha categora es susceptible de encontrarse de manera
loca l, en un punto del relato, o bien de manera global , de manera recurrente a lo largo de varias
secuencias. En este ltimo caso se habla de dicha categoria o trmino como de una isotopia. As, la
ocultacin
es una isotopa del discurso de Marcos que aparece en su pasamontaas, en las posdatas.
en el humo de ]apipa, etctera.
,
Las epstolas...
unas palabras. La niebla-humo es la figura de la voz y del conocimiento. tica y
conocimiento se confunden en ese humo propiciatorio para inaugurar el tema de
lasabidura. El fragmento prosigue:
Yotiemblo. Unpoco por elfro otropoco por la niebla un muchopor lo que
escuch algo ms por la sorpresa de reconocer al viejo Antonio tras el
relmpago delfsforo encendiendo su cigarrillo de dob/ador. Yohice lo que
siempre hago en estos casos: mefrot las rodillas mordisque la pipa y
pronunci unsabio Mmmmh . El viejoAntonio sesent a milado acomod
su cigarro en la comisura izquierda de su boca y murmurando dioforma
colory calor a la
Historia deluno y lostodos... 11/12/1998,4: 267
Esta continuacin se articula alrededor del acto informativo: elviejo Antonio
toma la palabra y el
sup
la escucha. Bajo ese acto aparentemente anodino se
esconde, sin embargo, un juego sutil de acomodos que, a la manera de un ritual
propiciatorio, sealan la disposicin de los personajes a asumir sus papeles
temticos: el del maestro y el del aprendiz. Varios motivos hacen temblar al
sup
-el fro, la escucha del dicho enigmtico, un sbito y mnimo relmpago y la
niebla, cuya accin desconocemos- y,al temblar, actualiza la actitud de quien va
a escuchar, lo que se marca mediante un expectante
mmmh.
Como en una suerte
de danza ritual, en donde las parejas acomodan sus gestos a los del otro, el viejo
Antonio enciende su cigarriJIo y lo acomoda, se sienta y murmura, a lo que el sup
responde frotndose las rodillas y mordisqueando la pipa. Comienza as la
escenificacin del discurso de aprendizaje.
El omnipresente cigarriJIo as como la inevitable pipa son las figuras que
inauguran ese discurso al propiciar la aparicin del fuego, la luz y el humo en un
entorno de niebla y oscuridad. Estas son las mismas que veremos en muchas
otras ocasiones, cada vez que el viejo Antonio toma lapalabra. Todas estas figuras
se organizan alrededor de una configuracin que pudiera parecer anodina -dos
personas se renen al caer lanoche para conversar- pero cuyo valor subyacente
consiste en articular simblicamente el acto de transmisin de la sabidura, como
vemos en el siguiente pasaje:
Tal vez por eso elfuego que encendi el cigarro de dob/adory lapalabra
del viejo Antonio alumbr ayeres muy pasados. El viejo Antonio esper a
que encendierayo mipipa y tomando del humo comn la memoria necesa-
ria me cont...
25/02/2001,5: 123
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En l, lapalabra se ve identificada con la luz del fsforo: ese relmpago inaugura
de manera intensa la presencia pertinaz de la brasa del cigarrillo. La luz cumple
varias funciones: hace nacer el conocimiento es agente de su alumbramiento , lo
pone a disposicin del maestro quien hablar lcidamente , ilustra al ignorante
acerca de materias oscuras y recnditas esos ayeres muy pasados . Pero esa
luz no es atributo exclusivo del maestro, tambin lacomparte el alumno que alum-
bra, a su vez, lapipa. Con la accin dereciprocidad, que seala lareceptividad de
quien escucha y aprende, se opera un giro simblico que rene en una misma
configuracin los valores aparentemente contradictorios de la luz y la oscuridad.
Si la luz alumbra, toma lcido e ilumina, lo hace en la medida en que rompe
puntualmente la oscuridad envolvente pero tambin en la medida en que hace
surgir el humo as como la niebla y la sombra, que son sus avatares . El efecto
no es, pues, sencillo, sino que muestra la coexistencia de valores opuestos enel
seno de una misma categora: la luz se proyecta sobre el pasado oscuro para que
el maestro pueda recoger la memoria sombra. La luz cumple la funcin de
seleccionar lo que del pasado ser transmitido como sabidura. Una vez ms
debemos sealar que esta configuracin es recurrente:
Yala noche de San Juan reina en las montaas del Sureste mexicano. Yreina
como es ley es decir llovindose. Vientosmarinos trajeron hasta lo alto de
esta ceiba una cajita de recuerdos. De una de las comisuras de la abierta
boca del cofrecito sobresale una serpentina de luz y con ella una historia.
En ella se aparece depronto como lluvia nocturna el viejoAntonio y como
si tal cosa me pide fuego para encenderse el cigarro y la memoria. Por
encima del rudo tamborileo de la lluvia sobre el techo de nylon se levantan
laspalabras del viejo Antonio para puestos que recuerdos y luminosasser-
pentinas contar:Lahistoriade laVaLctea... 24/06/1999;4: 313
En este ltimo ftagmento, la niebla es sustituida por la lluvia nocturna y el
relmpago del fsforo por una incierta serpentina de luz. Es posible suponer que
todos estos pasajes resean un ritual propiciatorio de tipo chamnico. Conocemos
el papel que eltabaco juega en sociedades tradicionales: elhumo del tabaco aleja
aires nocivos, a la vez que toma visible el aliento y establece vnculos con el
mundo sobrenatural los dioses gustan del humo . No es tanto que produzca un
conocimiento inmediato de lo sobrenatural mediante alucinaciones, como el hecho
de que suscita una disposicin favorable de escucha, una receptividad.
El humo es el asiento de la memoria, lugar donde se deposita el pasado y a
donde los hombres van a recuperar sus recuerdos: es pues el lugar donde reside
,
Las epstolas...
el destinador trascendente de la sabidura. Ms que remitir a la transmisin oral
de una tradicin a lo largo de las generaciones, el discurso pone en escena un
ritualmgico de fusinde identidades al fundirse figurativamente loshumos del
cigarrilloy de lapipa con la niebla circundante.Mediante esta fusinse opera la
conversin del subcomandante Marcos a losprincipios y valores de losindios.
Que el papel de mediador lo asuma la figura evanescente y etrea del humo
del tabaco no es novedad del discurso antropolgico. Pero trasluce quizs aqu
un recuerdo ms literario, que impregna el imaginario del autor,puesto que, en
ellas,resuenanlos ecos de otro literato cuyo poemanosremite a laisotopamtica
a laque eltexto del zapatista exige:
Orculo
Los labios ftos de lanoche
dicen una palabra
columna de pena
piedra y no palabra
sombra y no piedra
pensamiento de humo
agua real para mis labios de humo
palabra de verdad
razn de mis errores
Si esmuerte slopor ella vivo
si es soledad hablo por ella
Es la memoria y no recuerdo nada
No s lo que dice ya ella me fo
como olvidar que lo sabemos
Tiempo que entreabre los prpados
y se dejamirar y nos mira14
Influencia, coincidencia azarosa, remisin a un fondo cultural comn? No
sabemos,pero es patente en el texto de Paz la asociacin de la palabra con el
humo y de una palabra vuelta memoria inexpresable. Lo que importa en todo
caso es que esa palabra es de verdad de una verdad surgida del tiempo y del
olvido. El discurso del viejo Antonio, por boca de Marcos, tambin se presenta
comoun discurso de saber, que pretende a una verdad. Pero, dado eljuego de
14Paz, 1990:
3 8
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delegacin de la palabra, cul ser su estatuto: verdad accesible o inaccesible'
necesaria o posible; presupuesta o consecuente? '
Entre el discurso de profesin de verdad y la realidad circunscrita por l
(Coquet, 1997: 202) existen varias formas de su acomodo. Las verdades proferidas
pueden ser hermticas y misteriosas o abiertas y evidentes; pueden tambin ser
verdades reservadas o compartidas; universales o particulares.
Ya qued claro en los apartados anteriores que ni Marcos ni el viejo Antonio
enuncian un discurso personal, un discurso que les sera propio, en el sentido dela
exclusividad: su discurso. No hay discurso de Marcos que sea distinto al del
viejo Antonio, sino un nico y mismo discurso cuyo origen y autora son ajenos a
ambos interlocutores. Quiz podramos hablar de un discurso comunitario, del
discurso de un actante colectivo que se expresara a travs de uno de sus actores
individuales que lo componen, pero en ese caso habra que precisar que se trata
de un discurso de la comunidad y no del discurso de una suma de individuos. De
modo que, deacuerdo con latipologa de formas deasuncin de laverdad enel dis-
curso propuesta por Coquet, 15 las cartas del subcomandante se sitan en una
dimensin dialgica en donde coexisten elyo y elt, cmplices en el acto comuni-
cativo, que enuncian una verdad compartida nicamente por ambos; pero al asumir
el papel de voceros, pierden esa identidad singular marcada por los pronombres
para asumir una identidad comunitaria inscrita en un pasado, que propone un
modelo a seguir en el futuro, una verdad que no es asumida por un nosotros, sino
por una suerte de ellos , los primeros hombres, los hombres de maz con los que
las enseanzas del viejo Antonio invitan a fundirse y a confundirse.
Conclusin
Entre el discurso tradicional de los ancestros, el discurso literario y personal,
aunque cargado de influencias clsicas y modernas (de Cervantes a Paz), entre
un discursopersonaly otrocolectivo,entre laexpresin singulary la ideologa,las
cartas de Marcos se caracterizan no por oscilar entre distintos polos de atrac-
cin, lo que les conferira un carcter heterogneo cuya coherencia sera
extremadamente difcil, sino por articular voces divergentes: mticas, propias,
polticas, u otras. Todas esas voces coexisten en las Epstolas en el modo de la
fusin, como una convocacin de distintos discursos bajo una sola voz o, ms
15Coquet, 1997:
201 210
1
Las epstolas...
bien, bajo lamisma pluma. Esta fusin es un intento de darse una identidad nueva
y se inicia en el lugar mgico y mtico desde donde surgen las enseanzas del
viejo Antonio y culmina en el espacio impreso de las publicaciones. La identidad
as construida se obtiene a lo largo de un proceso arduo de confluencia con los
valores indgenas comunitarios y de divergencia con los antagonistas. En este
proceso Marcos encuentra las races de su legitimidad.
Obras citadas
Benveniste,Emile (1966),Problemes de lingui stiquegnrale,Pars, Gallimard.
Coquet, lean Claude (1984), Le discours et son sujet, Pars, Kliencksieck.
1997), La qute du sens,
Pars, Presses Universitaires de
France.
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(1994), Las Epstolas del sub Marcos a la prensa: eljuego de
lo pblico y loprivado , enLa Jornada, Mxico, 19y 20 de febrero.
(1996), A semiotics of identity: the letters of sub-commander
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Goffman,Erving (1959), Thepresentation of self in everyday liJe,Nueva York,
Doubleday.
Landowski, Eric (1993), La sociedad figurada. Ensayos de sociosemitica.
Mxico: Fondo deCultura Econmica.
Paz, Octavio (1990) Obra potica. Mxico: Seix Barra .
Sulca Bez, Edgar (1990-1993)
Nosotros los coletos. Identidad y cambio en
San Cristbal de las Casas, tesis de maestra en antropologa social, Mxi-
co, EscuelaNacional deAntropologa e Historia.
D. R. @Roberto Flores, Mxico, D. F., enero-junio, 2006.
RECEPCIN:eptiembrede2006 ACEPTACIN:nerode 2007
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