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    A~

    NIVERSIDAD AUTNOMA METROPOLITANA

    Dr.JosLemaLabadie

    RECTOR GENERAL

    Mtro.JavierMelgozaValdivia

    SECRETARIO GENERAL

    UNIDADIZTAPALAPA

    Dr.scarMonroyHermosil lo

    RECTOR

    M.enC.RobertoTorres-Orozcoermeo

    SECRETARIO

    Dr.PedroC.SolsPrez

    DIRECTORELADIVISiNECIENCIASOCIALES

    y HUMANIDADES

    @D.R.

    UAM-IZTAPAlAPA

    DivisindeCiencias'

    Socialesy Humanidades

    Av.SanRafaelAtlixconm.186

    Col.Vicentina,Mxico,D.F.09340

    Mxico

    Dr.LuisFelipeSeguraMartnez

    JEFEDEL DEPARTAMENTODE FILOSOFrA

    Eldossier:Anlisisdeldiscursoapatista uecoordinadoorladoctoraLauraAdrianaHernndez

    Martnez

    Coordinadoraepublicaciones,epartamentoeFilosofa:ic.MaraGuadalupeodrgueznchez.

    Todoartculoirmadoesresponsabilidadesuautor.

    ISSN:1870-4042

    ColabornlaelaboracineestenmeroorenzoranciscouizMora.

    FormacinenPageMakerporAgustnTonatihuTorresMiranda.

    Hechoen Mxico.

    Precioporejemplar: 110.00

    .

    s nos

    LIN STI OS

    .

    .

    .

    .

    .

    3

    enero junio 006

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    Signos Lingsticos 3 enero-junio,2006 , 129-149

    LAS EPSTOLAS DEL SUpMARCOS A LA PRENSA:

    , *

    LA CONSTRUCCIONDISCURSIVADE UNAIDENTIDAD

    Roberto Flores

    Escuela Nacional de Antropologa e Historia

    PALABRAS CLAVE: MARCOS, ZAPATlSTA, SEMITICA, NARRACIN, IDENTIDAD

    Introduccin

    E

    l relato comienza en la madrugada del primer da de 1994 con la ocupacin

    armada de la ciudad de San Cristbal de las Casas, Chiapas, por parte de

    misteriosos encapuchado s que parecan provistos del don de lenguas. Para

    unos, el acontecimiento era alarmante puesto que reviva temores atvicos de

    ruptura del orden, de irrupcin del caos, de cada de esa ciudad que los coletos

    consideranbastin de la civilizacin y la cultura en manos de hordas de indios sal-

    vajes. Para otros, se trataba del inicio de una nueva poca, cargada de promesas

    y esperanzas, portadora de los ideales ms queridos de la poblacin indgena y

    campesina de Mxico, el zapatismo y la reforma agraria. Para otros ms, el

    sucesoapareca como un rechazo a la modernidad representada por el ingreso de

    Mxico a un Tratado de Libre Comercio de Norteamrica.

    Unos lo situaron bajo el signo del indigenismo, otros, atentos a la historia

    reciente,vean en los zapatistas el ms reciente avatar de la guerrilla izquierdista

    .

    Elpresentetexto recoge y ampla una ponencia presentada en el xx Congreso de la Semiotic

    o iety

    ofAmericay publicadaen C.W.Spinksy J.Deely eds. ,

    Semiotics

    1995,Peter Lang, 1996.

    Asimismo, se apoya en un articulo periodstico publicado el 19 y el 20 de febrero de 1994 en La

    Jornada

    .. [email protected]

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    Roberto Flores

    latinoamericana, subrayaban los vnculos del estado de Chiapas con Centroamrica

    y adivinabanvnculoscon lossandinistas,con elFrenteFarabundoMart,con

    en

    dero Luminoso, altiempo que hablaban del fm de lahistoria para intentar conjurar

    el retorno del marxismo. Finalmente unos terceros hablaban de modernidad, o

    ms precisamente de posmodemidad, invocando tambin el fin de siglo y lade-

    saparicin de los regmenes comunistas como lo hicieron, en su momento, unos

    diputados italianos del Partido Radical, de visita en el estado) y el fin de las

    ideologas o ms bien su trivializacin); estos terceros subrayaban la importancia

    de esa rebelin que se presentaba como genricamente indgena; la presencia de

    reivindicaciones nacionales y no slo regionales y,por ltimo, aunque demanera

    muy notoria, la presencia de un subcomandante con pretensiones literarias.

    La figura del subcomandante Marcos atrajo rpidamente la atencin y con-

    centr miradas que iban desde elrecelo de ver a un blanco entre los indios, hastala

    fascinacin amorosa que suscitaba un rostro oculto, en el cual se queran adivinar

    los rasgos de la donosura. Poco despus del inicio del movimiento, comenzaron a

    llegar a las redacciones de varios peridicos las clebres cartas del personaje,

    cuajadas de posdatas, en donde se conjugaban manifiestos polticos, reprimendas,

    recuerdos personales y relatos de sabor mtico; cartas que parecan conjugar, en

    un estilo con pretensiones indudablemente literarias, polticas y poticas. Tratar

    de interpretar entonces esta figura parece enfrentamos a una alternativa radical,

    entre latradicin representada por el movimiento armado y laposmodemidad de

    su presencia discursiva. Para lograr esta conciliacin de los contrarios me centrar

    en la imagen del supMarcos, que analizar desde la perspectiva de una socio

    semitica de la identidad

    Examinar a continuacin algunos emblemas de esa nueva identidad: mscaras

    y posdatas del supMarcos, para proponer que la identidad, sea individual o

    colectiva, es el producto de relaciones entre imgenes producidas al interior del

    discurso mediante dispositivos de carcter aspecto-temporal, que crean lailusin

    de un vnculo entre un ser y su representacin.

    1. Una identidad retrica

    En primer lugar no esposible dejar de sealar que la figura de Marcos aparece

    como si fuera un tropo de su discurso, un oxmoron condensado al extremo:~n

    secreto mostrado

    Recordemos que ya de por s un oxmoron es una paradoja

    condensada y que por tal razn se sita en el polo

    intenso

    de la categora de la

    .,

    Las epstolas...

    tensin, tensin discursiva en este caso que opera sobre la qlasticidad del discurso,

    pero que posee un efecto no slo veridictori02 sino tamblen provocador.

    En trminos de veridiccin, la mscara-pasamontaa~ establece un contraste

    entre el anonimato de la persona y el estatuto pblico de los discursos Flores,

    1994):

    esconder vs. mostrar

    Esecontrasteno seresuelvesinoque, al asumirla contradiccin,hacecoexistir

    los opuestos en un equilibrio tenso. La presencia del subcomandante exige una

    solucina laparadoja; de ah el efecto provocador que su discurso,posterior a su

    aparicin sorpresiva, se encargar de desarrollar. En ese sentido, la figura de

    Marcos responde a una estrategia de presentacin de s mismo Gootlnan,

    1959y Landowski, 1993: 113)que no se limita a la mscara sino que tambin

    aparece en sus cartas:

    En realidad estas postdatas son una carta que se disfraza depostdata 6/02/

    94; 1:130).3

    Ahora bien, si se quiere evitar un planteamiento referencialista en tomo de la

    semitica de la identidad, estos efectos veridictorios de la figura y el discurso del

    subcomandante Marcos nos remiten, para su anlisis, a los procesos de cons-

    truccin de simulacros a travs del acto de enunciacin.

    Como presencia sorpresiva, la figura del subcomandante juega elpapel de un

    primer acto de enunciacin, con el cual afirma su propia identidad. Al respecto,

    estil relacionar ese primer acto con las propuestas de G.Benveniste 1966: 154)

    Y1.Cl. Coquet 1984: 12-15) respecto del acto de enunciacin, en donde reco-

    nocen laexistencia de una proposicin implicada por cualquier acto de discurso y,

    por medio de la cual, se instaura el sujeto de enunciacin:

    Ego es quien dice Ego y quien se dice Ego

    2

    A diferenciade la verdadcomocorrespondenciacon la realidado de la verosimilitudcomo

    plausibilidad, laveridiccin aborda latemtica de laverdad dicha o enunciada y sedescribe mediante

    lacorrespondencia, o no, entre una apariencia y lo que, en eltexto, se dice que es verdad.

    3 Seindica lafecha depublicacin de lacarta ya continuacin eltomo y lapgina de supublicacin

    en los Documentos y comunicados del EZLN,editorial Era.

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    Esta proposicin contiene dos operaciones constitutivas:

    decir algo+ afinnarse comoelque dice.

    Las cuales no dejan de recordar el enunciado teolgico con el que se afirma la

    absoluta autonoma del sujeto divino:

    Ego sum qui sum

    En un mbito no divino, laico quin tiene la capacidad de afirmar su autonoma?

    El enunciador, pero a costa de que limite su ser al campo del lenguaje:

    Soy aquel que habla y dice Soy Ego .

    Esta limitacin tiene dos consecuencias: 1)introduce la posibilidad de otro

    enunciado diferente a Soy Ego ; 2) abre la puerta a la polmica.

    En cuanto a la primera, otros enunciados -soy indgena, soy zapatista, soy

    lder poltico, soy militar- constituyen ulteriores limitaciones a la afirmacin del

    ser, con lo que la afirmacin pierde todava ms fuerza asertiva. Elproblema que

    enfrenta Marcos es conservar lacapacidad del enunciado afirmativo de instituirlo

    como sujeto autnomo: soy quien digo serporque as lo digo. De ah que requiera

    demostrar la posesin de una competencia enunciativa.

    En cuanto a la segunda, independientemente de la fuerza asertiva de la

    enunciacin o,ms bien, negando dicha fuerza asertiva, otros enunciadores pueden

    hacer uso de lapalabra y sustituir al enunciado propuesto ( soy quien digo ser )

    enunciados alternativos. Estos otros enunciados pueden ser de carcter negativo

    o positivo: no eres quien dices ser ; eres quien yo digo que eres . Pero, lo que

    es comn a estos enunciados es que ambos confrontan competencias enunciativas

    antagnicas. De esta manera se instaura la polmica inicial:

    Soy indgena, zapatista, revolucionario, etctera,

    vs.

    Es indgena aquel a quien yo llamo indgena

    ,

    Las epstolas...

    La afirmacin reflexiva, aquella por medio de la cual Marcos se define a s

    mismo, se apoya en una pretensin de la absoluta autonoma del sujeto y en su

    capacidad para poder identificarse mediante cualquier predicado, lo que corres-

    ponde, segn Coquet (I984: 24), a una predicacin generalizante ser todo aquello

    queyo quiero ser). Por su parte, otros enunciadores, responsables de la afirmacin

    transitiva pondrn el acento en la negacin de esta autonoma y buscarn afirmar

    el carcter dependiente de la identidad del subcomandante mediante enunciados

    del tipo no eres todo lo que t quieres ser), no eres ms que lo que yo digo

    que eres). De esta manera, el dispositivo de identificacin que opera en la

    afirmacin de la identidad pone enjuego las siguientes oposiciones:

    identidad autnoma vs. identidad dependiente

    Isertodol

    Ino serms que...

    predicados particularizantesredicados generalizantes

    Desde la perspectiva del subcomandante, el mecanismo de autoidentificacin

    se establece mediante dos estrategias complementarias: la ambigedad y la va-

    guedad que definen un recorrido al interior de un cuadrado semitic04 de la

    identidad. En la primera estrategia, Marcos adopta papeles temticos5 variables

    como aparece en el siguiente ejemplo:

    [...] pirata extraviado, profesional de la esperanza, transgresor de la irljus-

    ticia, bandido de suspiros, amo de lanoche, seor de la montaa, hombresin

    rostroy sinmaana. 3/09/94; 1:304)

    4 En lasemitica estndar de laEscuela de Pars, elcuadrado semitico es laestructura elemental de

    lasignificacinmediante la cual sedescribenlas categoras semnticas.Estaestructuraarticula dos

    trminos(SI YS2) en el seno de una misma categora mediante relaciones de contradiccin que

    generantrminos negados (no SI Yno S2):a su vez, a partirde un trmino (por ejemplo SI), su

    negacin(noSI) permitegenerarel trminocontrario(S2),medianteimplicacin.As,por ejemplo,

    abandonarun lugarAsuponeestaren unlugardefinidocomo(noA), quees condicinindispensable

    parallegara estaren B.

    sLasemitica narrativa define a los actores de un relato a partir de los papeles queasumen: por

    Unlado, los papeles actanciales son las funciones que un personaje asume dentro de un relato

    especfico y los papeles temticos: formas estereotipadas que le ofrecen el lxico y la cultura.

    Deestemodo, unjoven hurfano (papeles temticos) ser el hroe (papel actancial) que rescate

    a la princesa.

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    Pero tambin en sus escritos opera una

    escisin

    de la identidad en mltiples

    personalidades:

    P.D. Que, de luto, llora. Estaba yo escuchando en la grabadorcita esa rola...

    cuando viene corriendo mi otro yo y me dice: -Parece que te saliste con la

    tuya...

    - Apoco yacay elPRI? -pregunto con esperanza.

    -N ombre ... Temataron--dice miotro yo.

    -A m? Cundo? Dnde? -cuestiono mientras hago memoria dednde

    he estadoy lo que he hecho.

    -Hoy, en un enfrentamiento... pero no dicen donde mero-, responde.

    -Ah, bueno ... Yqued malherido o mero muerto? -insisto.

    - Todititomuerto... as dicen las noticias --dice mi otroyo y seva.

    Un sollozo narcisista compite con los grillos.

    -Por qu lloras? -pregunta Durito mientras enciende supipa.

    -Porque no podr asistir a mientierro.

    Yo,que me amaba tanto.

    (17/03/95; 2: 278)

    La segunda estrategia, mediante la vaguedad, opera por

    denegacin

    de la

    identidadasignadapor otros enunciadores:

    Espero que la mediafiliacin del comandante Marcos no le haya trado

    contratiempos a ms inocentes doble contra sencillo a que con esa media

    filiacin van a acabar deteniendo al que protagoniza a Juan del Diablo

    en la telenovela CoraznSalvaje del canal, but o/ course, de las estrellas).

    (13/01/94;1:72)

    o bien, opera mediante el rechazo al proceso mismo de identificacin:

    A qu tanto escndalo por elpasamontaas? No es la cultura poltica

    mexicana una cultura de tapados?

    (20/01/94; 1:98)

    ,

    Las epstolas...

    Como puede apreciarse en los ejemplos citados, las distintas estrategias tienden

    anegar la existencia de una identidad singular del tipo

    ser alguien,

    en provecho

    deuna identidad general del tipo

    ser todo

    mediante lamultiplicacin de la identidad

    y que lo cond~ce a ocup~r, d.entro de u~ cuadrado. semit ico de la ident idad, la

    posicin defimda por el termmo contrarIo,

    ser nadIe.

    sertodo

    sernadie

    1

    no seralguieneralguien

    2. La polmica en torno a la identidad

    Ademsde la autonoma o dependencia y de la cuantificacin, el dispositivo

    identificadorpone en juego una orientacin temporal articulada mediante dos

    trminoscontrarios (Coquet, 1984:27-32) con los cuales se establece lapolmica

    entornoa la identidad:

    identidad anticipada / identidad asumida

    La identidad, sea anticipada o asumida, corresponde a una identidad enunciada

    enun presente de la enunciacin, pero dotada de una orientacin que la convier-

    te en una imagen reflejo de una identidad supuestamente

    real

    fincada en un

    pasado o en un futuro. Se trata pues de analizar la ident idad en la existencia de

    dos simulacros o representaciones, una de las cuales se sita en el presente de la

    enunciacin y

    proyecta

    o

    retroyecta

    a la otra en el eje temporal, ya sea en un

    pasado o en un futuro como una representacin de la representacin.

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    En los discursos de los zapatistas y en los de sus detractores, laasignacin de

    identidad se contrapone a la enunciacin de la propia identidad: quin sepUe-

    de nombrar a smismo, quin esnombrado. Sise toma eldiscurso delos detractores

    surge una oposicin en la que el primer trmino afirma la capacidad para

    identificarse a smismo y, el segundo, niega al otro la capacidad de identificarse

    por s solo:

    Grupo de autnticos coletos vs. autodenominados zapatistas

    Cabe sealar, con respecto al primer trmino de esta oposicin, que la

    autenticidad as afirmada es disputada por distintos grupos de sancristobalenses

    en una polmica cuyo origen es anterior a la sublevacin zapatista: esta denomi-

    nacin se ladisputan habitantes dealgunos barrios tradicionales, miembros delas

    clases medias y altas conservadoras y habitantes oriundos de esa ciudad.6 Como

    rasgo general, la denominacin autnticos coletos se apoya en la autoctona

    asociada a otros rasgos raciales y de clase, lo que da un valor retroyectivo a esa

    identidad reflexivamente asumida, es decir, encuentra la identidad en el pasado y

    hace de la identidad presente una proyeccin de la historia; esta identidad slo

    tiene un valor presente en funcin del pasado.

    Por su parte, la identidad asignada a travs del trmino autodenominados es

    una identidad que, adems de ser transitiva, tiene un carcter puntual, esta identidad

    carece de valor retroyectivo, aunque tampoco es de carcter proyectivo: es decir,

    no est fincada ni en un pasado han sido o fueron ), ni en un sern futuro

    virtualidad presente que es imagen de una realizacin futura) as como tampoco

    en un estn adviniendo al ser que empatara al presente con el futuro en un

    continuo temporal, sino que laubican en un presente vlido nicamente el tiem-

    po de la enunciacin: el detractor no puede negar que ha existido el acto de

    asuncin de identidad que corresponde a la retroyeccin), pero s le niega su

    alcance temporal y, por ende, su permanencia.

    Volvemos a encontrar las dos formas de identificacin en la siguiente oposicin,

    muy frecuente sobre todo en los primeros meses del conflicto:

    profesional de la esperanza

    identidad proyectiva

    vs profesional de la violencia

    identidad retroyectiva

    6Sulca Bez, 1990-1993: cap. 11I.

    Las epstolas...

    En efecto, ya desde el primer mes del conflicto, el presidente Carlos Salinas

    se refiri a los dirigentes guerrilleros como mercenarios y guerrilleros a sueldo

    provenientesdel extranjero, para distinguirlos de los indgenas, cuya presencia

    erainnegable;paraello, utilizla expresin profesionalesde laviolencia ,misma

    quefueutilizada profusamente en los mbitos polticos y periodsticos, a lo que

    Marcosrespondi en una carta,dirigida alnioMiguelA.VzquezValtierra:

    y resulta que s que somos profesionales. Pero nuestraprofesin es la espe

    ranza. Nosotros decidimos un buen da hacernos soldados para que un da

    no sean necesarios los soldados. Es decir escogimos unaprofesin suicida

    porque es una profesin cuyo objetivo es desaparecer soldados que son

    soldados para que un daya nadie tenga que ser soldado. Claro no? 6/03/

    1994,1:191)

    Identidad que el subcomandante reitera en otras ocasiones, como en el ejemplo

    yamencionado 3/09/94; 1:304) en donde reitera su definicin como profesional

    de la esperanza .

    Con estas citas es posible precisar ms elcontenido de la identidad proyectiva

    queidentificamos como un enunciado elptico en el cual el contenido de la esperanza

    se encuentra elidido. La primera cita permite la reconstruccin siguiente:

    profesional de [laesperanza de]).

    Se trata de un enunciado formado a partir de dos construcciones adnominales:

    1) profesional de; 2) esperanza de. Para poder interpretar el enunciado resultan-

    te como una identidad proyectiva es necesario considerar el semantismo de las

    dos construcciones constitutivas y sealar una primera dificultad: tanto el trmino

    profesional como el de esperanza son de carcter retroyectivo y no proyectivo

    puesto que se refieren a estados realizados, instituidos en un pasado y que

    configuran a un actor cuya identidad es asumida. Sin embargo, el enunciado

    resultante configura a un actor cuya identidad permanece en un estado virtual y

    proyectada en un futuro -la esperanza-, lo que corresponde a una identidad

    anticipada. Para resolver esta aparente paradoja debe considerarse la presencia

    deun proceso de resemantizacin que sustituye los rasgos semnticos /esttico/

    y /retroyectivo/ enprovecho de los rasgos /dinmico/ y /proyectivo/. Esta sustitucin

    de rasgos slo es posible si el segmento elicitado gracias a la primera cita no ser

    soldado es considerado como un predicado dinmico en lugar de tomarlo como

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    Roberto Flores

    un estado, es decir, si se le deja de considerar como un simple contenido o una

    meta del estado de esperanza para pasar a considerado como la identidad modal

    de un sujeto eminentemente activo: en consecuencia, el no ser soldado equivaldr

    a una inaccin considerada como una accin y la esperanza corresponder a la

    disposicin de este sujeto activo para abstenerse activamente de actuar. Dicho

    en trminos narrativo s, el

    profesional de la esperanza

    muestra su disposicin

    activa para obtener la competencia narrativa que lepermitir dejar de ser soldado.

    La identidad as afirmada constituye entonces una identidad anticipada que

    requiere de la ejecucin de un programa de accin definido como el Ino ser

    soldadol y de las competencias y condiciones necesarias para su realizacin.

    Esta identidad es de naturaleza eminentemente actanciaF y contrasta con eljuicio

    del presidente Salinas que corresponde a una identidad reconocida como un

    estereotipo, ya sea a partir del papel temtico del mercenario con el que es

    posible identificar la expresin

    profesional de la violencia

    o bien simplemente a

    partir del papel patmic08 del proclive a la violencia. Con estos sealamientos

    ahora podemos precisar ms el contenido de las identidades en conflicto:

    profesional de la esperanza

    profesional de la violencia

    identidad proyectiva vs

    anticipada

    identidad retroyectiva

    asignada

    papeles actanciales articulados

    en un recorrido

    papeles temticos organizados

    alrededor de un estereotipo

    7

    Cf. Nota 5.

    8

    A partir de ladcada de 1980, lasemitica narrativa desarroll una semitica de las pasiones, de las

    emociones y sentimientos. El papel patmico es ladisposicin pasional la escolska hablaba de

    inclinaciones del alma ) que determina elmodo enque el actor realizar su accin: inJolentemente,

    con entusiasmo, lleno de ira, etctera.

    Las epstolas...

    3. El portavoz de una identidad

    A las polmicas iniciales se suma la inscripcin de las afirmaciones del ser en

    programas dems amplio carcter poltico, en particular en el mbito comunicativo

    definido a travs del papel temticos de la

    representatividad.

    En especial, asumir

    lapalabra a nombre de otros equivale a transformar la propia identidad de manera

    ms o menos permanente. Al igual que en la identidad objeto de una polmica, la

    representatividad es tambin producto del dispositivo aspectual e intencional.

    Las siguientes citas son muestra del papel temtico de portavoz, pero que

    curiosamente marcan el conflicto central sealado anteriormente: quien habla es

    quien define.

    1 Por mi boca habla el CCRI, CG del EZLN.

    22/02/1994, 1: 162)

    2 Tenemos que decir nuestra palabra y que otros la escuchen. Si no

    lo hacemos ahora, otros tomarn nuestra voz y la mentira saldr de

    nuestra boca sin nosotros quererlo. Busca por donde puede llegar

    nuestra verdad a otros que quieren escucharla.

    11/02/1994; 1: 138)

    o en la respuesta que da el comandante Tacho a un periodista que insinuaba

    la existencia de desacuerdos entre el sup y la comandanciazapatista durante los

    dilogosde SanAndrs:

    3 Lo que opina Marcos es lo que opina esta delegacin;el subcomandan-

    te Marcos no se vende ni se rinde; eso es lo que dice Marcos. 241

    04/1995)9

    En 1) se produce una fusin del individuo que habla en una colectividad. No

    es que el individuo simplemente represente a la colectividad como parte de ella,

    sinoque l se erige en la colectividad hablando: la identidad es retroyectiva y el in-

    dividuo asume un papel de imagen viva de la colectividad, su individualidad

    pasa a segundo plano o simplemente se desvanece. La identidad de la colectivi-

    dad es permanente y la del individuo como su representante lo es tambin pero

    slo en lamedida en que el mecanismo de delegacin de lapalabra siga vigente.

    9

    http://www.eco.utexas.edul-archive/chiapas9511995.04/msg00315.html

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    Roberto Flores

    Las epstolas...

    En (2) se dice de manera explcita que es la voz la que antecede a la identidad

    y no lo inverso: normalmente si alguien habla por mi yo puedo desautorizarlo

    tal posibilidad parece estar excluida, no por incapacidad circunstancial par~

    desautorizar, sino antolgicamente , puesto que lavoz es laque da origen alser:

    la identidad es proyectiva, surge a partir del acto de enunciacin para instalarse

    en un futuro marcado lingsticamente Si no lo hacemos ahora, otros tomarn

    nuestra voz y la mentira

    saldr

    de nuestra boca sin nosotros quererlo ;

    la

    identidad presente es slo virtual, como lomuestra lapresencia de lamodalidad 10

    del/querer que, en este caso, no corresponde a un /no querer/ sino a un /querer

    no ser/ que depende de las enunciaciones futuras.

    En (3) se opera una fusin similar a (1) pero en sentido inverso y de manera

    indirecta. Estamos frente a tres actores distintos: la delegacin que negociar

    con el gobierno, elcomandante Tacho (un indgena) y elsubcomandante Marcos.

    En este caso es la colectividad, figurativizadall en la delegacin negociadora,

    quien habla y se erige en un individuo, el subcomandante Marcos. En la primera

    par te del enunciado, Tacho se transforma en la delegacin de modo similar a

    como sucede en (l) y, en la segunda parte, una vez constituido el complejo

    individuo-colectividad (en donde prima el trmino colectividad), se opera la

    fusin en sentido inverso cuando setransforma en un individuo distinto (Marcos).

    De este modo, la identidad de la delegacin termina fusionf.ndose con la de

    Marcos (en el complejo as construido prima eltrmino individuo). Esta identidad

    (la delegacin hablando a travs de Tacho y como si fuera Marcos) es puntual en

    la medida en que es valida el tiempo que dura su enunciacin: se trata de una

    identidad inestable que es necesario reactualizar en el lenguaje.

    Como se puede observar, los tres ejemplos son notables porque, si bien ponen

    en juego los mecanismos de la representatividad poltica, esta representatividad

    no opera en el mismo modo que en las democracias occidentales: dentro del

    grupo zapatista los individuos no hablan como meros portavoces, sino que tienen

    que despojarse de su individualidad para asumir una nueva identidad, a veces de

    carcter colectivo pero tambin individual (finalmente recordemos que en el ejemplo

    (3) Tacho habla como si el que hablara no fuera l sino Marcos). Esta forma de

    representacin deja poco lugar al desmentido y exige un fuerte consenso en la

    toma de decisiones, que llega hasta la inflexibilidad: una vez que se toma una

    decisin no se puede cambiar de opinin so pena de perder la propia identidad.

    Quiz de ah derive la perplejidad de muchos observadores (funcionarios,

    periodistas, antroplogos) cuando asisten a asambleas campesinas e indgenas y

    constatan, por una parte, la unanimidad en las votaciones que hace imposible la

    existencia de grupos minoritarios y,por otra parte, la inviabilidad de la disidencia

    en el seno de las comunidades una vez tomados los acuerdos (considrese

    simplemente el fenmeno de las expulsiones de pobladores por razones religiosas

    o partidarias).

    4. La identidad contractual

    Otro aspecto de la identidad de nuestro personaje que no ha sido abordado es el

    desu relacin, yano con los antagonistas, sino con los aliados. Discurso que se ins-

    cribe dentro de relaciones intersubjetivas de tipo contractual. Marcos aparece,

    en ese caso, como un actor dotado de una identidad nueva, la cual ha adquirido

    mediante su contacto con los pueblos indios y con el saber ancestral que stos

    poseen. Esta identidad espresentada como objeto de un laborioso aprendizaje, en

    el que el lenguaje y la memoria juegan un papel central.

    Al examinar el acto comunicativo que constituyen las epstolas de Marcos,

    nos encontramos con tres ordenamientos de los actores involucrados:

    l. En primer lugar un acto enunciativo (quin habla?) sigue el curso de los

    actos de cesin de lapalabra. Marcos habla para referimos, mediante el

    discurso directo, laspalabras del viejoAntonio:

    El viejoAntonioespera queencendierayo mipipa y, tomandodelu o

    comnlamemorianecesaria,

    mecont... (25/02/2001, 5: 123)

    ste, a su vez, nos refiere las palabras de los primeros hombres; este or-

    den va del presente de la enunciacin a un pasado mtico:

    10 La modalidad es lacategora de lasintaxis narrativa que, junto con los papeles patmicos, permite

    describir el modo en que un actor realiza sus acciones: la modalidad forma parte de la competencia

    que unactor ti ene para laaccin .

    11 Adems de los papeles actanciales y temticos, los actores reciben atributos figurativos, es decir,

    de carcter antropomorfo, con los que se produce el efecto de realidad, el efecto de que se est

    representando larealidad: el uniforme delsupMarcos es un atributo figurativo de supersona.

    Cuentan

    los viejos ms viejos de nuestrospueblos, que los primeros dioses,

    no los msprimeros, no los que nacieron el mundo, sino otros queya no eran

    tanprimeros pero s algo, eran unpoco holgazanes.

    (25/02/200 1,5: 123)

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    Roberto Flores

    Las epstolas...

    y as fue como llegaron al acuerdo deponer su memoria bien cuidada y

    lengua hicieron supalabra. Pero pensaron que qu tal que olvidan su len

    gua o alguien lesroba esa memoria y entonces acordaron tambin grabarla

    enpiedra y guardarla bien donde supensamiento les dijera. Y unos guarda

    ron en la montaa lapiedra con la memoria grabada y otros a la marla

    dieron a cuidar.

    25/02/2001,5: 124)

    mirn. Tal caracterizacin, sin embargo, no es del todo satisfactoria en lamedida

    enque las misivas tienen un estatuto ambiguo, entre lo pblico y lo privado.

    Entre la car ta privada y el manifiesto pblico se sitan los escritos del sub-

    comandante. Cabe mencionar aqu el vaivn de las responsabilidades: quien hace

    pblicas las cartas no es el signatario sino el destinatario; son los peridicos quienes

    deciden su publicacin. Pero pecaramos de ingenuos si creyramos que el

    signatario no ha anticipado lapublicacin. Por esta razn es necesario considerar

    laresponsabilidad de la publicacin como unjuego que toma en cmplice invo-

    luntario al receptor sealado de la misiva. Es ah donde surge la ambigedad de

    las fronteras entre lopblico y loprivado, ya que sinos atenemos a los estereotipos

    podemos decir que el subcomandante encapuchado se encuentra en la situa-

    cin de

    querer no ser visto

    mientras que los dems nos hallamos en la posicin

    voyerista de

    querer ver:

    pero, al publicarse sus cartas, no es posible sino

    constatar que el deseo de no ser identificado se ve contrarrestado por el

    querer

    ser ledo

    querer mostrarse en la esfera pblica.12 De modo que la ambigedad

    no reside en la aparente posicin incmoda de mirn en las que no sitan las

    cartas, ni en la mscara detrs de la que se esconde su autor, sino en su exhibicio-

    nismo epistolar, en su afn por controlar los mecanismos de su identificacin.

    Por otra parte, elhacer enunciativo pone enjuego el modo peculiar, ya sealado,

    en que se da la delegacin de la palabra entre los zapatis tas y en el que elvocero

    asume elpapel de la colectividad, al tiempo que soslaya su identidad individual: de

    este modo se entiende que Marcos esconda e, incluso, intente borrar, su identidad

    personal en provecho de la identidad zapatista que pretende asumir. Esta reiden-

    tificacin se produce mediante el ejercicio del vocero que asume la palabra co-

    lectiva: a travs del viejo Antonio, son los primeros hombres quienes hablan, lo

    que sucede igualmente con respecto a Marcos cuando refiere las palabras de los

    anteriores. La identidad es retroyectiva, lo que se encuentra claramente marca-

    do mediante la figura de la

    memoria

    como se expresa en 25/02/2001,5: 124).

    Pero esa identidad es instrumental, puesto que no se limita a ser una aoranza

    de los tiempos idos o a confundir el tiempo presente con el tiempo de los orgenes:

    su valor reside en la capacidad que otorga a los enunciatarios indgenas -la

    atribucin de competencia- para asumir su propia identidad y proyectarla en

    toda accin futura, lo cual es sealado bajo la figura de la

    dignidad

    cuyo anlisis

    nopodra ser emprendido aqu):

    Esta relacin no es limitante, puesto que otros pueden referir, a suvez

    las palabras de Marcos. cf.

    infra.

    nmero 3) ,

    2. Bajo esa delegacin de la voz ocurre otro ordenamiento que estavez ar-

    ticula los actos informativos de carcter didctico; los hombres y muje-

    res de maz aprenden la importancia de la memoria y transmiten ese

    saber hasta el viejo Antonio, quien se lo ensea a Marcos: este orden es

    inverso del anterior, va del origenmtico alpresente:

    3. Un hacer informativo de dnde viene la informacin?) que se encuen-

    tra desdoblado:uno primero vincula al

    sup

    en supapel denarrador, a los

    lectores de lasmisivas; este hacer informativo se articula con un segun-

    do que vincula al

    sup

    con un auditorio simulado, los indgenas y,

    especficamente, los zapatistas. Este hacer informativo puede incluir a

    otros participantes:

    Antes de que saliramos para ac el SupMarcos

    nos cont

    una historia

    que dice que

    le cont

    el viejo Antonio para la mar. El sup nos cont esta

    historia para que nosotros la conociramos y la

    contramos

    a ustedes...

    20/11/1998,4:265)

    El hacer informativo desdoblado se identifica por momentos con el hacer

    enunciativo, cuando el subcomandante toma la palabra en primera persona Yse

    ubica en el aqu-ahora de la enunciacin: en esos momentos puede suceder que,

    salvo indicacin contraria, el destinatario explcito de sus palabras -aquellos a

    quienes van dirigidas las misivas- seconfundan con los indgenas y los zapatistas.

    Al respecto cabe tambin sealar que los destinatarios explcitos son, en lamayora

    de los casos, los peridicos aunque en algunas ocasiones se dirige a alguna persona

    en especial. De modo que esa estructura aparentemente deja al comn de los lec-

    tores en el papel de un lector y observador externo quien se inmiscuye en esoS

    actos comunicativos sin que se le otorgue un papel ms especfico que el de

    12Cf. Landowski: 1993.

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    Roberto Flores

    En ellos [los sueos] viene la historia y la memoria sin ellos se come la

    muerte y el olvido. Aprendiendo a soar aprenden a hacerse grandes

    a

    hacerse dignos,

    a luchar.

    2/01/96; 3:75 .

    A suvez, la fusinde la identidadindividualen lacolectividadaparecemarcada

    figurativamente, por lo que nos centraremos en las figuras simblicas de la

    competencia cognitiva de los enunciadores -cmo es que acceden al saber

    ancestral?- y,en consecuencia- questatutodeverdadtieneeseconocimiento?

    En cuanto a primer punto, las figuras que constituyen el escenario de la

    transmisin del saber son mltiples y reiteradas, por lo que bastan unos cuantos

    ejemplos para presentarlas:

    As que estaba yo velando la solitaria voluta de humo de mi pipa adivinan-

    do tal vez que ya llegara despus la niebla a darle puerto a esa nube que me

    naca de los labios cuando de un rbol cercano se desprende una forma.

    mitad niebla mitad sombra y con paso cansado se l lega a mi lado y me dice:

    La sabidura no est en conocer muchas cosas o en conocer mucho de una

    cosa... 11/12/1998, 4: 267

    Marcos se encuentra en actitud de espera: vela el humo de su pipa como

    quien antao velaba las armas. Aludir aqu a un pasado antiguo no es tan insensato

    como parece, si recordamos la figura del escarabajo Durito y su obsesin

    caballeresca: se trata de una isotopa13 tica que atraviesa todo el discurso del

    subcomandante. Pero no es tanto la figura medieval de lavigilia, como elentorno

    figurativo el que debe llamamos la atencin: lo que vela es el humo que se funde

    y seconfunde con la niebla circundante. Y as, como de laboca nace lavoz hecha

    humo, de los rboles nace la niebla, figura informe que, paradjicamente, adopta

    una forma y habla. El paralelismo es patente: de la

    oc

    nace el humo, comodel

    rbol laniebla; el humo nace del rgano de lavozy leniebla resuena alproferir

    \J Una categora semntica o un trmino de dicha categora es susceptible de encontrarse de manera

    loca l, en un punto del relato, o bien de manera global , de manera recurrente a lo largo de varias

    secuencias. En este ltimo caso se habla de dicha categoria o trmino como de una isotopia. As, la

    ocultacin

    es una isotopa del discurso de Marcos que aparece en su pasamontaas, en las posdatas.

    en el humo de ]apipa, etctera.

    ,

    Las epstolas...

    unas palabras. La niebla-humo es la figura de la voz y del conocimiento. tica y

    conocimiento se confunden en ese humo propiciatorio para inaugurar el tema de

    lasabidura. El fragmento prosigue:

    Yotiemblo. Unpoco por elfro otropoco por la niebla un muchopor lo que

    escuch algo ms por la sorpresa de reconocer al viejo Antonio tras el

    relmpago delfsforo encendiendo su cigarrillo de dob/ador. Yohice lo que

    siempre hago en estos casos: mefrot las rodillas mordisque la pipa y

    pronunci unsabio Mmmmh . El viejoAntonio sesent a milado acomod

    su cigarro en la comisura izquierda de su boca y murmurando dioforma

    colory calor a la

    Historia deluno y lostodos... 11/12/1998,4: 267

    Esta continuacin se articula alrededor del acto informativo: elviejo Antonio

    toma la palabra y el

    sup

    la escucha. Bajo ese acto aparentemente anodino se

    esconde, sin embargo, un juego sutil de acomodos que, a la manera de un ritual

    propiciatorio, sealan la disposicin de los personajes a asumir sus papeles

    temticos: el del maestro y el del aprendiz. Varios motivos hacen temblar al

    sup

    -el fro, la escucha del dicho enigmtico, un sbito y mnimo relmpago y la

    niebla, cuya accin desconocemos- y,al temblar, actualiza la actitud de quien va

    a escuchar, lo que se marca mediante un expectante

    mmmh.

    Como en una suerte

    de danza ritual, en donde las parejas acomodan sus gestos a los del otro, el viejo

    Antonio enciende su cigarriJIo y lo acomoda, se sienta y murmura, a lo que el sup

    responde frotndose las rodillas y mordisqueando la pipa. Comienza as la

    escenificacin del discurso de aprendizaje.

    El omnipresente cigarriJIo as como la inevitable pipa son las figuras que

    inauguran ese discurso al propiciar la aparicin del fuego, la luz y el humo en un

    entorno de niebla y oscuridad. Estas son las mismas que veremos en muchas

    otras ocasiones, cada vez que el viejo Antonio toma lapalabra. Todas estas figuras

    se organizan alrededor de una configuracin que pudiera parecer anodina -dos

    personas se renen al caer lanoche para conversar- pero cuyo valor subyacente

    consiste en articular simblicamente el acto de transmisin de la sabidura, como

    vemos en el siguiente pasaje:

    Tal vez por eso elfuego que encendi el cigarro de dob/adory lapalabra

    del viejo Antonio alumbr ayeres muy pasados. El viejo Antonio esper a

    que encendierayo mipipa y tomando del humo comn la memoria necesa-

    ria me cont...

    25/02/2001,5: 123

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    Roberto Flores

    En l, lapalabra se ve identificada con la luz del fsforo: ese relmpago inaugura

    de manera intensa la presencia pertinaz de la brasa del cigarrillo. La luz cumple

    varias funciones: hace nacer el conocimiento es agente de su alumbramiento , lo

    pone a disposicin del maestro quien hablar lcidamente , ilustra al ignorante

    acerca de materias oscuras y recnditas esos ayeres muy pasados . Pero esa

    luz no es atributo exclusivo del maestro, tambin lacomparte el alumno que alum-

    bra, a su vez, lapipa. Con la accin dereciprocidad, que seala lareceptividad de

    quien escucha y aprende, se opera un giro simblico que rene en una misma

    configuracin los valores aparentemente contradictorios de la luz y la oscuridad.

    Si la luz alumbra, toma lcido e ilumina, lo hace en la medida en que rompe

    puntualmente la oscuridad envolvente pero tambin en la medida en que hace

    surgir el humo as como la niebla y la sombra, que son sus avatares . El efecto

    no es, pues, sencillo, sino que muestra la coexistencia de valores opuestos enel

    seno de una misma categora: la luz se proyecta sobre el pasado oscuro para que

    el maestro pueda recoger la memoria sombra. La luz cumple la funcin de

    seleccionar lo que del pasado ser transmitido como sabidura. Una vez ms

    debemos sealar que esta configuracin es recurrente:

    Yala noche de San Juan reina en las montaas del Sureste mexicano. Yreina

    como es ley es decir llovindose. Vientosmarinos trajeron hasta lo alto de

    esta ceiba una cajita de recuerdos. De una de las comisuras de la abierta

    boca del cofrecito sobresale una serpentina de luz y con ella una historia.

    En ella se aparece depronto como lluvia nocturna el viejoAntonio y como

    si tal cosa me pide fuego para encenderse el cigarro y la memoria. Por

    encima del rudo tamborileo de la lluvia sobre el techo de nylon se levantan

    laspalabras del viejo Antonio para puestos que recuerdos y luminosasser-

    pentinas contar:Lahistoriade laVaLctea... 24/06/1999;4: 313

    En este ltimo ftagmento, la niebla es sustituida por la lluvia nocturna y el

    relmpago del fsforo por una incierta serpentina de luz. Es posible suponer que

    todos estos pasajes resean un ritual propiciatorio de tipo chamnico. Conocemos

    el papel que eltabaco juega en sociedades tradicionales: elhumo del tabaco aleja

    aires nocivos, a la vez que toma visible el aliento y establece vnculos con el

    mundo sobrenatural los dioses gustan del humo . No es tanto que produzca un

    conocimiento inmediato de lo sobrenatural mediante alucinaciones, como el hecho

    de que suscita una disposicin favorable de escucha, una receptividad.

    El humo es el asiento de la memoria, lugar donde se deposita el pasado y a

    donde los hombres van a recuperar sus recuerdos: es pues el lugar donde reside

    ,

    Las epstolas...

    el destinador trascendente de la sabidura. Ms que remitir a la transmisin oral

    de una tradicin a lo largo de las generaciones, el discurso pone en escena un

    ritualmgico de fusinde identidades al fundirse figurativamente loshumos del

    cigarrilloy de lapipa con la niebla circundante.Mediante esta fusinse opera la

    conversin del subcomandante Marcos a losprincipios y valores de losindios.

    Que el papel de mediador lo asuma la figura evanescente y etrea del humo

    del tabaco no es novedad del discurso antropolgico. Pero trasluce quizs aqu

    un recuerdo ms literario, que impregna el imaginario del autor,puesto que, en

    ellas,resuenanlos ecos de otro literato cuyo poemanosremite a laisotopamtica

    a laque eltexto del zapatista exige:

    Orculo

    Los labios ftos de lanoche

    dicen una palabra

    columna de pena

    piedra y no palabra

    sombra y no piedra

    pensamiento de humo

    agua real para mis labios de humo

    palabra de verdad

    razn de mis errores

    Si esmuerte slopor ella vivo

    si es soledad hablo por ella

    Es la memoria y no recuerdo nada

    No s lo que dice ya ella me fo

    como olvidar que lo sabemos

    Tiempo que entreabre los prpados

    y se dejamirar y nos mira14

    Influencia, coincidencia azarosa, remisin a un fondo cultural comn? No

    sabemos,pero es patente en el texto de Paz la asociacin de la palabra con el

    humo y de una palabra vuelta memoria inexpresable. Lo que importa en todo

    caso es que esa palabra es de verdad de una verdad surgida del tiempo y del

    olvido. El discurso del viejo Antonio, por boca de Marcos, tambin se presenta

    comoun discurso de saber, que pretende a una verdad. Pero, dado eljuego de

    14Paz, 1990:

    3 8

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    Roberto Flores

    delegacin de la palabra, cul ser su estatuto: verdad accesible o inaccesible'

    necesaria o posible; presupuesta o consecuente? '

    Entre el discurso de profesin de verdad y la realidad circunscrita por l

    (Coquet, 1997: 202) existen varias formas de su acomodo. Las verdades proferidas

    pueden ser hermticas y misteriosas o abiertas y evidentes; pueden tambin ser

    verdades reservadas o compartidas; universales o particulares.

    Ya qued claro en los apartados anteriores que ni Marcos ni el viejo Antonio

    enuncian un discurso personal, un discurso que les sera propio, en el sentido dela

    exclusividad: su discurso. No hay discurso de Marcos que sea distinto al del

    viejo Antonio, sino un nico y mismo discurso cuyo origen y autora son ajenos a

    ambos interlocutores. Quiz podramos hablar de un discurso comunitario, del

    discurso de un actante colectivo que se expresara a travs de uno de sus actores

    individuales que lo componen, pero en ese caso habra que precisar que se trata

    de un discurso de la comunidad y no del discurso de una suma de individuos. De

    modo que, deacuerdo con latipologa de formas deasuncin de laverdad enel dis-

    curso propuesta por Coquet, 15 las cartas del subcomandante se sitan en una

    dimensin dialgica en donde coexisten elyo y elt, cmplices en el acto comuni-

    cativo, que enuncian una verdad compartida nicamente por ambos; pero al asumir

    el papel de voceros, pierden esa identidad singular marcada por los pronombres

    para asumir una identidad comunitaria inscrita en un pasado, que propone un

    modelo a seguir en el futuro, una verdad que no es asumida por un nosotros, sino

    por una suerte de ellos , los primeros hombres, los hombres de maz con los que

    las enseanzas del viejo Antonio invitan a fundirse y a confundirse.

    Conclusin

    Entre el discurso tradicional de los ancestros, el discurso literario y personal,

    aunque cargado de influencias clsicas y modernas (de Cervantes a Paz), entre

    un discursopersonaly otrocolectivo,entre laexpresin singulary la ideologa,las

    cartas de Marcos se caracterizan no por oscilar entre distintos polos de atrac-

    cin, lo que les conferira un carcter heterogneo cuya coherencia sera

    extremadamente difcil, sino por articular voces divergentes: mticas, propias,

    polticas, u otras. Todas esas voces coexisten en las Epstolas en el modo de la

    fusin, como una convocacin de distintos discursos bajo una sola voz o, ms

    15Coquet, 1997:

    201 210

    1

    Las epstolas...

    bien, bajo lamisma pluma. Esta fusin es un intento de darse una identidad nueva

    y se inicia en el lugar mgico y mtico desde donde surgen las enseanzas del

    viejo Antonio y culmina en el espacio impreso de las publicaciones. La identidad

    as construida se obtiene a lo largo de un proceso arduo de confluencia con los

    valores indgenas comunitarios y de divergencia con los antagonistas. En este

    proceso Marcos encuentra las races de su legitimidad.

    Obras citadas

    Benveniste,Emile (1966),Problemes de lingui stiquegnrale,Pars, Gallimard.

    Coquet, lean Claude (1984), Le discours et son sujet, Pars, Kliencksieck.

    1997), La qute du sens,

    Pars, Presses Universitaires de

    France.

    EZLN,Documentos y comunicados, tomos 1-5, Mxico, Era, 1994-2003.

    Flores,Roberto (1992), Contra la identidad , en Versin,nm.2, pp. 133-140.

    (1994), Las Epstolas del sub Marcos a la prensa: eljuego de

    lo pblico y loprivado , enLa Jornada, Mxico, 19y 20 de febrero.

    (1996), A semiotics of identity: the letters of sub-commander

    Marcos to the press , en C. W. Spinks y 1.Deely (eds.), Semiotics 1995,

    Nueva York,Peter Lang, pp. 84-93.

    Goffman,Erving (1959), Thepresentation of self in everyday liJe,Nueva York,

    Doubleday.

    Landowski, Eric (1993), La sociedad figurada. Ensayos de sociosemitica.

    Mxico: Fondo deCultura Econmica.

    Paz, Octavio (1990) Obra potica. Mxico: Seix Barra .

    Sulca Bez, Edgar (1990-1993)

    Nosotros los coletos. Identidad y cambio en

    San Cristbal de las Casas, tesis de maestra en antropologa social, Mxi-

    co, EscuelaNacional deAntropologa e Historia.

    D. R. @Roberto Flores, Mxico, D. F., enero-junio, 2006.

    RECEPCIN:eptiembrede2006 ACEPTACIN:nerode 2007

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    13/13

    Artculos 13

    33

    69

    Dossier 95

    129

    151

    Losquehoyvivimos con su lenguahablamos

    MARLENA. DOMrNGUEZHERNANDEZ

    Nuevaevidenciaenfavordel tercer periodoevolutivodel

    espaol:el ordende las palabras

    CHANTALMElIs YASNAYAAGUILARGIL ANA AGUILARGUEVARA JOSEFINA

    ARAIZATOKUMASU

    Nivelesy tpicosdereflexividadsociolingsticaa travs

    deautobiografas

    HCTORMu~oz CRUZ

    Cronotoposdialogismoelementosdestacadosnel

    discursodelascomunidadesapatistasenresistencia:de

    abril a juniode1998

    MARrA GLORIABENAVIDESGUEVARA

    LasepstolasdelsupMarcos la prensa:aconstruccin

    discursivadeunaidentidad

    ROBERTOFLOREs

    TodossomosMarcos o loscaminosquellevandel

    zapatismolocal al neozapatismoaltermundialista

    CSARRAMIREZ

    173 Reseas

    183

    Librosrevistasecibidos

    191 Librosxtra-ordinarios

    197

    Noticiasreves

    203 Resmenes