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NUEVA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS NEONATALES DEL HOSPITAL “FRANCISCO

DE YCAZA BUSTAMANTE”

Guayaquil, 21 de agosto 2012

Ustedes pueden ser testigos de cómo se está utilizando, no nuestro dinero si no el dinero de todos, del pueblo ecuatoriano. ¿Qué antes no había? Por supuesto que había, lo que faltaban eran ganas. Aquí hay ahora respiradores de alta

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frecuencia que cuestan ochenta mil dólares; antes no existían, pero en el año 99, se gastaron de seis a ocho mil millones de dólares para el salvataje bancario; es decir, cien mil de esos respiradores, ése fue el costo de la crisis bancaria; no es que no había plata, no había corazón, no había ganas, había indolencia, no importaban los pobres, que no tenían ni derecho a enfermarse, ¡prohibido olvidar, compatriotas!

Uno de los problemas del pueblo ecuatoriano es que tiene la memoria frágil, además de una prensa corrupta que solo vive desinformando que nos va a querer engañar y confunde las cosas entre aquellos que estamos resolviendo los problemas con aquellos que ocasionaron los problemas; y quieren que en cinco años hayamos resuelto todos los conflictos, los problemas gravísimos con que recibimos al país.

Hace poco celebraban en esta ciudad veinte años del dominio de cierto partido y como son de la argolla, de la gallada, de la peluconería, de la derecha, de los grupos que siempre nos han dominado, no dicen cuántos problemas sin resolver existen todavía en el puerto principal, después de veinte años de tener el poder absoluto, porque dominaban Presidencia,

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Asamblea, Municipio, medios de comunicación, banca, dominaban todo; y miren cuántos problemas todavía tiene Guayaquil; por supuesto, no vamos a caer en la injusticia, en el absurdo de echarle toda la culpa a los últimos veinte años, de los problemas que durante siglos ha acumulado Guayaquil, como ellos sí lo hacen y eso demuestra el sesgo, la manipulación, y cómo quieren jugar con nuestra frágil memoria.

Y nos dan una retahíla de “todavía hay pobreza, todavía hay inseguridad, todavía hay problemas en los hospitales, en las escuelas…”. Sí, pero lo que no dicen es que ahora hay menos problemas que antes, porque se ha avanzado muchísimo en estos cinco años y medio de Revolución Ciudadana.

¡Prohibido olvidar cómo encontramos al país!, cómo encontramos la salud pública, que estaba destrozada; aquí había para organizar concursos de Miss Universo, para ayudar a banqueros corruptos, pero no había ni para cambiar los focos en un quirófano y la gente se nos moría en la puerta de los hospitales por no tener dinero para las medicinas, porque a las emergencias había que llevar hasta el hilo para coser a los heridos.

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Sabemos que todavía hay problemas, pero ¡cuánto ha cambiado la salud pública! Para empezar, hemos triplicado la inversión en salud pública, compatriotas, y se ven los resultados; la gente volvió a confiar e esa salud pública y crecieron muchísimo los usuarios del Sistema de Salud Pública, y en buena hora, pero hay un desfase todavía entre la oferta de servicios de salud y la demanda de servicios de salud, pero estamos trabajando rápidamente para superar esa brecha. Y este hospital es un gran ejemplo de aquello.

Es claro que hay cosas que sí están cambiando y están funcionando. Acuérdense, antes de nuestro Gobierno el “gran logro” de ciertos gremios, con complicidad de la demagogia de los que nunca asumieron responsabilidades, de los que nunca supieron decir “!no!”, en función de la Patria y con politiquería barata querían complacer, contentar a todo el mundo, y nos llevaron a la peor de las situaciones; acuérdense que el “gran logro” era que médicos, enfermeras, profesionales de la salud, trabajaran no ocho horas, sino cuatro horas. Y con eso, a los hospitales, a sus administradores, a sus ministros, no se les ocurrió mejor idea que decir

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que como los médicos trabajaban cuatro horas, debían atender ellos también solo cuatro horas, por ejemplo en consulta externa. ¿Se acuerdan o no se acuerdan de eso? El horario de atención era de 8 a 12; y como trataban a la patada a la gente (porque creían que les hacían un favor, cuando esto es un derecho y esa es la obligación de esos funcionarios públicos, servirlos, porque ustedes les pagan el sueldo), tenían que venir las madres con los niños en brazos a las cuatro de la mañana para separar turno, y muchas veces el guardia de seguridad acaparaba todos los turnos y los vendía ¿se acuerdan, o no? Ahora hemos venido a las tres, cuatro de la tarde, y el hospital está repleto, porque ahora se atiende de 8 de la mañana a 8 de la noche, 12 horas en forma continua. Y ustedes vienen, aprietan un botón y les sale automáticamente su turno, entonces las cosas están cambiando.

Cuánto nos ha costado esta lucha, con la complicidad de la prensa corrupta: “que no, que los médicos, que sus conquistas…” Y algunos gremios ahí, supuestamente representando a trabajadores de la salud, cuando lo que hacen es politiquería, dicen “vamos al reclamo, vamos al paro”; felizmente ya nadie les hace caso, pero

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cuánto costaron cosas tan simples como que los médicos, las enfermeras y los profesionales de la salud, en un país que necesita tanta oferta de salud todavía, trabajen las 8 horas. Y cuidado, que tenían incrementos de sueldo de 50, 60, 70 por ciento, no es que trabajan más gratis, no, estamos pagándoles mucho más, pero todos sabemos cuál era la práctica antaño ¿verdad?: trabajaban cuatro horas y después se iban al consultorio, a la clínica privada, etcétera; pero si van a trabajar en el sector público, donde hemos amentado sensiblemente los sueldos, tendrán que trabajar, compatriotas, 8 horas atendiendo con calidad y calidez al pueblo ecuatoriano.

Recibimos el Sistema de Salud en tal precariedad, que tuvimos que declarar la emergencia en trece hospitales, y lo más fácil es construir, hacer infraestructura; lo más difícil es cambiar el corazón del ser humano, la mentalidad; yo creo que este hospital tiene un gran equipo humano, felicitaciones a las enfermeras, a los técnicos de enfermería, a los doctores, al personal administrativo, veo que están muy motivados, este hospital nos sirve de ejemplo para muchas cosas a nivel nacional, pero en otros, Dios mío, qué duro ha sido.

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Recuerdo una vez que visité el Hospital de Esmeraldas; había una familia cuyo hijo había recibido un balazo y estaba entre la vida y la muerte en el quirófano; y de repente me muestran una factura de que habían gastado diez, quince dólares, en un examen de sangre, el más elemental, un hemograma, y yo furioso digo “¿cómo puede ser que ni siquiera tengamos capacidad para hacer hemogramas?” Y me dice el Director del Hospital “pero por supuesto que se pueden hacer hemogramas”, pero resulta que en esa tragedia, cierta gente malvada del hospital, y por supuesto protegidos por cien mil sindicatos, aupados por los partidos políticos que todos conocemos, les dijeron que no podían hacerles el examen para mandarlos al laboratorio de al frente, con el cual tenían complicidad, para sacarle plata a esa familia y hacer esos exámenes en un laboratorio privado, pagando. Ese mismo rato, crucé la calle para encontrar a ese miserable que se prestaba a esas cosas en el laboratorio, y todavía lo estoy buscando, porque salió corriendo; pero todas esas cosas hemos tenido que enfrentar.

Esta semana mismo o tal vez la semana pasada, hemos tenido, con inteligencia policial, después

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de meses de trabajo, que desbaratar una banda en el Hospital Guayaquil, que comerciaba con la medicina que tenían que dar gratuitamente al pueblo ecuatoriano, sobre todo a los más pobres; y ¿qué hacían? En contubernio con farmacias privadas, ¿cómo puede dormir esa gente a la noche, qué conciencia tienen?, robaban la medicina gratuita y en las farmacias alrededor del Hospital Guayaquil les vendían a los pobres esa medicina. Hay seis capturados y cuatro fugados de esa banda de criminales que jugaban con la salud del pueblo ecuatoriano.

Todo esto es lo que hemos tenido que enfrentar; por supuesto que con simplismo van a decir “pero usted ya debió corregir todas estas cosas”, como que si verdaderas mafias, enquistadas en hospitales, fuera posible erradicarlas de la noche a la mañana; más aún con la demagogia, la desinformación que existe, porque no les extrañe que hasta a esos delincuentes los politiqueros de siempre, por hacerle daño al gobierno, salgan a defenderlos en la prensa corrupta.

Tuvimos que declarar trece hospitales en emergencia; entre ellos a éste, el Hospital del Niño; recuerden que aquí hace un año ocurrió una tragedia: once neonatos fallecieron por la

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bacteria Serratia. Por supuesto, lo más fácil era echarles la culpa a los que en ese momento estaban dirigiendo el Hospital, pero estas son culpas acumuladas por décadas; se inauguró en el año 81 este Hospital y nunca más le volvieron a dar mantenimiento, y los ductos de aire, cañerías, estaban llenos de bacterias, de polvo, de telarañas, de roedores; es fácil echarle la culpa a los que recibieron el problema, pero es un problema acumulado por décadas. Y hemos hecho una intervención total no solo por ese problema, sino como parte de una planificación global; les insisto, lo estamos haciendo en trece hospitales, además de sembrar de subcentros de salud y de nuevos hospitales el territorio nacional.

Y hoy este Hospital de Niños Ycaza Bustamante, de la ciudad de Guayaquil, tiene la sala de neonatología más moderna del país con 50 termocunas, equipos de última tecnología, profesionales, de altísimo nivel; y vemos cómo las cosas están cambiando, porque también tenemos el nuevo edificio de consulta externa; y esto antes era una barbaridad, como que a propósito buscaban congestionar los hospitales ¿verdad?: la consulta externa estaba dentro del

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Hospital y con la misma puerta común para todos los servicios; con todo esto nuestros hospitales estaban congestionados; hoy tenemos una nueva unidad, un nuevo edificio de consulta externa, con 46 nuevos consultorios, con entrada independiente para evitar ese congestionamiento, con tremenda sala de espera ¿Por qué las cosas del sector público no pueden ser bellas? Claro que pueden ser bellas, llenas de alegría, llenas de color; y nuestro compromiso, como lo estamos demostrando con este Hospital, es que no solamente va a ser bella, si no que va a ser mejor que en el sector privado; este edificio de consulta externa es mejor, compatriotas, que cualquier clínica privada; incluso con espacios lúdicos para que esperen los niños, turnos electrónicos, atención con calidad y calidez.

Hoy inauguramos esa nueva sala de neonatología, inauguramos este nuevo edificio con 46 consultorios para consulta externa, pero seguirá la intervención total del Hospital de Niños Ycaza Bustamante, de la ciudad de Guayaquil; haremos una nueva sala de emergencias y dejaremos este Hospital íntegramente rehabilitado, modernizado, renovado (y ustedes lo saben que la Revolución Ciudadana hace las

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cosas extraordinariamente bien y extraordinariamente rápido), lo dejaremos mejor que cualquier clínica privada. Lo público lo mejor, y si es para los pobres, mejor todavía.

Y no es lo único que estamos haciendo, cuidado, es muy fácil inaugurar cosas, se invierten millones, ese es su dinero, el dinero del pueblo ecuatoriano, de nuestros impuestos, de nuestro petróleo; lo más difícil es mantenerlo así, así que la clave es el mantenimiento, nunca más permitamos servicios públicos deteriorados.

Las cosas que he visto son increíbles, en el Hospital Baca Ortiz, de la ciudad de Quito, había la unidad de mantenimiento y nada funcionaba. Yo no sé cómo esa gente dormía tranquila y por qué iba a cobrar su cheque al final del mes; pero no solamente eso, había dentro de la unidad de mantenimiento una unidad de mantenimiento de ascensores y ningún ascensor funcionaba en el Baca Ortiz ¿cómo es que esa gente cobraba su sueldo? Señor administrador, que aquí nadie me cobre su sueldo si es que hay un solo tacho de basura sin tapa, si es que hay un solo papel en el piso, si hay un solo grifo que no funcione, ni qué decir de ascensores que no sirvan. Por favor, la mayor excelencia en el mantenimiento.

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Por eso hemos externalizado los servicios, porque no nos engañamos, compatriotas, tenemos los pies bien puestos sobre la tierra, no vivimos de romanticismos ni de mitos y sabemos claramente cuál es nuestra responsabilidad: servir al pueblo ecuatoriano, sobre todo a los niños, adolescentes, y a los más pobres de nuestra población. Ustedes saben que el sistema de guardianías como parte del personal, con cien mil contratos colectivos, diez mil seguridades y aupados por partidos políticos, lamentablemente, dada la naturaleza del ser humano y alguna idiosincrasia de Latinoamérica y del Ecuador, no es utilizado este sistema para servir mejor; la mentalidad es que si ya tengo seguro mi puesto de trabajo, trato a la patada a los ciudadanos, como si les estuviera haciendo un favor; no nos engañemos, eso es lo que ha pasado. Igualmente en mantenimiento; se pensaba ya tengo segurísimo mi trabajo, diez mil candados, con contrato colectivo, etcétera, no limpio, que se muera la gente; con la alimentación pasaba algo similar, por eso hemos externalizado el servicio de guardianía, el servicio de mantenimiento y el servicio de alimentación; y si no funciona, se

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cambiará de empresa, compañeros, pero exigiremos calidad en los servicios hospitalarios.

Y esta no es una intervención aislada, tengan la seguridad de que tenemos la planificación global, se necesitan miles de millones de dólares; solamente para que cada rincón del territorio nacional, de acuerdo a la planificación, tenga una unidad de salud, llámese centro de salud, hospital básico, hospital de especialidades, dependiendo de las necesidades hospitales de 60, 120, 200 camas, se necesitan 2.600 millones de dólares, que tenemos que conseguir porque la salud es un derecho; incluso sin educación uno puede tener buena calidad de vida, sin saber muy bien leer y escribir uno puede tener niveles de vida aceptables, pregúnteles a algunos asambleístas de la oposición ¿verdad? pero sin salud es mucho más difícil tener adecuados niveles de vida.

Nunca más la salud como mercancía, si no la salud como un derecho que tiene que ser garantizado por el Estado. Solamente para tener infraestructura, con equipamiento, sin contar con el personal, el recurso humano, infraestructura de salud en cada rincón del territorio nacional, se requieren 2.600 millones de dólares.

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Ya todo está planificado, dividido el territorio nacional en zonas, distritos y circuitos, georeferenciada la ubicación de los centros de salud, hospitales, etcétera; esto no es algo aislado, improvisado, parches, esto es parte de una planificación y una política integral.

Y aquí en Guayaquil, compañeros, porque aquí se hablaba de un “modelo exitoso”, modelo exitoso para quién, para los banqueros seguramente porque los pobres no tenían ni un hospital. ¿Hace cuánto que no se construía un hospital en Guayaquil? Creo que el último hospital que se construyó fue éste. Ya se construyó en nuestro Gobierno el Hospital del Día del IESS, ya se está construyendo un nuevo Hospital del IESS en el norte, en Los Ceibos, vía a la Costa, eso por parte del IESS; y por parte del Ministerio de Salud, tendremos el nuevo Hospital del Guasmo en los terrenos de Autoridad Portuaria en el sur; en el norte tendremos, en Monte Sinaí, el nuevo Hospital del Norte, de 400 camas si la memoria no me falla, y en la vía Juan Tanca Marengo habíamos planificado un Subcentro de Primer Nivel, porque esperábamos que con algo de sentido común, con algo de sentido de Patria, ese Hospital Universitario, que es para 400 camas y

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apenas tiene funcionando 120 camas y cobra por los servicios, esperábamos que pudiéramos llegar a un acuerdo con la Universidad de Guayaquil (como llegamos con la Universidad de Ambato) para que nos pasen ese Hospital que no lo pueden mantener, que no lo pueden completar, que tienen que cobrar para atender, para que nosotros lo completemos, lo administramos, ponemos 400 camas, atención gratuita. Si lo que se busca es practicar, tanto docentes como alumnos, qué mejor que tener un hospital de 400 camas atendido por el Estado, atención gratuita, con cualquier cantidad de oportunidades para practicar, pero como lo que se busca no es servir, como lo que se busca no es la Academia, sino los espacios de poder, lamentablemente la Universidad de Guayaquil, en una miopía tremendamente torpe no ha aceptado esta propuesta y quieren administrar ellos el Hospital; si lo quieren administrar que lo paguen ellos, o lo va a pagar el Ministerio de Salud. Así que seguramente construiremos otro hospital en la Juan Tanca Marengo ya que lamentablemente no se ha podido llegar a un acuerdo con el Hospital Universitario de la ciudad de Guayaquil.

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Esos hospitales van a empezar a construirse este año y van a estar finalizados en el 2013, tal vez a principios del 2014, pero este año empezamos a construir estos hospitales. ¿Por qué no se hacía esto antes? ¿Porque no había plata? Se los dije al inicio de esta intervención, ¡no había corazón! Acuérdense del salvataje bancario, que nos costó seis mil millones de dólares; mientras que hoy se invierte en esta intervención, una nueva sala de cuidados intensivos neonatales para que no se nos mueran nuestros niños, había adentro dos niños seismesinos, créanme que me quedé impresionado, nunca he visto bebés tan pequeños; estos niños antes de esta sala hubieran muerto, hoy tienen derecho a la vida, gracias a ustedes, gracias a la Revolución Ciudadana. Algo tan necesario, ¿por qué no se hacía antes? ¿Por falta de dinero? De ninguna manera, si esto nos ha costado seis millones quinientos mil dólares. Los cálculos más conservadores del costo de la crisis del año 99, nos dicen que costó alrededor de seis mil millones; es decir, nos costó mil salas de neonatología de última tecnología, de última generación. No es que no se podía hacer, no se quería hacerlo.

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Y hoy, como si fuéramos amnésicos, esos mismos banqueros, esos mismos ministros de Mahuad, nos vienen a hablar de que han recorrido el Ecuador y se han dado cuenta que hay pobreza; claro, cuando se cansaron de hacer billete, se fueron a pasear por el Ecuador para ver si conocen un poco su país, en vez de Miami, y descubren que hay pobres; y se quieren presentar como la alternativa para solucionar esa pobreza. Seremos unos ingenuos si volvemos a caer en las garras de los mismos de siempre. Al pasado nunca más, compatriotas, de aquí para adelante, con prisa y sin pausa.

Y a sancionar a esa partidocracia que nos robó nuestras firmas, nuestras identidad, nuestra voluntad; se han pasado mintiendo, en contubernio con la prensa corrupta, mentirosos, yo no sé hasta cuando juegan con la paciencia de la gente, no permitamos que el pasado venga.

Este es el presente y el futuro será aún mejor.

¡Hasta la victoria siempre, Guayaquil querido!

Rafael Correa Delgado

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR