2012 blog mda navarra ezquiaga jose maria_ fernandez franisco_ la caducidad de la arquitectura.
-
Upload
mdanavarra -
Category
Design
-
view
343 -
download
0
description
Transcript of 2012 blog mda navarra ezquiaga jose maria_ fernandez franisco_ la caducidad de la arquitectura.
La Caducidad de la Arquitectura.Maneras de la ciudad en el siglo del desecho.Prof. J. M. Ezquiaga.MDA. Universidad de Navarra. Escuela de Arquitectura.
Alumno: Francisco Fernández Urdaneta.
N. del A.
En el texto a continuación se ilustran una serie de casos donde la arquitectura,
proveniente esta de muy distintos lugares y maneras de pensamiento, termina
perdiéndose a consecuencia de la precariedad de su arraigo con el entorno urbano. La
arquitectura, magnífica en esencia y concepción, puede ser en sí misma víctima de las
acciones de la naturaleza cambiante de la ciudad. En el entendimiento de que la
materia edificada de una urbe está condicionada por el imaginario local, puede
explicarse el porqué de que piezas consideradas de gran maestría por el pensamiento
académico, se desechen o supriman con rapidez en pro de nuevas maneras, tal vez
más apropiadas a la sensación inmediata o las nuevas demandas del territorio.
La selección de obras, como se menciona antes, disímiles en ubicación, tiempo y
fin, ilustra un fenómeno en lo absoluto localizado, muy por el contrario extendido a lo
largo de todo el mundo, cuya cuna sin duda se ubica en el pensamiento occidental,
pero que ha calado plenamente en todas las sociedades del globo. La intención tras la
acotada selección (tres proyectos de arquitectura llevados a cabo por grandes
maestros del siglo XX), permite ilustrar las distintas situaciones que ocasionan que la
ciudad de este novísimo siglo, sea poco más que un territorio con fecha de expiración.
La arquitectura se utiliza en el escrito a continuación como una fundación sobre la
que se construye un hecho mucho más relevante, el de la necesidad de una sociedad
de puntos realmente sólidos sobre los cuales sostenerse. No se trata de una
retrospectiva moralista en el tiempo, sino por el contrario de la construcción pertinaz
de una idea de que el movimiento de lo urbano no siempre es sinónimo de avance, y
de que en ocasiones resulta muy perspicaz el detenerse por un momento, aún en el
más acelerado y coherente de los avances.
La caducidad de la arquitectura.Maneras de la ciudad en el siglo del desecho.
A lo largo de los siglos la arquitectura fue un evento caduco, falible y por ende finito.
La ciudad, como máximo contenedor de la misma, cambió sus maneras y sus
posiciones dependiendo del tiempo que transcurría sobre ella. Arrasada por guerras y
hambrunas, o simplemente por la mano voluntaria del hombre y el duro espejismo del
progreso; la ciudad ha cambiado a lo largo de los siglos en función de su crecimiento
o su decrecimiento, concepto este último que se ha visto fuertemente afirmado con el
abandono del campo y la despoblación por el cierre o quiebre de industrias.
La metrópoli, que antes fue ciudad, y antes que eso poblado; cambió a lo largo de los
años intentando dar cabida en sus estructuras al avance del hombre. Estas estructuras,
entendidas en sí mismas como arquitectura, sufrieron fuertes procesos de sustitución
que permitían atender las alteraciones en la intensidad y densidad de los usos. La
ciudad gótica (tomando un ejemplo estudiado y verificado históricamente) creció en
altura como consecuencia de la seguridad que suponían las murallas que la rodeaban,
y que a su vez la contenían. La ciudad, o al menos su forma, fue siempre consecuencia
de un sistema de variables que la empujaban hacia ella; el ejemplo de la ciudad gótica
es especialmente esclarecedor puesto que ilustra como cierta calidad (en este caso la
seguridad) forzaba al abandono de otra (mayor comodidad del espacio rural); de
cualquier forma el evento que afecta este “interés” por permanecer intramuros, se
traduce en la arquitectura misma debido a la necesidad de más espacio donde no lo
había. El caserío amurallado tuvo que iniciar un lento proceso de cambio, forzando a
que se sustituyeran las viviendas unifamiliares por tipos que iniciaban un firme
crecimiento en altura y en densidad a lo largo de los siglos. De la ciudad gótica llega
incluso a hablarse de hacinamiento, resultando en un concepto interesante de
investigar dado que el campo abierto era siempre una solución, aunque se rechace en
pro de garantías de protección y bienestar físico. La existencia extramuros contenía en
sí misma una imagen desesperanzada e incierta.
Lo que ilustra la ciudad gótica, que puede verificarse también en el abandono de los
pueblos nómades de formas domésticas precarias por elementos más permanentes,
es la idea de cambio en la arquitectura como consecuencia de la evolución de la
sociedad y la ciudad. Lo raro e inverosímil en la urbe es por tanto la permanencia o
congelación, situación vista exclusivamente en el concepto de monumento, cuya
definición resulta relativamente nueva en comparación con la prolongada historia de
la arquitectura.
Detroit. Una ciudad en pleno decrecimiento que ha grabado más
del 30% de su superficie urbanacomo rural o predio rústico.
Verb. Crisis. “Improve your lot”. ElNuevo sub-urbanismo. pp240 y sig.
Lagos. Nigeria. Una ciudadque incrementaba hasta la mitad de
la primera década del siglo XXI un 25%su superficie año a año. Tomado de: “Mutaciones”. Koolhaas, Rem. Boeri, Stefano, otros. Editorial Gustavo Gili.
La ciudad expresa en su voluntad de cambio ante el tiempo, la forma más razonable
de definición. La arquitectura, como forma de la ciudad en la que se implica, es finita;
si se compara la ciudad gótica con la ciudad actual, la metrópoli contemporánea, la
misma continúa ocurriendo bajo dinámicas similares que se expresan en un cambio y
evolución de las formas edilicias. En el derribo, levantamiento y abandono de las
edificaciones, en el incremento o decrecimiento de sus terrenos urbanos; la ciudad
continúa, en su naturaleza particular y única, atendiendo a ese carácter móvil que la
caracterizó desde la fundación misma. La gran diferencia entre la ciudad gótica y la
ciudad actual, en realidad entre cualquier tipo histórico de asentamiento urbano y la
ciudad actual, yace en la velocidad con la que los cambios ocurren en ella(1). La
ciudad contemporánea se modifica a marchas forzadas, crece y decrece por
situaciones que muchas veces le son por completo ajenas, e incluso llega a su total
desaparición o a su superpoblación en cuestión de décadas, no ya de siglos o
milenios. Las ciudades hoy en día son creadas de la nada, se vuelven dormitorios, o se
diluyen en una dispersión infinita; asimilan niveles de densidad incuantificables o se
elevan como meros esqueletos vacíos de ocupantes, producto de la especulación; de
forma que si bien la ciudad continúa el camino que su naturaleza cambiante le indica,
la arquitectura parece reposar indiferente. Frente a la anormalidad de la ciudad, la
arquitectura permanece impertérrita; los modelos arquitectónicos se reiteran cada vez
más vacíos de contenido y se banalizan hasta el absurdo. Edificios relativamente
nuevos son derribados uno tras de otro de forma indolente para dar cabida a otros de
peor calidad pero novísimos en forma; otros menos afortunados, con interés para la
ciudad y el hecho mismo de la arquitectura, son víctimas de la especulación
inmobiliaria o simplemente de la velocidad y del cambio de la ciudad. Es común para
la urbe contemporánea expresar la “alegría de la destrucción”, tal como nos dijese
Lynch(2).
Asombrosamente la arquitectura empieza a grabarse con una fecha de caducidad, se
convierte en una moda; la intención tras ella radica en atender una necesidad
momentánea, que suele resultar en extremo breve, siendo luego desechada u
obligada a sufrir un breve arreglo cosmético que le permita acudir presta a la nueva
demanda; aunque en sí misma siga siendo el edificio burdo, cuasi olvidado y sin
interés de la ciudad. La arquitectura empieza a desarrollar un rol nunca antes
acometido, el de la escenografía, no ya el de contenedor, o refugio, sino simplemente
una estructura desechada al final del ciclo de actuaciones de la obra humana. La
ciudad construida bajo este modelo plantea cuestiones inmediatas, consecuencia
esto de pensar en que todo lo edificado, con las implicaciones que ello conlleva, será
en su momento derruido y convertido en desechos.
A propósito de la ciudad del siglo XXI, surgen las cuestiones del papel desplegado
por la arquitectura en su fuero; qué modelos y pensamientos deben estar contenidos
tras la mutabilidad de la ciudad y cómo la arquitectura responde a ellos. La ciudad
2.Lynch, Kevin. Southworth, Michael.Echar a Perder. Un análisis del deterioro. pp 44. párrafo primero
1.Véase “Mutaciones”. Koolhaas, Rem. Boeri, Stefano, otros. En el artículo compuesto por Koolhaas aparece contenido el concepto de
“velocidad urbana” a propósito de larevisión de la ciudad de Lagos.
gótica vuelve a ser pertinente porque tras el derribo de las murallas que la
franqueaban, muchos trazados y modelos arquitectónicos permanecieron, con las
falencias que cada uno añadía, renovándose siglo a siglo, intentando atender las
alteraciones y nuevas necesidades. Son hoy esos centros urbanos los que al término
del siglo XX pasaron por fuertes procesos de reactivación cuyos resultados pueden
considerarse exitosos. Su espacio urbano, sus maneras y sistemas, continúan
teniendo en la fragmentaria metrópolis, plena vigencia como espacio de acogida y
sostén cultural del imaginario de la ciudad, situación que pone de manifiesto Krier al
relatar la evolución de los tejidos históricos(3); incluso en aquellas ciudades que no
pasaron por ninguna reconstrucción o mejora. La arquitectura anónima, recordada
sólo por su número de portal o calle, pareciera aún hoy configurar un modelo urbano
que tiene más pertinencia incluso que los más abigarrados ideales académicos de
urbanidad. No se trata de idealizar la ciudad histórica, sin duda sobrevive hoy por
medio del sostén de actividades que se han colocado próximas a ella, lo trascendente
tras su revisión radica en la posición que la arquitectura, ensimismada en atender a
una sociedad banalizada, puede tomar luego de encontrar en dichos términos, en los
de la ciudad-escenográfica, la crisis de su rol estructural, traduciéndose este en un
mero decorado para la más ridícula obra teatral; la de su propia supresión.
3.Krier, Rob. El espacio Urbano.Editorial Gustavo Gili. pp 56 y sig. El análisis más allá de su aprox.
morfológica, pone de manifiesto el entendimiento claro del cambio en
ciudad y la perseverancia de lasesencias.
Planos de Madrid. 1844 y la actualidad. Puede verse como el centro histórico mantiene su estructura y diagrama a pesar de los siglos. La gran pugna entresustitución y permanencia de la ciudad.
Obsolescencia operativa. La vanguardia retrógrada.
El máximo ejemplo de la arquitectura en la modernidad fue la máquina, La misma y
algunas de las derivaciones que de ella surgieron, toman el precepto maquinista como
la forma inequívoca del hacer arquitectónico. El inconveniente de este sistema es que
cambiaba el soporte esencial del hacer arquitectónico, es decir, la técnica; por uno
que aunque muy similar, contenía otros conceptos inherentes a su condición, que lo
hacían menos plausible como medio de soporte; el sustituto en este caso era la
tecnología.
Cuando Le Corbusier en su libro “Vers une architecture” coloca las fotografías de
aeroplanos y autos de la época(4) como modelos esenciales del deber ser de la nueva
arquitectura, deja como remanente la inserción de la tecnología como valor
indisoluble del hacer ; por ende la arquitectura sólo podía Ser en la medida del avance
tecnológico, no ya técnico. El problema subyacente tras este proceso de
acercamiento “hacia la arquitectura” radica en que el concepto de tiempo en la técnica
y en la tecnología es manejado de forma muy distinta al ser aplicado a la edificación.
La arquitectura como compositora de la forma urbana, tiene como continuación a su
desempeño en la urbe, el deber permanecer y ser símil de una velocidad de evolución
y cambio pautada por la ciudad misma, pero también su ocurrencia debe ser lógica,
palpable; la ciudad es un ente cambiante, la cuestión esencial sobre ella, y que atañe a
la arquitectura, radica en atender a dicho cambio en su propia naturaleza (5).
Al ser ahora la tecnología la que compone el pensamiento arquitectónico, la
arquitectura abandona su valor en el tiempo para ser sustituido por uno mucho más
breve. El tiempo arquitectónico empezaba así, inspirado por la tecnología, una
constante reducción que se prolongaría hasta el inicio de la crítica postmoderna. En la
medida en que la arquitectura incrementaba dentro de su sistema compositivo la
cantidad de tecnología, la misma iba perdiendo con mayor velocidad su pertinencia
luego de ser terminada. Se convertía simplemente en un automóvil, cuya vida estaba
pensada para contarse en lustros, no décadas ni siglos.
La tecnología convierte a la arquitectura en un artefacto de muy limitada pertinencia
en el tiempo(6). Su velocidad se desfasa de la de la ciudad y su naturaleza se
pervierte; el resultado es la procreación de una serie de elementos que venían ya
grabados con un límite de uso. La velocidad productiva del ámbito arquitectónico
empuja a que los sistemas seriados, masivos y soportados por la conexión con la
tecnología, se conviertan en el medio creativo.
4.Delage, Great Speed. (Imagen tomadadel libro “Vers une architecture” de Le
Corbusier. pp 107)
6.Archigram y el fetiche maquinista,la respuesta crítica a la modernidad es
la exacerbación de la idea de “máquina”,no ya de su esencia, como medio ideal
de la arquitectura.
5.El concepto de “naturaleza” se utiliza según la caracterización que hace de él Neumeyer al comentar la obra de Mies. En dicho concepto se intenta conceder a la arquitectura, una calidad o caracterización específica, dotándola de ciertos atributos que le pertenecen y la hacen coherente en sí misma.El uso del concepto de naturaleza no resulta novedoso en si dado que proviene de la filosofía clásica, lo importante es aquí su traslación hacia la arquitectura y la ciudad.
(Véase Neumeyer, Fritz. Mies van der Rohe.La Palabra sin Artificio. Reflexiones sobrearquitectura. Editorial El Croquis. 1996)
Pasadas algunas décadas, la arquitectura que en su momento avanzaba a pasos
agigantados en términos tecnológicos, queda, al igual que los autos contemporáneos
a ella, completamente obsoleta; su tiempo se había terminado pero seguía impuesta a
la ciudad. Su materialidad, así como los usos que se diseñaron en ella terminan
convirtiéndose en un lastre impuesto al habitante, aquello que en su momento había
sido máximo ejemplo del avance humano era ahora cuasi un fósil urbano.
Un ejemplo claro de este sistema yace en la Nakagin Capsule Tower de K. Kurokawa.
(1972)(7); quien confiando plenamente en la idea de la tecnología, embebe su forma
proyectual de ella para realizar una arquitectura “mucho más pertinente con su
tiempo”, pero no para su ocurrencia a lo largo del tiempo de la ciudad, que no es el
mismo que el de la arquitectura propuesta.
El edificio es, de dicha forma, un remanente del momento que quiso captar;
intentándolo sólo a través de la tecnología y no de la técnica, por lo que pierde
rápidamente su verdadero rol en la ciudad. La ciudad continuó con un ritmo nunca
previsible para la arquitectura y debido a su particular ocurrencia es hoy un adefesio
de lo tecnológico, una máquina que se volvió anticuada. En dicho evento encontramos
el problema de la analogía en la arquitectura; el intentar cualificar a la misma a través
de un hecho exterior a ella, lo que Deleuze llamaría “Transversalidad”(8), ocasiona
que porciones de su naturaleza queden como remanentes en el camino. En la
actualidad el edificio antiguo del centro histórico europeo, tal vez con más de un siglo
en su haber; tiene mucha más pertinencia que la torre Nakagin puesto que en su fuero
entendía su naturaleza y la de la ciudad, a sabiendas de que en él la habitación podía
desarrollarse más allá de las lógicas de un momento, dado que no era más que marco
contenedor, no ya uno impositor como en el caso de la obra de Kurokawa.
La tecnología y la ciudad no son demasiado compatibles (no así la técnica). Todos
los esfuerzos para unirlas y mantenerlas en su posición han fracasado, esencialmente
porque su dilatación y contracción ocurre en distintos grados y tiempos. El mismo Le
Corbusier, luego de terminada la guerra, encuentra que aquel precepto tecnológico
que tanto le había apasionado en un inicio, es también causal de la miseria humana y
la desesperanza. En su arquitectura post-bélica(9) se apela hacia maneras, tanto
matéricas como expresivas, mucho más comedidas y atemporales; su arquitectura
entiende que ella es en la medida no sólo de su tiempo, sino de aquellos que vendrán y
que difícilmente pueden preverse. El gran problema subyacente es que todos aquellos
que encontraron en su concepción tecnológica de la arquitectura la forma del hacer,
plagaron a la ciudad de artilugios cuya obsolescencia fue casi inmediata. Las
máquinas se vuelven expositoras del sin sentido y el desencanto , cuando las mismas
son sacadas de su ámbito convencional para volverse afirmaciones de la en ocasiones
inoperante tecnología, tal es el caso de los ensamblajes y obras de Tinguely.
7.Nakagin Capsule Tower. K. Kurokawa.1972. Uno de los edificios epítomes del
pensamiento metabolista japonés.
8.Deleuze, Gilles & Guattari, Felix.Qué es la Filosofía?.
Traducción de Thomas kauf. EditorialAnagrama. 2005
9. Casa Jaoul 1956. proyecto original de 1937 con una estética concatenada con laserie de casas blancas de Le Corbusier; el mismo retoma el encargo luego de la guerra y cambia por completo su diseño a un sistema con claras bases en las maneras de la premodernidad.
Es por tanto demandante el entendimiento de que la arquitectura, su naturaleza y la
naturaleza de la ciudad, son eventos disímiles, difícilmente digeribles a través de
analogías provenientes de otros sistemas. Tanto la ciudad como la arquitectura
poseen sus propias definiciones, maneras y materialidades, todas las crisis que sobre
ambas se han cernido a lo largo de la historia han sido producto del olvido de su
verdadero rol, del olvido de su esencia.
Ejercicios y conceptos metabolistas. La idea de la ciudad como un marco en el que el habitante aparecía como añadido y actor, puesto que su arribo a la misma era también motivo de alteración, gracias a la capacidad de la movilidad.
10. Variación IV. 1966. Tinguely.Las máquinas ridículas de Jean Tinguely
muestran el artazgo de una sociedadhacia la idea de que su modo de habitary del pensamiento debía estar resumida
en un sistema ajeno a la vida.
Obsolescencia urbana. La presión de la ciudad y sus dinámicas.
La cuestión urbana por excelencia, y como se refería antes, su naturaleza; no es
fácilmente discernible. La urbanidad contiene en sí misma la existencia pertinaz de un
cúmulo ingente de situaciones, en cuya variación, grado o cantidad; se refleja la
verdadera existencia y particularidad de cada urbe. Economía, imaginario, ocupación,
cultura, folklore, geografía, clima, población, entre otras muchas situaciones, son
todas ellas constructoras de la imagen que de cada entorno urbano se tiene; cada uno
de los anteriormente mencionados elementos modifica la percepción de una forma
distinta, y al mismo tiempo modifica a los elementos restantes, por ende este sistema
se entrama de forma caótica para jerarquizarse y hablar o construirse de forma diversa
en atención a cada una de las dinámicas de la urbe.
En general toda ciudad, con sus elementos compositivos no tangibles(11),
condicionan el marco de ocurrencia de su materialidad, debido a que la forma
arquitectónica, ya antes mencionada como constructora de la urbanidad, es de alguna
manera producto no sólo de una visión del creador o arquitecto tras ella, sino del
cúmulo de solicitaciones de dispar índole que tales elementos intangibles demandan
de ella.
Cuando en su escrito Sendas Oníricas de Singapur, R. Koolhaas(12) refiere la
realidad constructiva de Singapur; relata una ciudad-estado en su más literal
definición, donde el ámbito democrático propio es poco comparable con la
concepción democrática de occidente, y donde su forma, estructura y percepción es
consecuencia no sólo de una mano arquitectónica, sino también de un imaginario y de
una necesidad; entrando todas ellas en una pugna sistemática, cuyo resultado es la
procreación de un estado urbano a medio camino entre una tábula rasa moderna, un
parque temático de las distintas culturas asiáticas que allí confluyen, y una estética
moderna contenedora de un capitalismo socialista; a sabiendas de las paradojas que
se encuentran embebidas en tal mezcolanza. En general Koolhaas en su escrito
describe las distintas acciones que un estado fuertemente vulnerado, aunque con un
gran potencial, debe llevar a cabo para su surgimiento desde los más profundos
estadios de la pobreza. Singapur de alguna manera ejemplifica la ocurrencia de la
ciudad, exacerbada hasta el punto de ser su propia naturaleza la responsable de la
construcción de un muy particular concepto de país(13).
11. Véase: Lynch, Kevin. La imagen de la Ciudad. Gustavo Gili reprints. 2003. Prefacio, pp 12 y sig: ...”El paisaje urbano, entre sus múltiples papeles, tiene también el de algo que ha de verse, recordarse y causar deleite. Dar forma visual a la ciudad constituye un tipo especial de problema de diseño: un problema bastante novedoso, dicho sea de paso”...
12. Sendas Oníricas de Singapur. Retrato de una metrópolis Potemkin... O treinta años de tabla rasa. Koolhaas, Rem. GG. 2011.
13. El retrato de la ciudad antigua (35 años atrás) y la misma área vista hoy desde el borde costero
La intensidad mayor dentro del concepto de Singapur, y por lo que tiene hoy
pertinencia al hablar de las presiones urbanas, radica en la necesidad de la
permanencia de una idiosincrasia e imaginario, pero cuya renovación hacia las nuevas
necesidades no podía pasar por la atención delicada y la medición precisa de cada
evento singular dentro del territorio insular; muy por el contrario se borra literalmente
cualquier rastro de preexistencia, y se construye con una nueva arquitectura una idea
espacial y fenomenológica ya ensayada en las antiguas existencias dentro del país.
La presión urbana es por tanto capital en el entendimiento de la ciudad, puesto que si
no es encaminada puede convertirse simplemente en una fuerza avasalladora, que
arrasa con todo a su paso. Lo interesante de la ciudad es que en ella conviven
naturalezas muy distintas, la propia (correspondiente a la urbe), la de la arquitectura
que diversamente la compone, y la de muchos otros ámbitos. La ciudad, y esto es una
cualidad intrínseca de su esencia, debe por tanto aglutinarlas y sostenerlas todas en
un malabar particular, cuyo ritmo determina a su vez la naturaleza propia.
La noción de lo abrumador ocurre en los entornos urbanos cuando eventos
considerados de interés general para la ciudad sucumben a la presión desmedida,
consecuencia esta a su vez del rompimiento de una idea de estabilidad relativa que
debe existir entre los actores urbanos; tal es el caso de lo ocurrido con el edificio de
los laboratorios Jorba de M. Fisac de 1969(14). El predio recién adquirido quería ser
intensificado en uso, de forma de construir allí una torre que admitiese un uso mayor al
que en ese momento ostentaba el volumen de los laboratorios; la ordenanza
municipal impedía, bajo sus regulaciones, incrementar la ocupación del predio, por lo
que estos nuevos inversores, sabiendo que el valor de dicho espacio yacía solo en la
superficie de la parcela(15), no ya en las infraestructuras que en ella existían,
decidieron demolerlo de forma de dar cabida a una pieza con mayor capacidad, atenta
a la regulación urbana; todo lo que se hizo en este predio estaba amparado por la ley,
pero en términos arquitectónicos y patrimoniales se pierde una pieza de pleno interés
para las generaciones por venir.
El caso de los laboratorios Jorba pone de manifiesto el fenómeno ocasionado por las
dinámicas urbanas que demandan ámbitos contemplados en la norma, pero cuya
definición abstracta es incapaz de diferenciar los matices de lo edilicio. El inversor y la
ciudad misma toman el camino que es por lo general más rápido y por ende
beneficioso en el momento, que es la demolición y construcción de un nuevo
elemento, elaborado ex profeso para dicha demanda. Aquí, en contraposición con la
“Ciudad Vorágine”(16) que Koolhaas planteaba al hablar sobre Singapur, la tábula
rasa absoluta es ahora ocasional, lenta; y por ello más peligrosa, porque su ocurrencia
dentro de la ciudad, de forma tan comedida, está alterando su forma y sus dinámicas,
pero al actuar casi de incógnito resulta en una acción difícilmente identificable y
previsible.
14. Laboratorios Jorba. Un excepcionalmodelo de arquitectura que experimenta conla forma a través de las capacidades de los
sistemas constructivos que la conciben.
16. Concepto tomado de: de Singapur. Retrato de una metrópolis Potemkin... O treinta años de tabla rasa.
Koolhaas, Rem. GG. 2011, pp 34 y sig. dondese ilustra la idea de una ciudad que pugna día a día por atender las variaciones en sus
estructuras esenciales.
Sendas Oníricas
15. La especulación inmobiliaria y el pleno desarrollo que ocupaba a España en el inicio de siglo, llevo a que los valores inmobiliarios, afincados sobre todo en la tenencia de tierra, se disparasen de forma abrupta, a sabiendas del crecimiento en teoría continuado, que iban a experimentar las ciudades.
debe asegurarse un marco que funcione pleno para las generaciones por venir, pero lo
que no debe ocurrir es que en el avance urbano, se destruya el acerbo que el tiempo se
ha encargado de elaborar sobre la infraestructura de la ciudad. El caso de Singapur si
bien exitoso en términos de imaginario y economía, esconde tras de sí una de las
escenografías más complejas que hayan sido jamás elaboradas, una que aún
utilizando medios de composición moderna, se avoca a la reiteración de imágenes
dentro de lo histórico en cuya trastienda se esconde un sistema más parecido a
sistemas mecanizados que distan mucho de los encontrados en un restaurant
convencional (17), al cual se ha querido emular. En este punto el ejemplo de Singapur
no surge como una opción negativa a la que oponerse, sino que plantea la idea de qué
es lo que una generación por venir encuentra en la ciudad. Es acaso la urbe
contemporánea un símil de una reproducción pictórica, que tiene no sólo que ser
idéntica a la original, sino también imitar la acción del tiempo sobre ella; la
arquitectura debe plantearse estas preguntas, puesto que la ciudad, al verse
desbordada por ciertas acciones o actores, ocasiona que su rumbo, sobre el que
difícilmente se puede volver, sea nefasto no sólo en la acción misma, sino para el
devenir de la gente que la habitará.
La demolición de los Laboratorios Jorba sólo 30 años después de su construcción,
es muestra fehaciente de lo que una edificación, con una connotación sobresaliente,
supone para la ciudad, y lo que su permanencia hubiese significado para las tantas
generaciones siguientes. Estos hitos arquitectónicos, plenamente correspondientes
con el concepto de Lynch(17), deben permanecer como referencias del hacer y el
pensamiento de aquellos que actuaron para la ciudad, sin convertirse en cadáveres
congelados por la preservación estática.
La evolución de la ciudad debe ocurrir por encima de lo arquitectónico; ante nada
16. Los restaurantes cuya imagen es la de los antiguos locales que se agolpaban sobre las calles de la ciudad, son ahora una fachada que cubre un muy preciso sistema de cocinas, lavado de platos y cubertería e higiene, que poco tiene que ver con el modelo original. Son estas las salvedades que se han hecho en pro del desarrollo y del imaginario.
17. El concepto de “Hito” manejado por Lynch refiere cualquier evento, espacio, edificio o área de la ciudad que tiene un significado trascendental para la misma, bien sea como referencia, evocación o historia. Este concepto resulta revolucionario porque deja de lado la idea de escala, inherente al concepto de “Monumento” con el que comparte ciertas semejanzas.
La demolición de los laboratorios Jorba, más allá de su valor patrimonial como obra epítome de la modernidad y la arquitectura española del siglo XX, muestra la muchas veces decepcionante forma del proceder de la ciudad y sus actores.
Obsolescencia moral. La no identificación de lo perceptivo.
Las vanguardias soviéticas sucumben al sistema ecléctico y realista del periodo de
Ioseph Stalin como consecuencia no de una merma o incapacidad de transmisión,
sino por el contrario de la codificación. La abstracción inherente al pensamiento de los
suprematistas y contructivistas(19) ocasiona por primera vez la escisión entre el arte y
la percepción, que hasta su momento había sido netamente figurativo, es decir; la
representación pictórica o escultórica siempre había tenido una voluntad hacia lo que
representaba; por ende las formas que se plasmaban sobre el lienzo conllevaban una
voluntad de mostrar una versión de la realidad.
La consecuencia inicial de la abstracción, tal como ocurriese con la escritura, es que
demanda el conocimiento de un código que permitiese descifrar las innumerables
mezclas de esos preceptos estructuradores; en la medida en que los códigos son
completamente desconocidos, la escritura aparece como un medio inteligible. Tal es
el caso de las vanguardias soviéticas, que servirán como medio de introducción a la
abstracción en la arquitectura y a la escisión que se produce entre el imaginario
popular y la academia de arquitectura. Con la abstracción soviética y su voluntad hacia
el pueblo, ocurría la paradoja esencial que se extenderá hasta nuestros días; el arte
que debía ser contenedor de la verdad revolucionaria de una nueva sociedad, se
deslinda de su principal razón, la sociedad proletaria, puesto que dicho cúmulo,
representado esencialmente por personas provenientes de espacios rurales,
desconocían el código en el cual se expresaba la vanguardia, de manera que aunque el
mensaje fuese novedoso y estuviera henchido de cambio, pasaba de largo e incluso
era rechazado puesto que no era entendido. El arte de vanguardia en la Unión Soviética
leninista se diluía en su propio lenguaje desconocido; por lo que Ioseph Stalin al
acceder al poder tras la muerte de Lénin, arrasa con estas maneras y retorna hacia el
arte figurativo(20), con el fin de que el le arte llegase a todo el pueblo.
El arte es ejemplificador de la escisión entre lo figurativo y lo abstracto antes que la
arquitectura, puesto que la misma depende de multitud de situaciones que la
convierten en un evento a través del tiempo. Los preceptos del hacer moderno
golpearon muy fuertemente las ideas de percepción de la sociedad del momento(21),
ocasionando de esta forma un rechazo inmediato hacia la estética del, en su momento
llamado, Estilo internacional; por lo que la arquitectura continúa hoy inmersa en el
estado de incomprensión que ocupase el arte abstracto y las vanguardias en los
inicios del siglo XX.
19. Proun. El Lissitzky. 1920
20. Propaganda soviética durante la SegundaGuerra Mundial. 1945.
21. Weissenhofsiedlung. 1928. La modernidades plenamente rechazada como consecuencia
de su desarraigo histórico y estilístico.
eventos, la pugna entre abstracción, figuración y percepción, continúa siendo espacio
del cotidiano puesto que el corte abrupto, producto de la semántica de la abstracción,
continúa siendo un profundo abismo entre la academia y la gente. El problema que
ocupa a muchos ámbitos arquitectónicos actualmente yace en el hecho de que piezas
que son en sí mismas manifiestos de la abstracción y compuestos de gran
complejidad semántica, que deberían permanecer en pro de los principios que las
originaron, son demolidas no ya por su obsolescencia o por la presión de las
dinámicas de la ciudad, sino por un mero desapego hacia la forma en la que se han
concretado estas tesis.
Lo contraproducente de la incapacidad de lectura por parte de la sociedad, de los
contenidos embebidos en muchas arquitecturas que perduran hoy sólo en los
archivos, yace en que posiblemente se estén borrando del espacio urbano aquellos
elementos que podrían convertirse en los monumentos del futuro.
Uno de los casos más emblemáticos de esta triste realidad, consecuencia
simplemente del desentendimiento entre una emisión y el receptor, es el de la casa
Sobrino de J. Carvajal(22), la cual fue demolida a mediados de la primera década del
siglo XXI. El evento sobre la casa Sobrino es el típico y recurrente problema del
malentendido entre la forma construida y su pertenencia. Es claro el problema tras
este caso cuando se observan las distintas pistas tras su demolición; la ordenanza
urbana no permitía construir más que viviendas unifamiliares con un máximo de 3
niveles, por lo que la vivienda era en sí misma una pieza que hacia un uso efectivo del
sistema normativo que sobre ella actuaba; técnicamente poseía todos los atributos
para ser restaurada o remodelada de forma pertinente y continuar con su uso; pero
muy por el contrario se prefirió proceder a su demolición en pro de una forma nueva en
el sitio, siendo esto un claro ejemplo de no identificación por parte del propietario con
el inmueble.
El problema subyacente tras la demolición no permanece en exclusiva en la pérdida
de una pieza de gran valor arquitectónico, sino por el contrario de la sustitución de la
misma por una seguramente pieza anodina, producto del mismo vago y poco
cultivado imaginario que suprimió la anterior construcción, y que terminará formando
un eslabón más en la interminable cadena de piezas, ahora sí, con una plena voluntad
a ser sustituida tan pronto la misma cambie de titularidad. La gran incomodidad tras
situaciones como estas subyace en la precaria permanencia de valores esenciales
hacia el futuro de la arquitectura y la ciudad; si bien en la Nakagin Capsule Tower de
Kurokawa(6) es pertinente la eliminación de un edificio tóxico literalmente, y en el
caso de los laboratorios Jorba(14) la demolición es producto de conflictos entre
marcos legales y las demandas inmobiliarias; en la casa Sobrino sólo prima una
voluntad, la de una sustitución inmediata de una forma por otra tal vez más adecuada a
un imaginario. Es por tanto necesario que se perciba el matiz particular, donde un bien
En la ciudad actual, habiendo transcurrido casi un siglo desde los antes relatados
22. Casa sobrino. J. Carvajal. 1971.Un ejercicio reflexivo entre la modernidad
abstracta y la localidad del entorno.
trasciende sin
pensamiento y una academia que debería continuar viva en la actualidad a través de
sus esencias. Es por tanto un momento propicio para cuestionar, tras eventos tan
nefastos, cuales son las verdaderas implicaciones de la arquitectura en la sociedad y
la ciudad; y cómo se atienden problemas tan íntimamente ligados al ejercicio de la
profesión.
duda su mera pertenencia, al convertirse en referente de un
La casa Sobrino queda como el recuerdo de esas falencias de la percepción, de la incapacidad nefasta de vincularse de forma íntima más allá de una imagen inicial. Se suma hoy a los laboratorios Jorba, el Banco Popular y otros tantos edificios donde el simple desapego ha llevado a la destrucción de obras quefueron y deberían haberse preservado como patrimonio.
Concreciones de la Obsolescencia. La arquitectura, la ciudad, su tiempo y su naturaleza
Al recorrer los espacios de la ciudad, su tiempo, su forma y estética; es fácilmente
discernible el duro campo que es el intentar entenderla. La arquitectura como
partícula conformadora de la ciudad es también el elemento abstracto dentro del
entorno urbano, con el que se escribe la esencia de cualquier urbe. El rol que juega la
arquitectura no es solo estratégico, económico o social, sino también sensible. La
ciudad es hoy ante todo un territorio de lo perceptivo, y por ende aquel código con el
que es construida se implica de forma inmediata en dicho concepto. La permanencia
de las esencias, no así de la materialidad, son parte indisoluble del deber ser de su
mirada.
La arquitectura debe hoy desnudarse de roles formales o impuestos a ella y atender a
esa naturaleza tan particular que se le confiere por el sitio mismo donde se implanta,
que no suele ser otro espacio que la ciudad. Es crucial, en tiempos donde la crisis
producto de los excesos de un momento barre sin piedad, que se atienda el rol
verdadero y particular de cada pieza arquitectónica. No es ya la reiteración indolente
producto de la perversión del pensamiento moderno, ni la forma explosiva de la
postmodernidad; muy por el contrario hoy en día se trata de seguir respondiendo a
aquellas situaciones a las cuales siempre ha tenido que responder la arquitectura
desde su propio nacimiento, que podría resumirse en el muy amplio servicio al
hombre.
Sobre la permanencia en la arquitectura, se reitera esta idea que abría el comentario
sobre la caducidad, no sólo debe hacerse la arquitectura de “nuestro tiempo”, sino
también intentar recordar, a través de tantas experiencias exitosas y fallidas, el valor de
las arquitecturas que han permanecido mucho más que el tiempo al que atendieron;
Fueron obras fundadas en esencias morales, que partieron del reconocimiento de su
verdadero rol y de una expresión honesta. Esas arquitecturas son las que hoy deben
ser sostenidas en momentos donde el mundo se ve atacado por una crisis que sería
placentero tildar sólo de económica.
bibliografía.
01 Leclanche - Boulé, Claude. Constructivismo en la URSS. Tipografías y fotomontajes. Editorial Campgrafic.Primera edición castellana. 2003.
02 Lynch, Kevin. Southworth, Michael.Echar a Perder. Un análisis del deterioro. Editorial Gustavo Gili. 1ra ediciónCastellana. 2005.
03 Verb Crisis. Sexto volumen de la serie Verb architecture boogazine. Editorial Actar. 2008.
04 Koolhaas, Boeri, Kwinter, Fabricius, Ulrich Obrist, Tazi, Mutations. Editorial Actar. 2004.
Rem. Stefano. Sanford. Daniela. Hans. Nadia.
05 Lynch, Kevin. Editorial Gustavo Gili. Reprints. 2003. La imagen de la Ciudad.
06 Cánovas, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.
Andrés. Fisac. Ministerio de Fomento. Dirección Gral. de la vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo,
07 Traducción de Thomas kauf. Editorial Anagrama. Colección argumentos. Sexta Edición. 2001.
Deleuze, Gilles & Guattari, Felix. Qué es la Filosofía?.
08 Koolhaas, Rem. Sendas oníricas de Singapur. Retrato de una metrópolis Potemkin... O treinta años de tabla rasa. Editorial Gustavo Gili. Primera edición. 2011
09 Koolhaas, Rem. Sendas oníricas de Singapur. Retrato de una metrópolis Potemkin... O treinta años de tabla rasa. Editorial Gustavo Gili. Primera edición. 2011
10 Krier, Rob. El Espacio Urbano. Proyectos de Stuttgart. Prólogo de Colin Rowe. Editorial Gustavo Gili. 1998.
11 Le Corbusier. Vers une Architecture. Editorial Flammarion. 1995.
12 Neumeyer, Fritz. Mies van der Rohe. La Palabra sin Artificio. Reflexiones sobre Arquitectura. Editorial El Croquis. 1996.
Índice.
La Caducidad de la Arquitectura.Maneras de la ciudad en el siglo del desecho.
01. Nota del autor.
02. La caducidad de la Arquitectura. Maneras de la ciudad en el siglo del desecho
03. Obsolescencia operativa. La vanguardia retrógrada.
04. Obsolescencia urbana. La presión de la ciudad y sus dinámicas.
05. Obsolescencia moral. La no identificación de lo perceptivo.
06. Concreciones de la obsolescencia. La arquitectura, la ciudad su tiempo y su naturaleza.
07. Bibliografía.