2012-Educar a una familia. Enredo terminológico, disposición política

download 2012-Educar a una familia. Enredo terminológico, disposición política

of 14

Transcript of 2012-Educar a una familia. Enredo terminológico, disposición política

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    1

    Educar a la familia. Enredo terminolgico, disposicin poltica.

    Jos Garca Molina.

    Profesor Titular de Pedagoga Social.

    Faculta de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina.Universidad de Castilla-La Mancha.

    1. Aperturas y mapas.

    El siglo XIX es un siglo a travs del que resuenan muchos y distintos ecos: desde los anhelos

    de la Ilustracin y las revoluciones polticas de finales del XVIII hasta las consecuencias

    humanas de la industrializacin de las sociedades; desde la emergencia de un espacio pblico

    basado en la razn y la publicidad del texto culto y publicado1, hasta el espectculo de las

    masas y multitudes que habitan, transitan y conforman la nerviosidad moderna de las

    metrpolis emergentes (poca y actitud a las que Baudelaire llam modernidad); desde el

    estoque mortal que Darwin asesta tanto al antropocentrismo como al tesmo, hasta la firma del

    certificado de muerte de Dios redactado por Nietzsche; desde el auge del individualismo hasta

    la hegemona del capitalismo. Todos esos ecos componen una particular trayectoria que nos

    transporta desde el entusiasmo revolucionario saludado por Kant y Hegel, hasta la experiencia

    del desgarramientoinaugurada hacia mediados del siglo. La segunda mitad del siglo XIX fue

    la poca que comenz se percibe a s misma como tiempo de disolucin e impasse. Cados los

    dolos que sostenan los antiguos imaginarios sociales, polticos y filosficos, los hombres

    estn solos con su desgarramiento y su oportunidad. La imagen del desgarramiento, del

    desfondamiento, de la licuefaccin de los slidos, se convierten en un lugar comn del

    pensamiento y de la escritura del citado momento histrico. Marx y Baudelaire, Nietzsche,

    Weber y Simmel y la sntesis enriquecedora de Walter Benjamin- son los cronistas de un

    tiempo que cabalga a la grupa de lo transitorio, lo efmero y lo contingente y del que ya solopodemos rescatar migajas de sentido robndolas a la fugacidad de las imgenes de las

    nerviosidad propia de las metrpolis urbanas; de un mundo injusto y desilusionado donde, tal

    1Mucho y muy variado se ha escrito y publicado desde que Kant escribiera en el peridicoBernilischeMonatschriftun ensayo de respuesta a la pregunta Qu es Ilustracin? En l establece uno de losprimeros documentos para comprender la emergencia y ascensin de la opinin pblica basada en elabandono de la minora de edad mediante el atrevimiento a pensar por uno mismo sin la tutela deningn garante trascendente. Dado que no es el tema que nos ocupa, nos contentaremos con sealardos relevantes textos para los lectores interesados en esta temtica. Se trata de las obras de J.Habermas (2009) y A. Farge (1992) citadas en la bibliografa que cierra estas pginas.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    2

    y como anunciaron Marx y Engels, las antiguas ligaduras multicolores que unan a los

    hombres con sus superiores naturales ha dado paso al vnculo del fro inters, al duro pago al

    contado y a las aguas heladas del clculo egosta y la explotacin abierta, directa, brutal y

    descarada que hace de la dignidad personal un simple valor de cambio; de un yo desquiciado,

    deshecho, deshabitado y desconocido para nosotros mismos, como seal Taine; de un mundo

    preso del desencanto producto de la creciente racionalizacin y burocratizacin de la vida

    poltica, social, cultural e institucional tendente a la dominacin del clculo y la previsin, tal

    y como acert a ver Max Weber. Todos ellos hicieron de la experiencia de la prdida de

    unidad, del desgarramiento de laarmona mundi, una de las seas de identidad de un tiempo

    que, en buena medida constituye el suelo del nuestro.2

    No nos detendremos por ms tiempo en tales acontecimientos, a pesar de su innegable

    magnitud y relevancia histrica, poltica y social. Quisiramos, en cambio, acercar la lupa de

    la historia y la crtica a otro acontecimiento bastante menos sonado y estudiado y que, a

    nuestro juicio, resulta de vital importancia para la problemtica que el presente artculo

    aborda. Se trata de una lgica hecha de muchas lgicas y de un dispositivo hecho de muchos

    dispositivos y prcticas que avanza discretamente atravesando el siglo, como un fantasma

    apenas visible, expandindose entre todo y entre todos, arropados por el manto de

    invisibilidad de una difusa red de discursos, entidades y prcticas -menos evidentes que las

    ciudades y sus fbricas, las iglesias, las asambleas, parlamentos o escuelas- pero creciendo

    inexorablemente a travs de sus calles y efectuando un insistente trabajo sobre sus habitantes.

    Esa lgica y esos dispositivos han sido bautizados como la cuestin social. Jacques Donzelot

    (1979 y 1994) supo detectar en ella la organizacin planificada de una difusa red de

    instituciones que fragment y recondujo la gran lucha revolucionaria por el derechohacia las

    pequeas luchas fragmentarias por los derechos sociales, los privilegios especficos y las

    compensaciones locales. En la cuestin social, en la invencin del nuevo territorio de lo

    social, se gesta y fabrica un microscpico juego de cotidianeidades alumbrador de nuevas

    formas de racionalidad poltica que poco a poco consiguieron derrotar a las pasiones

    revolucionarias de antao (estuvieran del lado de un socialismo-comunismo de estado o del

    liberalismo ms rampante). Derrota que nos ha ido llevando en volandas elemento que en

    buena medida perdura en nuestros das- de la reduccin de la soberana poltica hacia la

    2 Experiencia del desgarramiento vivida de manera explcita por el romanticismo de Hlderin,Schelling e, incluso, Hegel, bajo el concepto deEntzweiung.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    3

    reduccin de la responsabilidad en el plano civil por medio del establecimiento del Estado-

    providencia y sus parabienes.3

    Gilles Deleuze, en el eplogo que cierra el libro de Donzelot, aclara que lo social no

    hace referencia al adjetivo que califica el conjunto de fenmenos de los que se ocupa la

    sociologa, sino a un sector particular en el que se incluyen problemas muy diversos, casos

    especiales, instituciones especficas y personal cualificado (los voluntarios y los profesionales

    de lo social que atienden a las plagas y problemticas sociales). Efectivamente, en el siglo

    XIX se confirma un amplio dispositivo que no es sino el germen, del que siguen bebiendo

    nuestros imaginarios, de las actuales polticas sociales.

    Cmo afect todo este proceso a las familias? An siguiendo a Donzelot (1979: 18),

    podramos decir que algunos de estos nuevos dispositivos no directamente identificados con

    el sector judicial o econmico -a pesar de generar toda una nueva economa social-,

    especialmente los filantrpicos y mdicos, sitan a la familia en una nueva situacin de

    compromiso: la obligatoriedad del cuidado y vigilancia de sus hijos al precio de, si no se

    cumplen las ordenanzas, ser ella misma objeto de vigilancia y disciplinarizacin. Tal

    disyuntiva se traduce, en las realidades cotidianas y a efectos prcticos, en un hecho

    consumado: las dos alternativas se darn al mismo tiempo como obligatorias. La familia pasa

    a ser objeto de vigilancia por parte de las entidades gubernamentales, no slo en lo que se

    refiere a la conservacin de los hijos (donde conservar a los hijos quiere decir, en lneas

    generales, poner fin a los daos causados por los hbitos propios de la domesticidad,

    promover nuevas condiciones de educacin, e imponer la obligacin de guardar-educar a los

    hijos propios a individuos con tendencia a abandonarlos en el hospicio), sino en todas las

    dimensiones de la vida social.

    Lo social, nuevo territorio intermedio entre la poltica y la sociedad civil, territorio sin

    tierra fija pero terriblemente consistente, se instala en el entrecruzamiento de los citados

    sectores y de sus lneas de actuacin. Nace, progresivamente, un nuevo campo y una nueva

    tctica de recreacin pacfica de las luchas sociales y polticas. La familia y sus

    transformaciones se convierten al mismo tiempo en blanco e instrumento privilegiados de

    tales lgicas estratgicas y de sus encarnaciones. Puede comprenderse, de este modo, que el

    3 Es innecesario decir que la historia de la cuestin social no se sucede en nuestra geografa en elmismo tiempo y modo que en el territorio galo. No obstante, como he tenido oportunidad de mostraren mi tesis doctoral (citada en la bibliografa), el auge de los dispositivos jurdicos e institucionales -las prcticas de caridad, beneficencia, punicin y encierro para con menores y adultos- que conformanla denominada cuestin social, muestra similitudes ms que notables en ambas geografas y, porextensin, en el contexto europeo de la poca.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    4

    auge de lo social y la crisis de la familia sean el doble efecto poltico de las mismas causas

    elementales (Deleuze, 1979: 234-235). Las antiguas configuraciones familiares se esfuman en

    provecho de lo social, del que la familia es, al mismo tiempo, reina y prisionera. La familia se

    convierte en entidad o instancia en la que la heterogeneidad de las exigencias sociales puede

    ser reducida, reconducida o funcionalizada, mediante el establecimiento de prcticas que

    ponen en flotacin y articulan normas sociales y valores familiares creando, al mismo tiempo,

    una circularidad funcional entre lo los social y lo econmico. En el control de la familia y por

    la familia, mediante la inoculacin a travs de ella del virus de la vida ordenada y pacfica,

    alejada de los peligros del vicio, la calle, el bar, las revueltas, reencontramos, qu duda cabe,

    uno de los elementos constituyentes de los dispositivos disciplinares estudiados por Michel

    Foucault y, an ms all, ante un elemento relevante y avanzado en lo relativo al ejercicio de

    la biopoltica.4

    Para finalizar con esta -ya demasiado extensa- introduccin, cabra decir que el

    nacimiento de la familia moderna centrada en la primaca de lo educativo (cuidado, gobierno,

    socializacin de los hijos) no obedece a un nico y mismo modelo familiar. La familia

    burguesa se va constituyendo por el estrechamiento tctico de sus miembros para controlar al

    enemigo interior (la vida libertina y poco cultivada de los domsticos). Mientras, por su parte,

    la familia popular o proletaria se forja a partir de una proyeccin de cada uno de sus

    miembros sobre los dems en una relacin circular de vigilancia frente a las tentaciones del

    exterior (la calle y el bar). As, los distintos personajes de la trama las cuidadoras del hogar se

    repliegan y se reintroducen en el espacio socializante de dos maneras distintas. Mientras los

    hombres burgueses se ocupan de la poltica y los negocios, los trabajadores se ven cada vez

    ms enclaustrado entre la fbrica y la casa; mientras las mujeres burguesas encuentran una

    forma de proyeccin social en sus actividades familiares -la filantropa y el misionariado-, las

    mujeres populares encuentran en las fbricas o en la prostitucin encubierta un trabajo

    antagnico con su nueva condicin de ama de la casa; mientras la infancia burguesa entra en

    una etapa de liberacin protegida -liberados de los siervos y domsticos, protegidos por la

    madre y el mdico-, la infancia obrera se hace acreedora de un nuevo espacio de libertad

    vigilada -liberados del autoritarismo paterno, vigilados por las instancias tutelares de la

    escuela, el complejo tutelar, la psiquiatra infantil, etc.- (Donzelot, 1979: 46 y sub.).

    4La biopoltica no se limita, a ojos de Foucault, a la correccin o disciplinarizacin del cuerpo de losindividuos. Las tecnologas del biopoder actan en un nivel global, en el nivel de la poblacin,estableciendo promedios, instalando mecanismos de seguridad, optimizando sus niveles de vida; enresumidas cuentas, la biopoltica toma en cuenta la vida para asegurar no una disciplina, sino unaregularizacin (Foucault, 2000: 223).

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    5

    2. Problemticas.

    La genealoga nietzscheana propona al historiador una tarea ms prxima al tratamiento de

    enfermedades que a la recopilacin y descripcin positiva de los hechos. No hay

    hechos/fenmenos, deca el filsofo alemn, slo interpretaciones de los hechos/fenmenos

    que son, en ltima instancia, interpretaciones de interpretaciones.5Gracias a l, y algunos de

    los que recogieron su testigo para los territorios del pensamiento, la historia y la crtica de los

    valores, hemos entendido que la tarea del arquelogo-genealogista se vuelve, sobre todo, una

    tarea poltica. Se trata de hacer poltica, no tanto con la supuesta realidad estudiada como,

    con la verdad que se investiga y se escruta. Es el desajuste entre realidad y verdad el que

    permite a las ciencias sociales y humanas abrazar una dimensin poltica (que no

    necesariamente politizada o instrumentalizada) y problematizadora para las que presentar

    nuestras verdades pasadas significa, en buena medida, proponer/establecer nuestras verdades

    presentes.

    Esta perspectiva nietzscheana, tambin foucaultiana, relega a un segundo plano las

    virtudes del pensamiento sistemtico para abrazar las potencias de un pensamiento

    problemtico. Es cierto que la historia de la filosofa y de las ciencias sociales est llena de

    buenos ejemplos de pensadores sistemticos, pero hace unas dcadas que pensar y escribir se

    ha ido convirtiendo en otra cosa. Se han abierto otras posibilidades que no podemos ignorar,siquiera en el pensamiento y la escritura de las ciencias humanas y de la educacin. En esa

    estela nos aventuramos a decir que el presente texto aspira a problematizar una cuestin que,

    en lneas generales, damos por supuesta como si de una pura obviedad se tratase. En cualquier

    caso, y a modo de aclaracin, problematizar no significa polemizar o quejarse, tampoco

    criticar descalificando ni lamentarse por infortunios pasados o presentes. El polemista nunca

    est dispuesto a cambiar ni a transformar su pensamiento, escribe para ocupar y mantener un

    lugar, una verdad. El problematizador experimenta, construye campos de problemas parapensar el qu, el cmo y el quin; para entender los procesos de emergencia y produccin de

    una ciencia, de una disciplina, de una prctica o de una situacin que tocan a lo que somos

    hoy; para poner en entredicho su supuesta naturalidad, sustantividad, universalidad (Foucault,

    1994). Pensar problematicamente implica, tambin, sacudirse los estrechos lmites de las

    territorializaciones disciplinares que se complacen en delimitar un objeto de estudio propio,

    nico e identitario para dar paso a otras formas de mirar, de pensar y de escribir lo que nos

    5NIETZSCHE, F. (2000), Genealoga de la moral, Madrid, Alianza.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    6

    acontece, lo que somos, sus motivos y motivaciones. As, la construccin de un problema, o

    de un campo de problemas, da a pensar de otro modo , con otras lgicas, y nos impulsa a

    proponer (poner en juego y disponer) hiptesis y fuerzas que extralimitan (desterritorializan)

    el trabajo de los sistemas tericos. Problematizar es una prctica que hace que otras prcticas

    discursivas o no- entren en el juego de lo verdadero y de lo falso, constituyndolas como

    objeto para el pensamiento Se trata de un pensar que se abre a los signos y sntomas que las

    situaciones emiten, a lo que insiste y persiste para existir; un pensar que prefiere mantener

    ciertos cuestionamientos e incertidumbres antes que responder desde marcos tericos,

    polticos, cientficos o culturales ya instituidos. De este modo, pensar problemticamente

    posibilita producciones, desarrollos y transmisiones del conocimiento que mantienen abiertas

    las preguntas y recorren nuevos caminos inmanentes en la experiencia del pensar y el actuar

    (si es que la problemtica se toma como categora analtica y no como dificultad singular o

    incertidumbre pasajera).

    Hecha estas aclaraciones terminolgicas y metodolgicas, cabra ahora distinguir entre

    la realidad de los hechos -una positividad, una configuracin social, que llamamos familia-

    y la verdad de la familia. Si el discurso produce verdad interpretando otros discursos, otras

    legitimaciones que nunca tuvieron un sentido previo al del discurso que las estableci, los

    discursos sobre la familia son interpretaciones posibles en busca de una verdad sobre la

    familia. Como ya hemos dejado entender, no se trata de la Verdad con maysculas, ni en su

    modalidad trascendente ni en la modalidad de adecuacin emprica, sino de entrar en una

    verdad. Se tratara, dicho de otro modo, del acontecimiento por el que nos hacemos sujetos

    de un sujeto colectivo (una idea, una visin, una verdad), de un imaginario comn,

    compartido y comprometido.

    Si a lo ya dicho aadimos, como todos saben, que los regmenes de verdaden los que

    nos incorporamos se construyen en planos socio-histricos: cul es la verdad de la familia

    hoy? Qu es una familia en este momento de la historia? Qu polticas o voluntades de

    verdad constituyen la idea de familia? En otras palabras, Cul es el ser que posibilita ese

    ente/entidadque llamamos familia?6Estamos seguros de que esta batera de preguntas forma

    6El ser que posibilita un ente o entidad no puede ser dicho ms que como poder, deseo o voluntad delque la nombra y la designa. En ello se juega la filologa activa practicada por Nietzsche interpretadapor Deleuze (1986: 107) atendiendo a un principio (una palabra nicamente quiere decir algo enmedida en que quien la dice quiere algo al decirla) y a una regla (debemos tratar las palabras como unaactividad real, para acabar descubriendo al que habla y pone nombres). El uso y la intencin de laspalabras, las diversas aplicaciones de las mismas palabras a entes o entidades, muestran las intencionesy voluntades del hablante, muestran la disparidad de las fuerzas y voluntades en liza.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    7

    parte del quehacer de todos aquellos investigadores, docentes, gobernantes y administradores

    pblicos que siguen pensando y ocupndose, con distintos niveles de intensidad y

    responsabilidad, de la familia en nuestros das. Pero como no son estos los territorios de

    nuestra ocupacin y preocupacin, lo ms prudente ser dejarlas en manos de los expertos.

    La problematizacin que nos ocupa en este escrito remite, sin poder separarse por

    completo de las preguntas citadas anteriormente, a una cuestin esencialmente pedaggica

    que, no obstante, mostrar rpidamente sus desviaciones y aristas polticas. Pasemos entonces

    a desgranar la cuestin problemtica.

    3. La sociedad y lo social.

    Si intentsemos buscar alguna ley general o directriz poltica-social en la que se explicitaraque algn agente profesionalizado (sea este poltico, jurdico, pedaggico o social) debe

    encargarse explcitamente de educar a la familia, caeramos pronto en el desnimo sino en el

    desconcierto. Efectivamente, muchos e importantes documentos sancionan el derecho y la

    obligacin de los infantes y menores de edad en general a recibir educacin, pero ninguno se

    encarga de forma general de ordenar, sancionar y hacer cumplir el derecho o la obligacin que

    la familia tiene de educarse. Efectivamente, en ese espacio general que solemos llamar, un

    tanto apresuradamente pero con conciencia generalista y unificadora porque entendemos enella acontece nuestra vida social en sentido amplio, sociedad, ninguna directriz apunta, obliga

    ni aconseja la prctica de educar a las familias.

    Sin embargo, cuando en vez de ubicarnos en esa mirada molar, general y generalista,

    nos adentramos en el molecular territorio de lo social las cosas, los discursos y las prcticas

    para con las familias comienzan a tomar otros carices y dimensiones. Efectivamente, existe un

    territorio, en ocasiones poco visible para la mayora pero tremendamente real, desprendido de

    un supuesto Estado de Bienestar que implica el desplazamiento de ciertas reas del conflicto

    social a la esfera de la accin pblica, un espacio institucional pblico donde, por medio de

    un abanico de polticas sociales, se dirimen intereses y se resuelven necesidades colectivas,

    un espacio de gestin colectiva de los mltiples ejes de desigualdad- de clase, de ciudadana,

    de gnero, etc.- que surcan las mltiples esferas -pblica, mercantil, asociativa, familiar- que

    presentan las sociedades avanzadas de principios del siglo XXI (Subirats y Gom, 2000: 33-

    34), que llamamos polticas sociales, y que se concretan en unos equipamientos llamados

    servicios sociales, en los que apenas hay lugar a dudas: las familias deben ser educadas! De

    hecho, en dichos servicios hay programas concretos y especializados de atencin a las

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    8

    familias en las que este concepto aparece y desaparece de maneras, en muchas ocasiones,

    poco claras tanto en programas, proyectos e informes, como en las conversaciones de las

    familias.7

    Y bien, todo est dispuesto para problematizar la pregunta que fundamenta, si es que

    llega a hacerlo, la publicacin de este texto. La cuestin es: si en ningn otro mbito de la

    vida poltica y social general se habla o se intenta educar a las familias, qu implica educar a

    una familia en este territorio que llamamos lo social, atravesado por polticas, servicios y

    profesionales sociales? Para intentar abordar una pregunta cuya respuesta no se intuye sencilla

    deber dar, de nuevo, un pequeo rodeo.

    . !"u# implica educar a una familia$ !%e puede educar a una familia$

    Si formulsemos esta pregunta a los profesionales que trabajan en los mentados servicios la

    respuesta automtica y prcticamente generalizada sera: Por supuesto, yo lo hago todos los

    das! De hecho, algunos de ellos slo mostraran ciertas dudas respecto a las metodologas

    que cabe poner en marcha a la hora de semejante tarea. Pero lo que quizs no perciba su

    rpida suposicin y su inters profesional es que generalmente la pregunta no es tomada en

    serio, con el rigor que merece, y se desplaza -del es posible?, o qu implica?- hacia el cmo

    educar a una familia. Es decir, los presupuestos profesionales bien pueden estar llevndonos ano pensar detenidamente las cuestiones, para lanzarnos precipitadamente a la intervencin

    educativa correctora de los males detectados. No obstante, siguiendo la lnea trazada,

    queremos problematizar la pregunta desde una dimensin poltica y de tica profesional de los

    educadores especializados en familia.

    En primer lugar cabe sealar que la pedagoga, el pensamiento sobre y la preocupacin

    por la educacin, ha estado vinculada histricamente al tiempo de la infancia. Al menos desde

    los primeros escritos griegos sobre educacin, pasando por la inauguracin de la pedagoga

    cientfica a cargo de J. Herbart8, hasta adentrase en el siglo XX, todas las reflexiones sobre la

    7 No es casualidad, entonces, que en este tipo de servicios de apoyo a la unidad convivencialencontremos a personal cualificado y profesionalizado ocupando el puesto de educador familiar. Noobstante, queremos reflejar que apoyar u orientacin a la unidad convivencial para evitar situacionesde desestructuracin familiar y marginacin, no significa ni implica lo mismo que educar a unafamilia.8A Rousseau, Kant y Herbart (a pesar de sus notables diferencias) debemos algunas de las primerassistematizaciones sobre el pensamiento educativo moderno. Todos ellos, especialmente los segundos,defendan que la educacin parte de un mundo donde la infancia es vivida en una sociedad de adultosque deben efectuar cierta cantidad de trabajo si pretenden integrar a los nios a dicho mundo. Eltrabajo de la educacin se divide para Kant en los cuidados, disciplinae instruccin, que los padres y

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    9

    educacin han hecho exclusiva referencia al trabajo de los adultos para con los recin venidos

    al mundo y aqullos que an no estn preparados y formados para la vida social y poltica. En

    este sentido podramos mencionar las concepciones y definiciones de educacin de Kant,

    Herbart, Durkheim, Vigotsky o Piaget, sin que en ningn momento se haga referencia a la

    posibilidad de educar a la familia o, en su defecto, a la posibilidad de educar a un adulto.

    No obstante, despus del periodo de guerras que asol Europa, a mediados del siglo

    XX, se abre la puerta a una concepcin de la educacin que toca al mundo de los adultos: se

    asume la posibilidad de una educacin a lo largo de la vida. El cambio como podr apreciarse

    es notable. Hemos pasado de siglos y siglos en los que la educacin de los adultos era

    impensable, a darnos cuenta, sbitamente de que no slo es pensable, sino posible y

    deseable Cmo no pudieron darse cuenta durante tanto tiempo nuestros ancestros? No

    osamos ni suponer que fue falta de inteligencia. Por ello optamos, siguiendo de nuevo las

    advertencias de la filologa activa de Nietzsche, por suponer que para todos ellos educar

    significaba una cosa distinta a la que significa hoy y, por tanto, que al decir las palabras

    educacin o educar queran, esperaban, pretendan algo diferente a lo que se quiere cuando

    hoy en da hablamos de educar a los adultos y a las familias.

    Una primera pista a seguir para deshacer este entuerto podra ser la de distinguir entre

    educacin y enseanza-aprendizaje. Porque, efectivamente, la educacin no es igual al

    aprendizaje, aunque viva de l. Desde el tiempo de los clsicos asociamos educar, la accin de

    educar, al hecho de guiar, de hacer pasar a los recin llegado de un estado de naturaleza a un

    estado de cultura (que ha recibido por nombre educere); tambin a la accin de alimentar,

    criar, cuidar o rellenar un cierto vaco en el llegado al mundo (que llamamos educare). En

    definitiva, en la conjuncin del educere y el educare la educacin aparece como modo de

    construir un sujeto desde el interior, pero guindolo para que tome una forma, modelndolo

    de acuerdo a ciertos patrones. Ensear, en cambio, es poner en signos (insignire), aunque

    tambin remite a docere, transmitir una doctrina, un cuerpo de conocimientos o una teora

    cientfica; ambos, no obstante, comparten la idea o finalidad de que lo puesto en signo, lo

    enseado, se conozca y se aprenda. Tenemos aqu varias pistas para ver porqu educar y

    maestros dispensan a los nios, y que tienen como fin laformacin (Bildung). Poco tiempo despus J.Herbart estableci una diferenciacin entre la formacin del espritu y el simple mantenimiento delorden. La segunda tiene que ver con la sujecin de los impulsos y la instauracin de un cierto orden(que Kant llama disciplinay Herbart gobierno de los nios) y no debe ser considerada educacin en smisma, aunque su concurso es imprescindible para que acontezca. La primera, que ambos entiendencomo parte positiva de la educacin, hace referencia a la instruccin en los contenidos de la cultura hoy llamado aprendizaje- que permitir la formacin del espritu y la voluntad o, en otras palabras,la formacin de un carcter.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    10

    ensear van de la mano pero son radicalmente distintos, no slo como actividades sino en sus

    implicaciones polticas, sociales y subjetivantes. Mientras ensear llama al estudio, a la

    ampliacin de conocimientos, el desarrollo de la inteligencia y la razn crtica, educar llama a

    la formacin de las distintas fuentes de la personalidad. La primera se realiza de forma

    explcita mediante experiencia cognitiva, la segunda suele acontecer de manera implcita

    alrededor de una serie de dispositivos y disposiciones que nos acompaan en el transcurrir de

    la propia vida.

    No en vano una filsofa de la talla de Hanna Arendt (1996: 208) aseguraba que no se

    puede educar sin ensearal mismo tiempo, porque una educacin sin aprendizajes es vaca y

    degenera en retrica moral-emotiva. Pero, por otra parte, en el lado contrario, es tambin

    relativamente frecuente que alguien pueda ensear sin educar. Diatriba que seala la curiosa

    tensin de que nadie puede ser educado sin aprender, pero aprender cosas durante mucho

    tiempo sin que por ello se haya convertido en una persona formada y educada. As la

    enseanza y el aprendizaje, la instruccin para nuestros antecesores, hace referencia a la

    transmisin y adquisicin de los conocimientos de la cultura y a su efecto, a modo de

    incorporacin de aprendizajes. Mediante la instruccin se transmiten las claves para poder

    leer el mundo, entender cmo funciona y saber mantenerse en l, abriendo la puerta para que

    una nueva combinacin de saberes (que tendrn efectos formativos y educativos) haga

    aparecer lo nuevo, lo transforme y lo cambie. Mediante la instruccin nios y adultos

    adquieren nuevas claves y habilidades con las que moverse por/hacer frente a, con ciertas

    garantas, los distintos recorridos de su mundo (laboral, social, cultural y de ocio). En

    definitiva todo conocimiento, habilidad tecnolgica o forma de trato social que pueda

    ensearse y aprenderse es deudor de lo que se entiende como instruccin. Slo mediante la

    incorporacin de esos aprendizajes (procesos acotados en el tiempo) pueden llegar a acontecer

    los efectos educativos (formativos y subjetivantes) que dan cuenta de una verdadera prctica y

    experiencia educativa. De este modo parece claro que la educacin no se limita al aprendizaje,

    aunque ella no podra ser sin su concurso.9

    Visto lo visto, no podemos ni queremos negar por evidente y deseable- la capacidad,

    posibilidad y derecho de los adultos a adquirir conocimientos sobre el mundo que nos rodea,

    ni a un aprendizajea lo largo de la vidaque nos permita promocionar cultural y socialmente

    9La educacin va ms all del aprendizaje. El acto educativo reenva a lo provenir. Se inscribe msall de cualquier finalidad; en un instante breve, efmero, del que tal vez nada se pueda decir, pero delque somos responsables. La educacin deviene entonces un mar abierto, incalculable, donde anavegacin nunca es completa y donde desconocemos, de antemano, a dnde nos conduce... (Nez,2002: 10).

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    11

    mejorando nuestras propias condiciones de vida. No, no es en el plano de la enseanza-

    aprendizaje en el que ubicamos la cuestin problemtica. La cuestin que nos concierne tiene

    otros tintes diferentes, diferenciados y diferenciadores y podra ser elaborada de la manera

    que sigue: qu pasa cuando un adulto quiere educar a otro adulto?Quizs para abordarla se

    nos haga necesaria una segunda pista. Y ella apunta a las diferencias entre nios y adultos.

    Tenemos esencialmente clara la diferente posicin social de un nio y de un adulto.

    Entendemos que el segundo est capacitado/legitimado para la accin poltica por mor de la

    autonoma que se le supone a la hora de tomar decisiones y, por consiguiente, es lcito exigirle

    responsabilidad respecto a sus actos y conductas. Mientras, el nio debe habitar un mundo

    protegido hasta que la educacin, otras influencias del medio social y el paso del tiempo, le

    otorguen tal posibilidad. De este modo los educadores aceptamos que en la conjuncin de

    cuidados (con los que ponemos al nio a salvo de las amenazas del mundo y al mundo de la

    impetuosidad del nio), disciplina (con la que se pretende sentar la base sobre la que pueda

    constituirse un sujeto social, sujetado a ciertos principios y normas del imaginario en el que

    habita) e instruccin (transmisin-adquisicin de conocimientos que un sujeto necesita para

    vivir en un marco social) se juega la formacin/constitucin de un sujeto social y, en cierto

    modo, se sienta la base para su posterior trnsito y promocin social. El educador tiene y

    sostiene una responsabilidad hacia aquellos (infancia y adolescencia) que una sociedad

    determinada considera an inmaduros para asumir las responsabilidades propias de la vida

    social y poltica.

    Avanzando. La diferencia respecto a los aprendizajes a transmitir y las formas de

    hacerlo, como puede entenderse, no es slo una cuestin de de efectos a producir sino,

    especialmente, una cuestin de tica y poltica profesional. La diferencia entre educar a un

    nio y a un adulto sugiere un problema poltico y tico. Un pedagogo del talento de Philippe

    Meirieu (1998: 98) lo ha expresado de una manera clara y convincente: Un nio ha de ser

    educado, es decir, hay que elegir por l qu debe aprender (aunque luego se le deje aprender

    ); un adulto puede seguir aprendiendo, pero elige l mismo qu aprender: en el

    verdadero sentido del trmino, no debe ser, no puede ser educado. Es ms que plausible que

    su afirmacin respire la claridad distintiva de la sentencia de Arendt (1996), quien aseguraba

    que quien quiere educar a los adultos en realidad quiere obrar como su guardin y apartarlos

    de la actividad poltica. La filsofa nos da a entender que, mientras los nios son objeto de la

    educacin, los adultos que se precien de serlo, en un contexto democrtico, deben persuadirse

    polticamente entre s. La irresponsabilidad de los adultos no es un asunto de educacin, sino

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    12

    de poltica y de justicia porque a diferencia de los nios- habitan el mundo de la polis, un

    mundo de leyes que rigen sus relaciones. Esta es la diferencia entre un nio y un adulto. Al

    adulto (si bien no llega nunca a ser un ser completo, cerrado y acabado) se le supone

    capacitado para la vida poltica, al nio no. La diferencia no es slo de grado sino de

    estructura.

    Qu estamos haciendo entonces cuando decimos educar a un adulto y, ms

    extraamente an, cuando aseguramos educar a familias? Qu voluntad impulsa sentencias

    tales? Dos conclusiones un tanto apresuradas se delinean en el abordaje de dicha

    problemtica. O bien nos declaramos inocentes y decidimos que nos encontramos ante un

    mero problema terminolgico que podramos resolver distinguiendo trminos y prcticas

    (solucin que no tendra consecuencias menores, pero que resulta a todas luces tan

    insuficiente como ingenua); o bien nos cuestionamos, retomando algunas ideas del filsofo

    holands Archtertius (citado por Leirman, 1994: 104) si no estaremos institucionalizando un

    mercado educativo del bienestar y de la alegra que, adems de contribuir a reproducir la

    sociedad (neo)capitalista, roba a los ciudadanos la capacidad de cuidar de propia vida y pone

    la responsabilidad en manos de agentes de cambio o cuidadores del bienestar profesionales.

    Esta matizacin aparece como seal luminosa de advertencia para que no nos confundamos

    ms de la cuenta y no perdamos deliberadamente el rumbo.

    Repetimos. En ningn caso el dictumque prohibira educar a los adultos niega o impide

    la enseanza o la instruccin. Lo que se advierte aqu es de la necesaria diferencia de

    posicin de los profesional de o social y de la educacin en el desarrollo de su tarea con

    infancia y con adultos. La prctica educativa con adultos no puede autorizarse a ejercer sobre

    ellos el forzamiento (la disciplina o el gobierno) que constituye un elemento principal en la

    educacin de la infancia.

    Acabamos. Qu puede significar entonces educar a una familia? Se puede educar a

    una unidad de distintos? Si seguimos diferenciando entre adultos y nios, qu hacer -

    educativamente hablando- con cada cul para que la cosa funcione (como familia)?

    Los educadores y trabajadores sociales trabajan para ciertas polticas pblicas y,

    consecuentemente, estn ubicados ideolgicamente en algn lugar. Por mucho que lo

    pretendamos, es imposible ser neutral cuando trabajamos en las profesiones sociales. Una

    posibilidad es alinearse poltica, tica y pedaggicamente del lado de la entidad que nos hace

    los encargos y demanda nuestros servicios (en el caso de las profesiones sociales es el mismo:

    el Estado y sus administraciones pblicas). Sin embargo, tal opcin nos lleva a confundir la

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    13

    tarea educativa con la tarea propiamente poltica. Si no queremos convertirnos en mero brazo

    ejecutor de una poltica social dada, si pretendemos cierta autonoma profesional en nuestra

    manera de pensar y tratar los problemas comunes, si pretendemos de verdad hacer tarea

    pedaggica y no slo control poltico, los profesionales de lo social (especialmente os

    educadores) tenemos la obligacin profesional y tica de traducir pedaggicamente tal o cual

    encargo poltico-administrativo-social. Y esa traduccin no es sencilla porque como hemos

    sealado no se limita -aunque no puede prescindir de ella- a una revisin y clarificacin

    terminolgica y conceptual. Al fin y al cabo nuestra manera de decir las cosas es nuestra

    manera de verlas y quererlas.

    S, somos conscientes de ello; al final, como al principio, nos queda una pregunta: es

    posible educar a una familia? Aunque quizs ahora sea ms oportuno que cada quien se

    plantee si, en el caso de que fuese posible, sera deseable.

    &ibliografa de referencia.

    ARENDT, H. (1996),Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexin poltica,

    Barcelona, Pennsula.

    BAUDELAIRE, C. (2007), El pintor de la vida moderna, Murcia, Colegio Oficial de

    Aparejadores y Arquitectos Tcnicos.DELEUZE, G. (1979), Eplogo: el auge de lo social, en DONZELOT, J.,La polica de las

    familias, Valencia, Pre-Textos, pp. 233-241.

    DELEUZE, G. (1986),Nietzsche y la filosofa, Barcelona, Anagrama.

    DONZELOT, J. (1979),La polica de las familias, Valencia, Pre-Textos.

    DONZELOT, J. (1994), Linvention du social. Essai sur le dclin des passions politiques,

    Paris, ditions du Seuil.

    FARGE, A. (1992),Dire et mal dire. Lopinion publique au XVIIIesicle, Paris, Seuil.

    FOUCAULT, M. (1994) Polmique, politique et problmatisations , en Dits et crits, Vol.

    IV, Paris, Gallimard, pp. 591-598.

    FOUCAULT, M. (2000),Defender la sociedad, Buenos Aires, FCE.

    GARCA MOLINA, J. (2002), La proteccin de menores. Nuevas aportaciones a la

    construccin de un modelo educativo actual en el mbito de los centros residenciales de

    accin educativa, Tesis doctoral, Universidad de Barcelona.

    GARCA MOLINA, J. (2003), Dar (la) palabra. Deseo, don y tica en educacin social,

    Barcelona, Gedisa.

  • 5/27/2018 2012-Educar a una familia. Enredo terminologico, disposicion politica - sl...

    http:///reader/full/2012-educar-a-una-familia-enredo-terminologico-disposicio

    14

    GARCA MOLINA, J. (coord.) (2005), Exclusin social/Exclusin educativa. Lgicas

    contemporneas, Valencia, Dilogos/Instituto Paulo Freire.

    GARCA MOLINA, J. (2008):Imgenes de la distancia, Barcelona, Laertes.

    GARCA MOLINA, J. y SEZ CARRERAS, J. (2007), Otros abordajes posibles entre la

    teora y la historia de la educacin, en DEPAEPE, M., Sobre las relaciones de la teora y

    la historia de la pedagoga. Una introduccin al debate en la Alemania Occidental sobre

    la relevancia de la Historia de la Educacin (1950-1980), Valencia, Nau Llibres, pp. 15-

    44.

    HABERMAS, J. (2009), Historia y crtica de la opinin pblica: la transformacin

    estructural de la vida pblica, Barcelona, Gustavo Gili.

    HERBART, J. (1983): Pedagoga General derivada del fin de la educacin, Barcelona,

    Humanitas.

    KANT, I. (1983): Pedagoga. Madrid, Akal.

    KANT, I. (1997), Qu es Ilustracin?, en Filosofa de la Historia, Mxico, FCE.

    LEIRMAN, W. (1994), El movimiento y la disciplina de educacin de adultos entre los

    dorados sesenta y los frreos ochenta, en SAEZ, J. y PALAZN, F. (coord.), La

    educacin de adultos: una nueva profesin?, Valencia, Nau Llibres, pp. 97-112.

    MEIRIEU, P. (1998), Frankenstein educador, Barcelona, Laertes.

    NIETZSCHE, F. (2000), Genealoga de la moral, Madrid, Alianza.

    NEZ, V. (coord.) (2002), La educacin en tiempos de incertidumbre: las apuestas de la

    Pedagoga Social, Barcelona, Gedisa.

    SEZ CARRERAS, J. y GARCA MOLINA, J. (2005), Sirve la historia de la educacin a

    los educadores sociales? Genealoga e interdisciplinariedad, en VV.AA., Homenaje al

    profesor Alfonso Capitn, Murcia, Publicaciones de la Universidad de Murcia, pp. 489-

    536.

    SEZ CARRERAS, J. y GARCA MOLINA, J. (2006), Pedagoga Social. Pensar la

    Educacin Social como profesin, Madrid, Alianza.

    SUBIRATS, J. y GOM, R. (2000), Estado de bienestar: nueva agenda para la innovacin

    social, en GARDE, J.A. (ed.),Informe 2000. Polticas Sociales y Estado de Bienestar en

    Espaa, Madrid, Fundacin Hogar del Empleado, pp. 33-63.