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11
7/23/2019 20798100.pdf http://slidepdf.com/reader/full/20798100pdf 1/11 ANÁLISIS DE LAS PRIMERAS ÓPERAS DE CONRADO DEL CAMPO: ENTRE WAGNER Y EL NACIONALISMO Author(s): Víctor Sánchez Sánchez Source: Revista de Musicología, Vol. 28, No. 1, Actas del VI Congreso de la Sociedad Española de Musicología (Junio 2005), pp. 764-773 Published by: Sociedad Española de Musicologia (SEDEM) Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20798100 . Accessed: 03/11/2014 16:52 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp  . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].  . Sociedad Española de Musicologia (SEDEM) is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Revista de Musicología. http://www.jstor.org This content downloaded from 181.193.19.161 on Mon, 3 Nov 2014 16:52:26 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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ANÁLISIS DE LAS PRIMERAS ÓPERAS DE CONRADO DEL CAMPO: ENTRE WAGNER Y EL

NACIONALISMOAuthor(s): Víctor Sánchez SánchezSource: Revista de Musicología, Vol. 28, No. 1, Actas del VI Congreso de la Sociedad Española deMusicología (Junio 2005), pp. 764-773Published by: Sociedad Española de Musicologia (SEDEM)Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20798100 .

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AN?LISISDE LASPRIMERAS PERAS

DE

CONRADO

DEL

CAMPO:

ENTREWAGNER

Y

EL

NACIONALISMO

Revista e

Musicolog?a,

XXVIII,

1

(2005)

V?ctor

S?NCHEZ

S?NCHEZ

Resumen:

La

figura

de Conrado

del

Campo

a

pesar

de

su

importancia

a

sido

poco

abor

dada

por

la

historiograf?a

usical,

especialmente

l an?lisis de

su

producci?n

musical.

En

este

art?culo

e

analizan los

principales

rasgos

musicales de

sus

primeras ?peras

(1909-1919),

des

tacando los elementos

wagnerianos

y

los

nacionalistas,

una

dualidad

estil?stica

que

marca

los

caminos de

su carrera

musical.

AN

ANALYSIS OF CONRAD

DEL

CAMPO'S

FIRST OPERAS:

BETWEEN

WAGNER

AND

NATIONALISM

Abstract:

Despite

his

importance

the

figure

of Conrado del

Campo

has been little

studied

by

musical

historiography,

especially

the

analysis

of

his musical

output.

In

this

article

I

shall

analyze

the

principle

musical

traits

of

his first

operas

(1909-1919),

placing

emphasis

on

the

Wagnerian

and

nationalistic

elements,

a

stylistic

duality

that

marked

out the route of

his musical

career.

1.

Conrado

del

Campo,

compositor

de

?peras

Conrado del Campo (1878-1953) est? considerado como una de las

grandes personalidades

de la

m?sica

espa?ola

de

la

primera

mitad del

siglo

XX,

a

pesar

de

que

su

obra

musical

permanezca

en un

injusto

olvi

do

tanto

por

estudiosos

como

int?rpretes.

En

un

art?culo de 1945

el

com

positor

Julio

G?mez lamentaba el

desconocimiento de la

obra

de

Conra

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AN?LISIS

DE LAS PRIMERAS PERASDE

CONRADODEL

CAMPO...

765

do del

Campo,

refiri?ndose

especialmente

a

sus

obras

dram?ticas de las

que

dec?a

que

?se

da

el

caso

de

que

las obras m?s

importantes

y

signifi

cativas de

Conrado

del

Campo

permanezcan,

y

solo Dios

sabe

por

cuan

to

tiempo,

sin alcanzar el

escenario,

en

donde habr?an de

triunfar

indis

cutiblemente

por

sus

altos m?ritos

art?sticos.?1

Ya

en

1911,

Eduardo

Mu?oz

-cr?tico

de

El

Impartial-

comentaba el

?xito

de

su

primera

?pera

con

un

desalentador

tono

prof?tico:

?Conrado

del

Campo

volver?

a

su

atril

de

la

orquesta

del

Real

y

a

su

atril

del

Cuarteto

Franc?s,

a

sus

escritos

de

divulgaci?n

musical,

a

sus

trabajos

de

compo

sitor,

soberano

de

la

t?cnica,

culto

e

inspirado,

sin

que

el

?xito de

anoche

ponga

autom?vil

a

las

puertas

de

su

casa,

ni

a?ada

un

buen

pernil

serrano

a

su

cl?sico

cocido madrile?o...

Aqu?

las

gastamos

as?.

El

arte

por

el

arte.?2

Infatigable

trabajador,

Conrado

del

Campo

fue

capaz

de

simultanear

su

actividad

como

int?rprete

y

pedagogo

con

la

composici?n,

aunque

los

frutos de

sus

estrenos

nunca

llegaron

a

consolidarse

en

el

repertorio.

Nacido

en

Madrid,

vivi?

desde

dentro

la

actividad musical

madrile?a

gracias

a su actividad como instrumentista. Como

int?rprete

de viola

form?

parte

de la

Orquesta

Sinf?nica

de Madrid

-dirigida

por

Arb?s

desde

su

fundaci?n

en

1904,

el

apreciado

Cuarteto

Franc?s

-una

de

las

formaciones

que

mayor

impulso

dio

a

la

creaci?n

cameristica

espa?ola

entre

1903

y

1915-

y

en

el atril

del

fosodel

Teatro

Real,

desde 1896 hasta

su

cierre

de

1925.

No

debe

extra?ar

que

su

experiencia

interpretativa

sea

decisiva

en su

creaci?n,

como

comentaba

un

cr?tico

en

1915: ?Conrado

del

Campo...

ha

o?do

mucha

m?sica

y,

especialmente,

muchas

?peras,

cuyas

partituras

conoce

al

detalle:

en una

palabra,

Conrado del

Campo

conoce

el

teatro

y

esto

le

permite

caminar

con

segura

planta,

sin

vacilaciones,

sin

infantilismo,

sin

inexperiencias.?3

Su

amplio cat?logo

incluye

partituras

de

todos los

g?neros,

desde el

cameristico

y

sinf?nico

hasta

el

teatral4.

Destaca

en

este

sentido

su

ciclo

1.

G?mez,

Julio.

?Conrado

del

Campo, compositor

dram?tico:

La

malquerida?.

En:

M?sica,

II,

15

(15-VII-1945),

p.

3.

2.

Mu?oz,

Eduardo. ?Estrenos

en

el

Real:

El

Final

de

Don

?lvaro?.

En:

El

Impartial,

5-III-1911.

3. ?La

tragedia

del beso?. En: El Pa?s, 19-V-1915.

4.

Alonso,

Miguel.

Cat?logo

de

la

obra de Conrado del

Campo.

Madrid: Fundaci?n

Juan

March,

1986.

El

cat?logo

ordena los

apuntes

realizados

por

Ricardo del

Campo,

hijo

el

compositor.

Una

revisi?n

de este

cat?logo, adapt?ndolo

a

los criterios de

la

colecci?n

?Cat?logos

de

Composito

res?,

con

coautor?a

de

?lvaro

Garc?a

Estefan?a,

fue

publicada

por

la

Sociedad

General

de Auto

res

en

1998.

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766

V?CTOR

?NCHEZ S?NCHEZ

de catorce

cuartetos,

uno

de los m?s

destacados de

la

m?sica

espa?ola

del

siglo

XX

por

su

profundidad

y

continuidad,

de los

que

losm?s conocidos

son

el

n?

5

?Caprichos

rom?nticos?

(1908)

y

el

n?

13 ?Carlos

III?

(1949),

que

marcan

los dos

ejes

de

su

estilo

musical,

el

posromanticismo

y

el

nacionalismo.

En

el

terreno

sinf?nico

-adem?s de varios conciertos

como

la Fantas?a castellana

1947)

para

piano

y

orquesta-

podemos

mencionar

algunos

poemas

sinf?nicos,

como

los

dos dedicados

a

La

divina comedia

(1908-10),

Granada

(1913)

o

el

ballet

En la

pradera

1943).

Sin

embargo

es en el terreno l?rico donde

percibimos

una

mayor

con

tinuidad

y

profundidad

en

el

estilo de Conrado del

Campo,

a

pesar

de

que

las

circunstancias

nunca

fueron

muy

favorables

para

el

g?nero.

El

cierre

del

Teatro Real

en

1925

dificult? a?n

m?s las

escasas

opciones

de

estrenar

?peras

a

los

compositores espa?oles.

Aunque

en

su

cat?logo

se

incluyen

diversas zarzuelas

-la

mayor?a

en

colaboraci?n

con

colegas

y

alumnos-

y

diversos

experimentos

de

teatro

musical,

la

?pera

es uno

de

los

campos

de

trabajo

de

Conrado

del

Campo,

con una

labor

muy

perso

nal

que

nunca

tuvo

mucha

trascendencia

p?blica; algunos

t?tulos

quedaron

incompletos

y

otros

no se

llegaron

a

estrenar.

No

obstante,

podemos

destacar

siete

t?tulos

oper?sticos,

de

los

que

no

s?lo

se

tiene

in

formaci?n

sino

que

tambi?n

se

ha

conservado la

partitura

completa.

Dado

el

escaso

conocimiento,

mencionamos

a

continuaci?n

-a

manera

de

primera aproximaci?n-

algunas

referencias

hist?ricas

y

los

rasgos

princi

pales

de las

?peras

m?s destacadas del

cat?logo

de

Conrado del

Campo:

-

La Flor

del

agua.

?pera

en

tres

cuadros.

Compuesta

en

1909

y

no

estrenada

hasta

1914

debido

al

incendio del

Teatro de la

Zarzuela, que

se

produjo

mientras

se

ensayaba

esta

obra.

Libreto de

V?ctor

Said

Armesto,

inspirado

en

leyendas

n?rdicas.

Las

pocas

funciones

que

se

programaron

-al

finalde la

temporada-

fueronbien

recibidas

por

el

p?blico

y

la

cr?ti

ca.

Se

destac?

la

calidad

t?cnica

de

la obra

-tanto

en su

instrumentaci?n

como en su

rico

uso

de la

armon?a-

comentando

su

familiaridad

con

los

procedimientos

m?s

modernos desde

Wagner

y

Strauss hasta

Debussy.

-

El

final

de

Don

Alvaro.

Drama

l?rico

en un

acto

y

dos

cuadros. Libre

to

de Carlos Fern?ndez

Shaw,

ofrece el

episodio

final

del famoso

drama

del

Duque

de Rivas. Fue el

primer

estreno

oper?stico

de

Conrado

del

Campo,

realiz?ndose s?lo

tres

funciones

al

final

de la

temporada

del Tea

tro

Real

en

marzo

de

1911,

dirigidas

por

Ricardo Villa

con

escasos

medios

y ensayos,

en

las

que

el maestro

sigui?

tocando la

viola

del

foso del

tea

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AN?LISIS

DE LAS PRIMERAS PERASDE

CONRADO

DEL

CAMPO.

767

tro.

La

cr?tica

destac? la

val?a

dram?tica del

compositor

-hasta

entonces

s?lo conocido

por

su

m?sica

instrumental-

se?alando

su

fuerte

wagne

rismo.

-

La

tragedia

del beso.

?pera

en un

acto

y

tres

cuadros. Libreto

de Car

los Fern?ndez

Shaw,

a

partir

de

una

obra

inspirada

en

el

episodio

de

Paolo

y

Francesca

del infierno

de

La Divina

Comedia de

Dante.

Los

cua

dros

extremos

presentan

el

infierno

con

un

elaborado

trabajo

sinf?nico

-en

el

que

incorpora

gran

parte

del material de

sus

poemas

sinf?nicos-,

mientras

que

el cuadro central ofrece el fat?dico enamoramiento

de

Paolo

y

Francesca

que

culmina

con

un

largo

y

emotivo

d?o

de

claras

resonan

cias

tristanescas.

La

?pera

fue

terminada

en

1911,

premiada

un

a?o m?s

tarde

y

estrenada

en

el

TeatroReal

de

Madrid

en

mayo

de

1915,

dentro

de

una

temporada

de

primavera

dedicada

a

?peras

espa?olas.

Fue

protago

nizada

por

Ofelia

Nieto.

La cr?tica coment?

lamadurez

e

inter?s

de

la

par

titura,

aunque

censur?

su

excesivo

wagnerismo

y

su

ausencia de nacio

nalismo.

- El

Avapi?s.

Drama l?rico en tres actos, con libreto de Tom?s Borr?s. De

ambiente

goyesco

desarrolla

la

tragedia

de

los

enamoramientos

entre

majos,

nobles

y

tonadilleras.

La

partitura,

compuesta

en

colaboraci?n

con

?ngel

Barrios,

ofrece

numerosos

episodios

espa?olistas

de

inspiraci?n

dieciochesca,

y

deja

lugar

a

vistosas

escenas

corales

y

emotivos

momen

tos

l?ricos

como

el

coloquio

amoroso

final.

La

obra

se

estren?

con

la

opo

sici?n de la

empresa

italiana del

Teatro

Real,

reutiliz?ndose

un

vestuario

de

guardarrop?a

de Carmen

y

con

tan

pocos

ensayos

que

incluso

no se

pudo

ni

leer

el

tercer

acto.

No

obstante,

la

obra fue

muy

bien

recibida

por

el

p?blico,

siendo

protagonizada

por

Ofelia

Nieto,

Mar?a

Gay,

Carlos

del

Pozo

y

la

colaboraci?n

de la bailarina Mar?a

Esparza.

Se ofrecieron

s?lo

dos

funciones,

realiz?ndose

tres

m?s

al

comienzo

de la

siguiente tempo

rada.

-

Fantochines.

?pera

de

c?mara

en

un

acto.

El

original

libreto de

Tom?s

Borr?s,

con

s?lo

tres

personajes

y

varias

figuras

de

gui?ol,

desa

rrolla

un

sencillo

enredo

a

la

manera

de

la comedia

dell'arte,

ambientada

en

la

Venecia

del

XVIII. La

partitura

fue

escrita

expresamente

para

la

compa??a

de

?pera

de c?mara que actuaba en el Teatro de la Comedia,

estren?ndose

en

noviembre

de

1923,

protagonizada

por

?ngeles

Ottein,

Armand

Crabb?

y

Carlos

del

Pozo,

que

contaba

con una

peque?a

orques

ta

formada

por

un

quinteto

de

cuerda,

piano,

flauta

y

xil?fono.

La

m?si

ca

se

enmarca en

el estilo

neocl?sico,

recurriendo

a

referencias

historicis

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768

V?CTOR

?NCHEZ S?NCHEZ

tas

tratadas

con

procedimientos

modernos,

en una

partitura

concisa,

gra

ciosa

y

elegante.

En

el

estreno

se

program?

junto

a

La

serva

padrona,

vi?n

dose

en

el

Teatro Real al a?o

siguiente

y

radi?ndola

la

orquesta

de

Uni?n

Radio

en

1927.

La

obra fue

traducida

al

franc?s

y

al

ingl?s,

alcanzando

una

amplia

difusi?n:

Barcelona,

Teatro

Ode?n

de Buenos

Aires,

Par?s,

Bruselas,

Londres.

-

La

malquerida.

?pera

en

tres

actos,

con

libreto

de

Federico Romero

y

Guillermo Fern?ndez

Shaw. Previsto

su

estreno

para

la

temporada que

cerr?

el

Teatro

Real

(1925),

el

maestro

retom?

su

composici?n

durante

su

encierro

madrile?o

en

los

duros

a?os

de la Guerra

Civil,

concluyendo

en

1938

una

partitura

que

nunca

lleg?

a

estrenar.

Basada

en

el

conocido

drama

de

Benavente

que

presenta

con un

fuerte

trasfondo

psicol?gico

las

vivencias

de

una

Espa?a

profunda

y

deprimida.

Nos encontramos

con

una

de las

partituras

m?s

intensas

de

Conrado

del

Campo,

en

las

que

muestra

toda

su

madurez

estil?stica

al

servicio

de

la

fuerza

dram?tica.

Julio

G?mez

la

calific?

como

?una

obra

maestra?.

-

Lola,

la

Piconera.

?pera

espa?ola

en un

pr?logo,

tres

actos

y

un

ep?

logo.

Libreto

de

Jos?

Mar?a

Pem?n,

centrado

en

la

figura

de

una

graciosa

cantadora

que

es

fusilada

por

las

tropas

francesas al

ser

descubierta

como

esp?a

en

favor

de la

causa

espa?ola

en

el

asedio de

C?diz

de

1808.

Se

trata

de

una

obra

coral,

con

multitud de

personajes

secundarios

y

escenas

cora

les,

llena de

referencias

patri?ticas

como

la

copla

con

la

que

el

pueblo

con

testa

al

bombardeo

franc?s;

adem?s

se

incluyeron algunas

danzas

espa

?olas,

que

fueron

coreografiadas

en

el

estreno

por

Juan

Magri??.

La

partitura

incide

as?

en

los

rasgos

m?s

espa?olistas, que

se

integran

sin

cortes

en

el

discurso

musical

de

la

obra,

presentando

elementos

andalu

ces

y

flamencos

como

el bolero

y

zapateado,

el

tanguillo

para

el

d?o de

amor o

la

seguiriya

en

el

tr?gico

final.

La

?pera

-pr?cticamente

termina

da

en

1947-

obtuvo el Premio

Nacional

de

M?sica

y

fue

estrenada

en

el

Gran Teatro

del

Liceo

de

Barcelona

en

noviembre

de

1950,

obteniendo

una

amplia aceptaci?n

por

la

cr?tica,

que

destac?

su

maestr?a

y

car?cter

nacional.

2.

Wagnerismo

en

las

?peras

de

Conrado del

Campo

Aunque

Conrado

del

Campo

estudi?

en

Berl?n

en

1927

y

viaj?

a

Bay

reuth

en

1935,

su

experiencia

wagneriana

se

produjo

en

el

Madrid

de

su

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AN?LISIS

DE LAS PRIMERAS

PERAS

DE

CONRADO

DEL CAMPO.

769

?poca,

a

trav?s

de

su

trabajo

corno

instrumentista

en

la

Orquesta

Sinfoni

ca

de Madrid

y

el

foso

del Teatro

Real.

Hay

que pensar

que

estos

prime

ros

a?os

del

siglo

XX

son

el

momento

de

mayor

presencia

wagneriana

en

las

programaciones

madrile?as.

Baste

como

ejemplo,

la

fuerte

presencia

de

los t?tulos

wagnerianos

en

las

temporadas

del Teatro

Real,

que

tiene

su

culminaci?n

en

las

representaciones

de

la

Tetralog?a

El

anillo

de

los

Nibe

lungos

(1909-1910),

los

estrenos

de Trist?n

(1911)

y

Parsifal

(1914).

De

hecho

en

estos a?os

se

funda la famosa

Sociedad

Wagneriana,

de la

que

form? parte el propio Conrado del Campo.

El

estilo

musical de

Conrado

del

Campo

se

ha

relacionado

con

el

pos

romanticismo de herencia

wagneriana,

a

la

manera

straussiana.

Lo

pode

mos

observar

en su

m?sica

sinf?nica,

pero

especialmente

en

sus

primeras

?peras,

especialmente

El

final

de

Don

Alvaro

y

La

tragedia

el

beso.

En

estos

t?tulos

podemos

apreciar

la

utilizaci?n de los

principales

rasgos

de

los

dramas

wagnerianos:

1.

La

presencia

del

Leitmotiven

o

motivos

recurrentes,

aunque

nunca

utilizados de

manera

continua. As?,

este

uso no es

excesivo, debido l?gi

camente

a

que

las

dos mencionadas

?peras

son

breves

-en

un

?nico

acto

y

no

permite

un

gran

desarrollo de la

acci?n,

ni

recurrencias

tem?ticas.

No

obstante,

se

utilizan

puntualmente

de

manera

po?tica

y

evocadora,

como

sucede

con

el

tema

de

la

pasi?n

por

Leonor

de

El

final

deDon

Alvaro,

que reaparece

en

los

momentos

de

mayor

intensidad

de

la

partitura.

Estos

temas

no

sufren

la

transformaci?n

wagneriana,

sino

que

se

mantie

nen

estables

tanto

en

su

perfil

mel?dico

como

tonal.

2.

Tendencia

a

una

armon?a

divagante,

en

la

que

se

debilitan las

refe

rencias tonales. En el lenguaje arm?nico se aprecia un uso constante de

acordes de

s?ptima

disminuida

y

la

ruptura

de

cadencias,

lo

que provo

ca una

continua

inestabilidad,

que

favorece

la

tensi?n

dram?tica.

3. Uso de

texturas

orquestales

muy

densas,

con un

tejido

contrapun

t?stico

muy

activo

en

todas

las

partes,

donde

se

produce

una

acumulaci?n

mel?dica

y

tem?tica

en

vertical.

Es

un

rasgo

personal

del

estilo

de

Con

rado del

Campo,

debido

a

su

formaci?n

como

instrumentista

de

orques

ta.

4.

El tratamiento

vocal

tiende

a

lo

dram?tico,

con

papeles

de

gran

resistencia en los

que

se incide en el canto sobre la zona de

paso.

As? suce

de

con

los

protagonistas

de El

final

de

Don

Alvaro

(Alvaro

y

Leonor)

y

especialmente

en

la

pareja

de La

tragedia

del

beso

(Paolo

y

Francesca)

?pera

que

fue

estrenada

por

Ofelia Nieto

y

Carlos del

Pozo,

que

se

enfrentaron

a un

largo

y

dif?cil

d?o

en

el

cuadro central.

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770

V?CTOR

?NCHEZ

S?NCHEZ

La

cr?tica

del

momento

siempre

destac?

el

fuerte

posicionamiento

del

maestro

Conrado del

Campo

hacia la

pr?ctica

musical

wagneriana,

que

aplicaba

sin

tapujos

en su

nueva

propuesta

de

?pera espa?ola.

A

t?tulo

de

ejemplo,

podemos

recoger

las

palabras

de

Joaqu?n

Fesser

en

el

diario El

Correo

sobre

El

final

deDon

?lvaro:

?La

factura,

el

trabajo

arm?nico

y

mel?dico,

el

trato

de

las

voces,

el color

ins

trumental,

est?n

hechos

con

entera

libertad,

sin

una

sola concesi?n

a

lo

conven

cional

ni

a

lo

rutinario.

Su

orientaci?n

es

la

de

Wagner

y

sus

sucesores,

sin

el

menor

servilismo ni sectarismo, sin asomo de imitaci?n o de

plagio.

La melod?a

y

la sin

fon?a

son

continuas,

residiendo

en

esta

?ltima

el

comentario

an?mico

?ntimo,

y

en

aquella

la

expresi?n

l?rica

verbal

siempre

o

casi

siempre

declamada,

sin

cuadratu

ras,

sin

moldes,

sin

estrofas,

sin

obligadas

simetr?as

ni

melismas

rom?nticos.?5

Sin

embargo,

su

trabajo

m?s

wagneriano

fue

La

tragedia

del

beso

una

?pera

concebida sobre los

modelos

de

Trist?n

e

Isolda,

tanto

tem?tica

como

musicalmente.

La

historia

de

amor

de

Paolo

y

Francesca,

que

bebe

de las

mismas

fuentes

literarias

que

la

del Trist?n

medieval,

se

presentaba

como

una historia de amor ymuerte, donde la pasi?n conduc?a inevitablemente

a

la

destrucci?n. Adem?s

los

episodios

del

libreto recuerdan

inevitable

mente

al

famoso

drama

wagneriano,

teniendo

su

punto

central

en

el

largo

encuentro

amoroso

de

la

pareja

ad?ltera

que

son

sorprendidos

en

la cima

de

su

?xtasis.

Incluso

algunos

detalles

fueron censurados

por

su

similitud,

como

la

inclusi?n del

canto

de

un

pastor

precedido

de

un

solo de

saxof?n

contralto.

A

pesar

de

que

las

referencias

tristanescas

eran

evidentes,

Adolfo

Salazar

defendi?

la

originalidad

de

Conrado

del

Campo

calificando

la

?pera

como

?una

verdadera

obra

maestra?

y

censurando

con

iron?a la

obse

si?n de los cr?ticos

por

buscar influencias en todos los estrenos

espa?oles:

?Hasta

tal

punto

llegan

a

afinar la

punter?a

esos

?cazadores

de

reminiscencias?,

bautizados

as?

graciosamente

por

Weingartner,

y

hasta tal

grado

de

obsesi?n

llegan

los

amantes

de descubrir

parentescos, que

hoy

en

d?a

es

imposible

hacer

o?r

una

frase

en

la

tuba

sin

que

se

exclame

inmediatamente:

Wagner ,

o

emplear

un

pedal

de

contrafagot

sin

gritar

Strauss ,

ni

sentar

dos

amantes

en un

banco

sin

que

se

piense

en

Trist?n,

ni

hacer

sonar

un

caramillo

campestre

sin

referirse l

solo de

corno

del

tercer

cto

de

esa

incomparable

creaci?n

wagneriana.

Solo as?

se

concibe

que

se

haya

podido

comparar

musicalmente la canci?n

del

pastor

de La

tragedia

el

Beso, con esemomento hom?logo al de Trist?n;sinpararmientes en los significados

opuestos

de

ambas

situaciones

dram?ticas,

sin

detenerse

a

pensar que

mientras

nac?a

uno

de

esos casos

[Trist?n],

como

flor

dolorosa

en

el

ambiente

de la

melanco

5.

Joachim

[Fesser,

Joaqu?n].

?El

final

de

Don

Alvaro?.

En: El

Correo,

5-XI-1911.

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AN?LISIS

DE LAS

PRIMERAS PERAS

DE CONRADODEL CAMPO.

771

l?a

y

de

tristeza,

acentuando

con su

matiz

de

desesperanza

los

tr?gicos

tonos

de la

obra,

en

La

tragedia

el Beso ten?a

na

misi?n absolutamente distinta:

la

de

disipar

el

efecto

t?trico

el

pr?logo

y

preparar

sin

brusquedad

la

escena

posterior.?6

3.

Orientaciones nacionalistas

A

pesar

de

su

orientaci?n

wagneriana,

Conrado

del

Campo

realiza

sus

trabajos oper?sticos

dentro

de los ideales

de

?pera nacional,

una

de las

cuestiones centrales

de

la

m?sica

espa?ola

durante el

per?odo

de

la

Res

tauraci?n,

por

el

que

hab?an luchado

m?sicos

de

la

generaci?n

anterior

como

Tom?s

Bret?n,

Ruperto

Chap?,

Emilio

Serrano

o

Felipe

Pedrell,

entre

otros,

con

resultados

desiguales7.

As?

resulta

significativo

en

este

impulso

su

relaci?n

con

Chap?,

m?sico

que

fue

un

modelo

para

Conrado

del

Campo/Hab?an

entablado

una

estrecha relaci?n durante

los

estrenos

de

los

cuartetos

de

Chap?

que

realiz? el Cuarteto

Franc?s,

donde tocaba

la viola

Conrado

del

Campo

y cuyos

ensayos

se

celebraban

en su casa.

Despu?s vivi? muy de cerca el ?xito en el Teatro Real de la ?pera Marga

rita la Tornera

en

1909,

que

signific?

una

de

las referencias

para

la

?pera

espa?ola8.

En honor

a

su

amigo

y

maestro

compuso

una

Fantas?a

sobre

temas

del

maestro

Chap?

que

se

estren?

en

el

Teatro de la Zarzuela

en

1913,

que

inclu?a

temas

de

La

bruja,

El

pu?ao

de

rosas,

Margarita

la

Tornera,

Curro

Vargas

y

La

venta

de

Don

Quijote,

selecci?n

que

reflejaba

su

conocimiento

y

aprecio

de

la

m?sica

de

Chap?

m?s

all?

de los

t?picos

habituales.

A?os

m?s

tarde el

compositor

madrile?o

comentaba

en

una

entrevista: ?Fui

disc?pulo

del

venerable

D.

Emilio Serrano

[en

el

Conservatorio]

y

de

aquel

D.

Ruperto Chap?,

de imborrable recuerdo. De este ?ltimo, a

quien

quise

con

todo

cari?o,

conservo

bastante

aut?grafos

y

algunos

originales

de

sus

obras.?9

Gracias

a

la

relaci?n

con

Chap?

contact?

con

Carlos Fer

n?ndez

Shaw,

uno

de

los

libretistas

m?s activos

en

la

?pera espa?ola

-hab?a escrito

La vida breve de

Falla

o

Colomba

de

Vives,

entre

otras-,

que

le ofreci?

los

textos

de

El

final

de

Don

Alvaro

y

de

La

tragedia

el

beso,

ri

meras

?peras

de Conrado

del

Campo.

6.

Salazar,

Adolfo.

?La

tragedia

del

Beso?.

En: Arte

Musical,

21-V-1915.

7.

S?nchez,

V?ctor: ?Tom?s Bret?n

y

la

problem?tica

de la

?pera

espa?ola?.

En: La

?pera

en

Espa?a

e

Hispanoam?rica.

Madrid:

Instituto

Complutense

de

Ciencias

Musicales, 2002,

vol.

2,

pp.

199-213.

8.

Iberni,

Luis

G.

Ruperto

Chap?.

Madrid: Instituto

Complutense

de Ciencias

Musicales,

1995,

pp.

495-532.

9.

?En

el

?tico

de Conrado del

Campo?.

En:

Ritmo,

15-V-1930,

p.

5.

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772

V?CTOR ?NCHEZ

S?NCHEZ

La

elecci?n del

tema

de

El

final

de Don Alvaro

significaba

toda

una

declaraci?n

de

principios

hacia la

tradici?n teatral

espa?ola.

En

una

entrevista el

propio

compositor

comentaba

que

el

famoso

drama

del

Duque

de Rivas

era ?una

de

las

obras

del

pasado

siglo

en

que

mejor

se

refleja

y

caracteriza

el

car?cter

legendario

de

nuestra

raza

con sus

arreba

tos,

sus

desalientos,

sus

impulsos

de

pasi?n

desbordada,

que por

encima

de

la raz?n

salta, osada,

insensatamente,

hacia

un

ideal

confuso

que

se

oculta all?

en

lamente

heroica,

en

el

sacrificio

que

redime.?10

s? le

pidi?

al libretistaque a?adiese dos episodios que contribuyesen intensificar

los elementos

nacionales,

?escenas

intercaladas

de sabor

popular

que

deb?an

ofrecer

como un

marco

de sabor

local,

de

ambiente

espa?ol,

serrano ,

al

dram?tico

asunto

del

poema.?11

El

primero

fue

un

canto

de

trilla,

entonado

por

un

ga??n

desde

la

lejan?a,

que

-frente

al

denso

y

tenso

lenguaje

wagneriano^

presenta

una

mayor

claridad,

con

una

armo

nizaci?n

diat?nica

de sabor modal

-Sol

mixolidio-

y

una

orquestaci?n

m?s di?fana. El

otro

es

el

canto

de

unas

pastoras,

que

sirve

para

disten

der

la

tensi?n

al

comienzo

del

segundo

cuadro;

seg?n

Joaqu?n

Fesser

en

El

Correo,

?la escena de las

pastoras

es un modelo de

finura,

un acierto

completo,

basado

en

el

canto

popular

espa?ol,

admirablemente tratado

en

la tendencia de harmonizaci?n

moderna.?12

En

todos

estos momentos

Conrado

del

Campo

afronta

la

cuesti?n

de

la armonizaci?n

del

canto

popular,

tema

central

para

el

nacionalismo

espa?ol,

que

resuelva

con

un

acercamiento de sonoridades

impresionistas.

El

giro

m?s fuerte hacia el

nacionalismo

se

dar?

en

Conrado del

Campo

a

ra?z

de

su

colaboraci?n

con

?ngel

Barrios

en

la

?pera

El

Avapi?s,

el

compositor

y

guitarrista

que

hab?a

participado

del

entorno

parisino

en

la

primera

d?cada

del

siglo.

En

1910

se

hab?a

establecido

en

Granada,

aunque

viajaba

frecuentemente

a

Madrid

para

recibir clases de

instru

mentaci?n

y

composici?n

de

Conrado

del

Campo.

La

acci?n

de

El

Avapi?s

se

desarrolla

en

el

Madrid

goyesco

de

finalesdel

XVIII:

el

primer

acto

en

una

trastienda de

una

taberna del barrio

del

Avapi?s,

el

segundo

en

la

procesi?n

de la

Minerva

en

la

plaza

de

San Andr?s

y

el

tercero

e noche

en una

plazuela

madrile?a

cercana

a

la

Plaza

Mayor.

El

argumento

pre

10.

Del

Campo,

Conrado.

?Impresiones

del autor?.

En: Revista

musical,

Bilbao,

III,

1

(enero

1911),

p.

9.

Seg?n

se

menciona

en

el art?culo

estas

?r?pidas

notas sobre

su

obra? hab?an

sido

enviadas

a

la

Revista Musical

Catalana.

11. Del

Campo,

Conrado. ?El

estreno

de esta

noche?.

En:

Espa?a

Nueva,

4-III-1911.

12.

Joachim [Fesser,

Joaqu?n].

?Teatro

Real:

El

final

de

Don

Alvaro?. En: El

Correo,

5-III-1911.

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AN?LISIS

DE LAS PRIMERAS PERAS

DE

CONRADO

DEL

CAMPO...

773

senta

al

conde don

Luis

que

seduce

a

dos

majas

-la

sensible

Manola

y

la

tonadillera

la

Graciosa- rechazando

a

su

prometida

la

Condesita;

tras

varios

enredos

y

confusiones,

el

conde ofende

a

la

Graciosa

provocando

la ira

del

pueblo

que

se

venga

asaltando

su

palacio

y

mat?ndole,

en

un

tr?gico

acto

final.

La

partitura

ofrece

numerosos

episodios espa?olistas

de

inspiraci?n

dieciochesca:

una

tonadilla

a

solo

al

comienzo,

el

d?o de

majas

a

ritmo

de

seguidillas,

el

fandango

del candil

en

la

taberna,

una

zarabanda

y

tirana

en

la

plaza

de San

Andr?s,

el

vistoso

cuadro

popular

de la procesi?n de Minerva o la tr?gica canci?n del Pecado Mortal del

final.

El

cambio

estil?stico

resulta bastante

evidente,

buscando

una

mayor

sencillez

mel?dica

y

arm?nica

y

una

orquestaci?n

m?s

ligera,

con

un

len

guaje

de

corte

neocl?sico.

Aunque

no

podemos

saber

en

qu?

consisti?

la

colaboraci?n

entre

Conrado del

Campo

y

Angel

Barrios,

lo cierto

es

que

El

Avapi?s

le abri?

un

mundo

que

hasta

entonces

s?lo

se

intu?a

en

algunos

detalles de

sus

obras,

intensificando

el

espa?olismo

de

su

m?sica.

En

definitiva,

en

las

primeras ?peras

de

Conrado

del

Campo

se unen

de

manera

a

veces

dif?cil

el estilo

internacional

que

representaba

el

wag

nerismo,

clara alusi?n a las tradiciones rom?nticas

decimon?nicas,

y

el

intento

de

crear

una

m?sica

nacional.

Como comentaba

Julio

G?mez

en

un

art?culo de

1945,

en

referencia

a

la

?pera

La

malquerida:

?La

polifon?a

mel?dica

de Los

maestros

cantores

y

de

Tristan,

perfectamente

asi

milada,

es

el

punto

de

partida

del

arte

de

Conrado del

Campo.

Por

esto,

cuando

alg?n

cr?tico

haya

visto

en

el

maestro

espa?ol

una

derivaci?n del

arte

de Ricardo

Strauss,

no

ha

sido,

a

nuestro

parecer,

exacto.

Lo

justo

ser?a considerar

a

ambos

compositores

como

corrientes

paralelas

que

nacen

del

mismo manantial.

Pero

que

despu?s

se

mezclan

con

muy

diversas

aportaciones

que

les

hacen

distinguirse

profundamente.

Y

en

el

nuestro,

no

ser?

la

menor,

pese

a

las

diferentes

diferencias

que

a un

observador

superficial

pudieran enga?arle,

la

influencia del

arte

claro

y

mediterr?neo de

Ruperto

Chap?,

en

el

que

es

calidad

preponderante

que

en

muchas

ocasiones

llega

a

ser

absorbente,

la

de

una

habilidad

t?cnica

lindante

con

el

prodigio,

la

de

una

perfect?sima

y

transparente

mano

de

obra,

tan

poderosa,

que

llega

a

ocultar

todo

rastro

de dificultad

y

esfuerzo.?13

Esta

dualidad -romanticismo

y

espa?olismo,

internacionalismo

y

nacionalismo-

est?

presente

en

la

mayor

parte

de la obra de

Conrado del

Campo y supone el esfuerzo estil?stico que marc? su carrera musical.

13.

G?mez,

Julio.

?Conrado

del

Campo,

compositor

dram?tico:

La

malquerida?.

En:

M?sica,

II,

15

(15-VII-1945),

p.

5.