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136 Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 DISLEXIA. AUTORA: Irene Becerra Segovia. DNI: 25341673C ESPECIALIDAD: EDUCACIÓN INFANTIL. 0. INTRODUCCIÓN. Se pueden encontrar niños con trastornos específicos en la adquisición de la lectura en los primeros años de escolaridad y en todas las instituciones educativas. Por ello se retiene al niño uno o más años escolares para esperar a que sea igual de maduro que sus compañeros y pueda, finalmente, aprender a leer de forma normal y adecuada. Sin embargo , aunque una medida como esta puede ser comprensible desde un enfoque docente, y medianamente justificable por los padres ,el niño en general, sufre un fuerte impacto en su autoestima y en el concepto que tiene de sí mismo. 1. UN EJEMPLO REAL: LEONARDO Leonardo fue un bebé muy esperado por sus padres y por los abuelos maternos y paternos. La madre había acudido a la clínica un día antes de lo previsto, y se encontraba lista para tenerlo cuando fue llevada a la sala de parto. El nacimiento fue normal, así como el embarazo; el pequeño y su madre estaban listos para marcharse a casa un día después. Al entrar en Educación Infantil, Leonardo jugaba tranquilo con los otros niños de su grupo, le gustaba ir todos los días a la escuela, aunque tenía leves problemas para pronunciar algunos sonidos era un poco torpe en su motricidad fina. También a la docente, Leonardo le parecía un poco lento comparado con la mayoría de sus compañeros de clase. Sin embargo, era un niño alegre, agradable y cariñoso. El verdadero problema empezó el primer año de su etapa escolar en una escuela pública, situada en un barrio de Buenos Aires. El aprendizaje de la lectura le costó mucho trabajo y, muy pronto, la docente le calificó como “un niño con grandes dificultades en el aprendizaje de la lectura “; parecía que la lectura no tenía todavía ningún sentido para él. No obstante, la profesora les aseguraba a los padres que el niño era inteligente, que se esforzaba y que era muy colaborador, Algunas veces, el padre le comentaba sorprendido a su esposa que a Leonardo le pasaba lo mismo que a él cuando iba a la escuela primaria. El niño siguió esforzándose mucho, pero el hecho de estar frente a un libro le entristecía, y en algunos momentos manifestaba una ansiedad muy marcada. Trabajaba y repetía arduamente una palabra y otra palabra de cada página del texto, y se detenía muy atento en cada uno de los dibujos para encontrar alguna clave que le permitiera identificar, o mejor dicho adivinar, la palabra. En el aprendizaje de la escritura le pasaba lo mismo que en el de la lectura, tanto en

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Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 DISLEXIA.

AUTORA: Irene Becerra Segovia. DNI: 25341673C ESPECIALIDAD: EDUCACIÓN INFANTIL.

0. INTRODUCCIÓN. Se pueden encontrar niños con trastornos específicos en la adquisición de la lectura en los primeros años de escolaridad y en todas las instituciones educativas. Por ello se retiene al niño uno o más años escolares para esperar a que sea igual de maduro que sus compañeros y pueda, finalmente, aprender a leer de forma normal y adecuada. Sin embargo , aunque una medida como esta puede ser comprensible desde un enfoque docente, y medianamente justificable por los padres ,el niño en general, sufre un fuerte impacto en su autoestima y en el concepto que tiene de sí mismo.

1. UN EJEMPLO REAL: LEONARDO Leonardo fue un bebé muy esperado por sus padres y por los abuelos maternos y paternos. La madre había acudido a la clínica un día antes de lo previsto, y se encontraba lista para tenerlo cuando fue llevada a la sala de parto. El nacimiento fue normal, así como el embarazo; el pequeño y su madre estaban listos para marcharse a casa un día después. Al entrar en Educación Infantil, Leonardo jugaba tranquilo con los otros niños de su grupo, le gustaba ir todos los días a la escuela, aunque tenía leves problemas para pronunciar algunos sonidos era un poco torpe en su motricidad fina. También a la docente, Leonardo le parecía un poco lento comparado con la mayoría de sus compañeros de clase. Sin embargo, era un niño alegre, agradable y cariñoso. El verdadero problema empezó el primer año de su etapa escolar en una escuela pública, situada en un barrio de Buenos Aires. El aprendizaje de la lectura le costó mucho trabajo y, muy pronto, la docente le calificó como “un niño con grandes dificultades en el aprendizaje de la lectura “; parecía que la lectura no tenía todavía ningún sentido para él. No obstante, la profesora les aseguraba a los padres que el niño era inteligente, que se esforzaba y que era muy colaborador, Algunas veces, el padre le comentaba sorprendido a su esposa que a Leonardo le pasaba lo mismo que a él cuando iba a la escuela primaria. El niño siguió esforzándose mucho, pero el hecho de estar frente a un libro le entristecía, y en algunos momentos manifestaba una ansiedad muy marcada. Trabajaba y repetía arduamente una palabra y otra palabra de cada página del texto, y se detenía muy atento en cada uno de los dibujos para encontrar alguna clave que le permitiera identificar, o mejor dicho adivinar, la palabra. En el aprendizaje de la escritura le pasaba lo mismo que en el de la lectura, tanto en

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Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 la escritura libre como en el dictado. También en asimetría escrita su rendimiento era pobre, aunque era muy rápido para resolver preguntas aritméticas de cálculo mental. Las primeras calificaciones malas en lectura y escritura siempre iban acompañadas con una nota de la docente acerca de la buena conducta de Leonardo; sin embargo , al transcurrirle año, el niño fue incrementando su dificultad en el aprendizaje y , poco a poco, aparecieron también graves problemas en el comportamiento. Cuando llegó el fin de año lectivo, Leonardo, pese a no cumplir con los parámetros mínimos de aprendizaje en lectoescritura, consiguió pasar de curso siguiente. Durante las vacaciones de verano, recibió la ayuda de una profesora particular que intentaba que el niño superar sus dificultades. El segundo año terminó con un fracaso rotundo: Leonardo no sólo tuvo que repetir curso, sino que además se habían incrementado sus problemas de conducta; molestaba permanentemente a sus compañeros, interrumpía la clase con tonterías, no atendía, en el patio jugaba muy bruscamente, contaba pequeñas mentiras a los docentes, lloraba sin ningún motivo aparente y comenzó a sobornar con golosinas a otros chicos para ganar su amistad. Su ropa no estaba sucia, pero su apariencia era descuidada: cordones desatados, botones en ojales incorrectos, medias arrugadas en el tobillo, etcétera. En casa, todos intentaban ayudar a Leonardo; luego comenzaron los “buenos consejos” de familiares y vecinos. Una primera de su mamá resugería atención psicológica para el niño por ser Leonardo el hijo mediano y porque “todos los hijos medianos tienen problemas “; Esteban, un amigo del padre, les proponía mayor dureza en los límites que le impusieran; la abuela materna entendía que la dificultad se debía a que Leonardo era un niño zurdo… Le pediatra sugirió realizar las correspondientes revisiones de vista y de oído y , dado que uno y otro resultaron normales, le comentó a los padres que aún podían esperar un poco más de tiempo antes de hacer una consulta especializada. El matrimonio se sintió verdaderamente desconcertado cuando fue informado por los profesionales del gabinete escolar que la raíz del problema de Leonardo era una “inestabilidad y bloqueo emocional”, por lo que se aconsejaba iniciar tratamiento psicoterapéutico; justo en ese momento, la hermana menor que tenía cinco años, ya comenzaba a leer palabras sencillas. Lamentablemente, la solución equivocada para el problema de Leonardo, hizo que este siguiera cada día peor, no sólo en la escuela sino también en su casa; los padres continuaron sintiendo ansiedad y poco convencidos acerca de la recuperación del niño.

2. DEFINICIÓN DE DISLEXIA. A pesar de que la dislexia es una diagnosis reconocida oficialmente en muchos países, no se cuenta con una definición universalmente aceptada por todos los especialistas de este campo.

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Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 Siguiendo la definición propuesta, en 1984, por L. Bravo Valdivieso, Chile, decimos que: “La dislexia es un desorden específico en la recepción, en la comprensión o en la expresión de la comunicación escrita, que se manifiesta en dificultades reiteradas y persistentes para aprender a leer en el período escolar. Se caracteriza por un rendimiento inferior al esperado para la edad mental, el nivel socioeconómico y el frado escolar, en los procesos de decodificación, de comprensión lectora y en su expresión escrita”.

3.SINTOMAS DISLEXICOS. Las manifestaciones de la dislexia se observan en el comportamiento lector; cuando el niño intenta leer, comete mucho de los siguientes errores:

- Invierte sílabas dentro de una palabra o letras que forman sílabas. - Lee con mucha lentitud y titubeos. - Confunde ciertas letras. - Omite o reitera palabras o sílabas. - Confunde palabras cortas que tienen un parecido visual. - No tiene conciencia de ciertos sonidos y los omite a leer palabras. - Intercambia palabras del mismo campo semántico. - No sabe diferenciar el nombre de las letras de los sonidos que tienen. - No sabe si un grupo de letras forman una o varias palabras. - Omite algunas letras, con preferencia las que se encuentran al final de la palabra. - Confunde palabras por su parecido fonético o visual. - No puede identificar las palabras que suenan igual. - Ignora por completo los signos de puntuación dentro del texto. - Titubea al leer en voz alta, palabra por palabra, con ligeros cambios de entonación. - Sigue el texto con el dedo. - Constantemente pierde el punto de lectura, ya sea al pasar por alto párrafos enteros o

al leer dos veces el mismo pasaje. - Muchas veces puede intentar emitir el sonido individual de las letras pero no puede

sintetizar los sonidos en la palabra correcta. - No pronuncia las palabras de manera correcta, aunque sean muy comunes en su

vocabulario y las pueda decir oralmente sin problema. - Acentúa la palabra en la sílaba incorrecta. - Lee sólo en tiempo presente, aunque el texto esté escrito en pasado. - Agrega palabras pequeñas que no aparecen escritas en el texto. - No comprende lo que lee. - Falta de fluidez lectora, con grandes vacilaciones en palabras polisilábicas o de uso

poco frecuente. - Inventa una historia basada en las ilustraciones de un libro que no guarda ninguna

relación con el texto. - Por lo general, la lectura silenciosa es mejor. - Le cuesta mucho ordenar sílabas y prender hechos numéricos. - Tiene dificultades con la notación musical.

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Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 4. LA EVALUACIÓN : PROBLEMAS A DISTINGUIR EN LA LECTURA. Es oportuno destacar que el diagnóstico de dislexia corresponde aproximadamente al 80% de los trastornos de aprendizaje. El primer paso cuando evaluamos la lectura es determinar si el niño presenta problemas en el reconocimiento de las palabras, en la comprensión o en ambos . Pero la evaluación no termina ahí ya que, dentro de cada uno de estos grandes problemas, se pueden encontrar otros muchos más específicos. De acuerdo con algunos investigadores de los procesos lectores, para el reconocimiento de palabras existen dos procedimientos diferentes: la ruta fonológica y la ruta léxica. Por consiguiente, la dificultad puede surgir en cualquiera de estas rutas. De hecho, se han publicado varios casos clínicos de extrema dificultad en una de ellas y relativo buen funcionamiento de la otra. En esa misma línea, varios estudios han pretendido separar a los niños con dificultades para la lectura en dos grupos, dependiendo de cuál fuera la ruta que no funcionase correctamente. En este sentido, a los niños con dificultades para la lectura en dos grupos, dependiendo de cuál fuera la ruta que no funcionase correctamente. En este sentido, a los niños presuntamente disléxicos algunos especialistas les suministran unas pruebas de lectura de palabras regulares, irregulares y seudopalabras. Hay niños que obtienen una puntuación baja en la lectura de las palabras irregulares pero normales en las seudopalabras, lo que indica un mal funcionamiento de la ruta léxica. A otros niños les sucede justo lo contrario, ya que leen a un nivel normal las palabras irregulares y tienen una baja ejecución con las seudopalabras. Esta es una señal de que la ruta fonológica no funciona bien. Por último, un tercer tipo de niños leen con un nivel muy por debajo de lo normal, tanto las palabras irregulares como las seudopalabras, por lo que tienen serias dificultades en una y otra ruta. Por lo general, los niños con dislexia severa o grave (la dislexia no es un fenómeno de “todo o nada”, sino que se expresa en distintos grados), tienen dificultades con la totalidad de los estímulos. Algunos investigadores y especialistas sostiene que no hay una distinción muy nítida entre dificultades en el uso de la ruta fonológica y problemas en la ruta léxica. Esto se debe a que hay muchas variables influyendo en la ejecución del niño como pueden ser los métodos de lectura con los que haya aprendido, las deficiencias de capacidad visual o fonológicas que el sujeto pueda tener, y especialmente las estrategias, tanto las que utiliza por exigencia de la tarea como las que ha tenido que desarrollar para afrontar sus déficits. Así, no es extraño que exista una variedad muy amplia de dificultades que requieren ser evaluadas profunda y extensamente. Con respecto a la comprensión lectora, también los problemas pueden ser muy variados y producidos por muchos motivos diferentes. Hay niños que tienen dificultades para comprender porqué no consiguen reconstruir las ideas expresadas en el texto. A otros, las dificultades les surgen porque no disponen de los conocimientos previos o necesarios para comprender el texto. Otra opción es que sí cuenten con esos conocimientos, pero que no consigan hacer un uso eficaz de ellos.

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Revista digit@l Eduinnova ISSN 1989-1520 Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010 Debe completarse la valoración específica de la lectura con el suministro de pruebas o baterías neuropsicológicas que evalúan el rendimiento en un amplio espectro de tareas y aportan información de todas las esferas de la función encefálica. La mayoría de los niños con dificultades en el aprendizaje no presentan una dislexia aislada, sino asociada con una constelación de síntomas que, por lo general, pasan inadvertidos para los maestros y padres.

5. PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN PARA DISLÉXICOS. Hay toda una gama de posibles intervenciones: desde las asistemáticas y esporádicas, hasta aquellas que merecen la denominación de programas de intervención ( e incluso programas personalizados de intervención). Cada uno de los programas de intervención supone la síntesis o la integración de muchos componentes teórico-prácticos, de conocimientos, de habilidades y de actitudes. Los programas consisten en unas actitudes sistemáticas y explícitas para alcanzar unos objetivos que la evaluación neuropsicológica completa ayudó oportunamente a determinar. Los programas de intervención, complejos y sistemáticos, contrastan con las “soluciones milagrosas” que aparecen con cierta frecuencia en textos seudocientíficos o en artículos de dudosa procedencia;sin embargo, no hay duda acerca de que todas las intervenciones no son igual de eficaces.

6. CONCLUSIÓN. La forma en que se concibe la naturaleza de la dislexia tiene importantes implicaciones para la evaluación, la intervención, el pronóstico global y las sugerencias al docente. La orientación neuropsicológica, dentro del marco general de las neurociencias, tiene una gran importancia en las investigaciones y en el quehacer actual en la problemática de la dislexia evolutiva.

7. BIBLIOGRAFÍA.

• American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 4º.ed. text revised. Washington DC: APA, 2000

• Bravo, L. Dislexias y retardo lector. Santiago :Universidad Católica de Chile 1984. • Habib,M. La dislexia a libro abierto. Montevideo: Prensa Médica

Latinoamericana.,2004. • Hornsby, B. Guía completa de la dislexia. Para familiares y educadores México DC:

Cuarzo,2007