2.2.b.Vocación-profesiòn
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7/25/2019 2.2.b.Vocacin-profesin
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Vocaci n y r eal i zaci n de la per sona
49A cont eci mi ent o
Para todo hace falta vocacin
Para ser sacerdote o maestro, se dir, hace falta
vocacin. Tamb in para ser mdico, polt ico,
militar? D esde luego nos resultara extrao q ue
de alguien se nos dijera, sin cierta sorna, que tie-
ne vocacin de reg istrador de la propiedad.
Por o tra parte, omos decir que para tod o hace
falta vocacin. Sin d uda, se quiere decir con es-
to que para realizar con gusto, con entrega,
cualquier actividad o trabajo, hace falta cierta in-clinacin. C on la idea ms generalizada de voca-
cin se vinculan las de aptitud-aptitudes, inclina-
cin, aficin y gusto, por ms que haya casos en
los q ue el llamadono encuentre precisamente
grata la tarea para la que se le re-clama ( cf. v.c.
Jon 1, 3). Con tanta amplitud se usa el trmino
vocacin que incluso de quien soporta una si-
tuacin indigna sin signos ni nimo alguno de
rebelda se dir que tiene vocacin para ellas.
As, aunq ue con intencin irnico-reprobatoria,
se dir de alguien, p.e., q ue tiene vocacin de
esclavo. So n, pues, d iversos los planos y sent i-
dos en que cabe hablar y se habla de vocacin.
Destino, vocacin, proyecto de vida,profesin
Por vocacin, sin ms, se entend a casi exclusiva-
mente vocacin religiosa (llamada al estado
sacerdotal o religioso). Y a este sentido del tr-
mino vocacinco rresponde, por cierto, o tro
muy part icular del trmino profesin. La res-
puesta positiva a un determinado tipo de voca-
cin religiosa supone profesaren una orden o
congregacin, mediante un acto solemne que se
denomina justamente profesin. Y esa voca-
cin religiosa aparece referida, advirtase, no
tanto a unas actividades, sino a un estado y est i -l o de vi dainmediatamente determinado por unaopcin fundamental ante la gran cuestin por el
sentido mismo de la existencia. El primero y ms
alto plano en el que puede considerarse la voca-cin es precisamente ste, transcendente, antro-
polgico-metafsico, religioso, moral, del desti-
no y sentido de la existencia. El destino ltimo
que atribuyo a mi existencia y que le confiere
sentido es para m exigencia y deber, llamada,
vocacin a la que he dar una respuesta: la de su
plena realizacin que es mi plena autorrealiza-
cin y mi felicidad Esa sera la que podemos lla-
mar vocacin exi stenci al. La respuesta a esa vo-
cacin radical, fundamental, existencial puede
revestir diversas formas de vida, puede concre-
tarse en distintos pr oyectos de vi da. Y en un pro-yecto de vida se incluye el de la propia dedica-
cin profesional.
Distingamos las voces de los ecos
Si ha de decirse que la vocacin fundamental es
la vocacin de ser hombre, esto no impide, ob-
viamente, decir que tambin son objeto de vo-
cacin, d e acuerdo con la acepcin propia de es-
Vocacin, profesin y profesionalidad
Tefi lo G onz lez VilaCatedrtico de Instituto
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7/25/2019 2.2.b.Vocacin-profesin
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A nl i si s
50 A cont eci mi ent o
te trmino, formas y estados particulares de ser
hombre / mujer y desde ah, en direccin des-
cendente, hasta actividades las ms modestas.
La vocacin como tal, como llamada, reviste
muy diversas formas, se manifiesta de muy di-
versos modos, suena con mayor o menor fuer-za, se nos vocea o se nos susurra, se oye ntida
o con fusa, abiert a o cifrada. Si de o rdinario
esa llamada es, de uno u ot ro mod o, una voz
interior, es tamb in vocacin en su ms literal
sentido la llamada externa que tiene lugar a ve-
ces rodeada de signos extra-ordinarios ( cf., v.c.,
H ech. 9, 3-6). Y no t od as las llamadas, inclina-
ciones, incitaciones, que en cuanto tales son li-
teralmente vocaciones, son positivas, co ns-
tructivas; las hay destructivas. Y no todas
conciliables; las hay contradictorias. Necesario
es el espritu de discernimiento que nos lleve a
distinguir las voces de los ecos
Vocacin, amor, autorrealizacin,felicidad
En su sentido ms propio y elevado, marcado
por sus originarias connotaciones religiosas y
morales, la vocacin se entiende referida a act ivi-
dades de especial excelencia intrnseca y a moti-
vaciones e intenciones moralmente elevadas, de-sinteresadas. En esas elevadas motivaciones e
intenciones radicara la fuerza que permite supe-
rar, mediante esfuerzos impagables, las dificulta-
des de que parecen acompaadas las actividades
para las q ue tradicionalmente se ha pensado q ue
es necesaria una muy marcada vocacin. Pero to -
do lo dicho de la vocacin en su sentido ms ele-
vado puede decirse, en mayor o menor medida,
de toda verdadera vocacin aunq ue no est mar-
cada po r una relacin d irecta con grandes cau-
sasy fines superio res. As en aq uel, cualquie-
ra sea, de quien pueda decirse que tiene
vocacin encontraremos sin duda amor por lo
que hace, cuidado en hacerlo del modo ms ex-
celente, disposicin a ir, en tiempo, esfuerzo y
esmero, ms all de lo reglamentariamente exigi-
ble. Las intenciones e intereses de quien lleva a
cabo una actividad por vocacin se identificarn
con los de la actividad misma y, en todo caso,
nunca sta se ver desatendida o perjudicada por
aqullos. Quien desempea sus tareas con voca-
cin encuentra en ellas el gozo superior de su
propia realizacin personal y sin duda est en
condiciones de ser ms feliz que quien slo ac-
ta por mviles extrnsecosa su q uehacer mis-
mo .1
Entre hacer lo que quiero y querer loque hago. Entre el hobby y larebelda
H ay act ividades, dedicaciones, situaciones profe-
sionales alejadas de la que se siente como voca-
cin, sobre las que, no obstante, puede proyec-
tarse un sentido que de alguna manera las
vocacionalizaen s mismas. P ero hay situacio-
nes profesionales-labo ralesque, por su propia
naturaleza, por su intrnseca o circunstancial an-
tihumanidad, inmoralidad, indignidad, no son
vocacionalment e redimibles. Esas situaciones
pueden, con todo, paradjicamente convertirse,
ellas mismas, en origen de una verdadera voca-
cin, situada en un plano meta-profesional, en
llamada justo a salir fuera, dar un salt ovo-
cacional a un plano superior, liberador y a, p.e.,
emprender la lucha contra la injusticia ante la
que slo puede dejar de sentir rebelda quien
teng a vocacin de esclavo. En to do caso, es
un hecho que, para un nmero muy elevado de
personas, entre vocacin y profesin no slo nohay, en muchos casos, coincidencia sino que se
produce una abismal distancia. El proyecto de
vida, en el que ha de concretarse nuestro perso-
nal modo de realizar nuestra vocacin existencial
ltima, no es necesariamente, ni de hecho lo es
para los ms, un diseo consciente y libremente
elaborado con carcter previo a su realizacin,
sino que, en gran medida y para los ms, es el
proyecto q ue se me da y ante el q ue mi decisin
ser la de rechazarlo o aceptarlo, g oz arlo, sopor-
tarlo o sublimarlo, y hacer as de la necesidad vir-
tud o condena ( cf., v.c., Os 1, 2).2 Para cuntaspersonas, innmeras, el trabajo es slo el medio
con que ganar t iempo para intentar realizarse
en la que consideran su verdadera vocacin!. En
el amplio y variad o campo del hobb y, junt o a
actividades de puro entretenimiento(en lt i-
mo trmino, de terapia a la presin de trabajo y
al servicio, por lo mismo, de la propia actividad
laboral-profesional), se sitan aquellas mediante
las que se da salidade alguna manera a los ver-
daderos impulsos vocacionales. Entre vocacin y
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Vocaci n y r eal i zaci n de la per sona
51A cont eci mi ent o
aficin cabe un camino de doble direccin. Ad-
virtamo s que una misma act ividad mat erial (la de
jardinera) puede revestir la condicin de pro-
fesional(en el jardinero) y de ocio creativo pu-
ramente vocacional (en, p.e., un camionero).3
Profesionalidad: vocacin secularizada?
En nuestro mundo secularizado parece que no
es vocacin, sino profesionalidad lo que se pide
y espera de quienes realizan cualesquiera activi-
dades profesionalesdestinadas a ofrecer a los
dems un bien, un servicio, incluidas aquellas en
las q ue hasta ahora se ha entendido que era pre-
cisa la vocacin como garanta de calidad en la
realizacin de los cometidos correspondientes.
H ay actividades o, ms propiamente, servicios
en los que la vocacin se requiere de tal modo
que sin ella no llegaran a realizarse o prestarse.
La vocacin sera en estos casos no ya requisito
de una mayor entrega y, en g racia de sta, de una
mayor perfeccin, sino condicin misma de po-
sibilidad de la realizacin de esas actividades y
servicios. En otros casos la vocacin se conside-
ra un factor o requisito de especiales aspectos de
la calidad para llevar a cabo actividades que, sin
vocacin, no slo pueden tambin realizarse si-
no realizarse con not able calidad tcnica.D e profesionalidad, y no de vocacin, se ha-
blar fundamentalmente en relacin con aque-
llas actividades para las cuales se requiere una
preparacin especfica muy bien identificada en
sus componentes y cuya realizacin puede desa-
rrollarse mediante procedimientos tcnicos y re-
glamentarios asimismo bien determinados. Esas
son las act ividad es (necesarias o convenientes pa-
ra la sociedad y, en todo caso, ob jeto de efectiva
demanda) que pueden y deben quedar asegura-
das mediante la pr ofesi onal i dadde los encarga-
dos de llevarlas a cabo, con independencia de
que stos tengan, adems, vocacin o no. Si la
vocacin era, se entenda, la mejor garanta de
calidad (derivada del amor y empeo que pone
en lo que hace quien por vocacin acta), la
apuesta actual por la profesionalidad podra pa-
recer que obedece al convencimiento de que la
calidad puede y debe quedar garantizada aunq ue
no haya vocacin. Incluso podra alguien consi-
derar que esa calidad q ueda mejor asegurada con
profesionalidad que con mera vocacin. La pro-
fesionalidad vendra, pues, no ya a remediar la
falta de vocaciones en determinados mbitos, si-
no a hacer innecesaria la vocacin Y este mo-
do de entender la profesionalidad, pensarn al-
gunos, sera una prueba ms (resultado y
expresin) de la secularizacin.Si la vocacinoriginariamente remite a una
cierta sacralizacin, habra de verse en la actual
demanda de profesionalizacin una muestra ms
de secularizacin, de d esacralizacin, sobre to do
cuando esta demanda recae sobre profesiones
que tradicionalmente se han visto aureoladas y
efectivamente casi sacralizadas como ob jeto
de una alta vocacin (la de maestro, p.e.). Es es-
to realmente as? No conviene precipitarse en ta-
les consideraciones. En la exigencia de profesio-
nalizacin y profesionalidad no sera acertad o ni
justo ver sin ms el resultado y expresin de una
voluntad laicizad ora. H a de tenerse en cuent a
que, en nuestro mundo laicizado, pero no por
laicizado, sino por complejo y necesitado de me-
jor organizacin y en aras, en ltimo trmino,
del bien comn pblico, hay actividades cuya
realizacin no puede quedar supeditada a que
haya personas con vocacinpara dedicarse a
ellas, sino q ue ha de q uedar asegurada mediante
mot ivaciones socialmente controlables y garanti-
zables, distintas de la vocacionales y sin excluir
stas, ob viamente, cuando las haya. H ay que ase-gurar la profesionalidad no porque no haya vo-
caciones, ni para que no las haya o sean innece-
sarias, sino aun cuando haya y sean muchas las
vocaciones
Qu es profesionalidad?
Invocar la profesionalidad es apelar al rigo r
tcnico, a la observancia de las exigencias tcni-
cas, jurdicas y deont olgicas a las que debe ajus-
tarse la realizacin de la actividad correspon-
diente. N ot as constitutivas de la profesionalidad
son, en efecto, una r i gur osa preparacin cien-
tfico-tcn i capara el desempeo de las activida-
des de que se trate, la sujecin a las exi gencias deorden jurdi co y tico-deont olgicoque regulan larealizacin de esas actividades, as como, en el
anverso de esas mismas exigencias, la i ndepen-
denciarespecto de cualesquiera otras, incluidas
la de los propios particulares intereses, mviles,
imperativos o criterios personales de quien las
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lleva a cabo. En el caso de actividades q ue, en ra-
zn de su propio especfico contenido, consis-
tende mo do inmediato en relaciones humanas,
una actuacin profesionalmente correcta d epen-
der asimismo de determinadas cuali dades perso-nales o, si se quiere, d e determinadas virtudes,entendido este trmino en sentido caracterolg i-
co.4 Puede darse la capacitacin tcnica requeri-
da en el ms alto g rado y resultar deficiente la ac-
tuacin correspondiente, por negligencia, o por
la incidencia de mviles ajenos o contrarios al fin
intrnseco de aqulla.5 Sin negar la legitimidad y
necesidad de la distincin entre bondad-maldad
tcnica y bondad-maldad moral, desde nuestra
perspectiva, hemos de considerar que l a cor r ec-
ci n deon tolgi ca en la prctica profesional
constituye un componen te de la propi a bondad
tcn i cade cualq uier prctica profesional-labo -
ral.6
En algunos mbitos la profesionalidad apare-
ce ante todo como garanta de independencia y
es invocada con t anta ms frecuencia y tan to ms
nfasis cuanto ms clara su ausencia y ms graves
los obstculos que puede haber para garantizar-
la. As, p.e., en el mbito de la Administracin
pblica, en el que la profesionalidad encuentra
su mayor obstculo y amenaz a en la politiza-
cin. N o d eja de resultar parad jico que la pro-
fesionalidad de la funcin pblica aparezca de
modo recurrente como promesa poltica, esto
es, de aquellos que ms expuestos estn a politi-
zarla. Lo cual es buena prueba del universal re-
conocimento de que la profesionalidad es una
exigencia ob jetiva fundamental q ue debe q uedar
atendida en raz n del mismo bien comn pbli-
co y el mejor ndice de una sociedad con buena
salud tico-democrtica.
Garantizar la profesionalidad y suscitarla vocacin
Entre vocacin y profesionalidad ha de
afirmarse en primer lugar no cabe de suyo
MiguelngelFernndez
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Vocaci n y r eal i zaci n de la per sona
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contradiccin ni aun oposicin alguna. La pro-
fesionalidad es exigible; la vocacin, no. Puede
darse profesionalidad sin vocacin, y vocacin, al
menos inicial, sin profesionalidad. Pero no habr
verdadera vocacin si de ella no surge la exigen-
cia de la profesionalidad. La vocacin no dispen-sa de las exigencias de la profesionalidad. Por lo
mismo, y p.e., el carcter voluntarioo voca-
cionalcon que se desempea una tarea no jus-
tifica la chapuza. La diferencia ent re profesio-
nalidad y voluntariado no pude ponerse en la
distinta exigencia de calidad de la actividad que
se realiza, sino en las distintas motivaciones y es-
tatuto socio-laboral y jurdico. La vocacin por
s sola no asegura la profesionalidad, pero lleva
consigo la exigencia tica de adquirirla al nivel
mximo y, supuesta la profesionalidad, la poten-
cia en cuanto constituye un plus motivacional a
la hora, p.e., de superar dificultades frente a las
cuales pueden resultar insuficientes o ineficaces
las motivaciones exclusivamente profesionales.
En otra direccin, la profesionalidad, a su vez,
puede favorecer el surgimiento de actitudes vo-
cacionales en cuanto no pocas veces el manteni-
miento de la profesionalidad parece reclamar co-
mo sostn ese plus de motivacin que caracteriza
a lo vocacional y que no proporciona el mero
sentido a lo kant iano del deber ni el mero
pund onor en busca del prestigio profesionalLa profesionalidad constituye un bien en s y una
exigencia moral. No contrapongamos profesio-
nalidad y vocacin. Exijamos, exijmonos profe-
sionalidad, e inyectemos, a la vez, sentido voca-
cional en nuestras tareas, desde motivaciones
alimentadas por el amor.
Notas1. H abra que recordar aq u la distincin clsica entre el
finis oper i s(bien-fin de la obra = bienes internos) y el
fini s operan t i s(= el fin-bien del que obra = bienes exter-
nos). Se produce cor r upci ncuando la realizacin deuna actividad se somete no a la consecucin de los bie-
nes-fines intrnsecos, sino al log ro de bienes extrnsecos,
ajenos a la obra misma, y esto de tal modo que el logro
de aqullos se ve impedido en absoluto o dificultado y
deteriorado por la bsqueda de stos (cf. MACINTYRE,
A.: Tras la vir tud. Crtica, Barcelona, 1987, pp. 233 ss.;
C ORTINA, A.: ti ca civi l y reli gin. PPC, Madrid, 1995,
pp. 24ss.)
2. Si bien una vocacin en su sentido ms exigente parece
absorber toda posible dedicacin, es posible en un mis-
mo sujeto una pluralidad de vocaciones, de posible rea-
lizacin sucesiva o aun simultnea y no ya porque perte-
nezcan a distintos planos (el existencial, el profesional),
sino aun dentro del mismo plano (el profesional) segn
las circunstancias. La pluralidad de vocaciones supone
sin duda unas ricas aptitudes e intereses variado s y habr
quien a lo largo de su vida, sucesiva e incluso simult-
neamente, realice ms de una vocacin . Y habr casos en
que esa pluralidad vocacional potencial no d paso a nin-
guna ob ra. Si la realizacin d e una po sibilidad, en es-
te caso, de una vocacin, pasa por la renuncia a otras, la
pretensin de mantener todas las posibilidades puede
llevar a no realizar ninguna y retenernos toda la vida en
la inmadurez personal Nada grande se hace sin pasin
y nada en absoluto sin renuncia.
3. A veces el xito ob tenido en la actividad vocacional ex-
trapro fesionalmen te realizad a, en el tiempo (pro fesio-
nalmente) librele permitir a algunos abandonar la ac-
tividad laboral-profesional originaria y dedicarse
exclusivamente a la vocacional, que pasara a ser ahora,
adems, la profesional (El funcionario que escribe nove-
las fuera de sus horas de t raba jo y termina po r ser es-
critorde profesin).
4. Po dra, en un ajuste conceptual ms fino, distinguirseentre componentesde la profesionalidad (que seran, con
toda seguridad, el saber hacer, capacitacin cientfico-
tcnica, y el recto pr oceder, sujecin a las normas que re-
gulan la prctica de que se trate) y requisitosde la profe-
sionalidad (aquellas virtudes y cualidades sin las cuales
los componentes de la profesionalidad se veran desvir-
tuados y la actuacin correspondiente quedara profesio-
nalmente frustrada). H ay, no obstante, razo nes para
considerar que el respeto a las normas deontolgicas (no
slo a las jurdicas) e incluso algunas dotes personales,
aunque elementos de contornos menos precisos y de
ms difcil objetivacin y garanta, son componentes y
exigencias de la profesionalidad misma
5. Exigencia tica elemental a la que ha de atender todo
profesional es justo la de su propia preparacin tcnica y,
supuesta sta, la de la obra (tcnicamente) bien hecha,
esto es la de actuar con diligencia y proponerse alcanzar
tanta calidad como est capacitado para lograr. Convie-
ne, por dems, en este orden de consideraciones, la dis-
tincin entre cdico deontolg ico y cdigo tico. C omo
expone Agustn D omingo Mo ratalla, el cdi go deontol-
gicopresenta un marcado carcter profesionaly a rti-
cula fundamentalmente los deberes de los profesionales
de que se trate, en cuanto tales, en tanto el cdi gotico
ha de entenderse referido a las prcticas que realizan
dentro de una misma organizacin los ms diversos co-
laboradores, cualquiera sea el puesto que ocupen, seanpermanentes o espord icos, asalariados o volunt a-
rios; y no se limita a regular deb eres, sino q ue expresa
los ideales, valores y aspiraciones que todos ellos com-
parten (D OMINGO MORATALLA, Agustn: tica y volun-
tar iado. Una soli dari dad sin fr onteras. Madrid, PPC,
1997, p. 162)
6. No faltaran q uienes invocaran la posibilidad de separar
bondad tcnica y bondad moral, de modo que un traba-
jo tcnicamente bueno no dejara de ser, sin ms y
definitivamente, una obra bien hecha por ms que en su
realizacin o efectos o cualquier otra circunstancia en-
traara la violacin d e principios ticos. Tradicional d is-
cusin, sta, especialmente respecto de las ob ras de arte.