23 La Segunda Venida 05 - Análisis de citas 5

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LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO ¿Podemos conocer cuando Volverá? ¿Habrá fecha para la venida de Cristo?

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LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTOPodemos conocer cuando Volver?

Habr fecha para la venida de Cristo?

Institucin de la Cena del Seor(Mr. 14.12-25; Lc. 22.7-23; Jn. 13.21-30; 1 Co. 11.23-26)

17El primer da de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discpulos a Jess, dicindole: Dnde quieres que preparemos para que comas la pascua?18Y l dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo est cerca; en tu casa celebrar la pascua con mis discpulos.19Y los discpulos hicieron como Jess les mand, y prepararon la pascua.20Cuando lleg la noche, se sent a la mesa con los doce.21Y mientras coman, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.22Y entristecidos en gran manera, comenz cada uno de ellos a decirle: Soy yo, Seor?23Entonces l respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, se me va a entregar.24A la verdad el Hijo del Hombre va, segn est escrito de l,mas !!ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

Usar puntos breves y explicar los detalles verbalmente.2

25Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: Soy yo, Maestro? Le dijo: T lo has dicho.26Y mientras coman, tom Jess el pan, y bendijo, y lo parti, y dio a sus discpulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.27Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;28porque esto es mi sangredel nuevo pacto,que por muchos es derramada para remisin de los pecados.29Y os digo que desde ahora no beber ms de este fruto de la vid, hasta aquel da en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Podemos investigar ms sobre Da y Hora?

Da y Hora solo lo dirDios padre

Mateo 24: 36Pero del da y la hora nadie sabe, ni aun los ngeles de los cielos, sino slo mi Padre.

Marcos 13: 32Pero de aquel da y de la hora nadie sabe, ni aun los ngeles que estn en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

Explicaciones sobreDa y Hora .

a) Que opina la Compaa de Jesshttp://www.jesuitas.org.co/homilias/237.pdfFuente:

La conclusin es casi parecidaA la nuestra, por no decir casi Idntica, es decir estar preparadoSiempre y ver las seales, y es Correcto pero podemosEscudriar un poco mas .Sigamos, porque nuestros pioneros no pensaban as

http://www.miapic.com/si-el-espiritu-santo-es-dios-por-que-no-sabia-la-hora-del-regreso-de-cristob) Contexto HistricoFuente:

Una conclusin de acuerdo al contextoDe la poca, nos habla acerca de estaFraseologa

Podemos saber que tanto el Padre, El Hijo y El Espritu Santo saben muy bienEl tiempo .Y el pueblo puede tener un aproximado de este tiempo .. Escudriemos un poco mas

b) Hebrasmohttp://www.torahaguaquefluye.com/yom-hakeseh-o-d%C3%ADa-escondido/Fuente:

d) Video Didctico sobre Da y Hora

Mes lunar - da y hora escondidoSabemos que hay una seal conEl sol y la luna por eso soloDios Padre nos dar el Tiempo exacto de la venida De su hijo Jess

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Veamos un poco mas

NADIE SABE EL DIA NI LA HORA

Esta expresin juda tiene correlacin con la FIESTA DE TROMPETAS. Antiguamente, cuando un hombre judo buscaba a una doncella para contraer MATRIMONIO, iba a la casa de la prospectiva novia y llevaba con s regalos (smbolo de los dones espirituales) y tambin se fijaba el PRECIO por la NOVIA, las responsabilidades del NOVIO y las PROMESAS a la novia en un contrato de matrimonio (alusin a la Palabra de Dios, la biblia). Si la doncella aceptaba, el novio regresaba a la CASA de su padre para PREPARAR lugar para ELLA. Cuando los amigos y conocidos le preguntaban al novio que cuando iba a regresar para tomar a su esposa, l responda que no lo saba, sino solo su padre, cuando el aprobar los preparativos que haba hecho.

Este paralelo de la antigua ceremonia de bodas juda es una figura de la RELACION entre Jesucristo y su NOVIA, la IGLESIA. La FIESTA DE TROMPETAS se celebra por DOS (2) das, al esperar que aparezca la NUEVA LUNA y por eso es conocida como la fiesta en que NADIE SABE EL DIA NI LA HORA.

La Iglesia espera el sonar de la TROMPETA del novio, el Seor Jess, para llevar a su novia a las MANSIONES CELESTIALES y celebrar las BODAS DEL CORDERO. Bendiciones!!!

Jess viene con trompeta

Viene al principio del mesDonde astronmicamenteNo se puede saber da y horaY luego iremos al cielo, 7 das de Viaje y estar preparado .

CENA DE BODASDEL CORDERO

Estando ya en el cieloEstaremos verificandoLos juicios de DiosPor 1000 aos

Y luego regresaremos alPlaneta Tierra, y recordadLa fiesta de los tabernculosO de las cabaas

Cielo Nuevo y Tierra Nueva

FIESTAS EN EL SANTUARIOPASCUATROMPETASCABAAS

CITA DE ELENA WHITE

SOBRE

DA Y HORA

(1827 1915)

Eclesiasts 1:9Qu es lo que fue? Lo mismo que ser.Qu es lo que ha sido hecho?Lo mismo que se har,Nos hablara sobre laVenida de Cristo en 1844

Captulo 21 UN GRAN DESPERTAR RELIGIOSO pg. 421 417A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misin de predicar la amonestacin en los Estados Unidos de Norteamrica. Dicho pas vino a ser el centro del gran movimiento adventista. All fue donde la profeca del mensaje del primer ngel tuvo su cumplimiento ms directo. Los escritos de Miller y de sus compaeros se propagaron hasta en pases lejanos. Donde quiera que hubiesen penetrado misioneros all tambin fueron llevadas las alegres nuevas de la pronta venida de Cristo. Por todas partes fue predicado el mensaje del evangelio eterno: Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!

El testimonio de las profecas que parecan sealar la fecha de la venida de Cristo para la primavera de 1844 se arraig profundamente en la mente del pueblo. Al pasar de un estado a otro, el mensaje despertaba vivo inters por todas partes. Muchos estaban convencidos de que los argumentos de los pasajes profticos eran correctos, y, sacrificando el orgullo de la opinin propia, aceptaban alegremente la verdad. Algunos ministros dejaron tambin a un lado sus opiniones y sentimientos sectarios y con ellos sus mismos sueldos y sus iglesias, y se pusieron a proclamar la venida de Jess. Fueron sin embargo comparativamente pocos los ministros que aceptaron este mensaje; por eso la proclamacin de este fue confiada en gran parte a humildes laicos. Los agricultores abandonaban sus campos, los artesanos sus herramientas, los comerciantes sus negocios, los profesionales sus puestos, y no obstante el nmero de los obreros era pequeo comparado con la obra que haba que hacer. La condicin de una iglesia impa y de un mundo sumergido en la maldad, oprima el alma de los verdaderos centinelas, que sufran voluntariamente trabajos y privaciones para invitar a los hombres a arrepentirse para salvarse. A pesar de la oposicin de Satans, la obra sigui adelante, y la verdad del advenimiento fue aceptada por muchos miles.

Por todas partes se oa el testimonio escrutador que amonestaba a los pecadores, tanto mundanos como miembros de iglesia, para que huyesen de la ira venidera. Como Juan el Bautista, el precursor de Cristo, los predicadores ponan la seguir a la raz del rbol e instaban a todos a que hiciesen frutos dignos de arrepentimiento.

Sus llamamientos conmovedores contrastaban notablemente con las seguridades de paz y salvacin que se oan desde los plpitos populares; y dondequiera que se proclamaba el mensaje, conmova al pueblo. El testimonio sencillo y directo de las Sagradas Escrituras, inculcado en el corazn de los hombres por el poder del Espritu Santo, produca una fuerza de conviccin a la que solo pocos podan resistir. Personas que profesaban cierta religiosidad fueron despertadas de su falsa seguridad. Vieron sus apostasas, su mundanalidad y poca fe, su orgullo y egosmo. Muchos buscaron al Seor con arrepentimiento y humillacin. El apego que por tanto tiempo se haba dejado sentir por las cosas terrenales se dej entonces sentir por las cosas del cielo. El Espritu de Dios descansaba sobre ellos, y con corazones ablandados y subyugados se unan para exclamar: Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!

Los pecadores preguntaban llorando: Qu debo yo hacer para ser salvo? Aquellos cuyas vidas se haban hecho notar por su mala fe, deseaban hacer restituciones. Todos los que encontraban paz en Cristo ansiaban ver a otros participar de la misma bendicin. Los corazones de los padres se volvan hacia sus hijos, y los corazones de los hijos hacia sus padres. Los obstculos levantados por el orgullo y la reserva desaparecan. Se hacan sentidas confesiones y los miembros de la familia trabajaban por la salvacin de los ms cercanos y ms queridos. A menudo se oan voces de ardiente intercesin. Por todas partes haba almas que con angustia luchaban con Dios. Muchos pasaban toda la noche en oracin para tener la seguridad de que sus propios pecados eran perdonados, o para obtener la conversin de sus parientes o vecinos.

Todas las clases de la sociedad se agolpaban en las reuniones de los adventistas. Ricos y pobres, grandes y pequeos ansiaban por varias razones or ellos mismos la doctrina del segundo advenimiento. El Seor contena el espritu de oposicin mientras que sus siervos daban razn de su fe. A veces el instrumento era dbil; pero el Espritu de Dios daba poder a su verdad. Se senta en esas asambleas la presencia de los santos ngeles, y cada da muchas personas eran aadidas al nmero de los creyentes. Siempre que se exponan los argumentos en favor de la prxima venida de Cristo, haba grandes multitudes que escuchaban embelesadas. No pareca sino que el cielo y la tierra se juntaban. El poder de Dios era sentido por ancianos, jvenes y adultos. Los hombres volvan a sus casas cantando alabanzas, y sus alegres acentos rompan el silencio de la noche. Ninguno de los que asistieron a las reuniones podr olvidar jams escenas de tan vivo inters.

La proclamacin de una fecha determinada para la venida de Cristo suscit gran oposicin por parte de muchas personas de todas las clases, desde el pastor hasta el pecador ms vicioso y atrevido. Se cumplieron as las palabras de la profeca que decan: En los postrimeros das vendrn burladores, andando segn sus propias concupiscencias, y diciendo: Dnde est la promesa de su advenimiento? porque desde el da en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen as como desde el principio de la creacin. 2 Pedro 3:3, 4. Muchos que profesaban amar al Salvador declaraban que no se oponan a la doctrina del segundo advenimiento, sino tan solo a que se le fijara una fecha. Pero el ojo escrutador de Dios lea en sus corazones. En realidad lo que haba era que no queran or decir que Cristo estaba por venir para juzgar al mundo en justicia. Haban sido siervos infieles, sus obras no hubieran podido soportar la inspeccin del Dios que escudria los corazones, y teman comparecer ante su Seor. Como los judos en tiempo del primer advenimiento de Cristo, no estaban preparados para dar la bienvenida a Jess. No solo se negaban a escuchar los claros argumentos de la Biblia, sino que ridiculizaban a los que esperaban al Seor. Satans y sus ngeles se regocijaban de esto y arrojaban a la cara de Cristo y de sus santos ngeles la afrenta de que los que profesaban ser su pueblo que le amaban tan poco que ni deseaban su aparicin.

Nadie sabe el da ni la hora era el argumento aducido con ms frecuencia por los que rechazaban la fe del advenimiento. El pasaje bblico dice: Empero del da y hora nadie sabe, ni aun los ngeles de los cielos, sino mi Padre slo. Mateo 24:36. Los que estaban esperando al Seor dieron una explicacin clara y armoniosa de esta cita bblica, y result claramente refutada la falsa interpretacin que de ella hacan sus adversarios. Esas palabras fueron pronunciadas por Cristo en la memorable conversacin que tuvo con sus discpulos en el Monte de los Olivos, despus de haber salido del templo por ltima vez. Los discpulos haban preguntado: Qu seal habr de tu venida, y del fin del mundo? Jess les dio las seales, y les dijo: Cuando veis todas estas cosas, conoced que est cerca, a las puertas. No debe interpretarse una declaracin del Salvador en forma que venga a anular otra

Aunque nadie sepa el da ni la hora de su venida, se nos exhorta y se requiere de nosotros que sepamos cuando est cerca. Se nos ensea, adems, que menospreciar su aviso y negarse a averiguar cundo su advenimiento est cercano, ser tan fatal para nosotros como lo fue para los que viviendo en das de No no supieron cundo vendra el diluvio. Y la parbola del mismo captulo que pone en contraste al siervo fiel y al malo y que seala la suerte de aquel que dice en su corazn: Mi seor tarda en venir, ensea cmo considerar y recompensar Cristo a los que encuentre velando y proclamando su venida, y a los que la nieguen. Velad pues, dice, y aade: Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su seor venga, lo halle haciendo as. Mateo 24:3, 33, 42-51 (RV95). Pues si no velas, vendr a ti como ladrn, y no sabrs en qu hora vendr a ti. Apocalipsis 3:3 (RV95).

San Pablo habla de una clase de personas para quienes la aparicin del Seor vendr sin que la hayan esperado. Como ladrn en la noche, as viene el da del Seor. Cuando los hombres estn diciendo: Paz y seguridad, entonces vendr sobre ellos destruccin de repente, [...] y no escaparn. Pero agrega tambin, refirindose a los que han tomado en cuenta la amonestacin del Salvador: Mas vosotros, hermanos, no estis en tinieblas, para que aquel da os sobrecoja como ladrn; porque todos vosotros sois hijos de luz, e hijos del da; no somos de la noche, ni de las tinieblas. 1 Tesalonicenses 5:2-5.

As qued demostrado que las Sagradas Escrituras no autorizan a los hombres a permanecer ignorantes con respecto a la proximidad de la venida de Cristo. Pero los que no buscaban ms que un pretexto para rechazar la verdad, cerraron sus odos a esta explicacin, y las palabras: Empero del da y hora nadie sabe seguan siendo repetidas por los atrevidos escarnecedores y hasta por los que profesaban ser ministros de Cristo. Cuando la gente se despertaba y empezaba a inquirir el camino de la salvacin, los maestros en religin se interponan entre ellos y la verdad, tratando de tranquilizar sus temores con falsas interpretaciones de la Palabra de Dios. Los atalayas infieles colaboraban en la obra del gran engaador, clamando: Paz, paz, cuando Dios no haba hablado de paz. Como los fariseos en tiempo de Cristo, muchos se negaban a entrar en el reino de los cielos, e impedan a los que queran entrar. La sangre de esas almas ser demandada de sus manos.

Los miembros ms humildes y piadosos de las iglesias eran generalmente los primeros en aceptar el mensaje. Los que estudiaban la Biblia por s mismos no podan menos que echar de ver que el carcter de las opiniones corrientes respecto de la profeca era contrario a las Sagradas Escrituras; y dondequiera que el pueblo no estuviese sujeto a la influencia del clero y escudriara la Palabra de Dios por s mismo, la doctrina del advenimiento no necesitaba ms que ser cotejada con las Escrituras para que se reconociese su autoridad divina.

Muchos fueron perseguidos por sus hermanos incrdulos. Para conservar sus puestos en las iglesias, algunos consintieron en guardar silencio respecto a su esperanza; pero otros sentan que la fidelidad para con Dios les prohiba tener as ocultas las verdades que l les haba comunicado. No pocos fueron excluidos de la comunin de la iglesia por la nica razn de haber dado expresin a su fe en la venida de Cristo. Muy valiosas eran estas palabras del profeta dirigidas a los que sufran esa prueba de su fe: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifquese Jehov. Mas l se mostrar con alegra vuestra, y ellos sern confundidos. Isaas 66:5.

Los ngeles de Dios observaban con el ms profundo inters el resultado de la amonestacin. Cuando las iglesias rechazaban el mensaje, los ngeles se apartaban con tristeza. Sin embargo, eran muchos los que no haban sido probados con respecto a la verdad del advenimiento. Muchos se dejaron descarriar por maridos, esposas, padres o hijos, y se les hizo creer que era pecado prestar siquiera odos a las herejas enseadas por los adventistas. Los ngeles recibieron orden de velar fielmente sobre esas almas, pues otra luz haba de brillar an sobre ellas desde el trono de Dios.

Los que haban aceptado el mensaje velaban por la venida de su Salvador con indecible esperanza. El tiempo en que esperaban ir a su encuentro estaba prximo. Y a esa hora se acercaban con solemne calma. Descansaban en dulce comunin con Dios, y esto era para ellos prenda segura de la paz que tendran en la gloria venidera. Ninguno de los que abrigaron esa esperanza y esa confianza pudo olvidar aquellas horas tan preciosas de expectacin. Pocas semanas antes del tiempo determinado dejaron de lado la mayor parte de losnegocios mundanos.

Los creyentes sinceros examinaban cuidadosamente todos los pensamientos y emociones de sus corazones como si estuviesen en el lecho de muerte y como si tuviesen que cerrar pronto sus ojos a las cosas de este mundo. No se trataba de hacer vestidos de ascensin (vase el Apndice), pero todos sentan la necesidad de una prueba interna de que estaban preparados para recibir al Salvador; sus vestiduras blancas eran la pureza del alma, y un carcter purificado de pecado por la sangre expiatoria de Cristo. Ojal hubiese an entre el pueblo que profesa pertenecer a Dios el mismo espritu para estudiar el corazn, y la misma fe sincera y decidida! Si hubiesen seguido humillndose as ante el Seor y dirigiendo sus splicas al trono de misericordia, poseeran una experiencia mucho ms valiosa que la que poseen ahora. No se ora lo bastante, escasea la comprensin de la condicin real del pecado, y la falta de una fe viva deja a muchos destituidos de la gracia tan abundantemente provista por nuestro Redentor.

Dios se propuso probar a su pueblo. Su mano cubri el error cometido en el clculo de los perodos profticos. Los adventistas no descubrieron el error, ni fue descubierto tampoco por los ms sabios de sus adversarios. Estos decan: Vuestro clculo de los perodos profticos es correcto. Algn gran acontecimiento est a punto de realizarse; pero no es lo que predice Miller; es la conversin del mundo, y no el segundo advenimiento de Cristo (vase el Apndice).

Pas el tiempo de expectativa, y no apareci Cristo para libertar a su pueblo. Los que haban esperado a su Salvador con fe sincera, experimentaron un amargo desengao. Sin embargo los designios de Dios se estaban cumpliendo: Dios estaba probando los corazones de los que profesaban estar esperando su aparicin. Haba muchos entre ellos que no haban sido movidos por un motivo ms elevado que el miedo. Su profesin de fe no haba mejorado sus corazones ni sus vidas. Cuando el acontecimiento esperado no se realiz, esas personas declararon que no estaban desengaadas; no haban credo nunca que Cristo vendra. Fueron de los primeros en ridiculizar el dolor de los verdaderos creyentes.

Pero Jess y todas las huestes celestiales contemplaron con amor y simpata a los creyentes que fueron probados y fieles aunque chasqueados. Si se hubiese podido descorrer el velo que separa el mundo visible del invisible, se habran visto ngeles que se acercaban a esas almas resueltas y las protegan de los dardos de Satans.

Oseas 6Reina-Valera 1960 (RVR1960)

6Venid y Volvamos a Jehov;PORQUE El Arrebato, y nos curar;hiri, y nos vendar.

Texto clave

2Nos dar vida despus de dos Das;en El Tercer Da nos resucitar,Viviremos y Delante de El.

3Y conoceremos, y proseguiremos en CONOCER una JEHOVA;COMO ESTA EL alba dispuesta do salida, y Vendr un Nosotros Como La lluvia, Como la Lluvia Tarda y Temprana a la tierra.

3Y conoceremos, y proseguiremos en CONOCER una JEHOVA;COMO ESTA EL alba dispuesta do salida, y Vendr un Nosotros Como La lluvia, Como la Lluvia Tarda y Temprana a la tierra

Promesa dulce: "Yo vendr,y a los que sufren salvare."Responde mi alma: "Presto ven;ansioso esperare."

CoroVen, Seor, mi Redentor!Ven, Seor, mi Redentor!Responde mi alma: "Presto ven,Seor, mi Redentor."