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    ISSN 0254-9239

    ESPINOSAMEDRANO, Juan de. El robo de Proserpina y sueo de Endi-min. Auto sacramental en quechua. Edicin, traduccin y estudiopreliminar de Csar Itier. Lima: Instituto Riva-Agero e InstitutoFrancs de Estudios Andinos, 2010. 217 pp.

    La historia de la ciudad del Cuzco durante el siglo XVII estuvomarcada por un acontecimiento de enorme trascendencia: el terre-moto del 31 de marzo de 1650. Aquel da, segn los testimonioscontemporneos, la violencia del sismo caus numerosas vctimas y

    la destruccin de gran parte de las edicaciones. Pasada la conmo-cin, las autoridades civiles y eclesisticas iniciaron un febril pro-ceso de recuperacin de la ciudad: las iglesias fueron reconstruidas yadornadas de manera magnicente; el abastecimiento de agua y ali-mentos, restablecido; y los ritos litrgicos, las acciones de gobiernoy las clases en los colegios y la universidad, reiniciados. Entre todaslas instituciones dedicadas a la enseanza durante esos aos, des-taca el Seminario de San Antonio Abad, sin duda el centro de una

    intensa vida acadmica. En este contexto de renacimientomaterial ycultural transcurri buena parte de la existencia del clrigo Juan deEspinosa Medrano, el Lunarejo, apelativo con el que era conocidoel ms renombrado hombre de letras en el Cuzco colonial.

    A pesar de lo mucho que se ha adelantado en tiempos recien-tes en el esclarecimiento de su biografa, su infancia y procedenciasocial continan veladas. Una fuente de mediados del siglo XVIII

    seala como probables lugares de su nacimiento Juliaca y Calcauso,ambas doctrinas pertenecientes al obispado del Cuzco, y aade queera mestizo y de condicin humilde. En cualquier caso, un hechoest comprobado: su condicin de estudiante en el Real ColegioSeminario de San Antonio Abad, en Cuzco. Aqu no solo apren-di latn, artes, teologa y msica, sino que adems fue catedrticode artes y teologa. Como muchos de sus condiscpulos, EspinosaMedrano acaso opt por el servicio en la Iglesia, que era conside-

    rada el medio ms efectivo de promocin social.

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    387Guibovich Espinosa Medrano: El robo de Proserpina y sueo de Endimin

    Entre 1650 y 1688, ao de su muerte, Espinosa Medrano publiclaPanegrica declamacin por la proteccin de las ciencias y estudios,el Discurso sobre si en un concurso de opositores a benecio curado,el Apologtico a favor de Don Luis de Gngora y la PhilosophiaThomstica. Adems de sus diversas obras impresas en pos de cons-truirse un lugar en la repblica de las letras, el clrigo fue un nota-ble predicador, como lo muestra la compilacin de algunos de sussermones dados a conocer pstumamente, en 1695, con el ttulo deLa novena maravilla.

    No menos destacado fue su desempeo como autor dramtico.

    Una de sus obras, el auto sacramental escrito en quechua El robo deProserpina y sueo de Endimin, ha merecido una nueva edicin acargo de Csar Itier. Se trata de una versin quechua establecida sobrela base a tres manuscritos copiados a nes del siglo XX y principiosdel XX, y una nueva traduccin. Ambas van precedidas de un eruditoestudio preliminar de Itier, en el que se analizan la estructura argumen-tal, las fuentes literarias y el sentido teolgico e histrico del auto.

    El robo de Proserpina y sueo de Endiminseala Itier es una

    representacin alegrica de la historia de la salvacin del gnerohumano. Se inicia con un extenso soliloquio en el que Plutn(Luzbel) recuerda a los otros demonios su fracasada rebelin contraDios y la creacin por este de Proserpina (el alma). Al descubrirlaen el paraso, Plutn queda cautivado de ella y la secuestra. Losdemonios, por su parte, se han enterado de que Ceres (la Iglesia)est buscando a su hija Proserpina para recuperarla de las manos

    del Prncipe de las Tinieblas. En este punto se inicia la accin dra-mtica. Ceres se encuentra con el pastor Endimin (Cristo), quele maniesta su deseo de salvar a Proserpina, quien se enamorarde Endimin, ante lo cual este le hace prometer que abandonar aPlutn. No obstante, no transcurre mucho tiempo para que Pro-serpina vuelva a caer bajo el dominio de Plutn, pero Endiminlogra la contricin de la inconstante mujer y la perdona. Actoseguido, Ascfalo, criado de Plutn, la conduce a un jardn donde

    esta prueba una guayaba que contiene las semillas de los pecadoscapitales. Seguidamente, la mujer encuentra a Endimin dormido

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    sobre una cruz. Al no poder despertarlo, cae en la cuenta de que sonlos pecados cometidos por ella los que han causado el sueo de suamado. Ceres encuentra nalmente a su hija y todos los personajesse renen para escuchar la sentencia de Dios dictada por el arcngelMiguel. Este ordena que Proserpina vuelva con su madre, a menosque haya probado los frutos del guayabo, y como, en efecto, ella harecado en el mal, vuelve con Plutn. No mucho despus, Endiminy la Gracia descubren que Proserpina se ha arrepentido, la alimen-tan, entonces, con un pan preparado por Ceres y por ese medio selibera de su infernal cautiverio.

    Para la composicin de este drama religioso destaca ItierEspinosa Medrano consult un elenco diverso de obras: la Meta-morfosis, de Ovidio; los autos La serrana de Plasenciay Psiquis yCupido, de Jos de Valdivieso; y laPhilosophia secreta, de Juan Prezde Moya. No extraa que el autor pudiera acceder a estas lecturas,toda vez que el Cuzco fue una importante plaza para el comerciode libros europeos durante el siglo XVII, tal como lo atestiguanlos inventarios de bibliotecas en manos de clrigos, funcionarios y

    rdenes religiosas, y los registros de mercaderas de libros, aunques inquieta que se arme que El robo de Proserpina fue una obratemprana dentro de la produccin literaria del clrigo cuzqueo.Esa aseveracin hecha por Itier est sustentada principalmente en eltestimonio del clrigo Agustn Corts de la Cruz, discpulo, albaceay primer bigrafo de El Lunarejo. En los preliminares de La novenamaravilla, Corts de la Cruz escribi que De catorce [aos] era

    ya gran latino, y tan aventajado retrico y poeta en ambas lenguas,que escriba comedias y autos sacramentales, de ellos fue uno el delRobo de Proserpina, que tanto han celebrado los ingenios del buengusto. Aunque sugestiva, la armacin del clrigo es polmica yno resiste una lectura crtica, no solo por su intencionalidad enco-mistica, sino adems por constituir un tpico presente en los escri-tos del siglo XVII: la precocidad intelectual de los criollos. En elcaso de El Lunarejo, es claro que el objetivo de Corts de la Cruz es

    el de destacar unas excepcionales dotes entre el pblico europeo, eldestinatario de su semblanza biogrca. La aseveracin de Corts

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    de la Cruz solo podra ser conrmada mediante el hallazgo de casossimilares de precocidad intelectual.

    Del mismo modo, es discutible sostener que siendo estudiante

    Espinosa habra recibido el encargo del colegio de escribir el auto. Enel Seminario de San Antonio Abad, al igual que los colegios regenta-dos por la Compaa de Jess, se realizaban representaciones teatralescon nes pedaggicos. Ello formaba parte del programa de la ins-truccin literaria de los alumnos, pero tambin constitua un mediode prestigiar el colegio, ya que a las representaciones solan asistir,adems de los padres de los discpulos, las autoridades civiles y ecle-

    sisticas. Al menos en los colegios jesuitas, la tarea de componer lascomedias recaa en los profesores de retrica, pero nunca en los estu-diantes. Sucedi lo contrario en San Antonio? En el estado actual denuestros conocimientos, no lo podemos armar con certeza.

    Esta nueva versin de El Robo de Proserpinainvita a ahondarla investigacin sobre la vinculacin que existi entre EspinosaMedrano y la Compaa de Jess. Aunque identicado con las aspi-raciones polticas e ideario doctrinal de la orden dominica, Espinosa

    Medrano obtuvo sus grados acadmicos en la Universidad de SanIgnacio y es probable que el teatro escolar jesuita le hubiera servidode fuente de inspiracin. Debe considerarse que los padres de laCompaa administraron el Seminario durante algunos aos a ini-cios del siglo XVII y que pudo deberse a ellos la introduccin delarte dramtico entre los jvenes seminaristas. Adems observaItier el auto se hace eco de la controversia teolgica De auxiliisque enfrentaba a jesuitas y dominicos en torno a los papeles desem-

    peados por la gracia y el libre albedro en la salvacin. EspinosaMedrano se sirve de su obra para exponer la posicin de los domi-nicos, sus maestros en el Seminario, y respalda la posicin dominicapor la gracia. En suma, El robo de Proserpinaconstituye, ms queuna acabada muestra de la produccin dramtica de El Lunarejo, unexcepcional testimonio de la cultura libresca y doctrinal del Cuzco.Por ello, quedamos agradecidos a su moderno editor.

    Pedro M. Guibovich PrezPonticia Universidad Catlica del Per